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Gómez de la Torre, Segundo

Historia Política de España Contemporánea


2ºA Ciencias Políticas y de la Administración, UGR
Práctica 3
GUERRA CIVIL Y REPRESIÓN FRANQUISTA
Tras las elecciones de febrero de 1936 Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la
República, pero el nuevo gobierno nació debilitado ya que el PSOE se negó a que
Indalecio Prieto tomara la jefatura, formándose entonces un gobierno exclusivamente
republicano de izquierdas con Casares Quiroga a la cabeza. Mientras tanto el
crecimiento de la tensión social era evidente, entre la postura revolucionaria de la clase
obrera de izquierdas y la búsqueda del fin democrático por parte de la derecha. Así,
mientras avanzaba la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular, los
enfrentamientos callejeros se sucedieron desde el mes de abril. La respuesta al asesinato
del teniente Castillo (12 de julio) fue el de José Calvo Sotelo, lo que aceleró los planes
golpistas dirigidos por Emilio Mola que ya había iniciado contactos con Hitler y
Mussolini.
El gobierno impasible de Casares Quiroga vio como el 17 de julio de 1936 iniciaba la
rebelión el ejército de Marruecos, una insurrección militar que se inicia en Melilla de la
mano del coronel Yagüe desde donde se extendió a todo el protectorado marroquí; el
triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil.
Gonzalo Queipo de Llano se hizo cargo del golpe en Sevilla ayudado por falangistas,
algunos requetés y voluntarios “de orden”. El día 20 se produce el primer refuerzo
pequeño de legionarios y con éstos proclama radiofónicamente a los sevillanos que
están salvados porque “ha llegado el ejército de África” (los regulares y la legión aún no
habían llegado a Cádiz); los milicianos estaban desarmados, los otros tenían las armas.
La sublevación del norte de Marruecos ya era conocida en Málaga y Queipo había
hablado previamente con algunos jefes militares logrando que se fueran para su causa,
esperando de esta manera la señal del día 18. Córdoba, pese a ser una ciudad dominada
por el Frente Popular cayó en manos de los sublevados la misma tarde noche del 18 de
julio. En Jaén fracasó el golpe debido a la fuerte implantación obrera que había en la
provincia y por la extraordinaria capacidad de reacción de las organizaciones políticas
zurdas. Además, existieron titubeos por parte de la guardia civil para entregar las armas,
no las entregó en el punto acordado la noche del 18 y tampoco a las autoridades
republicanas ni a los miembros de la derecha que se las solicitaron. En Huelva, desde el
momento que se conoce que la sublevación se ha producido en Sevilla se reúnen en el
Gobierno Civil los cargos políticos, líderes sindicales, etc. originándose un movimiento
(a la par que en Madrid) según la orden del General Pozas de generar una columna
mixta formada por mineros, guardia civiles y carabineros que vaya a Sevilla a sofocar el
golpe. Granada cae sin oposición. En Almería se retrasó la ejecución de la sublevación
militar, las tropas salieron a la calle el día 21. Del 17 al 21 se vivió allí una situación
tensa, pues los partidarios se esforzaban para que las tropas salieran a la calle.
En Granada el general Miguel Campins, recientemente nombrado comandante militar
con el mando de la 3ª Brigada de Infantería, parece no tomar partido y durante dos días
sufre las presiones de los oficiales que conocían las intenciones del ejército sublevado.
Considera que no hay razones para la sublevación que le piden desde Sevilla por lo que
va a mantener la legalidad del gobierno constituido, y esa ambigüedad es lo que le va a
costar, al final, el ser procesado y ejecutado por los sublevados. Acude al cuartel de
artillería donde las baterías estaban formadas y en su insistencia de persuadir para el
freno de la sublevación es rechazado por los jefes y oficiales que lo acusan de traidor.
Una vez desautorizado es trasladado al gobierno militar y allí es obligado a firmar el
bando de declaración de guerra. El día 20 se le destituye quedando ya Granada en
manos de los golpistas que apenas habían encontrado resistencia, si acaso algunas
barricadas en el Albaicín.
El golpe triunfó en Galicia, parte de Aragón, Castilla la Vieja, Navarra, con el general
Mola en Pamplona, Andalucía Occidental, con Queipo de Llano en Sevilla, Balares,
excepto Menorca, con el general Goded que después se desplazó a Barcelona para
ponerse al frente de la insurrección y Canarias, desde donde Franco, tras asegurar el
triunfo del golpe en el archipiélago, se desplazó a Marruecos el día 19 para ponerse al
frente del ejército de África. También triunfó en enclaves aislados como Oviedo, con el
general Aranda, Granada, donde tuvo lugar el asesinato de García Lorca y Zaragoza con
el general Cabanellas.
El golpe fracasó en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, donde el PNV colaboró
finalmente con la República, Levante, Madrid, Castilla la Mancha, Murcia y la zona
oriental de Andalucía. Los fracasos más graves tuvieron lugar en Madrid, donde el
nuevo presidente Giral entregó armas a las milicias obreras, y en Barcelona, donde una
inusual colaboración de los obreros de la CNT con la Guardia Civil y la Guardia de
Asalto abortó la insurrección. En general, exceptuando en Navarra y Castilla-León, la
sublevación no tuvo apenas respaldo popular y se basó en las fuerzas militares
insurrectas. Factores como las dudas o la resolución de los sublevados y las autoridades
encargadas de reprimir el golpe, la capacidad de movilización obrera y el papel de la
Guardia Civil fueron claves para entender el resultado final del golpe en cada zona del
país.
A partir de agosto de 1936 ya no se habla de golpe, España entera está en guerra. Miles
de personas fusiladas, entre ellos Blas Infante y Federico García Lorca. El desbloqueo
del Estrecho de Gibraltar permite la entrada indiscriminada de regulares en la península.
Las muertes se suceden y el frente se estabiliza entre las provincias de Córdoba y Jaén.
Luque (Córdoba) es una zona que va a permanecer los primeros días controlada por los
republicanos pero a partir del día 30 la columna de Sáenz de Buruaga se hace con el
control e inicia la fortificación de todas las cotas que van a permanecer en el bando
nacional, en primera línea del frente, hasta el final de la contienda. El nido de
ametralladoras tiene perfecta conexión con Luque, con los distintos caminos y con los
otros búnkeres que están situados al otro extremo de la carretera nacional 432 que une
Córdoba con Granada.
La ofensiva nacional comenzada en agosto para hacerse con el paso del Estrecho se
culminó, los cruceros Canarias y Almirante Cervera enviados a la zona por las tropas
nacionales del 27 septiembre consiguieron reducir al destructor republicano Almirante
Ferrándis (hundido por el Canarias) y el segundo destructor en la zona, el Gravina, fue
obligado a huir. Con esa ofensiva los nacionales consiguieron desbloquear el Estrecho y
el ejército de Marruecos comenzó su entrada en la península. Había una necesidad
imperiosa de empezar a enviar refuerzos de África, había que mostrar que el bloqueo
que se pretendía era posible romper para darle prestigio a la dirección militar de los
rebeldes. De otro lado, la situación del desarrollo de las operaciones en el norte
peninsular exigía que la República trasladase lo que es el grueso de los efectivos al
Cantábrico.
Franco tiene la obsesión de tomar Madrid ya que para él significa que su golpe ha
triunfado, pero esta maniobra que tarde varios meses porque él constituye sus columnas
africanas de choque basadas en mercenarios moros y europeos que están encuadrados en
la legión extranjera, esa columna que va pasando por Andalucía, por Extremadura
matando todo lo que encuentra a su paso, cuando llega a Madrid se encuentra con una
resistencia inopinada (Franco es derrotado). En principio Gran Bretaña es neutral según
la postura oficial, lo real sin embargo fue que mediante acciones de contrabando la
burguesía local abastecía a las unidades navales de la armada franquista en la bahía de
Algeciras y también al ejército, esto era una práctica común que las autoridades
británicas conocían y que no impedían. Gibraltar los primeros días de la guerra recibe
hasta 10.000 refugiados, en principio de todo signo político y se llega a situar una
especie de campo de acogida para darles cobijo porque no había sitio material para
poder atenderles y el gobernador británico de la época estaba muy interesado en que los
refugiados fueran regresando a España dándoles todo tipo de garantías en las semanas
siguientes al golpe de que no se les iba a reprimir, que no les iba a ocurrir nada. Sin
embargo esto no fue así, muchos de los que se acogieron a esa promesa fueron
interrogados, fueron torturados por falange (en la Línea de la Concepción, por ejemplo)
y algunos de ellos lograron volver a Gibraltar y contarlo.
En Sevilla, el 11 de agosto, el líder del andalucismo Blas Infante es fusilado, la oleada
de fusilamientos que comenzó el mismo día del pronunciamiento siguió cobrándose
víctimas en toda España. De madrugada, de forma sumaria sin juicio ni sentencia fue
asesinado Blas a manos de los rebeldes. Junto a otros detenidos fue introducido en un
camión y conducido a una carretera cercana de Sevilla – carretera de Carmona- donde
miembros de las tropas golpistas pusieron fin a su vida (algunos comentarios indican
que los mataron a pistola por la espalda), posteriormente los cadáveres fueron echados a
una de las fosas comunes del cementerio de San Fernando
La ferviente actividad política que se había desarrollado durante la segunda República
sufrió un duro revés con la proclamación del estado de guerra, el pluralismo político
terminó con la proclamación del partido único del régimen franquista. Dirigentes
políticos y sindicales quedaron desautorizados y en muchos de los casos perseguidos y
fusilados. Las sedes oficiales de estos partidos fueron requisadas y destinadas a acoger
las nuevas instituciones del estado.
La provincia de Cádiz, hasta el mes de septiembre, no quedó completamente en poder
de los sublevados. Anteriormente habían quedado bajo control republicano algunos
municipios de la sierra norte y de la comarca del campo de Gibraltar por la zona del
interior. La represión hizo mella también en las manifestaciones festivas andaluzas, los
carnavales dejaron de celebrarse por decreto en 1937, tampoco se celebraron las cruces
de mayo de Granada y la feria de abril de Sevilla perdió su aspecto festivo para
centrarse en su parte comercial como feria de ganado (en general las fiestas populares se
convirtieron en fiestas de procesiones).
En cuanto a las mujeres, muchas de ellas, se dedicaron a la prostitución, aparte de para
sofocar el hambre, para ganar avales y poder sacar de la cárcel a sus padres, hermanos,
etc. una vez que hubieron cumplido condena.
A Federico García Lorca se le propone que vaya a la casa de Manuel de Falla para
protegerlo de los fachas, pero finalmente deciden entre todos que vaya a casa de Luis
Rosales. Junto a Lorca en Granada ejecutaron a otras 5000 personas y recordar que los
falangistas junto a los hermanos Rosales formaron parte de la conspiración. Ser
homosexual era motivo suficiente para ser duramente represaliado, las torturas y
vejaciones iban desde hacerlos pasear desnudos y rapados por las calles luciendo un
lazo rosa hasta el fusilamiento previa paliza. Lorca es llevado al cuartel general de la
falange en Víznar junto con un maestro, el coche después sigue hacia Alfacar y en “las
colonias” pasa sus últimas horas.
La guerra civil acalló la voz de muchos escritores y dramaturgos al tiempo que la
censura recortaba a tijera y sin contemplaciones las producciones cinematográficas. El 1
de marzo de 1937 una circular del gobierno de Burgos decretó la prohibición en todo el
territorio en poder del bando nacional de la proyección de películas estadounidenses con
actores que demostraran su simpatía a la República. En Granada no se suspendieron las
representaciones teatrales, lo que pasa es que se amoldaron a la nueva “filosofía”, otros
espectáculos como el futbol sí suspendieron sus competiciones durante los años de
contienda (no obstante en ciudades como Sevilla se celebraban partidos amistosos).
El 15 de agosto, en Sevilla, se cambia la bandera republicana por la bicolor, con Franco
y Queipo en el balcón aclamados por una multitud. En Córdoba el general Valera se
hace cargo de las tropas nacionales que había repelido el retrasado ataque de Miaja. Las
masacres de Baena fueron buena muestra del terror impelido a la población. La
ocupación de Montoro, de importancia estratégica por su cosecha de aceite y como
punto para liberar a los defensores del Santuario de Santa María de la Cabeza, se tuvo
que paralizar por la llegada de las Brigadas Internacionales procedentes de Madrid, pero
el 24 de diciembre fueron derrotadas. El frente se estabiliza entre la zona de Córdoba y
Jaen con la toma de Lopera y Porcuna por parte de los nacionales.
A finales de 1936 el mando nacional toma el acuerdo de tomar la ciudad de Málaga, las
operaciones comienzan en los primeros días del 37. Queipo sigue el avance de las tropas
por la costa desde el crucero Canarias y antes de la ocupación los nacionales liberan a
los detenidos en el barco-prisión Marqués de Chavarri, el 8 de febrero se ha conquistado
Málaga. Una vez tomada por el coronel Borbón y los italianos se organiza el desfile de
la victoria en la calle Larios, ese mismo día ya están organizados los tribunales y
empieza la terrible represión a todos aquellos que se habían quedado en Málaga, que no
habían huido por la carretera de la costa hacia Almería, una huida generalizada y
masiva, fue una estampida nocturna. Casi toda la carretera hasta Almería discurría
pegada a la montaña y ribereña al mar, de modo que los barcos podían acercarse hasta la
misma orilla y disparar a los fugitivos, tan cerca estaban que muchos de éstos recuerdan
como los marineros saltaban de alegría cuando acertaban al blanco. Allí lo único que se
podía comer era caña duz, en los pueblos sus habitantes permanecían encerrados y los
bombardeos eran constantes. La llegada, después de más de una semana, a Almería de
los malagueños que quedaban vivos (se calcula que entorno a 50.000, la misma cantidad
que tenía Almería en aquellos años) produjo en la ciudad un estado de carencia
alimentaria y de alojamiento. La guerra aún no está decidida, la República mantiene
sensatas esperanzas de que se pueda producir una victoria del Gobierno, ambos ejércitos
han recibido armamento. Franco consigue tomar todo el norte que estaba ya aislado de
la República pero en diciembre la ofensiva republicana se concreta en la toma de
Teruel, primera capital de provincia que cae durante toda la guerra en manos del ejército
republicano.
En Almería, a pocos meses de iniciada la guerra, la población tuvo que sufrir numerosos
bombardeos, destacan el ataque del Canarias en noviembre del 36 que atacó las
estaciones petrolíferas del puerto y, a partir de ese momento (desde enero del 37 hasta el
verano), la aviación cuyo principal objetivo era uno de los buques más importantes de la
República, el Jaime I, que se encontraba atracado en el puerto. El ataque que más
repercusión tuvo fue el del 31 de mayo cuando un acorazado alemán y cuatro
destructores bombardearon la ciudad como respuesta a otro bombardeo de los aviones
republicanos, días antes, en Ibiza. Los alemanes eligieron Almería por ser una metrópoli
pequeña que no tenía ni importantes defensas militares ni naturales y el hecho de que
Cabo de Gata era el punto limítrofe del control de los buques alemanes.
El 18 de agosto de 1936, en el cerro del Cabezo de la Sierra de Andújar, fue donde más
de 1000 personas llegaron para comenzar el asedio del Santuario al mando del
comandante Nofuentes, el teniente coronel Pablo Iglesias y el que sería a la postre el
protagonista, el capitán Cortés. El Santuario de Virgen de la Cabeza fue un objetivo
militar, una serie de guardias civiles que se levantaron contra el gobierno constitucional
para desde allí hacerse fuertes y servir de enlace a las fuerzas de Queipo desde Córdoba
hasta el Santuario y bajar hacia Andújar, valle del Guadalquivir para tener la puerta
abierta de toda la provincia de Jaén. Después de más de ocho meses de asedio con la
resistencia de Cortés, donde los aviones de suministros aprovechaban los viajes para
bombardear Andújar, el bando republicano decide hacer una ofensiva final militar (del
25 de abril al 1 de mayo) con Antonio Cordón que llegará a la conquista total del
enclave; el balance de bajas entre los sitiados sobrepasa los 150 muertos alcanzando los
heridos una cifra cercana a los 250 tanto entre los combatientes como en la población
civil; los sobrevivientes quedaron en un estado lamentable. Con la rendición acaban 228
días de asedio.
A mediados del año 38, la supremacía nacional es algo más que patente en el frente de
Andalucía. Los republicanos siguen resistiendo en la zona oriental de Andalucía.
Ante el desastre de la caída de Málaga, el ejército del sur se reorganiza constituyéndose
en Córdoba tres sectores. En aquellos momentos el ejército republicano de Andalucía
contaba con unos 36000 efectivos mientras que los rebeldes superaban ligeramente el
número de 33000, si bien es verdad que estaban mejor organizados.
La batalla de Pozoblanco responde a las ambiciones, entre otras, que había por parte del
cuartel general de Sevilla de Queipo de llegar al santuario de la Virgen de la Cabeza por
esta zona de los Pedroches. El 6 de marzo del 37 organizan las ofensivas con tres
columnas (Peñarroya, Espiel y Villaharta). Resisten con eficacia las brigadas autóctonas
pero el día 9 flaquean, empiezan a retroceder y a perder terreno y ante la petición de
ayuda de Pérez Salas reciben a la 20 brigada, pero no pueden evitar que los franquistas
entren en Villanueva del Duque el día 10 de marzo. Esa tarde empiezan ya a
bombardear Pozoblanco la aviación italiana y alemana paralelamente a la colocación de
la artillería. Destruyeron 700 casas afectando a 200 más. El día 16 de marzo, angustiado
Pérez Salas pide refuerzos desde Pozoblanco al gobierno, consiguiendo que disponga de
aviación republicana, no obstante el 17 comienzan a avanzar los franquistas en la fase
siguiente situándose a dos kilómetros del pueblo. El 18 de marzo no solo aparece la
aviación republicana sino que llega y entra en combate la 52 brigada de Almería, se
reorganizan las 73 y 74 apareciendo por primera vez en el frente sur los tanques de
origen ruso que estaban dotados de cañón y ametralladora. Todo esto levanta la moral
de la gente de Pozoblanco (los días 18 y 19 los franquistas están bloqueados) y en la
noche del 29 al 30 de marzo los franquistas disponen en esa zona la evacuación
haciendo una última demostración de combate previa a la retirada, se retiraron al punto
de partida Peñarroya, Villaharta y Espiel. El día 30 de marzo entran las fuerzas del
gobierno republicano en Villanueva del Duque y en Alcaracejos.
Entre batallas los soldados suponían una importante clientela para bares, tabernas y
cantinas. Sus constantes desplazamientos de un frente a otro hacía que los
establecimientos de este tipo estuvieran siempre llenos de contingentes de hombres que
necesitaban un respiro antes de tomar posiciones. Fueron durante los años de guerra el
principal lugar de encuentro de soldados, lo que supuso para el gremio un importante
aumento de los beneficios.
En Castell de Ferro (Granada) a mediados de diciembre del 38 la idea del bando
republicano era ocupar Motril por sorpresa, también Vélez de Benaudalla, además de
amenazar Granada y Málaga (idea que al final se aborta). La intención del general Rojo,
al mando de la operación, era distraer a las fuerzas del enemigo hacia la zona costera
para desarrollar un fuerte ataque en el sector de Córdoba (Peñarroya) que culminaría
con la otra ofensiva del frente del centro y así cortar las comunicaciones entre Madrid y
el sur, la maniobra no se desarrolló. El ejército republicano ya después de la batalla del
Ebro estaba en las últimas y no tenía fuerza suficiente para desarrollar ese plan, al final
tuvieron que suspender la parte de Motril y se quedaron manteniendo la parte de
Peñarroya.
El 5 de enero de 1939 se va a iniciar una de las batallas de mayor envergadura, no solo
de Andalucía sino de toda la guerra civil española. Se trata de la ofensiva republicana en
la zona norte de la provincia de Córdoba a la que responderán los nacionales.
Intervinieron más de 70.000 combatientes en el bando franquista y más de 90.000
republicanos. El número de bajas fue de 8000 muertos y más de 20000 heridos. Se
estaba terminando la batalla del Ebro, Barcelona a punto de caer…una operación para
decir ¡no nos rendimos! Lo que algunos llaman la batalla de Valsequillo tuvo cuatro
fases diferenciadas. La primera se desarrolló entre el 5 y el 8 de enero con una poderosa
ofensiva del ejército republicano que llegó a estar situado a escasos kilómetros de
Peñarroya donde de momento se estabilizó la línea del frente. La segunda fase ocurrió
entre el 9 y el 13 de enero que es cuando se detiene el avance republicano y empieza a
empeorar la situación debido a las malas condiciones meteorológicas y a la habitual
falta de coordinación entre los republicanos. La tercera fase, entre el 14 y el 22 de enero
fue una contraofensiva franquista en el momento en que estas tropas comenzaron a
recibir más refuerzos y, finalmente, la cuarta fase entre el 24 de enero y el 3 de febrero
fue cuando se rompió el frente republicano y cuando se produjo la desbandada del
ejército leal a la república. Puede decirse que fue la batalla más sangrienta de la guerra
civil en la provincia de Córdoba y posiblemente de toda Andalucía.
1938 es el año decisivo, militarmente Franco consigue recuperar Teruel y tomar de
revés al ejército republicano. Parte la zona gubernamental en dos (llega al mar en
Vinaroz) y a partir de ahí la situación se vuelve muy comprometida. Cataluña queda
aislada del frente, Levante, Andalucía, centro y se complican mucho las cosas para la
República. La batalla del Ebro es la más cruenta de la guerra, la más larga y la que
moviliza a más hombres. A mitad de dicha batalla se produce un hecho decisivo que es
el pacto de Munich, de modo que las potencias democráticas Inglaterra y Francia ceden
ante las presiones de Alemania y le entregan Checoslovaquia, entonces la República se
queda aislada, sin suministros, claramente desmoralizada.
A principios del 39 Andalucía sigue viviendo enfrentamientos en distintos puntos de su
geografía. El bando nacional avanza y no cesa de conseguir victorias ante un enemigo
que no acepta su supremacía militar y armamentística. En la provincia de Granada, a
unos 60 kilómetros de la capital, reciben un nuevo varapalo, la superioridad táctica del
bando nacional se pone de manifiesto una vez más, al rechazar el ataque republicano en
el sector de Tozar y Limones, el ataque duró cuatro días con el consiguiente desgaste de
una tropa que ya está bastante mermada. Anteriormente hubo varios intentos más con
milicias procedentes de Jaén, Murcia y Almería, siempre fallidos; Granada desde
entonces quedó siempre en manos de los nacionales. El final del enfrentamiento está
cada vez más cerca y el resultado parece bastante claro.
La antesala del fin de la guerra fue la ofensiva nacionalista contra Cataluña. Tras tomar
Barcelona, las tropas franquistas llegaron a la frontera francesa en febrero de 1939.
Después de la ocupación de Cataluña a la República solo le quedaba el territorio del
centro y sur-este de la península. Ante la inminente derrota, las divisiones internas se
hicieron aún mas profundas en el bando republicano. El gobierno de Negrín, con el
apoyo de los comunistas y parte de los socialistas, proponía la resistencia a ultranza. El
objetivo era que el conflicto español quedar integrado en la inminente guerra europea y
mundial que todo el mundo veía venir. De esa manera, la República española
encontraría aliados que le permitirían cambiar el signo de la guerra.
A comienzos del marzo el coronel Segismundo Casado organizó una sublevación contra
el gobierno de la República. Casado negoció la entrega de Madrid a Franco para
finalizar la guerra, pero las fuerzas comunistas se opusieron, pero no pudieron
derrotarlos. El 28 de marzo, las tropas franquistas entraron en Madrid. Tras la pérdida
de la capital cayó también la zona del Mediterráneo y las capitales de provincia.
El 1 de abril de 1939, Franco firmaba el último parte de guerra en el que anunciaba la
derrota del ejército Rojo y daba por finalizada la guerra.

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