- En Defensa de LA VERDAD Hebrea -

El ruaj de Esaú

“Ruaj” es una palabra hebrea que puede traducirse al español con “espíritu”.
Entonces, en esta ocasión vamos a hablar un poco sobre el espíritu de Esaú.

Este estudio forma parte de una serie de temas que tratará de revelar el carácter de
ciertas personas que comparten en más o menos medida el mismo espíritu que
mostraron algunos personajes que aparecen en las Escrituras Hebreas.

En Juan 6:63 está escrito que las palabras de nuestro Elohim, es decir, las
enseñanzas que Él nos dio a través de las Escrituras, son para nosotros “Espíritu y
Vida”. Por lo tanto, cuando nos centramos en aprender las enseñanzas que Él nos dejó
en las páginas de las Sagradas Escrituras (TaNaJ), nosotros nos llenamos de Su
Ruaj/Espíritu y de Su Vida.
Entre los beneficios que nos proporcionan estas enseñanzas de Espíritu y de Vida, se
nos brinda la capacitad de poder entrar y observar dentro de la vida de una persona y
ver en su espíritu de que fuente se alimenta su ser, y cuál es el espíritu que la guía.
Obviamente que toda esta potestad de conocimiento está algo como velada-cubierta
para la vista superficial de la mayoría de las personas que leen nuestras Escrituras.
Shaul describió en 2 Corintios 3:15-16 que esta falta de entendimiento caracteriza a
aquellos que todavía no se han acercado al Redentor de Israel para convertirse a Él.

A diferencia de una persona que no ha entrado en Alianza con el Elohim Viviente o que
no se ha dispuesto profundizar en las enseñanzas de nuestras Escrituras, el creyente
consagrado que dedica de su tiempo en aprender de las enseñanzas de “Espíritu y
Vida”, tiene ejercitados sus sentidos espirituales según esta escrito en Hechos 5:13-
14, y por ende, este capta el significado simbólico más profundo, el cual trasciende los
hechos históricos narrados. Todos los hechos escritos en nuestras Escrituras contienen
enseñanzas espirituales más allá de la mera historia. Esta serie tiene como propósito
trascender las meras historias del pasado de nuestro pueblo a fin de rescatar las
revelaciones espirituales que son vitales para nuestra vida, para nuestro crecimiento y
seguridad en nuestro caminar.

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La historia de Esaú empieza con la esposa de Yitzak, Rebeka, Yitzak era el hijo de
Abraham que el cielo ha confirmado como hijo unigénito (Genesis 22:12).
Rebeka, la esposa de Yitzak era estéril y tras una bendición celestial quedó
embarazada. Durante el embarazo entendió que en su vientre tenía dos hijos y estos
comenzaron una guerra antes de nacer y no pararon de luchar lasta la fecha.

Según Genesis 25:27-28; 27:11 entendemos del relato histórico que Esaú y Yaákov
eran hermanos mellizos, porque no se parecían casi nada ni en su aspecto físico ni en
su forma de ser.

Evidentemente que Yitzjak y su esposa dieron la misma educación a sus dos hijos pero
en cuanto a la vida espiritual y social, cada uno de ellos ha revelado tener intereses
diferentes. Cada uno de los dos hijos de Yitzjak y Rebeca revelaron un espíritu distinto.
Desde que estos dos grandes varones hermanos han vivido, han pasado alrededor de
3500 años, pero el espíritu que caracterizó a cada uno de ellos se ha podido observar
siguiendo en sus generaciones y aun están moviendo los intereses de muchos.

Para conocer la vida de Esaú es necesario leer la historia presentada en el libro de

Génesis desde el capítulo 25 hasta el 36.

Como ya han leído la historia de Esaú y la de Yaákov sabrán que Esaú fue el
primogénito hijo de Yitzjak pero fue Yaákov el que se apoderó de la bendición que
corresponde al primer hijo nacido en una casa hebrea.

Como nuestro propósito es conocer el espíritu que caracterizó a Esaú, no nos vamos a
centrar en como sucedió que Esaú perdió su derecho a la bendición que corresponde al
hijo primogénito, sino más bien comprender que hubo dentro de el para hacerle perder
un privilegio exclusivo.
Este conocimiento es importante que lo adquiramos para no permitir que en nuestro
ser halla un espíritu semejante ya que si en nosotros se encuentran pensamientos
como los que tuvo Esaú, como a él nos sucederá y como el vamos a perder la
bendición que anhelamos tener.
También es bueno conocer cual es el espíritu que guío a Esaú para poder conocer los
misterios de la REDENCIÓN.
¿En qué nos ayuda este conocimiento sobre el espíritu de Esaú? Nos ayuda identificar
dentro de las personas, quien tiene el espíritu de Esaú y quien el de Yaákov (en otra
ocasión vamos a estudiar también el caso de Yaákov), con esto podemos ser testigos
en cuanto a quien sellara su vida para bendición y quien la entregara para la desgracia.
Decirlo de una forma más directa: es la capacidad de entrever quien se puede salvar y
quien puede perderse.
Saben de Juan 6:63 que nuestro Instructor Yeshúa Adonái nos quiere capacitar para
conocer quien tiene y quien no tiene el Espíritu y la Vida.
En base a los pensamientos y en base a las acciones de las personas que estaremos
estudiando en esta serie, vamos a poder tener la capacidad de conocer los espíritus

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que hay dentro de las personas, con una claridad que quizás ni las mismas personas
conocen sobre ellos.
Este es el poder que esta accesible a aquellos que necesitan comprender la Justicia y la
Misericordia del Elohim Viviente para poder ser sus testigos en cuanto a los juicios que
se harán a sus debidos tiempos.

¿Qué pasó con Esaú o mejor dicho EN Esaú? Es la gran pregunta.

Shaul “cito” en Romanos 9:10-16 que el Elohim Viviente “amo a Yaákov más
aborreció a Esaú”.
NOTA:
Un detalle no sin importancia es sobre la palabra griega que ha sido traducida con
“aborrecer”. La palabra griega “miseó” no se refiere a un odio efectivo hacia alguien
que es detestable, sino que tiene el sentido de “amar menos”. Es decir, Adonái
favoreció a Yaákov y amo menos a Esaú.

Como sabemos, Esaú era el hijo primogénito y por ende tenía ya la bendición por ser
simplemente el mayor. Por ser un hombre de campo, llegó ser aún más el favorito de
su padre. Esaú recibió TODO de manera fácil, pero el problema fue que él, al saber
todo esto no supo apreciarlo, no le dio valor a la bendición que poseía porque vivía
pensando que sea como sea él era el primogénito y por lo tanto, le correspondía la
bendición. (Mas adelante vamos a ver qué cosa le pertenecía por mero derecho de
nacimiento)
Las Escrituras nos revelan que Esaú perdió el favor del Elohim Viviente por no saber
cuidar el don que recibió al ser el hijo que nació el primero.

Vamos a ver el contexto de donde hemos dicho que Shaul “citó”. Shaul citó del Tanaj
para transmitir una cierta enseñanza espiritual, nosotros vamos a la cita original para
adquirir el entendimiento relacionado con nuestro tema.

Libro de “Malaquías” - “mi mensajero”. Malahyah es = Mensajero de Yah.

A pesar de que no tenemos evidencias claras respecto al autor de este último libro del
Tanaj, el Tárgum de Yerushalayim identifica este título de “Mensajero de Adonái” con la
persona de Esdras.
En este libro el autor dirige su palabra hacia el linaje de Yaákov, a todo Israel, para
que luego especifique que estas palabras eran las del Elohim Viviente, diciendo:
Malaquías 1:2-3 Os he amado, dice Adonai. Y vosotros decís: ¿En qué nos has
amado? - ¿No era acaso Esaú el hermano de Yaákov?, oráculo de Adonai. Sin
embargo, yo amé a Yaákov, y a Esaú le odié (“sané” le tomé aversión). Entregué
sus montes a la desolación y su heredad a los chacales del desierto.
Malaquías 1:4-5 Si dice Edom: "Hemos sido aplastados, pero volveremos a
edificar nuestras ruinas", así dice Adonai Tzebaot: Ellos edificarán, más yo
demoleré, y se les llamará: "Territorio de impiedad", y "Pueblo contra el que
Adonai está irritado para siempre". Vuestros ojos lo verán y vosotros diréis:
"¡Grande es Adonai más allá del término de Israel!"

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Añado a la NOTA que hemos puesto la cita de Romanos 9:10-16 donde hemos visto
la palabra griega “miseó” – amar menos:
Y en cuanto a la expresión “A Yaákov amé, más a Esaú aborrecí”, que aparece
en Malaquías 1:2-3 y en Romanos 9:13, es una figura retórica propia del lenguaje
hebreo para acentuar el contraste al establecer una comparación entre la persona
elegida y la que no lo es.
Para ilustrar este sentido donde la expresión aborrecer es igual a amar menos en
contraste con alguien amado más, vamos a ver algunas otras referencias donde se
hace uso del mismo termino que en hebreo es “sane”:
- En Deuteronomio 21:15-16; sane -aborrecer u odiar no tiene el sentido que
nosotros le damos al odio o a algo aborrecible. En este texto la palabra “sane” no se
refiere a una mujer detestada por su marido, sino a un hombre con dos esposas que
tiene preferencia por una de ellas.
- También en citas como Lucas 14:26 y Juan 12:25 no se nos enseña que tenemos
que aborrecer a nuestros seres más queridos e incluso nuestra propia vida para poder
ser discípulos del Mashíaj, porque eso sería contradictorio con el resto de las
enseñanzas de la Tora, sino que el Elohim de Israel debe ser lo primero, o sea, nuestra
máxima prioridad en la vida (Mateo 10:37-39) y luego los demás.
La explicación correcta de estos versos es no poner en orden de prioridad a los
familiares cercanos sino mas bien primero a Elohim y en segundo lugar al resto de
nuestros cercanos. Como decir: aborrecer a nuestros cercanos es amarlos menos que
al Creador o bien amarlos después de que primero nos dedicamos a las cosas
pertenecientes al Elohim Viviente.

Independiente del propósito que tenemos en este estudio, el texto que hemos leído nos
enseña que para comprender el amor que el Elohim Viviente mostro para con el linaje
de Yaákov y el por qué tomó adversidad al linaje de Esaú, es imprescindible conocer y
contrastar las dos historias de estos dos hermanos.
Con las palabras que hemos leído, tenemos una declaración de parte del Elohim
Viviente en que El se mostrará adverso o que aborrecerá a todos aquellos creyentes
que tienen el espíritu de Esaú.
A diferencia de Esaú, Adonái amó a Yaákov porque este siempre estuvo interesado en
las cosas del Altísimo.

A pesar de que, por lo general, el linaje de una persona comparte los rasgos o el
espíritu de un mismo antepasado, las Escrituras nos revelan que los seres humanos
nos dividimos en dos grupos. Mientras un grupo tiene el espíritu de Caín, que lo
clasificamos pertenecientes a “los hijos del hombre”, el otro grupo tiene el espíritu
de Set y a este segundo grupo los llamamos: “los hijos de Elohim”.

No siempre los hijos de una misma persona comparten el mismo espíritu, el de su

padre, porque el espíritu de uno no se transmite en forma hereditaria sino mas bien se
asimila mediante el caminar junto a una dicha persona.
Cuando las personas caminan con el Creador, el Espíritu del Creador llega a ser parte o

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va a ser visto en la vida de aquel que aprende del Creador y así mismo uno aprende
ser un hijo del hombre o uno del Elohim Viviente.

Que el espíritu que puede tener una persona no tiene tanto que ver con el linaje
genético lo podemos observar en este mismo contexto, en las palabras que el Elohim
Viviente dijo hacia el mismo pueblo, hacia el linaje de Yaákov.

El Creador dijo claramente que favoreció al linaje de Yaákov, pero observamos que El
levanta acusación en contra de los hijos de Israel declarándoles tener el espíritu de
Esaú: “El hijo honra a su padre, el siervo a su amo. Pues si yo soy padre,
¿dónde está mi honra? Y si ADON, ¿dónde mi temor?, dice Adonai Tzebaot a
vosotros sacerdotes que menospreciáis mi Nombre. - Decís: ¿En qué hemos
menospreciado tu Nombre? “- (Malaquías 1:6)
La comparación nos revela que Esaú, a pesar de que fue el hijo favorito de Yitzak, no
valoró este amor para honrar a su padre. Es más, Esaú tenía que ser el sacerdote de la
casa, pero menospreció el nombre de su propio padre a quien tenía es que honrarlo en
la posición de sacerdote de la casa. El colmo es que como Esaú, los que comparten su
mismo espíritu, sean ellos hijos de Esaú o de Yaákov, son ignorantes en cuanto a lo
que hacen y si los declaras con falta de temor, con falta de honor, con falta de
respeto hacia el Nombre del Elohim de nuestros padres, ellos se sentirán victimas
inocentes de acusaciones insensatas.

Ese espíritu de Esaú lo vemos constantemente en los creyentes actuales. Como declara
el verso 7: están “Presentando en mi altar pan impuro. - Y decís ahora: ¿En qué
te hemos manchado?
Muchos menosprecian al Elohim de Israel y le ofrecen de lo que les sobra, en ofrendas,
en tiempo para estudiar con el Creador, en tiempo para hablar con Él, en tiempo para
dedicarse a sus labores a favor de los demás etc. Solo le dan migajas de lo que les
queda una vez finalizados los quehaceres personales. Y a pesar de todo, estos mismos
creyentes se jactan diciendo que aman al Elohim de Israel cuando en realidad, con sus
pensamientos y con sus actos en realidad revelan que lo están aborreciendo. Lean el
verso 12 y el 13 de este mismo capitulo.

Ante esta forma de comportamiento, como la de Esaú, las personas vienen delante de
Adonái como vino Esaú delante de su padre esperando ser bendecidos.
Con la actitud descrita en los versos anteriores, quien viene ser bendecido, debe
mostrar primero una genuina teshuvah/arrepentimiento y cambio de actitud porque
solo así pueden presentarse para: “ablandar el rostro de Adonái para que tenga
compasión de nosotros. De vuestras manos viene esto, ¿acaso os acogerá
benignamente?, dice Adonai Tzebaot. (Malaquías 1:9)
Si Adonaí no recibe a una persona benignamente, lo rechaza como a Esaú. No hay
lugar para una tercera opción, o recibido favorable (amado) o menos amado
(aborrecido).
El verso 10 es tremendo. La ofrenda que ofrece una persona con el espíritu de Esaú es
la misma que la ofrenda de Caín. No es la requerida sino la que uno mismo considera

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(del sobrante). Esto siguiente invoca el cielo ante una persona que se presenta con una
ofrenda con el espíritu de Esaú, llama a un reparador de brechas, a quien está
dispuesto a levantar DEFENSA para LA VERDAD HEBREA a fin de que “Esaú” no venga
como si fuera sacerdote para mediar ante el pueblo, engañando a este con una
comida, una ofrenda - una enseñanza – un “pan impuro” como dijo en el verso 7.
¡Oh, ¡quién de vosotros cerrará las puertas para que no encendáis mi altar en
vano! No tengo ninguna complacencia en vosotros, dice Adonai Tzebaot, y no me es
grata la oblación de vuestras manos.

En el verso 14 de Malaquías cap.1 hay una maldición para quien siendo un hijo de
Yaákov, actúa como si fuera un hijo de Esaú compartiendo el espíritu de Esaú.
El texto dice: “Maldito es todo aquel que teniendo para darme lo mejor, me da lo
peor”, ha dicho Adonái.
Después de toda esta actitud o tras mostrar este espíritu al de Esaú, estos creyentes
se preguntan luego: ¿Por qué me pasa esto y aquello? ¿Por qué preguntan esto?
Porque piensan como Esaú que al ser hijos primogénitos por haberse sumergido en el
Nombre de Yeshúa, creen como creyó Esaú que pueden comportarse como sea que
ellos consideran oportuno ya que, al ser ahora hijos primogénitos, deben ser
bendecidos con la bendición del primogénito. Olvidan que el Padre de Israel no es
preferente como lo fue Yitzak sino que es justo y en su justicia toma actitud hacia un
hijo que le revela desprecio aun por ignorancia y por lo tanto, debe castigarlo con
quitarle su bendita protección.

Si bien Adonái favoreció a Yákov porque este estaba más centrado en las cosas
espirituales, Yitzak favoreció a Esaú.
¿Por qué favoreció Yitzak a Esaú más que a Yaákov? Probablemente que lo vio con los
ojos de un padre terrenal que obviamente pone más esperanza en un hijo que es
diestro en el manejo de la espada y del arco que uno que se queda en casa estudiando
los libros sagrados. Probablemente favoreció a Esaú por ser más espabilado ya que es
una preocupación normal terrenal a saber que dejas el futuro de tu linaje en las manos
de un hijo fuerte y listo para defender a su casa y proveerle alimento.
A diferencia de lo que interesa al hombre, al Creador le interesa aquel que puede llevar
el alimento espiritual de Vida Eterna a sus parientes y quien puede defender los
intereses del Reino de los Cielos en la tierra. En este sentido eterno, el espíritu de Esaú
es notable en cuanto a revelar menosprecio en las cosas del Elohim Viviente, tal y
como lo hacían los hijos de Israel de la época del relato de “Malaquías” y como algunos
otros lo hacen en el día de hoy a pesar de que pintan ser muy piadosos.

Aunque no hemos concluido con la anterior pregunta (sobre que hizo Esaú para no
tener el favor del cielo) para el buen entendimiento de esta primera pregunta, es
necesario pasar a una segunda pregunta:
¿Qué declaran las Escrituras que menospreció Esaú?
La respuesta correcta está en el verso 34 pero vamos a leer todo el contexto para

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tener fresca en la memoria la historia del nacimiento de estos dos hermanos y que
cosa activó la separación entre ellos dos:

El nacimiento de Esaú y Yaákov

Génesis 25:19-28 Esta es la historia de (Isaac) Yitzjak, hijo de Abraham: Abraham
engendró a Yitzjak. Tenía Yitzjak cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca
(Rivká), hija de Betuel, el arameo de Paddán Aram, y hermana de Labán el arameo.
Yitzjak suplicó a Adonai en favor de su mujer, pues era estéril, y Adonai le fue propicio,
y concibió su mujer Rebeca. Pero los hijos se entrechocaban en su seno. Ella se dijo:
"Siendo así, ¿para qué vivir?" Y fue a consultar a Adonai. Adonai le dijo: "Dos pueblos
hay en tu vientre, dos naciones que, al salir de tus entrañas, se dividirán. La una
oprimirá a la otra; el mayor servirá al pequeño." Cumpliéndosele los días de dar a luz,
y resultó que había dos mellizos en su vientre. Salió el primero, rubicundo todo él,
como una pelliza de zalea, y le llamaron Esaú. Después salió su hermano, cuya mano
agarraba el talón de Esaú, y se llamó Yaákov. Yitzjak tenía sesenta años cuando los
engendró. Crecieron los muchachos. Esaú llegó a ser un cazador experto, un
hombre montaraz, y Yaákov un hombre muy de la tienda.
Yitzjak quería a Esaú, porque le gustaba la caza, y Rebeca quería a Yaákov
Esaú vende su primogenitura
Génesis 25:29-34 Una vez, Yaákov había preparado un guiso cuando llegó Esaú del
campo, agotado.
Dijo Esaú a Yaákov: "Oye, dame a probar de lo rojo, de eso rojo, porque estoy
agotado." - Por eso se le llamó Edom. -
Dijo Jacob: "Véndeme ahora mismo tu primogenitura."
Dijo Esaú: "Estoy que me muero. ¿Qué me importa la primogenitura?"
Dijo Yaákov: "Júramelo ahora mismo." Y él se lo juró, vendiendo su primogenitura a
Yaákov.
Yaákov dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y éste comió y bebió, se levantó y se fue.
Así desdeñó Esaú la primogenitura.

Observamos en Genesis 25:34 que la respuesta a nuestra pregunta ¿Qué declaran

las Escrituras que menospreció Esaú? es: Su primogenitura.
La versión bíblica NVI tradujo: “sus derechos de hijo mayor”.

Aunque tenemos un buen estudio llamado “El derecho del primogénito”, es

oportuno volver a ver que privilegios y obligaciones corresponde al primer hijo nacido
en una casa hebrea. Es importante recordar que este derecho conlleva también
obligaciones y no solo privilegios. Las obligaciones y los privilegios serán factores que
se tengan en cuentan para el juicio porque en base a la conducta que se tiene al
respecto, una persona será clasificada justificada para la redención o descalificada para
la vida eterna.
No podemos desmenuzar todo el asunto que tiene que ver con los privilegios que
corresponda a un hijo primogénito y tampoco vamos a poder analizar en este estudio
todas las obligaciones que le corresponde, pero todo lo que estamos investigando se
entrelaza. Así que es preferente no perder ninguno de los estudios que hemos
compartido porque lo que no encontraran en esta sección, lo encontraran en otro
estudio.

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En líneas grandes observemos que:

- El primogénito heredaba el rango, la situación y las prerrogativas de su padre. Este
título lo convertía en el siguiente jefe de la familia o de la tribu. En ausencia de su
padre, el hijo primogénito llegaba a obtener autoridad sobre la casa de su padre.
La bendición de Génesis 27:29 declaraba para el primogénito: “Sírvante pueblos,
naciones se inclinen a ti; sé señor de tus hermanos y se inclinen ante ti los
hijos de tu madre (en referencia a los hijos de su otro hermano). ¡Quien te
maldijere, maldito sea, y quien te bendijere, sea bendito!"

- Si tenemos en cuenta la propia bendición de Yaákov para su hijo que debería ser el
primogénito, el declaró en Génesis 49:3 “Rubén, tú eres mi primogénito,
- mi fortaleza, y
- el principio de mi vigor;
- principal en dignidad,
- principal en poder”.

-Al primogénito le correspondía las responsabilidades sacerdotales

Leemos en Génesis 26:25 Yitzjak edificó allí un altar, e invocó el nombre de
Adonái, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Yitzjak un pozo de
aguas vivas.
Era el padre de familia, es decir, aquel primogénito quien heredaba esta posición,
quien ocupaba los cargos sacerdotales para hacer expiación por toda la familia y quien
presentaba las ofrendas de agradecimiento al Elohim Viviente.
Estos detalles clasifican al más alto nivel terrenal y espiritual al hijo que debe ser
bendito con la bendición del primogénito.
Todos estos detalles aplican al Mashíaj como ben Adam y como Ben Elohim y se le
atribuye a todo aquel redimido en Yeshúa Elohim Viviente cuando su Ruaj lo engendra
en una nueva criatura en el Mashíaj.
Creo que se dan cuenta que no somos ni al 10% conscientes de que prerrogativas se
nos brinda en poder llegar a ser considerados hijos herederos del Elohim de Israel. No
olviden que todos los redimidos reciben el derecho de sentarse al lado de Yeshúa, junto
al trono de su propio Padre; este detalle eleva a los redimidos a ser nombrados hijos
primogénitos porque solo aquel hijo bendito con la bendición del primogénito puede
sentarse en el trono de su Padre como coheredero de todos los privilegios designados
al que es la cabeza de una casa.

- Pero la parte más importante que correspondía al primogénito, incluía también la

bendición de Abraham.
Génesis 28:3-4 Que El Shadday te bendiga, te haga fecundo y te acreciente, y
que te conviertas en asamblea de pueblos.
Que te dé la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia, para que te hagas
dueño de la tierra donde has vivido y que Elohim ha dado a Abraham."
Recordemos que, de Abraham hasta Israel, el pueblo hebreo anduvo errante sin tener
un lugar propio entre las naciones, pero, aunque pasaron cientos de años desde
cuando se le prometió a Abraham un lugar perpetuo para su linaje, la promesa se
cumplió en el linaje de Abraham en Yitzjak y en Israel cuando este se adueñó de la
tierra de Canaán. Esta promesa, para nosotros, sigue siendo promesa porque somos la
generación del antitipo y en igual medida andamos errantes en los desiertos de las
naciones con la vista fijada hacia la promesa de la redención donde vamos a tener para

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siempre jamás la tierra prometida a nuestro padre Abraham. Cuando nuestro pueblo
habitó en la tierra de Canaán, no han alcanzado ocupar cabalmente toda la tierra que
le fue prometida a nuestro padre Abraham, así que aun estamos a la espera del
cumplimiento total y para siempre de que toda la tierra desde el Éufrates hasta el Nilo
va a ser la tierra prometida a los hijos redimidos benditos con la bendición del
primogénito.

Por la debilidad o por los intereses egoístas de la carne, Esaú renuncio en su ignorancia
al privilegio de la primogenitura mientras que, por la misma naturaleza, Yaákov no
renunció a su lucha.

El deseo de Yaákov en recibir la bendición, fue más poderoso que el cansancio tras una
noche de lucha y por encima, dolido. Cuando el malaj con quien peleo toda la noche
dijo “déjame, porque raya el alba”, Yaákov le respondió: “no te dejaré, si no me
bendices”. Génesis 32:26
El hombre solo mira al que sabe manejar la espada y el arco, pero no sabe que fuerza
de guerrero puede tener dentro de s¡ uno que solo sabe manejar la Torá.
Si bien Esaú venció delante de los ojos de su padre por medio de su espada y con su
arco y por esto Yitzjak dijo sobre Esaú “De tu espada vivirás” (Genesis 27:40),
Yaákov venció delante del Elohim Viviente mediante su “arco y su espada”.
Sobre este orden al revés de lo normal, vamos a entender más cuando llegaremos a
estudiar sobre el espíritu de Yaákov.

Los privilegios, una vez perdidos, no se recobrarán, por muy triste o arrepentido que
puede mostrarse uno.
Los actos aun hechos en ignorancia de las consecuencias, siguen siendo considerados
evidencias en contra o a favor de una persona.
Esaú actuó en ignorancia de lo que significa UNA PALABRA. Él no se detuvo en
aprender los valores espirituales y, por lo tanto, no aprendió que poder puede contener
en si una sola palabra. Pensó que no se le puede quitar el privilegio de ser el primer
nacido solo por decir en meras palabras que renuncia a su derecho. No supo que las
meras palabras pueden tener el poder de abrir o de cerrar la puerta de la bendición
celestial. No por casualidad se nos enseña controlar nuestra lengua ya que en la misma
está el poder para maldecir o para bendecir (Santiago/Yaákov 9:9-12).

Está escrito en la edición de Reina y Valera Hebreos 12:15-17 Mirad bien, no sea que
alguno deje de alcanzar el favor de Elohim; que brotando alguna raíz de amargura, os
estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o
profano (impío), como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue
desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró
con lágrimas.

Si nos preguntamos ¿cuál fue la profanidad de Esaú?, el no supo valorar el precio del
derecho del primogénito y al considerar que no podía perderlo, lo trató como algo que
fuera suyo, algo común, algo que si no se mantiene como lo más sagrado, se trata
como profano.

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El colocó la satisfacción del deseo carnal por encima del privilegio espiritual. Nunca se
detuvo para el estudio de las sagradas Escrituras para saber mantener en honor este
privilegio concedido ya que la promesa sobre el Redentor del ser humano estaba
incluida dentro de la bendición del primogénito. Por tener como algo trivial este
derecho, lo entregó por nada.

Aquellos que no están acostumbrados al duro trabajo para saber que el olor del sudor
es el que da valor a cada moneda del bolsillo, derrochan.

Esaú no valoró el privilegio que el cielo le dio en nacer el primero. El decidió que lo
temporal tenía más valor que lo eterno. Y aquí están todos aquellos que dan más
atención a las cosas y a las necesidades de este mundo que a las que tienen que ver
con el Reino del Elohim Viviente.
Los ves en cada persona que la invitas a estudiar las Escrituras y te dicen NO TENGO
TIEMPO, pero los ves que “tienen todo el tiempo del mundo para ir por todas las
colinas a cazar fantasmas”. Disculpen el lenguaje figurado, pero me refiero a que las
personas tienen tiempo para todas las demás cosas menos para las espirituales.
Cuando uno se enferma, se hace tiempo para ir al médico, para visitar una farmacia, el
mercado para comprase limones, para preparase infusión, para quedar en la cama sin
hacer nada más que ver la tele etc., pero no corta de su tiempo para que su corazón
viva para siempre, porque como Esaú consideran que, por “ser hijos del Creador”,
vivirán eternamente. Para un tal comportamiento, las pruebas, las aflicciones son
imprescindibles para hacerlo valorar lo espiritual antes que lo terrenal o para mostrar
que está listo en considerar profanas y sin valor las bendiciones espirituales cuando la
vida de uno está al borde del abismo.
Dijo Esaú: "Estoy que me muero. ¿Qué me importa la primogenitura?" Génesis
25:32
La tradición cuenta que, yendo para cazar para preparar la comida de su padre, Esaú
se encontró con Nimrod y durante la pelea en el territorio de caza, Esaú se mostró más
fuerte y mato a Nimrod. De aquí que se veía ya como un hombre muerto y no por
maldición dijo Yitzjak que Esaú vivirá de su espada o por ella, significando esto que
siempre tendrá que luchar para mantenerse con vida. Esta escrito que aquel que
empuña la espada, a la misma morirá. Y esto mismo le sucedió a Esaú. Diré esto como
advertencia para todos aquellos que actuando como Esaú perderán no solo lo terrenal
sino también lo celestial y, por lo tanto, perecerán. La tradición cuenta que Esaú murió
a mano de un hijo de la tribu de Dan; Husim fue el juez quien salto sobre Esaú y le
corto la cabeza.
En cambio, aquel que se dedica primero al estudio de las Escrituras para el Reino de
los cielos, tiene como promesa que el Cielo mismo luchara por el para mantenerlo en
Shalom aun si se encuentra en medio de una guerra que se levanta en su contra.

Como está escrito en Hebreos 12:17 ya sabéis que aun después (de perder la
bendición), deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo
oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas. Esto

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quiere decir que Esaú se lamentó por no ser bendecido e intentó obtenerla con
lágrimas, pero solo se encontró que le quedó “el lloro y el crujir de los dientes”.
Según las evidencias de Génesis 27:38-40 => Esaú intentó obtener por la fuerza una
bendición, luego de haberla rechazado pero las cosas no funcionan así, Elohim es
bondadoso, pero no es un descuidado y un derrochador.

Esaú actuó impulsivamente. No se detuvo para meditar, ni estuvo presto a examinar

las posibles consecuencias. Estos detalles nos enseñan aprender a ser más cautelosos,
serenos, sobrios, advertidos en cuanto a las consecuencias de cómo podemos tratar los
asuntos espirituales.

La bendición del Elohim Viviente para el hijo primogénito une la promesa dada a Adam
a las condiciones del pacto establecido con Abraham y como hemos dicho, esta
bendición contiene privilegios, pero por igual obligaciones. Debe que por las
obligaciones a las que se debía someter aquel que iba a ser bendecido por ser el
primogénito, Esaú, llegó a verse en la posición de tomarse sobre si un yugo servil.
Estando el inclinado hacia la complacencia propia, nada deseaba tanto como la libertad
para hacer su gusto. Al estar en buena condición física, se jactaba de la libertad
ilimitada de su vida indómita y errante ya que es más fácil tomar la espada e ir por los
campos, que permanecer en la casa de estudio y obtener victoria para domar el campo
del alma usando la espada de la palabra del Creador para desarraigar toda maleza que
crece en el interior de una persona. Es adentro del alma donde se encuentran las
peores bestias depredadoras, a estas hay que perseguirlas y matarlas.

Pero Esaú era de todo menos valiente para luchar en adornar su interior, para él, el
poder y la riqueza, los festines y el alboroto constituían la felicidad.

Si fuera que solo era cuestión de hambre, si tenía tanta hambre, seguramente que en
la tienda de su padre habría encontrado algo para comer, pero no era asunto de
comida. El momento con el guiso que preparaba Yáakov solo reveló que el estado
interior de Esaú era para satisfacer el deseo del momento. Para vivir el momento
despreció insensatamente la herencia que Elohim mismo había prometido a sus padres.

Esta actitud insensata la revelan todos aquellos que comparten del espíritu de Esaú.
Los ves cuando eligen el camino fácil para el placer de la carne, en momentos cuando
no hay una necesidad imprescindible y cuando hay posibilidad de hacer otras
elecciones pero en lugar de establecer el orden de las prioridades, huyen de los valores
espirituales, de los principios que procuran crear un cambio en el interior y se van
alejando de lo que les seria por bendición.

Ahora Esaú, al verse sin bendición, al sentirse libre de cualquier obligación que conlleva
la primogenitura, se dedicó al placer y se tomó no una como vio en la casa de su padre
y la de su abuelo, sino dos mujeres por esposas y estas, de los pueblos gentiles.

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Esaú sabía que su tatarabuelo salió de Ur de Caldea para no contaminarse más con la
idolatría, pero al llegar a Canaán vio que la idolatría era aún más grande. Aun así, vivió
entre los cananeos sin que la contaminación de Canaán entrara en él.
Abraham conocía lo que más tarde Shaul enseño a la comunidad de su época, que los
creyentes en la fe hebrea no deben unirse a un yugo desigual con los incrédulos o
idólatras (2 Corintios 6:14) porque esta acción habría de profanar el Templo del
corazón donde debe habitar el Ruaj del Altísimo. Lo que Abraham enseño a su Hijo
Yitzjak, este a su vez enseño a sus hijos y por esto El Elohim Viviente incorporo en el
Libro de la Tora que los hijos de Israel no tomasen para si mujeres que no fueran de su
pueblo para evitar que fueran contaminados con las religiones de esas mujeres.
Pero como hemos dicho, Esaú no tenía preferencia en hacer caso a las enseñanzas de
su padre porque aunque descansaba en la tienda de Estudio de la Tora de su Padre, en
realidad, no tomaba presencia a las clases de estudio.
En Genesis 26:34-35 está escrito que Esaú se casó con mujeres heteas-cananeas
(Judit y Basemat) causando amargura a su padre. Tiempo después también tomo en
matrimonio a una tercera mujer al casarse con Mahalat quien era una de las hijas de
los ismaelitas según Génesis 28:9.

Puede que estas dos respectivamente tres mujeres eran muy atractivas pero las
instrucciones de nuestra Emunah nos exhortan no procurar tales tipos de esposas para
nuestros hijos ya que nos traerá amargura como está escrito que trajo Esaú a nuestro
padre Yaákov.

La actitud de Esaú revela un cierto intento para reconciliarse con su padre en primer
lugar y luego con su hermano.
Quizás, al procurar hacer alianza con la casa de Ismael al tomar una mujer de las hijas
de su tío, Esaú intento agradar a su padre, pensando que procedió como su abuelo en
buscar una mujer dentro de su propia familia y no de las naciones cananeas.
Quizás este acto complacerá a la gente superficial pero no será de agrado en los ojos
de aquellos que persiguen los valores espirituales. Puedes observar a las personas que
en lugar de hacer una autentica teshuvah para dar un giro total y cambiar el mal
proceder, tratan de hablarte diciéndote “Shalom” cuando no han mostrado en sus
palabras que saben que mal han hecho y no revelan una acción de arrepentimiento
genuino. Esto es una falsa teshuvah y así intento Esaú mostrar a su padre que
lamentaba por su mal proceder.
La superficialidad de un falso arrepentimiento y de una teshuva que no revela un giro
total en los actos se revela en el hecho que las personas que comparten el espíritu de
Esaú no renuncian a sus pensamientos anteriores porque nunca dejaron la vida del
propio placer.
Si de verdad a Esaú le hubiera importado ganar el corazón de su padre y, si quiera
hacer lo correcto, lo que debió hacer era separarse de las anteriores dos esposas
cananeas e ir a buscar esposa donde su padre le habría indicado conforme Abraham se
preocupó para traer una buena esposa para su hijo. Mas tarde, en el caso de Yaákov,
pueden ver que Yitzjak supo donde enviar a su hijo para adquirir una mujer fiel para él.

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Pasados unos 20 años Esaú intento una reconciliación con su hermano Yaákov, pero
esta reconciliación también se revelo superficial. Las evidencias históricas revelan que
en realidad jamás hubo un arrepentimiento autentico en el corazón de Esaú.
Pueden observar que, en realidad, Esaú transmitió un cierto odio a sus hijos sobre los
hijos de Israel. Una evidencia clara está en Amos 1:11 donde Adonaí tiene una cuenta
pendiente con el linaje de Esaú.
Este espíritu descontento y adversario de Esaú se revelará siempre sobre aquellos que
se mostraran tener el espíritu de Yaákov. Siempre, hasta el día de la redención, se
habrá de ver la lucha entre estas dos potestades.
Observaran el espíritu de Caín en Esaú, en aquellos que son linaje real de Esaú y en
aquellos hijos de Israel que elegirán el camino fácil y de placer que eligió Esaú.
Siempre van a estar en conflicto con los hijos de Israel.

Cuando aún no habían pasado dos meses desde que los descendientes de Yaákov
salieron de la tierra de la esclavitud, de Egipto, Israel ya fue atacado en Refidim por los
amalecitas (Éxodo 17:8 tienen todo un estudio sobre este acontecimiento).
¿Saben quiénes fueron los Amalecitas? Su padre Amalec era uno de los nietos de
Esaú (Genesis 36:12). Pero esta evidencia solo es la que está escrita en la Biblia y es
la primera que aparece en la Tanaj encabezando una larga lista de evidencias de
guerras entre el linaje de Esaú e Israel. En la tradición y en la historia de las guerras
antiguas, se cuenta de otras guerras en cuales Israel, aun estando en Egipto, tuvo que
hacer frente al ataque de los hijos de Esaú y salieron vencedores de tal modo que
defendieron hasta a los mismos egipcios de los hijos de Esaú.

En conformidad con lo escrito en Genesis 2:42 lo único que podía traer cierta
consolación a Esaú por haber perdido la bendición, era imaginarse que mataba a su
hermano Yaákov. Este sueño y este deseo de matar a Yaákov fue sembrado en sus
descendientes y en Números 20:14-21; Deuteronomio 23:7 se hace manifiesto el
odio de los edomitas cuando le negó a Israel la posibilidad de cruzar por su
territorio. Esaú se convirtió en un burlador, Lamentaciones 4:21, no se dolió por el
infortunio de su pueblo hermano, ignorando de esta manera Proverbios 24:17,18.
Este último verso presenta que la actitud de Esaú determino a que Adonái le
desaprobé.

En Amos 1:11 y en Jeremías 49:10, 15-17 como en Ezequiel 25:12-14 se aprecia

que la sentencia del Elohim Viviente se muestra claramente y esta se hará actuar en su
momento. En el libro de Jeremías, se nos declaró que el Creador hará revelar los
secretos ocultados en los corazones que revelan el espíritu de Esaú y es lo que
estamos aprendiendo identificar.

Según Hebreos 12:17 el falso arrepentimiento lleva a las personas que pierden lo que
deberían tener a la envidia. Cuando uno no obtiene lo que debería tener y lo pierde por
no ser digno, se rebela en contra del que lucha para hacerse digno aunque en su lucha
no usa la mejor estrategia.
La envidia caracteriza al espíritu de Esaú.

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La envidia no es sólo desear lo que el otro se merece, es pensar que el otro no se
merece tener esas cosas, y que nosotros sí, nos las merecemos aun cuando no
mostramos actos dignos del valor de aquello que deseamos.

Por ejemplo, cuando una persona es alababa por sus esfuerzos, la envidia HABLA y
hace decir al que comparte el espíritu de Esaú que no es bueno alabar al hombre y que
solo a Elohim. Esto es el habla de la envidia, de la falsa piedad que finge preocuparse
por el honor del Altísimo cuando en realidad ellos mismos lo deshonra por no producir
los frutos para cuales la otra persona es alabada.
El espíritu de Esaú usa argumentos para desvirtuar los triunfos del prójimo. La Tora no
prohíbe el honor y el agradecimiento que uno debe recibir de parte de sus prójimos por
haber mostrado buenos actos. Solo la envidia se levantara para hablar en contra de
quien se hace digno y claro, aquel que habla en contra, se revela carente de dichos
actos y como por lo tanto no recibe los mismos honores, arremata en contra de quien
es honrado y de aquellos que honran.

Se destaca entre los defectos de Esaú que:

- era de ánimo débil (Genesis 25:32);
- no valoró ni agradeció lo que había recibido de Elohim (Genesis 25:34);
- tomó decisiones que desagradaron a sus padres (Genesis 26:34-35);
- no mantuvo con Elohim una relación tan especial e íntima como hizo Yaákov, razón
por cual nunca se cuenta en las Escrituras que tuvo alguna experiencia personal con el
Elohim Viviente. Y la única excepción fue cuando el Creador le prohibió hacer algún
daño a su hermano cuando vino ante Yaákov con 400 guerreros.
- mostró afinidad por lo mundano y por las prácticas Paganas (Génesis 26:34)
- revelo un espíritu que aborrecía a su hermano Yaákov (Genesis 27:41)

No hay que ignorar el hecho que Esaú también reflejo ciertas cualidades:
- era un buen cazador (Genesis 25:27);
- era fuerte físicamente y un guerrero temible (Genesis 27:40; 32:6);
- aparento no tener rencor y lo demostró en el hecho de que supuestamente perdonó a
su hermano (Genesis 27:41-45; 33:4). Es lo que aparenta en público, aunque las
sumas de las evidencias son contrarias.
- No revelo tener envidia en la prosperidad de su hermano ya que según Genesis 33:9
se apodero de una gran fortuna.
- Presento una actitud de modestia y cierto interés en la protección de los demás
(Genesis 33:8,12), Tiene una vida sencilla.
Estos detalles crean una cierta buena aura sobre el carácter interior de Esaú y los
superficiales que no rigen sus valores en virtud de lo que revela el Espíritu de Vida,
solo verán la apariencia piadosa de un buen varón que pretende que le pertenece la
bendición del primogénito por ser el primer nacido.

Cuando Yeshúa dijo en Marcos 13:12 que un hermano entregara a muerte a su

hermano recordaba una realidad ilustrada desde tiempos lejanos. El contrastaba la vida
de Yaákov con la de Esaú y revelo el espíritu de Esaú y de su linaje – edomitas

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(idumeos). A pesar de que Edom como pueblo ya dejaron de existir con la destrucción
de Judea, el espíritu de Esaú aun obra y lo vemos vivo en las acciones de ciertos
hermanos.

Esaú había menospreciado la bendición mientras parecía estar a su alcance, pero ahora
que se le había escapado para siempre, deseó poseerla. Se despertó toda la fuerza de
su naturaleza impetuosa y apasionada, y su dolor e ira fueron terribles.

Gritó con intensa amargura hacia su padre:

“Bendíceme también a mí, padre mío”, “¿No has guardado bendición para mí?”

No se puede revocar lo que ya fue bendito, así que Yitzjak respondió:

“Yo le bendije, y será bendito”.

A pesar de que Esaú perdió un privilegio exclusivo, no quedo privado del derecho de
buscar la misericordia del Elohim Redentor mediante el arrepentimiento, pero nunca
acudió ante El para el perdón y para reconciliarse.

Su dolor no provenía por estar convencido de haber pecado porque no se sentía

culpable y no sentía necesidad de reconciliarse con Elohim. Se entristecía por los
resultados de su pecado, no por el pecado mismo. Esta misma actitud mostro
Juda/Yehudah, aquel que vendió a Yeshúa por 30 monedas de cuales ni siquiera gozo.
Juda, aun siendo un hijo de Yaákov, compartía el espíritu de Esaú. Entrego el privilegio
de ser discípulo del Redentor de Israel por su deseo ignorante en verle coronado a
Yeshúa como rey sobre Judea sin saber que planes oscuros tenían aquellos que le
pagaron las 30 monedas.

A causa de su indiferencia hacia las bendiciones y requerimientos divinos, la Escritura

llama a Esaú “profano”. Representa a aquellos que menosprecian la redención
comprada para ellos por Mashíaj, y que están dispuestos a sacrificar su herencia
celestial a cambio de las cosas perecederas de la tierra.

Multitudes viven en el momento presente, sin preocuparse del futuro. Como Esaú
exclaman: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos”. (1 Corintios
15:32)

Aquellos que revelan el espíritu de Esaú, cuando se les presenta el deber de limpiarse
de toda inmundicia del espíritu y de la carne, perfeccionando la santidad en el temor de
Elohim, se ofenden. Mas que esto, se levantan en tu contra acusándote que quieres
ejercer dominio sobre las vidas de las personas imponiéndoles que hacer y que no
hacer.
Muchos de los hijos de Israel actúan como personas que están vendiendo su
primogenitura para satisfacer deseos humanos. Sacrifican la salud, debilitan las
facultades mentales, y pierden el cielo; y todo esto por un placer meramente temporal,
por un deleite que debilita y degrada.

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Del mismo modo como Esaú despertó para ver la locura de su elección precipitada
cuando ya era tarde para recobrar lo perdido, así sucederá en el día cuando el Elohim
Redentor de Israel entregara su bendición a aquellos hijos que lucharan hasta el final
por hacerse merecedores de la bendición del primogénito y les dará, por fin, la
herencia prometida en la tierra de los redimidos.

Mientras que los hijos de Yaákov gozaran por ser bendecidos, los hijos de Esaú lloraran
por lo que han desperdiciado.

Judas 3 (DHH 1996) Queridos hermanos, he sentido grandes deseos de

escribirles acerca de la salvación que tanto ustedes como yo tenemos; pero
ahora me veo en la necesidad de hacerlo para rogarles que luchen por la fe
que una vez fue entregada al pueblo santo.

Deseo que Yeshúa Ha Mashíaj nuestro Elohim y Redentor los guíe para crecer en todo
entendimiento.

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Un fuerte abrazo y bendiciones.

Shalom

DANIEL UDROAICA

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