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PERICOPA:

Presento el texto bíblico a estudiar y algunas anotaciones sobre el mismo texto:

Hebreos 4, 11-16

11 Esforcémonos por entrar en ese


descanso, para que nadie caiga
imitando aquel ejemplo de
desobediencia.

La Palabra de Dios es viva y eficaz

12 En efecto, la Palabra de Dios es


viva, eficaz y más cortante que una
espada de dos filos: ella penetra hasta
dividir alma y espíritu, articulaciones
y médulas, y discierne las intenciones
y pensamientos del corazón.
13 No hay criatura oculta a su vista,
sino que todo está desnudo y patente a
los ojos de quien tenemos que dar
cuenta.
14 Ya que tenemos un gran Sumo
Sacerdote que ha atravesado los cielos,
Jesús, el Hijo de Dios,
mantengámonos firmes en la fe que
profesamos.

Tú eres sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec

15 No tenemos, en efecto, un Sumo


Sacerdote incapaz de compadecerse de
nuestras debilidades, sino que, excepto
en el pecado, fue sometido a las
mismas pruebas que nosotros.
16 Acerquémonos, por tanto, con
plena confianza al trono de la gracia,
para que obtengamos misericordia y
encontremos la gracia de una ayuda
oportuna.

(Traducción de la Biblia de la Iglesia en América)


Esforcémonos

11. Esforcemonos (spoudasömen oun). Aoristo subjuntivo volitivo de spoudazö, viejo


verbo denotando apresurar (2 Ti 4,9), estar anhelante y vigilante (1 Ts 2,17).

por entrar en ese descanso,


Para que nadie caiga (hina më pesëi). Propósito negativo con hina më y el segundo aoristo
de subjuntivo en voz activa de piptö, caer.

Imitando aquel ejemplo de desobediencia (en töi autöi hupodeigmati tës apeitheias). La
incredulidad es como la vista en los israelitas (3,12.18; 4,2). Hupodeigma es una palabra
tardía proveniente de hupodeiknumi (Mt 3,7) y denota una copia (Jn 13,15; Stg 5,10). Los
israelitas dieron un mal ejemplo terrible, y es demasiado fácil copiar los malos ejemplos.

12. En efecto, la palabra de Dios (ho logos tou theou). La acabada de citar acerca de la
promesa del reposo y del reposo de Dios, pero es cierto acerca de cualquier verdadera
palabra de Dios.

Viva (zön). Cf. el Dios viviente (3,12). En Filón y en el Libro de la Sabiduría el Logos es
personificado, pero aún más en Juan 1,1–18, donde Jesús es presentado como el Logos a la
par de Dios. «Nuestro autor está empleando lenguaje filónico, pero no los conceptos
filónicos» (Moffatt). Véase Juan 6,63: «Las palabras que yo os he hablado son espíritu y
son vida».

Eficaz (energës). Enérgica, poderosa (Jn 1,12; Fil 3,21; Col 1,29).

Y más cortante (tomö- teros). Comparativo de tomos, cortante (de temnö, cortar), adjetivo

Que (huper). A menudo así tras un comparativo (Lc 16,8; 2 Co 12,13).

De dos filos (distomon). «De dos bocas» (di-, stoma), como un río (Polibio), como un
camino que se bifurca (Sófocles), aplicado a la espada (xiphos) por Homero y Eurípides.
Penetra (diiknoumenos). Participio presente en voz media de diikneomai, viejo verbo, ir a
través, sólo aquí en el N.T. Hasta la división (achri merismou). Vieja palabra proveniente
de merizö (meros, una parte), hasta la partición.

Del alma y del espíritu (psuchës kai pneumatos). Como en 1 Tesalonicenses 5,23; 1
Corintios 15,45. De las coyunturas y de los tuétanos (harmön te kai muelön). De arö, unir,
proviene harmos, una antigua palabra que en el N.T. sola- mente aparece aquí. Este
cirujano va dentro y a través de las coyunturas y de los tuétanos, no separándolos. Discierne
(kritikos). Adjetivo verbal en -ikos, de krinö, diestro para juzgar, como el cirujano tiene que
serlo, y capaz de decidir sobre la marcha qué decisiones adoptar. Así, la palabra de Dios,
como su mirada, ve las secretas dudas y la agazapada incredulidad, «los pensamientos y las
intenciones del corazón» (enthumëseön kai ennoiön kardias). El cirujano tiene una intensa
luz para ver dentro de cada oscuro rincón y un afilado bisturí para eliminar todo el pus
revelado por la luz. Es una poderosa imagen la que aquí se dibuja.
13. Que esté oculta (aphanës). Viejo adjetivo (a, privativo, y phainö, mostrar), sólo aquí en
el N.T. El microscopio de Dios puede poner en evidencia al más diminuto microbio de
duda y pecado. Desnudas (gumna). Tanto el cuerpo como el alma están desnudos ante la
mirada de Dios. Descubiertas (tetrachëlismena). Participio perfecto en voz pasiva de
trachelizö, verbo tardío, doblar el cuello (trachëlos, Mt. 18:6) como lo hace el cirujano para
operar, sólo aquí en el N.T. Véase Romanos 16:4 para el peligro de arriesgar el propio
cuello (trachëlon hupotithenai). Los ojos de Dios ven todos los hechos en lo más profundo
de nuestro co- razón. No hay reservas mentales delante de Dios. De aquel a quien tenemos
que dar cuenta (pros hon hëmin ho logos). «Con quien es la cuestión o asunto de nosotros.»
Hay aquí un ligero juego de palabras con el logos del versículo 12. De cierto que cada
siervo de Cristo hoy debe fijar su mirada en este espejo revela- dor, y ser honrado consigo
mismo y con Dios.

14. Un gran sumo sacerdote (archierea megan). El autor retoma ahora el principal
argumento de la Epístola, al que ya se ha hecho alusión en 1:3; 2:17s.; 3:1, la obra
sacerdotal de Jesús como superior a la de la línea levítica (4:14–12:3). Jesús es superior a
los profetas (1:1–3), a los ángeles (1:4–2:18), a Moisés (3:1–4:13), como ya ha quedado
demostrado. Aquí sólo califica a Jesús de «gran» como sumo sacerdote (un adjetivo
frecuente para el sumo sacerdote en los escritos de Filón), pero su superioridad se hace
evidente en el desarrollo del argumento. Que pasó a través de los cielos (dielëluthota tous
ouranous). Participio perfecto en voz activa de dierchomai, estado de consumación. Jesús
ha pasado a través de los cielos superiores hasta el mismo trono de Dios (1:3), donde está
ahora en sesión como nuestro sumo sacerdote. Esta idea será desarrollada más adelante
(6:18s.; 7:26–28; 9:11s., 24s.). Jesús el Hijo de Dios (Iësoun ton huion tou theou). El
nombre humano unido a la deidad, cerrando el argumento ya presentado (1:1–4:13).
Retengamos nuestra profesión (kratömen tës homologias). Presente de subjuntivo volitivo
en voz activa de krateö, viejo verbo (de kratos, poder), con el genitivo aferrarse tenazmente,
como aquí y en 6:18, y también con el acusativo (2 Ts. 2:15; Col. 2:19). «Persistamos en
aferrarnos.» Este tema central subyace en toda la Epístola: la exhortación a los cristianos
judíos a aferrarse a la confesión (3:1) de Cristo ya hecha por ellos. Antes de presentar los
cinco puntos acerca de lo superior de la obra sacerdotal de Cristo (mejor sacerdote que
Aarón, 5:1–7:28; bajo un mejor pacto, 8:1–13; en un mejor santuario, 9:1–12; ofreciendo
un mejor sacrificio, 9:13–10:18; basado en mejores promesas, 10:19– 12:3, el autor da una
doble exhortación (4:14–16) como la de en 2:1–4, de que se aferren al sumo sacerdote
(14s.) y que acudan a Él (16).

15. Que no pueda compadecerse de (më dunamenon sunpathësai). Primer aoristo de


infinitivo en voz pasiva de sunpatheö, verbo compuesto tardío pro- veniente del adjetivo
tardío sunpathos (Ro. 12:15), y ambos de sunpaschö, sufrir con (1 Co. 12:26; Ro. 8:17), que
aparece en Aristóteles y en Plutarco, en el N.T. sólo en Hebreos (aquí y en 10:34). Uno que
ha sido tentado (pepeirasmenon). Participio perfecto en voz pasiva de peirazö, como ya se
ha mostrado en 2:17s. Sin pecado (chöris hamartias). Ésta es la diferencia destacada que
jamás debe ser pasada por alto al considerar la verdadera humanidad de Jesús. No cedió al
pe- cado. Pero más que esto es lo que se comunica aquí. En Jesús no había pecado latente
que pudiera ser agitado por la tentación ni hábitos de pecado que ven- cer. Pero sí que tuvo
«debilidades» comunes a nuestra naturaleza (hambre, sed, fatiga, etc.). Satanás empleó sus
más potentes armas contra Jesús, en repetidas ocasiones, y fracasó. Jesús permaneció
«incontaminado» (amiantos) en un mundo de pecado (Jn. 8:46). Ésta es la base de la
esperanza: la ausencia de pecado en Jesús y su verdadera simpatía.

[p 614] 16. Acerquémonos, pues (proserchömetha oun). Presente de subjuntivo volitivo en


voz media activa de proserchomai. «Sigamos acudiendo» a nuestro sumo sacerdote, este
gran y simpatizante sumo sacerdote. En lugar de abandonarlo, alleguémonos diariamente a
Él. Este verbo, en hebreo, significa acercarse reverentemente para adorar (7:25; 10:1, 22;
11:6). Al trono de la gracia (töi thronöi tes charitos). Este viejo término (thronos) ha pasado
al castellano, denotando el asiento del rey y de Dios, y por ende de Cristo (1:3, 8), pero
marcado por la gracia, por cuanto Jesús está allí (Mt. 19:28). Por ello deberíamos acudir
«confiadamente» (meta parrësias). Contándole a Jesús toda la historia de nuestras faltas.
Para alcanzar misericordia (hina labömen eleos). Cláusula de propósito con hina y segundo
aoristo de subjuntivo en voz activa de lambanö. Y hallar gracia (kai charin heurömen).
Segundo aoristo de subjuntivo en voz activa de heu- riskö. Estamos seguros de alcanzar
estas dos cosas debido a que Jesús es nuestro sumo sacerdote en el trono. Para el oportuno
socorro (eis eukairon boëthei- an). Boëtheia es una antigua palabra (de boëtheö, 2:18, que
véase), en el N.T. sólo aquí y en Hechos 27:17. Eukairos es asimismo una vieja palabra (eu,
bien; kairos, oportunidad), apareciendo sólo aquí en el N.T. «Para una ayuda bien
temporizada», «para ayuda en el momento justo», antes que sea demasiado tarde.

Introducción:

La carta a los Hebreos es el libro diecinueve del Nuevo Testamento, el mismo cuenta con
trece capítulos y 303 versos en total. El estilo es el mas literario del Nuevo Testamento, es
poético y lleno de citas de la Septuaginta. Tiene un gran vocabulario y emplea la lengua
griega de una manera muy precisa en tiempos verbales y otros detalles. Aunque es muy
judaica en ciertos sentidos ha sido comparada con Levítico las advertencias en contra de
deslizarse de la realidad de la muerte de Cristo a un mero ritual religioso, es siempre una
necesidad a la cristiandad.

La mayor importancia de la Epístola se encuentra en su contenido de la enseñanza


teológica. Es, en completo acuerdo con las otras letras de St. Paul, un glorioso testimonio
de la fe de la época apostólica, sobre todo, da testimonio de la verdadera divinidad de
Jesucristo, a su sacerdocio celestial, y el poder expiatorio de su muerte.
DIMENSIÓN HISTÓRICA:

AUTOR, FECHA, LUGAR, CANONICIDAD Y DESTINATARIOS.

Autor:

El escritor de Hebreos no incluye su nombre en la carta. Primera de Juan es la única otra


carta en el NT cuyo autor no incluye su nombre. Muchos cristianos han considerado que
Pablo es el autor de Hebreos, pero otros han pensado que pudo haber sido Apolos, Bernabé
u otro.

Fecha:

Fecha tardía: 95
Fecha temprana: 63
Lugar:

Se conoce claramente que fue dirigida a o desde Italia.


La carta se conoció en primera instancia en Roma y en el Occidente.
Canonicidad:

En oriente siempre fue reconocida como inspirada, aun que la Didaje no cita explícitamente
la carta, en occidente en cambio, fue reconocida hasta el siglo II por Clemente Romano,
fueron los siglos II-IV que se duda de su canonicidad.

Destinatarios:

Dirigida a los creyentes hebreos,se desconoce a quienes específicamente fue dirigida. Se


conoce claramente que fue dirigida a o desde Italia. No se sabe quiénes eran los hebreos a los
cuales se dirige esta carta. La mayoría de los estudiosos de la Biblia creen que eran cristianos
judíos de habla aramea que se reunían en una casa y que por ello no hubo vínculo con una gran
congregación. Sus primeros lectores fueron judíos cristianos que hablaban y escribían el gr.
L.

DIMENSIÓN LITERARIA.

Critica textual:

Vocabulario

Idioma y estilo:

Incluso en los comentaristas siglos notó por primera vez la pureza sorprendente del
lenguaje y la elegancia de estilo griego que caracterizaba a la Epístola a los Hebreos
(Clemente de Alejandría en Eusebio, "Hist Eccl..", VI, XIV, n.2-4, Orígenes, ibid., VI, xxv,
n. 11-14). Esta observación se ve confirmada por las autoridades después. De hecho, el
autor de la Epístola muestra gran familiaridad con las normas de la lengua griega literaria
de su época. De todas las autores Nuevo Testamento que tiene el mejor estilo. Su escritura,
incluso puede ser incluido entre los ejemplos de la prosa artística griega cuyo ritmo
recuerda el paralelismo de la poesía hebrea (cf. P.. Blass, "[Bernabé] Breve Hebraer un
dado". Texto con indicaciones del ritmo, Halle, 1903). En cuanto a idioma, la carta es un
tesoro de expresiones características de la individualidad del escritor. Tanto como 168
términos se han contado que aparecen en ninguna otra parte del Nuevo Testamento, entre
ellos diez palabras que se encuentran ni en la Biblia o palabras griego clásico, y cuarenta y
también que no se encuentran en la Septuaginta. Una peculiaridad notable es la preferencia
del autor por palabras compuestas (cf. E. Jacquier, "Histoire des livres du NT", I, París,
1903, 457-71;. Ídem en Vig ". Dict de la Biblia". III, 530-38). Una comparación de la letra
lo que se refiere el lenguaje y el estilo con los demás escritos de St. Paul, en general,
confirma la opinión de Orígenes que cada juez competente debe reconocer una gran
diferencia entre ellos (en Eusebio, "Hist. Eccl.", VI, xxv , n. 11).

ESTRUCTURA:

Revela la centralidad de Jesucristo en el libro de Hebreos.


I. Prólogo: Proceso y clímax de la revelación divina (Hebreos 1,1-3)
II. La preeminencia de Cristo (Hebreos 1,4—4,13)
A. La superioridad de Cristo sobre los ángeles (Hebreos 1,4-14)
B. Advertencia: El peligro de la indiferencia ante estas verdades (Hebreos 2,1-4)
C. Razones por las cuales Cristo se humanó (Hebreos 2,5-18)
D. Superioridad de la posición de Cristo a la de Moisés (Hebreos 3,1-6)
E. Advertencia: los efectos temporales y eternos a causa de la incredulidad (Hebreos 3,7—
4,13)
III. El sacerdocio de Cristo (Hebreos 4,14—10,18)
A. La importancia de su sacerdocio para la conducta del creyente (Hebreos 4,14-16)
B. Requisitos de un sumo sacerdote (Hebreos 5,1-10)
C. Advertencia: sobreponiéndose a la inmadurez y apostasía sólo por la fe, paciencia y
esperanza (Hebreos 5,11—6,20a)
D. El sucesor eterno de Melquisedec (Hebreos 6,20b—7,28)
E. El santuario celestial y el nuevo pacto (Hebreos 8,1-13)
F. El sacerdocio bajo el antiguo y el nuevo pactos (Hebreos 9,1-28)
G. La ineficacia de los sacrificios bajo la ley en contraste con la eficacia y finalidad del
sacrificio de Cristo (Hebreos 10,1-18)
IV. Perseverancia de los cristianos (Hebreos 10,19—12,29)
A. Las actitudes que deben cultivarse y las que deben evitarse (Hebreos 10,19-39)
B. La fe en acción: ejemplos insignes del pasado (Hebreos 11,1-40)
C. Incentivos para la acción en el presente escenario y para la meta futura (Hebreos 12,1-
29)
V. Posdata: Exhortaciones, preocupaciones personales, bendición (Hebreos 13,1-25)
Intertextualidad

ARGUMENTOS Y MOTIVOS PARA TENER FE Y ESPERANZA AL


ACERCARNOS A DIOS.

Vv. 11—16. Nótese la finalidad propuesta: reposo espiritual y eterno; el


reposo de gracia aquí, y el de gloria en el más allá; en Cristo en la tierra; con
Cristo en el cielo. Después de la labor debida y diligente vendrá el reposo
dulce y satisfactorio; el trabajo de ahora hará más placentero el reposo cuando
llegue. Trabajemos y estimulémonos los unos a los otros a ser diligentes en el
deber. Las Sagradas Escrituras son la palabra de Dios. 
Cuando Dios la instala por su Espíritu, convence poderosamente, convierte
poderosamente y consuela poderosamente. Hace que sea humilde el alma que
ha sido orgullosa por mucho tiempo; el espíritu perverso sea manso y
obediente. Los hábitos pecaminosos que se han vuelto naturales para el alma,
estando profundamente arraigados en ella, son separados y cortados por la
espada. Dejará al descubierto a los hombres sus pensamientos y propósitos, las
vilezas de muchos, los malos principios que los mueven, las finalidades
pecaminosas para las cuales actúan. 
La palabra mostrará al pecador todo lo que hay en su corazón. Aferrémonos
firmes las doctrinas de la fe cristiana en nuestras cabezas, sus principios
vivificantes en nuestros corazones, su confesión franca en nuestros labios, y
sometámonos a ellos en nuestras vidas. Cristo ejecutó una parte de su
sacerdocio en la tierra al morir por nosotros; ejecuta la otra parte en el cielo,
alegando la causa y presentando las ofrendas de su pueblo. 
A criterio de la sabiduría infinita fue necesario que el Salvador de los
hombres fuera uno que tuviera el sentimiento de compañero que ningún ser,
salvo un congénere, pudiera tener, y por tanto era necesario que experimentara
realmente todos los efectos del pecado que pudieran separarse de su verdadera
culpa real. Dios envió a su Hijo en la semejanza de la carne de pecado,
Romanos 8: 3; pero mientras más santo y puro era Él, menos dispuesto debe
de haber estado a pecar en su naturaleza y más profunda debe de haber sido la
impresión de su mal; en consecuencia, más preocupado debe de haber estado
Él por librar a su pueblo de la culpa y poder del pecado. 
Debemos animarnos por la excelencia de nuestro Sumo Sacerdote para ir
directamente al trono de la gracia. La misericordia y la gracia son las cosas
que queremos; misericordia que perdone todos nuestros pecados, y gracia que
purifique nuestras almas. Además de nuestra dependencia diaria de Dios para
las provisiones presentes, hay temporadas para las cuales debemos proveer en
nuestras oraciones; tiempos de tentación sea por la adversidad o la
prosperidad, y especialmente en nuestro momento de morir.
Tenemos que ir al trono de justicia con reverencia y santo temor, pero no
como arrastrados, sino invitados al trono de misericordia donde reina la
gracia. Tenemos denuedo sólo por la sangre de Jesús para entrar al Lugar
Santísimo; Él es nuestro Abogado y ha adquirido todo lo que nuestras almas
puedan desear o querer.

Bibliografía:
https://www.ecured.cu/Carta_a_los_hebreos_(libro_de_la_Biblia)

https://eventosbiblicos.files.wordpress.com/2013/10/biblia-interlineal-griego-espac3b1ol-
completa.pdf

http://comentariobiblicoyexegesis.blogspot.com/2013/05/epistola-los-hebreos.html

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