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VARIACIÓN Y VARIEDAD DE LA LENGUA ESPAÑOLA

(TEMAS 1-6)
Curso 2017/18

Claudia Calandra Jiménez


ÍNDICE
TEMA 1.- LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA ...................................................................................... 1
TEMA 2.- CUESTIONES DE POLÍTICA Y PLANIFICACIÓN LINGÜÍSTICA ....................................... 5
TEMA 4.- LA DIALECTOLOGÍA COMO DISCIPLINA LINGÜÍSTICA .............................................. 13
TEMA 5.- MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN DIALECTAL .............................................................. 16
TEMA 6.- ELABORACIÓN DE UN ATLAS LINGÜÍSTICO ............................................................. 20
TEMA 1.- LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA

VARIACIÓN, VARIABLE, VARIANTE

Las formas diferentes de decir lo mismo ponen de manifiesto que existe variación lingüística.
Esta variación impulsa la evolución de las lenguas, el cambio lingüístico. Aparecen formas
nuevas que conviven con otras ya existentes; unas sobreviven, otras desaparecen.

La variación lingüística se manifiesta proporcionando a la lengua, sin modificar su significado,


unos rasgos específicos que la diversifican en distintas variedades. La variable es la unidad
lingüística que puede mostrarse de formas diferentes. La variante es una de las
manifestaciones de la variable, es decir, una forma alternativa de realizarla. Se emplea en
proporciones diferentes por los miembros de una comunidad lingüística, en función de
factores lingüísticos, geográficos, sociales, contextuales o históricos. Por ejemplo, el fonema
/s/ es una variable que puede presentar diferentes variantes : [s] (alveolar), [s̺] apicoalveolar...

LA VARIACIÓN Y LOS NIVELES DE LENGUA

La variación se da en todos los niveles de la lengua y se debe a razones lingüísticas y


extralingüísticas. Referirse a la “equivalencia de significados” entre las variantes requiere cierta
flexibilidad, pues no siempre es posible afirmar que refieren significados absolutamente
iguales, porque hay que contar con factores como la situación comunicativa, el estilo...

Los estudios lingüísticos más numerosos y productivos son los relacionados con la variación
fonético-fonológica, ya que tanto sus variables como sus variantes carecen de significado y no
plantean problemas de equivalencia semántica. Por otra parte, son fáciles de obtener.
Además, este nivel posee un inventario limitado. El problema es determinar qué sonidos se
pueden consideran variantes, porque las realizaciones de un fonema son prácticamente
ilimitadas, debido a que la pronunciación está condicionada por las circunstancias concretas de
cada emisión o por la configuración del aparato fonador del hablante. Un ejemplo sería el del
fonema /s/ antes mencionado.

El estudio de la variación morfosintáctica se enfrenta con problemas, aparte del de la


equivalencia de significados, que tienen que ver con la escasa aparición de las variables en el
discurso, con su delimitación y con la identificación de los contextos de ocurrencia. La
variación morfológica es más fácil de estudiar que la sintáctica porque sus variables son más
frecuentes y se reconocen mejor debido a que pertenecen a un sistema más estructurado y
delimitado. Un ejemplo es la variación en el imperfecto de subjuntivo en –ra y en –se.

Las dificultades para el estudio de la variación léxica se centran en la equivalencia de


significados. Además, hay que tener en cuenta la situación comunicativa, el propósito y la
actitud del hablante. Otro obstáculo es el de obtener las variantes. Por este motivo, en algunas
investigaciones, se suelen realizar encuestas en las que se formulan preguntas sobre las
variables de un campo semántico concreto. Un ejemplo es usar coche, carro, para `automóvil´.

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El estudio de la variación pragmático-discursiva entraña muchas dificultades, ya que a los
problemas que supone el delimitar las variables y establecer la equivalencia de sus variantes
hay que añadir las que se derivan de sus características intrínsecas relacionadas con el
significado. Además, la falta de suficientes estudios impide poner en relación todos los
aspectos pragmáticos con factores lingüísticos o extralingüísticos.

TIPOLOGÍA DE LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA. LAS VARIEDADES LINGÜÍSTICAS Y EL


CONCEPTO DE VARIEDAD

La variación lingüística surge porque sobre una lengua se ejercen influencias de todo tipo que
condicionan y explican la diversidad y sus variedades. Las variedades son un conjunto de
patrones lingüísticos suficientemente homogéneo. Deben ser entendidas como conjuntos
definidos de rasgos específicos que caracterizan el uso de una lengua por parte de los
hablantes, conforme a factores lingüísticos o extralingüísticos.

En el sistema interno de la lengua hay una serie de condicionamientos que no están


correlacionados necesariamente con factores extralingüísticos; es decir, estos últimos
únicamente pueden actuar si las reglas del sistema de la lengua lo permiten. La variación
fonético-fonológica y la gramatical son las que se ven más afectadas por factores lingüísticos,
en tanto que la variación léxica depende más de los extralingüísticos. Los factores lingüísticos
que pueden dar lugar a la variación fonético-fonológica son:

 Distribucionales, relacionados con la posición del fonema en la sílaba.


 Contextuales, según los elementos que aparecen antes y después de la variable.
 Funcionales, que afectan a la naturaleza de las categorías gramaticales en las que se
incluye la variable.

Por ejemplo, un estudio sobre la variable /-d-/ intervocálica en Las Palmas de Gran Canaria,
pone de manifiesto que la pérdida es más frecuente cuando forma parte de un participio o
cuando la vocal anterior es una /a/ o una /o/ y la vocal posterior es una /o/.

Los factores extralingüísticos dan lugar a tres tipos de variedades:

1. La variedad diatópica, o espacial, relacionada con factores geográficos. Se trata del


dialecto.
2. La variedad diastrática, o social, depende de factores sociales diversos. Se trata del
sociolecto.
3. La variedad diafásica, o situacional, está determinada por la situación comunicativa. Se
denomina estilo o registro.

A estas variedades hay que añadir la individual, denominada idiolecto, utilizada por un
individuo para expresarse con rasgos dialectales y sociales propios en una situación
comunicativa concreta, con interactuación de la variación diatópica, diastrática y diafásica.

La variación diatópica y la variación diastrática están estrechamente relacionadas y, además,


muestran variaciones diafásicas. En cada dialecto se reconocen variedades sociales o
situacionales; en cada sociolecto, variedades dialectales y estilísticas; y en cada estilo,
variedades dialectales y sociales. Las variedades son percibidas por los hablantes.

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VARIEDAD DIATÓPICA (VARIACIÓN GEOGRÁFICA)

Cualquier lengua presenta diferencias dependiendo del ámbito geográfico en el que se


desarrolla. Estas diferencias configuran las distintas variedades dialectales (dialectos).

Para determinar si una modalidad lingüística es una lengua o un dialecto, los criterios que se
esgrimen no son de índole lingüística. Son argumentos de tipo social, y a veces político, porque
no hay ningún rasgo lingüístico que pueda otorgarle a una variedad la categoría de lengua o de
dialecto.

La lengua es un sistema lingüístico compartido por una comunidad que mantiene la


homogeneidad necesaria para permitir la comunicación entre sus hablantes. Pero no es una
entidad concreta, es un concepto abstracto que solo se realiza a través de los dialectos. El
dialecto es, por tanto, una modalidad concreta de una lengua, circunscrita a un espacio
geográfico, que posee unas características lingüísticas propias y rasgos comunes con otras
variedades. Es habitual que se juzgue como una variedad inferior, popular y propia de zonas
rurales. Esta valoración se ha intentado paliar con el uso del término geolecto o de variedad.

Las apreciaciones negativas del dialecto no tienen ningún fundamento lingüístico, ya que
responden al prestigio que, por razones sociales, políticas o económicas, se concede a unas
variedades. De hecho, en todas las lenguas hay una variedad considerada culta, propia de la
élite intelectual y de las clases sociales altas y poderosas, que se denomina lengua estándar.

En ámbitos geográficos como los que abarca el español, los dialectos son las lenguas
nacionales de muy distintos países, con sus propias divisiones dialectales y con una norma
culta que, generalmente, procede de la capital o de núcleos urbanos.

Desde el punto de vista histórico, todas las lenguas nacieron como dialectos, que fueron
evolucionando hasta conformar sus propias características y convertirse en lengua.

El acento es el conjunto de rasgos fonéticos característicos de una variedad lingüística. Es el


que mejor refleja la procedencia de un hablante. En el ámbito hispánico existe un conjunto de
acentos que representan la norma culta de cada país. Esto no es óbice para que se manifiesten
actitudes valorativas sobre determinadas variedades.

Habla regional, habla local.

 Habla regional: las peculiaridades expresivas propias de una región determinada,


cuando carezcan de la coherencia que tiene el dialecto. Son dialectos empobrecidos,
que se limitan a ser manifestaciones orales. Hay hablas regionales cuyo origen es
antiguo, mientras que otras se están formando.
 Habla local: las hablas locales son estructuras lingüísticas de rasgos poco diferenciados,
pero con matices característicos dentro de la estructura regional a la que pertenecen y
cuyos usos están limitados a pequeñas circunscripciones geográficas.

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VARIEDAD DIASTRÁTICA (VARIACIÓN SOCIAL)

La variación lingüística está estrechamente relacionada con los factores sociales, es decir, con
los sociolectos. Los factores sociales más importantes que intervienen en la variación
lingüística son: la clase social, el nivel de educación y la profesión. Los tres están
interrelacionados. Otra variable que se tiene en cuenta es el sexo.

Uno de los factores más relevantes en la variación lingüística es la edad. Los rasgos lingüísticos
vinculados a esta variable están estrechamente relacionados con la identidad grupal y sirven
para establecer diferencias entre distintas generaciones. Los jóvenes crean y utilizan una jerga
para comunicarse entre ellos solo en situaciones informales; con personas adultas y en
contextos formales hablan en un estándar lingüístico, aunque menos cuidado que el de los
adultos, debido a que todavía no han terminado de desarrollar su competencia comunicativa.

VARIEDAD DIAFÁSICA (VARIACIÓN SITUACIONAL)

Las variedades diafásicas o estilísticas, denominadas estilos o registros, hacen referencia a la


adecuación del uso de la lengua a la situación comunicativa; por tanto, son modalidades de
habla que dependen de la elección del hablante y en las que influyen tanto sus características
sociales como las de sus interlocutores. A estas, hay que añadir factores extralingüísticos:

 Campo: contexto o situación comunicativa. Depende del tema y del marco donde tiene
lugar el acto comunicativo.
 Tenor: tipo de relación e interacción que se crea entre los interlocutores. Los dos tipos
básicos son el formal y el informal.
 Modo: el medio o canal, el modo del discurso y el género.

El uso adecuado de los registros es un indicativo del nivel sociocultural y de competencia


sociolingüística, aunque todos los hablantes de una lengua los dominan, con más o menos
habilidad. La variación estilística, por tanto, está muy ligada a la variación social.
Generalmente, se establecen tres niveles a los que hay que añadir las jergas:

1. Nivel culto (sociolecto alto): se identifica con la clase social alta y es el referente de la
noma culta; corresponde a contextos comunicativos formales. Se usa un código
elaborado, cuidado y correcto, una pronunciación esmerada, un buen dominio de la
gramática y un léxico rico y preciso.
2. Nivel coloquial (sociolecto medio): se sigue la norma culta, pero de manera menos
rígida, ya que corresponde a situaciones comunicativas algo más informales. Se
caracteriza por un uso correcto de la lengua, aunque la pronunciación es algo menos
esmerada, la sintaxis menos compleja y el léxico es correcto, pero no tan rico como en
el nivel alto. Se identifica con la variedad estándar de la lengua, que es la que se suele
utilizar en los medios de comunicación y en las instituciones públicas. En general, en
este nivel se sitúan las personas con una formación media, e incluso alta en situaciones
comunicativas no formales.
3. Nivel vulgar (sociolecto bajo): se identifica con la clase social baja y poco instruida. En
este nivel se desconocen las normas lingüísticas, no se cuida la pronunciación, se

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cometen frecuentes errores gramaticales y se usa un léxico muy pobre con numerosos
vulgarismos.

Las jergas son formas de hablar, en una situación comunicativa concreta, de un grupo de
personas que comparten estatus social, profesión o afición, en algunas ocasiones como signo
de identidad grupal y de cohesión social. Sus peculiaridades lingüísticas, fundamentalmente
léxicas, obstaculizan el acceso de los demás a esta comunicación, aunque la intención de sus
participantes no es la de hacer su lenguaje impenetrable, ya que lo usan como consecuencia
natural de su conocimiento especializado.

El tipo de jerga propia de grupos profesionales y oficios se denomina también tecnolecto,


variedad sectorial, lengua de grupo o lengua de especialidad. Su léxico está caracterizado por
el uso de neologismos, palabras técnicas, préstamos, etc. Se aplica además la denominación de
jerga a la forma de hablar de los jóvenes, con palabras como careto, finde, crack...

También existen las jergas argóticas, o lenguas secretas, propias de grupos sociales
marginados. Buscan la autoidentificación y ser crípticas. Son propias de grupos de
delincuentes. Se caracterizan por su artificio y su constante innovación de palabras y frases,
pues desechan las que se hacen conocidas por todos y crean nuevos términos crípticos.
Algunos pasan al léxico general: currar, estar al loro…

DIACRONÍA Y SINCRONÍA

En la variación lingüística hay que tener en cuenta también la dimensión temporal. Los
estudios sincrónicos se ocupan de investigar un momento concreto de la lengua, y los
diacrónicos o históricos explican por qué se habla una lengua en distintos ámbitos geográficos
y cómo ha ido evolucionando esa lengua a lo largo del tiempo.

TEMA 2.- CUESTIONES DE POLÍTICA Y PLANIFICACIÓN LINGÜÍSTICA

COMUNIDAD IDIOMÁTICA, COMUNIDAD LINGÜÍSTICA Y COMUNIDAD DE HABLA

 Comunidad idiomática: conjunto de hablantes de una lengua históricamente


establecida, que la han utilizado, utilizan y utilizarán en cualquiera de sus variedades.
 La comunidad lingüística: conjunto de hablantes que utilizan una misma lengua para
comunicarse entre sí en un lugar determinado.
 Comunidad de habla: aglutina a un grupo de personas que, además de compartir una
lengua, comparten normas y valores de naturaleza sociolingüística, como, por ejemplo,
la norma culta, lo vulgar, etc. Los miembros de una comunidad de habla sienten que
deben cumplir una serie de normas sociolingüísticas para mantener la marca e
identidad del grupo.

¿ESPAÑOL O CASTELLANO?

En la discusión en torno a estos dos términos como denominación de la lengua que se habla en
España, en América y en otros lugares entran en juego intereses políticos. La Academia de la

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Lengua, para zanjar discusiones, acordó que se podían utilizar ambas denominaciones como
sinónimos, aunque recomienda el uso de español.

En las zonas bilingües del Estado español se prefiere el término castellano, porque se mantiene
que español incluye otras lenguas (gallego, catalán...) que tienen consideración oficial dentro
de sus respectivas comunidades autónomas. Pero utilizando la denominación del antiguo
dialecto se refieren realmente al español, pues no solo están aludiendo a quienes lo hablan en
las comunidades castellanas, sino a los restantes hispanohablantes del mundo. En las zonas
monolingües de España el término más utilizado es español. También hay quien usa en ambas
zonas uno u otro indistintamente como sinónimos.

En Hispanoamérica también se han conservado ambas denominaciones, aunque en algunos


países prevalezca el uso de una u otra palabra. En los círculos de la intelectualidad se defiende
el término español por considerarlo heredero de la contribución que hicieron al castellano
original diferentes lenguas, y por reflejar la modernidad y la internacionalidad de una lengua
de la que se hace un uso actual que dista mucho de ser el propio de Castilla.

Desde el punto de vista lingüístico, español es el nombre de la lengua y castellano es el


dialecto histórico o la variedad propia de Castilla. De todas formas, es recomendable que,
cuando nos encontremos en ámbitos no profesionales en los que uso del término español
pueda suscitar situaciones incómodas, utilicemos castellano.

LA VARIEDAD ESTÁNDAR Y LA NORMA, UNA CUESTIÓN DE PRESTIGIO

El estándar o lengua estándar hace referencia a un modelo de lengua asociado a:

a) La escritura, porque este es el medio en que suele aparecer.


b) La corrección, sobre la base de que el estándar no puede ser incorrecto.
c) La cultura y a los hablantes que cuentan con un reconocimiento social.
d) El prestigio, consecuencia de los avatares históricos y del poder económico y político.

Pero el estándar también es oral, lo “correcto” y lo “culto” no tienen carácter universal y el


prestigio no es privativo de un modelo geográficamente localizado.

Cuando se produce una asociación entre la lengua estándar y una variedad prestigiosa
concreta, las restantes variedades adquieren peor valoración social. Así, lo que algunos
consideran lengua estándar no es más que una variedad más de la lengua que, por razones
extralingüísticas, se ha convertido en el modelo prestigioso. En el caso del español, la
consideración de estándar para una variedad suele tener límites nacionales, ya que cada país
posee su propio modelo prestigioso, que es su norma culta.

La lengua estándar española es un dialecto construido con un vocabulario y construcciones


sintácticas no específicos, en donde los acentos no se manifiestan de forma llamativa, aunque
persisten rasgos que identifican la zona geográfica a la que pertenece el hablante. No debemos
identificarlo con ninguna variedad concreta porque nos referimos a un español sin marcas
locales ni sociales Los hablantes utilizan esa variedad en la escritura, en la enseñanza del
español, en situaciones formales y en la interacción con usuarios de otras variedades del
español.

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La lengua estándar no tiene hablantes reales, puesto que no es una variedad que haya surgido
de una evolución natural y nadie la utiliza en todo momento. Dependiendo del nivel
sociocultural y de la situación comunicativa, un hablante puede estar más o menos próximo a
la lengua estándar. Además, no es un sistema rígido, sino que se va adaptando a los cambios
lingüísticos y a la valoración de los hablantes.

Definen el estándar elementos troncales o comunes a sus hablantes (Principio de comunidad)


y con un grado de independencia más o menos alto de contextos específicos (Principio de
neutralidad).

Lo compartido excluye todo lo exclusivo de una de las variedades de la lengua, que no debe
formar parte de su estándar, aunque sea prestigioso para una comunidad de habla. Si
confeccionamos el sistema del español estándar bajo esta acepción, quedarían casillas vacías
ante la no existencia de formas comunes para sus variedades.

Por lo tanto, cuando hablamos de estándar, es importante distinguir si nos referimos a una
variedad modélica determinada (variedad estándar) o al conjunto de elementos compartidos
por todas las variedades de una lengua (lengua estándar o general). La carencia de argumentos
lingüísticos para considerar a una variedad la más prestigiosa nos puede atraer hacia la
creencia de superioridad cultural de un grupo respecto de otros.

LA NORMA

El concepto de norma, en el caso del español, nos obliga a hablar de normas. Desde el punto
de vista lingüístico, nos interesan dos de las acepciones que aparecen en el DRAE:

 Conjunto de criterios lingüísticos que regulan el uso considerado correcto.


 Variante lingüística que se considera preferible por ser más culta.

El primer significado tiene un carácter prescriptivo, relacionado con los usos normativos y
correctos de la lengua. La segunda supone una elección, basada en el prestigio, entre las
distintas variedades de una lengua, con el fin de convertirla en una variedad estándar, sobre la
que se basarán las reglas ortográficas, la gramática y los diccionarios.

En niveles cultos sólo un grupo selecto de hablantes representa la norma de manera modélica
y ejemplar, y se les reconoce mayor autoridad para hacer adaptaciones de uso. La norma tiene
la cualidad de ser guía prescriptiva para sus hablantes, la fijan entidades, personalidades... Los
usos no correctos pueden hacerse generales e imponerse en la norma.

La norma no incluye incorrecciones. Pero no todo lo que no está en la norma constituye un


error. Puede tratarse de una variante de nueva creación construida según las reglas
gramaticales de la lengua, como los neologismos.

La norma es la apuesta segura para obtener un plus de prestigio social. Obviamente, no todo
en una lengua es norma, ni siempre somos normativos.

Si por lengua estándar entendemos algo cercano a lo que Saussure consideraba lengua,
sistema reducido y común, la lengua estándar estaría por encima del concepto de norma. La
norma representaría un paso de concreción más cercano a la realidad lingüística del hablante

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culto. Así, la norma puede contener usos fuera o dentro de la lengua estándar. Las normas
serían varias, circunscritas a zonas geográficas específicas, con sus propios núcleos de
prestigio.

El concepto de variedad estándar vendría a coincidir con el de norma. En el pasado, abundaba


la actitud que privilegiaba la norma castellana septentrional. Actualmente se ha dado paso a
una posición más abierta, en la que se reconocen todas las normas cultas de los distintos
países. Las normas ortográficas, sin embargo, son comunes para todo el ámbito hispánico.

Los usos del español estándar se regulan a través de las obras conjuntas de las Academias de la
Lengua Española, y sus normas, por las Academias respectivas de los países.

BILINGÜISMO, DIGLOSIA Y CONTACTO DE LENGUAS

El bilingüismo es la situación lingüística en la que en una sociedad se utilizan dos o más


lenguas. El bilingüismo afecta a la sociedad, es decir, no es producto de un hecho individual
aislado. Aunque las situaciones en las sociedades reales son mucho más complejas, las formas
básicas y más comunes del bilingüismo son:

1. Sociedades de tipo I: hay dos lenguas que son habladas por dos grupos diferentes y
cada grupo es monolingüe. Esta situación era común en las antiguas colonias.
2. Sociedades de tipo II: hay dos lenguas, pero todos sus hablantes son bilingües. Por
ejemplo, en la mayoría de los países africanos.
3. Sociedad de tipo III: un grupo es monolingüe y otro es bilingüe; el primero suele ser el
grupo dominante y el bilingüe, el minoritario. Por ejemplo, en Ceuta y Melilla, donde
hay hablantes monolingües de español y hablantes bilingües de español y árabe.

Los contextos más generales en los que se da el bilingüismo son:

A. Desplazamientos de la población debidos a invasiones, conquistas o colonizaciones.


Dan lugar a situaciones de bilingüismo al encontrarse dos o más comunidades en un
mismo territorio, donde una parte de la población se ve obligada a conocer y utilizar
las lenguas de los dominadores, la que goza de prestigio y oficialidad. Esta situación es
la que se produjo, por ejemplo, en la romanización.
B. Descolonización: origina un bilingüismo duradero, si bien lo más frecuente es que, en
un afán de potenciar la unidad nacional, se favorezca el uso y la oficialidad de una de
las lenguas autóctonas. Es lo que ha ocurrido en algunos países de África.
C. Imposición de una lengua extranjera: es lo que ha ocurrido en países de América,
donde, por razones históricas, se impone como oficial una lengua europea,
conviviendo con las lenguas autóctonas.
D. Política lingüística: determinados países, a través de disposiciones legales, tratan de
proteger y preservar su diversidad lingüística en una situación de cooficialidad. Así
sucede en las comunidades autónomas bilingües españolas.
E. Bilingüismo fronterizo: en algunas fronteras políticas o lingüísticas se genera un
bilingüismo que obedece a las estrechas relaciones que existen entre países limítrofes.
Esta situación se da, por ejemplo, en Andorra, donde el catalán es lengua oficial.

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F. Superioridad demográfica: cuando en un país existe una lengua mayoritaria, la
población monolingüe de otras lenguas se ve obligada a utilizar dicha lengua. Por
ejemplo, en los Estados Unidos las múltiples minorías utilizan el inglés.
G. Relaciones comerciales, económicas y políticas de carácter internacional: se impone el
uso de una lengua que sirva de comunicación, como lengua franca. En Europa hay
varias ciudades donde existe un bilingüismo relacionado con estas actividades, debido
a que acogen instituciones de la Unión Europea, como Bruselas.
H. Las colectividades de emigrantes, que utilizan una lengua que no funciona en el medio
en que viven y la lengua oficial del país de acogida, dependiendo de la situación.

La diglosia consiste en que en una situación de bilingüismo o multilingüismo las lenguas no


siempre tienen el mismo reconocimiento ni cumplen las mismas funciones comunicativas.
Estas diferencias se traducen en desigualdades de prestigio, que están relacionadas con la
situación de los grupos que las tienen como primera lengua. Hablaremos, por tanto, de lengua
mayoritaria y lengua minoritaria, o de lengua dominante o variedad alta y una lengua
dominada o variedad baja. Cuando una situación diglósica se extiende en el tiempo, puede
ocasionar la desaparición de la lengua minoritaria o menos prestigiada.

El contacto de lenguas se produce cuando distintas comunidades lingüísticas establecen


relaciones entre ellas y comienzan influencias recíprocas entre sus lenguas. Se incluye una
variedad muy amplia de fenómenos: bilingüismo, préstamos, pidgin y lenguas criollas… Da
lugar a fenómenos lingüísticos que afectan a todos los niveles de análisis y que pueden pasar a
la lengua general y ser usados por monolingües.

El contacto de lenguas desempeña un importante papel en la evolución de las lenguas, porque


facilita los cambios lingüísticos debidos a las transferencias y a los préstamos. Las
transferencias lingüísticas son alteraciones de las normas de las lenguas que están en relación.
Las lenguas receptoras necesitan hacer readaptaciones en sus sistemas para acoger las formas
nuevas. Las transferencias léxicas son las más frecuentes y se denominan préstamos léxicos.

Otro fenómeno lingüístico derivado del contacto de lenguas es el cambio de código o


alternancia de lenguas. Consiste en alternar en el discurso estructuras de una lengua y de otra.
Es un fenómeno característico de grupos con niveles equilibrados de competencia bilingüe. En
los grupos con una competencia bilingüe limitada, sirve para compensar el desconocimiento o
el olvido de una palabra, pero, en general, responde a distintas funciones comunicativas.

Otra consecuencia del contacto de lenguas es la de las lenguas pidgin y criollas (o criollos),
cuyo nacimiento se remonta a la época de la expansión colonial. Los criollos del español son
mucho más escasos que los de otras lenguas.

ELECCIÓN, SUSTITUCIÓN Y MANTENIMIENTO DE LENGUAS

A menudo los hablantes o las comunidades se ven ante la necesidad o la posibilidad de elegir
entre el uso de una lengua o el uso de otra según las circunstancias. En ocasiones la elección se
hace con la intención de satisfacer unas necesidades inmediatas, pero a veces la elección de
una lengua supone el abandono de otras.

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La elección de lengua es un proceso que tiene unas consecuencias lingüísticas, pero que en la
que influyen factores de naturaleza sociológica, psicosociológica y antropológica.

En estudios de la sociología del lenguaje se aprecia que cada lengua, cada comunidad, vive una
circunstancia particular que hace difícil la comparación de unas con otras, aunque ello no ha
impedido la constatación de la importancia que tienen los ámbitos sociolingüísticos en una
elección y la incidencia que tienen factores sociales como la edad o el nivel de instrucción.

Los psicosociólogos definen la elección de lengua como un fenómeno propio del hablante
bilingüe. La elección de lengua depende de los tipos de situaciones psicológicas en que el
hablante se ve envuelto y se distinguen tres clases principales. La primera está relacionada con
las necesidades personales del hablante, la segunda con la gente con la que se desarrolla la
interacción comunicativa y la tercera con las características del grupo social del que procede el
individuo. Estas situaciones suelen superponerse, aunque suele predominar alguna.

La sustitución o el mantenimiento de una lengua son consecuencia de una elección que


practican los hablantes.

El mantenimiento de una lengua supone que una comunidad ha decidido utilizar la lengua o las
lenguas que ha usado tradicionalmente. El mantenimiento se ve favorecido por factores y
realidades sociales, que se pueden agrupar en torno a tres conceptos: estatus, demografía y
apoyo institucional. Cuanto mejor sea el estatus de una lengua, cuantos más hablantes tenga y
cuanto mayor sea el apoyo institucional, más probabilidades habrá de que se mantenga.

La sustitución de una lengua supone el abandono completo de una lengua: los miembros de la
comunidad han elegido otra lengua para las situaciones en las que antes utilizaban la otra.
Para que pueda darse un proceso de sustitución, la comunidad debe incluir al menos una
generación bilingüe, que hará posible que el cambio se complete en la siguiente generación.
Algo similar ocurre con el mantenimiento de una lengua, si bien este fenómeno suele
producirse cuando la comunidad es diglósica.

LEALTAD Y DESLEALTAD LINGÜÍSTICAS. EL CONFLICTO LINGÜÍSTICO

Cuando los contactos entre grupos y lenguas diferentes están en condiciones de provocar una
sustitución de lengua, puede aparecer el fenómeno de lealtad lingüística. En realidad, la
lealtad, que tiene como fondo un sentimiento de afecto o de emoción hacia lo que se ha
aprendido en la primera etapa de la vida, se puede detectar prácticamente en cualquier
hablante. Surge como reacción ante un posible cambio de lengua, lo que lleva a los individuos
a conservar la lengua amenazada y a convertirla en un símbolo social. Los “leales” a menudo
son puristas en sus actitudes lingüísticas y conceden una especial trascendencia a todo lo
relacionado con la estandarización y regulación de su lengua.

Lealtad y nacionalismo no siempre corren parejos. La lealtad lingüística puede aparecer sin que
ello vaya acompañado de deseo de reconocimiento político, de independencia, de
organizaciones propias o de extensión de sus peculiaridades a territorios vecinos.

Las situaciones de bilingüismo o de diglosia a menudo no se caracterizan por la presencia de


dos grupos sociolingüísticos bien perfilados, sino que incluyen otras posibilidades,

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convirtiéndolo en una situación de conflicto lingüístico. Hay casos en que los hablantes que
tienen como lengua materna la lengua minoritaria optan por utilizar la lengua mayoritaria.
Otro caso sería el de los hablantes que tienen la lengua mayoritaria como lengua materna, que
incluso pueden desconocer la lengua minoritaria y que reniegan de su propia lengua en un
deseo de aproximarse a los sentimientos y actitudes de los que son leales a la lengua
minoritaria: estaríamos ante un tipo específico de deslealtad lingüística.

El conflicto lingüístico se define como la coyuntura en la que surge el dilema entre la extinción
de una lengua minoritaria o la normalización de esa lengua para permitir su mantenimiento. Se
hace evidente cuando se da una contradicción entre la aceptación de una lengua mayoritaria y
el rechazo de las condiciones sociales y políticas que condujeron a su predominio. La
normalización lingüística es un proceso de planificación que se produce con la intención de
recuperar una lengua dominada.

LA PLANIFICACIÓN LINGÜÍSTICA Y LAS VARIEDADES DEL ESPAÑOL

El estudio de la planificación lingüística se ha sumado al conjunto de disciplinas que conforman


la sociología del lenguaje, puesto que son sociológicos los criterios que maneja. La
planificación lingüística se ha practicado unas veces de forma abierta, velada otras. Planificar
es preparar un plan destinado a determinar el uso de una o más lenguas en una comunidad.
Dentro de este campo, la lengua y la lingüística tienen relevancia.

PLANIFICACIÓN DE LENGUAS Y DIALECTOS: A PROPÓSITO DEL ESPAÑOL EN EL MUNDO.

Con frecuencia se habla de lengua o variedad estándar cuando se hace referencia a la


enseñanza de lenguas o a la planificación lingüística. Sin embargo, una variedad estándar sería
más bien aquella que está desprovista de cualquier marca alejada de una norma general.

Las comunidades lingüísticas de España serían, en su mayor parte, de tipo primario. También
existen comunidades secundarias, si bien, en las comunidades que manejan más de una
lengua, los hablantes o son monolingües en español o son bilingües, por lo que no se
presentan problemas graves de incomunicación.

En las situaciones lingüísticas primarias se producen distintos tipos de relación entre hablas
diferentes o entre unas hablas y normas cultas y prestigiosas. Dentro del mundo hispánico
encontramos situaciones que muestran cómo las hablas y las variedades más prestigiosas se
están disputando muchos contextos de uso.

Hay distintas situaciones en las que existen hablas locales vinculadas a normas prestigiosas,
que se hallan dentro de un modelo de lengua regulada al que llamamos modelo normativo:

1. Situación 1: existencia de un habla local, inserta en una norma prestigiosa, que, a su


vez, se inscribe en un modelo normativo. Junto a ella puede encontrarse otra habla,
procedente de una variedad diferente, que no cuenta con una referencia prestigiosa ni
con un sistema regulado. Es fácil hallar en la primera elementos de la segunda, aunque
la norma ejerce sobre ellos una influencia tal que los hace desaparecer. Puede haber
hablas que no convivan con otras variedades o desmembradas de su variedad de
origen que carecen de un punto de referencia prestigioso y normativo.

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2. Situación 2: relación entre dos hablas locales vinculadas a una misma norma de
prestigio y a una misma lengua. Se producen influencias de la norma sobre ambas
hablas y a menudo de una variedad sobre la otra.
3. Situación 3: dos hablas locales, cada una de ellas con su propia norma culta, aunque
pertenecientes a una misma lengua. Una de estas hablas acusa la presión de la otra
norma culta, favorecida por tener detrás una misma referencia prescriptiva.
4. Situación 4: dos hablas locales, cada una de ellas con su propia norma culta,
pertenecientes a una lengua diferente. Puede observarse la influencia sobre un habla
de otra habla, otra norma y otra lengua diferentes. Suelen aparecer variedades
lingüísticas mezcladas que tienen como base una u otra lengua.

En las comunidades bilingües, las circunstancias son diferentes. En ellas se da la superposición


de dos lenguas. Algunas veces, cada una posee una norma prestigiosa y una referencia
normativa diferente. Otras, una de las hablas posee su norma prestigiosa vinculada a una
lengua normativa, pero la otra puede carecer de esta última. En ambas es usual la aparición de
variedades de compromiso consecuencia del contacto lingüístico.

Cualquier planificación de la lengua española tendría que tratar los siguientes aspectos:

 El español ante sus variedades dialectales.


 El español en territorios bilingües.
 El español ante las variedades mixtas.
 El español en países de lengua oficial diferente.

LA FINALIDAD DE UNA PLANIFICACIÓN DE LA LENGUA ESPAÑOLA.

El español merece una planificación lingüística que aporte soluciones a los problemas que se
presentan a sus hablantes. Aunque son necesarias unas líneas de conducta comunes para el
conjunto del territorio hispánico, cada país requiere una planificación concreta.

El proceso de planificación debe afrontar la planificación del corpus lingüístico y la planificación


de su estatus social. Desde el punto de vista del corpus, el criterio de la corrección suele
orientar el uso lingüístico, porque las comunidades necesitan una norma correcta que seguir.
Los países americanos de habla española han conocido intentos de planificación del corpus y
decisiones de defender la pureza del español frente a otras lenguas. En muchos casos, se ha
reconocido la oficialidad de unas lenguas o de otras. En otras ocasiones, se han puesto sobre la
mesa los problemas que plantean las variedades del español, especialmente en lo que
concierne a la unidad de la lengua o a la defensa de un nacionalismo lingüístico.

Las situaciones lingüísticas del mundo hispánico encierran varios problemas: cómo tratar los
préstamos, qué variedad del español enseñar y en qué variedad enseñarla, qué variedades
deben usarse en los medios de comunicación, cómo solucionar las relaciones entre lengua
escrita y lengua hablada y qué estatus deberían tener las lenguas minoritarias y las variedades
mixtas.

Los objetivos generales de una planificación del español podrían ser:

 Favorecer la unidad y el enriquecimiento de la lengua.

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 Garantizar el derecho a comunicarse en esa lengua en situaciones públicas.
 Proteger el derecho a hacer un uso correcto y prestigioso de la lengua.

Los objetivos específicos serían asunto de cada nación.

Una planificación de la lengua española en los territorios bilingües debería atender al estatus
que habría de ocupar respecto de otras lenguas y a su uso en la enseñanza, la administración,
las instituciones o los medios de comunicación. Tendría que garantizar el derecho de los
ciudadanos a comunicarse en esa lengua de forma correcta y adecuada. En cuanto a las
situaciones monolingües, una planificación tendría que ser capaz de proporcionar una
respuesta a la pregunta de qué variedad del español hay que enseñar y cómo hacerlo.

En cualquier proceso de planificación es importante la función que cumplen las escuelas.


Ocurre, sin embargo, que la escuela no es el medio más eficaz de divulgar una norma y
conferirle un estatus, dado que una parte importante de la población no puede ser
escolarizada o lo es insuficientemente. Donde no alcanza la escuela pueden llegar los medios
de comunicación. Están consiguiendo que los hablantes de unas variedades conozcan otras, lo
que afecta a sus actitudes lingüísticas, y se están convirtiendo en paradigma de prestigio.

La planificación del corpus del español se ha venido haciendo desde que se iniciaron las tareas
del scriptorium supervisado por Alfonso X. El proceso ha conocido impulsores tan decisivos
como Nebrija o la RAE.

TEMA 4.- LA DIALECTOLOGÍA COMO DISCIPLINA LINGÜÍSTICA

LA DIALECTOLOGÍA. ANTECEDENTES. DIALECTOLOGÍA ESTRUCTURAL Y


DIALECTOLOGÍA GENERATIVA

Antes del siglo XIX, hay aportaciones que se pueden denominar dialectológicas, pero es en el
siglo XX cuando nace la dialectología científica, gracias a Graziadio Isaia Ascoli, que postulaba
el interés de los dialectos para el conocimiento de la historia de una lengua. Iba en contra de
las corrientes investigadoras historicistas que atendían a los textos escritos y despreciaban la
lengua hablada.

El germen del nacimiento de la dialectología como ciencia surge de la escuela neogramática,


que sintió la necesidad de encontrar en los materiales dialectales una confirmación de sus
leyes fonéticas. La atención que los neogramáticos prestaron al elemento material del lenguaje
hizo que la fonética adquiriera el grado de perfección necesario para que se desarrollaran la
fonética histórica y la fonética descriptiva, facilitando la investigación de los dialectos.

Los primeros logros en la investigación de los dialectos los obtuvo P. J. Rousselot al demostrar,
en 1891, mediante el estudio del habla de una familia que, entre sus miembros existían
diferencias dependiendo de la edad, el sexo o la ocupación. Si no existía regularidad ni siquiera
en los miembros de una familia, difícilmente podrían existir en una comunidad. En 1905, Louis
Gauchat llegó a la misma conclusión estudiando el habla de un pueblo suizo, donde comprobó
que había grandes diferencias entre los individuos.

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Hugo Shuchardt dio un paso más al demostrar la existencia dentro de un mismo dialecto de
hablas individuales que variaban según el sexo, la edad, el temperamento, la cultura...

DIALECTOLOGÍA ESTRUCTURAL

A principios del siglo XX, surgió el estructuralismo, lo que trajo tres principios que tuvieron
importantes repercusiones en la investigación dialectológica:

1. La separación entre aspectos sincrónicos y diacrónicos. El interés de la mayoría de los


lingüistas cambió de los estudios históricos al estudio sincrónico.
2. La disociación de la fonética y la fonología.
3. La preocupación por el sistema sincrónico de una lengua. Al definir los elementos de
un sistema en términos del sistema mismo, se dificulta la comparación dialectal.

Era necesario conjugar la formación de los dialectólogos y el enfoque estructural. La


dialectología debía pasar de describir a explicar. Los dialectólogos y lingüistas adoptaron el
criterio de afirmar la compatibilidad de la metodología tradicional y la estructural.

La expresión dialectología estructural presenta una contradicción, puesto que las estructuras
se establecen en la lengua funcional, que no presenta variedad. La disciplina lingüística
estructural por excelencia sería la gramática que describe las oposiciones y estructuras
funcionales de un sistema lingüístico. Al concentrarse en un solo sistema lingüístico, ignora la
variación. Pero admite que en la dialectología también se tenga en cuenta que los hechos
lingüísticos funcionan en oposiciones funcionales y estructuras. La gramática colabora, así, con
la dialectología, proporcionándole descripciones estructurales con las que operar. Este tipo de
dialectología es solo estructural.

La dialectología estudia la variedad idiomática y trata de sacar de la variedad misma


inferencias acerca del modo cómo funcionan, se constituyen, y se modifican las tradiciones
idiomáticas. Si aceptamos que la lengua se realiza a través de variedades, la dialectología
vendría a estudiar la realidad de la lengua, estableciendo relaciones interdialectales.

El estructuralismo contribuyó a encuadrar los estudios dialectales dentro de una perspectiva


sistemática en donde se investigaría no solo la variedad, sino también la unidad. A partir de
aquí, los estudios dialectales estuvieron menos divorciados de la lingüística general.

DIALECTOLOGÍA GENERATIVA O TRANSFORMATIVA

En los años sesenta, la teoría generativista empezó a competir con el estructuralismo.


Mientras que la dialectología estructural centraba su preocupación en la descripción de
sistemas que manifiestan variación debido a factores externos al individuo, ahora cobraban
sentido las unidades y niveles que conforman la estructura interna de la lengua. El
generativismo dio como resultado dos nuevos enfoques a la investigación dialectal:

1. Se subrayaron los procesos fonológicos responsables de las diferentes variantes


superficiales, con objeto de explicar la variación en el habla.
2. Se utilizaron datos de dialectos para explicar puntos teóricos. Es decir, la dialectología
empezó a figurar otra vez en la teoría lingüística general.

14
En 1962, Morris Halle es el primero que hace referencia a los estudios dialectológicos
utilizando el modelo generativo. Pero ya en 1965, Sableski intentó aplicar las ideas de W.
Harris, aunque, por la arbitrariedad de su interpretación, recibió duras críticas.

MÉTODOS DE LA DIALECTOLOGÍA: HISTÓRICO-COMPARATIVO Y EL GEOGRÁFICO


LINGÜÍSTICO

Las investigaciones dialectológicas empiezan a surgir a finales del siglo XIX. Los dialectos se
pueden estudiar a través de textos o en la lengua hablada, aunque las investigaciones se han
centrado en el estudio de los registros orales.

Los estudios dialectales son de dos tipos: descriptivos, siguiendo el método histórico-
comparativo, y los que siguen el método geográfico lingüístico. Ambos métodos estudian la
evolución de la lengua recurriendo a la comparación entre sistemas lingüísticos.

En el método histórico-comparativo, de carácter diacrónico, se describe la lengua siguiendo el


desarrollo que sufren determinados fenómenos en una zona preestablecida mediante la
confrontación de hechos lingüísticos. Se intentan fijar las distintas fases de las lenguas, tanto
de forma inductiva (desde el estado actual de un sistema se llega a la forma originaria), como
deductiva (partiendo del origen se llega al estado actual). Con este método se ha intentado
reconstruir dialectos desaparecidos y conocer etapas anteriores de los actuales, pero nunca se
ha podido estudiar el dialecto como sistema lingüístico.

El método geográfico lingüístico da prioridad a la palabra como objeto de estudio, localiza


geográficamente los fenómenos del lenguaje y lleva a cabo operaciones reconstructivas. Tiene
en cuenta por igual el aspecto sincrónico y diacrónico. Por otra parte, si la dialectología es la
descripción de las relaciones interdialectales, el único método adecuado para su estudio es la
geografía lingüística, que afronta directamente la variación de la lengua. Gracias a este método
se pueden describir diferentes fenómenos lingüísticos y trazar los límites de estos en mapas
geográficos (atlas lingüísticos), sin tener en cuenta las fronteras políticas y lingüísticas.

La geografía lingüística ha contribuido a enriquecer los trabajos de lexicografía, que suelen ser
los primeros en el estudio de los hechos dialectales. Es importante utilizar una metodología
adecuada para la confección de léxicos dialectales, a fin de ver las características del lugar
frente a la lengua general. En el caso de hacer un estudio autónomo, se deberá registrar la
totalidad del vocabulario. Puede también hacerse un estudio contrastivo del léxico de un lugar
con el de otras zonas. A la hora de clasificarlo, hay que ver si la palabra existe o no en el léxico
general, las diferencias estilísticas, etc. Se debe señalar la extensión geográfica de una palabra
y llevar a cabo su clasificación por grupos conceptuales.

Para la descripción del habla de un espacio geográfico concreto, se emplean las monografías.
Trabajan con textos escritos, aunque también se han servido de encuestas. Suelen ofrecer
datos sobre la cultura de la localidad que se investiga y referencias geográficas, económico-
sociales e históricas. Nunca analizan las diferencias o semejanzas entre variedades.

Los atlas y las monografías deben complementarse y enriquecerse. Las monografías pueden
recoger los aspectos diastráticos, mientras que un atlas estudia una variedad diatópica. Los

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atlas no pueden proporcionar una descripción exhaustiva del habla para cada punto y, por
tanto, no sustituyen a las investigaciones monográficas.

DIALECTOLOGÍA Y SOCIOLINGÜÍSTICA. RELACIÓN ENTRE AMBAS DISCIPLINAS

La dialectología se ha considerado como la disciplina cuyo objetivo es el estudio de las


variedades lingüísticas (de los dialectos), de su ajuste en el sistema de la lengua y de la
distribución de las variantes en un ámbito geográfico. La Sociolingüística se fundamenta en
algunos aspectos de la dialectología para estudiar la variación y el cambio lingüístico en
función de factores sociales y estilísticos, centrando su interés en las ciudades. Asimismo,
analiza estadísticamente esos factores. Ambas disciplinas se ocupan del estudio de la lengua
hablada, del uso lingüístico variable y de las relaciones que se originan entre rasgos lingüísticos
e individuos.

Antes de que naciera la dialectología científica, hablaba Hugo Shuchardt de la existencia


dentro de un mismo dialecto de innumerables hablas individuales, que variaban según el sexo,
la edad, el temperamento, la cultura, la imitación por prestigio social, la migración o el cambio
de categoría social. También Russelot y Gauchat comprueban la influencia de las condiciones
sociales del individuo en los cambios lingüísticos.

En los primeros trabajos de geografía lingüística se tuvo en cuenta el factor social como posible
causa del cambio lingüístico: se admitían ya las diferencias entre el habla rural y el de las
grandes ciudades. Los desplazamientos demográficos se realizan normalmente del campo a la
ciudad, y es allí donde dan lugar a nuevos dialectos urbanos. En la actualidad, los objetivos de
la dialectología incluyen las variables sociales en el estudio de los dialectos, lo que ha
permitido dar cuenta de la variación lingüística asociada con factores sociales y explicar el
rango de variación estilística de los hablantes. Además, en los trabajos de geografía lingüística,
se establecen criterios sociales al seleccionar a un informante.

No se debe establecer una dicotomía entre dialectología y sociolingüística basada únicamente


en el carácter horizontal o vertical de los dialectos. Esta separación es una cuestión
metodológica, puesto cada dialecto es un complejo de ambas dimensiones, considerando que
los dialectos responden al habla de individuos, con características sociales propias y en
situaciones comunicativas diferentes. Asimismo, hacer una separación entre las dos disciplinas,
basándose en la división medio rural/medio urbano, es un criterio que da la espalda a la
sociedad actual, que va borrando esos límites entre lo rural y lo urbano.

TEMA 5.- MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN DIALECTAL

LA GEOGRAFÍA LINGÜÍSTICA. HISTORIA Y PRINCIPIOS GENERALES

El germen de la dialectología se encuentra en el interés de los neogramáticos por las hablas


vivas y sus dialectos. En esta escuela se encuentra también el germen de la geografía
lingüística. La forma en que llevaban a cabo sus investigaciones consistía en recoger, de
conversaciones con sujetos en una zona delimitada, el material que interesaba. Sin embargo,
las relaciones entre dialectos quedan en gran medida sin explicar. Muy a menudo, los

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lingüistas basaban sus investigaciones tan sólo en el material reunido o en los glosarios de
aficionados. En estas condiciones, el valor de los estudios era muy limitado.

Conscientes de estas limitaciones, nace la idea de proyectar sobre un mapa los rasgos de un
grupo de hablas a la vez, para poder compararlos y estudiar sus relaciones. El mapa lingüístico
proporcionaba el material espacialmente ordenado y resultados más satisfactorios y claros.

Los precursores de los estudios dialectales son L. Tobler, K. Haag y G. I. Ascoli. Por otra parte,
aunque se suele considerar a J. Gilliéron como el fundador de la geografía lingüística, G. W.
Leibniz ya había pensado antes en la necesidad de hacer mapas lingüísticos y etnográficos y J.
Schmidt y H. Schuchardt, alrededor del 1870, también hicieron trabajos en este campo.

No obstante, fue Georg Wenker el primero en llevar a la práctica un método similar al utilizado
posteriormente por la geografía lingüística, aunque, como su único objetivo era confirmar la
tesis neogramática del carácter mecánico de las leyes fonéticas, tenía en cuenta solo el sonido.
Otro antecesor de la geografía lingüística es Weigand, quien en su atlas rumano utiliza un
método más cercano al que se emplea en la actualidad: la encuesta directa realizada con un
cuestionario previamente elaborado.

A pesar esto, se ha considerado siempre a Jules Gilliéron el fundador de la geografía lingüística,


porque sentó bases metodológicas que satisfacían las exigencias científicas que debía tener un
atlas lingüístico. El objetivo principal de este atlas era el de recoger el material lingüístico de
las hablas populares, que estaba amenazado de desaparición debido a la menor instrucción de
sus hablantes y a la difusión de la lengua oficial. Los materiales dialectales, una vez
cartografiados, permitirían llevar a cabo una comparación entre los dialectos.

Los puntos más importantes de los principios sobre la evolución de la lengua que estableció
Gilliéron fueron:

1. El estudio de las hablas populares demuestra que la homonimia y la etimología


popular son los factores determinantes del cambio lingüístico.
2. Las innovaciones fonéticas se propagan de forma discontinua. Esta propagación se
realiza por muy distintas vías y está favorecida por factores sociales, culturales,
económicos o políticos.
3. La supervivencia de una palabra depende del factor psicológico del hablante: las
palabras pueden encontrarse en un estado que las haga desaparecer, a no ser que
intervenga el hablante que le dé nueva vida, como adición de sufijos.

Para Gilliéron, la fonética solo interesa para ayudar a conocer la historia de la palabra, puesto
que no existe el cambio autónomo de sonidos, sino alteraciones individuales de las palabras en
conjunto.

Un hito definitivo para la geografía lingüística fue el Atlas realizado por Karl Jaberg y Jakob Jud,
que se publicó entre 1928 y 1942. Su publicación supuso un gran avance de los métodos de
investigación de la geografía lingüística. Las principales innovaciones fueron:

a) Se utilizan tres cuestionarios: uno general, otro para usarlo en las grandes ciudades y
el tercero en las zonas o en los grupos más interesantes.

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b) Se investiga por primera vez en las grandes ciudades, porque se admitían ya las
diferencias entre el habla rural y el de las grandes ciudades.
c) Interesa sobre todo el léxico, aunque no se olvida la fonética, porque conociendo las
palabras se conoce la cultura de un pueblo.
d) Se fotografían o dibujan los objetos de cultura popular y se registra su nombre y
descripción. Gracias a la combinación del método geográfico con el de “palabras y
cosas” nace un nuevo tipo de atlas lingüístico: el atlas lingüístico y etnográfico.
e) Los mapas se agrupan por campos: agricultura, ganadería, etc. Incluye además un
volumen con mapas morfológicos y sintácticos.
f) Se introducen modificaciones en la forma de presentar los materiales: en cada mapa,
se incluyen aclaraciones sobre algún aspecto del material cartografiado, se dan las
referencias del mismo mapa en otros atlas y se incorporan notas bibliográficas.
g) Otra innovación fue el número de investigadores. Se decidió encargar la encuesta a
tres investigadores distintos: Scheuermeier, Rohlfs y Wagner.

OBJETIVOS, EVOLUCIÓN Y RESULTADOS DE LA GEOGRAFÍA LINGÜÍSTICA

La Geografía lingüística estudia la variación de la lengua en el espacio. Su novedad radica en


que recoge los hechos lingüísticos en unos lugares previamente convenidos, con una
metodología estricta que incluye la encuesta directa, y los dispone en mapas, en los que
muestra su localización. Estos mapas se agrupan formando atlas lingüísticos.

Con el tiempo, se dio un paso fundamental: nacieron atlas no generales, sino regionales,
naciendo la oposición entre atlas de gran domino y atlas de pequeño dominio.

Los atlas de gran dominio respondían a la necesidad de contar con una visión de conjunto, de
saber sobre una situación dialectal que podía verse alterada. Al investigar territorios tan
extensos, no se podía encuestar en muchos lugares. El cuestionario tenía que caracterizarse a
grandes pinceladas para poder adaptarse a culturas y dialectos muy diferentes y distantes. Con
el atlas de pequeño dominio se buscó lo específico de una zona concreta y de su dialecto. Los
cuestionarios tenían una parte común y luego una parte que podía incluir lo más adecuado a la
zona concreta. Además, la red de puntos se estrechaba todo lo necesario para no dejar
escapar nada interesante.

Los atlas regionales son mucho más válidos como testimonio dialectal. El inconveniente de
estas obras es que no cobran sentido sino en el conjunto, de ahí la necesidad de que coexistan
atlas generales y regionales.

Las reacciones ante esta metodología fueron diversas. Muchas fueron entusiastas por las
posibilidades que ofrecían los mapas y porque nunca antes habían contado con materiales tan
fiables. Sin embargo, los historicistas tradicionales lo criticaron.

Lo que más revolucionó el panorama lingüístico europeo fueron los trabajos posteriores de
Gillieron, en los que estudiaba la vida de la lengua a partir de esos mapas, reconstruyendo las
situaciones anteriores a la que aparecía cartografiada. Para él, la evolución fonética hace que
por diversas causas las palabras pierdan cuerpo fonético, corriendo el riesgo de desaparecer,
porque al cambiar, confluyen con otras. De este modo se llegan a producir homonimias. El

18
hablante resuelve estos procesos de homonimia y etimología popular poniendo en marcha
recursos como la adición de sufijos. Todo esto surgía al estudiar las palabras en los mapas.

A partir del análisis de los mapas se vio que las palabras disponen de vías para avanzar y que a
veces encuentran obstáculos que las detienen. En sus viajes, luchan por imponerse. También
se vio que hay lugares que dan prestigio a las palabras que difunden, como las capitales, que
las regiones aisladas son menos receptivas ante lo nuevo… Esto puso de manifiesto que es un
error estudiar la vida de las palabras solo en su evolución fonética.

Se observaron también distintas estratificaciones lingüísticas de épocas diferentes.


Remontándose hacia el pasado, se puedo hacer geología lingüística.

LOS LÍMITES DE LOS DIALECTOS Y EL CONTINUO DIALECTAL

Una de las aportaciones de la geografía lingüística es la posibilidad de proyectar sobre un mapa


los rasgos lingüísticos. Un atlas lingüístico es una colección de mapas, uno para cada concepto
estudiado, que muestra la distribución y extensión de hechos lingüísticos en una zona
geográfica, independientemente de fronteras políticas o lingüísticas. La proyección sobre un
mapa facilita la comparación y el estudio de las relaciones de los fenómenos, y permite ver la
conexión entre la historia lingüística y los factores geográficos.

Gracias a este sistema, podemos delimitar las áreas de distribución de las distintas variantes,
mediante líneas imaginarias que se denominan isoglosas. Si dos isoglosas llegan a
superponerse, se dice que existe una frontera dialectal.

Otra conclusión que se obtiene es que los límites de un dialecto no coinciden con las
demarcaciones administrativas o geográficas, salvo en el caso de que esté delimitado por un
accidente geográfico que haga de barrera. Lo normal es que exista una zona de transición en la
que conviven características de zonas contiguas, dando lugar a un continuo dialectal formado
por una cadena de inteligibilidad que será menor entre las variedades que se encuentren en
los extremos de la secuencia. Este fenómeno también se puede dar entre lenguas diferentes.

En el español, el continuo dialectal no se ve interrumpido: las variedades meridionales de


España están mucho más próximas a las de algunas zonas de América que a las de la mitad
norte de la península. La correspondencia entre estas variedades europeas y las americanas es
tal que se acuñó el concepto de español atlántico, que comprende el andaluz, el canario, las
variedades del Caribe y las de las zonas costeras americanas.

GEOGRAFÍA LINGÜÍSTICA Y DIALECTOLOGÍA

La Dialectología ha ganado mucho con la aparición de la Geografía lingüística. En primer lugar,


la metodología se hizo rigurosa. Se desterró la encuesta por correspondencia, se huyó de los
aficionados locales y se acudió directamente al informante, se transcribieron sus respuestas y
se trabajó con un cuestionario que resumía los objetivos de la investigación.

Esa metodología aplicada a los distintos puntos de encuesta permitió compararlos sin riesgo
de error. Así, se descubrió que no hay límites tajantes entre dialectos, sino haces de isoglosas
que se cruzan y no suele coincidir. También que cada palabra tiene su propia historia, que no

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tiene por qué ir acorde con la de otras palabras de su misma familia, porque un estado de
lengua no depende de una inercia evolutiva ciega, sino de la actividad de los hablantes, que
buscan en su lengua un instrumento de comunicación rentable y prestigioso. En los mapas se
pudieron trazar las zonas conservadoras, las vías de expansión, etc., que dieron origen a la
reflexión que llevó a establecer la teoría de las áreas lingüísticas.

La Geografía lingüística removió algunas de las bases teóricas de la Dialectología: si no existen


límites, no existen dialectos. Sin embargo, los mapas lingüísticos nunca negaron el concepto de
dialecto, ya que se consideró una abstracción necesaria. La Geografía lingüística impuso el
principio de que existe unidad en la variedad, lo mismo que el principio de la continuidad de
áreas.

Antes de la Geografía lingüística, los dialectólogos investigaban con afán globalizador en


puntos concretos. Cuando se trabajó con los atlas, se hicieron avances en temas de semántica
estructural. De la suma de los mapas de un atlas se pueden obtener conclusiones para un
dominio. Los atlas permiten también el trabajo comparativo.

La Dialectología se ha beneficiado de las innovaciones de los atlas. De ahí tomó el interés por
incorporar a sus tareas los indicadores de variación social. Del mismo modo, la dialectometría,
que mide las distancias dialectales, nunca podría haberse llegado a plantear de no contar con
los atlas lingüísticos.

TEMA 6.- ELABORACIÓN DE UN ATLAS LINGÜÍSTICO

TRABAJOS PREVIOS A LA ENCUESTA

Un atlas lingüístico es una colección de material lingüístico presentado cartográficamente y


recogido con un cuestionario, mediante encuesta directa y unitaria. Su objetivo es señalar la
extensión y la distribución geográfica de fenómenos lingüísticos. La metodología debe ser
rigurosa y cuidada en todas sus fases.

En la preparación de un atlas es fundamental conocer el territorio que se pretende investigar.


Hay que tener en cuenta los factores geográficos, históricos, sociales, etc. y las características
lingüísticas de su variedad dialectal. Comprender la realidad del territorio permitirá obtener
unos resultados fiables, gracias a los cuales se podrá dar explicación a los hechos lingüísticos.

El siguiente paso es determinar las localidades donde se van a hacer las encuestas. Los puntos
de encuesta se representan con siglas y números. De este modo aparecerán identificadas las
localidades en el atlas. La densidad de puntos dependerá de los objetivos del atlas y de las
características de la región. Para determinar esta red hay que estudiar la geografía, la
demografía, la historia, la economía y la cultura del país. En general, se tienen en cuenta los
siguientes factores:

1. El número de núcleos de población de cada zona.


2. La densidad de población de cada área y de cada núcleo urbano.
3. La equidistancia de los núcleos de población seleccionados.
4. Las circunstancias lingüísticas, históricas, etnográficas o sociales.

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No es posible ver la dificultad que entraña realizar la encuesta en una población hasta que se
emprende el viaje. Siempre hay circunstancias imprevisibles en algunas zonas: averías de los
autobuses, derrumbes que cortan el acceso a una población o catástrofes naturales.

Otra tarea fundamental es la redacción del cuestionario. Su contenido debe confeccionarse


por campos semánticos, estructurado de modo que las preguntas van enlazadas unas con
otras. Debe ser adecuado a la zona que se quiere investigar y debe atenerse a conceptos
precisos para obtener resultados homogéneos. Por tanto, es importante que el cuestionario se
haya trabajado en profundidad, para que la formulación de las preguntas sea clara y concisa y
que el investigador sepa perfectamente qué está preguntando. El informante acepta bien que
el encuestador desconozca los significantes, pero siempre que se muestre seguro en los
significados. Se necesita también un acuerdo en el metalenguaje que se usa.

Con estos materiales y con el asesoramiento del equipo de investigadores se realiza un


cuestionario piloto con el que se hacen algunas encuestas de prueba. Con los datos obtenidos,
se elabora el cuestionario definitivo en el que se distribuyen las preguntas en los niveles léxico,
fonético, morfológico y sintáctico. Cada pregunta será un mapa del atlas. En algunos atlas, se
prepara otro cuestionario para el trabajo de campo en el que se refleja la manera de formular
cada pregunta, utilizando léxico de la variedad del país. Con este cuestionario se garantiza que
los investigadores realicen la encuesta de una manera uniforme y se evita el sesgo subjetivo.
Además, se va modificando a lo largo del proyecto. Un dialectólogo acaba aprendiendo mucho
de los sujetos de sus encuestas. Ellos le enseñan a preguntar, a perfilar el cuestionario... Con
las preguntas que se van incorporando no es posible hacer un mapa porque faltarían los datos
de las localidades encuestadas con anterioridad, pero son material complementario.

El cuestionario se estructura en tres partes fundamentales: léxico, fonética y morfosintaxis.

La parte dedicada al léxico se agrupa en campos semánticos, atendiendo a las características


de la región que se va a investigar. Por ejemplo, no se incluirán preguntas sobre la navegación
en países que no tengan costa. En muchos atlas hay una gran disparidad entre unas zonas y
otras, lo que lleva a tener que preguntar sobre el léxico referente de productos que se dan en
una región y no en las demás. Esta falta de uniformidad se reflejará en el Atlas por la presencia
de zonas sin respuestas. Los campos semánticos que generalmente se consideran en los atlas
son el ser humano, la vestimenta, la familia, la alimentación, los oficios…

En la parte dedicada a la fonética se plantean preguntas que exijan respuestas únicas, que no
tengan variación léxica y que contengan todos los fonemas del español en contextos fónicos
diversos, para establecer su distribución. Las respuestas irán transcritas fonéticamente.

También se incluyen preguntas sobre morfología y sintaxis. Se seleccionan de antemano las


cuestiones más relevantes que se puedan dar en la zona que se va a estudiar. En el atlas, las
respuestas pueden ir transcritas fonéticamente o representadas mediante signos diacríticos.
Además, también se realizan entrevistas semidirigidas y libres para completar la información
sobre morfología y sintaxis.

Los investigadores que van a llevar a cabo el trabajo de campo deben tener una sólida
preparación lingüística, experiencia en la realización de encuestas y un amplio conocimiento

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de la zona en la que van a trabajar. Lo ideal es que hayan participado en la elaboración del
cuestionario, pero, si esto no es posible, deben estudiarlo minuciosamente.

Una cuestión que se ha planteado es la de si es conveniente que el equipo de investigadores


esté integrado por personas de la comunidad lingüística que se va a investigar o por personas
ajenas a ella. Esa decisión depende de los objetivos de la investigación y de las características
del proyecto. Un explorador inserto en una comunidad puede tener un más fácil acceso a los
discursos casuales de los informantes, ya que podría suponer un obstáculo menor para la
desinhibición. Sin embargo, le puede ser difícil acceder a ciertos registros formales. Por eso,
alguno estudiosos han preferido utilizar exploradores combinados. Los que no pertenecen a la
comunidad investigada detectan con mayor claridad las peculiaridades lingüísticas, y los que
pertenecen a la comunidad investigada aportan información sobre el significado o el uso de su
variedad y ayudan a interpretar y a utilizar aspectos pragmáticos.

Para que el material obtenido mediante la encuesta pueda ser considerado representativo de
una localidad, las características que debe reunir el informante son:

 Que sea natural de la localidad o que haya vivido desde muy niño en ella.
 Que haya viajado poco.
 Que sus padres sean de la misma zona.
 Que tenga la dentadura intacta para no distorsionar los sonidos.
 Que conozca bien la localidad en la que vive.
 Que tenga agilidad mental para responder con prontitud y seguridad.
 Que tenga deseos de colaborar.

Además, se tienen en cuenta las variables sociales: nivel sociocultural, la edad y el sexo.

El número de personas que se entrevista en cada localidad depende de la densidad


demográfica. Por ello, ha de estudiarse el área que se va a investigar. Por ejemplo, en las
ciudades se tienen en cuenta otros factores y se elige un número mayor de informantes.

LA ENCUESTA DIALECTAL

La encuesta con cuestionario es el método directo de la geografía lingüística, y el único


adecuado para la dialectología. Proporciona riqueza y rigor. Debe plantearse cuidadosamente
para que cada investigador esté seguro de lo que debe preguntar y de los medios auxiliares
para su realización: dibujos, fotografías, etc. Asimismo, es recomendable transcribir
fonéticamente la encuesta, pero únicamente lo que se oye en un primero momento, sin hacer
repetir al informante su respuesta, ya que no pronunciaría lo mismo la segunda vez. Estas
transcripciones se completan posteriormente con la audición de las grabaciones.

Los sistemas de transcripción deben ser unitarios, de modo que los mismos sonidos sean
representados con los mismos símbolos. Para poder revisar las transcripciones fonéticas, llevar
a cabo análisis acústicos y crear una base de datos de lengua hablada, la encuesta debe
grabarse. Los datos podrán pasar a formar parte de los corpus para su empleo en la
elaboración de gramáticas y diccionarios, libros de estilo y para la creación de bancos de datos.

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A lo largo de una encuesta se obtiene material diverso. Hay que interrumpir lo menos posible
al informante, hay que hablar lo justo como para que él perciba que estamos atentos a lo que
nos dice y para reconducir la entrevista por el camino que deseamos.

Hay distintos tipos de encuestas:

 Encuesta dirigida: preguntas cortas. No buscan la opinión del informante, sino recoger
los nombres de determinadas realidades, la pronunciación o fenómenos morfológicos
y sintácticos. En esta parte, se ofrece al informante un significado para que él dé el
significante. Cuando el informante tiene dificultades para entender determinado
concepto, se le muestran dibujos o fotografías que sirvan de ayuda o se le sugiere
alguna de las respuestas que hayan dado otros informantes.
 Encuesta semidirigida: se intercala en la encuesta dirigida. Son preguntas diseñadas
para que el informante hable sobre un tema concreto y se extienda en su respuesta.
Se recurre a cuestiones de carácter etnográfico, ya que suelen ser temas conocidos
sobre los que el informante no tiene inconveniente en hablar y permite hacer
ulteriores comparaciones.
 Entrevista libre: se hace al final de la encuesta. Es una conversación que se mantiene
con el informante sobre temas que se sabe que van a propiciar un estilo espontáneo.
El tema de conversación viene condicionado por su carácter o sus gustos ya que el
sujeto habla con libertad y naturalidad.

A todo este material programado hay que añadir el que se obtiene de manera espontánea en
el transcurso de las encuestas, ya que es raro que se produzca sistemáticamente la reacción
pregunta-respuesta, y es lógico que se intercalen conversaciones, interrupciones de terceras
personas, etc. Este material complementario resulta provechoso por presentar un contexto
imposible de obtener en la encuesta con cuestionario.

La técnica de la encuesta dialectal no ha estado exenta de críticas, basadas en la creencia de


que el cuestionario impone formalidad. También se puso en duda el valor de una entrevista en
la que el informante se encuentra en una situación ajena a su vida diaria, frente a un
micrófono y con una persona desconocida.

Silva-Corvalán sugiere algunas pautas para que la entrevista se dé con la mayor naturalidad
posible:

 Introducir pausas que hagan perder la conciencia de formalidad al entrevistado.


 Plantear cuestiones que provoquen emociones fuertes.
 Controlar la interacción a través del grupo de pares.
 Que el investigador no se limite a hacer preguntas.
 Permitir que el entrevistado cambie de estrategia conversacional cuando lo desee.
 Permanecer tranquilo.
 Propiciar las conversaciones personales.

El factor más importante es elegir un informante que esté dispuesto a colaborar. Al llegar a la
localidad que se va a investigar, conviene ponerse en contacto con personas que conozcan a
sus convecinos y que puedan presentar a los sujetos con los que se va a trabajar, para no crear

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desconfianza: al alcalde, al párroco, etc. No siempre es fácil dar con una persona que tenga
tiempo y ganas de sentarse frente a un extraño durante horas. Como la entrevista se
remunera, muchos entrevistados lo toman como un trabajo y como una experiencia nueva.
Suelen ser gente con curiosidad y con ganas de hablar de sus vidas, por lo que es fácil
conseguir que se sientan cómodos.

Es muy importante para que el informante no se sienta cohibido que el lugar en el que se hace
la encuesta sea cómodo y silencioso, evitando que la presencia de otras personas interrumpa
la entrevista y haga que el entrevistado se sienta juzgado por personas de su entorno.

A pesar de todo, la relación investigador e investigado tiene una serie de aspectos de poder y
de lejanía que hacen difícil que el hablante pueda expresarse como normalmente lo haría. Lo
más importante es ganarse, desde el principio, la confianza del entrevistado. Para ello,
conviene que el sujeto no sienta que se le va a juzgar, o que no piense que la encuesta se trata
de un examen de conocimientos. Una actitud distendida, una broma y proporcionar alguna
información personal sobre el investigador suelen ser buenas herramientas. A lo largo de la
entrevista, se irá desarrollando un vínculo que acorte la distancia que se tiene en un principio.

Se debe mostrar ética y respeto cuando para una investigación debemos contar con personas.
Los informantes están proporcionando información al investigador y éste debe
recompensarles. Es conveniente remunerar al informante, aunque se puede sentir ofendido
con una oferta que considera ridícula o porque no cree que deba cobrar. En cualquier caso, la
cantidad que se ofrece es una pequeña gratificación por lo mucho que el investigador se
enriquece de la experiencia de conocer las palabras y la vida de personas de lugares distintos.

Labov y Wolfram formularon unos principios éticos. Labov lo llamó principio de la deuda
contraída: un lingüista que consigue datos de los miembros de una comunidad tiene la
obligación de utilizar ese conocimiento en beneficio de la comunidad. Wolfram lo denominó
principio de agradecimiento lingüístico: un lingüista que haya obtenido datos lingüísticos de los
miembros de una comunidad debería buscar el modo de devolver ese favor.

Como investigador, es difícil distanciarse del hecho de que algunos informantes son personas
de bajos recursos económicos. Se debe intentar comprender las vivencias del informante y de
su entorno. Siempre es posible reunir libros para donarlos a las bibliotecas o a las escuelas,
prestar ayuda económica, pagar la matrícula del colegio o, simplemente, escuchar.

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