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Resumen de Hormonas: Mensajeros

químicos y comunicación celular

El libro “Hormonas: Mensajeros químicos y comunicación celular” de Jesús Adolfo García


Sáinz, contiene ocho capítulos. En el primero, titulado “Los mensajeros de las células”, se
habla sobre los siguientes temas. La necesidad de comunicación celular; en esta parte, el
autor afirma que cuando una especie se extingue, esto denota que se sobrepasó su capacidad
de ajuste al medio. La “plasticidad” de una especie significa que tiene la capacidad de
percibir de diferentes maneras los cambios que se producen y es capaz de responder a ellos.
En organismos pluricelulares, como los seres humanos, las células se encuentran rodeadas
por un medio, llamado líquido extracelular o medio interno. Las células se comunican de
forma coordinada y armoniosa mediante un sistema gigante de comunicación celular que
agrupa millones de células.

El segundo tema que trata en este capítulo se titula: ¿Todas las células se comunican? En este,
el autor explica que tanto organismos pluricelulares como unicelulares utilizan comunicación
celular. El autor aclara también que, en los organismos pluricelulares, la comunicación se
realiza mediante los sistemas nervioso y endocrino. También, afirma que estos dos sistemas
se pueden considerar uno solo, el sistema neuroendocrino. Este sistema se encarga de detectar
el medio externo y adaptar el medio interno para generar una respuesta.

El tercer tema que trata se titula: Formas en la que opera la comunicación celular. El autor
explica las seis principales formas de comunicación celular, las cuales son las siguientes: La
comunicación endocrina u hormonal, la cual se ejecuta mediante las glándulas que hay en el
cuerpo, como la hipófisis, la tiroides, los islotes del páncreas, etc. Estas secretan hormonas a
la sangre que se transportan a células determinadas. Como segunda forma de comunicación
celular, el autor menciona la neurotransmisión. De la cual, explica que las membranas
externas de las neuronas están cerca una de la otra en la que está la sinapsis. En la estructura
hay un espacio que separa a una neurona de otra, llamado espacio sináptico. El autor explica
que la comunicación es unidireccional de una célula, por lo que la información, llamada
neurotransmisor, va de una neurona a otra mediante la sinapsis. Como tercera forma, el autor
nombra una que agrupa las dos ya mencionadas. La secreción neuroendocrina o
neurosecreción, sobre esta el autor afirma que una célula formada por tejido nervioso libera
su mensaje a la sangre. Las neurohormonas viajan a través del torrente sanguíneo para
interactuar con los receptores.

La paracrina es la cuarta forma de comunicación celular que se menciona. Sobre esta se


explica que es el tipo de comunicación que sucede entre células cercanas, sin estructuras
determinadas de por medio. La comunicación sucede en lo “local”, para lo cual el autor
describe un ejemplo sobre una hemorragia en un vaso sanguíneo, en la cual diferentes tipos
de células cercanas se comunican.
La comunicación yuxtacrina es el quinto tipo que se menciona. Sobre esta se afirma que es la
que sucede entre células adyacentes, en las que existen moléculas en la parte externa de las
células que se conectan con los receptores de la membrana de la célula colindante, por lo que
la comunicación no se extiende en el medio. Como última y quinta forma de comunicación
celular, el autor menciona la autocomunicación o comunicación autocrina. La cual, se trata de
la comunicación dentro de una misma célula.

El cuarto tema que se trata en este capítulo se titula, ¿Existe un tipo de mensajero para cada
variedad de comunicación celular? En esta parte el autor aclara que las células son versátiles,
por lo tanto, una misma sustancia puede funcionar en diferentes tipos de células en
comunicación celular. El último tema que se trata en este capítulo es sobre los mensajeros
celulares. En esta sección, el autor explica que, los mensajeros celulares pueden ser de tres
tipos, los lípidos, los de naturaleza polipeptídica y las aminas. De ellos se explica, que los
lípidos se conforman por esteroides, como las hormonas sexuales femeninas y femeninas, etc.
Sobre los polipéptidos, que son otro tipo de hormonas, se dice que se forman por la unión de
aminoácidos que se enlazan por un peptídico. El autor aclara que una gran parte de los
mensajeros celulares fueron descubiertos entre 1890 y 1930, pudieron purificados entre 1920
y 1960, y se pudo determinar su estructura química entre 1930 y 1970.

El segundo capítulo del libro se titula, “Receptores: Los oídos de las células”. Primero, el
autor explica qué es un receptor, lo cual es una estructura química, una proteína de gran peso
molecular, la cual es capaz de recibir un mensajero celular y transmitirlo para generar una
respuesta. El siguiente tema en el capítulo es selectividad y afinidad. Por lo que explica que
los receptores, como otras proteínas, tienen una forma tridimensional determinada en el
espacio. Gracias a su forma y textura, el mensajero celular y el receptor se adaptan
juntamente, aquello es la base de la alta selectividad de receptores para una hormona
determinada. Luego, el autor habla sobre afinidad y actividad. Sobre la afinidad se explica
que es la medida en qué tan sencillamente se acoplan el mensajero y el receptor. La actividad
es la medida de capacidad del mensajero para causar un efecto. El autor afirma que aún se
desconoce el porqué dos sustancias, con capacidad para unirse a un mismo transmisor,
pueden ser agonista y antagonista. De dichos términos, se explica que agonista es el
mensajero que puede producir un efecto y unirse al receptor. Por otro lado, un mensajero
antagonista es aquel que puede unirse al receptor, pero que no produce efecto.

En el siguiente tema que aborda en el capítulo, el autor aclara que existen dos tipos de
“oídos” celulares, externos e internos. Los que ocurren dentro de las células y los que ocurren
afuera. Para explicar los receptores externos, el autor da el ejemplo de un glóbulo rojo. En el
cual explica que son como un iceberg en un mar, con una parte en la superficie y el resto en el
interior. También se explica que dicha estructura puede confirmarse mediante distintos
experimentos sobre las células. En cuanto a los receptores internos, se explica que los
mensajeros deben atravesar la membrana plasmática con el fin de llegar al receptor y causar
efecto. El autor aclara brevemente que los receptores externos están relacionados con las
respuestas rápidas y tanto externos, como internos en las respuestas lentas.
En el tema que sigue en el capítulo, el autor expresa que existen casi un receptor determinado
para cada mensajero. Ya que, hay casos en que existen varios receptores para un solo
mensajero. Luego, se aclara que existen en un tejido diferentes tipos de receptores para una
misma hormona. Seguidamente, se explica que el número y tipo de receptores pueden variar,
por ejemplo, en casos de hipo e hipertiroidismo.

En el tema siguiente, el autor aclara que los receptores tienen una gran movilidad dentro de la
membrana celular, también se menciona que la membrana celular es un espacio de constante
cambio. Se afirma, que los receptores que se encuentran en la membrana celular se mueven
de manera horizontal. Luego de la comunicación celular, es común que los receptores se
agrupen en un espacio interior de la célula. El autor indica que todavía no hay una respuesta
concreta para responder cuándo una célula decide agrupar en el interior a los receptores, se
estima que puede ser debido a la fosforilación de los mismos. Uno de los últimos temas del
capítulo son los receptores intracelulares, los cuales son aquellos que se encuentran en la
parte soluble del citoplasma, sin estar unidos a las membranas. Este tipo de receptores
también se mueven dentro de la célula. Por último, el autor explica que la categorización para
los receptores es, aquellos que están en la membrana plasmática y los intracelulares.

El tercer capítulo del libro se titula, “Receptores, proteínas G y segundos mensajeros”. Para
comenzar, se aclara que al interactuar el receptor y la hormona, su forma se altera dentro del
espacio que ocupa. Seguidamente, se habla sobre los receptores que se acoplan a la proteína
G. También llamados receptores de los siete dominios transmembranales, ya que su forma es
en forma de un hilo con perlas que atraviesa, la membrana plasmática siete veces. Se explica
que para generar una respuesta, el receptor generan señales en el interior de la célula.
Teniendo ello en cuenta, la hormona es el mensajero, entonces la señal que se produce es el
segundo mensajero.

En el siguiente tema de este capítulo se habla sobre el sistema de la Adenilil Ciclasa. Sobre
este se relata que en la década de los setenta, el doctor Sutherland descubrió que hormonas
como la adrenalina y el glucagon generaban una sustancia dentro de las células hepáticas,
responsable de los efectos de las hormonas. Tiempo después, se nombró esta sustancia como
AMP cíclico, la cual es sintetizada por la enzima adenilil ciclasa. Con las investigaciones se
descubrió que algunas hormonas disminuyen los niveles de AMP cíclico en la célula, por lo
que actúan como reguladores de los niveles de AMP.

Sobre la proteína G se explica que, el investigador Martin Rodbell descubrió que las
hormonas no podían activar la ciclasa sin que antes se agregara guanosina trifosfata, que es
un nucleótido de guanina. Estas proteínas recibieron el nombre de proteína G. De igual
forma, que existen que hormonas que aumentan o disminuyen el AMP en las células, se
demostró que hay tipos de proteínas G que cumplen el papel de activadoras e inhibidoras. El
autor resume su funcionamiento explicando que la agonista hace que se active el receptor,
entonces este activa la proteína G, y estas últimas regulan a la adenilil ciclasa. También se
explica que las señales suceden en segundos, cuando la agonista se separa del receptor genera
que se revierta y se cese el efecto, el AMP cíclico se transforma en AMP no cíclico y se
detiene la señal intracelular. Las proteínas Gs y Gi se conforman de tres partes: alfa, beta y
gamma. Se explica que las toxinas bacterianas atacan a la subunidad alfa de las proteínas.
También se aclara que la proteína Gs activa la ciclasa y la Gi la inhibe.

El último tema que trata este capítulo es sobre el sistema Fosfoinosítidos-Calcio. Mabel y
Lowell Hokin descubrieron que estimular ciertas células con hormonas, generaba cambios
importantes en la síntesis y degradación del fosfatidilinositol. En 1975, Bob Michell,
descubrió que el aumento en la producción de fosfoinosítidos, produce cambios en la
concentración intracelular de calcio libre, considerado un segundo mensajero. Se explica que
el IP3 es una molécula hidrofílica, la cual es liberada por la fosfoinositidasa al citosol. La
célula mantiene baja su concentración de calcio citosólico mediante la expulsión del catión y
el secuestro en vesículas intracelulares. Estos dos procesos cuestan energía en forma de ATP
a la célula. Al ser liberado, el IP3 distribuye citosol en los receptores que están en las
vesículas encargadas de secuestrar el calcio. Los receptores se abren y permiten que el calcio
salga y se difunda al citosol. El IP3 libera al calcio, que se puede considerar como factor de
acoplamiento.

El cuarto capítulo del libro se titula, “Propagación intracelular y amplificación de la señal”.


En este, se explica que los segundos mensajeros no actúan directamente, sino que son
detectados por receptores extracelulares. Se aclara que el primer es el reconocimiento
molecular, realizado por las proteínas que reconocen al segundo mensajero. Este proceso se
ejecuta de forma escalonada, aumentando en su desarrollo. Luego, se explica uno de los
mecanismos de regulación de la función celular más importantes que existen, el cual consiste
en que las proteínas cinasas fosforilan ciertas proteínas de la celula. Con el fin de explicar
que el glugacon funciona activando la adenilil ciclasa, que a su vez activa la proteína Gs que
aumenta los niveles de AMP cíclico.

Seguidamente, se explica que no todas las enzimas al ser fosforizadas se activan. La


“glucógeno sintetasa” se inhibe al fosforizarse. Las enzimas se fosforilan por proteínas
cinasas y también se desfosforilan por proteínas fosfatasas. Se efectúa un proceso de
fosforilación/desfosforilación al interior de la celula. Luego, explica la propagación de la
señal intracelular por medio del IP3 (calcio-inositol trisfosfato). En el sistema, el receptor se
activa por la hormona que estimula a una fosfolipasa C a través de proteínas de la familia Gq.
El fosfatidilinositol bifosfato se divide en dos productos: el inositol trisfosfato y el
diacilglicérido. El inositol trisfosfato, se explica, actúa sobre el retículo endoplásmico de la
célula y causa la liberación de calcio. Cuando el calcio se libera se ejecuta su acción corno
segundo mensajero activando a una serie de proteínas cinasas y a otras enzimas. Luego, la
amplificación de la señal se produce por medio de la fosforilación de enzimas. También se
explica que el diacilglicérido activa, junto con el calcio, la proteína cinasa C. Esta proteína
colabora en el proceso de propagación y amplificación de la señal hormonal. De igual manera
que en el del AMP cíclico, la señal se transmite en segundos y se suspende con rapidez. El
diacilglicérido y el inositol trifosfato se convierten en compuestos inactivos.
El quinto capítulo del libro se titula, “Receptores con actividad enzimática”. En este capítulo
se habla sobre los receptores hormonales que poseen actividad enzimática, los cuales se
dividen en tres tipos: los receptores fosforiladores, los que tienen actividad de proteína
fosfato y los que cuentan con actividad de guanilil ciclasa.

Sobre los receptores fosforiladores se dice que en años recientes se ha descubierto que existen
receptores, tales como la insulina o el factor de crecimiento epidérmico, que tienen
actividades enzimáticas de proteína cinasa que les da la capacidad de fosforilar otras
proteínas y a sí mismos (autofosforilación). También se estima que la fosforilación tiene gran
relevancia para la propagación intracelular de la señal. Se explica que las hormonas activan al
receptor, entonces, la actividad enzimática de proteína cinasa aumenta causando la
autofosforilación. Se aclara que la función básica de los segundos mensajeros es activar las
proteínas cinasas, las cuales luego foforilan otras proteínas, y así se ejecuta la propagación
intracelular de la señal. Sin embargo, en este caso la agonista activa directamente una enzima
fosforilante, la cual es el mismo receptor.

En cuanto a los receptores con actividad de proteína fosfato, se explica que las fosfatas de
proteína son las enzimas que quitan el fosfato que dieron a las proteínas cinasas. También
retiran fosfato en residuos de tirosina. Se aclara que hay fosfatasas de tirosina soluble y otras
ancladas a la membrana. Es interesante que algunas de las fosfatasas de la membrana tienen
una estructura similar a un receptor. Se estima que el antígeno común de los leucocitos,
llamado CD45, tiene la estructura de un receptor. Sin embargo, todavía se desconoce su rol y
su activador natural.

Al final de este capítulo, sobre los receptores con actividad de guanilil ciclasa y el sistema del
óxido nítrico, se dice que tras el descubrimiento del AMP cíclico, siguió el del GMP cíclico.
Un nucleótido capaz de activar la proteína cinasa G. No obstante, su investigación se dificultó
debido a la diversidad de formas de guanilil ciclasa en solubles y asociadas a la membrana
plasmática.

Sobre los receptores guanilil ciclasa, se empieza aclarando que el corazón puede ser
considerado una glándula, ya que en la aurícula se producen péptidos llamados natriuréticos
auriculares. Estos ayudan a la eliminación urinaria del sodio, además de ser vasodilatadores.
Mediante investigaciones se descubrió que el factor natriurético activa su receptor y lleva a la
activación de la guanilil ciclasa, además de que el GMP cíclico es el segundo mensajero
mediador de las acciones de los natriuréticos auriculares. También se afirma que los
receptores de este tipo tienen una parte extracelular con la que interactúan con los factores, la
cual es una pequeña zona transmembranal.

Sobre la guanilil ciclasas solubles se dice que, algunos de los compuestos nitro, como la
nitroglicerina, son potentes vasodilatadores, además activan la guanilil ciclasa citoplásmica.
Igualmente, investigaciones habían demostrado que la dilatación de los vasos sanguíneos solo
sucedía si el endotelio estaba intacto. No obstante, con investigaciones posteriores se pudo
descubrir que el óxido nítrico actuaba como mediador. Entonces, el endotelio genera el óxido
nítrico que va a las células musculares y activa la guanilil ciclasa, produciendo GMP cíclico.
Este último se encarga de activar la proteína cinasa G.

El sexto capítulo del libro se titula, “Receptores canal y receptores intracelulares”. Sobre los
receptores se dice que cuando se activan, estos forman un canal a través de la membrana, este
canal permite que un ion lo atraviese. También se explica que la membrana es como una
barrera selectiva, ya que mantiene potencial electroquímico. La distribución de cargas en
ambos lados de la membrana plasmática cambia, existe una despolarización o
hiperpolarización. Lo anterior, genera que otros canales “sientan” y cambien su probabilidad
de abertura.

La estructura del colinérgico nicotínico, un receptor canal, se conforma por cinco


subunidades: dos alfa y beta, gamma y delta. Se explica que dichas subunidades se agrupan
en forma de roseta con el canal en el centro. Cada una de las subunidades se conforma por
una cadena amino terminal extracelular, cuatro segmentos transmembranales M1, M2, M3 y
M4, estos están unidos por asas intra y extracelulares, por último, por una cadena extracelular
carboxilo terminal.

Sobre los receptores intracelulares se dice que, es posible que algunas hormonas ejecuten el
rol de receptores intracelulares. Lo cual significa, que para dichas hormonas la membrana
plasmática no representa una barrera de permeabilidad. Las hormonas tiroideas, el ácido
retinoico y los esteroides son ejemplos de dichas hormonas. Estas hormonas son moléculas
con bajo peso molecular y son parcialmente hidrofóbicas. Se aclara que los receptores de este
tipo de hormonas son también proteínas, por lo que su información de síntesis se encuentra en
nuestro ADN. La información se expresa en ciertas células y en otras no. Se aclara también
que si la concentración de un mensajero aumenta, puede llegar a interactuar con otros
receptores. Se explica que las hormonas que actúan sobre receptores en la membrana generan
acciones rápidamente, al contrario de las hormonas que actúan sobre receptores
intracelulares. Los cuales, actúan en minutos u horas. Hay excepciones para lo anterior, como
la insulina y la cortisona. No obstante, aún no se conoce con certeza cómo funcionan las
acciones rápidas. Los receptores intracelulares detectan a la hormona y la fijan, así pasan a su
configuración activa. Sin embargo, se afirma en esta parte del capítulo que se ha demostrado
que varios receptores, sin la hormona, forman un complejo con proteínas que facilitan el
doblaje de las proteínas, llamadas chaperoninas.

Luego, se explica que al unirse la hormona y el receptor, el complejo va hasta el núcleo de la


celula, allí se fija en el material genético. Una vez fijado en las secuencias específicas,
procede a la apertura de la doble hélice del ADN, lo que permite que un mensajero sea
transcrito en una copia de ARN mensajero. Ese ARN transporta al citoplasma la información
de síntesis de proteínas, en el citoplasma, se traduce en los ribosomas. Se puntualiza que la
transcripción de una misma hormona puede tener tanto un efecto positivo como uno negativo
en la síntesis de proteínas.
El séptimo capítulo del libro se titula, “Tolerancia, dependencia y transformación maligna”.
En el primer tema del capítulo se habla sobre la tolerancia, de ella se dice que la respuesta de
las células a un determinado mensajero disminuye si se expone de manera prolongada a este.
Se explica que este es el caso de los pacientes que reciben una medicación por un periodo
prolongado y deben ajustar la dosis para seguir consiguiendo los mismos efectos. No
obstante, es importante resaltar que el aumento de mediación realizada por el mismo paciente
puede ser peligrosa.

El autor aclara que algunos mensajeros tienen la capacidad de producir desensibilización o


tolerancia. Se explica que hay varios mecanismos en que este fenómeno puede suceder en las
células. Un ejemplo de ellos, es la disminución del número de receptores en la membrana
plasmática, debido a desplazamientos de los receptores. No obstante, se aclara que ello solo
sucede si el número de receptores es limitante para la respuesta. También existe el caso en
que el número de receptores permanezca igual y aun así se del fenómeno de tolerancia, el
autor afirma que aún no existe una respuesta concreta sobre por qué sucede. El autor
introduce un nuevo tipo de desensibilización, la “heteróloga”. Se describe que en este tipo, la
acción de un mensajero desensibiliza la respuesta celular a otros mensajeros

En el segundo tema del capítulo sobre la dependencia, se explica que este fenómeno se
encuentra asociado a la tolerancia y puede observarse en algunos casos de adicciones a la
droga. Los investigadores Sabol y Nirem berg observaron que la administración de morfina y
compuestos similares a las neuronas disminuía el nivel de AMP cíclico. Ya que el receptor
determinado para estas sustancias está acoplado a la adenilil ciclasa en forma inhibidora. Sin
embargo, al dejarse la droga por periodos prolongados, los niveles de AMP cíclico
regresaban a la normalidad, pues se acostumbraban a la droga. Al retirarse la droga, los
niveles de AMP cíclico llegaba a una concentración muy alta, pues ya se trataba de
recompensar la producción que se inhibía por la droga. El autor aclara que este es el
fenómeno que se conoce como síndrome de abstinencia. Estas reacciones no solo se producen
por drogas, sino que también con las endorfinas, sustancias similares a la morfina que son
producidas por el cuerpo.

El tercer tema trata sobre la transformación maligna, de este se explica que se refiere a la
formación de tumores cancerosos, lo cual está relacionado con la comunicación celular. El
autor aclara que la comunicación celular autocrina es aquella en la celula secretora, es la
celula blanco. Investigaciones han demostrado recientemente que ciertas células cancerosas
alteran genéticamente la producción de factores de crecimiento. De igual manera, que afectan
la cantidad y características de receptores para dichas sustancias, lo cual genera receptores
que detectan mensajes que no existen.

El octavo capítulo del libro se titula, “Ejemplos de los mecanismos de acción de algunas
hormonas y neurotransmisores”. El autor explica los mecanismos de acción de algunos
mensajeros. El primer mensajero es la adrenalina, de ella se explica que fue descubierta por
Oliver y Schäfer en 1895 en extractos de glándula suprarrenal. Esta funciona como hormona
y como neurotransmisor, la adrenalina es la hormona y la noradrenalina el neurotransmisor.
Una gran parte de las células del cuerpo humano tienen receptores adrenérgicos. La
adrenalina participa en las “funciones superiores”, la regulación de la frecuencia cardiaca, la
presión arterial, etc. Por lo tanto, hay varias enfermedades relacionadas con la adrenalina y la
noradrenalina, tales como los estados de ánimo maniacos y depresivos, así como la
hipertensión, el asma, etc. El uso y las reacciones de la adrenalina son extensamente
investigadas por razones médicas y económicas. El autor explica que hay tres tipos de
receptores adrenérgicos, los cuales pertenecen a la familia de los siete dominios
transmembranales. Estos receptores se distribuyen de forma preferencial. Según el autor, los
receptores se asocian a sistemas específicos de traducción.

El segundo mensajero que explica el autor es la insulina, sobre ella se dice que tiene un gran
interés médicamente, debido a su importancia en el tratamiento de diabetes mellitus.
Investigadores canadienses del Hospital General de Toronto fueron los primeros en extraer la
sustancia del páncreas y demostrar su utilidad para el tratamiento de la diabetes. Desde
entonces, los estudios sobre la insulina siguieron avanzando. Se explica que la insulina es la
principal encargada de disminuir los niveles de glucosa en la sangre, ya que genera el
transporte de la glucosa al interior de las células, donde se convierte a glucógeno. Diferentes
investigaciones han llevado a la definición de la estructura de la insulina y de su receptor, el
cual es una proteína de peso molecular aproximado de 310 000 Daltones. Este se conforma
por dos subunidades alfa y dos betas, enlazadas con uniones disulfuro. Se afirma que las
subunidades alfa contienen el sitio de fijación de la insulina. Por su parte, las subunidades
beta poseen actividad de la proteína cinasa de tirosina. Mediante diversas investigaciones
determinaron que gracias a la insulina el número de transportadores de la membrana
plasmática aumenta. Los transportadores se ubican tanto en la membrana plasmática como en
las vesículas intracelulares. Bajo el efecto de la insulina, los transportadores intracelulares se
incorporan a la membrana plasmática, esto produce que el número de transportadores en las
vesículas intracelulares disminuya. El por qué sucede todavía no se tiene claro.

En el tercer tema del capítulo, el autor introduce el concepto de hormonas locales, las cuales
son definidas como automedicamentos. Entre ellas, el autor selecciona tres: la histamina, la
serotonina, la adenosina y las prostaglandinas. Sobre la Histamina se afirma que es el
producto de la descarboxilación de la histidina, un aminoácido. Se afirma que desde la década
de los cincuenta se había determinado más de un tipo de receptor para la histamina. No
obstante, no fue hasta los setenta cuando se sintetizaron por primera vez los compuestos con
selectividad, los receptores H2. El autor aclara que los receptores H1 se acopla al recambio
de fosfoinosítidos y al calcio. Por su parte, el receptor H2 se acopla en forma activadora a la
adenilil ciclasa a través de Gs. Entre las múltiples funciones de la histamina se encuentran, la
dilatación de vasos sanguíneos, reacciones alérgicas como el enrojecimiento y la modulación
arterial.
Sobre la serotonina se afirma que fue descubierta en 1948 por Rapport. El compuesto se
encuentra en las células cromafines del intestino, en algunas neuronas y en las plaquetas.
Según el autor, se han descubierto al menos siete familias de receptores para la serotonina. Se
explica que los subtipos de la familia de receptores 5-HT1, a través de Gi, se acoplan e
inhiben a la enzima adenilil ciclasa y a canales iónicos. Por otro lado, los receptores 5-HT2 se
acoplan al recambio de fosfoinosítidos y al calcio. Los receptores 5-HT3 son receptores
canal. Los receptores 5-HT4, 5-HT6 y 5-HT7 se acoplan activadoramente a la adenilil
ciclasa. Sobre los receptores 5-HT5 aún se desconoce cómo se acoplan. Entre los efectos de
la serotonina se encuentran, el aumento de la movilidad del intestino delgado, aumento de la
frecuencia cardiaca, etc. Se afirma que parece tener gran importancia en la modulación de
estados de ánimo y es asociado a trastornos depresivos.

Sobre las prostaglandinas se explica que se lograron sintetizar hasta 1960. Se explica que la
aspirina es un analgésico que es inhibidor de la síntesis de prostaglandinas. Entre los efectos
de las prostaglandinas está, la inhibición de la agregación de plaquetas, relajación del
músculo bronquial, aumento de la contracción del útero, disminución de la secreción gástrica
y disminuye la movilización de grasa de los depósitos.

En cuanto a la adenosina, se afirma que es un producto del ATP y que se libera en los tejidos
cuando las células tienen deficiencia en el aporte de oxígeno. Entre sus funciones están, la
inhibición de la agregación plaquetaria, dilatación de vasos sanguíneos, disminuye la
contracción del músculo intestinal y toma el rol de protector de la función hepática. Hay
varios receptores para la adenosina, junto con los receptores del ATP conforman la familia de
receptores purinérgicos.

Por último, el autor explica tres hormonas de naturaleza peptídica, el glucagon, la vasopresina
y la angiotensina II. Sobre el glugacon explica que es un polipéptido que se produce en las
células alfa de los islotes de Langerhans del páncreas. También que es una de las principales
hormonas hiperglicemiantes. Cuando la glucemia baja, los islotes secretan glucagon, el cual
indica al hígado el aumento de producción de glucosa. En un momento determinado de la
historia se creyó que el glucagon producía diabetes, sin embargo, hoy se sabe que se trata de
una enfermedad más compleja. Solo se conoce un receptor para el glucagon, este se acopla
activando la adenilil ciclasa.

Sobre la vasopresina se afirma que es una fuerte hormona vasodepresora. Esta es liberada por
una glándula neurosecretora localizada en la base del cerebro, cuando disminuye el líquido
extracelular. La hormona es un péptido conformado por nueve aminoácidos. Fue descrita y
sintetizada por DuVigneaud. Los receptores de la vasopresina son los V1 y V2. Los efectos
presores se realizan mediante los receptores V1. Los receptores V2 se encargan de los efectos
antidiuréticos.
En cuanto, la angiotensina II se explica que fue descubierta en Argentina por Braun
Menéndez en 1939. Se conocen tres angiotensinas: la I, la II y la III. La angiotensina II es el
vasopresor más potente que se conoce hasta el momento, entre sus efectos están, regular la
secreción de la aldosterona, incrementa el flujo de calcio y la fuerza de contracción del
músculo. Hay dos tipos de receptores para la angiotensina II, el AT1 que se acopla al
recambio de fosfoinosítidos a través de Gq, igualmente a la adenilil ciclasa en forma
inhibidora a través de Gi. El receptor AT1 se acopla mediante proteínas G a una fosfatasa de
proteínas para residuos de tirosina. Este receptor al parecer se expresa en el sistema nervioso
y en determinadas etapas del desarrollo.

Luego de terminar la lectura y el posterior resumen del libro, opino que el estudio de las
hormonas y su funcionamiento en el cuerpo humano representa un área de gran importancia
para la comprensión de las distintas funciones y efectos que surgen en el cuerpo. Muchas
veces se menciona en el libro que todavía hay varias preguntas por responder sobre las
hormonas y la comunicación celular. No obstante, al ver todos los descubrimientos y
descripciones que se han podido realizar hasta la actualidad, es realmente fascinante pensar
todo lo que se podría descubrir en el futuro. También en todas las posibilidades que trae
consigo adquirir mayor conocimiento sobre la comunicación celular, como podría serlo la
creación de tratamientos o medicinas para las enfermedades.

Igualmente, opino que el libro incentiva a generar curiosidad por las preguntas sin responder
e incluso por las que ya están respondidas para profundizarse o quizá cambiar de respuesta.
Pues, además de los conceptos y datos técnicos, los ejemplos más didácticos y ejemplos
cotidianos que incluye el autor hacen que aprender y explorar el tema sea más ameno. De
igual manera, los ejemplos junto a las gráficas ayudan en gran manera a tener una imagen
clara de las estructuras de las que se habla. Lo cual ayuda mucho más a entender su
funcionamiento, ya que se sienten más tangibles.

Por último, considero que el libro cumple muy bien dos funciones. 1. Agrupar información
científica descriptiva de las hormonas y su funcionamiento. 2. Ser un recurso académico
accesible. Con recurso accesible me refiero a que el libro tiene características didácticas que
hacen sencilla su lectura, esto sin sacrificar su carácter científico y preciso. Por lo que
diferentes tipos de personas, con diferentes contextos socioeconómicos y académicos, podría
comprender e informarse sobre el funcionamiento de las hormonas en el cuerpo humano.

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