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Durante el fin del siglo XIX y el inicio del siglo xx el teatro español estuvo
fuertemente condicionado por un público burgués el cual no estaba interesado en
problemas sociales o ideologías. Por ello los comerciantes buscan la pervivencia del
teatro adaptándose al gusto burgués. Por ello durante esta época predomina
principalmente un teatro comercial y en menor medida un teatro renovador.
El teatro comercial era aquel que tenía sus raíces en el modelo de Echegaray el
cual tuvo éxito por mantener convenciones realistas y no atacar la moral burguesa.
Se distinguen tres tipos diferentes de teatro comercial. El primero de ellos es la
comedia benaventina propuesta por Jacinto Benavente se crea un teatro cuya trama
con poco conflicto moral y que hace referencia a situaciones comunes de la alta
burguesía proponiendo una crítica sutil hacia los ideales burgueses. Entre sus obras
destacan Los intereses creados (1907) y La malquerida (1913).
Otro de los tipos de teatro comercial más célebre es el teatro cómico que presenta
temas superficiales . En esta categoría en la que destaca Carlos Arniches
(1866-1943) quien produce los saitenes los cuales son breves cuadros ambientados
en el costumbrismo madrileño algunos de ellos recogidos en el Del Madrid castizo y
desarrolla también lo que denomina como “tragedia grotesca” donde mezcla la
caricatura y lo trágico en la que destaca su obra La señorita de Trevélez. Los
hermanos Álvarez Quinteros también son uno de los autores más representativos
del teatro cómico. Presentan obras con tópicos Andaluces donde destacan obras
como La reina mora o El patio. Pedro Muñoz Seca destaca en este género por la
producción de La astracanada un género humorístico que buscará principalmente la
risa fácil. Su obra más representativa es La venganza de don Mendo.
El Teatro renovador fue un teatro de ruptura que enfoca el teatro de una manera
innovadora que aunque en la actualidad sea considerado de alta calidad en su
época fueron consideradas un fracaso.
Dentro de la generación del 27 se pueden encontrar varias obras de teatro como "El
dictador” de Salinas, "El adefesio" de Rafael Alberti, "El labrador de más aire" de
Miguel Hernández y "La dama del alba" de Alejandro Casona. Sin embargo el autor
más destacado en el teatro de la generación es Federico Garcia Lorca quien
entendía el teatro como un espectáculo total por lo que cuidaba todos los aspectos
de este. Su obra teatral se puede separar en tres bloques en la que destaca su
época de plenitud. En esta escribe obras teatrales que alcanzan el éxito comercial.
Las obras de esta época son caracterizadas por mezclar lo popular con lo tradicional
y centrar el enfoque de sus obras en mujeres marginadas destacando obras como
Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.