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reseña biliográfica / book review 103

SALUD CoLeCTivA, buenos Aires, 9(1):103-116, enero - Abril, 2013


Reflexiones a raíz de Filosofía para médicos,
un texto de Mario Bunge
Reflections on Philosophy for physicians,
a text by Mario Bunge
Autor: Mario Bunge
Barcelona: Gedisa; 2012. 208 páginas
ISBN 978-84-9784-739-1

Silva Ayçaguer, Luis Carlos1

El propósito que me anima es reflexionar


en torno a los contenidos del libro Filosofía para
médicos (1) del afamado epistemólogo argentino
Mario Bunge, publicado recientemente en España
y motivo de diversas conferencias y entrevistas rea-
lizadas en diciembre de 2012. No se trata por tanto
de una recensión clásica sino de opinar sobre las
ideas que el libro abarca o sugiere. Por el amplio
diapasón de temas que aborda y la naturaleza po-
lémica de muchos de ellos, se trata de un material
de mucho interés para el personal sanitario.
Desde mi punto de vista, el material irradia
luz pero proyecta algunas sombras que merecen
análisis crítico. Ese análisis responde a la invi-
tación a polemizar, implícita en su advertencia
de que “en las ciencias la duda es preferible a la
firme creencia en dogmas” (1 p.91). Mi propósito
no es hacer un repaso exhaustivo del libro. Si la
presente nota resulta algo extensa no es porque
sean muchos los puntos con los que discrepo, sino
porque la fundamentación de la mayoría de tales
disensos convoca a la reflexión pausada y respon-
sable, al examen de antecedentes y a no desoír la
advertencia que nos hace el propio Bunge cuando
señala que determinadas críticas destructivas nocer. Lamentablemente, sin embargo, contiene men-
pueden ser irresponsables (1 p.169). sajes que resultan confusos, se resiente de algunos
Filosofía para médicos es un libro que esclarece prejuicios e incurre en varios errores. El presente
asuntos trascendentes, derriba mitos y recuerda no texto destaca los méritos, pero no elude el examen
pocas verdades que todos los profesionales de la de sus problemas fundamentales, con lo cual espero
salud, los médicos en particular, harían bien en co- contribuir a un tema de notable trascendencia.

1Doctor en Ciencias Matemáticas, Doctor en Ciencias de la Salud. Investigador Titular, Centro Nacional de Información de Ciencias
Médicas. Cuba. lcsilva@infomed.sld.cu
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los acierTos De bUNge fermedad atendiendo a la naturaleza sistémica


que les caracteriza, figuran como un leitmotiv
en todo el material.
Entre los méritos más notables de la obra se Especial destaque reclama el encuadre
halla la desenvoltura expositiva y la sencillez con social en que ha de ubicarse la práctica sanitaria.
que el autor transmite ideas relativamente com- Aunque la comprensión de la naturaleza honda-
plejas. Bunge despliega un lenguaje elegante, mente social del desempeño del médico es ya de
sin rebuscamientos, que ameniza la lectura; y, a muy larga data y ha sido muy estudiada por pres-
la vez, vuelca en él su enorme erudición, tanto tigiosas figuras, especialmente desde la década
a través de ejemplos precisos y oportunos, como de 1950, Bunge lo resalta de manera acertada
mediante un considerable caudal de informa- y oportuna. Con notable capacidad de síntesis,
ciones históricas y precisiones filosóficas y meto- el autor establece la diferencia entre lo legal y
dológicas de valor inestimable. lo moral, así como el conflicto que puede darse
La crítica, sin fisuras ni medias tintas, a la entre el legítimo afán de bienestar personal de un
que se someten las pseudociencias, tiene especial profesional de la salud, o los réditos de una em-
merecimiento. Si bien es algo que Mario Bunge presa que opere en este ámbito, y el compromiso
ha tratado en muchas de sus obras precedentes, que uno y otra han de asumir con la verdad y
sus observaciones sobre las falsas panaceas y la con las personas a quienes supuestamente han
denuncia de terapias fraudulentas, tales como la de beneficiar.
homeopatía y el curanderismo, se erigen como
sólido y fundamentado desenmascaramiento de
prácticas médicas ajenas a la ciencia. Pero también algUNos errores PUNTUales
revelan los riesgos a que está sometida la praxis
sanitaria cuando quienes la ejercen desdeñan la
importancia de someter sus convicciones al juicio Algunas afirmaciones del libro son simple-
que puedan merecer tales procedimientos desde mente erróneas. Quizás no tengan mucha im-
una perspectiva filosófica y dentro de un marco portancia intrínseca, pero a la luz del tono tan
metodológico adecuado. tajante de las afirmaciones que pueblan el libro,
En última instancia, subraya Bunge una y otra resultan, cuando menos, enojosas. veamos al-
vez, nada supera al dictamen derivado de la ex- gunos ejemplos.
periencia objetiva y especialmente de los ensayos Se dice que la hipótesis diagnóstica implícita
clínicos, en aquellas áreas que los consientan. en el silogismo “si el paciente exhibe el signo o
Particularmente sugestiva resulta su propuesta indicador objetivo S, entonces es posible que pa-
de conceptuarlos no solo como una “prueba de dezca el trastorno E” se funda en investigaciones
oro” –algo con lo que poca gente discrepa– sino biomédicas, “en particular en ensayos clínicos” (1
de considerarlos como una condición necesaria p.16). Esto es erróneo, porque los experimentos en
para alcanzar un escalón superior en la gama humanos no se usan para identificar indicadores
de recursos para la generación de nuevos cono- objetivos propios de una enfermedad sino para
cimientos médicos (1 p.40). Aludo a la que él valorar efectos de posibles intervenciones médi-
llama “prueba de platino”, que se provee cuando, co-sanitarias, como el propio Bunge puntualiza
además de verse respaldados por dicha prueba de cuando aclara: “El objetivo central de los ensayos
oro, los argumentos se asientan en explicaciones clínicos es identificar los efectos reales causados
de los mecanismos que le permitieron superarla. por el tratamiento que se ensaya” (1 p.131). Los
La comprensión del papel del efecto elementos empleados para el diagnóstico pueden
placebo, así como la importancia medular de ser causas de la enfermedad (como la presencia
la plausibilidad teórica de las hipótesis, las fa- de un virus a los efectos de desarrollar dengue) o
lacias que se derivan de la transgresión del pen- manifestaciones derivadas de ellas (como fiebre o
samiento lógico y la necesidad de hallar, en la prurito cutáneo en esa misma dolencia). Los ele-
medida de lo posible, los mecanismos causales mentos causales quedan excluidos por razones
de los procesos asociados a la salud y la en- éticas, ya que no es aceptable que se induzcan
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en un grupo experimental para registrar si la apa- el médico hipocrático. Puesto que este aserto no
rición de la enfermedad es más acusada en dicho se pone en duda, Bunge está de hecho convali-
grupo que en aquel que no fue objeto de tal in- dándolo. Desde luego, no es así. Mucha gente no
tervención. Las manifestaciones que subsiguen a se recupera nunca de la enfermedad (es el caso,
la instalación de la dolencia tampoco pueden ser por ejemplo, de la retinosis pigmentaria, la pso-
evaluadas por esa vía debido a que los ensayos riasis o la artritis) sin que ello lo lleve a la muerte.
clínicos son necesariamente prospectivos: no se
pueden crear grupos con y sin dichas manifesta-
ciones para examinar la aparición del trastorno en DescalificacioNes sUPerficiales
ellos, que es anterior.
En la propia esfera del diagnóstico se lee que,
si se observa una tos refractaria, se podrá sos- Bunge suele ser extremadamente tajante, su-
pechar una tuberculosis y que una radiografía o mario, definitivo. Raramente –quizás nunca– usa
un análisis de sangre permitirán confirmar o re- giros tales como “a mi juicio”, “desde mi punto de
futar de manera prácticamente concluyente el me- vista”, “estimo que”. Es su estilo. A veces se echa
canismo. y agrega: “Se habrá dado con una causa, en falta la alusión a opiniones discrepantes con sus
la que es condición a la vez necesaria y suficiente puntos de vista que pudieran o debieran ser tenidas
para que ocurra el efecto o signo en cuestión” (1 en cuenta. Pero lo justo, por lo general, es que al
p.88). ¿De qué mecanismo habla? ¿Cuál es la con- examinar un texto, nos remitamos solo a lo que se
dición necesaria y suficiente para que ocurra la tos dice, sin recriminar al autor lo que omite (a).
refractaria? Los medios diagnósticos mencionados Ahora bien, dentro de ese estilo, el texto
podrían haber revelado la presencia del bacilo enarbola descalificaciones globales que, de un
de Koch, por ejemplo, pero esta no es necesaria plumazo, trivializan la obra de importantísimos e
para que se produzca la tos (muchos otros agentes influyentes pensadores en el campo de la filosofía
pueden producirla), ni es suficiente, pues no todos o el pensamiento médico. En este sentido, la obra
los portadores del bacilo tienen tos. se alinea por momentos con la tendencia actual a
En otros puntos del libro, Bunge pone más la frivolización de la cultura (2) (en este caso, de
ejemplos equivocados en relación con las cate- su vertiente científica y filosófica), haciendo conce-
gorías de necesidad y suficiencia. Menciona que siones facilistas que resultan chocantes en una obra
la desnutrición infantil es condición necesaria con el vuelo y el rigor que exige el tema tratado.
y suficiente para el retardo en el desarrollo (1 Por ejemplo, a juicio de Bunge, “el médico
p.143); pero la realidad es que tal condición ni filosofa todo el día” (1 p.13) mientras que ni
es necesaria (la desnutrición puede aparecer como friedrich Nietzsche ni Martin Heidegger llegaron
consecuencia de una ingesta deficiente en un niño a ser filósofos, sino meros “escritores parafilosó-
cuyo desarrollo haya sido perfectamente normal), ficos” quienes “al despotricar contra la raciona-
ni es suficiente (un niño puede tener un retardo en lidad y la moralidad” solo hicieron un aporte: su
el desarrollo psicomotriz e incluso físico debido contribución al nazismo (1 p.123). Lo menos que
a problemas neurológicos que nada tienen que puede decirse es que esta lapidaria sentencia no es
ver con la nutrición). Algo parecido ocurre con la seria, que transmite una imagen caricatural y par-
deshidratación y la muerte. Aquella no es causa cializada sobre ambos intelectuales. Si bien ellos
necesaria y suficiente para la muerte, como se despiertan reticencias en el plano político debido
afirma. Es obvio que se puede fallecer sin que ne- a que las ideas del primero (quien murió 30 años
cesariamente se haya producido deshidratación, antes de que viera la luz el nazismo) fueran usadas
como ocurre en los accidentes de tránsito o con por el régimen nacional-socialista, y a que el se-
una sobredosis de opiáceos. gundo fue esquivo en la crítica a dicho régimen, el
finalmente, un detalle, acaso debido a una cual también “usó” parte de sus teorías, se trata de
inadvertencia: se califica el hecho de que “siempre pensadores de enorme estatura, cuya obra estric-
hay dos desenlaces posibles para toda enfermedad: tamente filosófica es colosal, por lo cual es objeto
recuperación o muerte” (1 p.163) como uno de de estudio por los más destacados especialistas en
los dos grandes descubrimientos conocidos por el mundo entero.
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No me extenderé en datos que en cierto de brillantes pensadores y estudiosos a lo largo del


sentido son laterales, pero baste decir que algunas siglo pasado, e incluso más recientemente, como
de las ideas de Nietzsche (también su poesía y su es el caso de Michel onfray (3).
obra filológica) se hallan entre las más notables Ningún vendaval psicofarmacológico ha
y sugerentes del siglo xIx, mientras que la obra barrido, por ejemplo, a la orientación cognitivo-
de Heidegger es simplemente monumental, y dejó conductual de la psicoterapia, hoy dominante. el
una marca en las avenidas del quehacer filosófico problema es que estamos ante una manifestación
posterior, no solo para la intelectualidad germana de deslumbramiento implícito por los psicofár-
y anglosajona, sino para filósofos imprescindibles macos, algunas de cuyas expresiones han sido
de la Europa latina, como Jean-Paul Sartre, Miguel duramente cuestionadas a la vez que millones de
de unamuno y José ortega y Gasset. personas han resultado embaucadas por las ar-
No soy un experto en psicología ni mucho gucias derivadas de la codicia de sus promotores
menos en psicoanálisis. Sospecho fuertemente, no (4). Esta fascinación acrítica se incrementa cuando
obstante, que a Bunge le asiste por entero la razón las víctimas son irresponsablemente desinfor-
cuando señala algunas zonas a todas luces deli- madas por los médicos (5), o cuando los propios
rantes de la teoría psicoanalítica originalmente ex- prescriptores son manipulados hasta el punto de
puesta por Sigmund freud y luego desarrollada –y que llegan a “creer que las drogas son mucho más
explotada– por sus seguidores. No en balde Karl efectivas de lo que realmente son para dar lugar
Popper observó que las teorías de freud eran no a un sobretratamiento masivo de antipsicóticos
falsables, lo cual le permitía reinterpretar los datos y antidepresivos”, como documentaba reciente-
para mantener las hipótesis aunque carecieran de mente Peter Gøtzsche en un artículo aparecido en
respaldo empírico. la prestigiosa revista Trials (6).
Pero de ahí a descalificar en bloque toda la obra A los psicofármacos le debemos mucho, pero
de freud, va un trecho considerable. Bunge puede me temo que el “vendaval” psicofarmacológico, en
tener la convicción de que este pensador e inves- particular el de los más famosos, los inhibidores selec-
tigador fue “el peor psicólogo del siglo” (1 p.91), tivos de la recaptación de la serotonina (tales como la
pero este tipo de expresiones dejan la impresión fluoxetina y la paroxetina) (7), ha hecho muchísimo
de que le anima más la emoción que el examen más daño que freud. Según se ha documentado con
pausado de la realidad y de la historia. A juicio de todo rigor (8), no solo no existe corroboración alguna
Bunge, quienes resultaron engatusados por él lo de que los niveles bajos de serotonina produzcan
fueron por ignorancia o por afán de lucro. Tengo desorden mental alguno, sino que se cuenta con evi-
la impresión de que las cosas no son tan simples. dencias significativas en contra de dicha hipótesis,
No creo, por ejemplo, que la Clark university aparte de otros serios daños colaterales producidos
(Worcester, Massachusetts) haya conferido a freud por estos fármacos (9).
el doctorado honoris causa (1930) por esas razones. Algo más comedido se muestra Bunge en su
Pero todo eso es cuestión de opinión y la de Bunge crítica al filósofo austro-británico Karl Raimund
es muy respetable. Afirmar, sin embargo, que las te- Popper (1902-1994), un pensador imprescindible
larañas freudianas fueron barridas por “el vendaval desde que se insertó en la elite filosófica de su
de psicofármacos, los cuales reemplazaron a los tiempo (la llamada Escuela de Frankfurt) y más
mitos psicoanalíticos” entraña una falacia. tarde (años 1950 y 1960) en los famosos seminarios
Si bien la afirmación acerca de que los mitos de en la London School of Economics. La idea central
freud han sido barridos es en gran medida correcta, de Popper se sintetiza en que la ciencia progresa
a pesar de que sus doctrinas aún se estudian en a través de refutaciones y no de confirmaciones, y
muchas facultades y escuelas de psicología (aunque su argumento consiste en que una idea científica
con frecuencia solo para criticarlas), y de que en jamás podrá ser demostrada como cierta, debido a
medida no despreciable sobrevivan, al menos en que por muchas observaciones que parezcan con-
los reductos “lacanianos”, lo fallido reside en que validarla, siempre puede ser incorrecta, mientras
no cabe atribuir ese mérito a los fármacos sino a que un único experimento u observación que la
una reflexión sistematizada desde una perspectiva contradiga basta para demostrar su falsedad (10).
científica. Muy especialmente, a las contribuciones A eso agregaba que las teorías siempre pueden
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criticarse de forma racional y objetiva, buscando enferma por no disponer de nuestro abanico te-
y extirpando sus errores de manera que se allane rapéutico” (11). El total de especialidades y pre-
el camino para distinguir entre teorías mejores y sentaciones farmacológicas registradas en España
peores. Bunge acude a un extraño símil vinculado es incluso un 50% mayor: ascendía a 18.250 en
con las hortalizas para rebatir estas nociones. 2004 (12); estos medicamentos producen anual-
Textualmente escribe: mente unos 19 millones de efectos adversos y pro-
vocan la muerte a 6.500 pacientes (13,14).
Contrariamente a lo que enseñaba Karl Popper, Lamentablemente, los médicos toman parte
el conocimiento no avanza refutando conje- activa en el accionar que desemboca en tan trágica
turas, sino encontrando verdades, o sea, con- estadística (15); contribuyen también a la “pérdida
firmando conjeturas, especialmente hipótesis de muchos billones de dólares para nuestras eco-
sobre mecanismos de acción. Análogamente, nomías nacionales cada año”, como hacía notar
el cultivo de hortalizas involucra el desmale- Gøtzsche en su artículo de la revista Trials (6).
zamiento, pero lo que comemos son horta-
lizas, no malezas. (1 p.90)
el legaDo De iVaN illicH
Confieso que no he conseguido entender la
analogía (¿análogamente a qué?) y que no hallo
ningún indicio en ella para derribar el celebérrimo La realidad descrita en la sección precedente
punto de vista popperiano. es hoy bien conocida. Cuatro décadas atrás solo
se atisbaba de manera más bien difusa; hasta que
irrumpió el austríaco Ivan Illich. Resulta asombrosa
fasciNaciÓN Por los la descalificación a su obra a cargo de Bunge en el
MEDICAMENTOS libro que nos ocupa: “Sus escritos son malos para la
salud individual y para la salud pública” (1 p.167).
Considero que el libro Némesis médica (16)
En realidad la seducción acrítica por los medi- es un verdadero clásico, que desempeñó un papel
camentos va más allá que esta pincelada sobre los esencial en el momento histórico en que vio la luz.
psicofármacos. “Hay dos farmacopeas: la eficaz Conmovió los cimientos de la hegemonía y la pre-
para ricos, y la ilusoria para pobres” resume Bunge potencia (muchas veces irresponsable) de la clase
(1 p.124). Es correcta la idea que quiere transmitir médica, y lo hizo por medio de una brillante expo-
el autor, pues apunta a una verdad bien sedi- sición de ideas que nadie se había atrevido a desa-
mentada: la investigación farmacológica se centra rrollar con tal claridad y con tamaño desenfado. No
en los fármacos que tienen un mercado poderoso es admisible que se borre con un par de oraciones a
y desdeña las dolencias propias de los países sub- uno de los analistas más originales de los problemas
desarrollados, cuyos habitantes no pueden pagar asociados a la práctica médica en la segunda mitad
fármacos caros. Pero también se alinea con una de la última centuria. Según comunica Bunge, este
convicción extendida pero errónea, ya que da por libro ilustra cómo predomina la ideología que genera
sentado que los fármacos que compran “los ricos” “desconfianza a la ciencia y en general a la razón”
son eficaces. La refutación de esta falacia no re- (1 p.195). Sin embargo, tal visión ignora que no era
sulta difícil; basta profundizar un poco en la vasta la ciencia, ni mucho menos la razón, las que se ubi-
documentación al respecto. caban en el banquillo de los acusados; por el con-
Durante el seminario internacional realizado trario, por conducto de una racionalidad impecable
con el sugerente título de “El incentivo oculto en y de un poderoso armamento científico, allí estaban
la medicina”, que se llevó a cabo en Mendoza, –debido a su irracionalidad y a que daban la espalda
Argentina, en 2002, el presidente de la Asociación a los datos que aportaba la ciencia– las desviaciones
Médica federal, Miguel Matta, ironizaba diciendo: que afectaban a la práctica sanitaria de su tiempo.
“en Argentina, por ejemplo, existen doce mil pre- Bunge reacciona airadamente contra Illich
sentaciones farmacológicas, 12 veces más que en por haber “acusado a la medicina de ‘promover
Suiza. Seguramente la población suiza está muy enfermedades’” (1 p.167). Acusar a la medicina
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como tal, sería una estupidez en la que, desde es inducida por un medicamento hipnótico y
luego, no incurre Illich. Eso sería como acusar a el 19% de las mujeres y el 9% de los hombres
la sideromecánica de los muertos que ocasionan toman por prescripción un tranquilizante du-
las armas. Acusó al modo en que fue instituciona- rante cualquier año dado.107 En los Estados
lizándose la medicina, al establishment médico. unidos, los productos que actúan sobre el
Denunciar las aberraciones que aquejan a la me- sistema nervioso central son los que se di-
dicina no puede confundirse con escribir “contra funden con mayor rapidez en el mercado far-
la medicina”, como tendenciosamente dice Bunge macéutico, ya representan el 31% del total de
(1 p.166), máxime cuando Illich reconoce reitera- las ventas.108 La dependencia respecto de los
damente muchísimas de sus conquistas. tranquilizantes recetados ha aumentado un
Némesis médica comenzaba afirmando: “La 29% desde 1962, periodo durante el cual el
medicina institucionalizada ha llegado a ser una consumo per cápita de alcohol solo aumentó
grave amenaza para la salud” (16 p.9). Illich fue un 23% y el consumo calculado de opiáceos
en ese terreno, sobre todo, un visionario. Se ade- ilegales, un 50%.109 En todos los países se
lantó a su tiempo al caracterizar y fundamentar un obtiene una cantidad significativa de estimu-
fenómeno que no ha cesado de crecer alarman- lantes y sedantes sin recurrir al médico.110 La
temente: la invención de enfermedades (17) y la toxicomanía medicalizada111 ha superado en
medicalización de la sociedad (18). Bunge es in- 1975 a todas las formas escogidas más festivas
suficiente al definir este último concepto como “la de crear bienestar.112 (16 p.95)
tentativa de hacer pasar los problemas sociales por
problemas médicos” (1 p.167). En cierto sentido “Lo que era radical en 1974 es, en cierto
es así pero, como explica e ilustra brillantemente sentido, hoy una realidad cotidiana”, reconocía el
Teresa forcades (19), lo que suele pretenderse es afamado editor del British medical Journal, Richard
más bien que los problemas de origen social se Smith, en un editorial escrito 30 años después de
encaren a través de intervenciones médicas sobre la publicación de Némesis médica (28). Smith
el individuo que los padece. y por otra parte, la exalta el poderío del libro como algo “imposible
medicalización de la sociedad incluye un impor- de minimizar” y destaca su notable capacidad de
tante problema que queda fuera de su definición: anticipación; concluye recomendando su estudio a
la conversión de los procesos o rasgos naturales en todo médico o estudiante de medicina. En efecto,
enfermedades (calvicie, vejez, disfunción eréctil Illich se adelantó a denunciar el llamado “disease
en edades avanzadas, timidez, menopausia, etc.) mongering”, según se le conoce actualmente.
(20-25) y el manejo de acontecimientos vitales Este fenómeno ha sido profusamente tratado
como si fueran dolencias (el nacimiento, la infeli- en años recientes. Bunge hace una tibia pero co-
cidad o el duelo a raíz de la muerte de seres que- rrecta alusión a las enfermedades inventadas al
ridos) (26,27), con la consiguiente intervención referirse a “las deficiencias hormonales y enfer-
–innecesaria y muchas veces iatrogénica– de ac- medades mentales fabricadas por ciertos labora-
ciones terapéuticas. torios farmacéuticos” (1 p.66). También menciona
A modo de ejemplo del rigor que destila todo la homosexualidad que, “pese a no ser más que
el libro de Illich, me tomaré la libertad de citar una desviación de la norma estadística, figuró
uno solo de sus párrafos (las ocho referencias vo- hasta 1974 en la lista de trastornos mentales de la
ladas que figuran en este párrafo corresponden a American Psychiatric Association”. No creo perso-
respectivos estudios que Illich cita y comenta a pie nalmente que esta inclinación sexual sea ninguna
de página): desviación, ni estadística ni de ningún tipo (b).
Como no lo es ser superdotado o zurdo o pelirrojo.
En los Estados unidos, el volumen del ne- Ignoro qué es “una norma estadística”, pero en
gocio de medicamentos se ha multiplicado castellano una “norma” es una regla que se debe
por un factor de 100 durante el siglo actual:105 seguir o a la que se deben ajustar las conductas. Si
20 mil toneladas de aspirinas se consumen fue considerado un trastorno psiquiátrico, o es aún
cada año, casi 225 tabletas por persona106. En conceptuado en algunos ámbitos como una des-
Inglaterra, una de cada diez noches de sueño viación, no se debe a rasgo estadístico alguno sino
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a que se incurre en un gran disparate científico o a –asalariados por lo general de las transnacionales
que prevalece un vituperable prejuicio cultural. del medicamento– es conseguir que se prescriban
Ahora bien, el problema no se circunscribe las mercancías que fabrican sus empleadores,
a unas pocas enfermedades imaginarias sino que existan o no estudios rigurosos que los pongan en
tiene enorme calado; basta acudir a la profusa li- cuestión, con harta frecuencia mediante sobornos
teratura sobre el tema (29-32) donde se denuncia directos o encubiertos (33).
el monto abrumador de sus manifestaciones. En Es bastante obvio que no cabe recomendar
cualquier caso, esa sólida y consistente disección poner las gallinas al cuidado del zorro, ni siquiera
contemporánea del fenómeno es heredera directa en caso de que estemos alertas sobre su conducta.
de la obra seminal de Ivan Illich. Personalmente, creo que esa es una pésima vía
Por otra parte, resulta insólito que Bunge para estar al tanto de los progresos científicos, la
afirme que en ella se sostuvo que “la medicina valoración de los cuales exige, ante todo, un clima
causa más enfermedades de las que cura” y agregue de transparencia, honradez y debate. Por muchos
olímpicamente que lo hizo sin el más mínimo dato desatinos en que pueda haber incurrido el tras-
objetivo de respaldo. No dice que la obra esté de- cendente filósofo francés Michel foucault (d), su
ficientemente apoyada en investigaciones, lo cual reflexión según la cual la verdad termina siendo
sería igualmente sorprendente, aunque pudiera ad- en el imaginario colectivo aquella que establece
mitirse en la medida que la insuficiencia es algo el poder, es dramáticamente atinada y actual.
relativo y subjetivo. No, Bunge afirma que no tiene El asfixiante dominio del poder mediático y, de
“ni el menor sostén empírico” (1 p.195). uno se hecho, de las empresas a las que este se somete,
pregunta si Bunge leyó realmente la obra o no la termina por imponer “la verdad”. El personal sa-
recuerda bien, pues uno de los rasgos que más im- nitario –aquel que prescribe en particular, con su
presiona es la anonadante cantidad de datos que enorme potencial de generar ganancias a los la-
aporta Ivan Illich para sustentar su discurso (c), boratorios– está lejos de permanecer inmune a tal
tal y como se aprecia en el párrafo reproducido. manipulación.
Tengo la impresión de que, precisamente, debido Las reflexiones de Bunge están matizadas por
a que sabía que el libro sería motivo de furiosas un medicocentrismo que atraviesa, directa o im-
reacciones por parte del estamento médico, Illich plícitamente, todo el material. Se trata de un libro
puso especial celo en refrendar cada aseveración “para médicos”, es cierto, tal y como anuncia
con datos contundentes y precisos. desde el título de la obra. Sin embargo, para en-
carar con rigor el examen de las tareas y de los
problemas éticos y filosóficos que se vinculan con
Visitadores médicos, manipulación y los médicos, ha de contemplarse al numeroso co-
medicocentrismo lectivo de profesionales que interactúan con ellos.
Tanto en materia de diagnóstico como de ac-
Sorprenden algunos enfoques del libro que cionar terapéutico, preventivo o rehabilitador, las
solo serían explicables por una notable falta de ciencias médicas actuales demandan del concurso
información. El ejemplo más desconcertante interdisciplinario de muchos otros especialistas:
emerge cuando se repara en que Bunge considera cibernéticos, físicos, bioquímicos, enfermeros,
que, para estar al corriente de los avances de la biotecnólogos, odontólogos, estadísticos, fisiatras,
medicina, el médico ha de ilustrarse a través de psicólogos, farmacéuticos e ingenieros; e incluso
los “visitadores médicos” (1 p.184) por constituir de abogados, periodistas, trabajadores sociales,
ellos, a su juicio, una de las tres fuentes nutricias documentalistas y economistas, por solo men-
para estar al día (las otras son la lectura de lite- cionar algunas disciplinas.
ratura y la asistencia a seminarios y congresos). Si En lugar de encarar la ímproba tarea de se-
bien en el Prefacio sugería que el médico debe ñalar aquellos muchos puntos en que las omisiones
estar siempre alerta para filtrar la información que pudieran ser notables, resulta más expresivo que
ellos brindan, tal precaución desaparece en el me detenga en un punto en que ese anacronismo
cuerpo del libro. No es para nadie un secreto que se manifiesta de manera más flagrante: el de los
la única encomienda asignada a tales trabajadores juicios que emite sobre la Enfermería.
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Aparte del lenguaje patriarcal que emplea la sabiduría concierne a zonas diferentes, aunque
(siempre se refiere a “médico” y “enfermera”; lo complementarias (34). Por otra parte, creo que
cual es sorprendente ya que, si bien la desinencia nadie, al dar estatuto académico a la Enfermería,
masculina es omnicomprensiva, lo cual podría propone que los médicos desaparezcan y solo
justificar que no emplee jamás el sustantivo queden a cargo de la asistencia los especialistas
“médica”, esa condición también la tiene el vo- de aquella disciplina. Sin embargo, Bunge parece
cablo “enfermero”, término que, sin embargo, dar por sentado que ello pudiera ocurrir, de modo
tampoco usa nunca), todas sus consideraciones que considera necesario llamar la atención sobre
responden al modelo tradicional que considera al tan peligrosa deriva para los pacientes.
enfermero como un mero auxiliar de la consulta Su discurso puede sintetizarse así: respetemos
médica y reivindica una endogamia elitista para el a los enfermeros, pero poniéndolos en su lugar;
cuerpo médico. vale la pena citarlo in extenso: no debemos olvidar que son simples artesanos (e)
que no tienen nada que investigar y que han de
En años recientes han aparecido facultades de trabajar bajo la supervisión de quienes realmente
enfermería que ofrecen títulos de postgrado, y tienen conocimientos amplios y profundos. Les
algunos de cuyos profesores obtienen subsidios corresponde ser obedientes y dedicados a su en-
de investigación [...] Sin duda, era hora de que comienda subalterna.
se reconociese la importancia de la enfermería. Si fuera por él, deberían quizá eliminarse las
Pero ¿se beneficia a esta artesanía separándola centenas de revistas científicas de enfermería re-
de la medicina y queriendo hacerla pasar por gistradas en scopus y medline, así como los miles
ciencia? y ¿se le hace un favor al paciente si se de libros sobre esta disciplina que actualmente se
reemplaza a su médico por una enfermera o si producen. La literatura científica sería innecesaria
se subvierte una jerarquía asistencial basada en para aquellos a los que solo toca ser habilidosos
una jerarquía de saberes? En otros campos, los y a lo sumo ingeniosos, tal y como le ocurre a los
artesanos son reconocidos profesionalmente albañiles.
sin pompa académica. Por ejemplo, todos res- Ignora que desde hace muchos años los cui-
petamos a buenos progenitores, constructores, dados de enfermería tienen sus propias funciones,
electricistas, técnicos de rayos x, pilotos, téc- que abarcan a la promoción, el mantenimiento
nicos de laboratorio y cineastas, pero nadie y la recuperación de la salud, y son cruciales no
ha propuesto conferirles títulos académicos solo para el manejo de dolencias y discapacidades
avanzados. ¿Magister en paternidad? ¿Doctor sino también para su prevención (35). Anclado en
Charlie Chaplin? Los artesanos no aprenden una concepción hace ya mucho superada, Bunge
principalmente en libros sino en el trabajo, y nos aclara que ellos no tienen sus propios sistemas
son útiles cuando trabajan bajo la supervisión de saberes y defiende sobre esas bases una subor-
de expertos con conocimientos amplios, pro- dinación operativa e intelectual que retrotraería a
fundos y al día con la literatura especializada. la atención sanitaria a los modelos teórica y prác-
La tecnología médica propiamente dicha [...] es ticamente dominantes a comienzos del siglo xx.
otra cosa: requiere no solo ingenio y habilidad En efecto, en 1902 el Doctor por la university of
manual, sino también mucho conocimiento Glasgow, Joseph McGregor Robertson afirmaba:
científico. (1 p.189) “una enfermera debe empezar su trabajo con
la idea, firmemente implantada en su mente, de
En un acto de extemporánea pleitesía a la que ella no es más que un instrumento que recibe
clase médica, Bunge señala la inconveniencia de instrucciones del médico; ella no ocupa una po-
violentar la jerarquía asistencial (es decir, que el sición independiente en el tratamiento de una
médico deje de ser conceptuado como superior persona enferma” (36). y la enfermera diplomada
al enfermero), ya que esta se fundamenta en la (registered Nurse) de Kentucky, Sarah Dock, es-
jerarquía de conocimientos o saberes (o sea, en cribía en 1917:
que los conocimientos de los médicos son supe-
riores a los de los enfermeros). No es difícil com- Al margen de cuán competente pueda ser,
prender que no se trata de quién sabe más cuando ella jamás será una enfermera confiable hasta
REfLExIoNES A RAíz DE FiLosoFía Para médiCos, uN TExTo DE MARIo BuNGE 111

SALUD CoLeCTivA, buenos Aires, 9(1):103-116, enero - Abril, 2013


que no obedezca sin cuestionarse nada. La Sus yerros fundamentales –sustento de toda
primera y más útil crítica que jamás recibí de su incursión en el tema– residen, por una parte,
un médico fue cuando él me dijo que de mí en no comprender que arbitrariedad y subjeti-
se esperaba que fuera una simple máquina vidad son dos conceptos totalmente diferentes y,
inteligente para cumplir sus órdenes. (37) [tra- por otra, en considerar que la probabilidad es una
ducción nuestra] noción exclusivamente aplicable en procesos in-
trínsecamente aleatorios (entendidos en el sentido
Pero algunas de las ideas de Bunge nos llevan, de que no se rigen por un mecanismo causal).
en rigor, a un siglo y medio atrás; basta reparar en Repasemos brevemente ambos asuntos.
la forma en que florence Nightingale ironizaba al “Por ser subjetivas, las probabilidades baye-
respecto en 1860: sianas son arbitrarias” afirma textualmente (1 p.99).
La arbitrariedad y el capricho comprometen cual-
Ningún hombre, ni siquiera un médico, ha quier discurso científico; pero es bien sabido que
dado una definición diferente de lo que una la subjetividad es inevitable en la ciencia, como
enfermera debe ser fuera de que ha de condu- ha sido casi universalmente admitido (40,41). Tal
cirse de manera “dedicada y obediente”. Esta realidad abarca al ámbito de las probabilidades. A
definición sería igualmente válida para un co- partir de ese equívoco, Bunge atribuye a los estadís-
chero. También pudiera serlo para un caballo. ticos bayesianos una conducta antojadiza. “El baye-
(38) [traducción nuestra] siano asigna las probabilidades que se le antojen”
(1 p.99), afirma, y un par de páginas más adelante
Las habilidades y el ingenio son desde luego va más lejos y asevera tajantemente que “no cabe
necesarios, como en cualquier otra profesión, hablar de probabilidades en medicina” (1 p.101).
la médica incluida; pero sería interminable con- La idea presente en la interpretación subjetiva
formar la lista de tareas de enfermería que exigen de la probabilidad es que, ante un fenómeno alea-
de decisiones independientes a la hora de accionar torio o concebido como tal para resolver deter-
sobre un paciente, así como de conocimientos al- minado problema (en el sentido de que puede
tamente especializados y subespecializados y, por verificarse o no y que resulta imposible conocer
tanto, no susceptibles de ser realizados eficiente- de antemano cuál de esos desenlaces se pro-
mente por nadie que no esté versado y científica- ducirá), se asigna, de forma implícita o explícita,
mente actualizado en esos dominios. una probabilidad que representa el grado de con-
fianza o creencia que se tiene en la ocurrencia de
ese hecho. Bajo este enfoque, la probabilidad no
TeorÍa De ProbabiliDaDes Y está determinada de antemano, sino que se esta-
sUbJeTiViDaD blece en función de la información –cuantitativa
o no– con que se cuente acerca de la situación,
así como de la forma en que se valore dicha
Aparte de algunos errores puntuales y de información.
opiniones que, a mi juicio, dimanan de un pen- La diferencia esencial con la interpretación
samiento rígido o atascado en visiones conser- frecuentista radica en que la asignación de valores,
vadoras, la mayoría de las observaciones críticas aunque condicionada por la información de que se
hasta aquí realizadas apuntan a exageraciones, disponga, es propia de cada observador particular,
simplificaciones o banalizaciones de Bunge. Pero sin que las opiniones de varios analistas tengan
no es ese el caso cuando el autor se interna en el que coincidir exactamente. Bajo el enfoque fre-
mundo de las probabilidades y el pensamiento ba- cuentista, la probabilidad de cierto suceso es un
yesiano: en ese marco se muestra especialmente número único e ideal (concretamente, el límite de
errático. El examen detenido de los desatinos de la razón entre el número de veces que dicho suceso
Bunge en esta materia exige consideraciones téc- ocurre y el de aquellas en que se lleva adelante
nicas que desbordan la presente reflexión y puede el proceso que pudiera producirlo, cuando este
ser consultado en otro sitio (39), pero me permitiré último número tiende a infinito), y lo que puede
bosquejar la esencia de tales errores. variar son las estimaciones que hacemos de ella.
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SALUD CoLeCTivA, buenos Aires, 9(1):103-116, enero - Abril, 2013 SILvA AyçAGuER LC.

Cuando se dice que la probabilidad de que suele recabarse la opinión de un tercero o de un


Brasil gane a Corea del Norte, en un partido que panel de expertos, de quienes se espera no solo
disputarán en el Campeonato Mundial, es igual a opinión sino también argumentos fundados en las
0,95, la de que empate a 0,04 y la de que pierda ciencias biomédicas” (1 p.101). Lo que no capta
a 0,01, no se han elegido esos números de una Bunge es que, en cualquier caso, hablamos de una
tabla de números aleatorios ni en función de pre- opinión que, como tal, habrá de involucrar inexo-
ferencias estéticas. Se han fijado sobre una base rablemente cierto grado de subjetividad para ser
subjetiva –el desempeño de sus delanteros en conformada, a veces muy grande, a veces menor.
partidos recientes, el número de jugadores que ya No puede ser de otro modo: las ciencias biomé-
tienen una tarjeta amarilla, el valor de los porteros dicas están plagadas no solo de incertidumbres,
en el mercado, los resultados obtenidos en par- verdades provisionales, controversias y dudas, sino
tidos recientes y la calidad de los contrincantes en que con mucha frecuencia dan por cierto aquello
dichos partidos, etc.–, pero no arbitraria (f). Si las que no lo es (43). y finalmente, los “argumentos
casas de apuestas fijaran las probabilidades en que fundados” no son privativos de las ciencias biomé-
se basan estos premios a su antojo o guiadas por dicas; también están presentes en la asignación de
preferencias estéticas, en lugar de obtener cuan- probabilidades, y tal asignación puede adoptarse
tiosas ganancias, simplemente quebrarían. igualmente tras la consulta con otro especialista o
obviamente, para que esta interpretación apelando a un panel de expertos.
pueda ser aplicada exitosamente en un marco Ahora bien, el meollo de este debate reside en
operativo, es menester que quienes se acogen lo siguiente: ¿sobre qué bases se puede aceptar o
a ella mantengan un alto grado de racionalidad no un enfoque metodológico dado en el contexto
en la asignación de probabilidades. Si se quiere de la solución de un problema? En el marco que
hacer inferencias válidas, los valores que se de- nos ocupa, esto se traduce en la pregunta: ¿cuál
terminen no pueden ser fruto del capricho o del pudiera ser el árbitro que concede o no validez a
“antojo” de quien los fija. una vez asignados por la asignación de probabilidades a los eventos no
esa vía los grados de confianza que se tengan en intrínsecamente aleatorios?
la ocurrencia de los sucesos, si los valores corres-
pondientes satisfacen los axiomas de Kolmogorov
(42), ya se opera con esas probabilidades como LA LEGITIMIDAD DE LOS MODELOS
con cualquier otra manera de definirlas que
también cumpla aquellos axiomas.
“Solo los hechos al azar y los escogidos al Examinemos más detenidamente la afirmación
azar tienen probabilidades” (1 p.100), sostiene según la cual “no es legítimo asignar una probabi-
Bunge. Es ciertamente difícil o imposible de in- lidad a todo hecho. Solo los hechos al azar y los
terpretar el concepto de que un hecho tenga pro- escogidos al azar tienen probabilidades” (1 p.100).
babilidad. Los eventos no tienen probabilidades; un modelo, entendido como una idea-
se les atribuyen probabilidades de ocurrencia lización o representación de la realidad, que
por una u otra vía si se considera que ello puede procura simplificarla para poderla examinar mejor
ser fructuoso. No es un detalle baladí sino me- y luego aplicar sus derivaciones en la solución de
dular: mientras lo primero apunta a un rasgo que un problema en el contexto de complejidad que
sería presuntamente intrínseco a determinados la inspiró, solo admite una valoración pragmática.
“hechos”, lo segundo es una convención que por Dicho de otro modo: dado que su construcción
lo general se adopta con fines operativos. responde a que se procura resolver un problema
Bunge comunica que la interpretación baye- por su conducto, el modelo solo puede deslegiti-
siana no se adecua a las ciencias de la salud. Por marse en caso de que no contribuya a resolver el
sorprendente que resulte, tal convicción se basa problema que ha llevado a concebirlo.
en que en estas ciencias no prima la diversidad de Es la misma lógica que puede aplicarse a la
opiniones. Los pacientes y los médicos, según él, hora de valorar la legitimidad de un modo de con-
afortunadamente saben que “si hay diferencias de ducirse con vistas a resolver un problema práctico
opinión acerca de un tratamiento o una diagnosis, en general. Dejando a un lado la dimensión ética

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