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REVISTA COLOMBIANA DE BIOÉTICA • VOL. 10 N.

O 2 - DICIEMBRE DE 2015

ARTÍCULO DE REFLEXIÓN

El reconocimiento como referente


transversal de la bioética*
Recognition as a Cross Reference of Bioethics
O reconhecimento como referente transversal da bioética
Xabier Etxeberria Mauleon**

Resumen

El reconocimiento muestra ser actualmente una categoría fructífera en el ámbito de la ética. En este estudio
se indaga la fecundidad que puede tener en el campo de la bioética. Este objetivo se aborda en tres etapas.
En la primera, se redefine el marco básico y amplio de la bioética con la pretensión de que, además de
afinarlo, quede facilitada la proyección en él de la citada categoría. En la segunda, se expone la noción de
reconocimiento en sentido amplio, implicando la perspectiva de la dignidad y de la diferencia, tanto indi-
vidual como colectiva, e incluyendo la justicia. En la tercera, se hace la aplicación de la categoría al marco
de la bioética previamente definido, probándose, pensamos, la hipótesis de su fecundidad.

Palabras clave: Reconocimiento, bioética, dignidad, diversidad cultural, identidad, salud.

Abstract

Recognition is proving to be a productive category in the field of ethics. In this study its potential benefit in the
field of bioethics is investigated. This objective is addressed in three stages. In the first, the basic and comprehen-
sive framework of bioethics is redefined, with the purpose of facilitating the provided projection of that category,
in addition to fine tuning it. In the second, the notion of recognition is broadly described, implying the prospect of
dignity and difference, both individually and collectively, including justice. In the third, the category is applied to
the frame of bioethics previously defined, which we believe demonstrates its utility.

Keywords: recognition, bioethics, dignity, cultural diversity, identity, health.

Resumo

O reconhecimento está mostrando ser uma categoria frutífera no âmbito da ética. Neste estudo é investigado o
possível benefício que pode trazer ao campo da bioética. Este objetivo é abordado em três etapas. Na primeira,
é redefinida a estrutura básica e ampla da bioética com o objetivo de que, além de ajustá-la, mantenha-se nela
favorecida a projeção da categoria referida. Na segunda, é exposta a noção de reconhecimento no sentido amplo,

*
Este artículo de investigación es original. El autor tiene la responsabilidad del contenido y originalidad del documento. Recibido el 19 de
agosto de 2015 y aprobado el 9 de diciembre de 2015.

**
Doctor en Filosofía. Profesor emérito de Ética de la Universidad de Deusto, Bilbao, España, donde ha impartido cátedras doctorales sobre
Teoría hermenéutica del texto, Antropología filosófica, Praxis y ética, Derechos Humanos y Desarrollo, Ética de las relaciones entre grupos
culturales, Derecho y Libertad, Ética y derechos humanos en los contextos de la multiculturalidad, Metodología de la investigación, etc. Es
autor de innumerables artículos de revista, capítulos de libros y libros. Correo: xetxemau@deusto.es

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o que implica a perspectiva da dignidade e da diferença, tanto individual quanto coletiva, incluída a justiça. Na
terceira, é feita a aplicação da categoria à estrutura da bioética previamente definida, pela qual, acreditamos,
pode-se provar a hipótese de sua utilidade.

Palavras-chave: Reconhecimento, bioética, dignidade, diversidade cultural, identidade, saúde.

Introducción categoría; en el tercero, la aplicaré a lo que es en


su conjunto la bioética.
Durante mucho tiempo, la categoría clave de la
ética con vocación de incidir en el bien público 1. LAS COORDENADAS
ha sido la Justicia, ligada a la problemática de
la desigualdad y la distribución. En los setenta DE LA BIOÉTICA
del siglo pasado, emergió con fuerza la cate-
goría de reconocimiento, conexionada con la Se tiende a reducir la bioética a sus cuatro
identidad y la diferencia. Hasta fines de siglo grandes principios, y a tenerlos en cuenta sobre
parecieron mostrarse enfrentadas, por ejemplo, todo en la toma de decisiones en los problemas
en las discusiones entre liberales –libertaristas morales que surgen en la relación clínica. Pero
e igualitarios- y comunitaristas. Hoy todo in- el mapa de la bioética es más amplio y comple-
vita a que ambas se desplieguen implicándose jo. Para mostrarlo, ofrezco un esquema de él
mutuamente. que, aunque retomando lo ya sabido, pretende
expresar esta complejidad, a fin de que se fa-
Este debate ha tenido su impacto en el bien pú- cilite proyectar sobre él más ampliamente la
blico de la salud. Se subrayó primero el derecho categoría de reconocimiento.
universal al cuidado de la salud, consolidando la
justicia como principio bioético clave, y se desta- Advierto que tomo, como referencia de partida,
có luego que había que reconocer, en la atención la propuesta de lo que puede considerarse una
sanitaria, las diferencias en las poblaciones con expresión-interpretación de la visión cultural
diversidad cultural, como expresión de respeto y occidental de la bioética, pero presentada de
vía de no discriminación. Aquí retomo esta últi- modo tal que pueda ser desbordada. La asumo,
ma cuestión. Es cierto que sobre ella hay ya una además, con una restricción: voy a centrarme
reflexión significativa, pero pretendo abordarla en la versión de la bioética más común en Amé-
con un enfoque no común: asumiendo una con- rica del Norte y Europa, la que se remite a la
cepción amplia de reconocimiento y aplicándola vida humana en conexión con la salud, dejando
al conjunto de lo que consideramos bioética, y en la penumbra la versión amplia, presente en
no solo a algunos de sus aspectos. sectores significativos de América Latina, la
que hace referencia a la vida humana en todas
Dado que el objetivo es extenso y el espa- sus circunstancias, enmarcada además en la
cio disponible ajustado, se me permitirá que
vida global de la biosfera.
lo aborde esquemáticamente. Lo desarrollaré
en tres apartados: en el primero presentaré el
1.1 SOBRE LOS ÁMBITOS
marco de la bioética, con algunos distancia-
DE LA BIOÉTICA
mientos, que considero importantes, sobre las
presentaciones clásicas, a fin de tenerlo como
referencia para proyectar sobre él la categoría de Hay que incluir en la bioética dos tipos de acti-
reconocimiento; en el segundo, describiré esta vidades: las que abordan los retos y problemas

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de salud de las personas, y la investigación Suele mencionarse también al sujeto institu-


centrada en la salud y la enfermedad y en las cional, a las instituciones públicas de salud,
estrategias para afrontar esta última. Debe pero no con el debido énfasis. Son ellas, con
darse entre ellas una «circularidad creativa», sus agentes responsables, las que gestionan
en la que la primera estimula la investigación las políticas de atención a la salud, vista como
que debe hacerse y esta a su vez abre nuevos derecho, y las llamadas a amparar y potenciar
panoramas a lo que cabe entender por cuidado los cuidados que precisen los ciudadanos, ga-
de la salud. rantizando el acceso a los recursos necesarios.
Son igualmente ellas las que deben ofrecer un
Ahora bien, no pueden ignorarse los sustratos justo acomodo institucional, que hay que saber
simbólicos, cognitivos y normativos de esas ac- precisar en el respeto a ese derecho, a las orga-
tividades, porque son fundamentadores, moti- nizaciones privadas y sociales relacionadas con
vadores y orientadores de ellas. Tienen que ver la sanidad que surjan en la sociedad civil.
con el significado de la salud y la enfermedad y
la eticidad ligada a ellas, en el marco de sentido No se suele mencionar un último sujeto rele-
sobre lo humano y sobre la realidad en general. vante: la ciudadanía organizada en procesos
La antropología nos dice que aquí se impone de deliberación y decisión en torno a las po-
un pluralismo cultural inevitable1, que hoy vi- líticas públicas de salud. La bioética pide que
vimos densamente dentro de las sociedades, y se exprese a través formas de participación no
no meramente entre ellas. excluyentes, y que se sea consciente de que
nunca hay mero formalismo procedimental
No debe suponerse, con todo, que de esos sus- en esas deliberaciones públicas, pues siempre
tratos emanan cuasi-mecánicamente las acti- están presentes mundos específicos de sentido
vidades. Entre unos y otras hay influencias imbricados en las argumentaciones (siempre
mutuas, articulaciones y conflictividades que somos todos miembros de comunidades cultu-
pueden ser fecundas o destructivas. Por ejem- rales), que pueden ser internamente plurales,
plo, el descubrimiento de una tecnología de la sin que deban darse marginaciones. Aunque
salud puede interpelar al sentido y este a su vez a todos hay que exigir que no sean coactivos.
bloquear una investigación. La bioética incluye
esta «tensionalidad» compleja. En estos cuatro sujetos caben dos tipos de
dinámicas: activa, de toma de iniciativa, de
1.2 SOBRE LOS SUJETOS IMPLICADOS ejercicio de la autonomía individual y colec-
tiva; y receptiva de la iniciativa de otro. Se ha
Entre los sujetos contemplados por la bioética, tendido a diseñar tradicionalmente la bioética
los más manifiestos son los profesionales en repartiendo estas dinámicas entre los sujetos: el
la atención a los retos y problemas de salud y paciente y los ciudadanos serían decisivamente
las personas que reciben los cuidados de salud, receptivos de los cuidados, los profesionales y
abiertos ambos a una relación clínica, en el co- los responsables institucionales, activos en su
razón de la cual se encuentran estas personas diseño y ejecución.
con su vulnerabilidad.
La irrupción del principio de autonomía del
paciente convulsionó en parte esta dicotomiza-
ción. Pero solo en parte, porque lo receptivo y
1
GEERTZ, C. La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, lo pasivo deben ser considerados constituyentes
1988.

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inseparables del obrar de todos los sujetos, ge- a estos modos personales de ser moralmente2.
nerando interconexiones complejas entre ellos Las necesitamos todos los sujetos implicados
en función de los contextos y las circunstan- en la atención a la salud y en todos los con-
cias. La bioética tiene que ofrecer pautas para textos; si bien, en el marco de la unidad de las
que tales interconexiones expresen la mejor virtudes, estamos llamados a cultivar especial-
realización de lo justo y lo bueno. Lo que no mente aquellas que son más necesarias para
reclama necesariamente que de las asimetrías cada sujeto, con su actividad-receptividad, en
tradicionales en la iniciativa/receptividad se su contexto. Dicho esto, hay que resaltar que
pase a las simetrías perfectas. Podrán ser in- estas virtudes son especialmente relevantes
evitables asimetrías firmes pero cuando lo para las situaciones que implican relaciones
demanden esos contextos y en el grado y modo interpersonales marcadas, como la del encuen-
que lo demanden. tro clínico.

1.3 SOBRE LOS REFERENTES (BIO) Solo la síntesis complementaria y mutuamente


ÉTICOS potenciadora y reguladora entre principios y
virtudes, nos ofrece el panorama completo de
Estos cuatro sujetos tienen que afrontar deci- los referentes morales del marco de la bioética.
siones de iniciativa o receptividad ante situa- La carencia de cualquiera de ellos lo lastra se-
ciones moralmente problemáticas. Y, además, riamente.
viven situaciones de normalidad y cotidianidad
en la atención a la salud sin especial problema- 1.4 SOBRE LOS CUATRO PRINCIPIOS Y
ticidad. Cuando se quieren enmarcar ambas SUS RELACIONES
vivencias éticamente, aparecen dos tipos de
referentes. Aunque sería muy importante desplegar algo
el referente de las virtudes, voy a limitarme a
Las primeras vivencias nos impelen a remi- hacerlo con el de los principios, proponiendo
tirnos a principios que posibiliten la correcta algunas revisiones de las presentaciones habi-
deliberación y decisión respecto a la acción o tuales de ellos3.
recepción. En la bioética occidental, como fru-
to de una relevante maduración histórica, se Teniendo presente primariamente la intencio-
han hecho cuasi canónicos sus cuatro famosos nalidad en cuanto constituyente del horizonte
principios. de la iniciativa, en el terreno en que nos situa-
mos, lo primero es el cuidado de la salud de las
Tanto en las primeras como en las segundas personas: la beneficencia. Definida de modo
vivencias -la decisión problemática y la situa- genérico, ayudar a que tengan la vida más
ción de cotidianidad-, se nos convoca a cultivar saludable posible. Definida específicamente:
modos éticos de ser que, con las disposiciones
que implican, hagan emerger connaturalmente 2
ETXEBERRIA, X. Virtudes para convivir. Madrid: PPC, 2012. No
hay que ignorar, de todos modos, que los acercamientos a la vir-
lazos emocionales y comportamientos adecua- tud son múltiples, como se indica en: NUSSBAUM, M. «La ética
dos en vistas a afrontar tanto los retos y pro- de la virtud: una categoría equívoca». Areté 1999; 1(2): 573-613.
Véase también: DÍAZ GARCÍA, A. «La ética de la virtud y la
blemas de salud, como la investigación en torno bioética». Revista Colombiana de Bioética. 2009; 4(1): 93-128.
a ellos. La ética, en especial la enraizada en la 3
BEAUCHAMP, T.L. y CHILDRESS, J.F. Principles of Biomedical
tradición aristotélica –la que considero más Ethics. New York: Oxford University Press, 2009. GRACIA, D.
fecunda en esta cuestión-, denomina virtudes Procedimientos de decisión en ética clínica. Madrid: Triacastela,
2007.

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prevenir la enfermedad, sanar de la enferme- - Respecto a la beneficencia: en su mo-


dad, acompañar en la enfermedad. Los otros mento formal deontológico, como de-
tres principios se organizan en torno a ella, a recho al disfrute efectivo de los cuida-
modo de garantía de que tal intencionalidad se dos de salud -la intencionalidad queda
realizará. En este sentido, están al servicio de enmarcada en un derecho universal
esta intencionalidad de cuidado. Servicio no exigible-; y en su momento material
instrumental, porque no son mero medio sino teleológico, como concreción del modo
valor por sí mismos y porque no solo son vía como el bien de la salud se realiza en
para la beneficencia, sino que ellos mismos son cada persona a través del cuidado que
beneficentes, al ser su disfrute una dimensión recibe.
importante de la plenificación anhelada por el
sujeto. En cualquier caso esta intencionalidad Precisada así la diferencia, pasemos a la im-
hacia la salud es la referencia clave para verte- bricación entre principios como guías morales
brarlo todo. No puede, por ejemplo, enfatizarse de la decisión. ¿Debe presidirla un criterio de
de tales modos la autonomía que obstaculicen jerarquización entre ellos? Frente a quienes
la confianza en la relación clínica, clave para la proponen que sean solo las circunstancias las
acción benefactora4.
que impongan articulaciones concretas y si-
tuadas, comulgando con la opción de Gracia,
En vistas a precisar el entramado de los princi-
pienso que una jerarquización se impone, pero
pios, conviene diferenciar la orientación deon-
más complejamente que la que él sugiere, sobre
tológica, clara en los principios de no male-
la base de la complejidad en la distinción que
ficencia (en su versión de no hacer daño a la
integridad de la persona) y justicia, de la teleo- he propuesto. Se especifica con estos criterios:
lógica. Autonomía y beneficencia, en cambio,
se abren a las dos orientaciones desde sus dos - Lo deontológico, en cuanto deber y
perspectivas: la formal y la material; la primera derecho, es, por definición, lo obliga-
remite a la deontología, mientras que la segun- do para todos, aquello que debe ser
da nos abre a la teleología. Todo esto se traduce salvaguardado cuando se ejecuta lo
del siguiente modo: teleológico –a lo que por otro lado
ampara-, por definición dependiente en
- Respecto a la autonomía: en su mo- su concreción o expresión material de
mento formal deontológico, como deber las decisiones libres y plurales de las
de respetar el ejercicio de la autono- personas. Lo que tenga que ser univer-
mía de las personas a las que se ofrece salizado transculturalmente, con las
el servicio de salud y como derecho a inculturaciones que precise, debe en-
exigir ese respeto; y en su momento contrarse en este ámbito deontológico.
material teleológico, como acogida de lo - Fundamentando la deontología de los
que la persona decide hacer apuntando principios, está el valor clave de la dig-
al horizonte de su vida lograda, que se nidad universal y el correspondiente
concreta en cómo y hacia dónde quiere respeto que pide.
afrontar sus problemas de salud. - En cuanto a los cuatro principios, es-
toy de acuerdo, de arranque, con la
propuesta de Gracia de que, a nivel de
4
CAMPS, V. «El concepto de autonomía en la medicina occiden-
tal». Bioètica & Debat. 2011; 17(62): 10-13; O’NEILL, O. Autono- cumplimiento y en caso de conflic-
my and Trust in Bioethics. Cambridge: Editorial Cambridge Uni- to, la dimensión deontológico-pública
versity Press, 2002.

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de ellos, prevalece sobre la dimensión 2.1 LA EXIGENCIA DE


teleológica-privada. Pero considero RECONOCIMIENTO
que esto no se concreta en la sencillez
de que no maleficencia y justicia son El tema del reconocimiento se hace central en
deontológico-públicos y autonomía y la filosofía, a la estela de su versión hegeliana
beneficencia son teleológico-privados. como «lucha» por el reconocimiento, aunque la
Pues, como indiqué, en estos hay un propuesta del autor es compleja y sujeta a evo-
momento público. Aunque pueda ser lución5. Tiene su correlato social en las luchas
incluido en un principio de justicia por el reconocimiento de colectivos diversos,
que integre respeto universal y distri- muy relevantes en la pasada centuria y aún
bución equitativa, con lo que el mo- presentes con fuerza. Esto significa que la pro-
mento teleológico-privado quedaría puesta de reconocimiento moral no está siendo
reducido a la síntesis material de la algo abstracto y formulado de partida. Remite
autonomía-beneficencia, regulada des- a una búsqueda personal y colectiva, motivada
de la autonomía del paciente. por el rechazo de lo que se experimenta como
- Nueva corrección. Es discutible que lo mal reconocimiento. Se parte, en concreto, de
teleológico sea sin más privado. Las las «heridas morales» que causa la injusticia
decisiones personales libres tienen concebidas como falta de reconocimiento6, que
como marco de referencia (potenciador es percibida como «socialmente instituido»7.
y limitador), los contextos culturales
de las personas que las toman. La de- En esas experiencias vitales se resienten dos
cisión como tal puede ser privada –si tipos de heridas, retomadas reflexivamente
no tiene una incidencia pública-, pero como dañando prioritariamente la identidad/
la referencia –la identidad cultural- es identificación con un colectivo (el etnocultural
de algún modo pública. es el más relevante, pero no el único), o dañan-
do de modo más directo la inclusión social y
En la medida en que los principios deben aplicar- la correspondiente participación (aquí los tipos
se para situaciones de incertidumbre moral por de grupos afectados se amplían). Lo primero
los contextos personales y colectivos –culturales, apunta a reclamar respeto a la diferencia, mien-
entre otros- en que se dan, su aplicación, en úl- tras que lo segundo remite a que se supriman
tima instancia, no es deductiva sino prudencial. tratos diferenciados que expresen desigualdad.
Es la prudencia la que articula ajustadamente
deontologismo y teleologismo de los principios, Esto hace que las reclamaciones de reconoci-
al servicio de la intencionalidad beneficente. Lo miento ante esas dos heridas no se armonicen
que no implica empequeñecimiento de estos: al espontáneamente. Lo que se ha traducido en
encarnarlos los dota de esa fecundidad moral un debate sobre si focalizarse en la identidad/
que consiste en que el bien se realice. diferencia, en la distribución/igualdad o en una

2. EL RECONOCIMIENTO 5
DE LA MAZA, L.M. «El sentido del reconocimiento en Hegel».
COMO CATEGORÍA ÉTICA Revista latinoamericana de filosofía. 2009; 35(2): 227-251.

6
HONNETH, A. «Reconocimiento y obligaciones morales». Revis-
ta Internacional de Filosofía Política 1996; 8: 5-17.
Presentadas las coordenadas de la bioética,
paso a definir la categoría de reconocimiento. 7
RENAULT, E. L’experience de l’injustice. Reconnaissance et clinique
de l’injustice. París: La Découverte, 2004.

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tercera categoría como la de participación8; o si sores. Incluye disfrute de garantías económicas,


hay que dar consistencia a la reclamación de sociales y políticas de supervivencia cultural,
reconocimiento solo de las personas o también que implican, para que estén fundamentadas,
de colectivos como tales. Considero, por mi par- una presunción de valor social de cada cultura,
te, que cabe remitirse a un modo de entender el sujeta a la crítica entre culturas11. Lo que se
reconocimiento que integra las dos perspecti- traduce en políticas de la diferencia que garanti-
vas –de la identidad y de la dignidad- y los dos cen el correcto amparo de los grupos culturales
tipos de sujetos, en el que las tensiones internas (universal reconocimiento público –aquí está la
ayudan a controlar las derivas indebidas del fuente de la disputa- de identidades no com-
esencialismo comunitario, por un lado, y del partidas por todos), que abren a debates sobre
individualismo insolidario por otro. la vida buena y a metas colectivas que entran
así en el espacio público, frente al supuesto
Avanzando en esta dirección, es sugerente la formalismo procedimental puro de las políticas
clasificación que hace Renault9 de tipos de de la igualdad12.
mal reconocimiento, que pueden entrelazarse
entre ellos agravando la injusticia: el menos- Respecto a este, no debe olvidarse que la pre-
preciador (que devalúa, descalifica y estigma- tensión liberal de tener un espacio público defi-
tiza), el inadecuado (que no armoniza hetero- nido únicamente por ese procedimentalismo es
reconocimiento con auto-reconocimiento), el una ilusión: siempre hay en él presencia de lo
insatisfactorio (inestable). Impactando direc- cultural particular, de concepciones específicas
tamente en la identidad –individual y colecti- de la realidad y de metas, históricamente sedi-
va-, impactan también en la distribución y la mentadas. Este reconocimiento de la identidad
inclusión. grupal acaba no meramente con la marginación
sino con algo más previo, la invisibilización.
2.2 LOS HORIZONTES DEL
RECONOCIMIENTO EXIGIDO Los fuertes movimientos poblacionales actua-
les han agrandado la relevancia del tema, al
Son los que sintetizan el reconocimiento adecua- añadir a la fuerte diversidad cultural de las
do y efectivo de la dignidad y el de la identidad. sociedades debida a la colonización o escla-
En el reconocimiento de la dignidad, en el que vización pasadas (indígenas y no indígenas;
nos igualamos todos, son claves el respeto a la afrodescendientes y no afrodescendientes), la
autonomía personal y pública y el disfrute de la diversidad generada por las masivas inmi-
justicia distributiva, potenciándose ambos, aca- graciones recientes (sobre la base de que las
bando con la marginación y la discriminación.
11
Hay dos líneas argumentales para justificar el derecho a la iden-
El reconocimiento de la identidad es más po- tidad cultural, a su pervivencia: mostrar que la cultura tiene un
valor intrínseco en forma tal que no daña el valor absoluto de
lémico, especialmente como identidad cultural las personas (MUSSCHENGA, A.W. «Intrinsic Value as a Rea-
colectiva. Taylor10 es uno de sus firmes defen- son for the Preservation of Minority Cultures». Ethical Theory
and Moral Practice. 1998; 1: 201-225.), o que tiene un valor ins-
trumental como marco necesario para el ejercicio de la autono-
8
FRASER, N. y HONNETH, A. ¿Redistribución o reconocimiento? mía de estas (KYMLICKA, W. (1996), Ciudadanía multicultural,
Madrid: Morata, 2006. Barcelona, Paidós). Véase también ETXEBERRIA, X. Sociedades
multiculturales. Bilbao: Mensajero, 2004.
9
RENAULT, E. «What is the Use of the Notion of the Struggle of
Recognition?», Revista de Ciencia Política 2007; 2: 195-205. 12
Estas políticas de la diferencia, matiza Taylor, piden un compro-
miso, conflictivo pero necesario y potencialmente fecundo, con
10
TAYLOR. C. «La política del reconocimiento». In TAYLOR, C. las políticas de la igualdad respecto a los derechos individuales
Argumentos filosóficos. Barcelona: Paidós; 1997: 293-334. (universalismo de la dignidad).

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migraciones han sido un fenómeno constante cadas, sujetas a crisis,13 que en parte dependen
en la humanidad). Aunque no es menos cierto de nosotros y en parte nos desbordan. Porque,
que la crisis económica que vivimos reactiva por ejemplo, un mal reconocimiento sostenido
también decisivamente la reclamación del re- y efectuado por quienes tienen poder, acaba
conocimiento de la dignidad en su dimensión construyendo identidad… autoinferiorizada.
de justicia social.
Si esta dinámica se realiza positivamente, el
Estos horizontes del reconocimiento marcan reconocimiento de sí mismo es logrado, fecun-
un límite de legitimidad a las luchas por lo- do. Nos constituimos como «persona capaz»
grarlo: estas no deben contradecirse. Lo que en relación con los otros, lo que implica, se-
significa que pierden toda justificación cuando gún Ricoeur14: poder decir, poder hacer, poder
en ellas la reivindicación de la identidad propia contar y contarse (concreción de la identidad),
se hace de formas tales que atentan contra la posibilidad de imputabilidad, poder de memo-
identidad y la dignidad de algún «otro», tanto ria y promesa. Analógicamente, cabe hablar
si se sitúa al interior del colectivo reivindicador también de «colectivos capaces».
como si se sitúa externamente a él.
Honneth15, inspirado en Hegel, propone de
2.3 LA IDENTIDAD RECONOCIDA otra manera el reconocimiento que, enfrenta-
do al menosprecio, puede configurar nuestra
La relación positiva hacia nosotros mismos identidad lograda, implicando la síntesis de
implicada en la identidad, precisa una con- tres modalidades. Las define de este modo:
firmación intersubjetiva, un buen reconoci- que me reconozcan como individuo necesita-
miento por parte del otro -de lo que somos, de do de amor-amistad, lo que genera autocon-
nuestras capacidades, de lo que hacemos- con fianza; además, como individuo con derechos
criterios éticos no prejuiciados (en todo re- en el marco de la igualdad jurídica, del que
conocimiento no solo se nos identifica sino emana el autorrespeto; por último, como so-
que se nos evalúa), que nunca asigne valor cio en la cooperación social, especialmente
negativo a nuestra condición (ser indígena, a través del trabajo, que merece aprecio por
ser inmigrante…). Tal reconocimiento incide sus logros, del que emerge la autoestima. Es
decisivamente en la vida buena: expresándola sugerente el esquema, aunque, por un lado,
en parte, es una de sus condiciones de po- focaliza el momento distributivo en la tercera
sibilidad. Gran relevancia, como se ve, de la modalidad, cuando tendría que estar presente
intersubjetividad en la constitución vivencial al menos también en la segunda (piénsese en
de la persona y a la vez gran vulnerabilidad el derecho al cuidado de la salud); y, por otro,
de esta, porque el reconocimiento del otro no excluye el reconocimiento de los colectivos
está asegurado. culturales a partir de críticas que considero
unilaterales.
Las personas, a través de nuestra iniciativa,
somos agentes activos en la construcción de
nuestra identidad, pero sobre el trasfondo de 13
TAYLOR, C. «Identidad y reconocimiento». Revista Internacional
las identidades culturales en las que hemos de Filosofía Política. 1996; 7: 10-19.
sido socializados y con el concurso del impac- 14
RICOEUR, P. Caminos de reconocimiento. México DF: FCE, 2006.
to del reconocimiento de los otros significati-
vos para nosotros. Esto genera dinámicas deli- 15
HONNETH, A. Reconocimiento y menosprecio. Sobre la fundamen-
tación normativa de una teoría social. Madrid: Katz, 2010.

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El reconocimiento como referente transversal de la bioética

En los «otros» que nos reconocen hay que público e institucional, y acogida relacio-
distinguir el marco relacional y el institucio- nal cuando proceda, ante las dominaciones
nal. Las instituciones son un decisivo agente y exclusiones que sufran.
de reconocimiento. En su propia estructura,
histórica y culturalmente modelada, encarnan Garantizada desde convicciones morales cohe-
formas específicas de buen o mal reconoci- rentes la primera dimensión, la segunda pide
miento (piénsese por ejemplo en la organiza- actitudes especiales. Destaco, por su relevancia
ción y funcionamiento reglado de un hospital). para la bioética, la de atención y escucha. No re-
En ellas no solo se expresan reconocimientos, conoceré adecuadamente al otro si mi atención
sino, incluyendo el momento relacional que es burocratizada, protocolizada, rígidamente
amparan, se constituyen relaciones de recono- enmarcada en los saberes propios, anticipato-
cimiento. Expresiones y relaciones que pueden ria de lo que retendré; tanto si soy responsable
ser positivas pero también devaluadoras, des- institucional como si me encuentro en una re-
calificadoras, estigmatizadoras16. Garantizar el lación intersubjetiva. Sí lo reconoceré, en cam-
buen reconocimiento en las instituciones, con bio, si estoy en disposición de escucha atenta,
el poder que encarnan, es fundamental para abierta a acoger la sorpresa en lo que me revele
que se configure satisfactoriamente la identi- o en lo que se me muestre. En este sentido
dad personal y colectiva. todo reconocimiento verdadero implica salir del
autocentramiento, para dar espacio empático al
2.4 RECONOCER Y RECONOCERNOS otro en nosotros.

Los procesos en que se reclama ser reconocido El ser reconocido y el reconocer confluyen en
y los de reconocerse solo culminan éticamente el reconocernos. Se desborda con ello el recono-
si acaban integrando el reconocer adecuada- cimiento unidireccional («te reconozco algo»);
mente al otro, con la confluencia de una dimen- incluso, el intercambio de reconocimientos uni-
sión universal y otra específica. laterales en el que falta la interacción. Recono-
cemos al otro en la dinámica de ser reconocidos
- La dimensión universal asume el enfoque por él. Lo que hace emerger al nosotros, en
kantiano, aunque desbordado en su reali- esa recíproca interacción de la que ambos nos
zación: reconocimiento, expresado como hacemos cargo17 y en la que se resuelve positi-
respeto, de la igual dignidad de todo otro, vamente la conflictividad –como cooperación,
con disposición a apoyar que esté ampara- como justicia, como reconciliación…-.
da por la protección pública de su libertad,
incluyendo los recursos necesarios para su Hay que afinar, con todo, la tesis de que el buen
ejercicio. reconocimiento se expresa solo en relaciones
- La dimensión específica se hace cargo de recíprocas. No quiere decir que deban ser nece-
la diversidad: reconocimiento de quienes sariamente simétricas. Porque será común que
tienen identidades, sentidos de la realidad existan asimetrías: en poder, en capacidades,
y metas diferentes, tanto a nivel indivi- en responsabilidades frente al futuro o ante
dual como colectivo, siempre que sean sucesos pasados, en vulnerabilidades. Tendrá
compatibles con la dignidad de todos. Con que haber entonces una reciprocidad en el re-
disposición a reclamar para ellas amparo conocimiento de los valores fundamentales (el

16
RENAULT, E. «Reconnaissance, institutions, injustice». Revue 17
PIERINI, T. «Riconoscimento, riconciliazione, conoscenza». Ar-
del MAUSS. 2004; 1 (23). chivio di Filosofia. 2009; 1-2: 21-29.

Universidad El Bosque • Revista Colombiana de Bioética. Vol. 10 N.o 2 • Julio - Diciembre de 2015 135
Xabier Etxeberria Mauleon

universal de la dignidad y el pluralizado en las palmario de mal reconocimiento, tanto en


identidades) de tal calidad moral que la acogida la selección de sus investigaciones y en la
de las asimetrías no solo no exprese dominio mercantilización de los fármacos, guiadas
sino que realice la justicia solidaria. ambas por las prácticamente incontroladas
leyes del mercado globalizado, que genera
Es así como se apuntará al horizonte integra- exclusiones que son mortales para muchos
dor de: ser reconocido por el otro, reconocerse, de los afectados por ellas.
reconocer al otro, reconocernos. - Frente a la invisibilización o el menospre-
cio, se impone expresar un reconocimiento
de la diferencia cultural que se muestre
3. EL RECONOCIMIENTO relevante para el cuidado de la salud de las
COMO REFERENCIA personas identificadas con ella, armonizán-
dolo con el reconocimiento de la dignidad a
TRANSVERSAL DE LA través de los acomodos que se precisen en
BIOÉTICA las prácticas sanitarias. En lo que sigue, me
centro sobre todo en esta perspectiva.
Definida la categoría del reconocimiento ético,
pasemos a aplicarla a la bioética, tal como fue Hay que prestar una atención especial a las
presentada en el primer apartado. personas con identidades frustradas interiori-
zadas, provocadas por el mal reconocimiento de
3.1 RECEPTIVIDAD ANTE LAS LUCHAS la sociedad y del sistema sanitario en particu-
POR EL RECONOCIMIENTO EN EL lar, que les inhibe la lucha por el reconocimien-
ÁMBITO DE LA SALUD to, transformando las condiciones sociales que
lo causan y ofreciendo buen reconocimiento.
El primer paso en la aplicación de la categoría
de reconocimiento a la atención a la salud tiene Esta respuesta de reconocimiento debe ser de
que ser la respuesta positiva a las “heridas mo- naturaleza pública, por un lado, en su espacio
rales” de colectivos diversos carentes de él, que institucional y en el relacional de la salud,
motivan luchas por ese reconocimiento en este por otro lado, en el campo de la intervención
campo, para lo que hay que comenzar por un sanitaria y en el de la investigación. Con estas
conocimiento moralmente empático de ellas tal coordenadas:
como se concretan en la realidad. En una doble
perspectiva y una atención específica: - Reconocimiento del ineludible sustrato
cultural (simbólico, cognitivo, normativo)
- Frente a la discriminación, se impone ex- existente en la concepción de la salud y la
presar un reconocimiento efectivo de la enfermedad, que es situado en el marco de
dignidad de todos los grupos margina- la concepción de la persona y la realidad,
dos en el ámbito de la salud. Ya sea por que impregna las propuestas tecno-cientí-
sus identidades etnoculturales (indígenas, ficas y se encarna en instituciones. Todo
afrodescendientes, inmigrantes…) o por ello, frente a la pretensión de que la versión
otras razones (pobres, ancianos, perso- occidental refleja la condición humana
nas con discapacidad intelectual, mujeres, universal.
personas con ciertas enfermedades…). La - Reconocimiento del pluralismo de pro-
potente industria farmacéutica es un caso puestas culturales al interior de nuestras

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El reconocimiento como referente transversal de la bioética

sociedades que impactan a la salud. Lo modo pleno, como le corresponde en derecho,


que implica presuponerles valor y abrirse a lo que desborda la cuestión de la accesibilidad
diálogos entre personas y colectivos que se universal al sistema de salud abocando a re-
remiten a ellas, en condiciones de equidad, plantearlo como tal.
con el horizonte de acuerdos que combinen
el respeto, la crítica y aprendizaje mutuos Ahora bien, la salud intercultural no debe-
e incluso la cooperación. Se trata, en defi- ría definirse ni por la mera superación de la
nitiva, de asumir el horizonte de la inter- inaccesibilidad de ciertos grupos culturales
culturalidad en el ámbito de la salud.18 al sistema de salud existente, ni por la mera
- Amparo de todo esto en el reconocimiento incorporación al sistema de salud dominante
jurídico y en las políticas públicas de salud de aspectos parciales de la cultura no domi-
–conexionadas con el autogobierno de los nante del usuario en el proceso de atención a
colectivos en casos como el de los pueblos su salud22. Más bien por el empeño en que las
indígenas- que exprese la extensión, a la culturas de un país que alberguen concepcio-
vez universal y pluralmente incultura- nes de vida buena con potencial relevante de
da19, del derecho a la salud, no solo en su incidencia en el ámbito sanitario, no solo estén
expresión formal sino en su plasmación presentes globalmente, en el respeto mutuo,
material. en la atención institucional a sus miembros,
sino que estén en disposición de participar
3.2 EL HORIZONTE DE LA SALUD en una elaboración de proyectos compartidos
INTERCULTURAL en los que, con interinfluencias mutuas que
enriquezcan las identidades propias en evolu-
Como se acaba de adelantar, estos reconoci- ción, se sintetizan respeto y cooperación, con
mientos tienen que plasmarse en un plantea- incorporaciones culturales del otro lúcidamente
miento intercultural de la salud. insertadas en lo propio. Objetivo este último de
largo alcance, que requiere decisiones y trans-
Se está proponiendo ya un enfoque (multi) formaciones estructurales que desbordan al
cultural20: para hacerse cargo de la influencia sistema médico para implicar al Estado y a las
reconocida de lo cultural en los problemas de organizaciones representativas de las culturas
salud; como vía para integrar en la atención a marginadas23.
la salud a poblaciones etnoculturales margina-
das21; para acoger al culturalmente «otro» de Cabe así distinguir entre un enfoque tenue y
un enfoque denso de la perspectiva cultural.
18
ZAMBRANO, C.V. «Dimensiones culturales en la bioética. Apro- Habría que clarificar si se opta por el primero
ximación para una Bioética intercultural y pública». Revista Co-
lombiana de Bioética. 2006; 1(2); 83-104; MOCELLIN, M. «El porque no se considera correcto el segundo,
papel de la bioética en la atención a la salud en contextos inter-
culturales». Revista Colombiana de Bioética. 2013; 8(2): 193-198.
22
Es lo que se hace cuando se defiende en la sanidad pública euro-
19
ETXEBERRIA, X. «Derechos humanos y diversidad cultural». pea la himenoplastia a mujeres musulmanas inmigrantes para
In ETXEBERRIA, X., MUÑOZ, M.R. y VÁZQUEZ J.P. (coords). simular virginidad premarital, en condiciones que pueden jus-
Pueblos indígenas, Estados y derechos humanos. México DF: Uni- tificarla desde los supuestos liberales que sustentan la bioética
versidad Iberoamericana; 2012: 17-42. oficial, que no suelen ser los de quien la pide. Estos quedan
relegados por considerarse inadecuados o subordinados (25). El
20
KIRMAYER, L.J. «Multicultural Medicine and the Politics of Rec- ejemplo revela la perspectiva dominante en Europa respecto a
ognition». Journal of Medicine and Philosophy 2011; 36: 410-423 esta temática.

21
PAMIES, R.J. y NSIAH-KUMI, P.A. «Multicultural Medicine and 23
ALARCÓN, A.M.; VIDAL, A. y NEIRA, J. «Salud intercultural:
Ensuring Good Health for All». Ethnicity & Disease. 2006; 16: elementos para la construcción de sus bases culturales». Revista
14-20. Médica de Chile. 2003; 131: 1061-1065.

Universidad El Bosque • Revista Colombiana de Bioética. Vol. 10 N.o 2 • Julio - Diciembre de 2015 137
Xabier Etxeberria Mauleon

o si se ve en el primero el arranque hacia el dencialmente determinista que lo llenaría todo


segundo. y no admitiría disidencia.

Lo que, sobre todo en EE. UU., se está pre- 3.3 EL RECONOCIMIENTO CULTURAL
sentando como adquisición de «competencia EN LOS REFERENTES BIOÉTICOS
ligüístico-cultural», por el personal sanitario,
para atender a personas de culturas diferentes Yendo ahora al corazón de la bioética, a sus
a la occidental dominante, puede ser situado referentes éticos, la proyección en ellos de la
en general en la primera de las intenciones, categoría de reconocimiento cultural les da
aunque hay variaciones entre las propuestas. modulaciones relevantes, abiertas a una plu-
Debe pedirse lucidez ética al plantearla24. En ralidad que no tiene por qué ser expresión de
este marco, la alternativa de «seguridad cul- relativismo denso.
tural», definida con el protagonismo de las
culturas minorizadas, parece más adecuada, Respecto a las virtudes, es manifiesta su pre-
al menos para países con pueblos indígenas25. sencia en todas las culturas en modos históri-
En cualquier caso, esta propuesta de compe- camente cambiantes, en función de los cambios
tencia no debe ser una trampa que bloquee el en los mundos de sentido y en las antropolo-
afrontamiento en profundidad de los retos de la gías en que se sustentan, en función también
diversidad cultural en la salud. de las variaciones en la articulación y jerarqui-
zación entre ellas, de las influencias intercul-
La dificultad mayor para la asunción den- turales, de los cambios sociales, etc. Así, en la
sa de la perspectiva cultural, se encuentra en cultura occidental puede hablarse de virtudes
el prestigio creciente de la biomedicina como aristocráticas o burguesas o románticas. Pero
«ciencia rigurosa aplicada», afianzada por los sin que se llegue a relativismos densos porque
avances en el campo del genoma o la neuro- remiten a actitudes humanas fundamentales y
ciencia, así como en la protocolización precisa se confrontan con los principios deontológicos,
creciente de las intervenciones. Presuponen en procesos que pueden ser interpretados como
de hecho la irrelevancia del contexto personal maduración ética contextualizada de ellas27.
del enfermo y la cultura en la que se inserta, Si a ello añadimos el diálogo intercultural, el
subordinando decisivamente su iniciativa dis- ajustamiento moral de las virtudes será firme,
creta al protagonismo médico26. Si no se logra aunque haya que reconocer que ninguna cul-
resituar estos logros (pues, evidentemente, no tura en ningún tiempo tiene la propuesta ideal
se trata de rechazarlos) en una reconfiguración respecto a los modos morales de ser.
de la medicina como «arte», que reconozca el
protagonismo del enfermo en su contexto, todo Pues bien, el reconocimiento cultural nos em-
posible enfoque cultural quedará bloqueado en puja a detectar las propuestas de virtudes de
nombre de una fundamentación científica ten- las diversas culturas en su presente y a definir
el lugar que pueden ocupar en los protagonis-
24
PAASCHE-ORLOW, M. «The Ethics of Cultural Competence». tas de la atención a la salud, a la vez que nos
Academic Medicine. 2004; 79(4): 347-350. alienta a emprender diálogos interculturales
25
KIRMAYER, L.J. «Rethinking Cultural Competence». Transcultu- enriquecedores en este campo.
ral Pchiatry. 2012; 49(2): 149-164.

26
COMELLES, J.M. «El regreso de lo cultural. Diversidad cultural
y práctica médica en el siglo XXI». Cuadernos de psiquiatría co- 27
BOLLNOW, O.F. Esencia y cambios de las virtudes. Madrid: Edi-
munitaria. 2003; 3(1): 6-21. torial Revista de Occidente, 1969.

138 Universidad El Bosque • Revista Colombiana de Bioética. Vol. 10 N.o 2 • Julio - Diciembre de 2015
El reconocimiento como referente transversal de la bioética

En cuanto al sistema de principios, el enfoque 3.4 EL RECONOCIMIENTO


intercultural en diálogo podría pedir replan- EN LA RELACIÓN CLÍNICA
tearlo como tal o ensancharlo hacia un mayor
pluralismo. Presentándolo en forma abierta – La relación clínica es un microcosmos en el que
es lo que he intentado en el primer apartado-, confluyen todas las coordenadas de la bioética.
reclama al menos remodelarlo. He aquí breves También todas las dimensiones del reconoci-
apuntes que muestran, en mi opinión, por miento, tanto en su vertiente de la dignidad
dónde convendría ir: como de la diferencia.

- Respecto al principio de autonomía, frente El no reconocimiento en la relación clínica


a su dura versión individual y contrac- suele expresarse como reificación: en vez de
tual, habría que abrirlo a la resituación de reconocer a la persona, se reconoce al órgano
su ejercicio en los horizontes de sentido enfermo, en vez del centramiento en el paciente
que ofrecen las comunidades cultura- con problemas de salud (perspectiva integral),
les de pertenencia y en los procesos de se da focalización exclusiva en sus problemas
construcción de identidad, así como a la de salud desde la mera perspectiva médica. El
conciencia de su dimensión de interde- reconocimiento de la persona, en cambio, im-
pendencia en solidaridad. plica acogida raciocordial de su dignidad y su
- Respecto al principio de beneficencia, diferencia, en sus diversas expresiones, entre
habría que tomar conciencia de que lo ellas la cultural, en sus contextos y con sus
bueno en la salud debe ser situado en la anhelos, que la hacen única.
perspectiva de la vida buena, inspirada
diversamente de modo no determinante En el encuentro clínico, el reconocimiento entre
por los contextos culturales plurales. paciente y profesional tiene que ser recíproco,
- En cuanto a la justicia, es sugerente la con simetría en lo básico: –dignidad y respe-
propuesta comunitarista de Walzer28 en to- que deben exigirse ambos, y con buena
la que es asumido el enfoque cultural: en- gestión de las asimetrías en otras dimensiones
tre el conjunto de bienes a repartir están (respecto al saber y poder, inclinados hacia el
las necesidades, que en su concreción son médico; y la vulnerabilidad, hacia el paciente).
fenómenos culturales en evolución, res- Esta buena gestión se logra cuando la acción
pecto a las que hay una noción compar- terapéutica es respuesta a la necesidad de la
tida propia en cada sociedad; entre ellas, persona enferma, coordinando en ella la atenta
como necesidad relevante culturalmente escucha de esta y el análisis técnico. En este
precisada, está la salud; la justicia tiene sentido, considerando en concreto la diferencia
que definir y aplicar los criterios de dis- cultural entre paciente y médico, la relación clí-
tribución de recursos, con los que satisfa- nica es un auténtico diálogo intercultural, con
cerlas; el criterio, emanado internamente aprendizaje mutuo, abierto a llegar a acuerdos a
de ellas, es el de a cada uno según sus veces plenos a veces negociados, sobre el proce-
necesidades (aquí, de salud) socialmente so sanador. En ella se imbrican adecuadamen-
reconocidas. te, de acuerdo a las circunstancias, la dinámica
receptiva y la activa de sus protagonistas.

Para un encuentro así, es clave el clima de con-


28
WALZER, M. Las esferas de la justicia. México DF: Editorial FCE; fianza, incluso de «amistad moral», llamado
1993.

Universidad El Bosque • Revista Colombiana de Bioética. Vol. 10 N.o 2 • Julio - Diciembre de 2015 139
Xabier Etxeberria Mauleon

a amparar la relación entre las autonomías de esos retos es la del reconocimiento, en su do-
las personas. El horizonte de juridificación de ble e imbricada perspectiva de reconocimiento
las relaciones médico-paciente al que se va ten- de la dignidad y de la diferencia. Tercera: la
diendo, por un lado remite a reconocimiento (de aplicación a la bioética del enfoque del reco-
derechos), pero, por otro, es una dificultad para nocimiento, muestra que este se hace presente
que se cumplan otros aspectos de él que se han en todas sus dimensiones y todos sus campos,
ido considerando aquí. Estos piden esa rela- por lo que se nos presenta como categoría
ción de confianza que se distancia del ejercicio transversal a ella, que modula el conjunto de
de una autonomía rígida y separada de cada sus planteamientos haciéndola más respetuosa,
persona y se abre a reconocer la autonomía justa y fecunda.
interdependiente; y se distancia también del
paternalismo, porque es confianza que rechaza Dos observaciones para acabar. En primer lu-
la sumisión e integra el respeto. gar, considero que la bioética debe hacerse cargo
de que forma parte de ella todo lo aquí dicho,
Los retos de este enfoque para el personal sa- además de abrirse a la posibilidad de una con-
nitario son relevantes, pero también fecundos cepción aún más amplia que incluiría todos
para él. Debe29: tener conciencia de lo cultural los fenómenos de la vida y no solo de la vida
(respecto a sí, respeto al otro, respecto a su humana (algo que aparecerá ya en el enfoque
profesión); también, conciencia social para per- cultural, por ejemplo, en modos de entender
cibir las exclusiones en el campo de la salud; la salud y la enfermedad en comunidades in-
interiorizar virtudes-actitudes clave como la dígenas, conexionados con la Naturaleza). En
empatía, el respeto, la comprensión, la capaci- segundo lugar, pienso que nuestras elabora-
dad de escucha, de infundir confianza y enla- ciones en torno a la salud intercultural, como
zar colaboraciones, la humildad, etc.; adquirir y las aquí formuladas, son aún provisionales:
ejercer habilidades que le posibiliten procesos tenemos que seguir avanzando, crítica y pro-
terapéuticos con la persona que integran todos positivamente, tanto en la dimensión teórica de
estos supuestos. ella como en la práctica, en procesos en los que
ambas se alimenten mutuamente.
CONCLUSIONES
Bibliografía
Tras el recorrido argumental realizado, pue-
den extraerse estas tres grandes conclusiones. 1. ALARCON, A.M., VIDAL, A. y NEIRA, J. «Salud
Primera: cuando la bioética, construida decisi- intercultural: elementos para la construcción de
sus bases culturales». Revista Médica de Chile. 2003;
vamente en la tradición cultural occidental, se 131: 1061-1065.
confronta seriamente con la diversidad, a la que
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mente enriquecedora de la condición humana,
3. BOLLNOW, O.F. Esencia y cambios de las virtudes.
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que tiene que estar en disposición de asumir.
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especialmente fecunda como guía para afrontar 10-13.

29 COMELLES, op.cit.

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El reconocimiento como referente transversal de la bioética

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