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TEMA 7

LAS CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN

Pueden ser definidas como aquellas circunstancias eximentes que por determinadas razones
excluyen la antijuricidad o ilicitud de una conducta que en principio es típica. En el mismo
sentido, distinguimos causas de inimputabilidad (no hay delincuente, aunque el hecho no sea
bueno ni legítimo) y causas de justificación (no hay delito, aunque se cause daño y perjuicio a
quien sufre sus consecuencias, ya que el acto es justo y conforme al Derecho)

LEGÍTIMA DEFENSA

La doctrina dominante entiende que la acción de la defensa no está prohibida, o sea, que es
un derecho. Los desacuerdos surgen cuando se trata de precisar que tipo de derecho es éste.

En definitiva, si la acción de defensa es conforme a Derecho, no puede ser antijurídica, es


decir, no constituye un injusto y, por tanto, dicha acción está justificada. Esto quiere decir
que la legítima defensa es una causa de exclusión del injusto, o sea, una causa de
justificación.

Como dice el nº 4 del Art.20, está exento de responsabilidad criminal el que obre en defensa
de la persona o derechos propios o ajenos, siempre que concurran los requisitos siguientes:

1º. Agresión ilegítima. Por agresión ilegitima, debe entenderse todo ataque, real, directo,
injusto, inmotivado e imprevisto, por lo que se entiende que debe ser dolosa, es decir,
causada intencionadamente, sin que se admitan las formas imprudentes de la agresión
ilegitima, debiendo asimismo no encontrarse amparada en derecho. Para su apreciación han
de reunirse los siguientes requisitos:

 Debe ser objetiva, es decir, que ponga en peligro bienes jurídicamente protegidos,
por lo tanto, se excluyen las actitudes amenazadoras cuando no van acompañadas de
un peligro real inmediato. Se exige un peligro real y objetivo con potencia de dañar.

 Ha de provenir de actos humanos, ya que el humano es capaz de realizar actos


agresivos a diferencia del sugestionado o el animal.

 Debe haber ilegitimidad, es decir, un ataque injustificado, una acción inesperada,


injusta y fuera de razón.

 Se requiere que el ataque sea inminente, es decir, que la legítima defensa se ejercite
frente a una agresión actual, por tanto, si ya ha sido consumada y agotada, la
reacción posterior no cabe considerar como legítima defensa.

2º. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se requiere:

 La acción de defensa debe ser racional, es decir, que sea adecuada para impedir o
repeler la agresión. El agredido no puede acudir a otro medio que no sea el de
defenderse para evitar el ataque del agresor y sus consecuencias.

 Ánimo defensivo. Constituye el elemento subjetivo de la legítima defensa, implica la


exigencia de que el se defiende haya obrado conociendo las circunstancias de la
agresión ilegítima de la que era objeto y con intención de defenderse. El ánimo
defensivo no es compatible con el ánimo de matar al injusto agresor, ya que la
legítima defensa es una causa de justificación.

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3º. Falta de provocación suficiente por parte del defensor. Si la provocación va encaminada
a que reaccione el provocado, pero con la intención de atacarle, desaparecerá la posibilidad
de legitima defensa, es decir, cuando la acción implique ataques descomedidos o armas
peligrosas con las que no se contaba.

ESTADO DE NECESIDAD

Es una situación de peligro de los intereses protegidos por el Derecho, en la cual no queda
otro remedio que la violación de los intereses de otro que están jurídicamente protegidos. No
hay una salida óptima.

Estado de necesidad objetivo: El conflicto se plantea entre bienes de distinto valor.


Estado de necesidad subjetivo: Los bienes en conflicto son de igual valor.

El estado de necesidad viene definido y regulado en el Art.20.5, según el cuál está exento de
responsabilidad criminal el que, en estado de necesidad, para evitar un mal propio o ajeno
lesione un bien jurídico de otra persona o infrinja un deber, siempre que concurran los
siguientes requisitos:

-Que el mal causado no sea mayor que el se trate de evitar.

-Que la situación de necesidad no haya sido provocada intencionalmente por el sujeto. Si la


situación de necesidad ha sido provocada culposamente, el sujeto podrá respaldarse en la
eximente, sin perjuicio de que puede ser castigado por la imprudencia.

-Que el necesitado no tenga, por oficio o encargo, obligación de sacrificarse.

OBRAR EN CUMPLIMIENTO DE DEBER O EN EL EJERCICIO LEGÍTIMO DE UN


DERECHO, OFICIO O CARGO

El art.20.7 de nuestro Código Penal contempla los siguientes tres supuestos:

1.Cumplimiento de un deber. Si el ordenamiento jurídico en cualquier de sus normas obliga


a actuar de una determinada manera, el Código Penal no puede castigar por haber ejecutado
esos deberes. Para ello se requiere:

 Existencia de un deber jurídico, es decir, que venga impuesto por cualquier fuente
del ordenamiento jurídico.
 Que el sujeto no supere los límites o medidas, y que sea necesaria la ejecución de la
conducta típica realizada.
 Voluntad de actuar para cumplir un deber. Esto es lo que se llama “elemento
subjetivo de justificación”, que excluye la eximente si el sujeto actúo por motivos
privados o bastardos/ilegítimos.

2.Ejercicio legítimo de un derecho. Si alguien ejerce un derecho no puede ser castigado por
ello. Para saber cuándo uno está ejerciendo un derecho o no, se habla de ejercicio legítimo.
Por tanto, es necesario que el modo en el que se lleve a cabo el derecho sea acorde al
ordenamiento jurídico. Supuestos específicos:

 Ejercicio de un derecho fundamental: Tiene unos límites, de tal manera que cuando
uno excede esos límites, deja de ejercer el derecho fundamental. Ese exceso, puede
ser constitutivo de delito y te pueden imponer responsabilidad.
 Vías de hecho: Uno debe ejercer los derechos conforme está establecido, pero lleva a
cabo actuaciones que tienen como finalidad materializar un derecho, mediante fuerza
en las cosas, violencia o intimidación en las personas, da lugar a responsabilidad
penal, debido a que estamos ante un ejercicio arbitrario de un propio derecho.

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3.Ejercicio legítimo de oficio o cargo. Ha sido reconocido como causa de justificación,
donde se citan repetidamente los casos del verdugo, del soldado o del policía.

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