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ANTIJURICIDAD Y CULPABILIDAD

Existen muchos aportes sobre el tema, es así que a la antijuricidad se le puede


considerar como un "elemento positivo" del delito, es decir, cuando una
conducta es antijurídica, es considerada como delito. Para que la conducta de un
ser humano sea delictiva, debe contravenir el Derecho, es decir, ha de ser
antijurídica.

Se considera un concepto jurídico que supone la comparación entre el acto


realizado y lo establecido por el ordenamiento y que denota como ésta es una
conducta contraria a Derecho, "lo que no es Derecho", aunque en realidad la
conducta antijurídica no está fuera del Derecho, por cuanto éste le asigna una
serie de consecuencias jurídicas. [1] Sin embargo dicha conducta puede estar
fiera de los márgenes de la antijuricidad cuando así lo señale expresamente el
legislador, quien precisa los casos en que esto ocurre y que serán motivo de
análisis de nuestra parte.

Antijuricidad.- Causas de justificación.- Sistemática y fundamento; teorías


monistas y pluralistas

La mayoría de las causas de justificación están en el artículo 20 del Código Penal:


"Está exento de responsabilidad penal:
1. El que por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir
alteraciones en la percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad,
no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto o para
determinarse según esta comprensión;

2. El menor de 18 años.

3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros, siempre


que concurran las circunstancias siguientes:

a) Agresión ilegítima;

b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se excluye


para la valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad de medios,
considerándose en su lugar, entre otras circunstancias, la intensidad y
peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor y los medios de que
se disponga para la defensa.

c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa;

4. El que, ante un peligro actual e insuperable de otro modo, que amenace la


vida, la integridad corporal, la libertad u otro bien jurídico, realiza un hecho
destinado a conjurar dicho peligro de sí o de otro, siempre que concurran
los siguientes requisitos:

a) Cuando de la apreciación de los bienes jurídicos en conflicto afectados y de la


intensidad del peligro que amenaza, el bien protegido resulta predominante sobre
el interés dañado; y

b) Cuando se emplee un medio adecuado para vencer el peligro;

5. El que, ante un peligro actual y no evitable de otro modo, que signifique una
amenaza para la vida, la integridad corporal o la libertad, realiza un hecho
antijurídico para alejar el peligro de sí mismo o de una persona con quien tiene
estrecha vinculación.

No procede esta exención si al agente pudo exigírsele que aceptase o soportase


el peligro en atención a las circunstancias; especialmente, si causó el peligro o
estuviese obligado por una particular relación jurídica;

6. El que obra por una fuerza física irresistible proveniente de un tercero o de la


naturaleza;

7. El que obra compelido por miedo insuperable de un mal igual o mayor;

8. El que obra por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el


ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo;

9. El que obra por orden obligatoria de autoridad competente, expedida en


ejercicio de sus funciones.

10. El que actúa con el consentimiento válido del titular de un bien jurídico de libre
disposición.

11. El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que en el


cumplimiento de su deber y en uso de sus armas en forma reglamentaria, cause
lesiones o muerte.

CONCORDANCIAS: D.Leg. Nº 1095, Art. 30 (Decreto Legislativo que


establece reglas de empleo y uso de la fuerza por parte de las Fuerzas
Armadas en el territorio
nacional)[1]

Las causas de justificación tienen su fundamento en el principio del interés


preponderante, según el cual, cuando colisionan dos bienes jurídicamente
protegidos, la tutela jurídica debe obrar en favor del interés superior o mejor. Así,
en el estado de necesidad, el necesitado puede solventar un conflicto de bienes
salvaguardando el superior a costa del sacrificio del interés jurídico menos valioso;
en tanto que, en la legítima defensa, se presenta una colisión entre un interés
legítimo (el del atacado) y un interés ilegítimo (el del agresor) que se resuelve en
favor del primero.

Algunos autores también admiten como fundamento de las causas de justificación


el principio de ausencia de interés, en el que Mezger quiso basar la naturaleza
eximente del consentimiento del ofendido, que en realidad no es una causa de
justificación sino de atipicidad.

a- Están dadas por todo el ordenamiento jurídico. Muchas autorizaciones


provienen del Derecho Civil, como el derecho legal de retención que se concede al
depositario, arrendatario o comodatario, entre otros. Otras provienen del Derecho
Administrativo, comercial, etc.

Por este motivo, las causas de justificación no se agotan en los casos previstos en
el Código Penal. Son, por el contrario, una lista abierta que se extiende a todo el
ordenamiento jurídico como consecuencia del principio de que una ley no puede
castigar lo que otra permite u ordena.

b- Contienen una autorización para realizar la acción típica. En la legítima


defensa, por ejemplo, se autoriza la producción de lesiones o hasta la muerte del
agresor cuando ésta sea racionalmente necesaria para repeler la agresión
ilegítima.

c- Si la situación de justificación ha sido creada intencionalmente no procede el


amparo de una causa de justificación. Por ejemplo, el que coloca una bomba en
un buque para cobrar la prima del seguro no puede alegar estado de necesidad si
luego se encuentra en situación de peligro por haber explotado anticipadamente el
artefacto.[2]
d- La existencia de una causa de justificación requiere el conocimiento de la
situación objetiva que la fundamenta. Por ejemplo, si un cazador en la montaña
mata a su enemigo de un tiro, ignorando que en ese momento el que resultó
muerto se disponía a matarlo, no se justifica el homicidio por legítima defensa,
pues, aunque

se reúnen las condiciones objetivas (agresión ilegítima e inminente y necesidad


de disparar para impedirla), falta el elemento subjetivo (ánimo de defensa), puesto
que lo que ha querido el cazador es matar a su enemigo y no defenderse. Por eso
se dice que en tales casos existe disvalor de la acción pero falta el disvalor del
resultado por ser éste necesario para evitar otro resultado jurídicamente dañoso.
De esta manera, se da una situación muy similar a la tentativa, en la que sólo hay
disvalor de la acción, y por ello se ha propuesto considerar estos casos como
tentativas inidóneas.

Pero del texto de la ley no se puede deducir por qué una determinada regla
deba ser comprendida entre los supuestos de justificación. Para ello se debe
recurrir a principios previos a la ley y que sirven para interpretarla. Para
establecer la presencia de una causa de justificación se han desarrollado
dos criterios teóricos: monista y pluralista.

El primero, a partir de un único principio, intenta explicar la naturaleza de todas


las causas de justificación mientras que, el segundo, pretende hacerlo por medio
de una pluralidad de principios.

El criterio monista debe por lo tanto formular principios altamente abstractos


que se expresan en nociones tales como que, las causas de justificación
importan más utilidad que daño social o la utilización de un medio adecuado
para alcanzar un fin reconocido por el orden jurídico.

El criterio pluralista otorga una respuesta más adecuada. Partiendo de la


naturaleza de lo ilícito deduce una serie de pautas para explicar los supuestos que
lo justifican.
De éste modo distingue entre: principio de la responsabilidad o provocación,
que constituye el fundamento de aquellos casos en los que se presupone una
carga especial a soportar por parte del agresor o por el titular de cierto bien que
amenaza a otro; principio de la definición de intereses por medio de la propia
víctima de la injerencia, que fundamenta los supuestos en los que media su
consentimiento; principio de la solidaridad, referido a los casos en que la víctima
de la injerencia es tomada en interés de otra persona.

El principio de la responsabilidad constituye el fundamento del estado de


necesidad defensivo, es decir de los supuestos en los que la necesidad proviene
del peligro que generan los bienes jurídicos ajenos sobre los defendidos mientras
que, el principio de la solidaridad fundamenta el estado de necesidad agresivo,
esto es, los casos en los que se preserva un bien jurídico a costa de bienes que
no generaron el peligro de daño.[3]

[1] Artículo 30.- Exención de responsabilidad penal. Los supuestos de


exención de responsabilidad penal derivados del empleo y uso de la fuerza en
aplicación del presente Decreto Legislativo son regulados conforme a lo
establecido en los numerales 3, 8 y 11 del Artículo 20 del Código Penal y en la Ley
Nº 27936, en materia de legítima defensa y cumplimiento del deber.

7.2. Legítima defensa

¿Qué es la legítima defensa?


Implica la realización de un acto típico con el fin de proteger un bien jurídico
individual, actúa en legítima defensa quien obra en defensa de bienes jurídicos
propios o de terceros, siempre que concurran las circunstancias siguientes:
agresión ilegitima, necesidad racional del medio empleado para impedirla o
repelerla, y falta de provocación suficiente para quien hace la defensa.

En su aspecto objetivo, esta descripción comprende una situación de peligro


creada por la agresión ilegitima y la acción destinada a neutralizarla.

En su aspecto subjetivo consiste en la voluntad de defenderse o de defender a


terceros, con la que ha de actuar quien ejerce la defensa.

¿Cuáles son los presupuestos de la legítima defensa?

La agresión ilegitima es una acción destinada a poner en peligro o lesionar


bienes jurídicos, un comportamiento omisivo también puede constituir agresión. La
agresión que genera la legítima defensa debe ser actual, real e inminente, y el
carácter de ilegitimo debe entenderse como sinónimo de antijurídico. la reacción
de quien se defiende debe dirigirse hacia la persona del agresor, si un tercero
resultar afectado por el comportamiento de quien se defiende este puede invocar
haber actuado en estado de necesidad.

Necesidad y racionalidad de la defensa quiere decir que el medio empleado


para impedir la agresión debe ser racionalmente necesario, el mas seguro para
repeler la acción del agresor. La determinación de la necesidad de la defensa
supone una apreciación general sobre el hecho de que la acción de defenderse es
indispensable para descartar el peligro creado por la agresión, es menester que el
agredido la impida o repela, pero esto no significa que su acción deba suceder
forzosa e inevitablemente. La racionalidad de la defensa indica un juicio de valor
con referencia a la justicia y equidad, se determina apreciando la proporcionalidad
entre el peligro propio a la agresión y la acción de defenderse es decir los medios
empleados para rechazar el ataque y los utilizados por el agresor son
equivalentes.
La falta de provocación suficiente es necesario que el beneficiado no haya
provocado la agresión es decir supone una actitud especial de quien se defiende,
este debe poner cuidado en comportarse de manera tal que no origine, de parte
de cualquier persona una reacción contra él. El agente debe actuar conociendo la
situación de peligro emergente de la agresión ilegitima, a la vez que con voluntad
de defenderse.

7.3. Estado de necesidad justificante

¿Qué es el estado de necesidad justificante?

Es una situación de peligro en la que la lesión de un bien jurídicamente protegido


aparece como el único medio para salvar un bien del agente es decir es una
situación objetiva de peligro inminente o actual para bienes o intereses protegidos
por el derecho, por ello se dice que aparece por la colisión de bienes jurídicos de
distinto valor, en cambio el estado de necesidad exculpante surge cuando los
bienes jurídicos en conflicto son del mismo valor. Mientras que en el estado de
necesidad justificante la ley aprueba el sacrificio del bien de menor valor en el
segundo se dice que la ley no puede inclinarse por ninguno de los bienes que son
de igual valor.

¿Cuáles son los elementos del estado de necesidad justificante?

 Situación de peligro, significa que su titular debe encontrarse en una


situación en la cual uno de sus bienes jurídicos pueda resultar perjudicado,
por lo tanto el peligro debe ser real e inminente para un bien o un interés
jurídicamente protegido y que el mal causado sea menor que el que se
quiere evitar.
 Situación de necesidad se entiende que no hay otro modo de superar el
peligro actual amenazante, se encuentra en la necesidad de sacrificar un
bien jurídico de menor valor.
 Ausencia de provocación, la situación de necesidad no debió ser
provocada intencionalmente por el autor, el peligro debe ser extraño al
autor.
 7.4. Obrar por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en
el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo
 ¿En qué consiste el obrar por disposición de la ley?
 La ley es de cumplimiento obligatorio para su destinatario y desde ese
momento surge para él un deber jurídico, pero los “excesos” no pueden en
caso alguno organizarse como una causa de justificación; es decir cuando
el derecho impone a alguien el deber de realizar un hecho previsto en un
tipo penal o le confiere un derecho que se lo permite es evidente que no
puede considerarse su conducta prohibida, ni por tanto antijurídica por
ejemplo el juez que ordena detención; el policía que impide la fuga o hace
la captura, entre otros.[1]
 7.5. Obediencia debida justificante
 La obediencia debida (también llamada obediencia
jerárquica, cumplimiento de mandatos antijurídicos o cumplimiento de
órdenes antijurídicas), en Derecho penal, es una situación que exime de
responsabilidad penal por delitos cometidos en el cumplimiento de una
orden impartida por un superior jerárquico; el subordinado, autor material de
los hechos, se beneficia de esta eximente, dejando subsistente la sanción
penal de su superior.
 Habitualmente se relaciona con la actividad castrense, debido a la
subordinación que los miembros de una jerarquía militar deben rendir a sus
superiores en las acciones que competen al servicio prestado. No obstante,
puede presentarse en otras actividades de Derecho público, como la
Administración.
 La obediencia debida sería una causal de inexigibilidad de otra
conducta (o exculpación), pues el cumplimiento de la orden ilícita por parte
del subordinado obedecería a circunstancias especiales que reducirían las
habituales posibilidades de autodeterminación (motivarse en forma normal),
producto de la tendencia a acatar las órdenes que reciben de sus
superiores casi sin discusión, incluso cuando exceden sus facultades –
producto de una instrucción y un régimen disciplinario rígido y severo–. Por
ello el Derecho aceptaría razonablemente que, cuando el subordinado
recibe una orden de ejecutar un hecho constitutivo de delito y la cumple, no
sería cabal expresión de su voluntad. Sin embargo, y por lo general, sólo lo
eximiría de responsabilidad si lo ha hecho ante la insistencia de su superior,
o sea, tras una previa disidencia o representación de su ilicitud. Ésta es la
posición que cuenta actualmente con más adeptos.[1]

7.6. El consentimiento

¿A que llamamos consentimiento?

Se exime de responsabilidad penal a quien actúa con el consentimiento valido del


titular del bien jurídico de libre disposición, no puede haber secuestro si la víctima
es consciente, ni detención arbitraria cuando se trata de un acuerdo. El
consentimiento no cuestiona la tipicidad pero si excluye la antijuricidad por
haberse dirigido el ataque contra un bien jurídico protegido pero lesionado de libre
disposición por parte del titular, tal es el caso de las injurias, quien consiente
debe estar enteramente legitimado para disponer del bien y obrar con capacidad
de entendimiento y discreción. Cuando hablamos de bienes de libre disposición
nos referimos a bienes patrimoniales no se comprende dentro a los bienes
universales que afecta a la colectividad, ni la vida humana aunque existen
discrepancias sobre esto, ya que la vida humana digna y el derecho de morir en
ciertos casos, es mayor que la vida humana indigna.

Requisitos del consentimiento

 Capacidad de discernimiento que le permite al otorgante entender el


alcance del mismo es decir el sujeto debe poseer la capacidad para
formular la renuncia.
 Exteriorización del consentimiento por cualquier medio
 El consentimiento debe ser previo
 La coacción, el error, y el engaño excluye el consentimiento solo en la
medida que lo afecten cuantitativa o cualitativamente.
 Si no se cumplen con los requisitos exigidos por la ley las causas de
justificación no operan como eximentes sino sólo como atenuantes de la
pena.[1]

LA CULPABILIDAD

La culpabilidad dentro de la teoría del delito encierra consideraciones


determinantes que evidentemente nos llevarán a concluir si el agente tuvo la
capacidad de autodeterminarse al momento de desarrollar la conducta típica, y si
esto es así si concurrió alguna causa de exculpación.

Uno de los temas importantes en el Derecho Penal, en su parte general, se refiere


a la culpabilidad de los agentes en un hecho punible, no solo conceptualizarlo si
no también el conocer el tratamiento jurídico penal al respecto.

8.1. La culpabilidad.- La imputabilidad

¿Cómo definimos a la culpabilidad?

La culpabilidad es el reproche formulado contra el delincuente por haber cometido


un acto ilícito a pesar de haber podido actuar conforme a derecho, el objeto de
este reproche es la actitud incorrecta del autor ante las exigencias del orden
jurídico, actitud que se concreta en el injusto penal.

El punto de referencia del juicio de culpabilidad lo constituye el


comportamiento ilícito, el reproche no concierne al carácter o a la manera de ser
del agente ni a su modo de vida, estos factores solo son considerados después de
haber establecido la culpabilidad es decir se reprime al delincuente por lo que él
puede voluntariamente hacer, no por lo que él es.
Elementos de la culpabilidad

La culpabilidad es un reproche personal y solo puede hacérsele a aquellas


personas poseedoras de capacidad de elegir libremente sus actos conforme con
el conocimiento que implican estos, el derecho los llama imputables y por ende
la imputabilidad es la capacidad de culpabilidad ellos son quienes tengan la
facultad de comprender el carácter delictuoso del acto y quien tenga capacidad de
determinarse según esta compresión.

El agente debe conocer que el acto es contrario al derecho es decir conocimiento


de la ilicitud del acto. El derecho exige que los comportamientos no sean
imposibles.

¿Cuáles son las causas de exclusión de la culpabilidad?

Las causas de exclusión de la culpabilidad mantienen intacto el tipo penal y son:

Causas de inimputabilidad

Son los supuestos en donde el agente no tiene conciencia de la antijuricidad, por


lo que no va tener responsabilidad por el delito, ya que el agente requiere de
capacidad psíquica.

a. Anomalía psíquica es una perturbación de la conciencia de tal grado que


impida la comprensión normal del carácter delictuoso del acto.

b. Grave alteración de la conciencia esta anomalía hace que el actor pierda su


capacidad intelectual de percatarse del carácter delictuoso de sus actos, es un
estado transitorio que afecta la conciencia del agente y le impide la comprensión
de la criminalidad del acto.

c. Grave alteración de la percepción se encuentra referida a los sentidos y la


alteración de la percepción de la realidad debe ser grave.
d. Minoría de edad los menores de edad no están dentro de la esfera de
valoración del derecho penal.

En la actualidad se piensa que los menores de cierta edad están privados de


capacidad penal, esto es no son imputables porque no tienen dominio sobre el
hecho a causa del desarrollo incompleto de la psiquis y por ende la aptitud para
entender cabalmente la acción injusta que llevan a cabo. El artículo 20º del Código
Penal establece que están exentos de pena los menores de 18 años y que
además se establece la figura de la responsabilidad restringida que implica la
reducción prudencial de la pena si el agente se encuentra en la comisión del
hecho punible entre los 18 y 21 años o es mayor de 65 años excepto en los
delitos de violación sexual, tráfico ilícito de drogas, terrorismo agravado,
terrorismo y traición a la patria.

¿Qué se entiende por el actio libera in causa?

Llamado también trastorno mental pre-ordenado en atención a que el agente de


modo premeditado se coloca en la situación de inimputabilidad para delinquir.

El actio libera in causa puede ser de naturaleza dolosa cuando el actor se coloca
consciente y voluntariamente en estado de inimputabilidad; y pueden ser culposas
ocurre cuando el agente sin proponérselo directamente pero sabiendo y previendo
que bajo estado de inimputabilidad procurada puede desencadenar un reuntado
dañoso, se coloca en dicho estado, por ejemplo el que imprudentemente se
embriaga a sabiendas que luego va manejar su automóvil de regreso a casa.

Según BARJA DE QUIROGA la actio libera in causa es una de las cuestiones


cruciales y mas discutidas dentro de la teoría de la culpabilidad principalmente la
cuestión se plantea en relación con la embriaguez y la drogodependencia. Como
el juicio de la imputabilidad ha de ir referido al momento del hecho y en tal
momento no existía la solución tendría que ser la no culpabilidad, ahora bien
cuando el hecho procede de un momento anterior en el que si existía la
imputabilidad la doctrina tradicional viene afirmando que el juicio de imputabilidad
debe retrotraerse a aquel momento anterior del que trae causa y realizar respecto
de dicho momento el juicio sobre la imputabilidad.

¿A que llamamos error de prohibición?

Cuando el agente desconoce la antijuricidad o ilicitud del hecho cometido es decir


cuando el autor cree actuar con arreglo a derecho por desconocer la norma
prohibitiva o conociéndola, cree que lo ampara una causa de justificación
permisiva. El error está referido al desconocimiento que tiene el autor de la
desaprobación jurídico penal del acto, por lo que únicamente basta el error
sobre la antijuricidad material, no siendo necesario el que pudiera recaer sobre la
punibilidad correspondiente al acto.

Existen dos tipos de error de prohibición, el invencible o inevitable que


elimina de manera absoluta la responsabilidad (culpabilidad), ya que ocurre
cuando el agente actuando con diligencia ordinaria se le es imposible advertir o
prever la antijuricidad de su injusto. El otro tipo de error de prohibición es
el vencible o evitable cuando el agente estando en posibilidad real y objetiva de
salir de su ignorancia no hace algo al respecto y perpetra el injusto, aquí se le
reprocha al autor no salir de su estado de error teniendo la posibilidad, por ello se
le atenuará la pena.

Modalidades de error de prohibición

a. Error sobre la existencia de la norma el autor desconoce la existencia de la


norma y en consecuencia ignora la prohibición recaída en su comportamiento
como por ejemplo al extranjero que desconoce la norma que tipifica la tenencia
ilegal de armas; b. error sobre la eficacia de la norma el agente considera
inaplicable a su comportamiento por la creencia errónea de estar amparado por
una justificación, la creencia errónea de una norma de mayor jerarquía, la creencia
errónea de estar amparado por una causa de inculpabilidad y la creencia errónea
de estar amparado por una disposición autoritativa o por disposición de la ley.
¿Qué es el error de prohibición culturalmente condicionado?

Se presenta cuando el agente por causa cultural o de costumbre no está en


condiciones de conocer el carácter delictuoso de su comportamiento o
comprendiéndolo no es capaz de determinarse con arreglo a esa comprensión es
decir el agente conoce la norma de prohibición pero no la puede internalizar por
razones culturales por lo que no se le puede formular reproche ya que se
encuentra inmerso en otros valores culturales por ello se exime de responsabilidad
al agente, por ejemplo: el consumo de masticación de hoja natural de coca por la
población andina haría una norma prohibitiva de su consumo una culturalmente
incomprensiva para esta población a quien no podría reprochársele este género
de consumo ya que no cabria exigirle la comprensión de la antijuricidad de la
conducta de “chacchar” la coca, como se le conoce a la práctica de masticación.

El conocimiento de la antijuricidad

Para que exista culpabilidad es necesario que el sujeto tenga conciencia y


conocimiento de la antijuricidad del hecho; basta con que el autor tenga
motivos suficientes para saber que el hecho cometido está jurídicamente prohibido
y es contrario a las normas más elementales que rigen la convivencia. La
conciencia (o conocimiento) de la antijuridicidad del hecho como elemento en la
categoría de la culpabilidad está admitido comúnmente en la doctrina y la
jurisprudencia que lo considera elemento indispensable para la declaración de
culpabilidad. Sin embargo, en la práctica, el conocimiento de la antijuridicidad se
presume por los tribunales (Véase en este sentido DE LA CUESTA AGUADO,
Conocimiento de la ilicitud. Madrid, 2007). El desconocimiento del carácter ilícito
del hecho se trata como error de prohibición.

Error de prohibición

Déficit cognitivo del autor de una conducta típica en relación a la antijuridicidad de


la conducta. Dependiendo de su carácter de "vencible" o "invencible" se determina
la ausencia o no de culpabilidad. El error de prohibición puede ser directo,
cuando el sujeto desconocía la existencia de la norma que prohíbe la conducta o
indirecto, cuando el sujeto sabe que existe una norma jurídica que prohíbe la
realización de la conducta, pero el sujeto cree erróneamente que en su caso
concreto concurre una causa de justificación. Algunos supuestos de legítima
defensa putativa podrían tratarse también como error de prohibición indirecto.

La exigibilidad

Es la posibilidad de auto determinarse conforme a Derecho en el caso concreto.


Desde FREUDENTHAL se admite que el ordenamiento jurídico penal no puede
exigir al ciudadano comportamiento heroico. Surge así la posibilidad de excluir la
imposición de la pena (exculpar) por la existencia de circunstancias que sitúen al
autor del delito en una situación según la cual adecuar su comportamiento a las
exigencias normativas hubiera supuesto una exigencia intolerable para el "hombre
medio".[1]

La no exigibilidad de la conducta

La no exigibilidad de otra conducta

Se define como aquellas situaciones en la que el sujeto, si bien no ha perdido


totalmente la libertad de optar, ya que se puede seguir eligiendo entre la conducta
antijurídica y la adecuada al mandato, se encuentra con que la opción de ésta
última lo enfrenta con la eventualidad de ver menoscabados sus propios bienes
jurídicos. La no exigibilidad de la conducta se manifestar por medio de lo que se
conoce como estado de necesidad exculpante y obediencia debida.

El estado de necesidad exculpante

Es la situación en que se encuentra un sujeto en la que, como medio "necesario


para evitar la pérdida de bienes jurídicos (o de un tercero en determinados casos)
ataca un bien jurídico extraño de menor identidad que el que trata de salvar. [...].
Cuando la evaluación de los bienes comparados da como resultado que ambos
poseen la misma jerarquía (p.ej., vida por vida), la doctrina mayoritaria resuelve el
conflicto como situación de inculpabilidad (no exigibilidad de otra conducta-
coacción).

Requisitos

- Que el peligro sea actual (peligro ya iniciado que se encuentra en marcha).

- Que sea inminente: representa una amenaza para el bien jurídico.

Obediencia debida

Es aquella que opera cuando el sujeto cree obedecer una orden, porque aun
cuando conoce que la orden es antijurídica, la cumple por las consecuencias
perjudiciales que puede derivar de su incumplimiento para él o para un tercero.
(Camacho et al, op.cit, p. 239).

Requisitos

Los requisitos para que se materialice ésta causal son:

- Orden expresa de superior jerárquico que ordena realizar un injusto típico o


conducta peligrosa e imprudente, y que debe revestir las formas legales.

- Relación de subordinación jerárquica entre el que da la orden y el que la


ejecuta.

- Competencia del superior para dictar la orden y del inferior para ejecutarla.

- El sujeto obedezca la orden sabiendo que es antijurídica, por temor a


consecuencias negativas que pueda generar su incumplimiento. Este requisito es
medular, porque resultan diferentes las situaciones del sujeto que cree que el
mandato recibido es lícito o conociendo su ilicitud considera por error que está
obligado a obedecer (se resuelve como un error), o bien el sujeto que obedece
pues cree que tiene el deber de hacerlo (opera como causa de justificación) pues
de lo contrario incurriría en desobediencia, por ser la orden dictada dentro de la
competencia del superior y no constituir una infracción manifiesta de un precepto
legal.

- Animo de actuar en cumplimiento de una orden.[1]

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