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Una zona de cizalla es una zona relativamente estrecha en la que se concentran altas
deformaciones. Fuera de la zona de cizalla aparecen dos bloques con menor deformación y
que han sufrido un movimiento relativo entre sí. Sus bordes son generalmente subparalelos,
pero esto no es siempre así.
Las zonas de cizalla son estructuras o asociaciones de estructuras cuyo tamaño va desde
el microscópico hasta el megascópico (escala cortical). Sus desplazamientos pueden llegar a
alcanzar decenas o centenares de kilómetros. Se presentan como rasgos estructurales
frecuentes en todos los medios geológicos de las cordilleras. Dependiendo de las
características generales del régimen de deformación en que se producen, pueden distinguirse
los siguientes tipos (Ramsay 1980):
- Zonas de cizalla frágiles (o fallas) (Fig. 20.1A).- Son fracturas por cizalla frágiles, es decir,
fallas, por lo que no insistiremos aquí sobre ellas.
- Zonas de cizalla frágil-dúctiles (Fig. 20.1B y C).- Presentan fracturas que llevan asociada
una cierta deformación dúctil. Puede tratarse de una falla con una cierta deformación en los
bordes (Fig. 20.1B) o bien de una zona de cizalla en la que aparecen fracturas de extensión
oblicuas a los bordes de la zona, abiertas y ocupadas por un mineral cristalino fibroso (Fig.
20.2C); son muy frecuentes a la escala del afloramiento y el material existente entre las
fisuras permanece coherente.
- Zonas de cizalla dúctiles (Fig. 20.1D).- Están producidas esencialmente por flujo dúctil. Al
atravesar la zona de cizalla, los marcadores planos o lineales son desviados pero no se
rompen. Son muy frecuentes en rocas plutónicas homogéneas deformadas. Parece ser un
modo de deformación dominante para este tipo de rocas bajo condiciones de metamorfismo
de grado medio a alto.
Figura 20.1. Tipos de zonas de cizalla en función del comportamiento de la roca (según Ramsay 1980).
A veces, una misma zona de cizalla puede pasar de una tipo a otro al variar las
condiciones físicas del medio en que se desarrolla, bien sea a lo largo del espacio o del
tiempo. Así, una zona de cizalla puede ser frágil en zonas superficiales y dúctil en zonas
profundas. Esto hace que estructuras o rocas originadas a notable profundidad (por ejemplo,
milonitas) puedan superponerse o situarse sobre estructuras o rocas originadas en el campo
frágil, por ascenso relativo de uno de los bloques. La citada transición de cizalla dúctil a frágil
no ocurre siempre, ya que, por ejemplo, las zonas de cizalla dúctiles no conectan a veces en
niveles someros con fallas, pudiendo darse dichas zonas dúctiles en las rocas cristalinas
subyacentes a un plegamiento.
20.2
A lo largo del tiempo, también pueden variar las condiciones físicas bajo las que se
produce una zona de cizalla y, por tanto, las características de ésta. Así, por ejemplo, una zona
de cizalla desarrollada en sus principales etapas en condiciones de deformación dúctil, puede
desarrollar, en etapas tardías, una fractura basal asociada a un retrometamorfismo de las rocas,
que implica unas características más frágiles para la deformación.
Figura 20.2. Modelos de desplazamiento en zonas de cizalla dúctiles (según Ramsay 1980).
Ramsay considera además que a estos modelos puede superponérseles una deformación
homogénea, con los surgen tres nuevos tipos (Fig. 20.2D, E y F). En todos los casos
enumerados, aunque los mecanismos implicados son diferentes, el resultado final no lo es, por
20.3
lo cual pueden ser difíciles de distinguir. El tipo B suele implicar un mecanismo de disolución
por presión, por lo cual, las zonas donde ocurre se denominan zonas de disolución por
presión, mejor que zonas de cizalla. Este tipo implica desplazamientos perpendiculares a los
bordes de la zona deformada; a las bandas resultantes, Cobbold (1977) las ha denominado
bandas P. El tipo A implica una importante componente de deformación por cizalla simple y
las zonas así producidas son zonas de cizalla típicas. Estas zonas implican desplazamientos
paralelos a la zona de cizalla y han sido denominadas por Cobbold bandas S.
En el estudio de la deformación en zonas de cizalla, suele considerarse como modelo
idóneo el que se produce por cizalla simple heterogénea y es el que analizaremos más
adelante. No obstante, algunos autores (p. e. Bell 1981), para ajustarse más a la realidad, han
sugerido modelos más complicados (Fig. 20.3).
Una zona deformada por cizalla simple heterogénea puede considerarse producida por la
deformación de elementos infinitesimales sufriendo cizalla simple homogénea (Fig. 20.4).
Figura 20.4. Distribución de la deformación interna en una zona de cizalla formada por cizalla simple
heterogénea (según Ramsay y Huber 1983).
20.4
En este modelo, los valores de las deformaciones principales en cada punto son las
raíces de la ecuación
2 - (2 + 2) + 1 = 0
donde es la deformación por cizalla en la dirección x1 en el punto considerado.
El ángulo que forma el eje mayor de la elipse de la deformación con el eje x1
(dirección de la cizalla) medido en la configuración deformada (Fig. 20.5) viene dado por
tg 2 = 2/ (20.1)
y medido en la configuración indeformada ()
tg 2 = 2/ (20.2)
Por otro lado, puede deducirse que una línea que forme un ángulo con la dirección de
la cizalla, cambia de orientación para formar un ángulo después de la deformación (Fig.
20.5), cumpliéndose la siguiente expresión
cotg = + cotg A (20.3)
El desplazamiento total causado por una zona de cizalla dúctil, desarrollada en una roca
isótropa por cizalla simple heterogénea, puede determinarse mediante el método propuesto
por Ramsay y Graham (1970). De acuerdo con la Fig. 20.6, en un punto dado de la zona de
cizalla se cumple que:
= tg = ds/dx (20.4)
En consecuencia, el desplazamiento total será
s x dx
x
(20.5)
0
Cuando se produce una zona de cizalla frágil-dúctil a la escala del afloramiento, las
estructuras más características que se forman son fracturas o grietas de tensión, que se inician
en un momento dado de la deformación formando un ángulo de 45º con los bordes de la zona
de cizalla, indicando que se forman siguiendo una dirección perpendicular al eje mayor de la
elipse de la deformación incremental. Con el desarrollo de la deformación, las grietas se
propagan y se distorsionan, adquiriendo una forma sigmoidal (Fig. 20.7), lo cual es debido a la
heterogeneidad de la cizalla simple, que es más intensa en el centro de la zona que en los
bordes. Dada la relación geométrica que existe entre estas grietas y la deformación progresiva,
pueden ser utilizadas para deducir el sentido de movimiento de la zona de cizalla (Fig. 20.7).
Ocasionalmente, puede desarrollarse más de un sistema de grietas con el desarrollo de la
deformación, tal como se ilustra en la Fig. 20.7. Las grietas de tensión de las zonas de cizalla
son grietas abiertas en las que cristaliza cuarzo, calcita, etc., presentando un hábito fibroso. A
veces se desarrolla una foliación perpendicularmente a la dirección de máximo acortamiento
finito y, por tanto, formando un ángulo alto con las grietas de tensión.
Figura 20.7. Desarrollo progresivo de grietas de extensión en una zona de cizalla frágil-dúctil (según Ramsay y
Huber 1983). Obsérvese en A la relación que guarda la orientación de las grietas con el sentido de la
deformación por cizalla simple (marcado por las flechas).
colocada horizontalmente sobre dos tablas adyacentes (Fig. 20.8), de forma que una de ellas
deslizaba lentamente sobre la otra según una dirección horizontal; las fracturas de cizalla
resultantes han sido denominadas posteriormente «fracturas o cizallas de Riedel» (o
simplemente Riedels) y cuando son conjugadas de llaman Riedels conjugadas (Hills 1963).
Estas fracturas han sido descritas en zonas de cizalla de tamaños desde microscópicos hasta
macroscópicos (Tchalenko 1970).
Materiales isótropos.- El caso más sencillo de zonas de cizalla dúctiles se refiere a las que se
desarrollan en materiales isótropos o con anisotropía baja, lo cual es muy frecuente en rocas
plutónicas. En este tipo de zonas de cizalla, la estructura más común que se produce, y que
indica además la geometría de la zona de cizalla, es una foliación. Como la intensidad del
desplazamiento es generalmente máxima en el centro y decrece progresivamente hacia los
bordes, la foliación adquiere una forma característicamente sigmoidal. A menudo se origina
sobre la foliación una orientación lineal de minerales paralela a la dirección de máximo
alargamiento.
Materiales anisótropos.- Las estructuras más frecuentes en las zonas de cizalla dúctiles
macroscópicas desarrolladas en rocas anisótropas son los pliegues. Estos se caracterizan por
presentar una gran dispersión de direcciones axiales, tratándose de pliegues no cilíndricos
planos con una gran curvatura a menudo de las charnelas (sheath folds); ello da lugar a que las
trazas de las capas dibujen sobre el afloramiento curvas cerradas denominadas estructuras con
forma de ojo (“eye-like structures”). Debido a la gran deformación existente en estas zonas de
cizalla, suelen ser pliegues fuertemente asimétricos, casi isoclinales y su geometría suele ser
próxima a la del pliegue similar. Frecuentemente son de tamaño pequeño, no apareciendo
asociados a pliegues mayores. Generalmente llevan asociada una foliación.
Los “sheath folds” son característicos, aunque no exclusivos de zonas de cizalla en las
que existe una gran deformación. Estos pliegues se originan probablemente por un mecanismo
esencialmente pasivo, asociado a una deformación homogénea o heterogénea en la que la
cizalla simple juega un papel esencial ; no obstante, este tipo de mecanismo requiere una
desviación previa de la capa que puede ser original o ser el resultado de un proceso de
"buckling. Dentro del mecanismo pasivo, pueden existir diversas variantes. Así, Ramsay
(1980) sugiere que pueden formarse "sheath folds" cuando se deforman por cizalla pliegues
previos suavemente no cilíndricos (Fig. 20.9); la deformación produce un apretamiento del
20.7
Figura 20.9. Formación de un pliegue en vaina por cizalla simple de un pliegue previo con charnela ligeramente
curvada (según Ramsay 1980).
Figura 20.10. Formación experimental en de pliegues en vaina en una capa de silicona mediante amplificación
por cizalla de pequeñas ondulaciones iniciales no cilíndricas (según Cobbold y Quinquis 1980).
decrecimiento del ángulo entre las superficies S y C. Cuando este ángulo es muy pequeño,
las superficies S se reactivan como superficies C. Platt (1984) ha señalado que las superficies
C son el resultado de variaciones en la intensidad de la deformación por cizalla a través de la
zona y considera que las superficies S y C se froman conjuntamente como foliaciones
primarias durante el mismo proceso de deformación.
superficies S están crenuladas por las de mayor ángulo, por lo cual éstas son más modernas
que aquellas, indicando un desarrollo secuencial durante la deformación progresiva.
Según Platt y Vissers (1980), se pueden formar por:
-Deformación irrotacional simétrica respecto a S. Se favorece en este caso el desarrollo de dos
grupos de crenulaciones extensionales conjugadas.
-Deformación irrotacional asimétrica respecto a S. Se favorece en este caso el desarrollo de un
solo grupo de crenulaciones.
-Deformación rotacional; es el caso más frecuente.
Dado que en las zonas de cizalla macroscópicas, es a menudo difícil determinar con
precisión la posición y geometría de sus límites, resulta a menudo difícil distinguir las
superficies C de los clivajes de crenulación extensionales.
Rasgos microestructurales puntuales utilizados como criterios para establecer el sentido
de movimiento de la deformación por cizalla.- En las zonas de cizalla de pequeño tamaño
en las que se conocen sus límites, no suelen existir problemas para determinar su sentido de
desplazamiento. Sin embargo, en las zonas de cizalla macroscópicas en las que no se conocen
sus límites, no resulta a veces fácil determinar el sentido de desplazamiento. A lo largo del
presente tema, se han expuesto varios de los criterios estructurales que permiten resolver este
problema. Existen, no obstante, algunos criterios más que son los siguientes:
- Foliación oblicua. Es frecuente en milonitas y está definida por orientación dimensional
preferente de granos oblicua a la foliación principal S (Fig. 20.14). Se produce por
recristalización dinámica durante la deformación progresiva rotacional. Así, si en una
milonita, los granos fuertemente alargados recristalizan, se producen pequeños granos
nuevos equidimensionales que al deformarse posteriormente dan lugar a orientaciones
preferentes diferentes de la previa, ya que estarán controladas por la deformación
incremental. Tal como se muestra en la Fig. 20.14, la oblicuidad de estas foliaciones nos
indica el sentido de movimiento de la zona de cizalla en que se originan.
Figura 4.15. Porfidoblastos rotados y con sombras de presión asimétricas originadas como consecuencia de una
deformación por cizalla simple (según Simpson y Schmidt 1983).
Figura 20.16. A, Inclusiones rotadas en un porfidoblasto que presentan una disposición sigmoidal. B, Granos
rotos y desplazados. Ambos rasgos microestructurales permiten deducir el sentido de la cizalla simple (según
Simpson y Schmidt 1983).