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  Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá
Facultad de Ciencias - Departamento de Geociencias
Tectónica

Santiago Betancur Restrepo C.C. 1000708610

INFORME DE LABORATORIO EXPERIMENTOS DE RIEDEL

1. Introducción:
El estudio de los fenómenos tectónicos ha ido de la mano de modelos de laboratorio desde
hace varias décadas atrás. La necesidad de comprobar los diferentes mecanismos de
deformación en las rocas de la corteza terrestre ha llevado a los científicos a plantear
modelos en los cuales se pueda apreciar la progresión de procesos de fracturamiento y
transporte de material que tienen lugar en las profundidades de la Tierra, considerando tanto
deformaciones dúctiles como frágiles: “El principio de la modelización analógica es
construir modelos dimensionados, lo más próximos posibles a sus equivalentes naturales,
desde el punto de vista de la repartición de fuerzas, de la reología y de las condiciones de
desplazamiento en los límites del modelo” (Vendeville, 1987). Por lo tanto, las maquetas
son una herramienta muy útil a la hora de analizar y comprender las estructuras resultantes
y los parámetros físicos que las condicionan.
Para este caso, se pretende analizar la deformación de una zona superficial de la corteza a
partir de una falla de desgarre en profundidad, por medio de la construcción de una zona de
cizalla tipo Riedel, es decir, la cizalla que se produce debido al movimiento de una falla de
rumbo en el zócalo de deformación frágil sobre una zona de comportamiento más dúctil que
la recubre. Debido a que la deformación de las rocas no es un proceso continuo este modelo
nos permite, a pequeña escala, observar la representación de las bandas en las que se
desenvuelve la deformación plástica previa al fracturamiento de la roca y a la formación de
una falla visible.
2. Marco Teórico:
El experimento de Riedel (Riedel, 1929) reconstruye la deformación con tales condiciones
en dos zócalos: uno frágil, representado por dos tablas de madera que simulan el
movimiento de una falla de rumbo tipo strike-slip; y uno dúctil, correspondiente a una
cobertera de arcilla que une las dos tablas y que se ve afectada por el movimiento de las
tablas infrayacentes. Los experimentos realizados por Tchalenko (1970) y Wilcox et al.
(1973) demostraron que las zonas de cizallamiento de Riedel evolucionan como una
secuencia de superficies de desplazamiento conectadas (Davis et al., 1999). A la zona de
desplazamiento principal se le conoce como PDZ (por sus siglas en inglés) y corresponde al
movimiento ocasionado por la fuerza de tracción principal (Fig. 1).
Una de las principales características de la
deformación de cizalla tipo Riedel, es el arreglo
de cizallas sintéticas en échelon (cizallas tipo R)
que se orientan a ~+15° de la parte diestra de la
zona de cizalla, o a ~-15° de la parte zurda de la
zona de cizalla (desde las 0:00 y 6:00 horas,
respectivamente). A través de las zonas de
transferencia las cizallas tipo R se conectan a
partir de otro arreglo, en este caso, de cizallas
antitéticas en échelon (cizallas tipo R’) que se
conjugan con un rumbo de ~土75° con respecto
al PDZ.
Además de estos arreglos iniciales, se presentan
otro tipo de cizallas: P y T. Las cizallas P se
basan en un segundo arreglo de fracturas en
échelon producto de un mayor desarrollo del
sistema de Riedel, ubicándose a ~土15° de la
zona izquierda del corte de la falla de
desplazamiento de rumbo (Fig. 2). Finalmente,
Las cizallas tipo T son un arreglo de fracturas
extensionales que se forman a ~土45° desde la
zona izquierda del corte de la falla tipo
strike-slip.
Cabe resaltar que la zona de cizalla tipo Riedel
se ve fundamentada en la definición de fallas
transcurrentes, es decir, “aquellas que acomodan el movimiento horizontal de los bloques
adyacentes. Estas dependiendo a su vez del movimiento relativo de un bloque con respecto
al otro siendo de dos tipos: dextrales o sinestrales” (Oyarzun y Doblas, s.f.).
Adicionalmente, cuando la falla ocasionada en profundidad llega a romper la superficie, la
generación de fracturas se inactiva y se produce una zona de daño alrededor del PDZ,
ocasionando las cizallas Y de orientación paralela a la zona de desplazamiento principal
(Fig. 2).
3. Metodología:
Se procede a montar el modelo inicial que nos permitirá apreciar las estructuras generadas
en un evento de deformación de cizalla tipo Riedel: sobre una superficie, colocamos las dos
tablas en la parte inferior.
Posteriormente, procedemos a moldear
una cobertera de arcilla de 2 cm de
grosor que estará por encima de las
tablas, juntándose. Las tablas
representarán el zócalo frágil de la
zona de deformación, mientras que la
cobertera de arcilla define el zócalo
dúctil. Sobre la superficie de la
cobertera se utilizaron moldes para
generar 3 círculos ubicados a lo largo
de la línea que describe el límite entre
las dos tablas, así como estrías de falla
que nos permitirán ver el grado de
deformación transmitido por el movimiento en la zona inferior.
Una vez montado el modelo, se procede a mover las tablas desde sus puntas opuestas.
Como se muestra en la figura X, la tabla de la izquierda sufre un movimiento que la aleja
del espectador, mientras que la de la derecha se acerca a él. Este desplazamiento se hace
con el fin de conjugar una falla transcurrente de tipo dextral. Finalmente, cesamos el
movimiento de las tablas, dejando expuesta la deformación sufrida por la cobertera en su
superficie.
4. Resultados: De primera mano es meritorio aclarar que, de acuerdo con Liesa et al. (1997),
dependiendo de las condiciones
impuestas en el modelo,
esencialmente el espesor y
húmedad de la torta de arcilla, así
como la diferenciación o no de
capas en ella y la velocidad de
deformación, permitirán mostrar
solo algunas de las estructuras
mencionadas en el marco teórico.

Una vez realizado el experimento,


se evidenciaron los planos de
Riedel correspondientes a las
fracturas R y R’, con ángulos
cercanos a los esperados (12° y 73°
con respecto a la zona de accidente
del zócalo o cizalla principal,
respectivamente). Reconocemos
entonces los movimientos
sintéticos y antisintéticos de las
fracturas, así como las condiciones
de esfuerzos agregados al sistema.
Además de ello, los moldes
realizados sobre la superficie de la
cobertera nos permiten apreciar
estructuras tipo Z y la distancia que se va generando entre los bloques debido a la
deformación (Fig. X). Tal y como se comenta en la metodología, el empuje de las tablas
genera una falla transcurrente de tipo dextral.

5. Conclusiones:

El modelo utilizado para el experimento fue útil para observar los planos que se generan
durante la propagación de la falla, permitiéndonos relacionar las deformaciones resultantes
con la tracción principal aplicada al momento de empujar las tablas. Tomando en cuenta lo
comentado por Liesa et al. (1997), logramos representar los primeros dos estadios de
evolución del sistema: En el primer estadio, no aparecen estructuras apreciables en la
superficie de la cobertera, resolviendo la deformación internamente. Posteriormente, en el
segundo estadio aparecen las familias de fracturas R y R’, siendo las fracturas R las que
tienen mayor definición. La familia de fracturas R’ irá definiéndose con el progreso de la
deformación.

Adicionalmente, Liesa et al. (1997) dejan al descubierto la posibilidad de comparar estos


resultados con los obtenidos por Fabre y Robert (1975), quienes hicieron dos modelos: uno
con la cobertera de poco espesor y adherida fuertemente a las tablas, y otro con una
cobertera muy gruesa y de baja adherencia. Asimismo, el autor sugiere comparar los
resultados con los obtenidos por Tchalenko (1970), quien divide al sistema en tres estadios
de deformación a partir de su desarrollo progresivo.

6. Referencias:

Davis, G. H., Bump, A. P., García, P. E., & Ahlgren, S. G. (2000). Conjugate Riedel
deformation band shear zones. Journal of Structural Geology, 22(2), 169–190.
https://doi.org/10.1016/S0191-8141(99)00140-6

Román Galán, T., Arlegui Crespo, L., Cortés Gracia, A., Liesa Carrera, C., & Gil
Imaz, A. (1997). El uso de modelos experimentales en la enseñanza de Geología estructural
(II): aplicación a la deformación discontinua. Enseñanza de Las Ciencias de La Tierra,
5(3), 226-234–234.

Oyarzun, R., & Doblas, M. (s.f.) Fallas y zonas de cizalla (Parte 1): Aspectos
generales. https://acortar.link/de7KP3

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