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Cultura digital desde un enfoque de derechos y cuidados de niños y niñas

Clase 1: Infancias y pantallas


Introducción
Queridas y queridos docentes, es un gusto enorme emprender este viaje con ustedes.
Nuestro viaje pondrá el foco en la ciudadanía en entornos digitales, en un acercamiento que
abarcará tanto el marco normativo como nuestras posibilidades de cuidado, intervención y
reflexión como docentes.

En los últimos 10 o 15 años se ha producido un estallido particular en la exposición a pantallas


a través del uso de múltiples dispositivos (TV, celular, computadora) y de plataformas sociales.
A partir del uso masivo y extendido de Internet y los dispositivos digitales se comienzan a
plantear nuevos y diversos desafíos con relación al vínculo entre infancias y pantallas.

En este curso construiremos recomendaciones sobre el uso de pantallas en las infancias,


estrategias para el acompañamiento, nuevas formas de socialización y vinculación en
Internet, violencias digitales y abordaje de casos, prevención de grooming y cuidados ante la
interacción con personas desconocidas, privacidad, identidad y consentimiento y ESI digital,
reflexionando sobre la importancia de incluir estas temáticas en el aula, pensando cómo
hacerlo y generando debate sobre el desafío que se nos presenta.

Como puntapié inicial de las clases que conforman este curso iniciaremos definiendo el marco
normativo que es transversal a todas las temáticas que trabajaremos: la ciudadanía en
espacios digitales.

La ciudadanía en espacios digitales es una serie de competencias que les permite a las y
los usuarios acceder, recuperar, comprender, utilizar, evaluar, crear y compartir
información y contenidos de los medios en todos los formatos, utilizando diversidad de
herramientas de manera crítica, ética y creativa, con el fin de participar y comprometerse
en actividades personales, profesionales y sociales (UNESCO).1

1 https://farodigital.org/wp-content/uploads/2021/01/Gu%C3%ADa-sobre-Convivencia-Digital-2020.pdf%20

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La ciudadanía digital se trata de un concepto dinámico, en construcción permanente. En líneas
generales, se trata de reflexionar sobre las conductas en comunidad dentro de los espacios
digitales y reconocer nuestros derechos y responsabilidades en continuidad y coherencia con
la dimensión física y presencial de la realidad.

En este sentido, resulta muy relevante poder comprender y definir a los entornos digitales en
general, y a Internet en particular, como espacios públicos. Esto implica que los usos, las
prácticas y las trayectorias, que hacemos de estas herramientas, ocurren en espacios sociales
en donde nos relacionamos con el mundo, con la información y con otros y otras.

Si bien, como mencionamos, estos espacios son considerados espacios públicos, se ponen en
juego y se desarrollan de la mano de sitios, redes sociales y plataformas que son propiedad
de empresas privadas. Comprender a Internet como un espacio o lugar permite definir el rol
que las personas adultas que acompañan a niños, niñas y adolescentes deben desempeñar
en él. Es deseable que este rol sea activo, con presencia y compromiso con la educación, el
cuidado y la crianza y el respeto por los derechos de las nuevas generaciones en sus trayectos
socio digitales.

¿Por qué es importante abordar estas temáticas?


Estamos ante las primeras generaciones de niños y niñas que han tenido la posibilidad de
acceder durante toda su vida a plataformas y redes sociales de forma extendida en la
sociedad. En relación con esta premisa, es vital reforzar que las infancias y adolescencias de
nuestra época no nacen, necesariamente, sabiendo utilizar las pantallas, las redes ni las
plataformas. En esta clase haremos hincapié en la situación de exposición a pantallas de
aquellas infancias que sí cuentan con la posibilidad de acceder a la conexión, redes y
plataformas, para desde allí pensar nuestro rol docente.

Franco “Bifo” Berardi dice que la capacidad crítica —que supone la capacidad de discriminar
la veracidad o falsedad en un intercambio comunicacional— implica, necesita, requiere y
presupone tiempo para asumirla. Esta capacidad no es innata ni natural, sino que se adquiere.

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En un contexto donde lo digital es lo que
está a la orden del día, se dan distintos
cambios productivos, económicos y
laborales que modifican los ritmos de vida,
los tiempos y la capacidad de atención de las
personas.

Como personas adultas tenemos un rol


central: somos quienes debemos
acompañar la mirada reflexiva sobre el uso
de las pantallas. Desde nuestro lugar
generamos, potenciamos, limitamos,
repensamos o determinamos el tipo de
vínculo que tendrán los chicos y las chicas con las pantallas.

En nivel inicial y primer ciclo del nivel primario suelen darse los primeros usos de distintos
tipos de plataformas y dispositivos digitales. Es importante que la reflexión, planificación
y elección sobre cómo será ese vínculo se determine antes y no después de instaladas
ciertas prácticas de uso digital.

El vínculo entre los chicos y las chicas y las plataformas tiene bases sólidas que se construyen
en estos primeros años. A partir de los usos y el vínculo con dispositivos se pueden desprender
algunos interrogantes: ¿Son usos en soledad o compartidos? ¿Se brindan las pantallas como
medio para tranquilizar desbordes emocionales? ¿Se retoma y reflexiona sobre lo visto en
esas pantallas? ¿Se debate sobre los vínculos, formas o lenguajes que aparecen en los
diversos contenidos que se consumen? ¿Se toman medidas de protección a la privacidad o
seguridad? ¿Se limita el tiempo? ¿Se eligen los contenidos?

Estas preguntas son fundacionales y es clave pensarlas. Una vez que determinados patrones
de uso se instalan y pueden ser difíciles de desandar, sobre todo si son normas construidas

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por personas adultas de referencia. Un niño o niña podría preguntarnos ¿Por qué querés que
charlemos de esto si jamás lo hicimos?

La reflexión sobre el vínculo entre las infancias y las pantallas debería abordarse tanto desde
una mirada cuantitativa (respecto a las horas frente a las pantallas y plataformas) como desde
una mirada cualitativa (la calidad del contenido que esas pantallas ofrecen). En particular,
nuestro rol docente adquiere una gran relevancia para fomentar la capacidad crítica en el uso
que tienen las infancias de las plataformas digitales y del valor que adquiere su atención. En
este tramo del viaje les proponemos abrir la opción a la pregunta, pensar sobre la
reformulación de escenarios digitales, reflexionar sobre el lugar del docente frente a los
desafíos de educar en una era atravesada por internet y el lugar que Internet ocupa en
nuestro día a día.

El desafío es grande y tiene diversas complejidades. Lo primero que tenemos que considerar
es la particularidad de cada niño y cada niña y su trayecto madurativo.

Cada etapa de desarrollo trae consigo una serie de características propias de maduración y
autonomía. No podemos pedirle a una niña de 4 años lo mismo que a un niño de 10 o a una
joven de 17. Esto puede parecer una obviedad, pero a la hora de plasmar nuestras propuestas
de enseñanzas sería interesante que reflexionemos acerca de si la tecnología es un fin o es un
medio. ¿Nos damos la posibilidad de incluirlas para reflexionar sobre su uso más allá de
usarlas para algún objetivo específico?

Para enriquecer nuestro rol docente, trabajaremos en esta clase la exposición a pantallas en
la infancia, el uso de pantallas en la educación y nuestra responsabilidad adulta sobre las
identidades de estas generaciones.

En esta línea, resulta interesante plantear como disparador algunas preguntas que
orientarán la clase: ¿De qué forma las personas adultas estamos protegiendo la privacidad
de las infancias?, ¿qué recursos tienen las infancias para elegir qué sitio ocupar en línea?,
¿qué herramientas tienen los niños y las niñas para limitar las decisiones que las personas

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adultas toman en su nombre?

Pantallas y educación
Durante la irrupción de la pandemia por COVID-19 surgieron muchos nuevos interrogantes
en relación con la utilización de plataformas y pantallas en la educación. Las pantallas
estallaron como emergentes en una situación de emergencia.

Siempre que las condiciones de acceso a la tecnología y la conectividad estén garantizadas,


implementar el uso de tecnologías digitales en la escuela es un aspecto que permite el trabajo
en distintos campos temáticos y cuestiones de interés. Las pantallas y las plataformas son los
motores del lenguaje multimedial y audiovisual que las infancias consumen en su cotidiano.

Esta realidad es un aspecto contra el que no debemos competir, sino por el contrario
estimular siempre que sea posible. El desafío es adoptarlo paulatinamente en las
planificaciones educativas, tomando en cuenta la inclusión digital como una pieza clave en su
formación que brindará herramientas para la vida presente y futura.

Utilizamos el término prosumidores para referirnos al lugar que ocupan las personas en el
mundo digital en tanto productores y consumidores de contenido. El rol ya no es pasivo —
como se desprendía de la posición ocupada por las audiencias en los medios de comunicación
tradicionales—, sino que se ocupa un rol activo en la producción y también en la selección,
curación y difusión de contenidos digitales. Hablamos entonces de infancias que tienen la
posibilidad de ubicarse como prosumidores (Toffler, 1980) de contenidos. Cuando hablamos
de prosumidores podemos pensar en los niños y niñas que editan y suben videos, que
difunden mensajes en sus cuentas, que editan contenido, diseñan, tienen blogs con sus
escritos, publican sus fotografías, etc. Estas oportunidades de producir años atrás se veían
reducidas a las pocas personas que tenían por un lado los materiales necesarios para llevarlas
adelante (cámara de video, impresora, etc.) y por el otro, las habilidades requeridas para
realizarlos (hoy facilitado por tutoriales y las interfaces intuitivas).

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Recuperar los usos culturales que los y las niñas traen de su interacción con distintas
plataformas o videojuegos, puede resultar una práctica interesante para transformar el
consumo pasivo en una experiencia activa, en la que les propongamos ser prosumidores.
Cuando esas prácticas culturales sean productivas, creativas y reflexivas pueden ser un
insumo muy valioso para iniciar desde allí la inclusión de las pantallas a nuestras clases.

Para comenzar este camino es esencial recuperar y conocer cuáles son los consumos y usos
que los y las estudiantes realizan sobre la enorme oferta de productos digitales. Por ello, en
este primer trayecto por el universo “ACOMPAÑAR” les vamos a proponer diseñar un recurso
que pueda resultar creativo y valioso para realizar una microindagación sobre los usos y
experiencias que viven sus estudiantes en el día a día.

Pantallas en infancias
Con relación a las distintas temáticas que abordaremos en este curso, uno de los principales
interrogantes que se plantean tiene que ver con el vínculo que establecen niños y niñas con
la tecnología, y particularmente con el tiempo de exposición a distintas pantallas.

¿Cuánto sabemos sobre lo que hacen niños y niñas durante el tiempo que pasan frente a las
pantallas? ¿Qué emociones están viviendo? ¿Cómo resignifican lo que ven? ¿Qué
interrogantes están surgiendo? ¿Puede ser dañino para ellas y ellos?

En este apartado nos proponemos profundizar en la implicancia de la exposición y uso de


pantallas en las infancias para acompañar a niños y niñas en sus usos digitales.

No podemos negar que existe gran preocupación por parte de las personas adultas respecto
de la exposición —excesiva— a pantallas en las infancias. Esta exposición, cuando ocurre en
exceso, puede generar distintos efectos sobre el cuerpo, las emociones y los vínculos.

Uno de los grandes desafíos a la hora de analizar el vínculo entre las infancias y las pantallas
tiene que ver con comprender los contextos y asociarlos a los recorridos, trayectos y
desarrollo específico de cada niño o niña. Hay quienes dimensionan determinados riesgos a
una edad y quienes requieren más tiempo para hacerlo. Hay quienes internalizan alertas a
determinada edad y quienes por el contrario necesitan de más tiempo para lograrlo. Para

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comprender esto puede resultar útil realizar un paralelismo con situaciones cotidianas
analógicas. Hay niños o niñas que a los 7 años tienen las habilidades motrices y madurativas
necesarias para cortar con cuchillo sin lastimarse, y encontramos otros y otras que con la
misma edad aún no lograron esa maduración y llegarán a tenerla un tiempo después. Hay
niños y niñas que a los 4 años identifican el riesgo de cruzar la calle en soledad y otros que lo
comprenden un tiempo después. Lo mismo ocurre en Internet, donde la edad no es de por sí
un parámetro que podamos tomar como condición de madurez o comprensión, sino que se
necesita de la observación personal y de identificar características, temperamento y trayecto
de cada chico o cada chica. La tendencia a generalizar o tomar posturas deterministas o
concluyentes sobre los efectos posibles de la exposición a pantallas suelen paralizar cuando
lo que buscamos es que, a partir de contar con las herramientas necesarias, se pueda
acompañar el uso desde una estrategia planificada y acorde a las necesidades de los chicos y
las chicas.

¿Qué dice la Sociedad Argentina de Pediatría sobre el uso excesivo de pantallas?


“El uso excesivo de pantallas (p. ej., más de 2 a 3 hs de exposición a medios electrónicos)
puede afectar el cerebro en desarrollo, con importantes consecuencias en el desarrollo
cognitivo y motriz, el aprendizaje y la memoria, y la salud en general. En las
investigaciones se sugiere que la exposición temprana y prolongada a medios electrónicos
está asociada con un mayor riesgo de tener síntomas psiquiátricos, en especial problemas
de atención e hiperactividad, trastornos de ansiedad y depresión. También se demostró
que una elevada exposición a la televisión de fondo en menores de 5 años reduce la
cantidad y la calidad de las interacciones entre padres e hijos y les quita tiempo de juego,
afecta negativamente el uso y la adquisición del lenguaje, la atención, el desarrollo
cognitivo y la función ejecutiva”
Sociedad Argentina de Pediatría, 20212

2 https://www.sap.org.ar/uploads/archivos/general/files_ao_oflu_19-2pdf_1612299204.pdf

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Inicios digitales: ¿cómo llegan los niños y niñas a vincularse con las pantallas?

Si bien solemos asociar los primeros usos digitales de niños y niñas con el momento en el que
comienzan a utilizar las redes sociales o tienen su primer dispositivo de uso personal (tablet
o teléfono celular), es importante plasmar el interrogante en un sentido más amplio y
reflexionar sobre esta cuestión. Los trayectos en el espacio digital de niños y niñas pueden
haberse iniciado mucho antes de ese momento, de la mano de publicaciones, imágenes o
videos en redes sociales sobre ellos/as, a través del consumo de contenidos digitales
mediante TV, contenido on demand u otras pantallas, al jugar online a través de dispositivos
móviles o de otras personas y/o participando de videollamadas.
De este modo, es importante recuperar el concepto de Autonomía Progresiva, entendiéndolo
como “la capacidad de los niños, niñas y adolescentes de ejercer sus derechos a medida que
se desarrollan mental y físicamente”3. En este sentido, en general, como personas adultas
debemos velar por el cumplimiento de sus derechos y las y los docentes, en particular, actuar
como referentes y guías. Los recursos, normas y acompañamientos para el uso de redes,
plataformas y dispositivos se darán de forma gradual, acorde a la edad, contextos y
situaciones familiares y personales.

Recomendaciones para el uso de pantallas en infancias

En este sentido resulta relevante detenernos en algunas cuestiones relacionadas con las
sugerencias y recomendaciones para el uso de pantallas en infancias. Estos aspectos son
importantes a tener en cuenta a la hora de incluir las pantallas en las planificaciones escolares
y también al momento de acompañar a las familias en los usos digitales de los niños y niñas.
Estas sugerencias se plantean desde un ideal, desde lo aconsejado, pero siempre deben ser
evaluadas en contexto, tomando en cuenta las posibilidades con las que cuenta cada familia
para acompañar, regular y limitar la exposición a pantallas. De nada sirve plantear metas
inalcanzables que terminan frustrando y desalentando la puesta en marcha de la misma.
Sin embargo, esto no implica que no sea importante determinar y definir reglas claras y

3 https://www.defensorianinez.cl/preguntas_frecuentes/que-se-entiende-por-autonomia-progresiva/

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establecidas de forma rutinaria. La presencia de normas (y también de excepciones)
representan la posibilidad de que las personas adultas las acerquen, planifiquen y enmarquen
como pautas de cuidado de niños y niñas en el espacio digital.

¿Cuánto usar las pantallas?

A la hora de acercarnos al uso de pantallas en las infancias lo primero que se suele plantear
como una preocupación es el tiempo de uso, el cuánto.

La Organización Mundial de la Salud recomienda:


Menores de 2 años: evitar totalmente la exposición a pantallas.
2 a 5 años: el tiempo dedicado a actividades sedentarias frente a una pantalla no debe
exceder de una hora. Cuanto menos tiempo frente a las pantallas, mejor.
Limitar el uso de pantallas durante las comidas o previo a los momentos de sueño.
5 a 12 años: el tiempo máximo recomendado es de una hora y media, preferentemente
con compañía adulta.

No podemos dejar de tomar estas recomendaciones de la OMS situadas en un contexto


particular, sobre todo luego de la experiencia del confinamiento en la cual gran parte de la
escolaridad transcurrió a distancia, mediada por la tecnología como factor fundamental y
necesario para sostener la continuidad pedagógica.
Más allá del contexto particular que nos tocó atravesar durante la pandemia por COVID-19 es
importante tener en cuenta estas recomendaciones y consideraciones a la hora de planificar
actividades dentro de la escuela o fuera de ella, como trabajo para realizar en casa,
intentando limitar aquellas propuestas que involucren la utilización de pantallas para poder
contribuir al cumplimiento de las recomendaciones dictadas por la OMS.

Por ejemplo, ante un trabajo o una tarea para el hogar que involucre la visualización de
videos podemos proponer una alternativa en la cual la visualización se deba realizar en

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familia proponiendo tomar nota de las opiniones del resto de las personas presentes.
El trabajo para realizar en casa podría tener que ver con compartir lo principal de la puesta
en común grupal con cada familia, a partir del planteo de una pregunta que cada niño o
niña pueda llevar a sus familiares con relación a lo conversado en el aula, registrándola,
para luego compartirla con sus compañeros y compañeras.

La regulación respecto al tiempo en pantallas es un elemento que puede generar angustias,


frustraciones o culpa si no se pueden cumplir tal como se recomienda. En este sentido, es
importante tener en cuenta que desde nuestro rol como docentes podemos acompañar a las
familias partiendo de la base de una construcción de las regulaciones, límites y compañía que
no se descarten de plano solo por no situarse dentro de los rangos recomendados de uso de
pantallas. Existe mucho camino por transitar con relación a esta cuestión y como adultos es
importante asumir una presencia activa y atenta en el recorrido por el entorno digital de niños
y niñas. A su vez, como docentes, asumir una responsabilidad como agentes del Estado en los
modos de abordar la enseñanza y orientar los aprendizajes sobre el cuidado y los riesgos que
implica la navegación en entornos virtuales.

¿Cuándo usar pantallas?

En una línea similar con el cuánto, es importante pensar el cuándo respecto al uso de
pantallas. En líneas generales, existen dos momentos en los cuales se recomienda alejar las
pantallas: la hora de dormir y los momentos de alimentación.
Con relación a la hora de dormir, aunque niños y niñas puedan aparentar estar en plena
relajación, las pantallas pueden impulsar un estado de pasividad que no es real. Por el
contrario, los colores, la música, el movimiento y los sonidos hiperestimulan los sentidos. Por
lo tanto, alejar las pantallas del momento de dormir contribuye a una relajación real y plena.
En cuanto a los momentos de alimentación, la Sociedad Argentina de Pediatría recomienda
no asociar las comidas a las pantallas, ya que esto puede inhibir o dificultar el registro y
entendimiento de lo que sucede con el propio cuerpo, con la regulación y con la posibilidad
de vincularse y comunicarse con otras personas en la instancia de alimentación.

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Como docentes el desafío se presenta a la hora de poder acercar las recomendaciones a las
familias, siempre teniendo en cuenta las sugerencias no siempre se pueden adaptar al día a
día de cada familia. Si bien este subtítulo se centra en la recomendación de limitar el uso de
pantallas en los momentos del sueño y la comida, pueden existir otros momentos en los
cuales tampoco querríamos que los niños y niñas usen pantallas y sin embargo los adultos
proponemos el uso de un dispositivo o pantalla para cumplir con una tarea, acudir a una
reunión, u otras acciones cotidianas que exceden los momentos de descanso y alimentación.
Asumir la responsabilidad de orientar los usos de pantallas en las infancias no es fácil, ya que
las tecnologías digitales evolucionan rápidamente y nuestra posibilidad de comprensión y
análisis de las consecuencias educativas y de desarrollo sobre los niños y niñas es compleja.
Sumado a ello, nosotras y nosotros mismos como adultos estamos inmersos en prácticas
laborales, sociales y culturales atravesadas por tecnologías digitales, y resulta complejo
percibir el tiempo real que dedicamos al uso de pantallas y el modo en que lo hacemos.
Para tomar consciencia de los usos de pantallas y dispositivos en los niños y niñas, es
importante tener presente nuestras propias interacciones.

Actividad optativa: Reflexión personal


Les proponemos realizar un registro a modo de diario en el que se detallen todos los usos
de plataformas, aplicaciones y dispositivos y el tiempo que se utilizan en un día típico.
Esta opción puede visualizarse desde los propios teléfonos celulares.
Sugerimos plantear una hipótesis previa en relación con el tiempo que creen que utilizan
las pantallas para luego contrastar con el tiempo y los usos que se desprendan del registro
realizado.
¿El tiempo fue mayor, igual o menor? ¿Cómo calificarían el uso que realizan? ¿Existe algún
patrón de uso/no uso? ¿En qué momentos del día hay usos más extendidos? ¿Existe
superposición de usos de dispositivos, como teléfono celular y computadora al mismo
tiempo?
¿Cómo creen que sería este registro si se lo proponemos a los niños y las niñas? ¿Qué
recepción habría?

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¿Quién acompaña? ¿Qué tipo de dispositivos priorizar?

A su vez, es importante detenernos en los tipos de dispositivos que brindamos para el


consumo de contenidos. Existen distintos tipos de pantallas: televisores, tablets,
computadoras de escritorio, computadoras portátiles, teléfonos celulares, consolas de
videojuegos. La interacción será diferente según cada uno.

La presencia de la compañía adulta es un elemento fundamental para promover usos


reflexivos, seguros, responsables y críticos de las plataformas digitales, aspecto en el cual
como docentes tenemos, al igual que en tantos otros puntos, un espacio privilegiado para
intervenir, abriendo preguntas e interrogantes sobre las prácticas digitales cotidianas y
acompañando en la crianza digital de
niños y niñas.

Son las personas adultas quienes podrán


acercarles las pautas de cuidado, las
normas de uso, las regulaciones y los
acuerdos familiares o escolares. Muchas
de estas pautas, normas y regulaciones
tendrán relación con aquellas que se
acercan en relación al mundo y la vida
fuera de Internet. Sin embargo, no
siempre se trasladan a la presencia en
línea, que es una parte fundamental y
constitutiva de nuestras vidas. Este tipo
de pautas deben también ser pensadas en construcción colectiva, teniendo en cuenta la
autonomía progresiva y los momentos de desarrollo de cada niño y niña.

En esta línea, compartir momentos de uso de dispositivos que promuevan la


desnaturalización del uso de pantallas en soledad, la posibilidad de recuperar y retomar

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familiarmente los contenidos consumidos y la charla diaria, constructiva —dejando de lado
las perspectivas tecnofóbicas— son algunas ideas para acompañar a niños y niñas en Internet.
También, compartir criterios sobre las decisiones que tomamos cuando hacemos uso de las
redes u otras aplicaciones es una práctica valiosa para construir una ciudadanía digital
responsable: Hoy subí una foto a Instagram que me gustó mucho. La subí porque tengo mi
cuenta privada, ¿sabés lo que eso significa?

Pantallas y Desafíos contemporáneos

Sharenting

Sharenting
Término del inglés share, que significa compartir, y parenting que significa paternidad. Se
refiere a la práctica de las familias de compartir información sobre los niños y niñas en
línea.

Además de abordar distintos elementos que involucran el acompañamiento de personas


adultas resulta muy importante la inclusión de elementos referidos a la privacidad y a la
identidad digital de los niños y las niñas, como aspectos que deben ser protegidos y tomados
en consideración de manera urgente.

¿Qué es la huella digital?


La huella digital se compone de los rastros que dejamos cuando navegamos en Internet,
de nuestras publicaciones, comentarios, fotos, videos, y también de las publicaciones,

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fotos o videos que pertenecen a otras personas y de las que también formamos parte.
Esta huella digital conforma nuestra identidad en la red.

Video de microaprendizaje del Portal Educ.ar


https://www.educ.ar/recursos/150452/microaprendizaje-que-es-la-huella-digital

En este sentido, resulta muy importante repensar la función de quienes ocupan un cargo
docente y de las familias en la constitución de la identidad digital de las infancias y las
adolescencias y, sobre todo, en la protección y resguardo de los derechos.

En relación con la autonomía progresiva, la protección del derecho a la privacidad es un


aspecto central: todas las personas tenemos derecho a la privacidad. Este postulado está
presente en numerosos tratados internacionales, tales como la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como también
en la Ley 25326 (de Protección de Datos Personales).

Cuando participamos de un evento familiar, de una muestra de arte escolar, de un partido de


fútbol, y compartimos fotos o videos que se relacionen con las infancias en nuestras redes
sociales, estamos contribuyendo a conformar su identidad en línea. También lo hacemos
cuando compartimos en redes o plataformas sociales trabajos, evaluaciones, tareas, fotos del
aula o la clase.

En este punto, creemos que es central la reflexión sobre dichas prácticas, tomando en cuenta
nociones relativas al uso de la imagen personal, al derecho a la protección de los datos
personales y su relación con la conformación de la identidad en línea.

En estrecha vinculación con el uso de la imagen personal y el derecho a la privacidad se


encuentra la noción de consentimiento:

¿Qué es el consentimiento?
Es una expresión de deseo, libre, reversible, específica y enunciada sin exigencias y en

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estado consciente.

Para seguir pensando:


¿En qué situaciones cotidianas pedimos consentimiento?
¿En qué situaciones específicas del aula o la escuela se involucra la noción de
consentimiento?
¿De qué forma la institución plantea y aborda esta temática?

En este video se observa una actividad donde se explicita el consentimiento para elegir la
forma en que los estudiantes quieren saludar a su maestra: Vea la original forma como
esta profesora recibe a sus estudiantes

En este sentido, trabajar la noción de consentimiento en los espacios digitales, aun cuando
los contenidos involucrados no tienen que ver con elementos de índole sexual o íntimo, es un
aspecto central para articular los abordajes.

La protección de derechos de infancias y adolescencias es vital a la hora de acompañar su


devenir por las plataformas digitales, por lo tanto, las nociones relativas a la protección de
datos personales, privacidad y consentimiento podrán introducirse reflexionando sobre las
prácticas habituales de la cultura digital. Estamos ante las primeras generaciones que pueden
tener toda o gran parte de su vida compartida en Internet, en muchas ocasiones sin haber
sido consultadas.

¿Las familias consultan a los niños y niñas antes de compartir una foto de su cumpleaños
en las redes sociales? Como docentes, ¿compartimos imágenes de nuestros cursos
tapando la cara u otros elementos que identifiquen al alumnado?, ¿consultamos antes de
compartir dichas imágenes, videos o producciones?

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Actividad optativa
¿Recordás alguna experiencia que hayas vivenciado o conocido a través de algún colega
que te resulte valiosa para reflexionar sobre la necesidad de solicitar consentimiento de
los y las niñas antes de publicar un contenido?
Puede ser una situación que haya tenido lugar en el ámbito institucional o que aún siendo
externa al ámbito escolar repercutió en la institución educativa.
Te proponemos escribirla y compartirla en el espacio “Experiencias”
NOTA: Si bien es una actividad optativa para compartir con colegas, cada aporte resulta
muy valioso, ya que los mismos serán retomados por los autores/as del curso en los
encuentros en VIVO. Esperamos sus intervenciones para abrir el diálogo y repensar las
prácticas docentes.

En 2021, Google añadió una funcionalidad en la cual se puede solicitar la eliminación de


contenidos relativos a menores de 18 años.

Es central y urgente que se preste la reflexión ante el rol que ocupamos y debemos ocupar
como docentes y personas adultas en la conformación de las identidades digitales de las
infancias y adolescencias, haciendo valer sus derechos, sus deseos y sus decisiones.

Acceso a contenido inapropiado


Otro de los grandes interrogantes que involucran el uso de pantallas en niños y niñas se
relaciona con el contenido e información a la que pueden acceder. Las distintas plataformas
digitales ofrecen contenidos que están pensados y diseñados para ser ofrecidos a todos los
públicos. Sin embargo, en comparación con los medios tradicionales, existe una mayor oferta
de contenidos dirigidos a niños y niñas.

Esta posibilidad de acceder a una amplia variedad y cantidad de contenidos sin marcos de
acompañamiento, horarios ni límites, se asocia en las plataformas digitales con una cuestión
que inquieta: el acceso a contenidos inapropiados para las edades o momentos del desarrollo
de niños y niñas.

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¿Qué implica el contenido inapropiado?

Generalmente solemos asociar de forma rápida el contenido inapropiado con pornografía o


contenidos violentos. Sin embargo, existen otros tipos de contenidos inapropiados que no
debemos perder de vista: información o publicidad sobre productos que el Estado no elige
acercar a los niños o niñas, publicidad o contenidos que fomentan estereotipos de género o
cuerpos, expresiones, comentarios y mensajes sexistas, discriminatorios, contenidos
diseñados para las infancias pero no elegidos por las instituciones o familias a la hora de criar
o educar (como puede ser un dibujito, un personaje, etc.), juegos que promueven mensajes
agresivos o violentos, entre otros contenidos posibles.

¿Cómo evitar el acceso a contenidos inapropiados?

● A la hora de acercarse a nuevos contenidos, es recomendable una visualización y


análisis previo por parte de las personas adultas. Como docentes sabemos que existen
infinidad de contenidos que nos pueden llegar mediante recomendaciones de colegas,
pero es importante realizar un análisis detallado para evaluar si el contenido se alinea
con los valores de la institución educativa, con el mensaje que deseamos transmitir a
partir de la inclusión, entre otros, así como lo hacemos cuando recibimos contenidos
en otros soportes: artículos, libros, fragmentos de textos, canciones, etc.
● Tal como mencionamos anteriormente, intentar acompañar el uso de dispositivos
individuales, como pueden ser los teléfonos celulares o las tablets. De utilizar
dispositivos individuales, siempre tomando en cuenta el momento del desarrollo de
cada niño y cada niña, es importante plantear reglas y acuerdos de uso en lo que
respecta al acceso a contenidos, para promover la mediación de personas adultas.
● Podemos alentar a que los niños y las niñas reconozcan la función de desactivar el
autoplay (reproducción automática) de las plataformas de videos para evitar la
reproducción de contenidos sugeridos automáticamente. En esta misma línea, de ser
posible, podemos orientarlos y orientarlas para que puedan elegir plataformas que no
interrumpan la reproducción con publicidades o utilizar versiones Kids si están
disponibles (por ejemplo, Youtube Kids).

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¿Qué hacer si ya ocurrió un acceso a contenido inapropiado?

● Generar un espacio de diálogo privado, respetuoso y sin distracciones (de pantallas,


por ejemplo) donde se pueda hablar de lo sucedido sin señalar ni juzgar las prácticas
de los chicos y chicas permitiendo expresar las emociones y sentimientos que se
desprenden del acceso a los contenidos inapropiados.
● Charlar sobre el recorrido que hizo el niño o niña para llegar a ese material evitando
culpar pero sí con la intención de identificar la necesidad o curiosidad que motivó la
búsqueda. Es interesante poder tomar esa necesidad y recuperarla en el marco de la
Educación Sexual Integral (ESI). Incluir el trayecto digital de niños y niñas en
articulación con la ESI es un aspecto fundamental y urgente.
● Establecer y brindar pautas de cuidado para que la situación no se repita a futuro:
configurar los dispositivos y plataformas tomando en cuenta las distintas opciones
posibles, plantear acuerdos y sentar alertas para que ante el inicio de un contenido
inadecuado se busque ayuda de personas adultas.
● Dialogar diariamente sobre las prácticas digitales: incluir dentro de lo cotidiano las
charlas sobre los usos y costumbres de los niños y niñas en internet, planteando
debates sobre contenidos, recursos, plataformas.

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¿Sirven los filtros de contenido?
Los filtros de contenido son recursos que se instalan en los dispositivos o se gestionan
mediante los accesos a la conexión a internet doméstica o escolar para limitar la
exposición o aparición de determinados materiales.
En general, estos filtros se basan en palabras claves que encienden alarmas y bloquean
videos, fotos o informaciones.
Existe una amplia variedad de filtros, con mayores o menores niveles de bloqueo y alertas.
Para comprender la eficacia del uso del filtro es importante tener en cuenta tres cosas:
● Los filtros muchas veces pierden efectividad por las limitaciones de los bloqueos
a partir de palabras claves que son literales y no limitan metáforas, apodos o
modos de hablar informales.
● Si los niños y las niñas tienen un interés real en buscar determinado material,
suelen aprender a saltear el filtro o utilizar dispositivos de otras personas que no
lo tengan instalado.
● Lo más importante: el filtro es solo una herramienta que bajo ningún punto de
vista puede reemplazar al acompañamiento de personas adultas, las sugerencias
de cuidado y la charla cotidiana. Las sugerencias de uso que los niños y las niñas
incorporen a partir del acompañamiento de calidad generan la base sólida que se
requiere para un uso seguro y reflexivo de Internet. La sensación de seguridad que
genera el filtro no está acompañada por un uso pensado en los entornos digitales
ni por la educación en el autocuidado y por ende no forjan usos saludables a
mediano plazo.

Abordaje docente para el uso de pantallas en la infancia

En primer ciclo

Si como docentes proponemos ver videos en casa, sería interesante complementar la


actividad con la realización de una entrevista a algún familiar que haya compartido el

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contenido, fomentando de este modo que el contenido sea visitado en compañía adulta, para
que pueda apuntalar y resignificar la propuesta que acerca el contenido audiovisual.

En primer y segundo ciclo

Una propuesta significativa puede ser recuperar en el aula lo visto o abordado en videos o
pantallas, a partir de preguntas con relación al contenido. Por ejemplo: ¿Qué hacen los
personajes? ¿Qué sentimientos o emociones pueden haber tenido? ¿Qué les pareció el final
o la forma en que se resolvió el conflicto que se plantea? ¿Se podría solucionar de otra
manera?

También podemos propiciar desde la escuela la creación de un decálogo sobre el uso de


pantallas en el hogar, incluyendo la creación de acuerdos en conjunto con las familias.

En segundo y tercer ciclo (cuando aplique según jurisdicción)

En aquellos casos que como docentes proponemos ver videos o utilizar plataformas digitales,
sería aconsejable solicitar en la actividad el acompañamiento de algún/a adulto/a para la
exploración de las aplicaciones. La o el adulto puede acompañar la exploración indagando
sobre el vínculo que tiene el niño o la niña con la tecnología, realizando preguntas sobre la
forma en que utilizan redes sociales, plataformas y dispositivos en su vida cotidiana.

En tercer ciclo (cuando aplique según jurisdicción)

Profundizar en el análisis de personajes, influencers, youtubers, indagando en los mensajes,


valores y estereotipos que se buscan comunicar.

Analizar escenas o recortes de películas bajo una guía de preguntas que pueda indagar
emociones, sentimientos, vínculos entre pares.

Sharenting

En relación al Sharenting resulta interesante plantear abordajes docentes que recuperen la


noción de consentimiento y el derecho a la privacidad, como conceptos relacionados con las
prácticas digitales de niños, niñas y familias.

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Impulsar a que niños y niñas se pregunten sobre los usos de las imágenes en redes sociales, y
transmitir a las familias esas preguntas relacionadas al contenido que comparten, puede
resultar una experiencia muy valiosa en el ámbito educativo para desnaturalizar este tipo de
prácticas. Estas preguntas pueden resultar potentes para elaborar consideraciones en torno
al derecho a la privacidad y el consentimiento para compartir imágenes en redes sociales o
aplicaciones de mensajería. Asimismo, como docentes podemos proponer que sean los y las
estudiantes quienes construyan mensajes o consignas que les gustaría socializar con sus
familias respecto de las prácticas digitales que involucran su imagen.

A modo de cierre
Internet es parte de la vida cotidiana de la mayoría de los chicos y las chicas. A partir de
nuestro genuino interés en conocer qué les gusta, qué les interesa, qué les preocupa, es
importante que podamos hablar de este espacio habitualmente y no solo cuando aparece un
problema en particular.

Sugerimos abordar la cuestión referida a los usos y cultura digital desde una pregunta sencilla
que aparezca en las aulas en distintos momentos y cotidianamente: ¿Cómo te fue en Internet
hoy? Es fundamental habilitar una escucha activa y empática para que la pregunta no sea
desde un interrogatorio adultocéntrico, sino desde un verdadero interés por sus usos
digitales.

Material de interés para ampliar lo abordado


● Campaña #MasHumanos - Paula Sibilia:
https://www.youtube.com/watch?v=8-n3eFJ3PHg
● Entrevista a Roberto Balaguer (psicólogo uruguayo) - Faro Digital:
https://www.youtube.com/watch?v=uTDAXoEV26I&t=2s

Actividades

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Actividad integradora

Retomando los contenidos de esta clase y las preguntas de reflexión que acompañan la
lectura, les proponemos crear un recurso que puedan utilizar para conocer más sobre los usos
digitales de sus estudiantes. En esta primera clase comenzaremos con el primer paso para
construir un instrumento que los y las ayude a conocer los usos digitales de su grupo de clase
(quienes no estén actualmente a cargo de un grupo, les proponemos pensar un instrumento
para un grupo hipotético). Tanto las preguntas como el formato del recurso pueden ser
variados. Podemos pensar en preguntas más relacionadas con los consumos culturales:
juegos online o los contenidos digitales a los que acceden; con aspectos relacionados a los
modos y tiempos que utilizan las pantallas; con la configuración de la privacidad en las
plataformas de las que hacen uso; con los vínculos que establecen en los entornos virtuales,
o integrar todos estos aspectos en un mismo instrumento.

Les proponemos entonces pensar entre 5 y 10 preguntas para que respondan los y las niñas
o las familias.

Este tipo de relevamientos deberían actualizarse cada año, y con cada grupo, ya que las
prácticas digitales se modifican rápidamente. A su vez, es un insumo clave para ser
utilizado para pensar propuestas de enseñanza.

En cuanto al formato, pueden pensar en instrumentos más estructurados como encuestas o


cuestionarios, pero también en otros modelos más abiertos que promuevan registros
narrativos, tales como entrevistas breves.

Algunas cuestiones para pensar el diseño del instrumento:


- Tendrán que elegir un destinatario: un adulto de la familia o el estudiante.
- Tendrán que decidir sí la respuesta es anónima o con apellido y nombre
- Ajustar su administración al contexto de la población de la comunidad educativa
(decidir sí el instrumento se subirá a un grupo de WhatsApp, a una página web o blog,

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o en el caso que no pueda realizarse de modo digital, cuál es la mejor manera de
enviarla al hogar.
- El tiempo a invertir para contestar las preguntas no debe exceder los 15 minutos.

Durante este primer tramo, correspondiente a la clase 1, les proponemos que suban al foro
las posibles preguntas que incorporarán al instrumento. Esta actividad es obligatoria, y la
pueden realizar de manera individual o en parejas y entregarlas en el espacio “Infancias y
pantallas”.

Continuaremos trabajando en el diseño de este instrumento en las próximas clases.

Bibliografía de referencia
Bibliografía

Baricco, A. (2019). The Game. Barcelona: Anagrama.

Buckingham, D. (2008). Más allá de la tecnología: aprendizaje infantil en la era de la cultura


digital. Buenos Aires: Manantial.

Defensoría de la niñez (s./f.). ¿Qué se entiende por Autonomía Progresiva? Defensoría de la


niñez. https://www.defensorianinez.cl/preguntas_frecuentes/que-se-entiende-por-
autonomia-progresiva/

Deleuze, G. (1990). Posdata sobre las sociedades de control. En Christian Ferrer (Comp.) El
lenguaje literario. Montevideo: Nordan

Dessal, G. (2019). Inconsciente 3.0. Lo que hacemos con las tecnologías y lo que las
tecnologías hacen con nosotros. Barcelona: Xoroi Edicions.

Faro Digital y UNICEF (2020). Guía sobre Convivencia Digital [Archivo PDF].
https://farodigital.org/wp-content/uploads/2021/01/Gu%C3%ADa-sobre-Convivencia-
Digital-2020.pdf

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Jornadas Ameghino (29 de abril de 2021). Lo Político, Lo Social, El Sujeto: Franco "Bifo"
Berardi [Archivo de Vídeo].
https://www.facebook.com/jornadasameghino/videos/148604793873304/

Organización Mundial de la Salud (2019). Para crecer sanos, los niños tienen que pasar
menos tiempo sentados y jugar más. Comunicado de prensa.
https://www.who.int/es/news/item/24-04-2019-to-grow-up-healthy-children-need-to-sit-
less-and-play-more

Sibilia, P. (2008). La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura


Económica.

Turkle, S (1995). La vida en la pantalla. La construcción de la identidad en la era de internet.


Barcelona: Paidós.

Créditos
Autores: Faro Digital

Cómo citar este texto:


Faro Digital (2022). Clase Nro 1: Infancias y pantallas. Curso Cultura digital desde un enfoque de
derechos y cuidados de niños y niñas. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.

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