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Lcda.

Gabriela Uzcategui
C.I. 7.080.505
Es una técnica o disciplina que se utiliza para ayudar a los niños a
desarrollar su movimiento corporal, la relación con los demás, a
controlar sus emociones y conocimiento integrando todo entre sí.

Este término se divide en dos: psicología (psico) y motriz (motricidad).


Por tanto, cuando se hable de psicomotricidad o psicomotriz se están
refiriendo a todo lo relacionado con la psicología y la motricidad, así
como todas las complejas relaciones que existen entre estos dos
campos, que son muchas. Cuando se habla de psicología del niño se
refiere a todo lo relacionado con su personalidad, autoestima, conocerse
él mismo, relaciones , emociones. Y cuando se habla de motricidad se
refiere al conocimiento, conciencia de su cuerpo, moverse, manipular
objetos, equilibrio, contacto.
El progreso de un niño en su psicomotricidad le permite que sea
capaz de controlar mejor sus movimientos e impulsos emocionales,
así como una mejor adaptación al medio social, familiar y escolar. El
desarrollo de la psicomotricidad lo podemos desglosar en tres
partes:

A nivel motor: permite al niño dominar el movimiento corporal


A nivel cognitivo: permite mejorar la memoria, atención,
concentración y creatividad
A nivel social y afectivo: permite a los niños conocerse mejor ellos
mismos, afrontar sus miedos y relacionarse con los demás.
La psicomotricidad trabaja las siguientes habilidades:

• Dominio corporal o conciencia de las dimensiones del propio


cuerpo: conocimiento que la persona tiene de su propio cuerpo.
Esta habilidad permite a los niños que usen su cuerpo como medio
de aprendizaje.

• Lateralidad: los seres humanos tenemos preferencia por un lado de


nuestro cuerpo. Por ejemplo, si usamos la mano derecha para
escribir es porque nuestro hemisferio dominante es el contrario, el
izquierdo. Los niños deben definir su lateralidad de manera natural,
sin ser forzada para evitar problemas posteriores en su desarrollo.
• Equilibrio: la capacidad para permanecer estable mientras se
realizan distintas actividades motrices.

• Reflejos: capacidad para responder o reaccionar ante un


estímulo externo.

• Estructuración espacial: habilidad para comprender las


relaciones espaciales que guardan los objetos entre sí y con
su cuerpo. Dentro de este campo se engloba la puntería

• Ritmo o control del movimiento: habilidad para realizar


movimientos de determinada forma y con una frecuencia
temporal concreta.
Motricidad: control sobre el propio cuerpo. La motricidad en función de
las partes del cuerpo que intervienen se divide en:

• Motricidad gruesa: control y coordinación de movimientos que


abarcan el tamaño del propio cuerpo o superior. Por ejemplo, bailar,
correr, saltar, caminar, agacharse.

• Motricidad fina: control y coordinación de movimientos que abarcan


menos del tamaño del propio cuerpo, compromete las partes finas
del cuerpo como manos, pies y dedos. Se centra en los movimientos
realizados con partes concretas del cuerpo, por ejemplo: colorear,
recortar, escribir, dibujar, recoger semillas. Si sólo se centra en las
manos, también es llamada destreza manual, coordinación viso-
manual u óculo-manual. Dentro de la motricidad fina también
podríamos englobar la puntería: habilidad para lanzar un objeto a una
posición determinada. Los niños con una motricidad fina
desarrollada se les da muy bien las manualidades.
La motricidad también la clasifican en función de los sentidos que
la activan, los principales son:

• Motricidad visomotora: el cuerpo se mueve en función del


sentido de la vista. Por ejemplo, podría ser pulsar un botón u
otro en función del color que sale en la pantalla.

• Motricidad auditivo-motora: el cuerpo se mueve en función del


sentido del oído. El ejemplo más típico es bailar al ritmo de la
música.
La motricidad gruesa es la habilidad que los niños
tienen para moverse de forma armoniosa, trabajando
su sistema locomotor y controlando el equilibrio.

Trabajar la motricidad gruesa implica adquirir agilidad,


fuerza y velocidad en sus movimientos corporales.

Podemos ayudarles a desarrollar su motricidad con


ejercicios específicos, pero también con ejercicios más
fáciles de realizar.
Tales como:
• Agacharse
• Bailar
• Saltar en un solo pie o con los al mismo tiempo
• Subir y bajar tobogán
• Subir y bajar escaleras
• Correr despacio, rápido, hacia delante, hacia atrás
• etc
La motricidad fina es en una de las habilidades más importantes
del ser humano y debemos desarrollarla en nuestros hijos desde
el primer momento. Cuando un bebé nace, no tiene control sobre
sus movimientos y es por ello que, poco a poco, a medida que va
creciendo desarrolla sus diferentes habilidades, entre ellas la
motricidad fina. Sin embargo, no será hasta su primer añito de
edad cuando el niño empieza a obtener un mayor dominio de los
movimientos de sus manos y pies. A partir de este momento,
notarás cómo el niño va adquiriendo una mayor autonomía que no
dejará de aumentar a lo largo de toda su infancia.

Un buen desarrollo de la misma se logra con la estimulación de los


músculos de las manos y dedos para que estos sean cada vez más
precisos, logrando así una mayor destreza manual y coordinación
visomotora, lo que se refleja positivamente en sus actividades
cotidianas.

Dentro de estas, hablaríamos de hábitos tan cotidianos como


cepillarnos los dientes, abrocharnos una camisa, usar los
cubiertos, atarse los cordones o, incluso, escribir, sin olvidarnos
de la influencia en la orientación espacial y la lateralidad.
A continuación vamos a establecer una serie de actividades para
trabajar la psicomotricidad fina:

• Rasgar papel
• Hacer bolitas de papel
• Realizar figuras con plastilinas
• Cortar papel con tijeras (punta roma)
• Unir puntos
• Pintar con las manos (Tempera)
• Hacer collares con pasta
• Rellenar figuras con papel sin salirse de la línea
• Pintar con creyones sin salirse de la línea
• etc

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