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Jesús David Pachuca Castro 3°

INTERACCIONISMO SIMBÓLICO

El Interaccionismo Simbólico es una teoría sociológica que ha tenido un gran impacto en la


psicología social contemporánea, así como en otras áreas de estudio de las ciencias sociales. Esta
teoría analiza las interacciones, y sus significados, para comprender el proceso a través del cual
los individuos nos convertimos en miembros competentes de una sociedad.
Desde la primera mitad del siglo XX, el Interaccionismo Simbólico ha generado muchas
corrientes distintas, así como metodologías propias que han tenido gran importancia en la
comprensión de la actividad social y en la construcción del “yo”.
El Interaccionismo Simbólico es una corriente teórica que surge en la sociología (pero se trasladó
rápidamente hacia la antropología y la psicología), y que estudia la interacción y los símbolos
como elementos clave para comprender tanto de la identidad individual como la organización
social.

A muy grandes rasgos, lo que el Interaccionismo Simbólico sugiere es que las personas nos
definimos de acuerdo al sentido que adquiere ‘el individuo’ en un contexto social específico;
cuestión que depende en gran medida de las interacciones que entablamos.
En sus orígenes se encuentran el pragmatismo, el conductismo y el evolucionismo, pero lejos de
inscribirse en alguna de ellas, el Interaccionismo Simbólico transita entre unas y otras.
Entre sus antecedentes se encuentra también la defensa de las ‘verdades situadas’ y parciales, en
contraposición a las ‘verdades absolutas’, que han sido criticadas por buena parte de filosofía
contemporánea por considerar que la noción de ‘verdad’ se ha confundido bastante con la noción
de ‘creencias’ (por que, desde un punto de vista pragmático sobre la actividad humana, las
verdades tienen la misma función que tienen las creencias).

-El Interaccionismo Simbólico ha pasado por muchas propuestas distintas. En términos generales
se reconocen dos grandes generaciones cuyas propuestas se conectan entre sí, compartiendo las
bases y antecedentes de la teoría, pero que se caracterizan por algunas propuestas distintas.
1. Inicios del Interaccionismo Simbólico: las acciones siempre tienen un sentido
Una de las principales propuestas es que la identidad se construye principalmente a través de la
interacción, que es siempre simbólica, es decir, que siempre significa algo. Es decir, la identidad
individual está siempre en conexión con los significados que circulan en un grupo social;
depende de la situación y de los lugares que ocupa cada individuo en ese grupo.
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Así, la interacción es una actividad que siempre tiene un sentido social, en otras palabras,
depende de nuestra capacidad para definir y dar sentido a los fenómenos individuales y sociales:
el ‘orden de lo simbólico’.
En este orden, el lenguaje ya no es el instrumento que representa fielmente la realidad, sino que
es más bien una forma de manifestar las actitudes, las intenciones, las posiciones o los objetivos
del hablante, con lo cual, le lenguaje es también un acto social y una forma de construir esa
realidad.
Así, nuestras acciones son comprendidas más allá de un conjunto de hábitos o de conductas
automáticas o conductas expresivas. Las acciones tienen siempre un sentido que puede ser
interpretado.
De esto se deriva que el individuo no es una expresión; es más bien una representación, una
versión de sí mismo que se construye y se descubre por medio del lenguaje (lenguaje que no
están aislado ni ha sido inventadas por el individuo, sino que pertenece a una lógica y a un
contexto social en concreto).
Es decir, el individuo se construye por medio de los significados que circulan mientras interactúa
con los demás individuos. Aquí surge uno de los conceptos clave del Interaccionismo Simbólico:
el “self”, que ha servido para intentar comprender cómo es que un sujeto construye estas
versiones de sí mismos, es decir, su identidad.
El Interaccionismo Simbólico es una corriente de pensamiento propia de la sociología, la
antropología y la psicología, definida a partir del primer tercio del siglo XX. La premisa
elemental es entender a las personas como seres sociales que viven en interacción con el resto, y
ver en los procesos de interacción el peso relevante en la configuración del significado para el
individuo y su consecuente contribución a su personalidad.
Es una teoría perteneciente a la perspectiva microsociológica. Es decir, la conducta del individuo
está condicionada por sus interacciones sociales próximas. No son los macrofenómenos los que
determinan la conducta, sino el entorno comunitario. Es en base a las relaciones en escala
reducida las que definen y modifican las normas, roles o creencias.
Su origen en la perspectiva microsociológica obliga a centrarse en esta escala reducida, y ello
comporta que la principal herramienta utilizada en el estudio de las teorías microsociológicas sea
la Observación Directa, con preferencia a los datos estadísticos. Ejemplo de esta singularidad, es
el estudio de Ervin Goffman (1961) publicado mediante su ensayo Asylums.
Es un concepto que nace en la Escuela de Chicago y aunque se considera a George Herbert Mead
su máximo representante, el sociólogo Herbet Blumer fue el primero en acuñar dicho término en
1969.

La premisa básica desde la que se parte para entender el concepto es la Teoría del Acto social de
Mead (1934) Se considera toda interacción social como un entramado de estímulos-respuesta
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entre dos o más personas las cuales otorgan un significado concreto a esos estímulos que emiten
y a las respuestas que reciben de forma recíproca.

Entre dos actores, cada acción que un actor emite es un estímulo en respuesta del otro. Es decir,
la acción de uno es estímulo para el otro y la respuesta de este último es un nuevo estímulo para
el primero que ha actuado. Que estos actos constituyan estímulos se debe a que las personas
atribuimos significados a los propios acciones sociales, y de ahí que las personas acabemos
teniendo una comunicación simbólica, tanto verbal como gestual. Esa atribución de significado
se debe a múltiples variables como puede ser la relación previa que exista entre las personas que
interactúan o la situación en la que se encuentren.

Por lo tanto, partimos de esta teoría para determinar básicamente dos hechos:
En primero lugar que en todo acto social, la comunicación verbal o gestual, tiene la función de
anticipar/predecir lo que pueda ocurrir y es la reacción del otro la que otorga significado a esta
comunicación. Por otra parte, observamos como el lenguaje se convierte en la herramienta
simbólica que nos permite, además de interaccionar con otros, hacerlo con nosotros mismos, el
llamado diálogo interior.
Mead destacaba la importancia del diálogo interior, que desembocaba en la teoría del self social,
que entiende que la interacción condiciona/estructura a la persona en tres aspectos:
– Yo: Reacciona a las actitudes de otros hacia él. Es la parte donde se encuentran los
valores más importantes para el sujeto. Posibilita la creación de una personalidad definida. Parte
de la persona que se define en la forma en la que se actúa en base a los otros.
– Self: El sí mismo. Parte por el que el yo puede tomarse como objeto y analizar la imagen
de uno mismo ofrecida al exterior. El Self permite a las personas autopercibirse y tener una
concepción de si mismos. Dicha teoría queda interelacionada con todo lo expuesto, ya que es esa
parte psicológica que se crea a medida que se interactua con el medio. Son las reacciones de las
personas de nuestro entorno, el ambiente que nos rodea… lo que nos proporciona la información
en la que basaremos nuestra idea del Self. Ello permite ponerme en lugar del otro (no solo verme
en tercera persona, sino objetivizar una situación en la que participo como observador, incluso la
propia actuación)
– El mi: Parte por el que yo se conciencia del Self (siendo en cierto sentido el recuerdo de
la memoria del yo) Adopción del “otro generalizado”, la adopción de una actitud de conjunto
como podía ser un equipo de deporte3. Generalizo lo experimentado con el self a un modo de
actuar del yo para ese colectivo o ámbito concreto de la vida.
2Mead nunca plasmó sus amplias ideas de forma sistemática en libros. Fue después de su muerte
en 1931 cuando sus estudiantes reunieron apuntes y conversaciones con su mentor para publicar
Mind, Self and Society en su nombre. Blumer uno de esos estudiantes e intérprete de Mead
acuñó el término y propuso la esencia influyente de la perspectiva.
Jesús David Pachuca Castro 3°

3Ejemplo: Dentro de un equipo de fútbol tengo el rol como portero (yo) pero a la vez se entiende
que se forma parte de un equipo del cual se forma parte (conciencia del self, el mi) adquiriendo
un sentimiento común, forma de actuar sincronizada con el equipo, celebrar gol con los
aliados…
Desde esta perspectiva de la teoría del acto se produce una bifurcación de corrientes: Por un lado
tenemos la teoría general de la acción social de Parsons que integra en ella el concepto de rol, y
por otro lado encontramos el Interaccionismo Simbólico.

La Teoría General de la Acción Social de Parsons entiende a la persona como una estructura
influenciada por los diferentes subsistemas: familia, compañeros de trabajo, amigos íntimos…
En cada subsistema la conducta es dirigida en función de qué considere más importante en el
contexto en el que se sitúa en la que entran en juego a su vez: las necesidades fisiológicas, la
motivación de la persona y las normas y valores estipulados en el contexto.

El interaccionismo simbólico entiende que la interacción se lleva a cabo mediante el intercambio


de actos simbólicos como son los gestos, las palabras, la entonación o la expresión de la cara.
Ese manejo de símbolos en nuestra comunicación, la dota de significado. A su vez permite
transmitir información y expresar ideas, entender las experiencias propias y la de los otros, así
como compartir sentimientos y entender el de los demás.

El interaccionismo simbólico pone en relieve que para entender al ser humano lo importante no
es la conducta en si, sino el significado que ésta tiene. La intención con la que actúa el emisor y
la interpretación que le da a ese mismo acto el receptor, forman el significado de la conducta
para cada parte de la interacción.

Al interactuar lo hacemos mediante símbolos y estos pueden coincidir o diferir, por ello hemos
de definir la situación en la que se interactúa (saber si es un ambiente serio, desenfadado, hasta
que punto puede se puede ser bromista en una determinada situación…) Aunque la propia
simbología permite que uno mismo ya atribuya una definición concreta a contextos determinados
en los que se encuentre por reconocer elementos determinados (por ejemplo entrar en un sitio
donde todo el mundo está en silencio y de negro: nos puede evocar un ambiente solemnidad).

Las personas creamos el mundo social. Asumimos y esperamos acciones del otro y con ello
vamos formando nuestro Self. Por ello se establece que la comunicación tiene la función de
anticipar o predecir lo que pueda ocurrir, siendo la reacción del otro la que otorga el significado a
ésta comunicación. El significado se construye a partir de las diferentes relaciones que el sujeto
ha establecido con el objeto (Blumer, 1969)
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El interaccionismo a nivel metodológico es claro y establece que no se debe generalizar, ya que


cada sujeto es diferente y por tanto el significado que él otorga a los símbolos puede ser
entendible desde su marco interpretativo. Por ello defiende una observación participante y la
investigación cualitativa. Para comprender la realidad de los actores, el investigador debe entrar
dentro de esa realidad, de la situación, interactuando con ellos.

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