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Historias
desde la soledad
y otras narraciones
el cuenco de pialo
e x tr a te r r ito r ia l
Benjamín, Walter
Historias desde la soledad : y otras narraciones / Walter Benjamín ; con
prólogo de Jorge Monteleone - I a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires :
El Cuenco de Plata, 2013.
192 pgs.; 21x13 cm. - (extraterritorial)
ISBN: 978-987-1772-83-4
el cuenco de plata / e x t r a t e r r i t o r i a l
Prohibida la reproducción parcial o total de este libro sin la autorización previa del editor.
EL DESEO DE NARRAR
por Jorge Monteleone
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EL DESEO DE NARRAR
El a r t e d e c o n t a r h ist o r ia s
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el deseo de narrar
Tan radical fue esa oposición como para sostener que leer
tantas novelas era una acción que iba en desmedro del hábito
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EL DESEO DE NARRAR
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EL DESEO DE NARRAR
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EL DESEO DE NARRAR
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EL DESEO DE NARRAR
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11 "rs ro nr naurar
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n p rsro n r narrar
S er narrador
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n n r s r o n r narrar
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II l ' I M O P i ÑAUÑAU
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£L DESEO DE NARRAR
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M DI M O 01 \V\UK \U
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EL DESEO d e n a r r a r
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I I MIMO 01' NARRAIl
La prueba d el l a b e r in t o
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EL d eseo d e n a r r a r
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EL DESEO DE NARRAR
ninguna de las dos cuidan del dolor cuando hablan los hom
bres”. En la sección 5 hay un diálogo entre el genio y la pros
tituta: Ahora sólo pienso en mi madre —le dice el genio a la
mujer. ¿Puedo hablarte de ella? Me dio a luz. Dio a luz como
tú: cientos de poemas muertos. Como tú, tampoco conoció a
sus hijos. Estos fornicaban con extraños” . “ Como los míos” ,
interrumpe la prostituta. “ Mi madre solía vigilarme, pregun
tarme, escribirme. Por ella he olvidado yo a todos los hom
bres. Todas las mujeres me han parido, pero ningún hombre
me ha engendrado”, dice el genio. Y luego: “Todas las muje
res a quienes vengo a visitar son como tú. Me han parido
muerto y quieren concebir de mí un muerto” . “Pero yo soy la
más animosa ante la muerte (Aber Ich bin die Todesmutigste)”,
concluye la prostituta (La metafísica de la juventud. Intro
ducción de Ana Lucas. Traducción de Luis Martínez de
Velasco. Barcelona, Paidós, 1993).
Esas premisas, que en la dimensión social tienen un com
ponente discriminatorio, obrarán de otro modo en el plano
simbólico que Bcnjamin convoca en su primer deseo de na
rrar, cuando se hallaba interesado en escribir esa Novelle que
diera a la prostituta un sentido absoluto. El texto es oscuro,
pero al menos eleva a una dimensión mitológica ese rasgo
banal que se reconoce en la prostituta - “ la que escucha en
silencio a los hombres” . El pasaje de la madre a la prostituta,
atravesado por lo femenino, también guarda relación con el
relato. Puesto que todo relato se vincula con un pasado que se
actualiza y dado que el hombre habla pero vive en el presente,
entonces sólo una Oyente puede restaurar la potencia de la
narración en un silencio que anule el tiempo mortal. El hom
bre, que ya no cuenta con los relatos de la madre y todos sus
poemas están muertos, puede hablar de nuevo porque la Oyen
te custodia, con su silencio, la potencia incesante del narrar.
De allí que en el centro del relato se halle aquella que escucha
al muerto, porque es la animosa ante la muerte. La prostituta
se halla en los senderos del laberinto de las ciudades y tam
bién dispone el hilo de la narración para hallar su centro.
La unión del laberinto, el hilo de una mujer-Ariadna y los
relatos, están en el inicio del deseo de narrar del joven
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M.ni'SI'OnüNAMRAIc
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px DESEO d e n a r r a r
El n a r r a d o r en I b iz a
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EL DESEO DE NARRAR
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EL DESEO DE NARRAR
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EL DESEO DE NARRAR
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0 . DESEO DE NARRAR
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EL DESEO DE NARRAR
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a pESEO DE NARRAR
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II. 1)1MOI)r. NARRAR
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EL DESEO DE NARRAR.
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n. ñusno d b n arra r
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ti DESEO DE NARRAR
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F-l. DESEO DE NARRAR
Mi amor,
acabo de estar una hora solo en la terraza pensando
en ti. No aprendí ni descubrí nada, pero he pensado en
muchas cosas y me di cuenta de que tú llenas totalmente
la oscuridad y de que allí donde estaban las luces de San
Antonio, también estabas tú -por no hablar de las estre
llas-. Cuando amaba a la mujer a la que estaba unido,
era naturalmente la mejor e incluso la única. Pero cuan
do luego advertía que podía renunciar a cualquier otra,
la que yo amaba era y seguía siendo la única. Ahora es
completamente distinto. Tienes todo lo que en cualquier
momento he podido amar en una mujer; mejor dicho,
no lo tienes: lo eres. De tus rasgos emanan todo lo que
hace de la mujer una protectora, una madre, una puta.
Cada cosa la transformas en otra y a cada una le das mil
formas. [...]
(Gesammelte Schriften, VI).
Le dedicó también un soneto que decía:
A [B.J
como tu cuerpo dura tu palabra
tu aliento sabe a piedra y a metal
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f i nr.'EO de n a r r a r
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CRITERIOS DE LA EDICIÓN
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CRITERIOS DE LA EDICIÓN
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cRirriuos nr. i a rmciON
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criterios de la ediqón
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CRHi:rios du la edición
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criterios de la edición
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WAI.TER BENJAMIN
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LA M U ERTE DEL PADRE2
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W A l 11 K B1 \ J \ M | \
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historié di ;s m : i .a so lid a d y otras nakracioni s
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WA1 1IR BI-NJAM1N
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HISTORIAS Y RELATOS
EL PALACIO U ...Y 1
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p
WA1.TER BENJAMIN
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HISTORIAS desde la soledad y otras narraciones
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WALTER BENJAMIN
contrato, ella había tenido que asumir sus funciones, que du
rante dos semanas consistieron en supervisar a los trabajado
res y recibir a los proveedores. A eso le siguieron instrucciones
nuevas, escasas pero rigurosas, referidas en su mayor parte al
cuidado de las flores, cuyo aroma aún podía sentirse en la
habitación ante la cual estaban ahora. Sólo una orden, la úl
tima, se refería a otra cosa, y justamente esa parecía ligar a la
muchacha con una remuneración como de cuento de hadas,
que ahora le estaba prometido recibir. “ Todos los días a las
seis, ni un minuto antes ni uno después -continuó la mucha
cha-, el Barón aparecía ante la escalinata, para luego ascender
lentamente hasta el portal. Nunca llegaba sin un gran ramo
de flores.” Lo que resultaba indescifrable era en qué orden se
presentaban las orquídeas, lilas, azaleas, crisantemos, y en qué
relación con la época del año. Tocaba el timbre. Se abría la
puerta. La abría la criada, precisamente aquella por la que
sabemos todas estas cosas, para recibir las flores y la pregunta,
que constituía la clave de su discretísimo servicio:
-;S e encuentra la señora en casa?
-Lo lamento -le respondía la criada-, la señora acaba de
irse.
Meditabundo emprendía el amante el regreso, para al día
siguiente volver a cumplimentar su visita en el palacio aban
donado.
Así se supo cómo la riqueza, que con tanta frecuencia sirve
al infame fin de encender ardores ajenos, por esta sola vez
atizó el de su dueño hasta las últimas llamas.
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“ RIMAS TRAZADAS EN EL POLVO M ÓVIL” 4
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WALTER BENJAMIN
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HISTORIAS DESDI■I.A SO LED A D Y O IR A S NAHRA(.IONIA
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WAl U Rm NlANUN
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HISTORIAS DESDE. I A SOLEDAD Y (YIRAS NARRACIONES
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\\Al II K hl N.IAMIN
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HISTORIAS desde la soledad y otras narraciones
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WAi;raUl'NJAMlN
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M Y SLOW ITZ-BRAUNSCHW EIG-MARSELLA5
HISTORIA DE UNA NOCHE DE HASCHISCH
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WAl ri;R BENJAMIN
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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WAl 1TR BENJAMIN
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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WALTER ÍSF.NJAMIN
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historias desde la soledad y otras narraciones
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HISTORIAS DESDE I.A SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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WALTER BENJAMIN
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EL VIAJE DEL M A S C O T T E 1
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w a lter Ben ja m ín
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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WAITFA BENJAMIN
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EL PAÑUELO7
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HISTORIAS DESDI. EA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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WALTER BENJAMIN
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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N O CH E DE PARTIDA”
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wauvrbinjamin
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HISTORIAS DESDI. I.A SOI.I:I)AD Y OIRAS NARRA! IONI S
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LA CERCA DE CACTUS9
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HISTORIAS DESDE l.A SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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H IS T O R IA S D E S D E L A S O L E D A D VOTRAS X A R R A C IO X E S
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD10
LA MURALLA
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w a ltfr Benjam ín
LA PIPA
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
LA LUZ
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CUATRO HISTORIAS"
LA ADVERTENCIA
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WALTCR BENJAMIN-
LA FIRMA
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HISTORIAS DESDE ¡A SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
EL DESEO
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WAI I I R hl NlAMlN
ri ACíRAMíUMllíNTO
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HISTORIAS H I S P I I A SOI i . d a d y OTRAS n a r r a c i o n e s
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PUNTUALIDAD AL M INUTO12
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WAIXI-R ¿RNJAMIN
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HISTORIAS d e s d i LA SOLEDAD y OIRAS n a r r a c i o n e s
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DIÁLOGO SOBRE EL CO RSO 13
RESONANCIAS DEL CARNAVAL DE NIZA
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WAI II H h|'N|AMlN
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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................. . 1" N | A M , n
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD V OTRAS NARRACIONES
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HISTORIAS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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WA1.TFRBF.NJAMin
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LA MANO AFORTUNADA14
UNA CONVFRSAC IÓN SORRF I I jUl'CiO
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walter Benjamín
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h is t o r ia s d e s d e l a SOLEDAD y O T R A S n a r r a c i o n e s
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w y v im benjamín
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HISTORIAS DESDI LA SOLEDAD y OIRAS NARRACIONES
los dos había perdido todo. El otro tenía aún un par de fi
chas, pero que ya no quería arriesgar. De modo que dejaron de
jugar, pero se quedaron mirando a los otros. Como ocurre a
menudo con los perdedores, permanecieron largo rato calla
dos y al margen, hasta que uno, el que ya no poseía nada, de
pronto volvió a la vida. Le susurró a su amigo: “Treinta y
cuatro” . El otro se conformó con encogerse de hombros. Pero
el treinta y cuatro salió efectivamente. El adivino, cuya pena
era naturalmente grande, lo intento una vez más. “ Siete o
veintiocho” , le murmuró al vecino, que sonrió impasible. Y
realmente salió el siete. Ahora el primero empezó a exaltarse.
Casi rogando musitó “veintidós” . Lo repitió tres veces. En
vano: cuando salió el veintidós, la casilla estaba desocupada.
Parecía inevitable que los amigos hicieran una escena. Pero
justo cuando el hombre milagroso, temblando de nerviosis
mo, se disponía a dirigirse de nuevo al vecino, el otro le entre
gó su patrimonio, a fin de no interponerse más en el camino
de la suerte conjunta. El amigo le jugó al cuatro. Salió el quin
ce. Le jugó al veintisiete. Salió el cero. Jugó las últimas dos
fichas juntas y las perdió de una sola vez. Se marcharon preci
pitadamente, abatidos y reconciliados entre sí.
-Curioso -dijo Fritjof-. Se diría que tener las fichas en la
mano le quitó su poder de vidente.
-De la misma manera podría usted decir que su poder de
vidente le quitó el premio -explicó el danés.
-Esa es una fútil paradoja -objeté.
-En absoluto -fue la respuesta-. Si existe algo así como un
jugador afortunado, es decir un mecanismo telepático en el que
juega, su asiento está en el inconciente. El saber inconciente es
el que se pone en movimiento, cuando su juego es exitoso. Si en
cambio se traslada a la conciencia, entonces se pierde para la
inervación. Nuestro hombre “pensará” lo correcto, pero “ ac
tuará” de manera errónea. Se parará ahí como tantos otros
perdedores, que se tiran de los pelos y gritan: “ ¡Lo sabía!” .
-¿Es decir que, en su opinión, un jugador afortunado ope
ra de manera instintiva, como un hombre en el momento del
peligro?
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WAI.TCRhRNjAMlN
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HISTORIAS DESDE EA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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CUENTA RASTELLI...15
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WAIXF.R BENJAMIN
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h is t o r ia s d e s d e l a SOLEDAD y OTRAS n a r r a c i o n e s
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WAI m ifll NlAMlN
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PARÁBOLAS
EL SEGUNDO Y O 16
UNA HISTORIA DE NAVIDAD PARA REFLEXIONAR
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WALTER BENJAMIN
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H IST O R IA S D E S D E J.A S O L E D A D Y O T R A S N A R R A C I O N E S
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POR QUÉ EL ELEFA N TE
SE LLA M A “ ELEFA N T E” 17
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CÓ M O SE INVENTÓ EL BOTE
Y POR QUÉ SE LLAMA “ BO TE”
Antes que todos los hombres vivía uno que se llamaba Bote.
Fue el primer hombre, pues antes que él sólo existía el ángel,
que se había rebajado a hombre; y esa es otra historia.
El hombre Bote quería meterse en el agua (debes saber que
en aquel entonces había mucha más agua que hoy). Se ató
tablas con una cuerda, una larga bajo el abdomen, que era la
quilla. También con tablas sé armó una gorra en punta, que
iba adelante cuando estaba en el agua: esa sería la punta. Y
atrás estiró una pierna, con la que timoneaba.
Así se metió en el agua y timoneó y remó con los brazos y
avanzó muy fácilmente por el agua con la gorra de tablas, ya
que era puntiaguda. Así fue, pues. El hombre Bote, el primer
hombre, se había hecho un bote de sí mismo, con el que se
podía avanzar por el agua.
Y por eso (¿no es cierto que está clarísimo?), porque él
mismo era el bote, llamó “ bote” a eso que había hecho. De
ahí que el bote se llame “ bote” .
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UNA HISTORIA GRACIOSA,
DE CUANDO AÚN NO HABÍA HOMBRES
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WALTER BENJAMIN
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TENTATIVAS
EN UNA CIUDAD GRANDE Y ANTIGUA...18
(f r a g m e n t o )
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por un tiempo largo, cuando sus negocios lo llamaban desde
lugares distantes. La chica quedaba sola en la casa y llevaba
adelante sus asuntos.
Un día, el comerciante llamó a la muchacha y le dijo que
debía volver a ausentarse del hogar por un tiempo.
-N o sé cuándo volveré -dijo-. Ocúpate nuevamente de la
casa, como has hecho antes. Aunque veo que ya eres lo bas
tante grande -se interrumpió-, de modo que en mi ausencia
puedes gobernarla según tu voluntad. Toma las llaves.
La muchacha, que hasta el momento había permanecido
en silencio, observando con grandes ojos las extrañas flores de
colores bordadas en el traje del comerciante, alzó la vista y
tomó las llaves. El comerciante la miró entonces con severi
dad, y dijo con tono áspero:
-Sabes bien que puedes usar las llaves sólo para las habita
ciones de trabajo. Nunca caigas en la tentación de subir al
piso superior. ¿Entiendes?
La chica asintió con timidez. El comerciante se inclinó ha
cia ella, la besó, volvió a mirarla penetrantemente, bajó las
escaleras y salió de la casa. La puerta principal se cerró retum
bante detrás de él.
La muchacha seguía de pie ante la escalera, observando
ensoñadoramente el gran manojo de anticuadas llaves que sos
tenía en la mano.
SCHILLER Y GOETHE
UNA VISIÓN PROFANA
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waiter Benjamín
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flIS'IOHJAS I j J . ' J j /. J A .< j J J . I j A / j / ( / ¡ f i A \ N A H M A ÍJf)N L S
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WALTER BENJAMIN
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IllS EOR1AS DESDE LA SOLEDAD Y OTRAS NARRACIONES
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EL DIOS PAN AL A N O CH ECER
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WAI.TER BENJAMIN
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EL í HIPOCONDRÍACO EN EL PAISAJE
SÓLO PARA MAYORLS. NKRVIOSOS, j CUIDADO!
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WALTER BENJAMIN
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M S I ( )RIAS 1)1 Sl)l I A S( >1 I hAD y <>i RAS NARRA* !<>!>! '■
16 I
LA MAÑANA DE LA REINA
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walter Benjamín
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EL AVIÓN19
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WAI II P ftf MJAMfM
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LA SIRENA20
(f r a g m e n t o )
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WALTER BENJAMIN
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H IS T O R IA S d esd e la so l e d a d y o t r a s n a r r a c io n e s
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AGESILAUS SANTANDER
AGESILAUS SANTANDER21
PRIMERA VERSIÓN
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WALTER BENJAMIN
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AGESILAUS SANTANDER
SI-CHINDA VI’RSIÓN
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WAI.1ER BENJAMIN
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H IS T O R IA S D E S D E l.A S O L E D A D Y O T R A S N A R R A C IO N E S
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NOTAS DE ED ICIÓ N
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NOTAS DE EDICIÓN
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notas de edición
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NOTAS DE EDICIÓN
había podido conocer allí según los recuerdos de Jean Selz: ‘El irlan
dés O ’Brien que, solo con su mujer, dio la vuelta al m undo a bordo
de un velero que parecía un galeón del siglo XV III” . Aunque efectiva
mente el protagonista del relato se llama O ’Brien, de quien nos habla
Benjamin en sus páginas es de Jokisch, un excéntrico alemán, marino
y aventurero retirado que vivía en el pueblo de San Antonio desde
finales de los años veinte, en cuya casa estuvo Benjam in durante su
estancia de 1932, tal com o él m ism o cuenta en su diario ‘España
1 9 3 2 ’ ” . L a conjetura parte de que en ese diario Benjam in habla de
los afanes de Jokisch con los lagartos y de que vivía allí hace veinte
años, mientras el O ’Brien del relato también habitaba allí hacía dos
décadas y cazaba lagartos. Se trata de una ficción, que bien pudo
fusionar a am bos m arinos aventureros conocidos en San Antonio.
Benjamin utiliza varios vocablos y expresiones en español, que se
transcriben en bastardilla.
10 “ Geschichten aus der Einsamkeit: Die Mauer - Die Pfeife - Das
Licht” . Las tres breves historias, m ecanografiadas y con correccio
nes a mano de Benjamin, habrían sido compuestas, según testimonio
de Gerschom Scholem, entre 1932 y 1933, pero no fueron publica
das. Este orden, señala el editor de Gesammelte Schriften , IV, no
puede ser asegurado. De hecho, el último texto, “ La luz” , debió
haber sido el segundo de otra serie de relatos, “ [B] - H istoria de un
am or en tres etapas” : 1. “ Su interpretación del sueño con el criado” ;
2. “ L a luz” y 3. “ Sueño del tulipán” , que Benjamin dedicaría a
Annemarie ‘Toet’ Blaupot ten Cate, la joven pintora y traductora
holandesa con la cual tuvo un breve vínculo am oroso, iniciado en
Ibiza durante el verano de 1933 y finalizado tal vez hacia 1935, y a la
cual llama [B]. Y en su apunte agregó otros dos textos posibles de la
misma serie, com o “ otro m aterial” : “ A gesilaus Santander” y “ El
primer encuentro” . Los únicos textos escritos de este proyecto vin
culados con la historia de am or de [B.] son “ L a luz” y “ Agesilaus
Santander” .
11 “ Vier Geschichten: Die Warnung - Die Unterschrift - Der Wunsch -
Der Dank” . Los cuatro textos aparecieron juntos o por separado en
diversas publicaciones. Bajo el título “ Chinoiserie” fue publicada
“ La advertencia” en el Kólnische Zeitung, el 22 de julio de 1933,
bajo el seudónimo Detlef H olz. En la carta del 25 de junio de 1933,
en la cual ofrece este artículo al periódico, dirigida a M a x Rychner,
indica: “ M is colaboraciones se firmarían bajo el seudónim o que
usted encontrará al principio del manuscrito que se adjunta y que en
algún sitio que otro ya ha superado la prueba con todos los hono
res” (Cartas de la época de Ibiza, ed. cit.). Benjamin utilizó ese seudó
nimo para protegerse por su condición de judeo-alemán, luego del
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NOTAS DF EDICION
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NOTAS DE EDICIÓN
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NOTAS df. edición
Enrico Rastelli (1896- 1931) fue uno de los más celebres m alabaris
tas de la historia. En una carta a ( «retel Adorno, fechada el 9 de
octubre de 1935, Benjamín, que estaba en París, escribe: “ entretanto
escribí una pequeña historia, 4(-nenia R astelli...’, que voy a enviarte
en los próxim os d ías” .
“ D a s z u ñ i r I r h ( I i tic S y lv e s t e r g e s e h ir h t e z u t n N a e h d e n k e n ) ” . Los
lf»
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NOTAS DE EDICIÓN
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notas de edición
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notas nr edkjon
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ÍNDICE
H IST O R IA S Y R ELA TO S
PARÁBOLAS
E l segundo y o ................................................................................. 137
(Una historia de navidad para reflexionar)
P or qué el elefante se llama “ elefante” ...................................... 141
C ómo se inventó el bote y por qué se llama “ bote ” .................143
U na historia graciosa, de cuando aún no había hombres .......... 145
TENTATIVAS
“ En una ciudad grande y antigua . . . ” (Fragmento) .................... 149
S chiller Y G oethe (Una visión profana) ..................................... 151
El dios Pan al a n o ch ecer ...............................................................157
El hipocondríaco en el paisaje .......................................................159
La mañana de la r e in a .................................................................. 163
El a v ió n ............................................................................................. 165
La sirena (Fragmento) .................................................................... 167
AGESILAUS SANTANDER
A gesílaus S antander (Primera versión) ......................................... 173
A gesilaus S antander (Segunda versión) ...................................... 175