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J ohn G e r a ssi
T r a d u c c ió n d e Pa l m i r a F e i x a s
sextopiso
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o almacenada de manera alguna sin el permiso previo del editor
T ítulo original
Talking with Sartre
Traducción
P a l m i r a F e i xa s
S exto P iso E s p a ñ a , S. L.
c/ Monte Esquinza i 3 , 4 .0 Deha.
28010, Madrid, España.
www.sextopiso.com
Diseño
E s tudio J oaquín G a l l e g o
Formación
Q uinta del A gua E d i c i o n e s
ISBN: 978-84-96867-95-6
Impreso en España
Para Catherine Yelloz
INDICE
Prefacio 11
Noviembre de 1970 *9
Diciembre de 1970 59
Enero de 1971 91
Marzo de 1971 107
Adiós 447
Agradecimientos 453
Notas 455
✓
Indice onomástico 495
PREFACIO
12
hija Nina, de seis años, y me preguntó si queria ir a Vietnam
del Norte con el primer comité de investigación, que parti
ría de París el 26 de diciembre. ¿Cómo iba a rechazarlo? En
tonces Hussell me preguntó si podía hacer escala en París y
convencer a Sartre para que aceptara el puesto de presidente
del tribunal.
Me encontré con Sartre el día de Navidad. Discutimos du
rante casi dos horas sin llegar a un acuerdo. Al final, me dijo:
«Muy bien, ha cumplido con su obligación. Ha agotado todos
los argumentos posibles. Ahora, como amigo, explíqueme por
qué ha abandonado a su familia en mitad de la Navidad para
unirse a este tribunal y viajar a Vietnam del Norte».
«Tiene toda la razón —respondí—, no hará ningún bien
político, pero voy porque los vietnamitas son las víctimas. De
ben saber, aunque ello no detenga ni una sola bomba esta
dounidense, que estamos con ellos; que gente como usted,
Sartre, y como Russell o Dave Dellinger [un pacifista esta
dounidense muy importante] está con ellos; que sabemos que
Estados Unidos es el agresor, y el pueblo vietnamita la víctima
valiente que lucha por su libertad. Por eso iré, aunque la pren
sa am ericana e inglesa no diga ni una palabra sobre este
tribunal.»
Sartre sonrió y luego dijo: «De acuerdo, es una buena ra
zón; cuente conmigo».
Ése fue el mejor momento que pasé con él.
Fueron muchos los momentos que compartimos, aunque
no todos tan buenos. En 1970, yo ya no me dedicaba al perio
dismo profesional y me habían prohibido enseñar en escuelas
americanas por mi activismo en contra de la guerra. En aquel
entonces, estaba dando clases en la Universidad de París v iii ,
en Vincennes, y todos los domingos comía y hablaba de política
con Sartre y Beauvoir en La Goupole, un restaurante bullicioso,
art decó y decadente de Montparnasse, o en La Palette, otro
restaurante que quedaba a una calle y era más tranquilo. En
una de esas ocasiones, un tipo logró burlar la vigilancia de los
camareros y se acercó a nuestra mesa para preguntarle a Sartre
i3
cuándo term inaría su autobiografía. De hecho. Sartre había
empezado a contar la historia de su vida en Les mots [Las pala-
liras). pero sólo había llegado hasta los trece años. No tenía
intención de continuar. Antes de terminar aquella cena, como
he explicado tn Jean -P au l Sartre: Hated Conscience of His Cen-
tury. acepté escribir su biografía, y Sartre escribió una carta
que sirvió de contrato en exclusiva.
Empezamos a grabar las conversaciones para su biografía
en noviembre de 19 70, y continuam os durante cuatro años
académicos, hasta 1974. Nos encontrábamos en el apartamento
de Sartre todos los viernes, mientras yo recibía noticias con
tinuas sobre mi caso hasta que mis abogados lograron ganarlo
y reinstalarme en una universidad americana. Nuestras con
versaciones solían convertirse en peleas, a veces tan feas que
muchas veces creí que el proyecto terminaría.
En una ocasión, después de que yo publicara un artículo
en la prestigiosa revista anual francesa , en el que dije
que la relación entre Sartre y mi padre se había deteriorado
porque Sartre se sentía culpable por no haberse involucra
do más en la Guerra Civil española, Sartre me gritó que jamás
se había sentido culpable por nada en toda su vida, y que yo
nunca entendería el verdadero significado de la literatura. En
otra ocasión, cuando defendí al entonces presidente Charles de
Gaulle, alegando que él era el único político conservador que
quería expulsar a Estados Unidos de la o t a n porque sabía que sólo
quería dominar el mundo, Sartre me llamó «idiota reacciona
rio» como De Gaulle («Kous n ’allez pas devenir un macreau réac
comme lui?»). Profesaba un odio feroz por De Gaulle, y el viernes
siguiente me castigó con una nota colgada en su puerta que decía:
«Tuve que ir al dentista. Creo».
Pero siempre hacíamos las paces o, más bien, ignorába
mos nuestras antiguas peleas, y seguíamos comiendo juntos
todos los domingos como de costumbre con Beauvoir y con
mi novia, Catherine. Durante una de aquellas comidas pasé mi
peor momento con Sartre. Yo llevaba unos años viviendo con
Catherine, una estudiante bonita, dulce y simpática que no tenía
14
ningún interés por la filosofía de Sartre, pero disfrutaba bur
lándose de él por su gran apetito (a pesar del cual nunca en
gordaba) y hablando con él de cine contemporáneo. Una vez
cuando todos estábamos en la casa que estaba cerca de Nimes,
en el sur de Francia, y que Sartre le había regalado a su hija
adoptiva Arlette, ésta y yo fuimos de compras y, al regresar,
nos encontramos a Sartre y a Catherine agachados como ani
males, observando el suelo.
« ¿Sab ía —explicaba Sartre, complacido— que las h or
migas siempre se saludan entre ellas entrechocando la cabeza,
antes de desplazarse hacia la izquierda para continuar su
cam ino?»
«¿Cree que eso demuestra que la naturaleza es de izquier
d as?», respondió Catherine.
Por esta razón, cuando unos meses después llegué tarde, y
obviamente disgustado, a comer a La Palette, Sartre me pregun
tó: «¿Dónde ei ?» . Siempre la llamaba así porque era
p
la
stá
tres centímetros más baja que él (un metro cincuenta). No supe
qué decir. Beauvoir se dio cuenta de que tenía los ojos llenos de
lágrimas y lo dijo. «Hemos terminado», confesé al fin.
Sartre me miró de lado a lado con sus ojos bizcos, y luego
declaró: «Pues lo envidio. Yo nunca he llorado por una mujer
en toda mi v id a » .
Esto fue doloroso para Beauvoir. Sartre lo intuyó y trató de
explicarse a toda prisa: «Cuando Castor y yo decidimos man
tener lo que se llama una relación abierta, descubrimos que la
pasión lleva inevitablemente al afán de posesión y a los celos.
Así que, como sabe, decidimos que nuestra relación sería "nece
saria” , pero que seríamos libres para mantener otras relaciones,
a las que llamamos "contingentes” . Esto exigía que eliminára
mos la pasión, la clase de emociones que a menudo se m ani
fiestan con lágrimas. Pero ahora me doy cuenta de que... lo
envidio; puede llorar a los cuarenta, y yo, a los setenta, nunca
he llorado».
Observé el profundo sufrimiento de Beauvoir. Obviamen
te, ella sí había derramado lágrimas por sus amantes a menudo,
15
fuera Sartre u otro, y estaba herida por el hecho de que él no
hubiera llorado por ella.
Para mí también fue una experiencia muy dolorosa, es
pecialmente porque, en aquel momento. Catherine formaba
parte de mi cotidianidad con Sartre. No se encargaba de trans
cribir las conversaciones —eso lo hacía un profesional—, pero
Catherine corregia los nombres, me describía los lugares que
Sartre mencionaba y me contaba historias, suyas o de sus pa
dres, sobre los acontecimientos evocados por él, volviéndolos
mucho más humanos. Solía marcar con un rotulador verde
los pasajes que más le interesaban de la transcripción de las
conversaciones y, a decir verdad, eran los más fascinantes.
Siempre estaba impaciente por escucharlos, ya que Sartre y
yo habíamos convenido en que no nos enzarzaríamos en d is
cusiones sobre su filosofía. «Dejem os que los académicos se
encarguen de eso», dijo Sartre, delatando su desdén por esa
clase de gente que dedica su vida a disectar las obras de otros.
« N o so tro s nos concen trarem os en vivant [lo v iv o ]» ,
repliqué.
«D ’accord» , asintió.
Mis entrevistas con Sartre fueron más bien conversacio
nes. Yo era, y sigo siendo, un animal político, un in tem a
cionalista, y sobre todo un defensor del Tercer Mundo. Había
viajado por todo el planeta, en ocasiones como periodista, a
menudo como militante antiimperialista e, inevitablemente,
también como un turista cualquiera. Sartre había viajado tanto
como yo, pero como una persona famosa, era esperado siempre
en los aeropuertos por funcionarios importantes y acompañado
por intérpretes. Cuando empezamos las entrevistas, yo ya había
publicado una docena de libros sobre América Latina, Vietnam,
la Guerra Civil española y, con un amigo, sobre los estrechos
vínculos entre el crimen organizado y el capitalismo en Estados
Unidos. Sartre, por su parte, tenía una obra literaria compuesta
por obras de teatro, ensayos, novelas y la brillante autobiogra
fía de su juventud, Las rs, por la cual había ganad
lb
a
p
Premio Nobel. Cada cual traía sus propias experiencias.
16
Aunque ninguno de los dos éramos marxistas, compar
tíamos una idea indiscutible. Conveníamos en que, a pesar de
lo que sostuvieran los académicos pragmáticos, a pesar de lo
que casi cualquier profesor estadounidense de bachillerato in
culcara a sus alumnos crédulos, a pesar de que los ricos de los
países desarrollados proclamaran que se preocupaban por
los pobres, y que todo el mundo se acaba beneficiando de la
riqueza de unos pocos (la teoría del goteo de la riqueza), el
mundo está en guerra, en una guerra de clases de pobres con
tra ricos. Y estábamos de acuerdo en que, hasta que los pobres
no se sublevaran y demandaran la riqueza de los ricos, y luego
la distribuyeran justamente entre todos, la guerra de clases se
ría una guerra a muerte, al menos cada cierto tiempo.
Nuestra intención, por tanto, no era discutir quién había
hecho algo ni cuándo lo había hecho, sino por qué. Perseguía
mos las causas políticas de nuestras acciones (y digo «n u es
tras» porque Sartre pretendía explicar el comportamiento de
mi padre a través de mis reacciones). Acatábamos el gran pre
cepto existencialista de que todo lo personal es político, y todo
lo político es siempre personal. Sartre y yo convinimos en que
no tenía sentido repetir lo que él ya había contado con tanta
elocuencia en Las palabras, a no ser que yo pensara que había
mentido, cosa que había hecho en ocasiones. Me propuse es
cribir su biografía política, evocar los caminos que había re
corrido hasta convertirse en la conciencia mas odiada de su
siglo, por retomar el título de mi libro. Nuestras conversacio
nes me darían las claves para entender por qué era tan odia
do y por qué, al mismo tiempo, seguía siendo la conciencia de
los estudiantes, los intelectuales y los m ilitantes de todo
el mundo.
La grabación de nuestras conversaciones requirió setenta
y pico casetes, convertidos en una docena de cintas profesio
nales de calidad superior, cuya transcripción ocupó más de dos
mil páginas de interlineado sencillo. Como es lógico, gran par
te de lo que hablamos resulta hoy redundante, repetitivo e in
cluso incoherente, pues a menudo alude a episodios que ya no
l7
interesan ni a los académicos ni a los lectores inquietos. Por
lo tanto, al traducir las conversaciones he suprimido dichos
pasajes. En todo caso, algunos de los hechos mencionados si
guen siendo importantes desde una perspectiva histórica. En
caso de que requieran explicaciones, las he añadido en forma
de notas. He incluido fragmentos de conversaciones que man
tuvimos durante nuestras comidas, que transcribí de memoria
justo después de terminar dichas comidas y que Catherine
(hasta el día en que rompimos) revisó, aunque no estén gra
badas. Quienes sientan curiosidad por lo que he suprimido o
añadido, los que no confíen en mí, o simplemente quieran oír
la poderosa voz de Sartre, encontrarán todas las cintas ori
ginales y todas las transcripciones sin editar en la biblioteca
Beinecke de la Universidad de Yale, que las adquirió cuando
regresé de Europa, sin dinero y sin trabajo.
He agrupado las conversaciones por meses, pero el orden
no es del todo exacto, ya cpie nuestras conversaciones no siem
pre eran cronológicas. Podíamos discutir sobre un tema en
particular durante un mes y luego, varios meses después, re
tomarlo. A sí que he mezclado varias conversaciones bajo el
epígrafe del mes en el que se desarrolló la parte más impor
tante de la conversación. El investigador que desee oír el ori
ginal deberá proceder como yo: primero, escuchar todos los
casetes (o leer toda la transcripción), apuntar los temas que
tratan y asignarles un número; y, por último, reconstruirlos.
Es un trabajo muy difícil, o al menos lo fue para mí, pero el
resultado —un testimonio, más o menos cronológico, que res
tituye la vida y la interpretación de una gran figura literaria—
vale la pena.
18
NO VIEM BRE DE 1970
S.: No. Es verdad, como sabe, que los niños ricos viven en ba
rrios ricos, lo cual signiñca que allí las escuelas son mejores.
Ello no se debe a que el Gobierno les dé más dinero. En Francia,
donde la educación está centralizada, cada escuela recibe la
misma suma por alumno, a diferencia de Estados Unidos,
donde, según me lia contado usted, las escuelas se financian
con los impuestos locales, de modo que están determ ina
das socialmente. Aun así. en Francia, como en todas partes, los
niños ricos viven en barrios ricos. La mayoría de las madres
de los niños ricos no trabajan, y dedican parte de su tiempo,
y de su dinero, a hacer que la escuela sea más atractiva, que
esté mejor decorada, sufragando obras de teatro, conciertos y
otras actividades. En los barrios pobres, las madres trabajan
y los padres no tienen ni tiempo ni costumbre de preguntar
a sus hijos qué hacen en la escuela, ni tampoco de regañarlos
cuando algún profesor dice que no se han portado bien. En
ese sentido, sí había una diferencia de clases muy marcada
entre las pandillas callejeras. No obstante, cuando te peleas
con un adversario por el control de un territorio, el adversario
es un adversario, claro, pero es un igual. Así que, cuando iba
a la escuela en París, a pesar de mi entorno y de mis circuns
tancias fam iliares, jamás me sentí diferente ni tuve ninguna
conciencia de clase.
2,1
-nunca lo olvidaré— regresé a casa con la ropa hecha jirones,
sangrando v dolorido, pero riéndome, y Fernando, antes de
preguntarme qué había pasado, me felicitó.
G.: ¿De veras? Por una parte se pasaba el día leyendo y escri
biendo historias que Charles y las dos mujeres de la casa censu
raban. Eso era un acto de rebeldía, pero deseaba la aprobación
y la admiración de Charles. Por otra parte, los niños de su edad
lo rechazaban, cosa que usted reconoce es dolorosa, pero le pa
rece normal. No entiendo.
^5
porque vaya a ganar, sino porque el fascismo es la ideología
de los fascistas.
2,6
S.: Está usted hablando del compromiso desde un ángu
lo equivocado. La cuestión que yo trataba en esa conversa
ción entre Mathieuy Gómez es la del abandono del verdadero
compromiso del artista, es decir, cómo puede un escritor o
un pintor abandonar su propia vocación, aunque sea por una
guerra justa.
S.: De todos mis amigos, era el único como yo, o eso creí.
Una vez me dijo: «Ante todo, pinto; luego está mi familia. No
me importa que Stépha o Tito se mueran de hambre; ante to
do, pinto». [Tito era mi apodo]. Eso mismo pensaba yo por
aquel entonces, aunque no tuviera familia: ante todo, escribo.
Castor pensaba lo mismo. Probablemente por eso ninguno de
los dos quiso formar una familia. Y de pronto resultó que uno
de nuestros mejores amigos, que siempre había declarado el
27
mismo compromiso con su arte que nosotros, se fue. sin male
ta siquiera, sin muda de ropa, a la guerra. ¿Sabía que cuando lo
llevé a usted a casa y le expliqué a Stépha lo sucedido, se puso
histérica y empezó a repetir, una y otra vez. «Pero si llevaba
calcetines de seda».
G.: No, en parte era ese absurdo sentido español del honor y
del orgullo, pero tam bién una maravillosa creencia en que la
muerte debe tener sentido. Pero aun así miedo a la muerte.
S.¡ Pero no nos burlem os de eso, porque ese temor nos vuelve
más creativos, nos empuja a hacer el bien, o a convertirnos en
hom bres de acción. Al fin y al cabo, es un acicate para hacer
algo durante los pocos años que vivimos en este mundo.
G.: F.s exactamente lo que decía usted en su maravilloso cuento
« Frústrate» | Eróstrato). en el que el héroe, al darse cuenta de
que nadie recuerda quién construyó el templo de Éfeso. pero
si quién lo redujo a cenizas, decide asesinar a seis personas al
azar a fin de desencadenar un suceso tan absurdo que nadie lo
olvide jamás. Pero sus ejemplos no son comparables. De los
sesenta mil voluntarios extranjeros de las Brigadas Interna
cionales que fueron a España a luchar contra Franco, Hitler y
Mussolini, al menos la mitad se presentaron con un nombre
falso, sin ningún documento de identidad que permitiera re
conocerlos. El mundo jamás sabría quiénes eran, jamás po
drían ser identiñcados. Fueron a España, lucharon y murieron
porque ése era el deber de un verdadero humanista. Y punto.
G.: Exactamente.
S.: Por eso fue usted a Vietnam del Norte, aunque tuviera que
sacrificar un matrimonio feliz.
G.: Por eso aceptó usted ser el presidente del tribunal. Y por
eso le gustaban las historias de Zévaco, porque sus héroes lu
chaban por los pobres, los oprimidos, los explotados. Y en
condiciones asom brosas: veinte contra uno, treinta contra
uno... Pero Charles no era así. Y, sin embargo, usted lo admi
raba; ¿por qué? Porque era un ateo que interpretaba el papel
de Dios. ¿Y por qué amaba usted a su madre? Las madres no
necesitan ser extraordinarias para ser amadas por sus hijos;
tan sólo deben estar presentes.
3o
idiota, pensaba que si compraba caramelos y se los daba, me
aceptarían. Mi madre no sólo me pilló, sino que cuando Charles
vino a pasar una temporada con nosotros, se lo contó. El lo en
tenderá, pensé yo. Se pondrá de mi parte. No dijo nada, pero al
día siguiente fuimos a comprar juntos y dejó caer una moneda,
que yo recogí de inmediato. Con un gesto grandilocuente con
la capa y el bastón, me detuvo. «Tú no puedes tocar dinero
honrado —me dijo—, porque te has convertido en un ladrón.»
Y aunque le crujieran los dedos, muy despacio, y con mucho
dolor, me pareció entonces, se agachó para recoger la moneda.
Aquello fue la ruptura. Ya no era mi defensor. Nunca más lo
admiré ni traté de imitarlo. Pero eso no me acercó a mi m a
dre. Ella me había traicionado. Se había casado con un hombre
que no me gustaba, un graduado de la [Escuela] Politécnica.
Me había llevado a una ciudad que desdeñaba. Y me había
puesto en una escuela en la que todo el mundo me odiaba. Aun
así, jamás pude decirle lo mal que lo pasaba. ¿Por qué? Tal vez
porque hasta aquel día, en la tienda —era una farmacia; parece
que aún la veo—, detrás de mí había una roca inquebranta
ble que me hacía comprender que la vida era tal y como debía
ser, y que una madre no significaba gran cosa. Una vez traicio
nado por la roca, por Dios, ya no me quedaba nada. A fin de
cuentas, mi madre formaba parte de ese mundo.
3i
Mi abuelo era un farsante, un impostor, incluso, pero me
hacía creer que me admiraba. ¿Sabía usted que nos comunicá
bamos —hasta su traición, claro— en verso? Sí, en verso. Ojalá
aún los conservara y pudiera mostrárselos. Figúrese, pues, su
paciencia y su indulgencia. Leer mis espantosos poemas, lle
nos de faltas y de falsas rimas, ¡y tomarse la molestia de res
ponder en verdaderos pentámetros yámbicos!
S.: No, no, mucho más pequeño. Creo que siendo muy peque
ño decidí que ya que mi dios y las dos mujeres de la casa leían
en su tiempo libre, la lectura debía de tener un gran valor, así
que empecé a fingir que leía. Me sentaba en una caja o en algún
lugar imponente frente a mi familia, y fingía que leía, pasaba
las páginas y esas cosas. Para no aburrirme tanto, mientras
« le ía » me inventaba historias inspiradas en las ilustraciones
que acompañaban las historias de Zévaco o Ponson du Terrail
en los periódicos. Empecé a fingir que leía el periódico porque
Charles siempre lo leía, aunque los folletines no, por supuesto.
De hecho, no le gustaba la ficción, e incluso la censuraba, pero
leía a los clásicos porque « es necesario.»
Después de un tiempo fingiendo que leía, comencé a des
cifrar lo que en realidad no leía, y aprendí a leer solo. Como
había que compartir el talento, empecé a escribir mis propias
historias, con héroes como Pardaillan, de Zévaco, que, por su
puesto, se parecía mucho a Charles. Mi primera «novela» se
llamaba Le marchand de bananes [El vendedor de plátanos], y
el protagonista llevaba barba, como Charles. Pero hubo un li
bro que a Charles le encantaba, y que me dio con tanta pompa
que entendí que quería que me gustara. Y me gustó, aunque me
salté páginas que habrían aburrido a cualquier niño, claro. Se
trataba de Los miserables, de Victor Hugo, que, por supuesto,
tiene su propio Pardaillan, ¿verdad? Sobre todo, JeanValjean.
Me pregunto por qué no incluí Los miserables en la lista que le
3?
di de mis lecturas de aquella época. Qué raro que me olvidara
del libro más importante, ¿no?
G.: ¿Huís clos [A puerta cerradal? ¿El infierno son los otros?
33
S.: Exactamente.
34
estructura familiar más estable que yo y que, por otra parte, yo
era superior a ellos. Dicho eso, era consciente de que en mi
clase había alumnos que decían cosas más interesantes que yo.
Pero nada de eso afectaba a mi profunda convicción de que no
existía ninguna diferencia original entre las personas. Se tra
taba de una convicción emocional. Como dijo usted en su ar
tículo en Les Temps Modemes [una revista mensual fundada en
1945 por Sartre y Simone de Beauvoir, entre otros, y dirigida
por Sartre, que aún se sigue publicando], aunque usted tenga
un cociente intelectual de ?o y yo de 120, nuestras experiencias
son equivalentes. [El artículo al que se refiere Sartre se titulaba
«Vivre la révolution» (Vivir la revolución) y fue publicado en
el número de junio-julio de 1969 de Les Temps Modemes]. Si no
se acepta este postulado, no se puede ser un verdadero socia
lista. ¿Sabía que en 1955, cuando estuve en China, Zhou Enlai
dijo que la idea de igualdad era pequeñoburguesa? La verdad es
que me dejó atónito. Supongo que los comunistas del partido
tienen que creer en ello para justificar los comités centrales,
que dirigen la vida de todo el mundo. A la gente le cuesta m u
cho entender que la igualdad no significa que todos seamos
igual de inteligentes, sino que nuestra alegría, nuestro dolor y
nuestra necesidad de reconocimiento son equivalentes.
35
S.: Es verdad. A pesar de la insistencia de Fernando, nunca me
uni al comité de escritores y artistas contra el fascismo, o con
tra la guerra. o como se llamara. Y nunca fui muy activo.
S.: Pero cuando discutió sobre ello con Castor en Nueva York,
usted ya había asistido a la aterradora cena con Ehrenburg,
¿no? Aquello debería haberlo vuelto anticomunista, o al me
nos contrario al partido comunista, pero no fue así, ¿verdad?
¿Era simple rebeldía contra Fernando?
36
que me habían impresionado mucho todos los hombres que
lucharon por la república, que eran comunistas, amigos de mi
padre, que llegó a dirigir las Brigadas Internacionales. Gente
como [Ales] Bebler, que luego fue el ministro de Asuntos Ex
teriores del mariscal [Josip Broz] Tito; [Henri] Tanguy, cuyo
tanque fue el primero en entrar en París en 1944; los comu
nistas italianos Luigi Longo y Palmiro Togliatti, y los socialistas
pro comunistas Pietro N enniy, sobre todo, Kantor, y ...
37
ante un supuesto agente de inmigración, que en realidad era
un agente de la cía . hasta que un amigo del escultor Al exander
Calder le pidió a su colega Abe Fortas, que por aquel entonces
era la mano derecha del presidente [Lyndon B.] Johnson, que
intercediera. Fortas consiguió que Bobby Kennedy, que en esa
época era ministro de Justicia, reclamara los dosieres al ins
[Immigration and Naturalization Service], pero resultó que
estaban en manos de la cía , que estaba tratando de chantajear
a Fernando para que colaborara con ellos, a lo que mi padre se
negaba. Tras disculparse «en nombre de Am érica», en 1964
Bobby consiguió la ciudadanía norteamericana para mis padres
por decreto presidencial.
38
pobreza, los buenos llegaban al poder y los malos eran encar
celados. Así que yo no me rebelaba contra él ni contra su idea
de democracia, ni él se lo tomaba así.
G.: Aquello fue en París, pero a los trece años se mudó usted
a La Rochelle, donde no tenía compañeros, y donde sus se
mejantes lo rechazaban. ¿Qué pasó entonces? ¿Qué fue de su
idea de igualdad?
39
piano juntos, y cosas así. Pero su muerte me dejó completa
mente indiferente. Tenía ochenta y dos años, pero eso no ex
plica nada. La cuestión es que. a mi entender, la muerte no
forma parte de la vida. En otras palabras, desligo la muerte
de la vida, siempre lo he hecho. Me han criticado mucho por
ello, como cuando murió la hermana de [Claude] Lanzmann.
[Evelyne Lanzmann, una actriz cuyo nombre artístico era Eve-
lyne Rey, y que se hizo amante de Sartre en 1953. Sartre le es
cribió el papel de Johanna en su obra séquestrés d ’Altona
(Los secuestrados de Altona). Se suicidó en 1966, poco des
pués de que Sartre rompiera con ella]. Cuando me dijeron que
se había suicidado, tuve un breve ataque de asma, pero nada
más. Como estoy convencido de que después de la muerte no
hay nada, no puedo llorar a los muertos. ¿Se debe a que he
identificado mi supervivencia con la literatura, aunque inte
lectualmente sepa que no tiene sentido? Dejemos esta cues
tión a los psicólogos. Por mi parte, no tiene vuelta de hoja: la
muerte es la nada, y por lo tanto, no forma parte de la vida, así
que no pienso en ella.
S.: Pero morir de cierta manera significa que uno aún existe.
40
ella? Basta con pensar en la muerte y el proyecto se desmo
rona. La filosofía imita la vida, como dijo [Baruch] Spinoza, y
no al contrario.
S.: Exactamente.
41
Sartre publicó un estudio biográfico en tres volúmenes de este
novelista francés, titulado L'idiotde .•
1821-1857 (FA idiota de la familia: Gustave Flaubert. 1821-1857).
Trabajaba en el cuarto volum en, pero no llegó a concluirlo
jam ásl.
43
G.: Si es un acto como cualquier otro, ¿por qué escogió usted
la escritura?
G.: Sí, pero, entonces, ¿por qué decidió usted ser escritor en
lugar de gánster?
43
S.: Por mi educación, por mi familia, por nu clase, por mi for
mación.
44
G.: Entonces, las personas con un compromiso absoluto que
se suicidan, y que a todas luces no temen la muerte, ¿admiten
el fracaso de su proyecto?
S.: Los suicidas son gente que juzga a la vida, que piensa que
ésta tiene un valor, un mensaje o un propósito, y que por al
guna razón ellos no están en ello [una expresión de Sartre que
significa estar plenamente comprometido, en las trincheras,
ensuciarse las m anos]. La vida es un hecho. No tiene ningún
45
valor en si misma. Ni siquiera es cuestión de aceptarla o de
no aceptarla. Es. y punto. Aquellos que no son su propio pro
yecto parecen incapaces de comprenderlo. Esperan esto o
lo otro. Y cuando las cosas no son como esperaban, hacen un
juicio. Bueno, malo, o como sea. Tiempo atrás conviví con al
guien que siempre esperaba algo de la vida, como si la vida
hiciera cosas, como si fuera una entidad activa. La conoce us
ted, ¿verdad? La hermana de Lanzmann. Usted estaba con Von
Bülow cuando ella se despertó.
G .: Sí.
G.; A los que nos preocupa que Estados Unidos intente do
minar el mundo, a los que sabemos que Estados Unidos tiene
46
una política de ataque preventivo contra Rusia, a diferencia de
ésta; en fin, a los que nos preocupa que Estados Unidos esté
dispuesto y sea perfectamente capaz de desencadenar una ter
cera guerra mundial que destruiría el mundo, el hecho de que
De Gaulle tuviera inquietudes parecidas y echara a la otan de
Francia nos pareció muy significativo.
47
monopolio estadounidense.4 Y luego no se hizo nada. Cuando
Kipert le preguntó a De Gaulle que por qué, éste le contestó que
la izquierda no lo exigia. «Yo estaba listo —dijo—, pero para la
izquierda no era un asunto central.»
S.¡ Todo eso es palabrería. Los políticos son como todo el mun
do; lo que cuenta es lo que hacen.
48
G.: ¿No cree usted que De Gaulle había entendido el peligro
que representaba Estados Unidos, que Estados Unidos preten
día dominar el mundo?
49
me gustaba; era alto, muv alto, con un bigote negro y una nariz
enorme. Intentaba enseñarme matemáticas, una materia que
yo aborrecía, y una vez que le respondí de forma abrupta, mi
madre me oyó. vino corriendo desde la cocina y me dio una
bofetada. Él no entendió por qué. Y yo jamás lo olvidé.
5°
S.: Tuve mareos durante las vacaciones, y los médicos piensan
que se me han endurecido las venas, así que me ponen in yec
ciones para ensancharlas.
S.: Oh, no. Fingí que no había pasado nada y mi madre hizo
igual. En casa necesitaba un poco de sosiego para compensar
mi disgusto y mi odio por La Rochelle.
S.: Sí, pero a todos los niños les encantan esas cosas. Preten
de usted sugerir que mi anarquismo se remonta a esos libros,
pero yo no lo creo.
52
S..- Creo que está usted forzando un poco las cosas. En primer
lugar, también leía libros tradicionales —mediocres, es cierto,
como Pierre Loti—, pero considerados «literatura»,y...
5^
(i*- parte de los oprimidos. Luego se adaptan a la sociedad y se
integran al sistema.
S.: Sinceramente, creo que tiene usted razón. Los niños son
egoístas, egocéntricos y egotistas, pero están de parte de los
pobres hasta que la propaganda del sistem a, que incluye a
los padres, por cierto, los hace conformistas y. más tarde, pie
zas del engranaje del sistema.
54
S.: Si, hasta prerniére; a los dieciséis años regresé a París para
vivir con mis abuelos y continuar mis estudios. Estudié la se
gunda parte de prerniére y filo en el lycée Henri iv, y khágne e
hypokhágne [cursos preparatorios para acceder a la École Nór
male Supérieure] en el lycée Louis-le-Grand.7 Pasé el examen
[de ingreso a la École Nórmale Supérieure] y quedé séptimo;
estudié allí durante cuatro años, hasta el examen de
t i o n La primera vez suspendí. Luego pasé, como sabe, y fui
el primero de la segunda convocatoria.9A continuación hice
la mili, como todo el mundo, y disfruté de un año y medio de
aburrimiento. A causa de mis ojos, me destinaron al servicio
de meteorología; al parecer, no hace falta ver el tiempo, sino
tan sólo olerlo. Una vez desmovilizado, mi primer trabajo con
sistió en enseñar filosofía en un lycée en Le Havre.10
55
C.: ¿Porqué? Murió bastante joven, ¿verdad? Sus abuelos aún
vivían: su madre podría haberse ido a vivir con ellos...
56
decidí que el sacrificio de traerla a vivir conmigo valia la p e
na. .. Al fin y al cabo, ella se había sacrificado por nosotros, por
mis abuelos y yo, al casarse con Mancy, de modo que renun
cié a los hoteles. Como sabe, me encantaba vivir en hoteles,
cosa que hacía desde que volví de Berlín, pues me h orro ri
zaba la idea de vivir en un apartamento aburguesado. Pero me
acostumbré.
S.: Exacto. Obtuve la misma beca para estudiar allí que Ray-
mond Aron había conseguido el año anterior. Como me ayudó
con la beca, se le atribuye el mérito de haberme iniciado en la
fenom enología, pero, como sabe usted, en realidad fue cosa
de su padre.11
57
la obra de Husserl. Pero bueno, en realidad, yo había ido allí
para divertirm e...
58
D IC IEM B R E DE 1970
S.: Es cierto, dije que era feliz. Pero ésa no era la cuestión que
discutíam os el domingo pasado durante la comida. Sostuve
que la búsqueda de la felicidad es reaccionaria. El objetivo de
una revolución no es lograr que todo el mundo sea feliz, sino
que la gente sea libre, que no esté marginada, y que se ayuden
los unos a los otros. Esa es la contradicción sobre la que dis
cutíamos. Si quiere usted definir la libertad como el hecho de
ser feliz, de acuerdo, pero ¿cómo resuelve la cuestión de la in-
✓
S.: Por supuesto que sí, pero sólo cuando el espíritu de colec
tividad impera en la rebelión.
60
G.: ¿Cree usted que eso es lo que ocurrió en 1968?
61
Badén Badén, para implorarle al general Massu que invadiera
Francia, cosa a la que éste se negó el mismo Massu que había
ordenado a sus tropas que torturaran a los rebeldes argelinos
unos años antes—. Si el partido comunista no hubiera traicio
nado la revolución, hoy tendríamos un Estado colectivizado.
Eso habría sido la felicidad social.'
S.: No, perseguir la felicidad significa creer que uno puede al
canzar el sentido de la vida. De niño, nunca me pregunté por
el sentido, el objetivo o la razón de ser de la vida. Es, y punto.
Pero era consciente de que mi clase social, la burguesía, siem
pre trataba de alcanzar algo.
S.: A los diez años comprendí que se trataba del dinero. Eso
era lo que definía a la burguesía.
62
S.: Todo iba bien. Hasta que nos fuimos a La Rochelle, claro.
Allí perdí la inocencia. Me convertí en un gamberro. Me p e
leaba y robaba. Ni siquiera tenía remordimientos, figúrese,
porque ésa era mi forma de ver la vida. Pensaba que mi m a
dre lo entendería. Pensaba que Charles lo entendería. Pero no
fue así.
G.: Y usted era el héroe de sus novelas, pero a la vez com pren
día que aquello era absurdo, ya que intentó relacionar a Par-
daillan con Don Quijote.
63
tres razones: en prim er lugar, porque ella vivía en Toulouse;
y
64
G.: Si, ya lo he entrevistado...
G.: Cuando le dije que sabía que él había sido el primer aman
te de Castor, se sobresaltó y me preguntó si me lo había con
tado la propia Castor. Le dije que no, que habíamos decidido
que entrevistaría a Castor a lo largo del siguiente febrero, y que
me lo había contado mi madre. «Ah, sí —recordó Maheu—, la
hermosa Stépha, la ucraniana, su mejor amiga. Todo el mundo
estaba enamorado de ella, incluso Sartre.»
G.: Ella decía que Fernando y ella tenían la misma relación que
usted y Castor, pero que ella no tenía la necesidad de mantener
romances «in n ecesarios».
G.: Claro, pero volvamos atrás. ¿Por qué su relación con Castor
se volvió «n ecesaria», tal y como sostienen los dos, mientras
que las demás eran «contingentes»?
S.: No siempre fue así para Castor, ¿sabe? Su relación con Nel-
son Algren fue muy seria.
65
1
G.: No del todo, sólo conocido. Quiero decir que nunca se veían
a solas, sin otra gente.
66
apareció Shapiro, acompañado por un estudiante, observo el
cuadro durante un rato y luego miró al estudiante y le dijo:
«¿Ve por qué Fernando es un gran pintor?» Como el estu
diante no dijo nada, Shapiro se explicó: «¿Ve esos cinco cen
tímetros que han sido eliminados? Restaban equilibrio a la
[untura. El genio de Gerassi consiste en darse cuenta y supri
mirlos. Ahora el equilibrio es perfecto».
67
G.: De hecho, me dijo que usted «no era un copulador, sino
un m asturbador».
S.: Dios mío, ¿de verdad? ¿Así que las ha guardado durante
todos estos años? Pues voy a decirle una cosa: la verdad es que
fue una historia muy intensa, muy profunda.
68
prensa norteamericana, y le dijeron que demostrara que sabia
escribir, que redactara varios obituarios de gente conocida. Se
olvidó por completo hasta el día en que lo vio sentado en un
café en Saint-Tropez. Entonces se le acercóy le dijo: «Discúl
peme. señor Sartre, debo escribir su obituario». Usted se rio a
carcajada tendida, la invitó a sentarse y así empezó todo.
69
supone un compromiso absoluto (como cualquier arte). Por
eso ahora digo que rompí con mi madre cuando ella se casó
no porque estuviera celoso ni porque temiera ser infeliz, tal y
como lo interpreté entonces, sino porque incluso el hecho de
estar celoso, de romper con tu propia madre, tiene sentido pa
ra un escritor. Eso es lo que diría ahora, si escribiera la conti
nuación de Laspalabras. Por supuesto, un escritor no necesita
hacer las cosas que escribe ni ir a los lugares a los que da vida.
Puede inspirarse en lo que lee y recurrir a su imaginación. En
Los caminos de la libertad, ¿Brunet soy yo o es [Paul] Nizan, mi
mejor amigo de aquella época? De hecho, no es ninguno de los
dos. Es ficción, ¿verdad? No obstante, yo conocía a suficientes
comunistas como para que Brunet fuera real. Es como lo de
«historia verdadera» de cuando tenía once años. Un escritor
debe preferir lo falso a lo verdadero. Cuando usted decidió ser
escritor, no pudo hacer esa elección porque usted deseaba la
revolución, trabajaba por la revolución. Yo no era sino lo que
escribía. Usted tenía un objetivo. Yo era mi propio objetivo.
G.: Es decir que usted era Dios. Eso me recuerda que cuando
tenía quince años, mi mejor amigo me preguntó por qué que
ría ser escritor. «Porque Dios no existe», le contesté. «¿Y eso
qué tiene que v e r?» , insistió. «Como Dios no existe —argu
menté—, la vida es muy injusta. Por eso quiero crear un mundo
que sea justo. En los libros, todo sigue una lógica, todo tiene
un comienzo, un nudo y un desenlace. Así que crearé un mun
do perfecto. Seré Dios.» «Pero si quieres ser Dios —objetó—,
significa que tienes fe.» Y tenía razón. Es decir, no es que cre
yera en Dios, pero creía en algo superior al ser humano, en la
justicia entendida como una especie de idea platónica.
7°
C.: Y un mundo autónomo, completo en sí mismo.
S.: Eso pensaba yo. Poseía una especie de equilibrio que trans
mitía si no felicidad, al menos satisfacción. Amaba a su espo
sa, pero ella no quería dorm ir con él, excepto para concebir
hijos, cuatro —bueno, uno murió—, así que se acostaba con sus
alumnas. Le habría gustado llevar una vida burguesa, con una
familia burguesa encantadora, pero sus hijos lo odiaban. Mi
madre lo quería, pero sufría por el desdén que su padre m os
71
traba hacia todos sus nietos, salvo hacia mí. Creo que a su
manera me quería, o al menos me hacía creer que me quería,
cosa que a mí me gustaba. Sin embargo, no podía ser un hom
bre feliz, porque le temía a la muerte.
S.: Sí.
72
donde se habían producido los hechos, que estaba dirigida por
el partido socialista. Cabían seiscientas personas en la sala,
pero llegaron a reunirse más de setecientas. Cuando regresó,
Sartre me explicó lo sucedido.]
74
leche. Como el pequeño lloraba cada vez más. la mujer se vol
vió bruscamente y le dio un manotazo. El niño perdió el equi
librio. se cayó por la ventana desde un quinto piso y se mató.
La mujer fue acusada de homicidio. El abogado de oñcio trató
de explicar los contratiempos que había sufrido aquel día, y le
pidió al juez, David L. Bazelon —que acabaría siendo juez de
apelaciones y un gran defensor de los derechos sociales, quizá
a raíz de este caso—, si podía citar a sus compañeros de trabajo,
pero la acusación objetó que era «irrelevante». Bazelon aceptó
la objeción. La mujer fue condenada a cinco años de cárcel. Su
hijo de ocho años fue internado en un orfanato en el que unos
chicos mayores le pegaban y lo violaban, así que se escapó y
se convirtió en traficante de drogas, hasta que fue abatido por
la policía en una redada. Guando la mujer se enteró, hizo una
cuerda con su ropa y se colgó.
75
de la gente no lo sabe porque los grandes medios de comuni
cación no quieren que se sepa. Pretenden que todo el mundo
crea que el mayor peligro de las calles son los jóvenes negros
sin trabajo, lo cual no es verdad, tal y como demuestra [Jeffrey
H.] Reiman, el autor del libro. Pero, volviendo a su definición
de qué es un hombre, ¿escribió que su padre «sufrió, amó, fue
un hom bre» porque es lo que sintió al enterarse de su muer
te? ¿Cuándo conoció usted los detalles de la vida y la muerte
de su padre?
S.: No lo sé. Durante una época, creo que tenía siete u ocho
años, me aterraba morir, como conté en Las palabras. ¿Se de
bía a que por aquel entonces me enteré de cómo había muerto
mi padre? Mi madre y mis abuelos nunca hablaban de ello, o
casi nunca. En aquella época, o un poco más tarde, descubrí
que mi padre había nacido muy lejos del mar, en el Périgord,
en el corazón de Francia, una tierra llena de montañas peque
ñas y ríos, sin lagos siquiera. ¿De dónde procedía su fascina
ción por el mar? Se esforzó para superar todos los exámenes,
fue a la Politécnica y a la Escuela Naval, se convirtió en una
especie de oficial subalterno, se fue al mar y contrajo la enfer
medad que lo mató cuando yo no tenía ni un año. No sé decirle
cuánto me afectó, por muchas vueltas que le haya dado. El caso
es que tenía un objetivo y murió por su objetivo. ¿Fue un m ár
tir? Cuando me convencí de que el único valor real en la vida
es la literatura, o las artes en general, ¿fue porque pensaba que
todos los artistas son mártires, y porque la muerte de mi padre
me llevaba a buscar el m artirio? Quién sabe. ¿Y se trataba de
un martirio —definido por el sufrimiento, la soledad, la falta
de reconocimiento, el ostracismo y una muerte dolorosa—por
que el mártir lucha por una causa justa?
S.: ¡No se precipite usted! A los ocho o nueve años, cuando es
cribía mis «novelas» a una velocidad vertiginosa (reconozco
76
que copiaba muchas cosas de los episodios que publicaban los
periódicos en forma de folletín), Zévaco no me parecía un már
tir. De hecho, creo que aún no había desarrollado mi complejo
de mártir. En cualquier caso, mi héroe era el de Zévaco, Par-
daillan. el personaje extravagante de capa y espada que se en
frentaba solo a los malvados. Y nunca lo recompensaban por ello.
S.: Zévaco era anarquista-, de eso no cabe ninguna duda. Sin em
bargo, ¿qué fue primero? ¿Mi soledad al tener que enfrentarme
a mis compañeros de clase para ser reconocido —cuando nos
mudamos a La Rochelle—, o mi soledad por no tener padre?
Quién sabe. Pero el caso es que, después de enterarme de las
circunstancias de su muerte, siempre consideré a mi padre
un mártir. Sé que durante años fantaseaba con defender a una
pobre chica perseguida por su tutor malvado, o bien a un m i
sionero, pero laico, figúrese, enviado a América en 1860 a fin
de pacificar a los imperialistas —por supuesto, en aquella época
aún no empleaba estas palabras, pero pensaba en los blancos
que eran violentos con los que no son blancos—, un buen chico
apaleado sin cesar. De hecho, ninguna de mis fantasías tenía
fin; siempre pensaba que algún día tendría que darles fin en
una «novela».
77
influencia en mí. En el lenguaje de hoy, era un verdadero an
tifascista. exiliado, proscrito, pero ganaba mucho dinero, era
adorado por su m aravillosa Juliette, con la que permaneció
hasta su muerte, aunque siem pre le fue infiel, pues se acos
tó con las viudas de otros, con sirvientas, e incluso espiaba a
las muy jóvenes por el ojo de la cerradura.
78
tan amigos, creo. Compartíamos la misma vocación. Y recuer
do que usted también la tenía cuando viajé a Estados Unidos en
1945. aunque entonces su padre no le tomara en serio.
79
G.: ¿A la pintura?
80
S.: Creo que por aquel entonces aún no. Tuve que vivir la guerra
para comprender que son una sola cosa. Y el cautiverio [en un
campo de prisioneros alemán durante nueve meses, en 1940].
Como escribí, al tener que vivir pegado [a los otros prisione
ros. en el campo de prisioneros], cobré conciencia de que lo
político es personal y lo personal es político, como dijo en una
ocasión Che Guevara.
81
no nos engañemos, el fascismo existe hoy en día, y quizá dure
doscientos años más, pero no es más que una fase—, el artista
renuncia a su soledad para unirse a otros individuos y, por lo
tanto, viola la libertad de los demás, es decir, la suya propia,
su inmortalidad no como ser humano, sino a través del arte,
que es la libertad absoluta.
G.: Vaya, ¿otra vez la lucha entre los universales y los particu
lares? ¿Quiere usted ser Ockham? Pues yo seré Abelardo.
S.: No diga tonterías. Tan sólo digo que el ser humano es libre.
Negarlo es tener mala fe.
82
G.: En la práctica, ello significa que quien no forma parte de
su mundo de escritura es insignificante, ¿verdad? Esto debe
de limitar mucho su vida so cial...
S.: No, no. Sim plem ente es que aun siendo muy buenos am i
gos, cuando están juntos crean otro mundo. Y nosotros quere
mos perm anecer en el mundo que nos hemos creado.
83
S.: Lo es. pero no mi yo de escritor. En cualquier caso, para que
no se pierda demasiado, limito las visitas, veo a mis amigos,
es decir, a mi familia, por separado. Por ejemplo, veo a Wanda
una vez por semana, siempre el mismo día a la misma hora.3
AArlette [Elkaim -Sartre], dos veces por semana;4 a Michelle,
dos mañanas por semana;5y a Castor, cuatro noches. Durante
una época, todos llevábamos una existencia de café, pero era
porque durante la guerra nuestros apartamentos no tenían ca
lefacción, a diferencia de los cafés. Por otra parte, ahora todas
ellas tienen un apartamento propio; bueno, Olga lo comparte
con Bost, pero Michelle y Wanda viven solas, y Castor también,
por supuesto.
84
S.: Por supuesto, estaba toda la familia, y la familia se habia con
vertido en una entidad política, ligada a nuestra revista, pero
por lo general nos reuníamos en el despacho. Nos encontramos
en un café por usted. Sus padres eran o habían sido parte de la
familia, por supuesto. Y usted regresaba... ¿Sabe por qué?
85
S .: Fue por eso y por su descripción de Estados Unidos, de las
razones económicas del plan Marshall y de la guerra fría, que
todos apreciamos mucho. De hecho, a partir de entonces siem
pre le he pedido que me mantenga al corriente de todo lo que
pasa en Estados Unidos. Le dije a Castor que confiaba más en
su análisis que en el de cualquier otra persona.
G.: Pero la cosa fue demasiado lejos, de modo que en 1956 us
ted cambió de parecer y escribió «Le fantóme de Staline» [El
fantasma de Stalin], tras la invasión de Hungría por parte de
la u r s s .
86
en contra de todo eso. Pero cuando los tanques soviéticos en
traron en Praga y mataron a la gente de izquierda porque que
rían ser independientes de Rusia, nuestro deber era denunciar
la invasión.
87
S.: No. eran demasiado malas. Pero es verdad, siempre me ha
atraído la violencia. Cuando tenia ocho o nueve años, porque
era pequeño o porque quería llamar la atención, quién sabe.
Entonces me peleaba en las calles, como los demás niños. En
el Henri iv o el Louis-le-Grand, ya no nos peleábamos en la
calle, pero escribía sobre la violencia. En la Ecole Nórmale,
nuestra violencia era política-, con Nizan, que se parecía mucho
a mí, aunque no fuera tan bajito, solíamos subir a los tejados,
llenábamos condones de orina y los arrojábamos a la gente de
derechas que pasaba por debajo, porque sabíamos que eran
partidarios de la política colonial francesa, sobre todo en In
dochina. Y en Le Havre aprendí a boxear. Tenía un colega muy
raro, que era profesor como yo y que ahora da clases en Mada-
gascar, que era tan buen boxeador que lo habían elegido para
representar a Francia en los juegos olímpicos, pero enfermó
antes de los juegos. Me enseñó a boxear y me convertí en un
buen boxeador.
G.: Eso me contó uno de sus alumnos, un chico muy alto al que
usted derrotó. ¿Cree que el hecho de ser tan feo exacerbó su
concepción de la violencia?
88
—¿sabe?, la Camille de la que hablamos, la que se convirtió
en la amante de Dullin—, me dijo que yo era feo. Enseguida le
pregunté qué significaba aquello, y me dijo que como yo era
feo, tenía que hablar mejor, y que aquello le gustaba.
89
ENERO DE 1971
92
ser un urbanita. Igual que a usted, por lo que me ha contado,
la naturaleza nunca me ha emocionado.
98
como para que pudiera vivir honradamente hasta su muerte,
hace tres años. Supongo que pensaba que yo no podría hacer
me cargo de ella si él se moría antes, ya que en aquella época
yo era profesor. Al final, como sabe, me ocupé de mi madre
durante los veintidós años posteriores a la muerte de Mancy.
Pero, en 1918, no fui a vivir con mi madre y con él, ni siquiera
con mi abuelo; estaba en el internado del Henri iv, donde me
reencontré con mi viejo compañero de clase Nizan, y nos h i
cimos muy amigos. El también estaba interno, aunque sólo a
media pensión. Iba a casa los m iércoles y los sábados por la
noche, prim ero a casa de mis abuelos y luego, cuando Mancy y
mi madre volvieron a París, con ellos. Los internos, en
y en filo, dorm ían en una habitación común. Nizan y yo dor
m íam os en camas contiguas, al fondo. Y, aunque los dos es
tudiábam os a fondo, tam bién nos divertíamos a fondo. Fui
elegido so, es decir, «Sátiro Oficial», lo cual significa que era
el campeón de los insultos, las jugarretas, etcétera, aunque ello
no me im pidió obtener el premio a la excelencia en los dos
cursos. En lo que toca a las grandes lecturas, aún era un no
vicio. Nizan y otros estudiantes aventajados leían a [Jean] Gi-
raudoux, a los surrealistas e incluso a escritores cuyo nombre
yo no había oído jamás, como Valeiy Larbaud, mientras que yo
seguía estancado en la lectura de escritores burgueses, como
Pierre Loti. Nizan me dio a leer Giraudoux, [Joseph] Conrad,
y luego insistió en que leyéramos juntos a [Marcel] Proust, co
sa que hicimos. Como entendí más tarde, Nizan interpretaba
mucho m ejor que yo el signiñcado de Dostoievski, Flauberty
Proust. Por otra parte, los jueves y los domingos dábamos lar
gos paseos desde el Quartier Latin hasta Montmartre, nos en
caram ábam os a La Butte y recorríam os cada rin cón de la
ciudad. Me encantaba París. Se convirtió en mi ciudad, en el
lugar donde quería vivir siem pre, hasta que los alemanes la
echaron a perder. París cambió radicalmente bajo la ocupación
nazi. Los alemanes conñscaron los hoteles y las mansiones más
bonitas, cubrieron las fachadas con su esvástica espantosa, y
colocaron barricadas en medio de plazas preciosas. Nunca
94
llegué a superarlo, en el sentido de que tras la liberación, me
parecía que podría vivir en cualquier ciudad, que París ya no
era única.
95
ha sido de Verdurin, o de Swann? Cosas así. Y en materia de
filosofía, tratábamos de elaborar un racionalismo muy estricto,
sobre todo a partir de 1928, cuando se nos unió Castor.
96
G.: Tabula rasa, es decir, pasar de la tabla rasa al cogito, porque
para poder decir «Pienso, luego existo», hay que entender,
hay que concebir qué significa la conjunción «lu ego», cosa
que requiere años de experiencia. Cuando uno llega a esa tabla
siendo capaz de establecer esa conexión, uno lleva consigo un
montón de experiencias, de modo que la tabla nunca es rasa.
97
pedirle a Castor que le enserte aquella obra temprana, que
no llegue a publicar. Constaba de tres partes, « Leyenda de l;i
verdad», «Leyenda de lo probable» y «Leyenda del hombre
so lo ». La tercera no la acabe.' La primera era, fundamental
mente, la certeza científica, evidente, absoluta Lo probable era
una especie de examen de la verdad según las élites, un ataque
a la filosofía que se enseñaba entonces, la de | l.éonl llruns
chvicg [un filósofo de segunda que estaba de moda en aquella
época], sobre todo. La tercera certeza era la que más me inte
resaba. la del individuo solitario que no estaba influenciado ni
por la primera ni por la segunda certeza, que entendía la cien
cia como una obra construida colectivamente, entre varios, y
lo probable como la verdad colectiva. La verdad solitaria debía
ser la del individuo que emergía de lo colectivo, y se enfrentaba
al mundo, a lo dado, sin escapatoria, sin ayuda, sin explicacio
nes. Además, en paralelo también elaboraba mi concepto de la
contingencia, que aparece en Lu náusea.
98
año entero, escribiendo su maravilloso librito al
tiempo que se iba comprometiendo socialmente, hasta hacerse
comunista. Yo lo consideré una especie de traición a nuestra
amistad, pero seguí leyendo todos los libros que me recomen
daba y. por supuesto, una vez que tomó posición, empezamos a
leer a Marx juntos. Sin embargo, como sabe, y como reconocí
en Questions de méthode [Cuestiones de método], yo no enten
día del todo a Marx. Es decir, el lenguaje de Marx es sencillo,
pero yo estaba demasiado inmerso en una estética burguesa
como para com prender el verdadero signiñcado de la lucha
de clases. Hay que plantearse muchas cosas para comprender
realmente la profundidad de la lucha de clases. En realidad,
no empecé a comprender a Marx hasta después de la guerra,
o durante la guerra. La lucha de clases no es más que un con
cepto para aquellos que no se dedican a ella, que no la viven
desde dentro, por decirlo de algún modo. Nizan lo entendió
en el transcurso de su viaje a Aden. Como yo había suspendi
do una vez el examen de agrégation y él se había tomado un año
sabático para ir a Aden, acabamos presentándonos juntos, con
Castor, que era menor. Creo que quedamos primero, segundo
y tercero. No, Maheu, el prim er amante de Castor, que ahora
dirige la unesco , fue el tercero. Ya no recuerdo en qué pues
to quedó Nizan, pero publicó su libro sobre Aden. Un libro
extraordinario, que demuestra hasta qué punto estaba im pli
cado. Concebía al hom bre atado por su condición, es decir,
no libre, m ientras que yo deñnía al hombre como absoluta
mente libre, así que discutíam os durante horas y horas a lo
largo de nuestros paseos por París. Con todo, nuestros funda
mentos filosóficos eran idénticos.
99
gran autoridad de la época. Era cartesiano, kantiano y hegelia-
no a la vez. Muy ecléctico. Decía estupideces como «El verda
dero Hegel es el Hegel que es verdadero», y a todo el mundo le
parecía el summum de la profundidad. Con todo, fue muy in
fluyente, y en el ámbito sociopolítico representaba el socialis
mo radical, que era un movimiento muy pequeñoburgués pero
ateo. Al menos Alain introdujo en cierta medida a Hegel en
los estudios superiores. Hasta entonces, Hegel estaba vetado
en la universidad francesa. Veinte o treinta años antes, [Jules]
Lachelier, que dirigía el programa de la y presidía
el jurado de dicho examen, había dicho que si alguien intro
ducía alguna idea hegeliana o se atrevía a mencionar a Hegel
en su tesis, suspendería. Los tres volúmenes de la historia de
la filosofía de Brunswick, no aparece citado ni una sola vez
en los dos primeros, y apenas le dedica tres o cuatro páginas en
el tercer volumen. Hegel no fue introducido de forma riguro
sa en el pensamiento francés hasta la década de 1980, cuando
Alexandre Kojéve publicó su brillante tratado sobre el amo y
el esclavo y, después de la guerra, gracias a la traducción de
[Jean] Hyppolite de la Fenomenología del espíritu. Lo cierto es
que en aquella época aún no sabíamos gran cosa de los filóso
fos alemanes, quiero decir de gente como [Johann] Fichte y
[Friedrich] Schelling, a los que yo aún no he leído en profun
didad, apenas fragmentos dispersos...
S.: Sí, pero no tenía nada que ver con mis cursos ni con mis
estudios. Se puso de moda en torno a 1880. Un poeta que me
encantaba, Jules Laforgue, hablaba mucho de Schopenhauer
cuando yo tenía veinte años, así que lo leí entonces.
S.: Sí, mucho, pero lo odiaba. Creo que sus tonterías sobre la
élite, su concepto del superhombre, nos radicalizaron mucho,
100
sobre todo a Nizan, porque, para colmo, en la École Nórmale
los pedantes lo adoraban. Cuando les tirábamos condones lle
nos de orina a la cabeza, cuando volvían de sus veladas mun
danas, les gritábamos: «¡A sí meaba Zaratustra!». Siempre he
pensado que el ser humano, el individuo, debe ser salvado en
conjunto. Y, para eso, hay que recurrir a la violencia contra
aquellos que entorpecen el proceso.
G.: ¿Y Kierkegaard?
S.: No como debería. Para mí, Dios era como el Estado que or
dena a su súbdito que haga lo que le dice. Pero ésa fue mi p ri
mera reacción, fruto de mi antipacihsmo durante la Guerra Civil
española.
101
Francia enviara unas cuantas divisiones contra Franco. A fin de
cuentas, en Francia habíamos elegido un gobierno del Frente
Popular, exactamente igual que la república española.
io 3
furioso, lleno de odio contra sus torturadores? Piense en el
caso de A rgelia. Yo estaba cien por ciento a favor del f l n
[el Frente de Liberación Nacional, los argelinos que luchaban
por la independencia respecto a Francia], Les di dinero, les
llevé medicamentos, firmé el manifiesto de los 131 de Jeanson
[la declaración sobre el derecho a la insum isión en la guerra
de Argelia],6 pero ¿habría sido capaz de resistir la picana [una
descarga eléctrica utilizada por los franceses para torturar a
los presos en Argelia]?
G.: Pero el amor a aquellos por los que uno se rebela también
es muy importante. Como dijo Che Guevara: «Déjeme decirle,
o riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está
guiado por sentim ientos de amor». Odie al enemigo y ame a
los enemigos del enemigo. A la vez.
G.: Creo que por las dos cosas. Cuando tenía quince años (aun
que mentí sobre mi edad), fui con el Comité Unitario de Ser
vicios —que es una organización que ayuda a los pobres, los
desamparados, los rechazados por la sociedad capitalista—
a trabajar junto a un poeta sureño llamado Don West en la
construcción de un campamento de verano interracial desti
nado a niños necesitados en medio de Talmadge, en Georgia,
uno de los lugares más racistas de Estados Unidos. Don era un
militante auténtico, un pastor baptista que se había presentado
en las elecciones contra un congresista llamado Wood, que era
un verdadero fascista sureño, que deseaba que todos los pro
gresistas perdieran su trabajo, como el senador Joe McCarthy
más tarde. Un día que Don nos llevó en coche por el estado, la
policía nos hizo parar porque estaban colgando a un hombre
negro. Había una multitud de policías alrededor y cientos de
personas mirando, así que no pudimos hacer nada. El desdi
chado negro al que estaban colgando debía de tener la misma
edad que yo. La policía no hizo nada hasta que el chico murió.
Entonces uno de ellos disparó al aire y gritó: «¡M atar es ile
gal! » . La gente alrededor se rio y se dispersó, alegre; había
muchos niños. Eso me sacó de quicio, pero una mujer de mi
grupo, graduada en Ohio, me abrazó con fuerza hasta que es
tuvimos lejos, de modo que no pude gritar. El cuñado de Don
era comunista; de hecho, era miembro del comité central del
cpusa [Communist Party of the United States of America, el
partido comunista estadounidense], y nos visitó unos días más
tarde. Yo estaba tan molesto por lo que había visto que le dije
que quería unirme al partido comunista. Me preguntó por qué
y, al contárselo, me dijo que el partido no quería miembros
que se enrolaran por razones emocionales. «Queremos miem
bros que lean, entiendan y acepten las ideas del partido», ex
plicó. Un par de días después, denunció a sus compañeros
comunistas y testificó contra ellos.
106
MARZO DE 1971
S.: Exacto. Una verdadera obra maestra. Pero los que realm en
te me interpelaban eran los personajes de Dostoievski.
G.: ¿Piensa en Iván. M ishay Raskólnikov?
108
G.: A mi entender, aunque nadie esté de acuerdo, hay tres.
Stavrogin. por supuesto. Y Kirilov, que se suicida para de
mostrar que es libre. Y también el comunista. ¿Cómo se lla
maba? Me acuerdo de Chatov, de Kirilov y de Stavrogin, pero
no el nombre del comunista, que me fascinaba más que los
demás.
G.: ¿Políticamente?
S.: Por eso hay que leer todo lo que se pueda. Yo leí a los ru
sos, a los ingleses —que son mucho peores, desde su punto de
vista, claro, que Proust o Flaubert—y a [Paul] Valéry, también
en aquella época, pero ¿sabe?, formaban parte del mundo en
el que yo vivía. Me recordaban a Mancy, mi padrastro, el típi
co burgués, director pero con sueldo, siempre luchando para
salir adelante. Típico.
110
S.: Pues, como le he dicho, primero los rusos y luego los nortea
mericanos. aunque aquello fue más tarde. ¡[John] Dos Passos!
¡Oh. Dos Passos, qué poder el de ese hombre!
G.: ¿Sabe que hoy en día, en Estados Unidos, casi nadie lo co
noce? Mis estudiantes llegan a la universidad sin siquiera ha
ber oído hablar de él.
111
G.: Sin duda, porque en Francia existe la prensa política. Los
periódicos de derecha o los periódicos socialistas temen que
si no recogen un escándalo, éste aparezca en un periódico co
munista, o Le Fígaro teme que aparezca en Le Monde, así que
suelen ser más precavidos a la hora de mentir. ¿Cuándo des
cubrió usted a Dos Passos?
G.: Sé que le influyó mucho, pero ¿en qué sentido? ¿En el es
tilo, en el tema?
G.: La Revue Sans Titre, que codirigía usted con Nizan, data de
1923, cuando aún cursaba khágne.
112
G.: ¿Por razones políticas?
S.: Creo que fue por La Reme, por algo de la revista. Al fin y al
cabo, mi novela era sobre dos grandes amigos que rom pían
por culpa de una revista. Pero no pudo ser sólo por eso, por
que en realidad quien decidía qué se publicaba era Fraval, y
nosotros no teníamos ninguna influencia; era un verdadero
dictador, ¿sabe?, escuchaba nuestras opiniones, pero siempre
decidía él y no había nada que decir. Así que tuvo que haber
otras razones.
n3
enfrentamientos, por ejemplo, ninguno de nosotros era res
ponsable, sino que era un acto colectivo. Por supuesto, tam
bién hubo desastres individuales. Bueno, no desastres-, quizá
exagero, pero como cuando decidimos experimentar con dro
gas. Yo acabé con una depresión nerviosa.
114
S.: Nada interesante, ni para él ni para mí. excepto los can
grejos; concluimos que eran fruto del temor a la soledad o. en
ese contexto, del temor a perder a mis compañeros de grupo.
Como sabe, una vez que pasé la agrégation. mi vida dio un giro
radical; antes formaba parte de un grupo de unos diez, que in
cluía a campesinos y obreros, así como a intelectuales burgue
ses, y a partir de entonces me quedé solo con Castor.
S.; Claro. ¿Se acuerda de Pierre Guille? Era hijo de cam pe
sinos.' ¿Y del tipo al que llamábamos Rubiales, porque era el
más moreno de todos? Pues era hijo de un minero. Recuerde
que la educación era gratuita, y que si uno aprobaba los exáme
nes, aunque no tuviera dinero, el Estado le daba una beca para
los gastos de mantenimiento. Esa era la ley, y sigue en vigor.
Los gastos de viaje también. Si uno sacaba buena nota como
para elegir la universidad a la que quería ir pero vivía dema
siado lejos para ir en metro, como Frantz Fanón, ¿se acuerda?,
el Estado le pagaba los viajes en avión desde Guadalupe cada
año, hasta que lo contrataron como psiquiatra en un hospital
psiquiátrico público.
116
cretino», pero N izanyyo éramos los únicos que preparába
mos la agrégation de filosofía. Perón, el tipo que murió durante
la Resistencia, estudiaba inglés. Había un par que estudiaban
alemán, y casi todos los demás literatura, pero, por supuesto,
todos estudiábamos un poco de todo a la vez, creo.
S.: Burlarse es un poco excesivo. Ella sólo decía que era una
locura meterme en eso si yo podía escribir. Ya sé que la razón
por la que usted abandonó la filosofía es porque le parecía, en
sus propias palabras, una masturbación mental, pero Castor
no fue tan lejos.
u7
S.: Sí. en parte sí. en la medida en que dejé de considerarme
un filósofo. Pero no olvide que en aquella época los dos pre
parábamos la agrégationde filosofía.
G.: ¿Es verdad que usted deseaba tener un romance con Stépha
y que ella le rechazó?
G.: ¡Oh, no! Stépha nunca habla de esas cosas, al menos con
migo. No, fue Castor quien cantó.
S.: Sí, tal vez. Ella me rechazó, como ha dicho usted, pero con
suavidad, con dulzura. Su padre se acostaba con todas las muje
res de Montparnasse, incluidas Castor y su hermana, Poupette,
pero Stépha no, era extremadamente fiel.
118
G.: ¿Conoce usted la historia de Noiditch?
S.: No, no exagere. Una vez cada dos semanas, a lo sumo, pero
no porque estuviéramos deprimidos. Nos emborrachábamos
hasta desplom arnos, pero como una especie de p u rifica
ción colectiva, para vaciarnos de nuestros problemas, de pen
samientos triviales, un poco como sus sesiones de hachís, con
la diferencia de que luego acabábamos con un dolor de cabeza
120
A
G.: ¿Y Merleau-Ponty?
G.: ¿YAron?
A
S.: También estudiaba en la Ecole Nórmale con nosotros y for
maba parte del grupo, pero era externo. Nunca participaba en
nuestras borracheras. Eramos amigos, pero no con la m is
ma intensidad que con Nizan. Cuando Nizan fue destinado a
Bourg [-en-Bresse, una ciudad en el centro norte de Francia]
y dejamos de vernos durante dos años, Guille ocupó su lugar y
se convirtió en mi mejor amigo. Fuimos amigos durante cin
cuenta años. Llegó a ser secretario de los debates en la Asam
blea Nacional, ¿sabe?, los funcionarios que se encargan de
analizar todos los días lo que han dicho los diputados y lo que
pretendían decir, etcétera. El parlamento conserva una trans
cripción de todo, pero encargan un resumen de los debates y
se publica a diario. Eso es lo que hacía Guille, y lo sigue ha
ciendo, igual que [Jean] Pouillon, por cierto. Pero Guille y yo
rompimos hace unos años.
131
G.: ¿Por razones políticas?
S.: No. cosas que pasan, ya sabe, ves a alguien casi cada día, du
rante diez, veinte años, y luego un día no le llamas y él tampoco
te llama. Pero no por razones políticas. Tenía otros amigos que
no estaban politizados, como Maheu. Usted lo entrevistó, así
que ya sabe lo encantador, sociable y cálido que puede llegar
a ser. En la u n e s c o todo el mundo lo considera un malpari
do. imperioso, mezquino e intrigante, un mal tipo, vaya, pero
conmigo es encantador, y nunca hemos roto por sus ideas de
derechas; bueno, de centro...
12 ?
S.: Jeanson era un buen compañero, y trabajamos juntos du
rante la revolución argelina. Pero cuando Camus publicó El
hombre rebelde, enseguida me di cuenta de que si publicaba una
crítica en Les Temps Modemes tendría problemas, así que en la
reunión del consejo de redacción le pregunté a Jeanson si lo
había leído —no lo había leído; yo había recibido unas galera
das—y si tenía una opinión formada respecto a Camus, a favor
o en contra. Sabía que se habían visto algunas veces, pero de
forma superficial, en veladas sociales. Así pues, le pedí que h i
ciera la reseña, y no corregí ni una palabra. Camus se enfureció
por el hecho de que alguien se atreviera a criticarlo, y escri
bió una respuesta amarga, poco honesta, ya que no la dirigió
a Jeanson, sino a «Monsieur le directeur des Temps modemes»
[señor director de Les Temps ]M
e, así que tuve que con
d
o
testar, y eso arruinó nuestra amistad.
123
(Ir Fran^ois Mitterrand, de la época en la que era ministro de
Interior, y que los franceses de derechas gritaban o tambori
leaban con el claxon del coche], Y se acabó.
G.: Parece que tenían pocas clases. ¿No había ningún profesor
que le inspirara?
S.: No, claro que no. De hecho, por aquel entonces queríamos
ser profesores, y sabíam os que los que obtuvieran los p r i
meros puestos tendrían las mejores plazas, así que queríamos
ser los primeros.
S.: No, bueno, sí, en 1929 apenas se podía elegir. Pero me tras
ladaron a París al ser liberado del stalag.
S.: No, sólo diez años, y siempre se podían saldar, como hice
yo. En parte. Pero no, me gustaba ser profesor porque me daba
tiempo de escribir y, ante todo, yo quería escribir.
S.: Castor sí, a todas las clases. Stépha, no. Por aquel entonces
ya había decidido renunciar al título. Pasaba mucho tiempo en
la Biblioteca Nacional, donde ella y Castor se hicieron amigas,
sobre todo porque le enseñó a Castor, como cuenta ésta en sus
memorias, a vestirse y arreglarse para seducir a los hombres,
a los estudiantes húngaros, ¿recuerda? Pero dejó de ir a clase
cuando empezó a salir con Fernando. Ella también vivía en la
Ciudad Universitaria, pero una vez que se mudó con él, tenía
que ganar dinero para que él pudiera pintar.
G.: ¡Vaya con mi padre!
S.: Sí, pero aquello fue después, en 1927, el año antes de que
yo hablara con Castor por primera vez.
127
S.: Me lo agradeció y se fue. En Francia, en aquella época, un
hombre y una mujer no podían empezar a hablar sin más, a
menos que fuera en un bar, donde las mujeres eran distintas.
Quiero decir que las diferencias de clase eran muy rígidas, y
no era una cuestión de dinero, porque yo era pobre, a pesar de
la riqueza de mi padrastro, y la familia de Castor había perdi
do todas sus inversiones. Era una cosa de clase. Alguien había
presentado a Maheu y a Castor, y a no ser que él nos la presen
tara, no podíamos tratarnos. Si no recuerdo mal, fue Stépha
quien nos presentó. Castor le había conseguido un trabajo de
preceptora de su amiga de infancia Zaza [Elisabeth Lacoin], que
estaba locamente enamorada de Merleau-Ponty, y Stépha,
que desdeñaba todas las diferencias de clase, presentó a toda
la gente que le gustaba.
S.: No del todo. Era demasiado marxista para pensar que so
mos absolutamente libres.
G.: Eso es lo que quería usted decir cuando hizo aquella decla
ración que desencadenó tantas críticas, al afirmar que durante
la Ocupación, Francia era absolutamente libre.
129
S.: Exacto, lo que quería decir es que en realidad no había elec
ción. Dicho de otro modo, sólo se podía ser colaboracionista o
resistente. Si uno era resistente, esa postura entrañaba ciertas
acciones y reacciones. Este ejemplo ilustraba mi idea de que la
libertad individual consiste en aceptar ser lo que se hace.
S.: Por supuesto que no. Políticamente, creen que ser libre es
poder hacer todo lo que uno quiera. Económicamente, tener
seguridad. Eso pensaba Nizan.
i3o
razón, por supuesto. La libertad económica está limitada a una
parte ínfima de la clase burguesa.
G.: Sí, pero cuando usted me dijo que invitara a [Herbert] Mar-
cuse durante su estancia en París, hace un año, ¿se acuerda?,
él nunca había ido allí, y llegó muy tarde, así que ya estábamos
todos sentados a la mesa cuando nos buscó con la mirada. Los
camareros lo sabían. Incluso le señalaron nuestra mesa sin ne
cesidad de que Marcuse se lo preguntara.
i3 i
G.: Tiene usted razón. Entonces, ¿Castor y usted nunca se han
preocupado por el dinero?
G.: En cierto sentido, eso enlaza con una pregunta que usted
se ha formulado a menudo, la de qué papel debe desempeñar
un intelectual en una sociedad revolucionaria. Castor dice que
esta pregunta lo ha llevado a leer a Trotski a conciencia.
S.: Exagera. En primer lugar, yo no tenía nada de revoluciona
rio cuando leí a Trotski, sólo curiosidad. En segundo lugar, no
me pareció que dijera nada brillante al respecto. Pero es ve r
dad que se trata de una cuestión importante. En una sociedad
burguesa, el intelectual es un privilegiado, tanto desde el pun
to de vista del prestigio como financiero, si tiene éxito, claro.
¿Por qué un actor debería ganar millones, ganar más por una
sola película que un trabajador en toda su vida? Pasa lo mismo
con un libro de éxito. 0 con un artista. [Chaim] Soutine vendió
un cuadro a cambio de una comida. El propietario del restau
rante que se lo compró podría venderla hoy mismo y vivir feliz
en la Riviera el resto de su vida sin trabajar. En una sociedad
revolucionaria, Trotski convertiría a los artistas en trabaja
dores a sueldo del Estado. De acuerdo, pero ¿a qué artistas?
¿Al pintor vanguardista o al escultor o al escritor a quienes
nadie admira? ¿Y quién lo decidiría? Es una cuestión difícil.
¿Por qué Fernando no logra vender sus cuadros por millones,
si Picasso lo consideraba tan buen pintor como él, al menos
como colorista? Todos los marchantes de arte quieren tener
un Picasso, pero ¿por qué no tienen en cuenta sus opiniones
artísticas? Todo eso es absurdo. Y la historia ha demostrado
que quienes son recompensados no son los que están « a d e
lantados a su tiempo», sino que aquellos que imitan su época,
que no se inventan nada nuevo, son los que obtienen fama y
dinero. A menudo, los que están «adelantados a su tiem po»
mueren antes.
i 33
G.: Yo necesito emborracharme todas la noches. De lo contra
rio. por la mañana no puedo escribir. Así que necesito más
dinero que alguien que no beba jamás. ¿Es justo?
S.: Tan sólo es una idea sin perfilar: la cuestión es que el mo
do en que la sociedad celebra y recompensa a los intelectuales
es injusto.
G.: No por este libro; fue a causa de Por quién doblan las cam
panas. Al parecer, Hemingway cambió la palabra «fascista»
por «nacionalista» a fin de complacer a los productores de la
versión cinematográfica de la novela, que no querían insultar a
nuestro buen aliado Franco, o algo así. Fernando lo llamó opor
tunista asqueroso, o eso me contaron, porque yo no estuve en
la pelea. Pero estoy seguro de que su pelea tenía razones más
profundas. Quizá fue por Martha Gellhorn, la tercera esposa
de Hemingway y una gran reportera. Mi padre la adoraba; su
pongo que se acostaba con ella.
S.: ¿El general que ordena a Jordán que se una a la guerrilla [en
Por quién doblan las campanas] no está inspirado en su padre?
i36
todos los c ubanos formados, es decir, de los ricos, a Miami.
No obstante, hasta 1967, prácticamente no hubo represión. La
euforia y el entusiasmo por la revolución, sobre todo durante
osi 'a a a i . y o ía s Idos grandes conferencias que reunieron a los
jefes revolucionarios del tercer mundo en La Habana en 1966
y 1967], eran sobrecogedores.' Es cierto que había mucha in e
ficacia. Recuerdo un cargamento enorme de cajas de naran
jas que se estaban pudriendo en los muelles, y Che me llevó a
ver un almacén lleno de bicicletas importadas sin neumáticos
(«No tenemos caucho», observó entre risas), y otro lleno de
quitanieves importados de China, ¡en Cuba, donde hace tanto
calor! Pero cualquier nuevo país revolucionario habría com e
tido errores parecidos. Usted mismo lo dijo en su prólogo a Los
condenados de la ,tierade Frantz Fanón.
S.: Por supuesto, todo eso es muy normal, pero no se debe arres
tar ni encarcelar a los que no están de acuerdo, ni acusarlos de
ser responsables de esos errores de principiantes, como su
cedió en Cuba. Ni detener a la intelligentsia por el hecho de
que critique al Gobierno, o a grandes escritores y poetas como
[Heberto] Padilla, por ejemplo.2
l37
hacemos en la medida en que somos responsables de ello. En
otras palabras, mi mundo se volvió serio. El año en Alema
nia constituyó un hiato, pero sólo un hiato. Luego estuve en
un campo de prisioneros de guerra. De repente, todo cambió.
Me convertí en un ser social, no en un escritor, ni un filósofo,
ni un profesor, aunque escribiera durante todo el tiempo que
pasé en el stalag. Me había convertido en un simple miem
bro de un grupo, de una colectividad, ni peor ni mejor que
otro, por muy diferentes que fuéramos. Fue entonces cuan
do comprendí el verdadero significado de la palabra «huma
nidad», por qué su padre se marchó a España, por qué iba a
regresar a España aun sabiendo que su bando perdería. Pero
una vez que me soltaron, volví a ser una criatura solitaria. Sí,
me uní a la Resistencia, en cierto modo, pero a través de la es
critura, porque con mis ojos no podía hacer nada más. Pero
aún era un individuo. Sentado en un café, escribiendo. Sí, con
Castor en otra mesa. Y enseguida formamos lo que ella llama
« la fam ilia» , pero cada uno de nosotros era un individuo, o
eso pensábamos. Qué cosa tan terrible, pensar. Hemingway
lo sabía. No piensen. Vayan a nadar, a pescar, a cazar, cualquier
cosa para evitar pensar. Pensar enloquece.
S.: Exactamente.
S.: Claro. Los hombres siem pre quieren debatir sobre ideas,
explicar cómo interpretan las cosas, mientras que las mujeres
i38
cuentan lo que sienten, lo que han sentido. Piense en sus ideas
en su despacho y déjeme en paz. Hábleme de sus experiencias,
de cómo se sintió, y cada vez aprenderé algo nuevo. Eso es muy
raro en un hombre. Su padre era así, por eso me pasaba horas
charlando con él. Usted también es así. Calder también. Pero
la mayoría de los hombres son un aburrimiento mortal. Como
Malraux. Le contará por qué dos colores juntos son bonitos,
pero jamás le dirá qué siente cuando ve esos colores.
G.: ¿Entonces no hace falta que lea El ser y la nada si leo o voy
a ver A puerta cerrada ?
G.: Tal vez, pero ¿qué tiene eso de malo? ¿Y qué relación tie
nen los cangrejos con su sensación de aislamiento?
140
S.: Exacto, pero no funcionó. Atraía a demasiados reaccio
narios que estaban en contra de Estados Unidos pero por ra
zones equivocadas, por una moral ridicula, por anacronismo
monárquico, por fervor religioso o Dios sabe por qué. Y e n
seguida comprendimos que teníamos que elegir. La pregunta
fundamental era la siguiente: ¿quién de los dos estaba listo
—e incluso deseoso— para llevar a cabo un ataque contra el
otro, que desencadenaría una nueva guerra que devastaría
el mundo? Estados Unidos, sin duda. Así que tuvimos que
abandonar la Tercera Fuerza y aliarnos con Rusia.
S.: ¿Gorbachov?
141
S.: Ojalá lo hubiera sabido en la época en la que discutía tanto
al respecto con | David | Rousset.1
S.: Hasta 1958, no. Teníamos mucho trabajo, muy intenso. De
bíamos sacar a Francia de la o t a n , debíamos rechazar las bases
estadounidenses, debíamos dejar de vender nuestros recursos
a los conglomerados norteamericanos. Había concentracio
nes, manifestaciones y marchas casi todos los días. Y nuestra
revista tenía que marcar el camino. Entonces aquel anciano se
hizo con el poder y de pronto comprendí que toda mi vida sería
completamente absurda, que mi generación estaba condena
da a existir bajo sus lamentables y ridiculas proclamas de «la
grandeur de la France» [la grandeza de Francia].
143
G.: Pero éste era el mensaje, por decirlo de algún modo, de
todas las obras que escribió usted mientras se debatía en su
depresión personal, es decir, cuando se consideraba un pri
vilegiado pero, en consecuencia, se sentía solo, perseguido
por los cangrejos. Como sus novelas cerrada, Las
moscas y Les mains sales [Las manos sucias], y su gran obra de
teatro Le diable et le bon Dieu [£1 diablo y ].
144
G.: Esta clase de depresión, como la llama usted —aunque yo
creo que más bien se trata de lucidez—, suele llevar a una e s
pecie de búsqueda mística de la salvación.
145
que algún dia podría encontrar a Dios, y contestó que no, que
por supuesto que no creía en Dios, y luego añadió, me acuerdo
perfectamente: «D ios no existe, pero el propósito de la vida
es encontrarlo».
S.: Sí. así era Fernando la última vez que lo vi, cuando fuimos
a aquella exposición en Nueva York en 1946.
146
G.: ¿Por eso lo asesinan?
S.: Exacto.
S.: Supongo que tampoco sabía qué hacer con Gómez. Nadie
ha influido tanto en mí como su padre. Aún recuerdo cuando
los padres de su padre se presentaron en París, empobrecidos
después de que [Kemal] Atatürk [el primer presidente de la
república de Turquía] les expropiara sus bienes [a finales de
los años veinte], y él tuvo que mantenerlos. Castor y yo íbamos
a visitarlo a menudo a Madrid y luego a Barcelona, donde tra
bajaba para ganarse la vida, y la verdad es que se ganaba muy
bien la vida, porque enseguida llegó a ser jefe de no sé qué
compañía de electrodomésticos húngara, y mientras los espa
ñoles dormían la siesta, él pintaba como un loco en su taller.
Aquello me alentó mucho, porque yo también tenía que ga
narme la vida a pesar de que sólo quisiera escribir. Y Fernan
do seguía igual cuando visité a toda la familia en 1946. Acaba
de empezar a pintar de nuevo después de diez años sin pintar,
por la guerra de España, porque fue espía durante la guerra [la
Segunda Guerra Mundial], y porque estaban sin blanca. Vivían
ustedes en un tugurio, y sus padres no tenían permiso de tra
bajo,6 así que Fernando se pasaba el día traduciendo para un
oscuro funcionario al que detestaba, y su madre hacía masajes
faciales a sus amigas. Pero él pintaba con verdadero furor, ape
nas tres horas al día, y con poca luz. En aquella época no había
vida de café, así que no había nadie a quien cambiarle un cua
dro por comida. Y él seguía pintando. Y sigue, por lo que sé.
G.: Y tanto.7
*47
G.: Se ha vuelto más bien pacifista, pero está a favor de los viet
namitas. Si^ue lleno de contradicciones. Por ejemplo, le en
cantan las colinas de Vermont, a las que llama «m is Pirineos»,
pero desdeña la arrogancia de Estados Unidos y, sobre todo, su
patriotismo exacerbado. No puede entender que la gente tenga
que escuchar el himno nacional en cualquier acto, en los par
tidos, las carreras...
S.: ¿En las carreras? ¿Quiere decir que tienen que escuchar el
himno antes de empezar a apostar por los caballos?
148
un semestre, ya que el profesor titular se puso muy enfermo.
Stépha enseña easi todo lo que necesitan. Ruso, francés, es
pañol. alemán, historia antigua, griego, latín, lo que sea. Le
encanta y la adoran.
G.: Creo que tiene usted razón. Conmigo nunca habla de filo
sofía. Respecto a las cartas, aún las conservo..., pero son entre
Castor y Stépha. ¿Por qué ustedes dos, los hombres, nunca se
escribieron?
149
G.: En 1964 usted se negó a ir a verlo.
G.: He oído decir que había preparado usted un plan muy rí
gido, capítulo por capítulo.
S.: Qué raro, ¿no? Y discutí con él todo el rato sobre España.
*54
G.: ¿Y Colette Audry [una colega de Beauvoir que posterior
mente. seria una novelista y guionista de prestigio]? ¿Ya era
militante trotskista?
*55
la politique[Conversaciones sobre política]. Debería usted en
trevistarlo. Es un militante trotskista convertido en gaullista.
Ya no tiene ninguna influencia, pero le dará una idea de cómo
era la política francesa de posguerra. Intentó lanzar r d r a la
palestra convirtiéndolo en un partido de derechas, de ahí que
yo lo disolviera.
156
G.: Durante aquella época, entre el final de la guerra y el golpe
de Estado de De Gaulle, ¿ya no lo acosaban los cangrejos ni
la depresión?
157
Laon. Supongo que cualquier persona con dos dedos de frente
habría elegido Lyon. una ciudad maravillosa con una comida
fantástica, pero l^aon estaba cerca de París, y Castor había ob
tenido un een París, y yo quería estar cerca de ella, así
n
g
á
h
k
que elegí Laon. ¡Sólo por un año! En 1987. me propusieron ir
al lycée Pasteur, donde di clases hasta que tuve que alistarme.
Tendría que haber estado mucho más contento y. de hecho,
en el plano personal lo estaba: vivía en París, veía a Castor
cada día, vivía en un hotelito encantador cerca de la avenida
del Maine, en el extremo del barrio de La Galté, desayuna
ba en Les Mousquetaires, y escribía en ese mismo café. ¿Qué
más podía pedir? Pero Francia se estaba volviendo fascista.
El Frente Popular había fracasado. Cuando resultó evidente
que la república española iba a perder, al principio pensé:
«Bueno, es una tragedia, pero no es más que España, a no
sotros no nos afectará». Pero, poco a poco, ya no podía cerrar
los ojos ni hacer oídos sordos. Aparecieron Cruz de Fuego y
Acción Francesa, los gamberros nazis estaban desbocados, los
políticos pronunciaban discursos estúpidos y, por supuesto,
pasó lo de los Sudetesy Múnich. Entonces me convencí de que
la guerra sería inevitable. Aquel verano, el de 1938, Castor y
Olga estaban de vacaciones en el Midi, dando largas camina
tas. Les mandé un telegrama que decía: «Guerra inevitable».
Y mi depresión dejó de ser personal...
S.: ¡No, no! Aquello fue después, cuando los soviéticos firma
ron el pacto de no agresión con los nazis. Yo no tenía nada que
objetar; al fin y al cabo, en Múnich, las potencias occidenta
les habían abandonado a Rusia... No cabía ninguna duda de
que la siguiente maniobra de Hitler sería atacar Polonia... In
vadió Austria sin un solo disparo. Invadió los Sudetes sin un
solo disparo. Estaba claro que Polonia sería la próxima, y Stalin
tenía razones de peso para pensar que Occidente lo consenti
ría. Así pues, Stalin sólo podía prepararse. Lo terrible fue que
158
los comunistas franceses aplaudieran el pacto. Stalin no tenia
elección, pase; pero ningún comunista francés debería haberlo
aprobado en nombre de Francia. Sin embargo, cuando estalló
la guerra, la tacharon de «guerra capitalista» y se negaron a
apoyara Francia e Inglaterra. Aquello fue desalentador. Los
comunistas franceses eran más estalinistas que Stalin. Pero
Nizan, no. Se negó a seguir la consigna pacifista de los comu
nistas franceses, se alistó en el ejército, y mandó su carné de
militante al jefe del partido, Maurice Thorez. Cuando Hitler
atacó a Rusia todo cambió, por supuesto. De repente, los co
munistas eran los grandes combatientes de la Resistencia, y
todos nos convertimos en buenos aliados. En mi grupo, jun
to a los comunistas había todo tipo de anticomunistas, como
Camus o el escritor católico Mauriac.
G.: Es mi favorito.
*59
OCTUBRE DE 1971
S.: ¿Yusted cómo está? ¿Ya han empezado las clases en Vincennes?
G.: Si. ¿Qué tal le ha ido el verano?
G.: Por supuesto que no, ya que todo el mundo, o al menos los
estudiantes y los medios de comunicación, sabe muy bien que
su Crítica preparó el terreno y sirvió de justificación intelectual
para los sucesos de mayo del 68. En esa obra, explica usted, a
través de ejemplos que abarcan desde la revolución francesa
hasta, pongamos, el caso de la gente que espera el autobús en
la Tercera Avenida en hora punta, que las revoluciones se ori
ginan en el seno de un grupo unido por la mezcla de un sueño
162
y un propósito. Imaginemos una cola larga de autobús, formada
por numerosos individuos que regresan de una ardua jorn a
da de trabajo alienante y carente de sentido en la oftcina. Pasa
un autobús lleno a reventar, en el que no cabe nadie, así que
ni siquiera abre las puertas. Luego pasa otro autobús, igual de
atestado, que ignora a los que esperan con amargura. Enton
ces, cosa extraña, pasa un autobús vacío, con la señal de «fuera
de servicio», y se detiene frente a la cola por culpa del tráfi
co. Todo el mundo lo m ira con codicia. De repente, uno de
los tipos de la cola empuja la puerta, la fuerza, y ésta se abre.
El conductor grita que ya no está de servicio. «¿A donde va
usted?», le pregunta el asaltante. «A l garaje», responde el
conductor. Como vive a medio camino, el rebelde le dice:
«Bueno, puede dejarm e de p aso». Entonces toda la gente
que hacía cola sube al autobús. Se está formando un grupo.
«¿Dónde vive? De acuerdo, pare en la calle Cuarenta y siete.
¿Yusted? Muy bien, pare en la calle Sesenta. ¿Y usted? » « E n
la Noventa y seis, pero cuatro bloques hacia el este; allí ten
go que tom ar otro autobús porque mis piernas viejas ya no
me dejan an dar.» « ¡S e ñ o r conductor! En la calle Noventa y
seis, haga una pequeña vuelta y vaya cuatro bloques hacia el
este.» «P ero me voy a m eter en un lío .» «N o se preocupe
usted; le daremos un justificante.» Y alguien escribe en un pa
pel que todos son responsables de la requisición del autobús y
de haberle ordenado al conductor que se desvíe un poco de la
ruta para acercar a los ancianos, los pobres y los necesitados
a su casa. Todos ellos ñrm an. Y empiezan a hablar entre sí.
«¿Dónde trabaja?» «¿Q ué hace?» «¿Tiene h ijo s?» Cuando
el autobús acaba de acompañar a todos los pasajeros ilegales,
ya ha nacido una concepción de la vida completamente nueva.
¿Se trata de una revolución? Sí, pero muy pequeña, espontánea
y extremadamente moral. La vida de cada uno de los pasajeros
ha cambiado, así como la del conductor. Al ñnal, éste también,
al igual que todos los pasajeros, se reía y cantaba y deseaba
buena suerte a todo el mundo. Dígame, Sartre, ¿se contenta
usted con apoyar a los maos [los maoístas, como la izquierda
i63
llamaba a La Izquierda Proletaria] o bien se ha unido a ellos?
¿Se ha vuelto usted maoísta?
G.: ¿El caso que acabó quebrando la confianza del juez Bazelon
en el sistema jurídico estadounidense?
164
que sus estudiantes llaman ag [assemblées genérales, es decir,
asambleas generales, en las que se decidieron los estatutos de
la Universidad de París vni Vincennes].2
166
G.: ¿Y aprueba usted sus decisiones?
167
y política] [ahora el texto se titula Insto ¡re (Moral e
historia)]. La idea fundamental era que tío puede existir un
código ético de acción a no ser que antes exista una libertad
absoluta, es decir, que la moralidad está determinada por la
lucha del hombre contra aquellos que limitan la libertad hu
mana. La historia, pues, determina la ét ica. Y viceversa: la ética
modifica la historia.
G.: Por supuesto que no, del mismo modo que no fueron perse
guidos por cometer esos mismos crímenes en Filipinas, o con
tra los indígenas americanos, o por asesinar a miles de civiles
168
en Hiroshima y Nagasaki. o por el millón de niños menores
de once años que mueren cada año en Latinoamérica porque
las corporaciones mineras estadounidenses contaminan el agua
que beben; los británicos tampoco fueron perseguidos por bom
bardear a civiles en Dresde. Pero ¿es legítimo que los débiles,
que no tienen suficiente poder como para aplicar las leyes que
condenan los crím enes contra la humanidad, quieran vengar
se? ¿El revanchismo es justificable éticamente?
S.: Tal vez, si se trata de una decisión colectiva; podría ser. Nos
encontramos ante un problema grave. Las leyes están concebi
das para proteger a los ricos, los poderosos, las élites. No existe
ninguna ley que, originalm ente, favorezca a los pobres, a no
ser que tam bién redunde en ellos, pero fuera creada para las
élites. De acuerdo. Por lo tanto, las leyes que definen los c rí
menes contra la humanidad son leyes destinadas a justificar el
poder de los poderosos. Puede que los culpables hayan viola
do esas leyes, como los nazis, pero si son ejecutados no es por
el hecho de haberlas violado, sino, a fin de cuentas, porque la
ejecución de los culpables refuerza el sistema a través del cual
los poderosos tienen derecho a imponer tales leyes.
169
de que los verdugos fueran ejecutados, al menos trescientos
sesenta y cinco, demostraba que Castro no era un simple refor
mador burgués, tal y como Time y Estados Unidos querían, sino
un revolucionario auténtico, así que decidieron condenarlo.
Ahí va mi pregunta, pues: ¿había que ejecutar a los verdugos,
cuando todo el mundo. Castro incluido, sabía que los verdade
ros culpables eran los altos cargos del Gobierno de Batista, en
especial los amos de su régimen, es decir, los propietarios de
United Fruit, t & t y otras corporaciones norteamericanas
en beneficio de las cuales Batista y sus esbirros habían explo
tado al pueblo cubano?
170
C.: ¿Cómo situaría la Fracción del Ejército Rojo en este contexto?
S.: Pero ¿está usted de acuerdo con que las leyes de un país re
volucionario no deberían ser leyes, sino acuerdos discutidos
y aprobados en asambleas populares, en lugar de mandatos de
una entidad superior al pueblo?
174
de la democracia» según Estados Unidos. Teniendo en cuenta
todo esto, creo que el régimen cubano ha sido extremadamente
moderado en su represión.
176
G.: Lo demostró usted de maravilla en la entrevista que le hice
para el New YorkTimes.
177
en una caja de jabón delante de los trabajadores de Renault-,6
demasiado viejo, también, para estar sentado o tumbado en
un edificio vacío a la espera de que lleguen los que no tienen
donde vivir, que al principio están muy asustados, hasta que no
les dicen que la policía no se atreverá a tocarlos porque varios
intelectuales de prestigio, de los que nunca han oído hablar,
como Foucault, Mauriac o yo, están allí para protegerlos. Ni
siquiera puedo levantarme del suelo sin ayuda.
178
presentábamos todos juntos, y como hablaba de religión, no
hubo objeción ninguna por parte de los alemanes, pero los sa
cerdotes sabían muy bien que el verdadero mensaje era el s i
guiente: «El hecho de ser prisionero no significa no ser libre»,
lo cual era una llamada al compromiso; era muy raro, claro, pues
se trataba de un compromiso de la conciencia, puesto que nues
tros cuerpos no eran libres. Creo que fue entonces cuando com
prendí la diferencia entre la conciencia y la mala fe.7Y observé
hasta qué punto el hecho de trabajar para el bienestar de los
demás creaba ese sentimiento de bienestar en los demás y en
uno mismo. En otras palabras, comprendí hasta qué punto llega
a ser el socialismo, en realidad, una forma de humanismo. Los
alemanes eran la élite. Los prisioneros fascistoides eran los es
birros de esa élite. Y los demás éramos los explotados, y sólo
podíamos superar el sentimiento de explotación uniéndonos.
179
nuestra tarea, lo que decidimos entre todos en la Resistencia,
o al menos en mi grupo, que se encargaba de la propaganda,
supongo, puesto que publicábamos periódicos y octavillas —y
Camus, figúrese, que dirigía el periódico Combat. estuvo de
acuerdo—, era hacer entender a todos los franceses que sí, que
seriarnos liberados por el ejército norteamericano, pero que du
rante la Ocupación alemana habíamos creado nuestros propios
combatientes, nuestros resistentes, y que éstos eran perfec
tamente capaces de guiar a Francia hasta una democracia es
table una vez que fuéram os liberados. En otras palabras, ya
éramos conscientes de que Estados Unidos pretendía controlar
la «Francia liberada» y convertirla en una especie de satélite
después de la guerra, y que acabaríamos encontrándonos con
unos nuevos gauleiters.
S.: Sí, sí, sabían muy bien que Stalin no tenía ninguna inten
ción de ordenar al partido comunista que tomara el poder en
Francia, porque de lo contrario se desencadenaría una m a
sacre y Estados Unidos no se iría nunca. No, entendían per
fectamente que Francia debía regresar al mismo régimen que
antes, a una democracia parlamentaria, ineficaz, corrupta y ri
diculizada, pero una democracia capitalista, al ftn y al cabo.8
180
la forma de dominar el mundo contemporáneo. Estados U ni
dos no desea establecer tropas donde no son necesarias. Lo
único que quiere es poner bases en todas partes, por si acaso.
Lo demostró usted muy bien en su libro sobre América Latina.
Estados Unidos recurre a sus servicios secretos para reinar a
través del dinero, y derroca cualquier régimen que no haga lo
que le ordena. ¿Cómo se llamaba aquel hombre de la cía sobre
el que escribió usted, el que iba por América Latina enseñando
a la policía cómo torturar?
181
planeado matar a dos de sus tenientes, pero al ver que todo el
mundo se escapaba, se limitó a guiar a todos los judíos hasta la
frontera suiza y a decirle a los demás que regresaran a su casa.
183
G.: Pero al mismo tiempo que usted combatía con ellos, los
condenaba en sus escritos.
i83
G.: Hasta que todo cambió con la campaña «Ridgway go home!»
1¡Vuelve a casa. Ridgway!], ¿verdad?
184
hecho de estar políticamente activo significa llevar una vida
esquizofrénica.
S.: No se imagina usted. Por una parte, trabajaba con los co
munistas. Por otra, escribía para Combat, el periódico d irigi
do por Camus, que odiaba a los comunistas. Además, tuve que
pedir a los censores alemanes que aprobaran dos de mis obras
de teatro, A puerta cerrada y Las moscas, pues tenía la esperan
za de que transm itirían al público la idea de que el honor y
la integridad exigían resistir a los alemanes, al margen de las
consecuencias.
l8 5
S.: Exacto. Orestes se lleva a las moscas consigo. Es su deci
sión. Por lo tanto, como subrayaron los críticos alemanes, no
es un revolucionario.
S.: Sí, y les gustó. Mancy era gaullista hasta los tuétanos, muy
patriótico. Se negaba a concebir siquiera la lucha de clases, pe
ro estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviera en sus manos
para apoyar el combate contra los nazis. Estoy convencido de
que si se lo hubiera pedido, incluso habría escondido a com
batientes de la Resistencia, aunque tuviera que jugarse la v i
da. Pero nunca se me ocurrió pedirle que escondiera nuestras
cosas, los panfletos, las máquinas Roneo [de mimeografía] o
los documentos.
S.: No se imagina usted cuánto. Bost iba por todo París con
la Roneo bajo el brazo, yo llevaba las octavillas en el maletín y
aun así me sentaba en un café durante largo rato, esperando a
que apareciera Merleau; cometíamos toda clase de errores así,
increíbles, que a veces le costaron la vida a algunas personas,
como a la novia de Merleau, a la que pillaron con unas octavi*
lias y fue deportada. Nunca regresó.
186
S.: No. Pertenecía a nuestro grupo, pero en realidad no éramos
amigos. No olvide que aún no sabíamos la razón por la que h a
bía roto con Zaza. Discutíamos mucho sobre filosofía. Estaba
a punto de publicar su Fenomenología de la percepción, y preten
día que yo suprimiera algunas ideas suyas que había incorpo
rado a El ser y la nada, porque todo apuntaba a que mi libro se
publicaría antes que el suyo.
S.: No.
G-: ¿No en t?
a
b
m
o
C
187
todo, nos entendíamos de maravilla. De hecho, cuando em
pezamos a distribuir los papeles de A puerta cerrada, se me
ocurrió —y Dullin estuvo de acuerdo— que Camus podría in
terpretar el papel de Garcin. Olga iba a interpretar a Inés, y su
hermana Wanda, a Estelle, pero Olga se enfermó,'3 y todo dio
un vuelco. En aquella época Camus y yo nos hicimos grandes
amigos. Le gustó Apuerta cerrada y, ahora que lo pienso, a la
larga acabó pareciéndose a Garcin, ¿no cree?
188
a estrecharse hasta que Camus publicó, como ha dicho usted.
El hombre rebelde. Pero hasta ese momento, nos veíamos a m e
nudo. Camus me pedía que firm ara todo tipo de peticiones,
que si la amnistía para tal, que si la liberación de cual, peticio
nes que solía organizar Malraux, que entonces era un gaullista
fanático. No obstante, cuando le pedí que firmara la petición
para liberar a Henri Martin, el marinero encarcelado por n e
garse a luchar en la guerra colonial de Francia contra In do
china, Camus dijo que no, con el pretexto de que M artin era
comunista. Y, por supuesto, tampoco quiso unirse a la campaña
de «Ridgway go hom e!» [¡Vuelve a casa, Ridgway!], ni, poste
riormente, denunciar la guerra que llevaba a cabo Francia en
Argelia. Pero está usted en lo cierto, fue la reseña de El hombre
rebelde por parte de Jeanson, la ridicula carta que Camus me
dirigió llamándome «señ or director de Les Temps Modemes» y
mi respuesta lo que nos hizo romper definitivamente.
189
G.: Claro que tiene sentido. La idea de que el arte puede for
mular preguntas importantes...
190
sentirse arropados al saber que otro patrón también ha sido
secuestrado en otra filial. Y funciona. Recuerde lo que pasó en
Contrexeville. Los trabajadores de aquella fábrica no habían
hecho ninguna huelga en treinta años, hasta que al fin deci
dieron. después de una larga charla con La Izquierda Prole
taria. hacer un paro de una hora, sólo de una hora, un día en
concreto de la semana siguiente. Cuando empezaron la huelga,
su causa era bien conocida gracias a un artículo especial de
Cause, así que otros obreros acudieron a darles apoyo. En un
abrir y cerrar de ojos, votaron seguir en huelga hasta que con
siguieran sus reivindicaciones. La huelga duró tres semanas,
y ganaron, pero no porque algún jefe sindical, desde su des
pacho de París, la hubiera ordenado, sino porque los obreros
aprendieron a manejar el poder de los trabajadores, el poder
de la base. El cometido de La Izquierda Proletaria no fue en
señar —los intelectuales no pueden enseñar a la clase traba
jadora—, sino informar, explicar lo que habían hecho otros y
A
G.: ¿No cree usted que serían más eficaces algunas películas
revolucionarias distribuidas a gran escala?
191
G.: En 195.3. cuando Miller escribió esa obra de teatro, su pro
pósito era combatir el macartismo. Cundo usted la adaptó cua
tro años más tarde, se centró en la lucha de clases entre los
pobres de Salem y sus ricos explotadores, pero, en esencia, se
trataba de la misma lucha, ya que el senador [Joseph] McCarthy
era un simple peón de la clase dirigente estadounidense que
trataba de impedir el éxito de la élite de izquierdas. La cues
tión fundamental, no obstante, es la siguiente: ¿puede el arte
ser revolucionario? Usted parece sostener que sí en Qu’est-ce
que la littérature? [¿Qué es la literatura?].
G.: Eso enlaza con la conversación sobre Dos Pasos que man
tuvimos durante la comida.
S.: Cosa que, en realidad, es muy dura, ya que uno debe enfren
tarse a la lucha con toda clase de certezas que da por sentadas.
¿Sabía usted que cuando mi obra de teatro Laputain respectueuse
[La puta respetuosa] se montó en Rusia, en una sala popular, el
final dejó desconcertados a los obreros del público? No podían
entender por qué la prostituta acaba de parte de los policías.
¿Y qué ha sido de su conciencia social?, preguntaban. Y, en
193
1946. cuando pasé por Harlem con Richard Wright, la gente
que se nos acercaba, porque lo conocía, daba por hecho que
yo era rico porque era blanco y que Wright era pobre por
que era negro, cuando, en realidad, su novela Hijo nativo, que
había sido un éxito de ventas, lo había hecho mucho más rico
que yo. De modo que no se puede ignorar el contexto. Ahora
mismo, yo soy una contradicción en el seno de la burguesía.
Escribo libros que sólo lee la burguesía, pero también colaboro
con un periódico dirigido a la gente y que, sorprendentemen
te, la gente lee.
S.: Pues sí. Pongamos el caso, por ejemplo, de Las moscas. Es
cribí aquella obra de teatro para convencer a los franceses
de que, en efecto, asesinar a un alemán significaba ser culpa
ble de asesinato, pero que moralmente, era lo correcto, aunque
quien cometiera un asesinato no encontraría consuelo moral
en el acto en sí. Pues bien, en 1946, en Berlín, un grupo de
alemanes resistentes, de amigos y familiares de gente asesi
nada por los nazis por haber distribuido octavillas, cosas así,
montaron la pieza. No se imagina lo crítico que fue el público.
¿Por qué Orestes se marcha solo? ¿Por qué no ejerce el puesto
de rey liberador? ¿Qué pretende dar a entender la historia de
un héroe que asesina a los dictadores de la ciudad y luego se va
solo, diciéndole a la ciudad que se las arregle? Qué héroe tan
ridículo, romántico y solitario. Pues bien, tenían razón. Cuando
escribí Las moscas, resultaba inconcebible que la Resistencia
194
tornara el poder, que se convirtiera en la nueva fuerza dirigente.
Durante la guerra, todo el mundo pensaba que la Resistencia
no perseguía el poder. Así lo veia Camus. Y Mauriac. E incluso
Malraux. aunque sospecho que por aquel entonces ya había em
pezado a conspirar para unirse al círculo de De Gaulle. a ñn de
formar parte del futuro Gobierno. Pero todos nos equivocamos.
En cuanto terminó la guerra, todos los grupos de la Resistencia
—bueno, no todos, pero la mayoría— empezaron a maniobrar
para obtener el poder.
G.: ¡Oh!, ¿así que llegó usted a escribir un proyecto? ¿Un pro
grama?
x95
G.: Castor dice que a usted le parecía que la obra de [Alberto]
Giacometti. al que frecuentaba en aquella época, encarnaba
aquella concepción.
196
En realidad, seguíamos publicando el periódico, que adqui
rió mucho prestigio por su independencia. Nuestro grupo se
fue volviendo más sólido. Estaban Bost y su compañero, Jean
Pouillon, que también había sido alumno mío, y del que he se
guido siendo amigo toda la vida, todavía hoy. Veíamos mucho
aVian y a su mujer, Michelle, a quien, como sabe, le encanta
ba bailar. Y yo trabajaba con Dulliny otra gente en el montaje
de mis obras de teatro. También hice películas; escribí varios
guiones, como Les jeux sontfaits [La suerte está echada], que
llegó a rodarse. Fue una época en la que dedicábamos mucho
tiempo a divertirnos, a ir a discotecas, caminar por la montaña
o viajar al extranjero.
G.: Al parecer, siempre que viajaba usted era con Castor, sólo
con Castor.
*97
periódico, pero no quiero implicarme en La Izquierda Pro
letaria propiamente dicha. Si me piden que vaya a hablar con
alguien, o que me una a un piquete de huelga, cosas por el es
tilo, lo haré, pero quiero mantenerme al margen de los deba
tes internos. Pierre es de una brillantez indiscutible. Quiere
que La Izquierda Proletaria sea un partido que escuche a la
gente, en especial a los trabajadores de las grandes empresas,
pero también de las pequeñas, y sólo se vuelca en sus necesi
dades. Es muy dogmático en esta cuestión. Al parecer, no ha
permitido ninguna alternativa. Dice que su objetivo es desa
rrollar un partido formado por militantes a tiempo comple
to. totalmente transparente, abierto sólo a los trabajadores.
Ya veremos.
S.: LaCause ha sido —quiero decir, es— concebido como una he
rramienta de organización. Prevemos que pronto lo prohibirán,
198
esperemos que no hasta dentro de unos meses, el tiempo nece
sario para crear centros del periódico en toda Francia; ése es el
objetivo. A la larga, el periódico se convertirá en una publica
ción clandestina, como LesLettres y Combat durante
la Ocupación alemana. Recogerá noticias sobre trabajadores
y campesinos de toda Francia, pero para eso es necesario que
los centros los creen los propios trabajadores y campesinos,
que operen de forma clandestina y medio independiente, de
modo que si un grupo es detenido, ello no impida que se pu
blique el periódico. Este es el plan, en el que están trabajando
a destajo. Los otros periódicos, supongo que ya los ha v is
to usted todos — Révolution,Tout, Vive la Révolution!, La Parole
du Peuple— sólo utilizan mi nombre porque el Estado no se
atreve a detenerme. Pero si la cosa se complica, sacarán una
nueva ley que perm ita detener a cualquier colaborador del
periódico, no sólo al director. De hecho, las cosas ya están
cambiando, pues me han acusado de difamación. Me van a
poner una multa considerable, que acarreará la prohibición
de Révolution.
199
G.: Pero si se ilegaliza, surgirán toda clase de problemas, co
mo dónde imprimirlo, cómo distribuirlo, etcétera. En tal caso,
¿cada grupo publicarla su propia versión?
200
centros agrícolas: que la gente se reúna para publicar y d istri
buir LaCause P
ueuple. y que de paso se divierta.
d
30 ?
con el resultado inesperado, para ésta, de que quien fue arres
tado. deportado y asesinado fue él. y no su amante. Eso pasaba
una y otra ve/.. No. no se podía defender a Francia, pero m u
chos intelectuales lo hicieron porque el nazismo aún era peor.
Es cierto, algunos colaboraron, pero, en su mayoría, quienes
colaboraron con los nazis lo hicieron por razones ideológicas.
Como [Pierre] Drieu La Rochelle y [Robert] Brasillach, que
hicieron campaña para exterminar a todos los judíos, pero no
para sacar unos francos de los bolsillos de los m uertos.18 La
mayoría de los intelectuales fueron resistentes, activos o pasi
vos. Pero no nos hicimos resistentes porque amáramos Fran
cia, sino tan sólo porque odiábamos aún más el nazismo. De
hecho, yo siem pre tuve celos de su padre. Adoraba la vida.
Siempre estaba alegre, siempre estaba celebrando algo. Y se
fue al encuentro de su propia muerte, conscientemente, con
vencido de su causa; es más, orgulloso de su causa, no sólo
antifranquista, ni anticlerical, ni antifascista, sino por la R e
pública, por el socialismo, por la vida.
G.: No todos los que iban a sus fiestas eran resistentes activos,
¿verdad?
S.: No, eran precisamente el tipo de gente que creía, taly como
había dicho De Gaulle, que Francia había perdido una batalla
pero no la guerra. Como [Armand] Salacrou.1
208
G.: Y. no obstante, se jugaba la vida al participar en aquellas
fiestas.
G.: Pero en esos dos artículos usted parece decir que cuando
se trataba de decir quién era «colabo» y quién no. no hacían
juicios de clase.
S.: No, a las soldados no, sino a las personas que trabajaban
en la logística, como las secretarias, las asistentes del hogar,
las chóferes de los que no combatían, como sus w a f [M uje
res del Ejército] o w a c [Cuerpo Femenino del Ejército], su
pongo, que se vestían con uniform es grises, e iban a tom ar
el café y el pan al café, con su propio bote de m erm elada.
No sé por qué iban a Le Dome. Dejamos de ir no sólo por
ellas, sino también porque cerraron la estación de metro de
Vavin por razones económ icas, así que nos quedábamos en
Saint-Germain.2
211
S.: En conjunto, no. pero la recuperé durante la Liberación
cuando llegó la división de [el general Philippe] Leclerc. Mu
chos soldados alemanes ya se habían rendido a los comba
tientes de la Resistencia, y mientras éstos los escoltaban hasta
Leclerc. los burgueses salieron a insultarlos a gritos. Los que
habían combatido defendían a los alemanes; los que no habían
combatido de pronto los trataban como cerdos. Y los tende
ros estaban en la puerta de sus establecimientos. Y entonces
nos dijimos: «Menudos burgueses colaboracionistas», pero se
trataba de un juicio equivocado. Los peores colaboracionistas
fueron los agentes de policía, que apresaron a miles de judíos y
los llevaron al Vél d’Hiv [el Velódromo de Invierno, un estadio
enorme deportivo cubierto], desde donde fueron deportados
a campos de concentración en los que encontraron la muerte.
Pero incluso el hecho de juzgar a la policía en conjunto era un
error. Muchas veces, cuando regresaba a casa a toda prisa tras
el toque de queda, me detenía un agente de policía que se li
mitaba a preguntarme adonde iba y, a continuación, me decía
que me apresurara. A Castor también le pasó varias veces. Por
otra parte, dos amigos nuestros en las mismas circunstancias
se quedaron en el apartamento de alguna familia, que había
insistido en que era preferible que no salieran hasta el ftn del
toque de queda, y luego fueron denunciados a los alemanes por
esa misma familia (y, en ambos casos, los alemanes les dije
ron: «Vayan con cuidado la próxima vez»).
2i3
S.: No me gusta esa palabra: tiene demasiadas connotaciones.
Lo que quiero decir, en realidad, es que una persona que lucha
contra Franco, los nazis u. hoy en día, los estadounidenses en
Vietnam. piensa: da igual si pierdo, lo que cuenta es la acción,
todas las acciones de quienes luchan por la libertad, por la
autodeterm inación y, en últim a instancia, por la toma de
decisiones colectiva, que forman parte del movimiento histó
rico que define a la humanidad.
S.: Es cierto, pero tenga presente que las obras que ha cita
do son todas anteriores a la guerra o la Liberación, antes de
que encajara realmente mi experiencia como prisionero de los
alemanes.
S.: También, pero su caso fue aún peor, pues era un novelista
de prim erísim o orden y, no obstante, fue prácticamente ig
norado por su pasado de extrema izquierda. Toda la narrativa
de posguerra debe su lenguaje y su estructura a Queneau. Pero
luego el muy desdichado fue elegido miembro de la Academia
Goncourt, y ése fue su fin.
G.: Hasta su golpe bajo, que usted llama su traición. Fue una
violación de su seguridad, es decir, de su sentido de perte
nencia, de modo que si usted hubiera sido Salacrou, se habría
alistado en el partido comunista y, luego, habría ingresado en
la Academia Goncourt.
S.: Pero eso sólo es una cara de la moneda. La otra, que nadie
parece recordar, es « el paraíso son los otros».
G.: ¿Se refiere a Alotro lado del río y entre los árboles? Sí, e
bastante malo, pero encontró su forma auténtica en su novela
siguiente, El viejo y el mar, que es extraordinaria. Hemingway es
taba lleno de contradicciones. Llegó a ser el escritor más famoso
de Estados Unidos, pero se volvió alcohólico; estuvo casado con
mujeres fantásticas, pero las veía como rivales, así que acababa
divorciándose. Ganó el Premio Nobel y se deprimió.
■2,2,0
S .: ¿Y se suic idó por esa depresión?
G.: ¿Por qué? Aún no había escrito usted nada contra ello s...
G.: ¿Fadéyev era el escritor ruso que lo acusó de ser una hiena
con un lapicero? ¿Fue entonces cuando decidió usted fundar
su propia revista?
,
2 2,3
comunistas, como Aragón y f Paul] Éluard, por citar un par,
así como los artistas más célebres, como Picasso. Casi todos
los franceses respetaban a los comunistas por el papel que
habían desempeñado durante la Resistencia, y aún no se co
nocían las atrocidades que luego salieron a la luz. El partido
comunista era el partido principal en Francia, pero Stalin
no deseaba que tomara el poder, sólo que complicara las co
sas para Estados Unidos, y una forma de lograrlo era asegu
rándose de que los escritores, los cantantes y los pintores co
munistas encabezaran la vida cultural del país. Como solíamos
estar de acuerdo con las maniobras políticas de los comunis
tas, una alianza entre la izquierda no comunista y nosotros
resultaba muy natural, pero los comunistas no aceptaban que
tuviéramos tanto respaldo en 1945, pues temían que quisié
ramos quitarles su puesto, así que intentaron arrinconar
nos. Entonces lanzamos LesTemps Modernes, que
se convirtió en la revista independiente de izquierdas más
influyente.
G.: Con escaso éxito, debo decir; su respuesta en Les Temps Mo-
demes lo desarmó por completo. Pero Kanapa no fue el único
226
en atacarlo; hubo toda una serie de ataques contra usted en
Action.
23o
C. ¿Dolores [Vanetti]?
S.: Era una mujer maravillosa, una amiga fantástica, como sabe,
ya que usted la conoció antes que yo. Conocía todos los antros,
todos los clubes de jazz, y a todos los músicos, todos los fum a
deros de opio (donde había cocaína, anfetam inasy cualquier
cosa menos opio), todos los lugares frecuentados por los inte
lectuales, lo conocía absolutamente todo, y llegué a descubrir
muchas cosas de Estados Unidos gracias a ella. Lo que más me
gustaba de su país era su universo pequeñoburgués, la gente
que experim entaba las contradicciones del país, es decir, el
abismo entre la vida y la representación de la vida. Estados
Unidos está lleno de mitos, es asombroso, mitos de felicidad,
de progreso, de libertad, de igualdad, de que todo es posible,
mitos que convierten a los estadounidenses en la gente más
optimista del mundo, aunque vivan bajo una dictadura abso
luta de la opinión pública; son gente tan ingenua que resulta
encantadora, hasta que la clase dirigente les dice que la otra
gente es in ferio r, claro. Oficialmente, desprecian a Europa,
con la excepción de su país de origen, pero en realidad es falso:
a pesar de toda su riqueza, su poder y su enorme energía, los
estadounidenses tienen un complejo de inferioridad in creí
ble. ¡M enudas contradicciones! Me encantan. Sobre todo en
lugares como Iowa, Kansas o Wyoming, donde la gente ni s i
quiera había oído hablar de Stalingrado, Auschwitz o Churchill.
Descubrí una parte de Estados Unidos extremadamente pobre,
otra fascista en Chicago, y otra abierta, encantadora y genero
sa. Me encantaron los rascacielos, pero también las grandes
avenidas, y fue una delicia descubrir el Estados Unidos de Dos
Passos, de Steinbeck y de Faulkner. Al viajar en tren o en una
avioneta —con un piloto que se divertía intentando asustarnos
al atravesar el Gran Cañón a pocos metros de los acantilados—,
revivía las novelas que tanto me habían gustado.
23 i
S.: Si. 1.a primera fui como corresponsal, y escribí mis im pre
siones para varios periódicos. La segunda vez fui a ver a Do
lores. Viajam os durante tres m eses por todo Estados Unidos
y Canadá. Me ganaba la vida dando conferencias. En el tercer
viaje permanecí un mes en Nueva York y luego recorrí Centroa-
mérica y el Caribe, especialm ente Cuba.
G.: ¿Qué hizo usted durante el mes que estuvo en Nueva York?
S.: La prim era vez que fui a Harlem fue con Dolores. La expe
riencia no fue demasiado buena. Ella estaba asustada. Pensaba
que todo el mundo la m iraba porque era blanca, pero no era
cierto. Se hacía pasar por blanca, lo cual complicaba aún más
las cosas. La siguiente vez fui solo, y no tuve ningún problema.
La gente era muy amable, muy amigable, muy sonriente y, por
supuesto, también increíblemente pobre. La tercera vez fui con
Wright y Fernando. Wright nos llevó a clubes nocturnos, res
taurantes y toda clase de sitios. Fue un gran viaje.
G.: Pero creía que en aquella época había roto usted con Fer
nando.
S.: No, nunca llegamos a romper del todo. Tan sólo, bueno, nos
distanciamos, pero eso fue durante mi p rim er viaje; cuando
llegué, al día siguiente me precipité a su casa, pero lo encontré
un poco amargado, como si le pesara el hecho de haber tenido
que marcharse de Francia y vivir en Estados Unidos, país que,
por aquel entonces, detestaba. Me echaba en cara, creo, que yo
no hubiera ido a España, o más bien el hecho de que al haber
ido, él estaba atrapado en Estados Unidos.
G.: Creía que había oeurrido algo antes, antes de la guerra, in
cluso.
s>33
estadounidense, resulta imposible no entender que los capita
listas estadounidenses, ayudados por su Gobierno, defendidos
por su ejército, sólo pretenden explotar a la gente que vive alli.
Y. de hecho, resulta imposible no comprender por qué los em
presarios estadounidenses son racistas; justifican la explota
ción aduciendo que la gente de esos países es inferior. Así que
no tienen cargo de conciencia. Después de esos viajes, sobre
todo del tercero, regresé entusiasmado por la vida cotidiana en
Estados Unidos, pero odiando a los capitalistas y al Gobierno,
que está a las órdenes de los capitalistas. La última imagen que
recuerdo es de Venezuela. Fui a Maracaibo para ver el petróleo;
todos los ejecutivos estadounidenses de la Creóle Oil Corpo
ration8vivían con un lujo desmesurado, mientras que los que
trabajaban, es decir, los venezolanos, vivían en tugurios y ape
nas podían darle de comer a su familia. Luego fui a Caracas, y
me pareció peor aún. A la hora de comer, justo antes de irme,
mis anfitriones estadounidenses me dijeron que sólo se podía
comer en un restaurante, el del hotel Tamanaco, el hotel más
suntuoso que había visto por aquel entonces, en el que no po
dían entrar los venezolanos a menos que les invitara un esta
dounidense, o a menos que trabajaran allí, claro. Nunca había
visto tanto lujo. Luego regresé a Francia, y me di cuenta que
Estados Unidos estaba tratando de americanizar mi país.
ENERO DE 1972
235
S.: No. En fin, es posible. Esa es, sin duda, la razón por la cual
escribían los grandes escritores del siglo xix. para dar sentido
a un mundo absurdo.
S.: Tiene usted razón, así es cómo se interpretan hoy sus no
velas, pero su pregunta era por qué escribir. Hoy, el escritor
escribe para cambiar la sociedad, para ayudar a los lectores —y
a sí mismo— a liberarse en el seno, y no fuera, del absurdo.
Y eso significa com prom eterse, es decir, ser políticamente
consciente de que la clase dirigente domina y quiere dominar
a los pobres, a los desvalidos, a los extraviados.
236
G.: Entonces, ¿qué es de su teoría de que sólo un hombre coni-
prometido con los pobres, los desdichados y los explotados
puede ser un buen escritor?
S.: ¡Qué lástim a! Manhattan Transfer [de Dos Passos] es, sin
duda, una de las grandes novelas norteam ericanas de todos
los tiem pos, junto con Una tragedia americana [de Theodore
Dreiser] o ¡Absalón, Absalón! [de William Faulkner] o aquel li
bro sobre la Guerra C iv il...
238
Incluso las monedas dicen « In God We Trust» [Confiamos en
Dios], y los niños, en la escuela pública, deben jurar su leal
tad a Estados Unidos y «a la bandera que la representa», «al
amparo de D ios».
S.: Sí, pero las élites entendidas en un sentido amplio, por así
decirlo-, a través de los pequeñoburgueses que nos leen.
S.: Por supuesto que no, pero, en cierto modo, sabía que ésa
sería la consecuencia. Al fm y al cabo, durante veinte años he
escrito literatura para poder escribir mi « J’accuse».4 Por otra
parte, rms obras de teatro son obras comprometidas. No escri
bí las obras de teatro para poder firmar |peticiones y manifies
tos!. pero puedo firmar porque he escrito obras de teatro.
S.: ¿Para la sociedad? Firmar. Para mi. las obras de teatro. Pe
ro. en los dos casos, ¿no estoy diciendo que el escritor es aquel
que cree que el mundo ha sido elegido libremente por quien
quiera que viva en él para darle el significado que merece, por
todos sus habitantes que respetan el mundo, a pesar de los de
sastres, las guerras y los escándalos?
244
G.: Es muy complicado. En cuanto a los estudiantes, haría
asambleas generales más reducidas, incluso una por clase,
pero como en Estados Unidos tenía clases de sesenta y cinco
alumnos, tal vez habría que partirlas. Quizá habría que dar a
todos los estudiantes alojamiento y comida gratuitos, así como
un pequeño salario, pero ¿qué hacer con los estudiantes ricos,
o con aquellos que no sólo trabajan para su propio sustento,
sino para ayudar a su familia, a menudo pobre y en el paro,
como es el caso de muchos de mis estudiantes argelinos? A
todas luces, el problema actual de la democracia directa o par-
ticipativa, en el estadio del capitalismo en el que nos encon
tramos, se enmarca en los problemas generales de la sociedad
capitalista. Creo que el ejemplo de la gente que se apodera del
autobús y forma un grupo en fusión plantea problemas en los
dos sentidos, ya que una vez que llegan a su casa y, al día s i
guiente, vuelven al trabajo, están seriados de nuevo. Tendrían
que empezar una y otra vez, lo cual es demasiado exigente, de
masiado agobiante. Estoy dispuesto a concederles, a usted y a
Marx, que no existe la naturaleza humana como tal, pero sí una
condición humana que debemos tener en cuenta a la hora de
mejorar la sociedad. Creo que parte de esa condición, tan real
como los ojos, la nariz o los brazos, tan real como la condición
animal en lo que respecta a la velocidad, el miedo o la huida,
es el hecho de que tanto los humanos como los animales sólo
pueden soportar cierto grado de estrés o de agotamiento. Tal
vez no sepamos cuál es el límite, pero creo que éste, en última
instancia, deñne nuestro potencial.
S.: Tiene usted razón, pero nadie ha dicho que las revoluciones
sean fáciles. Si definimos el progreso como el aumento de la
participación de la gente en la toma de decisiones que afectan a
su vida, no cabe ninguna duda de que, a pesar de las masacres,
los genocidios y las matanzas que han asolado sin cesar la h is
toria de la humanidad, ha habido un progreso. Aunque queden
dictadores en todo el mundo, ningún historiador, o casi ningu
no, afirmaría que una dictadura es mejor que una democracia
burguesa, del mismo modo que antes casi ningún historiador
afirmaba que un soberano con derecho divino era mejor que
una monarquía parlamentaria. Todos los avances pueden ser
aplastados temporalmente, y el mundo puede sufrir un retro
ceso temporal, pero una vez instituida en la ética humana, la
idea de progreso se expande a toda prisa entre los pueblos del
mundo. Pongamos el caso de la revolución cultural china, por
ejemplo. Al parecer, acabó en terribles excesos. (Y digo «al
parecer» porque no confío en los historiadores ni en los me
dios de comunicación para el gran público, es decir, partida
rios del orden establecido.) Pero la característica fundamental
de la revolución cultural es que el pueblo determina la políti
ca y los administradores la administran. Hoy en día, esta idea
forma parte de nuestro mundo, de nuestra concepción de lo
que la gente llama la naturaleza humana. Ni los cortesanos, ni
todos los propagandistas destinados a Washington y Londres
podrán borrarla. Mao dijo: dos pasos adelante, un paso atrás.
Puede que las potencias del dinero hayan conseguido dar dos
pasos hacia atrás, pero una vez que el hombre saborea la miel,
no puede olvidar su dulzura. De modo que sí, cada vez que un
grupo en fusión se disuelve en un conglomerado de individuos
seriados es una derrota, pero nadie olvidará jamás la maravi
llosa experiencia de la fusión.
G.: ¿Cree usted que el 68, o el fracaso del 68, modificó sus há
bitos de trabajo? ¿Cuándo decidió usted escribir
247
aquella época vo estaba releyendo a Marx. Estaba decepciona
do con el tercer volumen de mi trilogía. Por otra parte, había
decidido no continuar mi ética. En cualquier caso, empecé a
leer todo lo que encontraba sobre Flaubert. Y comenzó a d i
vertirme. Cuando llegué a su última novela, de pronto me di
cuenta de que iba a tener que enfrentarme con su muerte, es
decir, con mi propia muerte. Y entonces estalló el 68.
S.: Que escribir no es más que ejercer un oficio. Que hay gente
que hace zapatos, gente que se hace soldado, y gente que escri
be. Ahora escribo tres horas cada mañana, excepto los viernes,
que converso con usted, y tres horas después de comer. El res
to del tiempo hago lo que quieran que haga.
G.: ¿Y el suyo?
?49
palabras, saber (pie uno morirá significa que a cierta edad ya
no puede ver las consecuencias de sus actos, suponiendo que
puedan verse a los veinte o a las cuarenta, ya que se puede mo
rir en cualquier instante, especialmente en una revolución.
Pero a los sesenta y siete años, uno sabe que ya no presenciará
las consecuencias, por muy afortunado que sea.
S.: Como Freud, que quería creer en Dios tan sólo un instante,
para reprenderlo.
G.: Sin duda. De hecho, uno perdió un ojo. Charlot está bien,
pero la prensa no ha dicho ni una sola palabra al respecto.
S.: LaCause lo cubrirá todo, con diez fotos, en un número e s
pecial. Politique tH
oambién publicará grandes fotos. ¿Qué
d
eb
le hicieron los médicos?
S.: Sí, uno en octubre [de 1970], otro pequeño en mayo, y otro
en julio [de 1971]- Los llamo achaques de la vejez. Creo que
fueron pequeños infartos, porque no podía subir por las esca
leras ni hablar con claridad. Pero no duraron mucho.*
G.: Antes, sí. Una vez estaba tan nervioso mientras sobrevolaba
los Andes que mi mujer se hartó y me dijo que nunca más se
sentaría a mi lado en un vuelo, así que le dije: «De acuerdo, ya
no volveré a ponerme nervioso», tomé un periódico y empecé a
leerlo con calma, de izquierda a derecha. De repente, mi mujer
se echó a reír: sostenía el periódico del revés.
S.: ¡Jajajá! Esta clase de ansiedad desaparece con los años. Esa
es la parte buena. La mala es que te tratan como a un viejo. Ha
ce tres días, Foucault, M auriacyyo nos unimos a La Izquierda
Proletaria en una manifestación frente al ministerio de Justi
cia para protestar contra el trato que reciben los presos en las
cárceles —bueno, ya lo sabe porque usted también acudió—, y
después de la conferencia de prensa todos nos sentamos, ¿se
acuerda?, allí mismo, en las escaleras. Al final de la m ani
festación, un tipo alto y corpulento que estaba sentado detrás
de mí —supongo que La Izquierda Proletaria le había pedido
que me hiciera de guardaespaldas— vio que me costaba le
vantarme, y me levantó como si fuera un saco de patatas. Me
recordó un pasaje de En busca del , de Proust,
cuando una mujer joven le cede su asiento en un tranvía reple
to de gente, y él se desalienta por el hecho de parecer tan viejo.
Así es cómo me sentí yo. ¡Ah, sí!, peor aún. Cuando la policía
253
empezó a dar empujones y porrazos, un agente me zarandeó y,
acto seguido, me dijo: «Le ruego que me excuse».
^54
de Scotch creo que era Scotch—, levantó el vaso y proclamó:
«Una botella al d ía» .
S.: Un guerrero.
255
me pareció un acto político —aunque, por supuesto, sí que lo
fuera a ojos de todo el mundo—: para mí era fruto de una ne
cesidad intelectual de comprensión cognitiva independiente
y. por tanto, como el hecho de nombrar significaba reaccionar,
de acción, pero no un partido político al uso. No me politicé
hasta el año pasado, cuando entendí el significado del 68 y me
uní a La Izquierda Proletaria como militante.
256
era partidario de convertirlo en un partido político. Así es có-
mo me veía a mi mismo, como el jefe, pero un jefe que seguía
siendo un intelectual, y no un político. En 1951 ya contábamos
con diez mil seguidores, e iban en aumento. La base compar
tía los mismos principios que M erleauyyo. Los dirigentes,
Rousset, [Georgesj Altm any otros, eran más anticomunistas
que nada. De hecho, debería usted entrevistar a Rousset.
G.: Ya lo he entrevistado.
S.: Bien. Y esa gente quería más dinero del que hubieran po
dido proporcionar, de haber querido, los diez mil seguidores
de r d r , así que Altman, que había sido comunista pero que por
aquel entonces dirigía Franc-Tireur, un periódico de un anti
comunismo feroz, viajó a Estados Unidos para pedir dinero
al cío [Congress of Industrial Organizations]. Sabíamos que
el servicio de asuntos extranjeros del cío, dirigido por [Jay]
Lovestone, estaba financiado por la c í a , de ahí que pidiéramos
a los miembros de r d r que votaran a favor de la disolución del
grupo, cosa que votaron casi unánimemente. En aquella épo
ca, Camusya se había distanciado, y Merleau estaba demasia
do preocupado por su escritura. Venía al 42 [el número de la
calle Bonaparte en el que estaba el apartamento de Sartre] con
«la fam ilia» para asistir al consejo de redacción de Les Temps
Modemes, pero eso es todo. Y, de vez en cuando, escribía al
gún artículo para la revista, por supuesto. Pero el mundo había
cambiado. Resultaba evidente que Estados Unidos preten
día americanizar Francia, así como toda la Europa occidental.
Ya no cabía ninguna duda de la intrusión de la c í a en nuestra
vida política y en los medios de comunicación, más manifiesta
aún en Italia, ni del absoluto servilismo de Inglaterra respecto
a Estados Unidos. Y Francia había iniciado una guerra im pe
rialista en Indochina que debía ser condenada. Fue entonces
cuando el marinero Henri Martin se negó a embarcarse en un
buque que llevaba material de guerra a Vietnam, por lo que fue
acusado de motín y estuvo a punto de ser ejecutado. El partido
^57
comunista me pidió ayuda. Y acepté, claro. Mi etapa de compa
ñero de ruta empezó entonces, en 195'^' b*,sú> 195^** cuando se
produjo otra invasión rusa, la de Hungría, y mi denuncia desen
cadeno otra ruptura, que duró hasta la guerra de Argelia. Los
comunistas apenas se mojaban en esa cuestión, pero en aquella
época yo fui a Rusia y. como sabe, me enzarcé en una relación
muy apasionada y seria, de ahi que regresara varias veces.
S.: Viajamos mucho por Rusia juntos, a veces con Castor, los
tres. Era. y es, una mujer fantástica. Su padre había sido uno
de los primeros revolucionarios rusos, pero Stalin lo ejecu
tó, y a su hermano también. Su madre, una comunista devota,
fue expulsada del partido, y aunque ella nunca fue acusada de
«actividades antipartido», tenia que someterse a frecuentes
interrogatorios del n k v d . Durante el juicio a [Yuli] Daniel,7fue
perseguida por haber firmado una petición a favor de éste, y le
negaron varias veces el visado para visitarme, pero perseveró
y al final vino a París y regresó sin problema. Vivimos en un
sistema capitalista abominable, pero quienes más sufren son
los pobres. En Rusia, el Gobierno teme a cualquier intelectual,
pero no a los pobres, a quienes proporcionan los medios de
subsistencia, sino a la gente como nosotros, porque podemos
ser demasiado críticos con lo que hacen o dicen, y entonces
¿qué? Nunca se lo han planteado.
358
de comunicación oficiales. Si el Gobierno francés ha inten
tado cerrar La Cause du Peuple y detener a La Izquierda Prole
taria, es precisamente porque éstos han rechazado el sistema
capitalista. Como Matzpen [la organización socialista israelí]
en Israel. La estrategia de Estados Unidos para acallar a los
disidentes consiste en privarlos de trabajo, así que muy poca
gente puede permitírselo, y nadie presta atención, por ejem
plo, cuando Norman Mailer dice que el capitalismo no es bue
no. Los intelectuales suelen firmar peticiones en el New York
Times; a veces, incluso pagan páginas enteras de publicidad
para salir en la prensa, pero ello no tiene ningún eco a no ser
que lleve a medio millón de personas a manifestarse frente al
Pentágono. Y resulta imposible movilizar a mil personas para
que participen en una marcha a favor de la nacionalización de
las compañías mañosas más poderosas del mundo, es decir,
la industria de los seguros y de la sanidad. Aquí, en Francia, si
el Gobierno intentara privatizar un hospital público, al menos
diez millones de personas saldrían a la calle. En cambio, los
estadounidenses están convencidos por los grandes medios
de comunicación de que las empresas públicas no son tan efi
cientes como las privadas.
S.: Tiene usted toda la razón, pero si nosotros —usted, yo, «la
fam ilia»— fuéramos rusos, y siguiéramos con nuestras cosas,
estaríamos en el gulag, ¿no cree?
S.: Por eso los comunistas me han seguido los pasos. Creo que
hasta que no comprendí, pasado el 68, que la política lo englo
ba todo, toda mi trayectoria estuvo marcada por los comunis
tas, por lo que decían, por lo que hacían, por cómo me trataban
y por cómo me oponía a ellos.
259
FEBRERO DE 1972
S.: Exacto. Así que Merleau no quería que dijéramos nada so
bre Corea. Creo que ello estaba ligado a su educación de bur
gués demócrata pero muy católico. Su madre había sido una
católica muy estricta, y acababa de morir, por lo que la ente
rraron con toda la pompa católica. Era un gran defensor de
la libertad personal, pero entendida en abstracto, ¿sabe?, no
consideraba la libertad en el contexto del mundo capitalista,
la libertad de poseer un par de zapatos. En otras palabras, sus
principios democráticos eran muy burgueses, pero basados en
un sentimiento de inferioridad ligado a su clase social, a la que
odiaba profundamente. Por otra parte, estaba la cuestión de su
carrera, que no quería poner en peligro. Soñaba con una cá
tedra en el Collége de France, que acabó consiguiendo. Era un
deseo inconsciente, por supuesto, pero creo que, en parte, era
la razón por la cual no firmaba sus editoriales, por ejemplo.
262
que. en efecto, no firmé, porque expresaba la opinión de todo
el equipo. Pero Merleau era el redactor jefe de política y escri
bía casi todos los editoriales, pero no los firmaba nunca.
s>63
estaba de buen humor, acompañaba a Francine a casa y salía a
bailar o adonde fuera con Casares. Lo llevaba con mucha na
turalidad, pero aun así le consumían los remordimientos. La
verdad es que después de la guerra ninguno de nosotros era
muy normal. Pongamos el caso de la redacción de Les Temps
Modemes. Merleau, el redactor jefe de política, estaba muy
cerca de los comunistas. Yo, que era el cofundadory el corre
dactor, sufría incesantes ataques de los comunistas, a pesar de
ser muy de izquierdas. No era el caso de Aron, [Albert] Ollivier
y [Jean] Paulhan, a quienes había conocido en la Resistencia.
Ollivier había participado en Combat de Camus. Paulhan, al
que conocía desde antes de la guerra, había estado conmigo en
el movimiento de resistencia comunista. Estábamos en con
tinuo desacuerdo, no sólo a propósito de Corea, aunque fue
entonces cuando Ollivier y Paulhan abandonaron la revista,
sino que teníamos graves discusiones sobre asuntos como, por
ejemplo, si había que castigar a los colaboradores. Camus que
ría que ejecutaran a Brasillach, por ejemplo. Mauriac no. Ni
Castor. Yo estaba en Estados Unidos, de modo que no participé
en aquel debate y, por otra parte, como le dije, me consideraba
apolítico. Todo el país estaba igual de convulso. No olvide que
después de que De Gaulle dimitiera, había un gobierno tripar
tito, formado por el m r p [Mouvement Républicain Populaire],
de derechas y fundamentalmente católico, los timoratos de los
socialistas y los comunistas, que se habían negado a suceder a
De Gaulle. Y, en medio de todo eso, cuando regresé de Esta
dos Unidos, estaba yo, que me había vuelto famoso y era con
siderado el portavoz de la izquierda no comunista, pero estaba
muy desconcertado. Fue entonces cuando los grandes medios
de comunicación empezaron a atacar al partido comunista,
y me pedían sin cesar que aclarara las cosas, que concedie
ra entrevistas, que discutiera sobre la derecha y la izquierda,
que acudiera a debates radiofónicos e, incluso, que dirigiera
un programa de radio. Existe una diferencia abismal entre ser
conocido y ser famoso. Yo sabía que era conocido, como inte
lectual, pero ¿qué se supone que hace un famoso? Camus solía
burlarse de mí diciendo que yo no podía sonarme en París sin
que se enteraran en Río de Janeiro. En 1947 salió una revistilla
semanal, llamada Samedi ir, dedicada únicamente a co
o
S
chismes de los famosos, ya sabe, quién se acuesta con quién,
y esas cosas. Y luego Pierre Lazareff, el despreciable magnate
de la prensa,3 lanzó France ,D
c que prácticamente era
n
a
im
igual de mala. No sé cómo, descubrieron que yo tenía paperas,
así que publicaron que Wanda había venido a visitarme para
demostrar que los efectos secundarios de la enfermedad —se
supone que vuelve impotentes a los hombres— no eran ciertos,
y para agradecerme que le hubiera dado el papel de Jessica, la
esposa de Hugo, en Las manos Más tarde, me encon
tré a ese imbécil en un club; me salió al paso y me dijo: «Ya sé
que me desprecia usted, pero yo le admiro m ucho». La otra
cara de la fama fue igual de espantosa. Dominique Desanti,
por ejemplo, me despedazó por completo en un artículo en
Action.s Pero hay que situar las cosas en su contexto: Francia,
que antaño era el centro del mundo, había sido dividida en dos
por los alemanes, y bastante ignorada por el resto del mundo.
Así que después de la guerra, el mundo comenzó a existir pa
ra Francia y Francia comenzó a existir para el mundo. Súmele
el desarrollo de los medios de comunicación de masas, y ob
tendrá una especie de lucha de todos contra todos, en la que
todo el mundo intentaba encontrar su lugar, fama, objetivos o
un cargo. Y en ese caos, la mayor atracción era el «existencia-
lismo», y yo en calidad de fundador. Adondequiera que fuera,
al igual que Castor, que era apodada «la Grande Sartreuse»,6
nos fotografiaban, nos pedían declaraciones sobre cualquier
cosa, que resolviéramos conflictos, que ayudáramos a los en
fermos... Enñn, era desquiciante.
365
S.: Es verdad, pero la mayoría de los que me criticaban hacía
lo mismo. Solian llegar antes que nosotros, así que no sólo
iban a escribir cosas malévolas sobre nosotros, sino que se
emborrachaban ellos solos.
S.: No lo creo-, por parte de Merleau seguro que no, porque re
huía nuestra existencia pública. Escribí sobre ello en «M er
leau-Ponty vivant» (M erleau-Ponty vivo). Y respecto a los
demás, creo que disfrutaban saliendo con nosotros, me re
fiero a aquellos que se convirtieron en lo que Castor llama «la
fam ilia», y no pretendían ser escritores famosos.
366
S.: Jeanson se convirtió en el redactor jefe en aquella época,
pero aquello no significaba nada, ya que todos escribíam os
lo que queríamos, sin interferencias. Por razones legales, yo
era el director de la publicación, es decir que si algún artículo
aparecido en la revista era acusado de traición por el Estado,
me detenían a mí. Con todo, Lanzm anny [Marcel] Péju ha
cían una gran labor, y Jeanson también, claro, aunque sus opi
niones eran un poco timoratas hasta que se produjo el asunto
Camus.
G-; ¿Cree usted que la carta que le dirigió Camus era fruto del
egocentrismo al que se refería antes?
367
S.: Creo que aún era más complicado. Camus siempre tenia di
lemas: por una parte, pensaba que los argelinos tenían derecho
a la independencia, pero que fueron los colonos quienes hicie
ron prosperar el país; por otra parte, que Rusia tenía derecho
a temer a Estados Unidos, pero que los países de la zona neu
tral que había creado en Europa del Este habían acabado sien
do países satélites; que Henri Martin tenía derecho a negarse
a participar en una guerra im perialista, pero que el Gobier
no electo tenía derecho a imponer su política. Su vida perso
nal funcionaba igual. Además, estaba la cuestión de la muerte.
Tuvo varios brotes de tuberculosis, una enfermedad que le ate
rraba. Soñaba con la inmortalidad. Como todos los que temen
la muerte, la cortejaba. Se dice que Michel Gallimard era el
conductor del coche en el que se mataron los dos, pero yo me
preguntó si en realidad no conducía Camus. En cualquier caso,
seguro que incitó a Michel para que fuera aún más deprisa. Con
todo, Camus sabía que la inmortalidad es una engañifa; por
muy brillante que sea un libro, ¿cuánto tiempo permanecerá
en nuestra conciencia intelectual? ¿Mil años? ¿Dos? ¿Diez?
Es ridículo. La búsqueda de la inmortalidad, y Camus lo sabía
perfectamente, sólo tiene sentido mientras uno está vivo.
G.: ¿Qué pasó con Les Temps Modernes cuando Jeanson aban
donó la revista para trabajar a tiempo completo para el Frente
de Liberación Nacional argelino?
268
apareció en el 52. les gustó mucho, supongo, pero, al releerlos
el otro día. encontré en ellos el germen de su posterior ruptura
con los comunistas.
369
convertirse en un criminal, para vengarse de una sociedad in
justa. Pero ya lo verá usted, Genet volverá a escribir. De todos
modos, mi análisis de Genet y de su obra era estrictamente mo
ral, así como mi análisis de Flaubert. El hecho de que conde
nara su sociedad y la clase burguesa que oprimía a Genet y que
Flaubert odiaba, aunque luego la idealizara, y que mi condena
tuviera un significado político, no quiere decir que mi análisis
fuera político. En aquella época, antes de comprender que el
dinero y la política están ligados, cuando añrmaba que un ca
pitalista era codicioso, egoísta, avaro, etcétera, emitía un juicio
moral, no político.
S.: Es cierto, aunque todas mis obras son muy políticas. No era
consciente de ello, eso es todo. Pero creo que se debía a que mi
formación, y mi interés inicial, eran ñlosóftcos.
S.: Hasta el 68, sí. Una vez que entendí las raíces del 68, es
decir, la inexistencia de una libertad significativa en nuestra
sociedad, comprendí al ñn que la política lo engloba todo.
G.: En la calle.
272
S.: Porque viven de mí. Ya sabe que las mantengo a todas ellas.
A mí me parece normal, ya que, al ñn y al cabo, cuando em
pezamos nuestra relación, yo era tan exigente que ellas no po
dían hacer nada más que vivir la relación. Así que hoy, Wanda,
MichelleyArlette, mi hija [adoptiva], viven de mi escritura, y
aunque sea normal, a Castor le cuesta aceptarlo.
G-: ¿Y Olga?
G.: He oído decir que cinco autores jóvenes reciben una paga
mensual de Gallimard por orden suya.
S.: Exacto. Los militantes de base del partido sólo sabían que
había dirigido el motín del mar Negro en 1919 [cuando la m a
rina francesa recibió órdenes de combatir a los bolcheviques],
que había luchado en España, que había dirigido una extraor
dinaria fuerza de la Resistencia durante la guerra y que, en
compañía de otro gran héroe de la Resistencia, Charles Tillon,
había defendido una postura más revolucionaria mientras fue
miembro del Politburó del partido comunista. La mayoría de
militantes de base compartían la postura radical de Marty, co
sa que suponía una amenaza para la vieja guardia que dirigía
el partido, así que, en 1953, Marty y Tillon fueron perseguidos
por traición y, en 1953, expulsados del partido. El partido co
munista jamás llegó a superar del todo este episodio.1
277
acercamos al partido comunista, y escribí «Los comunistas y
la paz», a continuación L'affaireHenri Martin [El asunto Hen
Martin], luego asistí al congreso por la paz en Viena en diciem
bre de 195:4 y, por último, publiqué El diablo y Dios.
S.: ¡No! Sólo nos pusimos de acuerdo sobre las grandes cues
tiones, y coordinamos nuestras respuestas. No obstante, no
sotros nunca negamos que había dos potencias antagonistas,
susceptibles de confrontarse militarmente, y despedazarnos
a todos. La diferencia entre las dos era que Estados Unidos, a
diferencia de Rusia, tendía hacia la guerra. Luego estaba el
asunto Ridgway, la caza de brujas de McCarthy, la interven
ción estadounidense en la guerra de Corea, encabezada por el
conocido general fascista MacArthur, el despliegue de misiles
en Turquía, y un largo etcétera. En Francia, y en Europa, nadie
dudaba que Estados Unidos pretendía destruir Rusia. A mu
cha gente, por supuesto, le parecía bien, pero nadie dudaba
de las intenciones estadounidenses. Con todo, la mayoría de
europeos no se daban cuenta de que el campo de batalla sería
Europa, especialmente Europa occidental, en cuyo caso Fran
cia desaparecería.
S.: Sí, pero cada vez me resultaba más difícil defender mi te
sis, es decir, que el mundo se beneficiaría más de confronta
ciones culturales pacíficas. Por supuesto, ésta no era su visión
en absoluto. Pensaban que la cultura y la política no pueden
separarse. Y tenía razón, claro, como me enseñaron más tar
de los chicos del 68. Pero, en aquella época, mi postura era
inquebrantable y, aun así, los rusos no me trataron como a un
tarado. De hecho, en el siguiente congreso, en Moscú, orga
nizaron un taller para debatir esta cuestión, con dos equipos-
Ehrenburg estaba de mi parte. El debate continuó durante un
tiempo, en los congresos de Polonia y Finlandia. Me consi
deraban sospechoso, por supuesto. Y Elsa Triolet les advirtió
de que yo acabaría echándome atrás. Y fue lo que hice, claro,
cuando los rusos irrumpieron en Budapest.
S.: Menudo viaje. Para empezar, Zhou Enlai, que era el encar
gado de la organización, pensaba que éramos espías rusos,
porque, de hecho, nos había recomendado Moscú. Hasta nos
evitó en el estrado y ni siquiera nos dio la mano. Mao sí, pero
supongo que porque nadie le había dicho quiénes éramos.
G.: Usted no escribió nada sobre el viaje, mientras que ella es
cribió Lalongue marche [La larga marcha].
379
S.: Seis semanas. Fuimos a todas partes: a Pekín, Shanghái,
Cantón y Nankín. Es verdad que vimos muchas cosas, pero en
realidad no vimos nada. Cuando preguntamos si podíamos vi
sitar un pueblo tradicional, nos llevaron a uno que estaba tan
limpio que parecía que estuviéramos en un escenario. Todas
las casas estaban pintadas de blanco. No había barro en las ca
lles. Y todo era tan uniforme que nos perdimos, así que pre
guntamos dónde estaba el hotel de La Paix, y aplaudieron, una
y otra vez. Al parecer, habían oído tan a menudo la palabra
«paz» que creían que estábamos difundiendo la buena nue
va, o algo así. Al final, el tipo que nos había seguido, un agente
de los servicios secretos disfrazado de pueblerino, nos salió al
paso y nos indicó el camino de vuelta.
280
japonesa, por ejemplo, se incomodaban tanto que desistimos.
Acabamos diciendo que no vimos nada en China. Su experien
cia fue parecida, ¿no?
281
G.: Los vietnamitas son completamente diferentes. En primer
lugar, hablan francés, al menos la gran mayoría. Y se han edu
cado con costumbres francesas. Les gusta sentarse a charlar en
cafés, discuten y gritan. Y les gusta reírse; eso es lo mejor.2
S.: Como los cubanos. Además, usted habla español, así que
nunca ha tenido problemas en Cuba, pero yo no hablaba ni una
palabra, y tampoco los tuve. Escribí diecisiete artículos sobre
la revolución cubana, algunos de ellos bastante críticos, y aun
así los cubanos los publicaron todos.
*83
A B R I L DE 1972
386
la censura alemana. Algunos editores eran de la Resistencia a
escondidas, asi que la cosa no tuvo más trascendencia.
S.: Bueno, tiene usted razón, soy un poco duro con Malraux,
pero es que podría haber hecho milagros por Francia, en lugar
de contentarse con que le limpiaran sus viejas piedras. Quería
vivir rodeado de lujo, así que se volcó en ello, y era lo bastante
listo para saber cómo engañar a los críticos y que elogiaran sus
libros, especialmente sus Antimemorias,que son una verdad
mierda. Tuerce usted el gesto. ¿No está de acuerdo?
287
pudo volverse tan de derechas, cuando Francia actuaba de for-
ma tan abominable en Africa, enVietnam , e n ...?
S.: Sí, sí. Los comunistas dimitieron en mayo del 47, pero no
por la espantosa masacre en Madagascar, sino por el intento
de privatizar Renault.
388
norte de Francia, de mineros que no exigían una revolución,
ni siquiera un cambio de gobierno, sino una retribución me
jor. Comida. Y la crs abrió fuego contra los huelguistas y mató
a varios. Se trataba de los mismos mineros que habían orga
nizado una huelga contra los alemanes durante la guerra. Los
alemanes detuvieron a unos cuantos y un pelotón los ejecutó
de inmediato, allí mismo. Y cuando aquellos héroes de Fran
cia quisieron unas condiciones de vida mejores, los socialistas
enviaron a la c r s para matarlos.
G.: Rompió usted con ella poco después de aquel viaje, ¿no?
G.; Querrá decir que le pidió usted que se fuera, ¿no? Eso no
es una separación; una separación se decide entre dos.
S.: Bueno, sí, le dije que se había acabado, y regresó a Estados
Unidos. Para mí, fue una época muy ajetreada.
G.: Por los ataques y las demandas, supongo. Por cierto, ¿có
mo acabó su proceso contra Nagel? [En calidad de editor de
Las manos ,su
cia Nagel había autorizado una traducción de la
obra de teatro para Broadway, titulada Red Gloves (Guantes
rojos)].
S.: Hace años y años que dura. De hecho, sólo he ganado una
fase, pero aún quedan muchas cosas por resolver, aunque está
claro que voy a ganar. Como sabe, cuando descubrí que habían
añadido pasajes enteros y que habían suprimido otros para ha
cer la obra más anticomunista, intenté detener la producción.
294
Claude es un líder reíormista que quiera una bonita república
que dé un techo a todo el mundo y no explote a ningún tra
bajador, en la que no existan el racismo ni la violencia, pero
tampoco sindicatos ni socialismo.
G.: ¿Cree usted que esto es aplicable a todos los artistas, o sólo
a los escritores comprometidos?
S.: Creo que sí. Al menos ahora, que sabemos la razón por la
cual son pobres, explotados o subyugados.
297
MAYO DE 1972
G.: Ya que no era ése su caso, ¿por qué no esperó a publicar El ser
y la nada hasta que él publicara Fenomenología de la percepción?
S.: En los artículos, sí. Fue una época extraña. Nuestra revis
ta se veía con malos ojos, en general. Resultaba sospechosa,
pero se consideraba que era bueno para la carrera de uno haber
publicado en ella. Era raro. Intelectuales de izquierdas de todo
tipo no paraban de mandarnos propuestas, pero los mismos
intelectuales criticaban el «objetivo general» de la revista, tal
y como lo llamaban, sin precisar siquiera cuál era. En cualquier
caso, los artículos de Merleau eran muy husserlianos: recuer
de que era fenomenólogo hasta los tuétanos y. políticamente,
mendesista. Hasta llevaba la corbata Mendés- France.1 En otras
palabras. Merleau era un burgués que defendía una postura
burguesa honesta y « p u ra» . También era un poco creyente.
G.: ¿Cómo?
3 oo
S.: Bueno, internaba seducir a todas las mujeres que conocía, y
luego las plantaba, a no ser que ellas lo mandaran a paseo, en
cuyo caso empezaba a acosarlas, como a juliette Gréco...
S.: Sí, y ellas siempre lo mandaban a paseo, porque una vez que
conseguía lo que quería, sólo hablaba de sí mismo.
S.: Sí, me ayudó a ver las cosas con claridad, a entender que
Estados Unidos se arriesgaba a que estallara una guerra pa
ra tomar el control, a diferencia de Rusia. Y luego Merleau se
volvió neutral, por decirlo de algún modo.
3oi
S.: ¿Ve?, ésa es otra de sus contradicciones, al igual que su pa
pel en rdr. Estaba dentro, pero fuera. Le gustaba nuestra «ter
cera vía», pero apoyaba a los comunistas...
G.: Sin embargo, usted citó una célebre frase de ese texto, en la
que, de algún modo, Merleau lavaba los crímenes de Staliny, por
tanto, usted también: «Tenemos los mismos valores que los co
munistas, a pesar de ellos». ¿Aún mantiene usted esta postura?
3 o:?
S.-. Bueno, seguro que Merleau no los habria criticado.
G.: Claro que no. porque él, como todos los buenos marxis-
tas. habría situado la revolución en sus circunstancias contin
gentes, cosa que le hubiera permitido añrmar que no puede
existir revolución sin terror. Y usted no comparte este argu
mento. Recuerdo que en la entrevista que le hice para el New
York Times, declaró usted que deseaba una revolución sin te
rror, pero concluyó que resultaba contradictorio. Con todo, en
«Merleau-Ponty vivo» insiste usted en que no basta con lim i
tarse a criticar, que, a ñn de cuentas, era la postura de Merleau
—una de sus grandes contradicciones, ¿no?—. Y, sin embargo,
eso es precisamente lo que hizo usted con r d r , ¿no?
3o3
G.: El complejo militar e industrial.
S.: Exacto. Por eso hubo una caza de brujas en Estados Unidos,
y aquí también, con el ridículo asunto de las palomas.3Aquello
tendría que haberme hecho tomar partido de inmediato, pe
ro esperé. Era un pequeñoburgués que no quería ensuciarse
demasiado las manos. Fue necesario que se produjera un in
cidente más flagrante aún. Fue el asunto del general Ridgway,
cuando Estados Unidos no ocultó sus intenciones de convertir
Francia en una colonia. Hasta De Gaulle pensó que era escan
daloso, y por eso expulsó a la o t a n y las bases estadounidenses
de Francia.
304
que Estados Unidos entraría en razón. Y entonces se produ
jo el asunto Henri Martin. A partir de ese momento, resultó
imposible creer en la democracia burguesa, aunque yo aún me
comportara como un burgués. Dije que la ejecución de los Ro-
senberg era escandalosa, y que el asunto Henri Martin supo
nía una violación del derecho a la desobediencia civil. ¿Lo ve?
Hacía juicios morales.
305
S.: Eso nos lleva a otro aspecto de la revolución, que es el si
guiente: para triunfar, una revolución debe llegar hasta el final.
No tiene sentido que se detenga a medio camino. La derecha
siempre recurrirá al terror para aplastarla, así que la revolu
ción debe recurrir al terror para detener a la derecha. A pro
pósito de Cuba: es verdad, en Cuba no hubo terror, ¿por qué?
En primer lugar, porque, como dijo usted, Castro permitió que
unos tribunales populares juzgaran a los torturadores de Batis
ta, a fin de que el odio saliera a luz, como una especie de purga
catártica de la sed de venganza. Pero, más importante aún, a
causa de las circunstancias: en primer lugar, los cubanos ricos
tenían muchos familiares y amigos en Miami; en segundo lu
gar, Estados Unidos permitió la entrada de los ricos a voluntad
—precisamente porque eran ricos, es decir, de la misma cla
se social, la alta, que aquellos para quienes existe el Gobierno
estadounidense—; en tercer lugar, porque Fidel dejó que los
ricos se marcharan. Cualquiera podía irse con dos maletas de
equipaje, mientras no llevara oro ni dinero, ¿verdad?
3o6
los militares y creaba milicias por todas partes—, estaban fuera
de juego, así que no necesitó recurrir al terror.
3o8
S.: Permanecer fiel a sus principios, a los principios de la re
volución.
3 io
S.: ¿Y si criticar desde dentro signiñca meterse en líos, sin
mejorar nada?
3n
S.: ¡Verdad!
S.: Sí, pero no son las masas las que eligen. La elección es cosa
de una banda de intelectuales pequeñoburgueses que se inven
tan una definición proletaria de la justicia.
S.: Por supuesto; les dije que su terror aún estaba por llegar.
Dicho esto, era fantástico, realmente fantástico, estar en Cuba
en los años sesenta, ¿no le parece?
3i3
S.: Ya llegará, puesto que la población sufre cada vez más por la
falta de comida, de ropa o de lo que sea. Como en China. Bue
no. quizá sí hubo un período de terror durante la campaña de
las cien flores, o no sé cuándo. Y también hubo una especie
de terror en miniatura durante el apogeo de la revolución cul
tural, pero al parecer no fue tan grave. Me pregunto si la ra
zón del terror, probablemente la principal, no será que los
revolucionarios no desmantelan correctamente el aparato del
antiguo régimen.
314
G.: ¿Por Lena?
S.: Si. pero también por Argelia, que era una cuestión crucial.
El partido comunista no era partidario del Frente de Libera
ción Nacional. Como de costumbre, el partido comunista se
debatía entre su estúpida postura nacionalista y oportunista,
que le permitía obtener votos, y su reticencia a ponerse de par
te de unos musulmanes fanáticos.
S.: Sí, claro, pero ¿qué partido, aparte del partido comunista,
podía ponerse de parte del Frente de Liberación Nacional en
Francia en 1953? Me refiero a algún partido de peso que pudie
ra tener cierta influencia en el Gobierno. Por aquel entonces,
había mucha gente de izquierdas que estaba a favor del Fren
te de Liberación Nacional, y también muchos comunistas de
base, además de algunos intelectuales del partido comunista,
así que me propuse —y me volqué en ello— convencer a toda
esa gente de izquierdas de que apoyara el Frente de Liberación
Nacional. Mi razonamiento era que si un número suficiente
de gente de izquierdas se proclamaba a favor del Frente de L i
beración Nacional, y lo hacía públicamente, es decir, m ani
festándose en las calles, acudiendo a mítines pro Frente de
Liberación Nacional, entonces el partido comunista se sentiría
obligado a unirse a dicho movimiento. El Frente de Libera
ción Nacional nos daba la oportunidad de unificar la izquier
da, de salvar la izquierda en Francia, pero aquello no funcionó.
Sí sentó las bases para lo que vendría después. Fue entonces,
con nuestro apoyo al Frente de Liberación Nacional, cuando
3 l5
nació la nueva izquierda francesa. Y se afianzó al volvernos aún
más militantes para apoyar a los vietnamitas contra el impe
rialismo estadounidense. Cuando me convenció usted de que
me uniera al Tribunal Internacional sobre Crímenes de Gue
rra de Bertrand Russell, argumentó que contribuiría a subir
la moral a los vietnamitas. Y yo acepté. Fue una toma de par
tido moral, ¿no cree? Pero también consolidó nuestra estruc
tura. Y a partir de aquella toma de partido moral, nació una
izquierda joven, no comunista, militante, vuelta hacia la calle,
una izquierda que desdeñaba los compromisos de las élites di
rigentes, una izquierda que no respetaba el poder. Y todo eso
cristalizó en el 68. Lo que yo no intuí cuando usted me habló
del tribunal fue el significado que tenía a ojos de los jóvenes.
Estos comprobaron, a lo largo de las sesiones, que apelábamos
directamente a la gente, a las masas. Era una especie de tri
bunal popular, pero de campanillas, por los grandes nombres
implicados. No tuvo mucho eco en la prensa, y los medios de
comunicación estadounidenses, suponiendo que se tomaran
las molestia de reseñarlo, fue para burlarse, pero los jóvenes
se dijeron: «¡A l diablo con sus tribunales, con sus leyes, que
siempre defienden a los ricos y crucifican a los pobres y los
desvalidos!». En el fondo, defendíamos que la legislación que
los capitalistas proclamaban a los cuatro vientos era una far
sa, una forma de subyugar a los pobres, los necesitados, los
débiles, los justos. En realidad, siempre lo habíamos sabido,
pero como el tribunal contaba con intelectuales y pacifistas
conocidos en todo el mundo, logró transmitir el mensaje a los
jóvenes. Ellos ya lo sabían instintivamente, pero el tribunal
venía a decirles: «Russell también lo piensa, y Sartre y Beau-
voir, y Dave Dellinger, Lelio Basso, Jimmy Baldwin, Stokely
Carmichael, Lázaro Cárdenas e Isaac Deutscher», y todos los
premios Nobel a quienes tanto respetaban los jóvenes. Aquello
fue de una enorme importancia.
3i6
S.: El tribunal se reunió en dos ocasiones, en el 67, en Estocol-
nio y Copenhague, y el hecho de que Estados Unidos e Inglaterra
no permitieran que tuviera lugar en su territorio contribuyó
mucho a que los jóvenes de todo el mundo se dieran cuenta
de que Estados Unidos e Inglaterra eran aliados y tenian una
política fascista imperial. No fue muy inteligente por su parte
prohibir el tribunal; de hecho, ello ayudó a florecer a la nueva
izquierda, ya que, poco después, durante los acontecimientos
de mayo del 68, los comunistas tuvieron que apoyarla cuando
los obreros comunistas se unieron a los estudiantes y los jóve
nes en su lucha contra el Gobierno de De Gaulle.
S.: Pero eso fue porque los chicos no quisieron derrocar el ré
gimen —es decir, no querían el poder—, y el partido comunista
no tuvo otra opción que maniobrar en beneficio de sus miem
bros. Fue entonces cuando nació verdaderamente La Izquierda
Proletaria, un movimiento que pretende tomar el poder no a
través de las urnas, que no eligen más que a políticos corrup
tos, sino por medio de la revolución.
G.: Lo sé, fue usted quien me puso en contacto con ellos. Por
cierto, ¿le conté que me trataron de maravilla durante mi es
tancia allí en el 69? Me enseñaron todo lo que quise ver, me
presentaron a fedayines e incluso lograron organizar un en
cuentro con rabinos contrarios al sionismo. Y resulta que ahora
la mayoría de los dirigentes de Matzpen están en la cárcel.
3i8
si [Lyndon] Johnson apoyaba a Israel, él gritaría: « ¡B ravo ,
Johnson!» . Estábamos en plena guerra de Vietnam, y Jo h n
son no dejaba de enviar tropas y más tropas, de ordenar que
bombardearan y quemaran a los desdichados campesinos con
napalm. Aquello nos distanció, pero como Lanzmann no e s
taba implicado en ninguna de nuestras acciones, no le di más
vueltas.7
S.: No mucho. Era un burgués que quería llevar una buena vida
burguesa. Cumplió de joven, al combatir en la Resistencia...
G.: ¡Alto ahí! Como buen maoísta, debería usted saber que Mao
dijo que uno nunca deja de cum plir...
G. ¿Y en France Dimanche?
S.: Sí, pero no sobre cuestiones políticas. Los que se han ido
es porque no les gusta cómo les tratan los jefes cuando algo
va mal, aleccionándolos, acusándolos de incompetentes. Y los
jefes, especialmente Pierre [Bloch], los tratan así por frus
tración, creo. Gran parte de la izquierda, es decir, casi todos
los que reclaman salarios justos para los obreros de Renault,
a hacer de piquetes de huelga delante de escuelas de élite, a
exigir que las bases militares sean retiradas de tierras culti
vables, etcétera, están de acuerdo con La Izquierda Proletaria,
pero por muy justa que sea su causa, y aunque su periódico, La
Cause du Peuple, sea leído por toda Francia, no se unen a ellos.
Eso resulta muy frustrante para Pierre y los demás jefes au-
todesignados. Hoy en día, La Izquierda Proletaria cuenta con
cuatro mil militantes activos, y no parece que vayan a crecer.
La mayoría de los nuevos militantes de izquierdas son reacios
a enrolarse en ningún partido, sea cual sea.
320
de dónde sacan a los militantes. [El líder del partido, Alain]
Krivine me ha pedido una entrevista, y acudiré, porque quiero
hacer todo lo que esté en mis manos para unir a la nueva iz
quierda y, a pesar de sus métodos, la mayoría de sus seguidores
son jóvenes, a raíz del 68.
G.: ¿Malévolos?
S.: No; de hecho, a ellas las veo en sus casas, por la simple ra
zón de que en un café no se puede disfrutar del hachís.
3 ^i
G.: Increíble. Realmente increíble. ¿De dónde venía?
S.: No lo sé, pero cuesta cien mil francos los cien gramos.
G.: ¿Ha intentado usted escribir, o hacer el amor, bajo los efec
tos de la cocaína? Es fantástico cómo intensiñca los orgasmos.
S.: Pero fue su gente quien escribió el artículo. Los demás, los
«demócratas revolucionarios», se han ido por eso.
G.: Hace dos días cené con Claudine [Trouvier, una militante
de La Izquierda Proletaria]; a ella le parecía fascismo, fascismo
puro y duro. Con todo, encaja en la idea de «justicia popular»
de La Izquierda Proletaria, ¿no?
S.: ¡Hace siglos que no existe! Pero al menos había muchos par
tidos diferentes, muchos movimientos diferentes, todos ellos
con su propio periódico. Ahora estamos como en Estados Uni
dos. Nuestro partido republicano es el gaullista, con sus dis
tintas sectas, y nuestro partido demócrata es el socialista, a
cuyos faldones se agarran los comunistas, los trotskistas y los
verdes. Incluso desde un punto de vista capitalista, ya no tene
mos alma. Nos hemos convertido en una sociedad ignorante,
volcada en el consumo, racista, cruel con los ancianos, indi
ferente, aprendiz de la estadounidense.
S.: ¡Otra vez no! Ya basta con ese maldito canalla. Pero ¿qué es
lo que ve usted en él?
3^6
nombrara ministro de Interior a Marcellin, con lo que perm i
tió que los fascistas destruyeran nuestras libertades civiles, a
la americana.
S.: ¿Lo ve? Aquel imbécil ni siquiera sabía que Voltaire sí que
había sido arrestado en Francia. Pero da igual quién tenga la
culpa-, todos son culpables, por eso hoy sufrim os una cen
sura masiva, o una autocensura; ya no hay arte que esté a la
altura de nuestra herencia, ni literatura, ni amor propio. Nos
hemos convertido en los perritos falderos de los capitalistas
estadounidenses.
3 s>8
S.: ¿Sabía usted que un productor quiere montar brujas de
Salem?No sé si el proyecto llegará a cuajar...
3?9
The american w ayof crime[El estilo de crimen americano
un sótano de un juzgado de Salem, encontramos una lista de
la gente de Salem y de sus posesiones, que mostraba que el
ochenta y cinco por ciento de los parroquianos de la iglesia
de Parris vivían en la miseria. Por cierto, ironías del destino,
cuando New York Times Books, que era la editorial con la que
habíamos firmado el contrato originalmente, vendió nuestro
contrato a Putnam Publishers, resultó que nuestros editores
eran descendientes de los Putnam de Salem. Publicaron cinco
mil ejemplares y se negaron a reeditar el libro cuando se ago
tó la primera edición. Un día le pregunté la razón a la señora
Putnam, la propietaria, y me respondió sin tapujos: «No me
gustó. Es un libro comunista».
G.: Pero iba a ser una película, ¿no? La escribió como si fuera
un guión.
33o
parecer. Entonces los comunistas italianos quisieron hacer
la. De hecho, tuve una agradable conversación al respecto con
[Palmiro] Togliatti [el líder del partido comunista italiano].
33i
de personas, ricos y pobres, que pasaban por delante. Nuestro
restaurante tenía fama de ser el mejor, y lo era.
G.: Dice Castor que tiene usted una voz de bajo magnífica.
33?
S.: Eso era antes, pero el caso es que aquella noche salí bas
tante airoso. De todos modos, ¿se imagina usted a Thorez, o a
cualquiera de nuestros líderes comunistas, caminando entre
el gentío sin guardaespaldas, cantando canciones reacciona
rias o escuchando durante tres horas a un extranjero criticar
la estrategia comunista? Los comunistas italianos son así, e s
tán dispuestos a que les pongan en entredicho, pero al mismo
tiempo son respetuosos con sus enemigos.
333
no empezaría la tercera guerra mundial, a diferencia de Esta
dos Unidos, cerré los ojos a la realidad. Recuerdo que la pri
mera vez que viajé a Rusia, en el 54 o el 55, mi anfitrión, que
era el presidente de la federación de escritores, ya no recuerdo
su nombre, me dijo: «Señor Sartre, es usted libre de ir adon
dequiera, excepto a los campos de concentración, porque no
existen». Tenga presente que Stalin había muerto y que nues
tro viejo amigo Ehrenburg acababa de publicar Deshielo, sobre
el proceso de desestalinización.
G.: ¿Y no le convencieron?
334
S.: Claro que no. En mi favor, le diré que al regresar de Rusia ja
más proclamé, como Nizan: «He visto el futuro, y funciona».
335
las advertencias del presidente Eisenhower sobre «el complejo
militar e industrial». Los medios de comunicación publicaban
fielmente, sin comentario alguno, el número de soldados del
Viet Cong asesinados, sin sumar siquiera las cifras oñciales,
que ascendían a varios centenares de miles.
336
las condiciones de trabajo son muy malas. No olvide que, ex
cepto algunos líderes burgueses, como Jean Moulin, casi to
dos los que lucharon contra los nazis —y muchos murieron en
combate— fueron trabajadores, sobre todo ferroviarios, en su
mayoría fervorosos comunistas. Tal vez las fábricas francesas
no están tan deshumanizadas como las estadounidenses, pero
son horrorosas. Por eso esperaba que las rusas fueran mejores,
y pedí que me enseñaran algunas. Las vi como turista, claro, pe
ro no eran mejores en absoluto, aunque supongo que me mos
traron las mejores. Había oído hablar del sistema estajanovista
[que instauraba cuotas de producción para los trabajadores],
pero, por supuesto, no podía hacer preguntas, o, si las hacía,
dependía del intérprete oficial que me habían asignado. Y si un
obrero, o quien fuera, me decía algo que no era del gusto ideo
lógico del intérprete, ¿qué le impedía a éste decirme: «¡Ah! Le
vio ayer en la tele, y gritaba: "¡Viva Sartre!” » ? Añádale todos
nuestros prejuicios, fruto de años de tergiversaciones por parte
de nuestros medios de comunicación. Por ejemplo, un día, en
Praga, Castor y yo fuimos a la biblioteca principal sin intérpre
te, y al entrar el bibliotecario empezó a explicarnos a gritos lo
espantosa que era la vida bajo el régimen comunista. Enseguida
supusimos que se trataba de una especie de provocador oficial.
En otra ocasión, en una biblioteca de China, Castor quiso leer
todo lo que encontrara en francés o en inglés sobre el fem i
nismo y los problemas de las mujeres, especialmente sobre el
rumor de que el Gobierno tenía un programa para matar a to
das las niñas recién nacidas. La bibliotecaria la reconoció y dijo
algo en chino para que lo tradujera el intérprete, pero, cuando
éste fue al servicio, la bibliotecaria explicó en su pobre francés
lo infeliz que era y lo sometidas que estaban las mujeres. De
nuevo, dimos por sentado que el incidente estaba montado de
antemano, para ver cómo reaccionábamos.
G.: Pero ¿y una vez que empezó a frecuentar a Lena? Iba usted
a todas partes con ella, y siendo amantes, imagino que ella no
le mentía sobre lo que veían.
337
S.: No. claro que no. pero los grandes viajes con Lena fueron
después de la desestalinización, y antes de la vuelta de la esta-
linización con Brézhnev.
G.: ¿Y en Cuba?
338
intervención en la tele, y pasé por alto su ruego. Y resulta que
ocho meses más tarde me buscó en Nueva York para agradecer
me que la hubiera ayudado, dando por hecho que la razón por
la cual había obtenido el visado era porque yo había intercedi
do a su favor ante el Gobierno. Fue absolutamente honesta, así
que figúrese mi vergüenza... Y, por cierto, no tardó en echar
pestes de la comunidad de exiliados cubanos en Miami.
339
JUNIO DE 1972
G.: No, pero he oído a los que han dimitido despotricar de Pierre.
S.= Sí.
S.: Foucault tiene razón, me temo. Las cosas están mal en to
das partes. Y a nadie parece importarle. Todas esas masacres
en Bangladesh, Túnez e Irán, por ejem plo... Más de cien mil
personas asesinadas en Burundi, y ni una sola protesta. ¿Por
qué en Estados Unidos nadie se manifiesta contra las torturas
sistem áticas en Colombia, Uruguay y Brasil? Todo el mundo
sabe que están organizadas, e incluso ejecutadas, por la c í a ,
pero a nadie parece importarle.
S.: Y lo peor está por llegar. Como en Chile. Harán algo antes
de que estalle una guerra civil, ya lo verá, organizarán un golpe
de Estado y asesinarán a miles de personas. Y el partido comu
nista chileno no hará nada, ya lo verá. Se quedará de brazos
cruzados y pedirá paciencia, elecciones o un referéndum.
34,3
podrá mantener durante mucho tiempo el impulso capitalista
de obtener más y más provecho a expensas de una producción
cada vez menor, pero Francia no puede. Nuestras principales
industrias están a punto de quebrar, como la del acero.
344
G.: Este tipo de trabajador es al que se reftere la canción que
dice «dodo. métro, boulot, métro, dodo» [piltra, metro, cú
rrelo. metro, piltra], ¿verdad?
345
capitalismo, firmando contratos con los productores. E, incluso
entonces, necesitó una guerra para que todo el país arrancara.
Esta vez no funcionará. El mundo, en su mayoría, ha intui
do las intenciones de Estados Unidos y su necesidad de tener
enemigos perpetuos. Y la economía capitalista ya no produce
bienes reales. Alemania y Japón aún lo hacen y, por desgracia,
China satisface las necesidades de los consumidores estadou
nidenses y franceses, pero ¿y Estados Unidos? ¿Realmente
produce algo que sea necesario? Aparte del material de guerra,
claro. Se desmoronará y, entonces, tal vez, resurgirá una forma
de humanismo. Pero no mientras yo viva. Ni usted.
G.: Sin embargo, parece que en todas partes hay jóvenes dis
puestos a jugarse la vida, por decirlo de algún modo, para lu
char por cambios verdaderos, por cambios significativos.
346
S.: Pero dirigidos por un diputado socialista. ¿Y por qué los
arrestaron.1' Porque los pobres los denunciaron.
347
S.: ¿Y quién mató o compró a todos esos tipos? Ben Barka fue
asesinado por De Gaulle. La c ía se cargó a Mulele y Lumumba.
¿Y qué dijo la gente corriente en Estados Unidos, eh?
348
Castro, haber comprendido los peligros de la venganza y ha
ber organizado aquellos juicios. No tengo nada en contra del
revolucionarismo moral.
G.: Pero ¿no es eso lo que lleva a escribir artículos como aquel
de La C au se que tanto le chocó?
349
G.: Cuando comprendió que el arte no sirve para nada en el
esquema general de las cosas, y que jamás sería famoso por
que ningún marchante ni galerista querría exponer a un des
conocido que ha alcanzado el final de su vida —pues no sale
a cuenta—, durante tres meses Fernando atravesó una espe
cie de pequeño infierno, en la soledad de su estudio, contem
plando una pintura —extraordinaria, debo decir, de colores
que danzan—, hasta que acabó diciéndose: «Pintar me place.
Me da placer. Y punto».
G.: Empecé a escribir por tres razones: para obtener fama, para
ganar dinero y para cambiar el mundo. Cuando me di cuenta
de que nunca podría cambiar el mundo, de que nada de lo que
hicieran los escritores, los pintores, los bailarines o los actores
cambiaría el mundo, entonces dejé de escribir. Ya había publi
cado diez libros al ñrmar el contrato para escribir su biografía
y, tal y como le advertí, no tenía ninguna intención de redac
tarla. Todo el mundo me decía lo mismo: «No habrá ninguna
revolución en al menos cincuenta años; no eche por la borda
el contrato. Regrese a Francia, escriba la biografía, explique al
mundo por qué un burgués que jamás ha sufrido por el hecho
de ser burgués, que jamás se ha rebelado contra nada ni nadie,
se ha convertido en un revolucionario». Eso es increíblemen
te importante para la revolución, que, por lo demás, usted no
presenciará ni vivirá jamás.
353
OCTUBRE DE 1972
S.: Sí, mucho m ejores que las del p rim ery el segundo volúm e
nes, y con razón, creo, porque el tercero es mucho mejor.
S.: Sí. Todo el cuarto volumen, que será el último, por supues
to, está dedicado a Madame Bovary.
S.: Debería usted releerlo y fijarse en lo que dice sobre los usos
y las costumbres franceses, la m oral, los prejuicios y, sobre
t°do, las estupideces de la sociedad burguesa que ostenta el
poder. Y tenga presente que fue escrito por un pequeñobur-
gués que compartía plenamente aquella forma de vida, al tiem
po que la denostaba.
S.: A no ser que surja algo urgente, como ayer, que los chicos
de La Cause du Peuple me pidieron un artículo. Pero tiene que
ser algo importante, como la masacre de Múnich, por ejem
plo. Escribí el artículo por la mañana y después de comer volví
a Madame Bovary y no respondí a ninguna llamada telefónica
hasta la hora de cenar.
356
la masacre del aeropuerto de Lod, en la que una banda de ja
poneses fanáticos acabó asesinando a unos turistas puertorri
queños, no sólo fue estúpida, sino contraproducente. Menuda
idea la de elegir, entre todos los pueblos, a los puertorrique
ños. que también están dominados, y que para luchar por su
independencia no tienen más opción que el terrorismo. Por
el contrario, el acto terrorista de Múnich, argumenté, esta
ba justificado en dos sentidos: en prim er lugar, porque todos
los atletas judíos presentes en los juegos olímpicos eran sol
dados y, en segundo lugar, porque era un acto destinado a ob
tener un intercambio de prisioneros. De todos modos, hoy se
sabe que tanto los israelíes como los palestinos fueron abatidos
por la policía alem ana...
357
G.: ¿Y Geismar?
358
S.: Exacto. Y Zhou siempre ha sido un hombre de Estado con
ambiciones internacionales, como cuando convenció a Mao de
que concibiera China como una gran potencia mundial. Así que
el año pasado Lin Biao fue asesinado y, en resumidas cuen
tas, Zhou le sustituyó, a escondidas de Mao, y se las arregló
para que Nixon visitara China y aparentar que todo iba bien.
La estrategia internacional de China es exactamente igual que
la de Rusia, dos rivales que persiguen los mismos objetivos.
359
G.: Ya lo sabía. Y no supone ningún conflicto; él se está cen
trando en su batalla con su ética, está escribiendo una es
pecie de historia de la cuestión, mientras que, a mí, lo que
más me interesa, como sabe, es su trayectoria hasta llegar a la
revolución.
S.: ¡Magnífico! No, tengo una idea aún mejor. Haré eso con
su libro. Y, a juzgar por lo que discutimos, será un epílogo.
¡Jajajá!
36 o
culpable por los 12 1, por no haber regresado a tiempo de Bra
sil. y haberse perdido el juicio, su juicio.
G.: No, espere, lo siento, he confundido los 121 con la red. Jean-
son cree que se siente usted culpable por no haber testiñcado
en el juicio sobre su red.
S.: Ah, eso es otra cosa, aunque las fechas sean casi idénticas.3
Jeanson me pidió que testificara en el juicio, pero yo no podía,
así que escribí una carta, que fue leída allí. Tuvo mucho eco. Al
día siguiente, la oas desfiló por Montparnasse gritando: « ¡F u
silen a Sartre, fusilen a Sartre!». En fin, el caso es que después
de la guerra todo el mundo fue amnistiado, Jeanson consiguió
un puesto de director en un centro cultural de Chálon-sur-
Saóne, cerca de Burdeos, y eso nos separó, pero no sólo por la
distancia, sino porque, aunque fuera en cuestiones culturales,
él trabajaba para el Estado. Pero, como sabe, Jeanson vino el
último fin de semana para leer cosas y hablarnos, a Castor y
a mí, de su libro. Estuvimos juntos un par de horas.
36i
respecto a Argelia, no exageremos nuestra influencia, com
parada con la de libros como La Question [de Henri Alleg], y
muchos otros.4
G.: Pero los franceses creyeron que Alleg y los otros testigos de
las atrocidades francesas decían la verdad. En Estados Unidos,
antes de que se diera a conocer la masacre de My Lai, publica
mos un montón de artículos e incluso algunas fotografías que
conseguimos sobre las atrocidades estadounidenses en Viet-
nam, pero no sólo la inmensa mayoría de estadounidenses no
nos creyeron, sino que, además, los medios de comunicación
populares se negaron a publicarlos. La autocensura de nuestros
medios de comunicación es absolutamente desoladora, pero me
temo que aún es peor la docilidad de los ciudadanos de a pie.
G.: En parte, porque nunca han sido ocupados por una po
tencia extranjera que los haya maltratado. También, por ese
viejo dogma puritano según el cual los triunfadores están más
cerca de Dios. Pero la razón fundamental, a mi juicio, es que
en Estados Unidos el ciudadano de a pie está asustado. Desde
que nace le dicen que el mercado libre y el capitalismo salvaje
son el mejor sistema del mundo. Lucha por ti mismo, le dicen,
y tendrás la oportunidad de convertirte en m illonario como
fulano o mengano. En Estados Unidos, la gente normal tiene
proyectos a largo plazo, repite ad infinítum que Estados Uni
dos es el mejor país del mundo porque allí sus sueños pueden
hacerse realidad, pero a diario vive asustada hasta los tuétanos.
36?
preocupación de la gente, que el individualismo supino y el ca
pitalismo de mercado se habían convertido en los principios de
la nueva cultura, también expuso los peligros que llegarían si el
comportamiento más extendido de la sociedad era, como se dice
en Estados Unidos, d o g e a t dog [expresión popular que ven
significar, literalmente, «perro come perro», y que metafóri
camente se refiere a una competencia despiadada y carente de
ética]. En su época, el libro de Tocqueville fue un extraordinario
grito democrático a favor de la igualdad, por supuesto, pero una
vez que nuestra obscena cultura aristocrática se desmoronó a
causa de rebeliones constantes, que no podrían haberse produ
cido de no haber existido cierta unidad de clase, nos acercamos
a la idea de que es preciso respetar a la gente corriente en tanto
que miembros de una clase social. Aún nos queda un largo ca
mino por recorrer, y dado el poder de Estados Unidos, que hará
todo lo posible por detenernos, puede que nunca lo alcancemos,
pero una cosa está clara en Europa, en toda Europa, tanto en el
este como en el oeste: todos los seres humanos deben vivir en
un sistema que garantice la vida, la libertad y la búsqueda de
la felicidad. Ese es el famoso eslogan de Estados Unidos, pero la
vida engloba la salud, y allí ésta no se garantiza. La libertad en
globa la educación, y allí ésta no se garantiza; existe, pero sólo si
se paga por ella. Y la búsqueda de la felicidad engloba la seguri
dad pero, como ha dicho usted, la mayoría de estadounidenses
no viven seguros. En Francia, lo simplificamos en el eslogan
«libertad, igualdad, fraternidad». La clave es la fraternidad;
vivir juntos, en lugar del individualismo supino que lleva al dog
eat dog. Es verdad, ningún Estado europeo ha establecido aún
un régimen que permita convertir ese eslogan en una realidad,
pero todos los políticos saben que ése es el ideal, y al menos
deben pretender que trabajan por su consecución.
363
S.: Lo pensé, pero implicaba reconocer toda esa farsa. Me opon
go a que un escritor reciba un premio de una élite, porque,
como convenimos, el sistema de valores de esta élite, tanto
en Suecia como en Estados Unidos, se basa en principios a los
cuales nos oponemos, que deben ser destruidos.
G.: ¿En Rusia también podía quedarse con usted, cuando es
taba alojado en un hotel?
364
S.: De vez en cuando. Yo le mando libros, m iosy de otra gen
te. y ella me escribe una bonita carta de agradecimiento, e x
plicándome qué tal le va todo. Tuvo problemas, aunque nada
grave, por firm ar una carta a favor de [Yuli] Daniel y [Andréi]
Siniavski.
S.: Tiene que cuidar de su hijo y su madre. Las cosas le van bien
como traductora. Para ella, lo ideal habría sido casarse, y de
hecho me lo pidió, porque así habría podido pasar seis m eses
en París y seis meses con su hijo y su madre.
S.: Sí, claro, pero estar casados, aunque sólo fuera seis m eses
al año, me complicaba demasiado la vida.
G.: ¿No cree usted que aquí todo el mundo lo habría interpre
tado como un acto político?
G.: Pero todas ellas sabían que tenía usted un rom ance con
Lena, ¿no?
365
G.: Cuando habla usted de sus mujeres, nunca se reftere a Cas
tor, como si jamás hubieran tenido una relación íntima.
366
G.: La segunda fue en el 58, con el golpe de Estado de De
Gaulle.
S.: Pues sí. ¡YWanda sólo tenía veintidós años! ¡Fantástico pa
ra mi ego!
G.: ¿Tan seguro estaba usted de que Wanda caería en sus bra
zos? Lo digo porque era, y sigue siendo, como descubrí la
semana pasada, cuando cené con ella, más bien volátil, espon
tánea, irascible e imprevisible, tal y como usted la describe en
Lamort dans l ame [La muerte en el alma].
S.: ¿Sabía usted que casi todos los críticos y los biógrafos creen
que Ivich representa a Olga? Eso demuestra lo estúpidos que
son.
367
nunca he vuelto a tener celos. Asi es como me sentí con Do
lores y con Lena.
G.: ¿Y Michelle?
S.: ¡Ah, sí!, cuando usted le pidió a Sidney Bechet que tocara
When the Saints Go Marching In, y Michelle y usted bailaron
jitterbug como locos. Me lo contó todo. Pero usted nunca in
tentó nada con ella.
368
G.: ¿Odiaba usted esa obra de teatro mientras la escribía?
S.: Sí. igual que Flaubert odiaba Madame Bovarj'. Y. para com
plicar aún más las cosas, le había prometido a Evelyne que se
ría la protagonista de mi próxima obra de teatro, así que sabía
que ella pensaría que actuaría en ésa, pero por aquel entonces
yo ya había acabado con ella en mis adentros —bueno, y en
mi cuerpo también, porque era impotente con ella—. También
odiaba la obra por esto.
S.: ¡Ja! Era ella quien sacaba este tema todo el rato. Supongo
que porque pensaba que me iba a caer muerto. Yo estaba fatal.
Arlette me ha contado que le envié una carta en la que escribí
las líneas unas encima de las otras.
369
G.: ¿Y cuándo la adoptó como hija?
S.: No, eso fue justo antes de ir a Rusia, en el 62. Pasé la no
che en casa de Castor y pedí un taxi para ir a [el aeropuerto de]
Orly, así que de camino nos detuvimos en el 42 Lde la calle Bo-
naparte, donde Sartre vivía con su madre] para ver los daños.
Poca cosa. Ya había alquilado un par de habitaciones en los al
rededores. Así que trasladamos a mi madre, que estaba bien, y
me fui. La ironía fue que aquellas habitaciones estaban en un
edificio en el que vivía un sastre argelino que se negaba a pagar
a la o a s —ya sabe que eran gánsteres, extorsionistas—, así que
pidió ayuda a la policía, y le mandaron un montón de agentes,
desde las siete de la mañana hasta las ocho de la tarde, pero no
durante la noche, que era cuando la o a s hacía estallar todas las
bombas. A sí que después de que me pusieran otra bomba allí,
Giséle Halim i [la abogada de Sartre] nos encontró un apar
tamento en el elegante [distrito] xvi, que daba al Sena, en el
Quai Branly. E, ironías del destino, en el piso de arriba vivían
dos terroristas de la o a s . A sí que mientras no nos vieran, no
podíamos estar más seguros. Pero entonces amenazaron con
matar a Castor, y ella llamó a la Sorbonay pidió voluntarios. Se
presentaron centenares de personas. Se turnaban para vigilar
las ventanas y atender el teléfono, y no pasó nada.
S.: Ah, sí, un tipo brillante. Me gustó mucho charlar con él.
S.: ¡Jajajá! ¿Le dijo usted que estaba esperando a que llegara
la hora de fumar? A veces Arlette y Michelle se olvidan de por
qué me paso el rato mirando el reloj, y se ponen hechas un
basilisco.
S.: Pues al ser reconocida por Castor como hija adoptiva. A los
dos nos gusta mucho Sylvie, y Castor incluso tuvo una relación
íntima con ella. Tiene veintinueve años, así que Castor sabe
que Sylvie podrá encargarse de todos sus asuntos durante mu
cho tiempo. Se lo legará todo a ella, cosa que le quita un peso
enorme de encima. Así ahora podrá ser más espontánea, estar
más comprometida.
G.: Como el artículo sobre los juicios vascos, que acabo de releer
en Situaciones. La verdad es que es un artículo fulminante.
S.: Fría por fuera, caliente por dentro; es decir que uno debe
saber bien, y con calma, qué va a decir, y luego expresarlo con
todo el vigor necesario.
G.: Es lo que hizo usted al escribir sus críticas artísticas, tam
bién. Como a propósito de Tiziano y Tintoretto.
S.: Exacto.
G.: ¿Podría usted dem ostrar que los pintores que pintan «a
sangre caliente» son todos de izquierdas?
G.: ¿YVelázquez?
nuevo periódico.
376
G.: Entonces, ahora, ¿quiénes son sus amigos políticos? Me
consta que sigue usted viendo a Pierre. pero ya no se siente muy
cómodo discutiendo de política con él. ¿Quién más?
S.-. Usted.
377
Ponge. su estilo, su prosa, y que por eso lo echaron. Cosas así.
Pero al morir Elsa. hace un par de años. Aragón salió del arma
rio. participó en desfiles por el orgullo gay, disfrazado con un
increíble vestido rosa, y dejó de frecuentarnos. Lástima. Ara
gón era muy divertido, y más aún desde que ella ya no estaba
para aterrorizarlo. Por lo demás, ya se verá. Están los yugosla
vos. Dedijer. Es genial, y nuestra cena con él la otra noche fue
fantástica, ¿no?
G.: ¿Simonov?
378
articulo figuraba la célebre declaración del Che Guevara: «No
somos marxistas, pero no es culpa nuestra si la realidad si lo
es», y no tocó ni una coma. Tampoco contradijo mi articulo
sobre LaCoubre, un buque belga lleno de municiones al que,
sostenía yo. unos buzos estadounidenses habían hecho esta
llar en el puerto de La Habana. Y figúrese que en la explosión
murieron marinos franceses.
G.: Supongo que ha oído usted hablar de todas las pistolas, los
cañones y las armas que les dio Estados Unidos, y de la comida
y los tanques que dio a Inglaterra, así como de la generosidad
de Estados Unidos, ¿no?
G.: Es verdad, sí, pero sólo un cinco por ciento. De todo ese
dinero, llamado de préstamo y arriendo, los Aliados sólo re
cibieron el cinco por ciento. El resto se utilizó para conven
cer a los propietarios de plantaciones en Latinoamérica, a los
latifundistas, de que dejaran de cultivar comida y en su lugar
plantaran café, bananas o azúcar. Se trata del acuerdo del café,
el azúcar, el cacao y la soja, que garantizó a los ricos su fortuna
infinita, a la vez que convertía a los países latinoamericanos
38o
en dependientes de Estados Unidos en relación a la comida.
Menuda faena, ¿no?
G.: Sí, claro, pero, aun así, cuando Cárdenas nacionalizó el pe
tróleo mexicano y ofreció una parte ínñma, no recuerdo cuál, a
Standard Oil, que era la antigua Exxon, y Rockefeller exigió que
Estados Unidos invadiera México, Roosevelt dijo: «Dejem os
que decida la Corte Internacional», y se avino a la decisión del
tribunal, que estableció que Standard Oil había estafado millo
nes y millones a México, tal y como había demostrado Cárde
nas. Esa fue la única vez que Estados Unidos ha obedecido un
veredicto que no le gustaba. No obstante, Roosevelt hizo que
la guerra con Japón se volviera inevitable.
38i
S.: ¿Cómo?
38?
G_: Usted no la conocía en aquella época, ¿verdad?
383
MAYO DE 1973
Ger Parece que los dos hemos viajado mucho desde nues
a s s i:
S.: No. Bueno, quizá algunos sí, pero nadie les presta atención.
Los israelíes quieren un Estado judío, incluso los de izquierda.
Como Lanzmann.
S.: Supongo que porque allí tampoco se sentiría del todo bien;
¿quién sabe? Pero, de algún modo, se siente muy próximo a
Israel, aunque no tenga la más remota idea de qué significa
ser judío. Pero piensa en ello, a diferencia de usted. Además,
usted sólo es medio judío, y el sefardí de su padre ni siquiera
sabía qué es el Yom Kipur.
386
posibilidad en el futuro inmediato, de modo que Israel sólo po
drá sobrevivir si cuenta con la ayuda de Estados Unidos.
G.: Está usted de las dos partes, por así decirlo. ¿No resulta
contradictorio con la postura de los maos?
G.: ¿De modo que prevé usted que la situación continuará tal
y como está ahora para siempre, con bombas y tanques israe
líes contra terroristas palestinos? ¿Hay que renunciar no sólo
a un Estado democrático, sino a la esperanza de que existan
dos Estados iguales?
S.: Me temo que sí. Tal vez dentro de cincuenta años, después
de otra guerra...
387
G.: ¿Le gustó pasear por Egipto?
388
como usted puede ayudarlo a obtener un permiso de residen
cia en Francia, y usted apoya a los maos, y los maos están a fa
vor de la lucha armada, él también lo está. Creo que ése es su
razonamiento.
G.: Usted no creía que los chicos llegaran tan lejos en el 68,
¿verdad?
S.: Veía su revuelta como una lucha cultural. Sentía que debía
apoyarlos, pero nunca imaginé que convencerían a tantos tra
bajadores para su causa. ¿Sabía usted que las huelgas del 68
389
tuvieron más seguimiento que las del 36, que desembocaron
en el Frente Popular? En mayo del 68, París era una maravilla.
No habia coches, ni metro, ni autobús, ni gas; todo el mundo
iba a pie a todas partes. No había periódicos, aparte de las ga
cetas estudiantiles. Hasta Le Monde dejó de publicarse durante
unos días. Y el 27 o el ?8 de mayo, ya no me acuerdo, dos gran
des marchas, una formada por millones de estudiantes y la otra
por millones de trabajadores, se encontraron en Deferí, creo,
y se unieron. Fue entonces cuando el mayo del 68 se volvió
plenamente político, y no sólo cultural.
S.: Por ambas partes. Intenté tender puentes con ellos al dar
me cuenta de que no eran comunistas ni trotskistas. Algunos
sí, claro, pero la mayoría eran anarquistas. Cohn-Bendit tam
bién era « an ar» [anarquista], en cierto modo. Yo siempre
he tenido una gran inclinación « an ar», como sabe. Descubrí
que estaban en contra de todo tipo de principios culturales,
o educativos, a los que yo también me oponía. En eso coinci
díamos. Por ejemplo, los requisitos de las tesis, que seguían
390
siendo horribles, y eran una forma de forzar a los estudiantes
a aceptar las opiniones institucionalizadas y a defenderlas en
sus trabajos. O la costumbre de las clases magistrales. Querían
tenerla libertad de interrum pir y de discrepar.
G.: En eso, « la fam ilia» no le arropó. ¿Por qué «la fam ilia»
no se le unió? Castor ni siquiera le acompañó a la Sorbona.
391
G.: Sigue usted siendo amigo de la gente que le gusta, aunque
se trate de enemigos políticos, pero rompe con la gente que se
aleja apenas un poco de su postura, si no le gusta como indivi
duo. En última instancia, sus apegos son siempre morales.
G.: Sí. pero fue muy breve, porque no tenía nada que decir.
Quiero decir que sólo me contó pequeñas anécdotas. Cuan
do nombré a Castor, hizo un gesto con la mano para dar a en
tender que no le apetecía hablar de ella, pero sí que se refirió
a ella en las anécdotas, al evocar la felicidad de los días que
com partieron, o los paseos por París. Sabía que yo estaba
al corriente de lo de Castor [Castory Maheu fueron amantes],
pero los dos fingim os que yo no sabía nada. Con todo, tenía
lágrimas en los ojos al hablar de ella. En cuanto a usted, dijo
que desde que dirige la unesco , usted le ha hecho la cruz, que
ya nunca se ven. Pero ¿cómo está su ojo? ¿Qué le ha dicho
el médico?
S.: Recuerdo que dio una conferencia absurda, sí, y podría ha
bérselo echado en cara, pero no rompimos por eso. Ni siquie
ra fui.
S.: Pues sí, es más o menos verdad, salvo que nunca fuimos tan
amigos. Bueno, quizá sí, pero no como con Nizan o Maheu.
Nunca fuimos de putas juntos, ni nos emborrachamos a muer
te. Durante una época estuvimos muy próximos intelectual
mente, pero, como sabe, mis apegos son más emocionales. Si
me gusta alguien, me seguirá gustando aunque se vuelva fas
cista, como Nizan antes de pasar al otro extremo y unirse al
partido comunista. Pero necesito sentir un vínculo afectivo real,
que no acababa de sentir con Maheu; bueno, sí, quizá un poco,
pero no tanto como para que me apeteciera verlo una vez que
entró en la u n e s c o . en todos esos saraos oficiales de esmoquin.
No. no sentía ningún vinculo emocional conAron. Intelectual,
sí. pero cuando resultó evidente que él era idealista, en térm i
nos filosóficos, y yo racionalista, nos dimos cuenta de que las
consecuencias políticas de esas diferencias acabarían con nues
tra relación. Y así fue. El se hizo de derechas, yyo de izquierdas.
Pero su libro sobre mí es bastante benévolo, al parecer.
G.: Asim ple vista, sí, pero está lleno de pequeñas insinuacio
nes que pretenden socavar el elogio que, en teoría, le hace. Se
lo dije durante nuestra entrevista, y se quedó un poco preocu
pado. «¿Cóm o q u é?», preguntó. «Bueno —respondí—, como
cuando dice usted que Sartre escribió la Crítica sin haber leído
los Grundische de Marx, que tiene pasajes muy parecidos. Aún
no se habían traducido al francés», repliqué. «Bueno, pues
ahora s í —añadió—; debería corregirlo.» Tuve que contenerme
para no echarme a reír, porque estoy seguro de que usted aún
no ha leído el libro de Maheu, ¿verdad?
G.: No, veré a unos cuantos esta semana, entre ellos a Garau-
dy, el miércoles.
3 95
G.: ¿Cómo llevan el libro? [Sartre, Pierre Víctor y un arquitecto
y militante llamado Philippe Gavi habían decidido consignar
sus ideas sobre la necesidad de una revolución en Francia. La
postura de Sartre era moral, la de Víctor, marxista centralista,
y la de Gavi, cultural.]3
S.: Respecto a las mujeres, ya sabe usted que cuando uno man
tiene una relación larga, acaba adquiriendo obligaciones. Éstas
son agobiantes, devoradoras de tiempo, aveces irritantes, pero
creo que debo seguir con ellas. No me reñero al dinero, sino
al tiempo. En ñn, de acuerdo. Me levanto a las nueve, desayu
no con un amigo que vive en la esquina, es una vieja costum
bre, pero bastante deprisa, porque a las diez y media me siento
ante mi escritorio, durante tres horas. A la una y media o las
dos como, los lunes y los viernes con M ichelle, los martes,
39 6
los miércoles y los sábados con Arlette. los jueves con Castor,
v los domingos con Castor ySylvie o. si está usted, con Castor y
con usted. Desde las cuatro y media hasta las nueve trabajo, ex
cepto los viernes, que salgo de casa a las siete para pasar la ve
lada con Wanda, hasta medianoche. A ella le digo que me voy a
casa, pero paso la noche con Castor. Los lunes y los jueves por
la noche veo la televisión con Arlette: los martes, los miércoles
y los domingos, con Castor, y los sábados, con Castor y Sylvie.
S.: No. pero llamo a Wanda y a Michelle todos los días a la una
y media, a no ser que ese día vaya a comer con ellas, y también
las llamo todas las noches a medianoche.
S.: Pues aún era peor cuando Evelyne estaba viva. Ella era la
cuarta de mis mujeres mantenidas.
G.: ¿Y en vacaciones?
S.: Quizá una vez cada dos o tres semanas, en casa de Castor
o en los consejos de redacción de Les Temps Modemes, que tam
bién se celebran en casa de Castor.
G , ¿Y Olga?
S.: No, no la veo nunca, desde que tuvo aquel romance con
Bost cuando estaba conmigo, y me volví medio loco. Es cosa
del pasado, por supuesto, pero ya no nos vemos nunca, bue
no, excepto cuando me cruzo con ella en casa de Castor. Vlado
D edijer acaba de llamarme; estará en París tres días y me ha
dicho que le gustaría verle. Se aloja en el hotel de siempre,
me ha dicho.
S.: Creo que sí. Me gusta mucho, pero las cosas se han com
plicado. Resulta que tuvo un romance con Arlette, y puede que
continúe, así que quiere vernos a los dos. Para él es muy nor
mal, pero para ella, y para mí, por culpa de ella, resulta un po
co incómodo. Pero sí, lo veré. Está a punto de irse a Estados
*
En castellano en el original. (N. de la T.)
398
Unidos para dar unas conferencias, o clases, o qué sé yo. De
todos mis amigos, Vlado es el único que ha leido la Crítica,
aparte de usted y de Castor, claro, pero usted porque estaba
obligado, ¿no? ¡Jajá!
399
los británicos, y en lugar de cincuenta mil muertes, Francia
habría sufrido diez veces más de bajas.
S .: A decir verdad, sí, creo que tal vez era el caso de la gente de
a pie, que no hacía política, pero ésa es otra cuestión, desligada
de lo que discutimos. El progreso es deñnido subjetivamente
por un individuo en una situación. Objetivamente, examina
mos el contexto, que refleja nuestra subjetividad. ¿Está m e
jo r Cuba ahora que bajo Batista? Usted y yo direm os: « ¡S in
400
duda!*, mientras que los capitalistas cubanos que huyeron a
Miami dirán: « No. en absoluto», pero incluso si nos regimos
por nuestro criterio, resulta complicado responder. El traba
jador cubano, que ahora puede quejarse de su trabajo, de sus
vecinos y de las horas de vigilancia obligatoria en los cdr [Co
mités de Defensa de la Revolución], piensa que hoy día es más
influyente que antes, claro, pero el capitalista, que no puede
decir ni una palabra sobre el uso que se da a su fábrica o sus
tierras, piensa que Cuba es una dictadura absoluta. Usted y yo
no podemos discutir nada con el capitalista. Para nosotros, la
cuestión es cómo mantener el grupo en fusión hasta su totali
zación, es decir, hasta la revolución permanente. Hasta el día
de hoy, a lo largo de la historia, todo grupo en fusión ha aca
bado seriado. Lo único que puede hacer la gente del autobús
es comentar lo fantástico que fue tratar con tantos extraños, la
satisfacción que les produjo ayudarse entre ellos, recordar
la maravillosa sonrisa de la anciana minusválida en silla de
ruedas al ver tantas manos dispuestas a acompañarla hasta
su casa. Ahora, en la cola del autobús, ya sólo pueden mirar
a su alrededor con la esperanza de encontrarse a alguno de sus
compañeros. Y, algún día, mientras esperen el autobús con
su hijo, le dirán: «Hijo, ¿sabes qué pasó un día?», y quizá su
hijo se lo cuente a sus compañeros de clase. Y quizá uno de
ellos diga: « ¿Y si organizamos una línea de autobús? Entre to
dos, podremos apoderarnos de un autobús, y haremos que
se detenga para recoger a todas las ancianas que veamos es
perando». Y otro añadirá otra cosa, y así sucesivamente. Pues
esto pasa en China ahora mismo. Los campesinos, campesinos
corrientes y molientes, campesinos analfabetos y pobres, han
empezado a protestar abiertamente, por vez primera hablan con
sus vecinos de cosas insólitas, como el sentido de la vida, de
manifestarse o discutir. Y mire lo que pasa en Francia. Ya no se
puede ignorar a los estudiantes. Ellos también han cambiado,
y obligan a sus profesores a cambiar. Aunque el Gobierno sea
conservador, ya no puede mandarlos a paseo. Mayo del 68 fra
casó, es cierto, pero cambió a Francia, y seguirá cambiándola.
G.: Muy bonito, pero a cada fracaso, a cada represión, una gene
ración pierde la esperanza. Si Estados Unidos elige al general
indicado para dar un golpe de Estado contra [el presidente de
Chile, Salvador] Allende, ese general acabará con una genera
ción entera de profesores, estudiantes e intelectuales. ¿Cuán
tos años transcurrirán hasta que una nueva generación lleve
a otro Allende hasta la Casa Moneda [el palacio presidencial
de Chile]? ¿Y si el nuevo Allende, por temor, maniobra con
tanta cautela que en la práctica no hay ningún progreso real?
[El anterior presidente de Argentina, Juan] Perón no es un
revolucionario, pero tampoco es un títere de Estados Unidos,
así que si se presenta a las elecciones del año que viene y ga
na, Estados Unidos le derrocará. Nasser le gustó precisamente
porque intenta ayudar a su pueblo, lo cual significa que Esta
dos Unidos quiere que se vaya. ¿Y en África? Estados Unidos
derrocará sistemáticamente a cualquier líder que acaricie en
sueños la menor idea de socialismo, como [Kwame] Nkrumah
[el prim er presidente de Ghana, destituido por un golpe de
Estado del ejército y la policía en 1966]. Por tanto, ¿de qué ti
po de totalización podemos hablar? 0 , en términos marxistas,
¿contempla usted el ftn de la historia?
S.: De momento.
4o3
G.: Entonces su grupo en fusión equivale a la tesis de Hegel,
las medidas represivas del Estado a la antítesis, y su totaliza
ción a lo que Hegel llama el espíritu, o el cielo, según Marx, es
decir, el comunismo. Hegel y Marx eran optimistas. ¿Y usted?
Todos los grupos en fusión han fracasado. ¿Triunfarán algún
día? ¿Necesitamos que [Gilíes] Deleuze o [Félix] Guattari nos
ayuden a encontrar nuevas form as de conciencia?5
S.: Pero ¿tenía Lenin otra opción? Atacado por todas partes,
por ejércitos «voluntarios» venidos de catorce países capita
listas, por dos temibles ejércitos blancos, con la economía en
quiebra, improductiva, sin comida ni calefacción, ¿qué más
podía hacer? De no haber recurrido al criterio de la eficacia,
habría sido el ftn de los bolcheviques. De ahí la Nueva Política
Económica, la Checa [la policía secreta], las represiones...
404
S.: Que es la razón por la cual el ímpetu revolucionario debe
permanecer en manos de un grupo.
S.: Pero les anima a discutir sobre las estrategias y las dificul
tades, y a votar las acciones que van a llevar a cabo.
4°5
JU N IO DE 1973
S.: No, fue una simple discusión. Dijo que no podía avalar aquel
artículo [« L ’homme au magnétophone» (El hombre del mag
netófono)], y dimitió [del consejo de redacción de Les Temps
Modemes].Yo no lo presioné para que dimitiera; de hecho, le
dije que podía escribir tantas refutaciones como quisiera.
S.: No, de ningún modo. Pensé que podría ser un gran actor,
y no me equivoqué. Pero ése no era el papel principal. El pro
tagonista era Barioná, por supuesto, que es Jesús, o un Jesús
rebelde. Los alem anes captaron perfectam ente el m ensaje
—no renunciar jamás a la lucha—, pero o bien no les importaba
lo más mínimo, o bien pensaron que daría un poco de ánimo
a los prisioneros y que, dadas las circunstancias, no tenían nada
que temer. Tal vez les gustó el hecho de que Barioná muriera
con Jesús. Vinieron a ver la obra cuando la montamos, y pa
reció gustarles.
G.: ¿ Y a lo s sacerdotes?
408
S.: Les encantó. Además, la obra dio pie a horas y horas de
discusiones. Cuando apagaban las hogueras a las nueve de la
noche, nos reuníamos en torno a una vela y discutíamos am is
tosamente.
G.: Ah, sí, la fam osa discusión con la policía, con aquellos
agentes de la Resistencia.
S .: Sí.
G.: ¿Del mismo estilo que sus primeras novelas? ¿El rebelde
frente a un mundo cruel?
412
I
I
S.: En Ea RocheUe.
íi
\/
4 i3
S.: Creo que mi rebeldía está ligada a la literatura, ya que leer
era una forma de escapar de la realidad para intentar encontrar
la verdad en otra parte.
A
414
sido el primer amante de Castor, cuando evocaba escenas en
las que aparecía ella, se le humedecían los ojos. Me gustó mu
cho. ¿Cambió su grupo al incorporarse Castor?
S.: No; en prim er lugar, tal vez sus padres procedieran de en
tornos burgueses, pero siempre estaban sin blanca. Era raro
que Fernando vendiera un cuadro, y Stépha se ganaba la vida
dando masajes faciales a sus amigas ricas, o al menos con más
dinero que ella. Y el trío no era como cree usted. Maheu anda
ba con nosotros, pero estaba casado y a última hora de la tar
de volvía a casa. No, el trío lo formábamos Nizan, Guille y yo.
Luego Nizan se fue a Aden, y el trío desapareció, pero Maheu
no formaba parte de él.
416
S.: ¿De una familia de campesinos? ¿De dónde lo ha sacado
usted1’ Sus padres eran profesores universitarios.
S.: En mi cerebro.
417
S.: Sí, claro, después de la guerra.
S.: Sí. Y lo que no sabía lo aprendí más tarde, a través del li
bro de Hyppolite. Mientras fui prisionero no tenía acceso a su
obra,4 pero al leerla añadí varios capítulos a El ser y la nada. Al
verdadero Hegel lo descubrí después de leer a Marx, que fue
quien logró que Hegel fuera conocido en todo el mundo.
G.: Cosa que explica por qué en la Crítica parece usted muy
próximo a Hegel, pero no en El ser y la nada.
S.: Exacto.
G.: Así que el mito de que Aron le impulsó a elaborar las ideas
que recoge usted en El ser y la nada es sólo eso, un mito, ¿ver-
✓
dad? El m ism o, en la entrevista que le hice, declaró que las
ideas eran suyas.
419
NOVIEMBRE DE 1973
En
G e r a s s i: El ser y la nada perseguía usted dos obje
prenderse del determinismo, a ftn de afirmar la libertad hu
mana, y subrayar la plena realización de esa libertad a través
de la creatividad y la contingencia que rige nuestras acciones,
así como la conciencia que tenemos de ellas, que define usted
como activa, y a la que llama praxis.
S a r t r e : Aún
no. Eso es en la Crítica. Deduzco que ha leído usted
las notas que le di el año pasado para mi ética y para el segundo
volumen de la Crítica. Tenga presente que ninguna de las dos
obras está concluida, y que aún tardaré un tiempo.
4?3
S.: Bien. Arlette le dará el resto de la Critica —bueno, aún no
la he terminado—, o al menos el nuevo manuscrito corregido,
cuando acabe de transcribirlo. De hecho, lo ha corregido, pero
no ha dejado de pedirme que fuera más preciso y que le dijera
qué debía escribir. Es posible que no lo retome jamás. Ya estoy
demasiado ciego como para escribir.
G.: Pero siem pre ha escrito usted de tal modo que muy poca
gente podía descifrar su caligrafía...
S.: ¿Novelas?
4^5
S.: Miro la televisión con mi hija dos noches por semana. No
distingo a la gente, apenas veo formas vagas, pero oigo los diá
logos, así que aún puedo disfrutar un poco. Los coches sí que
son un problema: veo el movimiento, pero no lo distingo a m e
nos que se encuentren a menos de diez metros de distancia,
y entonces podría ser demasiado tarde si el coche circula muy
deprisa. Respecto a la escritura, bueno, ya lo ve, garabateo, a
veces una línea encima de la otra, porque no veo lo que escribo.
436
S.: Bueno, es que este estudio es muy pequeño, pero la verdad
es que he vivido solo toda la vida, excepto durante las vacacio
nes. claro, y ya estoy acostumbrado, aunque el hecho de estar
sin teléfono me aterraba.
437
G.: ;A sí que está usted al corriente de los acontecimientos en
Chile?
S.: Sí, y tam bién a mi amiga griega, que ahora está en París.
S.: Diez años, tal vez. Me gusta mucho verla, pero los se n
tim ientos de antaño han muerto, por culpa del tiem po, su
pongo, por parte de los dos, aunque me gusta mucho estar
con ella.
4.38
S.: No, en absoluto.
G.: Mucho.
S.: Castor me dijo que era la mujer más interesante que había
conocido jamás. Ninguna de las dos se mostró intimidada an
te la otra.
S , ¿Yo?
439
S.: Yo también lo sentí. Fue muy bonito. Ahora ya entiende por
qué me gusta tanto estar con mujeres jóvenes.
G.: Si, pero Lena no era tan joven cuando usted la conoció.
S.: Pero no fue un romance, sino algo serio. ¿Qué edad le pon
dría usted?
G.: ¡Por Dios, Sartre! ¿Se está usted volviendo posesivo a es
tas alturas?
G.: Sí, pero puede que ella no se quede si yo me uno a los tipos
de Weather. Si no, le veré dentro de un año.
G.: Claro, pero sólo hasta que haya una crisis. Por ejemplo, si
todos están de acuerdo para manifestarse pacíficamente contra
una ley o una acción del Gobierno, y la policía carga, si algunos
quieren vengarse y otros quieren escaparse corriendo, ¿quién
decide qué hacer? ¿Quién lleva la voz cantante, quién convence
a todo el mundo de lo que hay que hacer?
G.: ¡Ja! ¿Cree usted que así van a formar un verdadero movi
miento, que ése es el camino hacia la revolución?
G.: ¿De qué otro modo cree usted poder lograr una respuesta
unánime cuando la situación cambie inesperadamente?
4.33
estudiaremos cómo coordinarlos en acción. Ahora tenemos
que encontrar el modo en que los objetivos, o las tácticas,
pueden ser modificados con libertad, o más bien, en libertad,
cuando lo exijan las circunstancias.
G.: ¿Sin líderes? Por mi parte, y creo que también por parte
de los maos que son amigos míos, no quisiera ser guiado por
Benny, o por Pierre, como le llama usted.
G.: Siento decírselo, pero tendrá usted trabajo para rato, por
que lo importante, creo yo, es que Pierre se desprenda de su
intelectualismo. No es difícil bajar al nivel del grupo en lo re
lativo al contenido. Basta con un poco de autocontrol para decir
con amabilidad: «En eso estoy confundido», o «Ahora me doy
cuenta de que no sé cómo podemos hacerlo», y así sucesiva
mente. Pero renunciar al estilo, los aires, las fanfarronadas, los
puñetazos en la mesa, los andares y las miradas de superiori
dad de los que hacen gala todos los intelectuales, sea de forma
consciente o inconsciente, es extremadamente difícil. Por eso
necesitam os revoluciones culturales. No bastaría con que
los maos tomaran el poder, suponiendo que pudieran; aún sería
más importante que reflejaran la angustia, las dudas interio
res, las esperanzas y las aspiraciones, la auténtica expresión de
la libertad real de las masas. La izquierda, además de prometer
satisfacción, una buena vida o todos los eslóganes inventados
por los políticos, debe ofrecer un programa de desalienación
colectiva e individual. ¿Pueden ofrecerlo los maos?
G.: ¿Y en el teatro?
S.: Mucho menos. No, lo que espero que deñna mi viaje en es
te mundo es mi compromiso con la libertad, el hecho de que
todo lo que he escrito o cualquier acción en la que he tomado
parte ha nacido de mi necesidad de subrayar la importancia
de la libertad, de la verdadera libertad, no la libertad super
ficial que tanto el Gobierno estadounidense como el francés,
o los comentaristas de uno y otro país proclaman que posee
mos, es decir, la libertad de los ricos de decir y hacer lo que
quieran en los medios de comunicación que compran, o en las
elecciones que organizan y que están amañadas de antema
no, o su equivalente, en forma de comités centrales; en suma,
esa libertad de mentira, que nos limita e, incluso, nos elimina
en tanto que agentes libres. Si lográramos crear un colectivo en
435
el que esos agentes libres pudieran expresarse, estarían com
pletamente desalienados.
S.: Exacto.
G.: Por eso su aserto de que «Jam ás fuimos tan libres como
bajo la Ocupación» no es contradictorio.
S.: Pero, a pesar de las dudas, hay que tomar una decisión.
436
G.: Pero en 1942 no había ninguna duda. Cuando aquel hom
bre le pidió ayuda para decidir si debía quedarse en Francia y
ayudar a su anciana madre, o si debía marcharse a Londres
y combatir junto con la Francia libre, y usted le dijo que era
libre de elegir, para usted fue una respuesta sencilla. Hoy, la
situación, y por tanto el hecho de elegir, son mucho más cam
biantes; decidir qué hacer resulta mucho más arduo.
43 ?
acusa a los gamberros, porque lanzan la primera piedra, o lo
que sea, pero eso es porque la prensa nunca entiende, o nun
ca quiere mostrar que entiende que los gobiernos son vio
lentos en esencia. Jam ás m andan a la policía para salvar
vidas, pues su trabajo es proteger la propiedad y defender el
statu quo; en una palabra, la policía es violenta por naturaleza.
La violencia de aquellos que carecen de poder, de los pobres,
los oprimidos y los ocupados, es contraviolencia. El Gobierno
y sus medios de comunicación siempre tachan de terroristas
a la oposición si ésta recurre a la violencia. Pero la oposición
debe recurrir a la violencia frente a la violencia del Estado, que
es violento aunque no ejerza la violencia. El hecho de que los
estados tengan fuerzas de policía y ejércitos los convierte en
violentos por naturaleza, aunque no utilicen la policía o aun
que el ejército no imponga su voluntad. Quienes se opongan a
esa voluntad no tendrán otra opción que ser violentos, aunque,
a su vez, no recurran a la violencia. Por tanto, retomando su
ejemplo, la decisión colectiva de oponerse al Gobierno entra
ñaba la contraviolencia, aunque no la ejercieran. Y la reacción
del Gobierno a la manifestación era violenta, aunque los agen
tes de policía no dieran ni un solo porrazo en la cabeza a nin
gún m anifestante. Y, volviendo al asunto que discutíamos al
comienzo, hoy en día, el cometido del filósofo es aclarar, a tra
vés del análisis de las contradicciones, la esencia de los e s
tados, las diferentes opciones que tiene la gente en ese tipo
de situaciones.
S.: Creo que sí; no todos, por supuesto, pero sí aquellos que
lucharon en el 68, sobre todo los de más edad, que recuerdan
cómo era Francia hace veinte años. En aquella época, hace cin
cuenta años, o treinta, o incluso cuando se rebelaron en el 68,
en muchos aspectos Francia estaba en el centro del mundo, y
ellos lo sabían. París era la ciudad más estim ulante, con sus
pintores, sus escritores, su energía y su vida de cafés, envidiada
438
en todas partes. Y esa grandeza permitía que los alienados se
enterraran en ese paraíso cultural, que ignoraran el futuro,
que olvidaran que estaban alienados porque todo el mundo lo
estaba. Hoy, todo aquello queda muy lejos. Ya nadie cree que
seamos el centro del mundo.
S.: Si, porque hace que los jóvenes comprendan —cosa que se
acentuará aún más en la próxima generación— que Francia ya
no cuenta, que formamos parte de un mundo alienado y alie
nante que debe ser transformado, y que el proceso de trans
formación en sí mismo es desalienante.
G.: Sí, pero, aparte del hecho de que ya no pueda usted ver, su
vida como parisino no ha cambiado.
439
filosófica era responder a esa pregunta. Hoy, su pregunta es
qué senlido tiene la acción. La diferencia es abismal.
G.: Con todo, le gusta saber que la gente continúa leyendo sus
obras, aquellas en las que un héroe salva a una dama en apu
ros, a los extraviados y los débiles, como Zévaco, el héroe de
su infancia.
G.: Entonces, ¿aún le alegra que la gente lea sus novelas, que se
representen sus obras de teatro, como ahora cerrada?
S.: Sí.
440
G.: No obstante, le interesaba lo bastante como para escribir
un guión larguísimo sobre el inconsciente.
G.: Sólo he leído los pasajes que tiene Arlette, fruto de su fas
cinación por la idea del inconsciente.
443
S.: Para empezar, lo que dice no es verdad. En el 68 no tenían
ni la más remota idea de adonde se dirigían, ni de qué que
rían. La declaración de Colín-Bendit de que les importaba un
pimiento la piscina, que querían hacer el amor, demuestra que
comprendían que estaban completamente alienados por el Go
bierno, el sistema educativo, la moral y los valores impuestos
por la sociedad capitalista, pero que no sabían cómo luchar, ni
qué actitud adoptar. Estaban colectivamente en contra, pero
no colectivamente a favor. Por eso, al fracasar, recurrieron al
pasado, a los partidos tradicionales, las manifestaciones, las
marchas, etcétera. Es lo que los psicólogos llamarían una re
gresión, pero, a mi juicio, fue una actitud derrotista.
G.: Pero no todos, claro. Mire a sus maos. Para ellos, recurrir
al pasado significa volver a estudiar las revoluciones ante
riores, aunque ello suponga no haber comprendido que cada
situación es total. Jamás podrá producirse otra revolución rusa,
ni china. ¿Por qué se llaman maoístas? Sería preferible que
se llam aran gauchistes,o la révolution , tal y como
los llama la prensa. O nanterristes, o No exis
ten modelos de revolución. Cada una debe estar com ple
tamente enraizada en la situación local, como la revolución
cubana, y como la próxima revolución. La nuestra, donde
quiera que se produzca, llegado el momento, será muy deudora
de mayo del 68 y los movimientos estadounidenses, pero no en
las tácticas o las estrategias, sino más bien en el compromiso
del que hablábamos antes. Creo que sólo reivindicaremos una
característica clarísima: los nuevos revolucionarios se nega
rán a sacrificarse para hacer la revolución. La harán, porque
444
la desean para sí y para su colectivo. La revolución no tolerará
el elitismo.
G.¡ ¿A quiénes?
445
ADIOS
448
Para Sartre —y para nosotros, sus hijos—, la libertad se
define por sus límites. Ni Dios, que puede hacerlo todo en
cualquier momento, ni una piedra, que no puede hacer nada,
son libres. Elegir significa también no elegir lo opuesto. La
libertad, pues, es dolorosa, genera angustia. Por tanto, los se
res humanos son las únicas criaturas que pueden dar sentido
a su existencia. Y es que el significado, así como el parto o cual
quier acto creativo, son fruto de un esfuerzo, es decir, del do
lor. Con cada elección que hacemos, dijo Sartre, percibimos al
«otro». Con cada acto, establecemos un vínculo humano. Y
ese vínculo es lo que llamamos moralidad. Así, partiendo del
egocéntrico « yo » , el ser humano descubre el social —y, más
importante aún, el colectivo— «nosotros».
Sartre vivía según sus principios. En cada situación toma
ba una decisión y actuaba en consecuencia. Por esta razón, na
turalmente, cometió errores. En ocasiones sus errores fueron
atroces, como cuando en 1954 se puso de parte de los comu
nistas y defendió el telón de hierro monolítico de la ideología
en palabras (en «Los comunistas y la paz») o en actos (al ejer
cer adrede de su potiche,tal y como decía él, o de su hombre
de paja, en la red de propaganda del Congreso para la Paz). Pe
ro nunca culpó a los demás de sus tonterías, sino que enmendó
sus errores con el mismo fervor (como en «E l fantasma de
Stalin», donde atacaba el comunismo ruso y hacía autocrítica,
condenando el apoyo que le había dado antaño).
Aveces fue el único intelectual que defendió sus propias
convicciones. Durante los «acontecim ientos» de mayo de
1968 —la revuelta de los estudiantes y los trabajadores—, por
ejemplo, Sartre, al igual que otros célebres hombres de letras
franceses, fue abucheado por los estudiantes rebeldes; a dife
rencia del poeta comunista Louis Aragón, que replicó tratando
a los jóvenes de «pandilla de gamberros», Sartre regresó a
su casa para intentar dilucidar por qué no había logrado ha
cerse comprender, en lugar de por qué los estudiantes no le
habían comprendido. A raíz de aquella experiencia, Sartre
concluyó que los jóvenes ya nunca más votarían a un partido
449
revolucionario que no proclamara el valor absoluto de cada in
dividuo. El resultado, que algunos han llam ado su «an arco-
m aoísm o», fue una filosofía política de la acción que, al tiempo
que se oponía al Estado burgués estratificado y jerarq u iza
do, defendía que la revolución debía llevarse a cabo mientras
se combatía por ella, es decir, que el ftn jam ás justificaría los
medios.
Sartre era un hombre enormemente generoso y muy m o
desto. Aunque ganó mucho dinero con sus obras de teatro, sus
novelas, sus ensayos, sus obras filosóficas y sus biografías de
Baudelaire, G e n e ty Flaubert, m urió con deudas, tras haber
dado la mayor parte de su fortuna a m ovim ientos políticos y
activistas, así como a un sin fín de intelectuales necesitados.
Aún hoy, todos los meses cinco jóvenes escritores reciben un
cheque del editor de Sartre, sin conocer la verdadera fuente
de ese dinero.
Era igual de pródigo con su tiempo. En una ocasión, en
1954, cuando yo redactaba mi tesis doctoral, que versaba sobre
él, fui a visitarlo acompañado por una joven amiga que le dijo
que no entendía su filosofía. Sartre dedicó las siguientes dos
horas a conversar con ella con palabras muy sencillas, y nos
fascinó por la profundidad de su explicación.
No le parecía nada extraordinario com partir su tiempo,
ya que —al haber rechazado siem pre creer en el « ta le n to » —
decía haber desarrollado un sim ple oñcio, como el carpintero
o el albañil, y que el hecho de transm itirlo form aba parte del
oñcio. Respecto a la inspiración, llegaba, como solía decir, «a
fuerza de sentarse a e sc rib ir» .
Y, ante su escritorio, a partir de 1968, se pasaba las m a
ñanas escribiendo la biografía de Flaubert, las tardes y las no
ches pergeñando a toda prisa artículos políticos, y aún tenía
tiempo y fuerzas para participar en, literalm ente, centenares
de m anifestaciones en la calle a ñn de denunciar injusticias.
« E l papel de los intelectuales —decía— consiste en escla
recer los problemas y dar a conocer las batallas, pero no en de
finirlas. Es el pueblo quien elige las batallas.» En una ocasión,
45°
le pregunté si no era contradictorio que, siendo activista, de
dicara tanto tiempo a Flaubert —tres volúmenes en los que
Sari re se sirve de la época para explicar al hombre, y del hom
bre para explicar la época—. «Sí, claro —me respondió—, pero
a la vez soy un escritor burgués, como Flaubert, y un activis
ta revolucionario, como Babeuf. Asumo la responsabilidad de
los dos.»
Un día me presenté en su minúsculo apartamento, ates
tado de libros, pero por lo demás austero, desconsolado a causa
de una ruptura amorosa. Sartre escuchó mi triste relato duran
te horas, con suma atención, y luego me dijo: «Gomo sabe, yo
elegí una vida amorosa libre, pero esa decisión entrañó renun
ciar a la pasión. Hoy, mientras le miro, me doy cuenta de que
yo nunca he llorado por una mujer. Le envidio».
La filosofía de Sartre resulta difícil de poner en práctica.
Quizá por esta razón la mayoría de comentaristas y profesores
anglosajones, educados en la tradición filosófica del pragma
tismo, que está llena de escapatorias, han preferido elogiar el
mensaje moral que difundió el rival existencialista de Sartre,
Albert Camus. Como todas las acciones organizadas conducen
a un autoritarismo doctrinario, decía Camus, lo único que po
demos hacer es gritar ¡no!
Mala fe, replicaba Sartre. Al contrario; lo que tenemos que
hacer —decía Sartre— es comprometernos una y otra vez. No
existen los actos puros. Todos los actos son elecciones que alie
nan un poco. Nadie puede vivir sin ensuciarse las manos. Con
tentarse con oponerse significa también ser responsable de no
estar a favor, de no defender el cambio. Suscribir la idea de
que todos los actos humanos están predeterminados supone
renegar del género humano. Ningún escritor puede aceptar el
totalitarismo implícito en el concepto de la «naturaleza hu
mana» . Si escribe, es porque quiere cambiar el mundo, y cam
biarse a sí mismo. Escribir es un acto. Es un compromiso.
Sartre estuvo comprometido toda su vida. Tras haber ex
perimentado la dependencia respecto a sus compañeros de
combate durante la guerra y, a continuación, con el movimiento
451
de la Resistencia, llegó a la conclusión de que nuestra única
esperanza, la de todos los individuos, es comprender que el
« yo » no puede existir sin el «n osotros», que mientras un
hombre duerma en un lecho de rosas, al tiempo que otros se
desploman en el barro, todos nosotros permanecemos incom
pletos —y, en parte, con el alma muerta—.
Éste es el mensaje que nuestra generación —así como las
venideras— aprenderán de Sartre, del hombre y su obra. En
los últimos años, he enseñado la filosofía del compromiso
de Sartre en más de una docena de cursos, y he descubierto que
Sartre, más que ningún otro escritor del siglo xx, conmueve a
los jóvenes hasta lo más hondo.
Tal vez éstos crean pertenecer a la generación del « yo » ,
pero, en realidad, están igual de furiosos, angustiados y ator
mentados que mi generación. Y no sólo por su destino indivi
dual. El porvenir de aquellos que se desploman en el barro
sigue royendo la supuesta autocomplacencia de la que hacen
gala. Sartre les sacude su adormecimiento dogmático de un mo
do que la filosofía de Hume jamás ha hecho, ni hará jamás.
Sartre les hace comprender que no existen atajos hacia la
verdad —ni hacia la vida, la verdad o la revolución—. No sólo
les interpela directamente, sino que vive en su interior. Sartre
no sólo es el mayor moralista del siglo, sino también su mayor
profeta.1
453
agradecim ientos
N o v iem b r e de 1970
456
m rjor amigo, Paul Nizan, entraron a hurtadillas en la biblioteca
♦ le l.i universidad, se apropiaron de todos los ejem plares de su
tesis, y los quemaron
10. Sartre comenzó su carrera di ¡ «rofesor en 1981 en Le Havre. Como
todas las g ra n d es écoles francesas, enu t L - '-nales la École Nórma
le Supérieure es de las más prestigiosas, están ñnanciadas por el
Estado y son gratuitas, el Gobierno exige a los graduados que den
clases durante diez años en escuelas públicas, donde se les rem u
nera según los sueldos establecidos. El costo de la formación uni
versitaria tam bién puede devolverse prorrateado, cosa que hizo
Sartre tras publicar el primero de sus libros que fue un éxito de
ventas, L a n á u s e a , en el que la ciudad de Le Havre se llama Bou-
ville (nombre que, en francés, suena como «ciudad de barro»).
11. El filósofo y politólogo Raymond Aron se hizo amigo de Sartre en la
Ecole Nórmale Supérieure. Reconocido socialdemócrata, se con
virtió en el pensador de referencia de las clases dirigentes, y los
medios de comunicación generalistas lo admiraban. Fernando,
que le introdujo la fenomenología a Sartre, había estudiado filo
sofía primero con Ernst Cassirer en Berlín y después con Edmund
Husserl en Friburgo. Iba a la misma clase que Martin Heidegger,
y los dos fueron asistentes (privatdozent) en el g y m n a siu m (escue
la de bachillerato) mientras preparaban su tesis. Fernando había
concluido la suya (sobre «la fenomenología del pensam iento»),
pero aún no la había defendido, cuando asistió a una conferen
cia del historiador del arte y filósofo Heinrich Wólfflin. A raíz de
aquel encuentro, Fernando abandonó la ñlosofía, siguió a Wólfflin
hasta M ú n ic h y posteriormente a Zúrich, donde acudió al estudio
del pintor Stanislaw Stückgold y decidió ser artista. En 1924, tras
varios años copiando pinturas de Velázquez en el Prado a ñn de
«perfeccionar su arte», se fue a París y acabó viviendo con una
emigrante ucraniana, Stépha Awdykowicz, que estudiaba en la Sor-
bona en la misma clase que su mejor amiga, Simone de Beauvoir,
que también estaba preparando la agrégation y a menudo estudiaba
con Sartre. (En 1929, Beauvoir fue la segunda clasiñcada, después
de Sartre). Beauvoir tuvo un breve romance con su compañero de
clase René Maheu, que la «desfloró» (tal y como me contó ella
años después, aunque no lo recogió en sus memorias), y después
ella y Sartre se hicieron amantes. Stépha y Fernando se casaron en
1929, y las dos parejas solían ir de vacaciones juntas.
457
D i c i e m b r e de 1970
1. La r e v u e lta d e 1 9 6 8 e m p e z ó el 2,2, d e m a rz o d e e s e a ñ o , e n u n a de
la s s e d e s d e la U n iv e r s id a d d e P a r ís , e n el c a m p u s d e N a n te r r e ,
d u ra n te la in a u g u r a c ió n d e u n a p is c in a fin a n c ia d a p o r el G o b ie r
n o p o r p a r t e d e l p r e f e c t o lo c a l. D u r a n t e e l a c to , u n e s t u d ia n t e
lla m a d o D a n ie l C o h n - B e n d it g r it ó : « S u p is c in a n o s im p o r t a u n
p im ie n t o ; n o s o t r o s q u e r e m o s h a c e r e l a m o r » , y e x ig ió q u e la s
c o n d ic io n e s d e a c c e so a lo s d o r m it o r io s fe m e n in o s la s d e c id ie r a n
s u s o c u p a n t e s y n o la a d m in is t r a c ió n .
D a n n y e l R o jo , ta l y c o m o fu e a p o d a d o d e in m e d ia t o D a n ie l
C o h n - B e n d i t p o r s u s id e a s p o lít ic a s y p o r s u c a b e llo p e l i r r o jo ,
e r a u n ju d ío a le m á n n a c id o e n F r a n c ia , a d o n d e s u s p a d r e s h a b ía n
lle g a d o e n 1 9 3 3 h u y e n d o d e H itle r. R e g r e s a r o n a A le m a n ia tr a s la
g u e r r a , d e a h í q u e su h ijo t u v ie r a p a s a p o r t e a le m á n , y la s a u t o r i
d a d e s fr a n c e s a s a p r o v e c h a r o n la s c ir c u n s t a n c ia s p a r a d e p o r t a r lo
t e m p o r a lm e n t e c u a n d o se c o n v irtió e n e l líd e r e s t u d ia n til d e to d a
F r a n c i a . E n u n d is c u r s o c o n t r a lo s e s t u d ia n t e s b u r g u e s e s q u e
s e c o n v e r t ir ía n e n e x p lo ta d o re s d e lo s t r a b a ja d o r e s u n a v ez q u e se
g r a d u a r a n , e l p r i m e r s e c r e t a r io d e l p a r t id o c o m u n is t a , G e o r g e s
M a r c h á is , s e b u r la b a d e « e s e ju d ío a l e m á n » , a c u s á n d o lo d e s e r
u n n iñ o m im a d o y a lb o r o ta d o . E llo d e s e n c a d e n ó q u e u n m illó n
d e e s t u d ia n te s se m a n ife s t a r a n e n P a rís al g rito de « ¡T o d o s s o m o s
ju d ío s a l e m a n e s ! » .
L o s e s t u d ia n t e s n o t a r d a r o n e n c o n s e g u ir e l a p o y o d e m i l i
t a n te s d e iz q u ie r d a a n t ic o m u n is t a s , s o b r e to d o d e l jo v e n p r o fe s o r
A la in G e is m a r , el líd e r d e l s in d ic a to e s tu d ia n til Ja c q u e s S a u v a g e o t
y e l a g it a d o r t r o t s k is t a A la i n K r iv in e , q u e , a d e m á s , le s a y u d a r o n
a o r g a n iz a r s e . C o n d e n a r o n e l s is t e m a p o lít ic o f r a n c é s y , e n e s p e
c ia l, e l s is t e m a e d u c a tiv o , q u e o b lig a b a a lo s e s t u d ia n t e s a c o m
p e t ir e n t r e e llo s e n u n s i n f í n d e e x á m e n e s —c o m o fu e e l c a so de
S a r t r e , N iz a n , A r o n , B e a u v o i r y g r a n p a r t e d e lo s a lto s c a r g o s d e l
E s t a d o —, c o s a q u e g a r a n t iz a b a u n a e s t r u c t u r a p o lít ic a a lie n a n t e .
A m e d id a q u e e l m o v im ie n t o s e fu e e x t e n d ie n d o —a m e d ia d o s
d e a b r i l , c in c o m ill o n e s d e e s t u d ia n t e s d e s e c u n d a r ia y u n i v e r
s it a r io s s e s u m a r o n a la s m a n ife s t a c io n e s —, e l p a r t id o c o m u n is ta
e m p e z ó a d a r m a r c h a a tr á s . E l 3 d e m a y o , lo s t r a b a ja d o r e s h a b ía n
o c u p a d o la s fá b r ic a s e n to d a F r a n c ia , r e c la m a n d o , c o m o lo s e s t u
d ia n t e s , la « a u t o g e s t i ó n » . E n lo s a s t ille r o s n a v a le s d e R o u e n , lo s
458
t r a b a ja d o r e s c o m u n is t a s a y u d a r o n a lo s e s t u d ia n te s a d i s t r ib u ir
u n o s p a n fle t o s q u e c o n d e n a b a n al p a rtid o c o m u n is ta p o r su p a r
t ic ip a c ió n e n e l s is t e m a p o lít ic o . E n S u d A v ia t io n [u n a c o n s t r u c
to ra a e r o n á u tic a , p r o p ie d a d d e l E s ta d o ], lo s t r a b a ja d o r e s h ic ie r o n
h u e lg a e n c o n t r a d e la s c o n s ig n a s de lo s s in d ic a t o s , p u e s e x ig ía n
t e n e r la ú lt im a p a la b r a e n su v id a .
L o s lí d e r e s d e la r e v u e lt a , c o m o G e is m a r , K r iv in e y C o h n -
B e n d it , h a b ía n s id o in flu id o s p o r su s p r o fe s o r e s , su s le c tu r a s y la
e f e r v e s c e n c ia in te le c t u a l d e lo s c a fé s , la u n iv e r s id a d y la p r e n s a ,
e n tre la q u e d e s t a c a b a Les Temps Modemes. E l p r o p io S a r tr e h a b ía
ro to c o n e l p a r t id o c o m u n is t a c u a n d o é ste se n e g ó a c o n d e n a r la
in v a s ió n s o v ié t ic a d e B e r l ín e n 1 9 5 3 y la de H u n g ría e n 1 9 5 6 . Su
a rtíc u lo « E l fa n t a s m a d e S t a lin » h a b ía h e c h o ta m b a le a r la s e s p e
ra n z a s q u e la ju v e n t u d h a b ía d e p o s ita d o e n el p a rtid o c o m u n is
ta p a r a q u e li d e r a r a la lu c h a c o n tra el n u e v o c a p it a lis m o . A n d r é
G o rz , r e d a c t o r d e p o lít ic a d e Les Temps M odemes y d is c íp u lo d e
S a r t r e , h a b ía e la b o r a d o u n a n u e v a id e o lo g ía , lla m a d a m a r x is m o
e x is t e n c ia lis t a , q u e , a g r a n d e s ra s g o s , a firm a b a q u e la s a n tig u a s
id e a s s o b r e la e x p lo ta c ió n m a te r ia l d e l p ro le ta ria d o y a n o t e n ía n
s e n t id o . E n u n c a p it a lis m o in d u s t r ia l a v a n z a d o , a r g u m e n t a b a
G o rz , lo s t r a b a ja d o r e s e s t a r ía n cad a vez m á s fo r m a d o s y c u a li f i
c a d o s y , p o r lo ta n to , m e jo r p a g a d o s , p e ro ta m b ié n c a d a vez m á s
a lie n a d o s e n s u tr a b a jo . S o s te n ía q ue lo s s o c ia lis ta s t e n d r ía n q u e
r e c la m a r m á s a u to g e s tió n , a s í co m o u n a r e e s tr u c tu r a c ió n d e l e s
p a c io d e t r a b a jo a ñ n d e q u e lo s tr a b a ja d o r e s p u d ie r a n s e r m á s
c r e a tiv o s . E n 1 9 5 7 , G o rz h a b ía e s c rito en El traidor, u n a o b ra p r o
lo g a d a p o r S a r t r e q u e d e fe n d ía q u e y a n o p o d ía e x is t ir u n a s o la
c la se r e v o lu c io n a r ia u n id a , y e n 19 6 4 , e n su lib r o Estrategia obrera
y neocapitalism o, h a b ía p r e d ic h o la e m e r g e n c ia d e u n a n u e v a c la
se o b r e r a , q u e s e r ía m u c h o m á s e s p o n tá n e a , a n a r q u is ta y q u e , d e
h e c h o , v e s t ir ía t r a je y c o rb a ta .
E l 8 d e m ay o , S a rtre , G orz, B e a u v o ir y su g ru p o A r m a r o n u n a
d e c la r a c ió n , p u b lic a d a e n Le Monde, a fa v o r d e lo s e s tu d ia n te s . E l
12, de m a y o , m ie n tr a s c in c o m illo n e s d e e s tu d ia n te s se m a n i f e s
ta b a n e n la s c a lle s de P a r ís , S a r tr e , e n u n a e n tr e v is ta c o n c e d id a a
R a d io -L u x e m b o u rg , d eclaró que a p ro b ab a su s m éto d o s. L o s c o m u
n is t a s s e g u ía n ta c h a n d o a lo s e s tu d ia n te s de « n iñ o s m im a d o s » .
C la u d e L é v i- S t r a u s s se la m e n ta b a de la m u e rte d e l e s t r u c t u r a lis -
m o y d e q u e « t o d a o b je tiv id a d h a b ía sid o r e p u d ia d a » . A c u s ó d e
459
e llo a S a r t r e . y s u s s e g u id o r e s a M a r c u s e . C o h n - B e n d it fu e t a ja n
te al r e s p e c t o : « A l g u n o s h a n in t e n t a d o c o n v e r t ir a M a r c u s e e n
n u e s t r o m e n t o r , p e r o e s d e r is a . N in g u n o d e n o s o t r o s h a le íd o
a M a r c u s e . A lg u n o s h a n le íd o a M a r x , p o r s u p u e s t o , a B a k u n in ,
A lt h u s s e r , M a o , C h e G u e v a r a o L e f e b v r e , y t o d o s h e m o s le íd o a
S a r t r e » . C o h n - B e n d it h a b ía s e g u id o lo s c u r s o s d e H e n r i L e fe b v r e ,
u n f iló s o f o c o m u n is t a q u e a b o g a b a p o r u n a r e v o lu c ió n a t r a v é s
d e la fie s t a , a f in d e li b e r a r s e d e la a lie n a c ió n , t e s is q u e fu e c o n
d e n a d a p o r e l p a r t id o c o m u n is t a . G e i s m a r h a b ía e s t u d ia d o c o n
L o u is A lt h u s s e r , cu y o m a r x is m o n o c o n t e m p la b a la e s p o n t a n e i
d a d . C u a n d o A lt h u s s e r a c u d ió a l te a tr o O d é o n , e l b a s t ió n c u ltu ra l
p a r is in o , ju n t o c o n e l p o e ta c o m u n is t a A r a g ó n , f u e r o n a b u c h e a
d o s p o r lo s e s t u d ia n t e s , q u e h a b ía n o c u p a d o e l t e a t r o . L e f e b v r e
t a m b ié n fu e a b u c h e a d o , a p e s a r d e s u a p o y o a la r e v u e lt a , p o r la
s e n c i l l a r a z ó n d e q u e in t e n t a b a d e c ir le a lo s e s t u d ia n t e s lo q u e
d e b ía n h a c e r .
C u a n d o S a r t r e e n t r ó e n e l t e a t r o O d é o n fu e o v a c io n a d o .
C u a n d o le p r e g u n t a r o n p o r q u é h a b ía a c u d id o , r e s p o n d ió : « P a r a
a p r e n d e r » , c o s a q u e d e s e n c a d e n ó u n a n u e v a o v a c ió n . E n u n a
e n t r e v i s t a q u e le h ic e p a r a e l New York Times M agazine ( 1 7 d e o c
t u b r e d e 1 9 7 1 ) , m e e x p lic ó : « Y a p r e n d í. C o m p r e n d í q u e lo q u e
c u e s t io n a b a n lo s jó v e n e s n o e r a s ó lo e l c a p it a lis m o , e l i m p e r i a
l i s m o , e l s i s t e m a , e t c é t e r a , s in o t a m b ié n a q u ie n e s p r e t e n d í a n
o p o n e r s e a t o d o a q u e llo . S e p u e d e d e c ir q u e e n t r e 1 9 4 0 y 1 9 6 8
f u i u n in t e le c t u a l d e iz q u ie r d a s , y q u e a p a r t i r d e 1 9 6 8 m e c o n
v e r t í e n u n h o m b r e d e iz q u ie r d a s in t e le c t u a l. L a d i f e r e n c i a e s tá
e n la a c c i ó n » .
E l 2 5 d e m a y o , D e G a u lle lle g ó a u n a c u e rd o c o n cgt , el m ayor
s in d ic a t o d e F r a n c ia , q u e e r a c o m u n is t a ; s e t r a t a b a d e lo s « a c -
c o r d s d e G r e n e l l e » , q u e o t o r g a b a n u n o s b e n e f i c i o s m a t e r ia le s
s in p r e c e d e n t e s a lo s t r a b a ja d o r e s . N o o b s t a n t e , e n t o d a F r a n c ia
n u m e r o s o s t r a b a ja d o r e s se n e g a r o n a v o lv e r a s u s p u e s to s . C u a n d o
G e o r g e s S é g u y , e l s e c r e t a r io g e n e r a l d e cgt , tra tó d e d ir ig ir s e a su s
a filia d o s q u e h a b ía n o c u p a d o la fá b r ic a d e R e n a u lt, fu e a b u c h e a d o .
A q u e lla n o c h e , d ie z m ill o n e s d e t r a b a ja d o r e s h i c i e r o n h u e lg a .
E l 2 9 d e m a y o , D a n ie l C o h n - B e n d i t r e g r e s ó d e A le m a n ia a
e s c o n d id a s m ie n t r a s t o d a F r a n c ia e s t a b a p a r a liz a d a . E n t r e ta n t o ,
D e G a u lle v ia jó a B a d é n - B a d é n p a r a ro g a r le a l g e n e r a l M a s s u , e l j e
fe d e l E jé r c it o f r a n c é s q u e o c u p a b a e l s e c t o r f r a n c é s e n A le m a n ia ,
460
(jue in v a d ie r a a F ra n c ia y r e s ta b le c ie r a el o rd e n , p e ro é ste se n eg ó .
C u a n d o el G o b ie r n o e sta b a a p u n to de c a e r. D e G a u lle le o fr e c ió a
lo s t r a b a ja d o r e s f r a n c e s e s u n a u m e n to s a la r ia l d e l d iez p o r c i e n
to. El p a r t id o c o m u n is t a c e d ió , al m is m o t ie m p o q u e p r o m e t ía
a l ia r s e c o n e l p a r t id o s o c ia lis t a y o tr o s p a r t id o s d e iz q u ie r d a a
fin d e im p u ls a r u n p r o g r a m a q u e p e r m it ie r a c o m b a tir la a l ie n a
c ió n y e s t a b le c e r la a u t o g e s t ió n e n la in d u s tr ia . P a u la tin a m e n te ,
lo s t r a b a ja d o r e s e m p e z a ro n a v o lv e r a su s p u e s to s . L a s r e fo r m a s
e d u c a tiv a s fu e r o n a b o lid a s . L a re v u e lta h a b la lle g a d o a su fin . C o n
to d o , D e G a u lle tu v o q u e d im it ir t r a s p e r d e r u n r e fe r é n d u m . E l
p a rtid o c o m u n is ta n o c u m p lió su p ro m e s a y , p o co a p o c o , fu e p e r
d ie n d o s u i n f lu e n c ia e n la v id a p o lít ic a fr a n c e s a . A u n q u e h a b ía
lle g a d o a s e r e l m a y o r p a rtid o p o lític o en F ra n c ia , h o y e n d ía a p e
n a s c u e n t a c o n e l n u e v e o e l d o ce p o r c ie n to de lo s v o to s .
D a n ie l C o h n - B e n d it se c o n v ir tió e n p o lític o y e n la a c t u a
lid a d e s d ip u ta d o d e lo s v e r d e s a le m a n e s e n e l p a rla m e n to e u r o
p e o . K r iv in e e s e l je f e d e la L ig a C o m u n ista R e v o lu c io n a r ia , y s e
h a p r e s e n t a d o a la s e le c c io n e s p r e s id e n c ia le s e n n u m e r o s a s o c a
s io n e s , n o c o n la in t e n c ió n de s e r e le g id o , sin o p a ra d is p o n e r d e
u n a t r ib u n a e n la q u e e x p r e s a r su s id e a s, y a q u e e l d e re c h o f r a n
c é s c o n c e d e a to d o s lo s c a n d id a to s el m ism o tie m p o e n lo s m e
d io s d e c o m u n ic a c ió n d u ra n te la c a m p a ñ a e le c to ra l. G e is m a r e s
in s p e c t o r g e n e r a l d e e d u c a c ió n .
%. B e a u v o ir tu v o u n r o m a n c e c o n O lga K o sa k ie w ic z y B o s t a la vez?
d ic h o t r ío le in s p ir ó su n o v e la L'invitée [L a in v ita d a ]. E s s a b id o
q u e S a r t r e in te n tó s e d u c ir a O lga d u ra n te m á s de d o s a ñ o s . O lga
ib a a s e r la e s t r e lla d e su o b ra d e te a tro A puerta cerrada , p e r o a l
fin a l n o fu e a s í, p ro b a b le m e n te p o rq u e se n egó a a c o s ta rs e c o n él.
B o st y O lga a c a b a r o n s ie n d o p a r e ja y lle g a r o n a c a s a r s e . B o st fu e
u n g r a n a m ig o d e S a r tr e d u ra n te to d a su v id a .
3. W an d a K o sa k ie w ic z , la h e r m a n a p e q u e ñ a de O lga, fu e a m a n te de
S a r tr e d u ra n te la rg o tie m p o . E l p e r s o n a je d e Iv ic h d e s u n o v e la
Los caminos de la libertad estab a in s p ira d o , e n p a rte , e n e lla . S a rtre
lle g ó a p r o p o n e r le m a trim o n io .
4. A rle tte E lk a im e ra u n a ju d ía a rg e lin a de d iecin u ev e a ñ o s, e stu d ia b a
filo s o fía cu an d o se c o n v irtió e n am an te de S a rtre e n lo s a ñ o s c in
cuenta. U n a década después, Sartre la adoptó o ficialm en te com o h ija.
5. M ic h e lle V ia n (d e so lte ra , M ic h e lle L é g lis e ) e sta b a c a sa d a c o n el
e s c r it o r y m ú s ic o B o r is V ia n , q u e fa lle c ió e n 1 9 5 9 . E n 1 9 4 9 s e
461
c o n v ir t ió e n a m a n te d e S a r t r e , c o n e l q u e m a n tu v o u n a r e la c ió n
m u y e s t r e c h a h a sta la m u e r te d e é s te .
6. E n la é p o c a e n la q u e m a n t u v im o s e s ta c o n v e r s a c ió n , S a r t r e t e
n ia a lq u ila d o u n e stu d io e n e l n ú m e r o 2,2,2, d e l b u le v a r R a s p a d . E l
a p a r ta m e n to d e B e a u v o ir e s ta b a e n la c a lle S c h o e lc h e r , m u y c e r
ca. S a r t r e s e h a b ía c o m p r a d o u n a p a r t a m e n t o e n e l n ú m e r o 4 2
d e la c a lle B o n a p a r te c u a n d o su m a d r e s e fu e a v i v i r c o n é l, p e ro
lo v e n d ió c u a n d o é s ta m u r ió y a p a r t i r d e e n t o n c e s s ie m p r e v i
v ió d e a lq u ile r . P o r su p a r t e , B e a u v o ir , c u y o s lib r o s a lc a n z a b a u n
g r a n é x ito d e v e n t a y g a n a b a m u c h o d in e r o , h a b ía c o m p r a d o su
a p a r t a m e n t o . L o s t r e s a p a r t a m e n t o s d e la s a m a n t e s d e S a r t r e
lo s h a b í a a d q u i r i d o é l, q u e e r a m u y g e n e r o s o . C u a n d o d e c id í
c o m p r a r u n a p a r t a m e n t o , S a r t r e m e p r e s t ó t r e in t a m il fr a n c o s .
T ie m p o d e s p u é s , a l v e n d e r lo , le d i u n c h e q u e p a r a d e v o lv e r le la
d e u d a , y S a r tr e m e m ir ó a s o m b ra d o y m e p re g u n tó d e q u é se t r a t a
b a . C u a n d o s e lo r e c o r d é , m e d ijo : « P u e s y o n o m e a c u e r d o » , y lo
ra s g ó . G r a n p a r t e d e lo s in g r e s o s de S a r tr e p r o c e d ía n d e s u s o b ra s
d e t e a t r o , a u n q u e G a llim a r d , su e d ito r , ja m á s se n e g ó a m a n d a r
le d i n e r o c u a n d o S a r t r e s e lo p e d ía , a l m a r g e n d e s u s a c u e r d o s .
E n u n a o c a s ió n , S a r t r e m e c o n fe s ó q u e u n a d e la s r a z o n e s p o r la s
c u a le s h a b ía a d o p t a d o a A r le t t e e r a q u e e r a m u y m e t ó d ic a y j a
m á s s e o lv id a b a d e e n v ia r la s p e n s io n e s q u e S a r t r e le d a b a a s u s
a m a n t e s t o d o s lo s m e s e s , c o s a d e la q u e A r le t t e se e n c a r g a b a c o n
su m o r ig o r .
E nero de 1971
1. E n a q u e lla é p o c a , e n F r a n c ia , la s e s c u e la s c e r r a b a n e l ju e v e s y el
d o m in g o , e n lu g a r d e l s á b a d o .
2,. N iz a n t e n ía v e in t it a n t o s a ñ o s c u a n d o e s c r ib ió A den A rabie ( 1 9 8 1 ) ,
a c e r c a d e s u v ia je a O r ie n t e P r ó x im o . A c o n t in u a c ió n , e s c r ib ió
n u m e r o s a s n o v e la s p o lít ic a s . D u r a n te la g u e r r a c iv il e s p a ñ o la fu e
c o r r e s p o n s a l d e l p e r ió d ic o c o m u n is t a Ce Soir. A b a n d o n ó e l p a r
t id o c o m u n is t a t r a s e l p a c to d e n o a g r e s i ó n g e r m a n o - s o v ié t ic o ,
s e e n r o l ó e n e l e jé r c it o f r a n c é s y m a n d ó s u c a r n é d e l p a r t id o a
J a c q u e s D u e lo s , u n s e n a d o r c o m u n is t a y u n o d e lo s p r i n c i p a l e s
d e f e n s o r e s d e la I n t e r n a c io n a l C o m u n is t a . F a lle c ió e n 1 9 4 0 , d u
r a n t e la b a t a lla d e D u n k e r q u e .
3. E sto s te x to s fu e ro n p u b lic a d o s e n 1 9 9 0 . p o s tu m a m e n te , p o r G a -
llim a rd . e n el lib r o Ecrits de jeunesse [ E s c r it o s d e ju v e n tu d ], e d i
tado p o r M ic h e l C o n t a t y M ic h e l R y b a lk a .
La Iz q u ie rd a P ro le ta r ia (e n fr a n c é s . La G a u ch e P r o lé ta r ie n n e ) e ra
un p a rtid o de jó v e n e s m a o ísta s de e x tre m a iz q u ie rd a cuyo a c t iv is
m o, su m a m e n te m o ra l, c o n tra sta b a c o n la s p rá c tic a s p o lític a s h a
b itu a le s e n la é p o c a . A s í, p o r e je m p lo , La Iz q u ie rd a P r o le ta r ia se
a p ro p ia b a de e d ific io s v a c ío s a fin de c e d é r s e lo s la s p e r s o n a s q u e
c a r e c ie r a n de v iv ie n d a , al tie m p o q u e c o n v o c a b a n a in te le c tu a le s
de p r e s t ig io c o m o S a r t r e , M ic h e l F o u ca u lt, Je a n G e n e t o C la u d e
M a u ria c p a r a q u e im p id ie r a n la in t e r v e n c ió n d e la p o lic ía . P o r
a q u el e n to n c e s , y o d a b a c la s e s e n la U n iv e rs id a d de P a rís v iii, en
V in c e n n e s , y a q u e h a b ía sid o vetad o e n las u n iv e rs id a d e s e s ta d o u
n id e n s e s a ra íz d e m i p a r t ic ip a c ió n —y e n c a rc e la m ie n to — e n u n a
m a n ife s t a c ió n e s tu d ia n til c o n tra la g u e rra que tuvo lu g a r e n 1 9 6 6
e n la u n iv e r s id a d p ú b lic a de S a n F ra n c is c o , q u e, co m o to d a s la s
u n iv e r s id a d e s d e la é p o c a , fa v o re c ía la in v e s tig a c ió n m ilita r . L o s
a b o g a d o s d e l s in d ic a t o de p r o fe s o r e s r e c u r r ie r o n y g a n a r o n e n
19 7 6 . A p a r t ir d e e n to n c e s , p u d e in c o rp o ra rm e a la U n iv e r s id a d
de C a lifo r n ia , e n Ir v in e .
5. E n Sartre p a r lui-m ém e [S a rtre p o r él m is m o ], de F r a n c is J e a n s o n
(S e u il, P a r ís , 1 9 5 5 , 1 9 6 9 ) , u n a re c o p ila c ió n de c ita s a u t o b io g r á
fic a s de S a r tr e .
6. Je a n s o n o rg a n iz ó u n a re d p a ra p r e s ta r ayud a a lo s c o m b a t ie n te s
in d e p e n d e n tis t a s a r g e lin o s . La d e c la ra c ió n , p u b lic a d a e n 1 9 6 0 y
firm a d a o r ig in a lm e n te p o r 1 2 1 in te le ctu a le s re p u ta d o s y p o r o tro s
r e p r e s e n t a n t e s d e la c u ltu ra fr a n c e s a , se o p o n ía a la g u e r r a c o
lo n ia l fr a n c e s a y d e fe n d ía la s e d ic ió n fr e n te al E sta d o , h a c ie n d o
u n lla m a m ie n to al p u e b lo fr a n c é s p a ra q u e a y u d a ra al F r e n t e d e
L ib e r a c ió n N a c io n a l, p ro p o rc io n á n d o le n o só lo m e d ic a m e n to s y
d in e ro , sin o ta m b ié n a rm a s, m u n ic io n e s e in fo rm a c ió n , a s í co m o
que sa b o te a ra la p o lític a m ilita r. M as ta rd e , D e G a u lle d e c la ró q u e
d ic h o m a n ifie s to h a b ía te n id o m á s p e s o e n su d e c is ió n d e c o n
c e d e r la in d e p e n d e n c ia a A r g e lia q u e lo s c o n s ta n te s a ta q u e s d e l
F re n te de L ib e r a c ió n N a c io n a l.
7. Ju liu s F u c ik , Reportaje al pie de la horca , tra d u c c ió n de V e ra K u k h a -
rava, E d ic io n e s Ir r e v e r e n te s , M a d rid , 2 0 1 1 .
463
M arzo de 1971
1. E n r e a l id a d , lo s p a d r e s d e G u ill e e r a n m a e s t r o s q u e p o s e í a n
t ie r r a s .
2. R e s id e n c ia p ú b lic a d e l d is tr ito x iv d e P a r ís , d e s tin a d a a e s t u d ia n
te s u n iv e r s it a r io s , ta n to fr a n c e s e s c o m o e x t r a n je r o s .
3. H e a q u í u n a p a rte e n tr e G e r a s s i y S a r t r e a l r e s p e c t o :
G e r a s s i : Y a sa b e q u e to d o a q u e llo c a m b ió r a d ic a lm e n t e e n 1 9 2 9 .
L o s p a d r e s de F e r n a n d o , q u e h a sta e n to n c e s e r a n e x t r e m a d a m e n
te r ic o s , p e r d ie r o n to d a s u fo r t u n a c u a n d o e n 1 9 2 7 e l G o b ie r n o
d e A t a tü r k [d e T u rq u ía ] c o n ñ s c ó to d a s la s p r o p ie d a d e s d e lo s e x
t r a n je r o s . L le g a r o n a P a r ís a r r u in a d o s y le s d i je r o n a s u s h ijo s :
« M u y b ie n ; o s h e m o s p a g a d o to d o h a s t a e l d ía d e h o y . A h o r a e s
v u e s tro t u r n o » . F e rn a n d o y su h e r m a n o A lfr e d o , q u e e r a p ia n is t a ,
la n z a r o n u n a m o n e d a a c a ra o cru z y A lf r e d o p e r d ió . D e c id ie r o n
q u e c a d a u n o t r a b a ja r í a d u r a n t e d o s a ñ o s y s e i r í a n t u r n a n d o .
A lf r e d o s e fu e a t r a b a ja r c o m o v e n d e d o r e n u n a c o m p a ñ ía e l é c
t r ic a h ú n g a r a , p e r o e n 1 9 2 9 re to m ó la m ú s ic a y le d ijo a F e r n a n
d o q u e lo r e le v a r a . F e r n a n d o lo h iz o t a n b ie n q u e la c o m p a ñ ía
le o fr e c ió u n p u e s t o d e d ir e c t o r e n M a d r id . A l l í tu v o ta n to é x ito
q u e p u d o a lq u ila r u n a c a sa in m e n s a , c o n d o s s ir v ie n t a s , e n la q u e
o r g a n iz a b a v e la d a s m u lt it u d in a r ia s a la s q u e a c u d ía t o d a la inte-
lligentsia, y m ie n t r a s lo s e s p a ñ o le s h a c ía n la s ie s t a , d e c u a tr o a
o c h o , F e r n a n d o p in t a b a . A l a s o c h o v o lv ía a la o h c in a , c o m o to d o
el m u n d o .
S a r t r e : M e a c u e r d o m u y b ie n . C u a n d o C a s to r y y o f u im o s d e v i
s it a , e n u n a d e a q u e lla s f ie s t a s c o n o c im o s a N e r u d a , G o n z á le z ,
A lb e r t i, D a lí e in c lu s o a P ic a s s o , q u e s o l í a q u e d a r s e e n c a s a d e
F e r n a n d o y S t é p h a c u a n d o ib a a M a d r id , ¿ v e r d a d ?
G .: N o, e r a e n B a r c e lo n a . F e r n a n d o tu v o ta n to é x ito q u e e x ig ió q ue
la s o fic in a s c e n t r a le s d e la e m p r e s a s e t r a s l a d a r a n a B a r c e lo n a ,
c iu d a d q u e p r e f e r ía a M a d r id . ¿ S a b ía q u e S t é p h a e m p e z ó a s a l ir
con él p o rq u e F ern an d o era p o b re ?
S .: ¿ E n B e r l ín ?
G .: N o, en a q u e lla é p o c a a e lla no le g u sta b a n ad a. E n 1 9 2 5 . S té p h a
vivía con A lb an B erg , que h a b ía lleg ad o a B e r lín d e sd e su V ie n a n a
tal p o rq u e al fin ib a a e s t r e n a r s e (e n d ic ie m b r e d e 1 9 2 5 ) su ó p e r a
Wozzeck (c o m p le ta d a e n 1 9 2 2 ) . E lla lo c o n o c ió e n V ie n a , c u a n d o
s a lió de la c á r c e l p o r h a b e r e s c r it o y d ifu n d id o u n o s p a n f l e t o s
fe m in is t a s . B e r g se a lo ja b a e n u n a e s p e c ie d e h o t e l p a r a a r t i s
tas, d o n d e t a m b ié n v iv ía A lf r e d o , al q u e ib a a v is it a r F e r n a n d o .
« E ra n d o s r ic o s in s o p o r ta b le s —m e c o n tó —, p e ro al m e n o s A l f r e -
do no a la r d e a b a d e e llo . Tu p a d r e , p o r e l c o n t r a r io , e ra u n d a n d i
r e d o m a d o ; y o n o p o d ía s o p o r t a r lo .» C u a n d o se lo e n c o n t r ó e n
M o n tp a r n a s s e e n 1 9 2 7 , é l e s ta b a a r r u in a d o . « N i s iq u ie r a p o d ía
p e r m it ir s e u n c in t u r ó n ; se a ta b a lo s p a n t a lo n e s c o n u n c o r d ó n ,
p e ro s e g u ía s ie n d o u n d a n d i. E s a vez s í q u e m e g u s t o .»
S .: Y se c o n v ir t ió e n e l s o s té n de la fa m ilia G e r a s s i.
G .: H a sta e l ñ n a l. G u an d o e c h a ro n a m i p a d re d e l o ss [d u r a n te la
S e g u n d a G u e r r a M u n d ia l, F e r n a n d o tr a b a ja b a p a r a la e s t a d o u
n id e n s e O ffic e o f S t r a te g ic S e r v ic e s ] , se g a n a b a m á s o m e n o s k
v id a h a c ie n d o tr a d u c c io n e s , p e ro cu an d o e n 1 9 4 6 d e c id ió v o lv e r
a p in t a r , e r a m i m a d r e la q u e se ib a a t r a b a ja r d e fo r m a ile g a l,
p o rq u e n o t e n ía n p e r m is o de tra b a jo , e n u n a fá b r ic a d e z a p a to s ,
diez h o r a s al d ía , y d e v u e lta a casa h a c ía la c o m p ra y lu e g o c o c i
n ab a. Yo o d ia b a a m i p a d re p o r esto , y ta m b ié n le p e r d í e l r e s p e t o
a m i m a d re .
S.*. ¿ P o r e so se fu e u ste d de ca sa a lo s q u in c e a ñ o s ?
G .: U n a s e m a n a a n te s de c u m p lir d ie c is é is a ñ o s . L a p r im e r a n o
che d o rm í e n u n p a rq u e —e ra ju lio —, y lu eg o e n c o n tr é u n a h a b i
ta c ió n e n u n a p e n s ió n p o r c in c o d ó la r e s a la s e m a n a . Y a s a b e lo
que o c u rrió . V o lv í de la e sc u e la y , a la h o ra de la c e n a , S t é p h a n o s
sirv ió e l m ism o m e ju n je q u e la s ú ltim a s t r e s n o c h e s . L o r e c u e r d o
m u y b ie n , e ra u n a e s p e c ie d e e s to fa d o c o n c r e m a s e r v id o s o b r e
u n a re b a n a d a de p a n , lo q u e e n e l e jé r c it o lla m á b a m o s shit on a
shingle [m ie r d a s o b r e g u ija r r o s , o p o r su s s ig la s , s o s ]. Y y o d ije :
« ¿ O t r a v e z ? » . F e rn a n d o e sta lló : « ¿ C ó m o te a tr e v e s a c r it ic a r la
c o m id a , s i n i s iq u ie r a p a g a s e l a lo ja m ie n to n i la c o m i d a ? » M e
le v a n té y e m p e c é a re c o g e r m is c o sa s. Oí a m i m a d re , lo ju r o n o
465
a m i p a d re , q u e le d e c ía : « V e a v e r lo y haz la s p a c e s . E s d e m a s ia
d o jo v e n p a ra ir s e s o l o » . Y o í. aú n lo o ig o , a m i p a d re r e s p o n d e r :
« D é ja lo ir. Le fo r ja r á el c a r á c t e r » . P e ro , e n r e a lid a d , fu e al c o n
t r a r io ; m e lo c o n ta ro n lo s d o s m á s ta r d e .
G .: ¡Q u é m u je r ! N o m e e x t r a ñ a q u e y o e s t u v ie r a t a n ... Y s ig u ió
m a n t e n ié n d o lo , ¿ v e r d a d ?
S .: S í, t r e s a ñ o s d e s p u é s d e q u e lo s c o n t r a t a r a n c o m o p r o fe s o r e s
e n la P u tn e y S c h o o l, é l lo d e jó p a r a d e d ic a r s e a p in t a r a tie m p o
c o m p le to , m ie n tr a s q u e e lla sig u ió d a n d o c la s e s . C u a n d o tu vo que
ju b ila r s e a lo s s e s e n t a y c in c o a ñ o s , se fu e a t r a b a ja r a la e s c u e la
d e m ú s ic a d e R u d o lp h S e r k in , e n F ila d e lñ a , y v o lv ía a c a s a to d o s
lo s ñ n e s d e s e m a n a p a r a p r e p a r a r le a F e r n a n d o la c o m id a d e t o
da la s e m a n a . I n c lu s o c u a n d o la o p e r a r o n de u n c á n c e r de p e c h o
c o n d o s m a s t e c t o m ía s r a d ic a le s , v o lv ió a c a sa al c a b o d e u n a s e
m a n a y le h iz o la c o m id a p a r a to d a la s e m a n a . U n a vez le p re g u n té
p o r q u é h a b ía r e n u n c ia d o a su d e se o de e s c r ib ir . M e d ijo : « D e c id í
q u e é l t e n ía m á s t a le n to p a r a la p in tu r a q u e y o p a r a la e s c r it u r a ,
así q u e ...» .
4. Zaza e r a la t e r c e r a d e s e is h e r m a n o s d e u n a fa m ilia b u r g u e s a m u y
c a tó lic a . A ra íz d e su a m is t a d c o n S im o n e d e B e a u v o ir —c a tó lic a
p e r o e s c é p t ic a , a la q u e c o n o c ió e n la e s c u e la a lo s o n c e a ñ o s — y
c o n S t é p h a —o r to d o x a r u s a p e r o a g n ó s t ic a —, Zaza e m p e z ó a i n
t e r r o g a r s e s o b r e s u p r o p ia fe . E s t a b a e x t a s ia d a c o n la id e a d e
c a s a r s e c o n M e r l e a u - P o n t y , t a m b ié n c a t ó lic o p e r o , e n a q u e lla
é p o c a , a te o . C u a n d o é l r o m p ió e l n o v ia z g o t r a s r e c i b i r u n a c a rta
d e c h a n ta je d e la fa m ilia d e Z aza, é s ta s e s u m ió e n u n a d e p r e s ió n
q u e , s e g ú n B e a u v o ir , le c a u só la e n c e fa lit is q u e a c a b ó c o n su v id a
y
a lo s v e in t e a ñ o s . B e a u v o ir lla m a a Zaza E lis a b e t h M a b ille e n s u s
Mémoires d ’une jeu ne filie rangée [M e m o r ia s d e u n a jo v e n f o r m a l ] .
V é a s e ta m b ié n : Zaza: Correspondance et carnets d'Elisabeth Lacoin,
S e u il, P a r ís , 1 9 9 1 .
5. M a u r ic e M e r le a u - P o n t y d a b a c la s e s e n e l p r e s t ig io s o C o llé g e de
F r a n c e c u a n d o m u r ió d e u n a ta q u e a l c o r a z ó n e n 1 9 6 1 , a lo s c i n
c u e n ta y t r e s a ñ o s .
466
A br il de 1971
1. A s is t í a la s e g u n d a d e e s t a s c o n f e r e n c ia s c o m o o b s e r v a d o r d e l
C o n tin g e n te R e v o lu c io n a r io , la s e c c ió n d e E s t u d ia n t e s p a r a u n a
S o c ie d a d D e m o c r á t ic a d e la U n iv e r s id a d L ib r e d e N u e v a Y o r k .
D u ra n te u n t ie m p o , la u n iv e r s id a d se e x p a n d ió a la c a lle C a to rc e ,
a tra y e n d o a m ilit a n t e s c o n t r a r io s a la g u e rra de to d a N u e v a Y o r k y
de to d o el p a ís . E n tr e la s d e le g a c io n e s n o r te a m e r ic a n a s p r e s e n t e s
en o las fig u r a b a n lo s G u e r r e r o s d e la L ib e r a c ió n N e g ra , e n c a b e
z ad o s p o r S t o k e ly C a r m ic h a e l.
% P a d illa e r a u n p r e s t ig io s o p o e ta q u e fu e a r r e s ta d o y e n c a r c e la d o
p o r h a b e r c r itic a d o al g o b ie r n o re v o lu c io n a rio cu b a n o e n s u s t e x
to s, y lu e g o fu e o b lig a d o a r e t r a c ta r s e p ú b lic a m e n te d e s u s « e s
c rito s s u b v e r s iv o s » . F u e o b je to de u n a c o n tro v e rs ia in te r n a c io n a l
a r a íz d e q u e e s c r i t o r e s e in t e le c t u a le s de to d o el m u n d o , e n t r e
e llo s S a r t r e , d e n u n c ia r a n la r e p r e s ió n q u e h a b ía s u fr id o .
3. E n lo s a ñ o s c u a r e n t a y c in c u e n ta , R o u sse t e ra u n a c tiv is ta p o lític o
y e s c r it o r q u e p a r t ic ip ó e n la T e rc e ra F u e rz a de S a r tr e h a s ta q u e
d ic h o m o v im i e n t o s e d i s o l v i ó . A p a r t ir d e e n t o n c e s , s o s t u v o
q u e e l n e u t r a lis m o e r a la ú n ic a p o s tu ra le g ítim a , a u n q u e é s ta n o
c o n t r ib u y e r a a la s a lv a c ió n d e l m u n d o . S a rtre lo r id ic u liz ó e n s u
o b r a d e te a t r o Nekrasov , e n la q u e a p a re c e co m o re d a c to r .
4. T r a s la d i m i s i ó n d e D e G a u lle e n 1 9 6 9 , G e o r g e s P o m p id o u fu e
e le g id o p r e s id e n t e d e F r a n c ia . L le v ó a cab o u n a p o lít ic a c o n t r a
r ia a la d e D e G a u lle —q u e u tiliz a b a su d e re c h o a v e to p a r a i m p e
d ir q u e G r a n B r e t a ñ a s e in c o r p o r a r a a la C o m u n id a d E u r o p e a (e l
a n te c e d e n te d e la U n ió n E u r o p e a ) —, c o sa q u e lle v ó a la a d h e s ió n
b r it á n ic a e n 1 9 7 3 .
5. B ó h m e fu e u n m ís tic o lu te ra n o a le m á n de p r in c ip io s d e l sig lo x v ii,
c o n o c id o c o m o « e l s ir v ie n t e de D io s » . E c k h a rt, u n te ó lo g o m í s
tic o a le m á n d e fin a le s d e l s ig lo x m y p r in c ip io s d e l x iv , fu e c o n
d e n a d o p o r h e r e jía p o r el p a p a Ju a n x x n . T o m ás de K e m p is fu e u n
c é le b re te ó lo g o c ris tia n o a le m á n d el sig lo xv. Ig n a c io d e L o y o la fu e
u n in flu y e n te te ó lo g o c a tó lic o d e l s ig lo x v i, fu n d a d o r d e la o r d e n
je s u ític a .
6. Lo d e « t u g u r i o » e s u n p o c o e x a g e r a d o ; v iv ía m o s e n u n a p a r t a
m e n to s i n a s c e n s o r , e n e l t e r c e r p is o , d e b a jo d e la e s t a c ió n d e
m e tr o e n la T e r c e r a A v e n id a (la lín e a d e t r e n e le v a d o q u e lu e g o
fu e d e m o lid a ) , e n e l c e n tro d e M a n h a tta n .
4 67
7. F e r n a n d o s e g u ía p in t a n d o y c a m in a n d o t r e s k iló m e t r o s d ia r io s
h a s ta la p e q u e ñ a e s c u e la p in t a d a d e r o jo q u e e l m u n ic ip io d e
P u tn e y , e n V e r m o n t , le a lq u ila b a p o r la ín fim a s u m a d e tr e in t a
y c in c o d ó la r e s al a ñ o , u n g e s to e s t r ic t a m e n t e s im b ó lic o , y a q u e
la e s c u e la , a u n q u e e s t u v ie r a a b a n d o n a d a , le g a lm e n t e n o p o d ía
s e r d e fic it a r ia , y a lg u ie n h a b ía c a lc u la d o q u e m a n t e n e r a b ie r t a
la c a r r e t e r a p r iv a d a h a s ta la e s c u e la c o s ta b a t r e in t a y c in c o d ó
la r e s . T o d o el m u n d o lo c o n o c ía , p u e s s ie m p r e lle v a b a u n a b o in a
n e g ra y lo a c o m p a ñ a b a u n fie l chow -chow . A l c o m ie n z o , la g e n te
se d e te n ía y se o fr e c ía a lle v a r lo e n c o c h e , p e r o c o m o él s ie m p r e
d e c lin a b a la in v it a c ió n ( « T e n g o q u e c a m in a r p o r c u e s t io n e s de
s a l u d » , s o lía d e c ir ) , a p r e n d ie r o n a lim it a r s e a r e d u c ir la v e l o c i
d a d y s a lu d a r lo c o n la m a n o . M u r ió d e c á n c e r e n 1 9 7 4 , a lo s s e
te n ta y c u a tro a ñ o s .
8. S a r tr e v ia jó a E s ta d o s U n id o s e n 1 9 4 6 co m o r e p o r t e r o d e Combat ,
u n p e r ió d ic o d ir ig id o p o r A lb e r t G a m u s, y fu e g u ia d o p o r to d o el
p a is p o r u n a a g e n c ia d e c o m u n ic a c ió n . T ra s a q u e l v ia je , y a n o r e
g r e s ó a E s t a d o s U n id o s .
9. D e h e c h o , h u b o d o s e p is o d io s c o n flic tiv o s . E l p r im e r o fu e c u a n
d o S a r t r e e s t u v o d e v i s i t a e n N u e v a Y o r k e n 1 9 4 6 . F e r n a n d o le
p r e g u n t ó s i h a b ía c o la b o r a d o c o n lo s n a z is , y S a r t r e d io u n r e s
p in g o , a tó n ito . F e r n a n d o le e x p lic ó e n s e g u id a q u e h a b ía o íd o q u e
S a r t r e h a b ía e s t r e n a d o su p ie z a Las moscas e n u n te a tro q u e a n te s
d e la g u e r r a s e lla m a b a S a r a h B e r n h a r d t , e n h o m e n a je a la g r a n
a c tr iz fr a n c e s a , t e a tr o q u e h a b ía s id o re b a u tiz a d o p o r lo s a le m a
n e s , p u e s é s t a e r a ju d ía . E r a v e r d a d , p e r o y o n o m e a t r e v í a p r e
g u n t á r s e lo . E l s e g u n d o d e s e n c u e n t r o se p r o d u jo d e s p u é s d e q u e
m is p a d r e s o b t u v ie r a n la c iu d a d a n ía e s t a d o u n id e n s e ( g r a c ia s a
la i n t e r c e s i ó n d e R o b e r t F. K e n n e d y ) , c u a n d o v i a j a r o n a V ie n a
p a r a v is it a r a la m a d r e d e S té p h a , q u e a ú n e s ta b a e n u n c a m p o de
d e s p la z a d o s , a f i n d e m e jo r a r u n p o c o s u s c o n d ic io n e s d e v id a .
L la m a r o n a S a r t r e y le p r o p u s i e r o n e n c o n t r a r s e e n M ilá n , c i u
d a d e n la q u e d is p o n ía n d e a lo ja m ie n t o g r a t u it o . S a r t r e s e n e g ó
e i n s i s t i ó e n q u e e ll o s f u e r a n a v e r l o a R o m a , p e r o m is p a d r e s
n o p o d ía n p e r m i t i r s e e l v ia je n i e l a lo ja m ie n t o . L e r e c o r d é e ste
e p is o d io a S a r t r e .
10 . L a « g u e r r a e x t r a ñ a » , lla m a d a e n fr a n c é s la dróle degaerre , c o r r e s
p o n d e a lo s p r im e r o s o c h o m e s e s d e la S e g u n d a G u e r r a M u n d ia l,
tr a s la in v a s ió n a le m a n a de P o lo n ia , a n te s d e q u e e s t a lla r a la lu ch a
468
e n el fr e n te o c c id e n ta l. S a rtre e sta b a d e stin a d o e n el s e r v ic io m e
te o ro ló g ic o y n o te n ía n a d a q u e h a c e r, a s í q u e em p ezó a e s c r ib ir .
M ayo de 1971
1. E l g e n e ra l R id g w a y , q u e se h a b ía h e c h o fa m o s o d u ra n te la g u e r r a
de C o re a , fu e n o m b ra d o c o m a n d a n te su p re m o de la s fu e rz a s a l ia
d as e u r o p e a s d e la otan e n 1 9 5 ?. La iz q u ie rd a fr a n c e s a r e a c c io
nó c o n fe r o c id a d y o rg a n iz ó m u ltitu d in a r ia s m a n ife s t a c io n e s d e
p r o t e s t a c o n p a n c a r t a s q u e p r o c la m a b a n « R id g w a y go h o m e ! »
[¡V u e lv e a c a sa , R id g w a y !]. E l asu n to no se re s o lv ió h a sta q u e e n
1 9 5 8 D e G a u lle d io u n g o lp e de E stad o y e x p u lsó a to d a s la s f u e r
zas de la otan d e F ra n c ia .
2. B lu m o rd e n ó q u e se c e rra ra la fro n te ra en tre F ra n c ia y E s p a ñ a , s i
g u ie n d o la s ó r d e n e s d e l C o m ité de No In te rv e n c ió n cre a d o p o r la
L ig a de N a c io n e s, a p e s a r de que la A le m a n ia nazi, la Ita lia fa s c is ta
y , e n m e n o r m e d id a , la R u sia so v ié tic a no re sp e ta b a n el e m b a rg o
de a rm a s d e c re ta d o p o r d ich o co m ité.
3. Je a n s o n se h a b ía co n vertid o e n u n red acto r in e lu d ib le de Les Temps
M odem es , r e v is t a de la q u e acab ó s ie n d o el g e re n te . L a n z m a n n ,
g ra n a m ig o d e S a rtre , fu e am an te de B e a u v o ir d u ran te a ñ o s . P r o
dujo y d ir ig ió el e x ito so d o cu m en tal Shoah ( 19 8 5 ) , se g u id o p o r u n
e sp a n to so d o c u m e n ta l so b re el e jé rc ito is r a e lí. (F u im o s a m ig o s ,
p e ro r o m p im o s a raíz de m i apoyo a la o rg a n iz a c ió n s o c ia lis ta i s
ra e lí y al e sta d o p a le stin o .) Tanto Je a n s o n com o L a n z m a n n lu c h a
ro n e n la R e s is te n c ia d u ran te la g u erra , p e ro n i S a rtre n i B e a u v o ir
lo s c o n sid e ra b a n m ie m b ro s de « la fa m ilia » , fo rm ad a, s o b re to d o ,
p o r e s tu d ia n te s y a m ig o s de a n te s de la g u e rra . M i p e r t e n e n c ia a
la fa m ilia se d e b ía a m is p a d re s.
4.- E n tre v isté a J e a n s o n y a su e sp o sa , y m e e n tu s ia s m a ro n . J e a n s o n
h a b ía e s c r it o y e d ita d o v a r io s lib r o s s o b re S a r tr e , e n tre lo s q u e
d e sta c a n Sartre pa r lui-m ém e [S a rtre p o r él m ism o ] y Le Probléme
moral et lapensée de Sartre [E l p ro b le m a m o ra l y el p e n s a m ie n to
de S a r t r e ] .
5- Los secuestrados deAltona ( 1 9 5 9 ) , u n a o b ra de te a tro de la cu a l y a
ca si n a d ie se a c u e rd a , cu en ta la h is to ria de u n in d u s tria l n azi y de
su fa m ilia . U no de lo s p ro tag o n istas se im ag in a u n fu turo e n el que
u n a raza de c a n g re jo s se re ú n e p a ra ju z g a r a la e s p e c ie h u m a n a .
469
6. F e rn a n d o lo g ró e s c a p a r de la s fu e rz a s de F ra n c o e n el ú ltim o m i
n uto, a b o rd o d el ú ltim o a v ió n q u e d e sp e g ó de B a r c e lo n a . C o m o
F ra n c ia a rre s ta b a a to d o s lo s r e p u b lic a n o s e s p a ñ o le s e n la f r o n
te ra , se tiró en p a ra c a íd a s u n a vez c ru z a d o s lo s P ir in e o s , y se la s
a r r e g ló p a ra lle g a r a P a r ís , d o n d e o b tu v o u n p e r m is o d e tra b a jo
a m e n a z a n d o al p r e fe c to d e l d is tr ito x iv c o n u n a s im p le p ip a que
lle v a b a e n el b o ls illo . C u a n d o el p r e fe c t o v io q u e F e r n a n d o s a
c a b a la p ip a d e l b o ls illo y s e la p o n ía e n la b o c a , le d ijo q u e lo
a r r e s t a r ía , p e ro F e rn a n d o re p lic ó : « ¿ Q u ie r e u s te d q u e la p r e n s a
se e n te r e de q u e lo h e a m e n a z a d o c o n u n a p i p a ? » . E n t o n c e s el
p re fe c to a c o m p a ñ ó a F e rn a n d o a la p u e rta y le d ijo : « E s u n h o n o r,
m i g e n e r a l » . F e r n a n d o fu e d e n u n c ia d o p o r e l p in t o r ru s o e m i
g ra d o N ic o lá s d e S ta e l, q u e se g a n a b a la v id a c o m o c o n ñ d e n te de
la p o lic ía . F e r n a n d o fu e c o n d u c id o a F r e s n e s , la c á rc e l e n la q u e,
p o s t e r io r m e n t e , r e u n ie r o n a o c h e n ta m il ju d ío s fr a n c e s e s a n te s
d e m a n d a r lo s a c a m p o s de c o n c e n tra c ió n n a z is, y le d ije r o n que
s e r ía lib e r a d o s i se u n ía a l e jé rc ito fr a n c é s . F e r n a n d o a c e p tó c o n
la c o n d ic ió n d e s e r n o m b ra d o c o ro n e l y d ir ig ir u n a b rig a d a , q u e
e n c a b e z ó c e r c a d e L o s V o sg o s. D u ra n te la b a ta lla , m a n d ó a to d o s
s u s s o ld a d o s ju d ío s a S u iz a y lu eg o re g r e s ó a P a r ís , d e s d e d o n d e
p a r tió a l e x ilio c o n S té p h a y c o n m ig o .
O c t u b r e de 1971
47 °
e x t r e m a d a m e n t e s ig n ific a t iv a . E l e q u ip o d e lim p ie z a , fo r m a d o e n
su m a y o r ía p o r in m ig r a n t e s ile g a le s p o r t u g u e s e s d e u n a e m p r e
sa c o n tr a ta d a p o r e l r e c to r , e m p e z a ro n u n a h u e lg a p a r a e x ig ir u n
su e ld o m e jo r . A lg u n o s p r o fe s o r e s , e n tre lo s q u e m e c o n ta b a , a p o
y a r o n e n s e g u id a a lo s h u e lg u is ta s y c o m u n ic a r o n a lo s e s t u d ia n
t e s q u e la s c la s e s t e n d r í a n lu g a r ju n t o a lo s p iq u e t e s d e h u e lg a .
E n t o n c e s s e c o n v o c ó u n a a s a m b le a g e n e r a l, e n la q u e la in m e n s a
m a y o r ía v o tó a fa v o r d e la h u e lg a . A l ca b o d e c u a tro d ía s , p r á c t i
c a m e n t e n o h a b ía c la s e s . E n t o n c e s e l r e c t o r p id ió s o c o r r o a s u
p a r t id o , y a l q u in to d ía fu im o s a ta c a d o s p o r el Service de Vordre, e s
d e c ir , la s e c c ió n v io le n t a d e l p a rtid o c o m u n ista , o b r e r o s m e t a lú r
g ic o s d is p u e s t o s a a b r ir n o s la cab eza a g o lp e s d e p a lo s d e m e ta l.
G r a c ia s a la p r e n s a , q u e h a b ía sid o a le rta d a p o r lo s p r o fe s o r e s m á s
p r e s t i g i o s o s d e V in c e n n e s —e n tre e llo s , G ilíe s D e le u z e , L a c a n y
F o u c a u lt — y p o r S a r t r e , p u d im o s r e s is t ir y el e q u ip o d e lim p ie z a
lo g r ó u n n u e v o c o n tra to . P o r n u e s tra p a rte , c o n s e g u im o s q u e e l
r e c t o r n o s p r o m e t ie r a q u e e n lo su c e siv o to d a s la s d e c is io n e s q u e
a fe c t a r a n a la u n iv e r s id a d se s o m e te ría n a la s a s a m b le a s g e n e r a
le s . P o r s u p u e s t o , a q u e llo no d u ró d e m a sia d o , y el p a rtid o c o m u
n is t a fu e a r r in c o n a n d o a to d a la g en te de iz q u ie rd a s c o n t r a r ia al
p a r t id o c o m u n is ta (lo s lla m a d o s gauchistes), in c lu id o y o , p u e s m e
e c h a r o n d o s a ñ o s d e sp u é s .
E n La celda, d o s h o m b r e s , u n to rtu ra d o r d e l ré g im e n p r e r r e v o lu -
c io n a r io c u b a n o d e F u lg e n c io B a tista y u n in te le c tu a l o p o s it o r d e
la r e v o lu c ió n d e C a stro —e l p r im e r o , r e c u p e r a b le ; e l o tro , n o —,
a g u a r d a n su e je c u c ió n . La o b ra se e stre n ó e n e l Ju d s o n M e m o r ia l
T h e a t e r d e N u e v a Y o r k e n 1 9 6 6 y e n v a r ia s o c a s io n e s e n C u b a .
Tout, u n p e r ió d ic o tro tsk is ta n o d o g m ático , q u e v e n d ía p o r la c a lle
g e n te s in te c h o , h a b ía to m a d o su n o m b r e d e u n o d e lo s e s ló g a -
n e s de la s m a n ife s t a c io n e s e s tu d ia n tile s d e 19 6 8 : « Q u e v o u lo n s -
n o u s ? T o u t !» [¿Q u é q u e r e m o s ? ¡T o d o !l.
E n 1 9 6 6 , la s e c c ió n d e N u e v a Y o r k de la a s o c ia c ió n E s t u d ia n t e s
p a r a u n a S o c ie d a d D e m o c rá tic a m o n tó e n la c a lle C a to rc e , s o b r e
u n e s ta b le c im ie n to de c o m id a rá p id a , u n a u n iv e r s id a d lib r e q u e
a tr a jo n o só lo a c e n t e n a r e s de e s tu d ia n te s , in c lu s o p r o c e d e n t e s
d e o tr o s e s t a d o s , s in o t a m b ié n a p r o fe s o r e s d e p r e s t ig io , c o m o
C o n o r C r u is e O ’ B r ie n , N o a m C h o m s k y , Is a a c D e u t s c h e r y E r ic
H o b sb a w m , e n tre o tro s. A s im is m o , p u b lic a b a u n a r e v is t a lla m a
d a Treason, d ir ig id a p o r S h a ro n K re b s , u n r e v o lu c io n a r io , b a jo la
in flu e n c ia de la p o stu ra s e d ic io s a ad o p tad a p o r J e a n s o n y S a rtre
re sp e c to a la g u erra de A rg e lia . M i o b ra de te a tro La celda a p a r e
ció en esta re v ista .
6. C osa q ue, no o b sta n te, hizo d u ran te la s h u e lg a s de m ayo d e l 68.
7. En el o rig in a l fig u ra mauvaisefoi, que su e le tra d u c irs e p o r « m a la
f e » , aunque el con cepto no ten ga n ad a que v e r co n la fe. Se re ñ e re
al hecho de e n g a ñ a rse a u n o m ism o , n e g á n d o se a a c e p ta r la r e a li
dad, sie n d o la re a lid a d la situ a ció n p re s e n te , y no algo m e ta físic o .
8. E s exactam en te lo que o cu rrió . Poco d e sp u é s de la L ib e ra c ió n , De
G aulle e je rc ió de p re sid e n te p ro v isio n a l de F ra n c ia , p e ro n o tardó
en d e n u n c ia r el siste m a , que le p a re c ía ta n m o rib u n d o com o an tes
de la g u erra , m arcad o p o r la con stan te riv a lid a d e n tre lo s d ife r e n
tes p a rtid o s, d e sd e e l p a rtid o c o m u n ista , que e ra e l m a y o rita rio ,
h asta p e q u e ñ o s p a rtid o s p ro v in cia le s. E n 19 4 6 , De G au lle se hartó
y d im itió , d ic ie n d o que cuando F ra n c ia to cara fo n d o , lo v o lv e ría n
a lla m a r. E so e s lo q u e su c ed ió e n 19 5 8 , a ju z g a r p o r lo s h is t o r ia
d o r e s g a u llis ta s , p o rq u e , e n r e a lid a d , De G a u lle lle v ó a cab o u n
g o lp e d e E sta d o e in sta u ró la Q u in ta R e p ú b lic a , q ue c o n c e d ía al
p r e s id e n te —e s d e c ir, a s í m ism o — u n p o d e r c a si a u to c rá tic o . E n
1 9 4 6 h a b ía a c a ta d o lo s p r in c ip io s de la C o n s titu c ió n y le h a b ía
o fre cid o la p r e s id e n c ia a M au rice T h o rez, el je fe d el m ay o r partid o
p o lític o , el p a rtid o co m u n ista. T h o rez reh u só , p u es e ra co n scie n te
de que si a su m ía la p r e s id e n c ia de u n p a ís cuya e c o n o m ía aú n s u
fr ía lo s estra g o s de la g u erra , y que seg u ía d o m in a d o p o r la s tro p as
e s ta d o u n id e n s e s , só lo lo g ra ría d e s a c re d ita r e l c o m u n ism o com o
fo rm a de v id a y , p o r tan to , s e r d e rro ta d o .
9. M itrio n e , u n ag e n te d e l f b i o r ig in a r io de K a n s a s , fu e e n tre n a d o
p o r la c ía com o exp erto en e x p lo siv o s y, p o ste rio rm e n te , e n to rtu
ra s, y e n viad o a v a r io s p a ís e s de A m é r ic a L a tin a p a ra e n s e ñ a r a la
p o lic ía lo cal cóm o to rtu ra r s in d e ja r trazas. Tal y co m o d o cu m en tó
e l c o r r e s p o n s a l A . ]. L a n g g u th , p r im e r o e n e l New York Times en
1 97 ° y lu e g0 ^co n su m o d etalle, e n su lib ro Hidden terrors [T erro res
o cu lto s], p u b licad o p o r P an th eo n e n 19 7 8 —qu e n o h a sid o tra d u
cid o al c a ste lla n o —, M itrio n e e ra u n a ñ c io n a d o a la p ic a n a , u n a
e sp e c ie de acicate elé c trico p ara el g an ad o co n el q u e to rtu ra r a las
v íc tim a s de fo rm a e x tre m a d a m e n te d o lo ro sa . F u e c a p tu ra d o p o r
lo s T u p am aro s, u n m o v im ien to de r e s is te n c ia u ru g u ay o , y juzgado
e n u n a c o rte p o p u la r c la n d e s tin a e n 19 7 0 . S e g ra b ó su d e ta lla d a
c o n fe sió n , a ñ n de que no c u p ie ra n in g u n a d u d a so b re lo s h ech o s,
472
y fu** e j e c u t a d o . La c ía se n eg ó a r e c o n o c e r q u e p ro v e ía a la p o l i c í a
la tin o a m e r ic a n a de m a te ria l de to rtu ra.
473
E n la c o n fe r e n c ia tr ic o n t in e n t a l c e le b r a d a e n La H a b a n a e n 19 6 6 ,
C a b ra l e x p u so su t e o r ía de q u e e n la s lu c h a s a n t iim p e r ia lis t a s e n
el t e r c e r m u n d o , lo s líd e r e s r e v o lu c io n a r io s d e b ía n c o m e t e r u n
s u ic id io d e c la s e .
17 . B e n n y L é v y , u n ju d ío e g ip c io n a c id o e n 1 9 4 5 , lle g ó a F r a n c ia i l e
g a lm e n t e d e n iñ o , c o n s u f a m il ia . E s t u d ió ñ l o s o f í a e n la E c o le
N ó r m a le S u p é r ie u r e , y p a r t ic ip ó e n lo s a c o n t e c im ie n t o s d e m ayo
d e 1 9 6 8 . C o m o m a o ís t a y r e d a c t o r j e f e d e La Cause du Peuple , e l
p e r ió d ic o d e L a Iz q u ie r d a P r o le t a r ia , s e h a c ía lla m a r P ie r r e V í c
t o r y P ie r r e B lo c h . C u a n d o S a r t r e s e v o lv ió c ie g o y d u r o d e o íd o
e n la d é c a d a d e 1 9 7 0 , L é v y s e c o n v ir t ió e n s u s e c r e t a r io p e r s o n a l,
y le le ía lo s p e r ió d ic o s t o d o s lo s d ía s . G r a c ia s a la in t e r c e s ió n de
S a r t r e , L é v y lo g r ó la c iu d a d a n ía fr a n c e s a . I n flu id o p o r e l filó s o fo
t a lm ú d ic o E m m a n u e l L é v in a s , L é v y e m p r e n d ió u n r ig u r o s o e s
tu d io d e l T a lm u d , c o s a q u e la s m a la s le n g u a s lla m a r o n « p a s a r d e
M ao a M o is é s » .
18 . A n t e s d e la S e g u n d a G u e r r a M u n d ia l, D r ie u la R o c h e lle y B r a s i-
lla c h e r a n e s c r it o r e s d e g r a n p r e s t ig io , in flu id o s p o r e l e n s a y is t a ,
p o e t a y c r ít ic o m o n á r q u ic o y a n t is e m it a C h a r le s M a u r r a s , m i e m
b r o d e la A c a d e m ia F r a n c e s a . D r ie u se s u ic id ó e n 1 9 4 5 . B r a s illa c h
y M a u r r a s fu e r o n ju z g a d o s p o r t r a ic ió n d e s p u é s d e la g u e r r a ; B r a
s illa c h fu e c o n d e n a d o a m u e r t e y M a u r r a s , a c a d e n a p e r p e t u a . D e
G a u lle s e n e g ó a c o n m u t a r la s e n t e n c i a d e B r a s i l l a c h , q u e fu e
f u s ila d o m i e n t r a s g r it a b a « ¡Q u e D io s b e n d ig a a F r a n c ia , p e s e a
t o d o ! » . M a u r r a s p e r m a n e c ió e n la c á r c e l h a s t a 1 9 5 ? , h a s t a p o c a s
se m a n a s a n te s d e su m u erte .
19 . L o s barbouze p e r t e n e c ía n a u n a p o lic ía u lt r a s e c r e t a f r a n c e s a , c o m
p u e s t a p o r a g e n t e s d e lo s s e r v ic io s s e c r e t o s d e F r a n c ia e n e l e x
t r a n je r o , q u e t o r t u r a b a n s is t e m á t ic a m e n t e a lo s « e n e m i g o s d e l
E sta d o » .
20. C o n o c í a lo s M a il e r c u a n d o t e n ía q u in c e a ñ o s y t r a b a ja b a d e r e
c a d e r o , d e s p u é s d e la e s c u e la , e n e l I n t e r n a t io n a l L i b r a i y B u r e a u .
M e e n a m o r é lo c a m e n t e d e la h e r m a n a d e N o r m a n , B a r b a r a , q u e ,
p o r d e s g r a c ia , e r a m u c h o m a y o r q u e y o y n o m e p r e s t a b a n i n g u
n a a t e n c ió n . N o r e c u e r d o c ó m o , p e r o u n ñ n d e s e m a n a q u e fu i a
V e r m o n t e n c o c h e a v i s i t a r a m is p a d r e s , lle v é a u n a n t ig u o c o m
p a ñ e r o t r o t s k is t a d e F e r n a n d o , e l e s c r it o r fr a n c é s J e a n M a la q u a is ,
y a N o r m a n M a ile r . A M a la q u a is y M a il e r le s e n t u s ia s m ó ta n to la
r e g ió n q u e a lq u ila r o n u n a c a s a a llí, e n la q u e M a ile r e s c r ib ió Costa
474
barbara, q u e d e d ic ó a M a la q u a is . M a i l e r y F e r n a n d o se h ic ie r o n
m uy a m ig o s.
2 1. S a r tr e in te n t ó e la b o r a r u n a é tic a g e n e r a l a t r a v é s d e v a r io s e s
c r ito s , q u e e n su m a y o r ía fu e r o n p u b lic a d o s p o s tu m a m e n te . E n
19 8 3 , se p u b lic ó Cahierspour une morale [C u a d e rn o s p a ra u n a m o
r a l], e s c r it o s s in o r d e n n i c o n c ie r t o e n tre 1 9 4 7 y 19 4 9 * A d e m á s
d el v o lu m in o s o a u n q u e in c o n c lu s o se g u n d o v o lu m e n de la Crítica
de la razón dialéctica, el texto de la s c o n fe r e n c ia s s o b r e la « m o r a l
d ia lé c t ic a » q u e ib a a p r o n u n c ia r e n la U n iv e r s id a d d e C o r n e ll, y
q u e al fin a l a n u ló , se p u b lic a r o n c o n el títu lo de « M o r a l e h i s t o
r i a » e n Les Temps Modemes ( ju lio - o c tu b r e de 2 0 0 5 , p á g in a s 2 6 8 -
4 1 4 ) . E s t o s e s c r it o s c o n ju g a n el e x is t e n c ia lis m o y e l m a r x is m o a
fin d e e la b o r a r u n a é tic a de la a u te n tic id a d y el c o m p r o m is o , a s í
c o m o d e la to m a d e d e c is io n e s b a s a d a e n lo s o c ia l, e n r a iz a d a e n
u n c o n te x to p o lític o y , p o r ta n to , so m e tid a a c a m b io s c o n s ta n te s ,
c o s a q u e e x p lic a su d iñ c u lta d .
D ic ie m b r e de 1971
1. S a la c ro u e ra u n d ra m a tu rg o m uy p o p u la r an tes de la g u e rra , c u y a s
p ie z a s d e g r a n é x ito fu e r o n m o n ta d o s p o r C h a rle s D u llin , e l m i s
m o d ir e c t o r de te a tro que fu e el a rtífic e d el éxito de la s d e S a r tr e .
T ra s la g u e rra , S a la c ro u m ezcló su fero z d e n u n c ia de la s in ju s t ic ia s
s o c ia le s c o n u n a a n g u stia d ifu s a p o r el s in s e n tid o de la m u e r te .
2. V a v in e s la p r in c ip a l e s ta c ió n de m e tro de M o n tp a r n a s s e , b a r r io
d o n d e se e n c u e n tr a n lo s c a fé s L e D o m e , L a C o u p o le , L a R o to n d e
y Le S e le ct; e n S a in t - G e r m a in - d e s - P r é s e stá n Le F lo re y L e s D e u x
M ag o ts, q u e s ig u e n a b ie rto s .
3. L o u is - F e rd in a n d C é lin e , cuyo v e rd a d e ro a p e llid o e ra D e s to u c h e s ,
p u b lic ó su p r im e r a n o v e la , la b r illa n t e Viaje al fin de la noche, e n
1 9 3 2 , in a u g u ra n d o u n le n g u a je c a lle je r o d e g r a n in flu e n c ia e n
tre to d o s lo s e s c r it o r e s fr a n c e s e s y o c c id e n ta le s q u e s ig u ie r o n su
e je m p lo . M é d ic o de o ñ c io , C é lin e e s c r ib ió v a r io s p a n fle t o s a n
t is e m it a s y a fa v o r d e l in te n to n a z i d e e x t e r m in a r a lo s ju d ío s .
A c u sa d o de c o la b o ra c io n ista , e sc a p ó de la c á rc e l, e s ta b le c ié n d o s e
p r im e r o e n A le m a n ia y lu ego e n D in a m a rc a ; n o r e g re s ó a F r a n c ia
h a sta 1 9 5 1 , añ o e n q u e se le c o n c e d ió la a m n is t ía . E s c r ib ió m á s
n o v e la s, p e ro se g an ó la v id a co m o m é d ic o . F a lle c ió e n 1 9 6 1 .
475
4. R o g e r G a r a u d y lle v ó u n a v id a p o lít ic a y fil o s ó f ic a m u y e x t r a ñ a .
F u e p r is io n e r o e n A r g e lia d u r a n te la S e g u n d a G u e r r a M u n d ia l.
P o s t e r io r m e n t e , tra tó d e c o n ju g a r e l m a r x is m o c o n e l c a t o l ic is
m o . e n ta b la n d o e n t u s ia s t a s d e b a t e s c o n fig u r a s in s i g n e s d e la s
d o s p a r t e s , in c lu id o S a r t r e . E n 1 9 8 2 a b a n d o n ó e l m a r x is m o y el
c a to lic is m o , y se c o n v ir t ió al is la m , a d o p ta n d o e l n o m b r e d e R a -
gaa. E n 19 9 5 , G a ra u d y p u b lic ó u n tra ta d o s o b r e el h o lo c a u s to e n el
q u e n e g a b a q u e lo s ju d ío s h u b ie r a n s id o e x t e r m in a d o s e n c a m p o s
de c o n c e n tr a c ió n ; fu e a c u s a d o d e « n e g a c i o n i s m o » p o r la j u s t i
c ia fr a n c e s a , y c o n d e n a d o a p a g a r u n a m u lta d e 1 2 0 . 0 0 0 fr a n c o s
—q u e p a g ó , e n g r a n m e d id a , e l G o b ie r n o i r a n í —, y s e fu e a v i v i r
a E s p a ñ a . S u lib r o fu e tr a d u c id o al á r a b e , a l p e r s a y a n u m e r o s a s
le n g u a s a fr ic a n a s .
5. D u e lo s , q u e , a n te s d e la g u e r r a , fu e d ip u ta d o c o m u n is t a d u r a n te
m u c h o tie m p o , se c o n v ir tió e n u n o d e lo s líd e r e s d e la R e s is t e n c ia
y , t r a s la g u e r r a , fu e s e n a d o r . S e p r e s e n t ó a la s e le c c io n e s p r e s i
d e n c ia le s e n 1 9 6 9 y o b tu v o e l v e in t iu n o p o r c ie n t o d e lo s v o to s .
F a lle c ió e n 1 9 7 5 .
6. R o s s a n d a , q u e al c o m ie n z o e r a c o m u n is t a y lu e g o fu e d ip u t a d a
in d e p e n d ie n t e d e iz q u ie r d a s , e r a u n a b r illa n t e e s c r it o r a , e d it o r a
y p e r io d is t a q u e p a r t ic ip ó e n la fu n d a c ió n d e l p e r ió d ic o JZ M a n i
festó 1, q u e a ú n s e p u b lic a .
7. V a n e t t i, u n a p e r i o d i s t a d e o r i g e n a b i s i n i o e i t a l i a n o , v i v i ó e n
F r a n c ia h a s ta 1 9 3 8 , a ñ o e n q u e e m ig r ó a E s ta d o s U n id o s p a r a c a
s a r s e c o n u n d o c to r n o r t e a m e r ic a n o . E n 1 9 4 5 , c u a n d o S a r t r e v ia jó
a E s t a d o s U n id o s y F e r n a n d o s e la p r e s e n t ó , e lla t r a b a ja b a e n la
o fic in a d e p r o p a g a n d a O ffic e o f W ar I n f o r m a t io n , a l ig u a l q u e m i
p a d r e d e s p u é s d e q u e le e c h a r a n d e o s s . S a r t r e y D o lo r e s fu e r o n
a m a n te s , y e lla le e n s e ñ ó E s t a d o s U n id o s e n d e t a lle .
8. C r e ó le O il C o r p o r a t io n e r a u n a f i l i a l d e S t a n d a r d O il ( la a c tu a l
E x x o n - M o b il) .
E nero de 1972
476
e n c a lid a d d e b r illa n t e a n a lis t a y filó s o fo . S o b r e v iv ió a to d a s la s
p u r g a s y fa lle c ió e n 1 9 7 1 .
3. L a s c o n d i c i o n e s e n e s a c á r c e l , e n la q u e f u e r o n i n t e r n a d o s
m u c h o s m ilit a n t e s , e r a n t a n e s c a n d a lo s a s q u e n o s ó lo S a r t r e y
F o u c a u lt, s in o t a m b ié n M a u r ia c y o tro s in te le c t u a le s la s d e n u n
c ia r o n , o b lig a n d o al G o b ie r n o fr a n c é s a lle v a r a c a b o c ie r t a s r e
fo r m a s b á s ic a s .
4. S e tra ta d e l títu lo d e la c é le b r e c a rta de Z ola, e s c r ita e n 18 9 8 , a ra íz
d e la c o n t r o v e r t id a c o n d e n a d e A lf r e d D r e y fu s a la is la d e l D ia
b lo . S a r t r e e s c r ib ió su p r o p io Yo acuso a p r o p ó s it o d e la p o lít ic a
r e p r e s iv a d e l G o b ie r n o , y su d e n u n c ia se c o n v ir tió e n u n fa m o s o
c a r t e l, c o lg a d o e n la s p a r e d e s d e la s u n iv e r s id a d e s .
5. E s t o s a t a q u e s le c a u s a b a n u n a e s p e c ie d e v é r t ig o d u r a n t e u n o s
m in u t o s . S e g ú n lo s m é d ic o s d e S a r t r e , se d e b ía n a su e x c e s iv o
c o n s u m o d e a n fe t a m in a s d u ra n te g ra n p a rte de su v id a .
6. S a r t r e re c h a z ó la L e g ió n d e H o n o r fr a n c e s a y el P r e m io N o b e l d e
L it e r a t u r a .
7. Y u li D a n ie l y A n d r é i S in ia v s k i fu e r o n ju z g a d o s e n 1 9 6 6 p o r h a b e r
e s c r it o v a r io s lib r o s e n lo s q u e p a r o d ia b a n e l s is t e m a s o v ié t ic o , y
h a b e r lo s d ifu n d id o c la n d e s tin a m e n te fu e ra de R u s ia . S e n e g a r o n
a e x il ia r s e y s o b r e v iv ie r o n .
477
fu e r o n ju z g a d o s y c o n d e n a d o s a d iv e r s a s p e n a s d e c á r c e l; S a la n ,
p o r su p a rte , fu e c o n d e n a d o a m u e rte . A lg u n o s de lo s líd e r e s de la
o as, s o b r e to d o c o r o n e le s y c iv ile s d e e x t r e m a d e r e c h a , d e c la ra d o s
c u lp a b le s d e a s e s in a t o , fu e r o n e je c u ta d o s p o r p e lo t o n e s . N o o b s
ta n te , lo s e x p e r to s e n to r tu r a s e s c a p a r o n a A r g e n t in a , y e n s e ñ a r o n
a t o r t u r a r a lo s m ilit a r e s a r g e n t in o s , q u e d u r a n te la « g u e r r a s u
c i a » h ic ie r o n « d e s a p a r e c e r » a m á s d e t r e in t a m il p e r s o n a s , q u e
fu e r o n to r tu r a d a s h a sta la m u e rte . Jo u h a u d , C h a lle y Z e lle r fu e r o n
a m n is t ia d o s e n 1 9 6 8 , y s e r e in c o r p o r a r o n a l s e r v ic io .
2. M a r ía C a s a r e s Q u ir o g a , h i ja d e u n m i n i s t r o y j e f e d e G o b ie r n o
r e p u b lic a n o e s p a ñ o l, c r e c ió e n F r a n c ia y s e c o n v ir t ió e n u n a g r a n
a c triz d e te a t r o , q u e p ro ta g o n iz ó o b r a s d e I b s e n , S y n g e y d e l p r o
p io C a m u s . S u s in t e r p r e t a c io n e s e n la s p e líc u la s Los niños del p a
raíso , d e M a r c e l C a r n é , Las dam as del bosque de B olonia , d e R o b e r t
B r e s s o n , y s u p a p e l d e la m u e r te e n e l Orfeo, d e J e a n C o c te a u , a ú n
s o n o b je t o d e e lo g io s .
3. L a z a r e ff fu e u n p e r io d is t a d e g e n io q u e c o n v irtió P añs-Soir , France-
S o iry o tra s r e v is t a s c o m o Elle, a s í co m o v a r io s p r o g r a m a s d e t e le v i
s ió n , e n e n o r m e s é x ito s. M á s in te re s a d o e n e l s e n s a c io n a lis m o q u e
p o r la p o lít ic a , a m e n u d o p a s a b a p o r alto s u s s im p a t ía s d e e x tr e m a
d e r e c h a a la h o r a d e p u b lic a r u n a e x c lu s iv a , e s tu v ie r a p r o t a g o n iz a
d a p o r g e n te d e d e r e c h a s o d e iz q u ie rd a s .
4. W a n d a K o s a k ie w ic z a d o p tó e l n o m b r e a r t ís t ic o d e M a r ie O liv ie r
y , p o s t e r io r m e n t e , d e W a n d a O liv ie r .
5. T a n to D o m in iq u e D e s a n t i c o m o su m a r id o e r a n e n s a y is t a s p o l í
t ic o s c o m u n is t a s m u y in flu y e n t e s e n a q u e lla é p o c a .
6. L it e r a lm e n t e , « l a G r a n S a r t r i a n a » , a u n q u e e n la s c a lle s d e P a r ís
se la s o lía ll a m a r « l a G r a n d e S a r t r i o d e » o « S a r t r o u c h e » .
7. R o b e rt G a llim a r d , s o b r in o d e l fu n d a d o r d e la e d it o r ia l G a llim a r d ,
e r a m u y a m ig o m ío .
8. K a r o l, e l c o m p a ñ e r o d e R o s s a n d a , e r a u n p e r i o d i s t a q u e c o la b o
r a b a a m e n u d o c o n la r e v i s t a s e m a n a l Le N ouvel Observateur, d e
d e r e c h a s p e r o n o c o m u n is t a ; e s c r ib ió u n e x c e le n t e a n á li s i s d e la
r e v o lu c ió n c u b a n a e n u n lib r o titu la d o Los guerrilleros en el poder.
478
M a r z o dk 1972
1. M a rty se n e g ó a d e c la r a r s e c u lp a b le d e n in g u n o de lo s c a r g o s d e
lo s q u e fu e a c u s a d o d u r a n te el ju ic io q u e le h izo el p a r tid o , a l e
g a n d o q u e e r a d e m a s ia d o a n c ia n o c o m o p a ra r e c o r d a r lo q u e h a
b ía d ic h o , y fa lle c ió e n 1 9 5 6 , d e s o la d o , a) p a r e c e r .
2. A lo la r g o d e lo s a ñ o s , íu i c o n t á n d o le a S a r t r e m is a v e n tu r a s en
V ie tn a m d el N o rte ju n to co n u n e q u ip o q u e in v e stig a b a lo s c r ím e
n e s d e g u e r r a , y s ie m p r e q u e r ía s a b e r m á s c o s a s . E n tre o tro s d e
t a lle s , q u is o in d a g a r s o b r e m i e s ta n c ia en N am D in h , u n a c iu d a d
q u e , s e g ú n la onu, n u n c a fu e b o m b a rd e a d a , au n q u e el c o r r e s p o n
s a l d e l New York Tim es , H a r r is o n S a lis b u r y , q u e e stu v o a llí a n t e s
q u e n o s o t r o s , d ije r a q u e h a b ía sid o b o m b a rd e a d a e n e x tre m o . U n
d ía , d o s a v io n e s e s t a d o u n id e n s e s s o b re v o la ro n n u e s tra s c a b e z a s.
S a lis b u r y h a b ía e s c r ito q u e la ciud ad estab a in d e fe n s a , p e ro c u a n
d o s o n ó la a la r m a , u n a s d e fe n s a s a n tia é re a s s u r g ie r o n de la n a d a .
L o s á r b o le s p a r e c ía n a b r ir s e , lo s te ja d o s p a re c ía n r e t ir a r s e p a ra
d a r p a s o a c a ñ o n e s . F u e u n e s p e c tá c u lo a s o m b r o s o . M á s t a r d e ,
d e s p u é s d e la a le r t a , la a lc a ld e s a , u n a m u je r q u e h a b ía lu c h a d o
c o n t r a lo s f r a n c e s e s y q u e h a b ía p a sa d o o ch o a ñ o s e n la c á r c e l,
d io u n a v u e lta p o r la c iu d a d co n n o so tro s p ara e x a m in a r lo s d a ñ o s
q u e h a b ía n c a u sa d o la s cu a tro o cin co b o m b a s que h a b ía n la n z a d o
lo s a v io n e s . L e c o n té q u e S a lis b u ry h ab ía e sc rito q u e la c iu d a d e s
ta b a in d e fe n s a , y r o m p ió a r e ír . E n to n c e s le d ije : « P e r o p r e fie r o
q u e s e a a s í, al v e r lo b ie n q u e d e fie n d e u sted a su c iu d a d » . S e m e
a c e rc ó y m e ab razó . E n to n c e s S a rtre d ijo : « E x a c ta m e n te lo m is m o
q u e h a b r ía h e c h o u n o rg u llo s o a lca ld e fr a n c é s » .
G u a n d o se p u b lic ó m i lib r o , que in c lu ía fo to g r a fía s d e N a m
D in h y su a lc a ld e s a , S a lis b u iy m e lla m ó p o r te lé fo n o p a ra d e c i r
m e q u e g r a c ia s a m í h a b ía d e s c u b ie r to q u e h a b ía e s ta d o c ie g o a
la re a lid a d . N u e s tro e q u ip o fu e in v ita d o a u n a r e u n ió n c o n P h a m
V an D o n g y , m á s ta r d e , c o n H o G hi M in h . D u ra n te e l e n c u e n tr o
c o n P h a m , le p r e g u n t é s i c o n t e m p la b a la p o s ib ilid a d d e a c e p
t a r la c o la b o r a c ió n d e u n a s b r ig a d a s in t e r n a c io n a le s , c o m o e n
E s p a ñ a . C o n te stó q u e s i e llo p e r m itía u n ir a to d a s la s fu e rz a s s o
c ia lis t a s c o n tra lo s im p e r ia lis t a s , tal vez s í. E n to n c e s le d ije a la
lig e r a : « ¿ P o d r í a u ste d d a rm e su c o n s e n tim ie n to a n te s d e l v i e r
n e s ? » . « ¿ P o r q u é el v ie r n e s ? » , p regu n tó . « P o r q u e , en p rin c ip io ,
n o s m a rc h a m o s el v ie r n e s —le e x p liq u é —, p e r o s i a c e p ta u s te d a
479
in t e r n a c i o n a le s , m e q u e d a r é y s e r é e l p r i m e r b r ig a d is t a e s t a
d o u n id e n s e .» P h a m e ra u n h o m b r e d e h ie r r o , q u e h a b ía d e d i
c a d o to d a su v id a a lu c h a r c o n tr a e l c o lo n ia lis m o fr a n c é s , y h a b ía
p a s a d o d ie c is é is a ñ o s e n la c á r c e l. H a sta e n to n c e s , n u e s t r a c o n
v e r s a c ió n fu e m u y fo r m a l, p e r o c u a n d o y o h ic e a q u e l c o m e n t a
rio ir r e fle x iv o , se le v a n tó d e u n sa lto y se a b a la n z ó s o b r e m í p a ra
a b ra z a rm e . T o d o s n o s r e ím o s y , a p a r t ir d e e se m o m e n to , n u e s tra
c o n v e r s a c ió n e stu v o lle n a d e b r o m a s , r is a s y b u e n h u m o r .
A b r il de 1972
1. I n m e d ia ta m e n te d e s p u é s d e la b a ta lla d e G u a d a la ja ra , q u e fu e u n a
d e la s e s c a s a s v ic t o r ia s r e p u b lic a n a s , F e r n a n d o —q u e h a b ía r e
c u p e r a d o e l p u e s to de c o m a n d a n te c u a n d o e l g e n e r a l M á té Z alk a ,
c o n o c id o c o m o P a v o l L u k á c s, fu e a s e s in a d o p o r u n o d e lo s a v io n e s
C a p r o n i d e M u s s o lin i— o r d e n ó q u e to d o s lo s c o m is a r io s p o l í t i
c o s c iv ile s , q u e ib a n d a n d o ó r d e n e s s in lu c h a r v e r d a d e r a m e n t e ,
fu e r a n a r r e s t a d o s e n su s t ie n d a s d u ra n te la s ig u ie n t e b a ta lla , q u e
e r a in m in e n t e . P o r s u e r te , a q u e lla b a ta lla , la d e H u e s c a , t a m b ié n
fu e u n a v ic t o r ia p a r a la r e p ú b lic a , p e r o , a u n a s í, e l r e p r e s e n t a n t e
d e la I n t e r n a c io n a l C o m u n is ta , A n d r é M a rty , p id ió q u e F e r n a n
d o fu e r a e je c u ta d o . L o sa lv ó M a lra u x , q u e h a b ía r e u n id o e l d in e r o
n e c e s a r io p a r a lle v a r a E s p a ñ a u n a e s c u a d r illa , lla m a d a Vescadrille
Lafayette , y le d ijo a l « c o m a n d a n t e L u i s » , e s d e c ir , a V it t o r io C o -
d o v illa , e l j e f e d e l p a r t id o c o m u n is t a a r g e n t in o , q u e t a m b ié n e ra
r e p r e s e n t a n t e d e la I n t e r n a c io n a l C o m u n is t a , q u e s i e je c u t a b a n
a F e r n a n d o n o le s d a r ía lo s a v io n e s y d e n u n c ia r ía e l t o r p e d e o p o r
p a r te d e l p a r t id o c o m u n is t a d e lo s e s fu e r z o s le g a lis t a s e n la g u e
rr a . P o r a q u e l e n t o n c e s , M a lr a u x y a e r a m u y c o n o c id o , p u e s h a b ía
e s c r it o u n a d e la s g r a n d e s n o v e la s d e l s ig lo x x , La condición h u m a
n a. E l c o m a n d a n t e L u is s e a v in o y m a n d ó a F e r n a n d o a d e fe n d e r
B a r c e lo n a . (L a h is t o r ia c o m p le t a s e e n c u e n t r a r e c o g id a e n H e n r i
G o d a r d ( e d .) , A ndré M alraux, G a llim a r d , 2 0 0 1 ) .
2. K o e s t le r t a m b ié n h a b ía e s ta d o m u y c e r c a d e l p a r t id o c o m u n is ta ,
c u y o s m ilit a n t e s le t e n ía n p le n a c o n fia n z a , p e r o c u a n d o c a m b ió
d e c h a q u e t a , r e v e ló to d o lo q u e s a b ía .
3. La crs e ra o d ia d a p o r lo s o p o s ito re s al G o b ie r n o . E n 19 6 8 , a p a r e c ie
r o n u n s i n f í n d e p in t a d a s e n la s p a r e d e s q u e d e c ía n « crs = ss».
480
M ayo de 1972
P ie rr e M e n d é s - F r a n c e e r a u n s o c ia lis t a m o d e ra d o q u e , a n te s d e la
g u e r r a , fo r m ó p a r te d e l G o b ie r n o d e l F r e n te P o p u la r, d ir ig id o p o r
L é o n B lu m . E n 1 9 4 2 s e e s c a p ó d e u n a c á r c e l d e V ic h y p a r a u n ir s e
a D e G a u lle e n L o n d r e s , y fu e m in is t r o d e E c o n o m ía e n e l G o b ie r
n o p r o v i s i o n a l d e D e G a u lle t r a s la g u e r r a . D e fe n s o r d e l c o n t r o l
e s ta ta l d e la e c o n o m ía , d im it ió c u a n d o D e G a u lle s e d e c a n tó p o r
u n a e c o n o m ía d e m e r c a d o , a u n q u e fu e e le g id o d ip u ta d o e n v a r ia s
o c a s io n e s y , e n 1 9 5 4 , fo r m ó « e l g o b ie r n o p o r la p a z » q u e p u s o
t é r m in o a la g u e r r a d e F r a n c ia c o n tr a I n d o c h in a . A c o n t in u a c ió n ,
a p r o b ó la in d e p e n d e n c ia d e T ú n e z , p e r o p e r d ió e l p o d e r c u a n d o
q u is o g a r a n t iz a r la in d e p e n d e n c ia d e A r g e lia . V e s t ía n la c o r b a
ta M e n d é s - F r a n c e t o d o s s u s s e g u id o r e s , p a r t id a r io s d e l f i n d e l
i m p e r i a l i s m o f r a n c é s e n A r g e lia e n 1 9 5 6 , p e r o M e n d é s - F r a n c e
p e r d i ó l a s e l e c c i o n e s a c a u s a d e l v o to d e u n m i ll ó n d e f r a n c e
s e s p ie d s -n o ir s . E n 1 9 5 8 se e n f r e n t ó al g o lp e d e E s t a d o d e D e
G a u lle , p e r o lo a p o y ó e n su s n e g o c ia c io n e s c o n el F r e n t e d e L i b e
r a c ió n N a c io n a l, q u e p e r m it ie r o n la in d e p e n d e n c ia d e A r g e lia . A
c o n t in u a c ió n se r e t ir ó d e la v id a p o lític a , y fa lle c ió e n 1 9 8 2 .
2,. N ik o lá i B u ja r in , u n o d e lo s p r im e r o s b o lc h e v iq u e s , fu e e n c a r c e
la d o , d e p o r t a d o y , p o s t e r io r m e n t e , e le g id o e n e l C o m it é C e n t r a l
S o v ié t ic o y la I n t e r n a c io n a l C o m u n ista . C r e a d o r d e la N u e v a P o l í
t ic a E c o n ó m ic a de L e n in , se o p u so al p r o g r a m a d e c o le c t iv iz a c ió n
d e S t a l in , y fu e e l p r in c ip a l r e d a c t o r d e la c o n s t it u c ió n s o v i é t i
ca d e 1 9 3 6 , q u e g a ra n tiz a b a la lib e r ta d de e x p r e s ió n , d e p r e n s a , d e
a s a m b le a y d e r e lig ió n , a s í c o m o la in t e g r id a d d e la s p e r s o n a s ,
de su h o g a r y su c o r r e s p o n d e n c ia , p r in c ip io s ig n o r a d o s p o r S t a lin ,
q u e , e n 19 8 8 , o r d e n ó e je c u t a r a B u ja r in p o r t r a ic ió n . F u e r e h a b i
lita d o p o r G o r b a c h o v e n 19 8 8 .
3. E l s e n a d o r c o m u n is t a Ja c q u e s D u e lo s , q u e c r ia b a p a lo m a s m e n
s a je r a s e n su j a r d í n , fu e d e t e n id o y a c u s a d o d e u t i l i z a r la s p a r a
m a n d a r in fo r m a c ió n s e c r e t a s o b r e la d e fe n s a d e F r a n c ia a lo s s o
v ié t ic o s , c o s a q u e d e s e n c a d e n ó u n a caza d e b r u ja s m a s iv a c o n
t r a lo s c o m u n is t a s f r a n c e s e s a p r i n c ip io s d e la d é c a d a d e 1 9 5 0 .
A d ife r e n c ia d e lo s ju ic io s c e le b r a d o s e n E s ta d o s U n id o s , d o n d e
la p o b la c ió n s u e le c r e e r s e la s m e n t ir a s d e l G o b ie r n o , e n F r a n c ia
e s ta s a c u s a c io n e s fu e r o n r id ic u liz a d a s c o n e s t a llid o s d e r is a p o r
p a rte d e lo s ju e c e s m á s b r illa n t e s .
481
4- L o n d o n n o fu e e je c u t a d o p o r q u e P ic a s s o i n t e r c e d ió p o r él a n te
S t a lin .
5. A q u e l a ñ o fu i a p la n t a r á r b o le s d e c a fé a la is la d e P in o s , q u e l u e
go s e r ia lla m a d a la is la d e la Ju v e n t u d . Y u n d ia , c r e o q u e d u r a n te
la s e g u n d a s e m a n a , se m e a c e r c ó u n o fic ia l, m e t e n d ió u n fu s il y
c in c o b a la s , y m e d ijo : « E s t a n o c h e te to c a h a c e r g u a r d ia » . « P e r o
—o b je té —, s i so y u n g r in g o , u n e n e m ig o .» R e p lic ó : « T r a b a ja s c o n
n o s o tr o s , c o m e s c o n n o s o t r o s , ju e g a s c o n n o s o t r o s , a s í q u e d e b e s
h a c e r g u a r d ia c o n n o s o t r o s » . Y e s o h ic e .
6. M a tz p e n , la o r g a n iz a c ió n s o c ia lis t a is r a e lí, fu e c r e a d a e n 1 9 6 2 p o r
e l a la iz q u ie r d a d e l p a r t id o c o m u n is t a i s r a e l í . T r a s la g u e r r a d e
lo s S e is D ía s , e n 1 9 6 7 , se o p u s o a la o c u p a c ió n i s r a e l í d e la r i b e
r a o e s t e d e l J o r d á n y d e la f r a n ja d e G a z a . C u a n d o v i s i t é I s r a e l ,
S a r t r e lo a r r e g ló p a r a q u e lo s m ie m b r o s d e M a tz p e n m e e n s e ñ a
r a n « l a I s r a e l r e a l » y , a t ó n it o , d e s c u b r í q u e u n o d e e ll o s h a b ía
s id o e s t u d ia n t e m ío e n la U n iv e r s id a d d e N u e v a Y o r k e n 1 9 6 6 .
7. L a n z m a n n l l e g a r ía a s e r d ir e c t o r d e Les Temps M odem es.
8. L o s a n a r q u is t a s a c a b a b a n p a r t ic ip a n d o e n c u a lq u ie r m a n i f e s t a
c ió n c o n t r a e l G o b ie r n o .
9. L a L ig a C o m u n is t a R e v o lu c io n a r ia e r a e l p a r t id o t r o t s k i s t a m á s
im p o r t a n t e d e F r a n c ia . D u r a n te m u c h o t ie m p o , fu e d ir ig id o p o r
A l a i n K r i v i n e , u n o d e l o s l í d e r e s d e l m o v im ie n t o d e m a y o d e l
6 8 . K r i v i n e f u e m i e m b r o d e l p a r la m e n t o e u r o p e o e n t r e 1 9 9 9 y
2 0 0 4 , y d im it ió d e l politburó d e la L ig a C o m u n is t a R e v o lu c io n a
r ia e n 2 0 0 6 .
10 . A m i ju ic io , e l p e r s o n a je fu n d a m e n t a l d e la o b r a e s V a le r a , e l f a r
sa n te q u e p r e t e n d e h a b e r s e e s c a p a d o d e R u s ia c o n la lis ta d e q u ié
n e s s e rá n a s e s in a d o s c u a n d o lo s r u s o s o c u p e n F r a n c ia , y q u e v e n d e
e sp a c io e n d ic h a lis t a a lo s a m b ic io s o s p r o p ie t a r io s d e l p e r ió d ic o
e n e l q u e t r a b a ja P a lo t in , p u e s é s t o s p e r s ig u e n a lo s r o jo s .
11. H u s s e r l, e l f u n d a d o r d e la f e n o m e n o l o g í a m o d e r n a , s o s t e n í a
q u e la s e x p e r ie n c ia s d e b e n a n a liz a r s e e n t a n to q u e « c o s a s e n s í
m is m a s » — « l a p u e s t a e n t r e p a r é n t e s i s » — , s i n r e c u r r i r a e s p e
c u la c io n e s m e t a fís ic a s . H e id e g g e r , s u d i s c í p u lo y s u c e s o r c o m o
p r o f e s o r d e filo s o f ía e n la U n iv e r s id a d d e F r ib u r g o , p a r t ió d e lo s
a n á l i s i s d e H u s s e r l p a r a e x a m i n a r e l s e r (S e in ) e n s u c o n t e x t o
t e m p o r a l e h is t ó r ic o , y e l D asein, p o r s u p a r t e , S a r t r e d e r iv ó de
e llo s u s n o c io n e s d e « e n - s í » y « p a r a _ s í » , a s í COm o d e « e n -
s itu a c ió n » .
483
12 . T an to E h r e n b u r g c o m o S im o n o v fu e r o n c o r r e s p o n s a le s d e g u e rra
d u ra n te u n o s a ñ o s , y e s c r ib ie r o n n o v e la s m u y le íd a s . N o o b s ta n te ,
S im o n o v , q u e t a m b ié n e s c r ib ía p o e m a s y o b ra s de te a tro m u y p o
p u la r e s , q u e a m e n u d o e r a n lle v a d a s al c in e , s e c e ñ ía m u c h o m á s
a la lín e a d e l p a r t id o . F u e g a la r d o n a d o c o n lo s p r e m io s L e n in y
S ta lin , y n o m b ra d o p r e s id e n te de la u n ió n de e s c r it o r e s d e la u rss.
E h r e n b u r g fa lle c ió e n 1 9 6 7 ; S im o n o v , e n 1 9 7 9 .
13 . O s ip M a n d e ls t a m fu e u n o d e lo s g r a n d e s p o e t a s r u s o s m o d e r
n o s . A r r e s t a d o y lib e r a d o e n r e p e t id a s o c a s io n e s , fa lle c ió e n u n
« c a m p o d e t r á n s it o » e n 1 9 3 8 . N a d e z h d a M a n d e ls ta m , su m u je r ,
d e s c r ib ió su e x p e r ie n c ia e n u n lib r o de m e m o r ia s c o n m o v e d o r ,
Contra toda esperanza.
14 . A n d r é G id e , g a la r d o n a d o c o n el P r e m io N o b e l d e L it e r a t u r a e n
1 9 4 7 , t r a s la p u b lic a c ió n de jo y a s co m o La sinfonía pastoral y El in
moralista, se u n ió al p a rtid o c o m u n ista e n 1 9 3 0 , p e ro lo a b a n d o n ó
a l r e g r e s a r d e su v ia je a R u sia , cuyo to ta lita ris m o d e n u n c ió .
J u nio de 1972
1. L o s T u p a m a r o s f u e r o n e x tr e m a d a m e n te p o p u la r e s e n U r u g u a y
m ie n t r a s se d e d ic a r o n a s e c u e s tra r a a lto s fu n c io n a r io s , a lo s q u e
ú n ic a m e n t e lib e r a b a n s i se a v e n ía n a la p u b lic a c ió n de s u s a c u e r
d o s c o r r u p t o s c o n lo s c a p ita lis ta s e s ta d o u n id e n s e s e n la p o r t a d a
d e lo s p e r ió d ic o s . S ig u ie r o n sie n d o p o p u la re s in c lu s o d e s p u é s d e
e je c u t a r a D a n M it r io n e , e l a g e n te de la c ía e x p e r to e n t o r t u r a s ,
d e l q u e d ifu n d ie r o n u n a c o n fe s ió n g ra b a d a e n la q u e é s te r e c o
n o c ía h a b e r e n s e ñ a d o a la p o lic ía u ru g u ay a a to r tu r a r a lo s p r e s o s .
T ra s la c a íd a d e la d ic ta d u ra , lo s c iu d a d a n o s u ru g u a y o s v o ta r o n u n
p a r tid o d e iz q u ie r d a s n o v io le n to .
2. N a c id o e n A r g e lia y c ria d o e n M a rs e lla co m o c a tó lic o p r a c tic a n te ,
L o u is A lt h u s s e r e r a u n e stu d ia n te b r illa n t e , a u n q u e e r r á t ic o , c u
y a s t e s is s o b r e H e g e l le v a lie r o n u n p u e s to d e répétiteur [ p r o fe s o r
✓
p a r t ic u la r ] e n la E c o le N ó r m a le S u p é r ie u r e . T ra s s e r c a p tu r a d o
d u ra n te la S e g u n d a G u e r r a M u n d ia l, c o m e n z ó a in t e r e s a r s e cad a
vez m á s p o r M a rx , se u n ió al p a rtid o c o m u n ista e n 19 4 8 y , h a sta su
m u e rte , fu e u n c o m u n is ta fe r v o r o s o , a u n q u e c o n t r o v e r t id o , c r i
tic a d o a m e n u d o p o r lo s je f e s d e l p a rtid o . S u s o b r a s a h o n d a n e n
la e p is t e m o lo g ía de M a rx y p r o p o n e n u n a r e in t e r p r e t a c ió n de El
483
capital, lle g a n d o a la c o n c lu s ió n d e q u e la d is t in c ió n e n tre el o b
je to y el su je to es u n c o n c e p to id e o ló g ic o falaz d e l q u e ú n ic a m e n te
se p u e d e e sc a p a r d e stru y e n d o el e stad o b u rg u é s. A q u e ja d o de p e r
t u r b a c io n e s m e n ta le s p e r ió d ic a s , e n 1 9 8 0 A lt h u s s e r e s tra n g u ló a
su m u je r , p a só t r e s a ñ o s e n u n h o s p it a l p s iq u iá t r ic o y fa lle c ió e n
1 9 9 0 , a lo s se te n ta y d o s a ñ o s . M u c h o s de su s e s tu d ia n te s d e s e m
p e ñ a r o n u n p a p e l r e le v a n t e e n la r e v u e lta d e m a y o d e l 6 8 , y s u s
o b r a s a ú n s o n o b je to d e a r d o r o s o e s tu d io p o r p a r te d e g e n te d e
iz q u ie r d a s y m a r x is t a s d e to d o el m u n d o .
3. A le jo C a r p e n t ie r , n o v e lis t a , e n s a y is t a y m u s ic ó lo g o , fu e u n o d e
lo s fu n d a d o r e s d e l p a r t id o c o m u n is t a c u b a n o , y s ig u ió s ie n d o
d e iz q u ie r d a s d u r a n te to d a su v id a , in c lu s o d e s p u é s d e a b a n d o
n a r e l p a r t id o . A p e s a r d e su in c o m o d id a d r e s p e c t o a l r é g im e n
d e C a s tr o , q u e d e c id ió m a n d a r lo a P a rís c o m o a g re g a d o c u ltu r a l,
p e r m a n e c ió le a l h a s ta su m u e rte e n P a rís e n 1 9 8 0 .
4. D e d ije r fo rm a b a p a rte de la v ie ja g u ard ia c o m u n ista y u g o sla va , y fu e
u n v a le r o s o p a r tis a n o d u ra n te la S e g u n d a G u e rra M u n d ia l. E le g id o
m ie m b r o d e l c o m ité c e n tr a l de T ito , r e p r e s e n tó a Y u g o s la v ia an te
la onu e n v a r ia s o c a s io n e s . In c lu s o tra s s e r a p a rta d o d e l G o b ie r
n o y u g o s la v o p o r h a b e r d e fe n d id o a M ilo v a n D jila s , q u e d e n u n c ió
lo s a b u s o s c o m e tid o s e n el á m b ito de la s lib e r t a d e s c iv ile s , D e d i
j e r c o n tin u ó s ie n d o u n c o m u n is ta a c tiv o , a u n q u e in d e p e n d ie n te y
c o n tro v e rtid o , y e s c r ib ió la b io g ra fía de T ito , c o n el b e n e p lá c ito y la
c o la b o ra c ió n de é ste . C o la b o ró co n el T rib u n a l In te r n a c io n a l s o b re
C r ím e n e s d e G u e r r a d e R u s s e ll. F a lle c ió e n 1 9 9 0 .
1. G lu c k s m a n n , q u e h a b ía d e fe n d id o a lo s boat people, a d o p t ó u n a
p o s t u r a ta n p r o i s r a e l í q u e a c a b ó s ie n d o m u y d e d e r e c h a s , c o s a
q u e le v a lió , e n ta n to q u e l í d e r d e « l o s n u e v o s f i l ó s o f o s » , u n a
g r a n p o p u la r id a d e n la p r e n s a fa v o r a b le a E s t a d o s U n id o s .
2,. G e is m a r se u n ió al p a r tid o c o m u n is ta , d e c la r á n d o s e u n p e q u e ñ o -
b u r g u é s , y o c u p ó v a r io s c a rg o s d e r e s p o n s a b ilid a d e n e l M i n i s t e
r io d e E d u c a c ió n h a s ta su ju b ila c ió n e n 2 0 0 4 .
3. V e in t ic in c o m ilit a n t e s d e la r e d d e « p o r t a d o r e s d e m a le t a s » d e
J e a n s o n , c u y o f in e r a c o la b o r a r c o n e l m o v im ie n t o d e r e s i s t e n
c ia a r g e lin o , fu e r o n ju z g a d o s p o r s e d ic ió n e l 6 d e s e p t ie m b r e d e
484
k ¿6o . E n t r e l o s q u e h a b ía n lo g ra d o e s c a p a r d e la c a p tu ra e s ta b a n
Je a n s o n y H e n ri C u r ic l. un ju d ío e g ip c io q u e lu c h ó p o r la i n d e
p e n d e n c ia d el t e r c e r m u n d o d e s d e lo s c a to rc e a ñ o s h a sta q u e en
19 7 8 fu e a b a tid o e n fr e n t e d e su a p a r ta m e n to p o r lo s i s r a e l íe s ,
q u e re c h a z a b a n su p r o p u e s ta d e u n d iá lo g o p a c ífic o e n t r e Is r a e l
y P a le s t in a . U n d ía a n te s d e l in ic io d el ju ic io , se p u b lic ó e l l l a
m ad o m a n ifie s t o d e lo s 1 2 1 , q u e lla m a b a a la s e d ic ió n y a q u e lo s
re c lu ta s se n e g a ra n a lu c h a r en A r g e lia ; el m a n ifie s to lo g ró p u b li
c a rse a p e s a r de la s c o n fis c a c io n e s , la c e n s u ra y el a r r e s t o d e lo s
d is t r ib u id o r e s p o r p a rte d el E sta d o , y alca n zó u n a g ra n d ifu s ió n .
Su c o n s e c u e n c ia in m e d ia ta fu e u n a n u m e ro s a c o n c e n tr a c ió n e s
t u d ia n t il c o n tr a la g u e rra , p e ro co m o ni el p a rtid o c o m u n is t a n i
lo s s in d ic a t o s a filia d o s al p a rtid o c o m u n ista a b o g a b a n p o r la i n
d e p e n d e n c ia d e A r g e lia , y a u n q u e n i la re d n i el m a n ifie s t o l o
g r a r o n m o d ific a r la p o lític a d e l G o b ie rn o al re s p e c to , la o p in ió n
p ú b lic a fu e d e c a n tá n d o se a m e d id a que s a lía n a la luz n u m e r o s o s
t e s t ig o s d e la s to rtu ra s c o m e tid a s p o r F ra n c ia . M a rc e l P é ju , u n o
d e lo s p r in c ip a le s o rg a n iz a d o re s de la re d , a sí co m o u n h is t ó r ic o
a g ita d o r a n tic o lo n ia l, que fu e g eren te de Les Temps Modemes c u a n
do J e a n s o n e stu v o e n la c la n d e s tin id a d , fe lic itó e n u n a o c a s ió n a
A h m e d B e n B e lla , el p r im e r p r e s id e n t e de la A r g e lia i n d e p e n
d ie n t e , p o r su c o ra je y su te n a c id a d en la lu ch a p o r la lib e r t a d d e
su p a ís . B e n B e lla re p lic ó : « F e lic id a d e s ta m b ié n a la intelligent-
sia fr a n c e s a , q u e e stim u ló e se c o ra je y esa te n a c id a d g r a c ia s a su
p r o p io c o ra je y t e n a c id a d » .
4. E l lib r o de A lle g , p u b lic a d o en 19 5 7 , fu e p ro h ib id o de in m e d ia to ,
y a q u e e x p lic a b a d e ta lle s de la s to rtu ra s que el e jé rc ito fr a n c é s le s
in flig ió a él y a lo s re b e ld e s a rg elin o s. A p e sa r de la c e n su ra , se v e n
d ie ro n m ás de d o sc ie n to s m il e je m p la re s d el lib r o , q ue in s p ir ó la
p e lícu la La batalla de Argel de G illo P o n teco rvo . T ras h a b e r s id o e n
c a rc e la d o p o r se d ic ió n , A lle g se escap ó a C h e c o slo v a q u ia . G u an d o
A rg e lia obtuvo la in d e p e n d e n c ia , re g re só y p a rtic ip ó e n la r e f u n
d a c ió n d el p e rió d ic o en el que tra b a ja b a a n ta ñ o , Alger Républicain.
M ayo de 1973
485
y q u é im p r e s ió n m e h a b ía c a u s a d o la g e n te q u e h a b ía c o n o c id o . A
c o n t in u a c ió n fig u r a u n a p a r te d e n u e s t r a c o n v e r s a c ió n d e a q u e l
d ía . e n q u e n o s r e e n c o n t r a m o s .
S a r t r e : C a s to r m e h a d ic h o q u e e s tu v o u s t e d c h a r la n d o c o n [ S a l
v a d o r ] A lle n d e [e n C h ile ] . ¿ Q u é le c o n tó ?
G e r a s s i : T e m e q u e se p ro d u z c a u n g o lp e d e E s ta d o m ilit a r e n b r e
v e. D e h e c h o , d is c u tim o s m u c h o s o b r e e sto . Y o le d ije q u e s i e s t a
b a ta n s e g u r o , d e b ía d is t r i b u i r a r m a s a lo s « c o r d o n e s » , q u e s o n
lo s t r a b a ja d o r e s q u e v iv e n c e r c a d e la s f á b r ic a s , e n la s a fu e r a s d e
la c a p ita l, S a n t ia g o , y fo r m a n u n c ír c u lo a lr e d e d o r d e la s f á b r ic a s .
E s o s t r a b a ja d o r e s h a n o r g a n iz a d o c o m it é s d e s e g u r id a d , p e r o n o
t ie n e n a r m a s .
S .: ¿ Y q u é le r e s p o n d ió A ll e n d e ?
G .: D ijo q u e s i d i s t r i b u í a a r m a s a lo s t r a b a ja d o r e s , e l p a r t id o c o
m u n is t a a b a n d o n a r ía e l G o b ie r n o y le r e t ir a r ía su a p o y o .
S .: ¿ Y q u é ? Y a n o q u e d a n p a r t id o s c o m u n is t a s d is p u e s t o s a p r o
m o v e r r e v o lu c io n e s .
G .: E s lo q u e le d ije y o , p e r o in s is t ió q u e e n C h ile la r e v o lu c ió n s e
r ía im p o s ib le s in lo s t r a b a ja d o r e s c o m u n is t a s , y q u e é s to s d u d a r á n
h a sta q u e e l p a r t id o n o le s d é su c o n s e n t im ie n t o . D ijo q u e c u a n d o
se p r o d u z c a e l g o lp e d e E s t a d o , t e n d r á n q u e s o b r e v i v i r t r e s d ía s ,
p o r q u e é s e e s e l t ie m p o q u e t a r d a r á n lo s t r a b a ja d o r e s e n u n i r s e
a la lu c h a . Y s i h a y u n a g u e r r a c iv il, d ijo , E s t a d o s U n id o s n o s ó lo
m a n d a r á a r m a s , s in o t a m b ié n lo q u e lla m a n « c u e r p o s e x p e d i c i o
n a r i o s » , p a r a r e fo r z a r e l e jé r c it o , s i lo s t r a b a ja d o r e s e s t á n a r m a
d o s d e s d e e l c o m ie n z o . « T e n e m o s q u e e s p e r a r h a s t a q u e t o d o e l
m u n d o s e p a q u e lo s m ilit a r e s e s t á n in t e n t a n d o d e r r o c a r la d e m o
c r a c ia —d ijo —; n e c e s it a m o s q u e A r g e n t in a y P e r ú , a l m e n o s , e s t é n
a b ie r t a m e n t e d e n u e s t r a p a r t e .» P e r o , e s p e r e , s i y o h e v e n id o p a r a
p r e g u n t a r le p o r s u s v ia je s a J a p ó n , E g ip t o , I s r a e l y ¿ a d o n d e m á s ?
S .: L u e g o . A n t e s , d íg a m e q u é le r e s p o n d ió u s t e d a A ll e n d e . L o c o
n o c e b a s t a n t e , ¿ n o ? ¿ P o d ía h a b la r le s i n t a p u jo s ?
486
G .: S í, s í . V ia jé p o r lo d o el p a ís co n él y c o n el g ra n líd e r s o c ia lis t a
S a lo m ó n C o r b a lá n d u r a n te la c a m p a ñ a d e l 6 4 . E n a q u e lla é p o c a ,
C o r b a lá n d ir ig ía el p a r tid o ; e ra u n tip o e x t r a o r d in a r io , q u e m u r ió
d e u n a ta q u e al c o r a z ó n a lo s t r e in t a y n u e v e a ñ o s . B u e n o , e l c a so
e s q u e le d ije a A lle n d e q u e E s t a d o s U n id o s a p o y a r ía u n g o lp e d e
E sta d o o r g a n iz a d o p o r E s t a d o s U n id o s , p e r o n o u n g o lp e d e E s
ta d o d e u n o s c u r o g e n e r a l, p e r o q u e a p o y a r a e l g o lp e d e E s t a d o
q u e a p o y a r a , E s t a d o s U n id o s ja m á s le c o n c e d e r ía t r e s d ía s . P e r o
él in s is t ió e n q u e n o p o d ía a r r ie s g a r s e .
S .: ¿ C r e e u s t e d q u e A ll e n d e c o n s e g u ir á e l a p o y o d e A r g e n t i n a y
P erú ?
G .: N o , e n a b s o lu to . Q uizá H é c to r C á m p o ra , el p r e s id e n t e [d e A r
g e n t in a ], e s t a r ía d is p u e s to , p e ro [Ju a n ] P e ró n lo d is u a d ir á . [Ju a n ]
V e la s c o A lv a r a d o , e l g e n e r a l n a c io n a l- p o p u lis t a q u e g o b ie r n a e n
P e r ú , p o d r ía m a n d a r a y u d a m ilit a r s i A lle n d e lo g r a a g u a n t a r u n
p o c o , p e r o c u a n d o E s t a d o s U n id o s d e c id a d e r r o c a r le , s e r á a lg o
r á p id o , y e s p r o b a b le q u e lo m a te n . ¿ S a b ía u s te d q u e e n m i lib r o
s o b r e A m é r ic a L a tin a p r e d ije q u e P e ró n ja m á s r e g r e s a r ía a A r g e n
t in a ? P u e s d e n t r o d e u n a ñ o v o lv e r á a s e r p r e s id e n t e , y a lo v e r á .
¡L á s t im a p a r a m i b o la d e c r is t a l!
S .: T e n g o la i m p r e s ió n d e q u e e s e p e ru a n o le c o n v e n c e .
G .: ¿ V e la s c o ? A m e d ia s . D ir ig ió lo s s e r v ic io s s e c r e t o s d e lo s m i l i
t a r e s d u r a n te la g u e r r a c o n t r a la s g u e r r illa s d e iz q u ie r d a s , y p a r a
e n te n d e r la s m e jo r , le y ó to d o lo q u e h a b ía n e s c r ito , y se c o n v e n c ió
de q u e t e n ía n ra z ó n . A s í q u e c u a n d o lle g ó al p o d e r a t r a v é s d e u n
g o lp e d e E s t a d o , ju n t o c o n o tr o s g e n e r a le s n a c io n a lis t a s , lle v ó a
c ab o m u c h a s d e la s r e fo r m a s q u e p r o p o n ía n la s g u e r r illa s , c o m o
la n a c io n a liz a c ió n d e l p e t r ó le o y lo s b a n c o s , o u n a r e fo r m a a g r a
r ia , e in c lu s o lib e r ó a H é c to r B é ja r , e l l í d e r d e la p r i n c i p a l g u e
r r ill a , q u e h a b ía s id o c a p tu r a d o y e n c a r c e la d o , y le e n c a r g ó q u e
d ir ig ie r a u n a o r g a n iz a c ió n lla m a d a C o n c ie n c ia c ió n d e la s M a s a s .
M i lib r o se v e n d ió m u c h o e n P e rú , a s í q u e c u a n d o V e la s c o s e e n
te ró d e q u e y o e s ta b a a llí, p r e g u n ta n d o c o s a s a la g e n te , m e in v itó
a c e n a r. H a b la m o s b a s ta n te , p e r o n o a b ie r t a m e n t e , p o r q u e h a b ía
t r e s o c u a tro g e n e r a le s m á s. N o c re o q u e su p o d e r s e a m u y s ó lid o .
487
H ay o tr o s g e n e r a le s q u e n o se m u e s tr a n ta n s u s p ic a c e s co m o él
h a c ia E sta d o s U n id o s.
S .: ¿O s e a q u e a llí t a m p o c o h a y n in g u n a r e v o lu c ió n e n p e r s
p e c tiv a ?
G .:N o .
G .: E s c r is t ia n o , c r e y e n t e , n o só lo m ie m b r o d e l p a r t id o d e m ó
c r a t a - c r is t ia n o , e in te n ta a c tu a r m o ra lm e n te . T rata de a r r e g la r lo
q u e h izo e l c e rd o d e [R ó m u lo ] B e ta n c o u rt. P o r e je m p lo , h a r e c o
n o c id o a la U n ió n S o v ié tic a y su s s a té lite s , ha a u m e n ta d o lo s i m
p u e sto s s o b r e lo s in g r e s o s de la s c o m p a ñ ía s p e tro le ra s , y e ste tip o
d e c o s a s . P e ro V e n e z u e la e stá ta n d o m in a d a p o r E s ta d o s U n id o s
y p o r u n a c la s e d ir ig e n te ta n p ro e s ta d o u n id e n s e q u e é l n o p u e d e
h a c e r g r a n c o s a . E s u n p a is q u e n e c e s ita d e s e s p e r a d a m e n te u n a
r e v o lu c ió n , u n líd e r r e v o lu c io n a r io q u e se p a a r r a n c a r el p e tró le o
d e m a n o s d e la c la s e d ir ig e n te y u tiliz a r lo s in g r e s o s d e l p e tró le o
p a r a a y u d a r a lo s p o b r e s . P e ro y a h e h a b la d o d e m a s ia d o d e m i
v ia je . A h o r a le to c a a u s t e d c o n ta rm e lo s su y o s.
2. G is c a r d d ’ E s t a in g se p r e s e n t ó a la s e le c c io n e s p r e s id e n c ia le s y ,
u n a ve z e le g id o p r e s id e n t e e n 1 9 7 4 , in te r c e d ió p a r a q u e C le a v e r
o b tu v ie r a u n p e r m is o d e r e s id e n c ia te m p o r a l e n F r a n c ia . C le a
v e r , q u e e n E s t a d o s U n id o s e s ta b a a c u s a d o d e l a s e s in a t o d e u n
p o lic ía , h a b ía ro to c o n H u e y N e w t o n y c o n e l p a r tid o de lo s B la c k
P a n th e r u n p a r d e a ñ o s a n te s , h a b ía v ia ja d o a C u b a , lu e g o a C h i
n a y , d e s p u é s , a A r g e lia , d o n d e A h m e d B e n B e lla le d io , a é l y a
o tro s m ie m b r o s d e B la c k P a n th e r q u e h a b ía n d e fe n d id o la lu c h a
a rm a d a , r e s id e n c ia e in m u n id a d c o n tr a c u a lq u ie r in v e s t ig a c ió n
p o lic ia l (re s p e c to a la s d r o g a s , p e r o n o la s a r m a s ) . F u i a v is it a r a
C le a v e r a A r g e lia y , d e r e g r e s o , le d ije a S a r tr e q u e C le a v e r e s t a
b a c o m p le ta m e n te d e a c u e rd o c o n lo s m a o s fr a n c e s e s , p e ro q u e,
e n el p la n o p e r s o n a l, e r a u n a p ilt r a fa y u n d ro g a ta . N o o b s ta n te ,
cu a n d o lle g ó a P a rís ile g a lm e n te , a n te s d e q u e G is c a r d le a rre g la ra
lo s p a p e le s , lo ac o g í e n m i a p a rta m e n to , q ue c o m p a rtía c o n C a th e -
r in e Y e llo z , c o n q u ie n tu v o u n « d e s a g r a d a b le » e s c a r c e o —se g ú n
488
e ll a - m ie n tr a s y o e sta b a de v ia je en L a tin o a m é ric a . C a t h e r in e y
yo é ra m o s u n a p a re ja a b ie rta , p e ro C le a v e r no pudo m ira rm e a lo s
o jo s c u a n d o r e g r e s é , y se fu e a v iv ir co n o tro an tigu o m ie m b ro de
los P a n th e r. C le a v e r v o lv ió a E sta d o s U n id o s en 19 7 5 . g ra c ia s a u n
a c u e rd o e n tre G is c a rd y el fbi se g ú n el cual C le a v e r d e b ia d e c la
ra rse c u lp a b le de lo s c a rg o s q u e te n ía p e n d ie n te s , y o b te n d r ía la
lib e rta d c o n d ic io n a l. Poco d e s p u é s , p e rd ió c u a lq u ie r e sp e ra n z a ,
se u n ió a la se c ta M o o n , d e s p u é s a lo s m o rm o n e s, e n 1 9 8 0 ap o y ó
la c a n d id a tu ra de R ea g a n a la p r e s id e n c ia , y fa lle c ió e n 19 9 8 .
3. El lib r o , titu la d o On a raison de se révolter [T en em o s ra z o n e s p a ra
r e b e la r n o s ], fu e p u b lic a d o p o r G a llim a rd e n 19 74 - N o se h a t r a
d u c id o al in g lé s n i al c a ste lla n o .
4. M iliu k o v y K é r e n s k i fu e ro n lo s líd e re s lib e ra le s del G o b ie rn o q u e
d irig ió R u sia e n tre la caíd a d el zarism o y el a scen so de lo s b o lc h e
v iq u e s al p o d e r ; a m b o s a la b a ro n el c o m p ro m iso de R u sia c o n lo s
A lia d o s d u ra n te la P rim e ra G u e rra M u n d ial, d e c isió n e x tr e m a d a
m e n te im p o p u la r e n tre la p o b lació n , p ero , p o r otra parte, tra ta ro n
de r e s p e t a r la s lib e r ta d e s c iv ile s.
5. D e le u z e y G u a t ta r i, filó s o fo s y a c a d é m ic o s m ilita n te s , m u y i n
flu id o s p o r lo s a c o n te c im ie n to s de m ayo d e l 6 8 , e la b o r a r o n e n
c o n ju n t o u n a t e o r ía d e l « e s q u i z o - a n á l i s i s » , s e g ú n la c u a l la
e s q u iz o f r e n ia e s u n a n e u r o s is q ue e l c a p ita lis m o p r o m u e v e a
s a b ie n d a s co m o e stra te g ia p ara p e rp e tu a rse . Para c o m b a tir e l c a
p ita lis m o , o e sa s in s id io s a s « s o c ie d a d e s de c o n t r o l» , s o s te n ía n ,
era p r e c is a « l a in v a s ió n » no v io le n ta de las e stru ctu ra s je r á r q u i
cas p o r p a rte de u n a « r e s is t e n c ia s in j e f e s » , que e llo s lla m a b a n
« r iz o m a s » . S a rtre rechazó su teoría. Tanto D eleuze com o G u a tta ri
fa lle c ie r o n e n la d écad a de 19 9 0 .
Junio de 1973
489
q u e la r e p r e s ió n se v o lv ió d e m a sia d o fu e rte b a jo S ta lin , q u e o r d e
nó a r r e s t a r lo y e n c a r c e la r lo . F u e lib e r a d o g r a c ia s a u n a c a m p a ñ a
a fa v o r d e su lib e r ta d la n z a d a e n F r a n c ia . A c a b ó e n M é x ic o , d o n
de e s c r ib ió v a r ia s n o v e la s p o lít ic a s , ay u d ó a la m u je r d e T ro ts k i
a re d a c ta r su s m e m o r ia s , y fa lle c ió e n 1 9 4 7 . S u s Memorias de un
revolucionario, q u e r e v e la n q u e fu e u n lib e r t a r io c o m u n is ta h a sta
su m u e rte , s o n b r illa n t e s y fa s c in a n t e s .
2. E n 1 9 9 0 , tra s la m u e rte de C la u d e G a llim a r d , s u s h ijo s se d is p u
t a r o n e l c o n t r o l d e la e d it o r ia l. S e im p u s o A n t o in e , e l m á s p o
litiz a d o y d e d e r e c h a s d e lo s h e r m a n o s G a llim a r d . E l p r im o de
C la u d e , R o b e rt, q u e h a b ía s id o s ie m p r e m i in te r lo c u t o r , d im itió .
G a llim a rd sig u e p u b lic a n d o Les Temps Modemes. D e s d e q u e L a n z -
m a n n to m ó la s r ie n d a s al m o r ir S a r t r e y B e a u v o ir , y a n o e s u n a
r e v is t a d e iz q u ie r d a s r e v o lu c io n a r ia , p e r o , a p a rte d e la c u e s t ió n
is r a e lí, a ú n e s m á s o m e n o s de iz q u ie rd a s .
3. P o n ta lis fu e u n d e fe n s o r de la a n t ip s iq u ia tr ía . C o o p e r , q u e fu e el
p r im e r o e n u tiliz a r y d e fin ir e l t é r m in o a n t ip s iq u ia t r ía , y L a in g ,
a q u ie n n o le g u s ta b a la e x p r e s ió n , e s c r ib ie r o n n o s ó lo a ftn d e
d e m o s t r a r q u e la e s q u iz o fr e n ia e s u n a e n fe r m e d a d s o c ia l, s in o
t a m b ié n s o b r e c u e stio n e s p o lític a s , a rg u m e n ta n d o , co m o D eleu ze
y G u a tta r i, q u e e l c a p it a lis m o e s la c a u sa p r in c ip a l d e la s e n f e r
m e d a d e s s o c ia le s c o n te m p o rá n e a s . L a in g fu n d ó K in g s le y H a ll, u n
lu g a r e n e l q u e lo s p s iq u ia t r a s y lo s p a c ie n te s « m e n t a l e s » v iv ía n
ju n to s , e n u n in te n to p o r « c u r a r » a e s q u iz o fr é n ic o s , e x p e r im e n
to q u e d io lu g a r a u n a p lé to r a d e lib r o s fa s c in a n t e s , ta n to a fa v o r
co m o e n c o n tr a d e su m é to d o .
4. E l ñ ló s o fo y g e r m a n is ta J e a n H y p p o lite , a n tig u o e s t u d ia n te d e la
✓
E c o le N ó rm a le S u p é r ie u r e , tra d u jo al fr a n c é s la Fenomenología del
espíritu e n 1 9 8 9 , y e n 1 9 4 7 p u b lic ó Génesis y estructura de la Feno
menología del espíritu de Hegel, u n a o b ra d e e n o r m e in flu e n c ia e n
tre su s c o le g a s m á s jó v e n e s , e n tr e e llo s F o u c a u lt, D e le u z e y S a rtre .
H y p p o lite fu e n o m b ra d o d ir e c t o r d e la É c o le N ó r m a le S u p é r ie u r e
e n * 9 5 5 ’ o b tu v o u n a c á te d r a e n 1 9 6 3 y fa lle c ió e n 1 9 6 8 .
5. A r o n y S a r t r e e s c e n if ic a r o n u n a p o m p o s a r e c o n c ilia c ió n al ñ n a l
d e s u v id a , a ñ n d e o b t e n e r d in e r o y p e r m i s o s d e in m ig r a c ió n
p a r a lo s boatpeople, e s d e c ir , lo s m ile s d e v ie t n a m it a s q u e h u y e
r o n d e lo s c o m u n is t a s c u a n d o E s t a d o s U n id o s lo s a b a n d o n ó tra s
la g u e r r a d e V ie t n a m .
490
N o v ie m b r e de 1973
491
N o v i e m b r e de 1974
1. F e r n a n d o s o b r e v i v i ó a la o p e r a c ió n , p e r o f a l l e c i ó d o s n o c h e s
d esp u és.
2. C a rv a lh o e ra u n m e r c e n a r io n a c id o e n M o z a m b iq u e —o c u p a d o , e n
a q u e lla é p o c a , p o r P o r tu g a l— e n 1 9 7 4 , ju n t o c o n s u j e f e S p ín o la ,
e sta b a a c a rg o d e la r e p r e s ió n d e lo s m o v im ie n t o s in d e p e n d e n t is -
ta s d e la s c o lo n ia s p o r t u g u e s a s . A m b o s d ie r o n u n g o lp e d e E sta d o
q u e d e r r o c ó la d ic t a d u r a d e M a r c e lo C a e ta n o . C u a n d o e l e jé r c it o
n a c io n a l r e c ib ió la o r d e n d e a p la s t a r e l g o lp e d e E s t a d o , lo s l i s
b o e ta s y o tr o s p o r t u g u e s e s e m p e z a r o n a c o lo c a r c la v e le s , q u e e s
ta b a n e n p le n a flo r a c ió n , e n lo s c a ñ o n e s d e lo s f u s ile s , d e a h í q u e
d ic h o m o v im ie n t o r e c i b i e r a e l n o m b r e d e « l a r e v o lu c ió n d e lo s
c l a v e l e s » . E n 1 9 7 5 , la e x t r e m a iz q u ie r d a d e l p o d e r m i l i t a r tr a tó
d e lle v a r a c a b o u n n u e v o g o lp e de E s ta d o , p e r o S p ín o la s e n e g ó a
p r e s t a r s u a p o y o , a l ig u a l q u e C a r v a lh o , a p e s a r d e s u s s im p a t ía s
d e iz q u ie r d a s . A c u s a d o d e h a b e r a y u d a d o a lo s t e r r o r is t a s , fu e e n
c a r c e la d o d u r a n t e u n t ie m p o , y lu e g o lib e r a d o . S e p r e s e n t ó a la s
e le c c io n e s p r e s i d e n c i a l e s e n 1 9 7 6 y 1 9 8 0 , a la c a b e z a d e u n a lis t a
d e e x t r e m a iz q u ie r d a , p e r o p e r d ió y s e r e t ir ó a l A lg a r v e .
3. E s t e s e g u n d o v o lu m e n n o lle g ó a c o n c lu ir s e ja m á s . P o c o d e s p u é s
d e la c o n v e r s a c i ó n , S a r t r e p e r d ió la c a p a c id a d d e l e e r , y P i e r r e
V i c t o r s e c o n v ir t ió e n s u s e c r e t a r io . V ic t o r a c a b ó r e t o m a n d o s u
v e r d a d e r o n o m b r e , B e n n y L é v y , p r e s e n t ó u n a t e s is d o c t o r a l, d io
c la s e s d e ñ l o s o f í a , d e s c u b r ió s u s r a íc e s ju d ía s , a p r e n d ió h e b r e o ,
v ia jó a I s r a e l, s e u n ió a u n a yesh ivá y s e c o n v ir t ió e n r a b in o y e s
p e c ia lis t a e n e l T a lm u d . E n la s c o n v e r s a c io n e s q u e m a n tu v o c o n
S a r t r e u n a v e z q u e é s t e s e q u e d ó c ie g o , S a r t r e r e c o n o c ía la e n o r
m e i n f lu e n c ia q u e e je r c ió e n é l e l T a lm u d , c o s a q u e d e s p e r t ó u n
s i n f í n d e b u r l a s , p u e s L é v y p a r e c í a h a b e r c o n v e r t id o a S a r t r e a l
ju d a is m o ; S im o n e d e B e a u v o ir d e n u n c ió la s e n t r e v is t a s c o m o e l
fr u t o d e u n a im p o s t u r a . L a ú lt im a v e z q u e v i a S a r t r e , s e i s m e
s e s a n t e s d e s u m u e r t e , m e d ijo , b r o m e a n d o , q u e lo s e s c á n d a lo s
a v iv a n e l i n t e r é s d e l p ú b lic o y , p o r t a n t o , « h a c e n v e n d e r m is l i
b r o s » . L é v y fa lle c ió d e u n a ta q u e a l c o r a z ó n a lo s c in c u e n t a y o ch o
añ o s, en 2o o 3 .
4. E n e l c a m p u s d e la U n iv e r s id a d d e P a r ís x , N a n t e r r e , c o m e n z ó e l
m o v im ie n t o e s t u d ia n til iz q u ie r d is t a d e m a y o d e l 1 9 6 8 , y e n la U n i
v e r s id a d d e P a r ís v iii, V in c e n n e s , e n s e g u id a c o n s ig u ió e l a p o y o d e
492
lo s e s t u d ia n te s y d e lo s in te le c tu a le s que d a b a n c la s e s a llí, co m o
F o u c a u lt y D e le u z e , e n tr e o tro s . E l t é r m in o nancenniste e ra u n a
m e z c la d e la s p a la b r a s N a n te r r e y V in c e n n e s .
A d ió s
i . C u a n d o e l c a d á v e r d e S a r t r e fu e t r a s la d a d o a l c e m e n t e r io d e
M o n t p a r n a s s e , d o s c ie n t a s c in c u e n ta m il p e r s o n a s s ig u ie r o n e l
c o r t e jo , y c in c u e n t a m il e s tu d ia n te s m a n tu v ie ro n la ca b e z a a lta ,
« c o m o é l h a b r ía q u e r id o » , e n p a la b ra s de u n e stu d ia n te q u e e s ta
b a a m i la d o . « N o e sta m o s e n d u elo; estam o s a d m ir a d o s .» S im o n e
d e B e a u v o i r e s t u v o a p u n to d e d e s m a y a r s e ju n t o a la t u m b a .
C u a n d o m u r ió s e is a ñ o s m ás ta rd e , ca si el m ism o d ía d e l a ñ o , fu e
e n t e r r a d a ju n t o a S a r tr e . D e sd e e n to n c e s, cad a d ía la g e n te lle v a
flo r e s o p e q u e ñ o s o b je to s a su tu m b a. E n ju lio de 2 0 0 6 , fo t o g r a
fié u n b ille t e d e m e tro u sa d o e n el que a lg u ien h a b ía g a ra b a te a d o :
« O n g a g n e r a la p r o c h a in e f o is » [La p ró x im a vez g a n a r e m o s ] .
ÍNDICE ONOMÁSTICO
A l a i n ( C h a r t i e r , E m ile ) , 9 9 - 1 0 0
A l g r e n , N e ls o n , 6 5 - 6 6
A l l e g , H e n r i, 3 6 2 , 4 5 6 , 4 8 5
A l l e n d e , S a lv a d o r , 4 0 ? , 4 8 6 - 4 8 7
A l m e id a , Ju a n , 2*83
A l t h u s s e r , L o u is , 3 ^ 4 , 3 4 8 , 4 6 0 , 4 8 3 - 4 8 4
A l t m a n , G e o r g e s , ^ 57
A ragón, L o u is , 2 2 4 , 2 2 9 , ^ 5 , 2 8 2 , 3 5 2 , 3 7 7 - 3 7 8 , 4 4 9 , 4 6 0
A r g e n l i e u , T h ie r iy d ’ , 2 8 9
A r o n , R aym ond, 57, 224 , 457
A t a t ü r k , K e m a l, 14 7 , 4 6 4
A u d r y , C o le t t e ,i5 5
A u r i o l , V in c e n t , 1 8 4
A w d y k o w ic z , S té p h a , 4 5 7
B a k u n i n , M ija íl, 1 1 1 , 4 6 0
B a l d w in , Ja m e s , 3 i 6
B a l z a c , H o n o ré d e , 2 4 1 , 4 4 2
B a r b i e , K la u s, 4 7 3
B a s s o , L e lio , 3 i 6
B a t a i l l e , G e o rg e s , 2,02,
B a t i s t a , F u lg e n c io , 1 6 9 - 1 7 0 , 3 o 6 , 3 io , 3 i 2 , 4 0 0 , 4 7 1
B a z e l o n , D avid L ., 7 5 , 1 6 4
B e a u v o ir , H é lé n e d e ( « P o u p e t t e » ) , 6 5 , 1 1 8 , 223, 4 15
B e a u v o ir , S im o n e de ( « C a s t o r » ) , 12;, 15 , 2 4 , 2 7 , 3 6 , 5 5 , 6 4 - 6 8 , 8 1, 8 3 -
84, 8 6 -8 7 , 9 6 ’ 9 8 -9 9 , 10 1, 10 7 , 115 , 1 1 7 - 1 1 8 , 12 1 , i ? 3 , 2 5 - 12 8 ,
i 3 i - i 32, i 3 8 , 1 4 0 , 1 4 6 - 1 4 7 , 1 4 9 - 1 5 4 , 1 5 7 - 1 5 9 , 1 7 2 , 1 7 9 , i 8 3 , 1 8 6 ,
1 9 6 - 1 9 7 , 2 0 2 , 2 12 , 2 17 , 2 2 3 , 2 2 5 , 22 7 , 2 3 3 , 2 5 6 , 2 5 8 , 2 6 3 - 2 6 6 , 2 6 8 ,
2 7 2 - 2 7 3 , 2 7 9 , 2 8 5 , 3 o o - 3 o i , 3 0 4 , 3 2 i, 3 2 3 , 3 3 2 , 3 3 4 , 3 3 7 , 3 5 5 ,
3 5 9 , 3 6 i, 3 6 6 - 3 6 7 , 3 6 9 - 3 7 3 , 37 7 , 3 8 5 , 3 9 1 - 3 9 4 , 3 9 7 - 3 9 9 , 4 1 4 -
4 15 , 4 17 -4 18 , 4 2 4 -4 2 5 , 427, 4 29 , 4 32, 4 4 5, 4 6 4 , 48 6 , 4 8 8 , 49 5
B e b l e r . A le s , 3 7
B e c h e t , Sydney, 2 6 6 , 368
B é j a r , H é c to r, 4 8 7
B e l l o w , S a ú l, 1 9 2
B e n B a r k a , M e h d i, 3 4 7 , 3 4 8
B en B e l l a , A h m ed , 4 8 5 , 4 8 8
B e r g , A lb a n , 4 6 5
B e r g s o n , H e n ri, 1 1 7 , 12 5
B e t a n c o u r t , R ó m u lo , 4 8 8
B e y l e , H e n r i- M a r ie ( « S ten d h al» ),
B i b e r m a n , H e rb e rt, 4 7 3
B i d a u l t , G e o rg e s, 2 8 8
B l o c h , P ie r r e (L é v y , B e n n y ) , 19 7 , 3 2 0 , 4 7 4 , 492»
B lu m , Léon, 18 1, 4 6 9 , 4 8 1
B ó h m e , Ja k o b , 1 4 5 , 4 6 7
B o st , Ja c q u e s-L a u re n t, 8 3 - 8 5 , * 8 6 ,19 7 , 2 5 6 , 2 6 6 , 2 6 8 , 2 7 3 , 3 6 6 , 377,
3 9 1, 3 9 3, 39 8 , 4 6 1
B u j a r i n , N ic o lá i, 2 7 1 , 3o 2, 3n , 481
B o u r la , Je a n -P ie r r e , 2 0 2
B o y e r , C h a r le s , 2 9 3
B r a n d o , M a rió n , 4 7 3
B r a s i l l a c h , R o b e rt, 2 o 3 , 2 6 4 , 4 7 4
B r e s s o n , R o b e rt, 4 7 8
B r é z h n e v , L e o n id , 2 7 6 , 3 i 3 , 338, 377
B r u n s c h v ig g , L é o n , 9 8 , 1 0 0
B ü l o w , C a th e rin e v o n , 4 5 - 4 6 , 4 5 5
C a b r a l , A m ílc a r , 1 9 3 , 3 4 7 - 3 4 8 , 4 7 3 - 3 7 4 .
C a e t a n o , M a rc e lo , 4 9 2
C a l d e r , A le x a n d e r , 3 8 , 1 3 9
C a l d e r a , R a fa e l, 4 8 8
C a m u s , A lb e r t, 12 , 1 2 2 - 1 2 3 , 1 5 9 , 1 8 0 , 1 8 2 , 1 8 5 , 1 8 7 - 1 8 9 , 1 9 5 - 1 9 6 , 202»
3 15 -3 16 , 330, 3 5 5 -3 5 7 , 3 6 3 - 3 6 4 , 3 6 6 - 3 6 8 , 3 8 8 , 3 o o , 3 9 3 , 4 5 1.
4 6 8 ,4 7 8
C a m u s , F r a n c in e , 3 6 3 - 3 6 4
C á r d e n a s , L á zaro , 3 i 6
C a r m i c h a e l , S to k e ly , 3 1 6 - 4 6 7
C a r n é , M a rc e l, 4 7 8
C a r p e n t i e r , A le jo , 1 7 3 , 3 5 1 , 4 8 4
496
C a r v a l h o , O telo S a ra iv a d e , 4 3 2
C a s a n o v a , L a u re n t, 383,
C a s a r e s , M a ría , 2 6 3 , 4 7 8
C a s s i r e r , E r n s t, 4 5 7
«C a sto r» ( B e a u v o ir d e, S im o n e ) , 12 , 1 5 , 2 4 , 27 , 3 6 , 5 5 , 6 4 - 6 8 , 8 6 ,8 7 ,
96, 9 8 - 9 9 ,1 0 1 ,1 0 7 ,1 1 5 ,1 1 7 - 1 1 8 ,1 3 1 ,1 2 3 ,12 5 -12 8 , i3i - i 32, 138-
1 4 0 ,1 4 6 - 1 4 7 , 1 4 9 - 1 5 1 ,1 5 3 , 1 5 4 , 1 5 7 - 1 5 9 ,1 7 ? , 17 9 » l8 3 ’ l8 6 ’ 1 9 6 "
19 7 , 2 0 2 , 2 1 2 , 2 17 , 2 2 3 , 2 2 5 , 2 2 7 , 2 3 3 , 2 5 6 , 2 5 8 , 2 6 3 - 2 6 8 , 2 7 2 - 2 7 3 ,
279 , 28 5 , 3 o o - 3 o i, 3 0 4 , 3 2 1, 3 2 3 , 332, 3 3 4 , 3 3 7 ’ 3 5 5 * 3 5 9 <3 ^ i,
3 6 6 -3 6 7 , 36 9 , 373, 377, 385, 3 9 1-3 9 4 , 3 9 7 -3 9 9 , 4 14 -4 15 , 4 17 -
4 1 8 , 4 2 4 - 4 2 5 , 4 2 9 , 4 3 2 , 4 4 5 , 4 6 4 ,4 8 8
C a s t r o , F id e l, 1 7 0 , 1 9 7 , 3o 6 , 3 io , 3 i2 - 3 i3 , 338, 3 4 9 , 4 7 1, 4 8 4
C é l i n e , L o u is - F e r d in a n d , 1 9 2 , 2 2 0 , 28 7, 4 7 5
C h a g a l l , M a rc , 1 2 7
C h a l l e , M a u r ic e , 4 7 7 - 4 7 8
C h a r l o t , F r a n g o is , 2 5 0
C h a t e a u b r i a n d , F r a n g o is - R e n é d e, 7 1, 77
C h é n ie r , A n d ré , 7 1
C h o m sk y, N oam , 4 7 1
C l e a v e r , E ld r id g e , 38 8 , 4 8 8 -4 8 9
C o c t e a u , Je a n , 2 8 2 , 4 7 8
C o d o v il l a , V itto r io ( « c o m a n d a n te L u is » ) 4 8 0
Cohn-B e n d it , D a n ie l, 2 7 2 , 3 9 0 , 4 4 4 , 4 5 8 - 4 6 1
C o n r a d , Jo s e p h , 9 4
C o o p e r , D a v id , 4 0 7
C o r b a l á n , S a lo m ó n , 4 8 7
C o r n e i l l e , P ie r r e , 6 3
C o t t o n , Jo h n , 3 2 9
C o u r t a d e , P ie r r e , 2 9 6
C r a n e , S te p h e n , 2 3 8
C u r i e l , H e n ri, 4 8 5
D a n i e l , Y u li, 2 5 8 , 3 6 5 , 4 7 7
D e K o o n in g , W ille m , 2 9 6
D e d i j e r , V la d im ir , 3 5 2 , 3 7 8 , 3 9 8 , 4 8 4
D e l e u z e , G ilíe s , 4 0 4 , 4 7 1 , 4 8 9 - 4 9 0 , 4 9 3
D e l l i n g e r , D ave, i 3 , 3i 6
D e s a n t i , D o m in iq u e , 2 6 5 , 4 78
D e sc a r t e s, R ené, 9 6 - 9 7 ,12 5
497
D e S i c a , V it to r io , 3 4 9
D eu tsch er, Is a a c , 3 1 6 , 4 7 1
D e w é v r e , B r ig it t e , 3^ 3
D j i l a s , M ilo v a n , 4 8 4
D o r t i c ó s , O sv a ld o , 3 3 8
D os P a s s o s , Jo h n , 1 1 1 - 1 1 2 , 2 2 0 , 2 3 i , 2 8 7 - 2 3 8 , 2 9 6
D o s t o i e v s k i , F ió d o r , 8 9 , 9 1 , 94» 1 0 7 - 8 , i 3 o , 1 9 2 , 2 3 6
D r e is e r , T h eo d o re, 238
D r i e u l a R o c h e l l e , P ie r r e , 2 o 3 , 2 8 6 , 4 7 4
D u c l o s , Ja c q u e s , 4 6 2 , 2 3 o , 4 7 6 , 4 8 1
D u l l e s , A lie n , 2 8 9 - 2 9 1 , 2 9 6
D u l l e s , Jo h n F o s t e r , 2 8 9 - 2 9 1 , 2 9 6
D u l l i n , C h a r le s , 6 3 , 8 9 , 18 5 , 1 8 8 , 1 9 7 , 4 7 5
D u m o n v il l e , R o g e r, 2 8 1
D u t s c h k e , R u n d í, 1 7 1
D u v a l i e r , Fran<¿ois ( « P a p a D o c » ) , 2 9 1
E c k h a r t , m a e s t r o , 1 4 5 , 16 7
E h r e n b u r g , Iliá , 2 9 , 3 6 , 3 8 , 2 7 9 , 3 3 4 , 3 7 8 , 3 8 2 , 4 2 9 , 4 8 3
E is e n h o w er, D w ig h t, 2 9 0 - 2 9 1 , 3 0 4 , 336
E l k a i m - S a r t r e , A r le t t e , 8 4 , 4 6 1
E l u a r d , P a u l, 2 2 4 , 3 5 2
E s c a l a n t e , A n íb a l, 3 i 3
Etch e r e l l i, C la ir e , 3 7 7 , 4 5 3
F a d é y e v , A le x a n d e r , 2 2 3
F a n ó n , F ra n tz , 1 1 5 , 1 8 7 , 1 8 2 , 8 1 5 , 3 1 9 , 3 4 7 , 3 7 9 - 3 8 0
F a u l k n e r , W illia m , 2 3 1, 2 3 8
F a u r e , E d g a r, 4 2 7 , 4 9 1
F i c h t e , Jo h a n n , 1 0 0
F l a u b e r t , G u s ta v e , 4 1 - 4 2 , 9 4 , 1 0 9 - 1 1 0 , i 3 2 , 15 0 , 17 7 , 1 9 3 , 2 8 5 -2 8 7 ,
2 4 1-2 4 4 , 2 5 3 , 270, 2 9 5 , 3 2 i, 3 2 3 , 3 4 9 , 3 5 5 , 3 6 9 , 3 9 0 , 3 9 5 - 3 9 6 ,
4n-4i2,45°-45i
F o u c a u l t , M ic h e l, 1 6 2 , 1 7 8 , 2 5 2 , 3 4 1 - 3 4 3 , 4 6 3 , 4 7 1 , 4 7 7 , 4 9 0 , 4 9 3
F r a n c o , F r a n c is c o , 3 o , 37 , 6 6 , 10 2 , 18 5 , 2 1 8 - 2 1 4 , 2 4 4 , 8 0 7 , 3 7 2 , 3 8 9 ,
4 °3 , 455, 470
F r a v a l , C h a r le s , 1 1 2 - n 3
F r e í , E d u ard o , 4 2 8
F r e u d , S ig m u n d , 2 1 6 - 2 1 7 , 2 1 9 - 2 2 0 , 2 5 0 , 4 4 1
F u n e s , L o u is , 3 2 8
498
G a l l im ard , A iit o in e . 2 7 3 , 4 9 0
G a l l im ard , C la u d e , 4 5 , 2 7 3 , 2 8 6 , 4 0 7 , 4 9 0
G a l l im ard , G a s tó n , 2 7 3 , 2 8 5 - 2 8 6 , 4 0 7 , 4 2 5 , 4 6 2
G a l l im ard , M ic h e l, 2 6 8 , 2 7 3
G a r a u d y , R o g er, 2 ^3 , 2 3 9 , 3 4 7 , 4 7 6
G a u l l e , C h a r le s d e , 1 4 , 4 6 - 4 9 , 6 1 , i 3 6 - i 3 7 , H 2 ’ x4 4 ’ x5 7 . 1 6 7 , 1 7 2 ,
18 0 - 18 2 , 19 5 , 2 0 8 , 2 3 4 ,2 5 3 ,2 6 1 , 2 6 3 -2 6 4 , 27a, 28 6 , 3 0 4 ,3 1 7 ,
326 , 3 4 3 -3 4 4 , 34 8 , 36 7, 383, 40 7, 427, 4 5 5 -4 5 6 , 4 6 0 -4 6 1, 4 6 3,
4 6 7, 4 6 9 , 4 7 3 -4 7 4 , 4 77, 4 8 1, 4 9 1
Gavi, P h ilip p e , 3 9 6 , 4 2 5 , 4 3 2 - 4 3 3
G e e r , W ill, 4 7 3
G e is m ar, A la in , 5 0 , 1 9 0 , 2 7 2 , ^ 8 3 , 3 3 4 - 3 3 5 , 3 5 8 , 4 5 8 - 4 6 1 , 4 8 4
G e l l h o r n , M a rth a , 1 3 5
G e n e t , Je a n , 369-370, 383, 450, 463
G e r a s s i , A lf r e d o , 4 6 4 - 4 6 5
G e r a s s i, F e rn a n d o , 4 , 3 1 - 2 2 , 25, 27, 29 , 3 6 - 3 8 , 4 4 , 5 6 , 59 , 6 5 -6 7 , 7 9 -
8 1 , 1 0 3 , 1 1 8 - 1 1 9 , 1 3 6 - 1 3 7 , i 3 3 , i 3 5 - i 3 6 ,, 1 4 3 , 1 4 5 - 1 4 7 , 1 4 9 - 1 5 0 ,
1 5 4 , 1 5 9 , 1 6 1 , 1 8 1 , 1 8 9 , 3 i 3 , 3 3 3 - 2 3 3 , 2 5 3, 277, 3 3 i, 3 4 9 - 3 5 0 , 3 5 5 ,
374 , 3 8 6 , 4 15 - 4 16 , 4 3 1-4 3 2 , 455, 457, 4 6 4 -4 6 6 , 468, 470 , 4 7 4 -
476, 480, 492.
G e r a s s i , S t é p h a (A w d y k o w ic z , S té p h a ), 4 5 7 , 4 6 4 - 4 6 5
G i a c o m e t t i , A lb e r t o , 1 2 7 , 1 9 6 , 3o i, 3 7 4
G id e , A n d ré , 335, 483
G i r a r d i n , J e a n - C la u d e , 3 7 1
G ir a u d o u x , J e a n , 9 4
G is c a r d d ’ E s t a in g , V a lé ry , 3 8 8 , 4 8 8 - 4 8 9
G lu c k sm a n n , A n d ré, 335* ^ 4 1, 357, 4 8 4
G o n co u rt, E d m o n d de, 3 5 1
G o n c o t jr t , Ju le s d e , 3 5 1
G o r b a c h o v , M ija íl, 1 4 1 , 4 8 1
G o r z , A n d r é , 17 6 , 2 5 6 , 3 6 8 , 3 7 7 , 3 9 1 , 4 5 9
G r a m s c i, Antonio, 340, 371
G u a t t a r i , Félix, 4 0 4 , 4 8 9 - 4 9 0
G u e v a r a , E r n e s to ( « C h e » ) , 8 1 , 1 0 5 - 1 0 7 , 3 7 9 , 4 6 0
G u il l e , Pierre,n5 , 131, 1 2 3 , 4 14 , 4 16 , 4 6 4
Ha l im i, G is é le , 3 7 0 , 4 2 7
H eg el , G e o r g W ilhelm Friedrich, 1 0 0 , 238, 4 0 4 , 4 1 4 , 4 1 7 - 4 1 8 , 4 3 1
483
H k i d e g g e r , M a r tin , 4 0 , 5 7 , 8 0 , 9 1 , 9 7 , 1 4 6 , 1 4 9 - 1 5 0 , 333, 457, 482
H e l l e r , Jo se p h , 238
H e m in g w a y , E r n e s t , 1 3 5 , i 3 8 , 2,2,0, 2,3 7
H e r d e r , C h r is t ia n , 3 o 6
H e r m a n t , A b e l, 87
H i n t o n , C a r m e lit a , 3 7
H i t l e r , A d o lf, 3 o, 15 8 - 15 9 , 2 15 , « 1 , 2 9 1, 4 58
Ho C h i M in h , 2 0 1, 479
H o b s b a w m , E r ic , 4 7 1
H o r o w it z , D a v id , 17 7
H u g o , V ic t o r , 3 ?, 7 1, 7 7 - 7 8 ,1 9 2 , 2 6 5 , 3 5 1, 4 4 2 , 4 73
H u m e , D a v id , 1 2 5 , 4 5 2
H u s s e r l , E d m u n d , 5 7 -5 8 , 97, 1 4 6 ,1 4 9 - 1 5 0 , 333, 4 17 , 4 5 7, 4 8 ?
H u st o n , Jo h n , 4 4 1
H y p p o l it e , Je a n , 10 0 , 4 18 , 4 9 0
J a r r i c o , P a u l, 4 7 3
J a s p e r s , K a r l, 9 7
J e a n s o n , F r a n c is , 8 4 , 1 0 3 - 1 0 4 , 1 2 2 - 1 3 3 , 1 5 6 , 1 8 9 , 2 0 0 , 2 6 6 - 2 6 8 , 3 5 9
3 6 i, 4 6 3 , 4 6 9 , 4 7 2 , 4 8 4 -4 8 5
J o h n s o n , L y n d o n B a in e s , 3 8 , 3 1 9
J o l l i v e t , S im o n e , 6 3 , 8 8 , 1 1 6
J ouhaud, Edm ond, 2 6 3 , 4 7 7 -4 7 8
J u l y , S erg e, 4 9 1
K a f k a , F ra n z , 2 2 0
K a n a p a , Je a n , 2 2 6
K a n t , I m m a n u e l, 1 2 5
K a n t o r o w i c z , A lf r e d , 3 7
K a r o l , K e w e s S ., 2 ? 3 , 2 8 2 , 4 7 8
K e n n e d y , J o h n F it z g e r a ld , 4 8 , 3 7 9
K e n n e d y , R o b e r t F it z g e r a ld , 38, 468
Kéren s k i, A le x a n d e r , 4 0 0 , 4 8 9
K ru sch o v, Nikita, 3 i 3 , 334, 364, 379 -38 0 , 3 8 2
K im I l - S u n g , 2 6 1
K in g , M a r t in L u t h e r , 2 4 7 , 3 4 2
5° °
Kj s s i n g er , H en ry, 3 5 9
Ko estler , A r lh u r , 2 5 5 , 2 8 7 , 3 9 2 , 4 8 0
Ko jf v e , A l e x a n d e r, 1 0 0
Ko sa k ie w ic z . O lg a, 6 8 , 4 6 1
Ko sa k ie w ic z , W an d a ( « O l iv ie r , M a r ie » ; « O l iv ie r , W a n d a » ), 6 8 , 4 6 1,
478
K r e b s , Sh aro n , 4 71
K r i v i n e , A la in , 3 ^ i , 4 5 8 - 4 5 9 , 4 6 1 , 4 8 ?
3 8 5 - 3 8 6 ,3 9 2 , 4 6 9 ,4 8 2
L a n z m a n n , E v e ly n e , 4 0 , 4 6
La r b a u d , V a lé iy , 9 4
La z a r e f f , P ie r r e , 2 6 5 , 3 7 8 , 4 7 8
L e B on de B e a u v o ir , S y lv ie , 2 6 5 , 3 7 8 , 4 7 8
L e B r i s , M ic h e l, 3 5 7
L e c l e r c , P h ilip p e , 2 1 ?
L e Da n t e c , Je a n -P ie r r e , 3 57
L e f e b v r e , H e n r i, 17 6 , 4 6 0
L é g l i s e , M ic h e lle ( V í a n , M ic h e lle ), 2 6 6 , 4 6 1 , 4 7 3
L e i b n i z , G o t tfr ie d , 12 7
L e i r i s , M ic h e l, 4 5 , 2 0 2
L e n i n , V la d im ir I llic h , 1 9 5 , 2 2 0 , 2 4 0 , 2 7 1 , 3 0 7 , 3 0 9 , 3 1 4 , 3 9 9 , 4 0 4 ,
4 8 1, 4 8 3 , 4 8 9
L e r o y , P ie r r e , 3 9 2 , 4 0 4 , 4 0 9
L é v in a s , E m m a n u e l, 4 1 7 , 4 7 4
L é v i - S t r a u s s , C la u d e , 383, 459
L év y , B e n n y ( « P i e r r e B lo c h » , « P i e r r e V í c t o r » ) , 19 7 , 4 7 4 , 4 9 3
L i n B ia o , 3o 8, 3 4 3 , 3 5 8 -3 5 9
L i t t l e , M a lc o m ( « M a lg o lm X » ) , ^ 83
L o l l o b r i g i d a , G in a , 3 3 1
L o n d o n , A rtu r, 3n , 482
5o1
Lonco, Luigi, 37
INOREN, S o lía . 3 4 9
Loti, Fierre, 5.3, 94
L ouvertube, T o u s s a in t , 2 9 1 , 3 g 3
Lovkston e , J ay,2 5 7
L oyola, Ig n a c io d e , 1 4 5 , 4 6 7
« L u i s , c o m a n d a n t e » ( C o d o v i l l a , V it t o r io ) , 4 8 0
L u k á c s , C yo rgy, 2 4 0 - 2 4 1 ,4 7 6
L u k á c s , P a v o l, 4 8 0
L uther , Glaude, 266
L u x e m b u r g o , R osa, 2 7 1
M acA r t h u r , D o u g la s , 2 6 1 , 2 7 8
M cCarth y, Jo s e p h , 10 6 , 19 2 , 2 o 3 , ^78, 4 7 3
Macm il l a n , H a r o ld , 4 8
M a h e u , R en é, 6 4 -6 5 , 67, 9 9 ,1 1 5 ,1 1 8 ,1 2 1 - 1 3 3 ,1 3 6 - 1 3 8 , 3 9 3 - 3 9 5 , 4 14 -
4 l 6 ’ 457
Ma il e r Barbara, 474-475
,
M a l a q u a i s , Jean, 474-475
« M a l c o l m X » ( L i t t l e , Malcom), 283
M a l r a u x , A n d r é ,3 6 , 1 3 9 , 18 9 , 19 5 , 2 2 0 , 2 2 4 , 2 3 8 , 2 4 2 , 2 6 1, 2 8 5 - 2 8 7 ,
29 6 , 3 5 1, 4 0 7 , 4 5 5 , 4 8 0
M a n c y , Jo s e p h , 4 9 - 5 1 , 5 5 - 5 7 , 9 2 - 9 4 , i o 3 , 1 1 0 , 18 6
M a n d elst a m , N adezhda, 4 8 3
M a n d e l s t a m , O s ip , 3 3 4 , 4 8 3
Man é -K ats, E m m a n u e l, 1 2 7 ,
M ao Z e d o n g , 2 4 6 - 2 4 7 , 2 7 9 , 2 8 1, 3 o 2, 3 o7 -3 o 8, 3 19 ,3 3 5 ,3 5 8 ,359, 400,
4 6 0 ,4 7 4
M a r a t , J e a n - P a u l, 3 5 3
M a r c e l l in , R aym on d , 1 6 2 ,1 6 7 , 3 2 5 , 327
M a r c h , F r e d r ic , 3 4 9
M a r c u s e , H e rb ert, i 3 i, 4 6 0
M a r t i n , H e n r i, 1 8 4 , 1 8 9 , 2 2 3 , 2 5 7 , 2 6 8 , 2 7 8 , 2 8 9 , 3 0 5 , 3 7 3
M a r x , K a r l, 9 9 , 1 4 3 , 1 7 4 , 2 1 2 , 2 4 0 , 2 4 5 , 2 4 8 , 2 9 5 , 3 9 5 , 3 9 9 , 4 0 4 , 4 1 8 ,
4 2 1, 4 6 0 , 4 8 3
M a sso n , A n d ré, 12 7
M a s s u , Ja c q u e s , 4 8 , 6 2 , 2 7 5 , 4 5 5 , 4 6 0
M a t h e r , In cre a se , 3 ^9
M a t h e r , Jo h n , 3^9
M a u r i a c , C la u d e , 1 6 2 , 4 6 3
M a u r i a c , F ra n g o is , 4 4 , 8 4 , 1 5 9 , 1 6 2 , 1 7 8 , 1 9 5 , ^ 7 - ^ 3 8 , 2 5 2 , 2 6 4 , 2 9 4 ,
477
M a u r r a s , C h a r le s , 4 7 4 , s o 3
M en d és- F ran ge, P ie r r e , 1 8 1 , 3 o o , 4 8 1
M erleau -P o nty, M a u ric e , 7 9 , 8 6 - 8 7 , l2>1 ' *28 , * 8 6 ,1 8 8 , 2 2 4 ~ 2 2 8 , ^ 5 5 -
^ 57, 2 6 1 - 2 6 4 , 2 6 6 - 2 6 8 , !^ 9 9 -3 o 3 , 3 0 5 , 3 n , 3 9 2 - 3 9 3 , 4 6 6
M il iu k o v , P á v e l, 4 0 0 , 4 8 9 ,
M il l e r , A r t h u r , 1 9 1 - 1 9 2 ;, 3 2 9
M i r ó , Jo a n , 6 6
M it r io n e , D an, 18 1, 472, 4 8 3
M it t e r r a n d , F r a n g o is , 12 4 , 4 5 6
M o d i g l i a n i , A m e d e o , 12 7
M o llet, G u y, 2 8 9 , 4 5 5
M o n d r ia n , P ie t, 5 6 , 1 4 5 , 1 8 9 , 3 7 4
M o u l in , Je a n , 182;, 3 3 7 , 4 7 3
M u s s o l i n i , B e n ito , 3o, 8 1,10 2 , 480
N a s s e r , G a m a l A b d e l, 19 7 , 2 9 1 , 3 7 9 , 3 8 7 - 3 8 8 , 4 0 ?
N e n n i , P ie tro , 3 7
N i e t z s c h e , F r ie d r ic h , 9 8 , 1 0 0 - 1 0 1 , 3 9 4
N i z a n , P au l, 7 0 , 4 5 7
N k r u m a h , K w am e, 3 4 7 , 4 0 3
O ’ B r i e n , C o n o r G ru ise , 4 7 1
O h n eso rg , Benno, 17 1
O l l i v i e r , A lb e rt, 2 6 4 , 2 6 6
«O l iv ie r , M a r ie » ( K o s a k ie w ic z , W an d a), 6 8 , 4 6 1 , 4 7 8
«O l iv ie r , W an d a» ( K o s a k ie w ig z , W an d a), 6 8 , 4 6 1 , 4 7 8
O v e r n e y , P ie rre , 3 7 6
P a d i l l a , H eb erto , 1 3 7 , 1 7 3 , 2 8 3 , 3 o 9 ~ 3 i o , 4 6 7
P a s t e r n a k , B o ris, 3 6 4
P a u l h a n , Je a n , 2 6 4 , 2 6 6
P e j u , M arcel, 2567, 4 8 5
5°3
P e r ó n , Ju a n , 4 0 2 . 4 8 7 ,
P ham V an D o n g , 2 0 1, 479
P i c a s s o , P a b lo , i 3 3 , 1 5 1 , 2 0 2 , 2 2 4 , 2 2 8 , 3 7 4 , 4 6 4 , 4 8 2
P jñ e ir o , M an u el ( « B a r b a r r o ja » ) , 3i3
P i n g a u d , B e r n a r d , 17 6
P o m p id o u , G e o r g e s , 1 7 2 - 1 7 3 , 3 2 6 , 4 6 7
P o n g e , F r a n c is , 2 1 5 - 2 1 6 , 3 7 8
P o n so n du T e r r a i l , P ie r r e , 2 3 , 3 2 , 5 2 , 87
P o n t a l i s , J e a n - B e r t r a n d , 17 6 , 4 0 7 - 4 0 8 , 4 1 1 , 4 9 0
PONTECORVO, G illo , 332, 473, 485
P o u il l o n , Je a n , 1 2 1 , 1 9 7 , 2 5 6 , 2 6 6 , 2 6 8 , 3 9 1 , 3g 3 , 398
P r o u s t , M a r c e l, 9 4 - 9 5 , 1 0 9 - 1 1 0 , 2 5 2
Qu en ea u , R aym ond, 2 16 - 2 17
Ra c in e , J e a n , 63
R a d e k , K a r l, 2 7 1
Ra m a d ie r , P a u l, 2 8 8
R e a g a n , R o n a ld , 4 8 9
R e im an , J e f f r e y H ., 7 6
R e t a m a r , R o b e rto F e rn á n d e z , 3 5 1
Rh ee, S yn gm an , 18 4 , 2 6 1
R id g w a y , M a th e w B ., 8 6 , 1 5 3 , 1 8 4 , 1 8 9 , 2 7 5 , 2 7 8 , 3 0 4 , 4 6 9
R ip e r t , Je a n , 4 7 - 4 8 , 4 5 5
R o b e s p i e r r e , M a x im ilie n d e , 2 0 4 , 3 o 7 - 3 o 8 , 3 i 2 , 3 5 3
R o m a i n s , J u le s , 8 7
R o o s e v e l t , F r a n k lin , 2 9 1 , 3 8 o -3 8 2
R o s e n b e r g , E th e l, 3 0 4
R o s e n b e r g , J u liu s , 3 0 4
R o s e n b e r g , M a r c e l, 3 6 , 1 2 0 , 3 0 4 , 3 o 8 , 3 7 2 - 3 7 3
R o se n t h a l , G érard , 15 6
R o ssa n d a , R o ssan a, 2 3 o , 2 ? 3 , 4 7 6 , 4 7 8
R o t h , P h ilip , 2 3 8
R o u s s e t , D a v id , 8 4 , 1 4 3 , 1 5 5 - 1 5 6 , 2 1 5 , 3 2 7 - 3 3 8 , 2 5 7 , 4 6 7
R o y , C la u d e , 2 3 o
R u s s e l l , B e r t a n d , 11 - i 3 , 2 5 4 , 3i 6 , 484
S a i n t - J u s t , L o u is d e , 3o 2, 3 o 8 -3 o 9
Sa la c r o u , A rm a n d , 2 0 8 , 2 18 , 475
Salan. R aou l, 4 7 7 4 7 8
S a i i s b i ’Ry . H a rriso n , 4 7 9
S a u v a g e o t , Ja r q u e s , 4 5 8
S c h e l l i n g . F rie d r ic h , 10 0
S c h n e i d e r , C a th e rin e , 1 8 3 . 2 1 4 - 2 1 5 , 388
S c h o p e n h a u e r , A rth u r, 10 0
S c h w e it z e r , C h a rle s, 2 1
S éguy, C e o rg e s, 4 6 0
S e r g e , V íc to r ,4 0 7
S e r r í n , R u d o lp h . 4 6 6
S h a p i r o , M e y e r, 6 6 , 67
S h e l l e y , S a lly , 6 8
S i m e n o n , G e o rg e s, 4 2 5 , 4 9 1
S im o n o v , C o n sta n tin , 3 7 8 , 4 8 3
S in ia v k s i, A n d r é i, 3 6 5
S o l z h e n i t s y n , A le x a n d e r, 3 7 8
S o m o z a , A n a s ta s io , 17 4
S o u t i n e , C h a im , 12 7 , i 33
S p í n o l a , A n to n io d e , 4 8 2 , 4 9 2
S p in o z a , B a ru c h , 4 1
S t a é l , N ic o lá s d e, 19 2 , 3 7 4 , 4 7 0
S t a l i n , Y o s if, 3 6 , 8 6 , 1 5 8 - 1 5 9 , 18 0 , 2 15 , 2 2 4 , 2 3 o , 2 4 3 , 2 5 8 , 2 6 2 , 2 6 9 ,
2 7 1, 2 7 6 , 3 o 2 , 3 o7~3o 8, 3 2 8 , 3 3 4 , 377, 3 8 2 , 4 0 0 , 4 0 4 , 4 4 9 , 4 5 9 ,
4 8 1-4 8 3 , 49 0
S t e i n b e c k , Jo h n , 2 0 4 , 2 3 i , 287, 2 9 6
« S t e n d h a l » ( B e y l e , H e n r i-M a r ie ),
Ta n g u t , H e n r i , 3 7
T h é v e n i n , Paule, 325
T h i e r s , A d o lp h e, 3 9 9
T h o r e z , M au rice, 15 9 , 28 8 , 333 , 3 8 3 , 4 7 2
T il l o n , C h a rle s, 2 7 7
T in t o r e t t o , 3 7 4
T it o , Jo sip Broz, 3 7
T iz l a n o , 3 7 4
T o c q u e v il l e , A le x is de, 3 6 2 -3 6 3
T o g l ia t t i , P alm iro , 37, 33 i - 332 , 3 5 2
T o l s t ó i , Lev, 8 9 , 1 0 7 , 1 9 2
T r io l e t , E lsa, 28 5, 279 , 377
5°5
I rotskj. l/ó n , i 3 2 * i 33, 285- 286. 3o2, 3o7. 407. 490
r rouvier, Claudinc, 324
V o n n e g u t , Kurt, 204
Z o n i n a , Lena, 258
5o6
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