Está en la página 1de 7

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA

DE MÉXICO
Facultad de Estudios Superiores
Iztacala

Social 1717
Licenciatura en Psicología

Estado del arte


“La educación en los niños y niñas en situación de calle”

Autor
Valle Cervantes David Isai

Profesora
Sandra Mendoza Hernández
INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo, tendrá como uno de sus objetivos analizar a los niños en situación de
calle, en específico, las oportunidades que tienen estos a recibir una educación por diversos
factores alrededor de los mismos que se detallarán más adelante.

Primeramente, me gustaría definir el término de niñez en situación de calle, el cual según la


Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León (2017), son niñas, niños y
adolescentes que dependen de la calle para vivir y/o trabajar, ya sea por sí solos o solas,
con personas de su misma edad o con sus familias. Refiere también a un conjunto más
amplio de niñas, niños y adolescentes que han conformado vínculos sólidos con los
espacios públicos y para quienes la calle desempeña un papel fundamental en su vida
cotidiana y su identidad.
Mientras que, de acuerdo con con el Programa de Derechos Humanos de la Ciudad de
México, “Derechos de las Poblaciones Callejeras”, (2009), la población callejera se define
como: “Un grupo social diverso, conformado por niñas, niños, personas jóvenes, mujeres,
familias, personas adultas mayores, personas con discapacidad y otras con diversos
problemas de salud y adicciones. En general el término se refiere a toda persona o grupos
de personas con o sin relación entre sí, que subsisten en la calle o el espacio público
utilizando recursos propios y precarios para satisfacer sus necesidades elementales.
El término ‘poblaciones callejeras’, se usa para nombrar a quienes comparten la misma red
social de sobrevivencia y en conjunto han gestado una cultura callejera.

Según el Protocolo interinstitucional de atención integral a personas en riesgo de vivir en


calle e integrantes de las poblaciones callejeras en la Ciudad de México (2021), son:
● Personas en riesgo de vivir en calle: aquellas personas que, independientemente de
su edad, presentan uno o más factores de riesgo que derivan en una alta
probabilidad de vivir en calle.
● Personas integrantes de las poblaciones callejeras: personas que realizan todas sus
actividades de supervivencia en espacios públicos y/o privados en abandono.

Según los informes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), existen
100 millones de niñas y niños abandonados en todo el mundo, de los cuales 40 millones
pertenecen a América Latina. Con edades que oscilan entre los 10 y 14 años. “Niños de la
calle” es un término general que se aplica a la niñez en alto riesgo de las áreas urbanas, sin
tomar en cuenta las diferencias entre ellos. No son todos abandonados, y no todos viven en
la calle.
UNICEF distingue entre dos grupos de niños según la situación de sus familias: La niñez
“en” la calle es el grupo más grande. Trabajan en las calles pero mantienen relaciones
cercanas con sus familias. La mayoría (aproximadamente un 75%) mantiene sus vínculos
familiares, y aunque pasan mucho tiempo lejos de ellos, sienten que tienen un hogar. Las
niñas y niños “de” la calle (aproximadamente el 25%) están sin hogar y tienen los vínculos
familiares rotos debido a la inestabilidad o a la desestructuración en sus familias de
pertenencia. En algunos casos han sido abandonados por éstas y en otros casos ellos
mismos decidieron irse.
El 3 de mayo de 2017, UNICEF presentó su Informe Anual 2016, en el que señala que un
tercio de la población en México son niños, niñas y adolescentes, de los cuales 21 millones
viven en condiciones de pobreza. Dentro de los lugares donde se pueden observar a los
niños de la calle estos se encuentran principalmente en cruceros, avenidas, mercados y
estaciones del metro de la Ciudad de México.
En el año 2000, DIF-DF y UNICEF, estimaron que en la CDMX alrededor de 14,322 NNA
desarrollaban sus actividades en la calle, 7 % de ellos pernoctaban en las calles. En 2008,
se contabilizaron 1405 personas en situación de calle de los cuales 123 eran menores de
edad.
Según datos de CONEVAL:
● En 2018, 49.6% de la población menor de 18 años vive en pobreza y el 9.3 % en
pobreza extrema.
● El problema de la pobreza es más agudo en el sureste del país y entre la población
de los pueblos indígenas, los adultos mayores, la población con discapacidad y entre
los niños, niñas y adolescentes.
Según datos del INEGI:
● El Censo de Alojamientos de Asistencia Social 2015, señala que en los albergues
para situación de calle había 432 personas de 19 años y menos. Las entidades con
mayor población usuaria menor de 19 años fueron Ciudad de México, Puebla y el
Estado de México.
● Censo 2020: Población usuaria en Albergue o dormitorio público para personas en
situación de calle 3, 907 personas.
● Datos de población sin vivienda INEGI Censo 2020, este dato podría arrojar una
cantidad aproximada del número de población en situación de calle contabilizada por
dicho instituto: en el país, 5,778 y en la Ciudad de México 1,226 personas que
carecen de vivienda.

Según la UNICEF, la infancia es la época en la que los niños y niñas tienen que ir a la
escuela y crecer fuertes y seguros de sí mismos, deben recibir el amor y el estímulo de sus
familias. Es la época en la que los niños y las niñas deben vivir sin miedo, sin violencia y
protegidos contra los malos tratos y la explotación.
Aunque si bien, al crecer en medio de la pobreza, los niños tienen que recurrir a trabajar
para ayudar a sus familias, lo cual conlleva que no puedan recibir esa educación y tienen a
crecer en un contexto de violencia y el cual está rodeado por consumo de drogas y al ver
esto, también se vuelven consumidores.

Es por esto, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1979, proclamó el Año
Internacional del Niño, el cual, es el antecedente que genera preocupación e investigación
dirigida a la población de la niñez y así como se empezó a estudiar éste sector, se empezó
la preocupación por los niños y por los niños en situación de calle, ya que se estaba viendo
como una forma de vida, Barreiro citado por Iván Saucedo decía que el 50% de niños que
vivían en pobreza eran propensos a convertirse en niños callejeros.
Los niños en situación de calle se agrupan en tres categorías según la UNICEF y va a
depender de cada necesidad del niño: 1) niños en alto riesgo, 2) niños en la calle y 3) niños
de la calle. La primera categoría niños en alto riesgo se define como el niño o niña que vive
en pobreza extrema en donde no tienen acceso a servicios básicos y no son vigilados por
sus familiares. La segunda categoría niños en la calle son aquellos que desempeñan
actividades de empleo y no han hecho de la calle su entorno inmediato, solamente se
mantienen en la calle con fines laborales, este tipo de trabajo informal puede ocasionar que
los niños recurran a la calle como segundo hogar y se queden a dormir fuera de su casa y
esto con el fin de no realizar un viaje largo de su sitio de trabajo hacia su hogar, de igual
manera estos niños se caracterizan por tener irregularidades escolares lo que muchas
veces puede desarrollarse como deserción escolar, Ivan Kyle en su tesis “Los niños en
situación de calle y las organizaciones no gubernamentales que los atienden en la ciudad
de México” cita a Mark (1992) en donde dice que todos estos acontecimientos pueden tener
consecuencias como maltrato físico o psicológico hacia el niño si no se logra aportar a su
familia una cantidad exacta de dinero.
La tercera categoría niños de la calle se refiere a los niños que ya tienen un tipo de vida en
la calle, y son más propensos al maltrato social, a la explotación infantil y a la falta de
educación, lo que es muy importante para su desarrollo tanto como humanitario y
profesional, es claro que en la calle este sector infantil no puede desarrollarse en todos los
ámbitos como un niño con una vivienda digna podría realizarse.
Según la UNICEF los niños y las niñas en la primera infancia tienen el menor nivel de
desarrollo humano entre la población infantil y también son quienes se encuentran en mayor
pobreza dentro del grupo de niñez y se refleja en las diferencias y en la inaccesibilidad a
servicios de salud, seguridad social y educación. Definido por la UNICEF, la primera
infancia es aquella etapa que se da en los primeros cinco años del niño, es la etapa más
vulnerable durante el crecimiento, pues es la etapa en la que se forman las capacidades y
condiciones esenciales para la vida de cada persona, la mayor parte del cerebro y sus
conexiones emocionales.
Por lo cual, es recomendable que los niños puedan recibir una atención desde la primera
infancia.

Por lo anterior mencionado, es necesario mencionar algunos artículos sobre los Derechos
del Niño (CDN):
● Artículo 2 sobre la no discriminación por motivos de origen social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición.
● Artículo 3 párrafo 1, sobre el interés superior del niño. Todas las medidas respecto
del niño deben estar basadas en la consideración del interés superior del mismo.
Corresponde al Estado asegurar una adecuada protección y cuidado, cuando los
padres y madres, u otras personas responsables, no tienen capacidad para hacerlo.
● Artículo 6 sobre el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo. Los Estados
Parte garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del
niño.
● Artículo 12 sobre el derecho a ser escuchado. Niñas, niños y adolescentes que viven
en la calle, se enfrentan a obstáculos especiales para ser oídos y el Comité alienta a
los Estados a que procuren activamente superar dichos obstáculos.
Y la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescente en su artículo 39, señala
que las Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a no ser sujetos de discriminación
alguna ni de limitación o restricción de sus derechos, en razón de su origen étnico, nacional
o social, idioma o lengua, edad, género, preferencia sexual, estado civil, religión, opinión,
condición económica, circunstancias de nacimiento, discapacidad o estado de salud o
cualquier otra condición atribuible a ellos mismos o a su madre, padre, tutor o persona que
los tenga bajo guarda y custodia, o a otros miembros de su familia.

Con lo anterior mencionado, no podemos dejar de lado esta problemática social entendida
desde una psicología comunitaria, la cual tiene como objeto fundamental, la movilización de
un grupo particular (una comunidad) para el enfrentamiento y solución de sus problemas,
los cuales a través de la intervención de agentes de cambio, percibirá en sus dimensiones
reales y en sus relaciones con el medio que se presentan (Montero, 1984).
Definida así, la Psicología Comunitaria se plantea como ya lo enunció Escovar (1979), como
una Psicología para el Desarrollo, entendido éste como "el proceso mediante el cual el
hombre adquiere mayor control sobre su medio ambiente" (1977). Es decir que trata del
desarrollo individual, pero tal como lo planteamos en la definición anterior, también es un
desarrollo que va más allá del individuo, pues su objetivo último será lograr no sólo un
cambio psicológico en las personas, sino además, al afectar su hábitat y con él las
relaciones individuo-grupo y grupo-sociedad, generar cambios tanto cuantitativos como
cualitativos que colocarán esas relaciones en un nuevo nivel.
Ya que las condiciones de vida de la población han variado de una época a otra, es
necesario indagar el origen del fenómeno actual de las niñas y los niños de la calle, ya que
no es un fenómeno nuevo, sino que ya cuenta con muchos años de existencia.

Siguiendo en este punto de la Psicología Social Comunitaria, Tovar (2000), señala que los
postulados esenciales que la conforman son:
a) El abordaje de su objeto de estudio se hace desde una perspectiva histórica
concreta, cultural y contextualizada.
b) El segmento de la realidad que la define y le constituye se comprende desde la
diversidad de alternativas en que se presenta.
Esta diversidad conduce a incorporar a la disciplina el valor de la singularidad
configurada, sobre todo si tenemos en cuenta que si importante son los contextos de
los procesos sociocomunitarios, más importantes son sus actores, entendidos como
sujetos - individuales o sociales - que son empíricos, reales y concretos.
c) Apuntado a un tercer elemento definidor de una ciencia que estudia un aspecto de la
sociedad y el ser humano, o mejor aún, de la sociedad del ser humano, podemos
delimitar que este campo de estudio e investigación se constituye en torno a la
legitimación del lugar de los procesos subjetivos que le son inherentes.

Por ende, Ibañez (2001), plantea acerca de los problemas metodológicos con los que se
encuentra confrontada la psicología social, en la exacta medida en que la comprensión de la
naturaleza de esos problemas puede ayudarnos a dar un paso más en la comprensión del
contexto y de la naturaleza de la disciplina.
Continuando con este autor, podemos diferenciar acerca de los métodos cualitativos y
cuantitativos, con lo cual, se hace énfasis en que ya no se trata de buscar si los datos
recogidos con las hipótesis formuladas, sino de observar cuáles son las configuraciones que
emergen naturalmente a partir de los propios datos.
Cabe señalar, que en el método cuantitativo, al tener una hipótesis establecida, el
investigador tiende a ya ir con una perspectiva de lo investigado, lo que puede originar que
aparezcan variables extrañas dentro de la investigación.
Esta es una diferencia del método cualitativo, en el cual el investigador aprende a su vez de
la investigación y puede adquirir una información más enriquecedora al no ir con una
perspectiva de lo que va a encontrar sino hasta conocerlo a través de los contextos
investigados y con los relatos de las personas, con los cuales se puede observar que
aunque estén en la misma situación, la viven y procesan de una manera diferente.
Otro de los métodos, es el denominado ‘metaanálisis’, (Glass, 1978), que pretende
potenciar el carácter acumulativo de los conocimientos producidos en ciencias sociales. Se
trata de hecho de una técnica para agregar los datos producidos por diversas
investigaciones sobre un mismo tema, y extraer conclusiones que descansen sobre una
serie de investigaciones en lugar de versar sobre investigaciones aisladas.

Por esto, es necesario analizar y profundizar acerca de las causas que obligan a grandes
cantidades de niñas y niños a estar en situación de calle, estas causas son distintas en las
diferentes regiones del mundo, por lo que debe atenderse según la situación geográfica,
cultural, económica y social de cada región.
A su vez, también es importante hablar acerca de la asistencia social, de las diferentes
organizaciones del sector público y privado y si en verdad están funcionando aquellas
llamadas casa hogar y albergues, que podemos imaginar un panorama al saber que los
niños llegan ahí y conviven con personas mayores las cuales están en constante consumo
de solventes.
Sobre esto, Greibash (1997), propone que es necesario la construcción de nuevas
estrategias de intervención, en las cuales debieran trabajar las instituciones vinculadas a
esta problemática, que aborden el tema de la infancia callejera más allá de atender las
necesidades de quienes viven en la calle. Es preciso visualizar el problema como un asunto
de carencias en las alternativas de desarrollo económico y social que las comunidades más
empobrecidas ofrecen a su infancia y juventud, en general, y no sólo a aquellos que
terminan por vivir en la calle.

También podría gustarte