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Las niñas y niños en situación de calle Son menores que viven (o sobreviven) en las

calles.
De acuerdo con fuentes de las Naciones Unidas, actualmente existen en el mundo hasta
150 millones de niños de la calle.
En 2015, en México habitaban 39.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17
años, es decir, uno de cada tres residentes en nuestro país correspondía a una persona
menor de 18 años, según datos de la Encuesta Intercensal 2015 del Inegi. De los cuales
en MÉXICO:
• 1 de cada 2 niños, niñas y adolescentes se encuentra en situación de pobreza.
• De ellos, 1 de cada 5 está en pobreza extrema
• 6 de cada 10 niños carecen de seguridad social.
• 9 de cada 10 niños y niñas que hablan una lengua indígena son pobres y al vivir
en hogares con un ingreso bajo la línea de bienestar mínimo, tienen una o más
carencias sociales.
En el 2013 la Comisión de Derechos de la Niñez, señaló que se estima que 95 mil
niños y niñas viven en situación de calle, por lo que es prioritario crear una ley que
aminore la vulnerabilidad de este sector.

Derecho a la alimentación
Las niñas y niños de la calle a menudo no tienen acceso a una dieta saludable ni
suficiente. Algunas veces, ni siquiera tienen comida, porque al vivir en las calles no tienen
cómo producirla, ni tienen dinero para comprarla.
Además, estas niñas y niños no tienen los beneficios de una dieta equilibrada: comen lo
que encuentran. Y corren el riesgo de sufrir malnutrición. Los problemas de crecimiento
también son comunes entre estos niños.
Derecho a la salud
La salud de las niñas y niños que crecen en las calles está fuertemente comprometida. De
hecho, no tienen acceso a instalaciones sanitarias y a menudo están sucios e infestados
de piojos.
Estos niños están expuestos a diferentes enfermedades por falta de higiene y, con
frecuencia, su salud es preocupante. Sin una familia que se ocupe de ellos, estos
menores deben cuidar de sí mismos.
Además, los niños de la calle consumen con frecuencia cannabis y/o alcohol, o inhalan
gas natural para escapar de su realidad. Desafortunadamente, estas duras condiciones
de vida tienen un impacto negativo, no sólo en su desarrollo físico y psicológico, sino
también en su desarrollo cultural y económico.
Derecho a la educación
Las niñas y niños de la calle no reciben educación. Por esta razón, no tienen las mismas
oportunidades que otros niños. En realidad, por no poder visualizar ningún futuro para
ellos mismos y por no poder contar con formación profesional, se encuentran impedidos
para encontrar empleo y cambiar su situación.
Derecho a la no discriminación
Vistos como marginales, los jóvenes de la calle son, con frecuencia, víctimas de
discriminación. Generalmente, los adultos tienen prejuicios que los estigmatizan y, en
consecuencia, muchas veces se les asocia con los peligros de las calles. A menudo para
estos niños es difícil reintegrarse a la sociedad.

Existen diferentes categorías de niños de la calle. Existen aquellos que trabajan en las
calles como su único medio para obtener dinero, aquellos que se refugian en las calles
durante el día pero que a la noche regresan a alguna forma de familia y aquellos que
viven permanentemente en la calle sin ninguna red familiar.

Todos se encuentran en riesgo de sufrir abuso, explotación y violencia por parte de


vigilantes o policías, pero los más vulnerables son aquellos que realmente duermen y
viven en las calles, ocultándose bajo puentes, en alcantarillas, en estaciones ferroviarias.
Aunque es probable que muchos posean pequeños empleos como el lustre de zapatos o
la venta en mercados para sobrevivir, muchos terminan muriendo en la acera, víctimas de
las drogas, la rivalidad entre pandillas y las enfermedades. Sin alguna forma de educación
básica y capacitación económica, el futuro es sombrío para estos niños de la calle y su
expectativa de vida es terriblemente baja.

En México específicamente en su capital el Distrito Federal (DF) hay un problema grave


en cuanto a la proliferación de niñas y niños en situación de calle, que viven en
condiciones pésimas en todos los ámbitos de su existencia, misma que les niega acceso
a higiene, educación, salud y a una vida exenta de violencia, lo cual los hace victimas de
todo tipo de abusos, explotación laboral, sexual y de una calidad de vida por debajo de los
mínimos al que todo ser humano tiene derecho.

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