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CAPÍTULO

IX

EL EMPLEO DE LA CONCILIACIÓN
EXTRAJUDICIAL COMO FORMA ESPECIAL
DE CONCLUSIÓN DE UN PROCESO CIVIL

“La mejor Ley, el más excelente uso, el más útil que yo haya visto
jamás, está en Holanda. Cuando dos hombres quieren pleitear
el uno contra el otro, son obligados a ir ante el Tribunal de los
Jueces Conciliadores, llamados ‘hacedores de paz’. Si las partes
llegan con un abogado y un procurador, se hace de pronto re-
tirar a estos últimos, como se aparta la leña de un fuego que se
quiere extinguir. Los pacificadores dicen a las partes: ‘sois unos
locos de querer gastar vuestro dinero en haceros mutuamente
infelices; nosotros vamos a arreglarlos sin que os cueste nada’.
Si el furor por pleitear es fuerte en esos litigantes, se aplaza para
otro día, a fin que el tiempo suavice los síntomas de la enfer-
medad; en seguida los jueces les envían a buscar una segunda,
una tercera vez; si la locura es incurable, se les permite litigar,
como se abandonan a la amputación de los cirujanos miembros
gangrenados; entonces la justicia hace su obra”.
François-Marie Arouet Voltaire

I. INTRODUCCIÓN
La conciliación extrajudicial se considera como un requisito de procedibi-
lidad obligatorio y previo a la interposición de toda demanda que verse sobre
derechos disponibles en aquellos lugares donde se encuentra implementada
esta exigencia.
Así, de ordinario, el justiciable se encuentra en la obligación de agotar la
instancia conciliatoria prejudicial debiendo acreditar al juez que ha procedido
a solicitar la conciliación extrajudicial, que ha concurrido a la audiencia de
conciliación respectiva y que no ha provocado la conclusión del procedimiento
conciliatorio por retirarse antes de la conclusión de la audiencia o por negarse
a suscribir el Acta de conciliación, conforme lo exigen los artículos 6 y 15 de
la Ley Nº 26872, Ley de Conciliación.

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F. Martín Pinedo Aubián / La conciliación extrajudicial

Queda claro que si al momento de calificar la demanda el juez verifica


que el demandante no cumplió con solicitar la conciliación extrajudicial o que
no ha concurrió a la audiencia de conciliación extrajudicial o que provocó la
conclusión de la audiencia por una forma distinta a la falta de acuerdo o la
inasistencia de su contraparte, deberá declarar improcedente la demanda por
causa de manifiesta falta de interés para obrar.
En este orden de ideas, se podría pensar que agotada de manera infruc-
tuosa la instancia conciliatoria prejudicial ya no sería posible acudir a su
empleo cuando la controversia que enfrenta a las partes se ha judicializado
buscando el pronunciamiento del magistrado respecto del fondo de la contro-
versia. Pero si apreciamos la regulación adjetiva a la luz de las modificaciones
incorporadas por el Decreto Legislativo Nº 1070 (de junio de 2008), pode-
mos afirmar que se contempla la posibilidad de recurrir facultativamente al
empleo de la conciliación extrajudicial como una forma de concluir un pro-
ceso abierto, a pesar de haberse agotado el intento conciliatorio previo. Para
que opere esta posibilidad bastará con presentar el Acta de conciliación al juez
y que este proceda a aprobar la conciliación verificando que verse sobre dere-
chos disponibles y se adecúe a la naturaleza jurídica del derecho en litigio.

II. REGULACIÓN ORIGINARIA: EMPLEO EXCLUSIVO DE LA


CONCILIACIÓN PROCESAL COMO FORMA ESPECIAL DE
CONCLUSIÓN DE UN PROCESO CIVIL
La redacción originaria del artículo 327 del Código Procesal Civil sola-
mente contemplaba el empleo exclusivo de la conciliación procesal como
forma especial de conclusión de un proceso civil por conciliación. Así, se esta-
blecía que aceptada por las partes la propuesta conciliatoria del Juez, si
versa sobre todas las pretensiones propuestas, este declarará concluido
el proceso. Si la conciliación recae sobre alguna de las pretensiones o se
refiere a alguno de los litigantes, el proceso continuará respecto de las
pretensiones o de las personas no afectadas. En este último caso, se ten-
drá en cuenta lo normado sobre intervención de terceros.
Este artículo guardaba estrecha relación con el derogado artículo 326(199)
que establecía la obligatoriedad de que el juez proponga una fórmula

(199) Código Procesal Civil:


“Artículo 326.- Audiencia de conciliación
Presentes las partes, o sus apoderados o representantes con capacidad para ello, el Juez escuchará por su
orden las razones que expongan. De inmediato propondrá la fórmula de conciliación que su prudente
arbitrio le aconseje. También puede disponer la suspensión de la audiencia y su posterior reanudación
dentro de un plazo no mayor de diez días.

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El empleo de la conciliación extrajudicial como forma especial de conclusión de un proceso civil

conciliatoria, luego de haber escuchado las razones de las partes demandante


y demandada. Es decir, se imponía al magistrado el deber de proponer a las
partes una fórmula conciliatoria que su prudente arbitrio le aconsejara, a fin
de lograr su avenimiento, siendo que esta proposición debía ser realizada por
el juez con posterioridad a haber escuchado el argumento de cada una de
las partes y conocer su intencionalidad, o dicho de otro modo –como afirma
Zegarra–, la fórmula conciliatoria debe ser el resultado de haber escu-
chado previamente las razones de cada una de las partes, siendo final-
mente estas quienes decidirán en última instancia si la aceptan o no(200).
Se debe reiterar que la fórmula conciliatoria propuesta por el juez necesaria-
mente debía tener correlación con el pedido de las partes contenido en la pre-
tensión material que se ventilaba dentro del proceso.
En definitiva, la gran herramienta con la que contaba el juez para propo-
ner su fórmula conciliatoria a las partes era su prudente arbitrio, tratando
de convencer a las partes a través de la persuasión, apoyado en el marco legal
que le obligaba a realizar dicha labor de amigable componedor, pero sin preo-
cuparse en una adecuada capacitación que garantizase que pudiera cumplir su
rol de conciliador en las mejores condiciones, con lo cual teníamos jueces con-
ciliadores por mandato de la ley procesal, pero que desempeñaban su labor
obligatoria aunque de manera casi intuitiva y empírica.
Así, nos encontrábamos dentro de un sistema de conciliación procesal
obligatoria del juez, en el que la audiencia de conciliación debía convocarse
y realizarse obligatoriamente por el juez dentro del proceso judicial, debiendo
requerir fórmula conciliatoria a las partes o proponerla él en caso de que las
partes no aceptaran las fórmulas de aquellas, bajo sanción de nulidad. Claro
está que, luego de haberse culminado la audiencia de conciliación obligatoria
sin llegar a acuerdos, nada impedía que, de manera facultativa, tanto el juez
(sistema de conciliación procesal facultativa del juez) como las partes (sistema
de conciliación procesal facultativa de las partes) pudieran convocar a la rea-
lización posterior de una nueva audiencia de conciliación procesal. Es decir,

Si la fórmula conciliatoria fuese aceptada, se anotará en el Libro de Conciliaciones que cada órgano juris-
diccional llevará al efecto, dejándose constancia en el expediente. Si la propuesta no es aceptada, se exten-
derá acta describiéndose la fórmula planteada, mencionándose además la parte que no prestó su conformi-
dad a la misma.
Si la sentencia otorga igual o menor derecho que el que se propuso en la conciliación y fue rechazado, se le
impone al que lo rechazó una multa no menor de dos ni mayor de diez Unidades de Referencia Procesal,
salvo que se trate de un proceso de alimentos, en cuyo caso el Juez puede reducir la multa en atención al
monto demandado y al que se ordena pagar en sentencia”.
(Artículo derogado por la única disposición derogatoria del Decreto Legislativo Nº 1070 del 28 de junio
de 2008).
(200) ZEGARRA ESCALANTE, Hilmer. Formas alternativas de concluir un proceso civil. 2ª edición actualizada,
Marsol Perú editores, Lima 1999, pp. 120-121.

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F. Martín Pinedo Aubián / La conciliación extrajudicial

la falta de acuerdo conciliatorio en la realización de la audiencia de concilia-


ción procesal obligatoria no impedía que, posterior a ella, se pudiese ejercer
la facultad de convocar a una nueva audiencia de conciliación procesal ampa-
rado en cualquiera de los otros dos sistemas conciliatorios procesales existen-
tes (facultativa del juez y facultativa de las partes), siempre y cuando no
se hubiese expedido sentencia en segunda instancia(201), pero siempre dentro
de un sistema conciliatorio de naturaleza exclusivamente procesal.

III. EL VIGENTE RÉGIMEN DUAL DE LA CONCILIACIÓN


PROCESAL Y EXTRAJUDICIAL COMO FORMAS ESPECIALES
DE CONCLUSIÓN DEL PROCESO CIVIL
A raíz de las modificatorias incorporadas al Código Procesal Civil por
el Decreto Legislativo Nº 1070, actualmente existe la posibilidad de que las
partes procesales que tienen una controversia judicializada sobre la cual no
hay una sentencia firme y definitiva puedan intentar resolverla solicitando
–de manera individual o conjunta– el inicio de un procedimiento conciliatorio
extrajudicial ante un centro de conciliación, y de llegar a un acuerdo, deberán pre-
sentar el acta con acuerdo al juez para que la apruebe y concluya el proceso(202).
Recordemos que, en virtud de la modificación introducida por el Decreto
Legislativo Nº 1070 al Código Procesal Civil, el artículo 324(203) del Código
adjetivo considera que la conciliación debe realizarse obligatoriamente ante
un centro de conciliación extrajudicial de manera previa a la interposición de

(201) PINEDO AUBIÁN, F. Martín. “Mejorando la conciliación procesal: a propósito de las modificaciones
incorporadas al Código Procesal Civil por la Ley Nº 30293 y su incidencia en la conciliación intrapro-
ceso”. En: Especial: Últimas modificaciones al CPC y al CC. En: Actualidad Civil. Publicación del Insti-
tuto Pacífico. Nº 7. Lima, enero de 2015, pp. 47-49.
(202) Código Procesal Civil:
“Artículo 327.- Conciliación y proceso
Si habiendo proceso abierto, las partes concilian fuera de este, presentarán con un escrito el Acta de Con-
ciliación respectiva, expedida por un centro de conciliación Extrajudicial.
Presentada por las partes el acta de conciliación, el juez la aprobará previa verificación del requisito esta-
blecido en el artículo 325 y, declarará concluido el proceso.
Si la conciliación presentada al juez es parcial, y ella recae sobre alguna de las pretensiones o se refiere a
alguno o algunos de los litigantes, el proceso continuará respecto de las pretensiones o de las personas no
afectadas. En este caso, se tendrá en cuenta lo normado sobre intervención de tercero”.
(203) Código Procesal Civil:
“Artículo 324.-Formalidad de la conciliación.
La conciliación se lleva a cabo ante un centro de conciliación elegido por las partes; no obstante, si ambas
lo solicitan, puede el juez convocarla en cualquier etapa del proceso. El juez no es recusable por las mani-
festaciones que pudiera formular en esta audiencia.
Los Jueces, de oficio o a solicitud de ambas partes, podrán citar a una audiencia de conciliación antes de
emitir sentencia, salvo en los casos de violencia familiar. Si la audiencia de conciliación fuera a petición
de ambas partes y cualquiera de ellas no concurre a la misma, se le aplica una multa de entre tres y seis
unidades de referencia procesal (URP)”.
(Artículo modificado por la Ley Nº 30293 publicada en el diario oficial el 28 de diciembre de 2014)

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El empleo de la conciliación extrajudicial como forma especial de conclusión de un proceso civil

la demanda que verse sobre materias conciliables en cumplimiento de la exi-


gencia del requisito de procedibilidad de la demanda, al establecerse un sis-
tema de conciliación preprocesal obligatorio para las partes. Pero este
mismo artículo señala que la audiencia de conciliación procesal, como expre-
sión del sistema de conciliación procesal facultativo de las partes, tiene
un carácter estrictamente facultativo y que para su realización se requiere del
pedido expreso de ambas partes –demandante y demandada– al juez o que
sea este el que pueda convocar a las partes a la realización de una audien-
cia conciliatoria al habilitarlo el Sistema de conciliación procesal faculta-
tivo del juez. Con ello se admite la posibilidad de que una controversia sea
resuelta por un acuerdo conciliatorio –pudiendo ser este un acuerdo arribado
en una audiencia de conciliación judicial o extrajudicial–.
Empero, el texto vigente del artículo 327 del Código Procesal Civil pres-
cribe que, si habiendo proceso abierto, las partes concilian fuera de este, presen-
tarán con un escrito el Acta de conciliación respectiva a fin de que sea aprobada
y se declare concluido el proceso. Es decir, se prevé que la conclusión del proceso
judicial se puede dar de forma especial no solamente mediante la conciliación
judicial, sino también por la conciliación extrajudicial, no importando en este
último caso en que etapa se encuentre el proceso judicial, siempre y cuando no
se haya expedido sentencia en segunda instancia, con lo cual vemos que la con-
ciliación extrajudicial se visualiza, además de requisito de procedibilidad, como
una forma especial de concluir un proceso civil, es decir, se concibe a la concilia-
ción extrajudicial como una forma de concluir conflictos judicializados de una
manera más eficiente y mutuamente satisfactoria.
Esto supone que, una vez iniciado un proceso judicial, cualquiera de las
partes procesales ha evaluado dos posibles situaciones:
La primera, que ambas partes (demandante y demandado) han con-
siderado la conveniencia de un acuerdo entre ellas y están de acuerdo
en resolver su controversia judicializada mediante el empleo de la
conciliación extrajudicial y, por lo tanto, deciden iniciar un procedi-
miento conciliatorio, mediante la presentación de una solicitud con-
junta ante un centro de conciliación, a fin de que sean ellas y no el
juez las que resuelvan el conflicto de manera mutuamente satisfac-
toria. Influye mucho en esta decisión el hecho que, a diferencia del
juez, el conciliador extrajudicial posee capacitación en el manejo de
conflictos y se encuentra acreditado para el ejercicio de la función
conciliadora al interior de un centro de conciliación, lo que garanti-
zará un manejo adecuado de la controversia.

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F. Martín Pinedo Aubián / La conciliación extrajudicial

La segunda, que una de las partes procesales (sea el demandante


o el demandado) ha evaluado la conveniencia de intentar conciliar
extrajudicialmente con su contraparte a fin de llegar a un acuerdo
en sede extrajudicial que ponga fin a la controversia de manera dis-
tinta a la sentencia. Por ello, presenta una solicitud de conciliación de
manera individual, esperando que su contraparte acepte concurrir a
la Audiencia de conciliación que para tal efecto convoque el centro
de conciliación, intentando llegar a un acuerdo; así, en caso de arri-
barse a una conciliación, el acta conteniendo el acuerdo será presen-
tada posteriormente al juez para concluir el proceso judicial ya ins-
taurado. Esta opción supone una forma más flexible de acceder a la
conciliación como forma de solución de conflictos, ya que el sistema
de conciliación extrajudicial contempla también la posibilidad de
intentar la conciliación de manera individual, situación que no ocurre
en la conciliación procesal, en la que la exigencia legal es que la con-
ciliación sea solicitada por ambas partes.
Nótese también que, bastará con presentar al juez el Acta de concilia-
ción con acuerdo, sea este total o parcial, por lo que perfectamente se pueden
admitir cualquiera de las dos situaciones anteriormente descritas.

IV. DE LA HOMOLOGACIÓN DE LA CONCILIACIÓN EXTRAJUDI-


CIAL Y EL CUMPLIMIENTO DEL ARTÍCULO 325 DEL CÓDIGO
PROCESAL CIVIL
Como vemos, el régimen adjetivo vigente considera que la conciliación
extrajudicial sirve para poner término al litigio de manera distinta a la sen-
tencia, en cualquier estado del mismo, siempre que no se haya expedido sen-
tencia en segunda instancia, no importando si esta se hubiere empleado de
manera previa como requisito de procedibilidad, pues se contempla su empleo
como forma especial de conclusión del proceso civil. En todo caso, pre-
sentada por las partes el acta de conciliación extrajudicial, el juez la aprobará
previa verificación del requisito establecido en el artículo 325(204) del Código
Procesal Civil, verificando que verse sobre derechos disponibles y se adecúe a
la naturaleza jurídica del derecho en litigio, para recién expedir resolución que
declara concluido el proceso.

(204) Código Procesal Civil:


“Artículo 325.- Requisito de fondo de la conciliación.
El Juez aprobará la conciliación que trate sobre derechos disponibles, siempre que el acuerdo se adecúe a
la naturaleza jurídica del derecho en litigio”.

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El empleo de la conciliación extrajudicial como forma especial de conclusión de un proceso civil

Ello implica que el acuerdo conciliatorio contenido en el acta debe recibir


una aprobación integradora, que técnicamente se denomina homologación, por
medio de la cual el acuerdo conciliatorio obtiene un refuerzo público por
parte de la jurisdicción, al atribuirle aptitud e idoneidad de ser realizada
en vía de ejecución, el contenido del acuerdo conciliatorio; así en lugar
de que el juez dicte sentencia sobre la litis, dicta otro pronunciamiento llamado
Resolución de homologación, que suplanta o sustituye a la sentencia sobre la
litis, porque en la homologación el juez conoce y decide sobre la concilia-
ción, en cambio en la sentencia del magistrado decide sobre la litis(205).
En otras palabras, no importa que la controversia se encuentre judicia-
lizada, pues se contempla la posibilidad de que las partes concilien extraju-
dicialmente el fondo del asunto y presenten al juez de la causa el Acta de
conciliación con acuerdo expedida por un centro de conciliación extrajudi-
cial, solicitando la calificación del acuerdo que pone fin a la litis, a manera
de control jurisdiccional, para posteriormente proceder a su homologación,
concluyendo el proceso mediante una resolución distinta a una sentencia y
obteniendo recién allí mérito ejecutivo. Esta vía del empleo de la conciliación
extrajudicial como forma especial de conclusión del proceso es más flexible
para las partes teniendo en cuenta que puede ser solicitada por una o ambas
partes (a diferencia de la conciliación procesal que debe ser solicitada obliga-
toriamente por ambas partes), puede ser empleada en cualquier etapa del pro-
ceso antes de la expedición de sentencia en segunda instancia y alcanza a todo
tipo de controversias judicializadas, no importando si en ellas se hizo empleo
previo de la conciliación extrajudicial como requisito de procedibilidad.
De ordinario se afirma que el acuerdo conciliatorio al que puedan arribar
las partes en el proceso es el resultado de la coincidencia de la manifestación
de la voluntad de aquellas que se da con la finalidad de concluir el proceso ya
iniciado. Pero la sola manifestación de la voluntad de las partes no basta para
concluir el proceso, pues la conciliación requiere de un control jurisdiccional
como acto previo a su aprobación.
Así, a efectos de determinar la posibilidad de que una conciliación sea
aprobada o no por el juez se deberá verificar, en primer lugar, que el objeto de
la conciliación haya sido un derecho de naturaleza disponible, situación com-
pleja habida cuenta que no tenemos una definición legal que nos permita de
manera objetiva establecer cuándo posee naturaleza disponible y –por oposi-
ción– cuándo no la tiene, a efectos de delimitar su “conciliabilidad”, eso es, si

(205) LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. La conciliación. Legrima Editorial, Lima, 1996, p. 90.

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F. Martín Pinedo Aubián / La conciliación extrajudicial

es un derecho disponible y, por ende, susceptible de ser sometido a una


conciliación.
Verificado esto, el juez deberá determinar que el acuerdo conciliatorio
se adecúe a la naturaleza jurídica del derecho en litigio, es decir, debe tener
vinculación estrecha con las materias o derechos que son objeto del litigio
y están plasmados en las pretensiones. Una vez verificado el cumplimiento
de los requisitos, recién se expedirá la respectiva resolución que dará eficacia
plena al acuerdo que, a partir de ese momento, adquirirá mérito ejecutivo.

V. EL CONTROL JURISDICCIONAL Y LA HOMOLOGACIÓN


La conciliación que pretenda emplearse como forma especial de con-
clusión de un proceso requiere de un control jurisdiccional como acto
previo a su aprobación por parte del juez, el cual está compuesto de dos
elementos: i) que el acuerdo verse sobre derechos disponibles y ii) que
guarde correlación con el derecho en litigio(206). Esta actividad jurisdiccional
de valoración y calificación es ejercida por el juez y recae estrictamente en el
acuerdo conciliatorio y no sobre el tema de fondo –que no es resuelto por el
juzgador, sino por la coincidencia de voluntad de las partes–.
Así, una vez efectuado este control jurisdiccional se habilita a realizar la
homologación, que es cuando se arriba a un acuerdo de partes que se celebra con
la presencia e intervención del juez, y es aquel quien en lugar de dictar sentencia
para resolver la litis, conoce y decide sobre la conciliación, expidiendo una resolu-
ción aprobándola para investirla de imperatividad y ejecutabilidad similar a la de
una sentencia, adquiriendo recién el verdadero carácter de título ejecutivo, pues
una vez que las partes han conciliado es imperativo contar con la aprobación judi-
cial(207). En este sentido, “[e]l título de ejecución (entiéndase título ejecutivo en
la actualidad) está constituido, en este caso, por las copias certificadas de la conci-
liación judicial y el auto que la aprueba” (Cas. Nº 2960-2006, Puno).

VI. CORRELACIÓN CON EL DERECHO EN LITIGIO


Queda claro que, aparte de encontrarnos frente a un derecho disponi-
ble(208), el juez deberá verificar que el acuerdo conciliatorio al que arriben las

(206) LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Tomo I, 2ª edición, Gaceta Jurí-
dica, Lima, 2009, pp. 678-679.
(207) LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. La conciliación. Legrima Editorial. Lima, 1996, pp. 90-91.
(208) Cfr. PINEDO AUBIÁN, F. Martín. “¿...Y eso es conciliable?: la vigente (y complicada) regulación de las
materias conciliables en la Ley de Conciliación Extrajudicial”. En: Revista Jurídica del Perú. Publicación
mensual de Normas Legales. Nº 116, Lima, octubre de 2010, pp. 283-315.

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El empleo de la conciliación extrajudicial como forma especial de conclusión de un proceso civil

partes guarde correlación con el derecho en litigio. Cuando se exige que el


acuerdo deba tener correlación con el pedido de las partes, esto implica que
deberá versar sobre la pretensión material que se ventila dentro del
proceso(209), es decir, que el acto de solución de la controversia adoptado por
las partes debe adecuarse a la naturaleza jurídica del derecho en litigio, pues
el acuerdo no puede estar referido a relaciones jurídicas sustanciales diversas
de aquella de la cual deriva la materia litigiosa sometida a juicio, pues debe
existir congruencia entre la pretensión objeto del proceso y el objeto de la
conciliación contenido en el acuerdo y que resuelve el conflicto plasmado en
la pretensión para recién poder considerar que la conciliación pueda aprobarse
por resolución y, en consecuencia, se culmine el litigio.
Recordemos que el principio de congruencia supone que, siendo el juez
la persona encargada de declarar el derecho que corresponda al caso concreto,
y pese a que las normas que regulan el trámite que lo conducirá a producir
dicha declaración son de naturaleza pública, el derecho que declara –es decir,
el contenido de su declaración– es de naturaleza privada, en consecuencia, le
pertenece a las partes. Por tal razón, el juez civil no tiene facultad para afectar
la declaración de voluntad del pretensor (demandante) y concederle más de lo
que este ha pretendido en la demanda(210).
En otras palabras, la congruencia es la exigencia de que medie iden-
tidad entre la materia, partes y hechos de una litis incidental o sustan-
tiva y lo resuelto por la decisión jurisdiccional que la dirima, y cuando
decimos que la conciliación debe tener correlación con el derecho en litigio
nos encontramos frente a la exigencia de evitar un caso de incongruencia
objetiva, es decir, el desfase que puede producirse entre las reclama-
ciones formuladas y su satisfacción por obra de la decisión jurisdic-
cional –o en el caso que nos ocupa, por decisión de las partes–. Hay incon-
gruencia objetiva por exceso, y por ende resolución ultra petita, cuando el
órgano jurisdiccional concede más de lo reclamado; en tanto que la habrá por
defecto cuando el tribunal, sin razón valedera, otorga menos de lo reclamado.
La incongruencia objetiva extra petita se da cuando el órgano jurisdiccional
otorga algo que no ha sido impetrado por las partes; en tanto que la habrá
citra petita si aquel omite pronunciarse sobre la viabilidad de alguno de los
pedidos deducidos(211).

(209) ZEGARRA ESCALANTE, Hilmer. Ob. cit., p. 121.


(210) MONROY GÁLVEZ, Juan. Introducción al proceso civil. Temis. Bogotá, 1996, pp. 90-91.
(211) Cfr.: PEYRANO, Jorge W. El proceso civil: principios y fundamentos. Astrea, Buenos Aires, 1978, pp. 35-48.
MONROY GÁLVEZ, Juan. Temas de proceso civil. Librería Studium, Lima, 1987, p. 222.

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F. Martín Pinedo Aubián / La conciliación extrajudicial

En definitiva, si nos encontramos frente a una conciliación procesal sobre


la totalidad de las pretensiones formuladas a nivel procesal, es tarea del juez
verificar que exista coincidencia entre las pretensiones formuladas y los acuer-
dos conciliatorios. Situación análoga la encontraremos si la conciliación fuese
extrajudicial y se presentase la respectiva Acta de conciliación extrajudicial
con acuerdo al juez a efectos de concluir el proceso. En el caso que la concilia-
ción fuese parcial y alcance únicamente a algunas de las pretensiones dejando
otras sin resolver, deberá procederse de acuerdo a lo normado en el artículo
327 del Código Procesal Civil, siendo que el proceso continuará respecto de
las pretensiones no afectadas.

VII. DE LOS ACUERDOS PARCIALES


De la parte final del artículo 327 se colige que si la conciliación extrajudi-
cial presentada al juez es parcial, y ella recae sobre alguna de las pretensiones
o se refiere a alguno o algunos de los litigantes, el proceso continuará respecto
de las pretensiones o de las personas no afectadas. En este caso, se tendrá en
cuenta lo normado sobre intervención de tercero.

1. Acuerdos parciales sobre las pretensiones pero no sobre los sujetos


El vigente artículo 17 de la Ley Nº 26872, Ley de Conciliación, precisa
que si la conciliación concluye con acuerdo parcial, solo puede soli-
citarse tutela jurisdiccional efectiva por las diferencias no resueltas.
Ello supone que existe la posibilidad de que, en caso nos encontremos con
una pluralidad de pretensiones y solo se llegase a acuerdos sobre algunas de
ellas, las pretensiones no resueltas deberán ser resueltas en sede jurisdiccional
mediante la consecución del proceso respecto a ellas en tanto no se encuen-
tran bajo los alcances del acuerdo conciliatorio parcial que únicamente tendrá
efectos de conclusión especial del proceso para aquellas pretensiones que sí
fueron resueltas –aunque parcialmente– en sede conciliatoria.
Originariamente, el derogado Reglamento de la Ley de Conciliación,
aprobado por Decreto Supremo Nº 001-98-JUS señalaba expresamente en su
artículo 7 que, por el resultado del trámite, la conciliación podía ser parcial
cuando las partes se han puesto de acuerdo respecto de alguno o algu-
nos de los puntos controvertidos, dejando otros sin resolver; o cuando,
existiendo una pluralidad de sujetos, existe acuerdo conciliatorio solo
entre algunos de ellos. Es decir, a nivel de procedimiento conciliatorio se
contemplaba la posibilidad de que los acuerdos parciales fueran arribados
tanto a nivel de puntos controvertidos como de sujetos intervinientes en la
controversia. Actualmente los acuerdos parciales se refieren exclusivamente

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El empleo de la conciliación extrajudicial como forma especial de conclusión de un proceso civil

a la posibilidad de conciliar extrajudicialmente algunas de las controversias


mas no hay referencia legal expresa respecto a la posibilidad de conciliar estas
controversias con algunas de las partes intervinientes, asumiéndose que la
posibilidad de arribar a acuerdos conciliatorios extrajudiciales requiere de la
concurrencia y unanimidad de todas las partes.
Recordemos que al interior del procedimiento conciliatorio extrajudicial
podemos encontrar como sujetos procedimentales al solicitante y al invi-
tado, los que al judicializarse la controversia, actuarán en sede jurisdiccional
como partes procesales en su condición de demandante y como deman-
dado respectivamente. En ambos casos, no existirá inconveniente alguno para
que estén integradas por una pluralidad de personas, pero el artículo 18 de la
Ley Nº 26872 es claro al señalar, en el caso de la concurrencia de varios titu-
lares del derecho en discusión, que cuando la parte está conformada por
varios sujetos titulares del derecho en discusión, el Acta deberá con-
tener la voluntad expresada por cada uno de ellos, añadiendo que en el
caso del apoderado común, este debe contar con facultades especiales
para conciliar. Por otro lado, el artículo 14 de la Ley Nº 26872 reafirma la
exigencia de la concurrencia personal a la audiencia, habilitando a actuar a
través de apoderado común cuando una de las partes esté conformada por
cinco o más personas.
En otras palabras, cuando una parte –sea esta solicitante o invitada– esté
compuesta por una pluralidad de sujetos titulares del derecho en discusión, se
hace necesaria la concurrencia de todas las partes que la componen para poder
realizar la audiencia de conciliación extrajudicial. Una vez verificada la con-
currencia, se requerirá de unanimidad para cualquier tipo de acto de disposi-
ción sobre el derecho disponible en discusión en caso de querer llegarse a un
acuerdo. En este sentido, una sugerencia procedimental a nivel extrajudicial
es intentar arribar a acuerdos conciliatorios a través del inicio de procedimien-
tos conciliatorios de manera individual con cada una de las partes, a fin de
evitar el hecho que se frustre la posibilidad de llegar a un acuerdo al tener que
contar con la concurrencia de la totalidad de las partes o la unanimidad.

2. Intervención de terceros
Por otro lado, el artículo 15 in fine del Reglamento de la Ley de concilia-
ción, aprobado por Decreto Supremo Nº 014-2008-JUS señala que en caso
el acuerdo al que pudieran arribar las partes afecte el derecho de terce-
ros, para continuar la audiencia de conciliación estos deberán ser cita-
dos e incorporados al procedimiento conciliatorio. En caso los terce-
ros a pesar de estar válidamente notificados no asistan a la audiencia

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F. Martín Pinedo Aubián / La conciliación extrajudicial

convocada, las partes podrán llegar a acuerdos sobre las materias que
únicamente los afecte a ellos. En otras palabras, de verificarse la posibilidad
de que el acuerdo conciliatorio afecte derecho de terceros, los terceros deben
ser incorporados necesariamente al procedimiento conciliatorio y, en caso de
no contar con su concurrencia, la audiencia puede llevarse a cabo sobre las
materias en las que no se afecte el derecho de terceros.
Precisemos que la intervención de terceros es una institución procesal por
la que un sujeto que no es parte material y/o procesal en un proceso, se le per-
mite ingresar al mismo, debido al hecho que tiene un interés jurídicamente
relevante, directo o indirecto en su resultado. Los presupuestos de la proce-
dencia de la intervención por adhesión son: i) que debe existir y estar todavía
pendiente una controversia, el llamado proceso principal, entre otras per-
sonas, siendo que el proceso principal será, por lo regular, un procedimiento
de sentencia; ii) el proceso principal debe ya estar pendiente; es decir, estar
notificada la demanda o presentada la solicitud o debe llegar a pendiente
junto con la adhesión del interviniente adherente; iii) el proceso principal
debe estar todavía pendiente, pues no hay intervención después de la resolu-
ción de la controversia con autoridad de cosa juzgada; pero sí cabe todavía en
la instancia de apelación o de revisión, en tanto el recurso es en sí admisible;
iv) el proceso principal debe estar pendiente entre otras personas, pues no es
posible adherirse como interviniente adherente a sí mismo o a la parte legal-
mente representada por uno mismo, y si el interviniente adherente llegase a
ser parte posteriormente, por ejemplo, a causa de herencia o traspaso del pro-
ceso a él, entonces cesa la procedencia de la intervención por adhesión; y v) el
interviniente adherente debe tener de acuerdo con las afirmaciones de parte,
presentadas en el proceso principal, un interés jurídico en la victoria de la
parte principal (llamado causa de la intervención). Un interés de esta clase
se da siempre cuando el interviniente adherente está en tal relación jurídica
con las partes o el objeto del proceso principal, que una sentencia desfavorable
para la parte principal influiría, de algún modo, jurídicamente y para su detri-
mento, en su situación jurídica, de derecho privado o público(212).
Concluyendo, y de acuerdo a lo señalado por el artículo 101 del Código
Procesal Civil, podríamos afirmar que cualquier tercero no podrá incorporarse
a un proceso, sino que deberá acreditar una serie de requisitos para la proce-
dencia de su pedido: i) que exista conexidad entre la pretensión del tercero y
la pretensión de las partes procesales; ii) que el tercero debe alegar un interés

(212) ROSEMBERG, Leo. Tratado de Derecho Procesal Civil. Introducción. Libro primero. Traducción de Ángela
Romera Vela, ARA, Lima, 2007, pp. 303-306.

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El empleo de la conciliación extrajudicial como forma especial de conclusión de un proceso civil

propio y actual en el proceso; iii) que el interés invocado por el tercero sea
legítimo, y iv) que exista un proceso entre las partes procesales pendiente de
resolución.

VIII. CONCLUSIONES
Vemos que es factible el empleo de la conciliación extrajudicial a fin
de intentar la conclusión –de manera especial– de un proceso judicial. No
importa si se agotó el requisito de procedibilidad previo o este no resultaba
exigible al momento de interponerse la demanda, la premisa será que exis-
tiendo una relación jurídica procesal válida, cualquiera de las partes podrá
intentar poner fin a la controversia de manera distinta a la expedición de una
sentencia, pudiendo realizarse este acto siempre y cuando no exista sentencia
firme y consentida, aun durante el trámite de apelación de sentencia.
A diferencia de la exigencia de la solicitud conjunta –del demandante
y del demandado– para la convocatoria a una audiencia de conciliación que
impera en el empleo de la conciliación procesal, en la conciliación extrajudi-
cial vemos que el pedido puede ser formulado ante un centro de conciliación
de manera individual e inclusive no existe limitación para que, acogiéndonos a
la regulación procedimental específica, la solicitud de conciliación se presente
de manera conjunta.
Queda claro que no importa si una controversia se encuentra judiciali-
zada, pues las partes pueden considerar el empleo de la conciliación extraju-
dicial a fin de intentar resolver sus controversias de manera dialogada y, de
ser posible, de manera mutuamente satisfactoria, a fin de concluir un pro-
ceso judicial que solo puede darles la seguridad de que únicamente una de las
partes saldría vencedora (sin la seguridad de que se sienta así) luego de inter-
minables articulaciones procesales en un insufrible sistema de pluralidad de
instancias. La práctica nos demuestra que cuando hay un juicio no siempre
debemos esperar de manera pasiva que todo sea resuelto por el juez y pode-
mos hacer un último esfuerzo que nos devuelva la paz de manera más rápida;
porque a veces termina resultando cierto lo de “más vale un (no tan) mal arre-
glo que un buen juicio”.

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