La mediación judicial en la Provincia de Buenos Aires[1]
Por Patricio Maraniello(*)Sumario: Introducción. I. Análisis de la ley 13.951 de la provincia de
Buenos Aires. II. Decreto reglamentario. III. Semejanzas y diferencias con la normativa nacional. IV. A modo de conclusión.- Introducción
La Ley 13.951, dictada con fecha 23 de diciembre del 2008 publicado en el Boletín Oficial con fecha 10 de febrero del año 2009, incorpora al sistema judicial de la Provincia de Buenos Aires la instancia de la mediación previa obligatoria, la que ya viene siendo adoptada por la Justicia Nacional desde la sanción del decreto 91/98.-
El presente trabajo se divide en dos partes, la primera es referenciar los aspectos más destacados de esta normativa y de su decreto reglamentario para luego en la segunda parte tratar de señalar las diferencias más notorias que posee con la ley nacional (ley 26.589), todo ello para lograr efectuar una consideración acerca de su implementación y su resultado a futuro.- I. Análisis de la ley 13951 de la provincia de Buenos Aires
La novel ley de mediación de la provincia de Buenos Aires contiene 42 artículos y aporta un método alternativo de resolución de conflictos, o sea acercando a las partes en disidencia ante una persona neutral y ajena al mismo, que luego de una o varias reuniones (llamadas audiencias) celebradas fuera del ámbito judicial tratará de culminar con la contienda sin necesidad –en principio- de recurrir al órgano judicial.-
Hecho esto, aclaramos que este procedimiento (mediación) está basado en principios que resultan de suma importancia, tales como la neutralidad, la imparcialidad y el consentimiento informado, resultando en este estado de imperiosa necesidad agregar que la misma ley dispone los casos en que su aplicación resulta optativa como también excluida.-
Sin perjuicio de ello, destaca la normativa que las partes pueden acordar someterse a una mediación privada en forma previa a la obligatoria, la cual no habilita la instancia judicial.-
Además, la ley establece el procedimiento que debe seguir el peticionario desde el momento en que decide instar este proceso, o sea, donde debe presentarse para sortear un mediador (aunque también las partes pueden elegir uno entre los inscriptos) y un Juzgado donde tramitará la causa enumerando asimismo los formulismos que debe adoptar el profesional cuando llega a sus manos el formulario respectivo en el que se lo designa.-
Adviértase que una vez finalizada esta etapa se labra un acta – con tantas copias como partes intervinientes- en la cual debe asentarse el resultado de la misma: si hubo acuerdo debe consignarse los términos del mismo y si no lo hubo basta con dejarse sentado dicha imposibilidad.-
Dicha acta, cualquiera fuera el resultado debe ser suscripta por la totalidad de partes, los letrados que las asisten (requisito obligatorio para comparecer) y por supuesto por el mediador.-
Para el caso de existir un acuerdo, el mismo debe ser presentado ante el Juzgado a los fines de requerir su homologación, pudiendo el Juez –si no comparte lo decidido- rechazarlo (quedando así expedita la vía) o devolverlo al mediador a los fines de que efectúe uno nuevo con las observaciones dadas.-
Una vez que estamos frente a un acuerdo homologado por el Juez, su incumplimiento resulta ejecutable por la vía de la ejecución de la sentencia, pudiendo además imponerse multas a favor del requirente por la omisión.-
Distinto es el caso de la inexistencia de acuerdo, dado que con el acta (con las pautas ya mencionadas) queda el peticionario habilitado para presentarse ante la Justicia para interponer la demanda.-
También, por dicha ley se crea el Registro Provincial de Mediadores (para su aplicación) y un Fondo de Financiamiento, además se deja sentado los requisitos necesarios para actuar como mediador obligatorio, las causales de recusación con causa o excusación y las incompatibilidades para actuar, refiriéndose por separado a los requisitos para actuar en las voluntarias.-
En torno a las medidas cautelares, resulta más que claro el articulado, dado que dispone que el inicio de la mediación no resulta incompatible con el requerimiento de las mismas por ante el Tribunal.-
La retribución del mediador (suma fija fijada reglamentariamente) que es a cargo de quien surja del convenio o sino se desprende de él en partes iguales, - a falta de convenio si ellos se presentan ante el Juez de la causa para la regulación de los emolumentos- se aplicarán las normas de la ley de honorarios de la Provincia de Buenos Aires.-
Finalmente, cabe destacar que la mediación obligatoria tiene carácter de intimación con los efectos previstos en el segundo párrafo del art. 3986 del Código Civil.-
II. Decreto Reglamentario
Con fecha 02 de diciembre de 2010 se suscribió el decreto 2530, el cual reglamenta la mencionada ley de mediación, designando al Ministerio de Justicia y de Seguridad como su autoridad de aplicación.-
En dicho decreto no se incorpora ninguna otra cuestión sobre el tema, limitándose a tratar cada uno de los articulados de la ley en forma más detallada a los fines de reglamentar su ejecución.-
III. Semejanzas y diferencias con la normativa nacional
Tal como previamente se mencionara, resulta importante realizar una comparación entre la normativa provincial con el que a la fecha se encuentra vigente en el ámbito nacional, especialmente la ultima modificación realizada por la ley 26.589, cuyo decreto reglamentario aún no ha sido dictado.-
En la citada ley nacional, en su artículo 55 ha incorporado un segundo párrafo al inciso 1 del art. 360 del CPCCN, donde establece lo siguiente: “..El juez podrá, si la naturaleza y el estado del conflicto lo justifican, derivar a las partes a mediación. En este supuesto, se suspenderá el procedimiento por treinta (30) días contados a partir de la notificación del mediador a impulso de cualquiera de las partes. Vencido este plazo, se reanudará el procedimiento a pedido de cualquiera de las partes, lo que dispondrá el juez sin sustanciación, mediante auto que se notificará a la contraria….”.-
En primer término debemos decir que la etapa de mediación no es obligatoria para el juez sino es una herramienta facultativa, siempre que la naturaleza de la acción y el estado del conflicto lo justifique. En cuanto a la naturaleza de la acción, no resulta conveniente su implementación en juicios sumarísimos urgentes, mientras que en el estado del conflicto, no se visualiza beneficioso si la cuestión está muy avanzada donde la resolución de la causa es inminente y las partes han expresado ampliamente su posición, transformando a la medida en una mera dilación del proceso.-
Si tomamos en cuenta la posición de imparcialidad que debe asumir el juez a lo largo del proceso, no es adecuado encomendar a éste esta fase conciliatoria, pues no estaría en condiciones de procurar convencer a las partes ni de hacerles propuestas concretas para llegar a la conciliación; por ello, el párrafo transcrito encomienda esta función a un mediador.-
Para que dicho conciliador desempeñe realmente su función, deberá conocer con toda amplitud el litigio planteado por las partes en sus escritos de demanda y contestación y, en su caso, reconvención y contestación a ésta; asimismo, deberá sugerir alternativas de solución que resulten equitativas y prácticas para las partes[2]. Si se limita a preguntarles si no han llegado a una conciliación, ésta difícilmente se logrará y ni el conciliador ni la audiencia estarán cumpliendo con la función que les atribuye la ley. [3]
El convenio al que las partes lleguen en caso de conciliación tendrá la autoridad y eficacia de una sentencia firme, por lo que, si aquél, es incumplido, la parte interesada podrá solicitar su ejecución en la vía de apremio.[4]
Ahora bien, es cierto que de la lectura de ambas normativas se desprende que las mismas tienen la misma finalidad (acercar a las partes a una persona con título idóneo y neutral para dirimir una contienda en forma extrajudicial), pero no es menos cierto que de una lectura detallada se desprende que las mismas resultan diferentes en varios aspectos, motivo lo cual trataré de vislumbrar a continuación algunos de los parámetros más destacados.-
Primeramente, destáquese que en ambas leyes se dispone que el procedimiento de mediación es de carácter obligatorio, apareciendo en la ley provincial la figura de la mediación voluntaria que puede realizarse en forma optativa con anterioridad a la obligatoria pero que no habilita la instancia.-
Por otro lado, la ley provincial dispone que todos los acuerdos arribados en mediación deben ser homologados por el Juez sorteado, estableciéndose en la ley nacional que solamente se debe realizar tal acto cuando alguno de los involucrados fuese un menor de edad o un incapaz (interviniendo en la causa el Ministerio Pupilar), por lo que el convenio en sí mismo desde el momento en que es suscripto es ejecutable.-
Asimismo, la ley provincial establece que el mediador interviniente puede ser sorteado o elegido por ambas partes, estableciéndose en la nacional que el mismo puede resultar de un sorteo, de la elección de las partes o por el demandado cuando le llega el listado de los propuestos por el demandante.-
Agrega la ley nacional la posibilidad que actúen en la mediación profesionales asistentes al mediador (formados en disciplinas afines al conflicto)y siempre que se cuente con el consentimiento previo de la totalidad de partes intervinientes, participación ésta que no es contemplada en la provincial.-
Además solamente en la nacional se estipula un plazo de caducidad de instancia de un (1) año desde que se cerró la mediación para el caso de que no se inicie la causa.-
Ahora bien, en este aspecto la ley nacional es más que novedosa, como ya si dijo, dado que incorpora en el Código Procesal Civil y Comercial una facultad que el Juzgador con anterioridad no tenía, habilitándolo durante la tramitación del proceso a derivarlo otra vez a mediación ya sea durante la celebración de la audiencia del artículo 360 (audiencia preliminar) o cuando las circunstancias del caso así lo aconsejaren.-
En tales supuestos, los plazos procesales se suspenden por de 30 días contados a partir de la notificación al mediador a impulso de cualquiera de las partes y se reanudarán una vez vencido, aunque claro está que dicho plazo resulta prorrogable por acuerdo expreso.-
En lo que hace al acta de mediación de la ley nacional, la misma requiere una serie de requisitos que no son contempladas en la ley provincial, encontrando en el tema de las notificaciones una serie de diferencias bastantes notorias en ambos articulados.-
En tal sentido, adviértase que la ley nacional dispone que las diligencias tendientes a notificar la audiencia deben ser diligenciadas con tres días de antelación (al igual que a las audiencias para absolver posiciones o prestar declaración testimonial en los juicios en trámite), ampliándose a cinco días en la ley provincial, además del hecho de que faculta ésta última al mediador a designar oficiales “ad hoc”.-
A mayor abundamiento, destáquese que la ley provincial dispone que el domicilio al que se notifica la audiencia de mediación debe coincidir con el que se le notificará la demanda si se iniciare el expediente, lo que no se desprende de la actual ley nacional y si en la anterior vigente (24.573).-
Por último y no menos importante resulta ser el caso de los juicios de familia, dado que la ley nacional establece que la misma comprende las controversias patrimoniales y las extrapatrimoniales originadas en esas relaciones que involucren intereses de sus miembros o se relacionen con la subsistencia del vínculo matrimonial.- IV. A modo de conclusión
Luego de un somero análisis de la normativa existente creemos que la incorporación de este sistema a la Justicia Provincial resultará beneficiosa, tal como lo fue en la Capital Federal a través de tantos años de aplicación.-
Con solo observar a nuestro alrededor advertimos que una de las consecuencias de la vida en sociedad es la proliferación de los conflictos, los cuales son inherentes a la naturaleza humana, lo que conlleva a que las personas en disidencia tengan la necesidad de recurrir a la justicia a los fines de encontrar una solución y por eso la gran cantidad de expedientes en trámites por ante los Juzgados.-
Todo ello, nos lleva a creer que con la implementación de este sistema se logrará– o al menos intentará- que los justiciables encuentren una respuesta inmediata a sus reclamos en una forma más rápida y personalizada que el largo tramite de un expediente, además resultar una aire fresco para nuestros tribunales donde la cantidad de causas en trámite resulta ser un verdadero flagelo que convive diariamente en la mayoría de los juzgados de nuestro país.-
(*)Profesor de Grado y de Posgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Profesor Titular de la Universidad de Concepción del Uruguay. Profesor del Doctorado de la Universidad del Salvador. Profesor de la Escuela de la Asociación de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Nación y del Consejo de la Magistratura de la Nación. [1]Agradezco la invalorable colaboración de la Dra. Valeria Andraca. [2]OVALLE FAVELA, José: ”La audiencia previa y de conciliación en el código procesal civil del distrito federal”. México. DF. [3] Maraniello, Patricio: “Los nuevos alcances de la audiencia preliminar conforme la Ley 26.589”, www.eldial.com.ar, del03/06/2010. (elDial.com - DC1376) [4]OVALLE FAVELA, José, op.cit.