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LECTURAS
TALLER DE PREPARACIÓN PARA
DIRECCIÓN GENERAL DE ADOPCIONES 1
SOLICITANTES DE ADOPCIÓN
2018
4° MÓDULO:
“ADOPCIONES ESPECIALES”
2018
Dirección de Capacitación y
Registro de la Información
ADOPCIONES ESPECIALES
Antecedentes
El 30 de diciembre de 2002, se reguló por primera vez el trámite de los procedimientos de
designación directa, para los casos de “Adopciones Prioritarias”, se denominaba así en ese
entonces. A finales del año 2003, se elabora una estrategia comunicacional denominada
“Ángeles que Aguardan”, a fin de sensibilizar a la sociedad sobre la adopción de niños y
niñas mayores de 9 años, niños y niñas con habilidades especiales, adolescentes, grupos 2
de hermanos y niños, niñas y adolescentes con problemas de salud.
d) Niñas, niños mayores de seis (6) años de edad. (M): En este grupo se registran
niños y niñas entre 6 y 12 años cumplidos que desean una familia y verbalizan su
deseo expresamente. Son niños/as que por lo general se encuentran sanos, sólo
con las características propias de la institucionalización.
Jorge de 6 años animó a sus inexpertos padres a sentir la empatía inicial del vínculo
paterno filial, pues además de ofrecer un decidido abrazo a su madre, identificó que su
padre no sabía cómo actuar, si mirarlos desde la distancia o acercarse para disfrutar del
abrazo que habían iniciado, así extendió su mano en claro símbolo de invitación,
diciéndole “papá”.
Testimonio de un Padre:
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El breve testimonio de este padre también nos habla en el mismo sentido: “Estábamos
viendo una película con la nena, no sabía qué hacer para iniciar la comunicación. De
repente de una manera espontánea, ella se sentó en mis piernas y apoyó su mejilla sobre
la mía. Fue una cosa mágica, como si una varita me tocara el corazón”, relata Raúl
emocionado”.
Testimonio de una Madre:
Cuando yo la vi la primera vez y ella se acercó y no me miraba me pareció que la empatía
iba a fracasar y ¿cómo pude empatizar con mi hija?, por algo que el Señor me envió,
estuve una hora u hora y media y ya era la hora del almuerzo, me preguntaron si le quería
dar de almorzar y para mí era un milagro, subimos a una habitación donde tenía que darle
de almorzar, estábamos solamente las dos, ella comía muy bien pero igualito, con una
seriedad tal que no quería mirarme y una mosca se metió como obra de Dios a rondar la
comida y la mosca me fastidiaba y yo espanté la mosca como cualquiera y a ella le pareció
gracioso ese movimiento de mi mamo y yo lo repetí muchas veces pero ya con gestos de
gracia y empezó a reírse y ahí recién me miró, y la mosquita regresaba y regresaba a pesar
de que estábamos cerca de una ventana, y yo pude, con eso, empatizar con mi hija. Digo
bendita mosca a pesar de que tanto las odiamos pero en este caso fue lo necesario para
poder empatizar con ella.
Esta niña que en ese momento en nada me miraba se pudo convertir en mi hija.
DECISIÓN DE SER FAMILIA
“Hay consenso en que para poder adoptar a grupos de hermanos y a pre púberes hay que
tener muchas ganas, espacio físico, recursos económicos acordes, acompañamiento de la
red familiar o social. Como el niño también carga con sus tiempos y condiciones, se
requiere […] de una disponibilidad afectiva muy grande de los/as adoptantes […] así como,
flexibilidad y disponibilidad para pedir ayuda cuando se necesite.
Los niños, niñas y adolescentes que son adoptados grandes vienen de largas situaciones
de vulnerabilidad y con demasiadas carencias. Por eso, cuando encuentran una nueva
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familia que además de amor los llena de confort material, muchas veces tardan en
adaptarse. En general, necesitan un tiempo para aprender a valorar las cosas y a
compartirlas, porque nunca tuvieron nada propio.
También son habituales los problemas de aprendizaje y las complicaciones en el
cumplimiento de normas y pautas familiares [...] asimismo, en las familias hay normas con
respecto a la intimidad y la sexualidad que los chicos desconocen y que tienen que
aprender. 10
[…] durante el primer tiempo de convivencia, los niños, niñas y adolescentes suelen poner
a prueba a los padres para asegurarse de que no los van a abandonar, y es allí donde se les
aconseja brindarles la contención necesaria para que entiendan que se ha formado una
familia para toda la vida. En ocasiones será necesario asegurarles que si los padres salen
de casa, volverán, porque ellos necesitan esa seguridad”.
Poco a poco van adaptándose, buscando su lugar pues todo es nuevo, es un mundo
nuevo, es una nueva familia en la que cada uno de sus integrantes tendrá oportunidad de
descubrir y descubrirse cada día.
“En los grupos de hermanos, por lo general, como han tenido que superar situaciones
complejas, desarrollan un vínculo de supervivencia y se cuidan mutuamente”, donde es
frecuente que el/la mayor asume el rol de cuidador/a. Hay que respetar esta estructura de
funcionamiento del grupo, pero a la vez hay que motivarles a experimentar nuevas
situaciones que los llevarán a aprender a jugar sin preocuparse, a dejarse cuidar, querer y
a ser hijos.
Respecto a los niños, niñas y adolescentes con discapacidad, investigaciones realizadas
por Glidden (1991) expone cómo un 87% de un grupo de madres que adoptaron niños con
alguna discapacidad intelectual dijeron que la adopción había cubierto o superado sus
expectativas y, si volvieran atrás volverían a adoptar de nuevo. La mayoría de las familias
manifestaron el impacto positivo que había tenido la adopción en los distintos miembros
de la familia, impacto que ha sido destacado en adopciones de niños con síndrome de
Down, incluso en comparación con familias biológicas con niños de iguales características
(Gath, 1983)
Los aspectos positivos de la adopción de un niño especial en la vida de los adoptantes, la
desmitificación de los niños especiales, donde es necesario afirmar que el hecho de que su
hijo es especial no es ni bueno ni malo, es simplemente un hecho. Puede ser positivo,
dependiendo de cómo los padres tratan con él. En palabras de Col (2003) “… El
diagnóstico es sólo un diagnóstico, un niño especial es sólo un hecho… Lo que realmente
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hará una diferencia es que nosotros, los padres, podemos escribir y volver a escribir el
guion con la calidad y el valor que queremos”.
La revisión de investigaciones nos permite considerar que las adopciones especiales
implican mayores retos o al menos retos diferenciales con respecto a la adopción de niños
y niñas de adopciones regulares, y un aumento del estrés familiar. A pesar de este
aumento de riesgo, la mayoría de estas adopciones tienden a funcionar bien y a mostrar
elevados índices de satisfacción en un buen número de familias. Cabe señalar que una 11
variable que se destaca, situándose como llave del éxito en las adopciones especiales, son
las expectativas. (Berástegui, 2012) por lo que es necesario tener expectativas realistas,
claras y flexibles y una herramienta importante es la voluntad y la mirada a estos niños,
niñas y adolescentes desde otra óptica.
Hablar de generalidades nos impide conocer la particular belleza de lo individual. Cuando
hablamos de las adopciones especiales se puede entender que se trata de un grupo de
niñas, niños y adolescentes que por sus especificidades, su adopción resulta difícil o
imposible. Pero existe el convencimiento de que cuando a estas niñas, niños y
adolescentes se les conoce “personalmente” a través de su expediente, dejan de ser un
caso para convertirse en ese niño, niña, hermanitos/as o adolescente que podría ser su
hijo y su hija.
Considerar…
Que, ni la temprana edad de la adopción asegura el bienestar, ni la edad avanzada asegura
el fracaso, aunque mayor sea la edad, mayor es la probabilidad que el niño haya vivido
situaciones de privación o maltrato y más se diferenciará el ejercicio de la parentalidad del
rol normativo (Mac, Ross y Goldberg, 2010) lo que quiere decir que son roles diferentes en
la crianza, que con un adecuado acompañamiento post adoptivo y uso de redes de
soporte, éstas son superables.
RECORDANDO LAS ETAPAS DEL PROCESO DE ADAPTACIÓN
En el tercer tema del Taller “Preparándonos para la convivencia y compartiendo un
proyecto de vida”, se mencionó que generalmente la adaptación de los niños, niñas y
adolescentes a su nueva familia pasa por tres etapas, que se denominan:
- Pseudo adaptación
- Rebelión o crisis
- Integración definitiva o rechazo.
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Por eso no es de extrañar que a pesar de la gran necesidad de afecto que tienen
esperen ser expulsados de la familia. Estos niños padecen agudos sentimientos de
abandono que no se transforma con sólo integrarse a una familia. Estos niños y
niñas, llevan impreso un modelo de familia abandónico y tenderán a repetir
conductas que respondan a sus fantasías de abandono en el nuevo grupo familiar.
Creen que tarde o temprano volverán a ser abandonados porque no se sienten
seguros y dignos de ser amados. El niño, niña o adolescente, tiene que pasar por
un proceso complejo hasta llegar a comprender y aceptar que está viviendo una
situación diferente a su hogar de origen y que no volverá a vivir un nuevo
abandono.
3. La integración o rechazo del niño, niña y/o adolescente, cuenta con los siguientes
factores:
La compatibilidad entre el adoptado y los adoptantes, estos requieren
mayor equilibrio emocional, para establecer un laborioso juego de
relaciones.
El criterio de realidad, que debe estar presente para no esperar que el
hijo/a adoptivo/a no sea un modelo de perfección, ni que se cumplan a
través de él sus deseos irrealizados y sobre todo para no esperar un
agradecimiento especial por “darle una familia”.
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Le he puesto “El Milagro de ser mamá”, porque muchas veces vemos el gran milagro que
se pueda crear un niño/a en el vientre de una madre, pero también ser madre adoptiva es
un milagro, porque cada día que pasa, uno se convence más de que, es la madre real de
esa criatura y es algo que sucede no en el momento de la fecundación sino un milagro que
se cumple cada día, es el milagro de ser madre adoptiva.
A mi hija yo la he adoptado hace seis años, la he recibido del programa de adopciones
especiales “Ángeles que Aguardan”. Ella tenía dos años cuando se convirtió en mi hija, ella
estaba en el programa de adopciones especiales por un problema de nacimiento que tenía
en la cadera y un acortamiento en su pierna izquierda que no le permitía caminar como
cualquier niña y además otros problemas de ausencia de uno de los huesos.
(…) Yo me preguntaba si siendo soltera podía adoptarla y la respuesta era sí. En ese
tiempo los procesos eran diferentes, estamos hablando de hace seis años, yo pude tener
acceso en una página web de algunos datos muy ligeros, escuetos, sobre la condición de la
niña, decía la edad que tenía. En ese tiempo, tenía un año y tres meses; qué es lo que tenía
en líneas generales y con esa información pude iniciar el proceso ya eligiendo a la niña “Yo
quiero ser evaluada para ser madre de esta niña”, en ese tiempo era así; tengo entendido
que ahora el proceso ha cambiado, ahora necesitamos ser declarados aptos para recién
tener acceso a la base de datos y me parece muy bien porque la base de datos era algo
muy público y yo creo que no era lo correcto.
Bueno el proceso de adopción es largo en algunos casos, pero no es imposible. Cuando uno
está apostando por un proyecto de vida, de convertirse en padre, hay varios sacrificios que
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hay que hacer y yo creo que todos los padres tienen que hacer esos sacrificios en toda la
vida.
M.P. en el primer encuentro que tuvimos tenía dos añitos, es de Cusco, ella dice que nació
en Machu Picchu y está orgullosa de su lugar de origen. Era una niña con todas las
características de una niña de la sierra, chaposita, pequeñita, una niña muy retraída,
aunque me habían dicho que era una niña muy alegre, que le gustaba estar acompañada,
pero sin embargo cuando la conocí ella no me miraba a pesar de que había tenido la 14
concientización de que yo iba a llegar, fotos, etc., es un proceso que hacen con los niños,
pero ella no me miraba para nada, pero poco a poco y con algunos gestos empezó a
poderme mirar, a reírse conmigo y para mí fue una experiencia maravillosa. Como yo soy
soltera fui con mi papá para que la conozca, para poder traerla de Cusco y con él sí fue
una empatía completa, rapidísima, con él llegó lo miró y se fue de su mano no sé a dónde y
abrazarlo. Pero la diferencia entre esto y dos días después: era mi hija, ya no quería
separarse de mí. Los tres días iniciales de la empatía son en el mismo lugar de origen, cada
vez que yo me separaba de ella en la mañana o en la tarde, no se quería desprender de mí,
lloraba como cualquier niña que se separa de su mamá, era tanta la necesidad de amor de
ella y la necesidad de dar lo mío, que en dos días ya éramos una familia.
Como les decía, ella tiene un problema para poderse movilizar, ella ha usado esas
muletitas minúsculas antes de que cumpliera los tres años, recuerden que la adopté a los
dos años. Los niños se adaptan a todo tan rápidamente que estaban sus pies en el aire,
aprendió a subir escaleras, se iba a los juegos, ha ido al colegio. Ha recibido varias
cirugías, como mamá ya no adoptiva, sino que como madre, era muy doloroso tenerla en
el hospital San Juan de Dios donde antes no permitían a la madre acompañante; después
de que ella había sido sacada de un hogar, a los tres meses aproximadamente tuvo la
primera cirugía, y la tenía que dejar y me imagino la experiencia de ella de pensar que otra
vez la iban a dejar, que se iba a quedar solita, pero bueno, han sido como 5 ó 6 cirugías en
el transcurso de estos 6 años y ella ha ido evolucionando.
Aquí he puesto este pensamiento sobre la valentía porque yo veo cada día en mi hija esa
valentía de seguir adelante, valentía que me la transmite cada día cuando hay cosas que
no son tan alegres, porque los padres tenemos momentos muy felices o también tenemos
momentos críticos, cuando ella se opera para mí es un momento realmente crítico, pero
ella es tan valiente que cada día me enseña, yo aprendo cada día de ella.
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Valentía es el pensamiento que más vale intentarlo que quedarse con los brazos cruzados
y llorando y resignándonos con el fracaso del proyecto que nunca se intentó, les animo a
intentarlo porque es algo maravilloso ustedes no se lo imaginan.
M.P., ya puede caminar, sube las escaleras sin muletas, cuando terminó inicial tuvo la
valentía de ir a la fiesta de promoción de su colegio, en esa oportunidad llevaba muletas
pero con mi ayuda había momentos en que podía estar sin muletas y pudimos bailar el
vals. Este año ella está casi normal, esto no es sencillo pero es una experiencia realmente 15
hermosa y cada día la experiencia de ser madre es realmente una bendición de Dios.
Ella se llamaba María Pilar cuando [la conocí] en el expediente, yo no he querido cambiar
el nombre porque creo que era lo único que ella traía como propio; toda la vida la habían
llamado María pero se llamaba María Pilar, le arreglé un poquitito y le puse María del
Pilar, a ella le encanta que le digan Pilar, cuando le llaman María dice “no me digan María
porque me hace recordar el hospital, dime Pilar o María del Pilar”, por eso ella es ahora
María del Pilar.
Referencias bibliográficas
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