Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DE
ESTO,
TEMBLABA
PREMISA
ANTES DE ESTO, TEMBLABA
Mi nombre es…
Di tu nombre.
Me invitaron a leer esto. No sé lo que dice. Solo sé que trata del dolor y es una comedia.
Por eso acepté. No he leído esto antes. He leído una versión abreviada para no
sorprenderme. Pero seguro me sorprenderé porque como dije antes, no he leído todo.
fi
fi
Es un juego.
Yo soy Federico.
El día que escribí esto me enteré que me quedaba poco tiempo de vida.
Así que comencé a escribir una carta para que algunas personas sepan que las quiero.
Decir te quiero para mí es cuando miro de frente sin mover mi cara, con los ojos abiertos
y digo te quiero.
Hazlo. Di te quiero.
Te quiero.
Aprendí a tener miedo de decirlo cuando alguien me dijo por primera vez yo no.
Haz un baile.
A veces era simplemente decir una frase cualquiera pensando en que decía te quiero sin
decirlo.
“¿Tienes agua?”
¿Tienes agua?
De las plantas.
De los animales.
De mis amigos y amigas.
Los autos.
Las bicicletas.
No me malentiendan.
Con el tiempo solo apreciaba las cosas que se movían y decía en silencio te quiero.
Y no se podía mover.
Estaba en coma.
Me enamoré de él.
Lo llamaré…
Lázaro.
No sé por qué.
Lázaro ha despertado.
Me miró y sonrío.
Me acerqué.
Me senté a su lado.
Y él sonrío.
Porque me duele.
Lázaro me miró a los ojos y me trato de querer pero lo supe antes que diga algo.
Como silencié al doctor que me dijo que me quedaba poco tiempo de vida.
¿Por mi temblor?
¿Por mi dolor?
¿Por Lázaro?
No le respondí.
No tiembles, dijo.
No tiembles.
Para mi mamá.
Pero eso no quita que piense que si algo quedó en mí de ti fueron tus ganas de
salir adelante y tu forma de bailar salsa como una señora.
Te quiero.
Para mi papá,
Papá, a veces pienso que soy muy parecido a ti. Y tengo miedo.
Pero eso no quita que te agradezca esa habilidad de cocinar y reírme de todo
aunque no de risa.
Te quiero.
Para mi sobrina,
Sobrina, a veces pienso que si hubiese podido tener una hija, quiero que sea
como tú.
Te quiero.
Para mi amante,
A veces te quiero.
A veces no.
Para el teatro,
Te quiero
Para mí,
Federico, no tiembles.
Yo te quiero.
Inclusive yo.
Yo te quiero.
Aunque tú no lo hagas.
Pero es normal.
Todo mi cuerpo.
Toda mi mente.
Todo se mezcla.
A Federico,
No estás solo.
Pero solo tengo mis manos, mi mente y mis ganas de contarte historias.
No leí más.
Y seguía temblando.
Estábamos en pandemia.
Sin nadie.
Todas las personas que se conectan a ver teatro inclusive sin teatro.
Es feliz y a la vez triste. Porque sabes que aunque somos todos felices, en la realidad esa
ceremonia solo tiene valor en nuestros corazones. Pero el corazón no es una ley.
Tú te mueves.
Y yo te quiero.
Así como yo hice con Lázaro y no lo dejé solo allí a pesar de que no tenía vida aparente.
Un día dije: Voy a mostrar esto que escribo y voy a llamar a un actor o actriz que me
conozca aunque sea un poco.
Y tiemblo.
fi
Cuando entrego esta carta a este actor o actriz, ya estoy en una clínica.
Mi asistente que en realidad es un amigo que le digo asistente para sentirme importante
me ayuda a poner el Zoom para ver esto.
Y tiemblo.
Y yo quiero a mi historia.
Eso pienso.
No lo quería ver.
Pero él entra.
Me dice: No tiembles.
Igual tiemblo.
Me da ternura.
Lo miro.
Se le ve tembloroso.
Le está doliendo.
Termina.
Me mira.
A mi Ángel Guardián,
Ya no me quedaba ninguno.
Se echó conmigo.
Lo miré abrazándome.
Y empezó a temblar.
Le dije no tiembles.
Te quiero, Lázaro.
Te quiero.
No me muevo.
Por leerme.
O vivo.
Porque esto es una historia.
Yo,
Di tu nombre.
Hoy,
Di la fecha de hoy.
Soy Federico.
Te quiero.
fi