Está en la página 1de 40

“UN POCO DE MI POESIA”

© 2022, Jose Manuel Ferrer Chango


Todos los derechos reservados.

No se permite la reproducción, el almacenamiento, la trasmisión o la


transformación de este libro, parcial o totalmente, en cualquier forma
o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante
fotocopias, digitalización u otros medios, sin el permiso previo y por
escrito del Autor.

e-mail del Autor: jmferrerch@hotmail.com


Dedico este breve libro a todas las personas que Dios y la vida han puesto en mi camino.
Todas de un modo u otro, de manera sutil o notoria, voluntaria o involuntariamente, han
marcado mi existencia, me han hecho lo que soy y me han llevado donde estoy.
A todos Uds., muchas gracias por existir.

Y mis palabras presentes, el libro de vida que escribo todos los días son para Lilia y Jesús
David, mi esposa y mi hijo. Junto a ellos “escribo” mi familia: la que espero sea mi mejor
obra. Que mi futuro sea con ustedes. Los amo!

J.M. Ferrer Chango


A modo de prefacio…
Este libro comencé a escribirlo hace muchos años, más de 25 ya. Cuando entonces
estudiaba Medicina en la universidad y lo que comenzó como un ejercicio ocasional para
relajarme ante el estrés propio de la carrera, terminó convirtiéndose en un hábito más
frecuente. Como todo aquel que escribe, supongo, tuve épocas prolíficas y otras de sequía,
y eso me llevó a ocuparme tantos años en una obra modesta. Pero lo importante para mí era
escribir cuando me sentía con ánimo de hacerlo, no había apuros por así decirlo (aunque
hubo personas que me aupaban a escribir más e incluso a publicar lo que escribía). Creo que
ahorita es buen momento para complacerlos. Con la actitud reflexiva y amplia que dan los
años, he vuelto a releer esos textos tanto tiempo después de haber sido escritos y como dice
la ranchera “recordé tantas cosas que creía olvidadas” y me han hecho sonreír. Bueno, como
dicen por ahí, recordar es vivir.

Escribía de muchas cosas, pero principalmente sobre el amor. Pensaba que el mundo ya
estaba lleno de tantas desgracias y cosas tristes, que escribir sobre eso no me llamaba mucho
la atención. Curiosamente (o quizá no) abundan tanto de lo malo precisamente porque hay
poco amor entre las personas. Así que hacer alegoría a ese sentimiento me parecía algo obvio
al momento de escribir. Y lo hacía sobre el amor en todas sus formas: sufrido o gozoso, tierno
o pasional, solitario o correspondido, sutil o intenso, fugaz o eterno…

Obviamente, no todo lo escrito en este libro es una vivencia personal (mi vida no es tan
intensa, ni interesante). Escribía sobre mis experiencias y también sobre las de otras
personas. Incluso más de una vez, escribí para personas que querían ver ese momento
especial de su vida plasmado en un papel y quedaron satisfechas con el resultado final.
También escribí de otras historias sin que lo supieran sus protagonistas… quizás lleguen a
reconocerse en algunos de los poemas de este libro ;-)

Espero que esta tarea pendiente de formalizar un libro me haya quedado bien; lo hice con
el mismo entusiasmo que puse hace veintitantos años. Sólo el tiempo y quienes ocupen el
suyo leyéndolo, lo dirán.

El Autor.
“Mientras dormía”

Un día mientras dormía


salí a buscarte en mi sueño
a pretender ser tu dueño
cuando supe que te quería.

Y mientras te buscaba
con malicia te escondías
y en silencio te sonreías
cuando yo desesperaba.

Perdido en la esperanza
de poderte encontrar,
antes de despertar
mi tormenta se amansa.

De pronto, un arco de colores


me señala el camino
para llegar a mi destino
nadando en un mar de flores.

Mis ojos llegaron riendo


pero ya te habías ido,
¡que loca cosa sin sentido
esto que estoy viviendo!

Y a donde menos veía


este ciego te ha encontrado:
nunca hubiera pensado
que a mi lado estaría.

Y al tenerte a mi lado
mi deseo llega al desespero
y voy a darte un beso, pero…
que mala suerte: he despertado!
“Simplemente para tí”

Tal vez lo que diga ahora


esté fuera de su lugar
pero no me puedo perdonar
olvidarte en esta hora.

Pero debiera corregirme


porque en verdad no te he olvidado
(pero tú tampoco me has llamado
y eso ha hecho mal sentirme).

Pero dejo a un lado lo triste


para poder alegrar tu momento
y decir a través del sentimiento
que mi cariño por tí si existe.

Cómo olvidarme de tí,


de mi amiga de ojos bellos,
si preso de sus destellos
contigo sueños compartí.

Y esta carta (?) es para llamarte


y suspirarte algunas cosas
- como tú simpáticas y odiosas -
además de felicitarte.

Porque siento a las riberas de mi mente


hacerse débiles para contener
al caudal de elogios que llego a creer
te hará sonrojar con su torrente.

Y debería comenzar por decir


algo que me “atormenta” de tí:
por favor no te sonrías así
que si no es para mí me hace sufrir.

Y pienso que decirte hermosa


sería como llover sobre mojado:
de repente, el poeta está desesperado
buscando lo que defina esta cosa.
Seguramente creerás que exagero
pero tengo los celos de un niño:
en tu jerarquía de cariño
quiero estar de primero.

Y no soy un mentiroso
cuando termino mi faena
aludiendo a tu piel morena
con mi verso más hermoso:

Cuanto te quiero y te extraño,


cuánto yo diera por amarte,
pero nada tengo para darte,
tan solo mi feliz cumpleaño!
“Tanto te quiero”

Versos he querido hacerte


donde tú puedas leer
lo que es mi pobre ser
después de tanto quererte.

Tanto te quiero que sueño


sin saber lo que he soñado:
después de haberte hallado
de tí me creí tu dueño.

Tanto te quiero que pienso


sin saber lo que he pensado:
todo mi deseo he pintado
usando tu boca por lienzo.

Tanto te quiero que siempre digo


sin saber nunca lo que he dicho:
se me ha hecho un capricho
querer ser más que tu amigo.

Tanto te quiero que miro


sin saber lo que he mirado:
tu sonrisa me ha cegado
robándome un suspiro.

Tanto te quiero que escucho


sin saber lo que he escuchado:
en una tarde me han contado
que tú a mí me quieres mucho.

Tanto te quiero que toco


sin saber lo que tocado:
cuando te tengo a mi lado
quiero sentirte un poco.

Tanto te quiero que hago


sin saber lo que he hecho:
dejé caer sobre mi pecho
el dulce calor de tu trago.
Tanto te quiero que soy
sin saber lo que he sido:
ya te habrás convencido
de lo loco que estoy.
“La octava maravilla”

Que me amarren a una silla


es lo que estoy mereciendo
por estarla convirtiendo
en la octava maravilla.

Pero quiero que esperen un poco


para explicar en una charla
que no hago mal en compararla
porque quizás no me equivoco:

Que maravillosa es su sonrisa,


me quita el aliento si la contemplo,
como si mirara aquel bello templo
consagrado a la reina Artemisa.

A su voz me he vuelto adicto


(dejar esa droga es necio)
y me abruma su silencio
cual pirámide de Egipto.

Que par de ojos tan hermoso


que a los míos incomodas,
como si estuviera en Rodas
mirando a su gran coloso.

A su tenue hombro me aplico


cuando conmigo conversa
y me abraza con la fuerza
del Júpiter Olímpico.

Cual embriagante colonia


así es su piel fragante
como un jardín colgante
de la rica Babilonia.

MI pobre vida llega al ocaso


después de escuchar su despedida,
¡tal como aquel que dejó la vida
en la gran tumba de Halicarnaso!
Que oscuro se torna mi día
si su pasión no está a mi lado,
sin ella me siento apagado
como el faro de Alejandría.

Y con la última rimilla


ya me tranquilizo un poco,
porque en verdad no estoy loco:
¡Si es la octava maravilla!
“No sé porqué”

Que tengo un gran corazón ¿y qué?


si el suyo propio esta revuelto
desde que mi vida se ha vuelto
un eterno no saber porqué.

Un no saber porqué vivo


si ya no tengo pensamiento
libre aunque sea por un momento
de ella como único motivo.

Como único motivo para creer


que aún vale la pena respirar
y a la vez llegar a suspirar
y no tener un saber porqué.

Un saber porqué que de sentido


a esta locura que llamo vida
que hace manar poemas por la herida
que su presencia en mi alma ha producido.

Presencia que a mi lado me aturde,


tanto que olvido aquellas palabras
que en su momento llegué a pensarlas
y al dejarme solo me confunde.

Confusión que ante ella me hace un tonto


y no se porqué más me acerca,
una obsesión mil veces terca
que la del mar por tocar la orilla pronto.

Orilla que no ha tocado mi mar


por un miedo que a mis ansias parte,
sentimiento que ella no comparte
porque sabe que voy a regresar.

Para hundirme en aquellos guiños


que son los culpables de mis males
por lo que quiero conquistarles
con la verdad de mis cariños.
Y de mis cariños le doy un ramo
para que de mí no tenga duda
y en mi pregunta me de su ayuda:
no sé porqué la amo, pero la amo.
“Miedos”

Buscando entre mis sentimientos


algunas palabras que compartir
me encuentro en un discernir
enfrentándome con mis miedos:
como aquel de que en algún momento
llegue a perder mis sueños,
aquellos malos y aquellos buenos
que me hacen viajar en su pensamiento;
o ese otro miedo que me niega
la luz al final del camino
que anda hacia mi destino
casi con seguridad ciega;
o el miedo de no llegar a conocer
sus dudas, sus miedos y sus porqué,
viviendo una pena, una alegría, un yo que sé,
que haga de dos un solo ser;
miedo de no ser ante ella lo justo:
el que la complace y la desarma,
el alma que va al lado de su alma
al delirar en su dulce disgusto;
de no poseer parte de su mundo,
de no darle parte del mío,
miedo de no estar en el navío
que se hunda en su azul profundo,
para desde ahí ver mi estrella
brillando entre millones
y entre todas las razones
escogerla sólo a ella;
y el peor miedo al que debo enfrentar
lejos está de lo que entiendo:
miedo de vivir con miedo,
miedo de vivir sin amar.
“Pecado”

Llegó una musa que me espanta


porque ella me quiere convencer
de decir lo que tuve que hacer
en una Semana ( no tan) Santa.

Al principio decidí enfrentarme


pero fue venciendo mi corazón
y decidí en acto de constricción
que lo mejor era confesarme:

En una mañana de sol brillante


animada con música del mar,
llegué allí sin llegar a imaginar
que hallaría en la playa una amante.

Al voltear hacia aquella risa


vi unos ojos llenos de erotismo
y desde entonces ya no fui el mismo:
me convertí en su presa sumisa.

Todo comenzó con aquel “ hola”


que salió de su boca tan sensual,
mostrándome una sonrisa irreal,
linda, mágica, pícara, sola…

Hablando de lo bueno y lo malo


de a poco nos fuimos conociendo,
y juro que sin querer queriendo
de acuerdo estábamos en lo malo.

Así se nos fue pasando el día


enamorándonos sin saberlo,
cada uno deseando al otro tenerlo
aunque una parte de sí perdía.

Y antes de ella no vi mujer alguna


que consiguiera de mí un mal paso,
porque siendo presos de un abrazo
con un beso me pidió la luna.
Y una negra luna y una blanca estrella
fueron testigos mudos del derroche
de amor, ternura y pasión de una noche
que fue tan maravillosa como ella.

Durmiendo el sueño de los amados


nos despedimos hasta el amanecer
y fuimos entonces un solo ser:
el que vive en los enamorados.

Cuando deslumbrado por la aurora


desperté abrazando a su ausencia,
sentí abandonada mi querencia:
estaba solo de nuevo ahora.

Y sé que en la insolencia raya


lo que hasta aquí les he contado,
es una historia de pecado:
la de un loco amor de playa.
“La visita”

Cómo dejé al solitario que era


en un tiempo que ya no es
y lo que ahora soy es lo que ves
después de verla en su acera.

Su recuerdo en mí no tiene fin


y tampoco el deseo de amarla,
por eso quiero provocarla
dando un paseo por su jardín.

Y su presencia me desconcierta
(ya la lógica no está conmigo)
contrario a lo de siempre, hoy le exijo
que no ponga el seguro a su puerta!

He llegado a la sala de su vida


y sigue pareciéndome tan poco
que estoy a punto de volverme loco
al querer ir hasta el piso de arriba.

Quiero estar en el más alto peldaño


de la escalera que va a su destino
pues a una cosa me trajo el camino:
tan solo a decirle que la extraño.

Y cuando logre a su cuarto entrar


mi nostalgia será un recuerdo,
por lo que no temo si pierdo
mi libertad al poderla amar.

Para que mi amor descanse en su terraza


cuando el sol muera por la tarde,
haciendo frente al mundo alarde
de que ha visitado su casa.
“Un amor de película”

A la protagonista de mi amor
va este poema medio alocado
que tiene versos que se han peleado
por ser de tu simpatía el ganador.

Y en ellos hay un mensaje escondido


(que en realidad escondido no está)
que verás si puedes ver más allá
de lo que la rima te ha ofrecido.

Una rima que nacería


en donde menos lo esperabas,
porque está hecha con palabras
que te inventé mientras dormía.

Y en mi sueño conmigo subes


a un lugar que desconoces
sin saber de los bellos goces
de dar un paseo por las nubes.

Y al caer de mi cama a la realidad


desperté diciendo algo indecible
antes de ir a mi misión imposible:
amarte a máxima velocidad!

Seguro creerás que esto es un juego


porque no es mi habitual comportamiento,
entonces ¿será un atrevimiento
que luchemos fuego contra fuego?

Y como si viniera de un verano


es el miedo que suda mi frente
pero tengo un corazón valiente
y te pido una lección de piano.

Y aunque parecen versos bacanales


son sólo palabras de un amigo (?)
que muere de ganas de tener contigo
uno de los pecados capitales!
La última cosa no es ridícula,
y tampoco una broma insolente,
sólo es una propuesta indecente:
¿cuando hacemos otra película?
“Mi alma rabiosa”

Hoy mi alma ha cedido a su ira


y ha reclamado mi tonto proceder:
si loco estás de tanto querer
dadle locura a tu vida.

¿Esperas el mejor momento?


Perdiendo la vida estás,
más justo que ahora: jamás
¡es este tu tiempo!

Es tu amor tan inmenso


que amenaza con desvariar
si no lo dejas volar
hasta su divino encuentro.

Hazme caso -grita mi alma-


deja a un lado la razón,
de dulce miel tu corazón
llénalo con loca calma.

Escúchame ya, por favor


-suplica mi alma rabiosa-
no te pido cualquier cosa :
¡dadle alas a tu amor!
“Vida”

Divino enigma que nos rodea


esto que llamamos vida,
o loca razón perdida,
puede ser para ti lo que sea:

Y aprovéchala en la inseguridad
que te brinda en el momento
de dar tu mejor sentimiento:
La vida es una oportunidad.

Y admírala en la grandeza
con que nubla tu mirada
sin dejarte ver más nada:
La vida es una belleza.

Y realízalo con empeño,


sin detenerte en un dudar
que ocurra antes de despertar:
La vida es un sueño.

Y acéptalo por completo


sin pensar en tu debilidad;
luchar es tu única verdad:
La vida es un reto.

Y cúmplelo con placer


porque puede ser divertido
a pesar de lo comprometido:
La vida es un deber.

Y disfrútalo sin medir el riesgo


de que sufras una lesión
al asumirlo con total pasión:
La vida es un juego.

Y cuídala porque es valiosa,


tanto como tu destino,
la cosa más bella en tu camino:
La vida es preciosa.
Y consérvala en su belleza
derrochando todo tu ser
pues nunca dejarás de tener:
La vida es riqueza.

Y gózala sin rencor


dando lo mejor de tí mismo,
ella no acepta el egoismo:
La vida es amor.

Y descúbrelo en su lado serio


aprovechando un compartir,
no temas ayuda pedir:
La vida es un misterio.

Y cúmplela con firmeza,


sintiendo el compromiso
con un orgullo sumiso:
La vida es una promesa.

Y supérala cuando venza


en la lucha de cada día
porque no siempre hay alegría:
La vida es tristeza.

Y cántalo divino
al despertar todo amanecer,
llena con su música tu ser:
La vida es un himno.

Y afróntalo con valiente embate,


tiempo tienes de un respiro
antes de ir a tu retiro:
La vida es un combate.

Y empréndela a pesar de lo dura


que puede ser en los momentos
que descubres tus sentimientos:
La vida es una aventura.

Y merécela en tu soledad
para estar de ella seguro
cuando estés con tu amor más puro:
La vida es felicidad.
Y defiéndela con tu vida,
de todas es la mejor razón
por la que late un corazón:
La vida … es vida.
“Orgullo”

Una vez más vuelvo a pensar


en aquella que brilla por su orgullo,
tanto que mi corazón teme al suyo
cuando ella me complace con un mirar
de esos ojos oscuros o claros ¿como serán?
que sólo a veces se dignan a mirarme
por el puro placer de deslumbrarme
con un brillo que los demás no verán
a pesar de hacer su mejor empeño
porque con lo suyo es posesiva,
y aunque por cuidarlo se desviva
de una parte de su cariño soy dueño,
lo cual confieso sin temor
a ganarme de ella una duda,
porque sabe que es una amistad muda
que grita ahora el dolor
de no abrazarla hace mucho tiempo ya
cuando en su cielo la pude ver
siendo soberbia por doquier
¿a un averno me acompañará?
porque allá no quiero ir íngrimo,
quiero a mi lado una mujer mala
y en su maldad llegar a amarla
y ser de ella enemigo íntimo;
pues deseo lo más suyo,
aquello por lo que la ama este atrevido,
(es su sonrisa ¿o que habrá creído?)
aquello que es su orgullo.
“Como ella”

Para decirle lo que con ella quiero


voy desempolvando las palabras
que hace tiempo en mi mente estaban
esperando para decirme lo que creo
será motivo para preocuparme
porque al escribir algo que como ella sea
mi ternura y mi pasión tendrán pelea
para poder a ella acercarme,
aunque no disfrute la condición
de a solas tener un contacto
con aquella piel de encanto
y aquella sonrisa de perdición,
en la que me hundo sin remedio
cuando de mi alma no estoy seguro
al mirar de cerca el color oscuro
que a todo su cuerpo va envolviendo,
tal como ella envuelve a lo que adora
dejando a los demás la soledad
de no tener a quien amad,
de los hombres es devoradora !
y de la mentira cruel enemiga,
el motivo de su disgusto peor,
haciendo de mi verdad la manera mejor
de mantenerla a mi lado como amiga
ocultándole que a veces me imagino
durmiendo en sus hoyuelos,
sin dejar espacio dentro de ellos
que no sea para un mutuo sino
en el cual hagamos una locura
 aquello que no supone 
mientras veneno en mi corazón pone
dominada por su dulce furia,
haciéndome morir en el desespero
el saber que sólo mi sueño era
lo que dio letra a este poema
que es como ella, la que quiero.
“Eres”

Como en sincero momento lo exigieres


busqué dentro de mí lo escondido,
lo que con besos y miradas he ofrecido,
todo aquello que para mí tu eres,
y que en palabras pretendo convertir
aún sabiendo que será insuficiente
el río de versos que fluya de mi mente
para llenar la fuente de lo que llego a sentir,
cuando el día trae a mi lado tu presencia
para darle un sentido al sin sentido,
motivo para un orgullo herido
un desorden a mi coherencia,
porque eres mi esperanza y desesperación,
dulce tristeza y preocupante alegría,
eres tú misma una poesía,
origen y destino de mi inspiración;
la que abraza mi deseo,
mi hambre y saciedad,
la que me llena de mentira y verdad,
tú, la luz por la cual veo;
el arcoiris de la compañía,
el blanco y negro de la ausencia,
la intranquilidad de mi paciencia,
la duda que mi inseguridad ansía;
espejo donde se mira mi pasión,
principio que a mi vida da fin,
eres la que inicia cada motín
dentro de la cárcel de mi corazón;
mi calma y mi tormento,
intercambio de paz y guerra,
humano cielo y divina tierra,
eres dueña de mi sentimiento;
mi demencia y mi cordura,
mi premio y mi castigo,
eres la acusada y la testigo
de este crimen de amor que me tortura;
la palabra que más escribo,
la única rutina divertida,
en la oración de mi vida
eres verbo y substantivo;
tú, antídoto y veneno,
mi remedio y mi mal,
lo abstracto y lo real,
conjugas lo malo y lo bueno;
mi democracia y dictadura,
mi castillo y calabozo,
la del cuerpo que se hace un pozo
antes de hundirme en su textura;
de lunes a domingo
mis veinticuatro horas,
tus ojos son brasas devoradoras,
el fuego donde me extingo;
eres la extraña dualidad
del sueño y el insomnio,
un ángel y demonio
que me quiere con maldad;
y yo te quiero de tal modo
que este poema no te miente
cuando dice que ahora y siempre
para mi tú lo eres todo.
“Lo que quiero”

Usando el papel como mudo testigo


al cual dirijo mi verdad
hago catarsis de una realidad
donde lo que quiero digo:
que en el final de mi tiempo
tenga un hombro en el cual apoyarme
y unos oídos que quieran escucharme
al pronunciar un te quiero;
unos ojos que deseen verme
más allá de los míos,
un abrazo que caliente mis fríos
simplemente con tenerme;
unas manos que amen a las mías,
una voz que me susurre cariño
para transformarme en un niño
que juegue con sus melodías;
una piel que se acobarde con mi roce,
un aroma que acompañe mi sueño,
un cabello de mi deseo dueño,
una boca plena de ternura…
Y más allá de mis miedos y mi locura
hay algo que compartir quiero,
un secreto entre tu y yo, la tierra y el cielo,
secreto que llega a ser tortura:
quiero ser el hombro en el cual apoyarte,
los oídos que quieran escucharte,
los ojos que deseen verte,
el abrazo que te caliente;
las manos que amen a las tuyas
en un eterno juego de dedos
sin hacer caso a los peros
que nazcan del rincón de tus dudas;
ser la voz que de la calma
a tí y a tu piel acobardada,
el depositario de tu aroma,
de tu cabello, de tu boca, de tu alma…
Eso es lo que quiero.
“Algo sobrenatural”

Aunque por un bien viene todo mal


mi alma se ahoga en sus remordimientos
al exclamar en estos momentos
lo que es un amor sobrenatural.

Y ojalá la oportunidad tuvieran


de ver lo que tiene este soñador,
no tendría que hablar de este loco amor
que les permite hacer lo que quieran.

Pues al describir la primera vez


que su sombra fue mi dulce duda,
mi imaginación se quedará muda
al evocar su bella nitidez.

No le encontré ninguna similitud


(en lo que a su rebeldía se refiere)
con cualquier cosa que antes de hoy yo viere,
tan solo con mi ímpetu de juventud!

Su presencia a tu destino adversa,


tu humana debilidad se esboza,
cuando esta sensación poderosa
golpea tu alma con la mayor fuerza.

Ya no sé si de mi vida sigo siendo dueño,


es todo esto más que una terrenal atracción,
es ternura, pasión, una tierna devoción,
es mi noche de vigilia, mi día de sueño…

Y aún bajo la sombra de este amor


me costó creer toda su verdad,
porque me dio la oportunidad
de disfrutar de un mundo mejor.

Un mundo lleno de colorido,


de música e imágenes de alegría,
de todo lo que soñamos un día
y que con valor es conseguido.
Con un valor irracional,
como el que da la razón perdida
por un amor que da vida,
tal es mi amor sobrenatural.
“Ideas”

Quizás me convierta en el peor necio


al hablar de alguien que conozco,
pero de lo que puedo hacer es poco
porque ella para mí no tiene precio.

Y no sé porqué, pero he tardado


en llegar a esto manifestarle
porque no quería mortificarle
con las ideas que he pensado.

La primera idea que he pensado


es que se ve linda en su castillo:
tan alta que no veo el brillo
que el sol en sus ojos ha dejado.

La segunda idea que me viene


es que si no la veo desespero,
pero ¿como me calmo mientras la espero
si ella en sus ojos mi alma tiene?

Y me preocupa la idea tercera


pues no me parece seguro
que a mi amor trate tan duro
porque solo a ella la venera.

La cuarta idea tarde me enseña


que debo cuidar lo que he escrito,
porque con un poder “maldito”
de mis poemas se hizo dueña!

La quinta idea es un recuerdo


de lo que de ella más me gusta
(tanto, que mi corazón disfruta)
y es cuando ella mira sonriendo.

La sexta idea … mejor no la digo,


no vaya a ser que se ponga brava,
porque hasta ahora todo bien estaba
y más que sincero soy su amigo.
La última idea es un regaño:
¿hasta cuando vas a seguir?
porqué no terminas de decir:
oye mujer, a tí te extraño!
“Luz de mi vida”

Que vida tan distinta era la mía


pensaba que no faltaba nada más
hasta que un día vi lo que jamás
imaginé que encontraría.

Buscaba hasta cansarme de buscar


sin saber lo que en verdad quería,
tal vez era la luz que tener creía
y que sin querer quería ocultar.

Y sentí una gran necesidad de ir


a un maravilloso lugar
que pude ver al pensar
en un motivo para vivir.

Decidí buscar a un destino


para hacerle saber mi sentir:
necesito, quiero y debo hacia allá ir
y conseguir mi encuentro divino.

Cuando llegué sentí una paz por dentro


supe entonces que era lo que buscaba:
era la luz que la vida me daba
al tener con ella un divino encuentro.

Tal felicidad me fue sorprendiendo


y temí que no fuera duradera,
pero ahora sé que es verdadera
porque hoy feliz sigo siendo.

Siento que ella es lo primero en mi vida


y siento que siempre lo sentiré así,
porque ha enredado en un loco frenesí
a mi pobre alma que andaba perdida.

Y ahora es fácil discernir


entre lo que es mi claridad
y la otrora oscuridad
que no me dejaba vivir.
“Corazón enfermo”

A tí, mujer encantadora,


la que más quiero en este mundo,
acudo casi moribundo:
cúrame de este mal “doctora”.

Que aqueja a mi joven corazón


y consiste en un súbito dolor,
con una intensidad de lo peor,
crisis eterna y corporal irradiación.

Que se acompaña de impaciencia


y unas fuertes palpitaciones,
además de inestables emociones,
calma y empeora con tu presencia.

Y mariposas a mi estómago visitan


como si éste fuera un jardín botánico,
creo que lo mío es de origen psiquiátrico
pues hay voces que a mis oídos recitan.

Y me incitan a buscar el recuerdo


de buenos momentos compartidos
con la obsesión de revivirlos,
¡que esto sea psicosis me da miedo!

Y lo que fue una leve calentura


se ha vuelto fiebre desmedida,
fiebre extraña que me da vida,
fiebre que no tiene temperatura.

Y ante el frío de mi delirio


con una fina esperanza me abrigo:
no olvides a este fiel amigo,
vamos ya, acaba con mi martirio.

Pues mis exámenes complementarios


muestran que esto no tiene vueltas:
hemoglobina, cuenta blanca y plaquetas,
todos con valores muy precarios.
Y no es por mi carácter dulce
esta mortificante hiperglicemia,
así como no es la bilirrubinemia
la culpable de lo amarillo que mi cuerpo luce.

Creo que es efecto de la inclemencia


de saber que no sé que es lo peor:
si morirme lentamente y con dolor
o morirme rápido por tu ausencia.

Y a menos que quieras ver


que se complique más mi mal
contrayendo una rabia no viral,
no te niegues a este loco ser.

O contados estarán mis días


sino realizas la operación
de extirpar a besos la pasión
que se ve en mis radiografías.

Ya se marcha tu paciente ilógico


pues su consulta ha terminado
sin haber una respuesta hallado,
por cierto, ¿cual es tu diagnóstico?
“Confesión”

Para aquella cuya sonrisa molesta


sino es para mí su exclusividad
va esto de mentira y de verdad,
darle por favor una respuesta
a esta confesión atrevida
como la de hace siglos atrás,
cuando un amor de nunca más
pedí a tu alma en su otra vida,
para que a la mía dieras motivo
de tener un enamorado corazón
y de cuando en cuando perder la razón
si a tu lado otro momento vivo;
como hoy, en mi encuentro cercano
con esa inexpresividad de tu ser
con la cual no me importa perder,
con la cual no importa si gano,
porque estoy con aquella que inspira
dentro de mí un capital pecado,
pero no sólo en eso he pensado
cuando tu recuerdo en mi mente suspira,
si no decir que no te soporto triste
con esa luz apagada en tus ojos,
decirte que soy preso de mis enojos
si no veo el sentir que siempre ofreciste,
y decir también lo que siempre digo:
que a pesar de todo el cariño es el mismo,
que tu amor no duerma en el egoísmo,
consejo de quien te quiere, tu callado amigo,
que hoy palabras ha inventado
para imaginarte feliz, linda muchacha,
en esa escena donde te destaca
mi mejor deseo anhelado:
aquel que a un abrazo mutuo conduce
en el cual sin palabras exprese
un “ojalá me quiera”, un “ojalá me piense”,
mientras percibo tu aliento dulce,
como dulces palabras terminan tu poema
con el cual no sé lo que pretendo
divina locura ¿que estoy diciendo?
Ser ambas partes de un dilema.
“Perdón”

Perdóname la ausente compañía


que he sido los últimos tiempos
ignorando así mis sentimientos,
ignorando así tu alegría.

Perdóname no haber compartido


el motivo que da a tu boca una sonrisa,
no ser el consuelo que acude a toda prisa
cuando tus ojos han entristecido.

Perdona no haber sido la voz aquella


que te susurre en la soledad
de cuanto te quiero la verdad,
que te diga que eres bella.

Perdón por no acompañar tus victorias


y no darte apoyo en los fracasos;
perdón por todos los abrazos
que han faltado a tus tristes horas.

Perdóname por no haber explicación


a todo lo que he dejado de hacer
para de tu vida un momento merecer,
pero ninguna me daría la razón.

Perdóname el terrible error


de no ser más atrevido
y hacer de mis ansias un cumplido:
ser tu compañero mejor.

Y todo por vivir aprisionado


dentro del no saber como decir
que te amo y en el intento no morir,
miedo de perderte de mi lado.

Porque no podría soportar


que entre ambos nazca una duda
y lo nuestro se haga historia muda
pues juntos dejemos de estar.
Y tampoco soportaría otro momento
sin haber nuestros corazones unido
y hoy, por tí, he comprendido
que al amor no se le pide tiempo.

Y mucho menos un perdón por lo sentido


porque amor es no tener que decir lo siento,
para la dicha no es tarde su momento
si toda nuestra vida te he querido.
“Señora”

Historia de una compañera imposible


que cambió una vida, mi vida,
en aquel segundo que, intranquila,
sacudió cual tormenta fría y temible
a esta tímida corporalidad,
que vivía en un no vivir
del cual sola no podía salir
sin perder su espontaneidad,
y allí apareció ella, mi señora,
con la sutileza de su experiencia
que hacía decente a la insolencia
conque me afrontó en aquella hora
en la que pupilas ajenas se encontraron,
para decirse en un instante breve
aquel deseo que callado valor no tiene
como amantes que no se amaron,
sino que fueron en uno solo encuentro
de uno joven y otra no tanto,
ella, derrochadora de un encanto
que me hizo preso del momento
en el cual bocas y presencias de nosotros
fueron mezcla de sentimientos
que nacían de postreros alientos
criticados sin razón por otros,
porque éramos lo que queríamos,
la muchacha en un cuerpo de treinta
y el hombre que veintitantos aparenta
mientras la vida compartíamos,
ofreciéndole mis esperanzas,
mi pasión, locura e inseguridad,
el no saber que hacer con mi verdad,
el no saber que hacer con mis ansias,
trayéndome ella consigo
sus saberes, sabores y el hecho
de dar a mi sueño un lecho
en un rinconcito de su ombligo,
un despertar al lado de su cuello,
un te quiero mucho por desayuno,
instante como ese sólo hay uno,
instante como ese no hay más bello,
y que hoy como recuerdo nada más
queda aquí a mi lado,
recuerdo que no ha bastado
para imaginar que aún está
y poder decirle lo que nunca dije:
que ella era ese destino
que dejaría un amor en mi camino,
amor que ahora mi alma exige,
deseo que nunca podré complacer,
porque ella fue un día lejano
la caricia que rozó mi mano
en un adiós de no volver,
que hizo llorar tanto que ya no llora
a esta mirada triste que fue alegría
de aquella imposible compañía,
tormenta fría y temible, mi señora.

También podría gustarte