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LA FAMILIA DEL FREGADERO

Una obra de Federico Abrill

© Federico Alberto Abrill Alfaro

Prohibido la representación y reproducción del presente material de manera total o parcial sin
previa autorización del autor.

E-mail: federico.abrill@gmail.com

SUSANA llega a la cocina. Carga un par de maletas. HUGO entra tras ella.

SUSANA.- Se demoraron mucho en abrir la puerta.

HUGO.- Unos segundos.

SUSANA.- La señora del quinto piso, la de la cadera cambiada bajó y subió la basura a
su departamento. No fueron unos segundos.

HUGO.- Hay un ducto. ¿Por qué bajaría la basura?

SUSANA.- No sé. Bajo con una bolsa de basura. ¿Qué se yo?

HUGO.- Pero hay un ducto.

SUSANA.- Pues bajo, saco la bolsa y volvió para dentro.

HUGO.- Entonces me puedes explicar por qué bajaría la basura si—

Entra BERTA.

BERTA.- Quizás quería un poco de aire, como necesitamos todos en esta época. Mi
niña. Como los viejos tiempos. Los tres en casa.

BERTA va a abrazar a SUSANA. SUSANA la detiene.

SUSANA.- Mejor no…

BERTA.- Tienes razón. Hay que tener cuidado, ¿cierto? ¿Qué te parece si te bañas y te
cambias de ropa y almorzamos todos juntos?

SUSANA.- ¿Almorzar? Son las cuatro de la tarde.


HUGO.- Almorzamos a las cuatro y media.

SUSANA.- ¿Tan tarde?

BERTA.- Andamos en la casa con los horarios un poco cambiados.

HUGO.- Mamá.

SUSANA.- ¿Qué pasa?

HUGO.- Es mi turno en la cocina.

BERTA.- Pero acaba de llegar—

HUGO.- Estoy en medio de…

SUSANA.- ¿Qué está pasando?

BERTA.- Nada, corazón. Anda a cambiarte y—

SUSANA.- Seguro Hugo tenía que hacer el almuerzo y no lo hizo. Eso fue lo que pasó.

HUGO.- Mamá.

SUSANA.- Susana, es su turno de la cocina. Vamos a la sala y—

BERTA.- Nunca me dices Susana. ¿Qué está pasando?

Suena algo.

SUSANA.- ¿Qué es ese sonido? ¿Viene del fregadero?

HUGO.- (Entre dientes, interponiéndose entre el fregadero y SUSANA) Por favor,


mamá…

BERTA.- Su, linda, vamos a la sala. Dejemos a Hugo terminar su conversación—

HUGO.- Mamá, shh…

BERTA.- Su asunto. Digo. Es que estoy diciendo tantas cosas, de felicidad, de tenerte,
vamos a la sala a hablar—

Suena de nuevo. Es claro que viene del fregadero.

SUSANA.- ¿Qué está pasando?

HUGO.- Te dije que teníamos que tener cuidado.

Suena algo.
SUSANA.- ¿Esa voz vienen del fregadero?

HUGO.- Es privado.

BERTA.- Hugo…

SUSANA.- ¿Viene de allí?

HUGO.- Por favor, mamá.

SUSANA saca a HUGO del camino. Oye una voz.

HUGO.- No escuches mi—

SUSANA.- Hay alguien aquí.

BERTA.- ¡Basta! ¡Los dos! ¡Silencio! Mira, Susana. Muchas cosas han pasado desde
que te fuiste a estudiar al extranjero. Muchas cosas. Y sé que a ti te han pasado muchas
más con…

Vuelve el sonido.

HUGO.- (Al fregadero) Un momento. Ahora vuelvo.

BERTA.- La cosa ha sido difícil para todos. Y yo y… tu hermano nunca nos


entendimos y… En cuarentena, sin poder salir, todo el mundo está en caos y de
pronto…

Vuelve el sonido.

HUGO.- (Al fregadero) Tranquilo. Ahora seguimos.

BERTA.- Eso. A veces pasan cosas que no tienen explicación.

SUSANA.- Mamá, ¿qué pasa con el fregadero?

BERTA.- Un día de la nada comenzó a sonar el fregadero y pensé que era otra cosa de
la casa que fallaba. Todo en esta casa estaba fallando y pensé… ya comienza otra cosa
más. Entonces cuando nos acercamos al fregadero y cuando escuchamos bien el ruido
no era un ruido. Eran ellos.

SUSANA.- ¿De dónde sacas esas ideas? ¿De ti? ¿Qué estás fumando ahora?

HUGO.- Mamá tiene razón. Era un ruido y luego nos dimos cuenta que no era un ruido,
eran voces. Personas. Y estamos conectados a ellos. Por la tubería.

BERTA.- Es una familia muy linda, Su. Tiene una madre como yo, un hijo de la edad
de Hugo y tienen una hija como de tu edad. Y bueno, hay un padre pero no habla
mucho. Y un perro, ¿cierto, Hugo? ¿Cómo se llamaba?
HUGO.- Depredador.

BERTA.- Depredador. Qué nombre, ¿no?

SUSANA.- ¿Están locos?

HUGO.- Nos hicimos con mamá un horario para estar en la cocina y conversar con
ellos. Están en mi horario.

BERTA.- En esta cuarentena, nos ha ido muy bien hablar con ellos. Los celulares y las
computadoras andan fallando y la verdad con Hugo… No hay mucho qué podamos
conversar. Pero con Myriam, así se llama la mujer del fregadero, ella es encantadora.

SUSANA.- Han perdido la razón.

BERTA.- No, Su. La hemos ganado. Estábamos perdiendo la razón pero… La ganamos
de vuelta con esto. Acércate y escucha bien.

SUSANA.- Esto es peligroso. Inventarse una cosa así no es normal. Es la falta de


comida, seguro. Por desordenar los horarios.

Otra vez el ruido.

SUSANA.- No. Ese ruido no es una familia. Vamos a comer algo.

BERTA.- Su, por favor—

SUSANA.- No. ¿No se dan cuenta que el mundo anda loco y ustedes están dejando que
eso se filtre en la casa? Afuera la gente se está… Todo está cambiando. Es un caos. Yo
he estado en el centro de todo. En Madrid está en todas partes. Es un caos. Y eso hace
estragos en las personas y esto es… Carl Jung dice que—

HUGO.- Te dije que no era una buena idea que estudie psicología.

SUSANA.- Por lo contrario. Me ha ayudado. A entender cómo va la mente. Cómo


funciona con impactos tan fuertes como los que estamos viviendo. Y cómo en esta casa
la falta de contacto humano los ha vuelto esclavos del… fregadero.

BERTA.- No estamos locos.

SUSANA.- Vamos a descansar luego de comer y hablaremos seriamente…

El ruido.

SUSANA.- (Sobre el ruido) Seriamente.

HUGO.- Es para mí.

SUSANA.- Siéntate.
HUGO.- Es mi tiempo.

SUSANA.- ¡Siéntate!

BERTA.- Tu hermana está nerviosa—

SUSANA.- No. Tu hermana está haciendo las cosas correctamente en esta casa.

BERTA se sienta, HUGO se sienta y SUSANA busca en las maletas.

BERTA.- (Bajito) Dale chance.

HUGO.- (Bajito) Es mi turno.

BERTA.- (Bajito) Por favor—

SUSANA saca algunas galletas y golosinas de su maleta, las saca junto a ropa que la
deja en el suelo.

SUSANA.- Piquen.

HUGO.- Esto no es un almuerzo.

SUSANA.- Es mejor que no comer nada.

Comen. BERTA y HUGO se miran. SUSANA come sin mirarlos.

BERTA.- ¿Cómo quedaron las cosas allá?

SUSANA.- No quiero hablar del tema.

HUGO.- ¿Acaso no dices que estamos inventándonos a las voces para hablar porque—

SUSANA.- Sí. OK.

BERTA.- Si tu hermana no quiere hablar de eso, hablará de otro tema. Como el clima.
Lindo, ¿no? El clima.

SUSANA deja de comer.

SUSANA.- ¿Por qué no podemos ser una familia normal?

HUGO.- Te dije que nos iba a juzgar. Siempre es lo mismo.

BERTA.- Por favor, Hugo.

HUGO.- Ella viene y quiere toda la atención.

BERTA.- No es eso.
HUGO.- ¿Qué querías, Su? Que te esperemos brazos abiertos diciendo: nos da pena que
tu novio se haya enfermado y se haya puesto mal y que se haya muerto. Claro que nos
da pena pero tenemos que seguir con la vida, Su. Tenemos que seguir con la vida.

SUSANA.- Yo no estoy esperando eso.

HUGO.- Entonces qué esperas.

SUSANA.- ¿Desde cuándo almorzar es hacer las cosas a mi manera?

BERTA.- Silencio los dos. Que esto no es— No voy a tolerar esto. Esto dice Myriam.
Que yo los he dejado ser libres y no. Necesitan una madre. Y es el espacio de Hugo. Y
tú, no importa cuánto quieras que las cosas vuelvan a ser normales, las cosas se mueven,
Su. Y aquí andamos movidos y viviendo y estamos aquí para recibirte en casa pero
moviéndote y viviendo. Muerte hay en todas partes, Su. Tu papá murió cuando eran
niños y se sigue.

HUGO.- Es mi tiempo.

BERTA.- Ya sé. Si no nos quieres creer lo del fregadero, está bien. Pero no metas a
Carl Jung aquí. Estamos avanzando aquí. Y Su, tú vienes aquí a avanzar o a quedarte
donde estás pero no nos detengas. Hugo, es tu turno.

BERTA sale.

HUGO.- Se me ha quitado las ganas de hablar. (Al fregadero) Hablamos más tarde.

HUGO sale pero deja su celular en la mesa. SUSANA empieza a arreglar lo que sacó
de su maleta. En eso, un ruido.

SUSANA.- No soy Hugo. (…) Se fue, dijo que… (…) ¿Qué hago hablando con esto?
(…) ¿Qué? (…) Hola, Maialen. Sí, soy la hija. (…) Es en serio esto. No pensaba que
esto sea… Bueno… (…) Qué bueno saber que nadie está loco en esta casa. (…) Ni me
digas. Aquí no hay mucha paz tampoco En ninguna parte. (…) No, ahora estoy acá. Es
cierto que estaba en Madrid pero… No podía quedarme más tiempo allá. Perdí a mi
novio y… (…) ¿Tú también? ¿Qué pasó? (…) Entiendo. Al mío le dió… bueno, es
difícil. Y… ya tenía problemas antes y… (…) No sabía que eso podía ser posible,
cuánto lo siento. Siento que quizás si te comparto mi historia, la tuya no la habrás
contado en vano y…

HUGO entra.

HUGO.- Disculpa. Vine por mi…

SUSANA.- Sí. En la mesa.

El celular entró. Se escucha la voz del fregadero, ahora un poco más clara.

HUGO.- Si quieres, luego de almuerzo, puedes tomar mi turno.


SUSANA.- Gracias.

HUGO sale.

SUSANA.- Disculpa, no te escuché. ¿Qué decías? (…) Sí, a veces todo parece
mezclarse pero lo bueno es que a veces uno encuentra formas de darse un tiempo para
uno. Tienes razón. (…) Entonces… ¿cuándo se fue tu novio, qué pasó? Cuéntame.

SUSANA oye. Entra BERTA. SUSANA no lo ve. Sonríe. Entra sigilosamente y coge una
galleta.

SUSANA.- (Al fregadero) Un momento. (A BERTA) Esa tiene mucha azúcar.

BERTA.- Una es ninguna.

SUSANA.- Gracias.

BERTA.- Mi turno no se mueve. Myrian me iba a dar unas recetas para la cena.

SUSANA.- Entendido.

BERTA sale. SUSANA empieza a hablar con el fregadero.

SUNANA.- (Al fregadero) ¿En qué iba? (…) Ah, sí. Bueno… Siempre es difícil
empezar de nuevo. Pero a veces hay que avanzar, de golpe, aunque uno no quiera.

Fin de la obra.

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