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El Príncipe Solitario

El Diario De Un Enamorado
Por: C. Alberto Zuñagua Charaly “El Príncipe Solitario”
Este es el libro más importante de toda mi vida

Alberto Zuñagua
Dedicado a las personas que me ayudaron cuando más lo necesité
Ruddy Isaac Limachi Delgado
Pamela Monica Condori Hilari
Camila Alejandra Mújica
Aydee Lola Mamani Condori
Cada uno supo apoyarme a su manera, les estaré eternamente agradecidos
PROLOGO
Una novela bellísima. Eso es lo que es este trabajo.
Realmente es un excelente trabajo de parte de mi buen amigo Alberto. Te
atrapa desde el primer momento en que lo lees, una vez que se empieza a leer
no se puede dar vuelta atrás y se vuelve adictiva. Me siento muy honrada de
poder prologar esta hermosa obra.
Alberto siempre ha sido muy enamoradizo, una vez me contó que soñaba con
una buena mujer desde que era un niño, que le llevaba un diario en el que
escribía poemas, cuentos y reflexiones y que un día iba a entregárselo. Cuando
entró a la secundaria se enamoró un montón de veces de la chica equivocada,
la mayoría de las veces. Cuando entró conmigo a clases de teatro igualmente
se enamoró perdidamente de una chica y vaya que se esforzó en conquistarla.
Él es un buen muchacho, a veces muy idealista y romántico. Él tenía un anillo
que una vez le regalamos los compañeros de teatro, era su objeto más
preciado, jamás lo usó. Él decía que se lo daría a la mujer de su vida ¿Muy
romántico? Sí, ese romanticismo siempre vivirá con él. Esta obra es una
prueba de ello.
Decir solo que me ha encantado es poco. Hay que inventar un nuevo término
más allá del ya mencionado. La estructura de este texto es muy compleja y me
gustó demasiado, hay momentos en los que se combina tan bien los días en lo
que se narran que es increíble. Los personajes me gustaron mucho, termine
enamorada de muchos de ellos, estoy segurísima de que le pasará lo mismo mi
querido amigo lector. Me encanta la forma de narrar de Alberto, es único y en
aquí usa todo su ingenio en cada personaje y situación que presenta. Se nota
mucho el esfuerzo que le ha puesto a este trabajo. No quisiera arruinar su
lectura así que no daré más detalles así que solo diré:
¡Aquí verdaderamente se siente el amor!

Gisela Tapia (LDDLLR)


El Príncipe Solitario
El Diario De Un Enamorado
Día 0 La Ruptura
3 de octubre de 2019
La amo, estoy seguro de que la amo. Amo que siempre esté ahí para mí. Amo
que se preocupe por mí. Amo cuando viene a ver mis presentaciones. La amo
a ella, sé que a veces peleamos, pero me estoy esforzando por verla sonreír,
adoro su sonrisa. Cuando sonríe, me siento el hombre más afortunado del
mundo, al igual cuando me mira con esa mirada de niña traviesa. Amo poder
acariciar su cabello, es tan suave. Y la amo más cuando le digo “Te amo” y
ella responde con toda la ternura del mundo “Y yo a ti”. La amo, estoy
enamorado de Amelia. Creo que siempre la amaré.
-¿Ya no me amas?- Susurró muy apenas Alberto entre sollozos
-No- Respondió Amelia suavemente, tratando de suavizar su respuesta- Ya no,
lo siento…
Ella desvió la mirada y él se quedó viéndola. Quería decir algo, quería cambiar
esa respuesta. No podía acabar, no cuando él estaba más enamorado, pero era
imposible, su respuesta no cambiaría más a partir de ahí.
Su mundo entero se destruyó ese día, cuando ya no recibió la respuesta del “Y
yo a ti”.
221 Días Antes De La Ruptura
6 de marzo de 2019
Ivette:
He decidido volver a escribir, escribirte a ti, como en los viejos tiempos.
Siempre que te escribía me sentía mejor, cuando escribo me siento libre, al
mismo tiempo siento que me escuchas, aunque no seas real, todavía…
¿Recuerdas cuando empecé a escribirte? Fue hace tanto tiempo, cuando en
un taller de teatro nos pidieron llevar un diario de vivencias y recuerdos para
luego usar esos recuerdos para sacar emociones reales en las escenas. Jamás
me ha gustado escribir sobre mí mismo, por eso se me ocurrió escribirte. Era
como si hablará con una persona mientras escribía. Algunas veces incluso
escuché que me respondías, tal vez enloquezco, propio de un escritor.
Perdona que haya dejado de escribirte, pero han pasado muchas cosas. Entré
a la universidad, (Sí, no logré entrar a la normal), me agrada la universidad y
me agrada también mucho mi carrera. Lingüística e Idiomas. La amo con
toda mi alma. Es hermosa, me siento muy cómodo estudiando ahí, no lleva
matemáticas, es lo que más me agrada jajaja.
También creo que debo decírtelo: Ya no soy actor. Casi puedo escucharte
enfadada por eso, pero no deje de actuar porque yo quería, sino por un
accidente.
Fue el 23 de enero, el sol brillaba, combinado con una brisa tenue. Era un
hermoso día, tenía planeado todo. Iría a la universidad a averiguar cómo
iban mis trámites de admisión, luego pasaría a comprar una gran barra de
chocolate para hacer bombones (Sabes lo mucho que amo la repostería)
compraría todo un paquete de películas para verlas toda la tarde y luego
escribir la crítica de esas películas, por último coordinaría el ensayo con
vestuario con mi elenco de teatro, pero no, de repente mientras cruzaba la
calle todo se puso negro.
La verdad no recuerdo mucho, un golpe fuerte, señoras discutiendo con un
chófer, me llevaron a dos hospitales, el primero no tenía un experto en
neurología, mi cabeza ensangrentada, mis piernas no respondían y por último
una camilla fría. Recién ahí desperté bien y lo primero que hice fue rogar que
no estuviera tan mal, no quería que mis padres tuvieran que cargar con una
responsabilidad tan grande. Quería estar bien y ahora lo estoy, estoy estable,
pero no puedo hacer ningún esfuerzo físico. Tú mejor que nadie sabe qué tan
exigente es el teatro, no es como todos piensan, que solo es saberse el guion y
luego fingir ser alguien, es un ejercicio constante, exige mucho y ya no pude…
Pero estoy bien, estoy volviendo a escribir ya es algo ¿No? Además por ahora
quisiera concentrarme en estudiar y ser un buen lingüista.
Bueno… también hay algo que debo contarte y no te pongas celosa.
No sé… Creo que estoy enamorado
Bueno enamorado no, no se puede amar a alguien sin conocerlo. Eso aprendí
hace tiempo. Para amar hay que conocer.
Uno no se puede enamorar de la belleza de alguien sin conocer la
personalidad de la persona. Imagina que esa persona sea súper guapo o
guapa, pero que tiene malos hábitos, hábitos que a ti te disgustan.
Obviamente eso no va a funcionar. Se necesita conocer a alguien para
enamorarse por completo, saber sus gustos, sus hábitos, sus costumbres, sus
creencias. Ver si eso puede funcionar, sino simplemente te harás daño
aferrado a una persona por su belleza pero siempre estás discutiendo con
él/ella. Una relación así, no va a durar, ni va acabar bien.
Pero si la vieras, ella es hermosísima. La observo mucho, aunque solo sea en
ocasiones fugaces. Adoro su cabello larguísimo de color negro. Me imagino
jugando con él a veces. Imagino que sus ojos rasgados voltean y me miran
con ternura, al igual que espero que me dirija esa sonrisa fugaz aunque sea
una vez. También sueño con poder rozar sus finísimos labios. Esos labios me
traen loco. Es hermosa, solo quisiera que sepa que existo. No sé qué hacer
para que ella lo noté y no digas que con poesía, porque tú y yo sabemos que
ya no puedo…
Aunque le he escrito varios poemas en varias hojas sueltas, su belleza me
inspira a crear versos de nuevo, he ido dejando los poemas por aquí y por
allá con la esperanza vaga de que ella tome uno y sepa que escribo para ella.
Tú bien sabes que me es difícil expresarme con palabras simples, por eso
escribo. La poesía es mi forma real de hablar.
Aquí adjunto uno de esos poemas que le he escrito.
Unos versos para ti…
Eres tan hermosa
Que le das celos hasta la única azul rosa
Los azules del cielo te ven
Y tu caminar decide adornar

Cuánto anhelo conocerte


Pasearme a tu lado y no dejar de verte
Poner una flor en tu cabello
Adornar cada destello tuyo

Tomar tu mano, darte un beso


Ven y te invito a bailar
Ven y te prometo que siempre te voy a amar
Contigo hasta el final

Quiero peinar tu pelo


Tener entre mis brazos ello
Acariciar tu suave rostro
Y poder rozar tus dulces labios

El cielo gritara mi deseo


Sobre un mar de luz
Te adornara en el cielo azul
Y veré un ángel en mi lado

Te amo
Ahora sé que te amo
Y quiero estar contigo siempre
Eres la mujer perfecta para mí
Eres mi cielo azul
3 Días Después De La Ruptura
Y en un ataque de ira Alberto tomo los cuadernos en los que había escrito
poemas y los arrojo con furia por toda la sala de su casa. Dolía haber
compuesto tantos versos inspirados en Amelia y que ahora ya no la tuviera.
Aún seguía sin entender el porqué. Porque de repente todo el amor que ella
decía tenerle había desaparecido de la noche a la mañana.
Le dolía tanto escribir, le dolía tanto haberla amado tanto. Su dolor iba más
allá del dolor físico. Un dolor que jamás le desearía a nadie. De pronto todo lo
que amaba iba convirtiéndose en un dolor profundo y quería olvidarse de ese
dolor.
Vio el primer poema que le compuso. “Unos versos para ti” En otro ataque de
furia le prendió fuego. Vio con melancolía como el fuego quemaba la triste
hoja de papel. No quería recordar nada que tuviera que ver con Amelia. ¿Pero
cómo? Todo le recordaba a Amelia, absolutamente todo.
Sus pesadillas también se empezaban a volver frecuentes. Llevaba ya tres
noches sin dormir, solo pensando en Amelia. Se despertaba varias veces
durante la noche y no lograba dormir. Se quedaba pensando en Amelia y las
horas parecían interminables.
-¡Basta!- Gritó en el silencio de la sala- ¡Basta!
En otro ataque de furia empezó a prenderle fuego a todos sus cuadernos. De
verdad quería olvidarla y si debía olvidarla tenía que empezar a destruir por
donde empezó. Tenía que destruir sus poemas.
Poco a poco su mente se iba resquebrajando y caía hacia una locura y
depresión de la cual tal vez no tenía regreso.
129 Días Antes De La Ruptura
-¿Y si lo vuelves a hacer?- Preguntó ella mientras él bebía lentamente su café.
No había vuelto a pensar en eso en un largo tiempo ¿Volver? ¿Volver a pisar
las tablas y sentir de nuevo esa magia?
-No- Respondió susurrando Alberto- Cami, no estoy listo. Además no creo
poder volver, mi cadera…
-Tu cadera está bien- Rebatió Camila- Solo que tienes miedo ¿O me
equivoco?
Alberto bajo la mirada ante ese argumento. Tal vez tenía razón, hace días que
la cadera no le dolía, de hecho había días que podía caminar muy bien, casi
erguido y recto como antes. Si ponía más esfuerzo en unos días estaría como
nuevo, tal vez como en sus mejores tiempos. Incluso había días en los que se
imaginaba a si mismo detrás del telón sintiendo esa adrenalina segundos antes
de salir a llenar todo un salón con su arte, pero a la vez recordaba los fracasos
que había tenido el último año de su vida, antes de entrar a la universidad. Su
mente siempre le recordaba cómo había fracasado en el evento de
declamación, desde ahí siempre había considerado no volver a subirse a un
escenario nunca más.
-¿Miedo?- Preguntó él desviando la mirada hacia su café- No es eso. Solo
que…
-Sí es miedo- Respondió sonriente ella- Tienes miedo y lo comprobaré ¿Le
hablaste a esa chica de la que me hablaste?
Alberto esta vez la miro de frente. Esa mirada siempre lo intimidaba, incluso
cuando pasaban clases. Le gustaban mucho sus ojos, aparte de ser sumamente
hermosos, parecía que tenían la habilidad de traspasar su piel y verlo al alma.
Ni él mismo entendía porque ella influía tanto en él, ni siquiera supo cuando
se habían hecho tan buenos amigos, al principio solo eran estudiante y
maestra, ella era una de sus docentes auxiliares, hasta que un día empezaron a
hablar como viejos conocidos y eso le agrado mucho a Alberto. La apreciaba
tanto, por ella es que todavía él seguía en pie dentro de la universidad. Ahora
ella sabía muy bien que Alberto tenía miedo, pero no entendía el porqué,
Alberto le había contado muchas cosas que hizo en secundaria, los concursos
ganados, los festivales en los que había participado. No tenía sentido que su
alumno tuviera tanto miedo.
-Empiezo a creer que me mentiste con lo de los concursos- Dijo Camila
mirando a través del cristal, parecía molesta
-No te mentí- Intento defenderse Alberto- Bueno sí, tengo miedo, sí, tengo
miedo de que me vaya pésimo si vuelvo a pisar un escenario. Tengo miedo de
hablarle y que se me trabe la lengua, sí tengo miedo, eres a la primera que le
digo que tengo miedo
-No deberías- Respondió ella viéndolo con ternura, adoraba la forma como se
expresaba- No hay porque tener miedo y si lo tienes deshazte de él y supéralo
-Se dice fácil…
-¡Y es fácil! ¿Si te conté mi primer día de auxiliar? Me pare un buen rato en la
puerta, era mi primera clase y no sabía que hacer ¿Tal vez y lo hacía mal? ¿Tal
vez lo hacía bien? No lo sabría hasta que atravesé la puerta, venciendo mis
miedos y di mis clases y…
-Eres una excelente auxiliar…
-Tienes que volver a intentarlo, eres buen muchacho, te esfuerzas en la
universidad y tus poemas son hermosos, me gustan mucho
-Considero que son poemas pésimos...
-Te valoras muy poco, eres bueno y quiero escucharte declamar uno de ellos,
además quien sabe tal vez esa linda señorita se enamore de uno de tus poemas
La mente de Alberto voló de nuevo tiempo atrás. A su primer día en la
universidad. Estaba nublado y el cielo amenazaba con llover, Alberto trató de
apurarse, no quería mojarse, pero le era algo difícil moverse, caminar era
tormentoso por el accidente. Lo peor era tener que subir las escaleras, estaba
casi seguro que se atrasaría a su primera clase por ese hecho, subió torpemente
por las escaleras apoyándose en el barandal. Hasta que de pronto vio a una
muy hermosa señorita de pelo negro.
-¿Te ayudó?- Pregunto ella sonriéndole
Alberto asintió, ella lo tomó del brazo y pudo ver su rostro de frente. Era
hermosísima, era de tez morena clara, ojos negros como la noche, cabello
negro lacio muy largo y lo más atrayente para él eran sus labios sumamente
finos. Por las noches soñaba con hablarle y conocerla, sentir la calidez de su
mano de nuevo, susurrarle uno de sus poemas o quien sabe besar esos labios
finísimos.
-… Y si no declamas en lo que resta el semestre- Camila continuaba hablando-
Te repruebo
-¡Que maldad!- Dijo Alberto sonriendo, en verdad adoraba las ocurrencias de
su auxiliar- Lo voy a pensar, solo espero que no te burles cuando se me trabe
la lengua frente a toda la carrera
-Recuerda que lo estás haciendo por tu nota…
-Eso es cruel. Te haré renegar en tu clase del día sábado
Ambos sonríen, saben que siempre podrán confiar en el otro.
19 Días Después De La Ruptura
-¡Hey!- Dijo una de las chicas que lo acompañaba moviendo la mano en frente
de él- ¡Alberto!
-¿Sucede algo?- Respondió Alberto como si acabara de despertar de un sueño
-Estás como ido ¿Seguro que estás bien?
-Sí, sí lo estoy, voy a estar bien, tú no te preocupes
Mientras subían las escaleras, no pudo evitar pensar en que le iba a ser difícil.
De nuevo le iba a ser difícil declamar. La tristeza lo invadía desde hace días y
no tenía el mismo entusiasmo que antes. Todos notaban que haber terminado
con Amelia le estaba afectando. ¿A quién no le afectaría ver a su amada todos
los días y no poder decirle nada?
La verdad era que no quería declamar. No en ese evento, era un evento
importante, era el VII Congreso Nacional de Lingüística e Idiomas y su
carrera era el anfitrión, iban a venir muchas personas importantes y no estaba
seguro si quería representar a su carrera porque todavía ardía la herida de la
ruptura y era como echarle limón y sal a la herida. Así era como había
empezado, declamando para que ella note que Alberto existía. Lo había hecho,
lo había conseguido, pero de nuevo era invisible para ella y tal vez ahora
invisible para siempre.
-Buenos días Alberto- Saludó la licenciada Liliana sonriente como siempre, a
Alberto le agradaba eso, podía contagiar esa energía a quien sea, por eso
consideraba que ella era la mejor licenciada que había tenido
-Buen día Lic.- Respondió Alberto tratando de devolver la sonrisa, no podía
mostrarse deshecho para un ensayo
-¿Aprendió el poema?- Preguntó mientras iban entrando al salón para ensayar
-Sí, pero Lic. Me enfermé y justamente de la garganta…
Alberto se había enfermado apropósito. No quería declamar, pero tampoco
quería fallarle a la Lic. Liliana. Había aceptado declamar días antes de la
ruptura, estaba convencido de que lo iba a hacer para Amelia, pero todo había
cambiado. No quería decirle la verdad a la licenciada, así que se le ocurrió el
maravilloso plan de enfermarse.
-Pero va estar bien supongo ¿No es así?- Respondió la Licenciada sonriendo y
Alberto sabía que estaba perdido
-Sí, me voy a poner bien
Entraron al salón el cual era bastante grande. Era intimidante para él. ¿Cómo
haría que su voz llenará el lugar? Y sobre todo ¿Cómo haría que su voz
quebrada por el amor llenará el lugar?
-Empecemos, no perdamos tiempo- Dijo Lic. Liliana
Las chicas que lo acompañaban para declamar estaban llenas de energía,
dispuestas a ensayar. El poema que montarían no sería un poema como tal.
Sería algo que hace mucho tiempo no hacía, poesía teatralizada. La última vez
que Alberto había hecho algo así había sido hace años, pero esa experiencia le
había encantado, se sentiría muy emocionado si es que la tristeza no estuviera
dentro de él.
-Romance Nativo, es uno de los mejores poemas de Valda Chavarría-
Comentó Alberto mientras empezaba a ponerse cómodo para ensayar- Hay
que hacer que sea lo mejor del evento ¡Empecemos!
Lic. Liliana había asignado papeles de acuerdo a las estrofas y personajes del
poema. Él sería Lorenzo Chipana Quispe, el pobre campesino que por querer
un mejor futuro para su querida, Francisca, había partido para las minas, para
que a la final ella se vaya con el patrón de la hacienda. Con su situación actual,
trataba de convencerse de que podía interpretar muy bien ese papel. Solo que
tenía un pequeño problema que le incomodaba, quién haría de Francisca sería
la licenciada. Eso le incomodaba y a la vez le agradaba. Podría compartir
escenario con una buena actriz (A parte de ser docente ella también era actriz,
otra razón más para que a Alberto le agrade tanto).
En cuanto empezó el poema Alberto trato de no ponerse nervioso, no lo
consiguió. Su cabeza le hacía malas jugadas, haciendo que repita el mismo
verso una y otra vez o que se mueva de manera graciosa.
-Alberto concéntrate- Le dijeron las señoritas, en medio de risas, de verdad
estaba haciendo el ridículo.
Empezó de nuevo y su mente esta vez le hizo olvidar líneas del poema y decir
otras. Su mente había aprendido bien el poema, al mismo tiempo que le había
hecho aprender líneas de otros poemas más. Poemas que él había escrito para
Amelia y de rato en rato se le escapaban.
No aguanto más y decidió salir del ensayo en cuanto empezaron ensayar la
parte en la que el poema describía una fiesta. Se dirigió a los sanitarios,
necesitaba refrescarse, se había enrojecido en más de una ocasión en el
ensayo. Se dirigió hasta el otro extremo del salón por un baño y mientras se
lavaba el rostro se miró al espejo.
-¿Qué pasa?- Se preguntó así mismo- ¿Quieres hacer el ridículo? ¡Vendrá
gente importante a este evento! ¡Quieres hacer quedar en ridículo a tu carrera!
¡Vamos! Debes separar tu vida personal de tu vida artística, lo sabes. Ahora
vas a volver y vamos a ensayar bien.
Y de repente Alberto sintió la misma sensación que aquella noche. Cuando
decidió volver a declamar.
113 Días Antes De La Ruptura
12 de junio de 2019
Ivette:
Sí, decidí volver. Una vez más, no puede pasarme nada malo. Mi cadera está
bien y sí, ya no tengo miedo. Nunca más tendré miedo.
¿Qué haríamos si no tuviéramos miedo? ¿Te imaginas eso? Haríamos todo lo
que nos proponemos. Lograríamos grandes cosas. Lo primero que yo haría
sería ir a ver a esa chica hermosa de labios delgados y le diría que su belleza
ha inspirado un montón de poemas míos. Que tal vez me he enamorado de ella
y que quisiera conocerla y quién sabe hacerla mi esposa. Jajaja No te pongas
celosa.
El miedo nos paraliza, impide que logremos nuestras metas, que salgamos de
nuestra zona de confort y nos arriesguemos a cosas nuevas y quién sabe, tal
vez cosas buenas. Vivir sin esa clase de miedo que te impide hacer nuevas
cosas, sería genial ¿No lo crees?
Y sí, yo tenía miedo. Ambos sabemos porque tenía miedo. Después de perder
el concurso departamental de declamación, nada ha sido igual. Fue
humillante perder así, puesto que lo había ganado ya en una ocasión. Podía
ver claramente la decepción de los jurados, algunos de ellos habían sido mis
maestros.
¿Lo recuerdas?
23 de agosto de 2018. La fecha que todo cambió para mí, ¿Recuerdas cómo
mis compañeros de teatro me llamaban en ese tiempo? “El Príncipe
Endemoniado” Por fuera me veía muy elegante y hasta frágil, según ellos,
pero cuando me subía al escenario demostraba lo contrario, yo era capaz de
causar un terror inimaginable con solo mi voz, mis movimientos y mi
capacidad de crear poemas tan complejos que incluso dudaban que fueran
míos. Esa tarde de agosto me había inscrito de nuevo al “Gran concurso de
declamación departamental: Con poesía nos vamos a levantar” Mi anhelo era
salir campeón por segunda vez y última vez, pues después de eso ya no
volvería a declamar ahí jamás debido a mi edad. Solo pueden declamar
menores de 18 años. Había elegido mi poema “¿Lograrás recordar el
mañana?” Hablaba de cómo se destruía el mundo y El Príncipe Endemoniado
era experto en destruir, pero había un pequeño problema. Ese día yo no
estaba al cien por ciento. Mi corazón estaba desecho por un amor anterior
que me había dejado con muchas dudas Recuerdas lo que me dijo ¿No?
“Solo eres capaz de escribir rimas sin sentido, jamás nadie va a leer algún
escrito tuyo. Eres pésimo en lo que haces y deja de escribirme”
Y eso solo fue un día antes del 23 y mi mente recordaba eso. ¿Y si era verdad?
Tal vez de verdad solo era capaz de escribir rimas sin sentido y nadie me iba
a leer. Tal vez era pésimo en lo que hacía y deje que el miedo y la inseguridad
se apoderará de mí. De que ella apareciera entre el público y me dijera lo
mismo frente a todos. Fue un miedo irracional, lo sé…
Delineé mal mis ojos (El Príncipe Endemoniado usa mucho maquillaje), mis
labios estaba terriblemente mal pintados por el temblor de mi mano, sentía
que el saco largo me hacía notar más delgado de lo que soy y que mis
múltiples anillos me incomodaban. Salí al escenario cargado de miedo, olvidé
el primer verso y me salté al otro y luego retrocedí al principio, mi
respiración se agitaba horriblemente producto del temor. Me callé y traté de
recordar el poema, no lo conseguí. Empecé a decir frases incoherentes. Ese
no era el Príncipe Endemoniado, solo era yo jugando a ser declamador. Tuve
miedo…
Hoy no va a pasar lo mismo.
No tengo porque tener miedo. Tal vez no soy bueno en lo que hago, pero todos
estos días he ido practicando y mejorando. He vuelto a escribir
constantemente, he estado ensayando, sé bien el poema, por si acaso tengo un
verso alternativo por si ocurre el fenómeno de olvidarlo de nuevo. También
quiero impresionar a esa linda señorita de la que te hablé, quiero que sepa
que existo, que aquí estoy y que no tengo miedo.
Acabo de delinear mis ojos correctamente junto con los labios. El saco me
hace sentir seguro como en los viejos tiempos y mi cabello está muy
despeinado, producto del bautizo. ¡Ah sí! me olvidaba comentarte que hoy nos
bautizaron a los de primer y segundo año. Pensé que sería traumante, fue
divertido, espero que el siguiente primer año disfruté del bautizo tanto como
yo. Será un recuerdo que siempre llevaré en mi memoria. Estoy a unos
minutos de salir a declamar y lo voy a hacer bien. ¡El Príncipe está de vuelta!
-Okey, tú puedes- Dijo para sí mismo Alberto viendo hacia afuera del
escenario tras bambalinas- Es hora de volver a ser El Príncipe Endemoniado,
no hay porque temer. Tienes que hacerlo bien, estás representando a tu
semestre, demuestra que puedes. ¡Vamos! ¡Vamos!
Alberto salió decidido al escenario y varios de los presentes se sorprendieron
de su nueva apariencia. ¿De verdad era el muchachito raro que siempre se
mataba estudiando y que a veces tartamudeaba al hablar?
-De autoría propia- Dijo él con voz fuerte y clara- ¿Lograrás recordar el
mañana?
Y de repente música extraña empezó a sonar, acompañada de un verso
introductorio que él había grabado a manera de presentación.
Y el hombre jamás creyó que iba volver
Se creyeron dueños de una tierra que jamás lograron poseer
Ahora él está aquí, está de vuelta
Es el juicio final ¡Y vamos a dictar sentencia!
Ese verso lo había puesto en alusión a su regreso al escenario, nadie lo notó,
solo él lo supo. Entonces comenzó.
¿Lograrás recordar el mañana?
Silbará el viento, anunciará la tempestad
Los ríos descansarán en silencio mortal
Y te darás cuenta de que no hay mañana

Mañana se abrirán las puertas


No estamos solos en este universo
Se acabará la mentira de paz
Las espadas con todo su filo caerán

En ese instante Alberto se dio cuenta de que su voz había regresado, estaba
declamando como en los viejos tiempos, se esforzó más entonces.
Mañana la vida cerrará las cortinas
La tierra dormirá en paz
En un beso mortal dejará al hombre
Y empezará el juicio final
Te preguntas quien soy yo
Yo soy el empiezo y el final del tiempo
¡Y no! No volveré a morir por ti
Mi sangre derramada ahora será venganza

Sonarán estruendos rezos de arrepentimiento


El diablo se alimentará de tu dolor
Todo su miedo ahora mío será
¡Ha llegado tu hora de pagar!
Su saco se movía con cada movimiento que hacía, aumentando el dramatismo,
eso le encantaba a Alberto. Solía decir que ese saco era como las alas de un
demonio. Si se movía tan bien, sabía que estaba dando un buen espectáculo.
Vistes falsos dioses en honor a mí
Pides para el pobre y te honras a ti
¿A cuántos niños habéis engañado?
¡No pienso morir por ti otra vez!

Pero tu final no viene por mí


En un basurero has convertido tu hogar
Tu gran progreso será tu castigo
¡Con ella empieza el final!

Su poema ya casi finalizaba, de pronto se detuvo al descubrir a su linda


señorita sentada atrás entre el público. Entonces siguió con más fuerza, a pesar
de que se estaba quedando sin voz.
Los bosques y animales te temen
Tú solo los usas para ti, lo saben
El que alguna vez te amaba y su aire te dio
Ahora te lo quita sin compasión

Tratas de huir
Tu tecnología no sirve aquí
Todo lo otorgado ahora te es retirado
Tal como cuándo rechazaste al pobre

¿Duele no es cierto?
Morir sin poder ver otra mañana…
Cuando termino los aplausos vinieron como de antaño, felicitaciones de
personas que no conocía y sus compañeros de salón se encontraban orgullosos
de él. No le sorprendió para nada ganar el concurso. Fue una noche feliz para
él, aunque el verdadero premio para él, era que tal vez la señorita hermosa
había notado que él existía.
¡El Príncipe estaba de vuelta!
20 Días Después De La Ruptura
-Oye ¿De verdad te vas a enojar por eso?- Preguntó Isaac mientras caminaban
con rapidez a la universidad
-No, no estoy molesto- Respondió Alberto en un tono que reflejaba claramente
su molestia
-No importa, vamos a sacar las pancartas de una vez, la inauguración seguro
ya va empezar
Ese día iba a inaugurarse el Congreso y ese mismo día se suponía que debían
realizar la poesía teatralizada, pero debido a una mala coordinación se había
movido para hacerlo al día siguiente en la noche cultural del evento. A Alberto
no le molestaba el hecho de declamar otro día, le molestaba el hecho de que
Amelia también estaría presente en la noche cultural, estaba haciendo todo lo
posible para evitar verla y ahora debía verla. Lo peor era que ella bailaría en la
noche cultural, a él le encantaba verla bailar. Eso iba a desconcentrarlo mucho.
-¡Lice!- Gritó Isaac a medida que veían a la Lic. Liliana saliendo de la
universidad- ¿No vamos a actuar hoy?
-No, lo siento- Esta vez ella no sonreía como siempre, se notaba molesta y al
igual que su alegría también era capaz de transmitir su enojo
-Lic. Traje todo mi vestuario para nada entonces- Comentó Alberto a manera
de reclamo
-No se preocupen, si fletaron algo yo se los voy a reponer
-No se preocupe Lice- Dijo Isaac- Igual nos tenemos que presentar mañana lo
vamos a hacer bien
Alberto adoraba eso de su amigo, siempre estaba lleno de energía, siempre
dispuesto a hacer cualquier actividad. Él mismo se había propuesto a ayudar
con lo de la poesía. Era una de las cosas que más le llamaban la atención a
Alberto, que él estuviera lleno de vida y energía, sabía que nunca debía
perderlo como amigo. Fue uno de las primeras personas que se preocupó
cuando se enteró que rompió con Amelia, por eso le había sugerido que
ayuden en toda la organización del congreso, así también mantendría la cabeza
ocupada y no pensaría tanto en Amelia.
La licenciada sonrío y siguió su camino, los dos chicos igual, pero Alberto
seguía molesto, eso se notaba en el aire.
-Ya no estés así- Dijo Isaac dándole un codazo amistoso- Vamos a actuar
mañana
-Sí es que traje toda mi ropa en vano- Dijo Alberto- La verdad quería declamar
hoy
-Pero tendremos más tiempo de ayudar a nuestra comisión hoy, hay que
arreglar todavía el salón del que estamos encargado
Alberto asintió y subieron al último piso de la universidad por las pancartas
que debían llevar al salón donde se realizaría la inauguración. La tensión
seguía notándose en el aire, al parecer Alberto también era capaz de contagiar
su mal humor. De verdad quería declamar ese día, declamar era su forma de
desahogarse y ahora se estaba ahogando en un mar de tristeza. Todavía
extrañaba a Amelia y sabía que le afectaría mucho el verla bailar.
Ambos bajaron en silencio con las pancartas y llevaron las pancartas al salón
de la inauguración. Antes de salir del salón, Isaac se acercó a la licenciada que
estaba encargada de la inauguración del evento.
-Buen día Lice- Saludó Isaac- ¿Todavía hay espacio en el programa? Mi
compañero quiere declamar
-¿Qué estás haciendo?-Preguntó Alberto en voz baja
-Tú me lo dijiste una vez, poesía es como hablar para ti, necesitas desahogarte
-Sí- Respondió la licenciada- ¿Cuál es tu nombre y el nombre de la poesía?
Alberto dio todos los datos y los nervios empezaron a consumirle. Esos
nervios que siempre tenía antes de salir a escena, su mente se concentró por
fin en otra cosa y no en Amelia, estaba muy agradecido con Isaac, él mejor
que nadie sabía que Alberto debía desahogar su tristeza y que mejor forma que
en poesía, tenía razón los poemas eran la forma de hablar para Alberto.
Empezó el evento y Alberto trataba de concentrarse en que debía declamar.
Tal vez algo romántico, tal vez algo triste, tal vez algo trágico. Hasta que
ocurrió lo impensable, vio a Amelia parada en la puerta. Llevaba el traje que
debían usar los organizadores. Tantos días tratando de evitarla, de no pensar
en ella y tratar de pensar en otras cosas, para que a la final ella también
estuviera dentro de los organizadores, tendría que verla todos los días del
evento.
De repente anunciaron su nombre y salió al escenario, en ese instante recién se
le ocurrió que declamar.
-De autoría propia- Dijo con voz nerviosa pero tratando de ser fuerte- “Sé
feliz”, con mucho cariño para todos los enamorados, nunca sabes cuándo
puedes perder a quien más amas. Amen ahora, amen para siempre.
Empezó con voz suave pero potente, estaba sintiendo en su piel cada palabra,
cada verso que de su boca brotaba.
No toques triste el piano
Solo recuerda nuestros hermosos años
Recuerda desde el principio
El cómo entre juegos un te amo te susurraba

El silencio observa
Como dos almas gemelas se aman
Y entre llantos no se tocan
Se sufren entre lágrimas se aman

Él tocaba el piano por ella


Ella danzaba con alegría por él
Y el destino es cruel
Los separó y no se volvieron a ver

De repente sus ojos descubrieron a Amelia observándolo, en cuanto sus


miradas se cruzaron, la mirada de ella se apartó ¿Le estaba llegando acaso el
poema?
Desde un apartado cielo
Él le compone canciones y los más hermosos versos
Inspirados cada uno en el extrañar su besos
Se extrañan, se aman, pero no se tocan

Él cada noche manda una estrella


Que en las noches le susurra a ella
Las canciones que le ha compuesto
Mientras ella recuerda esas noches de juego

Se fijó a su alrededor y todos le veían atentos. Al parecer también podía


contagiar su tristeza, el público no lo sabía pero la tristeza no era parte del
poema, era real.
No llores más, yo estoy bien
A las estrellas les cuento lo lindo que bailas
La luna está celosa por cómo con tu brillo le opacas
Y al sol le veo sonrojado por haber descubierto nuestro amor

A las nubes les digo que alegraban nuestros días


A la brisa que tú por él sonrías
Le he dicho a Saturno que nuestro amor es más grande que él
Él se queda en silencio y vigila que duermas bien

No llores más soy estoy bien aquí


Tú procura por favor ser feliz…
El terminó su poema, se sentía bien, se había desahogado. Vio que Amelia
había abandonado el salón con un rostro bastante desencajado. Su intención no
era lastimarla, pero si la de decirle que estaba sufriendo por ella. Tal vez lo
había conseguido. Vio a Isaac quien con una sonrisa le decía: “Lo necesitabas”
Realmente quería mucho a su amigo.
104 Días Antes De La Ruptura
-Oye Albert la gene sigue diciendo que tú y yo estamos locos
-¿Qué tú y yo estamos locos Sack?
Esa conversación se había hecho típica entre Isaac y Alberto. A parte de haber
declamado de nuevo, Alberto había accedido a actuar con Isaac en una
interpretación de “Chespirito”. A Isaac le encantaba esa tan exitosa serie y
además solía interpretar magistralmente los papeles que Roberto Gómez
Bolaños interpretaba. Esos papeles le caían como anillo al dedo. Isaac no era
muy alto al igual que Chespirito y tenía la misma gracia que él. Entonces se le
había ocurrido la gran idea de actuar alguna pieza cómica de tan genial artista.
“Los Chifladitos” Pareció una buena opción.
La noche de talentos del aniversario fue tremendamente hermosa e
inolvidable. Ahora muchas personas sabían que esos dos muchachos tan locos
existían y estaban dispuestos a seguir regalando alegría a su carrera.
Alberto aun no entendía cómo es que se llevaba tan bien con Isaac, él era
bastante alegre, activo y bastante enérgico. En cambio él era mucho más serio
e incluso podía decirse que era algo vago. Alberto era demasiado precavido en
algunas ocasiones, Isaac era bastante impulsivo. A Alberto no le gustaba
bailar, en cambio a Isaac sí y era muy buen bailarín. Isaac tenía mucho
carisma y era un excelente líder, Alberto también lo era, pero con lo serio y
precavido que era, no lo demostraba muchas veces.
Con tantas diferencias debían ser incompatibles, pero en cambio hacían buen
equipo.
Al principio de clases a Alberto le disgustaba el comportamiento de Isaac, le
parecía impropio comportarse de esa forma, pero luego reflexiono y se dio
cuenta de que él era un amargado e Isaac tenía razón, había que divertirse.
Empezaron a congeniar más en las asambleas que se llevaban en su carrera, a
Alberto le interesaba demasiado la política, aunque por los consejos de su
abuelo, jamás debía meterse de lleno en ella. Fue ese uno de los gustos en
común que encontraron al principio, a Isaac también le interesaba, ambos se
inmiscuyeron rápidamente en todo lo que ocurría en su carrera y su
universidad. Siempre se mantenían bien informados y siempre buscaban lo
mejor para la carrera.
-¿Sabes?- Dijo un día Isaac- Mi sueño más grande es llegar a ser rector de la U
-Lo lograrás- Dijo con mucha confianza Alberto
-Y quiero que tú seas mi vicerrector
-¡Pero claro!
Alberto estaba muy convencido de que él sería una muy buena autoridad. Él
era un buen líder y además buena persona, juntos se complementaban y
estaban seguros de poder lograr cosas grandiosas para su universidad.
Alberto deseaba que de verdad Isaac cumpla todos sus sueños y que sea un
excelente lingüista, que jamás deje de ser buena persona y sobre todo que
siempre siguiera actuando de Chespirito. Con mucho afecto él lo llamaba
“Sackspirito”.
A Sackspirito
Eres el mejor amigo que he tenido, aunque es poco tiempo debo decirte que
tienes un lugar en mi corazón de pollo

Hoy es un día que tal vez no olvidaré


Siempre y cuando mi memoria no se chispoteé
O a mis versos les dé una chiripiolca
Tal vez se reinicié sin querer queriendo

Siempre has logrado sacarle una sonrisa


A la peor desgracias mía
En mis memorias atesoro cada día
Incluso la vez que no nos dimos prisa

Nunca expreso mis sentimientos


Más si no es en un verso
Y ahora que de ti me acordé
Dije un verso por él

Me ha apoyado cuando mi corazón se rompió


No una, no dos, sino infinidad de veces
Pero como tú dirías
“Al Sackspirito lo podrán derrotar quinientas veces
Pero no quinientas un veces”

Debo decirte, ahora va enserio


Que espero que nunca te pongas amargado y serio
Adoro al personaje que eres
Ninguno de los seres a ti se compara

En mi pequeño corazón de escritor


Tienes un espacio y una mano amiga
Que siempre te dirá
“Oye Chaparrón la gente sigue diciendo
Que tú y yo estamos locos”

En verdad quería mucho a su amigo, ahí por fin entendió que la amistad era
más valiosa que cualquier amorío.
4 Días Después De La Ruptura

Alberto se encontraba sentado en los bancos del pasillo de su carrera. Se sentía


bastante mal aún. Estaba considerando en renunciar a todo de una vez. Dejar
de declamar, de escribir, incluso pensaba en dejar la carrera. De todos modos
estar en esa carrera jamás había sido su sueño. Él quería ser maestro, pero no
logró aprobar el examen de admisión, fue por eso que llego a estudiar
Lingüística. Ahora estaba consciente de que le iba a ser muy difícil continuar
la carrera viéndola todos los días, sin poder decirle nada. Sería difícil
continuar sin los saludos típicos de cada día o las caricias al terminar el día.

-Hola Albert- Saludó Isaac llegando de pronto- ¿La gente sigue diciendo que
tú y yo estamos locos?

-¿Qué tú y yo estamos locos Sack?- Respondió Alberto muy apenas

-Ya en serio ¿Estás bien?- Preguntó sentándose a su lado

-Sí ¿Por qué? yo estoy muy bien- Dijo Alberto sonriendo ampliamente, quería
aparentar estar bien, Isaac lo percibió de inmediato

-Tranquilo, todos lo sabemos, va a pasar

-Quisiera nunca haber estado con ella, quisiera que todo volviera a ser como
antes, cuando le molestaba simplemente por molestar

-Nada va a ser igual- Isaac solía ser muy directo a veces- Todo va a cambiar,
creo que lo sabes…

-Sí, lo sé, solo quisiera…

-Pero tal vez todo es para mejorar, tal vez ella no era la indicada

-Quisiera recuperarla…

-¡Conserve su dignidad soldado!

-Jajaja, creo que ya la perdí mi capitán

-¡Recupérala! ¡La dignidad, no a ella!


Ambos rieron, Isaac no iba dejar solo a su amigo en esta crisis personal, iba a
ayudarlo a salir de esa tristeza inútil. Y la mejor manera de salir de esa tristeza
era con risas.

-Oye la verdad pensé que te había terminado por no darte un regalo de


cumpleaños- Comentó Isaac entre risas

-Jajaja, ¡Oye! ¡Eso es cruel!

-Estuve pensando en que debería recuperarla por ti, creo que igual funciona
¿O no?

-Jajaja si no me equivocó creo que ella te gustaba ¿No?

-Al principio sí ¡Me la bajaste!

-¡Hice en un mes lo que no hiciste en un semestre!

Siguieron bromeando toda la tarde, ahí Alberto supo que siempre podría
confiar en Isaac, su amistad era verdadera.
201 Días Antes De La Ruptura

-Y eso es exactamente todo acerca de los textos informativos- Dijo Alberto


con el pelo desencajado, se había emocionado demasiado en su exposición-
¿Tienen alguna pregunta?

Nadie la tenía. Todo se había comprendido a la perfección, a Alberto le


encantaba exponer, su sueño más grande era convertirse en maestro, le
encantaba enseñar. Ya había enseñado antes, había sido maestro de teatro hace
mucho tiempo y él consideraba que había sido un buen maestro, había logrado
llevar a su elenco a la final del concurso nacional de teatro. Deseaba con todas
sus fuerzas volver a enseñar pronto.

Todo su salón empezó a aplaudir enérgicamente, de verdad lo había hecho


bien. Incluso vio a su licenciada, quien estaba encantada con la exposición.
Era raro verla así. Supo que lo hizo bien.
54 Días Después De La Ruptura

Alberto empezó su exposición sin un ápice de energía. Al fin y al cabo las


clases ya acababan y estaba convencido de que esa exposición no afectaría su
nota, igualmente ya había aprobado.

-Creo sinceramente que podríamos combatir el capitalismo con este sistema,


pero en nuestra sociedad es obvio que no va a funcionar

De repente se dio cuenta de que estaba cometiendo terribles errores en su


exposición, contradecirse, sacar conceptos erróneos, pero nadie lo notaba. Él
no estaba en el aula, sus compañeros tampoco, ni siquiera el docente estaba
ahí. Era una clase fantasma. Él la había vuelto fantasma con su exposición tan
aburrida. No tenía muchas ganas de exponer, por el simple hecho de que debía
hacerlo junto a Amelia. Habían conformado el grupo de exposición antes de
romper y ahora la comunicación entre ellos era nula, esa era una de las razones
por las que no tenía ganas de nada. No habían puesto suficiente empeño.

La exposición termino, Alberto no pidió que le hagan preguntas y


simplemente regreso a su asiento. El docente trato de explicar mucho mejor el
tema, pero igualmente nadie le atendería. Ni siquiera Alberto quien sacó su
antiguo cuaderno de poesía (El único que había sobrevivido a la quema) y
empezó a escribir vagamente.

26 de noviembre de 2019

Ivette:

Hace muchos días que ya no te escribo, lo lamento. No te daré explicaciones


solo te dire: Me equivoque ¿Sabes? Amelia no es la indicada. Todo se está
volviendo un completo caos para mí. Creí que los días que los pasaría
encerrado en casa por los conflictos ayudaría, pero no. En cuanto vi a
Amelia, todo el torbellino de emociones que me hizo sentir una vez, regresó.
Mucho más fuerte que antes, creí de verdad haberlo superado, pero no es así.
Esto me afecta demasiado.

Duele separarse, duele demasiado, más si empezabas a formar una vida y una
rutina con tu pareja.
Amelia y yo teníamos una vida en común, amistades en común, gustos en
común. Siempre al salir de la U nos dirigíamos cuesta arriba para tomar
alguna movilidad que nos lleve a la avenida principal de la ciudad. Ella solía
tomar mi mano y apoyarse en mi pecho, solía besar su frente y a veces robarle
un beso. Ahora debo evitar ir cuesta arriba al salir o procurar salir antes de
ella para tomar el transporte.

Solíamos quedarnos en una calle llena de automóviles, solía comprar


chocolates algunas veces. Hoy ya no paso por esa avenida y me rehúso a
comer chocolates.

Evito pasar por la calle en la que sucedió… me duele recordar que ahí ella
supo que la amaba. Desvío mi trayecto y me dirijo por otras calles, aunque
eso me lleva más tiempo.

En las mañanas trató de no subirme al mismo auto que ella para ir a la


universidad, aunque casi siempre nos topamos. Ambos somos tan puntuales. A
veces me levantó tarde para evitarla. Duele verla.

He dejado de hablar con sus amigos cercanos, ella ha hecho lo mismo. Toda
la historia en común que íbamos construyendo se ha hecho pedazos. ¿Puedes
creer que estaba pensando en dejar de escribir? Pero bueno al final soy
escritor y escribir es como respirar para mí, así que es medio imposible.

Le escribí un poema
Tan Cerca De Mi Lado
Tan lejos te siento
Y junto a mí te tengo
Dime que debo hacer
Para escribirte otra vez

Arreglas tu hermoso cabello


Yo ya no soy dueño de ello
Nuestras miradas rara vez se cruzan
Y añoro el tiempo atrás

Yo una vez más quiero besarte


Tú de mí quieres alejarte
No sé qué hacer teniéndote aquí a mi lado
Si de nuestro amor tú te has alejado

Y quiero servirte café


Quiero en las mañanas verte llegar
Y que con un beso un buenos días me des
Quisiera retroceder nuestro tiempo

Hay días que no sé cómo hacer


Para no tenerte que ver
Si tenemos que estar encerrados aquí
Y tú siempre te alejas de mí

Y la verdad quiero hablarte


Decirte todo lo que la última vez no dije
Acariciar tu pelo y besarte
Quiero sentir una vez más tu calor…

Estás ten cerca de mi lado


Y mi corazón es terco…
Mis razones jamás entenderán
Que tú y yo nos hemos separado…

Y tengo tan cerca de mi lado…

Cada día la extraño más, cada día te extraño más.


95 Días Antes De La Ruptura
1 de julio de 2019
Iluminará ella mi día
Veré un nuevo amanecer con alegría
En mis brazos yo te tendré
Tomarás mis penas y las arrojarás al mar
Tendré tu corazón cuando el día he de terminar
Ella es mi princesa, a ella siempre la amaré
¿Quién es Ivette?
Ivette es todo para mí. Es felicidad, es alegría, es amor, es candidez, es
dulzura, es ternura y sobre todo ella es una de las razones que tengo para
vivir. Ella no es una persona como tal, pero sé que un día tomará forma física
y me bridará la oportunidad de conocerla y sobre todo me dará la
oportunidad de entrar a su corazón.
Cuando tenía 15 años leí una historia, que hasta ahora ronda en mi cabeza,
acerca de un romance (Me encantan los romances) Con muchos conflictos.
Recuerdo bien el nombre de la chica. Siempre va a quedar en mi memoria,
Ivette. Ella era buena, tierna, cariñosa, valiente y una excelente líder. Ella
ayudaba a un chico que había sufrido un accidente automovilístico y lo había
dejado sin poder caminar, él era futbolista y el accidente arruinaba una vida
planeada, aparte de que al pobre muchacho lo había dejado su novia en ese
entonces. Él estaba en una profunda depresión y no se levantaba de su cama
por días, muy apenas hablaba con alguien, pero ella hacía de todo para
animarlo a vivir. Era muy difícil, pero ella no se rendía hizo de todo para que
él se levantará. Que el futbol no era su única opción.
Un día ella lo escuchó cantar una canción muy hermosa, él tenía una
grandiosa voz. Ivette lo animo a seguir cantando. A ella le fascinaba
escucharlo cantar, al mismo tiempo surgía un amor poco usual entre ellos, un
amor muy hermoso, sublime y ese es el tipo de amor que yo quiero.
No termine de leer la historia y no sé si él logró cantar en un escenario
grande con Ivette a su lado. Ni siquiera sé si terminaron juntos, generalmente
todos los romances que he leído terminan en desventura y me dejan un sabor
amargo.
Pero desde ese día juré que iba a encontrar a una chica como Ivette, que se
preocupe por mí como yo lo haría por ella. Que me apoye en mis metas y que
yo le corresponda igual. Que cuando uno de los dos esté por caer el otro lo
sostenga. Quiero una relación especial, en la que ambos nos complementemos
y crezcamos juntos como personas. Quiero a una Ivette.
Y no lo sé, algo dentro de mí, me dice que esa señorita de labios finos podría
ser Ivette, es tan idéntica a como la describían en la historia. He averiguado
un poco acerca de ella y sí tiene muchos puntos a su favor para ser mi Ivette.
Yo no tengo muchos puntos a mi favor para ser su pareja, no soy muy guapo,
de hecho siempre camino desarreglado. Se me traba la lengua al hablar con
una chica, pero sí tengo algo a mi favor, puedo escribir y expresarme de
manera muy dulce en mis escritos. En mis escritos realmente puedo
expresarme tal como soy, la poesía es mi forma de hablar y sé que puedo
conquistarla, o por lo menos no quedarme con la duda de saber si puedo o
no…
Le he escrito más poemas, estos últimos días y espero que algún día de verdad
los lea.
Solo tuyo
Aún espero que voltees hacia mí
Muevas ese hermoso pelo lacio
Aún espero que voltees a mi lado
Déjame ver tus ojos preciosos

Haz revuelto la vida


Y ahora de ti no tengo salida
Me has enredado en ti mi musa
Te adoro más de lo que te imaginas

Sé que mil te desean


Que eres la más bella de aquí
Tal vez nunca podré rozar tus labios
Pero créeme me tienes aquí

Cómo deseo acariciar tu rostro suave


Acariciar ese cabello ensortijado
Escuchando cada respiro tuyo
Cerca de mí, en mi corazón

Quiero entregarme a ti
Ser solo tuyo, tuyo y de nadie más
Enredando tu cabello en mis manos
Susurrándote un te amo
Voy a conquistar a mi Ivette. Voy a conquistarte.
57 Días Después De La Ruptura
Alberto encontró esa carta que había escrito hace tiempo. Esa carta que trataba
sobre su Ivette, su musa idealizada. La mujer con la que soñaba noche a
noche. La mujer a la que creía haber amado semanas antes. Poco a poco
empezaba a darse cuenta de que ella no existía, no existía una Ivette como tal
y tal vez nunca existiría.
En su furia agarro la carta y empezó a tacharla por todos lados. Empezó a
reescribirla deformando horriblemente todo lo que había escrito anteriormente.
¿Quién es Ivette?
Ivette es todo para mí. Es felicidad, es alegría, es amor, es candidez, es
dulzura, es ternura y sobre todo ella es una de las razones que tengo para
vivir. ES TRISTEZA, ILUSIÓN TONTA, UN ABSURDO SI QUIERES
LLAMARLO ASÍ. Ella no es una persona como tal, pero sé que un día
NUNCA tomará forma física y JAMÁS me bridará la oportunidad de
conocerla y sobre todo me dará la oportunidad de entrar a su corazón.
Cuando tenía 15 años ERA UN COMPLETO TONTO leí una historia, que
hasta ahora ronda en mi cabeza, acerca de un romance (Me encantan ODIO
los romances) Con muchos conflictos. Recuerdo bien el nombre de la chica.
Siempre va a quedar en mi memoria, Ivette. Ella era buena, tierna, cariñosa,
valiente y una excelente líder. Ella ayudaba a un chico que había sufrido un
accidente automovilístico y lo había dejado sin poder caminar, él era
futbolista y el accidente arruinaba una vida planeada, aparte de que al pobre
muchacho lo había dejado su novia en ese entonces. Él estaba en una
profunda depresión y no se levantaba de su cama por días, muy apenas
hablaba con alguien, pero ella hacía de todo para animarlo a vivir. Era muy
difícil, pero ella no se rendía hizo de todo para que él se levantará. Que el
futbol no era su única opción. UNA REVERENDA ESTUPIDEZ A MI
PARECER.
Un día ella lo escuchó cantar una canción muy hermosa, él tenía una
grandiosa voz. Ivette lo animo a seguir cantando. A ella le fascinaba
escucharlo cantar, al mismo tiempo surgía un amor poco usual entre ellos, un
amor muy hermoso, sublime y ese es el tipo de amor que yo quiero QUE
JAMÁS CONSEGUIRÉ.
No termine de leer la historia y no sé si él logró cantar en un escenario
grande con Ivette a su lado. Ni siquiera sé si terminaron juntos, generalmente
todos los romances que he leído terminan en desventura y me dejan un sabor
amargo. LOS ROMANCES EN LA VIDA REAL TERMINAN IGUAL.
Pero desde ese día juré que iba a encontrar a una chica como Ivette, que se
preocupe por mí como yo lo haría por ella. Que me apoye en mis metas y que
yo le corresponda igual. Que cuando uno de los dos esté por caer el otro lo
sostenga. Quiero una relación especial, en la que ambos nos complementemos
y crezcamos juntos como personas. Quiero a una Ivette. ESTABA PIDIENDO
UNA COMPLETA TONTERÍA, JAMÁS VA A PASAR ESO.
Y no lo sé, algo dentro de mí, me dice que esa señorita de labios finos podría
ser Ivette, JAMÁS SERÍA IVETTE es tan idéntica a como la describían en la
historia. He averiguado un poco acerca de ella y sí tiene muchos puntos a su
favor para ser mi Ivette.
Yo no tengo muchos puntos a mi favor para ser su pareja, no soy muy guapo,
Y JAMÁS LO SERÉ de hecho siempre camino desarreglado. Se me traba la
lengua al hablar con una chica, pero sí tengo algo a mi favor, NO TENGO
NADA A MI FAVOR puedo escribir y expresarme de manera muy dulce en
mis escritos. En mis escritos realmente puedo expresarme tal como soy, la
poesía es mi forma de hablar y sé que puedo conquistarla, o por lo menos no
quedarme con la duda de saber si puedo o no…
NADIE ES IVETTE, NO EXISTE. NO EXISTE UNA MUJER PERFECTA. NO
EXISTE LA MUJER CON LA QUE ESTOY SOÑANDO. TODO ES UNA
COMPLETA MENTIRA.
En cuanto termino de desahogar su rabia contenida en el papel, empezó a
llorar amargamente. Era uno de sus escritos más valiosos y por unas rabietas
de niño pequeño lo había arruinado. Empezó rápidamente a escribir de nuevo
la carta. No podía dejar que impulsos así siguieran destruyéndolo.
Se tenía que levantar.
78 Días Antes De La Ruptura
18 de julio de 2019
Ivette:
Me siento nervioso, ansioso, feliz. Siento una maraña de emociones dentro de
mí. Hoy en la noche voy a declamar algo romántico. Sí ya sé, no soy muy
bueno en declamando ese tipo de poemas, pero quiero intentarlo de nuevo.
Cuando empecé a declamar solía declamar solamente poemas románticos,
hasta que me enamoré, me rechazaron y empecé a odiarlos, pero ya ha
pasado mucho tiempo de eso y quiero recordar viejos tiempos.
Esta última semana ha sido muy atareada. Se está llevando el “1er Coloquio
Internacional de Lingüística” y a Isaac se le ocurrió la excelente idea de
ayudar en la organización (¡A ese chico le encanta meterse en todo!) y sí ha
sido genial. Hoy se realizará la noche cultural del evento y voy a declamar. Sé
de buena fuente que Amelia estará ahí (Sí, así se llama la señorita de labios
finos)
Sigo pensando que ella podría ser tú. Quien sabe tal vez por fin has decidido
tomar forma física y aparecerte en mi vida, así que considero que debes saber
que yo existo, que mi intención contigo es vivir uno de los romances más
hermosos y duraderos de la historia. Así que esta noche quiero que sepas que
estoy aquí, que sepas que mi corazón podría ser para ti.
El teléfono de Alberto sonó de pronto y él dejo de escribir, era Camila. Era
extraño hace días que ella no contestaba sus mensajes. Ella le había enviado
uno ahora.
-Alberto- Decía el mensaje junto a un emoticón de una carita triste
-¿Qué pasó?- Respondió de inmediato Alberto
-Me siento sola y triste…
Alberto empezó a sentirse confundido. Generalmente ella no estaba triste y
tenía un montón de amigos ¿Se sentía sola? ¿Triste? No tenía sentido, tal vez
algo muy malo pasaba.
-No entiendo- Escribió Alberto- ¿Está todo bien?
-No, tengo muchas ganas de llorar, todo parece triste a mí alrededor
-¡Nada de llorar!
-Es que peleamos él y yo…
Alberto no necesito ver los siguientes mensajes. Ya entendía todo, empezó a
sentirse molesto con quien era su novio en ese entonces. Hace semanas que
ambos estaban peleando, pero a ella no parecía afectarle, al parecer todo había
estallado en esa semana. Él quería demasiado a su auxiliar y no quería verla
triste por nada del mundo.
-¿Vas a estar bien?- Tecleo Alberto después de leer todas las razones por las
que habían estado peleando
-Sí- Respondió ella- Solo que no sé porque me duele, sabía que algún día
íbamos a terminar, nada es para siempre…
A Alberto no le agradaba su forma de pensar. Él sí creía en un “Para siempre”
Aunque ella le había hecho ver que en estos tiempos era difícil encontrarlo, así
que ella misma le había recomendado estar listo por si las cosas se ponen
difíciles en una relación. Ese concepto le había estado dando muchas vueltas
en su cabeza los últimos días. Aunque ahora que lo veía, ni ella misma estaba
lista para cuando termine una relación. De todas formas no quería verla triste,
no sabía que hacer hasta que por fin se le ocurrió.
-Ven a la noche cultural de hoy- Escribió él- Declamaré para ti, para que ya no
estés tan triste
Y ahora ahí estaba él. Detrás del telón con un poema que había compuesto
horas antes, había ensayado poco, pero que estaba cargado de un cariño
profundo. Tal vez no existía un para siempre romántico, pero podría existir un
para siempre amistoso.
Antes de salir acomodó de nuevo la rosa que había enganchado a su sombrero
de caballero antiguo, se abotonó de nuevo el chaleco del traje e hizo girar
elegantemente su rosa. Iba a declamar un poema para que Camila deje de
llorar. En cuanto salió sus nervios empezaron a consumirle demasiado. Ahí
estaban licenciados, magísteres y doctores, la mayoría extranjeros. Atrás
Amelia y algunos amigos suyos.
-De autoría propia- Comenzó él- Lloran Sus Hermosos Ojos dedicado para
una bella dama que siempre me escucha y me aconseja, además de soportar
mis mil tonterías
Y ese día que hablo el silencio
Vi esos hermosos ojos, alzarse al cielo
Junto con su cabello color de la noche revolotear en el viento
Solo deseando que sus ojos fueran para mí

Pero...
¡Lloran! Lloran sus hermosos ojos
Aquellos ojos que me cautivan cada vez más
Busco un verso que le llegue al corazón
Quiero que aquel verso termine con su dolor.

A la luz de la luna
Busco algún verso para que deje de llorar
Busco descifrar ese embrujo que se esconde en su mirar
Quiero que unas letras la hagan sonreír

Siempre fue un alma feliz


Me cuesta imaginar que se encuentre así
Me hechizo su linda sonrisa
Una sonrisa que se ha desvanecido...

Quiero crear los versos perfectos para verla sonreír


Ojalá los cielos tengan piedad de su felicidad
Que las musas me den voz
Para que en su alma pueda depositar mi afecto

Sólo pido que mis letras la hagan feliz


Que le llegue tan profundo,
Que desaparezca la oscuridad, Que envuelve su felicidad

Si ella ha de llorar
Es mi alma de poeta el que se ha de quebrar
Deja esa tristeza que hoy te embarga
El día muy lindo ha de estar
Sal y ven conmigo a volar en las letras que te compuse hoy
Te he comprado mil rosas, listas para tu hacerte feliz
¡Ven aquí conmigo! ¿O acaso yo voy?
Fabricaré un nuevo mundo de versos para verte sonreír
Sé que solo soy un poeta ¡Un poeta!
Que busca tu sonrisa tras mil versos
Esperando que dejen de llorar tus ojos hermosos
Estoy aquí arrodillado ante ti, para siempre
¡Es una promesa!
Al terminar el poema, vio como la mayoría le miraba bastante conmovidos.
Incluso los doctores, algunos habían agarrado sus cámaras para grabar ese
bello momento. Incluso escuchó a uno de los doctores decir que se lo
dedicaría a su esposa en cuanto volviera a su país. Pero lo que más le
importaba a Alberto era que su amiga de verdad dejará de llorar.
7 Días Después De La Ruptura
-¿Cami puedo llamarte?- Escribió Alberto por su teléfono, necesitaba el apoyo
de su amiga en esos momentos
-Estoy algo ocupada ahora- Respondió ella- Lo lamento
-Termine con Amelia…
-Lo sé, creo que todos ya lo sabemos, pero te dije que no te enamorarás. Te
dije que a esta edad nada es para siempre
-No quería creerte, no quería creer a nadie. Creía que tal vez podía tener algo
bonito y duradero
-Tú solito te lastimaste… solo espero que pronto te pongas mejor
-No sé, esto duele harto, duele más de lo que pensé que iba a doler ¿Por qué
duele tanto?
-Porque te enamoraste y tú mismo lo dijiste, creíste que funcionaría. Querías
con toda tu alma que funcionará, la idealizaste tan perfecta que creíste que no
te fallaría y te falló, sé que duele, pero va a pasar. Trata de distraerte con algo
ya no pienses en ella, hablamos luego.
Alberto se sentía cada vez peor. Camila tenía razón, había idealizado tan
perfecta a Amelia que estaba convencido con toda su alma que no iban a
terminar jamás. Incluso por su mente pasaba el hecho de que tal vez llegarían
a casarse. Era casi obvio que iba a sufrir.
-No tengo ganas de nada- Escribió Alberto- Ni siquiera de escribir, estoy
pensando seriamente en dejar de escribir
Era en serio. Había empezado en serio a manejar la posibilidad de dejar de
escribir, de subirse a un escenario y terminar de quemar todos sus escritos.
Todo eso le recordaba a Amelia. Antes escribir le ayudaba a superar cualquier
problema, pero ahora no, solo le lastimaba más.
Se levantó de su cama y sacó todos los cajones que contenían los escritos en
su niñez y adolescencia. Los leyó cada uno con detalle y según él todos
estaban muy mal escritos, su mente le decía que jamás a nadie le iban a gustar
sus escritos. Eran una muy mal imitación de otros autores a su parecer.
Encontró una vieja anotación de su diario de cuando tenía 16 años.
Cuando estás con el corazón roto, todo a tu alrededor parece triste, parece
que siempre va a llover, aunque esté haciendo sol. Parece que nunca va a
amanecer y que siempre estarás en un oscuro anochecer. Pero recuerda
siempre amanece, siempre pasa la tormenta.
Eso le estaba pasando a Alberto, parecía que su dolor iba a ser eterno. Que
nunca iba a amanecer para él.
Siguió revisando sus viejos diarios y encontró el de cuando tenía 13 años, en
la primera página decía una curiosa inscripción.
Si te sientes triste ¡Ponte a Escribir!
Como quería decirle al Alberto de 13 años que llegaría un día en el que eso ya
no le ayudaría. Que escribir le iba a doler, pero decidió hacerle caso. Escribir
un último poema, a manera de despedida.
Ya No…

Está lloviendo
No sé qué es lo que está pasando…
Me siento muy solo y frío
Yo al escribir ya no sonrío

Preguntan cómo estoy


Lo siento no estoy de humor hoy
Más sé que a ella no la extraño
Se están escapando mis años

Y hay días en los que los versos no curan


Las letras ya no me sanan
Cada noche enciendo otro cigarro
Trato de decir que muero…

Me subo al escenario
Con rosas y versos en la mano
¡Qué sorpresa! He escrito otro poemario
Ya no puedo más con esto…
Escribo porque debo hacerlo
No calma, no sana, solo lastima
Las letras y versos hoy me saben mal
Solo quisiera las letras dejar…

Y la verdad quisiera volver


Nunca más quisiera crecer
O simplemente desaparecer
Para ella versos ya no quiero componer

Cada día esto parece imposible…


Ese poema le hizo sentir peor, empezó a llorar y tomó la decisión de ya no
escribir nunca más, de no subirse jamás a un escenario, de olvidarse de hacer
arte. Lo iba a dejar después de declamar en la noche cultural del Congreso.
Todo tenía que acabar ahí.
21 Días Después De La Ruptura
-Okey tú puedes- Dijo para sí mismo antes de salir al escenario- Una última
vez, tienes que hacerlo, hay que representar bien a la carrera. Solo una vez
más y todo acabará. ¡Vamos! ¡El Príncipe tiene que lograrlo! ¡Vamos! ¡Tú
puedes! ¡Es la última vez!
-¿Todos están listos?- Preguntó Lic. Liliana, igual se encontraba nerviosa
-Sí Lice- Confirmo Isaac lleno de energía como siempre pero igualmente se le
notaba el nerviosismo
Las chicas que los acompañaban para realizar la parte de la fiesta se dirigieron
hacia el otro extremo del escenario. De ahí era que debían entrar, Isaac iría
junto a ellas. Antes de ir a su lugar converso con Alberto.
-Oye ¿Estás bien?- Preguntó Isaac
-Sí, estoy bien- Respondió Alberto con voz baja- ¿Tienes todavía mis dulces
de menta? Me duele demasiado la garganta
-No, me comí el último lo siento
-Si me quedo sin voz en pleno acto, te mato
-¿Acaso yo te dije que te enfermarás?
Ambos rieron, su amistad era única. Los nervios se le quitaron un poco, casi
había olvidado la radical posición que había tomado. Si de verdad iba ser la
última vez que iba a declamar lo iba a disfrutar más que en otras ocasiones.
Isaac se fue a su posición y Alberto empezaba a realizar ejercicios para
calentar su garganta, tenía unos pocos minutos para hacerlo. No iba, en serio, a
quedarse sin voz a mitad del acto.
De pronto la vio y todo pareció írsele de las manos. ¡Amelia se veía hermosa!
Esa era la razón por la que no quería actuar en la noche cultural, vería a
Amelia vestida de forma tan bella, lista para bailar y él no podría decirle lo
hermosa que estaba. El traje de moseñada le quedaba hermoso. Tenía tantas
ganas de ir y decirle lo linda que se veía, tenía ganas de darle un último beso.
-Ahora con nosotros tenemos una pieza de arte bastante singular- Anunció el
maestro de ceremonia- Poesía teatralizada. ¡Romance Nativo!
La música sonó y todo empezó, pero Alberto se había desconcentrado. Seguía
enamorado de ella. Su respiración seguía agitándose cada vez que la veía.
-¡Hey! ¡A escena!- Se dijo a sí mismo al darse cuenta de que se encontraba
paralizado frente al escenario
Imilla de rebozo descolorido,
Te compraré uno nuevo para el domingo
Tengo mis ahorros
Pa mantener tu vida
Por más de un año
El primer verso que le tocaba, no estaba cargado de la dulzura con la que debía
ser dicho. En parte se debía a su garganta destrozada y mal calentada.
Rápidamente su licenciada le hizo una reprimenda con los ojos. Su rabia
aumentó más por no poder concentrarse. Por suerte tenía un tiempo sin decir
nada en el escenario para concentrarse.
Lorenzo Chipana Quispe
Esgrime un canto de juerga
Rondando por las capuchas
Cabizbajas y harapientas…
Mientras caminaba en lo que relataban su acciones, trato de calmarse. Tenía
que hacerlo mejor, tenía que endulzar sus palabras en el siguiente verso
¿Cómo? Era imposible hacerlo con un corazón roto. De repente su mente en
su desesperación le empezó a jugar una buena/mala pasada. Empezó a ver a
Amelia en vez de su licenciada. Vestida de la misma forma en la que le había
visto hace unos minutos. Por alguna razón eso sí le funcionó y su voz se
endulzo.
Por el camino pleno
De tu recuerdo
Volví para pedirte
Que nos juntemos
Si nos casamos
En vez de mineral
Habrá ganado…
“¡Rayos! Sigo estando enamorado de ella” Pensó él, pero eso le ponía de buen
humor por alguna razón, podría terminar el poema sin ningún problema si esto
seguía así.
Con mucha facilidad pudo continuar el drama que seguía a continuación. La
decisión de Lorenzo para partir a las minas y la desesperación de Francisca de
no dejarlo ir. Estaba saliendo bien, solo debía mantener la imagen de Amelia
en su mente y podría seguir. Incluso después de haber terminado, ella lo
seguía inspirando.
Mientras él fingía estar trabajando en las minas, empezó a reflexionar dentro
de sí.
El amor inspira. Lo quiera o no, estoy enamorado de Amelia y eso me lleva a
hacer muchas cosas, en su mayoría buenas. La llevo clavada en mi corazón y
eso hace que continúe latiendo. Que siga creando un montón de cosas
inspiradas en el amor que le tengo. Esperando que algún día volteé aquí y
sepa que la amo. Que está inspirando a este poeta a ser mejor. Un amor
correspondido siempre fortalece. Un amor siempre inspira.
Alberto salió del escenario después de que su personaje se enterará de que su
querida Francisca se había quedado con el patrón de la hacienda después de la
partida de Lorenzo.
Detrás del escenario Alberto siguió reflexionando. Tenía unos cuantos
minutos antes de volver a aparecer.
Sí el amor inspira, pero no solamente existe el amor romántico. Existen
diferentes tipos de amores, también existen diferentes tipos de demostrar
amor, no solamente con besos, caricias y palabras románticas. Cuando
alguien te dice que hiciste bien algo, ahí hay amor y cariño. Cuando tus
padres te dicen que están orgulloso de ti ahí hay amor, no siempre debe
tratarse de una relación romántica y el amor inspira.
Alberto salió más tranquilo a decir sus últimos versos, en las que se llamaba a
Lorenzo a revelarse contra las injusticias vividas. Las declamó con verdadero
furor.
Lorenzo Chipana Quispe
Te gritan los cielos y la tierra
Y ante ese grito rechinan
Con un temblor tus cadenas.
Ven a tomar lo que es tuyo
Ven que la gloria no espera,
Ven a pelear tus surcos
Y enarbolar tu bandera.
El poema de Augusto Valda Chavarría y la muy buena interpretación de todos,
hizo que llovieran muchos aplausos durante un buen rato. Eso hizo sonreír a
Alberto, pero aun así su decisión de retirarse estaba tomada. Al menos hasta
que el amor que sentía por Amelia deje de inspirarle…
-¡Hola!- Saludó de pronto una voz femenina en cuanto volvieron al camerino
-¡Violeta!- Respondió Alberto sonriéndole, como siempre acostumbraba hacer
-Me gustó mucho la actuación- Dijo ella mientras lo abrazaba fuertemente- Lo
tengo todo filmado, en especial me gusto como actuaste tú
Esas palabras y ese abrazo hicieron que Alberto reconsidere dejar de hacer
arte.
49 Días Antes De La Ruptura
-Más te vale que el viaje valga la pena- Dijo Alberto mientras iban caminando
a la terminal de buses
-Lo valdrá- Respondió Isaac- ¡Es gratis y habrá comida!
Ambos rieron y continuaron caminado bajo el sol fulminante que empezaba a
aclarecer la mañana. Alberto no estaba acostumbrado, sus clases eran en la
mañana ahora y no estaba muy acostumbrado a caminar bajo un sol tan fuerte.
Esa mañana no irían a clases a Isaac lo habían invitado a viajar a Tiwanaku
junto al instituto de investigación. (En que no se metía ese joven) A su vez
Isaac había invitado a Alberto ya que necesitaban un integrante más para
realizar el viaje. A Alberto le disgustaba viajar y más aún faltarse a clases,
pero algo dentro de él le diría que ese viaje sería divertido. Debía ser divertido,
estaba yendo junto a su buen amigo.
-El Lic. Salvador me dijo que llegaría a las 8 y 30 a la terminal- Comentó
Isaac
-¿Qué hora es?- Preguntó Alberto
-8 y 20, ya llegará supongo
Ambos siguieron caminando por aquí y por allá. Curioseando la terminal y sus
alrededores, mientras tanto conversaban sobre sus líos amorosos. Hasta que
por fin Isaac se lo dijo.
-Te gusta Amelia ¿No?
La pregunta sorprendió a Alberto, quien creía que sus sentimientos por ella
pasaban desapercibidos. (Eran de lo más notorio)
-No, no me gusta- Respondió Alberto sonriendo- A ti sí te gusta ¿No?
Alberto recordó que hace algunos meses, muchos de sus compañeros
molestaban a Isaac diciéndole que le gustaba Amelia y Alberto suponía que
eso era cierto, así que trataba de ocultar sus sentimientos por ella, al parecer no
lo había hecho bien.
-No- Respondió Isaac- Solo me gustaba como molestaban los chicos, era
gracioso
-¿Todo es una broma para ti o qué?- Preguntó Alberto en medio de risas
-Pero está muy clarito que te gusta y si de verdad te gusta, no hay problema
para mí, te dejo el camino libre
Alberto se quedó sorprendido con las últimas palabras de su amigo. De verdad
era un buen amigo.
-Me gusta poquito- Dijo Alberto antes de que el licenciado Salvador los llame
y les ordene entrar rápidamente a la terminal, según había comentado Isaac, el
licenciado era un hombre que adoraba la puntualidad. Alberto no lo conocía,
pero ya suponía que sería un hombre serio.
-Buen día jóvenes- Saludó el licenciado- Ya llegaron ustedes y ni un
investigador ¿Qué le pasa a la juventud de hoy en día?
Alberto siempre se equivocaba en sus suposiciones. El licenciado Salvador no
era un hombre serio, aunque parecía serlo, siempre vistiendo tan pulcro y
ordenando poseía un extraordinario sentido del humor. Siempre estaba
haciendo alguna broma a alguno de sus estudiantes, Alberto e Isaac serían sus
blancos favoritos más adelante. Lo que más le gustaba a Alberto eran sus
expresiones tan carismáticas, pero aparte también era un hombre muy bien
preparado, podías preguntarle cualquier cosa sobre la materia de semiótica y
siempre te respondería, también era experto en el área de investigación. Era un
hombre extraordinario.
Esperaron por media hora a los investigadores y no aparecieron, ni siquiera
podían contactarse con ellos. Al parecer esa mañana a ninguno de ellos se le
apetecía encender el teléfono.
-¡Ya vámonos!- Dijo el Lic. Subiéndose al minibús que los transportaría a
Tiwanaku- Sabrán como venir los demás chicos
Los tres terminaron de acomodarse en el minibús y partió velozmente. Alberto
no podía evitar pensar en Amelia, tal vez ahora sí tendría una oportunidad con
ella. Tenía el camino libre, Isaac se lo había dicho ya. A medida que el
transporte avanzaba y empezaban a aparecer lindos paisajes, él pensaba en
Amelia. Sería lindo un día viajar con ella, viendo esos preciosos paisajes,
abrazándola y sobre todo acariciando su cabello, a él le encantaba demasiado
su pelo. Según Alberto su pelo era bastante suave, por fin había podido
tocarlo.
-Llegamos jóvenes- Dijo el Lic. En cuanto el minibús se detuvo en la plaza del
pueblo de Tiwanaku
Alberto ya había estado ahí cuando era un niño, en una excursión de primaria,
pero no recordaba mucho de ese viaje, por lo que todo le parecía nuevo. Le
llamaban la forma de las casas, pronto el Lic. Salvador empezó a explicar que
casi todas las casas y edificaciones de ahí siempre contenían alguna figura de
la cultura, casi extinta, de Tiwanaku. De repente vieron con otros ojos al
pueblo, todo le parecía que estaba lleno de misticismo. Era hermoso.
-¡Buenos días Lice!- Saludó una muy linda señorita de cabello muy largo
mientras bajaba de otro minibús que acababa de llegar- Perdón por tardar
Alberto la había visto dos o tres veces en su carrera, no recordaba su nombre.
Lo único que sabía era que era amiga de Isaac y que ella lo había invitado a
viajar. Junto con ella también venían dos chicas y un chico, reconoció al chico
de inmediato, era quien debía ser su auxiliar de la materia de morfología, su
nombre era Víctor, pero a las chicas tampoco las conocía, aunque estaban
llenos de energía, eso sí le agrado a Alberto.
-¡Violeta!- Saludó Isaac de repente a linda señorita de pelo largo- ¿Trajiste
comida?
-Tú solo piensas en comer- Reclamó ella mientras reía- Pero sí, sí traje
comida, prepare sándwiches, antes de trabajar, deberíamos comer
-No debiste molestarte Violetita- Dijo el Lic.- Pero tengo hambre así que
comamos
Todos se dirigieron hacia los asientos de la plaza, por alguna razón Alberto no
podía dejar de ver a Violeta, siempre le pasaba lo mismo si veía a una chica
fuera de lo común y ella lo era. Era de tez muy blanca, de pelo negro, estatura
promedio y le atraía mucho su mirada, jamás había visto una mirada que
reflejará tanta bondad. Él reconocía a las personas por su mirar a veces. En eso
sí no se equivocaba.
-Bien creo que ya terminamos todos- Dijo Víctor levantándose de un brinco, al
igual que Isaac, él también estaba lleno de energía- ¡Vamos al museo!
Todo el grupo partió haciendo bromas y jugueteando. Todos los integrantes de
verdad eran muy agradables. Aun así Alberto no dejaba de ver a Violeta,
seguía causándole mucha curiosidad. Al parecer ella lo notó.
-Te llamas Alberto ¿No?- Preguntó ella acercándosele
-Sí- Respondió Alberto, aún no era muy bueno socializando
-Vamos a entras a las ruinas- Anunció el Lic. Salvador, mientras compraba los
boletos necesario para ingresar- Vayan alistando donde anotar algunos puntos
-Oye ¿Qué llevas ahí?- Preguntó de nuevo, mientras le quitaba el cuaderno
que había sacado para tomar apuntes sobre la investigación. Alberto quiso
protestar pero no lo hizo, no quería arruinar la posible conversación que
tendrían. ¡Le había quitado su diario personal!
-¿Ivette?- Preguntó ella con una sonrisa curiosa- ¿Quién es Ivette?
-Nadie importante- Respondió Alberto- Así le digo a mi diario de cariño
-Ah interesante, ¿También le dedicas esta clase de palabras? Si supieras todas
las noches que sueño con rozar tus labios, tal vez entenderías lo mucho que
vales para mí ¡Oh que poeta!
-Sí, me encanta escribir poemas
-Me gustó…
-Bueno, ahora sabes que estoy sufriendo por alguien, considero que el
sufrimiento inspira a veces
-El amor a veces es así de complicado, hermoso, pero muy complicado
-¿Sabes que es lo peor? que tal vez nunca me haga caso
-¿En serio? ¡Alberto! ¡Cualquier chica te haría caso! Te vi declamar en el
coloquio, me encantó y había varias chicas que te miraban re enamoradas
-Solo quisiera que ella me mirará así
-¿Quién es? Bueno no importa, estoy segurísima de que la conquistas, además
eres simpático…
Eso hizo que Alberto sonriera como nunca lo había hecho, nadie lo había
llamado así antes. Ella sería una muy buena amiga suya.
-¡Arriésgate a ese amor! ¡El amor es hermoso! ¡Y mucho más en la juventud!
Con esas palabras, Ahora sí Alberto iba a arriesgarse.
2 Días Después De La Ruptura
-Hola- Escribió Alberto a su incondicional amiga ahora, Violeta- Tal vez no es
un buen momento… pero necesito un consejo
-Dime Alberto- Ella siempre respondía de inmediato- Estoy para escucharte
-Termine con Amelia, bueno ella me… termino, no sé duele mucho
-¿En serio? ¡Ay no! ¿Cómo se atrevió? Si tú eres lindo, eres un amor de
persona
-Los recuerdos que tengo con ella me están matando, ya van dos días que no
paro de llorar
-¡No! ¿Qué hago para que no estés triste?
-Nada, solo quisiera ¿Saber que hago ahora? ¿Qué se supone que sigue?
-Seguir viviendo, sigue adelante y guárdala en tu corazón como un lindo
recuerdo. Te diría que la busques, pero estoy segura de que se volverán a
pelear así y terminará todo mal de nuevo
Alberto quería demasiado a Violeta, en poco tiempo se había vuelto su mejor
amiga, su consejera y su confidente. Siempre estaba para él, dispuesta a
escucharlo. Además de que ella era la primera que leía sus poemas antes de
que se los dedicase a Amelia.
Desde que empezaron a trabajar en el instituto de investigación, ella había sido
muy (Demasiado) buena con él. Lo había ayudado en muchas ocasiones.
Amaba tener una amiga así, ahora más que nunca la necesitaba. El dolor de
haber perdido a su más grande amor lo estaba consumiendo rápidamente.
-Violeta- Alberto empezó a grabar una nota de voz esta vez- No sé qué hacer,
me siento como un tonto por haberla querido tanto, no sé cómo voy a hacer
para verla ahora todos los días en la U. No sé ni que haría si me entero que
está saliendo con alguien más. Todo me la recuerda. No sé qué hacer con todo
este amor que le tengo, quiero olvidarla, pero a la vez quiero recuperarla. No
sé qué debo hacer…
Alberto no aguantó más y se soltó a llorar mientras enviaba la nota de voz. De
verdad estaba sintiéndose muy mal.
64 Días Después De La Ruptura
6 de diciembre de 2019
Ivette:
Estoy volviendo a escribir, constantemente otra vez. Uno nunca sabe cuándo
puede perder la vida… Ya sabrás de qué hablo, después te cuento. Así que he
decidido escribir todo lo que siempre quise escribir, para no quedarme con
las ganas de haberlo hecho ¿Qué opinas de este escrito?

Ella
Ella es perfecta a mis ojos y a los ojos de cualquiera. Es de piel blanca y muy
suave. Tiene los ojos más hermosos que hayas visto jamás, cada vez que la
veas quedarás hechizado al verla, su pelo es suave como algodón. Siempre
viste de forma sencilla, pero yo la veo como una diosa hermosa, no importa
que lleve puesto siempre se verá hermosa.
Pero no es solo su belleza lo que me hace interesarme en ella. Ella es muy
buena, siempre se ha preocupado por mí, trata de que sea mejor en el futuro,
me da fuerzas necesarias para continuar con el hoy y esperar ansioso el
mañana. Me pregunta si he comido bien, si he tomado las pastillas de cada
mañana junto a un buen desayuno. Me ayuda a organizar mis desastrosos
papeles. Es muy amable y cariñosa con los animales, siempre está
ayudándolos y con saber eso, sé que ella es una buena persona. Se preocupa
por otros antes que ella, pero al mismo tiempo sabe defenderse, grita si es
necesario, reclama y pelea por lo que es justo. La adoro tanto.
Diría que la amo, pero ella nunca correspondería a mi amor. Aunque no lo
parezca me lleva varios años encima, ella ha sido mi guía durante este último
año y espero encontrar a una mujer igual que ella para amar…

No, no es para Amelia, tampoco es para ti (No te pongas celosa) Es para


Violeta. Es quién más me ha ayudado estos meses. Desde la ruptura con
Amelia es quién más me ha apoyado. Me ha llevado a diferentes lugares para
mantener la mente distraída. Ha estado al pendiente de digamos mi
“recuperación”. Incluso pensé en dejar de escribir por un tiempo, pero ella
no me dejó, a ella le encantan mis poemas y mis escritos, me lo ha dicho
tantas veces que ya he perdido la cuenta.
¿Qué cómo la conocí? Bueno fue durante el coloquio, Isaac y yo estábamos
ayudando en vender los boletos y ella se acercó a nosotros con galletas, se dio
rápidamente que estábamos sin comer en todo el día. Agradecí ese gesto, pero
donde de verdad la conocí fue en un viaje a Tiwanaku.
Ella es auxiliar del instituto de investigación de mi carrera, ella invitó a Isaac
a viajar y él me invitó a mí. Ella fue quien me animo a conquistar a Amelia.
Ella es tan diferente a Camila (Otra buena amiga), Camila siempre me ha
dicho que no me enamore en serio, que tarde o temprano se va a terminar,
Violeta siempre me ha animado a amar en serio, a darlo todo y tener una muy
bonita relación ¿No es adorable?
Congeniamos más cuando empezamos a trabajar en el instituto de
investigación. Isaac y yo nos adscribimos a su proyecto (El cual me encanta
demasiado) Cada semana trabajamos en él y siempre hubo risas de por medio
y momentos muy agradables. Momentos que siempre voy a conservar en mi
memoria. Lo mejor creo es que siempre nos daba comida jajaja. La adoro
tanto.
No sé cómo agradecerle, hoy le he preparado chocolates. Todavía me quedan
buenos creo. Espero que le gusten.
Si ya sé ¿Por qué no la conquistas a ella? Casi puedo escucharte decir eso.
Ella me lleva varios años encima y además tiene un novio. Yo la quiero ver
muy feliz y supongo que es feliz así.
Si pudiera de verdad, si pudiera, hace rato me habría lanzado a conquistar su
corazón. Ya le habría compuesto más de mil poemas, ya hubiera declamado
para ella, le hubiera dedicado cada presentación, habría hecho de todo para
conquistarla, hasta habría mandado flores a su casa jajaja. Sí lo hubiera
hecho. No hay otra como ella. Ella es única. ¡Bendito sea el hombre que logre
conquistar su corazón!
La verdad quisiera una chica como ella. Creo que todos merecemos estar con
alguien así. Que siempre nos apoye, es lo que espero de una relación.
Pero… es una lástima que yo sea menor que ella ¿No? Jajaja.
84 Días Antes De La Ruptura
-¿Mañana? ¿Tarde?- Dijo Alberto para sí mismo mientras veía el horario para
el nuevo semestre. No había dejado de pensar en eso los últimos días.
El anterior semestre había estado en el turno de la tarde, aunque él odiaba
estudiar durante la tarde, le había gustado mucho. Había hecho muy buenos
amigos y le encantaba el ambiente por las tardes, pero siempre quiso estar en
la mañana. Se sentía más fresco en las mañana y estaba acostumbrado a
despertar muy temprano. Aun así seguía indeciso, estaba viendo todos los pros
y contras de hacerse un cambio de turno. Lo malo sería dejaría de ver a sus
amigos y tal vez no se podría adecuar al nuevo ambiente, lo bueno era que
tendría más tiempo para él, almorzaría mejor y su buen amigo Isaac también
se cambiaría de turno ya que según él había mejores docentes en la mañana.
-¿Mañana? ¿Tarde?- Volvió a preguntarse
De pronto a su mente vino la imagen de esa linda señorita de labios finos.
Alberto quería conocerla más, ya sabía algunas cosas de ella, cosas que le
agradaban demasiado y quería confirmar si era verdadero. Ese era otro punto a
favor para estar en la mañana, Amelia también estaba en la mañana. La podría
conocer más y quién sabe tal vez hasta decirle que todo lo que hacía era por
ella.
-¡Mañana!- Dijo seguro de sí mismo y lo decidió
123 Días Después De La Ruptura
-¿Mañana? ¿Tarde?- Alberto volvía a hacerse la misma pregunta otra vez que
el anterior semestre, pero esta vez su indecisión era más grande.
Ya había estado en ambos turnos y el que más le agradaba seguía siendo el de
la mañana. Había hecho un montón de cosas estando en la mañana y quería
quedarse, pero ahora le incomodaba mucho ver a Amelia, lo quiera o no
seguía enamorado de ella para ese tiempo. Volvió a analizar los pros y contras
de cambiar de turno. Lo malo, era eso tener que ver a Amelia y no poder
decirle nada y hasta a veces soportar su indiferencia que lo lastimaba, además
si se iba a la tarde otra vez no tendría tiempo y andaría siempre con estrés. Lo
bueno sería que volvería a un ambiente que le agradaba y estaría con sus
viejos amigos, su buen amigo Isaac también había decidido volver a la tarde
porque no podía levantarse muy temprano en las mañanas.
-¿Mañana? ¿Tarde?- Volvió a preguntarse con desgano
De repente cerca de él apareció Amelia, hace semanas que no la veía y seguía
estando tan linda como siempre. Alberto quiso saludarla, no lo hizo y ella
simplemente paso de largo como si no lo conociera. Como quería regresar a
los días en los que ambos solían congeniar muy bien. ¿Y sí podía…?
-Mañana- Dijo Alberto sabiendo tal vez que cometía un error, pero tal vez un
buen error.
70 Días Antes De La Ruptura
25 de julio de 2019
Ivette:
Todo ha sido un caos estos días.
He cambiado de turno y no me está siendo fácil adaptarme. Tú sabes que no
soy muy bueno haciendo amigos. Me mantengo callado y rara vez digo algo.
Me siento como un bicho raro en este nuevo curso. Otra cosa que me
desagrada es tener que levantarme tan temprano. Debo levantarme tipo 5 de
la mañana si quiero llegar puntual a la primera clase. El docente es muy
estricto con la hora. Otra cosa es que todos mis docentes son muy exigentes,
no digo que está mal, pero no estoy acostumbrado a que me exijan tanto. Hay
días que en serio estoy pensando en volver a la tarde por esas razones.
¡Pero no voy a escapar como un cobarde!
Sí, sería un cobarde si vuelvo a la tarde arrepentido. Eso sería demostrar que
tengo miedo y que le huyo a los retos. No soy un miedoso, ya renuncié hace
tiempo a vivir con miedo. Esto es un reto personal para mí. Adaptarse a este
cambio es todo un reto. Siempre hay que estar listos para el cambio ¿No es
así? La vida siempre está cambiando y debemos aprender a cambiar con ella.
Lastimosamente nada es eterno, o te adaptas al cambio o mueres.
Imagina cuantas personas rechazan cambiar su estilo de vida confortable por
algo mejor. No se atreven a cambiar y eso es por el miedo. Ya hablamos del
miedo y no pienso seguir siendo un miedoso, ya no.
El miedo es malo, no te permite avanzar hacia tus metas, te bloquea y te
asfixia. Impide, posiblemente, un cambio bueno.
Así que no pienso renunciar, no todavía, pienso matarme estudiando si es
necesario para seguir teniendo buenas notas. Pienso ser más sociable, pienso
ser más activo y sí también pienso levantarme más temprano. ¡Es un cambio
bueno al estilo de vida tan cómoda que llevaba!
Además no voy a renunciar a Amelia… ella es increíble. La conozco más y es
tal como la describieron, buena, dulce y amable. Además es una excelente
líder ¿Acaso serás tú? Sigo pensando en ello. La única forma en la que podré
saberlo es dejar de tener miedo, organizar mi tan retorcida vida y
adaptándome al cambio.
Como siempre he escrito un poema para animarme. Mi forma de hablar es
con poesía ¿No?
Sonríe, Siente y Vive
Y a veces avanzas y no miras atrás
Los viejos hábitos se quedan atrás
No te preocupes y avanza más
Si miras atrás de tus metas te alejarás

Agarra y toca el violín hoy


Dile al mundo mírame aquí estoy
Róbate el beso que tanto anhelas
Puede que ya no exista un mañana

Olvida tus miedos y empieza a brillar


Hacia atrás ya deja de mirar
Si el piano quieres tocar ¡Hazlo ya!
Actívate ahora, muéstrate cómo eres ¡Ya!

Lee todos los libros a tu alrededor


Vive con todas tus fuerzas un amor
De nada te sirve llorar, olvidas las lágrimas
Hoy día quiero verte sonreír más

Deja de quejarte por todos lados


Deja de decir ¿Pero qué vida me ha tocado?
¡Atrévete a vivir! ¡Quiero verte sonreír!
Espero que nunca te canses de vivir

Y que importa lo que diga la gente


Puede que un día tu vida se vaya de repente
Deja de hacerte tantos líos
Y mira la alegría en la sonrisa de los niños
Espero pronto encontrarte
Que al mundo ya lo hayas llenado de tu arte
Que estés viviendo y sonriendo
Y que un amor estés disfrutando

Solo sonríe…
Solo siente….
Solo sé feliz
Solo vive…

¡Vive!
58 Días Antes De La Ruptura
Alberto seguía intentando peinarse. Su cabello era muy rebelde, rara vez solía
peinarse (Algo muy raro en un varón). Solo lo hacía si consideraba que iría a
un lugar o evento importante. Ese día era importante, era 6 de agosto,
aniversario de Bolivia, tenía que desfilar. Por eso es que estaba haciendo todo
el esfuerzo del mundo en dominar sus cabellos.
-¡Vamos!- Se dijo viéndose al espejo- Por primera vez en tu vida ¡Acomódate!
¿Qué pasa si Amelia te ve vestido como un desastre?
De pronto río para sí mismo ante ese comentario. No se estaba peinando por el
desfile, sino que era por ella. El desfile era una buena excusa para tratar de
ponerse guapo sin que nadie se le quede viendo como bicho raro por haberse
arreglado. Esperaba que Amelia lo notase, poco a poco se le había acercado
para ir ganando su amistad, ella era bastante amable con él. Sabía que ella era
buena persona, pero esperaba conocerla más, saber realmente como era ella.
Se dirigió hacia su armario y se quedó viendo, por varios minutos, sus dos
trajes. ¿Cuál debía usar? El negro que su padre le había heredado, el cual le
quedaba algo ancho pero a la vez se veía elegante, o el azul que había sido
hecho a su medida mientras estaba en la promoción. Le incomodaba mucho el
azul porque había sido hecho muy ajustado y a su medida, pero le hacía ver
guapo. Eligió el azul. Tomó su saco negro recién planchado y salió de casa. En
su mente como siempre se iban tejiendo un montón de saludos por si ella lo
saludaba.
-Hola
-Señorita ¿Cómo está?
-Buenos días estás muy linda hoy
-Hola Amelia ¿Cómo estás?
-¡Amelia! Te ves linda hoy
A veces solía pensar que es lo que ella le había hecho para que piense tanto en
ella. Que ella siempre esté en sus motivaciones. Que siempre trate de ser
mejor por ella. Era algo extraño, pero a la vez bueno. Parecía ser que el amor
daba una fortaleza extraña. Fortaleza que le ayudaba a ser mejor persona.
Eso lo hizo sonreír mientras caminaba a la parada de minibuses. Alberto debía
tomar como tres de ellos para llegar al lugar del desfile. Se fijó la hora, ya iba
tarde, no le importó, los desfiles siempre empezaban tarde. Eso era una muy
mala costumbre ya de todo el país.
Mientras viajaba hacia su destino, él solía escuchar música. Le encantaba la
música rock. Él solía decir que esas canciones rock tenías las más hermosas
letras del mundo, algunas de ellas incluso le inspiraban a crear poemas. En
esas fechas le había agarrado gusto mucho a una canción en especial “Niamh”
de una banda no muy conocida por ahí “Celtian” El ritmo era bastante
pegajoso, una perfecta mezcla de guitarras eléctricas, baterías, flautas y gaitas.
Amaba ese tema, pero no por su ritmo, sino por su letra, era verdaderamente
motivadora e incluso podría decirse que romántica y eso le encantaba a
Alberto. Siempre lo había dicho, la mujer con quien debía casarse debía
gustarle ese tipo de canciones.
Llego al desfile de bastante buen humor, buscó a sus compañeros y para su
buena suerte halló de inmediato a un grupo de señoritas, entre ellas Amelia.
Rápidamente oculto sus nervios y se les acerco.
-Hola- Dijo poniendo una media sonrisa- ¿Cómo están? ¿No ha llegado mi
mascota digo Isaac?
Todas las chicas rieron ante la broma
-Albert- Saludó Amelia- No, no lo vi, solo nosotras llegamos
Alberto la vio rápidamente de pies a cabeza. Estaba hermosísima, su traje de
color negro realzaba muy bien sus formas femeninas, era inevitable no verla.
-¿No tienen frío?- Preguntó Alberto al notar que las chicas temblaban
-Algo… -Respondió una de ellas
-¡Vamos al sol!- Propuso y ella la siguieron, tardaría mucho todavía en
empezar el desfile, definitivamente era una mala costumbre
Ya en el sol, las chicas se pusieron a hablar de mil cosas, de sus compañeras,
de los docentes, de su anterior semestre. Alberto otra vez sentía que no
encajaba, ese era un mal defecto suyo. Decidió permanecer callado y sacó sus
audífonos. Todavía le obsesionaba la canción de Celtian.
-Me gusta esa canción- Comentó de repente una voz femenina
Alberto entonces recién percibió que las chicas ya no estaban. Lo habían
dejado solo con ¿Amelia? ¿Le gustaba…?
-¿Te… te gusta la canción?- Preguntó Alberto tratando de ocultar su asombro
-Sí, es de Celtian ¿No? Me gusta ese tipo de música
-¿Rock?
-Sí, es hermoso
-Tienen las letras más hermosas de todo el mundo
-¡Exacto!
De repente se había abierto una puerta, la puerta que los separaba entre
conocidos y amigos. Alberto por fin había hallado la llave correcta. Esa
canción era la llave correcta, tal vez por fin podría conocer realmente a
Amelia. Siguieron hablando de diferentes temas, tenían una química única al
hablar. Eso le encantaba a Alberto, con ella se sentía en completa confianza
-Escribo poesía- Comentó de repente Alberto- Ya sé, es raro que un chico
escriba poemas
-No- Respondió ella sonriéndole- Me parece una forma linda de expresar
sentimientos, te vi en el coloquio, declamas genial
Eso dejo sin palabras a Alberto ¿Ella lo había visto? Era increíble, por fin le
servía de algo la poesía.
-Sí me encanta declamar, me gusta ese tipo de arte
-Por cierto ¿Para quién era el poema?
-Para nadie, era para alguien que jamás me hará caso
-¿Quién? ¿Está en el curso?
-Puede ser, sí… le he escrito algunos poemas ¿Los podrías leer? Te los
enviaré a la noche
-Sí con gusto
-Okey ¡Oh mira ya empezó el desfile! ¡Vamos!
-Espera ayúdame, vine con tacos me es difícil caminar
-¿Quién te dejo que vengas con tacos?
-¡Qué malo!- Dijo ella y sin preguntar se apoyó en Alberto quien trataba de
disimular con todas sus fuerzas el nerviosismo que sentía. El tacto de Amelia
le causaba sensaciones indescriptibles, propia de tal vez estar enamorado.
Siguieron hablando y riendo en medio del desfile. Alberto jamás olvidaría ese
día, el día en que la música tal vez le abriría paso hacia un hermoso romance.
8 Días Después De La Ruptura
…Sígueme y los cielos se harán eco de este gran amor. Junto a mí, el sol
siempre brillará. Reinarás en mi corazón. Sígueme y los astros sellarán con
su danza nuestra unión. Tú serás eternidad mientras suene mi canción…
Mientras sonaba la canción que un día le dio felicidad, Alberto intentaba
peinarse. Su cabello seguía siendo tan rebelde como hace algunos meses. Solo
que ahora era un poco más largo y más revoltoso. Quería peinarse, ese día se
llevaría la elección de miss y míster en su universidad. Aunque Alberto no
aprobaba esos concursos de belleza, se le apetecía ir. No por el concurso, sino
por Amelia. Había pasado toda la noche escuchando esa canción. La canción
que le recordaba a su amada.
-¿Y sí la puedo recuperar?- Pensó mientras veía las estrellas a ver sí así le
llegaba el sueño, pero nada funcionaba, ya llevaba toda una semana sin dormir
bien. Todos los días era un completo tormento. Extrañaba demasiado a Amelia
y le era imposible estar tranquilo.
-Pero ¿Y sí puedo recuperarla?- Pensó de nuevo con optimismo, mientras
recordaba la primera vez hicieron clic. Recordó como en ese desfile hablaron,
jugaron y rieron, fue un lindo día, en el que conocieron más del otro. Se
llevaban muy bien, parecía que se conocían de años. Fue un lindo día. ¿Y sí él
podría hacer que se repitiera el mismo día?
Intento llenarse de optimismo y volvió a intentar peinar su cabello. Lo
consiguió, mientras repetía viéndose al espejo “Hoy va a ser un buen día”.
Volvió a ver sus dos trajes ¿Iría con traje? No lo veía adecuado, pero quería
revivir ese día, entonces tomó su saco largo negro que usó ese día y salió de
casa, sonriente, quería recuperarla, no aceptaba que hubieran terminado.
Una vez que tomó el minibús que lo llevaría al concurso pensó:
-Hoy me mostraré activo, sociable, sonriente, propio de esos eventos. Me
acercaré a Amelia como si nada hubiera pasado. Todo va a salir bien
Mientras viajaba puso música, sus canciones favoritas ya eran otras en ese
tiempo. Había descubierto una preciosa balada de otra de sus bandas favoritas
“Débler” se titulaba “Me perderé en tu cuerpo” la canción hablaba de
recuperar un amor perdido, parecía que había sido compuesta precisamente
para que Alberto recuperará a Amelia. Siempre que la escuchaba pensaba en
ella.
-Si logró hablar con ella- Dijo en voz baja para sí mismo- Se la dedico
Mientras escuchaba la canción su mente le llevaba a imaginar cosas hermosas
que podrían pasar durante el resto del día. Se imaginaba a sí mismo llegando
al coliseo donde se llevaría el concurso. Amelia estaría rondando por ahí, tal
vez ayudando en organizar su carrera, propio de una líder. Se imaginaba
saludándola como de antaño y ella respondiendo con una sonrisa su saludo, se
imaginaba junto a ella después sentados en algún lugar del coliseo viendo el
hermoso espectáculo que habría organizado la universidad. Riendo, jugando,
acariciando su cabello. Evitando a toda costa el tema de la ruptura, como
comenzando de nuevo. Hablarían normalmente como de antaño, después del
evento él le ofrecería ir por un café después. Ahí le diría con calma que la
extrañaba y le haría escuchar la canción. No aguantaría más y le daría un beso.
¡Mucho optimismo para un día posiblemente malo!
Llego al coliseo y había una fila larguísima para entrar. Después de más de mil
protestas y renegar largos minutos, logró entrar. Ahí estaba Amelia, ayudando
en la organización, pero de mal humor, al igual que toda su carrera, les habían
dado un espacio estrecho como para que entre toda la carrera. Alberto intentó
saludarla en más de tres ocasiones, ella lo ignoró, no puedo mostrarse ni activo
ni sonriente. Espero a que ella se quedará sola por un momento para abordarla,
no lo hizo. Olvidó sus planes de ese día y se colocó los audífonos escuchando
a cada momento la misma canción.
…Me perderé en tu cuerpo y allí me encontraré, pues solo con tus besos el
cielo acaricie. Si tú te vas, mi voz se irá, no volveré a cantar…
Y la voz de Alberto de verdad se iba…
49 Días Antes De La Ruptura
Los canarios le cantan a la mañana y adornan con sus cantos mis
amaneceres. El sol brilla como nunca antes había brillado, existe una que
otra nube que adorna el cielo. Camino lento para disfrutar del suave olor a
lavanda que destilan las mañanas, todo me parece hermoso, propio de estar
sintiendo un torbellino de emociones dentro de mí. Felicidad, nervios,
ansiedad, alegría. Estoy enamorado. Estoy enamorado de la mejor mujer del
mundo a mis ojos. Estoy enamorado de Amelia.
Alberto caminaba pensando en esas palabras. De verdad todo le parecía
hermoso. Todo le parecía que iba marchando bien. Cada mañana al llegar a la
universidad él siempre buscaba entablar una charla con Amelia, charlas que
adoraba tener.
-¡Señorita!- Solía saludarla él con voz clara y fuerte, en un tono que solo usaba
con ella- ¿Cómo está? ¿Durmió bien?
Acto seguido solía jugar con su cabello y ella solía sonreír. La molestaba con
el único motivo de hacerla sonreír. Amaba esa sonrisa tan cautivadora.
-Hola Albert- Respondía ella, le encantaba acortar su nombre- Dormí bien ¿Y
tú?
-Bien, creo, no sé me pasé toda la noche escribiendo otra vez
Ella había leído varios de sus poemas y le encantaban, se lo había dicho en
muchas ocasiones, al igual que le dijera para quién eran todos esos versos.
-Es para alguien muy especial- Respondía él tratando de darle celos
-¿Para quién?- Exigía ella- ¡Dime!
-No es el momento…
Solía imaginarse que un día le diría que todo lo que escribía era para ella. Que
esos versos los inspiraba ella, pero siempre le detenía la reacción que
posiblemente tendría ella. ¿Buena? ¿Mala? No lo sabría hasta que algún día se
atreviera, esperaba que un día el valor llegará a su cuerpo y lo hiciera.
Todas las mañanas después del saludo siempre iban acompañadas de algún
juego en el que implicará tomarse de las manos. Esa era la parte favorita del
día de Alberto, enlazar entre sus manos, las manos tan suaves de Amelia. Se
estaba enamorando cada día más. Cada día se le veía más sonriente, más
activo, más participativo, dejaba de ser ese chico callado y poco sociable para
volverse un muchacho muy diferente. Ella lo inspiraba a ser mejor.
Durante todo el día él solía molestarla cariñosamente y a ella le agradaba eso.
Se lo había dicho. Siempre buscaba cualquier forma de acercársele, le
encantaba estar junto a ella. Si hacían algún trabajo en grupo siempre uno
buscaba al otro, hacían una buena pareja.
Al finalizar las clases, se iban juntos, debían tomar el mismo minibús que los
llevaba a la avenida principal de la ciudad. Durante el trayecto hablaban de un
montón de cosas, de sus gustos, historias vividas… Muchas cosas, podían
pasar horas hablando de un mismo tema. Solo a Alberto no le agradaba que
ella a veces hablara de su ex novio. Ella parecía todavía sufrir por ello. Así
que trataba de cambiar de tema de inmediato y la sonrisa en ella volvía
automáticamente. Era feliz con solo ver esa sonrisa.
A veces solía regresar a la universidad para trabajar en el instituto de
investigación. Se había adscrito al proyecto de Violeta, junto con Isaac,
después del viaje a Tiwanaku. Ella era una persona muy agradable y poco a
poco iba convirtiéndose en una muy buena amiga de Alberto.
-¡Hola Violeta!- Solía saludar él cuando llegaba, siempre de buen humor, le
encantaba trabajar con ella- ¿Empezamos ya? ¿Isaac ya llegó?
-¡Alberto!- Saludaba ella- Sí empecemos, Isaac se quedó en la U esperándome
Solían empezar a trabajar entre los 3, a veces de manera seria, otras de manera
divertida. Realmente era una actividad muy relajante para Alberto. A veces
solía aparecerse el Lic. Salvador siempre con alguna broma. Ese ambiente era
el que le encantaba a Alberto.
Después de salir del instituto solían ir a comer. Otras veces Isaac y él se
quedaban por los pasillos de la carrera, conversando con conocidos o
molestando a alguien. Era divertido, Alberto dejaba de ser serio y acompañaba
a Isaac en cada una de sus locuras.
Ya cuando era tarde Alberto solía retirarse a su casa, Llegaba cansado, pero
siempre con ganas de hablar con Amelia por Whatsapp. Para él era adecuado
el escribir por esa aplicación, le salían las palabras con mayor facilidad.
Algunas veces él le mandaba poemas, ella preguntaba para quién era y él
tecleaba instantáneamente que era para ella, pero jamás presionaba la tecla
enviar. Aunque esa noche decidió mandarle un poema que llevaba en secreto
su nombre.
A Ella
A ella cada noche le dedico un montón de versos
Mi alma entera le entrego
Espero con ansias de ella un te quiero
La deseo con mi alma y mi cuerpo

Imagino un montón de paraísos a su lado


A ella le pido que siempre me acompañe
A las musas les ruego que no me aparten de su lado
Mi ruego por ella al cielo elevo

Ella se vuelve hechicera de mi corazón


La deseo y por ella pierdo la razón
Invento un paraíso lleno de sus besos
Amo el instante en que le compongo versos

Amo tomar sus manos


Miércoles, jueves, viernes toda la semana
Ella es mi delirio y mi cura
La señorita que ha hecho que pierda mi cordura

Imagino el momento de estar a su lado


A cuando por fin podamos ver el cielo azulado
Quisiera que ella note que vivo por ella, que moriría por ella
Que entre sueños la tengo y que con sus caricias yo sueño

¡Vamos mírame!
Aquí estoy peleando por su vida
De su amor yo no tengo salida
A ella es quien honro con poemas y mi vida
Y Alberto presionó el botón enviar con la esperanza de que note que su
nombre estaba escrito por todo el poema.
60 Días Después De La Ruptura
Los canarios están chillando otra vez y no me dejan dormir, otra vez. El sol
brilla incandescentemente, hace que las personas se muevan más lentas y
aletargadas de costumbre, a veces se le ocurre llover a esas nubes negras
horrendas. Camino con velocidad para no tener que olfatear el olor horrible a
humo y caucho que dejan los automóviles de la ciudad, todo me parece
horrible, propio de estar sintiendo un torbellino de emociones dentro de mí.
Tristeza, nervios, ansiedad y odio. Estoy enamorado de la mujer que partió mi
corazón. Estoy enamorado de Amelia.
Alberto caminaba pensando en esas palabras, todo había cambiado en esos
meses. De estar muy enamorado, había pasado a estar devastado. Amaba a
Amelia y estaba más que convencido que ella no. Eso podía comprobarse
tranquilamente con su indiferencia hacia él. Por más que cada mañana tratará
de hablarle, Amelia simplemente hacía que no lo conocía, era natural, ya no
eran nada. Ni siquiera amigos.
Él llegaba a la universidad con pocos ánimos, a veces se cruzaba con ella en el
minibús, ambos se ignoraban. Eso lo ponía de peor humor. Creía que el
encierro en su casa de dos semanas por los conflictos nacionales le habría
ayudado a olvidarla, sucedió todo lo contrario, la amaba más.
Al principio se había convencido a sí mismo de recuperarla otra vez, pero
definitivamente ella no quería saber nada de él. Incluso alguien ya le había
dicho que ella ya tenía un novio para esas alturas.
Ya no se hablaban en las mañanas y Alberto evitaba a toda costa usar el saludo
de “¡Señorita!” Con alguien. Aun lo tenía reservado para Amelia por si algún
día volverían a hablar.
Él ya no escribía poemas, se estaba dedicando a escribir una novela sobre una
historia de fantasía. Además ya no tenía a quien escribir. Escribía poco o casi
nada en su diario, ya no hablaba con Ivette, es más, casi ya no hablaba con
nadie, otra vez.
Ya no se buscaban para hacer algún trabajo en grupo, él recurría a su confiable
amigo Isaac y a ella a alguna de sus amigas. Rara vez se hablaban, a ella no le
gustaba cruzar más de dos palabras con él. A él tampoco parecía apetecerle
hablar con ella. Trataba de aparentar que no, era imposible.
Al finalizar las clases él esperaba que ella saliese primero o quedarse hasta
tarde en la universidad, todo con tal de no chocar en el transporte de nuevo. Lo
bueno era que a Violeta le había dado por llegar temprano al instituto de
investigación y solían ir a almorzar juntos. Eso le hacía olvidar por momentos
la ruptura.
-¿Estás bien?- Solía preguntar ella cuando se daba cuenta de que Alberto no
estaba nada bien
-Sí, algo- Respondía torpemente él- No importa, voy a estar bien, algún día
¡Vamos a comer!
Alberto solía fingir una energía que ya no tenía, todo por tratar de aparentar
que nada le estaba pasando. Solo Violeta lo notaba, pero guardaba silencio, no
quería incomodar a Alberto y empezaban a hablar de otras cosas.
Él trabajaba con lentitud en el instituto. Aunque se esforzaba en mantener la
calma, no lo lograba. De repente se ponía triste y serio. El ambiente seguía
siendo igualmente de agradable, pero él estaba tan irritable que no parecía ser
el mismo. Ya no salía tan relajado del instituto.
Ya no apoyaba a Isaac en las bromas de siempre y se iba velozmente a casa.
Escuchaba música triste en el camino. Su favorita era “Jamás” de Rubén
Kelsen el vocalista de su banda favorita, “Débler” pocos conocían esa canción,
tal vez solo él, pero la amaba, le recordaba a su Amelia.
Por las noches se dedicaba de lleno a escribir su novela, pero de vez en cuando
saltaban a la vista guiños a su historia con Amelia. Odiaba eso, pero tampoco
buscaba la forma de cambiar esos guiños.
Ese día se cansó y decidió escribir un poema más para evitar más errores
dentro de su novela.
Sin Ti
He rotulado tu nombre en mi cuaderno
Ya es el quinto cuaderno que lleno con mis versos
Letras que jamás leerás
Y yo sigo aquí, ya no puedo más

Las noches son interminables nubes negras


El sueño no me llega otra vez
Mi mente vuela en una historia
Una historia juntos, una historia imaginaria…

En esa historia estoy junto a ti


Peinando tu cabello una última vez
Viéndote a los ojos y diciéndote te amo
Tal vez con un beso o dos reparando el daño

Por mis mejillas resbalan las lágrimas


Estas lágrimas llevan tu nombre
Otra noche más sin ti
Y tú estás en brazos de otro hombre

Quisiera que sepas que vivo por ti


Que la vida se me escapa y la vida me pone fin
Solo quisiera que estés una última vez conmigo
Antes de que todo se desmoroné y tus ojos no los veré más

Quiero pensar que tú estás aquí


Que no te has alejado aún de mí
Que no olvidaste nuestro abril
Y el interminable paseo de Madrid

Añoro tus caricias, tus besos


El néctar de tus dulces labios
Los aplausos inconfundibles de tus manos
Y todo se quebrará, lentamente se apagará mi voz
Sin ti…
Sin ti…
Sin ti…
40 Días Antes De La Ruptura
24 de agosto de 2019
Ivette:
Okey, estoy enamorado.
Ya casi va a dar la media noche y sigo sin poder dormir, la emoción del día
de hoy todavía no se me pasa. Recuerdo a cada momento todo lo vivido hoy,
me siento demasiado feliz.
Recuerdo a cada instante el suave aroma de su cabello y el tierno roce de sus
manos. Mis manos recuerdan a la perfección su perfecta cintura y su piel tan
suave.
En la mañana creía que hoy sería un día normal, como cualquier sábado. Iría
a pasar auxiliaturas, saldría de la universidad, iría a la feria con mamá y si
era posible comería un delicioso lechón como cada sábado. Lo normal sería
eso, hoy no fue normal y estoy agradecido porque no lo haya sido.
Fui a pasar clases y todo fue normal. Muy normal de hecho, pero ocurrió algo
al salir de clases. Amelia me invitó a un karaoke (Amo cantar y lo sabes).
Otros compañeros más vinieron con nosotros, no importaba. Decidí aceptar
porque habíamos salido un poco más temprano y además ya necesitaba
desestresarme, me he pasado estudiando estas últimas semanas, ya sabes para
mejorar mi aymara que no es muy bueno.
Amelia se mostraba más alegre que nunca y decidí seguirla en cada juego que
a ella se le ocurría. Mientras caminábamos al karaoke, íbamos jugueteando
como siempre, pero esta vez ella se mostraba mucho más alegre que de
costumbre, eso me encantaba. Así que ahí estaba yo molestándola con
cualquier broma que se me ocurriese. Estas últimas semanas hemos
congeniado mucho más, creo que tenemos una conexión única cuando
estamos juntos, parece que adivináramos el pensamiento del otro, esa
conexión es única y adoro eso.
Cuando llegamos al karaoke ella se sentó junto a mí. Me puse nervioso al
tenerla tan cerca, creo que lo noto, no lo sé. La escuché cantar junto a mí
¡Que sensación tan placentera! Ella tiene los mismos gustos musicales que yo
y era me era agradable escucharla interpretar alguna de mis canciones
favoritas.
Mientras todos tomaban su turno en el micrófono parecía que solo estábamos
ella y yo. No podía dejar de verla y puedo afirmar que ella tampoco dejaba de
verme. Con cada palabra y cada juego empezamos a acercarnos más. Pude
ver por fin el claro brillo de sus ojos y sentir su suave aliento. No sé cuándo ni
en qué momento, pero de pronto nuestras manos aparecieron entrelazadas. Sí
entrelazadas como si fuéramos novios. A ella no pareció importarle, a ratos
apretaba con más fuerza mi mano. No estaba soñando ¡De verdad estaba
tomado de su mano! Llevé mi mano libre en su cintura y ahí me quede con
ella. Ella se apoyaba en mí y podía sentir el perfume de su pelo.
Podría parecer simple, pero ¿Quién te toma de la mano y te deja tratarla
como su pareja sin serlo? Entonces fue que pensé. Tal vez, solo tal vez, ella
podría estar enamorada mí.
No es la primera vez que hemos tenido estos acercamientos, creo que desde
que nos conocemos ha sido así. Por eso varios compañeros desde hace
algunas semanas me han preguntado si ella y yo somos pareja, con profunda
tristeza siempre respondo que no y ellos responden “¡Pero siempre se los ve
tan juntos!” Imagino lo lindo que sería ser su novio oficialmente, haber
conquistado su corazón sería un sueño hecho realidad. Ella es una mujer
increíble, muy buena. Estoy seguro de que seríamos una buena pareja.
Por eso he tomado la decisión de decírselo, decirle que ella es quién siempre
me inspira a crear, a imaginar, a escribir, a volar… Ella es uno de mis
motivos de estar vivo y en pie. Quiero que sepa que la amo. Sí, la amo. Tiene
que saberlo. ¿Y si ella también me ama?
Le he escrito un poema con el cual espero un día poder declararme.
Poeta Triste
Un primer día de febrero te vi
La flor más hermosa del jardín
Recuerdo como tu pelo al compás se movía
Y en mi mente nada entendía…

Y solo soy un triste escritor


Enloquecido de amor
Buscando que poema he de regalarte
Para tal vez algún un beso ganarme
Te he compuesto mil y un versos
Al igual que en las noches sueño con tus besos
He comprado mil y un rosas también
Aunque no sé cuáles han de quedar bien…

¡Oh! Bien sé qué ahora no crees en mis palabras


Sientes que como buen poeta tengo mil corazones amarrados
Si supieras que jamás me han amado
Tú eres tal vez la primera de la que he recibir un te amo

Por ti cruzaría los mares


Bajo ese sofocante cielo azul
Y bien sé que todos me han de negar su luz
Aun así he de ir más rápido por entregarte la rosa azul

Solo déjame ser yo el afortunado de rozar tus labios


Con ese beso podría descansar al fin…

Busco una rosa y un poema que te mueva el corazón


Ve en mi mirada lo que daría por tu amor
Escucha mi voz, sería tan feliz de tu pelo peinar
Ojala tan solo te logrará enamorar…

Y aunque sé que solo soy un poeta enamorado


Ojala algún día a tu corazón deje encantado

Aguardaré cada noche, te amaré, te sufriré, solo en sueños te tendré


Y aunque nunca te logré conquistar…
Dejándote estos versos y esta rosa
Espero poder hacerte sonreír, pues amo tu sonrisa…
82 Días Después De La Ruptura
Alberto se encontraba en cama, pensaba mientras esperaba la noche buena
mirando a las estrellas. Según él, solo en ese día, por alguna razón, brillaban
más que en otras noches. No pudo evitar pensar en lo que le había dicho una
amiga el día anterior.
Se había contactado con una vieja amiga, su nombre era Victoria. Ella había
sido una compañera suya mientras pasaba un taller de expresión corporal en
teatro y poesía. Ambos congeniaron rápido a pesar de que ella era diez años
mayor que él. Tenían diferentes posturas ideológicas y políticas, pero tenían
algo en común, ambos amaban los libros, en especial los de poesía. Justamente
en la primera clase del taller, les retaron a declamar algo a cada uno de los
participantes y Alberto lo hizo de una excelente manera. Eso hizo que se
unieran y forjarán una linda y extraña amistad. Ella era abogada y una muy
buena abogada, le encantaba darse muchos lujos. Su lema era “Vive ahora,
mañana podrías aparecer muerto” Por eso vivía en uno de los mejores barrios
de toda la ciudad. Había invitado a Alberto a comer en algunas ocasiones,
siempre solían debatir de temas complejos por lo que sus charlas se alargaban
por horas, eran más horas si empezaban de hablar de poesía. Ella siempre
hacía declamar a Alberto, a ella le encantaba escucharlo. Aunque hace meses
que ya no hablaban, no después de tener una fuerte discusión sobre la
coyuntura social que atravesaba el país, pero unos días antes ella volvió a
hablarle. Olvidaron la discusión y ella lo invitó a su casa de nuevo. Alberto la
extrañaba así que no pudo decir que no.
Para Alberto resultaba toda una odisea llegar hasta la casa de Victoria, debía
cruzar toda la ciudad, tomar como tres minibuses y tres teleféricos para llegar
hasta su casa, pero a él le encantaban esos viajes largos así que atravesaba toda
la odisea sin protestar.
-Hola caballero mío- Saludó ella en cuanto lo vio llegar, a ella le encantaba
llamarlo así- ¿Cómo has estado?
-Dama mía- Respondió Alberto mostrando una media sonrisa, estaba contento
de usar ese saludo de nuevo- Yo he estado bien ¿Y usted?
-Te extrañé, pasa
Alberto había llegado justamente a la hora del almuerzo, Victoria ya había
preparado un almuerzo bastante especial, como en los viejos tiempos. Puso
música latina, la cual era su favorita y charlaron muy entretenidamente.
Trataron de evitar hablar de política, pero lo hicieron, ella había cambiado
radicalmente de opinión. A Alberto le agradó eso, pero no hizo ningún
comentario al respecto, permaneció callado, ya había discutido con muchos su
ideología política y ya no quería discutir más, al menos no por ese día.
Siguieron hablando de más cosas, ya más personales.
-¿Te vas a casar?- Preguntó Alberto muy sorprendido, en cuanto ella lo
anunció
-No- Respondió Victoria riendo a carcajadas- Solo quería ver tu expresión,
quería ver como reaccionabas si me perdías
-No has cambiado, tu sentido del humor es único
-Sí… ¿Y cómo vas tú con tu vida amorosa?
-Nada bien, estoy enamorado de alguien que no me ama
-No te creo- Ella fingió una sonora risa- Eres poeta, debes tener un montón de
chicas tras tuyo, incluyéndome
-Si como no- Respondió Alberto con sarcasmo a medida que bebía la bebida
tan extrañamente dulce que Victoria había servido para la ocasión- Es más, ya
no soy poeta
Victoria se echó a reír verdaderamente esta vez, Alberto permanecía serio, no
bromeaba realmente.
-Eso no te lo creo- Dijo ella- ¿Trajiste tu cuaderno de poemas?
-Sí, está algo maltratado, estaba cocinando y en un accidente quemé algunas
hojas
Victoria hizo caso omiso del detalle y buscó entre las hojas chamuscadas. A
ella le fascinaba la facilidad con la que Alberto creaba versos, por eso siempre
quería escucharlo declamar.
-Esta me gusta “Te prometo” Declama para mí, aunque sea una última vez,
por favor caballero mío
Victoria solía tomarlo de la mano y colocar un rostro afligido muy tierno,
volvía a ser niña de nuevo y Alberto no podía decirle que no.
Suenan las canciones que te gustan hoy
Da la vuelta, mírame, aquí estoy
Y mientras paseaba pensé en ti
En cómo hacer que nuestro amor no lleguen a su fin

De pronto lo volví a sentir


A pensar en cómo hacerte sonreír
Mi bonita si supieras cuanto te extraño
Pero mi amor por ti se reforzará este año

Y nuestros sueños
Se harán realidad
Y a tu corazón lo alejaré de la soledad
De él yo seré dueño

No te quiero ver llorar


Te prometo que no te vas a perder
No te quiero ver abandonar
Te prometo que mis palabras puedes creer

Si quieres verme solo ve las estrellas


Yo veré el mismo firmamento
Y a una de ellas yo le cuento
El cuanto te anhelo, mi bonita

Mi señorita no esté triste


Te prometo que seré más fuerte
Te prometo que volveré a verte
Esta etapa pasará y solo un recuerdo será

Tú eres mi señorita bonita


Y siempre me haces soñar
En cosas lindísimas que me hacen volar
Tú siempre me motivas a ser mejor

Te prometo que todo estará bien


Y pronto escucharás de mí
De nuevo el mismo juramento
Un último verso diciendo que estoy aquí… por ti…
-Estás enamorado- Comentó ella seriamente después de escucharlo- Y bien
enamorado ¿De quién?
-De alguien que jamás me hará caso
-Con ese poema, cualquier chica te haría caso, de hecho con cualquiera de tus
poemas, deberías escribir un poemario, serías un imán para las chicas si lo
haces
Y ahora ahí estaba Alberto, decidiendo si debía escribir de nuevo. Sus viejos
poemas los había quemado en un acto de rabia, pero todos estaban en su
mente, podía escribirlos de nuevo y terminar un poemario. Empezaba a
fantasear con la idea de dárselo a Amelia. Tal vez si ella lo leía entendería
todo lo que Alberto sentía.
-Mañana empiezo el poemario- Dijo Alberto mientras seguía contemplando
las estrellas, recordando cada uno de los poemas que le había escrito a Amelia.
7 Días Antes De La Ruptura
-Estás muy guapo hoy, amor- Susurró ella antes de que él saliera al escenario
Alberto aún creía estar en un sueño y no logró contestar de inmediato. Su
sueño más grande era que la mujer de sus sueños lo viera declamar. Había
invitado a cada chica que le interesó, pero siempre ponían alguna excusa para
ir, ninguna chica lo había visto, ninguna le había aplaudido y había dicho “Él
es mi novio”. Ahora ahí estaba Amelia, dispuesta a verlo y aplaudir fuerte.
Alberto no podía creerlo, eso le hacía muy feliz, ya eran novios desde hace
algunas semanas y esa relación le hacía sentirse en las nubes. Le inspiraba a
cada día levantarse y ser mejor.
-Gracias princesa- Respondió él- Tú siempre estás hermosa, te amo
-Y yo a ti
Alberto esperaba con ansias subirse al escenario y declamar. Esta vez iba a
retarse a declamar un poema extraño, abstracto, tal vez terrorífico y además en
inglés. Su carrera había organizado un interesante concurso en el que los
estudiantes podían manejar su dominio del idioma inglés cantando, haciendo
teatro o declamando. Alberto no era tan bueno en inglés, pero si alguien decía
declamar, él se apuntaba, no importaba en que idioma fuese. Así que se apuntó
a representar a su salón en declamación. Era un reto nuevo para él, pero
trataría de hacerlo lo mejor posible.
Estuvo por semanas pensando en que hacer, tenía un montón de ideas, pero
ninguna le convencía. Quería declamar algunos versos revolucionarios como
de antaño, cuando inició a declamar. Tal vez declamar algún poema romántico
para Amelia o hacer algo fuera de lo común, un poema de terror, lo cual le
encantaba, pero bien sabía que a muchas personas no.
-¿Y qué piensas declamar?- Preguntó un día Amelia, mientras daban un paseo
tomados de la mano
-No lo sé, estoy decidiendo entre dos opciones- Respondió Alberto
-¿Cuáles son tus opciones?
-Primero quiero declamar para ti- Dijo Alberto poniéndose en frente de ella
sonriéndole- La otra opción es hacer un poema de terror
-¡De terror!- Respondió de inmediato ella emocionada por esas palabras
-Espera ¿Te gusta el terror?
-¡Me encanta!
Entonces lo decidió, escribió el poema con mucho esfuerzo y pidió ayuda a la
mejor alumna de inglés de la clase, quien gustosa le ayudó. Empezó a
practicar como loco el poema, lo repetía por lo menos cinco veces al día en
cualquier lugar que estuviese. Empezó a practicar nuevamente expresión
corporal con movimientos extraños y difíciles de hacer. Ejercitó sus cuerdas
vocales para sacar diversas voces y una risa aterradora. Compró un traje a
medio uso, un sombrero y un bastón para interpretar excelentemente su papel.
Incluso elaboro una máscara algo extraña que le daba dramatismo a su poema.
¡Incluso había grabado un audio y video introductorios a su poema! Quería
hacerlo muy bien, por su curso y sobre todo para impresionar a Amelia, quien
era la que más lo había apoyado esos últimos días. Iba a hacerlo excelente.
-Estoy nervioso, amor- Comentó Alberto apenas anunciaron su nombre
-Lo harás genial- Respondió Amelia y le tomo la mano
-Gracias Amelia- Acto seguido le robo un beso- Lo siento, para la buena
suerte…
Amelia se sonrojo un poco y Alberto subió. Al ver a Amelia junto a él, se
calmó y empezó con voz clara y potente.
-Of own autorship “Smile”
Y el audio que había grabado sonó
Always i believe in love. Always i believe in her love. One day i told her. I love
you, i love your hair, your eyes. I love your smile… And she said i love you
too. She said put a happy face, never stop smiling, but everything was a lie.
And everything changed, she destroyed my soul and my hart with her lies. A
bad day can lead you to extreme madness, but i never stop smiling. Now i
always smile, behind a mask…
Traducido: Siempre creí en el amor. Siempre creí en su amor. Un día se lo
dije. Te amo, amo tu cabello, tus ojos. Amo tu sonrisa… Y ella dijo te amo
también. Ella dijo pon una cara feliz, nunca dejes de sonreír, pero todo fue
una mentira. Y todo cambió, ella destruyo mi alma y mi corazón con sus
mentiras. Un mal día puede llevarte a la locura extrema, pero nunca deje de
sonreír. Ahora siempre sonrío detrás de una máscara.
El audio sonaba espectacular, la música tétrica le ayudaba a crear un ambiente
terrorífico y eso solo era la antesala del verdadero poema. Alberto salió
primeramente vestido de un tipo espantapájaros, el cual se suponía que
interpretaba a un demonio que llevaba a la locura al hombre desdichado.
Luego se cambió rápidamente para salir a interpretar al verdadero hombre,
quien se había cortado el rostro para emular una sonrisa, para eso se había
maquillado una enorme sonrisa.
Smile
Smile!
Will begin the act
Smile!
You just broke my heart

Sit down
And watch the show
But first, don't forget me
I bought you flowers

First Act
Two lovers will dance
He loves her more than she
Never existed a us

Second act
He doesn't stop to cry
But he smile yet
She drove him to madness

And he smile yet


He smile yet
Smile Yet
Smile, ¡Smile!
Tell me the reason
¿Why you played with my heart?
Is funny play to my mind?
You broke me, but i smile yet

Third act
It Will Start now
I am cold like december snow
Of your body i will drink all your blood

You are beautiful smiling


You are beautiful dieing
¿Why you broke my heart?
And now you are died but...

¡SMILE!
Traducción:
¡Sonríe!
Empezará el acto
¡Sonríe!
Tú rompiste mi corazón

Siéntate
Y mira el espectáculo
Pero, primero no me olvides
Te he comprado flores

Primer acto
Dos enamorados bailarán
Él la ama más que ella
Nunca existió un nosotros

Segundo acto
Él no para de llorar
Pero aún sonríe
Ella lo ha conducido a la locura
Y él sonríe aún
Él sonríe aún
Sonríe aún
Sonríe, ¡Sonríe!

Dime una razón


¿Por qué jugaste con mi corazón?
¿Es divertido jugar con mi corazón?
Tú me rompiste, pero sonrío aún

Tercer acto
Empezará ahora
Soy como el frío de diciembre
De tu cuerpo beberé toda tu sangre

Te ves hermosa sonriendo


Te ves hermosa muriendo
¿Por qué rompiste mi corazón?
Y estás muerta ahora, pero…

¡Sonríe!

Su interpretación había sido buena, sabía que ganaría el concurso, pero su


verdadero premio era ver la cara de felicidad de Amelia. Ella se sentía
orgullosa de él, podía verlo.
Lo malo, sería que ese poema terminaría haciéndose realidad poco después.
110 Días Después De La Ruptura
Alberto recordó con nostalgia ese concurso. Era muy feliz en ese tiempo.
Tenía a Amelia, el apoyo de muchos amigos suyos y sobretodo muchas ganas
de hacer arte, tenía ganas de estar vivo y como quería revivir esos días. Tal
vez tenía la oportunidad ahora.
Leyó de nuevo el mensaje que le había mandado su amiga Victoria.
-¡Hey caballero mío!- Decía el texto- Mira, aquí me enviaron la convocatoria
de un concurso de poesía ¡tienes que participar! ¡El Príncipe tiene que
participar!
Ahí estaba la convocatoria y requisitos para participar en ese concurso, no
había límite de edad, ni tampoco una temática específica para declamar.
Podría participar, debía participar.
-¿Vendrías a verme?- Escribió Alberto a Victoria, mientras empezaba a revisar
su nuevo cuaderno de poemas
-¡Por supuesto!- Respondió de inmediato Victoria
Si tenía a su confiable amiga estaría más que dispuesto a hacerlo. Personas
como ella eran quienes le motivaban a hacer mil locuras. Iba a participar, ya
empezaba a decidir que poema iba a declamar, las últimas semanas había
escrito demasiados poemas. De verdad iba a escribir un poemario, en parte
para recuperar los quemados, pero sobre todo lo hacía porque quería que
Amelia los leyera, aún no sabía cómo se los enviaría, sin embargo se
convencía a si mismo con una frase con la que se había sugestionado desde
hace semanas: “Las cartas de un enamorado siempre llegan”. Antes de
decidir si escribiría el poemario, escribió en su diario un poco sobre eso.
28 de enero de 2020
Ivette:
Las cartas de un enamorado siempre llegan
No importa cuánto traten de impedir que un poema no llegue a su destino, eso
será imposible. Un poema tiene mucha fuerza, no es solo un pedazo de papel,
tiene una fuerza única e increíble, más aun si está cargada de amor, un amor
verdadero y puro. Al amor nadie lo puede detener.
He decidido escribir un poemario, contiene poemas para Amelia, ya lo he
decidido desde hace tiempo, voy a recuperarla. Sé que ella es la única
persona que puede hacerme feliz, con la que de verdad construí lindos
recuerdos, recuerdos imborrables y hermosos. Cada recuerdo está lleno de
amor, tal vez por eso no puedo sacarlos de mi mente.
Me he dado cuenta de que el amor tiene una fuerza increíble, es lo más fuerte
que existe sobre la tierra. Te incita a ser mejor, a luchar por lo que quieres o
a quien quieres. Te incita a levantarte todos los días y ser mejor. Te incita a
crear un arte profundo y bello. El amor es lo más fuerte que existe sobre la
tierra, no es el metal, ni las balas, ni el oro. El amor es lo más fuerte.
Yo estoy enamorado, enamorado de Amelia, sé que ella es mi Ivette y sé que
puedo recuperarla. Mi amor por ella es puro, verdadero y sincero. Los
poemas que le escribo están cargados de mucho amor y sé que le llegarán.
Las cartas de un enamorado siempre llegan porque el amor es fuerte y nada,
absolutamente nada lo detendrá.
Estuve leyendo mucho acerca de la primera y segunda guerra mundial.
Cuando los soldados no estaban peleando, se dedicaban a escribir cartas a
sus seres queridos, la mayoría de esas cartas no llegaron o se perdieron, pero
me he dado cuenta de algo. Las cartas que hasta ahora se conservan y que sí
llegaron, fueron las de amor, todavía se pueden leer esas cartas. Por eso es
que he construido la frase de que las cartas de un enamorado siempre llegan.
Estoy más que seguro que todo lo que le escribo a Amelia un día le llegarán y
ella los leerá. No sé cómo ni cuándo le llegarán, pero lo harán porque la amo.
Dentro de unos días declamaré también y lo haré cargado de amor, le
dedicaré mi siguiente presentación y victoria a ella porque la amo demasiado
y ese amor me hará ganar.
Una vez que Alberto termino de escribir, empezó a practicar el poema más
romántico que había escrito. Todo lo hacía por el amor que le tenía a Amelia
Rosas
Tengo bajo el traje tus rosas malditas
Dentro de mi pluma tus letras benditas
Hojas de ti volando sobre mi cabeza
Y en mi mente el ritmo de tus caderas
Esos ojos de fuego
Hacen que ponga mi alma en juego
Esa piel canela no deja ver
Lo que a mis instintos hace enloquecer

Me han contado que tienes dueño


Que por él, el corazón haz perdido
¡Ay del lío en el que estamos!
Porque creo que de ti estoy enamorado

Desde ese día que cruzamos miradas


Deseo esos labios más que nada
Aún tengo la rosa de ese día
Tan luminosa como tu sonrisa

Quiero ser por quien tú suspires


Quiero ser quién te preparé café en las mañanas
Quiero ser ese amor del tren
Que te susurré que todo estará bien

Tengo ya en tu frente esta rosa


No quiero que te vayas sin saberlo
Que esos ojos de fuego
Esa piel canela a este hombre trae loco

Quiero ser ese beso al despertar


Quiero ser ese lunar que adorna tu cuello
Te quiero a ti, te elijo solamente a ti
Por eso hoy te traje rosas aquí…
31 Días Antes De La Ruptura
3 de septiembre de 2019
Ivette:
“Un beso para mí, es una de las máximas expresiones de amor que existe”
Esa frase la construí hace tiempo, cuando escribí mi primera novela. En el
momento en el que el protagonista daba su primer beso. Era un momento
importante en su vida, para ese tiempo aún yo no había dado mi primer beso,
pero imaginaba que igualmente sería importante.
Un beso para mí es una muestra de afecto grande, un momento intimo que
solo las parejas que de verdad se aman se pueden dar. Al momento de darlo
sientes una sensación única. Te sientes en las nubes, te sientes flotar, sientes
que un montón de mariposas flotan en tu estómago, sientes que ves un montón
de fuegos artificiales, te sientes muy feliz.
Mientras escribía mi primera novela recurrí a muchos libros románticos para
tener una base sólida con la que armar mi propia historia romántica y
encontré una hermosa colección de libros. “Los ojos de mi princesa” del
genial escritor Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Amé y amo los libros de esa
colección, encontré mucho parecido con mi vida de adolecente con la historia
que ahí se relataba. Incluso esa es una de las razones por las que amo la
poesía y la declamación. Pero hay un detalle que siempre me molesta, es que
el protagonista hizo de todo para conquistar a su amada, pero ella jamás
correspondió a su afecto y sobre todo me molesta el hecho de que nunca se
hayan besado, a pesar de que tuvieron un montón de oportunidades de
hacerlo. ¡Cuatro libros y ni un beso! Leí todos los libros con tal de que en uno
sucediese y no pasó nada. Entonces juré que no me iba a pasar lo mismo a mí,
cuando me enamorará. Que si tuviera la oportunidad, si me robaría un beso,
que no iba a llegar a viejo lamentándome de no haber probado los labios de
un amor en mi juventud.
Así que hoy ya no aguanté más
Creí que hoy iba a ser un día normal de nuevo (Siempre que creo eso, nunca
es normal jajaja) Empecé a trabajar en el instituto de investigación hoy, fue
divertido y bastante productivo. Participe demasiado en la materia de
aymara, por fin voy mejorando en ese idioma, aunque todo se puso algo
extraño, cuando Amelia me abrazó sin motivo aparente. Creo que desde ahí
mi día dejo de ser normal.
Nos fuimos en un minibús como siempre, excepto que de repente empecé a
sentir una sensación algo extraña, muy parecida a la que sentí en el karaoke.
Esta vez ella estaba muy apegada a mí, mientras coquetamente me
preguntaba, como siempre, para quien eran los poemas.
-¿Para quién es?- Insistió sonriéndome
-Aún no es tiempo, pero lo sabrás- Respondía en voz baja
Esta vez sentí más de cerca el suave olor de su pelo, pero aparte podía sentir
el olor de su cuerpo, de su aliento. Eso me enamoraba demasiado. Quería
besarla, de verdad que quería, pero el miedo me invadió en ese momento. No
sabía si quería darle un beso, porque tal vez arruinaría una tan linda amistad
que llevábamos ahora o que tal vez por fin podríamos ser felices como pareja.
Bajamos del minibús sin que nada pasará, traté de convencerme de que lo
haría después con calma, lo haría en un lugar romántico, después de que le
proponga que seamos novios, pero mi corazón fue más poderoso que mi
mente.
-¿Y si vamos por aquí?- Sugerí de pronto, desviándonos de nuestra habitual
ruta, un lugar un poco calmado en esta ciudad caótica. Mi corazón me decía
que debía besarla ese día, que tal vez al día siguiente ya no podría. No tenía
el futuro asegurado, tal vez mañana yo no estaría con vida, nunca se sabe.
-¿Para quién es?- Volvió a insistir ella sonriéndome. Su sonrisa hacía que
pierda la razón
-Para una muy hermosa chica, creo que ya lo sabes- Respondí con voz
temblorosa- La conoces mejor que nadie
-No sé ¡Dime!
-Te lo diré- Dije con voz casi segura de lo que iba a hacer- Le escribí un
pequeño verso Triste mortal, deseando de una princesa sus dulces labios.
Morir no importa y con un beso sello mi fin…
Y la besé
La detuve por unos segundos y me lancé a sus labios. Tenía que saberlo, tenía
que saber a qué sabían sus labios, tenía que comprobar si de verdad eran tan
dulces como mi mente me decía en las noches y sobre todo tenía que
comprobar si ella de verdad me amaba. Por unos segundos creí que me
apartaría con violencia y se enojaría, no lo hizo. ¡No lo hizo! ¡Le gustaba!
¡Me quería!
-Okey, no debí insistir- Dijo ella una vez que nos separamos, sonriendo
avergonzada
-Lo siento- Me disculpé de inmediato- Pero ya no pude aguantar más
-Esto me confunde mucho, lo sabes…
Recordé entonces que seguía confundida por su ex novio. Tal vez lo quería, tal
vez no, pero no me importaba, ya sabía que si quiera ella me quería un
poquito y estaba dispuesto hacer que ese poquito creciera mucho y que ella
llegará a amarme de la misma forma que yo.
-¿Lo pensarás?- Pregunté levantándole el rostro
-Claro que sí, tal vez podríamos ser felices juntos
Y eso me dio muchas esperanzas. Podría conquistar su corazón sin miedo, ya
sabía que ella sí me quería. Entonces la volví a besar, sus labios serán una
adicción para mí desde ahora, son más dulces de lo que imaginé.
Volví a casa muy feliz y enamorado, ayudé a mi mamá en todo lo que pude y
preparé una excelente cena. De repente sentí una felicidad inmensa. Me
imaginaba tantas cosas hermosas si seríamos novios oficialmente. Tal vez por
fin podría ser feliz junto al amor de mi vida.
Ahora ni escribir me relaja, solo quiero estar junto a ella, besarla de nuevo,
tomar su mano, jugar con su pelo, recitarle mil versos. Quiero estar con ella.
Quiero un beso más.
La amo, ahora estoy más que seguro. La amo, todo me parece más hermoso si
estoy pensando en ella. Si pienso en ella todo es mejor. Me la he pasado
escuchando música romántica y escribiendo versos bien estructurados y
hermosos. Su amor me llena de una felicidad y fuerza única. Quisiera que esto
dure para siempre, quisiera que esos labios solo sean para mí. Quisiera un
para siempre verdadero.
¡Voy a conquistarla! ¡Voy a conquistar sus labios! ¡Voy por un beso más!
120 Días Después De La Ruptura
-Disculpe ¿Se siente bien?- Preguntó de nuevo una joven que ayudaba en la
organización del concurso
-Sí- Respondió un desconcentrado Alberto- Disculpa ¿Puedes conseguirme un
delineador y labial negros?
-Sí, por supuesto
-Gracias
Alberto ya lo había decidido, no iba a declamar un poema romántico. En
cuanto llegará a su casa iba a volver a quemar sus cuadernos de poemas
definitivamente. El amor no existía, no tenía porque seguir escribiendo esos
tontos y absurdos versos románticos. De hecho iba a cambiar radicalmente, ya
no pensaba seguir fantaseando con un amor inexistente idealizado. Iba a vivir
el momento, iba a empezar a salir con cualquier chica que se le cruzará en su
camino. Sí, eso iba a hacer.
-Aquí tiene el delineador, señor- Dijo la joven regresando con lo solicitado en
las manos
-Muchas gracias- Respondió Alberto de manera tosca- Un último favor
¿Podrías cambiar el nombre de mi poema? Se equivocaron
-Sí, claro ¿Qué nombre es?
-El poema se llama “Rosas” Cámbialo, por favor, por “Navajas en la
venganza”
-Ya lo tengo anotado, es el número 5 ¿Cierto?
-Sí, gracias linda
¿Qué estaba haciendo? ¿De verdad iba a cambiar un poema que había
ensayado durante toda la semana por un poema que recién se le había
ocurrido?
-Igual puedo ganar- Dijo Alberto viéndose al espejo, mientras empezaba a
aplicarse un poco de labial negro- Con un poema romántico y un corazón roto
voy a perder ¡JA!
Alberto trataba de fingir estar bien y no lo estaba. No después de lo que había
visto el día anterior. En ese momento de verdad hubiera deseado ser ciego. No
entendía porque le afectaba tanto, él y Amelia habían terminado hace tiempo,
ella podía salir con quien quisiera. Eso no debería afectarle a menos que él
siguiera enamorado y en efecto, lo estaba.
El día anterior al concurso Alberto se encontraba más que listo para declamar,
había ensayado como loco para dulcificar su voz, que sus movimientos sean
más naturales y elegantes. Había comprado un traje negro usado pero antiguo,
quería verse como un caballero de antaño. Se había esforzado igual que días
antes de que Amelia rompiera con él. Quería ganar ese concurso y si era
posible dedicar el triunfo a su amada. Hasta que vio lo que lo desmoralizo.
Se encontraba caminando feliz en una de las calles más concurridas de la
ciudad, buscaba comprar un ramo de rosas artificiales, pensaba en cómo le
gustaría entregarle esas flores a su querida Amelia, pensaba en su rostro de
sorpresa y felicidad. De verdad quería recuperarla y que todo vuelva a ser
como era antes.
Mientras caminaba sonriente buscando el ramo vio a Amelia, se puso
nervioso, pero rápidamente pensó en hablarle y tratar de sacarle conversación,
hasta que un tipo mucho más guapo y alto que Alberto apareció con ella y la
tomó de la mano.
Sabía que no debía hacerlo, pero los siguió, con cuidado sin que lo
descubrieran. Mejor hubiera sido no seguirlos, pero tenía que terminar de
destruir su corazón de poeta enamorado. La vio colgarse en su cuello como lo
hacía con él y lo besó.
Alberto rápidamente huyó de la escena y ya no busco el ramo de flores. Se
dirigió a una cafetería y ordeno una taza de café. Trató de controlarse, pero las
lágrimas simplemente le salieron. La había perdido, debía aceptarlo, la había
perdido para siempre tal vez. Trató de escribir en su diario y solo logró
conectar unas palabras de forma incoherente.
-Un número más y usted sale- Le dijo de nuevo la joven- ¿Entendido?
-Sí, ya casi estoy listo- Mintió Alberto, no lo estaba, los recuerdos del día
anterior seguían viniendo una y otra vez a su mente, hacían que su mano
tiemble igual que en el concurso de poesía departamental. Esa no era una
buena señal, sus ojos otra vez estaban mal delineados al igual que sus labios.
Trató de arreglarlo, sus manos no dejaban de temblar, se resignó a dejarlo así.
Tenía unos segundos más para tratar de componer los versos de un poema
inexistente. No lo logró y salió a escena.
Vio que había un montón de declamadores en la sala, a algunos los conocía a
otros no. Incluso vio a algunos de sus maestros que competirían con él. Eso lo
intimidó más, pero lo que más le desmoralizo fue ver la silla que había
reservado para su amiga Victoria. No había llegado. Estaba completamente
solo. Su cadera empezó a molestarle en ese instante, el tiempo parecía que
había dado un salto atrás y de nuevo era el Alberto tímido y cauteloso de
antes.
Empezó con voz casi inaudible, presentándose como el Príncipe
Endemoniado, su cadera le molestó más y fingió que su poema empezaba en
el suelo. Repitió algunos versos y se calló en muchas ocasiones, no podía
concentrarse. Su mente solo le hacía recordar el beso de Amelia. Su
presentación pasaría al olvido, había hecho el ridículo de nuevo. Tenía miedo
de nuevo.
-¡Maldita sea!- Dijo al terminar de declamar y escapó rápido del recinto, no
quería ver quién le había ganado
Una vez que salió del lugar empezó a llorar nuevamente, ya ni sabía que le
dolía más, si el beso, el ridículo que había hecho, la ausencia de Victoria.
Todo le dolía.
27 Días Antes De La Ruptura
Hacía frío, como siempre en esa ciudad, al parecer siempre era invierno en esa
ciudad. Ese ambiente le agradaba mucho a Alberto y más en esos días, en el
que estaba tan enamorado y tan feliz. El ambiente frío le daba un hermoso
toque a sus días.
Esperaba pacientemente a que Amelia llegará, se habían citado para hablar
acerca de su situación. Alberto esperaba que ella le diera un sí definitivo, eso
lo haría muy feliz. Si eso pasaba ya lo había decidido iba a hacer que ese sí
dure por mucho tiempo, tal vez en que dure para siempre.
-Señorita Amelia- Dijo con voz dulzona en cuanto la vio llegar- ¿Cómo estás?
-Hola Albert- Respondió ella algo desganada- ¿Vamos a la U? Ahí hablaremos
-Podríamos ir por un café- Sugirió Alberto mientras buscaban un minibús que
los llevará a la universidad- Hace algo de frío…
-Me encantaría, vamos
Ambos subieron al minibús que los llevaría. Amelia evitó mirarlo, Alberto
rápidamente percibió que ella no estaba bien.
-¿Qué tienes?- Preguntó Alberto tomando su mano
-Me siento triste- Respondió ella correspondiendo la caricia- Y confundida
-¿Por qué? ¿Qué pasó?
-Solo abrázame ¿Sí?
Alberto obedeció de inmediato. Amelia se acurrucó de inmediato a Alberto y
una lágrima se le escapó, Alberto la limpió de inmediato, no quería seguir
indagando en los problemas que ella tenía. A veces las palabras no alcanzaban
y la abrazó más fuerte.
-Todo va estar bien- Comentó Alberto- Las cosas malas siempre pasan
Amelia siguió guardando silencio y sonrío un poco ante ese comentario.
Busco la mano de Alberto de inmediato y la tomo con fuerza. Poco a poco iba
recobrando la alegría que siempre la caracterizaba.
Bajaron del minibús y ella estaba sonriendo de nuevo. Eso alegró mucho a
Alberto. De pronto empezó a nevar con mucha intensidad, era un espectáculo
bellísimo.
-¿Te sientes mejor?- Preguntó Alberto ya sonriéndole
-Sí- Respondió ella- Voy a estar bien
-¿Vamos por un café? Tenemos que hablar, lo sabes
-Está bien, conozco una cafetería
-Perfecto ¡Vamos!
Mientras caminaban la nevada se intensifico. Caían copos grandes como
nunca nadie había visto. Esa clase de copos de nieve solo Alberto los había
visto una vez en una de sus películas favoritas. No creía que podían ser reales.
De repente vio el cabello de Amelia cubierta por esos copos ¡Se veía hermosa!
Parecía que cada uno de ellos la había adornado.
-Me gusta mucho este clima- Comentó Amelia mientras miraba a Alberto
-A mí también- Respondió Alberto, quiso añadir que se veía hermosa, pero de
nuevo sentía ese miedo de antes y no dijo nada
Siguieron buscando alguna cafetería que estuviera abierta, pero ninguna lo
estaba. Era temprano, muy temprano para que alguna estuviera abierta. La
nieve que parecía hermosa empezó a parecer terrible en cuanto empezaron a
sentir como traspasaba sus abrigos. Resolvieron entrar a la universidad a
esperar que alguna cafetería abriera. Ese día no pasarían clases, su carrera
estaba llevando una autoevaluación y se daría el informe de esa
autoevaluación algunas horas después.
-¡Ven conmigo!- Dijo Amelia mientras empezaba a subir con prisa hacia el
último piso de la universidad
-Espera ¿A dónde quieres ir? ¿A la radio? Nos mojaremos más
-¡Vamos!
Alberto le siguió el juego a Amelia, amaba esa locura espontánea que
demostraba a veces. Subió de prisa hacia el piso en el que se ubicaba la radio,
se encontraba en la azotea de la universidad. Ahí estarían completamente
desprotegidos de la intensa nieve que caía. Llegaron, era la primera vez que
Alberto estaba allí, no conocía la radio de su universidad, pero siempre que
podía escuchaba la radio, en especial el programa que tenía su carrera. “Yes,
Jisa, Ari” Así se llamaba y le parecía un programa espectacular, lo había
recomendado con todos sus conocidos y también coincidían que era un
excelente programa, solían tocar temas de la sociedad y generalmente de la
cultura aymara a la cual Alberto le tenía mucho aprecio. Sabía que ese
programa era escuchado por los comentarios de mucha gente que conocía a su
alrededor. Su sueño más grande era que a él también lo escucharán así en
alguna radio, su sueño era ser escuchado por miles y la radio sería una buena
forma de lograrlo.
-Me gustaría estar en la radio- Comentó Alberto mientras contemplaba el
panorama
-Me gustaría escucharte- Dijo Amelia- Ven conmigo, me gusta mucho la vista
desde aquí
Amelia se echó a correr hacia un costado de la azotea. Alberto la siguió,
intentando alcanzarla, entre juegos y risas. Amelia se veía más feliz que de
costumbre, era extraño, pero no importaba.
-Sí, todo se ve diferente desde aquí- Comentó Alberto viendo toda la
universidad desde ahí, realmente era un trabajo espectacular del arquitecto que
la había diseñado
-Te lo dije- Dijo Amelia, quien se apoyó en Alberto tiernamente
Alberto no lo resistió más y se dirigió a sus labios, pero esta vez apenas ella
sintió el roce de sus labios, se separó de inmediato.
-No- Dijo ella bajando la mirada- Te haré daño
-No lo harás- Respondió él- Tú nunca me lastimarías
-Sí lo haría- Dijo ella sonriéndole y lo tomó de las manos- Todavía no me
conoces del todo
-Lo que siento es verdadero…
-Lo sé- Dijo ella y empezó a dar vueltas con él
Tomados de las manos jugaban como dos niños en medio de la nieve. Ella se
veía hermosa y Alberto no entendía muy bien que le pasaba ¿Por qué a ratos
demostraba que lo quería y otras no? Todo era tan confuso para él, pero no le
importaba, estaba convencido de que ella lo quería aunque sea un poco.
-¡Oye, nos podemos caer!- Advirtió Alberto mientras daba vueltas con ella en
medio de risas
-No importa- Respondió ella igualmente riendo, fue la primera vez que la
escuchó reír tan fuerte ¿Era feliz? O ¿Qué trataba de ocultar bajo su sonrisa?
Entonces lo supo cuando su sonrisa tan luminosa empezó a desaparecer y se
convirtió en llanto.
-Lo lamento- Dijo Amelia en medio de sollozos- Es que todo es tan confuso
-Tranquila- Dijo él abrazándola fuertemente- Sabes que siempre podrás
confiar en mí, te quiero
-Lo sé y yo también te quiero y no quiero lastimarte
-¿Qué pasó?
-Hablé con él ayer y peleamos, no sé estoy muy confundida, quiero estar
contigo, pero no quiero hacerte daño
-No me harías daño ¿Me quieres?
-Sí, por eso no…
Alberto la besó de repente, eso era suficiente para él, que lo quisiera. Él ya se
encargaría de hacer que ese te quiero crezca mucho, estaba convencido de que
él podría hacerlo.
-Sí te quiero- Dijo Amelia separándose un poco
-Seríamos una buena pareja, lo sabes ¿No?
Amelia esta vez lo besó y los temores de Alberto se iban borrando de a poco.
Haría todo lo necesario con tal de que ella llegará a amarlo, como él la amaba.
Él podría lograrlo.
122 Días Después De La Ruptura
-No iremos en teleférico ¿verdad?- Preguntó Alberto, mientras se acomodaba
su chaqueta de cuero
-Tomaremos el teleférico- Respondió su padre- Ir en auto nos llevará como
dos horas
-Mamá ¿No te opondrás a eso?- Volvió a preguntar Alberto, sabiendo que a su
madre le asustaba viajar en teleférico, porque temía a las alturas y al viento
-No- Respondió ella- No hay otra forma de llegar
-¡Demonios!- Protestó Alberto en voz baja, empezaba a detestar subirse un
teleférico. Tenía malos recuerdos en él, la vez que Amelia y él se pelearon, la
vez que terminaron, los almuerzos y charlas hasta tarde con Victoria y ahora
se sumaba la derrota que sufrió en el pasado concurso de declamación.
Se resignó a que sí abordaría una de las cabinas del teleférico. Lo detestaba,
pero decidió no decir nada, raras veces se realizaba una fiesta en su tan grande
familia y raras veces convivían entre ellos. Aunque eso hacía que las
reuniones de su familia fueran geniales, después de años se re encontraban y
todos tenían un montón de anécdotas que contar. Alberto tenía muchos
familiares que habían sido exitosos, su mamá siempre los usaba de ejemplo.
Esperaba con todas sus fuerzas que también él entrará a esa lista de familiares
que habían triunfado. Se imaginaba a otras familias hablando de él. Alberto es
un gran escritor y poeta, tiene varios concursos ganados y libros publicados.
Trabajaba en la radio, fue actor de teatro, hizo un montón de cosas mientras
era joven y ahora vive tranquilo como un gato gordo en su departamento.
Cuanto Alberto no quisiera escuchar esas cosas de él, pero para lograrlo debía
esforzarse y debía esforzarse mucho.
-Sí, quisiera que digan eso- Dijo él viéndose al espejo, peinándose
meticulosamente- Pero no soy buen escritor, ni buen poeta, me hicieron polvo
en el concurso y ni siquiera he podido recuperar a Amelia
Ese era uno de sus peores defectos, solía valorarse poco a ratos y tenía una
baja autoestima, estaba más afectado por haber hecho el ridículo en el
concurso. Sabía que podía ganar, pero su tonto corazón enamorado y dolido le
llevó a fracasar. Jamás se lo perdonaría.
Salieron y Alberto fue en silencio, no se le apetecía mucho hablar con su
familia en esos momentos. Solo habló para hacer la compra de los tickets para
el teleférico. Recordó un montón de cosas mientras hacía fila para comprarlos,
tenía muchos recuerdos en todas las estaciones del teleférico, eran una mezcla
de bueno y malo recuerdos, pero su mente solo se concentraba en los malos.
Abordaron las cabinas, después de que comprará los tickets. Su mente solo le
hacía recordar todas las malas cosas que le pasaban. Sobre todo el día en que
Amelia termino con él. Ese recuerdo sería imborrable para siempre.
Llegaron a la fiesta, se trataba de la celebración del cumpleaños de la hija de
un primo suyo al que pocas veces veía, solo sabía que era médico y un gran
médico, estaba dentro de la lista de personas exitosas en la familia. Por regalo
su madre había tejido un precioso abrigo para la niña.
Alberto saludó a algunos de sus primos y tíos, pero después se mantuvo
callado. La verdad no quería estar allí, quería estar en casa, escribiendo un
poco, tal vez algunos cuentos ayudarían a calmar un poco su tristeza y
decepción. Lo bueno era el servicio que tenían de comida, a cada rato les
traían bocaditos, eso lo animo un poco. La comida siempre lo animaba.
Incluso le pareció gracioso el acto que realizó un payaso poco carismático en
la fiesta. Imaginaba que tal vez a Isaac le gustaría estar ahí por la comida y
que él haría mejor de payaso. Lo extrañaba, también extrañaba a Violeta y
extrañaba a todos sus amigos de la universidad, más que extrañarlos los
necesitaba, necesitaba sus palabras de aliento.
-Ajá, Alberto es muy bueno declamando y se la pasa escribiendo por horas y
horas
-¡Pero eso es sorprendente!
De repente Alberto agudizó un poco mejor su oído, la música no le dejaba
escuchar nada de lo que se conversaba a los alrededores, su madre se
encontraba hablando con otro primo suyo. Él estaba en la lista número uno de
familiares exitosos, era un ingeniero bastante hábil, cuando iba en cuarto año
de la universidad ya había conseguido empleo en el mejor banco de Bolivia,
había hecho varios diplomados y hasta ya tenía su doctorado, el cual había
hecho en una universidad bastante prestigiosa del extranjero. Alberto lo
admiraba y esperaba algún día ser como él
-¿Sabe tía?- Dijo su primo- A mí me costó mucho terminar mi tesis, todavía
no puedo creer que haya gente que escriba por gusto
-A mi Alberto le encanta escribir y también era actor, actúo en los mejores
teatros de Bolivia
-¡Oh! A mí me da miedo salir al frente, me ofrecieron dictar clases en la
universidad en la que hice mi tesis doctoral, pero por ese miedo, lo rechacé
-A Alberto no, él tiene un montón de reconocimientos en casa
-Si ese muchacho sigue así, va a ser muy grande o ya es grande. Tía por favor
dígale que me enseñé como perder ese miedo y felicítelo de mi parte
Y gran parte de la fiesta su madre se la pasó hablando de su hijo. Alberto
amaba mucho a su mamá, ella siempre lo hacía ver como un buen chico y
varios de sus tíos, primos y otros parientes, siempre lo felicitaban, esa noche
no fue la excepción. ¿Era bueno? ¿Podía acaso entrar a esa lista privilegiada?
Si se esforzaba un poco más, estaba seguro que sí. Él también quería ser un
orgullo para la familia.
De pronto su celular sonó, era un mensaje de Victoria.
-Hola caballero- Decía el mensaje- En serio, lamento haber llegado tarde ese
día, tuve complicaciones, pero vendré este viernes ¿Sí? Una vez más
perdóname
-Hola- Respondió extrañado Alberto- ¿Qué hay el viernes?
-El concurso, se reprogramo después de que ocurriera un apagón de luces y no
pudieran continuar
-¿Se reprogramo? ¿Para este viernes?
-Sí, vendré, una vez que ganes iremos a celebrar
Alberto sonrío enormemente. ¡Qué suerte! Todavía podía demostrar que él era
bueno. Podía demostrar que él también era un orgullo. El resto de la fiesta se
la pasó saludando con efusividad a todos y dialogando mucho.
Realmente quería a su familia.
26 Días Antes De La Ruptura
7 de septiembre de 2019
Ivette:
Se acabó. Amelia no eres tú, lo lamento.
¿Quieres saber qué pasó? Okey, sí te lo diré. Todo pasó ayer. De verdad
pensé que íbamos bien, la besé en la radio y fue genial, me besó como nunca
nadie me había besado hasta ahora. Me prometió que pensaría en mi
propuesta de ser algo más que amigos. Sé que ella aceptaría si no fuera
porque yo siempre llego tarde al amor.
Sí, creo que sabes de qué estoy hablando. Siempre he llegado tarde a la vida
de alguien. ¿Recuerdas a Nataly? Era tan dulce, tan tierna, tan bonita, le
conocí en la escuela de teatro. Nos llevábamos muy bien, fue un momento
hermoso en mi vida, fue la primera persona a la que le importe mucho, me
enamoré por primera vez en mi vida, pero ella ya tenía un novio. Un día ella
me confesó que si llegaba antes a su vida, unos meses antes de que ella
empezará con él, tal vez yo habría sido el afortunado de ser su novio y no es
la primera vez que pasa ¿Roxana? Excelente líder y muy buena, conoces la
historia. Me levanté un día bastante tarde (Con lo madrugador que soy).
Asistí a un evento de liderazgo para jóvenes, en el que solo había niños y
entonces apareció ella. Una chica excepcional, bastante activa, me llamó la
atención de inmediato y coincidimos de forma increíble. Incluso de verdad
llegué a creer que la conocía de otra vida, por eso nos llevábamos tan bien.
Me enamoré perdidamente de ella y aunque logré estar con ella, no duró
mucho ¿Sabes por qué? Hace unos días ella me confesó que si la conocía un
poco antes, cuando ella estaba bien emocionalmente, habríamos sido muy
felices. ¿Lo ves? Siempre llego tarde…
Con Amelia no ha sido la excepción, ella parece que sigue enamorada de su
ex novio, pero al mismo tiempo de mí, ya me lo ha demostrado, pero de
verdad quisiera que solo tuviera ojos para mí. He fantaseado con estar con
ella todo el año. Por fin sé a qué saben sus labios y quiero que esos labios
solo sean para mí, pero cada hora que pasa ese deseo parece irse tornando
imposible y solo me dan ganas de llorar.
Ayer, después del beso en la radio, esperamos al informe de la autoevaluación
mientras tomábamos café, fue agradable, muy agradable. Estuvimos tomados
de las manos hablando de cosas sin sentido como una pareja, jugué con su
pelo, la besé de nuevo, ella me besó, la amo…
En el informe todo estuvo genial, sé que mi carrera es buena, estará entre las
mejores carreras que tiene mi universidad. Estuvimos riendo mucho con
Isaac, no quiero decirle todo lo que pasó con Amelia aún. Amelia me lo pidió,
que nadie se enterará de lo nuestro y la entiendo. Sé que todos nos
molestarán, odio que las personas se metan en algo que no les corresponde y
eso tal vez podría acabar con el amor que tenemos (o teníamos).
Acabó el informe y me fui junto a Amelia, pero ella había tomado una
decisión ya. Qué rápido ¿No? Pero la entiendo, me dijo con todo el afecto del
mundo que no, me miro con ojos tristes y me dijo que no estaría conmigo. Su
corazón estaba confundido y no quería lastimarme. Vi sus ojos y decía la
verdad, no quería lastimarme, no pare de llorar en toda la tarde después.
Ahora en la mañana, no fui a pasar auxiliaturas, Amelia se preocupó por mí,
me mandó muchos mensajes, ella es tan buena conmigo. Es una lástima que
no podamos estar juntos porque yo llegué tarde a su vida.
Ya que no fui a la universidad, uno de mis tíos, me llevó a pasear a una parte
hermosa de la ciudad. Para llegar se debe tomar el teleférico amarillo y verde
y después dar un montón de vueltas, por calles que para mí, son muy
hermosas. Luego llegamos a un lugar muy relajado, pero no podía dejar de
pensar en ella, me imaginaba paseando con mi Amelia por esas calles. Odio
haber llegado tarde a su vida.
Escribir no me relaja, pero he intentado componer algunos versos para ella.
Esto duele…
Recuerda Y Acuerda
Ya no vivo
Simplemente ahora sobrevivo
Jamás pronunciaré tal verdad
Simplemente vivo en maldad

Ahora solo espero ese momento


En el que todo diga adiós
Que la luz se extinga
Y mi cuerpo caiga rendido en dos
Ya no sé si estoy
Hay oscuridad ayúdame por favor
Ya no sé quién soy
Me cuesta respirar amor

Nunca quiso molestarte


El delito de amarte fue peor
El entregarte todo mi amor
Solo quería que de tus labios brotará un te amo

Recuerda y Acuérdate
De quien quiso nombrarte princesa
Y ni el título de príncipe se ganó
Acuérdate de quien más te amo

Recuerda y acuérdate
De quien quiso escribirte mil y un versos
Y hasta escribir olvido
Olvida que quise adornarte

Camino con la oscuridad


Estoy junto a mi amiga la soledad
Solo recuerda y acuérdate
De quien quiso despertarte con un beso
Y no un solo cabello te rozo

Recuerda y acuerda…
23 Días Antes De La Ruptura
Alberto se encontraba sentado en uno de los asientos de su clase, en silencio,
sin atender al docente. Se seguía sintiendo profundamente triste por el no que
le había dado Amelia. ¿Por qué siempre pasaba algo así cuando él se
enamoraba? ¿Por qué siempre llegaba tarde?
-Alberto voy al centro de estudiantes- Comentó Isaac de repente- ¿Vienes?
-No- Respondió Alberto, dándose cuenta, recién, de que las primeras clases
habían acabado- Ve tú, voy a quedarme aquí
-¿Seguro? El lice tardará en llegar
-Lo sé, pero igual voy a escribir un ratito
-Bueno
Alberto sacó su cuaderno de poema y empezó a escribir un poco. Los últimos
días había decidido que empezaría a escribir una novela. Le encantaba las
novelas de fantasía y sobre todo de nuevo le había empezado a gustar el
género de superhéroes, esperaba hacer algo con ello. Ya no quería escribir más
novelas románticas en mucho tiempo. Empezó a bosquejar breves conceptos
de su historia. ¿Escribir sobre un héroe? Ya había demasiados héroes ¿Un
villano? Eso sonaba atractivo, tenía a un perfecto villano en mente, llamado
Edward Cries. Edward era un radialista, al que le habían jugado muchas
bromas, lo había perdido todo de la noche a la mañana, por culpa de malos
gobernantes que causaron la destrucción de sus ciudad y por eso había
enloquecido, aceptando la ayuda de un demonio para vengarse. ¿Sería una
buena historia? No lo sabría hasta que la escribiera.
-Hola Albert- Saludó de repente Amelia- ¿Qué estás haciendo?
-Escribo un poco- Respondió Alberto poniéndose nervioso- Me relaja
-Lo sé- Dijo ella mientras buscaba de forma cariñosa la mano de Alberto-
Perdóname por lo que pasó el otro día
-No te preocupes, no pasó nada, espero que todo pueda volver a ser como
antes
-Sabes que nada volverá a ser como antes
-¿De qué estás hablando?
-Tú y yo tenemos que hablar, de nuevo, esta vez bien…
-¿Hablar?
-Sí… si sigue en pie tu propuesta
-¡Sí! ¡Claro! ¿Tomaste una decisión?
-Así es
-¿Qué decidiste?
-Te lo diré después, no te preocupes, todo está bien
De repente las esperanzas volvían a Alberto ¿Y si le decía sí? Todavía
anhelaba eso, sería un sueño hecho realidad. Si le daba el sí, se esforzaría de
verdad porque ese sí dure toda la vida. La amaba, estaba convencido de eso.
Que importaba ya su ex novio, él podría conquistarla, Alberto podría hacer
que ese sí, dure para toda la vida.
Las clases transcurrieron con bastante rapidez para Alberto y al salir se fue
con Amelia. Esperaba con ansias que le diga su respuesta definitiva.
-¿Lo pensaste bien?- Preguntó Alberto
-Lo pensé mucho todos estos días- Respondió Amelia sonriéndole
-¿Y qué decidiste?
Ella lo miró a los ojos con firmeza, Alberto sabía muy bien que ella no podría
mentirle de esa forma y se lo dijo.
-Alberto, he pensado mucho en lo que me propusiste y mi respuesta es sí. No
sé cuánto pueda durar esto, pero no quiero dejar pasar esta oportunidad que me
da la vida para ser feliz contigo
-¿Sí?- Preguntó Alberto incrédulo aún- ¿De verdad?
-Sí Albert
Alberto la abrazo fuertemente. Lo había logrado, por fin lo había logrado.
Tenía a la mujer de sus sueños, por fin. Su sueño por fin se había hecho
realidad y no podía sentirse más feliz por eso.
Entonces Alberto recién lo recordó. Hace bastante tiempo cuando él todavía
era actor, le habían regalado dos anillos idénticos, para usarlos en pareja, se
los había dado un maestro suyo, bajo la promesa que solo los usaría con la que
él consideraría la mujer de su vida.
-Este es mi anillo más importante- Comentó Alberto mientras se sacaba el
anillo de la mano izquierda, solía usarlo casi siempre- Quiero que lo tengas,
me hicieron prometer que solo lo usaría con la mujer perfecta. Tú eres la
mujer perfecta para mí
-Gracias- Respondió ella de forma muy tierna, mientras lo abrazaba
Alberto haría lo que sea con tal de que ese amor dure para siempre.
48 Días Después De La Ruptura
19 de noviembre de 2019
Ivette:
Tengo suerte de estar vivo. De verdad tengo mucha suerte, casi muero hoy,
no, morir no, casi me matan hoy.
Tengo las piernas entumecidas todavía de tanto correr. Los hombros me
duelen demasiado y todavía todo me sabe a caucho, pero necesito escribir, no
puedo dormir. Ya casi será media noche y he dormido entre cortado.
Estos días están siendo terribles, hay movilizaciones por todas partes. La
renuncia del presidente ha causado un verdadero caos en Bolivia. No hemos
salido de casa desde que renunció, todo se siente diferente, no pensé de
verdad que esto llegaría a tanto. Quieres escuchar lo que pasó ¿No?
Bien, en la mañana salí de casa bajo un sol radiante. En casa se estaban
acabando los alimentos y una tía mía nos dijo que nos regalaría haba y
papas. Lo malo es que su casa queda muy lejos de la mía y con los conflictos
no hay caso transportarse, me ofrecí como voluntario para ir por los
alimentos. Sería una caminata de dos a tres horas, no importaba sabes que me
gusta caminar. Antes de salir mi mamá y yo estábamos en la cocina,
desayunaríamos con habas, no había pan. Justamente me comentó algo muy
extraño al ver que dos habas no habían remojado lo suficiente:
-Estas habas son las que tu tatarabuelo se llevaba a la guerra, decían que
eran amuletos de la suerte.
Inconscientemente me los eché al bolsillo, creo que sabía que iba a pasar.
Desayuné temprano y salí rápidamente, era temprano. No encontré por
ningún lugar un automóvil que me acortará la caminata. No me importó,
caminé feliz. Toda la avenida principal estaba bloqueada, no era la primera
que vez que la veía así, pero ahora sentí algo extraño en mi interior, como si
algo malo estuviese por suceder.
Camine por dos horas, hice un tiempo record creo. Llegué a casa de mi tía,
ahí ella me invitó un mate y descansé por un rato. Antes de regresar a casa,
no solo me dio papá y habas, me dio quinua y algunas verduras que ya no
cabían en mi mochila. No importaba, las llevaría, nos hacía mucha falta.
Al regresar me puse mis audífonos e hice un playlist en mi celular para
escuchar mis canciones favoritas al regresar a casa. La música siempre
ayuda a hacer un viaje más corto. Esta vez para mi buena suerte, sí hallé un
minibús que me acercaría un poco a casa, pero no logramos llegar.
Mientras íbamos a medio camino, vimos uno de esos camiones del ejército,
detrás de ellos iba un camión con garrafas de gas domiciliario. Desde ahí
supe que algo iba mal. Los protestantes tenían bloqueada la planta de gas
para a ver si así el gobierno les hacía caso. Me sorprendía un poco la actitud
del gobierno actual, se suponía que nos habían librado de una “dictadura” y
que ahora vivíamos en “democracia”. Según tengo entendido democracia, al
menos para mí, es escuchar al otro, respetar su opinión y tratar de llegar a un
acuerdo en el que todos salgan beneficiados. Si era democracia ¿Por qué no
los escuchaban? ¿Qué les costaba dialogar? Además nuestra presidenta,
interina, dijo que empezaría un proceso de pacificación y lo que vi hoy, para
mí no es pacificación…
El chofer del minibús nos dejó a media carretera al ver a los militares. Baje
tranquilo, no podía pasar nada. Vivíamos en democracia y paz después de
todo ¿No? Varios de los protestantes empezaron a gritar de rabia en contra
de militares y policías (Ha habido muchos disturbios, conflictos y heridos en
esta ciudad y hay muchas personas que culpan a la policía por eso) y no
entiendo porque uno de ellos lanzó una granada de gas lacrimógeno en frente
mío, yo ni siquiera era manifestante, no tenía sentido reprimirlos ya tenían el
gas, para mí que simplemente era rabia contenida de la policía, si a eso se le
puede decir policía todavía… pero claro en las noticias en la noche los
policías dijeron que habían sido atacados con piedras, palos y que incluso les
habían disparado. Yo estuve ahí, no fue así. Todavía se atrevieron a mentir
diciendo que de los militares no había salido ni una bala y que se auto
dispararon. Yo no intenté auto matarme. Incluso se atrevieron a decir que
eran terroristas y que harían volar la planta de gas, ¿Quién es tan estúpido
para creer semejante tontería? ¡Yo no soy ningún terrorista!
Recuerdo que cuando este gobierno asumió el poder dijo que la biblia había
entrado al palacio de nuevo, que su lucha contra la “dictadura” era
encomendada por Dios. Pues yo ya no creo en un dios que sea tan malvado y
cruel, que permita matar con tal de que ver a su biblia y cruz en un altar…
Comenzó un enfrentamiento brutal en ese lugar y yo corrí por mi vida, los
militares rápidamente tomaron posiciones en los techos de las casas y
dispararon contra el que estuviese corriendo. Había varias personas que
como yo no tenían nada que ver con el conflicto y justamente fueron esas
personas las que murieron, siempre es así, cosas malas pasan a gente buena.
Corrí lo más que pude por lo menos por una ahora, hasta que me aleje de los
militares y manifestantes. Increíble ¿No? Yo que hago poco ejercicio y que
tengo una cadera mala, corriendo por una hora. El instinto de supervivencia y
el miedo ayudaron…
Me metí por caminos que no conocía, todo con tal de alejarme de las balas.
Justo cuando creí que ya me había alejado del peligro, aparecieron
helicópteros del ejército. Me resigné, si disparaban desde el cielo, no habría
donde huir.
Me coloqué los audífonos que se me había caído de las orejas e hice sonar el
reproductor. Tocó “Desde el cielo” de la que se había convertido en mi
banda favorita “Zero3iete” Y caminé lentamente, ya no me quedaban fuerzas
para correr. Si iba a morir, quería morir escuchando buena música.
Cuando estás por morir piensas en todo, desde lo más importante, hasta lo
menos importante. Pensé en mamá, en cómo tomaría la noticia de que a su
hijo lo mataron. Pensaba en Cesar, mi perro, seguramente siempre me
esperaría en la puerta de la casa moviendo su colita, no entendería que yo no
iba a llegar. Pensaba en mi hermana menor, en las pocas veces que le dije te
quiero. Pensaba en Isaac, habíamos hecho muchos planes y no los íbamos a
cumplir. Pensaba en Violeta, jamás le agradecí en todo lo que hizo por mí
hasta pensaba en porque no había tomado una ducha antes de salir. Pero en
lo que más pensaba era en Amelia, no había podido decirle te amo una última
vez. Eso me hizo reaccionar y me dio fuerzas de nuevo.
-Tengo que decirle te amo- Dije en voz baja y empecé a correr con todas mis
fuerzas
Los helicópteros seguían sobrevolando el área, me inquietaba mucho el ruido
que hacían, como moscas grandes. En cualquier momento abrirían fuego
estaba seguro de eso. Corrí por otra hora más, no sabía ni donde estaba. La
batería del celular casi se me acababa, era el único medio que tenía para
tratar de ubicarme, el GPS me ayudó mucho.
Cuando por fin llegué a un lugar conocido para mí, me calmé. Estaba muy
lejos ya de la planta, quería retomar el camino a casa, pero en ese instante lo
vi. Un helicóptero estaba arrojando bombas de gas lacrimógeno ahí. No me
quede para ver y volví a correr, esta vez el camino no era firme. Me caí
muchas veces, una de mis piernas está llena de moretones y raspones. Vagué
por no sé cuántos tiempo por ahí, el celular se me había apagado y no había
nadie para preguntar, el sol se intensificaba más y me hacía sentir cansado y
sediento. De pronto vi el techo azul de mi casa, en ese instante agradecí a mi
padre que hay elegido ese techo que yo consideraba horrendo, nadie por toda
la zona tenía un techo igual. Llegué a la puerta y antes de entrar empecé a
sonreír como nunca, combinado con algunas lágrimas. Estaba vivo.
Mamá me recibió con una deliciosa sopa, pude abrazar a mi hermana otra
vez y acariciar a Cesar una vez más. Hablé con Isaac y con Violeta. No podía
y no puedo morir sin decirle a Amelia que la amo, quisiera que ella supiera
que me salvo la vida ese día, su recuerdo fue el que me motivo a no dejarme
asesinar.
Lamento mucho por quienes murieron hoy y por los heridos, pero sé que
algún día se hará justicia.
Creo que escribiré una novela acerca de esto, ya tengo suficiente inspiración
para escribir ahora, tal vez por fin termine la novela sobre Edward Cries…
He decidido también que re conquistaré a Amelia. Ella misma me lo dijo una
vez. La vida solo te da una oportunidad. Esta es mi oportunidad, estoy vivo
porque debo decirle te amo y hacer muchas cosas más.
Después de todo quien sabe si sobreviviré a otro proceso de pacificación en
esta “democracia”
20 Días Antes De La Ruptura
-Todavía no quiero ir a casa- Dijo Alberto negándose a soltar la mano de
Amelia
-¿Qué quisieras hacer?
-Quiero tener un cita contigo, una cita en serio, no sé podemos caminar por
muchos lugares, nos hace falta
Amelia lo pensó un momento y sus manos se enlazaron en su cuello de forma
cariñosa.
-¿A dónde quieres ir?- Preguntó ella
-Donde sea- Respondió Alberto tomándola de la cintura- Donde sea si es
contigo
-A veces quisiera que seas menos romántico y más específico con tus
propuestas- Dijo ella en tono de broma
-Jajaja, bien, vamos a caminar por allí hay una linda plaza cerca de aquí
-Vamos entonces
Ella tomó su mano y empezaron a caminar. Los últimos días habían sido muy
hermosos al lado de Amelia. Ella y él se llevaban muy bien, pero para Alberto
empezaba a resultar difícil mantenerlo en secreto como ella quería, Alberto
quería gritar a los cuatro vientos que tenía por novia a la mejor mujer del
mundo, aunque eso implicará que todos les molestarán, él estaba convencido
de que eran una pareja perfecta y podrían superarlo juntos.
-¿En qué piensas?- Preguntó ella mientras caminaban en medio de una
hermosa calle vacía
-Nada, amor- Respondió Alberto- ¿Puedo preguntarte algo?
-¿Qué pasa amor?
-¿Qué esperas de nuestra relación?
A Amelia no le incomodó la pregunta, mas al contrario, le agradó y
empezaron a hablar. Llegaron al parque y siguieron hablando, esa pregunta
había abierto un montón de preguntas más. Alberto se enteró de muchas cosas
que desconocía de Amelia, había sido muy lastimada solo por hecho de ser
mujer y de ser muy hermosa. No lo merecía, ella era muy buena. Alberto
siempre había estado en contra del machismo que todavía reinaba en gran
parte en su país. Amelia también le reveló algunos secretos suyos, empezaba a
confiar en Alberto. A él le sorprendieron algunos, otros le molestaron, pero no
le importó mucho, todos cometían errores, incluso él tenía uno que otro
secreto culposo guardado.
-Lo que me importa ahora- Le dijo Alberto, mientras besaba su mano- Es que
sepas que quieras hacer. Solo miro hacia el futuro, el pasado ya pasó
-Lo sé, amor- Dijo ella acercándose de forma tierna a él- Sabía que podía
confiar en ti
-Siempre podrás confiar en mí
Y siguieron hablando por horas y horas, ella le contaba de sus sueños y
anhelos más profundos, compartían algunos gustos similares, otros no, pero se
imaginaban compartiendo las victorias y triunfos del otro juntos. Alberto se
imaginaba a sí mismo recibiendo algún reconocimiento por algún libro suyo y
al lado suyo su preciosa Amelia, al igual que se imaginaba que ella había
logrado visitar todos los países del mundo junto a él. Se imaginaba incluso un
día domingo junto a ella, levantarse tarde, ir de compras, cocinar juntos, tal
vez salir a pasear a algún lugar hermoso o quedarse en casa viendo alguna
película, por la noche dormir juntos sintiendo el calor del cuerpo del otro.
Estaba convencido de que durarían para siempre.
-Te amo- Susurró él antes de besarla. Se lo había dicho por fin, guardaba el
decirle te amo para una ocasión especial y esa ocasión lo era, se besaron por
un largo rato, jamás había sentido un beso tan profundo
-Y yo a ti- Susurró ella separándose un poco y de repente sus manos se
enlazaron en su cuello y ella lo besó con inusitada pasión. Alberto disfruto
cada instante de ese beso. Ella jamás lo había besado así, sentía que ese era su
primer beso en toda la vida. En efecto lo era, un beso de amor de verdad.
13 de septiembre de 2019
Ivette:
Te encontré, por fin te encontré. Eres ella, eres Amelia.
No sé cómo explicar todo lo que pasó toda esta tarde. Siento muchas cosas y
no me salen las palabras para explicarlas. Solo sé que estoy enamorado.
Hoy ella, perdón, tú hablaste conmigo de tantas cosas. Me dejaste entrar a tu
mundo, me contaste tus miedos, tus secretos, tus sueños, tus metas… Por fin
me dejaste ver una parte de ti que desconocía y que ha llegado a agradarme
mucho. No dejo de pensar en ti, en esta tarde. Quiero estar contigo para
siempre, quiero tener más charlas así contigo, quiero más besos así contigo.
Creo que podemos tenerlas, tenemos toda una vida para tenerlas. Sí así es
quiero compartir mi vida contigo para siempre. No me salgas con que nos
conocemos poco tiempo, no romantices el tiempo. Una de mis primas estuvo
con un chico por más de 8 años, pero de un día al otro terminaron, dos meses
después conoció a un buen chico, solo llevan 2 años y ahora piensan en
casarse. Además estoy enamorado de ti desde mucho antes, te conozco incluso
antes de encontrarte, he esperado toda mi vida con este momento. Eres mi
Ivette, mi princesa, mi bonita, mi hermoso rompecabezas. Lo eres todo para
mí y de verdad quiero que esto dure para siempre y por mi parte me esforzaré
mucho para que eso llegue a suceder.
Por cierto, hoy pediste que te escriba un poema, aquí lo adjunto. Me gustaría
mucho reunir todos los poemas que te he escrito y entregártelos. Empezaré
hoy creo…
Ella

Ella pidió que escribiera algo


Pero ¿Cómo escribir si ella juega con mi pluma?
Me pidió que le compusiera un poema, yo dije dos
¿Cómo es que vuelves el problema de ambos?

Ella pide simple un café dulce


Yo siempre lo confundo con un café con sal
Ella se ríe de mis accidentes
Mientras yo los sufro más recientemente

Ella y yo coincidimos en ese lugar


Le pido que devuelva mi pluma para escribir
Ella simplemente pide que vuelva a vivir
Yo no viviré más si no es con ella
Solo ella está en mi mente
Se ha dado un lugar en mi poema recientemente
Revolotea con mis hojas
Tal como si fuera un otoño más

Otra vez en el café


Esta vez sí he de alcanzarte
Olvida la pluma solo quiero hablar contigo
¡Hey! ¿Qué tomas? Yo invito

Déjame quererte sin razón alguna


Déjame cuidarte de una o dos
Déjame robarte el corazón
Escribirte uno o dos poemas

Me tomó en serio nuestra felicidad


Te escribo mil versos
Te peino el pelo si deseas
Detengo tu tiempo

Te digo qué estaré ahí para ti


Te borro diciembre
Te prometo un para siempre
Solo deja que tu pelo castigue mi rostro

Haz pedido un poema


Y aquí lo tienes mi niña traviesa
No ya no necesito la pluma solo una pregunta
¿Aceptas qué aún te escriba mil poemas más?

¿Me aceptas a mí cómo tuyo hoy y siempre?

¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!


130 Días Después De La Ruptura
10 de febrero de 2019
Creí que este día sería más fácil, no lo fue. Hoy Amelia y yo… peleamos,
bueno no exactamente, es complicado de explicar y no tengo ganas de
hacerlo. Solo quisiera que todo volviera a la normalidad, sé que pido
imposibles, pero solo eso quisiera. Llegar en las mañanas, saludarla normal,
sin tener que esquivarla, tampoco que ella me esquive a mí. Juguetear con
ella a veces, acariciar su pelo sin querer, hasta extraño el tono de voz que
usaba conmigo cuando me hablaba.
No sé, parece que todo lo que haga no sirve. Mi mente sabe que la ha perdido,
pero mi corazón todavía no lo acepta y es lo que odio de ser poeta, me dejo
llevar por el corazón, siempre me ha funcionado dejar que me guíe el
corazón, ahora no. Me dice que luche por ella, mi mente dice que ya no, que
fue suficiente, ni por más que le escriba mil poemas ella se fijará en mí otra
vez. No la culpo ¿Quién se fijaría en este desastre de poeta? Hay tantos
chicos que son mejores que yo y bueno… sé que ella merece algo mejor
también, no alguien que solo le escriba poemas, que le declamé versos, que le
dediqué todos sus triunfos, merece algo más, lo sé. Al menos mi mente sabe
eso y cada que puede me lo hace ver, pero mi corazón no, me dice que siga
intentándolo, que tal vez algún día ella vuelva a voltear su hermoso pelo
hacia mí.
Extraño mucho también las citas que tuvimos, si ella supiera que cada calle
por la que estuvimos se concentra siempre en hacerme recordarla… He
escrito un pequeño escrito sobre eso. Cada calle siempre me recordará un
periodo en el que fui feliz…

Calles
Él cada día pasa por las mismas calles, no porque sean parte de su rutina al
caminar, sino porque le traen recuerdos de otro tiempo. Un tiempo en el que
él era feliz.
Sale de su universidad y se dirige cuesta arriba. A pesar de que él vive al lado
contrario, le gusta darse un escape de la realidad. Camina lentamente
mientras se coloca los audífonos y pone una de las canciones que le recuerda
a su amada. Su favorita se ha vuelto “Jamás” de un artista poco conocido,
pero que él admira mucho.
Su mente vuela a un 27 de septiembre, el cumpleaños de ella. Recuerda como
tuvo que distraerle, mientras le preparaban una fiesta sorpresa. Recuerda
como tuvo que hacer mil payasadas para mantenerla entretenida. Como tuvo
que besarla más de la cuenta. Se las ingenió para estar con ella por varias
horas. Para al final terminar comiendo un delicioso pastel juntos, unos versos
y después otra tanda de besos. Todo eso le recuerda esa calle.
Sigue caminando y esta vez toma un auto con dirección desconocida. No
importa jamás se ha perdido en su ciudad. Recuerda con mucho cariño como
ambos iban juntos. Ella siempre tomaba su mano y se apoyaba en él, él le
susurraba un te amo y ella respondía y yo a ti. Extraña mucho eso. Llega al
fin a un lugar conocido y su memoria reconstruye otro recuerdo al ver esa
calle. Se transporta a un fugaz 21 de septiembre. Es un recuerdo muy
hermoso. Esa calle tenía el recuerdo de la vez que sufrió un accidente y ahora
tiene un recuerdo de ella y él caminando bajo la lluvia con las risas de ella.
Ella fue tan tierna con él. Eso le recuerda esa calle.
Camina aún con los auriculares y se dirige al transporte en cable. Le gusta
dar varias vueltas ahí, recordando como ella tomaba su mano, intentando
decirle que todo iba a estar bien. Él sabía que nada iba a estar bien desde ese
momento.
Se atreve a ir a esa larga avenida repleta de personas y no puede evitar
llorar, ahí su corazón se rompió. Varias personas siempre le miran y se
preguntan que le pasará, él jamás responde y solo ve como dos amantes
terminan su relación en una banqueta. Ella rechaza su beso y él se suelta a
llorar. Hay días en los que quiere retroceder el tiempo y decirle lo que va a
pasar y que se detenga. Es imposible.
Se dirige de nuevo a otro lugar, otra calle, esta vez quiere sonreír. Pasa por
ese lugar, por alguna extraña razón ahora está vacío. No pasa nadie, parece
que le guardará luto por el amor que murió. Le recuerda su primer beso.
Recuerda a su niña. A la insistente señorita que le pedía que le revele de
quien se había enamorado. Y él ingenioso le dijo un verso y le robo un beso.
Tímido torpe e inexperto, pero sincero al fin. Él la amó…
Pasa por una última calle, donde todo acabó, dónde ella le prometió volver
algún día y ahí se queda por horas esperando que ella pase por esa calle de
nuevo. Y que esa calle tenga un recuerdo hermoso…

¿Sabes qué extraño mucho también? Extraño mucho su pelo, me encantaba


que lo tuviera largo, podía jugar con él. Se sentía muy suave, casi parecía
algodón de la más fina textura. Ahora lo tiene corto, pero poco a poco crece y
no sé si resistiré la tentación de jugar con su pelo otra vez, aunque creo que
debo ir aceptando poco a poco que yo ya no soy el dueño de su pelo… ni de su
corazón.
Le he escrito otro poema que sé que no leerá. Creo que escribo mejor cuando
estoy triste ¿No?
Odio que tu pelo crezca
Odio que tu pelo crezca
Me recuerda que así te conocí
Y que ya no te tendré junto a mí
Ya no te veré sonreír

Odiaré que largo vuelva a ser


Porque en mis manos no lo volveré a tener
Odiaré que esté peinado
Porque ya no lo tengo a mi lado

Ahora puedes peinarlo


Y de mí puedes alejarlo
Odio que flote en el viento
Pues poco te importa lo que siento

Odio que lo dejes crecer


Y en mis palabras no logres creer
Cuantos lo siento al viento tiré
Jurando que de verdad te amé

¿Dime que nos ha pasado?


¿Por qué nos hemos alejado?
¿Por qué tu pelo lo peinas a un lado?
¿Por qué no estás a mi lado?
¿Por qué tu cabello no puedo peinarlo?
¿Por qué a tu corazón no puedo tocarlo?

Solo espero que un día ella sepa que siempre la esperaré con los brazos
abiertos, cada día que pasa la amo más…
13 Días Antes De La Ruptura
20 de septiembre de 2019
Ivette:
Me siento ansioso por mañana. Es 21 de septiembre, día de la primavera, de
la amistad, del estudiante, pero sobre todo es día del amor y los enamorados.
Lo mejor de todo es que lo pasaré contigo y espero que pasemos muchos más
veintiunos juntos.
Estos últimos días han sido muy hermosos, estoy construyendo recuerdos muy
hermosos a tu lado. Sé que a veces peleamos de cosas muy pequeñas, pero
hemos sabido superarlas, no me gusta que tú y yo discutamos, en vez de esas
palabras a veces tan hirientes, prefiero reemplazarlas con bellas palabras que
alimentan y curan al corazón y es por esa razón que te he escrito versos para
el día de mañana.
Toda la semana pensaba en regalarte algo, si fuese por mí te compraría el
diamante más hermoso y caro que exista sobre la tierra, digno de que adorne
tu belleza, pero como sabes no tengo el dinero suficiente para eso, apenas me
alcanza para estudiar en la universidad y en casa estamos pasando por una
fuerte crisis económica. Te aprecio mucho por entenderme, adoro que
siempre me apoyes en todos los problemas que tengo.
Hoy en la tarde pasé por una galería para ver si podía comprarte algo que
valiera la pena, pero no me alcanzó para nada, todo había subido de precio.
Me sentí muy mal, apenas me alcanza para salir contigo mañana, me consoló
mucho saber que no tendría que pagar todo yo. Tú eres muy buena conmigo,
por eso eres la mejor mujer del mundo para mí.
Regresé a pie a casa, igual por falta de dinero, no importa. En el camino pude
pensar en muchas cosas que nunca te digo, tú sabes que a veces me cuesta
hablar fluidamente, pensé mucho en ti y eso me llevo a imaginar muchas
cosas hermosas que mi mente empezó a convertir rápidamente en versos.
Poesía es mi manera de hablar, lo sabes, así que decidí escribirte versos en
pequeños pedazos de papel, necesitó un recipiente en que ponerlos y con
tristeza se me ha venido a la mente en que ponerlos. En mi fiesta de
graduación (De la que poco recuerdo, debido al accidente automovilístico)
Me regalaron una hermosa colección de tazas para té, me encantaron
demasiado, me dije a mí mismo que solo las usaría en algún momento
importante y bueno ahora es un momento importante. Llegaré a casa y sacaré
una de esas tazas y la adornaré con los versos. También he decidido
comprarte un chocolate, aunque me hubiera gustado prepararte uno,
compraré el chocolate con el dinero del pasaje de mañana, no importa,
caminaré de nuevo, me gusta caminar. Además caminaría hasta el fin del
mundo solo por ver tu sonrisa.
Espero que no te molestes conmigo, me repetiste toda la semana que no era
necesario un regalo, pero quiero dártelo. Es un regalo que sale desde lo más
profundo de mi corazón porque te amo y te amo demasiado.
Te prometo que me esforzaré mucho, estudiaré mucho, tomaré varias carreras
si es necesario, trabajaré mucho después, ahorraré cada centavo que tenga
con tal de que un día de verdad pueda darte un regalo digno de ti. ¡Te amo!
Para que se vea un poco más creativo, afuera de la taza pondré pegado en
una hoja de papel un más o menos título: “21 Versos Para Una Princesa”
127 Días Después De La Ruptura
-¿21 Versos Para Una Princesa?- Preguntó ella mientras empezaba a hojear el
cuaderno de poemas de Alberto- Lindo título ¿Es para ella?
-Sí- Respondió Alberto, tomando su café medio caliente, así le gustaba- ¿Qué
te parece? Ahí están todos los poemas que le he escrito estos meses
-No, caballero, aquí están tus mejores poemas, son tan tiernos y muy buenos
-Quisiera que ella los leyera…
-Lo tiene que hacer, eres un chico único, te aseguro de nuevo que debes tener
varias chicas tras de ti y con esto seguro tendrás muchas más ¿Qué chica no
quiere que su novio le escriba de esta forma?
-Solo me interesa ella, Amelia…
-Te leerá, te lo aseguro ¿Qué es esto? ¿Verso 21? Es muy corto ¿No crees?
-Solo ella lo entendería…
Alberto empezó a recordar mientras se terminaba su café. Había pasado un día
muy lindo junto a Amelia, le había hecho un regalo simple pero bonito. Le
había escrito varios versos con los cuales había llenado una taza junto a un
chocolate, pero en la mañana por las prisas alistó rápidamente el regalo que no
se percató que faltaba un verso.
…¿Y si bailamos?...
Te amo demasiado
Alberto tenía un sueño, el cual era bailar un vals lento con ella en una noche
romántica en el pent-house de algún hotel bellísimo, en alguna ciudad de igual
belleza. Abriría las ventanas y entraría un viento suave y mientras bailaban los
cabellos de ella volarían y le harían ver hermosísima. Cuando la canción
terminará él se arrodillaría y sacaría el anillo. Todo eso significaba ese verso
que no pudo entregarle.
-¡Oye! Caballero- Dijo Victoria moviendo la mano en su frente- ¿Me dirías
que significa?
-Después del concurso te lo diré... ya es tarde vámonos
Victoria fue por su bolso, mientras Alberto recogía su maleta en la que llevaba
el vestuario para ese día. Antes de ir al concurso Victoria le había invitado a
tomar café a su casa, él había aceptado. Tomar café con Victoria iba a relajarlo
mucho antes del concurso, esta vez no haría el ridículo, se había preparado
mucho esta vez.
De camino al concurso Alberto se mostró conversador y alegre con Victoria,
bromearon como en los viejos tiempos, eso lo animo mucho, su amistad le
daba muchas fuerzas. Llegaron al recinto donde se llevaría el concurso,
Alberto vio a todos los declamadores, parecía que esta vez eran más. Algunos
le reconocieron y hasta se rieron, pero no le importó. Esta vez se sentía más
fuerte y seguro que la anterior vez.
-Te veré desde el público ¿Sí?- Dijo Victoria antes de irse- No me has dicho
que declamarás
-Ya lo verás dama- Respondió Alberto con una inusual sonrisa
-Supongo que usarás al Príncipe Endemoniado…
-Algo así, hoy estreno personaje…
Alberto entró al camerino y empezó a cambiarse. Mientras se veía al espejo
reflexionaba. Al cambiarse no solo estaba cambiándose de ropa, sino también
de persona. Eso lo había aprendido hace tiempo en teatro. Cuando se cambiaba
de ropa dejaba de ser Alberto y entraba a la piel del personaje que
interpretaba, ese día Alberto encarnaría a alguien nuevo. Un personaje que
reflejaba tanto su pasado, su presente y su futuro. Empezó a cambiarse, se
colocó pantalones de tela color negro, ya estaban algo viejos, pero lo habían
acompañado desde su primera presentación en un escenario grande. Se colocó
el chaleco negro que había comprado para el concurso en inglés, todavía le
recordaba a ese lindo día que había vivido junto a Amelia, su confiable
sombrero negro que usaba cuando debía declamar algo romántico, le había
enganchado su rosa de la suerte ahora y por último una pequeña corbata de
gato que le encantaba demasiado, pero ese vestuario lo usaría al último,
encima de lo que ya tenía puesto se colocó una camisa destrozada de color
negro, su saco largo negro y un sombrero con cintas largas, esas cosas eran del
Príncipe Endemoniado, iba a hacer algo bueno en el escenario. Empezó a
delinear con mucho cuidado sus ojos y pinto suavemente sus labios de color
negro. Estaba listo. Empezó a mentalizarse viéndose en el espejo como
siempre hacía.
-Hoy es un día importante, necesitamos ganar ¿Entendido? Que esta
presentación sea inolvidable, no tengas miedo. Ivette no querría a un miedoso
¿O Sí? Así que vamos a salir y vamos a dar una buena presentación. Sé que tal
vez no volvamos a usar al Príncipe Endemoniado después de lo que pasó la
anterior vez, pero tú siempre has sido un Príncipe, has compuesto bellos y
buenos poemas, vamos a demostrar que somos. Somos un Príncipe después de
todo. ¡Vamos a ganar!
Alberto salió al escenario en cuanto le llamaron, vio de nuevo a todo el
público, algunos hacían comentarios acerca de él. Acerca de su presentación
fallida, pero eso no iba a suceder otra vez. No iba a suceder nunca más.
-Desde el corazón de un demonio enamorado- Dijo él con voz potente, había
decidido cambiar su saludo- Con mucho cariño para todos ustedes “Demonio
Enamorado”
Antes de empezar a declamar, sonó la música que él había preparado para la
ocasión.
Inventaré otra vida, entre sueños te tendré. Cada mañana al despertar con tus
labios soñaré. En el palacio que dejaste abandonado el piano que tocabas
escucharé. A lo lejos te amaré, te sufriré, pero jamás me rendiré. Prometo que
tu príncipe seré…
Alberto se mantenía arrodillado mientras sonaba un hermoso piano junto con
su voz de fondo y empezó a declamar como nunca antes lo había hecho.
Suena el piano que abandonaste
En mi memoria se conservan frescas sus notas
Notas que una vez me regalaste
Pero ahora tú ya no estás aquí, no volverás

Si tú quieres cambiaré
Tu ángel y protector seré
Las garras que tu piel dañaron las arrancaré
Mis colmillos ya no los verás, los tiré
De repente Alberto empezó a quitarse el sombrero y el saco negro con lentitud
mientras declamaba con mucho sentimiento. Vio al público, cada uno de ellos
miraba con atención. Incluso los declamadores.
Confía una última vez en mí
Pon tus secretos en mi ser
Te prometo que ya no te dañaré
Con cariño tus cabellos los acariciaré

Los truenos relampaguean sin cesar


Tienes miedo de mí, lo sé
Las cadenas que te ataban a mí las guardé
No tengas miedo, yo soy de ti

Este demonio cambiará por ti


Las alas se arrancará y tu hombre será
Seré esclavo y siervo de ti
Encadenado para siempre a tu piel
El rostro de Alberto verdaderamente mostraba a un hombre arrepentido, sus
gestos eran precisos. Había practicado gesticulación toda la semana. El
delineado empezó a corrérsele junto a una lágrima escasa, eso aumentaba el
dramatismo. Arrancó la camisa maltrecha dejando ver el otro vestuario, ese ya
no era el Príncipe Endemoniado.
Tal vez no creas en mis palabras
Sé que ya no puedes más
Pero aquí estoy, estoy por ti
Aunque sé que ya no hay esperanza en tu corazón

Tú ya no confías en mí
Sabes que te dañaré
Ahora entiendo tu dolor
Se detuvo un momento antes de dar un grito de dolor, un grito que transmitía
realmente su dolor. Recordó a Amelia y lo hizo, su rostro estaba realmente
desencajado lleno de lágrimas.
¡No! Ahora sufriré como tú
Apartado de mi humanidad
Sin esperanza de volver a ti
Lejos de ti, ese es mi fin…
Antes de terminar se arrodilló y sacó de su sombrero la rosa y se arrodilló
Este demonio se ha enamorado
Quiere volver a ser tu príncipe y volver a tu lado…
Y todo el auditorio estalló en aplausos por largos minutos. Alberto dio las
gracias y se retiró a los camerinos para desmaquillarse, seguía escuchando los
aplausos, ni él mismo podía creer lo que había hecho. Jamás había declamado
de esa forma. Al salir, había un montón de jóvenes y señoritas esperándole.
No podía creerlo, incluso estaban algunos de sus maestros. Todos lo
felicitaban. No podía creerlo ¿De verdad lo había hecho tan bien? Incluso
firmó algunos autógrafos y concedió un par de fotos. Era tan extraño,
rápidamente buscó a Victoria quien no paró de felicitarlo, luego se dirigieron
hacia el público viendo a los demás. La mayoría de ellos eran buenos, pero
Alberto sabía que era el favorito, aun así le sorprendió muchísimo ganar el
concurso. Por eso Victoria lo llevó a un restaurante algo caro, para celebrar.
-Aún sigo sin creer que gané- Comentó Alberto mientras cortaba en pequeños
trozos su filete- ¿Yo? Soy solo un chico, ahí sí había declamadores
profesionales
-Quiere decir que tienes talento- Comentó Victoria- Mucho talento
-No pensé que tanto…
-Leí tus poemas mientras esperaba que salgas. Son hermosos definitivamente
tienes que hacer que ella los lea, querrá volver contigo al instante
-Lo haré
-Cuando vuelva quiero verte muy feliz, con pareja y siendo un poeta muy
importante
-¿Cuándo vuelvas de qué?
-Creo que es tiempo de decírtelo…
Alberto ya casi podía presentir que iba a decirle, había escuchado rumores de
algunos amigos que tenían en común, pero esperaba que ella se lo dijera.
Victoria se iría del país por un largo tiempo a hacer su doctorado en otro país.
Ya era tiempo de que lo haga, a pesar de que a Alberto la iba a extrañar
mucho, aceptó de inmediato su decisión, esperando que le vaya muy bien a
futuro.
-Me voy mañana a media noche- Comentó Victoria- Te extrañaré mucho
-Yo te extrañaré más, pero volveré a verte ¿No?
-Nunca se sabe caballero, siempre serás mi caballero de poemas
-Tú también mi dama lectora
-Oye, por cierto debes cambiar de seudónimo, con lo de hoy no creo que sigas
siendo El Príncipe Endemoniado, te parecería bien ¿El Príncipe Solitario?
-Si quieres que lo usé sí está bien…
Ambos se miraron de frente, tal vez sería la última vez que se verían.
-¿Puedo decirte algo?- Preguntó Alberto de repente
-Sí puedes- Respondió ella
-Me hubiera gustado que tuvieras años menos, creo que entiendes jajaja
-Nunca hubiera funcionado, caballero… Tú mejor que nadie lo sabe… a mí
me gustan los besos de muj…
-Lo sé- Se adelantó a decir Alberto- Lo sé, solo que no lo acepto todavía,
bueno tenía que decírtelo, lo siento si te incomode…
-Tranquilo caballero… por favor entrégale el poemario a esa chica, ya no
quiero que sufras
-Será difícil, ella ya tiene un novio
-¿Crees que ya se hayan comprometido? ¡No! Así que no es nada serio,
todavía puedes pelear por ella. Entonces ¿Le entregarás el poemario?
Las últimas palabras para Alberto hicieron que todo cambié y lo dijo:
-Lo haré, la conquistaré de nuevo. Te lo prometo
6 Días Antes De La Ruptura
Alberto todavía tenía sueño y un terrible dolor de garganta por el concurso del
día de ayer. Apenas pudo entender lo que el licenciado de sociología trataba de
explicar. No era el único al parecer, casi todos se mostraban cansados y sin
ánimo de pasar clases. Era normal su salón había ganado en las tres categorías
del concurso, teatro, poesía y canto. Todos se habían esforzado mucho el día
anterior y absolutamente nadie quería pasar clases. Alberto quería irse a casa y
descansar, pero no podía, ese día era más importante que el anterior para él.
Era el cumpleaños de su querida Amelia. Había coordinado con sus amigas
para tratar de hacerle algo bonito, ellas se encargarían de comprar el pastel y
demás cosas, mientras él la mantendría distraída mientras preparaban todo.
-Señorita Amelia- Dijo él acercándose a ella, cuando las clases acabaron- ¿Nos
vamos?
-Por supuesto- Respondió ella sonriente como siempre
-Aunque es tu cumpleaños, no sé podríamos ir por helado y caminar por ahí
-Me encantaría
Alberto y Amelia salieron de la universidad, tomados de la mano como raras
veces pasaba. Casi todos ya sabían acerca de su relación y ya no importaba, al
final se terminarían enterando de una u otra forma. Incluso Alberto se atrevió a
besarla cerca de ahí, a Amelia no pareció importarle. Buscaron alguna
heladería abierta por un montón de calles y no encontraron ninguno, luego
Alberto sugirió que tomaran café en algún lugar. Alberto conocía un montón
de cafeterías cerca de la universidad, pero fingió que no, tenía que distraer a
Amelia hasta que una de sus amigas le llamará diciendo que ya tenían todo
listo. No importaba, ambos se estaban divirtiendo buscando una cafetería que
tal vez no existía caminando entre calle y calle.
Hasta que por fin sonó su teléfono, Alberto respondió solo con monosílabos
para no arruinar la sorpresa.
-Ahora que recuerdo- Comentó Alberto una vez que colgó su celular- Hay una
cafetería aquí cerca ¿Vamos?
-Claro, vamos
Antes de entrar a la cafetería Alberto tomó fuertemente la mano de Amelia y
le dio un beso fugaz en la mejilla.
-Espero que te guste- Comentó mientras subían las escaleras que daban a la
cafetería
Dentro del lugar estaban algunos compañeros y amigos de ambos. Un
delicioso pastel y un montón de felicitaciones adornaron el lugar. Alberto
nunca podría olvidar el rostro sorprendido y feliz de Amelia. De verdad había
sido una sorpresa, una muy grata sorpresa.
-No es tu único regalo- Le susurró Alberto al oído- Te he compuesto un
poema
Apoyado por todos los presentes declamó para ella.
Quiero
No pienso echarme atrás
Pondré tu mundo al revés
Le robaré al tiempo un instante
Y tu corazón lograré ganarme

Y quiero ver tu sonrisa todos los días


Quiero verte rebozar de alegría
Y quiero ver tu silueta de princesa
Pondré tu mundo de cabeza

Quiero sentir el fuego


Quiero sentir tu cuerpo
Quiero poder robarte un beso
Quiero para siempre componerte versos

Quiero que sepas que no me rendiré


Que jamás de ti me alejaré
Quiero que sepas que ahí estaré
Que contigo volaré…

Quiero perderme en lo profundo de tu corazón


Quiero amanecer contigo pegado al colchón
Quiero que sonrías mirándome
Quiero vivir contigo cada amanecer

Quiero que mis labios vivan por ti


Quiero un amor que no tenga fin
Quiero estar junto a ti
No quiero estar lejos de ti…

¡Te quiero a ti!


Alberto termino de rodillas hacia ella y empezaron a corear la palabra beso.
No había remedio. Todos ya lo sabían y se dieron un beso fugaz pero cargado
de mucho cariño.
Alberto cada día estaba más enamorado de Amelia.
1 Día Después De La Ruptura
4 de octubre de 2019
Ivette:
¿Me desearías feliz cumpleaños?
Debería estar festejando junto a un rico pastel de chocolate, pero no es así.
No tengo ganas de nada. Cuando te rompen el corazón es lo que siempre
pasa, se te quitan las ganas de todo… Sí termine con Amelia... ¡Maldición!
¡Me equivoqué! Odio reconocerlo, pero me equivoqué al empezar una
relación con ella. Quisiera que todo vuelva a ser como antes, pero eso será
imposible. Me siento tonto, estúpido, no sé… No tengo ganas de nada, ni
escribir me relaja… Quiero pastel… quiero pastel… quiero a Amelia… La
amó…
Alberto dejo de escribir y otra vez volvió a entrar a la cama. Escribir de pronto
ya le calmaba como antes, solo hacía que todo empeorará. Tal vez debería
dejar de escribir, después de todo no era muy bueno haciéndolo, si fuera bueno
Amelia seguiría con él. Eso pensaba Alberto, él no era bueno en nada.
Todo lo que había pasado las últimas 24 horas le afectaba bastante, no había
dormido casi nada durante la noche. Se había levantado una y otra vez
tratando de convencerse de que todo había sido un sueño, que no había
terminado con Amelia, que ella seguía con él, pero tenía que aceptarlo, había
sucedido. Ya no estaban juntos.
Desde las 6 y 30 de la mañana es que estaba despierto rondando por toda la
casa. No había nadie en esa casa al parecer. Sus padres salieron muy temprano
esa mañana, junto con su hermana menor, su perro había salido con ellos y no
había rastros ni de los dos gatos que tenía. Estaba completamente solo. Lo
peor era que estaba solo el día de su cumpleaños y seguramente pasaría el
resto del día de la misma manera.
No habría pastel para él ese día, a pesar de que él lo había soñado mucho
durante los últimos días. No habría un feliz cumpleaños, no habría ningún
regalo, ni siquiera una sonrisa por ese día. Lo sabía muy bien.
Sus compañeros realizarían un viaje de estudio a cierto pueblo cercano, era
bellísimo, pero Alberto no quiso ir por lo ocurrido el día de ayer. No quería
arruinarle el viaje a nadie con su tristeza y mal humor.
Se quedó en casa, en una casa que al parecer solo habitaba él. Podía escuchar
claramente el ruido de las afueras de la casa. Algunos vecinos peleaban, ahora
con la casa deshabitada se escuchaba mucho mejor la discusión de esos dos
vecinos de cada mañana. Se escuchaba tranquilamente el ladrido de los perros
a varios metros de distancia, se podía escuchar el ruido de los automóviles en
la carretera que estaba a kilómetros de distancia de su casa, incluso podía
escuchar la voz de Amelia diciéndole te amo a alguien más ¿Qué estaba
pasándole? ¿Estaba enloqueciendo?
No lo soportó más y colocó algo de música en su celular. ¿Triste? No eso lo
haría sentir peor. ¿Alegre? No estaba de tanto humor para escuchar algo así
todavía, dejo que el teléfono decidiera y apretó el botón de aleatorio. Empezó
a sonar el sonido de un piano más o menos alegre junto con el dulce sonido de
una flauta y un violín, esa canción estaba bien. Hasta que el cantante empezó a
cantar: Gracias por todo mi amor. Gracias por tanto calor, pues todo irá bien
aunque me veas llorar…
Alberto quiso cambiar la canción, pero optó por cerrar los ojos y disfrutar la
canción, no había mejor opción que escucharla. “Hechizos, Pócimas Y
Brujería” de una banda muy conocida “Mägo de Oz”. A Alberto le encantaban
las letras de sus canciones, eran tan poéticas y perfectas, reflejaban muy bien
su sentir: Dime en donde encontrar en otros besos mi hogar, pues en tus
brazos yo siempre dormí y me olvidé de sufrir. Solo dime por donde estarás y
si te puedo llamar, pues tengo miedo si vuelvo a caer y no me sé levantar…
Cuando la canción casi terminaba, recién Alberto se dio cuenta de que tenía el
rostro empapado en lágrimas otra vez. Esa canción solo causaba que la
recuerde más. Todo empeoró al momento en el que el cantante lanzó la
siguiente estrofa: Sé que hay un lugar donde encontrar otro camino aunque
sea sin ti, que me hechizará para olvidar que nunca supe cuidar de un amor…
Alberto no lo aguantó y empezó a llorar todavía más. Quería estar de vuelta
con Amelia, no lo aceptaba. No aceptaba que ella no estuviera en el día de su
cumpleaños y de pronto llegó un mensaje a su celular. Era Amelia.
-Hola- Decía el mensaje- Sé que no es un buen momento, pero traté de hacerte
algo, espero que te guste ¡Feliz Cumpleaños!
Anexado al mensaje ella había enviado un vídeo, Alberto lo abrió de
inmediato esperando que tal vez fuese alguna proposición de salir a algún
lugar o de que no terminarán todavía. Se equivocó…
Era una felicitación por su cumpleaños, de fondo tocaba una melancólica
canción, junto con muchas fotos. Algunas frases del vídeo causaron en él una
mezcla de felicidad y tristeza.
Siempre me encantó que me acariciarás el pelo. Siempre lo recordaré. Eres
una gran persona. Fuiste el único con el que pude construir unos lindos
momentos. Gracias. Jamás olvides lo mucho que vales para muchas personas
y para mí. Me encantó conocerte y sé que en un futuro nos volveremos a ver…
Se feliz…
Alberto no lo aguantó más y su llanto empezó a volverse rabia ¿Por qué? ¿Por
qué había perdido a la mejor chica del mundo? ¿Por qué?
131 Días Después De La Ruptura
Alberto despertó tarde ese día. No le apetecía ir a la universidad, pero no tenía
otra salida. Quedarse en casa encerrado no le ayudaba en nada. Se vistió con
mucha lentitud ese día, tomó su café saboreándolo como hace mucho no hacía
y salió de casa junto a sus confiables audífonos, se felicitaba por haberlos
comprado, aparte de escuchar música podía cubrir sus orejas del frío. Camino
con lentitud a la parada de minibuses, hacía frío todavía en las mañanas,
mientras escuchaba una nueva y preciosa canción que le habían recomendado.
Titulaba “Vida” de la banda “Saurom”. Era preciosa, la letra y la música para
Alberto era muy relajante.
Ese día consiguió tomar el minibús rápidamente, se alegró mucho y decidió
revisar su teléfono. No esperaba alguna sorpresa, esperaba tal vez algún
comentario de algún amigo suyo, pero no fue solo un comentario. Alberto
abrió mucho los ojos cuando vio que tenía más de 300 mensajes sin leer en
Whatsapp de por lo menos 200 chats diferentes. Él era poco sociable, no
hablaba casi con nadie, era muy extraño ver tantos mensajes para él. ¿A qué se
debían tantos? Los abrió y la mayoría eran de felicitaciones. Seguía sin
entender, revisó sus otras redes sociales e igualmente había una cantidad
asombrosa de mensajes igualmente de felicitaciones. Hasta que recordó la
noche anterior. Entonces entendió y su felicidad fue enorme.
El día anterior después de haber escrito un último poema para Amelia, recordó
entonces la promesa que le había hecho a Victoria antes de irse. Tenía que
hacer que ella los leyera, Amelia tenía que leer todos los poemas que le había
escrito, pero no sabía cómo hacerlo, no podía acercársele y entregarle su
cuaderno solo así nada más. Ahora era mucho más difícil acercársele. No se le
ocurría nada de cómo hacerlo.
Subió al minibús con esa pregunta en la mente, ahí se le ocurrió, mientras veía
a todos los pasajeros con sus celulares en la mano. ¿Y si se lo enviaba
digitalmente? Transcribiría todos sus poemas en su computadora y se los
enviaría. Estaba convencido de que ella los leería, si quiera por curiosidad. En
cuanto llegó a su casa puso manos a la obra. Sacó su cuaderno de poemas y
transcribió cada uno de ellos sin descanso toda la tarde. Mientras escribía
recordó cada momento que había pasado con ella, la nostalgia lo invadió y
empezó a ver por fin que los versos que componía no eran tan malos como él
creía, no se detuvo ahí, diseño una portada simple, pero atractiva en la primera
página. De título le puso “21 Versos Para Una Princesa”.
Pero volvió a dudar ¿Se lo enviaría? No quería molestarla más, pero quería
que ella lo leyera, quería cumplir una promesa también. No quería discutir con
ella, ya no más. Entonces, movido por la nostalgia que sintió al escribir sus
otros poemas, comenzó a transcribir otros que había escrito durante todo el
año. Se divirtió mucho con cada uno, se dio cuenta que había plasmado
muchos recuerdos en sus poemas. Le diseño una portada diferente a este
nuevo poemario e incluyo 3 escritos personales suyos. Solo faltaba ponerle
nombre.
-A ver- Pensó Alberto en voz alta- ¿Qué tal poemas de un corazón roto? No.
¿Poesía de un enamorado? No ¿Versos de Alberto? No…
Mientras pensaba, recordó a Victoria, después del concurso le había dicho que
cambie de seudónimo. ¡Ya lo tenía!
-¡Versos De Un Príncipe Solitario!
Antes de terminar decidió dedicar su primer poemario a su curso. Lo habían
apoyado mucho durante todo el año. Tenía muy buenos amigos en él.
¿Enviaría el poemario a Amelia? Decidió que no y lo envió por el grupo de
Whatsapp de su curso. Los quería demasiado.
Se imaginaba que tal vez un día, en el que Amelia estuviese aburrida, tal vez
abriría el documento y lo leería. Esa ilusión jamás se le iba a quitar. Habló con
Victoria después, le envió también el poemario y le dijo que lo había hecho,
había mandado los poemas a Amelia. Ella lo felicitó y le dijo que enviaría los
poemas a algunos conocidos suyos. De repente un audio le llegó, era Isaac,
quien le pedía permiso de reenviar el poemario a alguien más. Le había
gustado que Alberto incluyera un poema para él. Alberto aceptó, pero jamás se
imaginó que enviaría el poemario por todos lados, lo había enviado a los
grupos de su carrera.
Mientras revisaba sus mensajes ahora, veía que algunos eran de su carrera,
otros ni siquiera sabía de donde eran. Incluso había números extranjeros.
¿Hasta dónde habían llegado sus poemas? Todos eran de felicitación,
respondió uno por uno los mensajes. Jamás había pensado en eso, en que era
tan bueno.
En cuanto viera a Isaac y Victoria les agradecería todo lo que habían hecho
por él. Ese día por fin pudo sentirse feliz como hace mucho tiempo.
Llegó a la universidad y cuando vio llegar a Amelia se imaginó que tal vez
hubiera leído sus poemas. Esa esperanza empezó a moverlo de nuevo. Otra
vez se sentía feliz y con muchas energías.
-Las cartas de un enamorado siempre llegan- Dijo en voz baja para sí mismo y
siguió sonriente el resto del día.
133 Días Después De La Ruptura
13 de febrero de 2020
Ivette:
Ahora soy el Príncipe Solitario, todavía no puedo creerlo…
Te cuento, termine de escribir un poemario. Escogí mis poemas menos feos
jajaja. Resulta que no son tan feos como yo creía. He recibido buenas críticas
de él. Incluso me han dicho que son buenos, sí, mis poemas son buenos
después de todo. ¿Qué cómo pasó? Pues pasó y ya jajaja. Okey, te diré, Isaac
envió mis poemas a los grupos de Lingüística por Whatsapp. Me dijo que lo
reenviaría, pero no sabía a donde, Victoria también lo envió hasta no sé
dónde, me llegaron hasta felicitaciones de otros países.
En los cafés que siempre visitó hasta me pidieron autógrafos. Increíble ¿No?
Incluso tuve que declamar en uno. No sé cómo tantas personas saben que yo
soy poeta. Pasó tan rápido. En mi carrera también muchas personas me han
felicitado, incluidos algunos licenciados. Esas palabras hacen que me sienta
tan bien conmigo mismo. Se siente tan bien.
Pero lo que más me hace sentir bien, es el hecho de que tal vez Amelia un día
los lea. Se dé cuenta de que yo sí la amé y la amé de verdad. Que cada uno de
esos poemas los inspiro ella, ojalá algún día ella lea mis versos. Aunque he
pensado también que tal vez ya otra Ivette leyó mis escritos jajaja. Lo siento,
lo siento estoy muy emocionado. Apenas hace dos días me sentía demasiado
triste y ahora aquí estoy, escribiendo poemas otra vez, firmando autógrafos,
declamando en todos los lugares que puedo. Creo que me siento feliz, sí me
siento feliz como hace mucho no me sentía.
Por cierto, hoy voy a declamar para la inauguración de la gestión académica
del área, inauguración del moderno auditorio y la entrega del bus de sociales
Muy largo ¿No?
Declamaré algo romántico, no sé tal vez ese día vendrás a verme. Nunca se
sabe, un día normal de pronto se convierte en un día que luego no puedo
borrar de mi mente.
Ah sí, olvidaba mencionártelo, las personas que recién me conocen, no me
dicen Alberto sino Príncipe. Curioso ¿No? Me encanta que me llamen así…
Alberto guardó su cuaderno en cuanto empezaba el acto. Unos meses atrás
había estado en ese auditorio, declamando junto a Lic. Liliana, esforzándose
todo lo que podía en no hacer el ridículo, incluso imaginando a Amelia como
su compañera de tablas para concentrarse. Esta vez sería diferente, ya no se
encontraba con el corazón roto. En cuanto lo llamaron se subió al escenario
con una inusual energía. Esta vez no solo declamaba para su carrera, las siete
carreras del área social se encontraban ahí, el auditorio estaba llenísimo. No le
importó y empezó con voz potente
-De mi poemario Versos De Un Príncipe Solitario, compuesto de un buen
amor que una vez tuve. “Te Conquistaré Hoy Mañana Y Siempre”
Sus movimientos esta vez se mostraron bien coordinados junto con su voz que
sonaba extremadamente dulce. Estaba declamando como de antaño. Estaba
declamando porque era feliz.
Te Conquistaré Hoy Mañana Y Siempre
Hoy caminaba y le hablé de ti
A la soledad logré interesarla en ti
Y me invito a tratar de conquistarte
A volar dentro de un sueño que no tiene fin

¡Ay! Mi princesa si supieras cuanto te extraño


Mis recuerdos me hacen anhelar esos años
En los que parecía que tú y yo estaríamos juntos para siempre
Y los interminables paseos de diciembre

Si me escucharas un momento
Unos instantes para dedicarte un verso
Haré realidad tus sueños
De tu corazón algún día seré dueño

No voy a rendirme ante un simple no


Juro ser más fuerte, volver a tenerte
Prometo que tu príncipe volveré a ser
Y nuestro para siempre lo cumpliré
Se detuvo un momento para ver al público. Vio un montón de cámaras
filmándole. Eso lo motivo más y siguió con fuerza. De rato en rato iba
enfocando a alguna señorita y le dedicaba algún verso.
No existirá nada más importante para mí
Que tú estés aquí, junto a mí
Aprenderé a confiar en ti
Y nuestro amor nunca hallará su fin

Susurraré a tu oído cuanto te quiero


Tomaré tu mano y te robaré un beso
Eres mi princesa, siempre lo serás
Y siempre mis versos los inspirarás
Antes de terminar calmó un poco la voz, necesitaba toda su energía para el
último verso. En eso vio a algunas parejas abrazadas, realmente su actuación
estaba llegando al corazón del público entonces. Incluso escuchó algunos
comentarios de algunas señoritas reclamando a sus novios que porque no les
escribían así.
Hoy me levantaré
Y saldré a las calles gritando mi amor por ti
Te compraré las rosas que te encantan
Te escribiré un poema o dos
Pero en medio siempre irá nuestro verso
En medio de la lluvia de noviembre
Te prometo un para siempre
Alberto dio las gracias y le llovió un montón de aplausos y de igual forma
felicitaciones cuando bajo del escenario. Se sentía tan bien. Quería sentirse así
el resto de su vida y de repente se le formuló una pregunta ¿De verdad estaba
haciendo todo eso por Amelia o era por él?
3 Días Antes De La Ruptura
-No es la primera vez que discutimos- Comentó Alberto mientras subían las
escaleras
-Pero ¿Por qué pelean? Creí que estaban muy enamorados- Respondió Camila
con curiosidad
-A veces yo soy muy celoso y le hago una que otra escena…
-Ah ¿O sea que ella es una muy buena gente contigo y tú le haces un montón
de dramas?
-No quise decir eso, además solo pasó en dos o tres ocasiones, pero lo que más
me aterra es que muchas veces no somos compatibles
-¿Cómo? No entiendo
Antes de decirle todo, Alberto recordó algunas frases hirientes que se habían
dicho a veces. Eran pequeñeces, pero que a la larga habían hecho mucho daño.
Sobre todo una noche mientras conversaban llegaron a un punto en el que se
ella lo había lastimado mucho
-…Si es necesario, yo pelearía por ti, no permitiría que nos separen- Comentó
Alberto- ¿Tú pelearías por mí?
-La verdad, no- Respondió Amelia- Lo siento, pero no, te dejaría ir…
Esa fue la primera vez que ella lo había hecho llorar de verdad. Aunque
Amelia se disculpó rápidamente el daño ya estaba hecho. Alberto nunca
volvió a preguntar acerca de eso, pero Alberto tampoco era un santo había
contribuido con sus celos. A veces trataba de una manera fría a Amelia,
aunque tampoco habían pasado de más de dos o tres veces, sabía muy bien que
la había lastimado. Sobre todo esta última vez.
Era lunes y de casualidad Alberto la había encontrado en la mañana tomando
un minibús hacia la universidad, la llamó a grandes voces, pero ella lo ignoró.
Tal vez ella no había escuchado, pero rápidamente sus celos actuaron y no
habló con ella en todo el día, le respondió con una frialdad horrible y eso la
había lastimado también.
-Sabes Cami- Dijo Alberto una vez que terminaron de subir las escaleras y
llegaron al salón de Camila- Hay días en los que conectamos muy bien, todo
es alegría y felicidad. Esos son los días que siempre quisiera tener con ella,
pero hay otros días en los que no conectamos del todo y parecemos dos
extraños, pero la amo y no quiero perderla
-Tienen que arreglar sus problemas- Respondió ella- Hagan un ejercicio,
consiste en decir lo bueno y lo malo del otro, lo que les agrada y lo que no. Tal
vez se lastimen un poco pero es lo mejor
-Cierto, creo que podría funcionar
En la tarde Alberto empezó a hablar con Amelia y le propuso hacer el
ejercicio, decían algo bueno y algo malo del otro al mismo tiempo.
-No me gusta que seas tan celoso- Dijo ella- Me gusta que me compongas
poemas
-Te prometo que ya no habrán más celos- Respondió Alberto- Estaremos bien,
quiero que esto dure mucho tiempo. No me gusta que me escondas secretos.
Me gusta que me dejes jugar con tu pelo
-Sé lo sensible que eres, por eso te escondo algunas cosas, nada malo, pero es
lo mejor a veces ¿Entiendes?
-Sí entiendo, todos tenemos secretos, tu turno
-No me gusta que seas tan nervioso, a veces me da miedo. Me gusta que me
abraces y que me beses cuando menos lo espero
-Lo siento, controlaré mis nervios, además solo me pongo nervioso contigo
El ejercicio siguió por un largo rato, en medio de risas, no podían seguir
peleando, no podían seguir así. Una pareja debía complementarse y parecía
que a eso apuntaban ambos. Prometieron confiar el uno en el otro a partir de
ese instante. Olvidaron todo lo malo con un beso.
Tal vez sería el último…
140 Días Después De La Ruptura
-¡Violeta!- Saludó Alberto al ver a su mejor amiga- ¡Te he extrañado mucho!
-Yo igual Alberto- Respondió ella y lo abrazó- Me gustaron mucho, mucho tus
poemas, todos son para Amelia ¿No es cierto?
-No todos, no todos, hay uno que otro para ti, sobre todo el escrito que está en
la página 45…
Mientras Violeta revisaba el documento de nuevo, Alberto siguió escribiendo
poemas en su computadora. Ya había dejado atrás el papel y bolígrafo, tenía
en mente empezar ya el segundo poemario. Había días en los que se quedaba
hasta tarde en su universidad, los sucesos que pasaban en la universidad le
inspiraban a crear otros poemas. Se colocaba sus audífonos y escribía por
horas y horas en los asientos que existían en los pasillos de su carrera. La
universidad era su mejor fuente de inspiración.
-¿En serio es para mí?- Preguntó Violeta viéndolo con ternura
-Sí, lo escribí pensando en ti, de hecho hay más…
-Me llegó al alma- Dijo ella mientras abrazaba fuertemente a Alberto- Es lo
más lindo que me escribieron
-Vas a partirme en dos ¿Sabías?
-Perdón
-Tú a veces inspiras algunos versos, no todo es para Amelia
-¿Te ha vuelto a hablar?
-No, pero quisiera que leyera mis poemas, ¿Sabes? Antes de que
termináramos, le había dicho que le dedicaría mi primer poemario, quisiera
dárselo
-¿El que escribiste?
-Escribí dos, uno es Versos De Un Príncipe Solitario y otro 21 Versos Para
Una Princesa
-Supongo que ese último si es para ella ¿Por qué no se lo envías?
-No quiero molestarla, hace tiempo le envié muchos poemas, pero jamás me
respondió
-¡Ya sé! ¿Y si yo se lo envío?
Alberto se quedó pensativo unos segundos. ¿De verdad todavía quería que ella
los leyera? Esos poemas los había escrito para ella y todavía sentía que no le
había cumplido la promesa a su amiga Victoria. Pensó entonces que esos
poemas tenían ese objetivo: Llegar a ser leídos por Amelia.
-Te lo agradecería mucho- Comentó Alberto- Pero también quisiera que los
leas tú y me des tu opinión
-Lo haré- Respondió Violeta entusiasmada por leer otros poemas de Alberto
-Te lo enviaré a la noche
Alberto se quedó escribiendo y Violeta se retiró del lugar. Mientras escribía
seguía pensando en que sí de verdad seguía queriendo a Amelia. Si de verdad
todo lo que había hecho lo había hecho por ella.
-Hola Alberto- Saludó de repente una voz no muy familiar para él
-Hola Sara- Respondió Alberto mientras guardaba los poemas escritos y
volteaba a ver a Sara. La conocía desde que entró a la carrera, una compañera
bastante activa dentro la carrera. Le sorprendía mucho su capacidad de debatir
en cualquier situación, al mismo tiempo eso también le aterraba. Ella era
amiga de Isaac en un principio, pero pronto también lo fue de Alberto, a pesar
de conocerse por más de un año, nunca habían hablado muy estrechamente,
hasta el día en que ella leyó sus poemas también. Ella fue una de las personas
que más le dio su apoyo. Los últimos días es donde más habían hablado y
congeniado. Ella era digna de admirar, tenía un montón de proyectos hechos,
cosas que solo Alberto soñaría haber hecho. ¿Qué no había hecho? Tenía
proyectos de investigación, libros publicados, proyectos audiovisuales, había
trabajado en la radio y además aseguraba preparar unas exquisitas margaritas
que Alberto esperaba probar algún día. Además de que tenía mucho más cosas
en mente, era difícil mencionar todos sus logros. Él empezaba a admirarla
mucho.
-¿Estás escribiendo?- Preguntó ella sentándose a su lado
-Sí, escribía un poco, a veces pienso que es una pérdida de tiempo
-¡Oye no hables así! Tus poemas son buenos, tus escritos son buenos
-Es que quisiera que estos poemas sean leídos por la persona a la que se los
escribo
-¿No has pensado en grabarlos?
-Espera ¿Cómo?
-En la carrera ya tenemos un estudio de grabación y hay que darle utilidad
Podrías grabar tus poemas ahí
-¿Yo grabar algo? ¿Con la horrible voz que tengo?
-No tienes una voz horrible…
-Lo siento, por si no te has dado cuenta, creo que tengo una muy baja
autoestima
-No puedo creer eso ¿En serio? No tiene sentido, escribes muy buenos poemas
y declamas genial, te he visto muchas veces
-Gracias, tal vez así ella los escuché, todo lo que escribí, lo escribí para y por
ella
-Jajaja a veces eres muy gracioso, no lo hiciste por ella. Lo hiciste por ti,
porque eres una persona excepcional, tus escritos son buenos. ¡Date cuenta y
valórate más!
Y esas palabras volvieron a formular las mismas preguntas de los últimos días:
¿Todavía quería a Amelia? ¿De verdad todo lo había hecho por ella?
169 Días Después De La Ruptura
11 de marzo de 2020
Ivette:
No vas a creerlo, pero logré estar en la radio.
Todo ha sido una completa locura estas semanas. Mis poemas no deben ser
tan feos como para que haya declamado uno en la radio. Empiezo a sentirme
muy orgulloso por ellos. Por cierto ya he acabado otro poemario, este pienso
sacarlo en físico, ya me han ofrecido publicarlo y no rechazaré esa
oportunidad. ¿Te imaginas si me leyeran muchas personas? Ese es mi sueño
mucho más grande, ser leído, ser escuchado y sobre todo que tú me leas y me
escuches. No lo sé, tal vez algún día estas cartas, estos poemas, estos escritos
por fin te lleguen y que por fin realmente tú sepas que existo.
¿Quieres que te cuente lo de la radio? Está bien lo haré. Hace tiempo que
Isaac y yo decidimos ayudar en la radio a ayudar al grupo Yes, Jisa, Ari. Sí,
aparte de hacer radio son un proyecto cultural, hay muy buenas personas en
el grupo, con las que nos llevamos muy bien. Hemos pasado varios momentos
agradables junto a ellos en tan poco tiempo, espero que nuestra estadía ahí
dure más que mis tórridas relaciones jajaja. Bueno el punto es que Sara, una
compañera que igual está en el grupo y que es ¡Impresionante! La admiro
mucho por todo lo que ha logrado, me invitó a grabar mis poemas en la sala
de grabaciones que tiene la carrera. Acepté porque tal vez así me escuches tú,
sí tú, no Amelia, tú. Después de todo a ti es a quien siempre he buscado, tal
vez Amelia fue mi Ivette por un tiempo hermoso, pero hoy ya no es así. Todo
ha cambiado, tú y yo sabemos muy bien que nada es eterno, todo está en un
constante cambio. Creo que me voy desenamorando de Amelia de a poco,
para las rupturas amorosas ayuda mantener la mente ocupada y creo que la
mantendré ocupada por un largo tiempo.
¿En qué me quedé? ¡Ah sí! Hoy yo fui a ayudar en los controles de la radio
por primera vez. El programa se transmite a las nueve de la mañana y por las
clases no podía (Supongo que tendré que cambiar de turno al siguiente
semestre) pero hoy la licenciada de una materia no vino, no tenía nada que
hacer así que fui. No pude evitar recordar a Amelia y nuestro beso bajo la
nieve, pero no me importó, por fin pude conocer como es la radio por dentro.
Para mí es muy acogedor. Aprendí rápidamente a manejar los controles, no
es difícil. De pronto llegó el Lic. Freddy quién es el encargado del proyecto y
conduce la radio (Para mí es un excelente radialista) y de pronto sugirió que
debería recitar alguno de mis poemas. Acepté de inmediato y me puse a
buscar alguno, ¿Puedes creer que me puse igual de nervioso que antes de
salir a un escenario? Me imaginé cuantas personas estarían escuchando,
tenía que hacerlo bien. Antes de salir al aire, mande un mensaje a mamá
diciéndole que iba a declamar por la radio y ella se encargó de que toda mi
familia me escuchará, me lo acaba de decir. Pedí ayuda a Violeta para que
me ayude a elegir y no pudo haber elegido un mejor poema, creo que a ella es
a quien más le gustan mis poemas. Supongo que lo hice bien pues el Lic.
Freddy me dijo que grabará de una vez todos mis poemas para transmitirlos
por la radio en todos los programas. No puedo creerlo todavía, seré
escuchado por quien sabe cuántas personas y tal vez tú me vas a escuchar.
Eso me pone muy contento, saber que tú me escucharás. Mis poemas no tienen
el objetivo de que Amelia los leyera o escuchara, tienen el objetivo de que tú
los escuches y los leas, después de todo de ti estoy enamorado y ese amor es
eterno, tú eres quien siempre me ha inspirado a crear poemas y demás.
Quería tan desesperadamente que tuvieras forma física que me obsesione
demasiado con esa idea. Amelia me ha hecho muy feliz, pero como te dije todo
ha cambiado y creo que es momento de dejarla ir, solo espero que sea muy
feliz, yo por mi parte esperaré paciente tu llegada, cuando me encuentres
verás a un Alberto del que podrás sentirte orgullosa. Espero que llegues
pronto, estoy haciendo todo lo posible porque notes que existo.
Este poema lo escribí para ti, también es el que declamé por la radio
Un Día
Despertaré en lo profundo de tus sueños
Y seré quien te bajará los cielos
Rozaré tus rojos labios
Llenos de pasión y te daré mi corazón

En las mañanas contigo despertaré


Y entre juegos te preparé café
Con un simple beso te despertaré
Y tu suave pelo peinaré

¿Qué si te quiero?
Te quiero con locura
¿Qué si te amo?
De este amor no hay cura

Cocinaré alguna dulzura para ti


Te quiero siempre para mí
Cada instante será tuyo mi amor
Y serás dueña de mis sueños

En las tardes te llenaré de rosas


Susurraré letras de amor en ti
Nunca partiré de tu lado
En ti mis sentimientos se han encontrado

En las noches junto a ti estaré


Te compondré mil y un rimas al amanecer
Llenándote de caricias sin querer
Solo te pido un día
Un día de eterna alegría…
Día 0 La Ruptura
3 de octubre de 2019
La amo, estoy seguro de que la amo. Amo que siempre esté ahí para mí. Amo
que se preocupe por mí. Amo cuando viene a ver mis presentaciones. La amo
a ella, sé que a veces peleamos, pero me estoy esforzando por verla sonreír,
adoro su sonrisa. Cuando sonríe, me siento el hombre más afortunado del
mundo, al igual cuando me mira con esa mirada de niña traviesa. Amo poder
acariciar su cabello, es tan suave. Y la amo más cuando le digo “Te amo” y
ella responde con toda la ternura del mundo “Y yo a ti”. La amo, estoy
enamorado de Amelia. Creo que siempre la amaré.
Pero…
Quiero verla muy feliz, quiero que sonría siempre, aunque ya no sea por mí.
Después de todo así es el amor ¿No? Querer la felicidad de la otra persona
antes que la tuya, y sí la amo. La amo demasiado. Sé que esto va a dolerme
mucho y no sé sí me levante rápido de esto, pero tal vez es lo mejor. Sé bien lo
que va a pasar hoy y sé cuánto voy a llorar y cuánto va a doler, no estoy listo,
pero es lo mejor…
Alberto termino de escribir esa pequeña carta, la leería después de que todo
pase. Esa carta sería el único consuelo que recibiría después. Miró el reloj, ya
eran las 6 y 30 de la mañana, empezó a cambiarse. Su rostro estaba
sumamente demacrado, no podía ir así. Se esforzó en sonreír y borrar las
tristezas de la noche anterior, él y Amelia habían discutido mucho. Alberto ya
no sabía qué hacer, poco a poco se iba percatando que ella ya no lo quería. No
después de lo que ella le había contado. Su temor más grande se había hecho
realidad.
Salió de casa confundido todavía, sin saber qué hacer. No quería que
terminaran, no todavía. Quería vivir más lindos momentos con ella, pero ya no
se podía, no si seguían así, incluso después del ejercicio sobre decir lo bueno y
lo malo del otro seguían peleando. El problema no era que no se conociesen,
era todavía más profundo.
Ese día no habría clases, se instalaba una vigilia de toda la universidad en la
ciudad de La Paz, mientras Alberto bajaba por el teleférico, recordaba con
gran tristeza como Amelia le había dado un no por respuesta cuando apenas
iniciaban su relación, si lo pensaba bien desde ahí había fallado su relación.
Llegó a la vigilia y se esforzó en mantenerse sonriente como siempre. No lo
logró, casi podía contagiar a todos su mal humor. No ayudó en nada que
algunos de sus amigos quisieran ayudarlo. Él solo podía concentrarse en
Amelia y cómo hacer para que no terminaran. Su mente le hizo recordar
solamente los recuerdos hermosos que tenía junto a ella, eran más recuerdos
hermosos que peleas. Sonría a ratos mientras la veía y se acordaba de algún
buen momento junto a ella. ¡Eso era! Le haría recordar todos esos momentos.
Cuando la vigilia termino él se fue con ella. Trató de todas formas que su voz
fuera dulce, no lo consiguió, su voz se había roto.
-No quiero hacerte daño- Dijo Amelia mientras tomaba su mano de forma
cariñosa
-Tú nunca me harías daño- Afirmó Alberto, él mismo sabía que eso era
mentira ahora. No le importó y se lanzó a los labios de Amelia, se detuvo
cuando una lágrima empezó a rodar por su mejilla
-Ya te hice daño- Dijo ella en medio de sollozos- De verdad lo siento
-No lo hiciste, todavía podemos arreglarlo- Respondió Alberto mientras
limpiaba su lágrimas
-No hay nada que arreglar, te dije que estaba confundida y lo siento tanto
-No te disculpes, no es tu culpa, no supe ganarme tu corazón
-Lamento tanto no habértelo dado
-¿Ya no me amas?- Susurró muy apenas Alberto entre sollozos
-No- Respondió Amelia suavemente, tratando de suavizar su respuesta- Ya no,
lo siento…
Ella desvió la mirada y él se quedó viéndola. Quería decir algo, quería cambiar
esa respuesta. No podía acabar, no cuando él estaba más enamorado, pero era
imposible, su respuesta no cambiaría más a partir de ahí.
Su mundo entero se destruyó ese día, cuando ya no recibió la respuesta del “Y
yo a ti”.
-Lo vi- Dijo ella de pronto- Lo volví a ver y sentí todo de nuevo, no quiero
lastimarte, no hasta que aclare todo lo que siento
-No me dejes…-Alcanzó a susurrar él antes de que su voz se perdiese en
medio de sollozos, las lágrimas que le resbalaban era de dolor ¿Por qué? ¿Por
qué siempre tenía que llegar tarde al amor? ¿Por qué no había podido ganarse
su corazón?
-Lo siento en serio, sé que todo va a cambiar a partir de ahora, pero es lo
mejor
-Va a ser muy triste para mí ya no hablarte como antes
-Tal vez algún día, vuelva a ser lo mismo
-Esperaré paciente ese día ¿Prometes volver a hablarme algún día?
-Lo prometo…
-¿Me darías un último beso?
Ella acerco su rostro y él completo ese beso. Sería el último, el último que
recibiría en mucho tiempo. Estaba dispuesto a esperar ese día, el día en que
todo volviera a ser como antes. Sabía que sufriría mucho, pero que algún día
el dolor iba a pasar, siempre pasaba. Se preguntaba qué pasaría después de ese
día.
¿Habría más días sin ella?
Día 221 Después De La Ruptura
-Sí- Dijo Alberto a medida que se sentaba en la banca en la que él y Amelia
habían terminado hace mucho tiempo ya- Hubo más días, días mucho más
hermosos
No era la primera vez que visitaba el lugar después de la ruptura, había ido
algunas otras veces, esperando que tal vez ella se apareciese por ahí y
cumpliera su promesa de hablarle otra vez. Esta vez era diferente, no estaba
ahí por ella, sino por él, para por fin cerrar esa etapa de su vida, para cambiar
los recuerdos tan trágicos de haber terminado con ella. Ya no la quería, estaba
muy seguro de eso. A quien de verdad quería era a su Ivette, como siempre
había sido.
Sacó su laptop y empezó a escribir, esta vez llevaba un diario en su laptop.
Casi todo lo hacía ya en su computadora portátil.
Ivette:
Ha pasado mucho tiempo desde que la última vez que estuve aquí. Son las dos
de la tarde y todo es tan hermoso. No me había detenido a observar tanta
hermosura en estas calles, es increíble que en un escenario tan bellísimo ella
haya decidido terminar conmigo. Veo como los arboles cobijan a unos
hermosos pajaritos de colores que cantan finísimamente bien. A todo esto se
le combinan muchas parejas que se juran amor eterno, espero que de verdad
todas estas parejas acaben juntos para siempre como se prometen, sino ¿Para
qué tienen una relación? No estoy de acuerdo con los romances de juventud,
lo sabes. No tiene sentido estar con alguien si a la final sabes que van a
terminar. Okey, sigo siendo muy romántico ¿Cuándo aprenderé? Creo que
nunca porque soy poeta, un poeta que siempre creerá en el amor, no importa
cuántas veces lo lastimen. Aunque eso me ha ayudado bastante, tengo escritos
ya no sé cuántos poemas, cuentos, escritos. Ahora trabajo en una novela
autobiográfica, creo que ya puedo contar mi historia sin llorar jajaja.
Todo ha sido una locura estos últimos meses, ahora soy El Príncipe Solitario.
Todos me conocen y me llaman así y me encanta eso. Saben que soy poeta y sí
ya soy parte de la radio. Cada vez que transmiten algún poema mío, siento
que tú los escuchas. Tal vez y sí lo haces. Como siempre Isaac y yo nos hemos
metido a todas las actividades que hemos podido en la carrera, estaré más
ocupado que el año pasado ahora. ¡Ah sí! Y a él todo mundo le llama ahora
“Sackspirito” se siente bien que él también vaya cumpliendo sus metas
(También se ha enamorado de alguien, voy a ayudarlo como él me ayudó a
mí, se la debo, pero guarda silencio). Debo agradecerle también mucho a
Violeta quien fue quién más me ha ayudado en esos difíciles momentos. La
quiero mucho, no sé qué hacer para agradecerle unos chocolates no bastarán
ahora, tal vez debería decirle que le he compuesto un poemario en secreto
(También guarda silencio y no te pongas celosa) y también agradecerle a la
auxiliar Camila por darme tan, rudos, pero buenos consejos, a Sara por
haberme dado tanto apoyo estos últimos meses y a mi dama Victoria. Hay a
tantos que debo agradecerles que me llevaría mucho tiempo mencionarlos.
También retomaré teatro, me siento listo para volver a actuar. Mi cadera está
fuerte y creo que puedo regresar como en mis mejores tiempos. Estamos
formando un grupo de teatro en la carrera, hay chicos y chicas muy activos
que acaban de entrar a la carrera. Este va a ser otro año inolvidable.
Esperaré por ti, mientras tanto seguiré esforzándome en cada día ser mejor.
Justo cuando Alberto terminaba de escribir, una linda señorita se sentó a su
lado
-Supuse que estarías aquí- Dijo ella
-Supusiste bien- Respondió él a medida que guardaba su computadora
-¿Qué escribías?
-Nada, solo un pequeño escrito para alguien
-Acabe de leer todos tus escritos
-¿En serio?- Preguntó Alberto con cierta incredulidad- ¿Los leíste todos?
-Sí todo es tan lindo, eres muy cursi a veces jajaja
-Soy poeta ¿Qué esperabas?
-Me gustó todo, todos tus escritos son geniales, no puedo creer que escribieras
así para alguien
-Las escribí para mi Ivette, el amor más grande de mi vida
-Lo sé, lo sé es un amor tan grande que no necesita un cuerpo físico
Alberto la miro con incredulidad ¿Cómo ella sabía eso? Nunca se lo había
dicho a nadie.
-¿Cómo sabes eso?- Preguntó asombrado
Ella se acomodó el pelo y recitó:
-Ivette es todo para mí. Es felicidad, es alegría, es amor, es candidez, es
dulzura, es ternura y sobre todo ella es una de las razones que tengo para vivir.
Ella no es una persona como tal, pero sé que un día tomará forma física y me
bridará la oportunidad de conocerla y sobre todo me dará la oportunidad de
entrar a su corazón.
-¿Dónde leíste eso?
-Las cartas de un enamorado siempre llegan…
-Me estuviste espiando- Dijo él entre una mezcla de incredulidad, miedo y
alegría
-Puede ser que sí, ya lo hacía desde la primera vez que te vi declamar
-Siempre estuviste conmigo y nunca me di cuenta…
-¿A qué te refieres?
-Tú eres Ivette… tardaste tanto en llegar, pero aquí estás
Ella le sonrío dulcemente y le tomo la mano. Su toque era tan suave que
Alberto no podía creerlo. Ahí estaba ella. Ahí estaba Ivette y no iba a dejarla ir
esta vez.
Día 1
Alberto se colocó los audífonos y la música que siempre lo inspiraba empezó a
sonar. Se encontraba listo para grabar uno de sus poemas.
-Muy buenos días- Empezó a decir una vez que el micrófono de la sala ya
estaba grabando- Aquí les habla El Príncipe Solitario, con mucho cariño para
todos los que nos escuchan esta mañana, en especial a nuestras preciosas
señoritas, de Versos De Un Príncipe Solitario III “Señorita”
Señorita
¡Señorita!
No le gusta usar tacones
Le tiene un amor único al arte
Ella ha prometido nunca dejarte

¡Señorita!
No le gusta ir a fiestas
Le encanta ver del jardín las flores
Le encanta que su pelo le roces

¡Señorita!
Le encanta tomar tu mano
Y besarte con pasión una vez al año
Reparando de una sola vez todo el daño

¡Señorita!
Ama hablarte despacito
Le encanta que le susurres bajito
Le encanta que le mires a los ojitos

¡Señorita!
Ama verte loco por ella
Pero no te lo confiesa
Ella es tremenda fiera

¡Señorita!
Con ojos ciegos mejor le ves
A veces no te das cuenta que todo está al revés
No tienes idea de lo que ves

¡Señorita!
¡Ella por mí está loca!
Entre mil y dos mil versos
He llegado a rozar su boca

¡Señorita!
¿No busca un caballero?
Cuando termino de grabar, recién se dio cuenta de que alguien le había estado
viendo en silencio afuera de la sala.
-¡Señorita!- Saludó él como hace mucho tiempo no hacía, ese saludo solo lo
usaba con su Ivette ahora
-¡Hola Albert!- Respondió ella con la misma efusividad y lo abrazó. Alberto
de nuevo era feliz como no lo era hace mucho tiempo.
Pero ¿Quién sería esa señorita? ¿Tal vez sería Amelia? ¿Tal vez Violeta? ¿Tal
vez Victoria? ¿Tal vez alguien que recién había aparecido en su vida?
Eso solo Alberto lo sabía…

FIN DE LA NOVELA
El Príncipe Solitario
El Diario De Un Enamorado
COLECCIÓN DE LA SERIE “EL PRÍNCIPE SOLITARIO”

VERSOS DE UN PRÍNCIPE
SOLITARIO
Empecé a escribir este poemario
una noche después de una ruptura
amorosa. Escogí algunos de mis
mejores poemas románticos junto
con algunos otros de diferente
temática. Gracias a este poemario
es que me di a conocer como “El
Príncipe Solitario”

VERSOS DE UN PRÍNCIPE
SOLITARIO II
Este poemario fue inspirado en
diferentes sucesos que ocurrieron
en mi querida universidad. Trabajé
muchas semanas en él. En aquí no
solo encontrará poemas de amor,
sino también de desamor,
revolución, venganza e historias
algo locas.
VERSOS DE UN PRÍNCIPE
SOLITARIO III
Este es uno de mis poemarios
favoritos, en aquí incluí todos los
poemas que escribí en un año de
secundaria junto con uno que otro
romántico para no perder la
esencia de la colección. Todos los
poemas que están aquí los declamé
en secundaria por lo que son muy
valiosos para mí.

EN LA MENTE DE UN
PRÍNCIPE
Este libro es una colección de mis
mejores guiones de teatro. Algunos
de ellos ganaron concursos y otros
fueron presentados en festivales de
teatro muy importantes. Aquí
expreso mis ideales sobre temas
que son muy debatidos en nuestra
sociedad hoy en día, además de
que a ello le sumo mi extraño
sentido del humor.
ESCRITOS DE UN PRÍNCIPE
SOLITARIO
Este es un trabajo muy íntimo mío.
Algunos de estos escritos fueron
sacados de mis diarios personales
y cartas de amor que alguna vez
mandé a alguna señorita. Mientras
escribía este libro también pasaba
clases de escritura abstracta por lo
que muchos de estos relatos llevan
esa esencia.

21 VERSOS PARA UNA


PRINCESA
Originalmente este debía ser mi
primer poemario, pero sucedieron
muchos inconvenientes y decidí
archivarlo por un tiempo, pero
pronto salieron a flote en mis
demás poemarios y decidí
terminarlo. Este trabajo recopila
mis mejores poemas románticos.
EL PRÍNCIPE SOLITARIO
EL DIARIO DE UN
ENAMORADO
Este, considero yo, que es mi
mejor trabajo y el más importante
de toda mi vida. Es una
autobiografía mía, pase mucho
tiempo escribiéndola y me quedo
satisfecho con el resultado. En
aquí narro las experiencias de mi
primer año como universitario,
combinado a ello están mis
pensamientos y un hermoso
romance.
ACERCA DEL AUTOR

C. Alberto Zuñagua Charaly nació en La Paz un 4


de octubre de 2000, actualmente radica en la ciudad de
El Alto y actualmente estudia Lingüística e Idiomas en
la Universidad Pública de El Alto (UPEA)
Alberto es dos veces ganador del premio intercolegial
de teatro y escritura “Sembrando Semillas De Paz
desde el Arte y la Cultura” y finalista del premio
nacional de teatro “Aldo Velazques”. También es
coordinador del proyecto cultural “Luz de Luna
Teatro” Ha participado en diferentes concursos de
poesía siempre llegando a buenos puestos por su
capacidad de componer y declamar.
Mi estimado lector si este trabajo ha llegado a sus manos y ha sido leído por
usted, le agradecería mucho que me enviará un comentario suyo. Puede
contactarse conmigo por WhatsApp: 73251216 o por Facebook: Alberto León
Zuñagua Charaly. ¡Gracias por leerme! 

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