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1.- INTRODUCCIÓN.
Muchas veces cuando solamente son las partes quienes redactan el documento, por lo
general éstos son ambiguos, oscuros o susceptibles de doble sentido, en este caso se
debe recurrir a la interpretación, porque si los contratos son claros sólo queda cumplir con
la obligación.
Cuando el contrato tiene cláusulas ambiguas, oscuras o de doble sentido, el juez debe
analizar antes, durante y después de la celebración del contrato.
Esta teoría nace en el Derecho Romano y continúa con el Código Francés de 1804 hasta
principios del siglo XX.
Esta teoría nos dice como principio que “lo subjetivo nace del sujeto”.
Para interpretar el juez debe observar y averiguar la verdadera intención de las partes al
contratar, es decir, encontrar el motivo y espíritu.
Propuesta por el Código Civil Alemán de 1900. Cuando hay contradicción o hay lagunas
se debe recurrir a la interpretación objetiva. No es necesario entrar en la parte subjetiva
del sujeto.
El juez debe observar el contenido total del contrato, debe observar la letra muerta del
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contrato.
5. LEGISLACIÓN NACIONAL.
Primera regla.- Para interpretar un contrato el juez debe considerar la intención de las
partes, como propone la teoría subjetiva (art. 510).
Segunda regla.- Conocer la totalidad del contrato para luego estudiar cláusula por
cláusula, como la teoría objetiva (art. 514).
Quinta regla.- En los contratos de adhesión se deberá fallar en favor de quien se adhiere,
porque se supone que la otra parte contratante es quien ha estructurado las cláusulas y no
tuvo tiempo para pensar sobre el contenido, en cambio la otra parte no ha tenido otra
opción que adherirse (art. 518).
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en busca que provoque un determinado hecho o efecto (art. 511).