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CARTA DE SANTIAGO

a) Contenido. La carta de Santiago contiene, en sucesión no muy coherente, sabiduría


proverbial y parénesis: saludo introductorio (1,1), acerca de las tentaciones (1,2-18),
acerca del oír y del obrar (1,19-27), el respeto a las personas (2,1-13), la fe y las obras
(2,14-26), el peligro de juzgarse maestro y el poder de la lengua (3,1-12), contra la manía
de disputar (3,13-4,12), contra los comerciantes de sentir mundano y contra los ricos
(4,13-5,6), palabras de consuelo y exhortación (5,7-12), normas para diversas
situaciones de la vida (5,13-20).

b) La índole literaria de Santiago está caracterizada por la parénesis que ofrece en 1,1
se comienza con un saludo, pero al final no hallamos ninguna terminación epistolar. En
Santiago se dirige la palabra a las doce tribus de la dispersión (1,1). Puesto que en la
parénesis no se dilucidan cuestiones específicamente judías, sino que únicamente se
desarrollan normas de conducta general, vemos que, evidentemente, los destinatarios
no son judíos, sino cristianos que viven como el Israel de Dios en el mundo. El saludo
inicial chairein está enlazado con el versículo siguiente por la asociación con una palabra
clave (charan: v. 2). Por consiguiente, la introducción epistolar se ha puesto al principio
de esta carta a fin de caracterizar a Sant como carta circular dirigida a toda la cristiandad.

c) El lunar teológico de Sant podemos determinarlo con bastante precisión si


comparamos esta carta con enunciados paralelos que se hallan en otros escritos del
Nuevo Testamento.

En primer lugar, nos llama la atención hallar bastantes puntos de contacto con palabras
del Señor de los Evangelios sinópticos. Ahora bien, estas palabras no se introducen ni
se citan en ninguna parte, sino que están entretejidas sencillamente con la trama de las
exhortaciones. Al igual que Jesús prohibió a sus discípulos el juramento, en Santiago se
prohibe también a los cristianos y se les manda que su «sí» sea «sí» y «no» su «no»
(Mt 5,34-37; Sant 5,12). La promesa cierta de que la oración será escuchada la
encontramos en labios de Jesús (Mt 7,7) y en Santiago 1,5. El Sermón de la Montaña
termina con la exhortación encarecida a cumplir las palabras de Jesús (Mt 7,24-27); en
Santiago 1,22 se nos dice: «Llevad a la práctica el mensaje y no os inventéis razones
para escuchar y nada más». Jesús y Santiago prohiben de la manera más rigurosa
juzgar al hermano (Mt 7,ls; Sant 4,11).

d) Como nombre del autor se menciona en 1,1: «Santiago, servidor de Dios y del Señor
Jesucristo». Puesto que estas palabras se refieren a una personalidad de gran prestigio,
no puede tratarse sino de Santiago, el hermano del Señor. Porque Santiago, el hijo del
Zebedeo, pereció en época muy temprana (Hch 12,2). Con esto se nos plantea el
problema de si Santiago, el hermano del Señor, compuso la carta. En el Nuevo
Testamento se cuenta que el resucitado se le apareció (1 Cor 15,7) y que él se adhirió
luego a la comunidad primitiva (Hch 1,14) y más adelante se hizo cargo de la dirección
de la misma (Gal 2,1-10). En Hegesipo se nos ha transmitido la noticia de que Santiago
gozaba de gran prestigio, incluso entre los judíos, y que finalmente fue condenado a
muerte por el sumo sacerdote Anas y lapidado (Eusebio, H. E. II, 23, 4ss). La tesis de
que este Santiago fue efectivamente el autor de nuestra carta aunque con la
participación de un secretario (a propósito de la tesis del secretario, cf. pp. 51s) fue
defendida principalmente por Kittel con los siguientes argumentos: 1) La sencilla
denominación que el autor hace de sí mismo como siervo de Dios y del Señor habla en
favor de la antigüedad de la iglesia en la que Santiago ejercía la función de dirigente de
la comunidad primitiva. 2) De este puesto suyo se derivaría el derecho a escribir una
carta a las doce tribus en la diáspora. 3) Los numerosos puntos de contacto con palabras
del Señor señalaban cercanía con respecto al Jesús histórico. 4) En la carta se
patentizaría la tradición palestinense, por ejemplo, en 1,5.17, etc., circunscribiendo el
nombre de Dios por medio del empleo de la voz pasiva. Kittel se inclinaría a fijar la fecha
de su composición aun antes del Concilio de los Apóstoles, es decir, antes del año 48.
En tal caso, la polémica de 2,14-26 no iría dirigida contra las cartas paulinas principales,
que todavía no se habían escrito, sino contra rumores y noticias que habían llegado a
oídos del autor.

La composición de la carta por Santiago, el hermano del Señor, se excluye por las
siguientes razones: 1) El lenguaje y el estilo nos permiten reconocer un griego
sorprendentemente bueno, propio de la koiné más culta. En muchos lugares aparecen
incluso juegos de palabras; por ejemplo: phainomené-anaphanizomené: 4,14;
diekrithéte-kritai: 2,4; adiakritos-anypokritos: 3,17; chairein-charan: l,ls; ergonargé: 2,20.
Repetidas veces se emplea la aliteración: peirasmois peripeséte poikilois: 1,2; mikron
melos-megala:3,5. El ropaje enteramente helenístico de la carta de Sant se opone a la
hipótesis de que Santiago, el hermano del Señor o también un secretario que le
ayudase, hubiera compuesto la carta. 2) La relación con la teología paulina, tal como
podemos deducirla de las declaraciones que se hacen en 2,14-26, no deben
considerarse como una polémica reciente del hermano del Señor contra las noticias que
le llegasen acerca de la incipiente actividad de Pablo, sino que de lo que se trata en la
carta de Sant es de corregir y poner en claro algunas falsas conclusiones que se habían
deducido injustamente de la teología paulina. Por lo que sugiere Sant 3,1, el
desconocido autor a quien se cita por su nombre debió de ser un maestro que reunió la
tradición parenética y la compiló en un manualito de instrucciones éticas (Lohse). A esta
carta dirigida a todo el Primera carta de Pedro 227 mundo cristiano se le puso como
autor el nombre de Santiago, hermano del Señor, que había gozado de gran prestigio
entre cristianos y judíos y que se había esforzado como ningún otro por alcanzar y
realizar la meta a la que se aspiraba, la perfección cristiana que reconoce a Dios como
justicia.

e) Como época de la composición habrá que señalar el final del siglo I, ya que quedan
bastante atrás los años de la actividad del apóstol Pablo. La índole de la parénesis de
Sant, que no hace referencia a circunstancias concretas, sino que ofrece normas de
conducta con validez en todos los tiempos, no nos permite sacar ninguna conclusión
retrospectiva sobre el lugar de la composición.

M. Dibelíus, Der Brief des Jakobus (1921; Dibelius-Greeven, "1964); A. Meyer, Das
Ratsel des Jakobusbriefes (1930); G. Kittel, Der geschichtliche Ort des Jakobusbriefes:
ZNW 41 (1942) 71-105; id., Der Jakobusbrief und die apostolischen Valer: ZNW 43
(1950-51) 55-112; E. Lohse, Glaube und Werke. Zur Theologie des Jakobusbriefes:
ZNW 48 (1957) 1-22.
1. Carta de Judas

a) Contenido. La carta de Jds comienza con una dirección de carácter general y que
tiene como destinatarios a todos los cristianos (ls). Termina con una doxología (24s). En
la parte principal se hace una encarecida advertencia contra los herejes que penetran
en las comunidades (3s). Se señalan ejemplos tomados del Antiguo Testamento (5-7) y
se polemiza contra las actividades de los herejes en las comunidades (8-19). Para
terminar, se exhorta a los lectores a permanecer fieles y rechazar a los herejes (20-23).

b) La ocasión que hizo que se escribiera Judas fue la de salir al paso a los herejes, que
no se han separado todavía de las comunidades (22s), sino que toman parte en los
ágapes (12). Pretenden ser «pneumáticos» (espirituales), pero en realidad son
«psíquicos» (de pensamientos terrenos) (19). Esta distinción muestra que se trata de
gnósticos. Niegan al único soberano y señor Jesucristo (4), hacen alarde de tener
ensueños y revelaciones (8) y llevan vida licenciosa y desenfrenada (4,lls.l6.18s).

c) Como autor de Jds se menciona a «Judas, siervo de Jesucristo y hermano de


Santiago» (1). Esto significa que se trataría de Judas, el hermano del prestigioso
hermano del Señor (cf. Me 6,3; Mt 13,55). Hegesipo nos ha transmitido que hacía finales
del gobierno del emperador Domiciano dos nietos de Judas, el hermano del Señor,
cayeron en sospecha de ser davídidas, fueron interrogados personalmente
por el Emperador y puestos de nuevo en libertad, como personas no peligrosas. Habrían
sido luego presidentes de comunidades y habrían vivido hasta los tiempos de Trajano
(Eusebio, H. E. III, 20, 1-7). Judas, el hermano del Señor, que vivió probablemente en
Palestina, ¿pudo ser el autor de la carta de Jds?

d) Por eso hay que señalar como fecha de la composición los comienzos del siglo
n. El autor se apoya en el nombre de Judas, el hermano del Señor, para dar énfasis a la
polémica contra los gnósticos. Puesto que en Jds se citan todavía sin dificultad libros
apócrifos del Antiguo Testamento la Ascensión de Moisés (9) y los libros de Henoc (I4s),
no podremos fijar en época muy tardía la fecha de la composición. El testigo más antiguo
en favor de Jds es 2 Pe, que utiliza a su vez a Jds.

E. Kásemann, Bine Apologic dcr tirchristlichen Eschatologie (1952), en Exegetischc


Versuchc und licsinnungen I (61970) 135-157.

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