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EPÍSTOLA DE SAN JUDAS

INTRODUCCIÓN

I. Autenticidad.

El autor de esta breve epístola se presenta como «Judas, siervo de Jesús,


hermano de Santiago» (v. 1). Puesto que este «Santiago» es probablemente
el «hermano del Señor» (Gal 1,19), un importante dirigente de la primitiva
Iglesia de Jerusalén (-»Epístola Sant, 59:2-3), es muy verosímil que
también Judas sea uno de los «hermanos del Señor» (Me 6,3). A juzgar
por otros indicios que hallamos en

los evangelios, quizá fuera sólo hermanastro o primo de Santiago (cf. J.


Schmid, El evangelio según san Marcos [Barcelona, 1967], 117).

Aunque la tradición eclesiástica ha tendido a identificar a este Judas con


el apóstol Judas o Tadeo (Le 6,16; Act 1,13; Mt 10,3; Me 3,18; cf. Jn
14,22), la mayor parte de los exegetas actuales, incluyendo a los católicos,
se inclinan a negar esta identificación por las mismas razones que en el
caso de Santiago. En cuanto a Judas, una razón adicional es la alusión a
los apóstoles del v. 17, en tiempo pasado y en tercera persona. La pregunta
de 1 Cor 9,5 implicaría que estaba casado y que habría emprendido
algunos viajes apostólicos. Según Hegesipo (en Eusebio, HE 3.19, 20;
32,5), dos nietos de Judas fueron encarcelados bajo Domiciano, acusados
de ser descendientes de David.

¿Es realmente «Judas, hermano de Santiago» el autor de esta carta?

Entre las razones para ponerlo en duda se incluyen las siguientes: el uso,
realmente competente, de un estilo griego culto; la probabilidad de que los
destinatarios sean pagano-cristianos y no judeo-cristianos; además, ciertos
indicios de una fecha tardía de composición. Semejante pseudonimia no
iría en contra de la canonicidad o inspiración de la epístola (-» Epístola 2
Pe, 65:4). Entre los recientes exegetas protestantes, Boobyer (1962) y
Schneider (1961) se inclinan por la pseudonimia, si bien estiman que no
puede excluirse la posibilidad de que sea auténtica.

Entre los recientes exegetas católicos, únicamente Schelkle (1961) parece


decidirse por la pseudonimia.
Algunos antiguos comentaristas dudaban que la epístola fuera
genuinamente inspirada por el hecho de que cita libros no canónicos
(Asunción de Moisés en el v. 9; Henoc en los vv. 14-15) y porque se
pensaba que

un autor inspirado habría sido capaz de distinguir entre los libros


canónicos y los no canónicos. La objeción, sin embargo, supone
erróneamente que había un canon fijo de la Escritura en el judaismo del
siglo I (-» Canonicidad, 67:40).

II. Ocasión, finalidad y destinatarios.

La epístola representa una enérgica medida de urgencia para contrarrestar


un peligro repentino que acosa a ciertas comunidades cristianas. Hombres
impíos e inmorales que se han introducido en ellas están causando daño a
la misma fe con su doctrina perversa y su conducta malvada. Aunque de
la epístola sólo se puede obtener una vaga idea acerca de su doctrina,
parece que se trata de una forma embrionaria de gnosticismo cristiano
antinomista, probablemente relacionado con tendencias semejantes
mencionadas en Gal, Col y las Pastorales (cf. L. Cerfaux, VDBS 3, 659-
701).

A pesar del carácter general que presenta el encabezamiento del v. 1, la


carta va dirigida a unas comunidades concretas —precisamente las que
estaban inficionadas por aquel nuevo peligro—, situadas probablemente
dentro de una misma zona. Las alusiones y citas del AT y de escritos
apócrifos hacen pensar en lectores judeo-cristianos, pero el tipo de
infidelidad libertina que se ataca parece aludir a un entorno pagano. Quizá
la situación más probable sea la de unos judeo-cristianos de la diáspora,
posiblemente ciertas comunidades de Siria.

III. Fecha y lugar de composición.

Los indicios de una fecha relativamente tardía son la alusión a los


apóstoles como pertenecientes al pasado (v.17), la fijeza del depósito de la
fe (v. 3), ciertos síntomas de gnosticismo cristiano. En consecuencia, no
parece escrita antes de mediar la década de los sesenta del siglo i, y hasta
es posible que deba fecharse dos o tres décadas más tarde. Schelkle
sostiene que difícilmente podría ser anterior al año 90.
El lugar de composición es desconocido. Teniendo en cuenta el trasfondo
judeo-cristiano de los «hermanos del Señor», es muy probable que se trate
de Palestina o Siria, incluso en la hipótesis de la pseudonimia.

IV. Relación de Jds con 2 Pe.

Sobre las llamativas concomitancias literarias entre Jds y 2 Pe y sobre las


razones para considerar que la segunda depende de la primera, —>
Epístola 2 Pe, 65:5.

V. Contenido.

La Epístola de san Judas se divide como sigue:

I. Encabezamiento (1-2)

II. Ocasión (3-4)

III. Los malvados intrusos (5-16)

A) Antiguos juicios de Dios contra los malvados (5-7)

B) Detalles de la maldad de los intrusos (8-16)

IV. Exhortación a los fieles (17-23)

A) Recuerdo de las predicaciones apostólicas (17-19)

B) Obligaciones para consigo (20-21) y para con los hermanos


extraviados (22-23)

V. Doxología final (24-25)

COMENTARIO

I. Encabezamiento (1-2).

En cuanto al saludo inicial, —> Epístolas del NT, 47:8. 1. a los llamados:
El término «llamado» (klétos) implica que la fuente última de la vocación
cristiana es la elección gratuita de Dios. Esta vocación se explica más
ampliamente en las frases siguientes. amados en Dios Padre: El amor del
Padre hacia el hombre es el motivo de esta vocación (cf. 1 Pe 1,2).
guardados para Jesucristo: Es decir, bajo la protección de Dios hasta la
venida de Jesús para el juicio. 2. misericordia, paz y amor se os
multipliquen: La expresión, semejante a 2 Pe 1,2, es casi idéntica al saludo
que lleva la carta de la Iglesia de Esmirna sobre el martirio de Policarpo
(finales del siglo n); este saludo podía ser una conocida fórmula cristiana
primitiva, amor: Probablemente el que Dios les tiene.

II. Ocasión (3-4).

El autor se disponía a escribir una exhortación de carácter más genérico


(semejante quizá a los vv. 20-21) cuando los malvados intrusos hicieron
necesaria una inmediata advertencia en defensa de la fe. 3. nuestra común
salvación: El aspecto colectivo de la salvación, subrayado en el AT
mediante el cometido del pueblo de Dios, se prolonga en el NT, ampliado
ahora hasta incluir a los gentiles, combatir por la fe: Cf. 1 Tim 6,12; 2 Tim
4,7. La defensa de la religión como un «combate» aparece en el judaismo
helenístico y en la LQ (1QM). Al igual que en Rom 10,8; Ef 5,4; Tit 1,4;
1 Tim 6,12; 2 Tim 4,7, «fe» es la fides quae creditur, un cuerpo de
doctrina, más que la frecuente fides qua creditur, la respuesta de entrega
total a la revelación salvífica de Dios. transmitida: El término
«transmitir», «entregar» (paradidomi) es en el NT un término casi técnico
para designar la transmisión de las doctrinas recibidas en la comunidad
(cf. 1 Cor 11,23; 15,13; AG 3). 4. desde hace mucho tiempo designados:
Probablemente por los ejemplos del AT (vv. 5-7) y en el libro de Henoc
(vv. 14-15). para esta condenación: Prefigurada en los ejemplos que se
pondrán y predicha en Henoc. Hombres impíos: A juzgar por la ulterior
descripción, parece que habían corrompido el mensaje evangélico de
libertad hasta convertirlo en un libertinaje antinomista y que negaban la
absoluta trascendencia de Cristo.

III. Los malvados intrusos (5-16).

Para convencer a sus lectores de la seriedad que reviste la situación y para


fortalecerlos contra el peligro, Judas se detiene primero en algunos
ejemplos de castigos divinos y luego pasa a describir la mala índole de los
intrusos.

A) Antiguos juicios de Dios contra los malvados (5-7).


Se citan brevemente tres ejemplos del AT. 5. hizo perecer a los que no
creyeron: Cf. Nm 14,26-35. Pablo saca consecuencias morales más
detalladas del relato de Israel en el desierto: 1 Cor 10,1-11 (cf. también
Heb 3,7-4,11; Sal 94,8-11). 6. El segundo ejemplo se refiere
probablemente a los «hijos de Dios» que tomaron por esposas a las hijas
de los hombres (Gn 6,1-4).

Es lo que parece implicar el v. 7, puesto que los sodomitas pecaron «de


manera semejante» a los ángeles. Además, el libro de Henoc (citado en los
vv. 14-15) atribuye gran importancia a este pecado de los ángeles (o
«vigilantes» celestes) y a su castigo, en términos muy semejantes a los que
usa aquí Judas (cf. Henoc 6-16; especialmente 10,4-6.11.13; 12,4; 15,3;
19,1). Cf. también 2 Pe 2,4-6, donde la caída de los ángeles tiene lugar
junto con la de los sodomitas; también T. Neftalí 3,4-5. Los ángeles
cautivos que esperan el juicio según 2 Pe y Jds son identificados por
algunos con los «espíritus cautivos» de 1 Pe 3,19 (cf. comentario).

7. Sodoma y Gomorra: Cf. Gn 19,4-25. Estas dos ciudades son citadas


frecuentemente como destacados ejemplos de pecado y castigo en los
profetas del AT y en los apócrifos. Cf. también Mt 10,15 par.; 11,24; Le
17,29; 2 Pe 2,6. ciudades circunvecinas: Admá y Seboyim (Dt 29,22; cf.
Os 11,8). de manera semejante a ellas: Probablemente se refiere a los
ángeles pecadores del v. 6. corriendo tras una carne distinta: Como los
ángeles que buscaron el trato de criaturas de distinto orden entitativo
(mujeres), así también los sodomitas quisieron tratos con ángeles (Gn
19,5; cf. T. Aser 7,1). sirven como ejemplo: La zona del mar Muerto, que
hace pensar en fuego y azufre, era un constante recordatorio del castigo de
las ciudades abrasadas. En la tradición judía, el fuego que descendió sobre
ellas sigue ardiendo como fuego del infierno (cf. F. Lang, ThWNT 6,
945s).

B) Detalles de la maldad de los intrusos (8-16).

Esta sección se caracteriza por su tono de vehemente denuncia, subrayado


por varias comparaciones. Aunque no se nos dice la naturaleza exacta de
sus vicios, entre ellos parecen incluirse la inmoralidad sexual, la
desviación doctrinal y una actividad disgregadora en la comunidad. 8. en
sus delirios: Hay aquí probablemente una alusión despectiva, relacionada
con advertencias del AT, a las pretensiones de experiencias visionarias,
manchan la carne: Sus pecados sexuales, implícitos en el v. 4, justifican
la comparación con los sodomitas del v. 7. rechazan al Señor: Cf.
comentario a 2 Pe 2,10. blasfeman de las Glorias: Probablemente se
refiere a los ángeles (cf. Ex 15,11 [LXX]; Heb 9,5; T. Leví 18,5; T. Judá
25,2). Esta «blasfemia» quizá esté relacionada con la repulsa antinomista
de los preceptos de la Ley, que se suponía transmitida por mediación de
ángeles. 9. el arcángel Miguel: Cf. Ap 12,7; Dn 10,13.21; 12,1; 1 Tes 4,16.
Sus disputas con el diablo, que no se menciona en ningún lugar de la
Biblia, parece haber sido tomada de la Asunción de Moisés: cuando Dios
envió a Miguel para sepultar el cuerpo de Moisés (cf. Dt 34,6), el diablo
alegó sus derechos sobre él, sobre la base de su carácter material y porque
Moisés había asesinado al egipcio (APOT 2, 408). Judas monta un
argumento a fortiori:el gran arcángel no se atrevió a injuriar al diablo; de
ahí la maldadde quienes, siendo simplemente hombres, se atreven a
injuriar a los ángeles. Sólo Dios es juez en definitiva (cf. Sant 4,11-12; -
»Apócrifos, 68:49).

Se resumen las acusaciones del v. 8 en orden inverso y con mordaz ironía,


lo que no comprenden: Se refiere, al menos, a las «Glorias» del v. 8. Su
real ignorancia es la antítesis de su pretendida gnosis. lo que saben por
instinto: Nueva recriminación de sus aberraciones sexuales (como en los
vv. 4.7.8). 11. Caín... Balaam... Coré: Se aplican otros ejemplos del AT
(cf. Gn 4,8-16; Nm 22-24; 31,16; Nm 16). Judas sigue de nuevo la
tradición judía contemporánea, que consideraba aquellos tres personajes
como tipos de jefes malvados y de su castigo. 12. Manchan vuestros
ágapes: Los falsos doctores seguían participando en la eucaristía, que en
aquella época temprana tenía lugar en el curso de una comida comunitaria
(cf. 1 Cor 11,17-34; Act 2,46; Ignacio, Ep. ad Smyr., 8.2).

En el siglo n, la comida comunitaria, conservando el nombre de ágape, fue


separada de la eucaristía. El término traducido por «manchan» también
podría significar «encallan», es decir, son causa de un naufragio espiritual,
nubes... árboles: Estas imágenes, tomadas de la naturaleza, se refieren a
una exhibición externa que sirve para ocultar el vacío interior.

dos veces muertos: No sólo estériles en la comunidad, sino desgajados de


ella. O quizá, mejor, bajo sentencia de la «segunda muerte» de Ap 2,11;
20,6.14; 21,8. 13. olas salvajes: La imagen es semejante a la de Is 57,20
(TM). estrellas erráticas: Imagen tomada probablemente de Henoc18-21,
donde aparecen siete estrellas alusivas a los ángeles caídos y destinados al
castigo eterno.

14-15. Henoc... profetizó: Cf. Gn 5,18-23 para el relato bíblico de Henoc.


Judas, sin embargo, cita el Henoc (1,9) apócrifo, llamándolo profecía;
refleja así la estima en que era tenido este libro en la Iglesia primitiva (lo
mismo que en Qumrán; —> Apócrifos, 68:9-15; —> Canonicidad, 67:37).
En el NT y en la LQ abundan los casos en que se aplican las antiguas
profecías a situaciones contemporáneas. El que Jds usara el libro de Henoc
dio motivo, según san Jerónimo, a que algunos excluyeran esta epístola
del canon. 16. Los vicios enumerados aquí corresponden en parte a las
anteriores acusaciones hechas en Jds (vv. 4.8.10-12) y son bien conocidos
a través del AT y de los apócrifos.

IV. Exhortación a los fieles (17-23).

Los fieles no deben alarmarse en exceso ni sentirse perturbados en su fe


porque hayan aparecido estos intrusos, pues tales hechos estaban
predichos. Antes bien deben fomentar su propia fe y ver la forma de ayudar
a los demás.

A) Recuerdo de las predicaciones apostólicas (17-19). 17. Los


apóstoles: Esta manera de referirse a los Doce (?) podría ser un indicio de
que el autor de Jds no ha de ser contado entre ellos. 18. Exceptuando una
reproducción parcial en 2 Pe 3,3, esta cita no aparece propiamente en el
NT. Pero su sustancia se halla en lugares como Me 13,22; Act 20, 29s; 1
Tim 4,1-3. al final de los tiempos: Quizá nosotros veamos más claro que
la Iglesia primitiva que los «tiempos finales» o «últimos días» son una
etapa de la historia de la salvación más que una proximidad temporal al
final de la historia.

B) Obligaciones para consigo (20-21) y para con los hermanos


extraviados (22-23). 20-21.

La enumeración de las virtudes cristianas fundamentales de fe, esperanza


y caridad es similar a la de 1 Tes 1,3 y 1 Cor 13,13. 21. esperad la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo: Esta esperanza escatológica de
salvación en la venida de Cristo como juez aparece abundantemente en
todo el NT. Nótese la mención triádica de los nombres del Espíritu Santo,
de Dios (Padre) y de Jesús en estos dos versículos. 22-23. Las variantes
textuales no permiten saber si se mencionan dos o tres clases de hermanos
equivocados ni si la primera clase es la de los dudosos que merecen
compasión o la de los discutidores (o dudosos) que han de ser refutados (o
convencidos), arrancándolos del fuego: La imagen, tomada de Am 4,11 y
Zac 3,2, se refiere aquí al castigo escatológico del fuego del infierno,
compadecedlos con temor: Se trata probablemente de una exhortación a
tener gran prudencia en la manera de buscar la recuperación de los que se
han entregado a los pecados de la carne (cf. Sant 5,19-20).

V. Doxología final (24-25).

El saludo final, típico de las cartas antiguas, se sustituye por una doxología
(como en 2 Pe y 2 Clem). La estructura y la fraseología sorprenden por su
semejanza con otras doxologías del NT (Ef 3,20; 1 Tim 1,17; 1 Pe 4,11;
especialmente Rom 16, 25-27, de la que podría depender). 24. al que
puede guardaros de caer: Estas palabras adaptan la doxología a la peculiar
situación de los destinatarios de la carta.9

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