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Pbro. Lic.

Esteban Ramírez Rodríguez


Sem. José Ángel Vergara Esquivel
Obra Joánica

PRIMERA CARTA DE JUAN

Introducción

El NT nos presenta tres cartas atribuidas al apóstol Juan, uno del grupo de los Doce que Jesús
reunió durante su actividad terrena y que después de su muerte y resurrección se convirtieron
en testigos privilegiados de su vida y su mensaje. Estas cartas vienen, pues, autentificadas
con el sello de apostólicas. Las cartas no tienen todas, la misma extensión: la primera (1 Jn)
es la más larga. Se divide en cinco capítulos. Las otras dos, por su brevedad, se dividen sólo
en versículos. La segunda carta (2 Jn) tiene trece versículos y la tercera (3 Jn) solamente
quince.

Resulta fácil reconocer una carta. En el Nuevo Testamento, en general, las cartas comienzan
con la identificación de los autores y de los destinatarios, seguida de un saludo. Al final,
tenemos otro saludo, distinto del primero. Estos elementos se encuentran fácilmente en 2 Jn y
3 Jn, pero son más difíciles de encontrar en 1 Jn. Al comienzo de 1 Jn, en lugar de un saludo
tenemos un himno. El autor no se identifica abiertamente, pero tampoco podemos decir que
no deje pistas para identificarlo. En este himno y a lo largo de su escrito se dirige a sus
interlocutores sin nombrarlos explícitamente. Al final falta el saludo que se encuentra en las
típicas cartas del NT.

La ausencia de los elementos que caracterizan a las cartas nos hace pensar que 1 Jn pertenece
originalmente a otro género literario. Por la forma que tiene el autor de tratar a sus
interlocutores, con términos como queridos o hijos, y por las sucesivas exhortaciones que les
dirige, se piensas que 1 Jn es una homilía. Es posible que esta homilía haya tenido tanto éxito
que terminó por convertirse en una carta. Esta homilía convertida en carta era bastante
conocida en los primeros siglos del cristianismo. Fue muy difundida tanto en las iglesias de
Occidente como en las iglesias de Oriente. Los otros dos escritos, cuyo estilo se asemeja más
al de las cartas, se difundieron más lentamente.

Autor

El autor de 2 Jn y de 3 Jn se presenta como el presbítero. Su estilo y vocabulario son


semejantes y hay expresiones casi idénticas, lo cual nos lleva a suponer que el mismo
presbítero escribió las dos cartas. En griego, presbítero significa «anciano» y, por extensión,
se puede referir a toda persona que ha llegado a una cierta edad y está capacitado para ejercer
alguna autoridad. Podríamos decir que la autoridad del presbítero es la que viene de la
experiencia, y la experiencia no se adquiere en un abrir y cerrar de ojos. Es necesario tiempo,
atención, cultivo, voluntad de aprender lo que la vida enseña. De esta forma, podemos decir
que la figura del presbítero se aproxima a la figura del sabio.

La Comunidad del discípulo amado. El autor del evangelio se presenta como aquel discípulo
que Jesús amaba». Este discípulo habría formado una comunidad que guardaba su memoria y
sus enseñanzas. Probablemente, el autor de 1 Jn formaba parte de esta comunidad y era uno
de sus presbíteros, es decir, alguien con cierta autoridad. Este presbítero conocía bien a Juan.
Podríamos decir que lo conocía de memoria y de corazón. Retoma diversos temas del
evangelio, procura profundizarlos y explicita sus consecuencias para la vida cotidiana de su
comunidad. Desde este punto de vista, se ha podido afirmar que 1 Jn es el primer comentario
al cuarto evangelio. Nada impide que el presbítero autor de 1 Jn haya conocido a Jesús. En
este sentido, podríamos considerarlo un buen representante de la segunda generación de
cristianos, inmediatamente ligada a la generación apostólica. Pero esta segunda generación,
como las generaciones siguientes, tiene que dar el salto de creer sin haber visto: el
aprendizaje de ver a Dios en el hermano.

Los destinatarios

De las tres cartas, la única que expresa claramente su destinatario es 3 Jn: el presbítero
escribe «al querido Gayo». Existen otras menciones que hacen referencia a un “Gayo”. un
compañero de Pablo (Hech. 19,29). La carta a los Romanos también habla de uno (Rom.
16,23). La primera de corintios también se refiere a Gayo y Crespo. No hay motivo que
indique que en todos estos casos se refiera al mismo hombre.

En 2 Jn, los destinatarios de la carta también se mencionan, pero de manera simbólica. En


esta ocasión, el presbítero se dirige «a la señora elegida y a sus hijos». Se trata sin duda de
una comunidad cristiana, pero no sabemos cuál. Sin embargo, no deja de ser interesante
constatar la imagen femenina que usa el autor para designar a la comunidad. Lo más normal
es que la imagen de la mujer y madre se utiliza para simbolizar una comunidad cristiana.

Los destinatarios de 1 Jn no se mencionan de manera clara. Algunas expresiones que utiliza


el autor nos indican que se dirige no a una persona particular (como en el caso de 3 Jn), sino a
toda una comunidad a la que conoce bien. En 1 Jn 2,12-14 el autor interpela a sus
destinatarios con las palabras hijos, padres y jóvenes. Seis veces en toda la carta el autor se
dirige a sus destinatarios con el vocativo queridos.

Nuestra hipótesis es que escribe a su comunidad un discurso de despedida, un género literario


conocido también con el nombre de testamento espiritual. En la Biblia tenemos otros
ejemplos de esta clase de discursos el cap. 49 del libro del Génesis: antes de su muerte, Jacob
llama a sus hijos y los bendice. Todo el libro del Deuteronomio está estructurado como el
testamento espiritual de Moisés. En el NT, este género literario aparece en J 13-17. En la
última cena, Jesús reúne a sus discípulos y pronuncia ante ellos su discurso de despedida. El
autor de 1 Jn, el presbítero, quiso también dejar a su comunidad, como Moisés como Jesús, su
testamento espiritual. También él está a punto de terminar su vida. Los años han pasado.
Hasta aquí permaneció al frente de la comunidad. Dentro de poco tiempo, otros continuarán
esta misión.

Lengua

Las tres cartas están escritas en griego y no parece que se trate de una traducción. El griego
está muy bien utilizado, aunque de modo sencillo. No hay duda de que han sido escritas por
alguien que dominaba éste idioma y que se destinan a comunidades y personas de lengua
griega. Eso no nos dice mucho, ya que el griego, en los primeros tiempos del cristianismo, era
la lengua principal de la parte oriental de la cuenca del Mediterráneo. A pesar de todo,
podemos decir que estamos fuera de Palestina, donde se hablaba el arameo, y fuera de Siria,
cuya lengua predominante era el siríaco y donde el cristianismo se propagó desde sus
comienzos. Una antigua tradición identifica la comunidad de Éfeso como la cuna de los
escritos joánicos: evangelio y cartas.

Época de composición

Siguiendo nuestra hipótesis de que las tres cartas pertenecen a un mismo autor y que 1 Jn es
su testamento espiritual, lo más probable es que tengamos también que invertir el orden de las
cartas desde el punto de vista cronológico: 2 Jn y 3 Jn anteriores a 1 Jn y quizá 3 Jn anterior a
2 Jn. El orden en que aparecieron en el NT obedecerá a otro criterio: de la más larga a la más
breve, el mismo criterio que orientó la formación de la colección de las cartas paulinas.

En cuanto a la datación de la Carta, tenemos como punto de referencia antes que la carta de
san Policarpo a los Filipenses. Dicha carta (VII,1) cita 1 Jn 4,2. Como la carta de san
Policarpo suele datarse hacia el 107-108, es necesario contar con un periodo de tiempo
suficiente, aunque sea breve, para que esta Carta hubiese sido conocida por Policarpo. Se
sitúa la composición de 1 Jn entre el 100 y el 110, pues se piensa que es posterior a la primera
edición del evangelio y anterior a la segunda y definitiva. Así podría deducirse de su
afirmación de que el Prólogo de 1 Jn no es necesariamente anterior al Prólogo del evangelio.

Temas Principales

Se podría decir que el problema que aparece en las cartas joánicas es cristológico y de ámbito
intraeclesial.
- Es tan serio que la comunidad experimenta algunas rupturas por su causa: algunos
abandonan la comunidad (1 Jn 2,19).
- Una situación semejante aparece en el evangelio de Juan (Jn 6,66-69).
- El punto crucial es la forma de entender la encarnación. Formado en la escuela
joánica, el autor repite hasta la saciedad, en diversas formulaciones, el estribillo del
prólogo de Juan: «Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14).
- A los que niegan la realidad de la encarnación se los denomina «anticristos» y
«seductores» Anticristo se refiere a aquel que es contrario a Cristo. Para que no haya
dudas, el propio autor explica lo que quiere decir cuando utiliza este término: «¿Quién
es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Mesías? Ese es el anticristo: el que
niega al Padre y al Hijo» (1 Jn 2,22; cf. 4,3).

La comunidad debe estar alerta para no dejarse influenciar. Por supuesto, el discurso seductor
se hace con palabras bonitas. Por tanto, no es por el discurso como se distingue el espíritu de
la verdad y el espíritu de la mentira, sino por el compromiso con el amor. El amor no se
manifiesta en puro palabrerío, si no en el amor mutuo y en la caridad con el hermano
necesitado. El propio amor a Dios solamente se reconoce en el amor a los hermanos:
<<Porque el que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios al que no ve»> (1 Jn
4,20). Este es el amor encarnado que debe orientar la conducta del cristiano.

ESTRUCTURA DE SUPERFICIE (O DISPOSICIÓN ESTRUCTURAL)

Como grandes unidades de la primera Carta podremos señalar:


- Prólogo: 1,1-4
- Tres desarrollos concéntricos:
- (I) 1,5-2,28: Dios-luz
- (II) 2,29-4,6: Dios, Padre justo
- (III) 4,7-5,12: Dios-amor
- Conclusión: 5,13
- Epílogo: 5,14-21

PRÓLOGO (1,1-4)

Distinguimos las siguientes proposiciones:


- Los remitentes anuncian lo que han vivido (palpado) (1,1a).
- El objeto del anuncio es el Verbo de la vida: su ser junto al Padre y su encarnación
(1,1b-2).
- La finalidad del anuncio es la comunión entre los que anuncian y los destinatarios,
una comunión que es la unión con el Padre y con el Hijo, y entre ellos (1,3).
- El gozo supremo brotare la comunión (1,4).

A) Principio: Dios es luz (1,5). Esta proclamación consta de fórmula introductoria


("Éste es el mensaje") y contenido ("Dios es luz") (1,5).

a) Incompatibilidad de la luz y de las tinieblas: el cristiano tiene que romper con el pecado y
confiar en Dios y en Cristo abogado. 1,6 - 2,2
- La comunión con Dios Luz es incompatible con el pecado, que es tinieblas,
- La comunión con Dios Luz exige vivir en la luz, es decir, romper con el pecado,
reconocerse pecador y dejarse limpiar por la sangre de Cristo.
- La comunión con Dios Luz es fuente de comunión entre los creyentes.

b) Necesidad de caminar en el cumplimiento de los mandamientos, especialmente el de la


caridad. (2,3-11).

La sección está marcada por una doble serie de antítesis, separadas por una exhortación.
- antítesis entre el que guarda los mandamientos y el que no los guarda (2,4-6);
- exhortación a vivir el mandamiento nuevo (2,7-8);
- antítesis entre el que odia y el que ama (2,9-11).

c) Vencer al amor del mundo con el amor del Padre. 2,12-17


- Fórmulas de comunicación (2,12-14): los cristianos están perdonados, conocen al
Padre y al que es desde el principio, y han vencido al Maligno.
- Fórmulas de provocación a una decisión (2,15-17). La alternativa: o el amor del
mundo o el amor del Padre. Exhortación a no amar al mundo, sino a vivir el amor del
Padre, cuya palabra permanece para siempre.

d) Necesidad de permanecer en la fe recibida guardándose de los anticristos. 2,18-28


- El Anticristo actúa ya en los que niegan que Jesús es el Cristo (2,18-19.22.23a.26).
Los cristianos están ungidos con la Verdad (2.20.21.27)
- Confiesan al Hijo y al Padre (2,23b)
- Se usa la fórmula "El que...". Los creyentes tienen la promesa de la vida eterna (2,25)
- Se les exhorta a permanecer en lo que tienen desde el principio (2,24.27b.28)
- Para no ser avergonzados en el día del juicio (2,28).

A) Principio: Dios es Padre justo y todo el que obra la justicia ha nacido de Dios (2,29-
3,2).

a) Incompatibilidad de la filiación divina y el pecado. (3,3-10).

La sección está marcada por una nueva serie de antítesis, que puede resumirse en la
contraposición entre filiación divina y filiación diabólica, es decir, entre hijos de Dios e hijos
del diablo. Los hijos de Dios se parecen al Padre justo y a Jesucristo el justo, y nacen de la
semilla de Dios (la Palabra):
- Los hijos de Dios se purifican: 3,3
- Permanecen en él 3,6
- Obran la justicia: 3,7b
- Han nacido de Dios: 3,9

Todo ello es la postura correcta en la antítesis.


- Los hijos del diablo cometen iniquidad: 3,4
- Pecan: 3,6b
- Cometen pecado: 3,8
- No obran la justicia: 3,10

Todo ello es la postura negativa, ya que el pecado es rebeldía, negación de la postura de hijos
de Dios y filiación diabólica.

b) El ser nacidos de Dios lleva consigo el amor fraterno. (3,11-18).

Éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros (3,11).

La sección está marcada por una nueva serie de antítesis, con la contraposición entre el odio y
el amor:
- El que odia es como Caín: 3,12 ("El que..."); es un asesino: 3,15 ("Todo el que..."); el
que no ama permanece en la muerte: 3,14b.
- El que ama ha pasado de la muerte a la vida (3, 14a); Cristo, modelo de amor (3, 16a)
y exigencia de amor (3,16b-18).
c) La confianza en Dios, que está por encima de nuestra conciencia (3,19-22). Seguida de una
síntesis de cristianismo (3,23-24).

- El cristiano tiene que superar la intranquilidad de conciencia con la confianza en Dios,


que está por encima de nuestra conciencia (3,19-20).
- En segundo lugar, el cristiano que vive con plena confianza. Ese cristiano debe
confiar en la eficacia de la oración (3,21-22).

d) Necesidad de permanecer en la fe y confesión, guardándose de los falsos profetas. (4,1-6).

Previene a los creyentes contra los falsos profetas y da normas para discernirlos. Hay una
contraposición radical entre el espíritu del error, que domina en los falsos profetas, y el
Espíritu de Verdad, que lleva a los creyentes a la confesión de Cristo venido en carne.

A) Principio: Dios es amor (4,7-10).

- Principio en forma de motivación, para exhortar al amor (4,7-8).


- Seguidamente explica de qué amor se trata. Dios es amor práctico, amor en forma de
entrega: el amor de Dios se ha manifestado en el envío del Hijo como víctima de
expiación por nuestros pecados (4,9-10).

a) Del principio de que Dios es amor y de su manifestación en el envío del Hijo se deduce
que el cristiano tiene que amar y dar testimonio del amor.
b) Confianza en el día del juicio (4,17-18).
- En ella se realiza el amor en plenitud (4,17b).
- La confianza debe llevar consigo la expulsión del temor. El amor confiado en Dios
expulsa el temor (4,18).
c) El amor de Dios incluye el amor al hermano. (4,19-21).
- Exhortación a amar a Dios y motivación (4,19).
- No se puede amar a Dios sin amar al hermano (4,20).
- El amor a Dios y al hermano (4,21).
d) Fe, amor y testimonio. (5,1-12).
- La fe implica ser nacido de Dios y es la victoria sobre el mundo (5,1-5).
- Jesucristo vino por el agua y la sangre: testimonio del Espíritu (5,6-8).
- El testimonio consiste en creer que Jesús es el Hijo de Dios y fuente de vida (5,9-12).

CONCLUSIÓN.
Síntesis de la finalidad de la Carta: caer en la cuenta de que el creyente tiene vida eterna
(5,13).

EPÍLOGO.
- La oración por los pecadores y las certezas del cristiano (5,14-21).
- La oración por los pecadores: el que ora les dará la vida (5,14-17)
- Las certezas del cristiano (los tres "sabemos") (5,18-20a)
- La seguridad de la fe (5,18)
- La proclamación de la venida del Hijo (5,19)
- Estamos en el Verdadero (5, 20a)
- Él es el Dios verdadero y de vida eterna (5,20b).
- El aviso contra los ídolos (5,21).

Teología de la carta

Como puede verse por la descripción de la estructura de la Carta, su sentido, mensaje y


contenido central tienen como referente principal la revelación de la Vida que ha tenido lugar
en Cristo, enviado por el Padre, y la invitación a la respuesta de la fe y el amor cristiano. Ello
constituye la esencia del cristianismo.

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