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Calidad comercial

La calidad comercial es entendida como la calidad de servicio y comprende


básicamente con los aspectos de presentación externa del fruto y que
constituye la base fundamental de las normas de calidad.

Aquí las normas asocian la calidad a las características externas tales como:
- Calibre (homogeneidad, calibrado).
- Ausencia de defectos en la piel.
- Forma.
- Contenidos mínimos de zumos (en frutos agrios).
- Determinado índice de madurez.

Algunas frutas y hortalizas, disponen de normas comunes de calidad o de


comercialización. Las normas comienzan definiendo un producto, para pasar
luego a unas características mínimas de calidad (entera, sana, limpia,
exenta de humedad, olor y sabor extraño) pasando luego a un desarrollo
suficiente y después a una clasificación por categorías y luego a exigencias
del calibre para cada categoría, se deben describir las tolerancias existentes
para cada categoría, respecto de la calidad y del calibre, para pasar a la
presentación (homogeneidad, acondicionamiento y marcado).
Para las frutas y hortalizas, la madurez, es un factor de gran consideración
en la evaluación de la calidad comercial. El grado de madurez, debe ser tal,
que les permita soportar la manipulación y el transporte y responder a un
lugar de destino a las exigencias comerciales.
Los parámetros que marcan esa madurez son: El tamaño y consistencia del
fruto, color (grados mínimos de coloración en función de las categorías),
índices de madurez (relación de azúcares y ácidos en el zumo).
Para las hortalizas, es muy importante el estado vegetativo de la misma, de
forma que presenten unas características óptimas de comestibilidad en el
momento del consumo.
El tamaño puede apreciarse objetivamente, mediante la determinación de la
circunferencia o el diámetro, la longitud, la anchura, el peso o volumen.
Muchos frutos se clasifican por tamaño, generalmente a través a la medida
de su diámetro, por ejemplo, las manzanas para su exportación se siguen
ciertas normas de tamaño, basadas en el diámetro de las unidades o en el
número de unidades por caja. Un ejemplo de una hortaliza que es
clasificada de acuerdo con su longitud y su diámetro es la zanahoria.
El tamaño final del fruto, es actualmente el carácter más importante, hasta
el punto de que se ha convertido en factor cualitativo, todos los frutos que
no alcancen el tamaño adecuado no se recolectan.
La forma permite diferenciar distintos cultivares de una misma especie, las
frutas y hortalizas con forma defectuosa, son difíciles de comercializar. Los
intentos por comercializar un tipo de plátano de forma recta fracasaron, al
parecer porque el consumidor los consideraba anormales.

El calibre, es un factor de calidad comercial, en cuanto determina las


preferencias del mercado. Las normas de calidad establecen calibres
mínimos y escalas de calibres, siendo obligatorio el calibrado normalmente
para las categorías Extra y I.
La variedad también juega un papel importante, cuando se habla de calidad
comercial, pues según las preferencias del mercado se cotizan más unas
variedades que otras (por ejemplo mandarinas y naranjas sin semillas), las
que presentan alto contenido de zumo, las que carecen de pergamino,
hebra etc.

La condición del fruto es un estado que se refiere, al grado de frescura y al


grado de envejecimiento o madurez de un producto, por ejemplo las
hortalizas foliáceas son rechazadas por el consumidor, lo mismo ocurre con
una fruta deshidratada que ha perdido agua.

Los defectos de la piel, como excoriaciones, cortes, perjudican igualmente el


aspecto del producto y por lo tanto un descenso en el valor comercial,
aunque hay lesiones que no suponen pérdidas de su conservabilidad ni de
su calidad comestible. En nuestro país estos productos se venden en
proporción más elevada que en los países desarrollados.

El aspecto externo juega un papel importante, en la elección del


consumidor, por ejemplo el plátano ofrece infecciones latentes en la piel,
debido al debilitamiento de la misma, de manera que el producto maduro
presenta, un color amarillo con manchas negras, por lo que el producto se
considera sospechoso para algunos consumidores.

Existen otros criterios, como la limpieza, sanidad, homogeneidad,


acondicionamiento, consistencia, resistencia, etiquetado y rotulación, que
son tenidos en cuenta cuando se habla de calidad comercia

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