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.1. INTRODUCCIÓN
La sociedad del siglo XXI, ha venido creciendo muy rapidamente y con ella una serie de conflictos de
intereses y derechos que precisan solución de alguna manera. Desde tiempos remotos, se han
practicado diferentes formas de solución de conflictos;
Concebida la jurisdicción como potestad del Estado para administrar justicia, se han venido
incentivando otros perfiles de solución a las disputas entre personas, los calificados medios alternativos
de solución de conflictos; entre ellos, la autocomposición, solución entablada por los mismos sujetos en
discordia, acudiendo a diferentes instituciones como la: conciliación, mediación, transacción,
desistimiento, etc.
La enseñanza, el aprendizaje y el ejercicio del derecho procesal, han tratado de perfilar diferentes
posibilidades para entender sus contenidos. Algunos enfoques orientan al derecho procesal como un
tecnicismo donde se establece que esta ciencia es un instrumento del derecho sustantivo; dando a
entender, que comprende un sistema para poner en práctica los derechos subjetivos.
Otros entornos, establecen sus consideraciones desde el punto de vista del comportamiento que
asumen las personas que intervienen en el proceso judicial (jueces, magistrados, partes, abogados,
testigos, peritos, servidores de apoyo judicial, etc.) de manera que su estudio, se concentra y vincula
exclusivamente con la ciencia del proceso, condicionando cargas, deberes y obligaciones según la
posición que se ocupe en el proceso. No faltan quienes definen que el objeto del derecho procesal, es el
estudio de las normas y funciones del poder jurisdiccional del Estado; dicha perspectiva, tiene una
connotación de carácter administrativo. Por otra parte, el transcurso del tiempo, ha venido acarreando
En la actualidad, se reclama la necesidad de tener una teoría general del derecho procesal, una visión
unitaria del proceso, a través de instituciones que eviten encontrar diferencias donde no existen.
El derecho procesal como ciencia autónoma del derecho, se ocupa de estudiar las normas que regulan la
conducta de los sujetos que intervienen en un proceso jurisdiccional, cuya finalidad es la solución de un
conflicto. No obstante, el derecho procesal, también estudia las normas que tienen por objeto regular la
estructura, organización y funcionamiento del Órgano Judicial.
Muchos autores se refieren a rescatar los enfoques jurisdiccionales, al expresar que el derecho
procesal se define hoy, como el conjunto de normas que regulan el proceso, bien como la ciencia
jurídica que atiende al estudio del proceso, sin embargo, la doctrina ha sido consciente que otras
realidades, aparte de la del proceso, son reguladas por normas que ella misma califica de procesales,
incluyendo al derecho procesal algo más que el proceso, ese algo más suele ser la acción (y/o
pretensión) y sobre todo la jurisdicción, y por esa vía la organización judicial y todo lo relativo al
personal judicial.
Es evidente, que el derecho procesal no sólo abarca el estudio de las normas procesales y las de
organización judicial, sino también se expande al estudio de soluciones alternativas de conflictos (MASC:
medios alternativos de solución de conflictos), así como la protección de los derechos fundamentales,
difusos y a las situaciones del derecho internacional procesal (Cooperación Judicial Internacional).
Para la aplicación de las leyes de fondo y su estudio comprende la organización del Poder Judicial, la
determinación de la competencia de los funcionarios que lo integran y la actuación del juez y las partes
en la sustanciación del proceso.
Se debe consideran que el derecho procesal es un instrumento para la aplicación de leyes sustantivas,
sin embargo, esta ciencia goza de autonomía. debido a que tiene su propio objeto de estudio (conductas
humanas en el proceso); sus propios métodos, instituciones, normas y principios; aunque no se puede
negar, que esta ciencia del derecho, está destinada a obtener la actuación del derecho positivo en los
casos concretos. Por tanto, el derecho procesal, es una ciencia autónoma del derecho, compuesto por
una serie de normas, principios e instituciones destinadas a obtener la paz, la armonía y la convivencia
de la sociedad.
El Estado, a través de una serie de métodos, tiene como función la solución de los conflictos de las
personas que habitan en su territorio.
El derecho procesal, pertenece al campo del derecho público, debido a que sus normas, principios,
institutos, etc., se encuentran relacionados con el interés colectivo; es decir, la sociedad en su conjunto
pretende la buena convivencia de sus habitantes; al generarse conflictos, el Estado concede a toda
persona (física o colectiva) la petición de tutela o protección de sus derechos subjetivos.
El Estado, actúa con poder de imperio, es una autoridad superior cuya facultad impone a las personas, el
hacer o mandar hacer todo lo que conduzca al bien común, inclusive a través de la coacción para
hacerse obedecer; bajo ese poder superior, se encuentra el interés privado o particular, el mismo que
debe acatar el cumplimiento de sus normas contenidas en el derecho procesal (Art. 5 NCPC).
Enseña el autor: Palacio, que los preceptos aplicables a las relaciones jurídicas que se controvierten en
el proceso civil correspondan, como regla, al derecho privado, por cuanto la inclusión del derecho
procesal dentro de aquel cuadro de las disciplinas jurídicas está dada por la posición preeminente que
en el proceso asume el Estado a través de sus órganos judiciales. Estos, en efecto, no se hallan al nivel
de las partes o de los terceros, sino por encima de ellos, a quienes pueden imponer, unilateralmente, la
observancia de determinadas conductas. Consecuencia de este carácter del derecho procesal es que las
partes no se encuentran habilitadas para regular el desenvolvimiento del proceso de acuerdo con su
voluntad.
En consecuencia, el derecho procesal pertenece a la rama del derecho público, sus normas y principios
son de cumplimiento obligatorio, no sólo por las partes en conflicto, sino por el órgano jurisdiccional y
los servidores de apoyo judicial; la violación a dichas normas acarrea la nulidad de los actos.
Por otra parte, el derecho procesal es de carácter autónomo, no es una rama secundaria de la ciencia
jurídica, o sea, no es accesoria al derecho civil, comercial, penal, laboral, familiar, etc.; varios autores,
consideran a estas últimas como principales y sustantivas.
Como toda ciencia, el derecho procesal, se encuentra conformado por determinadas instituciones
relacionadas entre sí; el proceso, es sin duda, la principal entidad que determina el mecanismo para la
solución de conflictos; sin embargo, éste condiciona la manifestación de otras instituciones como: la
acción, la jurisdicción y la competencia, emergiendo la famosa trilogía de acción, jurisdicción y proceso.
El proceso, como primordial contenido del derecho procesal, se compone de sujetos y actos procesales,
siguiendo los lineamientos del Código Procesal Civil; desde sus disposiciones generales que
comprenden: las partes, la actividad procesal, los actos de proposición, los medios de prueba, las
resoluciones judiciales, los medios extraordinarios de conclusión del proceso y los actos de
impugnación; hasta el desarrollo de cada tipo concreto de proceso: preliminares (conciliación previa,
exención de costas y costos, diligencias preparatorias y cautelares); incidentales; de conocimiento
(ordinario, extraordinario y monitorio); de ejecución (ejecución de sentencias y coactiva de sumas de
dinero); concursales; voluntarios y la cooperación judicial internacional.
.4.1. La Acción
La acción Desde el Derecho Romano, ha sido una institución compleja de comprender, aunque ahora
está resumida en un poder jurídico concedido a toda persona para la tutela de derechos subjetivos; las
discusiones sobre la acción, han permitido separarla con relación a la noción del derecho subjetivo.
Hace más de un siglo, que la acción y el derecho subjetivo material conforman dos entidades jurídicas
independientes; para ello, se han generado dos teorías u orientaciones sobre la acción: la teoría como
un derecho concreto y la teoría como un derecho abstracto.
Es necesario establecer, que la acción no es un derecho material, sino un derecho de acceso a la justicia
para todas las personas.
Palacio expone, que la primera teoría de la acción como un derecho concreto, está dirigida a la
obtención de una sentencia favorable, y que solo corresponde, por lo tanto, a quienes son los efectivos
titulares de un derecho subjetivo sustancial o de un interés jurídico tutelable.
Esta línea conceptual se escinde, a su vez, en dos tendencias: la que define la acción como un derecho
público subjetivo a la tutela jurídica, deducido frente al Estado en la persona de sus órganos
jurisdiccionales, sobre los cuales pesa el deber de impartir la tutela jurídica reclamada por el titular del
derecho, y la que le atribuye el carácter de un derecho potestativo que se ejerce frente al adversario,
encaminado a que éste soporte "el efecto jurídico de la actuación de la ley.
La segunda teoría sobre la acción, enseña el propio Palacio,' dentro de la concepción moderna, concibe
a la acción como un derecho abstracto a la tutela jurídica. Contrariamente a lo que postulan las teorías
correspondientes al primer grupo, aquélla constituiría un derecho público subjetivo que incumbe a
todos los ciudadanos por el solo hecho de serlo y cuyo objeto consistiría, simplemente, en la
presentación de la actividad jurisdiccional, cualquiera sea el contenido (favorable o desfavorable del
fallo en que esa prestación se concrete). De todos modos, el concepto de acción es relativo, las dos
teorías antes descritas y las que puedan generarse, fueron y serán elaboradas en un determinado
momento histórico; entonces, la noción de acción, dependerá del momento social, económico y político
de cada región.
El autor Resume Couture. A definido la acción, como el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho,
de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión.
Este poder jurídico, compete al individuo como un atributo de su personalidad. Mediante la acción se
cumple la jurisdicción, vale decir, se realiza efectivamente el derecho, ya que, por tradicional principio
que rige en materia civil, la jurisdicción no actúa sin la iniciativa individual.
La acción es algo abstracto, pone en movimiento al órgano jurisdiccional, con la finalidad de obtener un
pronunciamiento sobre una pretensión.
La acción no debe confundirse con la pretensión, la primera va dirigida al Estado con la finalidad de
solicitar tutela y promover una relación procesal entre el peticionante (actor), el demandado y el órgano
jurisdiccional; en cambio, la pretensión, está dirigida frente o contra la parte demandada, para que en
sentencia se pueda satisfacer el reclamo.
1.4.2. Jurisdicción
Etimológicamente la palabra jurisdicción deriva del latín iuris dicho, que significa declarar, decir o buscar
el derecho. Son los órganos jurisdiccionales (jueces, vocales y magistrados) los que poseen un poder
superior para decir o declarar el derecho y hacer cumplir sus decisiones; es decir, juzgar y ejecutar lo
juzgado, con el fin de solucionar el conflicto.
En el Estado Plurinacional de Bolivia, los órganos jurisdiccionales, están sometidos a la Ley del Órgano
Judicial promulgada el 24 de junio de 2010, cuyo objeto es regular la estructura, organización y
funcionamiento (Art. 1 LOJ), adquiriendo igual jerarquía constitucional con relación al Órgano
Legislativo, Ejecutivo y Electoral.
Bajo los principios de independencia, separación, coordinación y cooperación que pueda existir entre
ellos. La jurisdicción, se clasifica en: contenciosa y voluntaria; la primera, se opera cuando existe un
conflicto de intereses, suscitándose un ataque (del actor) y una resistencia (del demandado); esta pugna
contenciosa, persigue la cosa juzgada.
Lo contencioso, se manifiesta cuando las partes no pudieron llegar a un acuerdo sobre determinada
situación o estado jurídico, entonces, acuden ante un juez para dirimir sus conflictos.
La segunda, para muchos no es considerada una verdadera jurisdicción, la idea que predomina en ella,
se asemeja a un acto administrativo, persiguiendo situaciones limitantes o cambiantes de una decisión
judicial o notarial.
Entre estas, se encuentran los procesos sucesorios (sucesión legal y testamentaria), la aceptación de la
herencia con beneficio de inventario, desaparición y presunción de muerte, la mensura, el deslinde y los
registros públicos, así como la oferta de pago y consignación. (Arts. 448 y ss. NCPC).
Al distinguirse la existencia de cuatro órganos en el Estado, varios autores expresan que no sólo se
ejercita jurisdicción en el Órgano Judicial sino en el Legislativo, Ejecutivo y Electoral.
El Órgano Legislativo, está facultado para crear normas, pero en ciertas oportunidades interpreta y
aplica la ley. Para nosotros, existe una gran diferencia entre jurisdicción y legislación, puesto que cuando
La jurisdicción es la potestad que tiene el Estado para administrar justicia, solucionando los conflictos
de sus habitantes; este poder emana y se manifiesta de la soberanía de acuerdo a la Constitución
Política del Estado y la Ley del Órgano Judicial.
.4.2. Competencia.-
Expone Palacio, que la extensión del territorio, la diversa índole e importancia de las cuestiones que se
ventilan en los procesos, y la posibilidad que los asuntos sean examinados en sucesivas instancias,
imponen la necesidad de distribuir el ejercicio de la función judicial de manera tal que cada órgano, o
grupo de órganos, cumpla aquella función en forma compatible con la existencia de las referidas
circunstancias.
El Código Procesal Civil, ha reducido los criterios de competencia a simplemente dos razones: por
materia y por territorio (Art. 11 NCPC), dejando de lado los criterios por cuantía y personal. No obstante,
subsiste la competencia funcional (por grados y jerarquías), ya que el proceso tiene la posibilidad de
alcanzar dos instancias y un grado:
La segunda instancia, del recurso de apelación al auto de vista, competencia de los Tribunales
Departamentales de Justicia compuestos por órganos colegiados.
La competencia territorial o por territorio, tiene sus fundamentos en fueros que comprenden lugares de
carácter real, instrumental o personal, establecidos como reglas de competencia.
En demandas que contienen pretensiones reales, será los competente la autoridad del lugar donde se
encuentra el bien litigioso; si los bienes son varios, el lugar donde se encuentre cualquiera de ellos
Ejemplo:
En cuanto a las personas colectivas de derecho público o privado, es competente el juez del domicilio
del ente colectivo, siempre que éste actúe en posición de demandado; el domicilio de las personas
colectivas, se encuentra establecido en los estatutos de la asociación o fundación, o, en la constitución
de la sociedad.
Si la persona tiene varios domicilios en distintos Departamentos o Provincias del Estado Plurinacional de
Bolivia, entonces la demanda será interpuesta en el domicilio de la agencia o sucursal donde se suscitó
la disyuntiva.
En conflictos donde interviene el Estado en situación de demandado, será competente el juez del lugar
donde tiene su actividad principal el ente estatal. Por otra parte, la competencia puede causar conflicto,
provocando una controversia entre dos órganos jurisdiccionales; el conflicto de competencia, es la
situación jurídica procesal por la cual se busca establecer o determinar qué juez o tribunal es
competente para dirimir el conflicto. La noción de conflicto de competencia, denota una pugna entre
dos jueces de diferente materia o de distinta circunscripción territorial, buscando atribuirse o
desprenderse del conocimiento de una determinada causa.
El conflicto de competencia puede promoverse desde el inicio del proceso hasta antes de dictarse
sentencia, al contrario, la excepción, se encuentra sometida a un plazo legal, computable desde la
citación con le demanda.
BIBLIOGRAFIA