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PRIMERA UNIDAD

EL DERECHO PROCESAL

Apuntes preparados por el profesor de Derecho Procesal Sergio Zenteno Alfaro.


2023

I. RAZÓN DE SER DEL DERECHO PROCESAL.

La sociedad humana no puede concebirse sin la existencia de conflictos de intereses y de


derechos, porque las normas jurídicas que la reglamentan son susceptibles, por naturaleza,
de ser violadas y, algo más, esas violaciones son de ocurrencia continua y casi necesaria,
dada la naturaleza humana, que hacen imposible la idea de una vida de relación son
choques, sin querellas, sin disparidad de pretensiones y conceptos.
Frente a dicha situación, únicamente caben dos soluciones: o permitir que cada uno persiga
su defensa y busque aplicar lo que entienda ser su justicia, personal y directamente, o
atribuir al Estado la facultad de dirimir tales controversias.
Así las cosas, el derecho procesal responde a la necesidad, que es la de encauzar, mediante
la intervención del Estado, la acción de los asociados en el deseo de proteger sus derechos
e intereses contra terceros y contra el mismo grupo, bien sea en presencia de una amenaza
o de un hecho perturbatorio consumado.
En una sociedad organizada es la reglamentación de la facultad de desatar los conflictos
entre las personas o reparar las lesiones y sancionar los ilícitos, con fundamento en dos
principios: la restricción de tal facultad al Estado y la determinación de normas para su
ejercicio.
El Estado puede resolver los conflictos una emanación de su soberanía, lo que trae
consecuencias: la negativa de los particulares y la de que cada Estado oponga a los otros su
ejercicio en exclusiva respecto de sus asociados y dentro de su territorio, con las
limitaciones y extensiones que veremos al tratar los límites de la jurisdicción.
Finalmente, es importante tener presente que desatar conflictos o prevenirlos no es la única
función del derecho procesal, pues ahora ha extendido sus normas para actos en los que la
idea de un choque de intereses no existe.

II.- EVOLUCIÓN DEL DERECHO PROCESAL.

La convivencia de los hombres una sociedad necesariamente genera dificultades y


conflictos que deben ser solucionados.
Primitivamente los hombres resolvían sus conflictos por su propia mano y, por supuesto,
privada la ley del más fuerte. A este sistema, si puede llamarse el sistema, se le denominaba
auto tutela o auto defensa.
Cómo se puede esperar, la autotutela genera nuevos conflictos y se instala la venganza y el
resentimiento entre los litigantes.
En una etapa más avanzada del derecho, se adopta en las sociedades el sistema de la auto
composición que implica lograr una solución al conflicto entre los litigantes mediante un
juicio de conciliación u otro medio, desterrándose el uso de la fuerza. La conciliación
funciona sobre la base de qué uno de los contendientes renuncia voluntariamente aparte
de los derechos que pretende tener porque su contraparte hace lo mismo con los suyos.
Tiene la ventaja de qué se logre una solución que es compartía entre los litigantes,
iniciándose muchas veces un proceso de reconciliación entre ellos.
El proceso de conciliación se inicia por la proposición que hace uno de los dos litigantes,
pero en ocasiones inicia por la actividad un tercero que los llama a lograr un acuerdo, el que
muchas veces sugiere.
Por la importancia que tiene esta forma de solución de conflictos, la legislación procesal ha
transformado el trámite de la conciliación como uno de carácter obligatorio en la mayoría
de los juicios.
En el mismo sentido, la legislación civil, se ha reglamentado el contrato de transacción,
contenido del Código Civil.
Finalmente, en las sociedades más avanzadas la solución de los conflictos se le atribuyen
por si el soberano como una de sus potestades, las que delegan ciertas autoridades sujetas
a su mando; y en la sociedad democrática se delega a las autoridades elegidas por los
ciudadanos.
Este es el sistema de la hetero composición.
En este sistema, son los tribunales, como un órgano del Estado, lo que administran justicia,
solucionando los conflictos de relevancia jurídica que se producen en el país. En este
sistema se contempla también la intervención de los árbitros que son personas designadas
por las partes o el tribunal respectivo y que tiene las facultades entregadas por las mismas
partes o por la ley para solucionar dichos conflictos.
La sentencia dada por estos órganos del Estado o por los referidos árbitros, tiene fuerza
obligatoria para los litigantes y debe ser acatada por ellos, aunque no se hayan satisfecho
sus intereses. Esta es la desventaja que se presenta frente a los avenimientos logrado
mediante conversaciones sostenidas entre los litigantes, directamente o por mediación de
un tercero, ya que la conciliación se “compone”, al paso que la sentencia se “impone”.

III.- DEFINICIÓN DEL DERECHO PROCESAL.

Tradicionalmente el estudio del derecho procesal se ha focalizado en el proceso judicial y la


regulación de quienes intervienen en él.
También puede ser conceptualizado como aquella rama del derecho que estudia la
organización de los tribunales de justicia, señala sus atribuciones y competencias y
determina las normas de procedimiento a que deben someterse tanto los tribunales como
las personas que concurren ante ellos planteando pretensiones procesales.
Se define al derecho procesal como “la rama del derecho que estudia el conjunto de normas
que fijan el procedimiento que sea de seguir para la para obtener una actuación del derecho
positivo, lo mismo que las facultades, los derechos, cargos y deberes relacionados con este
y que determinan las personas que deben someterse a la jurisdicción del Estado y a los
funcionarios encargados de ejercerla.”
La actuación del derecho positivo puede ocurrir en la solución de un conflicto, en la sanción
de un hecho ilícito, en su prevención, en la defensa contra su posible repetición y en el
cumplimiento de una formalidad o declaración.
Por otra parte, el profesor Eduardo Couture lo define como aquella “rama de la ciencia
jurídica que estudia la naturaleza, desenvolvimiento y eficacia del conjunto de relaciones
denominado proceso civil.”
Podemos decir que en un principio los pueblos se interesan más en las normas que definen
sus derechos que las encargadas de regular la manera de hacer los efectivos, y los cierto
que cuando el estudio de la ciencia jurídica en aquella parte alcanza grados de elevada
proporción, pocas todavía la atención que se le presta esta última.
Los clásicos del derecho consideraban al derecho procesal como una ciencia jurídica
secundaria, accesorio o adjetivo, en oposición al derecho civil que para ellos sería principal
y sustantivo.
Sin duda, este criterio se equivoca, pues no es cierto que la importancia de una norma sea
superior a la de las otras, ni que la señale como principales y secundarias o accesorias; ni
siquiera lo es que el procesal sea un derecho dependiente del derecho sustantivo privado
que define o realiza.
Tanto vale no tener un derecho como no poder ejercerlo o defenderlo; sin la tutela del
Estado la existencia de los derechos subjetivos sería irrisoria, teórica. En la organización del
Estado, tan importante en la definición de los derechos subjetivos como la determinación
de la función judicial que le corresponde, indispensables en presencia de sus mismos
derechos.
Hoy se entiende que el derecho procesal es una rama propia independiente del derecho,
no un acápite del derecho civil o penal, dotado de sus propios principios fundamentales,
con un contenido doctrinario formidable. De sus normas se deducen verdaderos derechos
obligaciones de naturaleza especial.
Otros autores distinguen el derecho material o sustancial del derecho formal y que se
considera como formal el derecho procesal, fundándose en que el derecho procesal
reglamenta las exigencias sociales, principalmente por los aspectos de forma; o porque sirve
de instrumento para aplicar la ley, pero sin que signifique esto que su importancia sea
secundaria.
El derecho procesal se ha dividido en dos categorías:
A) DERECHO PROCESAL ORGANICO: Aquella rama del derecho procesal que estudia la
organización, estructura y atribuciones de los tribunales de justicia. Responde la
pregunta sobre quien conoce y resuelve las controversias de relevancia jurídica.
B) DERECHO PROCESAL FUNCIONAL: Aquella rama del derecho procesal que estudia la
forma en que se ejerce o se desarrolla la función jurisdiccional. Responde a la
pregunta de cómo se tutelan los derechos y se resuelven los conflictos de relevancia
jurídica.
Derecho procesal funcional a su vez se Subclasifica en diversos grupos siendo el más
importante dos:
i) El derecho procesal civil, que estudia las normas de procedimiento que
deben aplicarse cuando el respectivo conflicto es de naturaleza civil.
ii) El derecho procesal penal, que estudia las normas del procedimiento que
deben aplicarse cuando el conflicto correspondiere a un asunto de
naturaleza criminal.
Finalmente, podemos encontrar en otras ramas del derecho aspectos de orden procesal.
Así, hay un derecho procesal laboral, un derecho procesal administrativo, derecho procesal
tributario o un derecho procesal constitucional, por citar algunos.

IV.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL.

Es importante conocer cuáles son los rasgos distintivos del derecho procesal en
comparación con otras ramas del derecho. Así las cosas, la doctrina procesal
tradicionalmente atribuye a esta disciplina alguna de las características que a continuación
pasamos a exponer:

a) El derecho procesal es de derecho público, porque se refiere a una de las funciones


esenciales del Estado, nada menos que la adjudicación de derechos y la resolución
de conflictos de relevancia jurídica. Es aquella rama del derecho que regula el
ejercicio de una función pública o estatal a cargo de los tribunales de justicia. Por
ello decimos qué sus normas son de orden público, de interés general,
irrenunciables e imperativas para las partes. Ellas, además, prevalecen dentro del
territorio nacional por sobre las normas extranjeras.
Así las cosas, para la mayoría de la doctrina, en orden que el derecho procesal es un derecho
público, surgen dos consecuencias:
• Las normas procesales son de orden público y que por investir esta naturaleza las
partes no pueden derogarlas por un simple acuerdo de voluntades; y
• Aún más, estas normas de índole procesal prevalecen en cada país sobre el derecho
de un país extranjero.
b) Es un derecho formal, porque regula la forma, es decir, el modo de realizar la
actividad jurisdiccional y, al lado de este derecho formal, está el derecho material
que determina el contenido y la materia. Ese derecho material, que importa el
contenido del derecho procesal, puede ser de índole civil, comercial, constitucional,
etc.
Muchos observaron que el derecho procesal es una disciplina preocupada exclusivamente
de los aspectos formales, restándole relevancia, como si se tratara sólo del estudio "de las
formas por las formas”. Esta mirada olvida que las formalidades cumplen tres importantes
funciones para que el proceso puede cumplir con sus objetivos. En primer lugar, a través de
la forma se expresa la voluntad de los distintos actores que intervienen en un proceso y su
cumplimiento garantiza que dicha voluntad pueda producir efectos procesales.
En segundo lugar, el cumplimiento de las formalidades asegura que los ciudadanos puedan
ejercer válidamente las garantías procesales que contenga la Constitución Política de la
República y los tratados internacionales, como el derecho al acceso a la justicia o tutela
judicial efectiva y el derecho a un debido proceso.
Por último y, en tercer lugar, en las formalidades permiten el diseño, construcción e
implementación del proceso que busca resolver los conflictos de los particulares. Desde
esta perspectiva, es fácil notar, si existen problemas en las formas, estos tendrán un
impacto en la efectividad de los objetivos que el proceso pretende cumplir, generando
efectos secundarios indeseables, como errores en la determinación judicial o la de
protección de los derechos de los ciudadanos.

V.- TEORÍAS SOBRE EL DERECHO PROCESAL.

El derecho procesal, aunque su objetivo inmediato sea civil, penal, laboral, tributario, etc.
Es una unidad. Existen principios y normas básicas comunes, como la jurisdicción, la acción,
el proceso, las partes, la instancia, prueba, recursos, etc. Que comprueba el unitario del
derecho procesal. Esta característica no se aceptó principalmente en el pasado.
Especialmente, el problema se centró en torno a establecerse si el derecho procesal civil
(empleando la expresión civil en un sentido amplio, como opuesto a lo penal) y el derecho
procesal penal tienen una misma esencia.
La doctrina separatista, es decir, aquella que sostiene que no hay una unidad en el derecho
procesal, cree que las instituciones de ambos procesos son inconciliables tanto desde el
punto de vista funcional cuanto desde el punto de vista de sus propias estructuras. Las
manifestaciones de los procesos civiles y penales y sus fisonomías son diferentes por lo
diverso de su objeto no hay identidad entre ellos, ni siquiera analogía. Los principales
sostenedores de la doctrina separatistas son los italianos Florian y Manzini.
Por su parte, la doctrina unitaria sostiene que existe una evidente unidad conceptual entre
ambos procesos, entorno diversas instituciones y estructuras, primordialmente a través de
la jurisdicción. Esta doctrina es la que sustenta la mayor parte de los procesalistas modernos
y la que ha prosperado en los últimos tiempos. En todo caso, debe advertirse que en ningún
caso la doctrina unitaria pretende, ni ha pretendido, que existe confusión entre el derecho
procesal civil y el derecho procesal penal y que éste se ha absorbido por aquel. Sólo se ha
entendido que ambos deben ser considerados integrantes de un derecho procesal.
La importancia de determinar si el derecho procesal es o no una unidad, reside
fundamentalmente, en la posibilidad de aplicar las disposiciones de uno a otro,
especialmente del civil al penal para integrar lagunas legales. Esta integración sólo podrá
ser posible si se estima de que existe una doctrina general del proceso, si se considera que
el derecho procesal es unitario.

VI.- CREACIÓN DEL DERECHO PROCESAL. FUENTES DEL DERECHO PROCESAL.

Tradicionalmente este espectro se estudia como las fuentes, pero es preferible hablar de
creación, pues la palabra Fuentes no tiene sentido inequívoco y, dentro de ellos, se discute
en la doctrina sobre cuáles son.
Las fuentes del derecho procesal pueden ser definidas como las “formas mediante las que
se manifiestan y concretan reglas jurídicas de que se compone el sistema procesal”
En este orden de ideas. La creación del derecho procesal la encontramos en las fuentes
directas y las fuentes indirectas.
a) Las fuentes directas qué ellas que constituir una manifestación positiva de las
normas jurídicas que contienen un mandato general, coactivo y abstracto. Por
ejemplo, la Constitución Política de la República, los tratados internacionales, la ley
procesal y lo auto acordados de los tribunales superiores de justicia.
b) Las fuentes indirectas, en cambio, se refieren aquellos elementos que provocan la
aparición o determinan el contenido de la norma, pero que no tienen una
manifestación de carácter positiva. Se trata de hechos o actos de carácter jurídico
que determinan el contenido, evolución, interpretación, integración y alcance de
una norma jurídico procesal. Ejemplo de este tipo de fuentes son la jurisprudencia
de los tribunales, la costumbre y la doctrina de los autores.

1. CONSTITUCIÓN POLITICA DE LA REPÚBLICA.

El capítulo VI de la Constitución Política de la República trata del Poder Judicial,


específicamente en su artículo 76, en donde se regula la función jurisdiccional del Estado.
Existen otros preceptos de orden constitucional relativos a materias procesales, que están
en el artículo 19 en sus numerales que consideran ciertas garantías fundamentales para el
enjuiciamiento y que constituyen lo que se llama el debido proceso legal.
Puede sostenerse que la Constitución es la creadora más importante del derecho procesal
porque sus mandamientos constituyen la esencia de él, limitándose a los distintos códigos
procesales a desarrollar esos mandamientos.
Por ejemplo, en el artículo 5 inciso primero, donde se establece que la soberanía reside en
la nación y que esta se ejerce por medio de las autoridades que instituye de la Constitución.
Una de esas autoridades del poder judicial, que desarrolla la jurisdicción o función
jurisdiccional. En el inciso segundo de la misma norma se reconoce como límites al ejercicio
de la soberanía aquellos derechos fundamentales consagrados en los pactos suscritos y
ratificados por Chile.
En el artículo 19 número 3, que consagra el derecho a la igualdad en el ejercicio de los
derechos, es relevante en el ámbito procesal. Ello, pues en dicha norma se regulan garantías
clave para proteger los derechos de las personas, como el derecho a la defensa letrada
consagrado en el inciso segundo o el derecho a la presunción de inocencia consagrado en
el inciso 6o.
Por su parte en el capítulo VI de la Constitución sobre el “Poder Judicial” se consagran
aspectos centrales de la labor de los tribunales de justicia. Así, por ejemplo, en el artículo
76 establece que la “facultad de conocer, resolver y hacer ejecutar lo juzgado”
corresponde exclusivamente a los tribunales que señale la ley, delimitando con ellos
quienes pueden ejercer la función jurisdiccional. Además, se considera el principio de la
inexcusabilidad judicial, en virtud del cual los jueces no podrán excusarse-ni a una falta de
ley que resolver la contienda o asunto sometido su decisión-de pronunciarse si ha sido
reclamada su intervención. Finalmente, esta norma establece la facultad de hacer cumplir
los fallado (ejecutar las resoluciones judiciales) que poseen los tribunales y la posibilidad de
contar con el auxilio de la fuerza pública si ello fuere necesario.
Finalmente, la carta fundamental se encarga de regular, entre otros aspectos: los
lineamientos generales del sistema de nombramiento de jueces; el régimen de
responsabilidad de estos, y las facultades de la Corte Suprema, por mencionar algunos.

2. TRATADOS INTERNACIONALES.

Los tratados internacionales ratificados por Chile son una importante fuente del derecho
procesal. Según el artículo 5 de la Constitución Política de la República, las normas que
contienen son vinculantes para el Estado y susceptibles de exigirlas sus ciudadanos.
Los tratados junto con las decisiones judiciales de los tribunales internacionales, como, por
ejemplo, la Corte Interamericana De Derechos Humanos forman parte del derecho
internacional de los derechos humanos que establece las obligaciones que los estados
deben cumplir en orden a respetar, proteger y realizar los derechos fundamentales.
Desde el punto de vista procesal, los tratados internacionales consagran dos derechos
fundamentales que constituyen la piedra angular sobre la cual se construye todo el sistema
procesal que quiera ser respetuoso de los derechos de las personas. En efecto, por una
parte, se consagra el derecho al acceso a la justicia en sentido amplio o derecho a la tutela
judicial efectiva y el derecho a un debido proceso. Por ejemplo, los tratados internacionales
exigen a los Estados que organicen sus sistemas de administración de justicia de modo que
se garantice a las personas que los jueces sean imparciales e independientes.
Estos derechos se consagran en la Declaración Universal De Los Derechos Humanos, en el
Pacto Internacional De Los Derechos Civiles Y Políticos y en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica.

3. LA LEY PROCESAL.

La otra fuente creadora del derecho procesal es en la ley, la cual es igual a las demás leyes
y sólo se diferencia de ellas por su contenido.
La ley procesal puede investir los tipos de orgánica o funcional, dependiendo si regula la
organización de los tribunales de justicia, sus atribuciones y competencias o con el
establecimiento de las normas de procedimiento a que deben someterse tanto los
tribunales como las partes que actúan en el proceso.
La ley procesal, tal como hemos visto tiene matices diferentes, por ello se efectúa la
siguiente clasificación:
• Leyes procesales de organización.
• Leyes procesales de competencia.
• Leyes procesales del procedimiento.

a) Leyes procesales de organización. Regulan la organización y funcionamiento de los


tribunales de justicia su fuente principal es el Código Orgánico de Tribunales.
b) Leyes procesales de competencia. Normas jurídicas que regulan los asuntos y
materias que van a ser conocido por los tribunales.
Se Subclasifican en:
§Leyes procesales de competencia absoluta: tienen por objeto
determinar qué tribunal de diferente jerarquía es competente para
conocer de un asunto. Va a terminar si es la Corte Suprema, Corte De
Apelaciones o jueces de letras. Para determinar qué tribunal es
competente se establecen tres elementos: cuantía, materia y fuero.
§ Leyes procesales de competencia relativa: normas jurídicas que
permiten determinar qué tribunal de una misma jerarquía es
competente para conocer un asunto. El elemento base para
determinar es el territorio.
c) Leyes procesales de procedimiento. Normas jurídicas que buscan regular los
procedimientos civiles o penales. La fuente son principalmente el Código De
Procedimiento Civil o el Código Procesal Penal, sin perjuicio de la existencia de otras
normas procesales del procedimiento, por ejemplo, las contenidas en el Código Del
Trabajo.

Interpretación de la ley procesal. En nuestro ordenamiento jurídico es el juez quien debe


determinar el verdadero sentido y alcance del precepto legal para un caso particular. Por
regla general, cuando un juez aplica o interpreta una norma legal en un determinado
procedimiento aquella es de carácter sustantiva no procesal y aquello se realiza en la
sentencia definitiva. Cuando los conceptos de una determinada ley sustantiva no sean
claros el juez debe interpretarla. La regla general en materia procesa es que se aplican los
mismo conceptos del derecho civil, es decir, el juez al interpretar una ley procesal debe
regirse por las normas del Código Civil. Pero en materia procesal también ocurre una
determinada situación:
¿Qué ocurre si el juez para fallar un determinado asunto no tiene un texto expreso para
aplicar? De acuerdo a las normas que existen en nuestra legislación si no existe texto legal
expreso el juez debe aplicar los principios de equidad, de acuerdo a lo establecido en el art.
170 del Código de Procedimiento Civil.
Por tanto, si no hay texto expreso surge el tema de la integración de la ley que es propia del
juez quien es el único que puede aplicarla.

Aplicación de la ley procesal.


La aplicación de la ley procesal estudia los problemas que se suscitan en cuanto a su vigencia
respecto del tiempo, del espacio y las personas.

1. Vigencia en cuanto al tiempo.


Vigencia temporal de la ley procesal no se diferencia de las materias generales, las cuales
se encuentran reguladas en los artículos 6 y 7 del Código Civil.
La ley procesal rige los hechos, actos y situaciones jurídicas realizadas tras su entrada en
vigor, salvo que por declararse retroactiva rija hechos, actos y actuaciones anteriores.
La ley rige desde su publicación en el Diario Oficial hasta el día de su derogación o
modificación a menos que ella misma establezca otra norma al respecto.
No obstante, en los ordenamientos jurídicos se dan casos o situaciones contrarias a las
hipótesis de normalidad que hemos indicado y es así como es posible encontrar leyes que
afectan a situaciones jurídicas generadas con anterioridad a su establecimiento
(retroactividad de la ley) o leyes que regulan situaciones jurídicas más allá de su vigencia
en que se sigue aplicando a situaciones jurídicas que se producen bajo el imperio de una
nueva ley y que se refiere a la misma naturaleza (es la última actividad de la ley).
Problemática que se puede presentar en esta materia se origina cuando una nueva ley
introduce:
§ Cambios en el procedimiento; y
§ Cambio en la competencia de los tribunales.

§ Cambios en el procedimiento.
Si la nueva ley altera el procedimiento hay que tener en consideración dos principios que
rigen sobre esta materia:
1. Dictada una ley procesal ella rige de inmediato para todos los juicios que van a
iniciarse y también para los que ya están en tu tramitación.
La ley procesal rige in actum.
2. Nunca la ley procesal puede afectar un juicio ya terminado y en el cual se ha
dictado sentencia que se encuentre firme o ejecutoriada. Se produjo el efecto de
cosa juzgada.
Materia procesal rige el principio de la irretroactividad.
¿Qué pasa con los procesos o juicios pendientes?
Respecto a aquellos actos ejecutados en el procedimiento rige la ley antigua y no la ley
nueva. En cambio, en todos aquellos actos no ejecutados en el proceso pendiente se rigen
por la nueva ley sin embargo en esta parte la ley sobre efecto retroactivo de las leyes ha
establecido reglas especiales:
Respecto de los plazos. Los plazos que hubieran iniciado se rigen por la ley antigua.
Respecto de las actuaciones judiciales. Se refiere a las notificaciones, embargos, remates
presentaciones escritas efectuadas por las partes, etc.
Si se iniciaron bajo la ley antigua rige esta si no se ha efectuado aún diligencia rigen la ley
nueva.
Respecto de la prueba: En relación, a los actos y contratos válidamente celebrado la ley
permite en este caso que se puedan probar o por la ley antigua o por la ley nueva, pero si
en el medio de prueba es solemnidad del acto se rige por la ley antigua y respecto de la
forma de rendir la prueba ésta debe efectuarse de acuerdo a la ley vigente al momento de
la rendición.
Respecto a los recursos procesales. Esto se rigen por la ley que se encontraba vigente al
momento de su interposición, es decir, al momento en que se ingresa el recurso al tribunal
respectivo.
§ Cambios en la competencia de los tribunales..
Si una nueva ley modifica la competencia de los tribunales, implica que ella priva a un
tribunal del conocimiento de determinados asuntos los que se entregan a otro tribunal.
Así las cosas, la interrogante es si los juicios que ya están en tramitación ante el tribunal
antiguo deben continuar ante él o por el contrario si esas causas deben pasar de inmediato
a los nuevos tribunales.
Particular hay opiniones divididas. Para algunos, opinan que el juicio se ha iniciado ante un
tribunal debe seguir ante este tribunal y se basan para ello en lo establecido en el artículo
19 número 3º inciso 4º de la Constitución Política: el tribunal debe estar establecido por la
ley y con anterioridad al juicio y debe tener competencia para realizar el proceso. Lo
anterior, se ve reforzado por el art. 109 COT, el cual dispone: “Radicado con arreglo a la ley
el conocimiento de un asunto ante un tribunal competente no se alterará esta competencia
por causas sobreviniente”.
Para otros, la ley puede ser derogada por otra y sostienen que, si bien la norma
constitucional se refiere o establece una garantía, esa garantía no se ve afectada por las
disposiciones de la nueva ley que altera la competencia del tribunal, toda vez que será
siempre un tribunal establecido por la ley y con anterioridad al juicio el que resuelva el
asunto. Finalmente, en relación al artículo 109 del Código Orgánico de Tribunales, cuando
se refiere a causa sobreviviente, esto está vinculado a causas sobrevivientes en los litigantes
pero de ninguna manera a decisiones que pueda tomar el legislador, así las cosas la ley no
es una causa sobreviniente.
Este asunto en la práctica se resuelve a través de las disposiciones transitorias contenidas
en las leyes.

2. Vigencia en cuanto al espacio.

La regla general, es que cada Estado ejerce su soberanía dentro del ámbito territorial que
le corresponde geográficamente.
El problema se suscita cuando existen conflictos de leyes procesales de dos o más Estados,
existiendo, como norma para la resolución de conflicto en que actualmente puedan estar
ley chilena extranjera, el artículo 14 del Código Civil, que prescribe que “la ley es obligatoria
para todos los habitantes de la República, incluso los extranjeros”.
De esta norma, se desprende la territorialidad de la ley procesal chilena.
Sin embargo, esta regla no tiene actualmente un carácter absoluto. En efecto, el tráfico
internacional ha motivado que las legislaciones establezcan mecanismos de interrelación
que facilitan una adecuada reglamentación en esta materia lo que ha dado origen a normas
procesales internacionales y por ello existen normas especiales para la tramitación de
exhortos internacionales; disposiciones de índole internacional que se refieren al
cumplimiento en un Estado de sentencias judiciales dictadas por los tribunales de otros
Estados y han surgido, asimismo, en el aspecto procesal penal, tratado sobre extradición,
todo lo cual está inspirado en el principio que proclaman los Estados de cooperación judicial
internacional.
Aparte, otras materias que también hacen excepción a este principio de la territorialidad de
la ley procesal son:
- El artículo 6º del código orgánico de tribunales atribuye competencia los tribunales
chilenos para juzgar ciertos crímenes y delitos que se han acontecido fuera del
territorio nacional.
- El Código de Procedimiento Civil reconoce y da validez y fuerza ejecutiva, dentro de
nuestro país, a resoluciones judiciales dictadas por los tribunales extranjeros previa
autorización de la Corte Suprema.
Por regla general para que sean cumplida la sentencia deben ser dictadas por tribunales
chilenos. Sin embargo nuestra legislación permite una que una sentencia extranjera puede
ejecutarse en Chile. Sólo pueden ejecutarse en Chile la sentencia recaída en materia civil
quedando excluidas las sentencias extranjeras penales. El cumplimiento de la sentencia
extranjera civiles está entregado a la Corte Suprema en cuanto su autorización no a su
ejecución.
La persona interesada en ejecutar la sentencia extranjera debe pedir autorización a la Corte
Suprema mediante un trámite que se denomina exequator. Solamente se pueden cumplir
aquellas sentencias civiles extranjeras que produzcan el efecto de cosa juzgada y estas son
las sentencias definitivas o interlocutorias. Se conoce con el nombre de exequator al trámite
procesal que se debe efectuar ante la Corte Suprema, y también a la resolución judicial que
dicta el mismo tribunal autorizando el cumplimiento de la sentencia extranjera.

3. Vigencia en cuanto a las personas.

La regla general es que la ley procesal no tome en cuenta la calidad de las personas para
determinar la jerarquía del tribunal llamado intervenir en un asunto litigioso.
Así lo establece el artículo 5º del Código Orgánico de Tribunales cuando manifiesta que: “A
los tribunales mencionados en este artículo corresponderá el conocimiento de todos los
asuntos judiciales que se promuevan dentro del territorio de la República cualquiera sea su
naturaleza y la calidad de las personas que ellos intervengan”.
Este principio de igualdad de las personas frente a la actividad de los tribunales, hace que
no haya diferencia entre los nacionales y los extranjeros, sino que, ambos son iguales ante
la ley.
Este principio en el plano procesal, significa que todas las personas litigan ante los mismos
jueces, con iguales formalidades, con iguales obligaciones, con iguales derechos y aquel
que, por cualquier circunstancia, carezca de los medios económicos para comparecer en un
pie de igualdad ante el órgano jurisdiccional, tiene los mecanismos relativos para la
obtención del privilegio de pobreza.
No obstante la igualdad señalada en la Constitución y en la ley, en algunas ocasiones, en un
juicio pueden participar ciertas personas que están constituidas en dignidad y, en este caso,
la ley dispone que en estos casos deben ser conocidos por un tribunal distinto al que
naturalmente le correspondía su conocimiento o a través de un procedimiento diferente.
Estas personas, gozan de fuero y en virtud de él, son juzgadas por un tribunal de mayor
jerarquía, pero el fuero, no se encuentra establecido en la persona que goza de él sino que,
en virtud de la contraparte que no lo posee.

3. LOS AUTOACORDADOS.
LA JURISDICCIÓN

1) Aspectos Generales:

Según Calamandrei, el Derecho Procesal se basa en el


estudio de tres conceptos fundamentales:

La jurisdicción: que es la actividad que se realiza por el


juez, como un tercero imparcial, para los efectos de
dirimir a través del proceso, el conflicto que las partes
han sometido a su decisión;
La acción: que es el derecho que se reconoce a los sujetos
para los efectos de poner en movimiento la actividad
jurisdiccional en orden a que se resuelva a través del
proceso el conflicto que se ha sometido a su decisión; y
El proceso: que es el medio que el sujeto activo tiene para
obtener la declaración jurisdiccional acerca de la
pretensión que ha hecho valer mediante el ejercicio de la
acción; donde el sujeto pasivo tiene el derecho a
defenderse; y el tribunal la obligación de dictar sentencia
conforme a los alegado y probado.

2) Etimología:
Proviene del latín iurisdictio – nis, que significa acción
de decir o de indicar el derecho.
La acepción etimológica no ha sido aceptada por la
doctrina para conceptualizar el concepto de jurisdicción
por las siguientes razones:
a) No es un concepto unívoco: no sólo sería el juez quien
“dice” el derecho, sino que también otros órganos en el
Estado de Derecho Democrático.
b) No se comprende la equidad: porque si bien es cierto
que en la gran mayoría de los Estados existe la
Jurisdicción de Derecho, no es menos cierto que a falta
de norma que resuelva el conflicto debe el juez aplicar la
equidad (dado el principio de inexcusabilidad: art. 76 CPR,
10 inc.2 COT, 170 nº 5 CPC).
c) Se restringe la jurisdicción a las sentencias
declarativas: deja de lado las sentencias constitutivas,
las cuales tiene por objeto crear, modificar o extinguir
un estado o situación jurídica y que tienen efectos para
futuro.

3) Diversas acepciones de la voz jurisdicción


a) Como ámbito territorial: Por ejemplo, cuando se usa la
expresión “aguas jurisdiccionales”. Se entiende que debe
ser descartada, ya que se aparta claramente de lo que
constituye la jurisdicción.
b) Como competencia: Diversos preceptos legales
confunden la jurisdicción con la competencia, en
circunstancias que se trata de conceptos distintos, si
bien existe respecto de ellos una relación de totalidad a
parte.
c) Como poder: Se usa el término jurisdicción para referirse
al conjunto de atribuciones del cual se encuentran
dotados los diferentes órganos del poder público. Pero,
tratándose de los órganos jurisdiccionales la sola noción
de poder no permite delimitar el concepto de jurisdicción.
En efecto, la jurisdicción no sólo implica poder, sino que
también deber que requiere ser ejercido por el órgano
para resolver los conflictos que le promuevan las partes.
d) Como función: la jurisdicción, como poder-deber del
estado, es una función pública que debe ser ejercida para
resolver los conflictos de relevancia jurídica que se
promuevan en el orden promuevan en el orden temporal.
El ejercicio de la función jurisdiccional se halla radicada,
según el art. 76 CPR, en los tribunales establecidos en la
ley. Sin embrago, debemos advertir que no es posible
identificar las nociones de función jurisdiccional y
función judicial, puesto que el Poder Judicial ejerce otras
funciones que no revisten el carácter jurisdiccional,
como es el caso de los asuntos no contenciosos y el
ejercicio de las facultades conservadoras, disciplinarias y
económicas. Por otro lado, el legislador puede
encomendar asuntos jurisdiccionales a órganos que no
forman parte del Poder Judicial como es el caso del
Senado o la Contraloría General de la República.
e) La jurisdicción como facultad de administrar justicia: La
función jurisdiccional concebida como la facultad de
administrar justicia, obedece a un resabio histórico.
Durante mucho tiempo se concibió la función
jurisdiccional como una parte de la administración del
Estado y por tanto, regida por el Derecho Administrativo.
Por consiguiente, la facultad judicial se ejercía a través
de una función administrativa, la administrar justicia.
Respecto de esta concepción todavía existen resabios en
nuestro COT, utilizándose la expresión administración de
justicia como sinónimo de Poder Judicial.

4) Definiciones doctrinarias de jurisdicción.


a) DOCTRINA EXTRANJERA.

CARNELUTTI: "Actividad destinada a obtener el arreglo de


un conflicto de intereses mediante la justa composición
de la litis contenida en una sentencia".

COUTURE: ''La función pública realizada por órganos


competentes del Estado, con las formas requeridas por la
ley, en virtud de la cual, por acto de juicio, se determina
el derecho de las partes, con el objeto de dirimir sus
conflictos y controversias de relevancia jurídica
mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada,
eventualmente factibles de ejecución".

b) DOCTRINA NACIONAL.

COLOMBO: “Poder deber del estado para conocer y


resolver, por medio del proceso y con efecto de cosa
juzgada, los conflictos de intereses de relevancia jurídica
que se promuevan en el orden temporal, dentro del
territorio de la República y en cuya solución les
corresponde intervenir”.

MATURANA: “Es el Poder - Deber del Estado, radicado


exclusivamente en los tribunales independientes
establecidos en la ley, para que éstos a través de los
jueces imparciales dentro de sus atribuciones , por medio
de un debido proceso, iniciado a requerimiento de parte
y a desarrollarse según las normas de un racional y justo
procedimiento, resuelvan con eficacia de cosa juzgada y
eventual posibilidad de ejecución, todos los conflictos de
intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el
orden temporal y dentro del territorio de la República.”

MOSQUERA: “Es el Poder - Deber del Estado, radicado


preferentemente en los tribunales de justicia, para que
estos como órganos imparciales, resuelvan de manera
definitiva e inalterable con posibilidad de ejecución, los
conflictos de intereses de relevancia jurídica suscitados
entre partes o que surjan de una violación del
ordenamiento jurídico social, en le orden temporal y
dentro del territorio de la República”.

De la definición pueden extraerse los siguientes


elementos:

1. ¿Qué es?: La jurisdicción es un poder deber del Estado: El


art. 76 de la CPR prevé expresamente que corresponde el
ejercicio de la función jurisdiccional exclusivamente a los
tribunales establecidos en la ley. Sin embargo, la
jurisdicción también importa un deber para los órganos
del Estado. Así lo señal el art. 76 CPR: “(…) Reclamada su
intervención en forma legal y en negocios de su
competencia, no podrán excusarse de ejercer su
autoridad, ni aún por falta de ley que resuelva la
contienda o asuntos sometidos a su decisión”. En el
mismo sentido el art. 10 inc.2 COT (y el art. 170 nº 5 del
CPC).: Principio de inexcusabilidad. El incumplimiento del
deber de jurisdicción puede acarrear diversas especies de
responsabilidad como lo son la responsabilidad política
por notable abandono de deberes (art. 52 nº 2 letra c) de
la CPR), la responsabilidad ministerial (art. 79 CPR, 324
COT y 224 y 225 del CP) y la responsabilidad disciplinaria
(art. 79 CPR).
2. ¿Quién la ejerce?: El ejercicio de la función
jurisdiccional se radica exclusivamente en los tribunales
establecidos en la ley: El art. 19 nº 3 CPR establece que:
“nadie puede ser juzgado por comisiones especiales sino
por el tribunal que señale la ley y que se hallare
establecido con anterioridad por ésta”. El art. 2 CPP
complementa este principio al señalar nadie puede ser
juzgado por comisiones especiales sino por el tribunal
que señale la ley y que se hallare establecido por ésta con
anterioridad a la perpetración del hecho. Asimismo el art.
76 CPR establece que la facultad de conocer las causas
civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo
juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales
establecidos en la ley. De lo expuesto es claro que los
órganos encargados de ejercer la función jurisdiccional
son los tribunales establecidos en la ley, formen o no
parte del Poder Judicial a que se refiere el art. 5 COT. El
carácter privativo del ejercicio de la jurisdicción aparece
ratificado por el art. 76 CPR al señalar que: “ (…) Ni el
Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso
alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas
pendientes, revisar los fundamentos o contenidos de las
resoluciones judiciales o hacer revivir procesos
fenecidos”. Por su parte el art. 83 CPR señala que el
Ministerio Público en caso alguno podrá ejercer funciones
jurisdiccionales”.
3. ¿Dónde se ejerce?: Los tribunales deben ejercer su función
jurisdiccional actuando dentro de su competencia La
competencia es la esfera, grado o medida que posee cada
tribunal para el ejercicio de la función jurisdiccional. Un
tribunal por el hecho de ser tal tiene jurisdicción, pero no
necesariamente competencia para conocer de un asunto.
Tratándose de la función jurisdiccional, la obligación de
su ejercicio sólo se prevé respecto de los órganos que
poseen competencia. Por su parte el art. 77 CPR señala
que una ley orgánica constitucional determinará la
organización y atribuciones de los tribunales que fueren
necesarios para una pronta y cumplida administración de
justicia en todo el territorio de la República. Concordante
con ello, los arts. 108 y siguientes del COT establecen las
reglas de competencia de los tribunales.

Los jueces, que son los que actúan en representación del


órgano jurisdiccional para la sanción del conflicto, deben
ser imparciales: El ejercicio de la función jurisdiccional se
delega en un juez, quien además de ser independiente
debe ser imparcial, es decir, debe ser una persona distinta
de las partes en el conflicto y no debe poseer ninguna
vinculación con las partes que le motive un designio a
favor o en contra de las partes. En el caso de que
concurra una causal que le reste imparcialidad a un juez
para la solución de un conflicto, se dice que éste no
posee competencia de carácter subjetiva. Al efecto, el
art. 194 COT señala que: “Los jueces pueden perder su
competencia para conocer de determinados negocios por
implicancia o recusación declaradas, en caso necesario,
en virtud de causas legales”.
4. La jurisdicción debe ser ejercida dentro de un debido
proceso legal: El art. 19 nº 3 CPR señala que: “toda
sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe
fundarse en un proceso previo legalmente tramitado”.
Luego, la resolución es nula si no existe una tramitación
anterior a ella, en que el afectado haya sido oído en sus
defensas y sus pruebas.
5. El ejercicio de la jurisdicción y el inicio del proceso
suponen generalmente el requerimiento de parte: El
ejercicio de la jurisdicción en el ámbito civil es eventual,
puesto que sólo será necesario que se ponga en
movimiento la actividad jurisdiccional cuando las partes
no hubieren arribado a una solución por la vía
autocompositiva. Proceso civil: En el proceso civil rige el
principio dispositivo, Nemo iudex sinne actore, es decir
que el proceso debe comenzar a instancia de parte. Ello
se justifica en atención a que los derechos privados
pertenecen a las partes y por ello su protección queda
entregado a la petición de sus titulares. Este principio
aparece reconocido en el art. 10 inc.1 COT: “Los tribunales
no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte,
salvo los casos en que la ley los faculte para proceder de
oficio”. El medio que tiene la parte para los efectos de
poner en movimiento el ejercicio de la función
jurisdiccional es la acción. Proceso penal: En el nuevo
procedimiento penal, se basa en el sistema acusatorio,
por lo que el juez sólo puede actuar a requerimiento de
parte por regla general, y no puede de oficio dar
comienzo a una investigación que no le corresponde
realizar (arts. 3, 77, 172 NCPP); ni proceder a formalizar
una investigación (art. 229 NCPP); o formular acusación
(arts. 248 letra b y 258 NCPP). Sin embargo, se entiende
que en el proceso civil, dado el requerimiento de parte, el
ejercicio de la jurisdicción es eventual, mientras que,
tratándose del proceso penal, el ejercicio de la función
jurisdiccional es de carácter necesario e indispensable
para solucionar el conflicto penal, imponiendo la pena por
la comisión del delito.
6. La sentencia que se dicte en un proceso requiere que éste
se haya desarrollado según las normas de un racional y
justo procedimiento: Así lo dispone el art. 19 nº 3 inc.5
CPR. Una de las principales manifestaciones del racional
y justo procedimiento dice relación con la
fundamentación que debe tener la sentencia que resuelve
el conflicto (art. 170 CPC y 342 NCPP).
7. ¿Cuál es el resultado?: La jurisdicción tiene por objeto
resolver los conflictos de relevancia jurídica, con eficacia
de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución: El
conflicto externo de relevancia jurídica que debe ser
compuesto para la mantención de la paz social se
denomina litigio. La misión que tiene la jurisdicción
respecto de estos litigios es su resolución, lo que se
obtiene a través de una sentencia definitiva que es
pasada en autoridad de cosa juzgada. Esta sentencia es
susceptible de una eventual posibilidad de ejecución a
través de la acción de cosa juzgada. La ejecución de la
sentencia es eventual porque: a) No todas las
resoluciones judiciales son susceptibles de ejecución
(sentencias declarativas de mera certeza o sentencias
constitutivas). Y b) Hay casos en que las sentencias de
condena, que son las que requieren de ejecución, son
cumplidas voluntariamente por el deudor o no es posible
pedir su cumplimiento por la vía de apremio, como son
las sentencias condenatorias el fisco, las cuales se
cumplen por decreto.
8. ¿Qué significa “orden temporal”?: La jurisdicción tiene
por objeto resolver los conflictos de relevancia jurídica,
que se promueven en el orden temporal La expresión
temporal, que utilizara el primitivo art. 5 COT, quiere
decir que se ejerce solamente sobre lo no secular o
espiritual, que puedan corresponder a los tribunales
eclesiásticos.
9. La jurisdicción tiene por objeto resolver los conflictos de
relevancia jurídica, que se promuevan dentro del
territorio de la República: La jurisdicción al ser una
función pública, que emana de la soberanía y que se
delega para su ejercicio en los tribunales establecidos en
la ley, debe reconocer como límite para su ejercicio el
territorio de la República. Al efecto, así lo señala el art. 5
COT, “(…) a los tribunales mencionados en este artículo
corresponderá el conocimiento de todos los asuntos
judiciales (…) dentro del territorio de la República” (se
suman también el artículo 5 del CP y el art. 1462 del CC).
Sin embargo, existen excepciones en las que los
tribunales son competentes para conocer de asuntos
promovidos fuera de la República, o no lo son para
conocer de los acaecidos dentro de ella. Ellos son:
a) Los casos de crímenes y simples delitos cometidos fuera
del territorio de la República a que se refiere el art. 6
COT.
b) Los casos de inmunidades de jurisdicción: Pueden ser
asuntos que se hayan promovido en Chile respecto de los
cuales nuestros tribunales no ejercen la función
jurisdiccional. Están reguladas en los tratados
internacionales.
También es posible, de acuerdo con nuestra legislación,
someterse válidamente a la jurisdicción y competencia
de los tribunales o de un árbitro en Chile. Al efecto así lo
prescribe como posible el art. 318 del Código de Derecho
Internacional Privado.

5) Los momentos jurisdiccionales

Ellos dicen relación con las diversas fases o etapas que


se contemplan para el desarrollo de la función
jurisdiccional, los que, en definitiva, corresponden a las
etapas que se deben contemplar dentro de un debido
proceso, al ser éste el único medio a través del cual la
jurisdicción puede válidamente ejercerse. Los momentos
jurisdiccionales son: el conocimiento, el juzgamiento y
la ejecución de lo juzgado, los cuales se encuentran
contemplados en los arts. 76 CPR y 1 COT.
1. La fase de conocimiento: Comprende conocer las
pretensiones de parte del actor y de las alegaciones,
excepciones y defensas que frente a ellas puede hacer
valer el demandado, y la realización de la actividad
probatoria para acreditar los hechos en los cuales ellas
se sustentan. En el procedimiento civil esta etapa está
conformada por la demanda y la contestación de la
demanda. En el proceso penal, esta etapa se encuentra
representada por la acusación que debe efectuar el fiscal
y la acusación particular del querellante si lo hubiere y la
contestación por parte del acusado. En segundo lugar, la
fase de conocimiento se proyecta esencialmente a saber
los hechos por medio de las pruebas que suministren las
partes o por la propia iniciativa del juez.

2. La fase de juzgamiento: Es la más relevante y caracteriza


la misión del juez. Implica reflexión, estudio y análisis del
material de hecho y de derecho necesario para adoptar
una decisión, análisis que se manifiesta o exterioriza en
el acto o declaración de voluntad que es la sentencia. En
nuestro derecho, la labor de raciocinio y análisis ya de la
situación fáctica, ya de la situación jurídica, se realiza
en las consideraciones de hecho y de derecho de la
sentencia definitiva, art. 170 nº 4 CPC, 342 letras c) y d)
NCPP y 83 COT. Es también el antecedente directo e
inmediato de la resolución.

3. La fase de ejecución: En ella la reflexión cede el paso al


obrar. Su existencia está subordinada al contenido de la
sentencia en cuanto funciona si ésta es de condena y
normalmente requiere coerción, del auxilio de la fuerza
pública. Si la resolución ordena pagar una suma de
dinero, se embargan bienes del deudor que se subastan
para entregar al acreedor el producido del remate, etc.
Como el órgano jurisdiccional carece de fuerza propia, ha
de recurrir al órgano administrativo correspondiente
para que le suministre la suya. De ahí las disposiciones
constitucionales, art. 76 inc. 3 y 4 y legales, art. 11 COT
que habilitan a los tribunales ordinarios para impartir
órdenes directas a la fuerza pública para hacer ejecutar
sus resoluciones, sin que la autoridad requerida pueda
diferir el mandato judicial, ni calificar su fundamento,
oportunidad, justicia y legalidad. Como es evidente, esta
fase jurisdiccional deja de existir si el obligado por el fallo
se allana a cumplirlo voluntariamente o se produce
alguna forma de composición, no del conflicto, ya que se
encuentra resuelto, sino en el modo de facilitar la
ejecución.

6) Los límites de la jurisdicción

Concepto: Se entiende por límites de la jurisdicción:


“los diversos factores que delimitan el ejercicio de la
función jurisdiccional”.

Clases de límites

1. En atención al tiempo: en general el ejercicio de la


jurisdicción es perpetua. La excepción lo constituyen los
árbitros y los tribunales unipersonales de excepción. Debe
tenerse también presente que en la actualidad rige
respecto de las personas designadas para ejercer la
función jurisdiccional un límite de edad de 75 años (art.
80 CPR).

2. En atención al espacio: es posible distinguir:

a) Límite externo: que está dado por la jurisdicción de otros


Estados; los tribunales no pueden ejercer jurisdicción
respecto de Estados extranjeros, mandatarios,
diplomáticos, organismos internacionales, y en general
respecto de toda persona que goza de inmunidad de
jurisdicción.
La inmunidad de jurisdicción “se refiere a los casos en
que no es posible que se ejerza por nuestros tribunales
el ejercicio de la función jurisdiccional respecto de
determinadas personas”. Tienen inmunidad de
jurisdicción:

i. Los Estados extranjeros: Los Estados extranjeros no


pueden ser juzgados como sujetos de derecho por
nuestros tribunales de acuerdo con las normas
consuetudinarias de derecho internacional y al principio
de la igualdad soberna de los diversos Estados consagrada
en la Carta de las Naciones Unidas, art. 2.1. Este principio
se encuentra consagrado en nuestro derecho en los arts.
333 y 334 del Código de Derecho Internacional Privado.
Respecto de la inmunidad que gozan los Estados se
reconoce a de jurisdicción y de ejecución, ambas regidas
por el Derecho Internacional.

ii. Los jefes de Estado extranjeros (arts. 333 y 334 CDIP).


iii. Los agentes diplomáticos: Ellos gozan de inmunidad de
jurisdicción de conformidad a lo previsto en el art. 31 de
la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas,
pudiendo renunciarse a ella según lo previsto en el art.
32 de ella.

iv. Los cónsules: Ellos gozan de inmunidad de jurisdicción de


acuerdo a lo previsto en el art. 43 de la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares, pudiendo renunciarse
a ella según lo dispuesto en el art. 45 de ella.

v. Misiones especiales y organizaciones internacionales: Los


arts. 31 y 41 de la Convención sobre Misiones Consulares
regula la inmunidad de jurisdicción.

b) Límite interno: que está dado por las normas de


competencia respecto de cada tribunal.

4. En atención a la materia: sólo debe ejercerse la


jurisdicción respecto de la resolución de asuntos de
trascendencia jurídica del orden temporal, quedando
excluidas discusiones doctrinarias, filosóficas o
eclesiásticas.

5. En atención a la persona: sólo puede ser ejercida


por el tribunal establecido por la ley, no pudiendo el juez
delegarla, ni las partes modificarla de manera alguna.

6. En relación con las atribuciones de otros poderes


del Estado: puede verse desde dos puntos de vista:
i) los tribunales no pueden avocarse el
ejercicio de las funciones de otros poderes del Estado, art.
4 COT;
ii) los otros poderes del Estado no pueden
avocarse el ejercicio de las funciones encomendadas a
los tribunales, art. 76 y 83 CPR.

7) Los conflictos de jurisdicción

Ellos pueden ser de dos tipos:

1. Conflictos de jurisdicción internacional: Nos


encontramos frente a un conflicto de jurisdicción
internacional cuando se discute de los límites de los
poderes que puede tener un tribunal chileno frente aun
tribunal extranjero o viceversa, para los efectos de
conocer y resolver sobre un determinado conflicto. Para
su solución deberán aplicarse las normas de los tratados
internacionales y del Código de Derecho Internacional
Privado.

2. Conflictos de jurisdicción nacionales: Nos encontramos


frente a uno de estos conflictos cuando entre los
tribunales ordinarios o especiales se atribuyen una
función que se sostiene pertenecer a otro poder del
Estado. Los órganos encargados de resolver estos
conflictos son:
a. El Senado: si el conflicto se refiere a las autoridades
políticas o administrativas y los tribunales superiores de
justicia, art. 53 nº 3 CPR.
b. El Tribunal Constitucional: si el conflicto se refiere a
las autoridades políticas o administrativas y los
tribunales inferiores de justicia (93 nº 12 CPR).

3. En cambio, nos encontramos frente a un conflicto de


competencia, en caso de lo que se debe resolver es cual
de dos o más tribunales ordinarios o especiales deben
intervenir para la resolución de un conflicto.

8) Los equivalentes jurisdiccionales

Concepto: Se entiende por equivalente jurisdiccional:


“todo acto que sin haber emanado de la jurisdicción de
nuestros tribunales equivale a los efectos que produce
una sentencia para los efectos de la solución del
conflicto” (lo que les da su carácter de equivalente
jurisdiccional es producir la excepción de cosa juzgada).
En buenas cuentas, son todos aquellos actos que sin
ser sentencia definitiva producen los mismos efectos de
ésta para la solución del conflicto de relevancia jurídica,
pero esta solución no se va a dar por una sentencia
definitiva sino que por otro acto.
Los equivalentes jurisdiccionales se pueden producir
dentro o fuera del proceso, y estos son:
a) Transacción.
b) Conciliación
c) Avenimiento
d) Sentencia extranjera.
e) Sentencia eclesiástica.

a) Transacción.
Se encuentra reglamentada en el Código Civil, sin
embargo sus efectos procesales nos llevan a estudiarlos
dentro de los equivalentes jurisdiccionales.
De acuerdo con el artículo 2446 del Código Civil la
transacción es un contrato en que las partes terminan
extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un
eventual.
Para que se produzca el efecto de cosa juzgada es
necesario que el contrato de transacción se encuentre
reducido a escritura pública.
La transacción puede ser anterior al juicio o dentro del
juicio. La transacción que estudiamos es la que prevee un
litigio eventual y se produce fuera del juicio.
En virtud de lo establecido en el art. 2460 del CC, la
transacción produce efecto de cosa juzgada.

b) Conciliación
Es un equivalente jurisdiccional reglamentado en el Libro
II del CPC, dentro del juicio ordinario de mayor cuantía,
pero tiene aplicación en otros procedimientos. De
conformidad al artículo 262 del CPC no se aplica la
conciliación a los procedimientos ejecutivos de
obligaciones de dar, hacer o no hacer. Tampoco procede
en la citación de evicción o en el procedimiento de
hacienda, como tampoco donde el objeto pedido es de
orden público.
Este equivalente consiste en la existencia de un acuerdo
entre las partes del juicio, pero este acuerdo se produce
a instancias del juez, es decir, es el juez quien llama a las
partes a conciliar para que lleguen a aun acuerdo judicial.
Es necesario levantar un acta de conciliación, la cual
produce efecto de cosa juzgada. La conciliación puede ser
total o parcial.
c) Avenimiento.
Se trata de un acuerdo de partes dentro del juicio, pero
este acuerdo no se produce a instancia del juez, son las
partes las que llegan directamente al acuerdo. Si el
acuerdo se materializa dentro del juicio y por escritura
pública estamos hablando de una transacción, pero si se
materializa en un instrumento privado, estamos frente a
un avenimiento.
Este avenimiento para constituir un título ejecutivo, de
conformidad al artículo 434 del CPC, debe ser pasado por
el tribunal y autorizado por el ministro de fe o dos
testigos de actuación.
El ministro de fe puede ser un notario o el secretario del
tribunal.
Excepcionalmente, puede ser autorizado por dos testigos
cuando estamos frente a un procedimiento seguido ante
árbitros arbitradores.
El avenimiento debe estar pasado frente al tribunal
competente, es decir, este equivalente se tiene que
presentar ante el tribunal que conoce del juicio o
procedimiento.
d) Sentencia extranjera.
La sentencia extranjera no tiene eficacia en Chile
mientras no se haya otorgado respecto de ella un
exequatur por parte de la Corte Suprema, según los arts.
242 y siguientes CPC. En materia penal ello se rige por las
reglas establecidas en el art. 3 CPP y 13 CPP.

9) La jurisdicción, legislación y administración.

Para los efectos de diferenciar estas tres funciones se


acude a los diversos caracteres que presentan respecto
de cada función, siendo la distinción más fácil la que se
realiza entre la función legislativa y la jurisdiccional.
10) LOS ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS.

1.- Reglamentación.

El artículo 2º del C.O.T. nos señala que “también


corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos
actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su
intervención.”

De conformidad con el artículo 45 Nº 2 letra c) del C.O.T.


le corresponde a los jueces de letras conocer en primera
instancia de los actos judiciales no contenciosos, salvo
respecto de la designación de curador ad litem, de la que
debe conocer el juez que conozca del proceso en el cual
deba realizarse la designación.
El Libro IV del Código de Procedimiento Civil (arts 817 a
925) se encarga de establecer diversos procedimientos
para la tramitación de los asuntos judiciales no
contenciosos”.

2.- Acepciones y naturaleza jurídica.

Para referirse a los actos judiciales no contenciosos se ha


solido utilizar las expresiones de jurisdicción voluntaria
y de jurisdicción no contenciosa, las que claramente
adolecen de serias deficiencias.

No cabe utilizar la expresión de jurisdicción voluntaria.

En primer lugar, porque en el conocimiento de los


asuntos no contenciosos no se ejerce una función
jurisdiccional, dado que no existe un conflicto jurídico
que deba ser resuelto mediante el ejercicio de ella y
además no concurre la cosa juzgada respecto del
dictamen que se pronuncia sobre la petición.

Por otra parte, no cabe hablar del ejercicio de una


actividad de carácter voluntario tanto respecto de los
interesados, dado que ellos se encuentran compelidos a
solicitar la declaración de la autoridad respecto del
asunto no contencioso, como respecto de los tribunales,
dado que ellos deben actuar si la ley les ha entregado la
competencia para conocer de ellos.

Tampoco cabe la expresión de jurisdicción no


contenciosa, porque que no cabe hablar del ejercicio de
la función de la jurisdicción respecto de materias en las
cuales no se promueve conflicto alguno entre partes,
siendo éste de la esencia para que nos encontremos ante
el ejercicio de una función jurisdiccional.

De allí que se ha señalado que los actos judiciales no


contenciosos no importan más que el ejercicio de una
función administrativa, cuyo ejercicio se ha entregado
por mandato expreso de la ley a los tribunales.

Los actos judiciales no contenciosos, por su contenido


entran en la rama más vasta de la función
administrativa que se suele llamar administración
pública del derecho privado.
Como explica Calamandrei, si bien es cierto que el Estado
reconoce a los particulares un campo de autonomía para
crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas mediante
declaraciones de voluntad manifestada en ciertas
formas, en determinados casos, para la producción de
efectos jurídicos deseados, exige la intervención de algún
órganos del mismo Estado que puede consistir en la
simple verificación de la legalidad del acto o examinando
la oportunidad del mismo con criterios discrecionales.
Esta administración puede ser ejercida por autoridades
de la propia Administración (intervención del oficial de
Registro civil en la celebración del matrimonio v.gr.); pero
en determinadas oportunidades se entrega por razones
de conveniencia práctica o de tradición histórica a los
jueces y entonces toma la denominación de jurisdicción
voluntaria, la que se puede definir, por consiguiente,
como “la administración pública del derecho privado
ejercida por órganos jurisdiccionales”
Como concluye con gran acierto el profesor Hugo Pereira
A. “esa actividad estatal no es encuadrable dentro de la
potestad jurisdiccional.
“No es dudoso, en otro sentido, que el acto judicial no
contencioso es el resultado de la confluencia de la
actividad estatal para la consecución de actividades
diferentes que realizan diversas autoridades: El
Presidente de la República, cuando reconoce personalidad
jurídica, o el conservador de Bienes Raíces al inscribir en
los registros de su dependencia actos o declaraciones de
voluntad de los particulares, o el Oficial de Registro Civil
al intervenir en la celebración del matrimonio, o los
jueces cuando declaran presunción de muerte por
desaparecimiento o cuando intervienen en la
multiplicidad de procedimientos regulados en el Libro V
del Código de Procedimiento Civil.
“La intervención de los jueces en estas actividades no
tiene carácter esencial, sino meramente secundario o
accidental, pudiendo desaparecer en todo o en parte de
la esfera de su competencia o transferirse a otros
agentes públicos sin inconvenientes. Su carácter
secundario lo confirma la inexistencia en la Constitución
Política de cualquiera referencia a los actos judiciales no
contenciosos, cuyo artículo 76 solamente regula la
verdadera jurisdicción que se ejercita en las “ causas”
civiles y criminales y, por otra parte, el Código Orgánico
de Tribunales, junto con reiterar en su artículo 1º la
normativa constitucional, alude en su artículo 2º a los
actos judiciales no contenciosos exigiendo la existencia
de ley expresa que requiera la intervención de los
tribunales en tales materias, lo que no ocurre en el
ejercicio de la potestad jurisdiccional que, por
pertenecerles de suyo, no necesita de norma expresa para
que, en cada caso, puedan intervenir. 171

3º.-Concepto legal.

El artículo 817 del C.P.C. define los actos judiciales no


contenciosos señalándonos que “son aquellos que según
la ley requieren la intervención del juez y en que no se
promueve contienda alguna entre partes.”

De acuerdo con la definición legal, dos son los elementos


que deben concurrir para que nos encontremos ante un
acto judicial no contencioso:

1º.- Que la ley requiera la intervención del juez y

2º.- Que no se promueva contienda alguna entre partes.

En cuanto al primer elemento, que la ley requiera la


intervención del juez, es importante destacar que los
asuntos judiciales no contenciosos no son de la esencia de
la función que debe desempeñar un tribunal por mandato
constitucional como ocurre con la jurisdicción, función
esta última que debe desarrollarse siempre, aun ante la
falta de ley para la solución del conflicto. (Arts. 76 C. Pol.
y 10 inc. 2º del C.O.T.).

De allí que tratándose de los actos judiciales no


contenciosos, a diferencia de lo que ocurre con la
jurisdicción, sólo van a poder ser conocidos por parte de
lo tribunales sólo si existe una ley que expresamente le
ha entregado el conocimiento de esta clase de asunto.

De acuerdo con ello, es posible que determinados asuntos


no contenciosos no sean conocidos por parte de los
tribunales, sino que por una autoridad administrativa, si
el legislador les ha encomendado a ella esta atribución.
Por otra parte, no existiría ningún inconveniente para
que los asuntos no contenciosos de los cuales conocen
actualmente los tribunales sean sacados de su esfera de
competencia y puedan ser entregados a la autoridad
administrativa.
Por ello es posible que un asunto no contencioso pueda
ser conocido por diversos órganos y a través de diversos
procedimientos por mandato del legislador. Así por
ejemplo, es posible llegar a rectificar o modificar una
inscripción en el Registro Civil ante el propio oficial de
registro civil si la inscripción contiene omisiones o
errores manifiestos ( art 17 Ley Registro Civil), ante el
juez de letras si no se trata de errores manifiestos ( art.
18 Ley de Registro Civil) o mediante el procedimiento de
cambio de nombre ante el juez de letras conforme al
procedimiento contemplado en la Ley 17.344, la que
autoriza el cambio de nombres y apellidos en los casos
que indica.
En cuanto al segundo elemento, que no se promueva
contienda alguna entre partes, el legislador ha incurrido
en una inexactitud jurídica al utilizar la expresión
contienda.

En efecto, la contienda se entiende como la lidia, pelea,


riña o batalla en un termino usual, o como la disputa,
discusión o debate físico que se da entre dos personas.
En consecuencia, se entiende que existe contienda
cuando se da un enfrentamiento físico entre dos partes
dentro del proceso, al haber comparecido ambas dentro de
él a plantear peticiones que se contraponen.

Sin embargo, es posible que nosotros claramente nos


encontremos en un proceso civil en el cual exista un
conflicto y por ello estemos en presencia de un proceso
que debe ser resuelto mediante el ejercicio de la función
jurisdiccional, y que sin embargo no nos encontremos en
presencia de una contienda por no haber comparecido el
demandado, como ocurre claramente en los juicios que se
siguen en su rebeldía.

De acuerdo con ello, es que respecto del segundo


elemento que se contempla en la ley se incurre en una
impropiedad, y por ello se debe señalar que los asuntos
no contenciosos son aquellos en los cuales no se
promueve conflicto alguno entre partes, y por ello se
indica que éstos son procedimientos unilaterales, en los
cuales se contempla la intervención sólo del interesado,
que formula la petición; y la del tribunal, que emitirá su
dictamen respecto de aquella.
4º.-Concepto doctrinario.

Los actos judiciales no contenciosos consisten en aquella


actividad del Estado, radicada en los tribunales en virtud
de expresa disposición de ley, siempre que no surja
conflicto por oposición de legítimo contradictor, para que
éstos emitan un dictamen a petición de un interesado
para cumplir con los diversos fines perseguidos con su
establecimiento. (Mario Mosquera Ruiz).

Los actos judiciales no contenciosos son procedimientos


de carácter unilateral cumplidos ante los jueces con el
objeto de determinar auténticamente ciertas situaciones
jurídicas o cumplir determinados requisitos impuestos
por la ley, mediante declaraciones que no adquieren
autoridad de cosa juzgada ni pueden causar perjuicio a
terceros. (Couture).

5.- Clasificación.

Los actos judiciales no contenciosos conforme al objetivo


que se persigue a través de su establecimiento se
clasifican en:
a.- Actos judiciales no contenciosos destinados a
proteger incapaces y/ o completar la capacidad
(designación de tutores y curadores; autorización judicial
para celebrar actos y contratos; tasación e inventario
solemne, etc).
b.- Actos judiciales no contenciosos destinados a
declarar solemnemente ciertos hechos o derechos
(Posesión efectiva, declaración goce de censos)

c.- Actos judiciales no contenciosos destinados a


autentificar ciertos actos y/o situaciones jurídicas
(Inventario solemne y tasación)

d.- Actos judiciales no contenciosos destinados a cumplir


una finalidad probatoria (Información de perpetua
memoria)

e.- Actos judiciales no contenciosos destinados a evitar


fraudes. (Insinuación de donaciones).

6º.- Características.

Respecto de los actos judiciales no contenciosos podemos


señalar la concurrencia de las siguientes características:

a.- En ellos no se promueve conflicto alguno entre partes.


De acuerdo con ello, si durante la tramitación se hace
oposición a la solicitud presentada por un legítimo
contradictor, se hace contencioso el negocio y pasa a
sujetarse a los trámites del juicio que corresponda. (art.
823 C.P.C.).

b.- Su conocimiento corresponde a los tribunales sólo


cuando exista texto expreso de ley que requiera su
intervención. (art 817 C.P.C.).

c.- No se considera el fuero personal de los interesados


para establecer la competencia del tribunal (arts 133
inc.2º del C.O.T. y 827 del C.P.C.).

d.- El conocimiento de los asuntos judiciales no


contenciosos le corresponde en primera instancia a los
jueces de letras, salvo respecto de la designación de
curador ad litem de la que debe conocer el juez que
conozca del proceso en el cual deba realizarse la
designación.( Art 45 Nº 2 letra c) del C.O.T.).

e.- El juez competente para conocer de ellos en razón del


elemento territorio es el que se contemple en una regla
especial, y falta de ella, cabe aplicar la regla general del
domicilio del interesado. (art. 134 del C.O.T.).- En estas
materias, no es procedente la prórroga de la
competencia. (art. 182 del C.O.T.).

f.- En cuanto a su tramitación cabe aplicar el


procedimiento especial, y a falta de éste el procedimiento
general, conforme con el cual el asunto judicial no
contencioso puede ser resuelto de plano, si la ley no
ordena obrar con conocimiento de causa (art. 824 del
C.P.C.) o con conocimiento de causa, en los casos en que
ley lo requiera (art. 818 del C.P.C.).

En los casos en que deba obrarse con conocimiento de


causa, los antecedentes le son proporcionados al tribunal
mediante informaciones sumarias.

Se entiende por información sumaria la prueba de


cualquier especie rendida:
a.- Sin notificación e intervención de contradictor;
y

b.- Sin previo señalamiento de término probatorio. (Art.


817 inc final C.P.C.).

g.- Se aplica el principio inquisitivo, al poder el tribunal


decretar todas las diligencias informativas que estime
convenientes. (art 820 del C.P.C.).

h.- El tribunal aprecia el mérito de las justificaciones y


de las pruebas que se produzcan prudencialmente, esto
es, conforme a un sistema de apreciación judicial y no
legal de la prueba. (art 819 C.P.C.)

i.- La sentencia definitiva debe reunir las menciones que


se indican en el art. 826 del C.P.C..- y proceden los
recursos de apelación y casación conforme a las reglas
generales.( art 822 del C.P.C.)

j.- Las sentencias definitivas no producen cosa juzgada,


sino que el desasimiento del tribunal para impedir que se
modifique la resolución dentro del procedimiento no
contencioso, debiendo distinguirse para tal efecto entre
resoluciones negativas o positivas respecto de la petición
formulada.
Las resoluciones afirmativas pueden revocarse o
modificarse por el tribunal que la dictó si varían las
circunstancias y con tal que esté pendiente aún su
ejecución.- ( P.Ej. Se inscribió el auto de posesión efectiva
en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes
Raíces). En el caso de la resolución negativa, ella puede
revocarse o modificarse si varían las circunstancias, sin
hacerse distinción alguna respecto de la ejecución de ella.
(Art. 821 del C.P.C.).

7.- Paralelo entre la jurisdicción y el acto judicial no


contencioso.

Un esquema simple de efectuar un paralelo entre la


jurisdicción y los actos judiciales no contenciosos para
apreciar sus diferencias más elementales, utilizando para
ello los elementos que identifican al proceso, sería el
siguiente:
Un esquema más completo para efectuar un paralelo
entre la jurisdicción y los actos judiciales no
contenciosos es el que se efectúa por Niceto Alcala
Zamora, según el cual se pueden apreciar las siguientes
diferencias:

1) Las atribuciones o facultades conexas

Concepto
Ellas son: “atribuciones vinculadas con el ejercicio de la
función jurisdiccional que se radican en los tribunales,
por mandato de la CPR o la ley”.
El art. 3 COT se refiere a ellas: “Los tribunales tienen,
además, las facultades conservadoras, disciplinarias y
económicas que a cada uno de ellos se asignan en los
respectivos títulos de este Código”.

a. Las facultades conservadoras

Concepto
“Son aquellas conferidas a los tribunales para velar por el
respeto de la Constitución en el ejercicio de la función
legislativa y por la protección y amparo de las garantías
y derechos que se contemplan en la Constitución”.
Diversas manifestaciones de las facultades
conservadoras
a. El respeto de la Constitución y las leyes
a) Resolver las contiendas de competencia que se
susciten ente las autoridades políticas o administrativas
y los tribunales inferiores de justicia, según el art. y 191
COT.
b. Protección de garantías constitucionales
a) Conocimiento del recurso de protección, art. 20 CPR
b) Amparo ante el juez de garantía, art. 95 CPP.
c) Reclamación por desconocimiento de la nacionalidad,
art. 12 CPR.
d) Acceso a los tribunales, derecho constitucional a la
acción, art. 19 nº 3 inc. 1 y 2 CPR.
e) Privilegio de pobreza, art. 129 CPC, 593, 596 y 600 COT,
64 y 200 CPP y ley 19.718 de Defensoría Penal Pública.
f) Abogados y procuradores de turno, art. 598 inc.1 COT.
c. Otras manifestaciones
a) Desafuero, art. 416 a 423 NCPP.
b) Visitas a los lugares de detención, semanales, art. 567
CPP y semestrales, art. 578, a 580 COT.

b. Las facultades disciplinarias

Concepto
“Son aquellas conferidas a los tribunales para velar por
la mantención y el resguardo del correcto y normal
funcionamiento de la actividad jurisdiccional, pudiendo
al efecto reprimir las faltas o abusos en que incurrieren
los diversos funcionarios como los particulares que
intervinieren o asistieren a los tribunales”.
El principio que rige en esta materia consiste en que las
máximas facultades disciplinarias se ejercen a mayor
jerarquía del tribunal, así la corte Suprema le
corresponde el ejercicio de las facultades disciplinarias
señaladas en los arts. 80 y 82 CPR y 540 COT.
Los arts. 530 y siguientes se encargan de regular la
jurisdicción disciplinaria de los tribunales.
Diversas manifestaciones de las facultades disciplinarias
a. Aplicación de facultades de oficio
Ellas están descritas para los diversos tribunales en los
correspondientes códigos procesales.
b. Aplicación de medidas disciplinarias a petición de parte
a) La queja disciplinaria, art. 544, 547 y 551 COT.
b) El recurso de queja, arts. 545, 548 y 549 COT.
c. Sanciones a los abogados, arts. 546 COT y 287 NCPP.
d. Medios indirectos
a) Visitas, las cuales pueden ser ordinarias, art. 555 a 558
COT o extraordinarias, art. 559 COT.
b) Relator debe dar cuenta de las faltas o abusos que
notare antes de comenzar la relación ante los tribunales
colegiados, art. 373 inc. 1 COT.

c. Facultades económicas

Concepto
“Son aquellas conferidas a los tribunales para velar por el
mejor ejercicio de la función jurisdiccional y para dictar
las normas e instrucciones destinadas a permitir cumplir
con la obligación de otorgar una pronta y cumplida
administración de justicia en todo el territorio de la
República”,
Diversas manifestaciones de la facultad económica
a) Discurso del Presidente de la Corte Suprema, art. 102
nº 4 COT.
b) Intervención en el nombramiento, art. 282 y siguientes
COT.
c) Escalafón, art. 264 y siguientes COT.
d) Confección de listas, art. 278 COT.
e) Instalación de jueces, art. 300 COT.
f) Traslados y permutas, art. 310 COT.
g) Autos acordados internos y externos.

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