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GRUPO 2
Integrantes:
Guardia Valera, José Abel
Izquierdo Torres, Jennifer Ximena
Méndez Pérez, Brenda Lizeth
Rodriguez Pesantes, Kiyomi Keña
Ramirez Agreda, Gonzalo Alexander
Sotero Gutiérrez, Andrea Gabriela
Docente:
Cesario Cabos Chávez
Curso:
Lógica y Desarrollo del Conocimiento Científico
TRUJILLO – PERÚ
2022
Introducción
En nuestra vida cotidiana hacemos uso del lenguaje para tratar de convencer a una
persona sobre algún asunto, para ello hacemos uso de los argumentos, entendidos como una
expresión oral o escrita de un razonamiento; todos los argumentos presentan premisas que
llevan a una conclusión coherente, cuando solamente son dos argumentos o dos premisas y
una conclusión se va a llamar silogismo. Los argumentos pueden ser falsos o verdaderos,
viene a ser un error, engaño o falsedad para dañar a una persona y lograr algo
(intencionalmente). Mientras que un sofisma de manera general puede ser comprendido como
un argumento falso que induce al error, pues aparenta ser verdadero pero no lo es, está
aquilatamiento del concepto de sofisma; el papel de los sofismas en la lógica formal; el papel
Desde el siglo XII con los aristotélicos, se indican dos exigencias para definir
correctamente un sofismas, estas dos exigencias son: Principium motivum sive causa movens
sive causa apparentiae (causa apparentiae) y principium defectus sive causa non existentiae
sive causa falsitatis (causa defectus). Antes de definir qué se entiende por un sofisma es
necesario explicar acerca del discurso declarativo y especialmente de la argumentación. Un
discurso viene a ser el conjunto de palabras del lenguaje común, ordenada de modo que
tengan sentido, es decir que estén acorde a la gramática del lenguaje usual. Será un discurso
declarativo, todo aquel que pueda ser calificado de verdadero o falso.
Tomando en cuenta ello, una argumentación será un discurso declarativo, donde se
cumplen dos requisitos: i) Se distingue antecedente o premisas de consecuente o conclusión y
ii) entre el antecedente y el consecuente existe una relación de buena consecuencia. Respecto
al primer requisito, se va a distinguir los discursos declarativos que tienen pretensión de ser
argumentación de aquellos que no intentan justificar una proposición a partir de otras dadas, a
través de los recursos que el lenguaje ofrece como son las locuciones “luego” ,“por
consiguiente”, “por lo tanto”, etc. En relación al segundo requisito, exige la existencia de una
relación de recta consecuencia entre antecedente y consecuente, al mencionar “buena
consecuencia” se refiere a que una argumentación al cumplir las adecuadas condiciones
lógicas no puede dar lugar a que exista un antecedente verdadero y un consecuente falso, para
evitar ello, los diversos sistemas proveen leyes con forma de implicaciones comprendidas
como conjuntos suficientes de condiciones lógicas. Sin embargo, resulta erróneo afirmar que
solamente por medio de los cálculos conocidos se puede determinar si hay o no hay recta
consecuencia, ni tampoco considerar la existencia de cálculos como exigencia para semejante
fin.
Por lo tanto, resulta coherente que para definir los sofismas deben unirse las nociones
de causa apparenti y causa defectus a las de discurso declarativo y de argumentación. De
modo general, un sofisma formal es un discurso declarativo que aparenta ser una
argumentación (por la causa apparentis) pero no lo es (por la causa defectus).
Por otro lado, la argumentación debe ser “comprendida”, es decir, que se conozcan las
partes de la argumentación que el razonar considera sustituibles (variables). Una
argumentación tiene un valor independiente de quien las hizo.
Para explicar la definición de sofismas, debe tenerse claro que esta no es simétrica a
la de razonamiento correcto, sino que es más compleja.
Cada lenguaje, para expresar las nuevas relaciones lógicas que halla en los discursos
del lenguaje común, cuenta con unos signos que le son característicos. Atendiendo a esta
observación pueden establecerse las siguientes reglas de ordenación de los lenguajes:
a) El lenguaje μ es de grado posterior al lenguaje λ si todos los discursos declarativos
que pueden simbolizarse en μ, pueden simbolizarse en λ. sin hacer uso de los signos
característicos de μ (pero no a la inversa).
b) Sea que 1) no todos los discursos declarativos que pueden simbolizarse con los
signos del lenguaje μ pueden simbolizarse por medio de los signos del lenguaje ν y viceversa.
Sea además 2) que los lenguajes μ y ν son ambos inmediatamente posteriores al lenguaje λ.
Si se dan estas dos condiciones, los lenguajes μ y ν son del mismo grado.
La lógica, como el resto de las ciencias, no ha alcanzado su perfección; caben
cálculos, hoy desconocidos, que analicen de otra manera o de forma más aquilatada las
argumentaciones y den reglas de deducción nuevas.
La advertencia sobre la imperfección de la Lógica y de los lenguajes simbólicos
conocidos nos lleva a hacer una nueva afirmación sobre las relaciones entre los discursos en
lenguaje natural y su simbolización: no hay forma de determinar cuándo, en la simbolización
de un discurso dado, hemos llegado al final de su análisis lógico. En otras palabras, por muy
precisamente que una fórmula analice un discurso, no es imposible que haya otra fórmula que
lo analice o de forma más detallada (si pertenece a un lenguaje de grado más elevado) o de
forma diferente (si la fórmula en cuestión es del mismo grado pero de otra rama)
Esto puede explicarse mejor por medio de dos proposiciones que hacen uso de dos
relaciones recíprocas. Nos referimos a las relaciones de simbolizar adecuadamente (que va de
una fórmula a un discurso) y de cumplir (que se produce desde un discurso a una fórmula).
Dichas proposiciones son las siguientes:
I. Si una fórmula de un lenguaje de grado n simboliza adecuadamente un discurso
declarativo, siempre cabe que otra fórmula de grado n + 1 (o de otra rama) lo simbolice
igualmente.
II. Dada una fórmula de un lenguaje simbólico siempre cabe que hallemos un discurso
declarativo en lenguaje común que cumpla esa y otra fórmula de un lenguaje más detallado (o
de otra rama). Las fórmulas de un lenguaje simbólico pueden ser válidas, contradictorias o
satisfacibles.
III. Si un discurso declarativo A es adecuadamente simbolizado por una fórmula φ de
un lenguaje de grado n, entonces:
a) Si dicha fórmula φ es válida, cualquier simbolización del discurso A en un lenguaje
de grado n+1(o de grado n + 1 seguido de, al menos, la(s), misma(s) letra(s) que siguen a n)
será también válida.
b) Si dicha fórmula φ es una contradicción, sucede mutatis mutandis lo mismo.
c) Si dicha fórmula es satisfacible. entonces una simbolización del discurso A en un
lenguaje de grado n + 1 (o de grado n + 1 seguido de, al menos, la(s), misma(s) letra(s) que
sigan a n) podrá ser una fórmula válida. una contradicción o una fórmula satisfacible.
Los sofismas a lo largo de la historia han brindado beneficios a la lógica. Siendo así
Rijk, en el siglo XII, afirma que se desarrolló la lógica de los términos junto a la doctrina de
las falacias, señalando así que las falacias tenían como base a la lógica de los términos.
Actualmente las paradojas son consideradas como sofismos especialmente muy
difíciles de resolver que han hecho que los lógicos aguzan su ingenio en la búsqueda de
distingos y leyes de notable importancia. En referencia a esto Bertrand Russell señala que
puede ponerse a prueba una teoría lógica en base a su capacidad para resolver paradojas.
Los lógicos en el estudio de las falacias parten del razonamiento donde la existencia
de un error es notorio porque tienen el antecedente verdadero y el consecuente falso. De esta
manera los sofismas se convierten en fuente de fórmulas no válidas que pueden ordenarse
análogamente a como se organizan las fórmulas válidas. Se concluye entonces que el estudio
de los sofismas tienen gran utilidad para el lógico, y esto implica que la lógica formal tiene la
capacidad de estudiar perfectamente a los sofismas.
Así la lógica formal considera principalmente las leyes de la recta consecuencia como
objetos no operables por el hombre, sino simplemente especulativos. Y por la misma razón,
un lógico teórico puro solo se fijará en algo que puede ser sometido a su consideración y
análisis, pero no a algo que puede ser fabricado. Massey, en relación con la lógica, menciona
que además de ser un saber teórico, es un arte o saber práctico que enseña la manera de
aplicar las leyes lógicas a las operaciones de la razón (argumentaciones).
VI. El papel de los sofismas en la dialéctica
Lamentablemente la lógica formal no es capaz de determinar la validez de todos los
discursos que puedan presentar falacias; sin embargo, existe otra arte de la lógica que, si
puede realizarlo, lo cual lo conocemos como la dialéctica.
Según Hamblin, la división en falacias formales y no formales es reciente, esto en
distinción de las causas de apariencia y no existencia. Las falacias formales se producen
cuando no hay consecuencia formal, aunque aparenta haberlo.
Según Aristóteles, las reglas de la lógica formal tienen tres usos: El demostrativo, el
dialéctico y el retórico. El silogismo demostrativo busca concluir proposiciones necesarias,
Aristóteles desarrolla el silogismo demostrativo como un proceso deductivo (premisa mayor,
menor y conclusiones) (Trujillo & Vallejo, 2007, p. 110), por tanto, puedo señalar que en
cuanto son premisas deductivas, es necesaria su conclusión. El silogismo dialéctico pretende
convencer o refutar, partiendo de proposiciones donde se admite un interlocutor, aquí
hablamos de proposiciones inductivas. El silogismo retórico busca persuadir a una audiencia,
a través de lo que esta puede admitir, considerando la característica de los oyentes; por
ejemplo: Si una persona se encuentra en un conversatorio cristiano, tratará de persuadir a los
creyentes a tomar una ideología en nombre de la religión, para manipular la voluntad de
estos.
Los sofismas no formales son aquellos que aún en condiciones formales, incumplen
con las reglas antes vistas. Si un razonamiento es incorrecto formalmente, las reglas de su uso
serán igual, pero no se puede decir a la inversa. Puesto que existirán casos en los que el
discurso donde se comete una petición de principio, son irreprochables formalmente, pero no
refutan, no persuaden ni demuestran algo, ya que esta petición no atenta contra la forma, sino
contra la dialéctica.
Es así que el autor concluye que la distinción de falacias formales y no formales
puede complementarse con el uso de las reglas previstas anteriormente, entendiendo a las
falacias formales como aquellas falacias contra los usos del silogismo. Por ende, en las
Refutaciones Sofísticas, parte del estudio de la dialéctica, se investigue no solo las falacias
contra las leyes de este arte, como la petición de principio, sino también las falacias formales,
como la falsa consecuencia.
Como se señaló al principio, la lógica formal no es capaz de determinar la invalidez
de los discursos, puesto que jamás se encontrará la forma que pretendía ser. Sin embargo, la
dialéctica si cuenta con las herramientas necesarias, ya que después de perseguir el camino
lógico del discurso, pregunta al interlocutor la forma que quiso dar, encontraremos la causa
de apariencia con la de defecto. Es así que si George, en lugar de la lógica formal, se hubiera
referido a la dialéctica tendría razón al decir que aquellos razonamientos con formas inválidas
son inválidas.
Referencias
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/13/6166/48a.pdf
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-468820070001000
05&lng=en&tlng=es.
Gambra, M. (1987). El lugar de los sofismas en la Lógica. Revista de Filosofía. (Madrid), (1),
pp. 7-26.
https://pascal-francis.inist.fr/vibad/index.php?action=getRecordDetail&idt=11826067