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de John Locke
Moris A. Polanco
Moris A. Polanco
Universidad Francisco Marroquín
mp@ufm.edu.gt
1. Introducción
nuestros días; muchos filósofos la consideran, de hecho, superada. Pero es indudable que
esta teoría ejerció una enorme influencia en la cultura europea de finales del siglo XVII y
durante todo el siglo XVIII, y preparó el terreno para la filosofía de David Hume y,
posteriormente, de Immanuel Kant. Puede afirmarse, incluso, que sin Locke no se hubiera
filosofía? Porque es la que determina qué valor tiene nuestro conocimiento; si podemos
conocer las cosas como son, o solo sus apariencias; si nuestras ideas responden a
verdaderas esencias, o son solo etiquetas con las que agrupamos experiencias similares.
Desde luego, está en juego el valor de la ciencia, pero no solo eso. También el valor de
nuestros juicios éticos. ¿Existen leyes naturales, expresión de la forma de ser de las cosas,
La teoría del conocimiento de Locke representa, como aquí se verá, el triunfo del
nominalismo sobre el realismo. Su único contendiente serio, en los siglos XVII y XVIII,
es el racionalismo cartesiano. Del racionalismo y del empirismo surgirá Kant, como bien
sabemos.
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Texto leído en las V Jornadas de Filosofía, Universidad Mesoamericana, 28 de julio de 2004.
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2. El racionalismo de Descartes y el empirismo de Locke
filosofía. Esta contraposición, sin embargo, es algo exagerada, pues Descartes tiene
elementos empiristas tanto como Locke tiene elementos racionalistas. Es cierto que
Descartes comienza su filosofía con las ideas claras y distintas, con las ideas innatas; el
natural, conocer las propiedades físicas de las cosas. El mismo Descartes fue un gran
fisiólogo, y su sueño era encontrar el lugar del cuerpo humano donde se encuentran el
De manera semejante, cuando Locke se pregunta qué es lo que hace que algo sea
relaciones. Así, por ejemplo, todos sabemos que tres es más que dos, que negro no es
naturaleza, sino por el simple análisis de nuestras ideas; son proposiciones auto evidentes.
De manera que cuando Locke piensa en lo que es certeza, está adoptando un criterio
racionalista.
¿Cuál es, entonces, la diferencia fundamental entre estas dos grandes mentes?
Podemos decir que son dos los puntos sobre los que nunca se pondrán de acuerdo los
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racionalistas y los empiristas: 1) La finalidad de la filosofía; esto es: qué buscamos al
revelar las verdaderas esencias de las cosas, para de esta forma llegar a saber qué es el
mundo realmente. Para Locke, por el contrario, esa meta es inalcanzable, y lo que la
filosofía debe proponerse es ordenar nuestra experiencia acerca del mundo. Es decir,
mismos: antes de entrar en contacto con cualquier cosa o evento externo —esto es:
previamente a la experiencia—, todos tenemos las ideas de identidad (el yo), de alma o
mente, de materia, y de Dios. Para Locke, todas nuestras ideas son adquiridas por medio
de la experiencia2.
inglés es conocer el mundo, y esto solamente lo logramos por medio de ideas adquiridas,
3. La función de la experiencia
bien, todas nuestras ideas proceden, según Locke, de dos fuentes distintas pero
2
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, en The Philosophical Works of John Locke
(Londres: George Bell and Sons, 1894), Libro II, Cap. 1, §2.
3
relacionadas: en primer lugar, la sensación3. Estas son las ideas básicas o primarias: las
que “entran” en nuestra mente a través de los sentidos. Nótese que no se habla aquí de
ningún tipo de abstracción. Las ideas se toman como equivalentes a sensaciones, sin más.
En segundo lugar, las ideas se forman en nuestra mente por medio de la reflexión,
sensaciones previas4. Para aclarar más esta diferencia, pongamos un ejemplo: yo tengo la
idea de “árbol”, la cual he adquirido por medio de la sensación; es decir, viendo árboles.
Pero de inmediato comparo en mi mente los árboles que he visto, y descubro que unos
son más altos que otros, o que unos tienen hojas y otros agujas, como los pinos, o que
unos botan las hojas y otros no, etcétera. Pues bien, esta última experiencia, de
comparación, es una idea secundaria, que no procede directamente de mis sentidos, sino
Las ideas o sensaciones simples, según, Locke, se combinan para formar ideas
complejas (que no es lo mismo que reflexiones; están son operaciones de la mente)5. Este
justamente en tiempos de Locke había sido revivido por el clérigo francés (gran opositor
de Descartes), Pierre Gassendi. Gassendi era fiel seguidor del atomismo de Demócrito y
Gassendi con gran interés, y extrapoló, si podemos decir así, las ideas de Gassendi a su
teoría del conocimiento. Así como las moléculas se forman de átomos, las ideas
3
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro II, Cap. 1, §3.
4
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro II, Cap. 1, §4.
5
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro II, Cap. 12, §§1-2.
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De una cosa está seguro Locke: que no existen ideas innatas, de manera que todo
nuestro conocimiento está limitado a nuestra experiencia del mundo6. Fijémonos bien: a
nuestra experiencia del mundo, no al mundo en sí. No podemos conocer las cosas como
son en sí, sino solamente como se dan en nuestra experiencia. No dice Locke que no
exista nada más allá de nuestra experiencia, sino solamente que no podemos conocer lo
de la materia. En contraste con Descartes, Locke no cree que podamos conocer, a priori,
cuál es su esencia, solo conocemos cómo se comportan los seres que piensan. No
movimiento, su actuación.
Si notamos bien, lo que Locke está diciendo es nada menos que la ontología, la
ciencia del ser, es una ilusión, puesto que la esencia real de las cosas está fuera del
como “lo esencial” de algo aquello que nos parece el aspecto más relevante, por ejemplo,
que la materia es extensa, o que la mente piensa. Decimos, entonces, que la materia es
extensión, o que la mente es pensamiento, etc., pero de hecho estamos tomando la esencia
Lo curioso de todo esto es que para Locke, admitir que no podemos conocer la
6
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro I, Caps. 3 y 4.
7
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro III, Cap. 6; Libro IV, Cap. 6, §12.
5
intelectual. Simplemente, tenemos que admitir nuestras limitaciones. Dios no nos hizo
capaces de conocer las esencias de las cosas, solo sus apariencias. Humildad es reconocer
nuestras limitaciones, y por esto –según Locke– estamos siendo humildes cuando
Existe bastante evidencia en los escritos de Locke para suponer que el filósofo
inglés se inclinaba a pensar que el dualismo cartesiano era correcto; que, de hecho, los
seres humanos estamos compuestos de dos sustancias radicalmente distintas entre sí: la
materia y el pensamiento. Pero también es cierto que Locke sostiene que no tenemos
cuando éste afirma que no podemos conocer el alma humana (ni siquiera saber si tenemos
un alma espiritual), Locke devuelve la acusación a sus críticos diciendo que afirmar que
en el hombre el alma es totalmente distinta del cuerpo equivale a suponer que Dios es
incapaz de crear una materia que tenga la cualidad de pensar, lo cual equivale a decir que
Dios no es omnipotente9.
De acuerdo con Locke, entonces, la respuesta que debemos dar a preguntas que
interrogan por cosas que están más allá de nuestra experiencia es, simplemente, “no lo
sé”. Locke adopta una posición que será típica del siglo XVIII: que la filosofía occidental
debe admitir ignorancia, en un grado mucho mayor de lo que hasta entonces había hecho.
comporta el mundo de los objetos físicos. Y dado que tal conocimiento no está basado en
8
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro IV, Cap. 3, § 6; Libro IV, Cap. 10, § 6.
9
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro IV, Cap. 3, § 6.
6
la lógica sino en la experiencia, siempre está abierto a la corrección, siempre puede ser
corregido por una experiencia posterior10. Piénsese, por ejemplo, en alguien que vive en
los trópicos, que oye decir que el agua puede volverse tan sólida que alguien puede
caminar sobre ella. Tal persona puede pensar que eso es imposible, porque nunca ha visto
tal cosa. Pero si alguien le muestra un trozo de hielo, o lo lleva a un país del norte en
invierno a conocer un lago congelado, esa persona debe modificar sus ideas sobre el
agua, basado en la nueva experiencia. Para Locke, todos somos, respecto a la naturaleza
última de las cosas, como esa persona del trópico que nunca ha visto el hielo. El
del siglo XVIII, provocando una gran revolución en el pensamiento y la cultura europeas.
imprime las ideas a través de las sensaciones, y en la que la mente se vuelve consciente
de sus propias operaciones y capacidades en cuanto trabaja con las sensaciones por medio
de la reflexión.
Cuarto: las proposiciones acerca del mundo, dado que están basadas en la
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desde luego, están siempre sujetas a cambio, a medida que se va adquiriendo nueva
experiencia.
La influencia de este modelo es tan fuerte, que lleva a cambiar los estándares de
proposición, cualquier tesis sobre la naturaleza del mundo, sea lo compleja y abstracta
que se quiera, puede ser descompuesta (analizada) en las ideas simples que la
constituyen, y luego en las experiencias simples que son su origen11. De esta forma,
puede ser evaluada con más facilidad, al ser puesta en relación con nuestras experiencias
oscuridad. La gente puede hacer afirmaciones, y uno tiene el derecho de preguntar: “¿y
cómo lo sabe?, ¿en qué se basa?, ¿cuál es la prueba concreta?”. En cierta forma, podemos
decir que la misión del siglo XVIII es demostrar que cualquier pretensión de
conocimiento debe pasar la prueba del análisis, hasta ser reducida a nuestras experiencias
más básicas, a aquellas experiencias que todos compartimos y que nadie puede poner en
duda.
Locke no está diciendo nada realmente nuevo. Su famosa distinción entre esencias
Pero Locke resucita estos debates, y podemos decir que toma postura a favor del
nominalismo. Locke es el gran nominalista de los siglos XVIII y XIX. Por otra parte, la
idea que Locke tiene acerca del método correcto para alcanzar el conocimiento, basado
11
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro II, Cap. XXII, § 9.
8
en la inducción, procede de Bacon, y de la visión del conocimiento y de la ciencia que
experiencias, a la manera de banderas o etiquetas que ponemos para recordarlas con más
facilidad, es una teoría del lenguaje que tiene sus raíces en la obra de Thomas Hobbes12, a
sobre todo en Francia. Es el caso, por ejemplo, de Claude Adrien Helvetius (1715-1771),
quien creía que tener una sensación era, de hecho, juzgar, dado que, según él, existe un
proceso automático que nos lleva al conocimiento del mundo a partir de nuestras
experiencias sensoriales del mundo. Pero como Rousseau, el gran crítico de Helvetius,
vio con claridad, esto distorsiona por completo el pensamiento del Locke, pues un
aspecto central de su filosofía es que la mente humana es activa; busca, compara, juzga,
gran debate sobre las implicaciones del pensamiento de Locke para el materialismo y el
Una segunda implicación de Locke, que causa gran molestia entre muchos
pensadores del siglo XVIII, es que nosotros aprendemos los conceptos de la ética también
por medio de la experiencia. Esto supone que nuestras nociones éticas son
12
Thomas Hobbes, Leviatán, Cap. IV.
13
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro I, Cap. III, § 8, nota.
9
llamamos buenas a las cosas y acciones que conducen a nuestro bienestar, y llamamos
malas a las cosas y acciones que creemos que nos causarán daño14. Este modelo parece
cercano a las ideas de Hobbes sobre la ética. Lo que separa a Locke del relativismo
hedonista de Hobbes, que ve el placer y el dolor como la fuente de lo que llamamos bien
o mal, es el papel que Locke atribuye a la Providencia. Locke cree que la naturaleza
humana es creada por Dios, y que está adaptada a sus verdaderas necesidades por el
mismo Dios. De manera que Dios, providencialmente, ha unido el bien a las causas
verdaderas del bienestar humano, a la felicidad, y ha unido el mal a las causas reales del
mal y del dolor15. Cuando estudiamos las sociedades o nuestras propias vidas,
descubrimos que las cosas que producen verdadera felicidad son cosas como la amistad,
Las implicaciones de esta idea son serias: si nuestro conocimiento de la ética está
que causa dolor y placer, y cambiamos la ética; la ética no es absoluta. Lo que creemos,
formación del carácter. Nadie es bueno o malo con independencia del ambiente en que
14
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro II, Cap. 20, §§ 1-3.
15
John Locke, An Essay Concerning Human Understanding, Libro II, Cap. 7, §§ 1-6.
10
Para concluir, diremos que Locke abre las puertas al idealismo del siglo XIX. Si
todo lo que nosotros podemos conocer son nuestras ideas del mundo, ¿cómo saber si hay
algo real allí afuera que corresponde a ellas? Todo lo que conocemos es interno. Por otra
reconoce que necesitamos pruebas empíricas para creer en la verdad del mensaje
ese mensaje solo pudo venir de Dios. Y esto hace que el problema de las bases empíricas
de la religión se vuelva un problema central en los debates filosóficos del siglo XVIII.
Valoración final
comprobado: que el valor de verdad de una proposición compleja depende del valor de
en partes, hasta llegar a las sensaciones, que es aquello de lo único que podemos tener
posteriormente desechó, como todos sabemos. Aun cuando fuera cierto que verdad y
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sensación están ligadas, ¿cómo dar el salto que nos permita afirmar que la suma de varias
cartesiano de claridad y distinción de las ideas como piedra de toque para determinar su
valor de verdad. ¿Qué tienen que ver la claridad y la distinción con la verdad?
Intuitivamente —o tal vez por los siglos de influencia racionalista— tendemos a pensar
que esos dos atributos son atributos inseparables de la verdad. Pero, ¿es que no pueden
existir misterios luminosos y verdades oscuras? Antonio Machado, el poeta del sentido
común y del misterio, escribía en una letrilla, allá por 1919: “En mi soledad / he visto
cosas muy claras / que no son verdad”. La verdad tiene mucho que ver con el lenguaje,
con la comunicación. No es, como pensaban los racionalistas y los empiristas, un asunto
privado. No existen verdades privadas, así como no existe el lenguaje privado. Por muy
claras que vea las cosas el filósofo que se aísla para pensar las cosas al lado de una estufa
en un frío invierno nórdico, si no las comunica, si no las hace públicas, serán claras para
una investigación científica no vale nada si no es expuesta a la crítica por los pares en una
pensamiento.
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Pedro Salinas, Ensayos Completos II, 169. Citado en Jaime Nubiola, El taller de la filosofía. Una
introducción a la escritura filosófica (Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1999), p. 102.
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Para hablar con franqueza, a buena parte de la filosofía realista posterior al
ganaría mucho al incorporar los hallazgos de la filosofía del lenguaje y del pragmatismo
(al menos, de cierto pragmatismo, como el de Hilary Putnam), que no niegan la verdad,
sino que solo nos hacen ver que el acceso a esa verdad es necesariamente humano.
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