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COMENTARIO Sarcófago del Pedagogo

1. Presentación

Es el sarcófago estrigilado del pedagogo procedente de la necrópolis paleocristiana de


Tarragona. Está datado en torno al siglo III. Fue realizado con mármol importado de Proconeso,
Grecia. Actualmente, se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Tarragona.

2. Metodología y bibliografía

Para su comentario nos basaremos en las pautas propuestas por María Dolores Granja quien,
básicamente, sugiere un estudio tripartito de los aspectos formales, iconográficos (funcionalidad
en los edificios) y sociológicos, correspondientes a los postulados de las tres corrientes más
clásicas de la Historia del Arte, representados, respectivamente, por Wölfflin, Panofsky y
Hauser. A ello añadiremos antecedentes e influjos de la obra comentada.

Como autores referentes básicos queremos mencionar a José María Azcárate (Historia del Arte),
sir Ernst H. Gombrich (La historia del Arte) y la gran obra de referencia que representa el
Summa Artis. De todos ellos existen multitud de ediciones. A estos se pueden añadir autores
específicos que conozcamos para el contexto artístico en el que se sitúe la obra (Arte
prehistórico, Antiguo, Medieval, Moderno o Contemporáneo).

3. Análisis de los aspectos artísticos


3.1. Aspectos formales (y técnicos)

El frontal del sarcófago se encuentra dividido en cinco paneles: dos que presentan decoración
estrigilada, ornamentación a modo de estrías o surcos verticales y ondulados. Frecuente en el
mundo funerario romano. Los cristianos lo adoptaron como símbolo de purificación y limpieza
del alma, por su parecido con el estrígil de los atletas y gladiadores, que era un instrumento
metálico en forma de “S” muy alargada con el que aquellos se restregaban el cuerpo en sus
entrenamientos y competiciones para quitarse el sudor y la suciedad de la piel; y, los otros tres
presentan temas figurados.

El panel central muestra la escena de un filósofo o poeta sentado vestido con una túnica y un
pallium (manto romano). Se encuentra leyendo ante un herma (pilar cuadrado o rectangular de
piedra, terracota o bronce. Su nombre puede derivar del dios Hermes, ya que existían muchos
dedicados en su honor, o por una derivación del griego de la palabra “bloque de piedra”.
Servían para delimitar caminos o propiedades, aunque también se le atribuye una función
apotropaica para espantar malos espíritus. Suelen ser representados con una cabeza con barba
que simboliza la fuerza, generalmente del dios Hermes, y cuya base adornaba con un falo en
erección, símbolo de la masculinidad y disposición de las armas) y dos jóvenes que le escuchan.

En los extremos se encontraría representados los difuntos. La esquina derecha, el hombre


caracterizado de filósofo. A la izquierda, por la mujer simbolizando una musa.

La parte trasera del sarcófago se encontraría sin decorar puesto que este tipo de monumentos
funerarios se hallarían en cámaras adosadas a las paredes, no se empleaban para enterrarlas bajo
la tierra.
3.2. Aspectos iconográficos (y funcionales)

El desarrollo de los sarcófagos se debe a la creencia de la vida después de la muerte,


transmitiendo un mensaje de fe en la salvación eterna, mensaje de esperanza, de oración,
devoción y sometimiento a los dictados de Dios. También era frecuente buscar la intercesión
con la talla de personajes milagrosos. En este caso, al encontrar tallado el herma podemos
observar claramente la influencia romana de la Antigüedad clásica en los primeros momentos
del cristianismo primitivo.

Los lugares predilectos para albergar sarcófagos eran los martyrium (edificación religiosa que
servía para dar testimonio de la fe cristiana mediante la narración de un acontecimiento de la
vida de Cristo o recoger el sepulcro de un mártir), las criptas y las catacumbas (lugares de
enterramiento con finalidad exclusivamente funeraria, descartando la hipótesis tradicional como
lugar de culto. Podían presentar ricas decoraciones a base de mosaicos y murales).

3.3. Aspectos sociológicos

Los inicios del cristianismo están caracterizados por ser épocas de gran convulsión social y la
celebración de varios hitos importantes. El fin de la persecución de este culto vendrá con la
firma de Edicto de Tolerancia (311) por el emperador Galerio, siendo refrendado por
Constantino (Edicto de Milán, 313) con la institución de la libertad religiosa en el Imperio. El
último paso será el dado por Teodosio con la implantación del cristianismo como religión
oficial del estado a través del Edicto de Tesalónica (380).

En el ámbito artístico, la etapa paleocristiana sufre una transformación desde la adaptación del
estilo etrusco y romano de acuerdo con sus propias necesidades, en los primeros momentos,
hasta la búsqueda de su identidad y el desarrollo de sus propias formas. (periodo***).

4. Antecedentes e influjos

El arte paleocristiano, como no podía ser de otra forma, es heredero directo del romano tardío.
Esta última fase del arte romano reemplazo sin paliativos a la época helenística debido al triunfo
de un gusto más popular y provinciano, caracterizado por el ascenso al poder de generales y
césares que vinieron a sustituir a un estamento aristocrático más ilustrado. De este modo, se
pueden percibir dos tendencias en esta etapa: un estilo helenizante idealista que intenta seguir
perdurando, frente a un estilo ligado a las clases medias más naturalista. El cambio fundamental
viene dado por la representación de la imagen, imponiéndose las características ilustrativas,
épico-ilusionistas, dramáticas, dotadas de un movimiento “cinematográfico”. Este cambio será
definido por Franz Wickhoff como un movimiento continuo, donde la imagen de la figura
principal puede aparecer representada en las sucesivas escenas.

El arte paleocristiano primó esa representación de las ideas sobre las formas, distorsionando las
proporciones naturales y la acomodación de estas según la importancia espiritual de los objetos
representados, lo que se conoce como perspectiva invertida. Este periodo de representaciones
solemnes, frontales, esquemáticas, utilizará la obra de arte no con un sentido estético como en la
Antigüedad clásica, sino como un sentido extraestético que pretender expandir un ideario
religioso.
Posteriormente, la cultura bizantina sigue expandiendo el pensamiento cristiano con una óptica
propia aunque compartiendo sus principales premisas: tendencia hacia la espiritualización y la
abstracción, impulso hacia la frontalidad, la solemnidad y la jerarquía… Es decir, la misma
voluntad anticlásica orientada hacia lo espiritual en lugar de hacia lo sensible.

5. Conclusión

Cerrar con algún elemento original y cita. Truco: memorizar citas respecto a varios estilos
artísticos y que podremos utilizar en multitud de contextos.

Trepano: forma de hacer agujeros por los artistas. Como los del pelo.***

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