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SINTESIS. Tribunal absuelve del delito de cohecho por que la actividad desplegada por el
acusado no puede catalogarse como constitutiva de un ilícito. Señala el tribunal que “un
ofrecimiento de dinero por parte del acusado a agentes públicos para obtener su libertad a
partir de una detención realizada por estos bajo parámetros absolutamente ilegales, no
sólo atendida la inexistencia de reales indicios en el previo control de identidad que
permitieran su realización y posterior registro y tratamiento como imputado sino que,
además, por no estar dichos funcionarios facultados para la realización de tal actividad
por el hecho de haber sido sorprendido en la comisión de un ilícito de acción penal pública
previa instancia particular sin haberse iniciado este por alguna denuncia efectuada por
alguna de las personas establecidas en el artículo 108 del Código Procesal Penal a la
justicia, al ente persecutor o a la policía es , a toda luces, absolutamente excluyente de
tipicidad y, por ende, debe dictarse en la especie sentencia absolutoria respecto del
imputado”. Se agrega sentencia de segunda instancia sobre recurso de nulidad
interpuesto en contra de esta resolución (Considerando: 7º, 8º, 9º).
TEXTO COMPLETO
Con fecha diecisiete de febrero del presente año, ante el Tercer Tribunal del Juicio Oral
en lo Penal de esta cuidad, integrado por los jueces don Jaime Fuica Martínez, Juez
Titular del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de San Felipe, don Danilo Báez Reyes, Juez
Titular del 5° Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago, y por don Tomás Gray
Gariazzo, Juez Titular del 1° Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago, todos
subrogando legalmente, se llevó a efecto audiencia de juicio oral en los autos RIT. N° 17-
2006, seguida en contra de J.F.B.A., cédula de identidad N° 15.451.6XX-X, Chileno,
comerciante ambulante, de 24 años de edad, natural de Santiago, soltero, domiciliado en
Pasaje 2 Norte N° 06XX, de la comuna de La Granja, Santiago.
La acción penal fue sostenida por el Ministerio Público representado, en esta oportunidad,
por el Fiscal Adjunto señor Nelson González Valenzuela, domiciliado en Avenida
Apoquindo N° 4.775, Nivel Zócalo, comuna de Las Condes, de esta ciudad.
La defensa del acusado estuvo a cargo de doña Catherine Lathrop y don Mario Vargas
Cociña, Defensores Penales Públicos, ambos domiciliados en calle Agustinas N° 785, 7°
piso, de la comuna de Santiago.
Considerando:
Primero: Acusación. La imputación efectuada por el ente persecutor en contra del
acusado, según el correspondiente auto de apertura del juicio oral, es del siguiente tenor:
“El día 13 de octubre de 2005, alrededor de las 20:45 horas, en una plazoleta ubicada en
un costado poniente de Avenida Américo Vespucio Norte, Las Condes, el acusado
J.F.B.A., ofreció a funcionarios de la Policía de Investigaciones sucesivamente las sumas
de $20.000 primeramente y luego $100.000, a cambio de evitar su detención y la
incautación de las especies que portaba”.
En su alegato de apertura sostuvo que los hechos tienen su origen el día 13 de octubre
último en circunstancias que funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile se
acercan al sorprender al imputado en actitudes delictivas; que, por ello, le realizan un
control de identidad y en su mochila le descubren una serie de especies entre ellas lentes
y otros objetos falsificados iniciándose así el procedimiento de investigación; el imputado,
al percatarse que se va a proceder a su detención, les ofrece a dichos funcionarios
públicos dinero para obtener su libertad en dos oportunidades –primero la suma de
$20.000 -. Los detectives, por ese hecho, proceden a informar al imputado que está
detenido por delito de cohecho; en el Carro Policial nuevamente ofrece más dinero – la
suma de $100.000 - produciéndose la misma la reacción por parte de los funcionarios
policiales. Concluye asegurando que, en la audiencia de juicio oral, estos hechos se
acreditarán por los medios de prueba que presentará. Los hechos, específicamente, se
refieren a que el imputado ofreció dineros a funcionarios públicos para que estos, en el
ejercicio de sus funciones, no realizaran actividades propias de su cargo como lo es, la
detención del imputado ante la comisión de un ilícito.
Cuarto: Convenciones Probatorias. Según consta del auto de apertura de juicio oral, se
verificó la siguiente convención probatoria por los intervinientes, de conformidad a lo
dispuesto en el artículo 275 del Código Procesal Penal: Que el extracto de filiación del
imputado no registra anotaciones penales anteriores a esta causa.
Quinto: Prueba de cargo. Para dar por probada la proposición fáctica materia del auto
de cargo, ya señalada en el primer considerando de la presente resolución, el Ministerio
Público presentó como pruebas, en primer lugar, el testimonio de don Percy Alejandro
Carlos Jones Bunster, Subcomisario de la Policía de Investigaciones de Chile quien, en el
examen de la Fiscalía sostiene que hace veintiún años se desempeña en la institución en
distintos cargos y ciudades del país, trabajando actualmente en la Brigada de
Investigación Criminal de la comuna de La Reina realizando labores de investigación de
decretos judiciales emanados de la Fiscalía, servicio preventivo e investigación de delitos
comunes; que el día 13 de octubre de 2005 recuerda participar en un procedimiento en
que se encontraba con el Subinspector Carlos Fuentes realizando labores de
investigación de decretos judiciales en comuna de Las Condes; que aproximadamente a
las 20:30 en una plaza de calles Américo Vespucio con Apoquindo vieron a un sujeto
joven el que, a simple vista, les pareció que estaba fumando un pito; que estaban a unos
20 o 30 metros aproximadamente del sujeto; que les pareció lo anterior por su actitud, y la
experiencia que el tiene en procedimientos ya que el sujeto estaba al medio de la
plazoleta y en un lugar oscuro; que al ver esto procedieron a efectuarle un control de
identidad porque portaba unos bolsos y pensaron que tenía mas droga o efectos de
delitos dentro de ellos; que posteriormente no pudieron corroborar que era un pito de
marihuana o un cigarro porque el sujeto lo arrojó al suelo y lo pisó, sin poder determinarlo;
que esta persona los vio bajarse del carro policial, se acercaron a él, se identificaron como
funcionarios policiales y le solicitaron su cedula de identidad preguntándole que hacía en
ese lugar; que el sujeto les dijo que vendía mercaderías entre los transeúntes del lugar, y
que al pedirle su identificación el sujeto señala su nombre y exhibe su cédula de
identidad; que no recuerda con exactitud cuantos bolsos tenía; que una vez identificado
procedieron al registro de las vestimentas y bolsos del sujeto dándose cuenta que este
portaban gran calidad de lentes y relojes de marcas prestigiosas pero, evidentemente,
falsificados, corroborando esto porque el mismo les dijo que eran mercaderías falsas; que
le informaron que su actuar constituía una infracción a la Ley de Propiedad Industrial y
que iba a ser trasladado a la unidad policial de la comuna de Las Condes; que en esos
momentos el sujeto les pide que no lo detengan porque tenía que subsistir y porque de
ese modo se ganaba la vida; que en los momentos en que le informan que iba a ser
trasladado a la unidad el sujeto les pregunta como se podía solucionar el problema y les
exhibe un billete de $20.000 que saca de su billetera; que en ese momento le hicieron ver
que estaba cometiendo un soborno y que sería trasladado a la unidad respectiva; que el
actuar preciso del sujeto fue sacar un billete de su billetera, mostrarlo y preguntar “¿como
podemos arreglar esto?”; que una vez que lo suben al carro policial, en el trayecto, vuelve
a hacer un ofrecimiento, preguntándoles que si por $100.000 lo pueden dejar en libertad;
le dijeron que no y posterior al traslado en la unidad dejan constancia del hecho; que
reconoce al imputado como la persona que detuvieron en una plaza y les ofreció dinero
en dos oportunidades.
El testigo señalado en el contra examen sostiene que trabaja hace veintiún años en la
Policía de Investigaciones por lo que conoce plenamente sus deberes y funciones; que
ese día venía en un auto policial, un vehículo marca Nissan modelo Sentra sin el logo de
la institución, y a mas o menos treinta metros ve a un sujeto; que se detuvo porque le dio
la impresión que estaba fumando, que tenía un indicio de que estaba cometiendo un delito
que era el consumo de droga y la probabilidad que en los bolsos hubiere droga; que
cuando llegó al lugar no tenía droga y ahí procede a realizarle un control de identidad; que
la persona se identifica, le da el nombre y exhibe su cédula; que en esa conversación les
ofreció dinero, que ese dinero no se guardó ni se fijó; que le hizo su propia declaración de
los hechos ante el otro funcionario que estaba con el y el otro funcionario declaró ante él;
que el imputado al verlo tenía una actitud rara; que lo vieron fumar lo que bajo su
apreciaron era un pito de marihuana; que tira un cigarrillo al piso y lo aplasta cuando los
ve bajarse del vehículo; que también podría haber sido un cigarrillo de tabaco el que
estaba fumando; que buscaron en la plaza pero no encontraron nada; que después de
decirle el nombre y mostrarle el la cédula de identidad lo registran y preguntan que hacía
ahí y que había en el bolso y le preguntan si es falsa o verdadera la mercadería que
llevaba; que en ese momento no le había leído los derechos; que cuando lo interroga
sospechaba que el bolso podía tener droga; que generalmente cuando efectúan control
de identidad es porque piensan que alguien se apresta para cometer un delito por lo que
la sola exhibición de su cédula no significa que la persona no pueda cometer un delito;
que el artículo 85 no lo faculta para interrogar a las personas, pero que no era un
interrogatorio propiamente tal.
Asimismo, el Ministerio Público condujo a estrados, como prueba de cargo, al testigo
Carlos Fuentes Obreque, Subinspector de la Policía de Investigaciones de Chile, quien
en el examen sostiene que es Investigador Policial, Subinspector y se desempeña hace
aproximadamente siete años en la institución, todos ellos en la Brigada de la comuna de
La Reina; que le corresponde realizar labor en investigación de delitos contra la propiedad
y delitos sexuales; que ese día iba como tripulante en un carro policial con el
Subcomisario Percy Jones realizando un servicio de antidelincuencia en conjunto con
otros carros; que se trasladan hasta cercanías del metro Escuela Militar por calle Américo
Vespucio con Apoquindo; que él iba en la parte trasera del vehículo; que cuando el
automóvil iba en marcha sintieron un olor y vieron, a lo lejos, a un sujeto; que se bajaron
con el Subcomisario y lo vieron fumando y cuando llegaron no pudieron pillarlo con lo
que estaba fumando; que el se fijó en un olor a marihuana y cuando sintió el olor se bajó y
se acercó; que el sujeto reconoció que estaba fumando un pito y lo pisó , procediendo al
control de identidad porque portaba una mochila en la que llevaba varios lentes y relojes
los que dijo que comercializaba a la gente que transitaba; que en ese momento, como
estaban frente a un delito de propiedad industrial, el imputado dice “¿como podríamos
arreglar esto?” , saca una billetera y un billete de $20.000 y ellos molestos por la situación
porque había gente alrededor, le dijeron que lo iban a llevar detenidos por tratar de
sobornarlos; que se trasladó al vehículo y en ese momento les dijo que tenía mas plata,
$100.000 que había recaudado y se los ofreció a cambio de su libertad; que el sujeto les
decía que no podían detenerlo, que tenia una hija; que el le dijo que se quedara callado y
lo llevaron a la Bicrim Las Condes; que se le dio cuenta al cabo de guardia y al Fiscal y
este último procedió a leer acta de derechos del detenido quedando el sujeto a
disposición de la guardia; que procedió a confeccionar un acta de especies en la que se
señalaban detalladamente todos lentes no originales y estuches en bolsas de relojes de
diversas marcas, no originales acta que el detenido firmó; que el imputado primero ofreció
la suma de $20.000 sacando de la billetera un billete y preguntando que cómo podía
arreglar esto y, en la segunda ocasión, estaban en el vehículo sentados y saca un fardo
de billetes de $10.000 pesos y en ese momento se los ofrece; que efectúan el control de
identidad porque sintieron olor y lo vieron fumando; que no vieron papelillo porque lo hizo
desaparecer y el imputado reconoció que se estaba fumando un pito antes de irse a la
casa; que reconoce al imputado como quien detuvo ese día y les ofreció dinero por su
libertad.
En el contra examen sostiene que todo el procedimiento se produce porque el siente un
olor a marihuana, que el iba a unos diez metros porque iban doblando en el vehículo y el
sujeto se encontraba en una plazoleta a esa distancia; que el vehículo venía con las
ventanas abiertas y por eso se detienen; que una vez caminando seguía el olor en el
lugar; que llegan donde el imputado el que hace desaparecer el cigarrillo; que su
compañero iba con el; que no encuentran nada en el lugar pero por su experiencia y buen
olfato distingue olores; que se acercan a el y le efectúan el control de identidad y no
recuerda si el sujeto mostró su cédula de identidad; que portaba una mochila y ellos
sospecharon que la mochila tenía droga, que cuando la revisan no encuentran droga y si
encuentran lentes y relojes; que revisaron las marcas de los lentes y se dieron cuenta que
eran falsos; que lo detienen por infracción a la Ley de Propiedad Industrial; que en ese
momento el imputado, para impedir la detención, saca la billetera y ocurre lo que ya
relató; que el no hizo el acta del dinero, sólo hizo acta de especies; que los $100.000
fueron entregados a la cónyuge del imputado y que realizaron todo ese procedimiento en
el cuartel de la comuna de Las Condes.
Señala, asimismo, que maneja los procedimientos y sabe cuando puede detener a alguien
y cuando no se encuentra facultado.
Interrogado por uno de los Magistrados señala que el no recuerda si el imputado mostró
su cédula de identidad; que a él, por lo menos, no se la mostró, que estaba revisando
alrededor buscando la marihuana pero recuerda que primero fue individualizado por sus
antecedentes, llamaron a la central corroborando su identidad.
Finalmente, ante una pregunta de carácter aclaratorio de uno de estos sentenciadores,
señala que no había gente alrededor sino transitando y que el lugar de los hechos era,
precisamente, una plazoleta.
Por otro lado, la Fiscalía presentó como prueba en juicio oral la declaración del testigo
Moisés Martín Garrido, Auxiliar de la Policía de Investigaciones de Chile, quien examinado
por el señor Fiscal Adjunto sostuvo que trabaja como auxiliar de Investigaciones y
ayudante encargado de guardia en la unidad Bicrim de la comuna de Las Condes desde
hace 12 años; que realiza labores de seguridad, atención de público e ingreso y control de
detenidos; que recibe a los detenidos que traen los funcionarios aprehensores y
confecciona un recibo de dineros y especies; que el día 13 de octubre pasado,
aproximadamente a las 18:00, recibió aproximadamente a doce detenidos en esa
oportunidad, entre ellos, al imputado J.F.B.A. por el delito de cohecho; que le confeccionó
un recibo de dinero y especies y no recuerda la cantidad de dinero pero era bastante, y
otras especies como relojes; que estas especies fueron entregadas a su pareja que
recibió conforme las especies y dinero; que esto se materializa a través de un documento
que el lo confeccionó.
Sexto: Hechos acreditados en juicio. Este Tribunal del Juicio Oral en lo Penal,
apreciando en forma libre los elementos de prueba rendidos durante la audiencia, de
conformidad con lo estatuido en el artículo 297 del Código Procesal Penal, ha adquirido la
convicción que se encuentra acreditado que el día 13 de octubre de 2005, alrededor de
las 20:45 horas, en una plazoleta ubicada en un costado poniente de Avenida Américo
Vespucio Norte, de la comuna de Las Condes, el acusado J.F.B.A. con posterioridad a la
realización de un control de identidad por parte de funcionarios de la Policía de
Investigaciones y, ante su inminente detención por contravención a la Ley de Propiedad
Industrial, ofreció a dichos funcionarios, en forma sucesiva, las sumas de $20.000
primeramente y luego $100.000, a cambio de evitar su detención y la incautación de las
especies que portaba.
En lo que dice relación con el primer punto en cuestión, y de vital trascendencia para
pretender realizar una eventual valoración legítima – y, por lo demás, eficaz- de los
elementos probatorios rendidos en estrados, cabe señalar que la institución del control de
identidad fue incorporada en nuestro ordenamiento procesal penal – a la luz de nuestro
código de enjuiciamiento – como una norma de prevención policial utilizable por los
funcionarios auxiliares del Ministerio Público en las tareas de investigación - Policía de
Investigaciones y Carabineros de Chile según estatuye el artículo 79 del texto legal en
comento - con el fin de poder establecer, en forma fehaciente, la identidad de una persona
sólo en casos especiales. En efecto, dicho control constituye una forma de restricción a la
libertad individual, por antonomasia, en cuya virtud se faculta a los organismos ya
señalados para solicitar la identificación de cualquier persona en casos fundados, como
son, la existencia de un indicio de que se hubiere cometido o intentado cometer un
crimen, simple delito o falta o que se dispusiere a cometerlo o bien de que pudiere
suministrar informaciones útiles para la indagación de los mismos.
Pues bien, del examen de los elementos probatorios rendidos por el ente persecutor – los
que, en relación a este punto se refieren únicamente a las declaraciones de los testigos
Jones Bunster y Fuentes Obreque – a juicio de estos sentenciadores no se desprende de
manera alguna la existencia de indicios que permitieren justificar y, en definitiva, legitimar
el actuar de estos funcionarios en el procedimiento que culminó con la detención del
imputado. En efecto, el único antecedente cierto que podría llegar a constituir un hecho
específico que permitiera sostener un eventual indicio dice relación con la apreciación del
último de los testigos mencionados que sostiene que encontrándose como acompañante
en la parte trasera del carro policial en movimiento, a una distancia de diez metros
aproximadamente sintió un olor a marihuana, el que lo conoce por su experiencia,
oportunidad en que visualiza a un sujeto – a quien posteriormente identifica con el
imputado- fumando al medio de una plaza y, al bajarse de dicho vehículo con su
compañero, el sujeto hace desaparecer dicho cigarrillo por lo que le efectúan el control de
identidad. Sin embargo, dicha declaración no es, en su aspecto que más interesa para el
caso concreto, concordante con la declaración del primer testigo Jones Bunster – también
presentado por el ente persecutor- quien durante toda su declaración nunca hace
mención alguna a la existencia de un olor a marihuana sino que, al contrario, se limita a
sostener que la realización del control de identidad se debió a que, por su experiencia,
creyó que el imputado al estar en una plazoleta oscura estaba consumiendo droga en
atención a que lo vio fumando, pero que perfectamente puede haberse tratado de tabaco.
Asimismo, dichas declaraciones tampoco resultan concordantes en relación a la distancia
que separaban al carro policial del imputado - treinta metros y diez metros
aproximadamente- cuando el segundo de los testigos supuestamente siente un olor raro
(sic), circunstancia que hace que la declaración de este último deponente pierda
credibilidad en dicho sentido llevando a este tribunal a concluir que, con el mérito de la
prueba rendida, no es posible determinar, siquiera la existencia de un atisbo de sospecha
justificante para que los funcionarios policiales hayan procedido al control de identidad del
acusado.
Octavo: Continuación del análisis de la teoría del caso de la defensa Los delitos de
acción penal pública previa instancia particular. Sin perjuicio de lo concluido en el
acápite precedente, estos sentenciadores estiman necesario pronunciarse respecto de
ciertos antecedentes que dieron lugar a la detención del imputado así como también a
ciertas cuestiones propias del tipo penal materia de la acusación.
Ahora bien, los ilícitos previstos y sancionados en la Ley Nº 19.039 que establece normas
aplicables a los privilegios industriales y protección de los derechos de propiedad
industrial, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 54 letra E del Código Procesal
Penal, forman parte del grupo que nuestro legislador denomina como delitos de acción
penal pública previa instancia particular que se caracterizan porque, para iniciar su
persecución requieren, a lo menos, que el ofendido por el delito – entendiendo por tal
aquellas personas que establece el artículo 108 del Código Procesal Penal, en dicho
orden de prelación – hubiere denunciado el hecho a la justicia, al Ministerio Público o a la
Policía. La disposición señalada establece como requisito de inicio de investigación para
estos ilícitos la formulación de una denuncia – de cualquiera de las formas que el articulo
174 del mismo cuerpo legal establece – para la realización de cualquier actividad
investigativa y, con mayor razón, de un actuar vulneratorio de una garantía constitucional
como lo es, la detención de un imputado.
En la especie, la prueba rendida por parte del Ministerio Público en la audiencia de juicio
no acreditó, de manera alguna, la existencia de algún tipo de denuncia previa ante un
Tribunal de la República, el Ministerio Público o la Policía por parte de aquellas personas
contempladas en el artículo 108 del Código Procesal Penal, requisito esencial para
proceder a la detención de una persona que es sindicada como autor de algún ilícito
contemplado en la ley de Propiedad Industrial.
Al efecto, existen una serie de disposiciones que permiten concluir que la Policía de
Investigaciones de Chile no se encuentra facultada para proceder a la detención de una
persona ante la comisión de un delito flagrante de acción penal pública previa instancia
particular. A saber:
II.- Que atendida la sentencia absolutoria dictada, se deja sin efecto cualquier tipo de
medida cautelar personal decretada en contra de J.F.B.A.. Al efecto, tómese nota de
dicho alzamiento en todo índice o registro público y policial en que figuraren de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 347 del Código Procesal Penal en la oportunidad
que corresponda.
III.- Que en atención a lo razonado en la motivación undécima de la presente resolución,
se condena en costas al Ministerio Público.
IV.- Devuélvase a los intervinientes, en su oportunidad, cada una de las pruebas y
elementos incorporados al juicio.
VI.- Ejecutoriado que sea el presente fallo, ofíciese al 4° Juzgado de Garantía de
Santiago, remitiéndose copia íntegra y autorizada de la misma y su certificado de
ejecutoria,
Regístrese y comuníquese.
Pronunciada por el Tercer Tribunal del Juicio Oral en lo Penal de la ciudad de Santiago,
integrada por los Magistrados don Jaime Fuica Martínez quien presidió, don Danilo Báez
Reyes y don Tomás Gray Gariazzo, todos subrogando legalmente.
CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO. 10 DE ABRIL DE 2006, ROL 409-2008
1º Que la primera causal de invalidación invocada es la que contempla el artículo 374 letra
e), en relación con el artículo 342 letra c) y 297 del Código Procesal Penal, fundada en
que la sentencia habría omitido la exposición clara, lógica y completa de cada uno de los
hechos y circunstancias que se dieron por probados, fueren ellos favorables o
desfavorables al acusado, y la valoración de los medios de prueba que fundamentaren
dichas conclusiones. Expresa el recurrente que el considerando sexto del fallo da por
establecidos hechos que encuadrarían dentro de la figura de cohecho objeto de la
acusación, y luego de referirse a la apreciación libre de los elementos de prueba ofrecidos
durante la audiencia, el Tribunal expresa que ha adquirido convicción acerca de la forma
en que ocurrieron los hechos, lo que supone que la prueba ha sido objeto de una
valoración. Sin embargo, agrega, esta conclusión resulta inconciliable con lo manifestado
en el considerando séptimo, que expresa que al desestimar la prueba rendida,
absteniéndose de valorarla se absolverá al acusado de los cargos que se formulan en su
contra. De lo expuesto concluye que ambos razonamientos contradictorios son imposibles
de sostener, por lo que se anulan recíprocamente, quedando la sentencia sin la adecuada
fundamentación.
2º.-Que la segunda causal invocada es la prevista en la letra b) del artículo 373 del mismo
cuerpo legal, el cual hace procedente la declaración de nulidad, tanto de la sentencia
definitiva como del juicio oral mismo cuando en el pronunciamiento de la sentencia, se
hubiere hecho errónea aplicación del derecho que hubiere influído sustancialmente en lo
dispositivo del fallo. Este segundo motivo de nulidad se basa en la infracción a las normas
contempladas en los artículos 85 y 166 inciso 3º del Código Procesal Penal, 248 bis y 250
del Código Penal. Respecto de la primera norma citada se argumenta que el concepto de
indicio ha sido mal interpretado por el tribunal al exigir que sea contundente y concordante
con los otros antecedentes, en circunstancias que la correcta aplicación de la norma
demanda situar el indicio en el terreno de la mera sospecha o especulación, ya que al
adoptar una interpretación tan restrictiva la norma se hace inútil y se aparta de la ratio
leyis de la misma. En relación al artículo 248 bis del Código Penal, expresa el recurrente
que siendo elemento del tipo que el agente ejecute un acto debido, propio de su cargo,
yerran los sentenciadores al exigir un estricto apego a la realidad formal, confundiendo así
el acto propio del cargo que ha sido mal realizado con el acto que no es en absoluto
propio del cargo. En el primer caso, el funcionario actuaría dentro de sus atribuciones
pero equivocadamente y en el segundo, lo haría excediendo dichas funciones o
realizando actos respecto de los cuales no posee facultad alguna. La infracción al artículo
166, inciso 3º del Código Procesal Penal se hace consistir en que el fallo discurre sobre la
inexistencia de la facultad policial para detener cuando se trata de un delito contemplado
en la ley 19.039, sin considerar en su interpretación del artículo 54 lo dispuesto en el
artículo 166, ambos del Código Procesal Penal, que exceptúa los actos urgentes de
investigación o los absolutamente necesarios para impedir o interrumpir la comisión del
delito.
3º.- Que respecto de la primera causal, es efectivo que el considerando sexto determina
los hechos que estima acreditados con los elementos de prueba rendidos durante la
audiencia y, asimismo, que la parte final del párrafo 14 del considerando séptimo señala
que el actuar del imputado no cumple con los estándares de punibilidad propios de una
conducta que se pretende sea susceptible de sanción penal, por lo que estos
sentenciadores, al desestimar la prueba rendida absteniéndose de valorarla, absolverán al
acusado de los cargos que se formulan. No obstante, no existe en rigor contradicción,
pues es claro que el considerando séptimo lo que pretende poner de manifiesto es que los
funcionarios cuyos testimonios obran como prueba intervinieron de un modo irregular,
infringiendo derechos constitucionalmente reconocidos, de modo que aunque establecen
los hechos consignados en el considerando sexto -también corroborados, en cuanto tales,
en el motivo noveno- no permiten considerar que la conducta ejecutada por el acusado
pudiera configurar el delito de cohecho, porque como se explica latamente en la sentencia
los hechos a cargo de los funcionarios aprehensores, llevan a concluir que el ofrecimiento
de dinero para evitar una detención que no estaba dentro de sus facultades practicar, no
resultaba por ello punible. De esta suerte, la antinómia que denuncia el Ministerio Público
no pasa de tener, en el contexto de lo expresado, más que una connotación de naturaleza
semántica, por lo que la sentencia no carece de las consideraciones relativas a la
apreciación de la prueba como se sostiene en el recurso.
5º.- Que en todo caso, en relación con la segunda causal procede desestimarla por lo
siguiente: Respecto al artículo 250 del Código Penal, la norma exige que el ofrecimiento
del beneficio económico debe serlo para que el funcionario realice o incurra en las
omisiones señaladas en los artículos 248, 248 bis y 249. El caso al que se remite la
acusación -248 bis- requiere que la omisión se refiera a un acto debido propio de su
cargo. No puede ser debido, sin embargo, aquel acto para el que no se está facultado. En
el caso que nos ocupa, la notificación de que se iba a detener al imputado, es en razón de
un delito de la Ley de Propiedad Industrial, para la cual el artículo 54 letra e) del Código
Procesal Penal, establece no puede procederse de oficio, sin que, a lo menos, el ofendido
hubiere denunciado el hecho. Por tanto, sin esta denuncia no era dable tal actuación y
conforme, también con lo prevenido en el artículo 129, ni aún en caso de flagrancia
procede la detención. Por último, esta Corte estima que n o se han infringido por la
sentencia los artículos 85 y 166, del Código Procesal Penal. El 166 que expresa que no
podrá procederse en los delitos de acción pública previa instancia particular, sin que, a lo
menos, se hubiere denunciado el hecho con arreglo al artículo 54, porque si bien dice
salvo para realizar los actos urgentes de investigación o los absolutamente necesarios
para impedir o interrumpir la comisión del delito, esto debe relacionarse con el ya
mencionado artículo 129, en la medida que tratándose del acto de la detención ésta es la
norma específica y en ella se expresa que únicamente procede en este tipo de delitos, si
fueren los delitos sexuales contemplados en los artículos 361 a 366 del Código Penal. Y
no es el caso ni de la denuncia previa ni de los delitos que excepcionalmente admiten la
detención en estos casos. En cuanto al artículo 85 del Código Procesal Penal cabe
desestimar la infracción. Ello, porque la apreciación que hace el funcionario, en orden a
existir indicio de que la persona sujeta a control de identidad hubiere cometido o intentado
cometer un crimen o simple delito, de que se dispusiere a cometerlo, o de que pudiere
suministrar informaciones útiles para su indagación, debe ser evaluada por el juez en su
caso. Y esa evaluación se enmarca en la apreciación de la prueba, por lo que su
impugnación debe hacerse al amparo de la causal de motivo absoluto de nulidad,
correspondiente. Por estas consideraciones y visto lo dispuesto en los artículos 352, 372,
376, 378 y 384 del Código Procesal Penal, se rechaza el recurso de nulidad interpuesto
por el Ministerio Público en contra de la sentencia del Tercer Tribunal del Juicio Oral en lo
Penal de Santiago de veintidós de febrero del dos mil seis, dictada en los antecedentes
RIT 17-2006 y se declara que la expresada sentencia y el juicio en que incide no son
nulos. Redacción de doña María Eugenia Campo Alcayaga, Ministro Suplente. Regístrese
y devuélvase Ruc 0500505259-0 Rit 17/ 2006 Rol Corte 409-2006 Resolución incluida en
el Estado Diario de hoy.