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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1455/2013

Sucre, 19 de agosto de 2013

SALA TERCERA
Magistrada Relatora: Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños
Acción de amparo constitucional

Expediente: 03618-2013-08-AAC
Departamento: La Paz

En revisión Resolución 16/2013 de 9 de mayo, cursante de fs. 187 a 189 vta., pronunciada dentro de
la acción de amparo constitucional interpuesta por Jaime Germán Zuleta Iturri, Presidente del
Colegio de Ingenieros Civiles (CIC) departamental La Paz, contra Verónica Victoria Vizcarra Angulo,
Fiscal de Materia; y Fausto Patón, investigador de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Memorial presentado el 22 de abril de 2013, cursante de fs. 115 a 122, aclarado por escrito de 2 de
mayo del año mencionado, corriente de fs. 126 a 129 vta., el representante expresa los siguientes
fundamentos de hecho y de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Informa que es representante del CIC departamental de La Paz, entidad a cuyo nombre el 23 de
enero de 2009, suscribió un contrato de anticresis entregando el monto de $us27729 81.-
(veintisiete mil setecientos veintinueve 81/100 dólares estadounidenses), para ocupar las oficinas
901, 902, 903, y 904 del edificio “El Cóndor” de La Paz, ambientes que pertenecen a la Sociedad de
Ingenieros de Bolivia (SIB) departamental La Paz, elevándolo a documento público 348/2009 de 23
de abril, ante el Notario de Fe Publica Porfirio Cusi Cosme La Paz, por lo que ocupan esos ambientes.

Al concluir el plazo del contrato, mediante carta notariada solicitaron a la SIBLP la devolución del
dinero entregado en calidad de anticresis para proceder a la entrega de las oficinas, pero no recibió
respuesta alguna; y más bien el 17 de marzo de 2011, el representante de la SIB La Paz, inició una
demanda de acción reivindicatoria contra su persona, por usurpación de los referidos ambientes
conforme a las normas del art. 1453 del Código Civil (CC), misma que se desarrolla en el Juzgado
Quinto de Partido en lo Civil y Comercial.

Luego, el 19 de octubre de 2012, fue aprehendido violentamente por funcionarios policiales,


asumiendo conocimiento recién de la existencia de una denuncia penal en su contra por la presunta
comisión de los delitos de estafa y estelionato, mismo que tiene identidad de personas, causa y
objeto con el proceso civil, por lo que se vulnera el principio del non bis in ídem; expone que ante la
existencia del proceso civil, interpuso excepciones de incompetencia y prejudicialidad ante el Juez
Primero de Instrucción Penal, las que no fueron resueltas hasta la fecha; pero, que supone la
inexistencia de control jurisdiccional en ese caso, siendo que las excepciones planteadas implican
que no reconoció ni convalido la actuación jurisdiccional.

Relata que el 2 de abril de 2013, fue notificado con un acto de inspección ocular dispuesto por la
Fiscal de Materia demandada que debía realizarse al día siguiente; luego, el 3 de abril, fecha para la
que se programó dicha inspección, la citada Fiscal el funcionario policial y “otras” personas,
suspendieron la inspección ocular sin explicación alguna, disponiendo el precintado de las oficinas
que ocupaba, sin hacerle conocer o presentar orden alguna que justifique ese acto, y aunque se hizo
notar que existía un contrato de anticrético y un proceso civil, la Fiscal demandada explicó que era
para precautelar del derecho propietario que no estaba en discusión, por lo que mediante memorial
solicitaron el “desprecintado” (sic), de las oficinas, pedido al que la Fiscal no respondió.

En forma posterior, el 10 de abril del referido año a horas 11:30, el investigador Fausto Patón
pretendió desalojar las oficinas para entregarlas a la SIB en calidad de depositario, en ejecución de
una orden emitida por la Fiscal, autoridad que no realizó investigación alguna, vulnerando su
derecho a la presunción de inocencia y el debido proceso, ya que no existe fundamentación alguna,
desconociendo que su tenencia era legítima pues correspondía a un contrato de anticresis y
existiendo un proceso civil, en franca usurpación de las atribuciones de la judicatura civil; de igual
manera, la orden no tenía hora ni estaba presente la representante del Ministerio Público, como
exigen las normas del art. 40 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (LOMP) y que no existía juez
de garantías, aspectos que hicieron desistir al funcionario policial; luego, presentándose la Fiscal
codemandada, “ordenó a un empleado de seguridad privada pagado por la SIB para que” (sic)
resguarde las veinte cuatro horas el lugar.

Señala que todas esas irregularidades se pusieron en conocimiento del Fiscal Departamental del
Ministerio de Transparencia y del Fiscal Sumariante, de quien es no se recibió respuesta alguna, pero
que aún así el 18 de abril de 2003, su Secretaria le informó que se procedió al desalojo del CIC de La
Paz de las oficinas que ocupaba, sin que fueran notificados nunca o sea en indefensión, en un acto
encabezado por los demandados, más otras personas, quienes incluso impidieron que la
mencionada Secretaria de la institución resguarde las pertenencias de la CIC La Paz o por lo menos
viera lo que ocurrían con ellas; luego, la Fiscal y el funcionario policial, abandonaron el edificio,
dejando a otras personas que mantuvieron la puerta cerrada, desconociéndose desde ese momento
el paradero de sus bienes, valores, computadoras y cheques; al promediar la media noche esas
personas salieron protegidas por policías, quienes incluso pretendieron aprehenderlo por
supuestamente amedrentarlos; todo ello en vulneración de su derecho a la inviolabilidad del
domicilio, puesto que si pretendían ingresar debieron obtener una orden de allanamiento y
secuestro de los documentos y papeles privados, los que también son protegidos por el art. 25.II de
la Constitución Política del Estado (CPE).

Sintetiza indicando que la orden de precintado de las oficinas no tiene cita legal alguna, no analiza
los hechos y documentos presentados, lo que sumado al ilegal despojo y secuestro de documentos
lesiona el debido proceso, si pretendían una requisa debieron pedir autorización al ocupante; y que
junto a los actos posteriores de desalojo, nunca fueron notificados a su persona, vulnerándose
también la igualdad procesal, al encargar a su adversaria el depósito del inmueble, cuando conforme
al art. 189 del Código de Procedimiento Penal (CPP), correspondía que sean devueltos a la persona
de la que se obtuvieron tan pronto sea posible; afectando el derecho a la libertad de asociación,
porque productos de esos atropellos el CIC del departamento de La Paz, no puede funcionar
debidamente, afectando a sus afiliados; y que el derecho al trabajo del personal de la institución es
perjudicado de igual manera.
Expone, que los actos reseñados lesionan también el derecho al domicilio y la dignidad humana,
siendo que se les privó de un domicilio, mediante un acto ilegal, para el que no contaban con el
respectivo mandamiento de allanamiento.

Finalmente, exige que en el caso que denuncia se aplique la excepción a la subsidiariedad, conforme
a las reglas válidas para las medidas de hecho, previstas por las “SCP 0251/2012 de 29 de mayo y SC
0148/2010-R”, siendo que la Fiscal denunciada no tiene competencia para decretar el precintado y
luego el desalojo, para lo que es necesario un proceso civil; advirtiendo que la situación se agrava
cada día, siendo que se encuentran privados de un domicilio, y no existe dudas de que el inmueble
es su domicilio, finaliza manifestando que no existe acto de convalidación que evite la excepción de
la subsidiariedad.

I.1.2. Derechos y garantías vulnerados

El accionante señala la vulneración de los derechos al debido proceso y a la defensa, a la igualdad, la


dignidad de la persona humana, a la asociación, al domicilio y al trabajo, consagrados por las normas
delos arts. 14, 21.4, 22, 25, 46 y 115.II de la CPE.

I.1.3. Petitorio

Solicita que se conceda la tutela, y se ordene la devolución de los ambientes, mobiliario,


documentos, bienes muebles y valores sustraídos de las oficinas que ocupaba el CIC La Paz,
desocupadas en ejecución de los proveídos de 9 y 17 de abril de 2013, emitidos por la Fiscal
Verónica Victoria Vizcarra Ángulo; con remisión de antecedentes al Ministerio Público.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebrada la audiencia pública el 9 de mayo de 2013, conforme consta en el acta cursante de fs. 169
a183, en presencia del accionante, de los accionados y de los terceros interesados, se produjeron los
siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

El accionante, por medio de sus abogados, ratificó los argumentos del memorial de demanda; y
ampliándolos, manifestó que la acción de amparo presentada es contra las medidas de hecho
asumidas por la Fiscal demandada, entendidas conforme a las “SSCC 148/2010 y 413/2010”, siendo
que en el proceso penal seguido contra Jaime Germán Zuleta Iturri y “otro” por los representantes
de la SIB departamental de La Paz, el Colegio de Ingenieros Civiles no es parte, y porque el
precintado y posterior entrega de los ambientes objeto de la demanda, ha sido realizada sin ninguna
autorización judicial ni fiscal, y que no obstante que sólo se ha encargado a Mario Galindo el
depósito de los muebles y enseres, éste anunció públicamente que ha recuperado los ambientes de
la SIB departamental La Paz, por lo que incluso oferta junto al Vicepresidente de esa entidad cursos
al público en general, habiendo comunicado también a la administración del edificio, esa supuesta
recuperación de los ambientes de mencionada la Sociedad.

I.2.2. Informe de las autoridades demandados

Verónica Victoria Vizcarra Angulo, Fiscal de Materia, en audiencia informó lo siguiente: a) Como
representante del Ministerio Público y reemplazando a la anterior Fiscal, inició la investigación de
una denuncia por la posible comisión de los delitos de estafa y estelionato, iniciado en junio de 2012,
ante el Juez de Instrucción cautelar; asumiendo conocimiento de los antecedentes de la denuncia,
verificó que los bienes objeto del proceso eran oficinas ubicadas en el edificio “El Cóndor” de
propiedad de la SIB La Paz, que se encontraban en posesión del Colegio de Ingenieros Civiles
departamental La Paz, entidad que afirma haber entregado el monto de $us27 700.- (veintisiete mil
setecientos dólares estadounidense) en calidad de anticresis, emergente de una supuesta deuda que
tendría la SIB por el visado de planos, actividad para la que no tiene autorización; deduciendo de ello
que la supuesta deuda no ha sido acreditada por un estado de cuentas luego de un balance,
concluyendo que la mencionada suma nunca ha sido entregada; aparte de ello, el supuesto contrato
no ha sido aprobado por la Asamblea de la referida Sociedad, conforme lo requiere el art. 19 de su
Estatuto; b) Denuncia que la Presidencia de Jaime Germán Zuleta Iturri en el Colegio de Ingenieros
Civiles La Paz, feneció hace tres años, ya que conforme a sus estatutos fue elegido el 2008,
ejerciendo ese cargo hasta el 2010, de acuerdo con los cuales también, para justificar la prorroga de
mandato debió existir una resolución de asamblea extraordinaria sustentada en una causa extrema
o sobreviniente, la que no existe, siendo por ello que la representación que reclama el accionante es
ilegal; motivos todos que impulsaron a realizar una inspección ocular en los ambientes objeto del
litigio, poseídos por el “demandado” en ilegalidad absoluta; notificados los “demandados”,
respondieron que existiría un conflicto de competencias, lo que no es evidente, porque el Ministerio
Público no se manifestaría sobre el derecho propietario, el que ha sido respaldado por la SIBLP, que
presentó el documento de transferencia, pago de impuestos y otros que respaldan la posesión del
directorio vigente; y de otro lado, el conflicto de competencias, de existir, no puede suspender el
proceso investigativo penal, que tiene un plazo legal iniciado con la imputación formal; efectivizada
la inspección se encontró en los ambientes a una funcionaria, quien afirmó ser la contadora del CIC,
y conforme a las normas del art. 186 del CPP, existiendo denuncia de la comisión de un delito, se
procedió con el precintado del inmueble para realizar la labor posterior de valoración, peritaje,
estudios grafológicos y otros tendientes a la investigación, como en cualquier otra investigación;
luego, siguiendo con las previsiones de la citada norma legal, se procedió al registro y resguardo de
los elementos encontrados, entregándoselos en calidad de depositarios judiciales a los personeros
de la SIB departamental La Paz, por ser los propietarios del inmueble, siendo que el supuesto
documento de anticresis era ilegal, el que motivó además a emitir la imputación formal contra Jaime
Germán Zuleta Iturri y Rolando Grandi, poniendo en conocimiento del Juez cautelar el caso; c) De
ninguna manera existió un allanamiento, puesto que se ejecutó una inspección judicial de un lugar
público, en la que se esperó el tiempo suficiente para que vengan los interesados, precintando el
mismo con presencia de un Notario de Fe Pública; y también se procedió a la imputación formal,
pasado lo cual se ordenó el desprecintado, procediendo a inventariar los bienes, dejándolos en un
ambiente cerrado para realizar su análisis y peritaje para ser devueltos; y, d) No es evidente la
vulneración del derecho al trabajo o a la asociación, porque el Colegio de Ingenieros Civiles La Paz,
no es un instituto de enseñanza aprendizaje para dar cursos como afirman, tampoco es una empresa
o presta algún tipo de servicios, no existiendo mayores argumentos que respalden esa petición; no
obstante, afirma que en ningún momento se impide que los asociados al mismo ejerzan esos
derechos, finaliza negando la existencia de causal para la concesión de la acción de amparo.

Fausto Patón a pesar de la notificación de (fs.131) ni se hizo presente en audiencia.

I.2.3. Intervención del tercero interesado

El representante de la SIB departamental La Paz, como tercero interesado, en audiencia expuso los
siguientes argumentos; 1) Explicó que la SIB es un ente matriz que aglutina a más de diez mil
ingenieros, quienes también se organizan en sus distintas disciplinas; empero, el CIC La Paz, no es
reconocido como tal, por lo que el accionante no puede exigir una representación de ese tipo, pero
además, de la propia prueba que presenta, se tiene que su Estatuto señala que la duración del
Directorio que preside es de dos años de duración, así el accionante fue elegido el 2008, por lo que
su mandato ha fenecido y el acta que presenta no tiene validez, pues sólo está suscrito por dos
personas, no teniendo legitimación para el presente amparo constitucional; 2) Siendo evidente la
existencia de un documento, que supuestamente sería de anticresis, su contenido no es evidente,
siendo que sólo fue suscrito entre el accionante y el ex Presidente de la SIB departamental La Paz
Rolando Grandi, documento que no cumple con las normas del art. 1331 del CC y tampoco ha sido
registrado en Derechos Reales (DD.RR.), no fue autorizado por los propietarios que son los más de
diez mil miembros de la SIB departamental La Paz; pero lo más grave, es que nunca ha existido el
dinero a que hace referencia es decir los más de $us27 000.-, ya que el mismo sería emergente de un
acuerdo transaccional de una deuda por visado de planos, pero la única autorizada para visar planos
es la SIB, no existiendo deuda alguna; es por ello que una vez verificados esos extremos se inició un
proceso penal, porque en el proceso civil de reivindicación no se sancionará a los que cometieron los
presuntos delitos de estafa y estelionato, porque además ocupaban el ambiente para realizar
actividades privadas, como cursos en beneficio personal de los dos suscribientes del contrato; 3)
Iniciado el proceso penal, realizadas investigaciones preliminares, la profesional abogada
representante del Ministerio Público incluso emitió órdenes de aprehensión contra el accionante,
pero luego fue separada del caso e incluso destituida por haber recibido injerencia de los
“demandados” penalmente, por lo que fue asignada una nueva Fiscal, la ahora accionada; 4)
Reencaminando las investigaciones que se encontraban bajo control tutelar del Juez Primero de
Instrucción en lo Penal, el 28 de marzo de 2013, la representante del Ministerio Público fijó
audiencia para la inspección técnico ocular, destinada a verificar la posesión ilícita de los ambientes
ocupados por “los señores Grandi y Zuleta” (sic) para el 3 de abril del mismo año, actuado
debidamente notificado, pero los “demandados” no se hicieron presentes para ejercer su defensa,
limitándose a reclamar que existían excepciones pendientes, mismas que conforme a las normas del
art. 214 del CPP, no suspenden el proceso investigativo; no obstante, la Fiscal demandada pidió a la
contadora del CIC La Paz, que se encontraba presente que convoque a los demandados, pero no
asistieron al acto judicial, razón por la que se suspendió; empero, la Fiscal determinó dejar
precintado el ambiente, porque existían elementos de convicción de que las oficinas estaban siendo
ocupadas ilícitamente por el accionante y su cómplice, realizando cursos para beneficio propio, y
conforme a la permisión del art. 186 del CPP, la autoridad fiscal procedió al secuestro de la
documentación existente, con la presencia de un Notario de Fe Pública; es de hace notar que la
contadora sustrajo documentos pese a la expresa prohibición de la Fiscal; actos todos que
resguardaron los derechos del accionante; y, 5) Luego, explica que la Fiscal otorgó setenta y dos
horas a las partes para que presenten documentación acreditando el derecho propietario del
inmueble, requerimiento cumplido por su parte por medio de los documentos de propiedad y pago
de impuestos, ocasión en la que también demostraron que el documento de anticresis era fraguado;
por su lado, el accionante presentó copias simples de la compra del contrato de anticrético, acta de
posesión de la prorroga se funciones del accionante; pero nunca presentaron el acta de asamblea
extraordinaria u otro documento de la SIB departamental La Paz que autorice ese supuesto contrato,
así como autorización para subalquilar, o de uso privado de esos ambientes; por ello la Fiscal
amparada por el art. 186 del CPP, requirió el desprecintado de esas oficinas, y nombró depositario
como corresponde, sin resolver ningún derecho propietario, conminando a la devolución del
inmueble cuando sea requerido, acto con el que el accionante se negó a ser notificado, informando
la Fiscal a la Jueza Segunda de Instrucción en lo Penal, autoridad que mediante decreto de 25 de
abril de 2013, asumió conocimiento de esos hechos dándolos por bien realizados; por ello es que era
a esa autoridad a la que le correspondía conocer algún reclamo, como incidente por actividad
procesal defectuosa, para impugnarlos, pues todo lo demás, como esta acción de amparo y otras
denuncias, sólo tiene el objeto de perjudicar el normal desarrollo del proceso. Finaliza solicitando la
“denegatoria” de la acción de amparo intentada.

I.2.4. Resolución
La Sala Social y Administrativa Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, constituida
en tribunal de garantías, mediante Resolución 16/2013-SSA de 9 de mayo, cursante de fs. 187 a 189
vta., DENIEGA la tutela solicitada; argumentando que en el caso el accionante no agotó las vías
ordinarias que tenía a su alcance, existiendo por ello incumplimiento del principio de subsidiariedad,
siendo que conforme a las normas de los arts. 54.1) y 279 del CPP, corresponde acudir ante el juez
de control jurisdiccional, para reclamar posibles actividades procesales defectuosas en la tramitación
de una causa, éste constituye la autoridad jurisdiccional que controla los actos de la investigación, y
en el caso presente existe y existió juez cautelar, prueba de ello es que el propio accionante recusó
al primero de ellos y luego planteó excepción de incompetencia y prejudicialidad ante la segunda
autoridad a cargo; finalizan exponiendo que no corresponde aplicarse la excepción a la
subsidiariedad por inmediatez, al existir autoridad judicial penal.

II. CONCLUSIONES

Del atento análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen las
siguientes conclusiones:

II.1. Mediante acuerdo transaccional, suscrito el 23 de enero de 2009, entre el accionante Jaime
Germán Zuleta Iturri en representación del CIC La Paz y Rolando Grandi Gómez por la SIB
departamental La Paz, conciliaron la deuda de esta última con la primera por visado de proyectos
estructurales y certificados de estabilidad, en el monto de $us16 459,45.- (dieseis mil cuatrocientos
cincuenta y nueve dólares estadunidense 45/100); y otros $us1 270,36.- ( un mil doscientos setenta
dólares estadunidense 36/100.-) por mejora en la remodelación de oficinas asignadas al Colegio,
determinando a continuación la firma de un contrato de anticresis de las oficinas 901, 902, 903 y 904
del edificio “El Condor”, inmueble de propiedad de la SIB a favor del Colegio, por el monto de $us27
729,81.-, que provendrían de $us5 000.- (cinco mil dólares estadounidenses) a cancelarse en cinco
cuotas, a que sumada a la deuda tranzada de $us22 729,81.-,hacían un total de $us27 729,82.-; de
igual manera, determinaron el plazo de duración del contrato en un año forzoso y otro voluntario.
Datos extraídos del documento transaccional (fs. 37 a 41).

II.2. El mismo 23 de enero de 2009, a través de contrato de anticrético, elevado a documento


público mediante escritura pública 348/2009 de 29 de abril, se suscribió el contrato de anticrético
entre la SIB La Paz, representada por Rolando Grandi Gómez, y el Colegio de Ingenieros Civiles La Paz
representado por el representante, por medio del cual se formalizó el acuerdo transaccional descrito
en la conclusión anterior, con las mismas cláusulas y condiciones, señalando como monto del
anticrético $us27 729,82.-; y como fecha de inicio del mismo el 23 de enero de 2009 (fs.35 y 36vta.).

II.3. El 14 de marzo de 2011, Jaime Zuleta Iturri como Presidente del Colegio de Ingenieros Civiles
departamental La Paz, solicitó a Marcelo Badani Villegas Presidente de la SIB departamental La Paz,
la devolución del monto de dinero entregado para la firma del contrato de anticresis escritura
pública 348/2009, afirmando haber hecho entrega del monto de $us22 729,81.- de los $us27
729,82.- comprometidos (fs. 45).

II.4. El 17 de marzo de 2011, Carola Téllez Claros, en representación de Marcelo Badani Villegas,
Presidente de la SIB departamental La Paz, interpuso demanda de acción reivindicatoria de las
oficinas 901, 902, 903, y 904 del edificio “El Condor”, contra Jaime Germán Zuleta Iturri, solicitando
la devolución de las oficinas entregadas en anticresis, cuestionando el instrumento publico
348/2009, por ausencia de la aprobación por asamblea ordinaria conforme al art. 59 del Estatuto
Orgánico de esa entidad (fs. 46 a 48 vta.).

II.5. Mediante memoriales de 10 y 19 de mayo de 2011, representante de la entidad accionante


interpuso excepciones previas y respondió a la demanda (fs. 51 a 56).

II.6. Memorial de mayo de 2012, Erika Neptali Aranda Uzquiano, en representación de Marcelo
Badani Villegas, Presidente de la SIB La Paz, presentó denuncia ante el Ministerio Público, contra
Rolando Grandi Gómez y Jaime Germán Zuleta Iturri, por la presunta comisión de los delitos de
estafa y estelionato, por los actos de firma de los documentos de conciliación de deuda y anticresis
descritos anteriormente (fs. 59 a 61 vta.).

II.7. Escrito de 13 de noviembre de 2011, presentado ante el Juez Primero de Instrucción en lo


Penal, el representante interpuso excepciones de incompetencia y prejudicialidad, dentro del
proceso seguido por el Ministerio Público a instancia de la SIB departamental La Paz, por los delitos
de estafa y estelionato (fs. 62 a 66).

II.8. Por escrito de 2 de abril de 2013, el Abogado Gonzalo Contreras Gutiérrez, en el proceso
penal seguido contra el accionante solicitó la suspensión de la audiencia de inspección técnica
ocular, programada para el 3 de abril 2013, hasta que se resuelvan las excepciones planteadas por su
defendido Jaime Germán Zuleta Iturri (fs. 71); luego, por escrito presentado el 5 del mes y año
referido, ante la Fiscal de Materia, el abogado solicito el desprecintado de las oficinas del CIC La Paz,
por considerarlo un acto ilegal (fs. 72); luego, el representante de la autoridad accionante reiteró el
pedido por memorial de 15 de abril de 2013 (fs. 75 y 76).
II.9. El 9 de abril de 2013, la Fiscal Verónica Vizcarra Angulo, afirmando haberse presentado
documentación, por decreto ordenó al “Sof. Fausto Patón proceda al desprecintado de las of. 901,
902, 903 y 904 del edificio El Condor”, entregándolas en calidad de depositario a la SIB
departamental La Paz; los muebles, enceres y documentación a sus propietarios en presencia de
Notario de Fe Pública (fs. 74).

II.10. Por escrito de 16 de abril de 2013, el accionante recusó a la Fiscal ahora demandada, ante el
Fiscal Departamental, pidiendo su reemplazo (fs. 77 a 80); reiterando tal petición por otro escrito de
19 de abril de 2013 (fs. 81 y 82); y por memoriales de 10 de abril de 2013, Rolando Grandi Gómez
denunció a la Fiscal Verónica Victoria Vizcarra ante el Fiscal Sumariante (fs. 87 a 89); de la misma
manera, el 10 de abril de 2013, delató a la mencionada Fiscal ante el Ministerio de Transparencia
Institucional y Lucha Contra la Corrupción (fs. 94 a 98).

II.11. El 24 de abril de 2013, la Fiscal demandada, puso en conocimiento de la Jueza Segunda de


Instrucción en lo Penal Cautelar de la ciudad de La Paz, el acto de desprecintado de las oficinas 901,
902, 903 y 904 del Edifico el Condor, designando como depositario Mario Galindo, Vicepresidente de
la SIB departamental La Paz; información ante la cual la autoridad judicial decretó tenerse presente,
designando como depositario a la mencionada persona (fs. 153 y vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El representante por la entidad accionante alega que las autoridades demandadas lesionaron los
derechos al debido proceso y a la defensa, a la igualdad, la dignidad de la persona humana, a la
asociación, al domicilio y al trabajo, consagrados por las normas de los arts. 115.II, 14, 22, 21.4, 25,
46 y 115.II de la CPE, del CIC de La Paz; siendo que sin respetar un contrato de anticresis que le
facultaba poseer las oficinas de propiedad de la SIB departamental de La Paz, el que se encuentra
cuestionada en la vía civil; la Fiscal demandada, mediante medidas de hecho, procedió a entregarlas
en calidad de depositario a su propietario y “demandante” por vía civil y penal, ignorando que
cuestionó la competencia de la vía penal por existir ya una demanda civil, por lo que debió
abstenerse de cualquier acto; por lo que es procedente la excepción a la subsidiariedad. En
consecuencia, en revisión de la Resolución pronunciada por el Tribunal de garantías, corresponde
dilucidar si tales extremos son evidentes y si constituyen actos ilegales lesivos de los derechos
fundamentales de la representada por el accionante, a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Con el objetivo de efectuar un correcto análisis del caso presente para arribar a su
dilucidación legítima, es necesario antes revisar el cumplimiento de los principios que rigen la acción
tutelar de amparo constitucional; puesto que tanto los demandados como los terceros interesados,
exponen la asistencia de la causal de improcedencia de este tipo de acciones, contenida en los arts.
129.I de la CPE, y 54 del Código Procesal Constitucional (CPCo), referida a la subsidiariedad.

En ese orden de ideas, se tiene que las normas del art. 129.I de la CPE disponen:

“La Acción de Amparo Constitucional se interpondrá por la persona que se crea afectada, por otra a
su nombre con poder suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo con la Constitución,
ante cualquier juez o tribunal competente, siempre que no exista otro medio o recurso legal para la
protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados”.

Norma constitucional de la que se extrae el principio de subsidiariedad, siendo que dispone que la
acción de amparo sólo procede cuando no existe otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de los derechos lesionados; por ello, el art. 54.I del CPCo, dispone lo siguiente: “La Acción
de Amparo Constitucional no procederá cuando exista otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados de serlo”.

Ahora bien, la subsidiariedad de la acción de amparo constitucional, es una característica de este


tipo de acción, que ya tenía en la configuración del recurso de amparo constitucional por la
Constitución Política del Estado abrogada, por lo que son válidas las explicaciones efectuadas por el
extinto Tribunal Constitucional, que en la SC 0475/01-R de 18 de mayo de 2001, manifestó la
siguiente doctrina:

“…el Amparo Constitucional no es un instrumento alternativo o sustitutivo de las acciones ordinarias


que la Constitución y la ley asignan a las distintas jurisdicciones, según su especialidad, para la
protección de los derechos considerados vulnerados, sino, por el contrario, es un mecanismo
subsidiario, porque únicamente puede instaurarse cuando el lesionado no tiene otro medio de
defensa; por lo tanto, cuando hay otros recursos expeditos, éstos deben ser utilizados primero y sólo
se concederá el Amparo Constitucional cuando aquéllos resultaren ineficaces para la defensa de los
derechos, o cuando se lo conceda como protección inmediata para evitar un daño irreparable”.

Luego, la SC 0770/2003-R de 6 de junio, ha señalado lo siguiente:

“…cabe también establecer que el principio de subsidiariedad no implica la utilización de cualquier


medio o recurso sino los idóneos, empero la utilización de otros que no sean los adecuados para
hacer cesar el acto ilegal u omisión indebida que se reclama no neutraliza la protección de amparo,
siempre que se hubiesen utilizado los requeridos por ley, lo que no sucede cuando ocurre lo
contrario, pues la falta de utilización de los medios idóneos anula toda posibilidad de ingresar al
fondo de la problemática sino también de otorgar la tutela. En este sentido, se ha dictado la SC
635/2003-R de 9 de mayo, que dice: '(...) el recurrente debe utilizar cuanto recurso le franquee la
ley, sea ante la autoridad o persona que lesionó su derecho o ante al instancia superior a la misma
en caso que se trate de autoridad y, en el caso de particulares, acudir ante la autoridad que
conforme a la naturaleza del acto ilegal u omisión indebida le pueda otorgar protección inmediata'".

Por ello, conviene exponer que reverberando la doctrina desarrollada por el entonces Tribunal
Constitucional, este Tribunal Constitucional Plurinacional, en la SCP 0249/2012 de 29 de mayo, ha
expuesto lo manifestado en la SC 0150/2010-R de 17 de mayo, que señaló lo siguiente:

“… el amparo constitucional se constituye en un instrumento subsidiario y supletorio de protección;


subsidiario porque no puede ser utilizado si previamente no se agotaron la vías ordinarias de
defensa, y supletorio porque viene a reparar y reponer las deficiencias de esa vía ordinaria. En
consecuencia, para que los fundamentos de una demanda de amparo constitucional puedan ser
analizados en el fondo, la parte recurrente debe haber utilizado hasta agotar todos los medios y
recursos legales idóneos para la tutela de sus derechos sea en la vía jurisdiccional o administrativa,
pues donde se deben reparar los derechos y garantías lesionados es en el mismo proceso, o en la
instancia donde fueron vulnerados, esto es, que en principio haya acudido ante la misma autoridad
que incurrió en la presunta lesión y luego a las superiores a ésta, y si a pesar de ello persiste la lesión
porque los medios o recursos utilizados resultaron ineficaces, recién se abre la posibilidad de acudir
al amparo constitucional, el que no puede ser utilizado como un mecanismo alternativo o sustitutivo
de protección, pues ello desnaturalizaría su esencia”.

Ahora bien, el desarrollo doctrinal de la acción de amparo constitucional ha repercutido en su


evolución normativa, así, estipulando de modo preciso algunas de las aplicaciones de la
improcedencia por subsidiariedad del amparo constitucional, el art. 53.3 del CPCo dispone que esta
acción no procede: “Contra resoluciones judiciales o administrativas que pudieran ser modificadas o
suprimidas por cualquier otro recurso, del cual no se haya hecho uso oportuno”.

Como es obligatorio concluir, la evolución normativo constitucional de la acción de amparo


constitucional, a revestido este instrumento tutelar de los derechos de las personas, con el principio
de subsidiariedad, el que obliga a declarar la improcedencia de las acciones intentadas, cuando la
parte denunciante accionante tenía o tiene otras vías a su alcance para la protección de sus
derechos fundamentales, aún cuando no los haya utilizado, y en el caso particular de las denuncias
que involucran actos cometidas en procesos judiciales, la acción debe ser declarada improcedente
cuando los mismos podían ser modificados o suprimidos por cualquier otro recurso del que no se
hizo uso oportuno, como en el caso presente, según se explica a continuación.

III.2. Jurisdicción constitucional orgánica

Al efecto aludido precedentemente, es necesario primero establecer que esta jurisdicción


constitucional orgánica, luego de un exhaustivo análisis de las etapas procesales penales, mediante
su jurisprudencia ha establecido las etapas del proceso penal y con ello la oportunidad en que se
activan las potestades de los distintos actores, autoridades jurisdiccionales, fiscal, imputado y otros;
así, en la SC 1036/2002-R de 29 de agosto, reiterada por las SC 2249/2010-R de 19 de noviembre,
expuso la siguiente comprensión:

“…conviene precisar previamente cuál es la estructura del Código de procedimiento penal boliviano
y a partir de ahí, determinar cuándo se inicia el proceso y, por tanto, cuándo se extingue la Etapa
Preparatoria.

El proceso consiste en una progresiva y continuada secuencia de actos. Así, el Código procesal
vigente, al igual que sus similares aludidos, con diversos matices configuran el procedimiento
ordinario del juicio penal en tres partes, a saber: 1) La Etapa Preparatoria; 2) La Etapa Intermedia y
3) El juicio propiamente dicho (oral y público). A su vez, cada Etapa está integrada por subetapas o
fases claramente marcadas, cumpliendo cada una de ellas una finalidad específica dentro de la
genérica que todas ellas tienen en su conjunto. Así, la Etapa Preparatoria, que es la que nos interesa
analizar por su pertinencia, se halla integrada por tres fases: 1) Actos iniciales; 2) Desarrollo de la
etapa preparatoria y, 3) Conclusión de la etapa preparatoria.
1) La primera fase, es decir, los actos iniciales o de la investigación preliminar, (art. 284 y siguientes
CPP), comienza con la denuncia, querella o con la noticia fehaciente que reciben las autoridades
llamadas por ley (Policía-Fiscalía), sobre la comisión de un delito.

2) La segunda fase, esto es, el desarrollo de la etapa preparatoria, empieza con la imputación formal
(art. 301.1 y 302 CPP), y representa el inicio del proceso penal. Los supuestos 2), 3) y 4), que acoge el
art. 301 no hacen al desarrollo de la Etapa Preparatoria, pues son opciones alternativas a la
imputación formal.

3) La tercera fase se denomina conclusión de la etapa preparatoria, y está constituida por los 'actos
conclusivos', entre los cuales se encuentra la presentación de la acusación por el fiscal al juez o
presidente del Tribunal (art. 323 CPP).

De lo anterior se extrae que, aunque la ley no lo diga claramente, el proceso penal se inicia con la
imputación formal, a partir de la cual corre el término de los seis meses de duración de la Etapa
Preparatoria establecida por el párrafo primero del art. 134 CPP, cuando textualmente dice: "La
etapa preparatoria deberá finalizar en el plazo máximo de seis meses de iniciado el proceso".

La referida SC 1036/2002-R continúa explicando que: “…con el Acta de imputación (imputación


formal en nuestra legislación) se inicia el proceso, al igual que en nuestro sistema procesal (art. 302
CPP); un entendimiento contrario conduciría al absurdo de pensar que la imputación formal, en el
marco del código, sólo sería exigible cuando el fiscal solicita al juez medidas cautelares (art. 233-303
CPP); extremo que no es compatible con una interpretación contextualizada (sistemática) de la ley
procesal en análisis.”

El razonamiento anterior se articula a lo dispuesto por el art. 289 del CPP, que dispone lo siguiente:

“Artículo 289º.- (Denuncia ante la Fiscalía). El Fiscal, al recibir una denuncia o información fehaciente
sobre la comisión de un delito, dirigirá la investigación conforme a las normas de este Código,
requiriendo el auxilio de la policía y del Instituto de Investigaciones Forenses. En todos los casos
informará al juez de la instrucción el inicio de las investigaciones dentro de las veinticuatro horas”.

De la lectura sistemática y finalista de las normas del Código de Procedimiento Penal, armonizada
con la jurisprudencia constitucional, es imperativo deducir que el proceso penal da comienzo con la
imputación formal, acto a cargo del Ministerio Público; no obstante, existe la etapa de la
investigación preliminar o actos iníciales que dan principio con la denuncia, querella o noticia
fehaciente de la comisión de un delito, oportunidad desde la cual el Ministerio Público asume su
función investigativa, la que ineludiblemente la debe efectivizar con conocimiento de un juez
instructor, pues a este de acuerdo con las normas del art. 54 inc.1) del CPP, le corresponde: “El
control de la investigación, conforme a las facultades y deberes previstos en este Código”; así lo
dispone también el art. 279 del mismo Código al establecer: “La Fiscalía y la Policía Nacional
actuarán siempre bajo control jurisdiccional”; control que sobre todo se efectúa sobre los actos del
fiscal; y entre otras potestades, supone la posibilidad de corrección de esos actos, pues el art. 168
del CPP, de modo expreso dispone:

“Artículo 168°.- (Corrección). Siempre que sea posible, el juez o tribunal, de oficio o a petición de
parte, advertido el defecto, deberá subsanarlo inmediatamente, renovando el acto, rectificando el
error o cumpliendo el acto omitido”.

En conclusión, luego de la denuncia de la comisión de un delito, el Ministerio Público por medio de


sus fiscales se encuentra impelido a iniciar los actos investigativos, para verificar su veracidad o no,
actividad que se debe desarrollar con el conocimiento y la tutela de una autoridad jurisdiccional, la
que se encarga de velar por la legalidad de los actos de indagación del fiscal así como por la vigencia
de los derechos de los investigados.

La sindicación en sede policial o administrativa conforme lo establece el art. 5 del CPP, es el acto con
el que se inicia el proceso penal, ello implica que los actos investigativos que lleva a cabo el fiscal no
se puedan desarrollar de modo unilateral, ya que las normas del art. 289 del CPP obligan a la
información inmediata a la autoridad jurisdiccional de cada actuado que realice el Ministerio
Público, lo que activa la facultad de la autoridad jurisdiccional para corregir las determinaciones
fiscales, a denuncia de parte y aún de oficio; por lo que ante cualquier acto ilegal, indebido o lesivo
de los derechos del imputado, corresponde que se haga conocer de inmediato el mismo ante la
autoridad jurisdiccional, aún cuando ésta estuviere observada en su competencia, puesto que la
tutela de los derechos procesales y fundamentales de las personas no puede esperar la resolución
de incidentes destinados a la dilación del proceso o presentadas a modo de artimañas para evitar la
persecución penal.

La protección que brinda el Código de Procedimiento Penal por medio de la actividad jurisdiccional
del juez de la instrucción, contiene también recursos al alcance de las partes, como el de reposición
contra providencias de mero trámite, para que el juez advertido de su error las revoque o modifique;
así lo disponen las normas del art. 401 del CPP:“El recurso de reposición procederá solamente contra
las providencias de mero trámite, a fin de que el mismo juez o tribunal, advertido de su error, las
revoque o modifique”; y de igual manera se puede reclamar cualquier otra ilegalidad mediante la
presentación de un incidente, conforme a la previsión del art. 314 del CPP, cuya resolución también
puede ser apelable por medio del recurso de apelación incidental, conforme lo ha expuesto la SC
0636/2010-R de 19 de julio de 2010:

“…Derecho a impugnar

El derecho a recurrir se halla establecido en el art. 394 del CPP, adicionando las dos limitaciones que
lo caracteriza, una objetiva y otra subjetiva. Por la primera, no todas las resoluciones son recurribles,
sino aquellas 'en los casos expresamente establecidos…'. Por la segunda el 'El derecho a recurrir
corresponderá a quien le sea expresamente permitido por Ley, incluida la víctima aunque no se
hubiera constituido en querellante'. No obstante lo anotado, en relación a la primera cabe precisar
que el art. 8 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, más conocida como 'Pacto de
San José de Costa Rica", lo incluye como un derecho fundamental, que ahora es recogido por la
Constitución Política del Estado vigente en su art. 180.II que señala: "Se garantiza el principio de
impugnación en los procesos judiciales', de donde se deduce que la limitación objetiva a su vez no es
absoluta.

De otro lado el Capítulo IV del Título I del Libro Primero de la Segunda Parte del Código de
Procedimiento Penal, tiene como nomen juris 'Excepciones e incidentes', cuyo procedimiento se rige
por el art. 314 y ss. del CPP, precisando: 'Las excepciones y las peticiones o planteamientos de las
partes…', por ello dentro un sentido amplio de interpretación de las normas analizadas,
encontramos en el art. 403 inc. 2) del mismo cuerpo legal, el derecho a impugnar resoluciones que
resuelvan incidentes al incluirse su trámite dentro de las excepciones e incidentes, dado que
sujetarnos a la enunciación que hace dicho precepto, correspondería a una interpretación restrictiva
en desmedro de una norma internacional y de la propia Constitución. Este razonamiento implica un
cambio de la línea asumida al respecto por las SSCC 0731/2005-R, 0265/2006-R, 0537/2006-R y
0721/2007-R, entre otras)”.
III.3. Aplicación de la subsidiariedad en el caso concreto

Ahora bien, en el caso presente, el accionante efectúa una denuncia de haberse lesionado los
derechos fundamentales de la entidad que representa, el CIC de La Paz, delatando que en el proceso
penal que sigue contra su persona y “otro” la SIB departamental La Paz, por la presenta comisión de
los delitos de estafa y estelionato, la Fiscal ahora accionada, encargada de la investigación, ha
determinado el precintado primero de las oficinas de propiedad de la sociedad mencionada que
ocupa el CIC, para luego determinar el desprecintado, entregándolas a su propietario, la SIB La Paz
como depositario, sin tomar en cuenta que existe un contrato de anticresis, por el que el CIC La Paz
ocupaba legítimamente esos ambientes.

La denuncia reseñada, involucra actos cometidos por la Fiscal demandada, dentro del proceso penal
que se encuentra en etapa preparatoria, a denuncia de la SIB contra el accionante y “otro”, cuyos
antecedentes son la firma de un contrato de anticresis denunciado de fraudulento, entre el
accionante y el ex representante de la SIB departamental LP también imputado; denuncia por la que
se accionó la actividad procesal penal, siendo que el Ministerio Público ya ha presentado imputación
formal contra el accionante, conforme consta en el informe presentado por la autoridad demandada
y no desmentida por el accionante.

Conforme a los datos que informan a la Sala, es ineludible establecer que existe control jurisdiccional
sobre los actos de la Fiscal de Materia demandada, lo que se evidencia una vez más con el informe
presentado por la Verónica Victoria Vizcarra Angulo, quien el 24 de abril de 2013, puso en
conocimiento de la Jueza Segunda de Instrucción en lo Penal del departamento de La Paz, el acto, de
desprecintado de las oficinas 901, 902, 903 y 904 del edificio “El Cóndor”, así como la designación
como depositario a Mario Galindo, Vicepresidente de la SIB departamental La Paz; información que
la autoridad judicial asimiló, decretando a continuación el 25 de abril de 2013, tener presente la
misma, así como la designación del depositario.

Ahora bien, acorde con lo analizado en el Fundamento Jurídico III.2 de esta Sentencia Constitucional
Plurinacional, todos los actos del Ministerio Público desarrollados en el proceso investigativo de una
denuncia por la posible comisión de un delito, son controlados, y por ello mismo susceptibles de
corrección por parte de la autoridad jurisdiccional, es decir el juez instructor, conforme las normas
del art. 168 del CPP; en ese orden de ideas, el ahora accionante y denunciado en el proceso penal,
quien también es representante del CIC de La Paz, al haber tomado conocimiento de los hechos que
denuncia en esta acción, debió acudir ante la autoridad jurisdiccional, la Jueza Segunda de
Instrucción en lo Penal del departamento de la ciudad de La Paz, a objeto de que se active la
potestad correctora de la actividad de la fiscalía, otorgada a las autoridades jurisdiccionales o jueces
de la instrucción penal; para que esa autoridad, si es que consideraba la existencia de actuación
ilegal en los hechos denunciados, tenga la oportunidad de corregirlos en cumplimiento de su función
específica.

Como se ha manifestado, el accionante debió acudir ante la Jueza Segunda de Instrucción en lo


Penal Cautelar, a objeto de que ésta en cumplimiento de su función de control jurisdiccional y
tutelar, mediante actos correctivos, conozca y luego corrija los actos que ahora se denuncian como
lesivos de sus derechos o de la entidad que preside, puesto que al no hacerlo, ha provocado que la
presente acción de amparo constitucional deba ser declarada improcedente por subsidiariedad,
conforme a las normas del art. 53.3 del CPCo, que dispone la improcedencia del amparo
constitucional, contra resoluciones judiciales que puedan ser modificadas o suprimidas por otros
recursos, aunque no hubieran sido utilizados.

En consonancia con todo lo anotado, la presente acción de amparo constitucional no puede ser
concedida, ya que el principio de subsidiariedad que rige ésta acción tutelar, impide activarla de
modo alternativo a los medios ordinarios que las partes tenían o tienen a su alcance, como es el caso
presente, en el que incluso el demandante pude activar la vía incidental para reclamar los actos que
denuncia como indebidos o lesivos de sus derechos constitucionales, para que sea la autoridad
jurisdiccional tutelar la que proceda a la revisión de los actos del Ministerio Público, conforme ya ha
sido explicado.

III.4. Una vez que se ha determinado la improcedencia de esta acción de amparo constitucional
por subsidiariedad, es necesario referirse a la solicitud del accionante de aplicar las reglas de
excepción a la subsidiariedad, por acciones de hecho, que según el accionante existen en el caso
presente.

A ese efecto, primero conviene precisar que las excepciones a la subsidiariedad se encuentran
expresamente previstas en la ley; así, las normas del art. 54.II del CPCo han establecido las siguientes
circunstancias materiales que excusan del principio de subsidiariedad la concesión de un amparo
constitucional, determinando lo siguiente:
“Excepcionalmente, previa justificación fundada, dicha acción será viable cuando:

1. La protección pueda resultar tardía.


2. Exista la inminencia de un daño irremediable e irreparable a producirse de no otorgarse la
tutela”.

En ese orden, el legislador ha previsto que excepcionalmente se puede prescindir del carácter
subsidiario de la acción de amparo constitucional, cuando asistan las dos situaciones previstas en la
norma trascrita anteriormente, es decir, cuando la protección pueda resultar tardía y ante la
inminencia de daño irremediable o irreparable, conceptos que la SC 0864/2003-R de 25 de junio, ha
comprendido de la siguiente manera:

“… supone que de no otorgarse la tutela al derecho o garantía constitucional vulnerados hay


inminencia de un mal irreversible, injustificado y grave, que coloque al recurrente en un estado de
necesidad, que justifica la urgencia de la acción jurisdiccional, ya que de continuar las circunstancias
de hecho en que se encuentra el recurrente, es inminente e inevitable la destrucción de un bien
jurídicamente protegido, lo que exige una acción urgente para otorgar la protección inmediata e
impostergable por parte del Estado en forma directa”.

Tal como ha sido expuesto, lo que configura daño irremediable o irreversible es la destrucción de un
bien jurídicamente protegido, tomando en cuenta que destrucción, conforme el diccionario jurídico
virtual de este Tribunal Constitucional Plurinacional, es el aniquilamiento e inutilización de ese bien
jurídico(http://10.1.2.95/term5716.html); de ese modo es que se debe identificar el bien jurídico
destruido de modo irremediable e irreversible, que justifique la exclusión de la subsidiariedad en el
amparo constitucional.

En el presente caso, el accionante afirma que se imposibilita el derecho al domicilio del CIC La Paz;
empero, no argumenta la forma en que su derecho vaya a ser aniquilado o destruido de modo
irreversible, irremediable o irreparable; el análisis del derecho al domicilio, demuestra que esa
institución puede ejercerlo en cualquier otro lugar, no existiendo razón alguna para que sólo y de
modo ineludible el domicilio del CIC de La Paz deba ser en los ambientes que son propiedad de la SIB
departamental La Paz, máxime cuando es el propio accionante que acepta que ya solicitaron la
conclusión del contrato de anticresis cuestionado, lo que demuestra que el domicilio del CIC La Paz,
puede ser determinado en cualquier otro lugar, demostrándose de ese modo que no ha sido
destruido de modo irreparable por los actos de la Fiscal de Materia, no existiendo ese riesgo que
amerite una tutela excepcional de la subsidiariedad.

Aquí, también corresponde exponer que tampoco resultará tardía la protección que pudiera ser
brindada por la autoridad jurisdiccional ordinaria, pues a solo pedido del accionante se activara la
facultad correctora encargada al juez cautelar, la que hubiera sido oportuna de existir verdadera
urgencia; por esas razones, no asisten en este caso las condiciones previstas en el art. 54.II del CPCo.

De otro lado, como único argumento que justifica la excepción a la subsidiariedad, el accionante
expone que existieron acciones o medidas de hecho en los actos de la fiscal accionada; al respecto,
la doctrina de las medidas de hecho como causal de excepción a la subsidiariedad, ha sido expuesta
por esta jurisdicción constitucional orgánica de la siguiente manera:

La SC 0832/2005-R de 25 de julio, señaló: “(…) Dentro de esos supuestos excepcionales, en los que el
amparo entra a tutelar de manera directa e inmediata, prescindiendo inclusive de su carácter
subsidiario, está la tutela contra acciones o medidas de hecho cometidas por autoridades públicas o
por particulares, entendidas éstas como los actos ilegales arbitrarios que desconocen y prescinden
de las instancias legales y procedimientos que el ordenamiento jurídico brinda, realizando justicia
directa, con abuso del poder que detentan frente al agraviado, actos que resultan ilegítimos por no
tener respaldo legal alguno y que por el daño ocasionado y la gravedad de los mismos, merecen la
tutela inmediata que brinda el amparo por vulnerar derechos fundamentales. La idea que inspira la
protección no es otra que el control al abuso del poder y el de velar por la observancia de la
prohibición de hacerse justicia por mano propia, control que se extiende tanto a las autoridades
públicas como a los particulares que lo ejercen de manera arbitraria por diferentes razones y en
determinadas circunstancias. Frente a estas medidas de hecho, el criterio de este Tribunal ha sido
uniforme en declarar la procedencia del amparo como mecanismo necesario para la protección
inmediata de los derechos fundamentales considerados lesionados
…”.

Como es posible verificar, la excepción a la subsidiariedad por medidas de hecho, encuentra


sustento en la necesidad de proteger a las personas contra el abuso de poder y la prohibición de
hacerse justicia por mano propia, ello implica que lo que busca evitar la tutela contra medidas de
hecho, es que las personas prescindan por completo de las vías legales instituidas para la resolución
de sus conflictos, acometiendo contra otros ciudadanos para la reivindicación de sus derechos sin la
mediación del Órgano Judicial como corresponde; de ese modo es que las medidas de hecho típicas
son los avasallamientos de propiedad inmueble, cortes de servicios básicos, obstrucción de ingreso a
viviendas, y otras acciones similares; más, la protección contra medidas de hecho asumidas en
proceso judiciales, no se encuentran dentro del espectro de excepción a la subsidiariedad, puesto
que en ese ámbito existen instrumentalizadas toda la batería de recursos e impugnaciones propios
de los procedimientos judiciales, de tal modo que una intervención de la jurisdicción constitucional
por medio del amparo constitucional interrumpiría toda la secuencia de actos que configuran un
proceso judicial, repercutiendo en un lamentable avasallamiento de la actividad de jueces y
tribunales, mediante la usurpación de su actividad propia e inherente, razones por las que el
legislador de modo contundente ha expuesto en el art. 53.3 del CPCo, que la acción de amparo
constitucional no procede contra resoluciones judiciales o administrativas, que pudieran ser
modificadas o suprimidas por otro recurso, aunque no se haya hecho uso oportuno del mismo; en
definitiva, en respeto al principio de independencia y separación de funciones constitucionales
previstas en el art. 12 de la Ley Fundamental.

En definitiva, la excepción a la subsidiariedad, encuentra ámbitos de aplicación expresamente


determinados en el Código Procesal Constitucional, así como en la jurisprudencia; no estando
incluido en ellos los actos de las autoridades judiciales o del Ministerio Público, acontecidos en el
marco del ejercicio de sus funciones, puesto que contra ellos existen las vías instrumentadas para la
protección efectiva de los derechos de las personas, es por eso que la vía de hecho en un proceso
judicial, puede ser reclamada como parte de un indebido procesamiento, luego de haberse agotado
los recursos concedidos a las partes por los procedimientos que rigen cada una de las materias; así,
en el ámbito penal, corresponde siempre, que la parte afectada por un acto investigativo o de la
etapa preliminar del fiscal, lo reclame ante la autoridad de control jurisdiccional, que es el juez de
instrucción cautelar; como correspondía que obre el accionante.

Por lo precedentemente señalado, el Tribunal de garantías al haber denegado la tutela, ha efectuado


una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y ha aplicado debidamente los alcances de
esta acción tutelar.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, dey el art. 12.7 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional, resuelve: CONFIRMAR Resolución 16/2013 de 9 de mayo, cursante de
fs. 187 a 189 vta., pronunciada por la Sala Social y Administrativa Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, en consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez


MAGISTRADA

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