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Trabajo practico de
Tecnología en
Enfermería
ELABORADO POR:
CURSO: 3º
Horqueta – Paraguay
2016
INTRODUCCIÓN
El cateterismo o sondaje vesical es un procedimiento invasivo frecuente en los ingresos
hospitalarios, puesto que se realiza en un 10-15% de estos. Es la causa más frecuente de
infección urinaria nosocomial y prolonga la estancia en el hospital entre 2 y 10 días.
Entre el 30 y el 45% de las infecciones nosocomiales tienen su origen en un foco
urinario y, de estas, un 80% están asociadas al sondaje vesical, puesto que, aunque se
realice correctamente y con técnica estéril, favorece la entrada de gérmenes en el tracto
urinario.
La sonda vesical es un tubo que puede tener consistencias variadas (rígido, semirrígido
o blando) dependiendo de su composición (látex, plástico, silicona o cuerpos rígidos en
su inferior a modo de fiadores). Su tamaño está calibrado en unidades francesas que
miden la circunferencia externa (existen sondas desde el calibre 8 al 30 para adultos) y
pueden ser rectas o presentar un acodamiento en su extremo (estas últimas están
indicadas para pacientes con uretras tortuosas o prostatismos). Puede constar de una,
dos o tres luces:
OBJETIVOS
Controlar la eliminación de orina
Recoger muestras estériles para su análisis.
Prevenir infecciones tras una cirugía urológica.
Evacuar la vejiga en situaciones de retención urinaria.
CONTRAINDICACIONES
Cirugías, enfermedades o malformaciones que conllevan atrofias del tracto urinario que
impiden la inserción de la sonda
INFORMACIÓN AL PACIENTE
Explicar al paciente el procedimiento de forma sencilla y clara, exponiendo las
causas y los beneficios del sondaje y pidiendo su colaboración.
Advertirle que es una técnica que produce molestias, pero que tratará de
minimizarlas.
No hay que olvidar que se manipula la zona genital y esta razón puede producir
turbación,
PREPARACIÓN
Del material
Del paciente
POSIBLES COMPLICACIONES
Infección del tracto urinario.
Estenosis de las vías urinarias.
Erosión uretral.
Epididimitis.
Dificultad para la micción tras la retirada.
CUIDADOS
Lavarse las manos antes y después de manipular la sonda y/o la bolsa.
Limpiar la zona peri uretral con agua y jabón neutro al menos Una vez al día y
siempre que sea necesario; no frotar ni Usar pomadas antisépticas irritantes.
Vigilar el estado de la piel y rotar el punto de sujeción del sistema.
Evitar tensiones y acodamientos.
Vigilar las características de la orina y la permeabilidad de la sonda vesical.
Si fuese necesario, administrar medicación o realizar lavados vesicales,
mantener normas de asepsia en todo momento.
Para llevar a cabo el lavado vesical deberá introducirse el suero bien utilizando
Un sistema de goteo en perfusión continua que se conectará al extremo de la
sonda de tres luces (según se indica en el cuadro anterior), o bien administrando
muy lentamente 20- 30 ml de suero salino estéril con Una jeringa de 50 ml por
el extremo de la sonda de tres luces y, posteriormente, se pinzará la sonda entre
15-20 minutos y se despinzará pasado este tiempo. Nunca se desconectará la
sonda del sistema recolector para hacer los lavados, si fueran necesarios.
Vaciar la bolsa de recogida siempre que sea necesario y, al menos, Una vez cada
ocho horas.
Asegurar un adecuado aporte de líquidos para prevenir el estancamiento de orina
residual, que fomenta el crecimiento bacteriano. Cambiar la sonda
periódicamente, siguiendo las indicaciones del fabricante (las de látex deben
cambiarse cada 7-10 días; las de silicona cada treinta aproximadamente).
Para retirar la sonda siempre ha de desinflarse el globo antes y es recomendable
iniciar educación vesical unas horas antes de la retirada. Para ello se pinzará
hasta que el paciente note plenitud vesical o pasadas 2-3 h, se despinzará
entonces durante unos diez minutos y se repetirá el proceso tantas veces como
sea necesario. Vigilar la aparición de la primera micción espontánea.
CONCLUSIÓN
He concluido que la incorporación del sondaje intermitente aparte de ser la técnica que
más se aproxima y respeta la dinámica de la micción al favorecer tanto el llenado como
el vaciado vesical, consiguiendo así la funcionalidad de los órganos implicados. Es el
método más eficaz para preservar la función renal ya que consigue una disminución
importante en el número de infecciones urinarias recurrentes, lo que supone una mejor
calidad de vida para el individuo afectado y además un ahorro importante de los
recursos sanitarios al sistema ya que se evitan periodos prolongados de tratamiento con
antibióticos y hospitalizaciones.
BIBLIOGRAFIA