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En la Casación 886-2015, Lima, se declaró fundada una demanda de nulidad de acto jurídico y en
1) Celeste otorgó poder a Yolanda para que esta pueda, entre otras cosas, disponer de sus bienes de
4) En el considerando octavo y noveno de la referida Casación, la Sala Civil Transitoria de la Corte
Suprema concluye que al momento de la celebración del referido contrato de compraventa el poder con el
Celeste)- había fallecido, y que, por lo tanto, se configuraba la causal de falta de manifestación de
falta de manifestación de voluntad; sin embargo, ello resulta incorrecto, pues a la luz del artículo 161 del
Tal confusión, nos permite advertir la necesidad de establecer con claridad los supuestos en los cuales un
negocio jurídico adolece de la causal de falta de manifestación de voluntad, y el orden lógico que su
análisis requiere.
El negocio jurídico, en su aspecto fisiológico, tiene dos momentos, el de validez, en el cual se estudia su
estructura[3], y el de eficacia, en el que se estudia los efectos jurídicos del mismo. La regla general es que
un negocio jurídico válido produzca efectos jurídicos[4] [válido y eficaz]; pero puede darse el caso de
negocios jurídicos válidos que no producen efectos [válido e ineficaz] o casos de negocios inválidos que si
supuestos en los cuales los actos jurídicos y contratos no son eficaces, por no haber producido nunca los
efectos jurídicos o por desaparecer posteriormente los efectos jurídicos producidos inicialmente. Desde
La primera es denominada también originaria o por causa intrínseca (invalidez), y es aquella en la cual el
negocio “no produce efectos jurídicos”, o “deja de producirlos retroactivamente”, y que en la legislación
sobreviniente o por causa extrínseca, supone en todos los casos un acto jurídico perfectamente
estructurado, en el cual han concurrido todos sus elementos, presupuestos y requisitos de orden legal,
sólo que dicho acto jurídico por un evento ajeno a su estructura debe dejar de producir efectos jurídicos y
El artículo 219 del Código Civil regula las causales de nulidad del negocio jurídico[7]. Cada causal se
configura de un modo particular y algunos son –además– excluyentes. Es decir, los hechos que sustentan
cada causal son distintos (un mismo hecho no puede servir para sustentar varias causales), y muchas
veces la configuración de una causal excluye la concurrencia de otras (por ejemplo, si se prueba la falta
de manifestación de voluntad no cabe análisis alguno sobre las demás causales dado que todas estas
El inciso 1 del dispositivo antes señalado, establece que el negocio jurídico es nulo cuando no está
provocada por una causa permanente o transitoria, como enfermedad mental, vicio o factor parecido, que
la impide querer y entender lo que hace, y por ello ésta no puede crear consecuencias jurídicas sanas.
Aquí se puede hablar de los casos practicados en estado de inconsciencia o perturbación mental pasajera
Declaración no seria.- Se trata de declaraciones que no tienen efectos vinculantes, debido a que el
agente no desea vincularse jurídicamente, lo cual resulta notorio y evidente dentro del contexto en el cual
se dan. Tales declaraciones son realizadas como broma, o por fingimiento escénico (por ejemplo con
fines teatrales), o con propósito didáctico (de explicación)[9], y otros casos semejantes[10]. En todos
estos casos existe una discrepancia consciente entre la voluntad interna y la voluntad declarada y por lo
tanto el negocio jurídico es nulo, aunque un sector de la doctrina continental lo considere un supuesto de
inexistencia o irrelevancia[11].
cual parece referida, como autor de esta[12]. Es decir, la manifestación de voluntad no ha sido
Violencia física.- Se trata de un hecho realizado por el otro sujeto (o parte) de la relación jurídica o por un
tercero que da lugar a una declaración no querida por el agente[14]. La doctrina es unánime en señalar
que este tipo de violencia excluye la voluntad de la manifestación y por lo tanto es una causal de falta de
esta[15], siendo aplicable al inciso 1 del artículo 219 del Código Civil[16], pues provoca la nulidad y no la
linguae. Es una discrepancia inconsciente entre la voluntad declarada y la voluntad interna del sujeto.
Aquí, aun cuando hay una voluntad de declarar, falta una verdadera voluntad declarada.
La doctrina considera que en este caso, el negocio jurídico también es nulo[18]; sin embargo, como
nuestro código civil ha asimilado el error en la declaración al error dirimente o error vicio, o sea, aquél ha
sido incluido en la regulación del error vicio, el cual es inherente a la formación de la voluntad,
estableciendo como sanción la anulabilidad, no podemos incluir dentro de esta primera causal de nulidad
Los supuestos anteriormente descritos han sido acogidos en alguna oportunidad por nuestra Corte
“(…) Se tiene por falta de manifestación de voluntad: i) Cuando el sujeto al que se le imputa la
carece de relevancia negocial, esto es: a) Cuando no esté dirigida a crear, modificar, regular o extinguir
quedar jurídicamente vinculado, además, c) En caso que exista disenso entre las partes; y iv) Cuando la
manifestación de voluntad ha sido exteriorizada por la presión física ejercida sobre el sujeto. (…)”
Este es, desde nuestro punto de vista, el pronunciamiento judicial más claro sobre los supuestos de la
causal de falta de manifestación de voluntad, y pone en relieve su característica fundamental: “Con esta
parte”.
El análisis de la causal de falta de manifestación de voluntad requiere del siguiente orden lógico:
– Segundo paso: Se debe verificar que el hecho alegado para fundamentar la causal se subsuma en
alguno de los supuestos anteriormente esbozados (incapacidad natural, declaración no seria, falsificación
de firma o documento, violencia física, error obstativo). Es decir, la manifestación de voluntad atribuida a
un determinado sujeto o parte de un negocio jurídico debe ser cuestionada recurriendo a dichos
supuestos.
– Tercer paso: Valoración de los medios probatorios que acreditan el hecho alegado como supuesto de
la causal invocada.
Ejemplo 1: A y B celebran un contrato de compraventa. Mediante dicho contrato A se obliga a transferir
el bien “X” cuyo verdadero propietario es C, quien al enterarse demanda la nulidad por falta de
Paso 1: El contrato fue celebrado solo entre “A y B”; por lo tanto, es a estos a quienes se les atribuye
manifestación de voluntad.
contrato cuya nulidad pretende. Es decir, el hecho alegado “no haber celebrado contrato alguno”, no se
Paso 3: La valoración de los medios probatorios resulta impertinente, pues estos se encuentran
destinados a acreditar un hecho que no se relaciona con ningún supuesto de la causal invocada.
Ejemplo 2: A y B celebran un contrato de compraventa. Mediante dicho contrato A se obliga a transferir el
bien “X” a favor de B. Unos meses después C, hijo de A demanda la nulidad por falta de manifestación de
voluntad, alegando que la firma de su progenitora fue falsificada por B, presentando para ello un peritaje y
el reporte migratorio en el que figura que en la fecha que se celebró el referido contrato C se encontraba
Paso 1: El contrato fue celebrado solo entre “A y B”; por lo tanto, es a estos a quienes se les atribuye
manifestación de voluntad.
Paso 2: El demandante, cuestiona la manifestación de voluntad atribuida a “A” alegando que la firma de
este fue falsificada. Es decir, el hecho alegado se subsume en el tercer supuesto que hemos esbozado.
Paso 3: El Juez valora el peritaje y el reporte migratorio ofrecido por el demandante. Si concluye que la
firma atribuida a “A” es falsificada declara fundada la demanda y nulo el contrato; de no ser así declara
infundada la demanda.
Finalmente, debo señalar que nuestro análisis busca coadyudar a una mejor comprensión sobre esta
causal de nulidad. En nuestro próximo post analizaremos la “imposibilidad del objeto en el contrato de
compraventa”.
[1] Artículo 157 del Código Civil.- El representante debe desempeñar personalmente el encargo, a no
[2] Artículo 161 del Código Civil.- (…) También es ineficaz ante el supuesto representado el acto jurídico
[3] “(…) la estructura negocial está conformada por el complejo de las relaciones entre los elementos y los
requisitos, la cual está conceptualizada en una situación estática. Por lo demás, este aspecto negocial es
parte de un proceso jurídico unitario en donde existe una estrecha relación y unión sucesiva.” (MORALES
HERVIAS, Rómulo, “Inexistencia y nulidad analizadas desde el punto de vista de los derechos italiano,
español y peruano”, en: Revista del Foro, año LXXXVI , No 1, 1998, 43).
[4] ESPINOZA ESPINOZA, Juan, “La invalidez e ineficacia del acto jurídico en la jurisprudencia”, Editorial
elemento de estructura en la conclusión misma del negocio”. (Véase: RESCIGNO, Pietro, “Manuale del
Diritto Privato Italiano”, Casa Editrice Dott. Eugenio Jovene, Nápoli, 1986, p. 360).
[5] Por ejemplo: Artículo 284 del Código Civil.- El matrimonio invalido produce efectos civiles respecto
de los cónyuges e hijos si se contrajo de buena fe, como si fuese un matrimonio válido disuelto por
divorcio.
Si hubo mala fe en uno de los cónyuges, el matrimonio no produce efectos en su favor, pero sí respecto
[6] Como se sabe, el Código Civil declara nulos una serie de negocios jurídicos a lo largo de todo su
articulado, o por lo menos hace una referencia expresa a dicho supuesto de ineficacia estructural
(invalidez), así tenemos: V del Título Preliminar, 24, 27, 73, 104, 140, 144, 156, 172, 193, 218, 219, 220,
222, 223, 224, 225, 229, 254, 255, 264, 268, 274, 275, 276, 279, 280, 295, 450, 629, 675, 688, 808, 811,
813, 814, 815, 827, 864, 865, 1066, 1092, 1111, 1130, 1167, 1169, 1170, 1207, 1286, 1287, 1304, 1308,
1309, 1310, 1328, 1345, 1352, 1405, 1406, 1408, 1411, 1412, 1425, 1444, 1453, 1520, 1528, 1543, 1562,
1582, 1587, 1605, 1623, 1624, 1631, 1650, 1734, 1780, 1784, 1817, 1858, 1871, 1925, 1927, 1932, 1944,
[8] “(…) la falta de ella hace que el acto no llegue a ser tal, y por más relevancia jurídica que el hecho
pueda alcanzar, se queda sólo en hecho.” (VIDAL RAMIREZ, Fernando. “El Acto Jurídico”, Gaceta
[9] ROPPO, Vincenzo, “El contrato”, Editorial Gaceta Jurídica, Lima – Perú, 2009, p. 685
[10] GALGANO, Francesco, “El negocio jurídico”, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia – España, 1992, p.
258.
[11] Para la doctrina este supuesto “entra mejor en las figuras de irrelevancia o inexistencia jurídica del
Ugo, “Derecho Civil – Hechos y Actos jurídicos”, Tomo I, Volumen 2, Universidad Externado de Colombia,
[12] ROPPO, Vincenzo, “El contrato”, Editorial Gaceta Jurídica, Lima – Perú, 2009, p. 685.
falsificada, pues no procede de su puño gráfico, conforme se aprecia tanto de la pericia de parte
presentada por la demandante (fojas 02), como de la pericia ordenada por el Juzgado (fojas 437). (…)
SÉTIMO.- Que, en el caso sub materia estamos frente a la nulidad de un acto jurídico por causa
formación de dicho acto jurídico, por lo que no genera derecho, habiendo nacido muerto el acto negocial,
más aún si contraviene el ordenamiento jurídico, tal como ha quedado demostrado por las instancias de
[14] GALGANO, Francesco, “El negocio jurídico”, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia – España, 1992, p.
258.
[15] Así: CARIOTA FERRARA, Luigi, “El negocio jurídico”, Editorial Aguilar, Madrid – España, 1956, p.
400-401. Asimismo, se ha dicho: “(…) la violencia es aplicable al numeral 1 del artículo 219 del CC.
Cuando se usa la fuerza física para la celebración del acto de autonomía privada, están ausentes la
HERVÍAS, Rómulo, en: “Patologías y remedios del contrato”, Jurista editores, Lima – Perú, 2011, p. 220).
[16] “La violencia física es indicativa de ausencia de voluntad; configurándose por lo tanto como ausencia
de un elemento esencial, provoca la nulidad y no la anulabilidad del negocio.” (ALPA, Guido, “El contrato
[17] SCOGNAMIGLIO, Renato, “Teoría general del negocio jurídico – 4 estudios fundamentales”, ARA
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