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Literatura española del siglo XVIII 

La ilustración:
https://youtu.be/CKm4ABj8Idc
El Neoclasicismo:
https://youtu.be/8XoIrD2b_mM

CARACTERÍSTICAS, IDEAS Y TENDENCIAS


● Estuvo marcada por la Ilustración o Siglo de las Luces, movimiento cultural que surge en el siglo XVIII.
Basado en:
a) La RAZÓN, como medio para conocer el mundo.
b) El principio de la BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD (entendida como bien común y no como
satisfacción de los deseos individuales).
c) Para difundir estas ideas se creó la “Enciclopedia”, amplio proyecto editorial iniciado por DIDEROT y
D´ALEMBERT.

● Tendencias artísticas:
1. Posbarroquismo y rococó: Continuación de las técnicas barrocas: recargamiento y complejidad formal.
2. Neoclasicismo. 
Con este nombre se alude a la corriente artística correspondiente al esplendor de la Ilustración, y supone
una reacción contra los excesos del Barroco.
Se basa en:
a) Seguimiento de las REGLAS CLÁSICAS GRECOLATINAS:
-Verosimilitud frente a fantasía.
- Eliminación de los sentimientos.
- Claridad y corrección lingüística.
b) UTILITARISMO: el arte debe tener un fin práctico.
c) Uso de la IRONÍA, el HUMOR y la PARODIA, con una FINALIDAD CRÍTICA.
3. El Prerromanticismo.
Se desarrolla en las últimas décadas del siglo. Se va dando entrada a los sentimientos, anticipando el
movimiento romántico de la 1ª mitad del XIX.

GÉNEROS, AUTORES Y OBRAS


1. LITERATURA EN VERSO.
-Aunque los géneros que mejor representaron las ideas reformistas fueron el Teatro y el Ensayo
en prosa, sin embargo no se dejó de lado la Creación poética, eso sí, sometida a unas estrictas normas
y subordinada al contenido. Se siguieron las normas establecidas por Ignacio LUZÁN, en su Poética.

-El poeta más destacado es Juan MELÉNDEZ VALDÉS, que comienza a escribir poesía moral y
filosófica.

-Especial mención dentro de este grupo merece la poesía didáctica, por la importancia del
género fabulístico, en que el didactismo se da de forma más exacerbada.
-Los AUTORES más destacados son Tomás de IRIARTE y Félix María de SAMANIEGO.

2. LITERATURA EN PROSA.
A) Prosa ensayística o de ideas:
- De intención didáctica.
- Difundida a través de libro o prensa periódica, fundamentalmente.
- Temática: reflexiones y opiniones sobre un mundo en transformación.
- AUTORES:
⮚ José CADALSO. Cartas marruecas
⮚ Benito Jerónimo FEIJOO. Teatro crítico universal
⮚ Gaspar Melchor JOVELLANOS: Ensayos (sobre la reforma de la Educación y la
defensa de la Igualdad entre los ciudadanos).
B) Prosa de ficción: aunque no ha dejado obras significativas destacan el Padre ISLA y Diego Torres
de VILLARROEL.

3. LITERATURA DRAMÁTICA.
- la reforma del teatro fue una de las principales preocupaciones de los ilustrados españoles pues
eran conscientes del poder que éste tenía para conectar con el pueblo, que asistía masivamente a
los espectáculos; sin embargo no consiguieron su objetivo ya que los espectadores rechazaban el
sometimiento a unas normas estrictas.
- El teatro neoclásico se caracteriza por:
a) Tener una Finalidad didáctica: se intenta combinar el entretenimiento con las lecciones
morales.
b) La verosimilitud y realismo.
c) El respeto a las reglas clásicas de las tres unidades:
⮚ Lugar: Toda la acción debía desarrollarse en un único espacio dramático.
⮚ Tiempo: La acción no debía superar las 24 horas.
⮚ Acción: Debía haber una acción única, no debía haber acciones secundarias y debían
participar todos los personajes.
- El AUTOR clave: Leandro Fernández de MORATÍN, que cultiva todos los géneros de la
época, pero destacamos su obra: El sí de las niñas.
(La acción representa un triángulo amoroso entre una muchacha (doña Francisca), a quien su madre obliga a
casarse con un señor mayor (don Diego), pese a estar enamorada en secreto de don Carlos), un joven que
resulta ser sobrino del señor mayor).
Moratín, aborda tres temas fundamentales: la crítica de los matrimonios desiguales, la
denuncia de la educación autoritaria y la oposición entre el comportamiento irracional
(representado por la madre) y el sentido común y la comprensión (representados por Don
Diego).
Cartas marruecas de José Cadalso
Carta LXXII​

De Gazel a Ben-Beley
Hoy he asistido por mañana y tarde a una diversión propiamente nacional de los españoles,
que es lo que ellos llaman fiesta o corrida de toros. Ha sido este día asunto de tanta especulación
para mí, y tanto el tropel de ideas que me asaltaron a un tiempo, que no sé por cuál empezar a
hacerte la relación de ellas. Nuño aumenta más mi confusión sobre este particular, asegurándome
que no hay un autor extranjero que hable de este espectáculo, que no llame bárbara a la nación que
aún se complace en asistir a él. Cuando esté mi mente más en su equilibrio, sin la agitación que
ahora experimento, te escribiré largamente sobre este asunto; sólo te diré que ya no me parecen
extrañas las mortandades que sus historias dicen de abuelos nuestros en la batalla de Clavijo,
Salado, Navas y otras, si las excitaron hombres ajenos de todo el lujo moderno, austeros en sus
costumbres, y que pagan dinero por ver derramar sangre, teniendo esto por diversión dignísima de
los primeros nobles. Esta especie de barbaridad los hacía sin duda feroces, pues desde niños se
divertían con lo que suelen causar desmayos a hombres de mucho valor la primera vez que asisten
a este espectáculo.

Carta XXXVIII​
De Gazel a Ben-Beley
Uno de los defectos de la nación española, según el sentir de los demás europeos, es el
orgullo. Si esto es así, es muy extraña la proporción en que este vicio se nota entre los españoles,
pues crece según disminuye el carácter del sujeto, parecido en algo a lo que los físicos dicen haber
hallado en el descenso de los graves hacia el centro: tendencia que crece mientras más baja el
cuerpo que la contiene. El rey lava los pies a doce pobres en ciertos días del año, acompañado de
sus hijos, con tanta humildad, que yo, sin entender el sentido religioso de esta ceremonia, cuando
asistí a ella me llené de ternura y prorrumpí en lágrimas. Los magnates o nobles de primera
jerarquía, aunque de cuando en cuando hablan de sus abuelos, se familiarizan hasta con sus
ínfimos criados. Los nobles menos elevados hablan con más frecuencia de sus conexiones,
entronques y enlaces. Los caballeros de las ciudades ya son algo pesados en punto de nobleza.
Antes de visitar a un forastero o admitirle en sus casas, indagan quién fue su quinto abuelo,
teniendo buen cuidado de no bajar un punto de esta etiqueta, aunque sea en favor de un
magistrado del más alto mérito y ciencia, ni de un militar lleno de heridas y servicios. Lo más es
que, aunque uno y otro forastero tengan un origen de los más ilustres, siempre se mira como tacha
inexcusable el no haber nacido en la ciudad donde se halla de paso, pues se da por regla general
que nobleza como ella no la hay en todo el reino.
Todo lo dicho es poco en comparación de la vanidad de un hidalgo de aldea. Éste se pasea
majestuosamente en la triste plaza de su pobre lugar, embozado en su mala capa, contemplando el
escudo de armas que cubre la puerta de su casa medio caída, y dando gracias a la providencia
divina de haberle hecho don Fulano de Tal. No se quitará el sombrero, aunque lo pudiera hacer sin
embarazarse; no saludará al forastero que llega al mesón, aunque sea el general de la provincia o
el presidente del primer tribunal de ella. Lo más que se digna hacer es preguntar si el forastero es
de casa solar conocida al fuero de Castilla, qué escudo es el de sus armas, y si tiene parientes
conocidos en aquellas cercanías. Pero lo que te ha de pasmar es el grado en que se halla este vicio
en los pobres mendigos. Piden limosna; si se les niega con alguna aspereza, insultan al mismo a
quien poco ha suplicaban. Hay un proverbio por acá que dice: «El alemán pide limosna cantando, el
francés llorando y el español regañando».

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