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EMBRIOLOGIA DE LA COLUMNA VERTEBRAL

Origen y desarrollo de la columna vertebral


La columna vertebral se forma en el embrión alrededor de un
eje celular llamado notocorda; este eje es rodeado por
tejido proveniente de pares de masas cúbicas denominadas
somitas (fig. 1), a expensas de las cuales se forman los
cuerpos vertebrales y los discos intervertebrales. Tejidos
provenientes también de las somitas dan origen a los arcos
vertebrales posteriores; cada uno de ellos está conformado
por dos hemiarcos que se desplazan hacia atrás rodeando el
esbozo de la médula (tubo neural).

Fig. 1. Embrión de 5 semanas, de 10 mm apicocaudal, 1, 2º


arco branquial; 2, proceso maxilar inferior; 3, proceso
maxilar superior; 4, seno cervical; 5, somitas; 6, esbozo
del miembro superior; 7, esbozo del ojo; 8, proceso nasal
lateral; 9, cordón umbilical; 10, esbozo del miembro
inferior.

Definiciones
Tubo neural: Es un largo conducto ectodérmico que se
incurva a lo largo de la convexidad dorsal del embrión y
del cual deriva el sistema nervioso de los vertebrados
(Fig. 2).
Notocorda: Es un cordón celular ubicado en la línea media,
algo más profundo que el tubo neural (fig.2). Nace en la
región cefálica y crece en dirección caudal a medida que el
embrión de 4 mm (final de la 4ª semana) la notocorda se
extiende desde la región occipital hasta el cóccix.
Somitas:Desde el día 21 al día 30 de desarrollo embrionario
el mesodermo que se encuentra a cada lado de la notocorda
se segmenta en masas cúbicas denominadas somitas. Los pares
de somitas se van formando progresivamente desde la región
occipital hacia la caudal (figs. 1 y 2). En el embrión
humano se constituyen de 42 a 44 pares de somitas.
En sección transversal cada somita presenta un aspecto más
o menos triangular (fig. 2). La masa que compone la pared
ventral se denomina dermatoma; otro sector se llama miotoma
y está destinado a formar músculo esquelético; la pared
interna de la somita se denomina esclerotoma y de ella
derivan los elementos que constituyen el tejido conjuntivo
y los tejidos óseo y cartilaginoso de la columna vertebral
(fig. 2 y 3).

Fig 2. Corte de embrión. 1, Somita; 2, tubo neural; 3,


amnios; 4, pronefros; 5, celoma intraembrionario; 6,
cavidad del saco embrionario; 7, notocorda; 8, aorta dorsal
izquierda.

Desarrollo
El tejido que emigra de la pared interna de cada somita se
dirige hacia la línea media y se fusiona alrededor de la
notocorda. De este tejido que rodea a la notocorda y que
formará el cuerpo vertebral y el disco se desprenden
células que llegan a cada lado del tubo neural y
constituyen el comienzo de formación del arco vertebral
posterior (fig. 3). Cada segmento integrado por un par de
somitas tiene una porción caudal más oscura y una porción
cefálica más clara; entre dos segmentos vecinos corre un
vaso proveniente de la arteria aorta (fig. 4, A).
Luego ocurre una segmentación, de manera que la parte
proximal de cada porción caudal (oscura) se diferencian en
un disco intervertebral y se une luego a la porción caudal
(clara) que está inmediatamente por debajo, para formar un
cuerpo vertebral membranoso precartilaginoso. Los vasos
intersegmentarios quedan así incluidos en el centro de los
cuerpos vertebrales (fig. 4, B y C).
Hacia el dorso, a cada lado de la línea media, se forman
los arcos neurales precartilaginosos; éstos se prolongan
aún más dorsalmente y se unen en la línea media abrazando
al tubo neural.
En cada cuerpo vertebral aparecen dos centros de
condrificación que se unen después en la línea media
formando el cuerpo vertebral cartilaginoso.
Un centro similar de condrificación se constituye en cada
arco neural y lo invade por completo.
En este momento el cartílago en desarrollo de los cuerpos
vertebrales comprime a la notocorda y muchas de sus células
emigran hacia el espacio intervertebral, se asocian con
tejido mucoide y dan origen al núcleo pulposo (fig. 4).
Otras células se diferencian en fibroblastos y contribuyen
en la conformación del anillo fibroso del futuro disco
intervertebral.
Poco después (7ª a 8ª semana), en pleno cartílago, se
originan los primeros centros (núcleos) primarios de
osificación (Fig. 5)
Fig. 3. La pared interna de cada somita se segmenta;
algunas células rodean a la notocorda y formarán el cuerpo
vertebral y el disco intervertebral, en tanto que otras
células rodean al tubo neural y formarán el arco vertebral
posterior.

Fig. 4. A, Cada segmento formado por un par de somitas (S)


está separado del otro por una arteria intersegmentaria
(A.I.) proveniente de la aorta (A). Todos los segmentos
rodean a la notocorda (N). B, Se forma el disco
intervertebral. Las arterias intersegmentarias quedan
incluidas en el centro de los cuerpos vertebrales. La
notocorda es comprimida. C, Quedan definitivamente formados
los cuerpos vertebrales y los discos. El núcleo pulposo
(N.P.) se forma con células de la notocorda y tejido
mucoide.
Núcleos primarios de osificación
Una vértebra tipo se osifica a partir de tres núcleos
primarios de osificación: uno para el cuerpo y uno para
cada mitad del arco vertebral.
Los núcleos correspondientes al arco vertebral de la
columna cervical y de las primeras vértebras dorsales
aparecen entre la 7ª y 8ª semana de vida intrauterina.
Luego se forman los puntos de osificación de los cuerpos de
la 11ª y 12ª vértebra dorsal, los cuales, a partir de esta
zona, continúan apareciendo tanto en dirección craneal como
en dirección caudal (fig.5). Después del 4º mes de vida
intrauterina hasta el cuerpo de la última vértebra sacra
tiene su punto de osificación.

Fig. 5. Núcleos primarios de osificación

En el recién nacido el molde cartilaginoso de una vértebra


posee tres núcleos óseos: uno, el centro, ocupa el cuerpo
vertebral; otros dos, los arcos neurales, ocupan las
mitades correspondientes del arco vertebral. La
articulación cartilaginosa entre centro y arco neural se
denomina sincondrosis o intercartílago (Fig. 6).
El núcleo de osificación del cuerpo vertebral crece e
invade todo el molde cartilaginoso, salvo los sectores
posterolaterales de ese cuerpo que son formados, al igual
que los pedículos de cada vértebra, por el ulterior
crecimiento del arco neural. El centro y el arco neural se
ponen en contacto alrededor de los 5 años de edad, pero
persiste una anfiartrosis visible radiológicamente hasta
los 14 años, denominada “intercartílago”.
Cada arco neural crece, asimismo, hacia arriba, hacia abajo
y hacia afuera osificando las apófisis articulares
superiores, las apófisis articulares inferiores y las
apófisis transversas. Creciendo hacia la parte posterior,
forman las láminas, y luego se unen y fusionan determinando
las apófisis espinosas. Esta fusión comienza en la parte
inferior de la columna dorsal, y en el tercer año de vida
se ha completado en toda la columna vertebral, excepto en
la 5ª lumbar y en las vértebras sacrococcígeas, en las que
la fusión se produce tardíamente.

Fig. 6. Vértebra de recién nacido. 1, Mitad del arco


neural: 2, sincondrosis neurocentral o intercartilago; 3,
centro (cuerpo vertebral).

Núcleos complementarios o secundarios de osificación

Deben ser considerados en el cuerpo vertebral y en el arco


posterior.
a) En el cuerpo vertebral. El núcleo secundario de
osificación aparece en las caras superior e inferior del
cuerpo vertebral; está representado por la llamada “cresta
marginal ósea”, que ocupa el borde libre de aquéllas y
envía una delgada expansión en forma de lámina hacia el
centro de las caras.
Los primeros esbozos de osificación de los bordes
cartilaginosos de los cuerpos vertebrales aparecen hacia
los 8 y 9 años de edad; luego se van fusionando hasta
formar la “cresta marginal ósea”, la cual es visible
radiológicamente hacia los 12 años de edad. Constituye el
núcleo secundario de osificación a expensas del cual crece
en altura el cuerpo vertebral; se lo ha llamado la
“epífisis del cuerpo vertebral”.
b) En el arco posterior. En este sector vertebral aparecen,
fundamentalmente, tres puntos complementarios de
osificación: uno para el extremo de cada apófisis
transversa y otro para el vértice de la apófisis espinosa.
Estos puntos complementarios de osificación se forman
alrededor de los 15 años de edad y se sueldan al hueso
entre los 18 y 20 años.
Existen otros puntos de osificación secundarios, poco
visibles radiográficamente y de desarrollo irregular; son
los que corresponden a los extremos de las apófisis
articulares y los que coronan a los tubérculos mamilares en
la columna lumbar.

Visión radiológica de la osificación vertebral


Entre la 7ª y 8ª semana de vida embrionaria son visibles en
las radiografías los núcleos óseos de los arcos vertebrales
de la columna cervical y de las primeras vértebras dorsales
(figs. 5 y 6).
En el embrión de 3 meses los cuerpos vertebrales dorsales
inferiores y lumbares superiores son visibles
radiológicamente. Luego la osificación progresa rápidamente
hacia el cráneo y con más lentitud hacia el cóccix, de
manera que al final del 4º mes todos los cuerpos
vertebrales se visualizan en las radiografías. En el recién
nacido el cuerpo vertebral se observa de forma ovoide en
una radiografía de perfil y su mayor altura central es
semejante a la de los espacios intervertebrales.
Se aprecia también una escotadura anterior y otra posterior
que corresponde a la penetración y pasaje de los conductos
vasculares por el núcleo de osificación del cuerpo
vertebral. El cuerpo está separado del arco posterior por
un espacio cartilaginoso transparente que se denomina
“intercartilago” puede aún mantenerse a los 15 años de
edad.
Hacia los 3 y 4 años de edad en la radiografía de perfil se
comprueba que el cuerpo toma una forma más rectangular y
los espacios intervertebrales se reducen, lo mismo que la
franja de intercartilago.
Entre los 5 y 7 años se produce un escalón periférico tanto
en la cara superior como en la cara inferior de cada cuerpo
vertebral; esta depresión en forma de anillo (herradura)
está ocupada por cartílago y se denomina “cresta marginal
cartilaginosa” (fig. 7, A)
La “cresta marginal cartilaginosa” es progresivamente
invadida por el proceso de osificación y hacia los 12 años
de edad se ha transformado en la “cresta marginal ósea”,
visible ya en radiografías, sobre todo en proyección de
perfil (fig. 7, B).
A partir de los 14 a 15 años de edad la cresta marginal
ósea comienza a soldarse al cuerpo vertebral
correspondiente: pero la fusión no ocurre al mismo tiempo
en todad las vértebras, y es en las lumbares donde se
produce más tardíamente.

Fig. 7. Radiografía de perfil A, Niño de 6 años; “cresta


marginal cartilaginosa”. B, Niño de 12 años; “cresta
marginal ósea”.

En cuanto a los arcos vertebrales posteriores, cabe


recordar que en el recién nacido se encuentran separados
uno del otro a lo largo de toda la columna vertebral (fig.
8).
A los 2 años de edad se han soldado los arcos posteriores
dorsales inferiores y los correspondientes a las primeras
vértebras lumbares.
Hacia los 7 años de edad todos los arcos neurales se han
soldado entre sí.

Malformaciones congénitas de la columna vertebral


Las anomalías congénitas de la columna vertebral (fig. 8)
pueden tener orígenes diversos:
a) Imperfecciones en la segmentación del mesénquima
primitivo (alteración desde la formación de las somitas),
como son las fusiones vertebrales, hemivértebras, etc.
b) Fallas en la osificación por alteración del aporte
vascular.
c) Alteración congénita del desarrollo de huesos, cartílago
y tejido conectivo, como en la enfermedad de Morquio, la
osteogénesis imperfecta, etc.
d) Errores metabólicos (enzimáticos) congénitos o innatos,
como la alcaptonuria, hipofosfatemia, escoliosis, etc.
Las anomalías o malformaciones congénitas del raquis serán
consideradas a nivel de los cuerpos vertebrales y a nivel
de los arcos vertebrales.

Malformaciones de los cuerpos vertebrales


1. Sinostosis vertebral congénita. Recordando que la parte
proximal (oscura) de cada segmento primitivo se diferencia
formando un disco intervertebral (fig. 4), se comprende que
una falla del mecanismo formador del disco, en uno o varios
niveles, determina una falta de segmentación o
“diferenciación no lograda” (Drehmann), a la que se
denomina sinostosis.
Es frecuente la soldadura de los arcos vertebrales
acompañando a la fusión de los cuerpos.
2. División sagital de cuerpos vertebrales. Se trata de un
cuerpo vertebral constituido por dos hemivértebras
laterales. La malformación es determinada por una fisura
segmentaria de la notocorda en el plano sagital. Suele
acompañarse de otras malformaciones no compatibles con la
vida. Pero cuando es viable, en la radiografía frontal el
cuerpo vertebral muestra una imagen “en mariposa”.
Fig. 8. Esquema de desarrollo normal y de malformaciones
congénitas de las vértebras.
3. Hemivértebra unilateral. Se desarrolla sólo una mitad
lateral del cuerpo vertebral, que es cuneiforme. El defecto
determina la osificación de una sola mitad del cuerpo
vertebral. Es probable que fallas de vascularización sean
responsables de la malformación.
Cuando se estudian estos defectos, debe recordarse que en
las primeras etapas del desarrollo embriológico la mitad
derecha de un cuerpo vertebral proviene de una somita y la
mitad izquierda de otra.
4. Hemivértebra dorsal y hemivértebra ventral. Cuando sólo
se desarrolla únicamente la parte ventral.
En el cuerpo vertebral primitivo penetra un vaso por la
cara posterior y otro por la cara anterior, de manera tal
que existe un grupo osteógeno anterior y otro posterior. Es
muy probable que estas malformaciones estén vinculadas a
una detención del crecimiento óseo por anomalía o déficit
vascular. Así como una hemivértebra lateral origina una
escoliosis, una hemivértebra dorsal es punto de partida de
una cifosis.
5. División frontal de cuerpos vertebrales. Es muy rara. Se
piensa que por influencia vascular (arterias de penetración
anterior y posterior del cuerpo vertebral) el núcleo de
osificación muy transitoriamente puede estar dividido en
dos porciones; la persistencia de esta disposición
determinaría la malformación que comentamos.
6. Malformaciones diversas. Entre ellas cabe consignar:
hemivértebras múltiples con desviaciones asociadas o no a
sinostosis de vértebras y de costillas; falta de
osificación total de cuerpos vertebrales, etc. A veces se
producen soldaduras segmentarias unilaterales de cuerpos
vertebrales, que se pueden acompañar o no de fusión de
costillas y de arcos vertebrales posteriores. Es evidente
que esas barras que fijan segmentos en forma unilateral y
anulan su crecimiento normal son factores de escoliosis de
origen congénito.

Esquema de Putti-Junghanns. Muestra el desarrollo normal de


los cuerpos vertebrales y de él se pueden deducir, también,
las malformaciones susceptibles de producirse por
deficiencias del desarrollo (fig. 8).
Malformaciones de los arcos vertebrales
Pueden coincidir con malformaciones de la médula espinal y
sus envolturas, de gravedad variable (mielomeningocele,
meningocele,etc.)
Consideraremos las más frecuentes:
1. Fisuras en el arco vertebral. Han sido mencionadas en
diversos sectores del arco vertebral: apófisis espinosa,
pars interarticularis, pedículo e “intercartílago”.
a) Fisura sagital de la apófisis espinosa. En el momento
del nacimiento la zona correpondiente a la apófisis
espinosa es cartilaginosa; el punto de osificación de cad
hemiarco posterior (arco neural) invade el molde
cartilaginoso y se fusiona con el del lado opuesto formando
así la apófisis espinosa ósea, lo cual ocurre en el primer
año de vida del niño. Cuando la fusión ósea no se realiza,
persiste una unión cartilaginosa que, vista
radiológicamente es trasparente y se denomina “espina
bífida”. Su presencia es más común en los sectores de
transición de los segmentos raquídeos (lumbosacro,
dorsolumbar, cervicodorsal. Occipitocervical).
El arco posterior de las vértebras lumbares y sacras
termina de osificarse hacia los 5 años de edad, y a veces
ello tiene lugar más tardíamente o no ocurre nunca. De
manera que en estudios radiológicos se han hallado fisuras
del arco posterior en el 80% de los niños de 5 años de
edad, en el 45% de los adolescentes y en el 10% de las
personas de 50 años de edad. La fisura de la apófisis
espinosa de la vértebra sacra es muy frecuente.
Los intersticios persistentes sin lesión nerviosa ni
traducción clínica son tan habituales en la región
lumbosacra que Hintze propone sustituir el nombre de
“espina bífida oculta” por el de “fontanela lumbosacra”.
Fisuras muy amplias o con apófisis espinosa vecina
“incrustada” sobre ella pueden ser motivo, sin embargo, de
molestias o dolores de origen estático o dinámico.
b) Fisuras en la pars interarticularis. Son las denominadas
espondilólisis y espondilolistesis.
De acuerdo con el desarrollo embriológico que hemos
analizado anteriormente no es admisible la lisis congénita
a ni vel de la pars interarticularis o istmo del arco
vertebral. Sin embargo, autores como Putti (anomalía
congénita regresiva, pues en los cetáceos cada “arco
neural” está dividido en dos partes) y Schmorl y Junghans
la admiten como deformidad congénita embriológicamente
explicable.
c) Fisura en el pedículo. De origen congénito dudoso.
d) Fisura entre arco y cuerpo vertebral. Se trata de la
fisura denominada “intercartilago” o persistencia de la
sincondrosis neurocentral que hemos comentado
anteriormente.
2. Otras malformaciones del arco vertebral. Son las
siguientes: a) falta de osificación de un hemiarco o de
todo el arco vertebral; b) fusión de arcos vertebrales de
dos o más vértebras; c) malformaciones diversas o aun
ausencias de apófisis articulares.

Discrepancia de crecimiento vertebromedular


Hasta cumplirse el 3er. Mes de vida embrionaria la longitud
de la médula espinal prácticamente se corresponde con la de
la columna vertebral; su parte distal se encuentra frente a
la 1ª vértebra coccígea. La raíz S1 se halla frente al
disco lumbosacro y la raíz L6 se relaciona con el disco
situado entre la 4ª y 5ª vértebra lumbar.

Variaciones de la columna vertebral


En el raquis existen cinco zonas de transición:
occipitocervical, cervicodorsal, dorsolumbar, lumbosacra y
sacroccígea.
El 40% de las columnas vertebrales tienen características
normales; las restantes presentan variaciones en el sector
óseo que se corresponden también con cambios en la
disposición de músculos, vasos y nervios (fig. 9).
Las variaciones suelen ocurrir en una o, más
frecuentemente, en varias zonas de transición. Las
variaciones pueden dirigirse hacia el cráneo (vértebras
lumbares que se convierten en sacras). Esta característica
de la columna vertebral es hereditaria y ha sido utilizada
en investigaciones de paternidad.
Las características principales de la variedad craneal son
las siguientes:
1. Costilla cervical; si se ha asimilado, la variación es
reemplazada por la hipertrofia de la apófisis transversa de
C7 que es de mayor tamaño que la correspondiente a D1.
2 La 12ª costilla es corta (1 a 7 cm) o está ausente.
3. La apófisis transversa de L4 es más corta de lo
habitual.
4. Sacralización de L5.
5. La S5 tiene tendencia a caudalizarse.

Las características principales de la variedad caudal son


las siguientes:
1. Apófisis transversa de C7 más corta que habitualmente.
2. La 12ª costilla es más larga (14 a 18 cm).
3. Presencia de un pequeño esbozo costal en la L1 (costilla
lumbar).
4. La apófisis transversa de L4 es más larga.
5. Lumbarización de S1.
6. Sacralización de la 1ª vértebra coccígea.

Fig. 9. Variaciones de la columna vertebral. N, normal; N’,


variedad craneal; N’’, variedad caudal.
En todas las variedades de columna vertebral las apófisis
transversas de la L4 suelen ser más delgadas y más cortas
que las correspondientes a L3 y L5.

Vértebra de transición lumbosacra.


El hombre tiene normalmente 7 vértebras cervicales, 12
dorsales y 5 lumbares, de manera que la vértebra 24ª es la
última presacra y a la 25ª es la primera vértebra sacra.
Cuando la última vértebra presacra (L5) se ha sacralizado
muestra, a uno o a ambos lados, analogías con las masas
laterales del saccro o, incluso, queda totalmente asimilada
al sacro. El cambio más notable ocurre a nivel de las
apófisis transversas, en ls cuales, desde el punto de vista
embriológico, el rudimento costal adquiere notable
magnitud.
La lumbarización se produce cuando la primera vértebra del
sacro, por anómala constitución de sus masas laterales, se
asemeja a la última vértebra lumbar o presacra.
Como no siempre es posible contar el número total de
vértebras ni es fácil distinguir si la vértebra en cuestión
se incluye o emerge del sacro, lo práctico es hablar de
vértebra lumbosacra de transición.

Elementos homólogos de las vértebras


En la región torácica de cada apófisis transversa se
corresponde con una costilla, la cual embriológicamente se
ha formado a expensas de un área aportada por la somita
correspondiente (fig. 10).
Se considera que en los restantes sectores de la columna
vertebral (cervical, lumbar y sacrococcígeo) el elemento
costal está también representado en un sector de lo que se
estima es la apófisis transversa. Esta adquiere entonces
características morfológicas peculiares en cada sector
vertebral, pero todos ellos son considerados homólogos unos
de los otros.
Una apófisis transversa está constituida por dos elementos:
a) elemento costal; b) apófisis transversa propiamente
dicha, ubicada dorsalmente con respecto al elemento costal.
En las vértebras cervicales la apófisis transversa tiene la
forma de una canaleta perforada en su base; el borde
anterior de aquélla constituye la apófisis costal y el
borde posterior la apófisis transversa propiamente dicha.

Fig. 10. Elementos homólogos de las vértebras A, vértebra


cervical; B, vértebra torácica y costilla; C, vértebra
lumbar; D, vértebra sacra, 1, Apófisis transversa; 2,
Apófisis costal; 3, Arco neural; 4, Centro.

En el sector lumbar la apófisis costal es saliente en


sentido transversal y la apófisis transversa propiamente
dicha está disminuida entre el pedículo y la base de
implantación de la apófisis articular superior.
En el ala del sacro un pequeño canal marca la zona de
fusión entre ambos elementos.

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