Existen muchos mecanismos que pueden conducir a una afectación del glomérulo renal y, con
ello, a una glomerulonefritis. Algunas veces la causa es desconocida, otras se deben a
enfermedades de origen inmune que ya padece el paciente y otras al consumo de algún medicamento que produce lesiones en el riñón. Por tanto, si eres una persona sana a la que se le diagnostica una glomerulonefritis, es posible que no se llegue a saber la causa o, de saberla, no hubiera sido predecible.
Pero como en cualquier otra enfermedad, la mejor manera de prevenir o enlentecer la
progresión es llevar una vida sana: dieta saludable, no fumar ni beber alcohol y hacer ejercicio físico.