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La medición de la composición

corporal mediante la
antropometría
versus bioimpedancia: sus
aplicaciones en el deporte
*Programa de Tecnificación de Triatlón. Universidad de Alicante
**Centro Público de Enseñanza para Deportes, KIROLENE. Gobierno José Miguel Martínez Sanz* ***  
Vasco josemiguel.martinez@nutriaktive.com
  ***Asesoramiento Científico-Técnico para la Planificación Deportiva. Aritz Urdampilleta Otegui** ***
NUTRIAKTIVE aritzurdampi@hotmail.com  
(España)
 
Resumen
          Tanto la valoración a través de la antropometría como la bioimpedancia eléctrica (BIA) son métodos
doblemente indirectos, es decir, solamente sirven para hacer una estimación de la composición corporal. Para la
medición antropométrica se utilizan diferentes variables que la conforman: los puntos anatómicos, pliegues
cutáneos, perímetros corporales, diámetros, longitudes, alturas, peso, talla; se debe seguir un perfil y
metodología estandarizada, las cuales permiten realizar comparaciones con otras poblaciones de estudio
similares a nivel local, nacional e internacional. La BIA se fundamenta en la medida de resistencia (R) y/o
impedancia (I) que los distintos tejidos del cuerpo humano ofrecen al paso de una corriente de baja intensidad
  y baja/media frecuencia. Así, en el contexto deportivo, la BIA nos sirve para estimar la cantidad de agua  
corporal del deportista, y la antropometría para estimar la cantidad de masa grasa, masa magra y ósea. Sería
erróneo utilizar la BIA en el contexto deportivo para estimar la cantidad de grasa o masa magra, sino solamente
para medir la cantidad de agua corporal. Los datos antropométricos nos sirven para poder comparar los datos
de nuestros atletas con referentes internacionales y así marcar objetivos de entrenamiento y planificación
dietética específica. A su vez, la BIA nos puede ser de utilidad para valorar la cantidad de agua perdida de que
componentes ha sido a nivel extracelular o intracelular.
          Palabras clave: Composición corporal. Bioimpedancia. Antropometría. Aplicaciones.
 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 174, Noviembre de 2012.
http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Existe un gran interés y necesidad en el ámbito del deporte de disponer de medios
necesarios para la valoración de la composición corporal de forma funcional, precisa y exacta,
que se adquieran a un precio asequible, sean fáciles de utilizar y no invasivos. Nuevos métodos
de medición así como la composición corporal han surgido, como es la antropometría y la
bioimpedancia eléctrica (BIA) (Porta, 2009; Alvero-Cruz, 2011), las dos totalmente útiles para
ser utilizadas en el contexto deportivo, pero si no se tienen en cuenta las limitaciones de cada
una de ellas, interpretaciones pueden ser totalmente erróneas.

    Para la medición antropométrica se utilizan diferentes variables que la conforman: los
puntos anatómicos, pliegues cutáneos, perímetros corporales, diámetros, longitudes, alturas,
peso, talla; se debe seguir un perfil y metodología estandarizada, las cuales permiten
realizar comparaciones con otras poblaciones de estudio similares (a nivel local, nacional e
internacional). Se recomienda aplicar el protocolo de medición antropométrico basado en las
recomendaciones de la ISAK (2001). Para su realización, se establecen dos perfiles de estudio
antropométricos, 1) el restringido y 2) el completo. La utilidad de llevar a cabo un protocolo de
medición estandarizado, radica en la precisión, fiabilidad y reproductibilidad de las mediciones
realizadas por el antropometrista, es decir la técnica tiene que ser válida (validez =preciso +
exacto). Existe una variabilidad en la medición y calidad de la medida, que conlleva a un
error técnico de medida (ETM) del propio antropometrista, el cual debemos
disminuir, calibrando el material antropométrico y teniendo una buena técnica de medición.
Evidentemente, si el antropometrista o el que nos toma los datos no está entrenado, el error
técnico de medida será muy alto y por tanto, las mediciones para nada serán válidas.

Figura 1. Medición antropométrica (izquierda) versus medición por bioimpedancia eléctrica (BIA) (derecha)

    La bioimpedancia eléctrica (BIA), así como sucede con la técnica antropométrica es un
método doblemente indirecto, ya que los valores de masa grasa se obtienen mediante la
valoración de otros parámetros, al estimar la masa grasa a través de la valoración previa
del agua corporal total (ACT). Considera que se haya en un 73,2% en el masa magra; dicho
valor lo restará del peso corporal total (PCT) para hallar la masa grasa (Kyle et al, 2004).

    La BIA se fundamenta en la medida de resistencia (R) y/o impedancia (I) que los distintos
tejidos del cuerpo humano ofrecen al paso de una corriente de baja intensidad y baja/media
frecuencia (Alvero-Cruz, 2011). Está estrechamente relacionado con el ACT. Para asegurar la
exactitud de predicción de las ecuaciones del BIA debemos seguir estrictamente una serie de
normas, las cuales son (Alvero-Cruz, 2010; 2011):

 No comer ni beber en las 4 horas previas al test de bioimpedancia.


 No realizar ejercicio extenuante 12 horas antes.
 Orinar 30 min. antes del test.
 No consumir alcohol 48 horas antes.
 No tomar diuréticos 7 días antes.
 No realizar preferentemente la bioimpedancia en fase lútea (retención de
líquidos).
 Retirar todo elemento metálico del cuerpo (relojes, anillos, pulseras,
pendientes, piercings, etc.) y no realizar el test sobre una camilla metálica.

Bioimpedancia versus antropometría

    Pueden establecerse dudas sobre qué método puede ser el más recomendable y si estos
pueden ser intercambiables entre sí. Algunos estudios observan resultados contradictorios
al analizar la correlación entre el método antropométrico y BIA para la estimación de la
masa grasa en personas físicamente activas (Ostojic, 2006; Andreoli, 2004; Van Marken
Lichtenbelt, 2004). Un estudio realizado en japoneses adultos (Demura, 2002), demostraron
una sobreestimación del 2,2-3,3% de grasa corporal cuando utilizaron las ecuaciones de
predicción del fabricante, las cuales no estaban validadas.

    A su vez, los estudios realizados por Jordi Porta (2009), en estudiantes de ciencias de la
actividad física y el deporte del INEF de Barcelona (España) compararon la estimación de la
masa grasa entre diferentes BIA y antropometría. Uno de los estudios, fue realizado en 55
personas 29 hombres (edad: 24,7 ± 4,7 años; IMC: 23,4 ± 1,8) y 26 mujeres (edad: 22,9 ±
3,5; IMC: 21,5 ± 1,9) utilizando la antropometría y diferentes aparatos de BIA: Biospace Inbody
720, Tanita TBF-521, Tanita BC400 y Omron BF-300. Los resultados mostraban una mayor
concordancia (CCI) entre la masa grasa del grupo femenino mientras que el masculino
la concordancia entre ambos métodos era media baja, donde el aparato con mayor
concordancia fue la Tanita BC400 (CCI =0,65).

    El otro estudio realizado en 20 varones adultos comparando la antropometría y 3 sistemas


BIA (Tanita TBF-521, Omron BF-300 y Promis) indicaron la existencia de diferencias destacables
entre los aparatos BIA que fueron evaluados y el método A. El sistema que mayor concordancia
presentó con la antropometría fue el Tanita TBF- 521 en formato “atleta”, con CCI
considerado como moderado (CCI=0,65).

    Debe destacarse que respecto al anterior estudio, en ninguno de los manuales de
instrucciones de los aparatos BIA se facilitaron las ecuaciones que utilizaban para la
estimación de la masa grasa, la cual necesaria para poder comparar adecuadamente con
otros estudios, cosa que nos parece sorprendente.

    Otro estudio realizado en deportistas de ultra resistencia (natación, ciclismo, carrera y
triatlón), observaron que la CC en deportistas determinada por BIA, produjo valores
significativamente mayores de masa grasa y músculo esquelético en comparación con las
ecuaciones antropométricas (Knechtle, 2011).
Figura 2. La BIA potencialmente válido para mediar el agua corporal, pero su medición tiene escasa validez 
para estimar el porcentaje óseo, cantidad de masa magra o grasa (Cedido de Porta J, 2009, curso ISAK)

    Los estudios revisados concluyen que los sistemas BIA solamente pueden valorar,
indirectamente, el volumen de agua corporal, del que se deriva la estimación de la masa
muscular y grasa, y que a pesar de una mayor dificultad en el protocolo antropométrico, este es
más sensible que el BIA en la detención de cambios de CC en los deportistas (Porta, 2009), tal
y como sugieren otros estudios (Lisbona, 2004; Bland, 1986). La antropometría se
considera como un método de referencia para la estimación de la masa grasa,
siempre y cuando las medidas sean realizadas por personal muy entrenado.

    Así, la valoración de los pliegues cutáneos se ha mostrado como un método más
sensible que la BIA para detectar los cambios en la CC en deportistas (Cabañas,
2009). En ausencia de personal entrenado, el método BIA método podría ser útil en la
evaluación de la CC en deportistas, asegurando que las mediciones se toman en el mismo
estado fisiológico, día, condiciones de tiempo, estado de ayuno entre otros (Porta, 2009;
Knechtle, 2011; Cabañas, 2009).

    A su vez, el potencial de la BIA en el ámbito deportivo, hemos de centrarlo única y


exclusivamente para la estimación del agua corporal total (ACT), agua extracelular
(AEC) e intracelular (AIC) (Cabañas, 2009; Porta, 2009).
Figura 3. La cantidad de agua corporal total cambia durante el ciclo de la vida. Un niño recién nacido puede tener entre 80-

90% de la composición corporal, mientras que un anciano de 

65 años un 45% de agua corporal total. Los deportistas, al tener más cantidad de músculo, tienen más cantidad de agua
corporal total, incluso pueden llegar a tener un 60% y más 
si este es de sexo masculino. Para su medición la BIA puede ser muy útil, siempre que se haga bajo un protocolo adecuado la
medición (Cedido de Martínez-Sanz, 2011, curso ISAK)

    Cabe considerar y tener en cuenta que la BIA es un método aceptado para la estimación de
la CC y el agua corporal en personas sanas, siempre que se apliquen las ecuaciones especificas
de estimación y no sean generalizadas en todos los casos (Alvero-Cruzo, 2010; 2011).

    Además, para la elección de un aparato BIA, deben aportar valores de Resistencia (R),
Reactancia (Xc), Impedancia (Z), Ángulo de fase, ACT, AEC y AIC. Estos puede ser de
monofrecuencia (A 50 Khz, es la frecuencia más utilizada) o multifrecuencia (de 1 a 150 Khz. o
mayores, que permiten estudios más completos) (Alvero-Cruz, 2010; 2011). Por otra parte,
comentar que la BIA, utilizarla en mujeres puede ser más peligrosa para su
interpretación, especialmente cuando estas están con alteraciones hormonales causadas por
la menarquía (especialmente en la fase lutea), en la fase premenopáusica o postmenopáusica,
cuando estos estados fisiológicos afectan en la retención de líquidos en el organismo
femenino y a la vez en los resultados de BIA.

Aplicaciones para la valoración del estado nutricional y seguimiento

    La composición corporal desempeña un papel muy importante en el rendimiento de muchos


deportes. Mediante la cineantropometría (técnica antropométrica) es posible realizar una
evaluación longitudinal del deportista, para observar las modificaciones en la masa grasa o
muscular, provocadas por la nutrición y el entrenamiento (Martínez-Sanz y Urdampilleta, 2012).
Se puede valorar el efecto de un entrenamiento en cuanto al aumento de masa
muscular o de pérdida de grasa, valoración de la distribución de la grasa corporal o
comparación de los datos respecto al perfil del deportista ideal según el deporte. En
este caso los más idóneo puede ser utilizar el sumatorio de los 6 pliegues (Martínez-Sanz et
al, 2011).

    Por otra parte, la antropometría puede ser muy útil, sobre todo en deportes de equipo como
el voleibol, fútbol, rugby, baloncesto... para posicionar a los jugadores según los parámetros de
composición corporal (Almagia, 2009), ya que podemos encontrar referencias internacionales
en las revistas científicas y según estos datos preveer que ciertos datos de nuestros jugadores
puedan ser adecuadas o no para competir contra deportistas internacionales.

    A su vez, podremos levantar algunas hipótesis sobre las posibilidades de rendimiento
competitivo de nuestros deportistas, tanto a nivel nacional o internacional, comparando con los
valores antropométricos publicados en la literatura científica, para cada tipo de deporte y en
referencia a los equipos o deportistas que queremos valorar. Además de la evaluación de las
capacidades funcionales, el desempeño motor...las características antropométricas de nuestros
deportistas nos aportarán un dato muy valioso, que nos ayudará comparar con otros
atletas de referencia, en base al patrón morfológico que nuestro deporte está
caracterizado, supuestamente siguiendo un patrón físico concreto. Ahora bien, estos
patrones también tendrían que ser específicos para cada puesto en deportes
colectivos.

    También, las valoraciones antropométricas se podrían hacer en diferentes periodos de la


temporada, así comparando con las pruebas de esfuerzo y llegar en condiciones pre-
competitivas óptimas. Las comparaciones habría que hacerlos con uno mismo (respecto al año
cuando consiguió los mejores resultados) y respecto a los mejores deportistas o los deportistas
que deseamos alcanzar sus resultados. Estos datos habría que cogerlos, para cuantificar la
pérdida de grasa ideal, para la competición más importante. Así, una vez sabemos, cual es el
perfil antropométrico ideal, planificaremos durante el año mediante una planificación dietética
de modo que lleguemos a estos valores ideales antropométricos. No obstante, hay que decir
que en la literatura científica hay pocos datos de los mejores deportistas, y esto nos dificulta
buscar los valores referentes, ya que muchas veces los valores de referencia del nivel que
queremos obtener no se encuentran disponibles. Sí que parece interesante, tomar datos cuando
el deportista obtiene el máximo rendimiento deportivo, cara al año que viene para llegar al
menos a estos resultados de composición corporal.

    Respecto a la técnica de la BIA, comentar que pese a que pueda tener variaciones grandes
según cómo se haga la toma de medición, resulta muy interesante la información que
nos puede dar respecto al agua corporal total del atleta. En una fase de hipertrofia por
ejemplo, un aumento de agua corporal total, sería indicador de un aumento de masa corporal
(ya que sabemos que el músculo retiene más agua que el tejido adiposo) y de la misma manera
desde un punto de vista nutricional, nos podría aportar la información de haber llenado por
completo los depósitos de glucógenos muscular antes de de una competición de larga duración,
teniendo en cuenta que el glucógenos muscular para ser almacenado, necesita por cada 3
gramos de glucosa 1 gramo de agua. Así, un deportista que tenga gran cantidad de masa
muscular podría almacenar unos 400-500g de glucógeno muscular y retener cuando estas están
llenas unos 1,5kg de peso de agua, retenida como glucógeno muscular.

    A su vez, la BIA resulta interesante para valorar el peso corporal perdido durante una
competición, de qué compartimiento se ha perdido del agua extracelular o intracelular.

    Para finalizar, debemos de considerar la realización de un informa de la CC, en el cual


podemos indicar al deportista, mediante representaciones graficas, los datos recogidos del
estudio antropométrico y realizando las comparaciones pertinentes con las referencias de su
modalidad deportiva. Actualmente disponemos de aplicaciones informáticas para efectuar
informes de la composición corporal, tal y como os mostramos a continuación.
Figura 4. Informe de la composición corporal modelo 2. Tomado de EASY DIET, programa informático 
para la elaboración de dietas de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN).

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