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Santiago García Sánchez – QUINTO “C” – 14/01/2022

Índice

Los Vicios Del Consentimiento.................................................................................................2

Introducción...............................................................................................................................2

¿En qué caso el error si vicia al consentimiento?...............................................................8

Argumento 2 (Doctrina).......................................................................................................10

La fuerza como vicio del consentimiento y la marginación del temor reverencial..........10

Argumento 3 (Doctrina).......................................................................................................11

Dificultad probatoria del dolo para viciar al consentimiento...........................................11

Conclusión:..............................................................................................................................13

Bibliografía: …………………………………………………………………………………13
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Los Vicios Del Consentimiento

Introducción

Desde la antigüedad los humanos han buscado interrelacionarse con otros a través de un

intercambio de objetos, materiales y servicios con el objetivo de promover un desarrollo tanto

personal como colectivo en ámbitos económicos, productivos y sociales y si bien, con el

nacimiento de estas relaciones no existía una regulación normativa con la cual se podía dejar

en firme las cláusulas de esta, en punto de la historia resultó primordialmente necesario que

las personas puedan tener un sustento de estas relaciones con el objetivo de evitar que se

vulnere lo que se había establecido de manera rudimentaria, haciendo que de esta manera se

pueda ver afectada la seguridad jurídica de las personas. Por lo tanto, y tras el menester de

esta seguridad fue como nacieron los contratos cuya palabra proviene del latín contractus y

cuyo significado se enmarca en un pacto entre dos personas.

Como podemos analizar según el origen de la palabra, los contratos se remontan a la

época imperial del derecho romano donde se reconocían a las obligaciones a través de los

contratos y los delitos, aunque luego en la época de Justiniano estas fuentes se ampliaron a

cuatro las cuales se basaban en contratos, delitos, cuasicontratos y cuasidelitos. Ahora, si nos

planteamos lo previamente estudiado vemos que en la actualidad se consideran a los

contratos como un acuerdo de las voluntades de dos sujetos o más los cuales producen o

transfieren ciertos derechos u obligaciones y se someten al cumplimiento de algo en concreto.

Pero sin duda, si hablamos de un acuerdo de voluntades en el cual está inmerso la

transferencia de derechos y obligaciones es muy relevante que hablemos del consentimiento

el cual se podría definir como una expresión autónoma que tienen los seres humanos la cual

se exterioriza y constituye la voluntad de ejercer como parte de un negocio jurídico.


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Ya que este consentimiento es imprescindible para que un sujeto pueda ser parte de un

acto o contrato a través de la declaración de la voluntad del mismo donde de manera expresa

o tácita exterioriza el deseo de formar parte de cualquier tipo de relación contractual u acto

jurídico.

Entrando ya en materia y enfocándonos un poco más en lo correspondiente al tema de

estudio el cual es los vicios del consentimiento, es necesario que se haga un análisis

exhaustivo en el cual se enmarque de manera sustentable la definición del consentimiento y

sobre todo la importancia que tiene este al momento que una persona se disponga a ser parte

de una relación contractual, tomando en cuenta que los contratos son una de las más

importantes fuentes de las obligaciones y que para motivo de explicación se lo analizarán en

este tipo de obligaciones específicamente.

El consentimiento nace del latín consentiré basado en cum “con” y sentiré el que se puede

interpretar como el compartir un sentimiento o parecer y el acatamiento voluntario de algo

según Cabanellas. (Cabanellas, 1993)

Al consentimiento lo podríamos definir como la concordancia de la voluntad de las

personas basado en la existencia de un interés y, como mencione anteriormente esta

investigación será basada en los contratos por lo que en dicha situación el interés se

fundamentara en la transmisión o creación de derechos personales en los cuales el acreedor

ejerce las facultades adquiridas sobre una persona a la cual se la denomina deudora, y

derechos reales donde dicha facultad se encuentra ejercida sobre un objeto.

Este se exterioriza gracias a la comunicación humana la cual puede ser tanto expresa o

sea que se manifiesta a través de palabras, textos, signos inequívocos o tácita cuando es por
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conductas mediante las cuales autoricen a inferir el deseo de contratar, por lo tanto, esta se

basa en una actitud o conducta la cual logra dar a entender su intención.

Este consentimiento es fundamental para que pueda ser válida una relación entre dos

personas ya que si nos basamos en un estado de derecho, donde se tengan ideales de justicia

sería aberrante mantener una idea de coerción o intimidación como medio para que una

persona sea parte de un acto o contrato, ya que si no se considerara el consentimiento en estas

relaciones se verían vulnerados un sinfín de derechos enmarcados en la Constitución como

por ejemplo el numeral 6 del artículo 66 donde se garantiza que todos los ciudadanos

tendremos derecho a opinar y expresar nuestro pensamiento de manera libre y en todas las

formas y manifestaciones posibles, además del numeral 29 el cual menciona a los derechos

de libertad de las personas prohibiendo la esclavitud, explotación o servidumbre.

(Constitución de la República del Ecuador, 2008)

Quizá pueda sonar exagerado al decir que el no considerar al consentimiento en las

relaciones contractuales sea sinónimo de restringir la libertad de las personas o incluso

esclavizarlas, pero sin duda si este no hubiese sido tomado en cuenta en las legislaciones de

los distintos países como requisito para ser parte de una relación de derecho, la esclavitud

sería tan solo una de las consecuencias que acarrearía esta situación, imaginémonos un

escenario en el cual se pueda coaccionar a una persona mediante un contrato para que esta

done todas sus propiedades a una persona en específica sin que esta haya podido decidir

sobre lo que quiere hacer con sus pertenencias, sin duda estaríamos hablando de un modo de

esclavitud ya que esta persona estaría sometida a entregar lo que se disponga bajo ningún tipo

de condición o remuneración debido esto a que no se consideración a la voluntad de la

misma.
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Del mismo modo podríamos ejemplificarlo al mencionar que una persona no puede

decidir en que se quiere desempeñar laboralmente hablando, ya que esta no tiene el poder de

decisión para hacerlo y para expresar si da el consentimiento o no para formar parte de este

tipo de relaciones, terminando así laborando en algo en lo que no está de acuerdo y

vulnerando nuevamente derechos enmarcados en nuestra carta magna, tal cual lo estipula el

numeral 17 del ya mencionado artículo, el cual claramente tipifica que nadie podrá ser

obligado a realizar un trabajo gratuito o forzoso.

Tras enunciar estos ejemplos en los cuales podemos notar la importancia que tiene el

consentimiento para poder ser parte de un contrato podemos continuar analizando que este

consentimiento podría en algunos casos no ser una declaración sincera ya que podría estar

influenciada por factores externos a la voluntad y el consentimiento del individuo.

Es por esta situación que la legislación prevé la ya mencionada situación y enuncia que el

consentimiento podría estar viciado, estos vicios podrían ser por error, fuerza o dolo, y lo que

los ya mencionados vicios provocan es que lesionan al consentimiento haciendo que este se

suprima y por lo tanto también se anule la relación contractual.

Por lo que analizaré a profundidad los vicios del consentimiento para que se pueda

comprender como es que estos logran anular el acto y sobre todo en los casos donde el vicio

anula el acto, ya que también existen casos donde puede haber vicios del consentimiento sin

embargo no se anulan los actos puede ser esto por mandato de la ley o porque son errores

subsanables y por lo tanto no es imprescindible dejar sin efecto a la obligación generada.

El error es uno de los elementos que causan el vicio del consentimiento y este está

sustanciado en el consentimiento errado o inexacto de la realidad sin embargo no se deberá

confundir esta definición con la ignorancia ya que esta es la inexistencia o falta de


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conocimiento sobre el tema, justamente debido a esta posible confusión nuestros legisladores

han enmarcado en nuestro Código Civil dos clases de errores, el error de hecho y el error de

derecho y los cuales más adelante nos servirán para comprender uno de los argumentos de

este ensayo.

Por otro lado, tenemos a la fuerza la cual según nuestra legislación es la intimidación o

violencia que una persona ejerce sobre otro individuo con la finalidad de presionarlo o

convencerlo para ser parte de una relación contractual. Sin embargo, es importante distinguir

que en nuestro Código Penal se tipifica que la violencia es empleada sobre las personas y que

la fuerza se emplea sobre las cosas por lo tanto al hablar de este vicio del consentimiento

tenemos que tener claro este enunciado.

Citando a Treviño que expone que la violencia puede ser física o material la cual en ese

caso se denominará fuerza u obrar sobre la intimidación o miedo constituyendo así la nulidad

del acto o la irresponsabilidad del agente que sufre violencia. (Treviño, 1996)

Por otro lado, en nuestro Código Civil se estipula en el artículo 1472 que la fuerza no

siempre viciará al consentimiento, sino cuando esta puede producir una impresión fuerte en

una persona, tomando en consideración su sexo, edad y su condición, y se considera como

fuerza a cualquier acto el cual infunda un justo temor de que el sujeto o su familia se vean

expuestos a un mal irreparable. Se menciona además y es imprescindible tomar en cuenta que

se enuncia que el temor reverencial no va a viciar al consentimiento, imprescindible ya que

posteriormente se analizara a profundidad en uno de los argumentos de este ensayo él porque

no vicia al consentimiento. (Código Civil Ecuatoriano , 2019)

Por otra parte, en el artículo 1473 de Código Civil se expresa que para que la fuerza

pueda viciar al consentimiento no es imprescindible que la ejerza el beneficiado de emplearla


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ya que únicamente basta con que cualquier persona haya empleado fuerza con el objetivo de

que se cumpla el objetivo. O sea, no es necesario que la persona que vaya a ser directamente

beneficiaria del contrato emplee la fuerza para que se vicie el consentimiento, también esta

podría contratar a otra persona para que, mediante la coacción, intimidación, violencia,

amenazas cumpla con el objetivo de que se celebre el acto y contrato.

La fuerza tiene ciertas características entre las cuales está el ser grave o determinante o

sea que, esta tiene que ser intensa y lo suficientemente severa para que se obtenga el

resultado requerida, además del caso fortuito que se considera como un acto impredecible

basado en la naturaleza y la fuerza mayor la cual en cambio está basada en los actos lícitos e

ilícitos que pueden ejecutar las personas.

Por otra parte, tenemos al dolo como vicio del consentimiento el cual encontramos

también en la materia penal dando a notar que el dolo es la intención de cometer el delito,

hablando en la materia correspondiente tenemos que denotar que el dolo es una sorpresa,

fraude, simulación, fingimiento o una acción direccionada a engañar a alguien. En nuestra

legislación encuentra enmarcado en el inciso final del artículo 29 de nuestro Código Civil el

cual menciona que el dolo es la intención positiva de irrogar injuria a la persona o propiedad

de otro. (Código Civil Ecuatoriano , 2019)

Algunos doctrinarios denotan también la existencia del dolo bueno, el cual se constituye

cuando las partes realizan consideraciones las cuales resaltan ciertos beneficios o perjuicios

que pueden existir tras la celebración del contrato y que no realmente pueden lograr constituir

un engaño si no que se puede considerar como una estrategia de ventas empleada por

comerciantes o publicistas los cuales lógicamente en estos aspectos buscan remarcar

visiblemente las cualidades que tiene el mismo con el objetivo de hacer a su bien o servicio

más atractivo y que sea más llamativo para generar la relación contractual. Sin embargo, es
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importante mencionar que en estos casos es muy probable que el comprador ya haya

analizado estas posibles variantes y que por ende no se pueda considerar que existe la

intención positiva de irrogar injuria sobre el otro y por lo tanto no se podría anular el acto o

contrato.

El dolo sin duda es muy complejo de analizarlo en la práctica ya que este se distingue del

ámbito penal en el cual este funciona como un agravante y se considera más sencillo

identificarlo en ciertos casos debido a su naturaleza, por ejemplo, no cabe duda de la

existencia del dolo cuando un sujeto le dispara en la cabeza a otro, resulta obvia la

consecuencia de esos actos y por ende se considera que fue con dolo dicha acción, pero a

ciencia cierta en materia civil es muy complicado de probarlo ya que hablamos de una gran

cantidad de variables subjetivas complejas de analizarlas con un elemento tangible para

concluir en si existió o no la intención de cometer el engaño.

Debido a la complejidad existente en estos ámbitos y a la posible confusión que puede

ocasionar la verificación de la existencia del dolo en materia civil se generará en la presente

investigación un argumento en el cual se analice esta complejidad probatoria existente en este

vicio del consentimiento.

Argumento 1 (Doctrina)

¿En qué caso el error si vicia al consentimiento?

Con el concepto visto anteriormente podemos observar que de cierto modo el error podría

ser alegado bajo cualquier pretexto para que se pueda anular una relación contractual, por lo

tanto me permito citar a la autora Hilda Rodríguez que menciona que la invalidez de los actos

no puede ser justificada por cualquier error alegado por el contratante ya que si no

únicamente bastaría con que se pretextara que haya habido cualquier tipo de equivocación
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ocurrida al momento de contratar para poder dejar sin eficiencia al mismo, con lo que la

misma sería muy frágil e insegura y que el comercio jurídico se vería severamente afectado.

Por lo tanto, existen errores los cuales no tienen repercusión sobre la vida del contrato y no

vician el consentimiento. (Ródriguez, 2001)

Comparando lo que enuncia la autora con lo estipulado en nuestra legislación es meritorio

resaltar que nuestra normativa también distingue dos tipos de error tal cual lo mencioné

anteriormente, existe tanto el error de hecho y de derecho, este último no vicia el

consentimiento en un contrato ya que de manera precisa señala nuestro Código Civil en el

artículo 13 que la ley va a obligar a todos los habitantes y que la ignorancia de la misma no

va a poder excusar a ninguna persona de acatar lo previamente establecido, por otra parte los

errores de hecho si vician el consentimiento, y de manera precisa señala nuestro Código Civil

en los artículos 1469, 1470 y 1471 los cuales analizaré a continuación para una comprensión

total del tema en cuestión. (Código Civil Ecuatoriano , 2019)

El artículo 1469 del Código Civil menciona que el error de hecho viciará al

consentimiento cuando este error recae sobre la especie del contrato que se vaya a celebrar

por ejemplo si una parte entendiera que se está prestando algo y la otra entendiese que se le

está donando. También, cuando este error recae sobre la identidad de la cosa en cuestión por

ejemplo si una persona entendiese que está adquiriendo un vehículo motor 2.8 del año 2020 y

el vendedor estaba vendiendo un vehículo motor 2.4 del 2018

Por otro lado, el artículo 1470 del mismo Código nos especifica que el error de hecho

también lo vicia en el momento que recae sobre la sustancia o la calidad del objeto o sea

cuando esta es confusa, por ejemplo, si me dicen que estoy comprando un anillo de oro de 24

quilates, pero realmente es un anillo de plata bañado en oro.


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Y finalmente el artículo 1470 del Código Civil que especifica que el error en la identidad

de las personas involucradas en el contrato no va a viciar al consentimiento ya que este puede

ser un error subsanable, por ejemplo, el nombre mal escrito de una de las partes se puede

subsanar en el Registro Civil y no viciaría el consentimiento.

Tras analizar lo que se ha expuesto a través de la doctrinaria citada y basándonos en lo

mencionado en nuestro Código vemos la inminente necesidad de distinguir los errores que

vician el consentimiento ya que de no hacerlo todos los actos o contratos que se han

celebrado estarían ante una severa incertidumbre debido que la persona que en algún

momento alegue algún tipo de confusión, haría que ese contrato se anule generando que así

también se ponga en riesgo el patrimonio de las personas y empresas ya que obviamente este

vicio del consentimiento puede ser utilizado como una herramienta para sacar provecho de

ciertas personas frente a otras, por ejemplo en un matrimonio uno de los cónyuges alegue la

nulidad del mismo por el desconocimiento de que al momento de celebrarse el matrimonio va

a tener lugar la sociedad de bienes. Por lo tanto, me parece muy apropiado que en nuestra

legislación se haya planteado esta distinción con el objetivo de preservar la seguridad jurídica

de los ciudadanos que sean parte de una relación contractual para que no se puedan ver

vulnerados los derechos de las partes.

Argumento 2 (Doctrina)

La fuerza como vicio del consentimiento y la marginación del temor reverencial.

Recapitulando lo previamente analizado entendimos que la fuerza es una intimidación

o violencia aplicada sobre otra persona con el objetivo de obligarla para que celebre un

contrato y, esta fuerza debe cumplir ciertas características como lo es la capacidad de esta

para infundir una impresión fuerte sobre una persona considerando su condición y su edad

además de verse expuesto a un mal que puede ser irreparable.


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Sin embargo, también se estipula que el temor reverencial el cual se basa en el miedo

a desagradar a alguien por el ferviente respeto y sumisión hacia la misma persona, no será

una causa para viciar al consentimiento, lo que abre cierto espacio de debate donde algunos

doctrinarios mencionan que tan correcto sería la protección a través de la ley de las personas

influenciadas por este temor.

Para entender una postura doctrinaria me permito citar a Ricardo Treviño el cual

estipula que existen actos en los cuales no se ha infundido violencia sobre la persona como lo

es el temor reverencial que se da cuando una persona accede a celebrarlo con el objetivo de

no de decepcionar a la persona, lo que da a notar una relación de gran respeto y sumisión sin

embargo esto no constituye un acto de violencia y por lo tanto la ley no debería protegerla ya

que no tiene un argumento claro por el cual alegar que este viciado el consentimiento.

(Treviño, 1996)

Como vemos según lo estipulado en nuestra legislación y según el pensamiento del

doctrinario expuesto, podemos concluir en que está bien que no se considere al temor

reverencial como un elemento suficiente para viciar al consentimiento ya que una persona

que acepte formar parte de una relación contractual únicamente por el respeto desmedido que

le tiene a la otra parte es sinónimo de una persona carente de carácter y una persona

sumamente influenciable por lo que no tendría sentido que la ley tenga que proteger a un

sujeto el cual en ningún momento fue coaccionado para celebrar el contrato si no que

únicamente por su falta de carácter acepta formar parte de esta relación.

Argumento 3 (Doctrina)

Dificultad probatoria del dolo para viciar al consentimiento.

Como mencione anteriormente el dolo según nuestro Código Civil es la intensión positiva

de irrogar injuria sobre la propiedad o persona de otro y nos especifica que para que pueda
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viciarlo debe ser cometido por una de las partes contratantes y que si no hubiese habido este

no se hubiere contratado, además estipula que el dolo debe probarse para que pueda sufrir

efecto. Sin embargo, el dolo al ser un elemento subjetivo es muy complicado que se pueda

probar ya que no existe un elemento tangible para evidenciarlo como en el caso del derecho

penal en donde existe la teoría de la imputación objetiva que nos menciona que el juez

encuentra una fuerza adicional en la acción y que esa fuerza adicional constituye el dolo.

Retomando el ámbito Civil existen doctrinarios los cuales han mencionado este mismo

debate por lo que me permitiré citar a Diego Pérez Lasserre que menciona la prueba

indicatoria como herramienta para probar el dolo el cual basado en lo explicado por la Corte

Suprema de Justicia que enuncia que por la dificultad probatoria del dolo las ciencias

empíricas no pueden acreditar este elemento, sino que debe ser inferido por manifestaciones

fenoménicas del estado interno del sujeto, y si bien no se puede meter el legislador en la

mente de la persona para determinar la intención al momento de la realización de la acción

existen ciertas consecuencias que se expresan en la realidad y permiten inferir si existió o no

esa intención de perjudicar a los otros. (Lasserre, 2014)

Si bien, lo enunciado por el doctrinario es una herramienta viable para poder probar el

dolo me parece que igual es muy complicado lograr saber con certeza si existió o no existió el

dolo por lo que creo que lo estipulado en la legislación es correcto ya que únicamente podría

considerarse así si es que se tienen los argumentos suficientes para hacerlo. Por ejemplo, si

una persona compra un terreno para construir su vivienda, y el vendedor tenía el

conocimiento de que el terreno no era de su propiedad más sin embargo el falsificó los

documentos para engañar a su comprador y hacerle creer que todos los papeles del terreno

estaban en regla.
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En ese caso si existen elementos de convicción suficientes para probar la intención que tenía

el vendedor de perjudicar a la otra parte de la relación contractual.

Conclusión:

Tras lo analizado podemos concluir en la importancia que tiene el consentimiento en

las relaciones contractuales y a la necesidad de preservar la justicia en la sociedad ya que

como hemos visto sería surrealista el que las personas puedan obligarse entre sí con el objeto

de beneficiarse de los bienes de otro, por lo tanto, las legislaciones han buscado regular estos

temas a través de la implementación de posibles vicios que puedan existir en este

consentimiento los mismos que generarán la nulidad de estas relaciones contractuales para

preservar la seguridad jurídica de los ciudadanos.

En nuestro Código Civil se han enmarcado estas regulaciones correspondientes al

tema de los vicios del consentimiento, sin embargo, es importante mencionar que el Código

Civil es uno de los Códigos menos reformados en nuestra legislación por lo que sería

prudente hacer un análisis a profundidad de estos temas con el objetivo de reformar ciertos

puntos los cuales podrían llegar a ser ambiguos y dificultar llegar a cumplir un ideal de

justicia en el país.

Considerando también que el Derecho es una ciencia que está en constante renovación

ya que al final del día lo que busca es regular la conducta humana, y esta está ligada a muchas

variables como lo es el paso del tiempo, la zona geográfica, la evolución tecnológica, el

avance educativo entre otras coyunturas de muchos ámbitos las cuales pueden no haber sido

consideradas al momento de realizar esta legislación.


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Bibliografía

Cabanellas, G. (1993). DICCIONARIO JURIDICO ELEMENTAL. Buenos Aires: Heliasta.

Código Civil Ecuatoriano , 2005010 (Asamblea Nacional 2019).

Constitución de la República del Ecuador, 0 (Asamblea Nacional 20 de 10 de 2008).

Lasserre, D. (2014). Renovación del derecho por vía hermenéutica: El caso del dolo civil.

UCUDAL, 18.

Ródriguez, H. (2001). Lecturas seleccionadas y casos de derecho civil IV. Guatemala:

Estudiantil Fénix.

Treviño, R. (1996). Epítome de los Contratos. CDMX: Mc.Graw-Hill Interamericana.

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