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ASIGNATURA
PRESENTA
DOCENTE
FEBRERO 27/2022
INTRODUCCION
Los hechos, actos y negocios jurídicos, son parte fundamental de la sociedad y son idóneos a las
relaciones personales y no personales que se crean en un espacio, tiempo y en las manifestaciones
tanto de acuerdos voluntarios, como de la naturaleza misma. En este espacio traemos en a
colación las distintas maneras sociales en las cuales se pueden generar derechos, pero también
obligaciones que emanan de ciertos actos que comprometen a partes dentro de las reglas y en el
ejercicio de dicha relación negocial. No obstante, para la realización de dichos actos o negocios
es necesario de ciertos requisitos que comprometen a las partes y el contrato que dará o no
nacimiento a la vida jurídica. Es por ello por lo que en el desarrollo de esta investigación haremos
hincapié en dichos requisitos y en la capacidad jurídica como medio para realización de dichas
relaciones jurídicas.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Determinar los elementos que hacen parte del contrato partiendo de los fundamentos
expresados por el código civil y el código de comercio. Como lo son los hechos, actos y
negocios jurídicos plasmados en una obligación, cuyo fundamento es obligar a las partes
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Determinar cuáles son los medios para la eficacia de un contrato por medio de los
1) Tomado en un sentido más amplio, hecho jurídico es la expresión más adecuada para
designar el primer tronco de las normas, pues representa toda conducta humana. Licita o
ilícita, voluntaria o involuntaria. Así, el contrato, el delito, el nacer, el morir, son hechos
jurídicos.
2) Denominamos acto jurídico a una variedad especial de hechos jurídicos; los que son
imputables a la voluntad de una persona. Pueden ser lícitos o ilícitos; solo interesa que
intervenga en forma preponderante la voluntad humana.
3) Noción de negocio jurídico, todo negocio jurídico debe estar fundamentada en la voluntad
encaminada a obtener una o varias consecuencias jurídicas, consiste en el nacimiento,
modificación o extinción de un derecho.
Con respecto a la aclaración conceptual de estos tipos de relaciones que se crean con o sin la
voluntad propia, son medios que generan consecuencias que jurídicamente son regulados por
nuestro ordenamiento jurídico. No obstante, estos también poseen ciertos requisitos que de no
estar impetrados o que se cumplan, son actos que son nulos y no dan nacimiento jurídico en el
cause contractual.
Ahora bien, daremos inicio a cuáles son esos requisitos y si se necesita ser capaz para darle
cabida a un contrato.
Dentro del proceso civil actual es necesario distinguir entre condiciones (presupuestos) de
existencia, validez y oponibilidad (o eficacia) de un negocio jurídico.
1) Son negocios jurídicos validos los que pueden afirmar su existencia por haberse celebrado
con todas las condiciones o requisitos exigidos por la ley. Frente al negocio jurídico
valido se encuentra el existente y el invalido (o nulo).
Un negocio jurídico es inexistente cuando no alcanza a nacer a la vida jurídica por faltarle un
presupuesto esencial o cualquier requisito normativamente necesario. Ahora bien, un negocio es
nulo cuando es concluido de forma irregular y del cual puede pedirse justicia hacia su
destrucción, salvo que las partes lo convaliden en forma expresa o tacita o aquel vicio
desaparezca por el mero trascurso del tiempo.
Para que un negocio jurídico tenga validez, se requiere; a) que sea celebrado por personas
capaces de ejercer sus derechos; b) que exista la voluntad exenta de vicios; c) que dicha
declaración de voluntad tenga un contenido u objeto posible y licito; d) además, para
ciertos negocios, se exija que la declaración de voluntad se someta a una forma o
solemnidad. Este requisito es en realidad presupuesto de existencia.
La falta de validez o nulidad de un negocio jurídico resulta cuando, a pesar de existir las
condiciones mencionadas, en su formación se presenta algún vicio o irregularidad, por ejemplo,
la persona que no goza de la plena capacidad de ejercicio, o la declaración de voluntad, adolece
de algún vicio (error, fuerza, dolo, violencia, lesión enorme en ciertos contratos), o el objeto es
ilícito (contrario al orden público o a las buenas costumbres).
En este orden de ideas, tenemos que para el perfeccionamiento de actos y contratos que se
realicen deben estar libres de vicios y debe cumplir con todas las disposiciones de la ley. Ahora
bien, haremos énfasis en el artículo 1502 del código civil, donde analizaremos cuales son esos
requisitos necesarios para perfeccionar un acuerdo de voluntades y que este nazca sin vicios a la
vida jurídica.
ARTICULO 1502:
Capacidad legalmente: La capacidad es un requisito esencial para contraer derechos y
obligaciones, el articulo 1504 declara quienes son legalmente incapaces absoluta o
relativamente. Aunque esta norma recibe una crítica. Actualmente la capacidad no se
limita a disposiciones generales del código, ya que corresponde entonces al Estado, al
legislador y a la sociedad diseñar aquellos mecanismos que tienen como propósito,
brindar herramientas para que la persona con discapacidad, en especial con discapacidad
intelectual, pueda tomar sus propias decisiones o para que un tercero, si fuera el caso y de
manera excepcional, tome la decisión pero teniendo en cuenta la voluntad y las
preferencias del titular del acto jurídico. De esta manera, se migra entonces del sistema
sustitutivo de la voluntad a un modelo de apoyo donde el centro siempre será el titular del
acto.
Ausencia de vicios (dolo, fuerza error): Puede existir desacuerdo entre la voluntad
interna- es decir, lo querido realmente- y la voluntad declarada; esta desconformidad
puede ser consciente o inconsciente cuando los contratantes hacen una declaración de
voluntad que no han querido o solo han querido parcialmente. Tal con los negocios
simulados. Solo el desacuerdo inconsciente entre la voluntad interna y la declarada
constituye en error. Existe el error de hecho, error de derecho, error en la persona y error
en el objeto. El dolo es el artificio o maniobra de que se valga uno de los negociantes
para inducir en error al otro. La diferencia entre el dolo y el error es bien neta, pues en el
dolo uno de los negociantes incurre en error, en tanto el otro no solo incurre en error, sino
que da cuenta exacta del error que comete y se aprovecha de él. La fuerza puede ser física
o moral, la primera hace que el acto sea inexistente, pues la persona violentada
físicamente puede afirmar que ella no consintió el acto, que no hubo declaración de
voluntad. La violencia o fuerza moral vicia el consentimiento “ cuando es capaz de
producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad,
sexo y condición” (art.1513).
Ausencia de lesión enorme: En este caso el código civil esclarece esta figura como un
vicio que fundamenta la nulidad del contrato, es decir cuando un bien inmueble es
vendido comercialmente por encima de su valor comercial, este constituye en lesión
enorme. ( C.C.,arts. 1946 a 1954).
Licitud del objeto: La normatividad es clara en dirimir que todo objeto que no se de
carácter licito, es medio para vicio del negocio que se va a efectuar, es decir que aquellos
objetos que sean ilegales ante la ley son un medio para dar por terminado el acuerdo de
voluntades absolutamente.
Que la causa sea licita: Es necesario que los motivos que iniciaron o motivaron el acuerdo
entre las partes sea licito y que no afecte ni a terceros o que afecte a una sola parte dentro
del negocio jurídico.
Que no falte ningún requisito establecido por la ley: Es decir que no falten las
disposiciones solemnes que se necesitan para el perfeccionamiento de todos los actos o
contratos que se hayan de efectuar.
DE LA CAPACIDAD.
La voluntad del negocio jurídico supone una mediana experiencia acerca de la relaciones
jurídicas, ciertos conocimientos del comercio, es decir, una apreciación sobre los valores y las
cosas que sirven de intercambio a tales valores.
No todos los sujetos de derecho están dotados de una voluntad de esta clase. Los que están
provistos de ella tienen “capacidad de negociar”, y quienes no carecen de ella se encuentran en
“incapacidad de negociar”.
A este respecto, en forma unánime la doctrina hace una importante distinción entre “capacidad de
derecho” o de “goce” (capacidad natural) y “ capacidad de obrar” (o “capacidad de ejercicio” y
aun “capacidad negocial”).
El termino “capacidad” de (de capacitas), en su más amplia acepción indica aptitud para ser
sujeto de derechos, por una parte, y aptitud para ejercer tales derechos mediante negocios
jurídicos.
Así, un infante o un loco tienen capacidad jurídica, pero no capacidad de obrar (capacidad
negocial). Por lo tanto, es válido el siguiente principio general que gobierna en el derecho
positivo lo referente al ejercicio de los derechos patrimoniales mediante “negocios jurídicos”. La
capacidad jurídica, o sea, la capacidad para ser titular de derechos subjetivos patrimoniales, la
tiene toda persona sin necesidad de estar dotada de una voluntad reflexiva; en cambio, la
capacidad de obrar o capacidad negocial está supeditada a la existencia de una voluntad reflexiva.
Determinación de las personas que están dotadas de la capacidad de obrar (o negocial). - sería
imposible señalar en cada caso concreto que personas están dotadas de voluntad reflexiva y
cuáles no. Por tal motivo el orden jurídico, siguiendo en esto el ejemplo de los sistemas más
avanzados y siguiendo la tradición ha establecido una presunción general, consistente en
considerar que al cumplir una persona de 18 años adquiere capacidad de obrar, en cambio, los
menores de esa edad son incapaces de obrar, es decir, carece de capacidad negocial.
En este orden de ideas tenemos que, existen varios tipos de capacidad y en los cuales se puede o
no ser titular de dicha garantía. La incapacidad tiene incidencias en cuanto a la edad con sus
respectivas excepciones, en cuanto a las enfermedades mentales y en cuanto a la sordomudez.
CONCLUSIÓN
Por otro lado, ha surgido con fuerza el contrato marco como una forma particular de celebrar
ciertos negocios y que, se verá, ha sido identificado por algunos doctrinantes como sinónimo de
contrato normativo.
El estudio de los contratos normativos se inició hace varias décadas, sobre todo en las doctrinas
alemana e italiana, y luego llamó la atención de los juristas de otros países. A su turno, los
contratos marco nacieron como un dispositivo utilizado en la práctica contractual, sobre todo en
los países del common law. Estas modalidades especiales de contratación que surgieron para
atender las necesidades de los agentes económicos pueden adoptar diversas formas y
manifestaciones, por lo que ha sido particularmente difícil delimitar en forma precisa o unívoca
su definición, su alcance y sus implicaciones jurídicas.
Primeramente, hay que considerar el origen del contrato, ya que a pesar de que ha tenido distintos
conceptos, en el fondo tienden a lo mismo, “Es fundamental en este sentido entender la lógica de
los franceses. Para ellos los hechos jurídicos (en sentido amplio) se subdividen en hechos
jurídicos (en sentido estricto) y en actos jurídicos. Los convenios (en sentido amplio) se
subdividen en convenios (en sentido estricto) y en contratos.” (Figueroa, 2007:pág. 2) Podemos
afirmar que los convenios son actos jurídicos y los contratos son especies de los convenios que
también son actos jurídicos.
“En las legislaciones antiguas, e inclusive en el derecho romano, el contrato es una figura
reestructurada por el derecho, previamente reglamentada, limitada en cuanto a su número, eran
moldes rígidos en los cuales los elementos formales eran de su esencia y el elemento psicológico
constituía el pacto, el que no podía originar obligación Nuda Pacto o obligation non oriri. Sin
embargo, después de una larga evolución se dio preferencia al elemento psicológico sobre el
formal.” (Orizaba, 2006:pág. 15) El pacto entre las partes contratantes es el principal elemento
del contrato, ese consenso de voluntades da nacimiento al contrato, al crear o transferir derechos
y obligaciones entre los contratantes. Dicho pacto entre las partes debe estar basado en la justicia,
es decir, “La justicia conmutativa obliga estrictamente; exige la salvaguarda de los derechos de
propiedad, el pago de las deudas y el cumplimiento de obligaciones libremente contraídas. Sin
justicia conmutativa no es posible ninguna otra forma de justicia.”
“Tanto el Código Civil como el Código de Comercio establecen reglas específicas respecto de la
nulidad, estableciendo el primero la distinción entre nulidad absoluta y nulidad relativa y el
segundo, consagrando el concepto de anulabilidad como equivalente al de nulidad relativa. Una
primera diferencia se configura respecto de los eventos que pueden dar lugar a la declaratoria
de cada una de ellas. La nulidad absoluta se configura en aquellos casos en los que el acto es
celebrado por una persona absolutamente incapaz, se encuentra afectado por causa u objeto
ilícito o contraría una norma imperativa -a menos que la ley disponga otra cosa (art. 1741 C.C y
art. 899 C. Co.). La nulidad relativa se presenta, por su parte, en aquellos casos en los cuales el
acto se celebra por una persona relativamente incapaz o se presenta alguno de los vicios del
consentimiento a saber: el error, la fuerza o el dolo (art. 1741 C.C. y art. 900 C. Co.)”
“ Los requisitos de validez son esenciales, para que el contrato nazca a la vida jurídica, y este
debidamente ejecutoriada por dichas disposiciones legales”
“Para la Corte resulta indispensable distinguir en la institución de la capacidad jurídica de los menores y las
menores, dos dimensiones. La primera basada en la aptitud de ser sujeto de derechos. Esto es la titularidad de
prerrogativas que en nuestro Estado social de derecho se adjudican en cabeza de menores de edad por el sólo hecho
de serlo. En este sentido su capacidad es plena y deviene de su condición, sin requisito alguno que la limite. A su
vez, esta capacidad de derecho se encuentra configurada constitucionalmente como protección especial, a partir del
principio de interés superior del menor, en los artículos 44 y 45 de la Carta. También, las normas internacionales
ratificadas por Colombia sobre Derechos Humanos amplían el marco tanto de la capacidad de derecho, como de la
articulación:
La capacidad, en sentido general, consiste en la facultad que tiene la persona para adquirir
La primera de ellas consiste en la aptitud general que tiene toda persona natural o jurídica para
ser sujeto de derechos y obligaciones, y es, sin duda alguna, el atributo esencial de la
habilidad que la ley le reconoce a aquélla para poderse obligar por sí misma, sin la intervención o
La capacidad es, por tanto, la regla general y todo individuo de la especie humana, e inclusive las
personas jurídicas, tienen capacidad de goce. En cuanto a la capacidad de ejercicio, que es uno de
los requisitos para la validez de las declaraciones de voluntad y de los actos jurídicos, hay que
decir que, en principio, la tienen todas las personas salvo aquéllas que la ley declare incapaces
(art. 1503 C.C.).