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REQUISITOS DE VALIDEZ Y DE LA CAPACIDAD

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ASIGNATURA

DERECHO CIVIL CONTRATOS I

PRESENTA

ANGELA SISNEY GALVÁN PASTRANA

SERGIO ARMANDO HERRERA PIZARRO

ANDRES GUERRA CAMACHO

MANUEL JOSÉ BENJUMEA LEAL

DOCENTE

ANGELICA MARIA OCHOA DIAZ

FEBRERO 27/2022
INTRODUCCION

Los hechos, actos y negocios jurídicos, son parte fundamental de la sociedad y son idóneos a las
relaciones personales y no personales que se crean en un espacio, tiempo y en las manifestaciones
tanto de acuerdos voluntarios, como de la naturaleza misma. En este espacio traemos en a
colación las distintas maneras sociales en las cuales se pueden generar derechos, pero también
obligaciones que emanan de ciertos actos que comprometen a partes dentro de las reglas y en el
ejercicio de dicha relación negocial. No obstante, para la realización de dichos actos o negocios
es necesario de ciertos requisitos que comprometen a las partes y el contrato que dará o no
nacimiento a la vida jurídica. Es por ello por lo que en el desarrollo de esta investigación haremos
hincapié en dichos requisitos y en la capacidad jurídica como medio para realización de dichas
relaciones jurídicas.
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

 Determinar los elementos que hacen parte del contrato partiendo de los fundamentos

expresados por el código civil y el código de comercio. Como lo son los hechos, actos y

negocios jurídicos plasmados en una obligación, cuyo fundamento es obligar a las partes

en un escrito denominado contrato.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Analizar los fundamentos de hechos jurídico, actos jurídicos y negocios jurídicos.

 Identificar los medios de validez e invalidez en los negocios jurídicos.

 Determinar cuáles son los medios para la eficacia de un contrato por medio de los

elementos esenciales para que éste surja a la vida jurídica.


DESARROLLO

Entrando en materia contractual y de derecho civil, daremos primicia a la definición de conceptos


para aclarar un poco que son los hechos, actos y negocios jurídicos haciendo uso de la doctrina y
filosofía de los autores; Arturo Valencia Zea y Álvaro Ortiz Monsalve. Dentro de sus estudios y
la jurisprudencia procedida por los expertos en la materia, estas relaciones jurídicas se
manifiestan por medio de actos que generan acuerdos y que se desembran en derechos y
obligaciones para las partes.

1) Tomado en un sentido más amplio, hecho jurídico es la expresión más adecuada para
designar el primer tronco de las normas, pues representa toda conducta humana. Licita o
ilícita, voluntaria o involuntaria. Así, el contrato, el delito, el nacer, el morir, son hechos
jurídicos.
2) Denominamos acto jurídico a una variedad especial de hechos jurídicos; los que son
imputables a la voluntad de una persona. Pueden ser lícitos o ilícitos; solo interesa que
intervenga en forma preponderante la voluntad humana.
3) Noción de negocio jurídico, todo negocio jurídico debe estar fundamentada en la voluntad
encaminada a obtener una o varias consecuencias jurídicas, consiste en el nacimiento,
modificación o extinción de un derecho.

Con respecto a la aclaración conceptual de estos tipos de relaciones que se crean con o sin la
voluntad propia, son medios que generan consecuencias que jurídicamente son regulados por
nuestro ordenamiento jurídico. No obstante, estos también poseen ciertos requisitos que de no
estar impetrados o que se cumplan, son actos que son nulos y no dan nacimiento jurídico en el
cause contractual.

Ahora bien, daremos inicio a cuáles son esos requisitos y si se necesita ser capaz para darle
cabida a un contrato.
Dentro del proceso civil actual es necesario distinguir entre condiciones (presupuestos) de
existencia, validez y oponibilidad (o eficacia) de un negocio jurídico.

1) Son negocios jurídicos validos los que pueden afirmar su existencia por haberse celebrado
con todas las condiciones o requisitos exigidos por la ley. Frente al negocio jurídico
valido se encuentra el existente y el invalido (o nulo).

Un negocio jurídico es inexistente cuando no alcanza a nacer a la vida jurídica por faltarle un
presupuesto esencial o cualquier requisito normativamente necesario. Ahora bien, un negocio es
nulo cuando es concluido de forma irregular y del cual puede pedirse justicia hacia su
destrucción, salvo que las partes lo convaliden en forma expresa o tacita o aquel vicio
desaparezca por el mero trascurso del tiempo.

Para que un negocio jurídico tenga validez, se requiere; a) que sea celebrado por personas
capaces de ejercer sus derechos; b) que exista la voluntad exenta de vicios; c) que dicha
declaración de voluntad tenga un contenido u objeto posible y licito; d) además, para
ciertos negocios, se exija que la declaración de voluntad se someta a una forma o
solemnidad. Este requisito es en realidad presupuesto de existencia.

La falta de validez o nulidad de un negocio jurídico resulta cuando, a pesar de existir las
condiciones mencionadas, en su formación se presenta algún vicio o irregularidad, por ejemplo,
la persona que no goza de la plena capacidad de ejercicio, o la declaración de voluntad, adolece
de algún vicio (error, fuerza, dolo, violencia, lesión enorme en ciertos contratos), o el objeto es
ilícito (contrario al orden público o a las buenas costumbres).

En este orden de ideas, tenemos que para el perfeccionamiento de actos y contratos que se
realicen deben estar libres de vicios y debe cumplir con todas las disposiciones de la ley. Ahora
bien, haremos énfasis en el artículo 1502 del código civil, donde analizaremos cuales son esos
requisitos necesarios para perfeccionar un acuerdo de voluntades y que este nazca sin vicios a la
vida jurídica.

ARTICULO 1502:
 Capacidad legalmente: La capacidad es un requisito esencial para contraer derechos y
obligaciones, el articulo 1504 declara quienes son legalmente incapaces absoluta o
relativamente. Aunque esta norma recibe una crítica. Actualmente la capacidad no se
limita a disposiciones generales del código, ya que corresponde entonces al Estado, al
legislador y a la sociedad diseñar aquellos mecanismos que tienen como propósito,
brindar herramientas para que la persona con discapacidad, en especial con discapacidad
intelectual, pueda tomar sus propias decisiones o para que un tercero, si fuera el caso y de
manera excepcional, tome la decisión pero teniendo en cuenta la voluntad y las
preferencias del titular del acto jurídico. De esta manera, se migra entonces del sistema
sustitutivo de la voluntad a un modelo de apoyo donde el centro siempre será el titular del
acto.
 Ausencia de vicios (dolo, fuerza error): Puede existir desacuerdo entre la voluntad
interna- es decir, lo querido realmente- y la voluntad declarada; esta desconformidad
puede ser consciente o inconsciente cuando los contratantes hacen una declaración de
voluntad que no han querido o solo han querido parcialmente. Tal con los negocios
simulados. Solo el desacuerdo inconsciente entre la voluntad interna y la declarada
constituye en error. Existe el error de hecho, error de derecho, error en la persona y error
en el objeto. El dolo es el artificio o maniobra de que se valga uno de los negociantes
para inducir en error al otro. La diferencia entre el dolo y el error es bien neta, pues en el
dolo uno de los negociantes incurre en error, en tanto el otro no solo incurre en error, sino
que da cuenta exacta del error que comete y se aprovecha de él. La fuerza puede ser física
o moral, la primera hace que el acto sea inexistente, pues la persona violentada
físicamente puede afirmar que ella no consintió el acto, que no hubo declaración de
voluntad. La violencia o fuerza moral vicia el consentimiento “ cuando es capaz de
producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad,
sexo y condición” (art.1513).
 Ausencia de lesión enorme: En este caso el código civil esclarece esta figura como un
vicio que fundamenta la nulidad del contrato, es decir cuando un bien inmueble es
vendido comercialmente por encima de su valor comercial, este constituye en lesión
enorme. ( C.C.,arts. 1946 a 1954).
 Licitud del objeto: La normatividad es clara en dirimir que todo objeto que no se de
carácter licito, es medio para vicio del negocio que se va a efectuar, es decir que aquellos
objetos que sean ilegales ante la ley son un medio para dar por terminado el acuerdo de
voluntades absolutamente.
 Que la causa sea licita: Es necesario que los motivos que iniciaron o motivaron el acuerdo
entre las partes sea licito y que no afecte ni a terceros o que afecte a una sola parte dentro
del negocio jurídico.
 Que no falte ningún requisito establecido por la ley: Es decir que no falten las
disposiciones solemnes que se necesitan para el perfeccionamiento de todos los actos o
contratos que se hayan de efectuar.

DE LA CAPACIDAD.

CAPACIDAD JURÍDICA La capacidad es aquel atributo de la personalidad que permite a las


personas realizar ciertos actos jurídicos. Esta se encuentra en el artículo 1502 del Código Civil y
la establece como uno de los requisitos para que una persona se obligue con otra. La capacidad
legal se adquiere al cumplir la mayoría de edad. El artículo 1503 del C.C determina la capacidad
como una presunción legal en todas las personas mayores de edad, por el contrario, la
incapacidad no es una presunción, pues esta se debe probar. Capacidad de goce la tienen todas las
personas que son titulares de derechos subjetivos.

La voluntad del negocio jurídico supone una mediana experiencia acerca de la relaciones
jurídicas, ciertos conocimientos del comercio, es decir, una apreciación sobre los valores y las
cosas que sirven de intercambio a tales valores.

No todos los sujetos de derecho están dotados de una voluntad de esta clase. Los que están
provistos de ella tienen “capacidad de negociar”, y quienes no carecen de ella se encuentran en
“incapacidad de negociar”.

A este respecto, en forma unánime la doctrina hace una importante distinción entre “capacidad de
derecho” o de “goce” (capacidad natural) y “ capacidad de obrar” (o “capacidad de ejercicio” y
aun “capacidad negocial”).
El termino “capacidad” de (de capacitas), en su más amplia acepción indica aptitud para ser
sujeto de derechos, por una parte, y aptitud para ejercer tales derechos mediante negocios
jurídicos.

1. La capacidad jurídica o de derecho, se refiere simplemente a la posibilidad de que


determinado derecho se radique en cabeza de una persona. En cuanto se refiere a los
derechos civiles de orden patrimonial ( derechos reales, créditos, derechos inmateriales y
hereditarios), toda persona por el hecho de serlo tiene capacidad jurídica, vale decir que
tanto el infante como el demente y la persona física ( sin distinción de sexo o edad) como
las personas jurídicas pueden ser titulares de esos derechos.
2. Pero no toda persona que tenga “capacidad jurídica” respecto a los derechos civiles
patrimoniales, tiene la capacidad de ejercicio de estos. En efecto, para ejercer un derecho
civil patrimonial mediante un negocio jurídico, se exige en el sujeto o persona la
existencia de una voluntad plenamente desarrollada. Así, un infante o un demente tienen
capacidad jurídica, pero no la capacidad para obrar (capacidad negocial).

Así, un infante o un loco tienen capacidad jurídica, pero no capacidad de obrar (capacidad
negocial). Por lo tanto, es válido el siguiente principio general que gobierna en el derecho
positivo lo referente al ejercicio de los derechos patrimoniales mediante “negocios jurídicos”. La
capacidad jurídica, o sea, la capacidad para ser titular de derechos subjetivos patrimoniales, la
tiene toda persona sin necesidad de estar dotada de una voluntad reflexiva; en cambio, la
capacidad de obrar o capacidad negocial está supeditada a la existencia de una voluntad reflexiva.
Determinación de las personas que están dotadas de la capacidad de obrar (o negocial). - sería
imposible señalar en cada caso concreto que personas están dotadas de voluntad reflexiva y
cuáles no. Por tal motivo el orden jurídico, siguiendo en esto el ejemplo de los sistemas más
avanzados y siguiendo la tradición ha establecido una presunción general, consistente en
considerar que al cumplir una persona de 18 años adquiere capacidad de obrar, en cambio, los
menores de esa edad son incapaces de obrar, es decir, carece de capacidad negocial.

En este orden de ideas tenemos que, existen varios tipos de capacidad y en los cuales se puede o
no ser titular de dicha garantía. La incapacidad tiene incidencias en cuanto a la edad con sus
respectivas excepciones, en cuanto a las enfermedades mentales y en cuanto a la sordomudez.
CONCLUSIÓN

Concluimos que la capacidad es un tema de amplio estudio, y de un conocimiento que


doctrinariamente es necesario para conocer y diferenciar cuando estamos frente a una capacidad
jurídica o cuando hablamos de la capacidad de goce. No obstante, la capacidad para el efecto de
negocios jurídicos fundamenta el contrato y puede ser un vicio que excepcionalmente puede ser
saneado para que pueda generar efectos y adquirir derechos y obligaciones. Por otra parte, los
requisitos que fundamentan la validez de un contrato o de cualquier acto jurídico que se disponga
a realizar, es necesario que este libre todo vicio o nulidad absoluta para que este tenga vida o
nazca a la vida jurídica.
MARCO REFERENCIAL

De conformidad con el añejo principio pacta sunt servanda , ampliamente conocido y aplicado en


la esfera del derecho, todo contrato legalmente celebrado es una ley para las partes, es decir, los
acuerdos válidos tienen para aquellas la misma fuerza vinculante que la ley. No es extraño,
entonces, hablar de la “normatividad de los contratos” pues, a través de ellos, y en ejercicio de la
autonomía de la voluntad, los contratantes crean y se autoimponen un cuerpo de reglas que
gobernará su relación en particular. Como consecuencia de su fuerza obligatoria, la infracción de
tales normas, convencionalmente creadas, dará lugar a los remedios legales de ejecución forzosa
y de resolución, en ambos casos con indemnización de perjuicios, como mecanismos de
protección del derecho crediticio (Código de Civil, Artículo 1546; Código de Comercio, Artículo
870).

A pesar de la similitud semántica, un fenómeno muy diferente es el que se manifiesta a través de


los llamados contratos normativos propiamente dichos. Este es un término acuñado en época más
reciente para identificar un mecanismo contractual que se viene utilizando en las relaciones
negociales, fruto de la experiencia recogida de las actividades económicas que se desarrollan
masivamente en el mercado de bienes y servicios.

Por otro lado, ha surgido con fuerza el contrato marco como una forma particular de celebrar
ciertos negocios y que, se verá, ha sido identificado por algunos doctrinantes como sinónimo de
contrato normativo.

El estudio de los contratos normativos se inició hace varias décadas, sobre todo en las doctrinas
alemana e italiana, y luego llamó la atención de los juristas de otros países. A su turno, los
contratos marco nacieron como un dispositivo utilizado en la práctica contractual, sobre todo en
los países del common law. Estas modalidades especiales de contratación que surgieron para
atender las necesidades de los agentes económicos pueden adoptar diversas formas y
manifestaciones, por lo que ha sido particularmente difícil delimitar en forma precisa o unívoca
su definición, su alcance y sus implicaciones jurídicas. 

Primeramente, hay que considerar el origen del contrato, ya que a pesar de que ha tenido distintos
conceptos, en el fondo tienden a lo mismo, “Es fundamental en este sentido entender la lógica de
los franceses. Para ellos los hechos jurídicos (en sentido amplio) se subdividen en hechos
jurídicos (en sentido estricto) y en actos jurídicos. Los convenios (en sentido amplio) se
subdividen en convenios (en sentido estricto) y en contratos.” (Figueroa, 2007:pág. 2) Podemos
afirmar que los convenios son actos jurídicos y los contratos son especies de los convenios que
también son actos jurídicos.

“En las legislaciones antiguas, e inclusive en el derecho romano, el contrato es una figura
reestructurada por el derecho, previamente reglamentada, limitada en cuanto a su número, eran
moldes rígidos en los cuales los elementos formales eran de su esencia y el elemento psicológico
constituía el pacto, el que no podía originar obligación Nuda Pacto o obligation non oriri. Sin
embargo, después de una larga evolución se dio preferencia al elemento psicológico sobre el
formal.” (Orizaba, 2006:pág. 15) El pacto entre las partes contratantes es el principal elemento
del contrato, ese consenso de voluntades da nacimiento al contrato, al crear o transferir derechos
y obligaciones entre los contratantes. Dicho pacto entre las partes debe estar basado en la justicia,
es decir, “La justicia conmutativa obliga estrictamente; exige la salvaguarda de los derechos de
propiedad, el pago de las deudas y el cumplimiento de obligaciones libremente contraídas. Sin
justicia conmutativa no es posible ninguna otra forma de justicia.”

En suma, la justicia conmutativa exige la percepción de los fenómenos económicos y requiere


sensibilidad hacia los problemas humanos.” (Urbano, 2002:pág. 10). Las contraprestaciones que
se dan entre las partes al celebrar los contratos deben ser equitativas, y siempre en busca de un
equilibrio económico e incluso moral, en el intercambio de bienes y servicios que dan
movimiento al aspecto económico que se traduce en un buen desarrollo social. Es importante
tener presente que la teoría general del contrato se encuentra dentro del derecho privado, a pesar
de la influencia que ha tenido el derecho público, ya que existen relaciones entre Estado y los
particulares, como tenemos los contratos de naturaleza administrativa, que realmente su origen es
del derecho privado.
En este sentido, la sentencia (Sentencia C-345/17) evoca que:

“Tanto el Código Civil como el Código de Comercio establecen reglas específicas respecto de la
nulidad, estableciendo el primero la distinción entre nulidad absoluta y nulidad relativa y el
segundo, consagrando el concepto de anulabilidad como equivalente al de nulidad relativa. Una
primera diferencia se configura respecto de los eventos que pueden dar lugar a la declaratoria
de cada una de ellas. La nulidad absoluta se configura en aquellos casos en los que el acto es
celebrado por una persona absolutamente incapaz, se encuentra afectado por causa u objeto
ilícito o contraría una norma imperativa -a menos que la ley disponga otra cosa (art. 1741 C.C y
art. 899 C. Co.). La nulidad relativa se presenta, por su parte, en aquellos casos en los cuales el
acto se celebra por una persona relativamente incapaz o se presenta alguno de los vicios del
consentimiento a saber: el error, la fuerza o el dolo (art. 1741 C.C. y art. 900 C. Co.)”

  Ahora bien, en este orden de ideas la sala de casación civil evoca:

“ Los requisitos de validez son esenciales, para que el contrato nazca a la vida jurídica, y este
debidamente ejecutoriada por dichas disposiciones legales”

La capacidad como medio efusivo para contratar y realizar debidamente contratos y


aseveraciones previas al acto y negocio jurídico son fundamentalmente necesarias para la
elaboración, creación y extinción de dichos derechos como medio para completar las
disposiciones normativas, salvo lo contrario a la ley y sus disposiciones. A esto la corte
constitucional dirime lo siguiente:

“Para la Corte resulta indispensable distinguir en la institución de la capacidad jurídica de los menores y las

menores, dos dimensiones. La primera basada en la aptitud de ser sujeto de derechos. Esto es la titularidad de

prerrogativas que en nuestro Estado social de derecho se adjudican en cabeza de menores de edad por el sólo hecho

de serlo. En este sentido su capacidad es plena y deviene de su condición, sin requisito alguno que la limite. A su

vez, esta capacidad de derecho se encuentra configurada constitucionalmente como protección especial, a partir del

principio de interés superior del menor, en los artículos 44 y 45 de la Carta. También, las normas internacionales

ratificadas por Colombia sobre Derechos Humanos amplían el marco tanto de la capacidad de derecho, como de la

especial protección de que son titulares”


Nuestro código civil y posteriormente la corte constitucional nos regala la siguiente definición y

articulación:

La capacidad, en sentido general, consiste en la facultad que tiene la persona para adquirir

derechos y contraer obligaciones. Pero esta capacidad, de acuerdo con el artículo

1502 del Código Civil, puede ser de goce o de ejercicio.

La primera de ellas consiste en la aptitud general que tiene toda persona natural o jurídica para

ser sujeto de derechos y obligaciones, y es, sin duda alguna, el atributo esencial de la

personalidad jurídica. La capacidad de ejercicio o capacidad legal, por su parte, consiste en la

habilidad que la ley le reconoce a aquélla para poderse obligar por sí misma, sin la intervención o

autorización de otra. Implica, entonces, el poder realizar negocios jurídicos e intervenir en el

comercio jurídico, sin que para ello requiera acudir a otro.

La capacidad es, por tanto, la regla general y todo individuo de la especie humana, e inclusive las

personas jurídicas, tienen capacidad de goce. En cuanto a la capacidad de ejercicio, que es uno de

los requisitos para la validez de las declaraciones de voluntad y de los actos jurídicos, hay que

decir que, en principio, la tienen todas las personas salvo aquéllas que la ley declare incapaces

(art. 1503 C.C.).

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