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CASOS RECUSACIÓN

Nombres:

CASO 1:

En un arbitraje, la institución arbitral nombró al árbitro único. El demandado lo recusó alegando


dudas respecto a su imparcialidad e independencia. Específicamente, alegó que se habían afectado
sus derechos en beneficio del demandante, por haberse emitido decisiones sin la debida motivación
(admitió a trámite los escritos de las partes sin emitir resolución, solo por correo electrónico), por
conceder plazos adicionales para la presentación de pruebas del demandante y por no acceder al
pedido de reprogramación de audiencia de testigos que oportunamente hizo el demandado. El
árbitro recusado se defendió señalando que el demandado confundía lo que era una causal de
recusación con el control del proceso arbitral, el cual debe realizarse una vez finalizado el arbitraje.
Asimismo, negó que haya existido algún trato de inequidad, ni ninguna violación al debido proceso.

¿Cómo resolvería la recusación?

En principio, la recusación solo procede cuando concurren circunstancias que pongan en duda la
imparcialidad y la independencia del árbitro en el proceso arbitral, así se señala en el art. 28 inciso
3) del DLA, no solo eso, sino esta recusación debe plantearse tan pronto se conoce la causal que lo
motiva, esto es de inmediato, conformidad con lo señalado en el art. 29, inciso 2, a) del DLA. En esa
línea, en el presente caso se pretende recusar al árbitro único porque éste no ha motivado sus
decisiones de ampliación de plazo a favor del demandante y negarle reprogramación de audiencia
de testigos que ha solicitado.

Es evidente que estos hechos no son causales que motiven la recusación del árbitro, tanto más, los
árbitros están revestidos de la facultad de ampliar los plazos en las actuaciones arbitrales incluso
cuando éstas hayan vencido, como se señala en el art. 35. En todo caso, la motivación de las
decisiones no se cuestiona con la recusación, sino con otro mecanismo prevista por ley, esto es, el
control judicial posterior al proceso arbitral.

Por los fundamentos señalados ut supra, se declara improcedente la recusación.

CASO 2:

El demandante recusó al árbitro designado por su contraparte sobre la base de lo siguiente:

• Por haber omitido señalar en su carta de aceptación que el abogado del demandado no solo era
un colega suyo, sino que mantenía una estrecha amistad con él, conforme se aprecia en los
documentos extraídos de la red social Facebook el día anterior.

• Que esa amistad no solo se reflejaría a partir de la red social Facebook, sino también porque el
árbitro redactó el prólogo de un libro publicado por el abogado del demandado (lo que ocurrió hace
10 años).
• Asimismo, indicó que esto debió ser revelado por el árbitro recusado de conformidad con el Código
de Ética del Centro, en caso contrario, tal hecho daría la apariencia de parcialidad y serviría de base
para su descalificación según lo establecido en el mismo Código de Ética.

El árbitro absolvió la recusación manifestando que no había trato frecuente con el abogado de la
demandante. Las comunicaciones que el recusante exhibe de la red social de Facebook, son
esporádicas por saludos de cumpleaños y de mensajes sobre la cultura del cómic. Asimismo, el
prólogo del libro se hizo por una consideración estrictamente profesional. Finalmente, indicó que
no pertenecen a los mismos clubes ni hay amistad entre sus familias, no tienen relaciones de
consanguinidad ni de afinidad entre ellos ni entre sus familiares.

¿Cómo resolvería la recusación?

Los hechos que pongan en jaque la imparcialidad e independencia de los árbitros se deben probar
objetivamente con documentos que sustenten la recusación, en esa línea, el motivo de recusación es
la omisión del árbitro designado de develar las relaciones amicales del árbitro con el abogado de su
contraparte designado también como árbitro, señalando que así se evidencia de la red social
Facebook, así como escribir un prólogo de su libro hace 10 años.

Al respecto, si bien la develación de circunstancias que pongan dudas sobre su imparcialidad es deber
del árbitro (art. 28 inciso 1 DLA) también la recusación no debe fundarse en cualquier relación que
tenga un árbitro, sino de razones suficientes que objetivamente nos demuestre que no es imparcial
ni independiente, es así que el árbitro recusado es amigo con el abogado de su contraparte, y esta
mera amistad no es razón para recusarlo, ya que no se evidencia una interacción potencial en de
esta amistad en la plataforma de Facebook que justifique la parcialidad del árbitro, llámese, likes,
reacciones, comentarios, etc. En el mismo sentido, el hecho de escribir un prólogo de un libro de
autoría del abogado de su contraparte, solo demuestra una relación profesional y colaboración
académica del árbitro, esto no basta para fundar a recusación.

En efecto, conforme el art. 29 inciso 2 a) DLA, que exige razones justificadas basados en documentos
para recusar un árbitro, al no evidenciar en el presente caso, se declara improcedente la recusación.

CASO 3:

En un arbitraje, el demandante recusó al árbitro designado por el demandado porque, a partir de


una búsqueda online, tomó conocimiento de que el estudio de abogados del cual el árbitro era socio,
tenía un contrato de consultoría suscrito con una perteneciente al grupo económico de la
demandada. El contrato se había suscrito para un informe legal ajeno al arbitraje, el cual se había
emitido cuatro (4) meses después de iniciado el mismo, por la suma de S/. 30,000.00 y no había sido
revelada por el árbitro.

El demandante realizó la búsqueda web cuando el informe ya había sido emitido, el árbitro había
recibido el pago y la información llevaba ya más de 3 meses alojada en la web. La recusación fue
presentada al día siguiente de dicha búsqueda.

El demandado alegó que dicho contrato había sido suscrito por una empresa distinta e
independiente que, si bien pertenecía al grupo económico, no compartía accionista directo con la
demandada. En esa línea, indicó que no están en obligación de conocer los aspectos relacionados a
los procesos judiciales, arbitrales, informes legales u otros en los que se encuentre inmerso una
empresa distinta. Finalmente, alegó que la recusación debía considerarse extemporánea, pues la
información era de acceso público desde hace 3 meses.

El árbitro recusado alegó que no podía acusársele de falta de independencia e imparcialidad porque
él y su estudio de abogados eran personas distintas, además de que el informe estaba siendo visto
por un área a la que no pertenecía. Además, sostuvo que su estudio tiene una reputación intachable,
con más de veinte años prestando servicios, elaborando informes de distintas materias, por lo que
los árbitros no podían ser perjudicados por cada situación similar a la presente.

¿Cómo resolvería la recusación?

La recusación ha sido presentada 3 meses desde que los motivos de la recusación tuvieron lugar,
pero, al día siguiente de haberse descubierto esta operación del estudio del árbitro recusado. La ley
es clara, al señalar que, La recusación debe formularse tan pronto sea conocida la causal que la
motiva, justificando debidamente las razones en que se basa y presentando los documentos
correspondientes.

Sin embargo, esta recusación se debe plantear antes de la formación del Tribunal arbitral. Esto es,
si interpretamos sistemáticamente lo señalado anteriormente con el art. 28, inciso 5 DLA, esta
recusación inmediata se debe hacer antes del nombramiento del árbitro de la contraparte, y la
posibilidad de recusar un árbitro después de su nombramiento solo es posible en el caso del árbitro
nombrado por el recusante.

Por tanto, en el presente caso, no estamos frente a la recusación de un árbitro nombrado por la
parte recusante para amparar la recusación motivada en hechos que se han tomado conocimiento
posterior al nombramiento, sino frente a una recusación del árbitro nombrado por su contraparte,
cuya oportunidad precluyó, porque ésta recusación no ha planteado después de 3 meses de sucedido
los hechos. Por tanto, deviene en improcedente.

CASO 4:

En un arbitraje, la Entidad obtuvo un laudo desfavorable. En atención a ello, inició un proceso judicial
con el fin de obtener la anulación del laudo, alegando la falta de motivación del mismo. Mientras
aún estaba pendiente el proceso de anulación, la Entidad fue demandada en un nuevo arbitraje y
designó como árbitro al doctor Collins, que había conformado el Tribunal Arbitral cuyo laudo estaba
siendo cuestionado en el proceso de anulación mencionado al inicio.

Posteriormente, con el nuevo arbitraje en curso, la Entidad fue notificada con la sentencia del
proceso de anulación, que declaró nulo el laudo precisamente por falta de motivación. Por tanto, al
día siguiente, la Entidad recusó al doctor Collins, alegando que este no reunía las condiciones
exigidas por ley, pues se había anulado un laudo que este había emitido en el pasado.

¿Cómo resolvería la recusación?


Estamos frente a un hecho evidente de falta de motivación corroborada por un Juez, no hay duda de
que éste árbitro garantice una debida motivación a partir de una apreciación del caso con debida
imparcialidad e independencia, por tanto, el árbitro no es idóneo para seguir en el arbitraje y debe
declararse procedente a la recusación y designar otro árbitro.

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