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Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01

Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIA JUDICIAL /


AUSENCIA DE DEFECTO SUSTANTIVO – Adecuada interpretación normativa
/ PROCESO DISCIPLINARIO CONTRA ABOGADO – Imposición de sanción /
FALTA A LA LEALTAD Y HONRADEZ CON LOS COLEGAS - Aceptar la
gestión profesional a sabiendas de que le fue encomendada a otro abogado /
SUSTITUCIÓN DE ABOGADO – Sin que existiera renuncia, paz y salvo o
autorización del colega para reemplazarlo / SUSTITUCIÓN – No existía
justificación

[L]a interpretación que hizo el Consejo Superior de la Judicatura cuando consideró


que el actor incurrió en una falta a la lealtad y a la honradez por haber sustituido a
su colega el señor [R.D.M.P.] aun cuando este había suscrito un contrato que
protegía sus honorarios y aquel había esperado a que se venciera el término
previsto por el Tribunal para solicitar el incidente de regulación de honorarios, no
es irrazonable ni contraria a la finalidad de la disposición toda vez que la norma
busca, también, proteger al colega de las actuaciones desleales. Como se vio en
el proceso, el Consejo Superior de la Judicatura tuvo en cuenta que el [actor] no
demostró una actuación leal y solidaria ante su colega con la que evidenciara el
esfuerzo que desplegó para darle a conocer la revocación de su mandato
considerada la legítima confianza que aquel tenía en la continuidad de su relación
con su cliente. En últimas, el accionante pretende darle un carácter reducido al
artículo 36 y al propio concepto de lealtad procesal que involucra un
comportamiento coherente con el mandato de buena fe constitucional en las
relaciones que se tejen en desarrollo del ejercicio de la profesión. Situaciones que
no están necesaria ni exclusivamente relacionadas con el aspecto económico. (…)
la Sala no encuentra que la aplicación de la disposición actual —artículo 36 de la
Ley 1123 de 2007— signifique una afectación del derecho a la defensa o a la
administración de justicia, pues, antes que nada, la disposición persigue ciertas
finalidades vinculadas con las relaciones entre colegas y la rectitud de la profesión
y que, por tanto, también deriva en garantía a la defensa técnica de los clientes.
Pero, in extremis, en caso de que no sea posible tener la aquiescencia del
representante anterior, y efectivamente se obstaculice contar con un nuevo
representante judicial, esta situación no se deriva directamente del artículo 36 en
comento, sino de la posible y aislada reticencia de un profesional del derecho,
siendo este el comportamiento vulnerador; y no la aplicación directa de la
disposición en comento. En tal evento, un cliente puede solicitar la sustitución por
razones de urgencia, y, además, proceder a elevar una queja ante la misma
jurisdicción bajo el mismo código, para impedir que la reticencia o ausencia de su
anterior representante le niegue sus derechos procesales. Por tanto, en el caso
objeto de estudio, no resulta de recibo la afirmación de la parte actora de que el
Consejo Superior de la Judicatura esté interpretando la norma de una forma en
que obligue a la cliente a quedar en un estado de indefensión técnica, pues este
analizó el material probatorio y determinó que no existía realmente un evento que
justificara la sustitución

FUENTE FORMAL: LEY 1123 DE 2007 - ARTÍCULO 36

AUSENCIA DE DEFECTO FÁCTICO – Valoración de la totalidad del material


probatorio / JUSTIFICACIÓN DE LA SUSTITUCIÓN - No se logró acreditar una
causal

Por último, el actor alegó la existencia de un defecto fáctico porque a su juicio no


se valoraron las pruebas testimoniales y documentales que demostraban que la
actitud del abogado [R.D.M.P.] generado en la mandante un “estado subjetivo” de
abandono. (…) Las pruebas fueron todas decretadas y practicadas por el Consejo
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

Superior de la Judicatura y aparecen mencionadas en la providencia


del 3 de mayo de 2018. La valoración fue realizada por el juez natural, quien
consideró que con estas no se acreditaba una causal de justificación para haber
hecho la sustitución del abogado, porque, como ya se expuso, la mandante
conocía las diligencias adelantadas por el abogado y la falta de comunicación no
era un justificante toda vez que el vínculo había tenido esa característica por más
de diez años. La Sala encuentra que no existió una omisión en la valoración de
tales pruebas, simplemente el resultado al que llegó el juez después de valorarlas
fue distinto al esperado por el actor, lo que de ninguna manera constituye un
defecto, pues el Consejo Superior de la Judicatura cumplió con las reglas de la
sana crítica e interpretó todas las pruebas en conjunto para llegar a la decisión

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN C

Consejero ponente: JAIME ENRIQUE RODRÍGUEZ NAVAS

Bogotá, D.C., doce (12) de junio de dos mil diecinueve (2019)

Radicación número: 11001-03-15-000-2018-04757-01(AC)

Actor: VÍCTOR ALFONSO PÉREZ GÓMEZ

Demandado: CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA

SENTENCIA SEGUNDA INSTANCIA

La Sala decide la impugnación presentada por Víctor Alfonso Pérez Gómez,


contra la sentencia del 21 de marzo de 2019 proferida por la Subsección A de la
Sección Segunda del Consejo de Estado que negó el amparo del derecho
fundamental al debido proceso del actor.

I. ANTECEDENTES
1. Solicitud de tutela
Víctor Alfonso Pérez Gómez, presentó solicitud de amparo constitucional 1 en
contra del Consejo Superior de la Judicatura, con la pretensión de obtener la
protección de su derecho fundamental al debido proceso, presuntamente
vulnerado con la sentencia del 3 de mayo de 2018 2, proferida por la autoridad
accionada, que confirmó la sentencia del Consejo Seccional de la Judicatura de
Antioquia que lo sancionó por haber incurrido en una falta a la lealtad y honradez
contra un colega, por sustituirle como apoderado en un proceso sin cumplir con los
requisitos para ello.

1
Folios 1 a 24 del cuaderno principal del expediente del proceso de tutela.
2
Con radicación No.:05001-11-02-000-2015-02254-01 (14664-33).
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

2. Hechos

2.1. Rubén Darío Muñoz Pulgarín fue apoderado judicial de Roxana Echeverry
Hernández en un proceso de nulidad y restablecimiento del derecho contra la
Fiscalía General de la Nación desde el 26 de enero de 2004 hasta su conclusión.
El Tribunal Administrativo de Antioquia profirió sentencia de segunda instancia
favorable a la señora Echeverry Hernández el 7 de mayo de 2015 3.

2.2. El 15 de mayo de 2015, Roxana Echeverry Hernández revocó el poder que


había conferido al abogado Rubén Darío Muñoz Pulgarín 4. Esta revocatoria fue
aceptada por el Tribunal Administrativo de Antioquia en providencia del 5 de
agosto del mismo año5 en la que se informó que el abogado a quien se le hubiere
revocado el poder podría pedirle al juez que se regularan sus honorarios en los
treinta días siguientes a la notificación de este auto.

2.3. El abogado Muñoz Pulgarín solicitó copias auténticas de los fallos de primera
y segunda instancia el 21 de mayo de 2015 en el Tribunal Administrativo de
Antioquia. La mencionada solicitud fue declarada improcedente porque se
presentó cuando el poder ya se había revocado.

2.4. El 11 de septiembre de 2015, la señora Echeverry Hernández le confirió


poder6 a Víctor Alfonso Pérez Gómez, quien lo aceptó, para asumir su
representación judicial en los trámites remanentes del proceso de nulidad y
restablecimiento7.

2.5. El 29 de octubre de 2015, Rubén Darío Muñoz Pulgarín presentó queja


disciplinaria contra Víctor Alfonso Pérez Gómez, por presunta deslealtad
profesional, por haber aceptado el poder, sin tener el paz y salvo del pago de los
honorarios, del proceso que el señor Muñoz Pulgarín había llevado desde 2004 8
hasta 2015.

2.6. En sentencia del 30 de junio de 20179 el Consejo Seccional de la Judicatura


de Antioquia, declaró disciplinariamente responsable Víctor Alfonso Pérez Gómez,
por no haber actuado con honradez y lealtad hacia su colega, pues aceptó el
poder sobre el proceso de nulidad y restablecimiento del derecho que estaba
adelantando el abogado Muñoz Pulgarín sin contar con el paz y salvo de sus
honorarios y con base en ello lo sancionó. Por su inconformidad con la decisión
Víctor Alfonso Pérez Gómez interpuso recurso de apelación.

3
Folios 772 a 780 del tercer cuaderno del proceso de nulidad y restablecimiento.
4
Folio 26 del anexo del expediente del proceso de tutela.
5
Ibídem folio 28.
6
Folio 31 del anexo del expediente del proceso de tutela.
7
Con radicación No.: 05001-23-31-000-2004-00683-01.
8
Folios 2 y 3 del primer cuaderno del expediente del proceso de nulidad y restablecimiento del
derecho.
9
Folios 90 a 103 del primer cuaderno del expediente del proceso disciplinario.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

2.7. El Consejo Superior de la Judicatura resolvió el recurso de


apelación elevado por el actor contra la decisión de primera instancia y, en
sentencia del 3 de mayo de 2018 10, la confirmó con base en los argumentos que
se exponen a continuación.

2.7.1. La colegiatura no encontró justificada la sustitución del poder, ya que el


motivo expuesto por el actor para realizar la sustitución fue la falta de diligencia
por parte del señor Muñoz Pulgarín consistente en la ausencia de comunicación
entre este y su cliente. El Consejo Superior de la Judicatura no consideró que ese
motivo fuera una justificación toda vez que, la mandante estaba informada de las
diligencias adelantadas por su abogado y desde el inicio de su relación contractual
en el año 2004 había aceptado las formas de comunicación que utilizaban.

2.7.2. No podría entenderse como una justificación para que se hiciera la


sustitución del poder la condición de indefensión en que supuestamente se
encontraba la señora Echeverry Hernández, por carecer de apoderado, cuando
Víctor Alfonso Pérez Gómez aceptó el poder, ya que ella misma había decidido
ponerse en ese estado al revocar el poder del señor Muñoz Pulgarín a sabiendas
de que no podría tener otro abogado sino hasta resolver su situación contractual
con el anterior. Lo anterior, aun cuando estaba probado que la garantía de su
derecho a la defensa estaba siendo bien llevada hasta el 21 de mayo de 2015.

2.7.3. La forma correcta de revocar el poder hubiera sido advirtiéndoselo al


quejoso, a través de alguno de los métodos que normalmente usaban para
comunicarse y, en caso de resultar imposible, habría podido elevar una queja ante
la jurisdicción.

Aclaró que no es el abogado quien debe tener la justificación válida para aceptar
el poder porque todos los abogados podrían, en tal caso, decir que asumieron el
encargo para proteger el derecho a la defensa y al acceso a la justicia de su
cliente. Por lo que la justificación prevista en el numeral 2 del artículo 36 de la Ley
1123 de 2007 se refiere a las razones que tuvo la poderdante para revocar el
poder.

2.7.4. Respecto del argumento en el que el señor Pérez Gómez afirmó que su
actuación no había sido desleal porque esperó el tiempo de la regulación de
honorarios y tomó medidas precautelativas como suscribir un contrato protegiendo
los honorarios del anterior abogado, el Consejo Superior de la Judicatura
estableció que el actor sabía, e incluso había advertido a su poderdante que
recibir el poder bajo esas condiciones era una conducta disciplinariamente
reprochable por lo cual esta autoridad consideró que no era justificable iniciar la
relación contractual cuando sabía que carecía de los requisitos.

2.7.5. Por último, la colegiatura manifestó su desacuerdo con la afirmación de


Víctor Alfonso Pérez Gómez de que su conducta fue atípica y no fue dolosa. Toda
vez que, el señor Pérez Gómez aceptó el poder sabiendo que no contaba con el
paz y salvo, con la renuncia, con la autorización de reemplazo, ni con justificación
10
Folios 41 a 68 del cuaderno principal del expediente del proceso de tutela.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

contundente, por lo que su conducta fue exactamente la descrita en


el numeral 2 del artículo 36 de la Ley 1123 de 2007 que establece que
“[c]onstituyen faltas a la lealtad y honradez con los colegas: // 2. Aceptar la gestión
profesional a sabiendas de que le fue encomendada a otro abogado” y fue dolosa
porque sabía que había otro abogado como apoderado de ese proceso y que lo
estaba reemplazando sin cumplir ninguno de los requisitos necesarios para
hacerlo sin faltar a la lealtad y la honradez con su colega.

3. Pretensiones de tutela

El actor interpuso escrito de tutela el 18 de diciembre de 2018 en el que solicitó


que se dejara sin efectos el fallo del Consejo Superior de la Judicatura proferido el
3 de mayo de 2018 y se le ordenara proferir una nueva decisión en la que se
valoraran todas las pruebas y se interpretara la normatividad de forma razonable.

Estas pretensiones fueron sustentadas por el tutelante como se relaciona a


continuación.

4. Argumentos de la solicitud de tutela

El actor consideró que la decisión cuestionada vulneró su derecho al debido


proceso
toda vez que la autoridad demandada incurrió en un defecto sustantivo al
interpretar de forma irrazonable el numeral 2 del artículo 36 de la Ley 1123 de
200711, que establece que es una falta de lealtad y honradez con los colegas
aceptar la gestión profesional a sabiendas de que le fue encomendada a otro
abogado. A su juicio, el Consejo Superior de la judicatura no tuvo en cuenta que el
fin de la norma es evitar la competencia desleal y por ello no valoró todas las
medidas preventivas que tomó el autor para que no se defraudara a su colega que
había fungido como abogado a lo largo del proceso de nulidad y restablecimiento.
Para esta autoridad solo podía aceptarse el poder si se contaba con el paz y
salvo, y este no podía reemplazarse por medidas alternativas, lo que es una
interpretación excesivamente formalista.

El accionante esgrimió que esa interpretación implicaba obligar a la cliente a


permanecer en un estado de indefensión en razón de que el abogado que la
representaba no quería asistir al incidente de regulación de honorarios. Así las
cosas, consideró que se estaban viendo afectados el derecho a la defensa y al
acceso a la administración de justicia de la señora Echeverry Hernández, lo que,
según la jurisprudencia de la Corte Constitucional 12 justificaba la sustitución.

Por otra parte alegó, que no se tuvo en cuenta como causal de exoneración de
responsabilidad que Víctor Alfonso Pérez Gómez actuó bajo error 13 al considerar
que su conducta había dejado de ser desleal por haber esperado cuatro meses
11
“Constituyen faltas a la lealtad y honradez con los colegas: // 2. Aceptar la gestión profesional a
sabiendas de que le fue encomendada a otro abogado, salvo que medie la renuncia, paz y salvo o
autorización del colega reemplazado, o que se justifique la sustitución o autorización del colega
reemplazado, o que se justifique la sustitución”.
12
Corte Constitucional sentencia C-212 de 2007.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

desde que se revocó el poder respetando el tiempo para que se


realizara el incidente de regulación de honorarios y haber garantizado los
honorarios de su antecesor en el contrato de prestación de servicios que celebró
con Roxana Echeverry Hernández. En ese sentido, se catalogó como dolosa la
conducta por el simple hecho de saber que no se estaban cumpliendo los
requisitos para sustituir al abogado, sin hacerse realmente un estudio de
culpabilidad.

Finalmente, el actor alegó un defecto fáctico por haberse omitido la valoración de


las pruebas testimoniales y documentales que demostraban la incomunicación
entre la señora Echeverry Hernández y su anterior abogado, toda vez que, a juicio
de Víctor Alfonso Pérez Gómez, si se hubiese dado por probada dicha
incomunicación se hubiera concluido que la sustitución estaba justificada por el
abandono del cliente.

5. Intervenciones

El Despacho del consejero Rafael Francisco Suárez Vargas de la Subsección A de


la Sección Segunda del Consejo de Estado admitió la acción por auto del 1 de
febrero de 201914. Notificadas las partes y los terceros interesados, recibió las
siguientes respuestas.

5.1. El Consejo Superior de la Judicatura en su contestación solicitó que se


negara el amparo, para esos efectos reiteró los argumentos del fallo del 3 de mayo
de 2018. Adujo, además, que se estaba intentando utilizar la tutela como una
tercera instancia del proceso disciplinario al traer los mismos puntos que ya se
resolvieron en el proceso ordinario y afirmó que no existió ninguna omisión en la
valoración de las pruebas, sino que se pretende que se haga una valoración
aislada de los testimonios respecto de las otras pruebas.

5.2. Rubén Darío Muñoz Pulgarín solicitó que se negara el amparo por
considerar que el actor estaba mintiendo en la narración de los hechos. Afirmó que
él se había comunicado con la cliente en el 2015 a diferencia de lo narrado por
ella, para lo cual anexó a su escrito de contestación la copia de unos correos
electrónicos que aportó junto con la contestación. También indicó que había
demostrado su interés en el proceso al ir a recoger las copias que prestaban
mérito ejecutivo de la sentencia de segunda instancia a los cinco días de proferida
y esgrimió que no era cierto que se hubieran esperado 30 días para que él
solicitara el incidente de regulación de honorarios, ya que el expediente se había
devuelto al juzgado de origen antes de cumplirse ese término.

Respecto del contrato en el que supuestamente se protegían sus honorarios alegó


que no lo conocía y que no había sigo allegado ni al proceso disciplinario ni al de
cobro de honorarios.

13
Numeral 6 del artículo 22 de la Ley 1123 de 2007 “No habrá lugar a responsabilidad disciplinaria
cuando: // 6. Se obre con la convicción errada e invencible de que su conducta no constituye falta
disciplinaria”.
14
Folio 27 del cuaderno principal del expediente del proceso de tutela.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

A su juicio, no se demostró una vulneración al debido proceso del


actor, ni el estado de indefensión de la cliente, tampoco se comprobó que Víctor
Alfonso Pérez Gómez hubiera ido a la oficina o llamado a su antecesor para
preguntarle sobre el estado del proceso y de la representación antes de
reemplazarlo. El suscrito consideró si era de tal entidad la falta por él cometida en
el proceso el actor debió aconsejarle a la señora Echeverry Hernández interponer
queja disciplinaria contra él.

En conclusión, Rubén Darío Muñoz Pulgarín consideró que existió ánimo


defraudatorio por parte de la cliente y por eso se le revocó el poder después de
culminada la segunda instancia y que este actuar fue acolitado por el señor Pérez
Gómez a quien le faltó diligencia para sustentar con pruebas las afirmaciones de
la señora Echeverry Hernández.

6. Fallo de Primera Instancia

La Subsección A de la Sección Segunda del Consejo de Estado, decidió el 21


de marzo de 201915 negar el amparo del derecho fundamental al debido proceso
de Víctor Alfonso Pérez Gómez por considerar que no se configuraron los defectos
sustantivos por la interpretación irrazonable de la Ley 1123 de 2007 y la omisión
de la aplicación de uno de sus presupuestos, ni el defecto fáctico por omisión en la
valoración de las pruebas.

La referida autoridad consideró que la providencia demandada no incurrió en un


defecto sustantivo por la interpretación irrazonable del artículo 36 de la Ley 1123
de 2007, toda vez que la ley es muy clara al establecer que para aceptar la gestión
de la cual otro abogado está encargado se requiere el paz y salvo o la renuncia
del poder o la autorización del colega o que se justifique la sustitución. El a quo
constitucional consideró que el actor aceptó el poder sin cumplir los requisitos y
sabiendo que no lo hacía, lo que se adecua a la falta tipificada, toda vez que el
dolo se deriva precisamente de conocer que existía otro abogado en el cargo y
que no se estaban cumpliendo los requisitos previstos en la norma para
reemplazarlo.

Sobre la aplicación de la norma que contempla el error insuperable como una


causal de exoneración de responsabilidad disciplinaria, invocada por el actor por
cuanto él considera que aceptó el poder inmerso en el error de pensar que las
medidas preventivas que había tomado lo eximían de estar actuando en
deslealtad; el a quo constitucional estimó que no se omitió la aplicación de la
norma de forma arbitraria, sino que el Consejo Superior de la Judicatura desvirtuó
este convencimiento del error invencible cuando confrontó la norma y la conducta
y llegó a la conclusión de que el actor se había apartado completamente del
artículo 36 de la Ley 1123 de 2007 de manera dolosa porque sabía que no
cumplía con los requisitos.

Por último, respecto al defecto fáctico, la Subsección A de la Sección Segunda del


Consejo de Estado consideró que no se configuró puesto que el Consejo Superior
15
Ibídem folios 94 a 104.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

de la Judicatura decretó y practicó todas las pruebas que se le


solicitaron y comprobó que, desde 2004, cuando se inició la relación contractual
entre el abogado anterior y la cliente, tenían una difícil comunicación. La referida
autoridad dispuso que esa no era razón para desligarlo toda vez que siempre
había sido así su relación y, aun con ese inconveniente ella lo había recomendado
como abogado a otras personas. Por lo anterior se evidenció que el ad quem del
proceso disciplinario si valoró de forma objetiva y de acuerdo con las reglas de la
sana crítica las pruebas.

7. Impugnación

El 29 de marzo de 2019, Víctor Alfonso Pérez Gómez impugnó16 la sentencia de


primera instancia porque, a su juicio, el juez constitucional hizo un examen
superficial del asunto ateniéndose a las valoraciones del Consejo Superior de la
Judicatura sin ahondar en el contexto fáctico e incurriendo en los mismos
defectos.

El actor reiteró sus afirmaciones de que no se estaba interpretando la norma de


acuerdo con su fin y a las razones por las que existía justificación suficiente para
hacer la sustitución.

En respuesta a lo esgrimido por el señor Muñoz Pulgarín en la contestación de la


tutela afirmó que sí aportó al proceso disciplinario el contrato que suscribió con la
señora Echeverry Hernández en el que se protegían sus honorarios y que
desconocía las razones por las cuales este no fue aportado al proceso laboral de
regulación de honorarios. Este contrato es, a su juicio, prueba fehaciente de que
no hubo deslealtad hacia el colega.

II. CONSIDERACIONES

1. Competencia

La Sala es competente para decidir la presente acción de tutela en virtud de lo


dispuesto en el artículo 86 de la Constitución Política, en el artículo 32 del Decreto
2591 de 1991, en el Decreto 1983 de 2017 que modificó el Decreto 1069 de 2015
y en el Acuerdo 80 de 2019, por medio del cual se expidió el reglamento interno
del Consejo de Estado.

2. Anotación sobre el decreto de pruebas

El señor Muñoz Pulgarín, al contestar la tutela, solicitó la práctica del testimonio de


Maria Elena Maya Rico y la inspección judicial del proceso de cobro de honorarios
profesionales del que son parte él y la señora Echeverry Hernández. Estas
pruebas no fueron decretadas por esta judicatura porque las mismas no se
refieren a los defectos alegados en sede de tutela, en su lugar, se dirigen a
sustentar argumentos del señor Muñoz Pulgarín en el proceso disciplinario, lo que
según la jurisprudencia de la Corte Constitucional no es procedente en la tutela
16
Folios 110 a 135 del cuaderno principal del expediente del proceso de tutela.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

porque esta “no  ha sido instituida para remplazar los medios
ordinarios existentes, ni para corregir y subsanar las deficiencias en que el actor
pudo haber incurrido en el ejercicio de las acciones pertinentes” 17. Por lo tanto, la
Sala estaría reemplazando al juez natural si aceptara que se siguieran aportando
pruebas fuera de la oportunidad, que buscan revivir el debate que ya fue resuelto
en el proceso disciplinario.

3. Problema Jurídico

Corresponde a la Sala decidir sobre la impugnación presentada contra la


sentencia del 21 de marzo de 2019 proferida por la Subsección A de la Sección
Segunda del Consejo de Estado. Para tal efecto, es necesario definir los
siguientes problemas jurídicos, que deberán resolverse en caso de que se supere
el examen procedibilidad de la acción de amparo contra providencias judiciales.

i) ¿El Consejo Superior de la Judicatura interpretó de forma irrazonable el


numeral 2 del artículo 36 de la Ley 1123 de 2007 que contiene la falta a
la lealtad por aceptar la gestión profesional de un caso sabiendo que le
había sido encomendada a un colega?

ii) ¿La referida autoridad incurrió en un defecto sustantivo por omitir la


aplicación del numeral 6 del artículo 22 de la Ley 1123 de 2007 que
establece que no existe responsabilidad disciplinaria cuando se obre
con la convicción errada e invencible de que su conducta no constituye
falta?

iii) ¿El tribunal accionado incurrió en un defecto fáctico por omitir la


valoración de las pruebas testimoniales y documentales que
demostraban que existía una justificación para que el actor hubiese
sustituido al abogado que lo antecedió?

Para resolver los problemas jurídicos así planteado es necesario hacer el examen a
la luz de la doctrina constitucional sobre la procedibilidad de la acción de tutela
contra providencias judiciales.

4. La acción de tutela contra decisiones judiciales

La acción de tutela dispuesta en el artículo 86 de la Constitución Política, se


tramita por un procedimiento preferente y sumario que toda persona tiene a su
alcance para reclamar la protección inmediata de los derechos constitucionales
vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad
pública, o de un particular en los casos que establece la ley.

17
Corte Constitucional sentencia T-1008 de 2012.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

En relación con la acción de tutela contra providencias judiciales, la


postura reiterada y uniforme de la Corte Constitucional 18 y el Consejo de Estado19
ha sido admitir su procedencia excepcional, siempre que se cumplan los requisitos
generales de procedibilidad (exigencias generales) y cualquiera de las causales
específicas de procedencia (defectos).

La posición actual ha evolucionado en la jurisprudencia constitucional, entre otras


providencias, empezando por la tesis de la vía de hecho fijada en las sentencias
C-543 de 1992 y T-079 de 1993 y su redefinición en la T-949 de 2003, hasta llegar
a su sistematización en la sentencia C-590 de 2005 en la cual se modifica la
concepción de vía de hecho, a la de vulneración del derecho al debido proceso por
la presencia de defectos especiales, previo cumplimiento de unos requisitos
generales de procedibilidad.

Por su parte, el Consejo de Estado en sentencia de unificación por importancia


jurídica, del 5 de agosto de 2014, concluyó que la acción de tutela procede contra
providencias judiciales siempre y cuando se respete el principio de autonomía del
juez natural, y se cumplan los requisitos generales y específicos precisados por la
Corte Constitucional.

4.1. Requisitos generales

El examen de procedibilidad de la acción de tutela contra providencias judiciales


emana de los requisitos que se derivan de la configuración prevista en el artículo
86 de la Constitución, del Decreto 2591 de 1991, y de la concreción que, por la vía
interpretativa ha hecho la jurisprudencia constitucional.

Así las cosas, antes que todo es necesario verificar la legitimación en la causa
como una exigencia preliminar en cualquier acción de amparo, para,
posteriormente, pasar a constatar los demás requisitos generales de
procedibilidad, en los siguientes términos: (i) que la cuestión que se discute tenga
relevancia constitucional; (ii) que previo a la solicitud de tutela se hayan agotado
todos los medios de defensa judicial con los que cuenta la persona afectada; (iii)
que se cumpla con el principio de inmediatez; (iv) que en caso de que se alegue
una irregularidad procesal, la misma tenga la entidad de afectar la decisión; (v)
que en la solicitud de tutela se exprese de manera clara los hechos y los
fundamentos de la afectación de derechos que se imputa a la decisión judicial; y
de manera general, (vi) no procede elevar una solicitud de amparo contra
decisiones proferidas dentro de procesos de tutela.

18
Al respecto ver, entre otras, las sentencias T-573 de 1997, T-567 de 1998, T-001 de 1999, T-377
de 2000, T-1009 de 2000, T-852 de 2002, T-453 de 2005, T-061 de 2007, T-079 de 1993,T-231 de
1994, T-001 de 1999, T-814 de 1999,T-522 de 2001, T-842 de 2001, SU-159 de 2002, T-462 de
2003,T-205 de 2004, T-701 de 2004, T-807 de 2004, T-1244 de 2004, T-056 de 2005, T-189 de
2005, T-800 de 2006, T-061 de 2007, T-018 de 2008, T-051 de 2009, T-060 de 2009, T-066 de
2009, T-889 de 2011, T- 010 de 2012, T- 1090 de 2012, T-074 de 2012, T- 399 de 2013, T-482 de
2013, T- 509 de 2013, T- 254 de 2014, T- 941 de 2014 y T-059 de 2015.
19
Sentencia de unificación por importancia jurídica, proferida por la Sala Plena de lo Contencioso
Administrativo el 5 de agosto de 2014. M.P: Jorge Octavio Ramírez Ramírez. Exp. n. º 11001-03-
15-000-2012-02201-01 (IJ) Demandante: Alpina Productos Alimenticios S.A.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

Cuando no se cumpla con alguno de esos presupuestos, la acción


de tutela deviene improcedente. En caso contrario, de acreditarse todos los
requisitos generales, corresponde verificar si la providencia objeto de reproche
incurrió en alguna de las causales específicas o defectos que se describen a
continuación:

4.2. Causales específicas

Las causales específicas de procedencia de la acción de tutela contra providencia


judicial se concretan en los defectos o errores en que puede incurrir la decisión
cuestionada, de modo que, si en una decisión judicial se presenta alguna de las
causales específicas, podrá ser razón suficiente para el amparo constitucional 20. A
saber:

a) Defecto orgánico, que se presenta cuando el juez carece de competencia; b)


defecto procedimental, el cual ocurre cuando la autoridad judicial actuó al margen
del procedimiento establecido; c) defecto fáctico, esto es, cuando el juez no tuvo
en cuenta el material probatorio obrante en el expediente para proferir decisión; d)
defecto material o sustantivo, el cual se origina en el evento en que se decida con
fundamento en normas inexistentes o inconstitucionales, en contravía de ellas, o
existe una evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión; e)
error inducido, cuando la autoridad judicial es víctima de engaño por terceros y el
mismo lo condujo a tomar una decisión que afecta derechos fundamentales; f)
decisión sin motivación, que implica el incumplimiento de los servidores judiciales
de dar cuenta de los fundamentos fácticos y jurídicos de sus decisiones en el
entendido que precisamente en esa motivación reposa la legitimidad de su órbita
funcional; g) desconocimiento del precedente constitucional, cuando la Corte
Constitucional establece el alcance de un derecho fundamental y el juez ordinario
aplica una ley limitando sustancialmente dicho alcance y h) violación directa de la
Constitución Política, cuando los jueces desconocen la aplicación de la Ley
Fundamental, conforme al mandato consagrado en el artículo 4º de la Carta
Política que antepone de manera preferente la aplicación de sus postulados.

Corresponde, entonces, pasar a verificar si en el presente asunto la solicitud de


tutela cumple con todos los requisitos generales de procedibilidad y, en tal caso, si
se presenta alguno de los defectos alegados por la parte accionante.

5. Verificación de los requisitos generales de procedibilidad en el caso


concreto

5.1. La Sala encuentra que hay legitimación en la causa tanto por activa como
por pasiva.

Por activa, porque el actor de este trámite, fue el disciplinado en el proceso objeto
de esta acción de amparo y, por tanto, es quien sufre directamente los posibles
perjuicios derivados de la decisión del Consejo Superior de la Judicatura de
sancionarlo por haber incurrido en una conducta desleal con un colega.
20
Sentencias T-352 de 2012, T-103 de 2014, T-125 de 2012, entre otras.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

Por pasiva, está legitimado el Consejo Superior de la Judicatura porque es la


autoridad que profirió la providencia objeto de esta acción de amparo, es decir la
autora del acto que presuntamente vulneró el derecho fundamental al debido
proceso de Víctor Alfonso Pérez Gómez.

5.2. De acuerdo con la jurisprudencia constitucional, en el caso de acciones de


tutela contra providencias judiciales el requisito de relevancia constitucional se
entiende cumplido, en general, cuando se acredita que el asunto gira en torno al
contenido, alcance y goce de algún derecho fundamental 21 y no a asuntos de
carácter meramente legal o de contenido económico que corresponde definir
exclusivamente a otras jurisdicciones 22. Por lo que, en el caso de acciones de tutela
contra providencias judiciales, se verifica cuando, a primera vista, se observa que
el reproche de tutela está dirigido contra una posible afectación o vulneración de
las garantías constitucionales relacionadas con el núcleo de los derechos
fundamentales y, en especial, el derecho al debido proceso constitucional 23.

La Sala considera que la cuestión que se discute tiene relevancia constitucional,


toda vez que la interpretación irrazonable y la omisión de la normativa aplicable,
llevarían a que se hubiera sancionado a Víctor Alfonso Pérez Gómez sin respetar
el principio de legalidad y vulnerando así su derecho fundamental al debido
proceso. En el mismo sentido, esta judicatura encuentra que la omisión de la
valoración de las pruebas que demostraban que la sustitución había sido
justificada implicaría una grave vulneración del derecho a la defensa.

5.3. Sobre el requisito de subsidiariedad, la Sala encuentra que se satisface dado


que, el accionante considera que la causa de la vulneración del derecho al debido
proceso que él protesta, fue reclamada en el recurso de apelación al interior del
proceso disciplinario y persistió en el fallo de segunda instancia del referido
proceso, en tales circunstancias, ya no cuenta con un mecanismo de defensa
judicial por medio del cual pueda controvertir la decisión proferida por el Consejo
Superior de la Judicatura, que confirmó la responsabilidad atribuida al actor en la
primera instancia.

5.4. En el sub lite se encuentra superado el requisito de inmediatez, toda vez que
la decisión de segunda instancia cuestionada se notificó el 26 de junio de 2018 y
la acción constitucional se radicó el 18 de diciembre de 2018, es decir, dentro del
término razonable que la jurisprudencia constitucional ha previsto 24 y que esta
Corporación fijó en seis meses, de forma general 25.
21
Corte Constitucional, sentencia C-590 de 8 de junio de 2005.
22
Corte Constitucional, sentencia SU-439 de 13 de julio de 2017 y T-458 de 29 de agosto de 2016.
23
Corte Constitucional, sentencia T-102 de 16 de febrero de 2006. En igual sentido ver sentencias
T-075-18, T-451-18, T-422-18 y T-248-18.
24
Corte Constitucional, SU-961de 1999 y T-031 de 2016 del 8 de febrero de 2016.
25
Sentencia proferida por la Sala Plena del Consejo de Estado el 5 de agosto de 2014, en la que,
explícitamente, “(…) la Sala Plena, como regla general, acoge un plazo de seis meses, contados a
partir de la notificación o ejecutoria de la sentencia, según el caso, para determinar si la acción de
tutela contra providencias judiciales se ejerce oportunamente” (Radicado: 11001-03-15-000-2012-
02201-01).
Lo anterior, en todo caso, debe tomarse de manera flexible a partir de las condiciones del caso
concreto, pues, como lo deja claramente dicho la Corte Constitucional en la ya mencionada
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

5.5. No se argumentó la existencia de alguna irregularidad procesal como sustento


de la solicitud de amparo.

5.6. Se acreditó el requisito que exige que en la solicitud de tutela se hayan


expresado de manera clara y suficiente los hechos y los fundamentos de la
afectación de derechos en el sentido que, el actor señaló que el Consejo Superior
de la Judicatura habría incurrido en dos defectos sustantivos y uno fáctico en la
sentencia del 3 de mayo de 2018 al declararlo disciplinariamente responsable por
sustituir a un colega como apoderado de la señora Echeverry Hernández en un
proceso de nulidad y restablecimiento. Todo esto, por no haberse valorado de
forma razonable la normatividad aplicable y haberse omitido la valoración de
algunos preceptos normativos y de una parte del material probatorio.

5.7. La providencia cuestionada en la presente acción de tutela no es una


sentencia de tutela.

Superados los requisitos generales de procedibilidad de la acción de tutela, se


habilita el estudio de los defectos referidos previamente.

6. Solución al problema jurídico

6.1. Defecto sustantivo por grave error en la interpretación de la norma

El actor alega que el Consejo Superior de la Judicatura en su providencia del 3 de


mayo de 2018 incurrió en un defecto sustantivo en su manifestación de

sentencia T-246 de 2015, confirmando las sentencias T-328 de 2010, T-860 de 2011, T-217 de
2013 y T-505 del mismo año, “el requisito de la inmediatez deberá ser abordado desde la
discrecionalidad y autonomía judicial, con el fin de que cada juez evalúe si la solicitud fue
presentada dentro de un plazo razonable y proporcional, toda vez que, “(…)en algunos casos, seis
(6) meses podrían resultar suficientes para declarar la tutela improcedente; pero, en otros eventos,
un término de 2 años se podría considerar razonable para ejercer la acción de tutela, ya que todo
dependerá de las particularidades del caso”.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

interpretación irrazonable de la norma aplicable, 26 que, para el caso,


se dio sobre el numeral 2 del artículo 36 de la Ley 1123 de 2007 que dispone:

“Constituyen faltas a la lealtad y honradez con los colegas:


[…]
2. Aceptar la gestión profesional a sabiendas de que le fue encomendada a
otro abogado, salvo que medie la renuncia, paz y salvo o autorización del
colega reemplazado, o que se justifique la sustitución”.

En particular, el accionante afirma que existen dos errores en la forma como la entidad
accionada interpretó la disposición y que esta Sala pasará a analizar a continuación:

(i) El primer error interpretativo alegado lo hace consistir en que la accionada no tuvo
en cuenta que la finalidad de esta norma es proteger al abogado que ostentaba el
cargo y evitar la competencia desleal. Para el señor Pérez Gómez se incurre en falta a
la lealtad y la honradez cuando se reemplaza al abogado que estaba llevando la
gestión del asunto aprovechándose de su esfuerzo profesional y generando la pérdida
de sus honorarios. Bajo ese entendido, el actor consideró que su conducta no
constituía la falta que le había sido imputada, toda vez que esperó cuatro meses
después desde la revocatoria del poder del anterior representante judicial, para asumir
el mandato. Además, estuvo pendiente del incidente de regulación de honorarios y
celebró un contrato de prestación de servicios con la señora Echeverry Hernández
protegiendo los honorarios de su abogado antecesor.

La Sala encuentra que para dar respuesta al alegato del actor es pertinente, primero,
aclarar cuál es la finalidad de la disposición cuestionada a partir de una perspectiva
general desde el sistema integrado del Código Disciplinario del Abogado y,
especialmente, las aproximaciones que sobre el particular ha hecho la jurisprudencia
constitucional.

Como lo ha establecido la Corte Constitucional, este Código busca orientar la profesión

26
La Corte Constitucional se ha referido a este defecto en los siguientes términos: “[u]na autoridad
judicial puede incurrir en defecto sustantivo por interpretación irrazonable, en al menos dos
hipótesis:

(i) cuando le otorga a la disposición jurídica un sentido y alcance que ésta (SIC) no tiene
(contraevidente), es decir, deriva interpretativamente una norma jurídica que no se desprende del
marco normativo que ofrece la disposición aplicable al caso, vulnerando de esta manera el
principio de legalidad. En otras palabras, se trata de una hipótesis en la cual se arriba a una norma
jurídica cuya adscripción a la disposición de la que se pretende su derivación no es posible por
contrariar los principios básicos de la lógica y las reglas de la experiencia o,

(ii) cuando le confiere a la disposición infraconstitucional una interpretación que en principio


resulta formalmente posible a partir de las varias opciones que ofrece, pero que en realidad
(ii.1) contraviene postulados de rango constitucional o (ii.2) conduce a resultados
desproporcionados.

En relación con la primera hipótesis (interpretación contraevidente), la Corte ha indicado que las
fallas originadas en el proceso hermenéutico “han de ser protuberantes para que sea factible
predicar que a la ley se le ha otorgado un sentido contraevidente”. De manera que no es una
simple discrepancia dogmática respecto de la opción interpretativa acogida por la autoridad judicial
la que estructura el defecto sustantivo, sino que la misma ha de ser manifiestamente irracional, sin
sentido, consecuencia de una desviación notoria del derecho” en sentencia SU-210 de 2017.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

de los abogados para que sea más compatible con el interés general,
intenta armonizarla con los principios constitucionales y adecúa los deberes y
obligaciones para que sean afines a un Estado Social y Democrático de Derecho. Esta
concepción del poder disciplinario tan intrínsecamente vinculada a los principios
constitucionales busca resaltar la función social que cumplen los abogados 27.

En concreto, el artículo 36 del código, se refiere a las faltas a la lealtad y a la honradez.


De acuerdo con la jurisprudencia constitucional, la lealtad es una manifestación de la
buena fe en el proceso28, que exige que se actúe correctamente en un marco de
confianza mutua y que ha entendido la buena fe “como una exigencia de honestidad,
confianza, rectitud, decoro y credibilidad que otorga la palabra dada” 29. Por otra parte,
a la honradez se ha referido como el recto proceder en asuntos que involucren
dinero30, especialmente con temas de fijar honorarios justos y proporcionados.

De los anteriores conceptos se deriva que el legislador consagró las faltas del artículo
36 de la Ley 1123 de 2007 porque considera que con ellas se vulneran dos
componentes que son, por un lado la confianza mutua y la buena fe, y, por otro lado, el
recto proceder en términos económicos. Con base en este análisis de la finalidad de la
disposición, se verifica que el mandato de comportamiento que de ella se deriva no se
refiere exclusivamente al recto proceder en materia económica sino a un actuar
sincero, correcto y de buena fe que debe leerse a la luz de los principios
constitucionales.

Vistas así las finalidades que están involucradas en el código, en general, y en el


artículo 36, en particular, se muestra como limitada la postura de la parte actora que
reduce la finalidad de la disposición al aspecto de los honorarios, y que en la medida
en que había protegido su pago al defensor anterior, con un nuevo contrato, entonces
no habría incurrido en la falta porque respetó su finalidad.

En ese orden, la interpretación que hizo el Consejo Superior de la Judicatura cuando


consideró que el actor incurrió en una falta a la lealtad y a la honradez por haber
sustituido a su colega el señor Muñoz Pulgarín aun cuando este había suscrito un
contrato que protegía sus honorarios y aquel había esperado a que se venciera el
término previsto por el Tribunal para solicitar el incidente de regulación de honorarios,
no es irrazonable ni contraria a la finalidad de la disposición toda vez que la norma
busca, también, proteger al colega de las actuaciones desleales.

Como se vio en el proceso, el Consejo Superior de la Judicatura tuvo en cuenta que el


señor Muñoz Pulgarín no demostró una actuación leal y solidaria ante su colega con la
que evidenciara el esfuerzo que desplegó para darle a conocer la revocación de su
mandato considerada la legítima confianza que aquel tenía en la continuidad de su
relación con su cliente.

En últimas, el accionante pretende darle un carácter reducido al artículo 36 y al propio


concepto de lealtad procesal que involucra un comportamiento coherente con el
27
Corte Constitucional sentencia C-884 de 2007.
28
Corte Constitucional sentencia T-204 de 2018.
29
Corte Constitucional sentencia T-437 de 2012.
30
Corte Constitucional sentencia T-1143 de 2003.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

mandato de buena fe constitucional en las relaciones que se tejen en


desarrollo del ejercicio de la profesión. Situaciones que no están necesaria ni
exclusivamente relacionadas con el aspecto económico.

La Sala pone de manifiesto que el artículo 36 establece de manera expresa las


circunstancias que salvan de responsabilidad al abogado que acepta la gestión de un
negocio a sabiendas de que este le ha sido encomendada a otro abogado. Estas son:
medie la renuncia, paz y salvo o autorización del colega reemplazado, o que se
justifique la sustitución. Estas salvedades, incluidas taxativamente, responden a la
finalidad general anteriormente descrita en términos de buena fe, de manera que no se
incurre en la falta cuando a sabiendas de que un negocio está siendo llevado por otro
profesional, se toman las medidas para respetar la lealtad, con una conducta
transparente entre colegas a partir de una manifestación de voluntad de quien llevaba
la representación a través de la renuncia, paz y salvo o autorización.

(ii) El segundo error en la interpretación que alegó el actor se funda en que todas las
formas enlistadas para no incurrir en la falta de lealtad y honradez requerían una
actuación del abogado que estaba siendo reemplazado, lo que ante una situación
como la del caso concreto en la que ese abogado era muy difícil de contactar, podían
vulnerarse los derechos fundamentales al acceso a la administración de justicia y a la
defensa de la cliente.

La Corte Constitucional se pronunció sobre este tema en la sentencia C-212 de 2007,


al examinar la misma disposición, que también se encontraba en el Estatuto del
Ejercicio de la Abogacía31. Al respecto estableció que “la disposición acusada no coarta
el derecho de las personas a acceder al aparato judicial ni desconoce la garantía de su
derecho de defensa bajo estricta y cumplida aplicación de los criterios propios del
debido proceso”. La Corte consideró que esta disposición no vulneraba el derecho a la
defensa a no ser que se le diera una aplicación defectuosa, pues, precisamente, uno
de los objetivos del entonces estatuto era que la profesión se desarrollara en garantía
de los derechos de los particulares y por ello la disposición prevé que ante el riesgo de
la vulneración del derecho a la defensa y al acceso a la administración de justicia del
cliente se pueda sustituir, como medida urgente, la gestión profesional aun cuando
esta hubiere sido encomendada a un colega.

No obstante lo anterior, la Corte previó que el órgano de control disciplinario podía


valorar, en cada caso, la justificación que se diera para la sustitución como medida
urgente e indicó que, de cualquier manera, se debe hacer todo lo posible por notificar
al abogado antecesor para no actuar en contra de la lealtad y la solidaridad.

En este mismo sentido, la Sala no encuentra que la aplicación de la disposición actual


—artículo 36 de la Ley 1123 de 2007— signifique una afectación del derecho a la
defensa o a la administración de justicia, pues, antes que nada, la disposición persigue
ciertas finalidades vinculadas con las relaciones entre colegas y la rectitud de la

31
Decreto 196 de 1971 “Artículo 56. Constituyen faltas a la lealtad profesional:  
(…)  
2a. Aceptar la gestión profesional a sabiendas de que le fue encomendada a otro abogado, salvo
que medie la renuncia o autorización del colega reemplazado, o que se justifique la sustitución”.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

profesión y que, por tanto, también deriva en garantía a la defensa


técnica de los clientes. Pero, in extremis, en caso de que no sea posible tener la
aquiescencia del representante anterior, y efectivamente se obstaculice contar con un
nuevo representante judicial, esta situación no se deriva directamente del artículo 36
en comento, sino de la posible y aislada reticencia de un profesional del derecho,
siendo este el comportamiento vulnerador; y no la aplicación directa de la disposición
en comento. En tal evento, un cliente puede solicitar la sustitución por razones de
urgencia, y, además, proceder a elevar una queja ante la misma jurisdicción bajo el
mismo código, para impedir que la reticencia o ausencia de su anterior representante
le niegue sus derechos procesales.

Por tanto, en el caso objeto de estudio, no resulta de recibo la afirmación de la parte


actora de que el Consejo Superior de la Judicatura esté interpretando la norma de una
forma en que obligue a la cliente a quedar en un estado de indefensión técnica, pues
este analizó el material probatorio y determinó que no existía realmente un evento que
justificara la sustitución, y en concreto a la conclusión a la que llegó fue la siguiente:

“ Si era una circunstancia que se dio desde el inicio de la relación


contractual tal como lo relató el papá de la poderdante, que desde un
comienzo era muy difícil contactarse con el profesional del derecho,
definitivamente no era una causa para desligarlo del encargo
profesional toda vez que el vínculo perduro (SIC) por más de 10 años.
(...)
Concluyendo esta Sala que el proceder de la poderdante fue apresurado y
como aseguro (sic) el encartado en la alzada sin autorización del que iba a
ser su sucesor, contrariamente si su intención era revocar el poder de la
manera correcta y desde el año 2014, es decir con tiempo suficiente para
localizar de alguna manera al quejoso, estando asesorada por el doctor
VÍCTOR ALONSO PÉREZ GÓMEZ, quien le había exigido el paz y salvo,
pudo haberse comunicado con el abogado RÚBEN DARÍO MUÑÓZ
PULGARÍN tal como lo había hecho desde que inició su relación
contractual, acudiendo a la oficina dejando documentos debajo de la puerta
o llamando incansablemente al quejoso y si la ausencia del togado era
insostenible debió proceder como fue aconsejada por el investigado,
interponiendo una queja ante esta jurisdicción. Comportamiento
coadyuvado por el doctor Pérez Gómez, ya que al ser conocedor de las
normas, la obligación de exigir el paz y salvo era exclusivamente de él, a
sabiendas que su antecesor había llegado hasta la sentencia de segunda
instancia favorable a la señora Roxana, lo que configura el dolo o intención
de querer culminar la última etapa procesal para su beneficio.

Pero el proceder fue totalmente contrario ya que está probado que la


garantía de su defensa estaba siendo llevada correctamente inclusive
hasta el 21 de mayo de 2015, pudiendo continuar de esta manera hasta la
culminación definitiva del proceso, pero la señora ROXANA ECHEVERRY
HERNÁNDEZ optó por quedarse sin apoderado, sin cumplir con el requisito
de paz y salvo y esperar en su estado de extrema urgencia 4 meses más
para que el abogado VÍCTOR ALONSO PÉREZ GÓMEZ asumiera el
proceso, por lo cual no encuentra esta Colegiatura justificada la
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

sustitución del poder”32 (Resaltado fuera del texto original).

Así las cosas, la entidad accionada hizo un claro y razonable análisis de la situación de
la cliente y, con base en las circunstancias de su relación de representación durante
varios años que duró el proceso; concluyó que no existía una situación que se pudiera
catalogar de urgente o riesgosa para sus derechos al acceso a la administración de
justicia y a la defensa, de manera que la prematura asunción del negocio por parte del
ahora accionante, resultaba contrario a la lealtad profesional.

Como corolario de lo anterior la Sala tampoco advierte la presencia de un defecto


sustantivo por indebida interpretación; no puede confundirse la diferencia de criterios
con defectos en la providencia, lo que en este caso se hace aún más evidente en el
sentido que el actor pretende abstraerse de la aplicación de una sanción aduciendo
consecuencias jurídicas para terceras personas que no son el objeto de la sanción
disciplinaria y que no se encontraban en un grave riesgo o estado de indefensión
técnica.

6.2. Defecto sustantivo por omisión de una norma aplicable

Víctor Alfonso Pérez Gómez también señaló que la autoridad demandada incurrió
en el defecto sustantivo de haber desatendido la norma aplicable al caso 33, en lo
que se refiere al numeral 6 del artículo 22 de la Ley 1123 de 2007 que reza:

“No habrá lugar a responsabilidad disciplinaria cuando:


[…]
6. Se obre con la convicción errada e invencible de que su conducta no
constituye falta disciplinaria”.

Este defecto debe estudiarse en conjunto con el anterior pues para analizar si el actor
se encuentra excusado por haber estado inmerso en un error invencible es necesario,
primero, haber determinado el alcance de la falta objeto de la sanción disciplinaria.

El actor fundamentó su error en que se encontraba convencido de que no había


incurrido en la falta por haber tomado medidas para evitar que se defraudara a su
colega, como fueron, el contrato salvaguardando los honorarios de su antecesor y la
espera durante cuatro meses después de revocado el poder, además de conocer que
el Tribunal Administrativo de Antioquia había dado un plazo para solicitar el incidente
de regulación de honorarios en el que el abogado Muñoz Pulgarín no lo solicitó. En ese
sentido, el tutelante consideró que había demostrado que sus intenciones no eran
32
Folios 60 a 62 del cuaderno principal del expediente del proceso de tutela.
33
La Corte Constitucional determinó los eventos en que se configuraba el defecto sustantivo en el
siguiente sentido: “(i) Cuando la decisión impugnada se funda en una disposición indiscutiblemente
no aplicable al caso; (ii) Cuando el funcionario realiza una “aplicación indebida” de la preceptiva
concerniente; (iii) Cuando la aplicación o interpretación que se hace de la norma en el asunto
concreto desconoce sentencias con efectos erga omnes que han definido su alcance; (iv) Cuando
la interpretación de la norma se hace sin tener en cuenta otras disposiciones aplicables al caso y
que son necesarias para efectuar una interpretación sistemática; (v) Cuando la norma aplicable
al caso concreto es desatendida y por ende inaplicada; (vi) Porque a pesar de que la norma en
cuestión está vigente y es constitucional, no se adecua a la situación fáctica a la cual se aplicó;
porque la norma aplicada, por ejemplo, se le reconocen efectos distintos a los expresamente
señalados por el legislador” (Resaltado fuera del texto original) en sentencia T-073 de 2015.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

desleales y que su cliente ya se encontraba en libertad para buscar los


servicios de otro profesional del derecho.

Sobre este punto, la Sala, trae los mismos argumentos expuestos al analizar el defecto
sustantivo por error en la interpretación, en el sentido que el accionante eligió una
interpretación normativa limitada, en la que excluye de la norma disciplinaria todo
aquello relativo a la lealtad que resultó aplicable en su caso. Así, el actor pretende
excusarse, a partir de una serie de actos que, como ya vio, no están contemplados en
la disposición. Todo ello cuando le hubiera bastado contar con el paz y salvo, la
autorización o la renuncia del anterior defensor, que prevé el propio artículo 36 de la
Ley 1123 de 2007, para haberse excusado y, solo así, evitar incurrir en conductas que
faltaran a la lealtad y honradez.

Darle la razón al actor, significaría dejar a disposición de las personas la aplicación de


un régimen imperativo, como es el disciplinario, que está regido por los principios de
tipicidad y legalidad. Principios que en este caso cobran importancia porque el mismo
actor le puso en conocimiento de estas situaciones a su cliente, en plena consciencia
de que primero era necesario resolver la situación con el anterior defensor 34.

De hecho, lejos de la omisión alegada, el Consejo Superior de la Judicatura evaluó el


argumento relacionado con el conocimiento de la conducta tipificada, y decidió que la
falta había sido dolosa pues Víctor Alfonso Pérez Gómez con conocimiento de que
había un defensor anterior y que, por tanto incurría en falta a la honradez y la lealtad,
decidió aceptar el poder. La Sala encuentra que esta valoración fue razonable y no se
tomó ignorando la aplicación de la norma que contempla el error sino que simplemente
encontró que no aplicaba para el caso toda vez que no era invencible la convicción de
estar actuando sin falta, pues conocía perfectamente los requisitos que establecía la
norma para que su conducta constituyera una falta y lo respectivos eximentes.

En este orden de ideas, no se advierte una omisión de la norma aplicable por parte de
la autoridad accionada, sino una valoración de las circunstancias que no son
compartidas por el actor en sede de tutela, de modo, como también lo consideró el a
quo constitucional, no se encuentra este defecto en la providencia del Consejo
Superior de la Judicatura,

6.3. Defecto fáctico por omisión en la valoración probatoria

Por último, el actor alegó la existencia de un defecto fáctico 35 porque a su juicio no se


valoraron las pruebas testimoniales y documentales que demostraban que la actitud del
34
“[l]e informé a la Sra. Echeverry Gómez que antes de que cualquier abogado asumiera su
representación, era necesario que resolviera con el Dr. Muñoz Pulgarín su relación contractual. Lo
anterior porque como abogados no podíamos desplazar a otro colega sin el paz y salvo, la
renuncia, la autorización del profesional del derecho o una causa justificada” hecho cuarto del
escrito de amparo, en el folio 2 del cuaderno principal del expediente del proceso de tutela.
35
Este defecto se presenta cuando el juez no basa su valoración probatoria en criterios objetivos y
racionales, sino que simplemente evalúa las pruebas de forma caprichosa. El análisis probatorio es
uno de los asuntos en los que mayor peso tiene la independencia judicial, por lo que el juez de
tutela solo podrá pronunciarse sobre este cuando el error cometido por el juez sea ostensible,
flagrante y manifiesto y tenga injerencia sobre la decisión final. Más aún cuando las pruebas en
cuestión sean pruebas que requieren un análisis directo como las testimoniales en las que la
inmediación juega un papel fundamental en su interpretación. En sentencia SU-210 de 2017.
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

abogado Muñoz Pulgarín había generado en la mandante un “estado


subjetivo” de abandono.

Las pruebas que Víctor Alfonso Pérez Gómez considera que fueron omitidas son: i) el
testimonio de Germán Echeverry Gómez, padre de la mandante, que afirma que en el
2013 tuvieron una discusión con el abogado Muñoz Pulgarín sobre el monto de los
honorarios y que solamente se comunicaban telefónicamente con él siendo muy difícil
ubicarlo; ii) el testimonio de Carlos Mario Vanegas Calle, persona que le recomendó al
abogado Pérez Gómez, que afirma que Roxana Echeverry Hernández le contó en
repetidas ocasiones que no lograba comunicarse con su abogado; iii) el testimonio de
Henry Anibal Romaña Asprilla, persona a la que la mandante alguna vez le recomendó
al abogado Muñoz Pulgarín, que afirma que ella buscó a su abogado después de que
se publicó la sentencia de segunda instancia y como no logró encontrarlo optó por
conseguir otro abogado; iv) el memorial suscrito el 8 de julio de 2014 en el que la
actora mencionó que tenía dificultades con su abogado; y v) el memorial del 15 de
mayo de 2015 en el que revocó el poder indicando que la razón para hacerlo fue que
no recibía información respecto de su proceso.

Las anteriores pruebas fueron todas decretadas y practicadas por el Consejo Superior
de la Judicatura y aparecen mencionadas en la providencia del 3 de mayo de 2018. La
valoración fue realizada por el juez natural, quien consideró que con estas no se
acreditaba una causal de justificación para haber hecho la sustitución del abogado,
porque, como ya se expuso, la mandante conocía las diligencias adelantadas por el
abogado y la falta de comunicación no era un justificante toda vez que el vínculo había
tenido esa característica por más de diez años.

La Sala encuentra que no existió una omisión en la valoración de tales pruebas,


simplemente el resultado al que llegó el juez después de valorarlas fue distinto al
esperado por el actor, lo que de ninguna manera constituye un defecto, pues el
Consejo Superior de la Judicatura cumplió con las reglas de la sana crítica e interpretó
todas las pruebas en conjunto para llegar a la decisión. No se evidencia que la
valoración realizada conduzca a resultados irracionales o que no puedan derivarse
directamente del material probatorio analizado, tal y como se explicó en las líneas
anteriores al analizar los supuestos defectos sustantivos en el sentido que las razones
alegadas por el actor no conducían a la inexistencia de la falta o a la inaplicación de la
sanción.

Así las cosas, la Sala evidencia que la autoridad demandada no vulneró el derecho al
debido proceso de Víctor Alfonso Pérez Gómez.

Bajo este entendido, la Sala pasará a confirmar la decisión del 21 de marzo de 2019
proferida por la Subsección A de la Sección Segunda del Consejo de Estado que negó
el amparo constitucional del derecho fundamental al debido proceso de Víctor Alfonso
Pérez Gómez.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Subsección C administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley,
Radicado: 11001-03-15-000-2018-04757-01
Demandante: Víctor Alfonso Pérez Gómez

RESUELVE

1. CONFIRMAR la sentencia impugnada, proferida por La Subsección A de la


Sección Segunda del Consejo de Estado el 21 de marzo de 2019, por las razones
expuestas en la parte motiva de esta providencia.

2. NOTIFICAR la presente decisión a las partes y a los interesados por el


medio más expedito.

3. ENVIAR el expediente de la referencia a la Corte Constitucional para su


eventual revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

JAIME ENRIQUE RODRÍGUEZ NAVAS


Presidente de Sala

GUILLERMO SÁNCHEZ LUQUE


Magistrado
Ausente con excusa

NICOLÁS YEPES CORRALES


Magistrado

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