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Fundación para la formación y desarrollo de la universidad de oriente

FUNDAUDO MONAGAS
Auxiliar de farmacia

Fiebre y Antipireticos.

Profesor: Autores:
Stiver Sanabria Nathacha Lanza C.I:
26.688.070
Gabriel Suárez C.I: 30.013.879
Emanuel Huerfano C.I: 22.621284

Maturín, Mayo, del 2022


Introducción.

La fiebre es un aumento temporal de la temperatura del cuerpo, en general debido a una


enfermedad. Tener fiebre es signo de que algo fuera de lo común está pasando en el cuerpo. Las
infecciones causan la mayoría de las fiebres. Tiene fiebre porque su cuerpo está tratando de matar
el virus o las bacterias que causaron la infección. La mayoría de estas bacterias y virus sobreviven
bien cuando su cuerpo está a su temperatura normal. Pero si tiene fiebre, es más difícil para ellos
sobrevivir. La fiebre también activa el sistema inmunitario de su cuerpo.

En el presente trabajo se abordará los métodos de diagnóstico de la fiebre ya que en un


paciente con fiebre pueden existir diferentes signos o síntomas que ayudan a orientar el
diagnóstico, pero en otras ocasiones la fiebre es el único síntoma clínico, por lo que el diagnóstico
puede resultar más complicado. En algunos casos, el patrón de la fiebre puede ser característico
de patologías concretas; por ejemplo, la fiebre en agujas con escalofríos sugiere una infección
bacteriana más que vírica.

Además, se tratará sobre los antipiréticos ya que cuentan también con propiedades analgésicas y
antiinflamatorias que reducen el malestar general que suele acompañar a la fiebre. Sin embargo, aunque
resultan eficaces para bajar la temperatura, la causa que la ha provocado no desaparece con su sola acción.
¿Qué es la fiebre?

La fiebre es un aumento temporal de la temperatura del cuerpo, en general debido a una


enfermedad. La fiebre se produce cuando un área del cerebro llamada «hipotálamo» —también
conocida como el «termostato» del cuerpo, aumenta el punto de referencia de la temperatura
normal del cuerpo. Tener fiebre es signo de que algo fuera de lo común está pasando en el cuerpo.
Para un adulto, la fiebre puede ser molesta, pero normalmente no es algo que causa preocupación
a menos que alcance los 103 °F (39,4 °C) o más. En lactantes y bebés, una temperatura algo
elevada puede indicar una infección grave. La fiebre normalmente desaparece al cabo de algunos
días. Varios medicamentos de venta libre bajan la fiebre, pero a veces es mejor no utilizar ningún
tratamiento. La fiebre parece tener un papel fundamental al ayudar al cuerpo a combatir varias
infecciones.

Las infecciones causan la mayoría de las fiebres. Tiene fiebre porque su cuerpo está tratando de
matar el virus o las bacterias que causaron la infección. La mayoría de estas bacterias y virus
sobreviven bien cuando su cuerpo está a su temperatura normal. Pero si tiene fiebre, es más difícil
para ellos sobrevivir. La fiebre también activa el sistema inmunitario de su cuerpo.

Causas de la fiebre

La fiebre puede ser causada por lo siguiente:

 Un virus
 Una infección bacteriana
 Agotamiento por calor
 Algunas enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide (inflamación del
recubrimiento de las articulaciones [sinovia])
 Un tumor maligno
 Algunos medicamentos, como los antibióticos y los medicamentos que se usan para tratar
la presión arterial alta o las convulsiones
 Algunas vacunas, como la vacuna contra la difteria, tétanos y tos ferina acelular (DTaP); o
la neumocócica

A veces, no es posible identificar la causa de la fiebre. Si la fiebre persiste durante más de tres
semanas y el médico no puede encontrar la causa después de realizarte una evaluación
exhaustiva, el diagnóstico podría ser fiebre por causa desconocida.

Síntomas de la fiebre

Son síntomas inespecíficos, muy variables de unas personas a otras, y distintos también según
la enfermedad que es causa de la fiebre. Tienes fiebre cuando tu temperatura aumenta por
encima del rango normal. Lo que es normal para ti puede ser un poco más alto o más bajo que la
temperatura normal promedio de 98,6°F (37°C).
Según lo que produzca la fiebre, los siguientes pueden ser otros signos y síntomas:

 Sudoración
 Escalofríos y temblores
 Dolor de cabeza
 Dolores musculares
 Pérdida del apetito
 Irritabilidad
 Deshidratación
 Debilidad general

Los escalofríos ocurren durante el ascenso de la temperatura, y son el reflejo del aumento de
actividad muscular que el centro termorregulador ordena para aumentar la temperatura corporal.
La irritabilidad o el delirio aparecen con más frecuencia en personas mayores, mientras que las
convulsiones febriles son típicas de los niños menores de cinco años.

Métodos de diagnóstico.

La fiebre no es una manifestación clínica exclusiva de la infección, pudiendo aparecer también


en otras patologías como neoplasias. Sin embargo, la fiebre de aparición reciente (siete días o
menos) es habitualmente secundaria a un proceso infeccioso. En un paciente con fiebre pueden
existir diferentes signos o síntomas que ayudan a orientar el diagnóstico, pero en otras ocasiones
la fiebre es el único síntoma clínico, por lo que el diagnóstico puede resultar más complicado. En
algunos casos, el patrón de la fiebre puede ser característico de patologías concretas; por ejemplo,
la fiebre en agujas con escalofríos sugiere una infección bacteriana más que vírica. Definimos
fiebre de reciente comienzo o de corta duración aquella que tiene menos de 7 días de evolución.

La fiebre de duración intermedia es aquella que dura entre 1 y 4 semanas, sin antecedentes de
estancia hospitalaria, de inmunodeficiencia u otra enfermedad subyacente crónica que pueda
justificar su presencia, y que tras una evaluación clínica y complementaria elemental permanece
sin orientación diagnóstica. Finalmente, definimos fiebre de origen desconocido (FOD) como la
presencia de una temperatura corporal superior a 38,3 °C, durante un período no inferior a 3
semanas, sin antecedentes de estancia hospitalaria, de neutropenia o de infección por el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH) y que persiste sin diagnosticar a pesar de estudios adecuados y
después de, al menos, 3 visitas ambulatorias o tres días de estancia hospitalaria.

Los pasos a seguir serian primero.

1. Valoración del paciente con fiebre de reciente comienzo

En el paciente con fiebre de menos de una semana de evolución sin signos de alarma, se
procede, tras la historia clínica y la exploración física, a identificar aquellos signos de focalidad que
orienten a la localización de la causa del proceso febril, y que determinarán los exámenes
complementarios a realizar para confirmar la localización sospechada e iniciar el tratamiento más
adecuado.
2. Anamnesis y exploración física

En la anamnesis se pregunta por el tiempo de evolución de la fiebre, su intensidad y su ritmo, la


presencia de síntomas acompañantes (mialgias, artralgias, cefalea, escalofríos, exantemas),
enfermedades previas, vacunación, consumo de alimentos no higienizados, contacto con animales,
picaduras de insectos, consumo de drogas o fármacos, hospitalización reciente, hábitos sexuales,
viajes recientes, enfermedades febriles en otros miembros de su familia, profesión e
interrogatorio completo de síntomas por aparatos. En la exploración, debe valorarse de forma
fundamental el estado general recogiendo las constantes y, después, proceder a una exploración
general sistemática y especialmente dirigida al lugar definido por posibles síntomas localizadores.

Se atenderá al estado de la piel y las mucosas, lesiones por picaduras de insectos, examen de
boca y faringe, examen de senos paranasales, adenopatías, exploración de tiroides y signos
meníngeos, auscultación cardíaca y respiratoria, abdomen (masas, puntos dolorosos,
organomegalias y ascitis), puño percusión lumbar y de columna vertebral. En ciertas ocasiones en
las que el paciente refiere sintomatología concreta puede ser necesaria una exploración articular y
neurológica completa.

3. Criterios de alarma

En el manejo de los pacientes que tras una anamnesis cuidadosa y una exploración completa no
muestran datos de focalidad, se tiene en cuenta la presencia de signos de alarma que requieran
ingreso hospitalario. Existen determinados criterios clínicos y analíticos que indican la gravedad y,
por tanto, la necesidad del ingreso hospitalario. Dentro de los criterios clínicos se debe tener en
cuenta: la inestabilidad hemodinámica, insuficiencia respiratoria, cardíaca o hepática, abdomen
agudo, obnubilación, hipotensión y shock y, dentro de los criterios analíticos, la granulopenia
(cifras de granulocitos < a 1.000/mm3), criterios de coagulación intravascular diseminada (CID) y
acidosis metabólica.

En los casos en los que el paciente muestra signos o síntomas de gravedad, el tratamiento debe
instaurarse precozmente, con antibióticos empíricos de amplio espectro y soporte hemodinámico
y/o ventilatorio.

4. No focalidad clínica ni signos de alarma

En un paciente previamente sano, que no presenta signos de alarma que requieran ingreso, y
que consulta por fiebre de reciente comienzo con buena tolerancia, sin focalidad y en ausencia de
epidemia conocida, no será preciso realizar ningún examen complementario; únicamente se
administra tratamiento sintomático (antipiréticos) y control clínico, y se le instruye acerca de
posibles signos de alarma. Habitualmente son procesos benignos, autolimitados y de origen viral;
la causa más frecuente es la gripe estacional y el resfriado común.

5. Pruebas complementarias

En aquellos pacientes con comorbilidades (previamente enfermos) donde es más probable la


presencia de infección bacteriana (ancianos, pacientes con sonda urinaria o dispositivos
protésicos, ingreso reciente, inmunosupresión o enfermedades crónicas debilitantes), se realizan
estudios complementarios para localizar el foco primario y ayudar a definir la gravedad del
proceso causal. Las exploraciones complementarias a realizar serán: hemograma con recuento
diferencial y plaquetas, bioquímica (glucosa, urea, iones, creatinina), radiografía de tórax y
sedimento de orina. En función de la patología previa del paciente y de la gravedad de los
síntomas puede ser necesario realizar algún otro estudio complementario como gasometría
arterial, electrocardiograma o pruebas de imagen (tomografía computarizada o ecografía).

En estos casos siempre se obtienen muestras para hemocultivos (al menos 2 extracciones de
puntos diferentes con media hora de intervalo), un urocultivo y cultivo de todos aquellos líquidos,
secreciones o lesiones cutáneas que parezcan relevantes desde el punto de vista clínico

Un caso especial es:

Fiebre del viajero

Un caso especial es la aparición de fiebre en personas que regresan de viajes procedentes de


zonas de riesgo de enfermedades con restricción geográfica. En estos casos, el abanico diagnóstico
se amplía. Muchas veces se trata de pacientes jóvenes sin focalidad infecciosa aparente. El
interrogatorio debe incluir el país de destino, el tiempo de estancia y la realización de profilaxis
(tanto vacunas como profilaxis antimalárica). Tras viajes a zonas endémicas de malaria, siempre
deberemos considerar el realizar una gota gruesa para descartar esta enfermedad.

¿Qué es un antipirético?

Estos medicamentos son eficaces para el tratamiento de la fiebre, pero hay que tener en cuenta
que por sí solos no resuelven la causa que la provoca. Los antipiréticos son fármacos cuya
composición química está destinada al control de la fiebre. Tienen la capacidad de restablecer la
temperatura corporal a niveles normales tras haberse presentado un aumento de la misma.
También son conocidos como antitérmicos o antifebriles.

Algunos antipiréticos cuentan también con propiedades analgésicas y antiinflamatorias que


reducen el malestar general que suele acompañar a la fiebre. Sin embargo, aunque resultan
eficaces para bajar la temperatura, la causa que la ha provocado no desaparece con su sola acción.

¿Clasificación de los antipiréticos?

En función de su composición química y de las propiedades que presentan, los antipiréticos más
importantes se pueden clasificar en 4 grupos principales: salicilatos, aminofenoles, derivados del
ácido propiónico y pirazolonas.

 Salicilatos

Los salicilatos, como el ácido acetilsalicílico, son analgésicos no opiáceos con actividad
antiinflamatoria, antipirética y antiagregante plaquetario. ras su administración por vía oral, la
dosis se absorbe rápidamente a través del tubo gastrointestinal; la absorción por vía rectal es
menos fiable, pero los supositorios son útiles en pacientes que no pueden tomar formas orales. El
ácido acetilsalicílico se administra para el tratamiento del dolor leve o moderado, como cefaleas,
crisis agudas de migraña, dolor musculoesquelético transitorio y dismenorrea, así como para
reducir la fiebre. Las dosis terapéuticas se encuentran entre 10-15 mg/kg/dosis cada 4 h.

El ácido acetilsalicílico ha sido hasta hace pocos años el fármaco antipirético más empleado,
aunque debido a sus efectos secundarios, ha cedido terreno al paracetamol y al ibuprofeno.
Algunos pacientes tratados con ácido acetilsalicílico presentan alteraciones gastrointestinales,
reacciones de hipersensibilidad y alteraciones de la función plaquetaria. También puede dar lugar
a toxicidad renal y hepática con dosis elevada, y asma bronquial. Los niveles de toxicidad se
encuentran entre los 30-35 mg/dl, y ésta se manifiesta con vómitos, diarreas, alteraciones
hidroelectrolíticas y acidosis metabólica.

Los salicilatos se deben utilizar a dosis bajas, ya que pueden alcanzar altas concentraciones
hemolíticas, en pacientes afectados de insuficiencia renal, hipoalbuminemia y acidosis respiratoria
y metabólica. Además, su ingesta en determinados casos está relacionada con el síndrome de
Reye, que suele afectar a menores de 15 años, por lo que algunos médicos no recomiendan su
administración en enfermedades virales como influenza, herpes zoster, o en cuadros febriles de
origen desconocido en este grupo de población, para evitar riesgos.

Los salicilatos interfieren en la absorción y el metabolismo del paracetamol, por lo que no se


deben administrar en asociación con este último, por el incremento de riesgo de efectos
colaterales.

Posología:

Presentación: las más utilizadas son comprimidos de 125, 200 y 500 mg e inyectables de 1,8 g.

Via oral 500 mg/4h.

Via oral 10-15 mg/kg/dosis cada 4 h

Nombres comerciales:

Aspirina Bayer 500mg de 20 comprimidos

Aspirina Bayer 500mg granulado de 20 sobres

 Aminofenoles

El paracetamol Tiene una eficacia analgésica y antipirética similar a la del ácido acetilsalicílico.
Actúa directamente en los centros hipotalámicos de producción de calor (centro termorregulador)
inhibiendo los pirógenos endógenos y, por tanto, la síntesis de prostaglandinas en el sistema
nervioso central, pero no actúa en tejidos periféricos. Esto explica que el paracetamol sea un
analgésico no opiáceo con escasa o nula actividad antiinflamatoria. Sin embargo, es útil en el
tratamiento de la artrosis, en la que el componente inflamatorio es mínimo.

Está indicado en el tratamiento del dolor leve o moderado: cefaleas, fiebre e incluso en la
pirexia post inmunización. Está especialmente indicado en pacientes que no deben tomar
salicilatos u otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como los asmáticos, las personas con
antecedentes de úlcera péptica o los niños menores de 16 años (para evitar el riesgo de síndrome
de Reye). En general, es preferible al ácido acetilsalicílico, sobre todo en las personas de edad
avanzada, porque produce menor irritación gástrica.

La dosis dependerá de la edad y la gravedad del cuadro febril. La dosis terapéutica es de 10-15
mg/kg/dosis cada 4-6 h y no se debe exceder los 4 g/día. Su efecto dura alrededor de 9 h. A dosis
habituales, los efectos adversos son raros, pero una sobredosificación con una sola dosis de 10-15
g o la administración de forma rutinaria elevan el peligro de intoxicación, pudiendo producir
necrosis hepatocelular y, con menor frecuencia, necrosis tubular renal.

Presenta mejor biodisponibilidad por vía oral que por vía rectal, su metabolismo se realiza en el
hígado y su eliminación es renal. El paracetamol es el antipirético recomendado en las infecciones
respiratorias agudas por la Organización Mundial de la Salud, ya que la temperatura corporal
disminuye en 60 a 90 min después de su administración. Produce un descenso de la temperatura
alta, aunque el enfermo puede no quedar totalmente afebril. Es más eficaz en los niños pequeños.

Posología:

Dosis:

Vía oral, adultos: 500 a 1.000 mg/4-6 hs.

Dosis pediátrica:

Vía oral: 10 mg/kg cada 4 h. o 15 mg/kg cada 6 h.

Vía rectal: 150 mg en < 20 kg y 300 mg en > 20 kg cada 6 h.

Nombres comerciales:

Tylenol Tabletas de 500 mg en cajas con 10, 20 o 50 piezas.

Atamel forte de 650mg en caja con 10 tabletas

Tempra solución de 30ml de 100mg/ml

Frebectal supositorios de 150mg, 300mg, 600mg en cajas de 6 supositorios

 Derivados del ácido propiónico

Entre los medicamentos no esteroideos con propiedades antiinflamatorias y antipiréticas figuran


el ibuprofeno, el naproxeno y el ketorolaco (no se recomienda en menores de 16 años). Presentan
más efectos colaterales que el paracetamol, pero producen menos irritación gástrica que los
salicilatos. Entre sus efectos adversos cabe citar: cefalea, depresión, ambliopía tóxica,
trombocitopenia, toxicidad e insuficiencia renal. Pueden producir daño hepático con elevación de
enzimas. Ocasionan pocos efectos gastrointestinales (epigastralgia, náuseas y dispepsia).

El ibuprofeno es un inhibidor de la ciclooxigenasa no selectivo y actúa inhibiendo la adherencia y


agregación de neutrófilos. En dosis altas disminuye la producción de citocinas y liberación de
enzimas lisosomales. El ibuprofeno también se utiliza para aliviar el dolor y la fiebre en niños. Hay
muchos estudios que demuestran su eficacia y es una alternativa en niños en quienes no se
obtiene el efecto antipirético deseado utilizando paracetamol.

En dosis únicas, los antiinflamatorios no esteroideos presentan una actividad analgésica


comparable a la del paracetamol. A una dosis completa regular, tienen un efecto analgésico y
antiinflamatorio duradero, por lo que están indicados en el dolor continuo y regular secundario a
inflamación. Las diferencias de actividad antiinflamatoria entre los diferentes AINE son pequeñas,
pero existe una gran variabilidad en la respuesta de cada paciente y en la incidencia y el tipo de
efectos adversos. El ibuprofeno produce menos efectos adversos que otros AINE, pero sus
propiedades antiinflamatorias son más débiles.

La dosis de 10 mg/kg de ibuprofeno ha mostrado un inicio de acción más rápido y una mayor
potencia antipirética que la dosis de 10 mg/kg de paracetamol. El tratamiento de la fiebre con
ibuprofeno y paracetamol es seguro y eficaz cuando ambos antitérmicos se administran por
separado. A pesar de ello, una práctica muy extendida es tratar el proceso febril en niños con
ambos fármacos, alternados cada 3-4 h, sin conocer si esta pauta es más eficaz o si produce una
mayor incidencia de efectos adversos. Sin embargo, la alternancia de los antitérmicos favorece el
fenómeno de fiebre-fobia, la aparición de efectos secundarios de los fármacos y la posibilidad de
errores de dosificación.

Posología:

Vía oral 200-400 mg cada 4-6 horas.

Vía oral 5-10 mg/Kg cada 6-8 horas, hasta una dosis máxima de 40 mg/Kg/día.

Nombres comerciales

ADVIL Cápsula blanda 200 mg caja de 10 capsulas

ADVIL Comprimido recubierto 200 mg caja de 24 tabletas

ADVIL Suspensión oral 100 mg/5 ml frasco de 120ml

Anapir 400mg caja de 10 Cápsulas Blandas

 Pirazolonas

El metamizol (dipirona) es un derivado pirazolónico muy soluble en agua que se hidroliza


rápidamente a diversos metabolitos, 2 de ellos activos: 4-metil-amino-antipirina (MAA) y 4-amino-
antipirina (AA). El metamizol es un fármaco que tiene un efecto antitérmico importante. El efecto
antipirético se atribuye al MAA, aunque metamizol y AA también presentan dicha acción en menor
grado. Se absorbe en forma rápida por la vía oral, intramuscular y rectal. El tiempo de respuesta
inicial tras su administración oral en el proceso febril es 30 min-1 h.

Produce una sudoración intensa que en ocasiones, y en personas predispuestas, puede producir
un descenso de la presión arterial. A diferencia de otros analgésicos no opiáceos que actúan sobre
la síntesis de prostaglandinas, el metamizol no produce efectos gastrolesivos significativos. No está
recomendado actualmente por reacciones de hipersensibilidad tóxicoalérgicas de tipo urticaria y
shock, alteraciones del metabolismo neuronal, leucopenia, agranulocitosis y anemia aplásica. En
Estados Unidos la FDA lo retiró del mercado en 1979 y Alemania lo hizo en 1981 por el riesgo de
depresión de la medula ósea, especialmente con el uso prolongado. La frecuencia de
agranulocitosis varía desde 1 caso por 3.000 dosis a 1,1 por 1.000.000 dosis. En todo el mundo se
han registrado 7.000 casos de asociación entre metamizol y agranulocitosis. Por ser una sal
magnésica, posee un efecto positivo sobre el dolor provocado por espasmos de órganos huecos.

Posologia:

Via oral de 500mg a 1g de 1 a 3 veces al dia

Niños: 10-20 mg / kg, 2-3, sin superar los 40mg/kg/día.

Nombres comerciales:

Nolotil 575 mg en cajas de 10 y 20 capsulas duras

Neo-melubrina de 500mg en cajas de 10 tabletas

Neo-melubrina infantil en jarabe de 250mg/5ml de 100ml

Metagial en solucion de 500mg/ml de 20ml

¿Cuándo se utilizan los fármacos antipiréticos?

Hay que recordar que la fiebre se produce cuando el sistema inmunitario identifica agentes
patógenos. Activa entonces ciertos mecanismos del hipotálamo que hacen que la temperatura
sobrepase su nivel normal. El hipotálamo, que es una estructura del encéfalo, se encarga de
regular la temperatura corporal, entre otras funciones. se puede considerar que una persona tiene
fiebre cuando su temperatura es superior a 38 ºC. Entre 37 y 38 ºC se considera febrícula. Si bien
se ha tenido la mala costumbre de administrar estos medicamentos ante cualquier grado de
fiebre, lo cierto es que no siempre es lo más indicado. la fiebre es un mecanismo de protección del
cuerpo. Es decir que el sistema inmunitario está trabajando para hacer frente a determinados
patógenos.

Por otro lado, también puede ser la manifestación de otra enfermedad más grave que esté
sucediendo en el organismo. En estos casos, los antitérmicos pueden enmascarar y ocultar otras
patologías. La decisión sobre qué tipo de antipirético usar se fundamenta en el mecanismo de
acción de los diferentes fármacos, su farmacodinamia, su eficacia y sus posibles efectos
secundarios. Por lo tanto, los antipiréticos deben ser recetados por un médico y no deben
utilizarse sin su prescripción. En cuadros de fiebre leves, es decir, cuando la fiebre es inferior a 38
ºC, no se aconseja el uso de antipiréticos para reducirla. A pesar de que los antipiréticos controlan
la fiebre, es primordial abordar la causa de origen que la ha generado para procurar que el
paciente se recupere.

Tratamiento para la fiebre.


 Medicamentos de venta libre

En caso de fiebre alta o baja que produce malestar, el médico puede recomendarte
medicamentos de venta libre, como paracetamol (Tylenol y otros) o ibuprofeno (Advil, Motrin IB y
otros).

Usa estos medicamentos siguiendo las instrucciones de la etiqueta o las recomendaciones del
médico. Ten cuidado y evita tomarlos en cantidades excesivas. Las dosis altas o el uso prolongado
de paracetamol o ibuprofeno pueden provocar daños en el hígado o los riñones, y las sobredosis
agudas pueden ser mortales. No les des aspirina a los niños, ya que puede desencadenar un
trastorno poco frecuente, pero potencialmente mortal, llamado «síndrome de Reye».

 Medicamentos con receta

Según la causa de la fiebre, el médico puede recetarte un antibiótico, especialmente si sospecha


que tienes una infección bacteriana, como neumonía o amigdalitis estreptocócica. Los antibióticos
no sirven para tratar las infecciones virales, pero hay algunos medicamentos antivirales que se
usan para tratar determinadas infecciones causadas por virus. Sin embargo, con frecuencia, el
mejor tratamiento para la mayoría de las enfermedades leves causadas por virus es descansar y
beber mucho líquido.

 Tratamiento de bebés

En el caso de los bebés, especialmente aquellos de menos de 28 días, es posible que el bebé
deba ser hospitalizado para los análisis y el tratamiento. En bebés tan pequeños, la fiebre puede
indicar una infección grave que requiere medicamentos por vía intravenosa y supervisión
constante.
Guía rápida
Edad Temperatura Qué hacer
0a3 100,4 °F (38 °C) o mayor Llama al médico, incluso si tu hijo no presenta otros
meses (temperatura rectal) signos o síntomas.
3a6 Hasta 102 °F (38,9 °C) Haz que tu hijo haga reposo y beba mucho líquido. No
meses (temperatura rectal) se necesitan medicamentos. Llama al médico si tu hijo
está inusualmente irritable, aletargado o si se siente
molesto.
3a6 Por encima de 102 °F Llama al médico, es posible que te recomiende que
meses (38,9 °C) (temperatura lleves a tu hijo para examinarlo.
rectal)
6 a 24 Por encima de 102 °F Dale a tu hijo acetaminofén (Tylenol, entre otros). Si tu
meses (38,9 °C) (temperatura hijo tiene 6 meses o más, también puedes darle
rectal) ibuprofeno (Advil, Motrin, entre otros). Lee la etiqueta
atentamente para saber la dosis adecuada. No le des
aspirina a un bebé o a un niño de uno a dos años.
Llama al médico si la fiebre no baja con los
medicamentos o si dura más de un día.
2a1 Hasta 102 F (38,9 C) Haz que tu hijo haga reposo y beba mucho líquido. No
años tomada por vía rectal en se necesitan medicamentos. Llama a tu médico si tu
niños de 2 a 3 años, o hijo está inusualmente irritable, aletargado o si se
tomada por vía oral en queja de un malestar importante.
niños mayores de 3 años
2 a 17 Por encima de 102 F (38,9 Si tu hijo parece sentirse molesto, dale acetaminofén
años C) tomada por vía rectal (Tylenol, entre otros) o ibuprofeno (Avil, Motrin, entre
en niños de 2 a 3 años, o otros). Lee la etiqueta atentamente para saber cuál es
tomada por vía oral en la dosis adecuada, y ten cuidado de no darle a tu hijo
niños mayores de 3 años más de un medicamento que contenga acetaminofén,
como algunos medicamentos para el resfriado o para
la tos. Evita darles aspirina a niños o adolescentes.
Llama al médico si la fiebre no baja con los
medicamentos o si dura más de tres días.
18 años Hasta 102 °F (38,9 °C) Descansa y bebe mucho líquido. No se necesitan
en (temperatura oral) medicamentos. Llama al médico si la fiebre aparece
adelante con un dolor de cabeza fuerte, rigidez en el cuello,
falta de aire, u otros signos o síntomas inusuales.
18 años Por encima de 102 °F Si sientes malestar, toma acetaminofén (Tylenol, entre
en (38,9 °C) (temperatura otros), ibuprofeno (Advil, Motrin IB, entre otros) o
adelante oral) aspirina. Lee la etiqueta atentamente para saber cuál
es la dosis adecuada, y ten cuidado de no tomar más
de un medicamento que contenga acetaminofén,
como algunos medicamentos para el resfriado o para
la tos. Llama al médico si la fiebre no baja con los
medicamentos, si se mantiene constante en 103 °F
(39,4 °C) o más, o si dura más de tres días.
Recomendaciones para la fiebre

Aligerar la ropa y mantener la habitación a 20 ºC aproximadamente. Para evitar que el enfermo


tenga escalofríos, se puede usar una manta ligera.

Mantener una adecuada hidratación para compensar las pérdidas hídricas: agua azucarada, zumo
de frutas, entre otros.

Los baños pueden ser recomendables durante 10-20 min a temperatura templada, varios grados
por debajo de la temperatura corporal (32 ºC). Así se consigue bajar rápidamente la temperatura,
pero de forma transitoria. Nunca se debe utilizar agua fría o hielo, ya que se puede producir una
marcada vasoconstricción y, además, la sensación periférica de rápido enfriamiento puede originar
escalofríos, lo que incrementa la producción de calor y, por ende, aumentará la temperatura
corporal. Por esto se recomiendan baños tibios y la ingesta abundante de líquidos frescos. La
asociación de baños con agua tibia y fármacos antipiréticos es recomendable en pacientes con
fiebre elevada (superior a 40 ºC), convulsiones febriles y afecciones neurológicas, en casos de
shock séptico y en todas aquellas alteraciones en que la infección sea considerable, se asocie algún
grado de deshidratación o haya intolerancia a los fármacos.

Se pueden aplicar paños o esponjas con agua tibia (32 ºC), nunca fría. Las friegas de alcohol son
contraproducentes.

Si aparecen convulsiones febriles en el niño, se debe evitar que sufra heridas accidentales y
prevenir el ahogo. Debe colocarse al niño en una superficie segura y de lado o sobre su estómago.
No poner ningún objeto en la boca. Hay que controlar el tiempo que dura la convulsión y si se
prolonga más de 10 min se debe llamar a una ambulancia (se suele controlar con la administración
rectal de 0,2-0,5 mg/kg de diazepam). Una vez finalizada la convulsión se debe acudir al médico.

Recomendaciones para el uso de antipiréticos.

Los antipiréticos deben emplearse solo cuando la fiebre supera los 38 ºC. Más específicamente
podemos decir que solo deben utilizarse cuando la fiebre suponga un malestar. Además, para
evitar efectos no deseados, es importante considerar algunas medidas de precaución al
administrarlos:

 Se deben consumir con agua, nunca con café, refrescos o bebidas alcohólicas. En general,
se recomienda administrarlos junto con alimentos.
 Las personas con gastritis, úlceras o afecciones digestivas solo deben ingerir antipiréticos
inofensivos para la mucosa del estómago, como es el caso del paracetamol. Otra opción
que puede recomendar el médico es utilizar un protector gástrico, como el omeprazol, en
caso de ser necesario.
 En caso de embarazo y lactancia deben evitarse si es posible y consultar al médico antes
de tomarlos.
 Las personas con antecedentes de alergias, problemas respiratorios y problemas renales
deben evitar su consumo.
 En caso de estar en tratamiento con otros medicamentos, se debe tener cuidado con la
administración de fármacos antipiréticos. En cada caso, el médico indicará lo que se debe
hacer.
 Los niños que padecen infecciones virales, varicela o gripe no deben tomar medicamentos
que contengan ácido acetilsalicílico, ya que están relacionados con la aparición del
síndrome de Reye.
Conclusión.

Podemos concluir que los síntomas son inespecíficos, muy variables de unas personas a otras, y
distintos también según la enfermedad que es causa de la fiebre. La se presenta fiebre cuando tu
temperatura aumenta por encima del rango normal. Lo que es normal para ti puede ser un poco
más alto o más bajo que la temperatura normal promedio de 98,6°F (37°C).

Sin embargo, se recalcaron las siguientes recomendaciones:

Aligerar la ropa y mantener la habitación a 20 ºC aproximadamente. Para evitar que el enfermo


tenga escalofríos, se puede usar una manta ligera.

Mantener una adecuada hidratación para compensar las pérdidas hídricas: agua azucarada, zumo
de frutas, entre otros.

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