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LA TRINIDAD

La Trinidad: es el dogma central sobre la naturaleza de Dios en la mayoría de las iglesias


cristianas. Esta creencia afirma que Dios es un ser único que existe como tres personas
distintas o hipóstasis: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
El Cuarto Concilio de Letrán (1215) agrega: En Dios solo hay una Trinidad, ya que cada
una de las tres personas es esa realidad, es decir, sustancia, esencia o naturaleza divina.
Esta realidad no engendra ni se origina; el Padre engendra, el Hijo es engendrado y el
Espíritu Santo procede. Por lo tanto, hay una distinción de personas pero una unidad de
naturaleza. Aunque, por lo tanto, el Padre es una persona, el Hijo otra persona y el
Espíritu Santo otra persona, no son realidades diferentes, sino que lo que es el Padre es
el Hijo y el Espíritu Santo, todos iguales.

La fórmula trinitaria aparece en el bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo (Mateo 28:19)
El apóstol Pablo cerró una de sus epístolas diciendo: «La gracia del Señor Jesucristo, el
amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros» (2 Co 13:14).
La Primera epístola de Juan afirma: «Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el
Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno». (1 Juan 5:7).
Las iglesias evangélicas definen que dentro de la unidad de Dios existen tres distintas
personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los tres comparten los mismos atributos y
la misma naturaleza; por lo tanto, estos tres constituyen el único Dios.

 El Padre. Es increado e inengendrado.


 El Hijo. No es creado sino engendrado eternamente por el Padre.
 El Espíritu Santo. No es creado, ni engendrado, sino que procede eternamente del
Padre y del Hijo

Los errores antiguos de la Trinidad

Pocos principios han sido tan debatidos como el dogma de la Santísima Trinidad. La
fijación de la doctrina trinitaria de la Iglesia ha sido un proceso arduo y laborioso. Por
Trinidad se entiende el dogma de la religión cristiana en virtud del cual existen en Dios
tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu santo. Así en el concilio de Letrán (1215) se
estableció que en Dios hay una sola esencia, una sola naturaleza en tres hipóstasis o
personas. Sin embargo en los orígenes de la Iglesia, hubo manifestaciones heréticas:
Sabelio en el siglo III negó la distinción de las tres personas y el misterio de la Trinidad, y
Pablo de Samosata, obispo de Antioquía en la segunda mitad del siglo III, rechazaba el
carácter divino de Jesucristo y consideraba la Trinidad como una sola sustancia y una
sola persona. Contemporáneo de Pablo de Samosata fue Arrio (280-336) nacido en
Cirenaica, que negaba al Hijo naturaleza divina por no ser consustancial (homousios) con
el Padre ni coeterno con Él, ni era igual en dignidad.
De los errores en la antigüedad sobre la trinidad está en la definición que dio el arrianismo
donde se afirma la superioridad ontológica de Dios Padre sobre el Verbo, criatura divina
pretemporal y permanente, pero subordinada a Dios y, por lo tanto, distinta de Él. Cristo,
encarnación del Verbo, no era Dios. Se condenó a Arrio, pero se reflexionó sobre el
misterio trinitario. La postura arriana (anomia, es decir, el Hijo diferente al Padre) se
enfrentaba a la ortodoxia o postura consustancialista (homoousiana) con
tres Hypostaseis (o Personas).
Otro error, fue que en Nicea –la actual Iznik, en Turquía– se declaró un símbolo ortodoxo
de fe a partir de la propuesta de Eusebio de Cesárea. Cristo era “Dios de Dios, luz de luz,
engendrado no creado de la misma naturaleza del Padre. La gran novedad era que la
fórmula “de la misma naturaleza” (homoousios, o consustantialis) no estaba tomada de la
Sagrada Escritura, sino elaborada por el pensamiento teológico a partir de ella.

Siguiendo a Barón, Serveto no fue antitrinitario, el mismo en el tercer interrogatorio de


Ginebra dijo que él no llama trinitarios a los que creen en la Trinidad, “porque él mismo
cree en ella”. El disentía de los que la disfrazan de una forma que no es, es decir,
aquellos que establecen distinción real en la esencia divina. En la auténtica Trinidad hay
distinción personal, pero no real. Para él las personas de la Trinidad son formas, modos o
dispensaciones –pues así los denomina, en su obra– ya que Servet no acepta la división
de la esencia divina. Por ello, admite las personas, pero no los seres en la Trinidad.

Otra de las diferencias en Servet es que aunque admite que Cristo podía ser Dios sin
dejar de ser hombre –y por ello se diferencia de los arrianos–, lo que se denomina en la
escritura Verbo o Palabra (Logos), era Eterno, y se hizo carne en Jesús, el Hijo, que no
poseía la eternidad. La Palabra no es el Hijo, sino una disposición de Dios. La Palabra no
fue nunca el Hijo. La Palabra cesó y solo está el Hijo. En Dios hay dos disposiciones: un
oráculo –la Palabra– y un Espíritu, pero solo una visible hipóstasis en el oráculo. Solo
hubo una hipóstasis, la persona de la Palabra. En cuanto al Espíritu santo, para él es un
“Santo Espíritu”, es el “espíritu de Dios” que está en nosotros porque Dios dijo “moraré en
ellos”. Y nos señala: “aquel que miente al Santo Espíritu miente, no a los hombres, sino a
Dios. No hay cosa hecha sin su Palabra; no hay piedra, planta o casa sin el Espíritu de
Dios”. Siguiendo la obra Miguel lo denominará también “Espíritu de Santidad”.

“La Iglesia de Dios es el sostén y pilar de la verdad lo cual no es más que decir que la
palabra del Evangelio es verdadera y la palabra del Evangelio es esta, es decir, que
Jesucristo es Hijo de Dios (…) la verdad, sobre el que fue fundada la Iglesia, es creer que
Jesucristo es Hijo de Dios.”

El subordinacionismo: la herejía llamada modalismo, intentaron explicar y defender la


doctrina trinitaria. En general, es unánime la opinión de los estudiosos en el sentido de
que el subordinacionismo no constituyó una herejía propiamente dicha, puesto que si bien
contrariaba la ortodoxia de la doctrina, nunca pretendió –por parte de sus propugnadores-
constituirse en una doctrina oficial, sino un intento, una mera opinión teológica que, al ser
llamados sus autores por la Iglesia a atenerse fielmente a las doctrinas ortodoxas, estos
se sometieron a sus dictados pacíficamente. Influenciados por la filosofía estoica, los
subordinacionistas cometían el error de destacar exageradamente la distinción existente
entre el Padre y el Hijo, al punto de llegar a subordinar –en mayor o menor medida- el Hijo
al Padre.

El macedonianismo: es un movimiento herético surgido a mediados del siglo IV que


debe su nombre al arzobispo de Constantinopla, Macedonio y que negaba la divinidad
del Espíritu Santo.

Surgido cuando la Iglesia se encontraba inmersa en las disputas teológicas provocadas


por el arrianismo, que negaba la consustancialidad del Hijo con el Padre y por tanto la
divinidad de Jesucristo; el macedonianismo no negaba dicha consustancialidad, pero sí la
del Espíritu Santo al que consideraban como una criatura del Hijo y por tanto inferior a
este. Condenada formalmente como herética en 381 por el Primer Concilio de
Constantinopla que se decretó, mediante la revisión del Credo niceno, que el Espíritu
Santo era consustancial con el Padre y el Hijo, conformando las tres personas de La
Santísima Trinidad. Los seguidores de esta postura radical fueron también
llamados pneumatómacos (adversarios del Espíritu).

El Monarquianismo: o monarquismo constituye un grupo de corrientes doctrinales,


totalmente opuestas entre sí, que tenían como única característica relacionada la creencia
de que Dios era un solo Rey (monarca) y que no era una pluralidad de personas. Por ser
contrarias a la posición trinitaria, fueron consideradas heréticas por el Cristianismo
Histórico.

Entre los monarquianistas tenemos:

 El modalismo, que se oponía férreamente al dogma de la trinidad. De acuerdo con la


concepción trinitaria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, son cada una de las tres personas
de la trinidad. En cambio, los modalistas explicaban que, de acuerdo con la Biblia,
estos términos nunca pretendían hacer distinciones de tres personas eternas dentro
de la naturaleza de Dios, sino que simplemente se referían a modos o
manifestaciones de Dios. En otras palabras, Dios es un ser individual y único y los
diversos términos usados para describirle (tales como Padre, Hijo y Espíritu Santo)
son designaciones aplicadas a sus diferentes formas de actuar o a las diferentes
relaciones que Él tiene para con el hombre. La principal corriente del modalismo en los
primeros siglos del cristianismo fue el patripasianismo o sabelianismo.

 El adopcionismo, que afirmaba que Jesús era un ser humano que en su bautismo
había sido "adoptado" por el Padre y que sólo recibió el espíritu divino una vez que
hubo ascendido a los cielos.

El Modalistico y Dinámico: según sus seguidores, estrictamente monoteísta y presente


no solo en los cristianos de los primeros siglos sino en toda la historia de la Iglesia
Cristiana, donde Dios es definido como un Espíritu único e indivisible, que se manifiesta al
hombre de diversos modos (Hebreos 1:2; 1. Timoteo 3:16; 2. Corintios 5:19; Juan 14:8-9),
y que fue manifestado en carne como Jesucristo con el propósito de redimir al hombre (1.
Timoteo. 3:15-16). Antes de la invención del término “modalismo”, dicha doctrina había
sido conocida con términos como Monarquianismo, o la creencia en un solo Rey
o Monarca que es Dios; sabelianismo o herejía sabeliana, contra la que luchó en el siglo
IV San Basilio Magno. se define en el hecho de que Dios no es una esencia compartida
por tres personas, sino que existe un solo ser en tres modos en diferentes tiempos. Los
Pentecostales del Nombre, a diferencia de la posición de Sabelio, creen que en el Antiguo
Testamento Dios se manifestó como Padre, en el Nuevo Testamento durante su
encarnación se manifestó como Hijo y desde pentecostés como Espíritu Santo.

El Triteismo: Es término teológico de la herejía de los que han enseñado que en Dios no
solamente hay tres personas, sino tres esencias, tres sustancias divinas y por
consiguiente tres dioses. Cuando algunos disputadores han querido explicar el misterio de
la Santísima Trinidad sin consultar con las Escrituras, sino con la tradición denominacional
y dogmas doctrinales de iglesias que se manejan por filosofías de concilio, han dado casi
siempre en uno u otro extremo. Unos por no parecer que suponían tres dioses han caído
en el sabelianismo y han defendido que en Dios no hay más que una persona, el Padre, y
que las otras dos no son más que dos denominaciones o dos aspectos diferentes de la
divinidad. Otros por evitar este error han hablado de las tres personas como si fueran tres
esencias, tres sustancias o tres naturalezas distintas y así han venido a ser triteístas. Lo
singular es que esta herejía tuvo origen entre los eutiquianos o monofisitas, que no
admitían más que una sola naturaleza en Jesucristo.

Los errores modernos de la Trinidad

1. El unitarismo: es una corriente teológica de un sector del cristianismo protestante, que


cree en un Dios unipersonal y sostiene que Jesús no es el mismo Dios. El Unitarismo es
estrictamente monoteísta y cree que existe solo un único Dios, el Dios Padre, o Jehová,
conformado por una sola entidad. El Unitarismo moderno se fijó con la Reforma
protestante: en Transilvania existió desde la década de 1560 cuando era acaudillado
por Férenc David (1510-1579). En Polonia, el unitarismo floreció durante cien años como
la Iglesia Reformada Menor, hasta que la persecución de 1660 forzó a sus seguidores al
exilio. La figura clave en el movimiento polaco fue el italiano Fausto Socino (1539-1604) y
a su movimiento se le llamó Socinianismo. Unitarios aislados vivieron en Inglaterra hacia
1600, sobre todo John Biddle, y luego en el siglo XVIII, pero siempre siendo considerados
disidentes de la Iglesia de Inglaterra.

2. Sicilianos: Destaca, en especial, el culto a santa Águeda, patrona de Catania y de


Sicilia, cuyo poder ignífugo consiguió salvar a la ciudad de numerosos desastres en
múltiples ocasiones. El simbolismo de esta figura es clave a la hora de entender la isla y
evidencia la fortaleza de una mujer que sirvió de ejemplo para el cristianismo en un
mundo en el que las religiones politeístas eran vistas como desleales a Cristo, el único y
auténtico mesías, un modelo de amor a seguir. Su relevancia insular ha sobrepasado los
límites de la propia Sicilia, llegando a ser un icono femenino, tal y como señala Claude
Gaignebet en su artículo “El calendario de la brujería” (1995: 21-22).

3. Arminiano: es una doctrina teológica cristiana fundada por Jacobo Arminio en


la Holanda de comienzos del siglo XVII, a partir de la impugnación del dogma calvinista de
la doble predestinación. Sustenta la salvación en la cooperación del hombre con la gracia
divina a través de la fe. Frente al concepto calvinista de predestinación (o “elección”)
incondicional, el arminianismo enseña que la predestinación se ha basado en: (1)
la presciencia de Dios, quien tiene el conocimiento previo de quién creerá y quién no
creerá en Cristo; y (2) la voluntad del hombre, por asistencia divina, que es hecha libre
para creer o rechazar a Cristo.

Los Cinco Puntos del Arminianismo

- Libre albedrío o habilidad humana. Aunque la naturaleza humana fue totalmente


afectada por la caída, sin embargo, Dios en su gracia capacita la voluntad del pecador
para que libremente se arrepienta y crea, o rehúse hacerlo.

- Elección condicional. Dios escogió para salvación, antes de la fundación del mundo, a
todas aquellas personas que, asistidas por su gracia habilitadora, creen en Cristo.

- Redención universal o expiación general. La obra redentora de Cristo brinda a todos


los hombres la oportunidad de ser salvos, y garantizó la salvación de todos los que habían
creído y preservado hasta la muerte de Cristo, y también garantizó la salvación de todos
los que habrían de creer y perseverar después de la muerte de Cristo. A pesar de que
Cristo murió por todos los hombres, solo los que creen en él son salvados.

- El Espíritu Santo puede ser resistido eficazmente. Él Espíritu Santo convence de


pecado al mundo, y hace todo lo que se ha determinado para traer a cada pecador a la
salvación. El llamado del Espíritu, sin embargo, puede ser resistido, ya que el hombre es
hecho libre por la gracia de Dios.

- El caer de la gracia o el perder la salvación. Algunos arminianos creen que el ser


humano, una vez salvo, no perderá su salvación y otros piensan que la salvación pueda
perderse por no perseverar en la fe.

4. Los Testigos de Jehová (en inglés: Jehovah's Witnesses) son una denominación
cristiana milenarista y restauracionista con creencias antitrinitaristas distintas de las
vertientes principales del cristianismo. Se consideran a sí mismos
una restitución del cristianismo primitivo, creencia que se basa en su propio entendimiento
de la Biblia, preferentemente de su Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras, y que tiene, según ellos, como propósito santificar el nombre de Jehová. Los
Testigos de Jehová dicen basar sus creencias en la Biblia, libro que consideran como
fuente exclusiva de referencia en asuntos doctrinales. Creen en Jehová como el
único Dios, el cual no es omnipresente, y se identifican como seguidores de un único
líder, Jesucristo, a quien consideran hijo de Dios pero no Dios en sí mismo, y a quien
además identifican con el arcángel Miguel. Si bien aceptan a María como madre de Jesús
y de sus hermanos, no la veneran ni la consideran madre de Dios.

5. Solo Jesús: El pentecostalismo unicitario, también llamado pentecostalismo del


nombre de Jesucristo es una de las cinco ramas del pentecostalismo moderno. Se
caracteriza por practicar la doctrina de la Unicidad de Dios, es decir, por no creer en
la Santísima Trinidad y considerar al «Padre», «Hijo» y «Espíritu Santo» como
manifestaciones del mismo YHVH. Sus creyentes se caracterizan por practicar
el bautismo en el nombre de Jesús, en lugar de seguir la forma trinitaria del bautismo en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Los pentecostales unicitarios
interpretan que Dios verdaderamente es uno y es Espíritu en toda su esencia y que ese
Dios fue manifestado en carne como un verdadero y completo hombre, llegando a
participar de una nueva existencia siendo humano como el Hijo de Dios ya que
literalmente el mesías y niño nacido fue engendrado por el Espíritu Santo. Desde su
humanidad Jesús era verdadero Hijo de Dios y completo ser humano con cuerpo, mente,
alma, espíritu y voluntad humana, pero desde su condición espiritual y completa deidad
corresponde al único Dios verdadero.

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